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Fue creado antes que el Ministerio de Medio Ambiente, pues data del año de
1940, cuando mediante el Decreto ley 968 de ese año, se disgregó del entonces
Ministerio de Economía Nacional y entonces fue denominado como Ministerio de
Minas y Petróleo; tenía a su cargo el manejo de fuentes de energía de origen
primario (petróleo, gas natural, carbón etc.). La ley 2 de 1973 lo reorganizó “a fin
de dotar al Gobierno con los elementos y medios indispensables para el
cumplimiento cabal de sus funciones de promotor y responsable del desarrollo
óptimo de los recursos naturales no renovables y renovables destinados al
abastecimiento energético del país” y renominado como de Minas y Energía,
mediante decreto ley 636 del 10 de abril de 1974, por el cual se revisó la
organización administrativa del Ministerio de Minas y Petróleos, y se adscribieron
o vincularon a él algunos organismos. Luego el decreto ley 0464 de 1951 lo
suprimió y las funciones que tuvo las asumió el entonces Ministerio de Fomento;
pero luego vuelto a crear como Ministerio de Minas y Petróleo, mediante decreto
0481 del año inmediatamente siguiente. Después por decreto 636 de 10 de abril
de 1974 fue reorganizado y cambiado su nombre por el de Minas y Energía y años
más tarde, en 1992, reestructurado mediante decreto 2.119 de 29 de diciembre de
1992 para adaptarlo a la Nueva Carta Política de 1991. Posteriormente la Ley 401
de 1997 creó nuevas dependencias como ECOGAS y el Vice Ministerio de
hidrocarburos. Con el decreto 2.152 de 1999 se modificó el Decreto 1.141 de 1999
y se le asignaron al Ministerio nuevas funciones relacionadas con la señalización y
delimitación de las zonas mineras y de reserva minera indígenas. El más reciente
el decreto 0070 de 17 de enero 2001 por el cual se modifica la estructura del
Ministerio de Minas y Energía. Desde su creación tuvo la responsabilidad de
administrar los recursos naturales no renovables del país, orientar en su uso y
expedir las regulaciones del caso, para velar por la protección de los mismos para
su conservación, restauración y desarrollo sostenible “con los criterios de
evaluación, seguimiento y manejo ambiental señalados por la autoridad ambiental
competente”. Para el momento en el cual se expidieron las resoluciones
demandadas Nos. 222 de 1994, 249 de 1996 y 249 de 1994 estaba vigente el
decreto ley 2.119 de 29 de junio de 1992, que determinó como funciones
generales de dicho Ministerio, la adopción de la política nacional en materia de
exploración, explotación, transporte, refinación, procesamiento, beneficio,
transformación y distribución de minerales e hidrocarburos, entre otros, la política
relacionada con el aprovechamiento integral de los recursos naturales no
renovables; la expedición de reglamentos y velar por el cumplimiento de las
disposiciones constitucionales, legales y reglamentarias relacionadas con la
exploración, explotación, transporte, refinación, distribución, procesamiento,
beneficio, comercialización y exportación de los recursos naturales no renovables;
velar por la protección de los recursos naturales renovables y del medio ambiente
en las actividades minero energéticas, con el fin de garantizar su conservación y
restauración y el desarrollo sostenible, de conformidad con los criterios de
evaluación, seguimiento y manejo ambiental señalados por la autoridad ambiental
competente (art. 2).
