Sei sulla pagina 1di 11

PSYKHE Copyright 2005 by Psykhe

2005,Vol
.14,Nº1,181-191 I
SSN 0717-0297

Evaluación del Apego en el Adulto: Una Revisión

Adult Attachment Assessment: A Review

Claudio Martínez

I
nstituto Ps
iquiátrico“Dr.Jos
éH.Barak”

María Pía Santelices

Pontif
icia Univers
idad Católica de Chile

En los últimos años se ha incrementado el interés en el apego de adultos, tanto desde una perspectiva teórica como

empírica. Parte de este interés ha sido la evaluación del constructo del apego en estas etapas del desarrollo. Esto

ha generado dos tradiciones o líneas de investigación, basadas en los modelos representacional y comportamental

del apego, con sistemas de clasif


icación categoriales y/o dimensionales y con instrumentos distintos. A través de

una exhaustiva revisión del surgimiento y desarrollo de estas tradiciones se describen sus características principa-

les, sus ventaj


as y desventaj
as, así como sus ámbitos de aplicabilidad. Se concluye sobre la f
alta de unicidad del

constructo del apego y se discute sobre los límites de su medición y aplicación.

Palabras Clave:teoría del apego, apego en adultos, evaluación.

I
n recent years the interest in the subj
ect ofadult attachment has increased, in the theoretical as well as in the empirical

perspective. Much ofthis interest has been the assessment ofthe construct ofattachment in this phase ofdevelopment.

This endeavor has generated two traditions or lines ofresearch:one is the tradition ofthe models ofstate ofmind and

the other is the behavioral approach ofattachment. Both ofthese approaches have developed their own systems of

classif
ication in categories or dimensions and their own research assessment tools. Through an exhaustive revision of

the rise and development ofthese traditions, the scope ofthis paper is to describe the main characteristics ofthese

approaches, its advantages and disadvantages, as well as its f


ield ofaction and application. The authors conclude about

the lack ofintegration ofthe construct ofattachment and the limitations ofits measurement and application.

Keywords:attachment theory
, adult attachment, assessment.

Sobre la bas
e de material de cas
osclínicoscomo La teoría naciócomo una f
orma de conceptualizar

psiquiatra inf
antil ypsicoanalis
ta,John Bowlbyes
- la propens
ión de loss
ereshumanospara hacer f
uer-

cribióen 1940un es
tudio titulado La influencia del tesvínculoscon otross
ignif
icativos(
Bowlby,1979).

ambient
e t
empranoen el des
arr
o llode la neur
o s
is Para Bowlby,el comportamiento de apego esun s
is-

ydel car
á ct
erneur
ó t
ico (
en Marrone,2001).Es
te tema motivacional innato que busca mantener la

es
c rito mos
traba por un lado el interésde Bowlby proximidad entre el niño pequeño ys
uscuidadores

por la interacciónf
amiliar temprana ys
u relacióncon o padres
.La teoría s
ubraya la importancia que el

la psicopatología,ypor otro losprimeroscimientes niño s


e s
ienta capaz de depender de s
usf
igurasde

de la que s
ería,a la pos
tre,una de lasteoríasmás apego ytambién la habilidad de es
tasf
iguraspara

inf
luyentesde f
inalesdel s
iglo pas
ado yprincipios contener yproteger al niño,es
p ecialmente en mo-

del actual.La teoría del at


tachmento apego tomó mentosde mayor neces
idad.El s
istema comporta-

f
orma en la s
egunda mitad de la década del 50del mental del apego ha s
ido hipotetizado como f
unda-

s
iglo XX yf
ue creciendo con laspropiascontribu- mental para la s
obrevivencia del niño,puesbus
c a

cionesde s
u autor ymástarde con la de múltiples lascondicionesde seguridad con suscuidadores

inves
tigadoresycolaboradoresde Bowlby. es
p ecialmente baj
o condicionesde amenaza.

Des
de s
usinicios
,Bowlby(
1969,1979,1980,1988)
Claudio Martínez, Unidad de Psicoterapia Dinámica.
propus
o un modelo del des
arrollo con clarasimpli-
María Pía Santelices, Escuela de Psicología.
canciaspara la psicopatología.Según es
te modelo,
La correspondencia relativa a este artículo debe ser dirigi-

da a Claudio Martínez, E-
mail:claumagu@ terra.cl
s
obre la bas
e de repetidasexperienciascon s
usf
iguras

La elaboración de este artículo contó con f


inanciamiento de apego,losniñosdes
arrollan expectativasen rela-
otorgado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científ
ico
ción a la naturaleza de es
tasinteracciones(
F onagyet
y Tecnológico, FONDECYT, a través del proyecto Nº
al.
,1995).Es
tasexpectativass
e convierten en repre-
1040760 de la segunda autora.
182 MARTÍ
NEZ Y SANTELICES

sentaciones mentales o “modelos operantes” como rencias. También postuló que la conducta de la madre
1

los llamó Bowlby (1980) que tienen la capacidad de en los primeros meses de la vida del niño es un buen

integrar experiencias pasadas y presentes, como tam- predictor del tipo de relación entre ambos (Ainsworth,

bién esquemas cognitivos y emocionales relaciona- 1969). En 1964, Ainsworth y colaboradores diseñaron

dos con tales experiencias. De esta manera los: la llamada “situación extraña”, un procedimiento de

modelos operantes son un sistema interno de laboratorio para estudiar la relación madre-hijo en el

expectativas y creencias acerca del self y de los primer año de vida. A partir de estas investigaciones

otros que les permiten a los niños predecir e in- se desarrollaron las primeras clasificaciones del ape-

terpretar la conducta de sus figuras de apego. go en niños, describiendo tres patrones generales de