Se reitera entonces que el beneficio legal previsto en la ley 141 de 1994 no puede
ni se ha entendido como un derecho adquirido derivado sólo de la simple
presentación de la solicitud, como ya es explicó, pues es clara no sólo la armonía
de esa ley con la No. 99 de 1993 sino la preponderancia del interés general y el
derecho colectivo del medio ambiente aunado al tratamiento de reserva ecológica
de que fue objeto la Sabana de Bogotá, los cuales superan y transcienden a las
esferas privadas y subjetivas de quien se considera pequeño minero de hecho,
como así lo evidencia el contenido del decreto reglamentario de la ley 141 de
1994, el 2.636 de 1994. Mal podría entonces accederse a la inaplicación de la ley
99 de 1993, pues se reitera, ambas normas son complementarias. Las
resoluciones demandadas no afectaron esas licencias sino que impusieron un
deber posterior en aras de preservar y mitigar el medio ambiente. Además, se
recuerda que mucho se ha dicho sobre que el acto de otorgamiento de una
licencia no implica por si un derecho adquirido. Así también, en el caso de las
licencias ambientales la ley 99 de 1993 prevé la posibilidad de revocatoria y de
suspensión tanto de la licencia ambiental como de los permisos, autorizaciones o
concesiones para el uso o aprovechamiento de los recursos naturales y del medio
ambiente, “cuando quiera que las condiciones y exigencias por ella establecidas
no se estén cumpliendo conforme a los términos definidos en el acto de su
expedición” (art. 62). Por otra parte, el decreto reglamentario de la ley 99 de 1993,
No. 1.753 de 3 de agosto de 1994, dispuso que los proyectos, obras o actividades
que conforme a las normas vigentes antes de la expedición del decreto, obtuvieran
permisos, concesiones, licencias y autorizaciones de carácter ambientales que se
requería “podrán continuar, pero la autoridad ambiental competente podrá
exigirles, mediante providencia motivada, la presentación de planes de manejo,
recuperación y restauración ambiental”. Y para los proyectos o similares que con
anterioridad a la expedición del decreto hubieren iniciado los trámites de
autorización, continuarán el trámite de acuerdo con las normas vigentes al
momento de su iniciación, podrán adelantar el proyecto en caso de obtenerlo pero
la autoridad ambiental podrá exigirles también dicho plan (art. 38, régimen de
transición).
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
Daniel Bradford Herrera, Miguel Antonio Arévalo Wiesner y Carlos Alberto Mantilla
Gutiérrez, abogados de profesión, en nombre propio. Este último también en
representación de Adriana María Ardila Montoya presentaron demanda en ejercicio
de la acción de nulidad (art. 84 C. C. A.), el día 17 de abril de 1997, 24 de marzo
de 1998 y 24 de enero de 2001 fols. 22 vto c. exp. 13.753; fol. 16 c. exp. 15.048 y
fol. 54 vto. c. exp. 00049).
B. PRETENSIONES:
Expediente 13.753
Expediente 15.048.
Expediente 00049
5°. Una vez ejecutoriada la sentencia que ponga fin a la presente acción,
se comunique al Ministro del Medio Ambiente, para los efectos legales
correspondientes” (fol. 37 c. exp. 00049).
C. HECHOS:
8. Esa misma ley (inc. 2 art. 61) delegó en el Ministerio del Medio Ambiente la
atribución de zonificar o determinar cartográficamente las zonas compatibles con
la minería en la Sabana y con base en esa delegación se expidió la Resolución
222 de 1994; en sus artículos 2 a 4 se determinan dichas zonas y expresamente
se establece que como la Sabana es de interés ecológico nacional y de
destinación prioritaria agropecuaria y forestal, se pueden explotar única y
exclusivamente materiales de construcción en áreas puntuales, limitadas
cartográficamente y respecto de cotas de nivel específicas, que son las llamadas
zonas compatibles con las explotaciones mineras.
9. A pesar de esa previsión, en el artículo 6 ibídem se autorizaron
explotaciones mineras en zonas incompatibles por ser zonas legalmente
prohibidas para tales efectos en la Sabana de Bogotá, dejando sin efecto a los
artículos 2 a 3 de la misma. La demanda aludió al pronunciamiento de la Corte
Constitucional C-534 de 16 de octubre de 1996 sobre el artículo 61 de la ley 99 de
1993 (fols. 16 a 19 c. exp. 13.753; 6 a 8 c. exp. 15.048; 37 a 44 c. exp. 00049).
D. ACTOS DEMANDADOS:
1.RESOLUCIÓN 00222 DE 3 DE AGOSTO DE 1994
ARTÍCULO 3°. Establecer un nuevo término no mayor de seis (6) años para
proyectar y llevar a cabo, la ejecución del Plan de Manejo, Recuperación o
Restauración Ambiental de las explotaciones mineras ubicadas en las zonas
urbanas de la Sabana de Bogotá, contados a partir de la fecha de
publicación de la presente providencia.
2. Violación de la ley 141 de 1994: Porque el artículo 58 ibídem dio vía libre
a la legalización de las actividades mineras de hecho previo cumplimiento de los
presupuestos, términos y condiciones y con los actos demandados, en particular
con la Resolución 222 de 1994 y 1.277 de 1996, se desconoce de tajo esa
previsión, toda vez que se determina el cierre definitivo de aquellas explotaciones
que carezcan de permiso, licencia o contrato vigente; y además imponen nuevas
obligaciones a quienes ya tengan permiso de explotación. En la demanda que da
origen al proceso 15.048 se considera que el artículo 61 de la ley 99 de 1993 es
inaplicable porque si bien es cierto que en ella se faculta al Ministerio del Medio
Ambiente para determinar las zonas de la Sabana de Bogotá y de los valles
aledaños sobre los cuales exista o pueda existir compatibilidad con las
explotaciones mineras es innegable que el ejercicio de esta facultad no puede
afectar o extenderse a las explotaciones de hecho ubicadas en la Sabana,
protegidas por regulación especial contenida en la ley 141 de 1994.
5. Otras censuras.
III. TRÁMITE.
1. La demanda en cada uno de los procesos acumulados se admitió así: En el
expediente 13.753, el día 31 de julio de 1997; en el expediente 15.048, el día 18
de junio de 1998 y en el expediente 00049 el día 2 de marzo de 2001; en todos
ellos se negó la solicitud de suspensión provisional (fols. 30 a 38, 25 a 31 y 58 a
63); y estas decisiones se notificaron, personalmente, al demandado y al señor
Agente del Ministerio Público, en el primero: los días 7 de agosto y 16 de
septiembre de 1997 (fols. 52 y 38 vto); en el segundo, los días 24 de agosto y 3
de julio de 1998 (fols. 32 y 31 vto); y en el tercero de los expedientes: los días 18
de abril y 14 de marzo de 2001 (fols. 70 y 67). Luego, los actores de los procesos
13.753 y 00049 recurrieron en reposición la negativa al decreto de suspensión
provisional y las Salas correspondientes del Consejo de Estado (Primera y
Tercera) no las repusieron, en autos que dictaron los días 10 de septiembre de
1997 y 10 de mayo de 2001 (fols. 45 a 51 y 119 a 125).
A. EXCEPCIONES:
1
Modificado por los artículo 26 del dcto ley 2304 de 1989 y 45 de la ley 446 de 1998.
personas que sean sujetos de tales relaciones o que intervinieron en dichos
acto (arts. 51 y 83 C. P. C.).
3
BETANCUR Jaramillo. Carlos. Derecho Procesal Administrativo. Señal Editora. 5 edición. 1999.
Págs. 205 y 206.
motivos de violación alegados por el actor y las normas que este
mismo estime como vulneradas”.
4
Diario Oficial No. 41.146, de 22 de diciembre de 1993.
5
En el art. 3 de la ley 99 de 1993 se establece el concepto de desarrollo sostenible: “el que
conduzca al crecimiento económico, a la elevación de la calidad de la vida y al bienestar social, sin
agotar la base de recursos naturales renovables en que se sustenta, ni deteriorar el medio
ambiente o el derecho de las generaciones futuras a utilizarlo para la satisfacción de sus propias
necesidades”.
desarrollo al que se aplican. Las normas aplicadas por algunos países pueden
resultar inadecuadas y representar un costo social y económico injustificado para
otros países, en particular los países en desarrollo” (principio 11); y “deberá
emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de instrumento
nacional, respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente haya de
producir un impacto negativo considerable en el medio ambiente y que esté sujeta
a la decisión de una autoridad nacional competente” (principio 17). Y la toma de
estos principios orientadores fue avalada por la Corte Constitucional al declarar
exequible el artículo 1 de la ley 99 de 1993, mediante sentencia de 24 de
noviembre de 20046.
Por su parte, la LEY 141 DE 28 de junio 1994 7, “Por la cual se crean el Fondo
Nacional de Regalías, la Comisión Nacional de Regalías 8, se regula el derecho del
Estado a percibir regalías por la explotación de recursos naturales no renovables,
se establecen las reglas para su liquidación y distribución y se dictan otras
disposiciones”.
También dispuso que las regalías tenían, entre sus varios fines y alcances, la
connotación de contraprestación proveniente de la explotación o transporte de los
recursos naturales no renovables o sus derivados para el Departamento o
Municipio que padeciera la explotación o el transporte en su respectivo territorio
(art. 28). Y dentro de las últimas disposiciones está a lo que dicha ley, minera,
entiende por preservación del medio ambiente; al respecto señala que es “el
conjunto de actividades de prevención, administración y control orientadas a
garantizar la protección, diversidad e integridad del medio ambiente físico y
biótico, de tal manera que la utilización que de él se haga para satisfacer las
necesidades de la población, no comprometan la sobrevivencia o calidad de vida
de las personas ni el derecho de las generaciones futuras a utilizarlo para la
satisfacción de sus propias necesidades” (art. 61).