Estos modelos se integran a la estructura de la apego (Ainsworth, Blehar, W aters & W all, 1978):

personalidad y proveen un prototipo para futu- 1. Seguro

ras relaciones sociales… (Bowlby, 1979,p.70) 2. Evitativo

De este modo, estos modelos operantes inclu- 3. Ambivalente o resistente

yen dos aspectos fundamentales:una concepción A esta clasificación original más tarde se agrega-

sobre las figuras de apego y su auto-imagen. ría un grupo de niños que no mostraban un patrón

Al respecto, un problema que se ha planteado es de conducta tan organizado durante la situación ex-

si existe uno o varios de estos modelos internos. traña y que Main y Salomon (1990) llamarían “desor-

Bowlby sostiene que en cada relación, la persona ganizados o desorientados”.

construye un modelo de sí mismo y un modelo de Más allá de los aportes de Ainsworth con madres y

otro. Crittenden (1999), plantea que los modelos in- bebés, Bowlby explícitamente consideró su teoría como

ternos podrían situarse, al menos, a dos niveles dife- un constructo aplicable a todo el desarrollo humano, lo

rentes de funcionamiento mental, por lo que podrían que hizo evidente que su medición debía trascender el

coexistir más de uno. Por su parte, Bretherton (2000) período de la temprana infancia. Uno de los primeros

plantea un solo modelo de sí mismo y de las figuras pasos en esta dirección lo dio Mary Main, quien en

de apego y Allen y Land (2000) señalan que durante 1984 creó la Adult Attachment I
nterview(AAI) (George,

la infancia coexisten diversos modelos internos, pero Kaplan & Main, 1985 en Crowell & Treboux, 1995), una

en la adolescencia se produce una jerarquización y entrevista destinada a evaluar los patrones de apego

una síntesis de estos modelos previos. en adultos a través de sus “estados mentales” con

Otro aspecto de controversia sobre los llamados respecto a las relaciones tempranas con sus padres.

“modelos operantes” se refiere a su estabilidad en el Desde esa fecha a la actualidad el panorama de

tiempo y a través del desarrollo. Estos modelos inter- la evaluación del apego en el adulto ha variado y se

nos se construyen en los primeros años de vida y ha diversificado enormemente.

luego son susceptibles a reelaboraciones en función

de las interacciones con las figuras de apego. Estos Medición del Apego en Adultos
cambios ocurrirían dentro de ciertos límites, puesto

que las representaciones de las experiencias anterio- En los últimos 10 a 15 años la investigación del

res filtran las expectativas del individuo e influyen en apego en los adultos ha generado dos líneas parale-

su percepción de estas interacciones (Marrone, 2001). las de investigación (véase Tabla 1) basadas en dife-

De cualquier forma, la noción de modelos operan- rentes conceptualizaciones y maneras de evaluar este

tes y representaciones mentales es central para la eva- constructo (Bartholomew & Shaver, 1998;Cassidy &

luación de los llamados “patrones de apego” o en una Shaver, 1999;Shaver, Belsky & Brenann, 2000).

conceptualización más actual “estrategias cognitivas, La primera línea de investigación fue comenzada

afectivas y comportamentales” para enfrentar relacio- por psicólogos del desarrollo como Ainsworth con

nes interpersonales significativas (Bretherton, 1999). sus observaciones sobre la relación entre padres e

Mary Ainsworth, una cercana colaboradora de hijos y luego por psicólogos clínicos, quienes dise-

Bowlby, sería la primera en proponer que las díadas ñaron entrevistas para estudiar el “estado mental” o

madre-hijo difieren en la calidad de sus relaciones de “sistema representacional” de los padres con respec-

apego y que es posible medir y clasificar estas dife- to al apego (Main, Kaplan & Cassidy, 1985). El princi-

pal instrumento de medición del “estado mental” es la

Adult Attachment I
nterview (AAI) (George, et al., 1985
1
“Internal working model”, que en la literatura aparece
en Crowell & Treboux, 1995), una larga entrevista que
traducido como “modelos internos de trabajo”, “modelos

operativos internos” (
Marrone, 2001)
, “modelos inter- evalúa los recuerdos que un adulto tiene de sus rela-

nos operantes”, o bien “modelos internos”. ciones con sus figuras de apego en la infancia. La
EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 183

AAI es codificada en términos de la coherencia del efectivamente con el entrevistador (Hesse, 1999). De

discurso que muestra la persona mientras relata expe- esta codificación surge una clasificación del indivi-

riencias relevantes de su infancia, como también la duo en una de 4 categorías que serían equivalentes a

estructura de su relato y su habilidad para colaborar las descritas por Ainsworth (véase Tabla 2).

Tabla 1

Dos líneas de investigación

SISTEMA REPRESENTACIONAL SISTEMA COMPORTAMENTA L

ORIGEN Ps
icol
ogí
aevol
uti
va: Ps
icol
ogí
asoci
al:

· MaryAi
n s
wort
hetal
.(1978) · Hazan& Shaver(
1 987)

· Mar
yMai
n ycols
.(1985,1990) · Bar
tholomew & Horowi
tz(
1 991)

MÉTODO DE · Entr
e vist
as · Cuest
ionar
iosdeautorr
eport
e

EVALUACIÓN · Entr
e vist
as

DOMINIO O Es
tadomentalconr
espect
oa: Senti
mientos,conduct
asy cognici
o nescon

FOCO DE · Rel
aci
ó npadres-
h i
jo r
espect
oa:

ESTUDIO · Tempranai
n f
anci
a · Rel
aci
o nesdepar
eja

· Pér
d i
d asos
e par
aci
o nes · Rel
aci
o nesi
n t
erper
sonal
esact
u al
es

SISTEMA DE · Cat
egori
al · Cat
egori
al

CLASIFICACIÓN · Di
mensi
onal

PRINCIPALES · Adult Attachment Interview (


AAI) · Adult Attachment Scale (
AAS)(
Col
lins&

INSTRUMENTOS · Attachment Style Interview (


ASI)(Bi
fulco, Read,1990)