Incluso, a título ilustrativo la Sala observa que en ley posterior, no vigente para el
momento en el cual se expidieron los actos demandados y por ende inaplicable a
este fallo, el legislador añadió el concepto de promoción de la minería previsto en
el artículo original de la ley 141 de 1994 (art. 62) que también comprende aquella
que se hace a través de las transferencias de recursos provenientes de las
regalías, destinadas preferentemente a proyectos de integración de títulos de
pequeña minería, en atención a las condiciones sociales, económicas y
ambientales, con el objeto de hacer dichos proyectos, una minería
sostenible.
Corolario de todo lo anterior es que ambas leyes, 99 de 1993 y 141 de 1994, están
dedicadas, cada una, a temáticas principal y especial; la 99 netamente al tema
ambiental y la ley 144 al tema minero; sin embargo ambas leyes comparten, en
sus fines, objetivos y contenidos, el respeto y garantía al medio ambiente y la
protección a los recursos naturales renovables y no renovables, para todas
aquellas actividades que de alguna forma los afecten.
Se observa que dicho Ministerio fue reestructurado mediante decreto ley 1.124 de
29 de junio de 1999, vigente únicamente para el momento en que fue proferida
una de las Resoluciones demandadas, No. 803 de 24 de septiembre de 1999,
decreto que lo derogó parcialmente el decreto ley 216 de 2003, inaplicable al caso
que se juzga porque se expidió en forma sobreviniente a los actos administrativos
demandados.
Fue creado antes que el Ministerio de Medio Ambiente, pues data del año de
1940, cuando mediante el Decreto ley 968 de ese año, se disgregó del entonces
Ministerio de Economía Nacional y entonces fue denominado como Ministerio de
Minas y Petróleo; tenía a su cargo el manejo de fuentes de energía de origen
primario (petróleo, gas natural, carbón etc.). La ley 2 de 1973 lo reorganizó “a fin
de dotar al Gobierno con los elementos y medios indispensables para el
cumplimiento cabal de sus funciones de promotor y responsable del desarrollo
óptimo de los recursos naturales no renovables y renovables destinados al
abastecimiento energético del país” y renominado como de Minas y Energía,
mediante decreto ley 636 del 10 de abril de 1974, por el cual se revisó la
organización administrativa del Ministerio de Minas y Petróleos, y se adscribieron
o vincularon a él algunos organismos. Luego el decreto ley 0464 de 1951 lo
suprimió y las funciones que tuvo las asumió el entonces Ministerio de Fomento;
pero luego vuelto a crear como Ministerio de Minas y Petróleo, mediante decreto
0481 del año inmediatamente siguiente. Después por decreto 636 de 10 de abril
de 1974 fue reorganizado y cambiado su nombre por el de Minas y Energía y años
más tarde, en 1992, reestructurado mediante decreto 2.119 de 29 de diciembre de
1992 para adaptarlo a la Nueva Carta Política de 1991. Posteriormente la Ley 401
de 1997 creó nuevas dependencias como ECOGAS y el Vice Ministerio de
hidrocarburos. Con el decreto 2.152 de 1999 se modificó el Decreto 1.141 de 1999
y se le asignaron al Ministerio nuevas funciones relacionadas con la señalización y
delimitación de las zonas mineras y de reserva minera indígenas. El más reciente
el decreto 0070 de 17 de enero 2001 por el cual se modifica la estructura del
Ministerio de Minas y Energía.
Ese decreto 1.141 de 1999 fue modificado por el decreto reglamentario 2.152 de
1999 para cambiar la estructura del Ministerio de Minas y Energía y adicionar
algunas funciones sobretodo referente a los territorios y zonas mineras y de
reserva minera indígenas, relacionadas con la identificación y delimitación de
éstos (arts. 2 y 3) y luego por el decreto reglamentario 567 de 2000, para adicionar
funciones con respecto a las actividades nucleares y radiactivas.
4. C E N S U R A S:
PRIMERA:
INCOMPETENCIA POR EXCESO EN EL EJERCICIO DE LA POTESTAD
REGLAMENTARIA:
LEGALES:
Del Decreto ley 1.050 de 1968, el artículo 1 porque el Ministerio al dictar las
normas demandadas invadió las órbitas de la rama legislativa del poder público.
“El Ministro es el jefe del Ministerio del Medio Ambiente (art. 208 C. N.) y en
desempeño de esa función administrativa debe estar al servicio de los
intereses generales (art. 209 C. N.) debiendo proteger los bienes y demás
derechos del Estado y de las personas (art. 2° inc. 2° C. N) garantizando
para el efecto la efectividad de los derechos consagrados en la Constitución
(art. 2 inc. 1 C. N.) en cumplimiento de los principios de solidaridad y
prevalencia del interés general (art. 1° C. N.) siendo responsable de infringir
la Constitución y las leyes por acción o por omisión (art. 6° C. N) pero
responsable específicamente en cuanto hace especialmente al cumplimiento
de la obligación del Estado de proteger las riquezas naturales de la Nación
(art. 8 C. N.), la integridad del ambiente y las áreas de especial importancia
ecológica (art. 79 inciso 2 C. N) dentro del marco de la función ecológica de
la propiedad privada (art. 58 C. N.) y dentro de las condiciones que ha
impuesto la ley para la explotación de los recursos naturales no renovables
(art. 360 C. N.) entendido además que es deber suyo en general como
persona el cumplimiento de la Constitución y las leyes (art. 95 inciso 2 C. N.)
se repite, debiendo, en desempeño de esa enaltecedora calidad, proteger
los recursos naturales del país y debiendo velar por la conservación de un
ambiente sano (art. 95 numeral 8 C. N.) pero especialmente, es deber suyo
como máxima autoridad de lo ambiental, dar estricto cumplimiento a las
normas que en virtud de la potestad interventora del Estado han sido
dictadas para la explotación de los recursos naturales, el uso del suelo y la
preservación de un ambiente sano (art. 334 C. N.) teniendo como deber
último su función administrativa el bienestar general y el mejoramiento de la
calidad de vida de la población (art. 366 C. N.), el Ministro de Medio
Ambiente incumplió sus deberes constitucionales y muy al contrario expidió
normas para permitir las explotaciones dañinas al medio ambiente en zonas
prohibidas”.
En relación con este cargo, incompetencia por exceso en dicha potestad, las
demandas señalan lo siguiente respecto de cada una de las resoluciones
administrativas acusadas:
De la Constitución Nacional:
Para estos efectos las autoridades competentes asumirán todos los costos
por la legalización solicitada a través de MINERALCO S.A., y/o
ECOCARBÓN LTDA., o de quienes hagan sus veces, incluyendo entre otros,
estudios técnicos, de impacto ambiental, asesoría legal, elaboración de
formularios, viajes y expensas.
De la ley 99 de 1993:
El Ministerio del Medio Ambiente determinará las zonas en las cuales exista
compatibilidad con las explotaciones mineras, con base en esta
determinación, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR),
otorgará o negará las correspondientes licencias ambientales.
La SALA:
10
Actor: Beatriz Bayer Mejía. Magistrado Ponente: Dr. Eduardo Montealegre Lynett. En esa sentencia se
declaró exequible el artículo 32-3 de la Ley 136 de 1994.
“...no quiere decir que, en cualquier caso en que la Constitución le confiera
funciones de tipo normativo a los municipios, éstos puedan reglamentar las materias
previstas sin tener en cuenta lo dispuesto por el legislador; por el contrario, el
ejercicio de las funciones administrativas siempre debe estar acorde con lo dispuesto
por las normas legales. Lo que sucede es que, en ciertos casos, el alcance de la
regulación legislativa de la materia es mucho menor, por haberle conferido la Carta
a las entidades territoriales, directamente, la función reglamentaria
correspondiente, la cual se diferencia de la potestad reglamentaria del Presidente
de la República y, por ende, no está restringida por los dictados del legislador. Por
lo tanto, en estos casos no se hace necesario que existan con anterioridad
regulaciones legales minuciosas, para que las respectivas corporaciones
territoriales desarrollen con plenitud tal atribución reglamentaria....”.
“De otra parte, la ley 141 del 28 de junio de 1994, en su artículo 58, confirió
un término de 6 meses a partir de su vigencia, en los casos de explotaciones
mineras de hecho de pequeña minería ocupadas en forma permanente hasta
noviembre de 1993, para que con el solo envío de la solicitud de licencia,
permiso o contrato para la explotación de minas a la autoridad competente
se procediera a legalizar dicha explotación en un plazo no mayor de un (1)
año; término que fue ampliado en un año (1) más por el decreto ley 2.150 de
1995;
Así, la Resolución 1.277 de 1996 del Ministerio del Medio Ambiente indicó
que mediante la Resolución 222 de 1994 del mismo organismo se dispuso el
cierre definitivo de las actividades mineras en zonas incompatibles con la minería,
pero que dado el avance de las explotaciones y el posible riesgo que implica su
abandono se ordena al explotador que realice la adecuación morfológica y
ecológica de los frentes activos; “que por tal motivo, las empresas extractivas de
materiales de construcción situadas en zonas incompatibles con la minería,
deberán ejecutar un Plan Manejo, Recuperación o Restauración Ambiental para la
adecuación morfológica y ecológica”.