Li
lli
e,Bal
l& Moran,1998) · Relations
hipScalesQues
tionnaire (
RSQ)

(
Bar
tholomew & Horowi
tz,1991)

· Peer Attachment Interview (


Bar
thol
omew&

Horowi
tz,1991)

· Experiencesin Close Relations


hips(
ECR &

ECR-
R)(
Brennan,Cl
ark & Shaver
,1998;

Fr
aley,
Wal
ler& Br
ennan,2000)

Tabla 2

Descripción de los estilos de apego en adultos (*)

Seguro-autónomo:

Dur
ant
elades
cri
pci
ónyeval
uaci
óndel
asexper
ienci
asrel
aci
onadasconelapego,els
u j
etomant
ieneundi
scur
socoher
ent
eys
emues
tra

di
spues
toacol
aborar
,tant
osisusexper
ienci
ass
o ndes
cri
tascomof
avorabl
esono.Elent
revi
stadopar
ecedarval
oralapego,mi
ent
ras

ques
emant
ieneobj
eti
vof
rent
eacual
qui
erot
rar
elaci
ónoexper
ienci
aconcr
eta.Ti
endenaapreci
arl
asr
elaci
onesdeapego,ades
cri
bir

coher
ent
ement
esusexper
ienci
asdeapego(
tant
oposi
ti
vascomonegat
ivas
),yaconsi
der
arl
asi
mport
ant
espar
asupropi
aper
sonal
idad.

Evitativo:

Descr
iben as
u spadrescomo normal
eso excel
entes,per
oal
gunosr
ecuer
d osespecí
ficoscontr
adicenonoapoyanest
as

descr
ipci
o nes.Di
cenquel
asexper
ienci
asnegat
ivasnol
eshanaf
ect
ado.Susdescr
ipci
o ness
o ncort
asyamenudoi
n s
ist
enen

suf
alt
ade memori
a.Ti
enden a mi
n i
mizarl
aimport
anci
aquet
ieneelapegoparasuspropiasvidasy a i
d eal
izarsus

exper
ienci
asdel
ainfanci
asi
nsercapacesdeproporci
o narej
emplosconcr
etos.

Preocupado:

Semuest
ranpreocupadosporsusexper
ienci
as,par
ecenenfadados,confusosypasi
vos,omi
edososyabrumados.Al
gunas

f
rasess
o ngramat
ical
menteconfusasyconti
enenmuchasexpresi
o nesi
mpreci
sas.Susdescr
ipci
o ness
o nl
argasys
u sr
espues-

t
asi
rrel
evantes.Ti
endenamaxi
mizarl
aimport
anci
adelapego.Est
ánt
o daví
amuyl
igadosypreocupadosporsusexper
ien-

ci
aspasadasysoni
n capacesdedescri
b i
rlascoherenteyr
a zonadamente.

Desorganizado:

En l
asdis
c usi
o ness
o brel
apér
d i
d adef
ami
liar
eso s
o brel
o sabusos,s
eobser
v angrandesl
apsosenelr
azonami
entooel

dis
c urs
o .Puedenuti
lizarundis
c urs
odeel
o gi
o s
, nomenci
o narohablardeunaper
sonaf
all
eci
d acomos
i est
u vi
eraf
ísi
camente

vi
va.Laentr
evi
stademuest
raquehaysi
gnosdenohabersuper
adoal
gunaexper
ienci
atr
aumát
icanormal
mente,debidoal
a

pér
d i
d ades
e r
esi
n volucr
adosenl
arel
aci
ó ndeapego.Ens
u sr
elaci
o nesdeapegoi
n f
anti
leshayi
n dicadoresdeconfl
ict
o ,

desampar
o ,disf
o r
iayconduct
acoer
cit
ivaoi
mpredeci
b l
epar
aconel
los.

* Adaptado de Main, M. (1996).


184 MARTÍNEZ Y SANTELICES

La segunda línea de investigación en apego adul- estar más afectada por la relación temprana con la

to fue iniciada a mediados de la década del 80’por madre, dado que esta está usualmente más involu-

psicólogos sociales (Hazan & Shaver, 1987), quie- crada y disponible en esa función (Belsky, 1999;

nes aplicaron las ideas de Bowlby y Ainsworth al Shaver et al., 2000). Además, las escasas compara-

estudio de relaciones amorosas. Estos investigado- ciones directas entre mediciones con el AAI y auto-

res encontraron paralelos entre las cualidades de rreportes no han arrojado asociaciones estadística-

apego infantiles y los patrones de conducta y senti- mente significativas, particularmente con respecto a

mientos en relaciones de pareja de adolescentes y las categorías tipológicas dadas por ambos tipos de

adultos. Los individuos seguros se sienten confor- instrumentos. Por último, un cuestionamiento de peso

tables y tranquilos dependiendo afectivamente de es el de George y West (1999 en Buchheim & Strauss,

sus parejas y no tienen problemas de que otros de- 2002), quienes plantean que las mediciones basadas

pendan afectivamente de ellos. Los individuos en el modelo representacional son más cercanas a lo

evitativos o rechazantes tienden a mostrarse poco que Bowlby consideraba como “modelo operante”

confortables en relaciones cercanas y valorizan ex- que en el adulto incluiría, entre otras, variables in-

cesivamente su autonomía. Finalmente, los indivi- conscientes. En cambio, las mediciones que utilizan

duos clasificados como “preocupados” se muestran un modelo comportamental sólo lograrían captar

inseguros, ansiosos, lábiles y excesivamente ape- estados superficiales y conscientes de relaciones

gados en sus relaciones afectivas. Esta línea de in- interpersonales.