Por su parte la Resolución 803 de 1999 en sus considerándose indicó: “Que
mediante oficio número 11774 de 4 de mayo de 1999, el Director General del
DAMA solicitó la ampliación de los plazos estipulados en el artículo 4 de la
Resolución 1277 de 26 de noviembre de 1996, a partir de la ejecutoria del acto
administrativo que establezca o imponga el Plan de Manejo Recuperación y
Restauración Ambiental. Que en el mismo sentido, el Ministerio de Minas y
Energía mediante oficio número 07969 del 12 de mayo de 1999, solicitó la
ampliación de los plazos. Que de igual manera, la CAR mediante comunicación
del 5 de mayo de 1999, tomando como fundamento el estudio técnico ‘Diagnóstico
Minero Ambiental Distrito Capital (Usme, Tunjuelito, Ciudad Bolívar), sectores
Soacha - Sibaté, Mosquera - Bojacá y Cogua’ manifiesta su acuerdo con la
ampliación en los términos estipulados en la Resolución 1.277 de 1996. Que
estudiados los documentos antes relacionados, así como la real aplicabilidad que
han tenido los preceptos consignados en la Resolución 1.277 de 1996, este
Ministerio concluye que los plazos allí otorgados no han sido suficientemente
apropiados para implementar los Planes de Manejo, Recuperación o Restauración
de las áreas de explotación minera en la Sabana de Bogotá, determinadas en el
artículo 2 de la Resolución 1.277. Que analizado el artículo 4° de la Resolución
1.277 de 1996, se determina que el plazo otorgado para la ejecución del Plan de
Manejo, Recuperación o Restauración Ambiental de las explotaciones mineras
ubicadas en las áreas urbanas, se encuentra vencido. Igualmente, se encuentra
próximo a expirar el plazo otorgado para el mismo fin, a las explotaciones
ubicadas en las áreas suburbanas y rurales. Que teniendo en cuenta lo
anteriormente expuesto, el Ministerio del Medio Ambiente considera viable
modificar el artículo 4° de la Resolución, en el sentido de ampliar el plazo para la
ejecución del Plan...”.
SEGUNDO CARGO:
VIOLACIÓN A LA LEY 141 DE 1994:
LA SALA recuerda que la ley 141 de 30 de junio de 1994, que reguló el derecho
del Estado a percibir regalías por la explotación de recursos naturales no
renovables, permitió la legalización de explotaciones mineras de hecho de
pequeña minería desarrolladas “hasta 30 de noviembre de 1993”, con la condición
de que hubieran sido permanentes; señaló que esos explotadores tendrían un
plazo de 6 meses a partir de la vigencia de la ley, para el envío de la solicitud de
autorización (licencia, permiso o contrato) y así la autoridad competente,
conforme a las normas legales vigentes, quedaba en la obligación de legalizar
dicha explotación en un plazo no mayor de un año; y que este plazo, para la
autoridad, fue prorrogado en un año más por el decreto ley 2.150 de 1995, art.
127.
Nótese que la ley 141 de 1994 estableció, un beneficio para aquellas personas
que encuadraran dentro de los presupuestos previstos - citados - sin que pueda
entenderse que ese beneficio constituye derogatoria del ordenamiento anterior.
Esto es tan cierto que incluso el decreto 2.636 de 1994, reglamentario del artículo
58 de la ley 141 de 1994, definió como explotadores mineros de hecho a las
“personas que sin título minero vigente, lleven a cabo explotaciones de depósitos
y yacimientos mineros” y para efectos de su legalización dispuso, en el artículo 2º,
que debían presentar con la solicitud del título minero las pruebas “para demostrar
su condición de explotador permanente de hecho, cuyos trabajos fueron
anteriores al 30 de noviembre de 1.993” y determinó las etapas para tramitar la
legalización tales como: que con fundamento en la visita técnica, el funcionario
competente emite un concepto en el que se define si, de acuerdo con las
condiciones técnicas y ambientales, es viable legalizar la explotación; en todo
caso, la verificación de tales hechos, quedaba sujeta a la visita técnica al área, a
fin de establecer entre otros aspectos, la antigüedad de los trabajos de
explotación, el mineral explotado y el rango de minería (art. 3°); que no hay lugar
a la legalización de las explotaciones mineras cuando a juicio de la entidad
competente se consideren “manifiestamente inseguras, presenten peligro
inminente para la vida de los mineros o cuando la autoridad ambiental no
autorice la actividad”, o cuando se hubieren formulado sobre áreas
restringidas para la minería o de reserva especial (art. 8°). Es decir, la persona
interesada en legalizar su situación de hecho, debía demostrar a más de la
existencia de una explotación sin título minero, que lo venía haciendo de manera
permanente, con anterioridad al 30 de noviembre de 1.993 y de todos modos
cumplir con todas y cada unas de las previsiones legales, en forma preferente
aquellas disposiciones ambientales. Y así lo consideró esta Sala en sentencia
proferida el día 22 de noviembre de 2001 12, por medio de la cual declaró ajustados
a derecho los artículos 4, 5, 8 y 11 de ese decreto reglamentario y en cuyos
considerandos se calificó como beneficio legal para los explotadores de hecho a la
previsión del artículo 58 de la ley 141 de 1994; en los apartes pertinentes de este
fallo se lee lo subsiguiente:
12
Exp. 12.908. Actor: Douglas Velásquez Jácome. C.P. Dr. Ricardo Hoyos Duque.
Para la Sala nada más alejado de la realidad jurídica sería aceptar el
entendimiento que asevera la demanda sobre que el artículo 58 de la ley 141 de
1994 derogó el 61 de la ley 99 de 1993 pues, por el contrario, esas dos
disposiciones son complementarias y armónicas; o sino ¿cómo entender que en
aquellos casos en que se negó la legalización del explotador de hecho bien sea
porque existía título minero anterior vigente, o porque la persona no era explotador
permanente o porque lo fue después de noviembre de 1993 (límite establecido en
la ley) o porque no adjuntó las pruebas idóneas pueda considerarse que dejó de
ser ilícito, irregular o de hecho? cuando en estricto sentido de la norma el
saneamiento de la situación, alegado por la parte demandante, no fue previsto por
el legislador y además no hizo derogatoria del artículo de la ley 99 de 1993.
Y es que no sólo las leyes mencionadas sino otras, como la 388 de 18 de julio de
199713 prevén dentro de su articulado la preponderancia en el tratamiento y
protección al medio ambiente y a los recursos naturales, así como objetivo de la
ley determina el establecimiento de los mecanismos que permitan el uso equitativo
y racional del suelo, la preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural
en su ámbito territorial art. 1 num. 2) y enseña que la función pública del
ordenamiento territorial se ejerce mediante la acción urbanística, que abarca las
decisiones administrativas y las actuaciones urbanísticas relacionadas con la
intervención en los usos del suelo y con el ordenamiento del territorio (art. 8), tanto
así que como elemento integrante del Plan de Ordenamiento territorial incorpora el
deber de señalar las áreas de reserva y las medidas para la protección del medio
ambiente, conservación de los recursos naturales y de defensa del paisaje (art. 12
num. 2.2, art. 16 num. 1.3), a delimitar las áreas de conservación y protección de
recursos naturales, paisajísticos y de las áreas expuestas a amenazas y riesgos,
entre otras (arts. 13 y 25 nums. 3). Así también, prevé que los esquemas de
ordenamiento territorial deberán contener como mínimo, las zonas de
conservación y protección de recursos naturales y ambientales (art. 17).
13
Publicada en D.O. 43.091 de 24 de julio de 1997.
14
Rige a partir de su promulgación. Publicada en D.O. 43.652 de 6 de agosto de 1999.