vestigación ha desarrollado múltiples cuestionarios A pesar de lo anterior, otras investigaciones han

y escalas de autorreporte para evaluar el apego en entregado evidencias que apoyan la idea de que

adultos y sus clasificaciones incluyen tanto catego- ambos tipos de mediciones estarían relacionadas, al

rías cualitativas similares a las tradicionales como menos en algunos aspectos. Algunos de ellos mues-

también dimensiones cuantitativas que subyacen a tran que los autorreportes sobre apego en las rela-

los diferentes estilos de apego en relaciones inter- ciones amorosas predicen conductas y sentimien-

personales cercanas (Bartholomew & Horowitz, 1991; tos asociadas a la parentalidad (Rholes, Simpson &

Collins & Read, 1990; Hazan & Shaver, 1987; Blakely, 1995 en Shaver et al., 2000; Rholes, Simpson,

Simpson, 1990). Blakely, Lanigan & Allen, 1997 en Shaver et al., 2000),

A simple vista podemos distinguir que las mayo- y otros sobre la capacidad de predicción del AAI de

res diferencias entre estas líneas de investigación conductas y sentimientos en relaciones de pareja

son los constructos sobre los que trabajan y los (Cronwell & Waters, 1997 en Shaver et al., 2000).

sistemas de clasificación a los que aspiran. En la Al parecer, aún no existen suficientes eviden-

literatura encontramos variados argumentos que cias para apoyar una u otra postura, probablemente

apoyan la idea de que ambas formas de evaluar el porque ambos modelos podrían estar íntimamente

apego adulto no estarían relacionadas. Las medicio- conectados. Tanto la representación mental con res-

nes del apego en relaciones amorosas conciernen al pecto al apego como los comportamientos de apego

rol del apego en el contexto de pareja, lo que entre en relaciones amorosas emergen de la historia de

otras cosas está influenciado por variables tan di- múltiples relaciones de apego de una persona, co-

versas como el atractivo sexual. Por su parte, las menzando con los padres. Ambos, el AAI como las

mediciones como las que realiza el AAI se concen- mediciones de autorreporte se relacionan con la se-

tran principalmente en las formas en que el estado guridad y las estrategias de regulación emocional

mental con respecto al apego afecta la investidura (también llamadas estrategias de hiperactivación y

parental, lo que podría estar influenciado por otras desactivación emocional, Dozier & Kobak, 1992), y

variables como la viabilidad de descendencia o las ambas clases de medidas arrojan categorías psicodi-

condiciones ambientales en que la paternidad se námicamente similares a las identificadas por

desarrolla (Shaver et al., 2000). Ainsworth y colaboradores (1978). Asumiendo que

Por otra parte, se ha visto que algunos aspectos el grado de seguridad de una persona, su capacidad

importantes de las relaciones de pareja, relaciona- para enfrentar la intimidad de las relaciones y las

dos al género, como por ejemplo la confianza en al- formas características de manejar la ansiedad son

guien del sexo opuesto, podrían estar especialmen- producto de una larga historia de interacciones con

te afectados por la historia personal de apego con el figuras de apego, es claro que no pueden existir si-

padre del sexo opuesto (Collins & Read, 1990), mien- militudes, en todos los aspectos, entre su estado

tras que para ambos sexos la parentalidad podría mental acerca del apego y su estilo en las relaciones
EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 185

amorosas. Sin embargo, en ambos dominios la capa- los de apego en torno a dimensiones comunes, pero

cidad de depender del cuidado de otro es funda- cuantitativamente diferentes (Stein et al., 2002).

mental, como también lo es la disposición para que La primera gran limitación de la aproximación

otro pueda depender de nosotros cuando sea nece- categorial es que diferentes mediciones no logran

sario (Shaver et al., 2000). acuerdos al evaluar a un mismo sujeto. Algunos es-

Adicionalmente, estas dos tradiciones han pro- tudios sugieren que el estilo de apego no sería un

ducido diferentes tipos de instrumentos de evalua- rasgo, igualmente evidente en todas las relaciones.

ción: El modelo representacional utiliza principalmen- Aún cuando el estilo de apego sea relativamente

te entrevistas, siendo la citada Adult Attachment estable, su expresión sería producto de un proceso

Interview (AAI) la más habitual y estudiada de ellas. interaccional en que los modelos internos o patro-

Por su parte, el modelo comportamental, utiliza típi- nes de relación interactúan dinámicamente con la

camente cuestionarios e inventarios de autorreporte, calidad de una relación en particular, por tanto la

donde encontramos decenas de ellos con diferente seguridad o inseguridad de esa relación es reeva-

nivel de calidad. Cómo método, la entrevista resulta luada constantemente en cada contexto (Kobak,

coherente con un modelo que pretende evaluar re- 1999; Stein et al., 2002). De esta manera, no parece

presentaciones a partir de las elaboraciones menta- fácil categorizar a un adulto en un corte transversal

les que los sujetos realizan de sus relaciones sin tomar en cuenta los diversos factores que inter-

parentales. Sin embargo, su aplicabilidad en el cam- vienen en el estado mental con respecto al apego

po de la investigación cuantitativa es muy difícil por que ese individuo tiene al día de hoy. Es probable

el tamaño de las muestras y por el nivel de entrena- que la naturaleza de la relación (pareja, padre, madre,

miento necesario para mantener un adecuado nivel hijos, mejor amigo, etc.) evoque diferentes estados

de confiabilidad. Por ejemplo, en el caso del AAI, el mentales, así como también los rasgos de los partici-

codificador requiere de un sofisticado entrenamien- pantes en las relaciones evocadas o el período de

to, además de un profundo conocimiento de la teo- tiempo en la relación (Allen et al., 2001).

ría del apego. A su vez, el entrenamiento en su utili- Aunque tradicionalmente se asume que las per-

zación es extremadamente costoso y se realiza en sonas tendrían un patrón de apego predominante

pocas partes del mundo. Por su parte, los instru- que emerge durante el desarrollo y permanece en la

mentos de autorreporte representan una suerte de adultez (Fonagy, 1999), hallazgos recientes indican

continuidad con la tradición de la psicología social que este patrón dominante está matizado por cuali-

y toda la medición en el ámbito de la personalidad y dades de más de un prototipo (Stein et al., 2002), ya

las actitudes. Tales métodos, son rápidos y baratos que oportunidades para múltiples apegos se

de aplicar, por lo que resultan muy atractivos para incrementan en el desarrollo (Cassidy, 1999). En el

investigaciones con grandes muestras. Su gran des- estudio de Stein et al. (2002), los participantes te-

ventaja, es que los niveles de calidad en su cons- nían la opción de elegir un estilo de apego que más

trucción no siempre alcanzan alta confiabilidad o los identificara, sin embargo sólo dos sujetos de 115

validez. Aunque cada vez existen más estudios so- hizo su elección de esta manera, un 70% marcó los

bre el poder estadístico y precisión de sus medicio- cuatro estilos y el 28% tres estilos. De este modo,

nes, de los numerosos instrumentos que existen son vemos que teóricamente es difícil sostener que exis-

pocos los que poseen esta certificación de calidad ten diferentes clases de personas, a pesar que ins-

(Fraley, Waller & Brennan, 2000). trumentos como el AAI plantea una solución de com-

promiso al respecto, cuando incluye subgrupos en

Categorías Versus Dimensiones su sistema clasificatorio (Griffin & Bartholomew,

1994). Al mismo tiempo, investigadores que utilizan

Otra forma en que se expresa esta controversia este sistema sostienen que permite capturar la ver-

entre mediciones del apego adulto es con respecto dadera naturaleza del fenómeno (e.g., un patrón de

al sistema de clasificación: categorial vs dimensio- regulación emocional específico) (véase, por ejem-

nal. plo, Weinberger & Schwartz, 1990 en Griffin &

Investigaciones recientes han abordado el tema Bartholomew, 1994). Sin embargo, la popularidad del

de la convergencia entre mediciones que entregan modelo categorial se basa entre otras cosas en la

categorías generales de apego, como el AAI u otros economía de comunicación científica de sus hallaz-

cuestionarios que arrojan un sistema clasificatorio gos, así como también en la facilidad que otorga a

similar, versus mediciones que categorizan los esti- los análisis estadísticos. Aún así, lo que es una ven-
186 MARTÍNEZ Y SANTELICES

taja, también puede ser una desventaja, ya que esta un efecto independiente de otra dimensión, es decir,

facilidad estadística puede inducir a establecer rela- no habría interacción entre distintas dimensiones

ciones causales y evidentes sesgos cognitivos y (Griffin & Bartholomew, 1994; Hazan & Shaver, 1987).

preceptúales a partir de la natural tendencia humana Las mediciones dimensionales no son tan comunes

hacia la estereotipación. Por último, el énfasis del como la aproximación categorial dentro de la inves-

modelo categorial en la variación entre grupos y no tigación del apego, pero han llegado a ciertas di-

al interior de los grupos humanos constituye una mensiones consensuales entre los diversos estu-

evidente desventaja si se desea utilizar estas medi- dios de los últimos diez años. Estos son la “ansie-

ciones en el ámbito clínico (Buchheim & Strauss, dad de separación” y la “búsqueda de proximidad”,

2002; Griffin & Bartholomew, 1994; Shaver, et al., dimensiones que subyacen a diversos cuestiona-

2000). rios y escalas para evaluar apego en relaciones de

Al parecer es necesario clarificar bajo que cir- pareja y en comportamiento interpersonal (véase,

cunstancias en un adulto predomina un estilo glo- por ejemplo, Bartholomew & Horowitz, 1991; Hazan

bal de apego o si es un set de estilos de relación & Shaver, 1987; Simpson, 1990; West & Sheldon,

dependientes de un patrón común. Con esto no se 1987).

invalida el modelo categorial, sino se acentúa la idea Al igual que los modelos categoriales, las medi-

de contextualizar las mediciones y considerar la in- ciones dimensionales tienen ventajas y desventajas

fluencia de la historia de relaciones de un individuo, (véase Tabla 3). Una clara ventaja es la poca pérdida

incluyendo su vida actual. de información que se obtiene al utilizar los instru-

Por su parte, la propuesta de los modelos dimen- mentos derivados de este modelo, por lo que son

sionales es la búsqueda de componentes comunes que particularmente útiles para tareas clínicas (Bartho-

engloben las categorías tradicionales y las dimensionen lomew & Shaver, 1998; Fraley & Waller, 1998). En el

cuantitativamente y de esa manera acercarse más a las campo de la investigación, ofrecen gran flexibilidad

observaciones de la clínica o la psicoterapia. para el análisis de datos utilizando correlaciones,

La mayoría de quienes utilizan estos modelos, a modelos de regresión múltiple y modelos de ecua-

su vez utilizan autorreportes y cuestionarios inten- ción estructural. Además, se ha visto que son suma-

tando dar cuenta de un comportamiento de apego mente confiables como medidas y entregan gran sim-

en relaciones de pareja y relaciones interpersonales plicidad para resumir con pocos puntajes todo un

actuales. Esta aproximación implica, primero, que las comportamiento de apego de un individuo (Bartho-

personas son ordenadas cuantitativamente de acuer- lomew & Shaver, 1998; Griffin & Bartholomew, 1994).

do a su posición dentro de un continuo dimensio- Por otro lado, también tienen potenciales des-

nal. Segundo, esto implica que cada dimensión tiene ventajas, por ejemplo en la pérdida de algunas “pro-

Tabla 3

Ventajas y desventajas de los modelos categorial y dimensional*

MODELO CATEGORIAL MODELO DIMENSIONAL

VENTAJAS · La comunicación científica es más eco- · Previene la pérdida de información.

nómica. · Mayor utilidad en la práctica clínica.

· Mayor facilidad de análisis estadísticos. · Mayor flexibilidad en estudios correla-

· Permite capturar la verdadera naturaleza cionales y de regresión múltiple.

del fenómeno. · Puntajes confiables y simples.

DESVENTAJAS · Diferentes mediciones no evalúan igual · Pérdida de propiedades emergentes que

a los mismos individuos. surgen de la combinación entre dimen-

· Debilidad teórica. siones.

· Induce a relaciones causales. · Su naturaleza nomotética genera pér-

· Produce sesgos cognitivos y perceptuales didas de información ideográfica.

hacia la estereotipización. · Mayor dificultad en la codificación por

· Poco útil en el ámbito clínico. jueces expertos.

*Adaptado de: Bartholomew & Shaver, 1998; Crowell & Treboux, 1995; Griffin & Bartholomew, 1994.
EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 187

piedades emergentes” que podrían surgir de la com- 2. Moderada a gran inseguridad requiere de estra-

binación entre dimensiones. Esto tendría que ver tegias específicas (preocupadas o rechazantes)

con la naturaleza nomotética de estos modelos, ver- para sustentar las relaciones.

sus mediciones ideográficas que dan cuenta de un 3. Extrema inseguridad (temor) expresa un sistema

retrato de los individuos (modelo categorial). La desorganizado de apego que evita una estrate-

aproximación dimensional estaría focalizada más bien gia específica.

en las relaciones entre variables a través de distin- Si bien este modelo es relativamente reciente,

tos individuos (Griffin & Bartholomew, 1994). Apa- viene a apoyar con pruebas empíricas otros aportes

rentemente, esto hace que la evaluación con jueces similares que han propuesto las dimensiones de an-

expertos sea más complicada al codificar dimensio- siedad y evitación como las dos dimensiones que

nes que al establecer prototipos o categorías (Bern, debieran combinarse con las categorías tradiciona-

1983 en Griffin & Bartholomew, 1994). les de apego. Un ejemplo de esto es el modelo de

Un reciente estudio que avala el modelo dimen- cuatro categorías y dos dimensiones de Bartholomew

sional postula que los estilos “preocupado” y y Horowitz (1991), quienes agregan la categoría “te-

“rechazante” (dismissing) no necesariamente refle- mor” a las ya conocidas y han diseñado varios cues-

jan la dicotomía seguridad versus inseguridad en el tionarios para medirlas.

apego. Más bien, representarían dos alternativas de

estrategias para enfrentar las relaciones interperso- Prototipos


nales en la ausencia de una habilidad para formar

relaciones cercanas y seguras (Stein et al., 2002). En Una tercera alternativa a las ya mencionadas, es el

esta investigación, evalúan el comportamiento de modelo de prototipos. Según esta aproximación, un

cinco medidas de apego adulto, realizando un análi- prototipo es un miembro ideal de una categoría, defi-

sis correlacional de componentes principales entre nido en términos de reunir las características más co-

ellos, obteniendo un mapeo ortogonal que arrojó munes de esa categoría, pero donde ninguna de tales

una alta correlación de dos componentes (véase Fi- características tomadas individual o conjuntamente

gura 1). El primero, inseguridad (


seguridad vs te- son suficientes para definir a un miembro del grupo

, que se relaciona con el nivel de ansiedad que


mor) (Griffin & Bartholomew, 1994; Pilkonis, 1988). Los miem-

experimenta la persona frente a las relaciones inter- bros del grupo difieren en el grado de corresponden-

personales. El segundo, estrategia (


rechaz
ante vs cia con respecto a este miembro ejemplar o

, que se relaciona con las estrategias


preocupado) prototípico. De una u otra manera, este modelo inte-

que los individuos utilizan para enfrentar las dificul- gra las categorías “prototípicas” con variaciones in-

tades con las relaciones interpersonales. dividuales de acuerdo a dimensiones cuantitativas.

De este modelo de dos componentes, los auto- Las mediciones basadas en este modelo parecen ser

res derivan tres posibles posiciones de los indivi- particularmente apropiadas para la investigación en

duos: apego. Es muy difícil que adultos correspondan per-

1. Baja inseguridad no necesita la estrategia de fectamente a alguno de los patrones clásicos de ape-

enfrentamiento. go, dado las múltiples influencias del pasado (e.g.,

1. INSEGURIDAD

SEGURIDAD TEMOR

2. ESTRATEGIA

PREOCUPADO RECHAZANTE

Figura 1. Modelo de dos componentes (Stein et al., 2000).


188 MARTÍNEZ Y SANTELICES

predisposiciones genéticas y experiencias de vida) y Otro caso de la aproximación de prototipos que

también por las influencias de específicas relaciones integra las visiones categorial y dimensional es la lí-

actuales que están actuando sobre su orientación a nea de investigación desarrollada por Bartholomew

las relaciones de apego. Más bien, a través del tiempo (1990; Bartholomew & Horowitz, 1991), quien creó el

y de las situaciones, muchos adultos mostrarían va- “modelo de cuatro categorías”, dónde explícitamente

riados grados de dos o más patrones de apego y el utiliza una visión de prototipos para clasificar las orien-

modelo de prototipos permitiría evaluar, tanto el cómo taciones de apego de los individuos. La autora siste-

un individuo se ajusta a cada prototipo en un momen- matizó la concepción de Bolwby de “modelos ope-

to dado y también cómo esta adaptación puede variar rantes” definiendo las diferencias individuales del

a través del tiempo (Griffin & Bartholomew, 1994; apego adulto en términos de la intersección de dos

Lyddon & Sherry, 2001). dimensiones: Un modelo positivo del self y un mode-

En la literatura vemos como algunas aproximacio- lo positivo de los otros. Dicotomizando cada dimen-

nes dimensionales emplean implícitamente el concep- sión como positiva o negativa se forman cuatro pa-

to de prototipos. Este es el caso del sistema de Q sort, trones prototípicos de apego (véase Figura 2). Alter-

metodología que, ya sea utilizando mediciones con nativamente, la dimensión de modelo del self puede

entrevistas (Kobak, 1989 en Crowell & Treboux, 1995) ser conceptualizada en términos de ansiedad en el

o a través de cuestionarios, ha sido usada productiva- apego y la dimensión de modelo de los otros puede

mente en el campo del apego (Kobak & Hazan, 1991; ser conceptualizada en términos de evitación de la

Kobak, 1999). En su aplicación con la AAI un puntaje cercanía. Cada combinación entre los modelos del self

Q sort individual es comparado con un Q sort ideal, y de otros define un patrón de apego prototípico, es

generado para representar un constructo en particular decir, una particular estrategia de regulación de la se-

(Waters & Deane, 1985 en Griffin & Bartholomew, 1994). guridad en las relaciones cercanas (Bartholomew,

La entrevista es codificada utilizando una distribución Kwong & Hart, 2001).

forzada de descripciones en dos dimensiones: seguri- Cada uno de los cuatro patrones de apego iden-

dad/
ansiedad y desactivación/
hiperactivación. El tificados por el modelo es conceptualizado como un

puntaje individual es correlacionado con un Q sort ideal teórico o prototipo frente al cual los individuos

prototípico y el individuo puede ser clasificado en las pueden variar en diferentes grados. Este modelo re-

categorías de seguro, rechazante o preocupado según conoce que muchos individuos exhiben elementos

el resultado de esta correlación. de más de un patrón y que para evaluar adecuada-

Modelo

de los otros (+)

(aproximación)

SEGURO PREOCUPADO

Modelo Modelo

del self (+) del self (-)

(baja ansiedad) (alta ansiedad)

RECHAZANTE TEM EROSO

Modelo

de los otros (-)

(evitación)

Figura 2. Modelo de dos dimensiones y cuatro categorías (Bartholomew & Horowitz, 1991). Adaptado de

Bartholomew, Kwong & Hart (2001).


EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 189

mente los sentimientos, expectativas y comporta- evalúa el apego a partir de las relaciones amorosas y

mientos de las personas en sus relaciones de apego, tiene a la base el modelo de categorías y dimensio-

es necesario considerar perfiles a través de las cua- nes de Bartholomew. Por último, recién está comen-

tro categorías que plantea el modelo (Bartholomew zando el estudio de validación de un cuestionario

& Horowitz, 1991). que sigue la misma tradición del RSQ, pero que ha

sido considerado como el mejor instrumento en esta

Evaluación del Apego en Chile categoría de acuerdo a estándares psicométricos de

calidad: el Experiences in Close Relationships (ECR-

En Chile no existe una tradición en medición o R) de Fraley, Waller y Brennan (2000). De esta mane-

investigación del apego en adultos. En la escasa ra, en un plazo no mayor de un año se espera contar

literatura nacional sobre el tema, sólo es posible en- con una batería de instrumentos que permitan a in-

contrar algunas tesis de pre-grado que han utilizado vestigadores y clínicos nacionales realizar investi-

medidas de apego para evaluar muestras clínicas de gaciones sobre el apego en adultos.

adultos (Michel & Vega, 2001). Entre ellas, hace al-

gunos años se hizo un estudio de adaptación y va-


Conclusión
lidación del Parental Bonding Instrument (PBI) de

Parker, Tupling y Brown (1979), cuestionario de A lo largo de esta revisión hemos visto diversas

autorreporte para adultos que pretende evaluar las aproximaciones a la medición del apego en los adul-

relaciones con los padres durante la infancia. Aun- tos. Cada una de ellas con sus ventajas y sus des-

que sigue el modelo representacional, en su cons- ventajas, pero claramente diferentes de acuerdo al

trucción utiliza las dimensiones de “cuidado” y constructo evaluado, el método de evaluación, el

“sobreprotección” para evaluar estas relaciones y dominio de investigación y la clasificación utilizada.

no utiliza las tradicionales dimensiones del apego. A Hasta ahora no parece existir evidencia concluyente

pesar de ello, es posible colegir claras referencias a para apoyar uno u otro método o una u otra visión

la teoría de Bowlby y otorga la posibilidad de con- del apego. Sin embargo, legítimamente nos pode-

vertir sus dimensiones en las clásicas categorías de mos preguntar si lo que evalúan unos u otros sigue

apego (Albala & Sepúlveda, 1997). siendo lo que originalmente postulaba Bowlby acer-

Como vemos, los investigadores nacionales no ca de lo que era el sistema de apego. ¿Son situacio-

cuentan con muchas alternativas a la hora de elegir nes similares las que se producen cuando un niño

un instrumento adaptado para Chile que permita pequeño activa su sistema de apego frente a una

evaluar apego en adultos. Probablemente por esta situación amenazante para así regular sus emocio-

razón se encuentran en marcha una serie de estu- nes y manejar la proximidad con su cuidador, con

dios de validación de diversos instrumentos que una situación donde un individuo adulto se enfren-

esperan paliar esta escasez. Entre ellos la Adult ta a un cuestionario y debe opinar sobre sus relacio-

Attachment Prototype Rating (AAPR) de Strauss y nes de pareja o con sus pares, o bien cuando una

Lobo-Drost (2001), una entrevista de apego adulto persona responde a un conjunto de preguntas en

basada en la AAI, que combina características de una entrevista con otro adulto igual que él?Proba-

una entrevista clínica con un sistema de prototipos blemente nadie podría responder afirmativamente

(Martínez, Núñez & Tapia, 2003). esta pregunta. Pero entonces, ¿qué es realmente lo

También, dentro del modelo representacional, que estamos midiendo cuándo decimos que evalua-

pero utilizando un formato de Q-sort, en la actuali- mos el apego de un adulto?¿es legítimo decir que un

dad se encuentra en desarrollo la adaptación del individuo tiene tal o cual tipo de apego de acuerdo a

“Cartes: Modèles individueles de rélations” (CaMir) las representaciones mentales de lo que recuerda

( P i e r r e hum b e r t e t a l . , 1 9 9 6 ) , un i ns t r um e nt o fueron sus relaciones en la temprana infancia?, o

autoadministrado que evalúa estrategias de apego bien ¿es correcto clasificar a un individuo de acuer-

en adultos en sus relaciones presentes y pasadas do a un puntaje en una escala con preguntas acerca

(Santelices, 2003). Por otra parte, más en la línea de de sus relaciones actuales? Quizás no sea aún el

los cuestionarios de autorreporte, se encuentran en tiempo en que se puedan responder estas pregun-

marcha dos estudios de validación y adaptación de tas, pero el interés que tenemos en conocer más acer-

un mismo instrumento: el Relationship Styles ca de los comportamientos relacionales de las per-

Questionnaire (RSQ) de Bartholomew y Horowitz sonas y cómo estos pueden influenciar sus patro-

(1991). Este cuestionario pertenece a la tradición que nes de relación de pareja o sus estilos de crianza,
190 MARTÍNEZ Y SANTELICES

avala que uno pueda seguir utilizando estos dife- Bifulco, A., Lillie, A., Ball, B. & Moran, P. (1998). Attachment

Style I
nter view (
ASI)
:Training manual. London: Royal
rentes modelos o métodos de evaluación, teniendo
Holloway, University of London.
claro que detrás de cada uno de ellos hay una teoría
Bowlby, J
. (1969). El vínculo af
ectivo. Buenos Aires: Paidós.

que no es unitaria, pero que se ha ido construyendo Bowlby, J. (1979). Vínculos af


ectivos:Formación, desarro-

con múltiples investigaciones empíricas que le otor- llo y pérdida. Madrid: Morata.

Bowlby, J
. (1980). La pérdida af
ectiva. Buenos Aires: Paidós.
gan solidez y sustento. Aún así, pensamos que es
Bowlby, J. (1988). A secure base. New York: Basic Books.
importante subrayar que cualquiera sea la elección
Brennan, K. A., Clark, C. L. & Shaver, P. R. (1998). Self-

que uno haga de un modelo determinado o de un report measurement of adult attachment: An integrative

instrumento en particular, exista coherencia entre esta o v e r v i e w. E n J. A. Simpson & W. S. Rh o l e s (Eds.),

Attachment theory and close relationships (pp. 46-76).


elección y el foco de la investigación y las hipótesis
New York: Guilford Press.
planteadas (Buchheim & Strauss, 2002). Esto es es-
Bretherton, I. (1999). Internal working model in attachment

pecialmente importante en los estudios dentro del relationships: A constructed revisited. En J. Cassidy & P.

ámbito clínico y psicoterapéutico, pues aunque apa- R. Shaver (Eds.), Ha n d bo o k o fa t t a c h m e n t : Th e o r y,

research and clinical applications (pp. 89-111). New York:


rentemente las aproximaciones dimensionales y de
Guilford Press.
prototipos pueden ser más aplicables en esta área,
Bretherton, I. (2000). Des modalites de relation aux mode-

ninguno de los métodos o modelos presentados les internes: La perspective de la theorie de l’


attachment.

abarca todos los aspectos relevantes que podrían En O. Halfon, F. Anserment & B. Pierrehumbert (Eds.),

Filiations psychiques (pp. 102-115). Paris: PUF.


estar en juego en este terreno.
Buchheim, A. & Strauss, B. (2002). Interview methoden der

klinischen bindungsforschung [
El método de entrevistas

Referencias en investigación clínica del apego]


. En B. Strauss, A .

Buchheim & H. Káchele (Eds.), Kl i n i s c h e

Ainsworth, M. (1969). Object relations, dependency and bindungsf


orschung [
Investigación clínica en apego](pp.

attachment: A theoretical review of the infant-mother 27-53). Stuttgart: Schattauer.

relationship. Child Development, 40, 969-1025. Cassidy, J


. (1999). The nature of the child’
s ties. En J
. Cassidy

Ainsworth, M. D., Blehar, M. C., W aters, E. & W all, S. & P. R. Shaver (Eds.), Handbook ofattachment:Theory,

(1978). Patterns ofattachment:A psychological study of research and clinical applications (pp. 3-20). New York:

the strange situation. Hillsdale, NJ: Erlbaum. Guilford Press.

Albala, J. & Sepúlveda, P. (1997). Adaptación del cuestio- Cassidy, J. & Shaver, P. R. (Eds.). (1999). Handbook of

nario Parental Bonding I


nstr ument (
PBI
) de Parker, attachment:Theory, research and clinical applications.

Tupling y Brown, para la población consultante mayor New York: Guilford Press.

de dieciséis años del gran Santiago. Tesis para optar al Collins, N. L. & Read, S. J
. (1990). Adult attachment working

grado de Licenciado en