Autónoma Regional o de la autoridad ambiental, para que concerte con el distrito o
municipio, según sea el caso, los asuntos exclusivamente ambientales, de
acuerdo con lo dispuesto en la Ley 99 de 1993. Se trata entonces de una
competencia que ejercen todas las autoridades asignadas, en colaboración
armónica, las cuales deben propender por el ordenamiento ambiental del territorio
pues conforme a la misma ley 99 de 1993, es al Estado al que le compete regular
y orientar la planificación en el uso de los recursos naturales para su adecuada
explotación y desarrollo sostenible (art. 7), del cual hacen parte sus entidades y
dependencias, las cuales deben sujetarse a los principios de armonía regional,
gradación normativa, y rigor subsidiario, conforme lo definió el mismo legislador en
los siguientes términos:
Por otra parte dice el memorialista que el cierre definitivo de las actividades por
carencia de permiso, licencia o contrato vigente no fue un efecto previsto en la ley
141 de 1994. Pero nada más alejado de la realidad, pues el artículo 58 dispone
que la autoridad competente legalizará la explotación conforme a las normas
legales vigentes; y resulta que esas normas eran el artículo 61 de la ley 99 de
1993 y todas las mencionadas sobre licencia ambiental, en las cuales se indica
que en la expedición de la mismas y para el otorgamiento de permisos,
concesiones y autorizaciones, se acatarán las normas relativas al medio ambiente,
control y preservación y la defensa del patrimonio ecológico.
15
Sección Primera. Expediente 3.889. Actor: Sociedad El Taller de Clement y Cía Ltda. C.P.Dr.
Juan Alberto Polo Figueroa.
16
Sección Primera. Expediente 00199. Actor: In Bond Gema S.A. C.P. Dra. Olga Inés Navarrete
Barrero.
17
Sección Primera. Expediente 8.270. Actor: Ciro Alfonso Rodríguez. C.P. Dr. Manuel Urueta Ayola.
por esa autoridad. El cargo, por consiguiente no tiene vocación de
prosperar.... ... la violación se hace radicar en que fija un año de plazo para
la ejecución de las acciones vistas en el plan de manejo, y que no obstante
la decisión acusada se dictó habiendo transcurrido sólo tres (3) meses del
mismo. Ese cargo no tiene vocación de prosperar puesto que además de no
ser una norma superior del acto acusado, sino de igual jerarquía normativa,
el artículo 33 del Decreto 1753 de 1994 no limita en el tiempo la posibilidad
de tomar las medidas en comento, y menos al vencimiento del término que
se establezca para el cumplimiento del plan de manejo ambiental.
Por el contrario, esas medidas están previstas justamente para los casos en
que se incumplan las obligaciones propias del desarrollo de ese plan, de
modo que pueden ser tomadas en cualquier momento que se advierta el
incumplimiento, una vez otorgada la licencia ambiental. A ello se agrega que
se surtió la actuación correspondiente al asunto, consistente en el
seguimiento permanente que la entidad demandada le hizo al desarrollo del
Plan, dentro del cual requirió periódicamente al actor para que se ciñera al
mismo, de suerte que el reiterado incumplimiento de éste la condujo a tomar
la medida acusada, actuación que se ajusta al artículo 33 en cita y a la
primera parte del C. C. A. en lo compatible con el caso, toda vez que se debe
tener presente que se trata de situaciones sometidas a vigilancia policiva
administrativa especial, como es la relativa a la protección del medio
ambiente y de la salubridad pública, cuyas decisiones pueden ser de
cumplimiento inmediato en casos de grave amenaza de tales aspectos”.
En fallo del 27 de febrero de 2003 19, sobre las licencias para prestar el servicio de
transporte: “El artículo 18 de la Ley 336 de 1996 es claro en señalar que ‘El
permiso para prestar el servicio público de transporte es... revocable’ lo que
18
Expediente 4.027. Actor: The Great View Company S.A.. C.P.Dr. Gabriel Eduardo Mendoza
Martelo.
19
Expediente 7.103. Actor: Irene Acosta Babativa. C.P.Dr. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo.
permite inferir que no genera derechos adquiridos”. Y esa misma decisión, citando
a García Enterría, señaló:
TERCER CARGO
QUEBRANTO DE LA LEY 99 DE 1993 Y ABUSO DE PODER:
Tampoco se advierte que las licencias ambientales hayan sido reemplazadas por
un Plan de Manejo, Recuperación o restauración Ambiental que se prevé como
complemento al ejercicio de la actividad minera e incluso como parte integrante
del estudio de impacto ambiental que acompaña a la solicitud de licencia se prevé
el diseño de planes de prevención, mitigación, corrección y compensación de
impactos y el plan de manejo ambiental de la obra o actividad (art. 57 ley 99 de
1993) y no como requisito sine qua non que autorice dicha actividad, connotación
que sólo tiene la licencia ambiental, como claramente lo prevé la ley 99 de 1993.
CUARTO CARGO:
F A L L A: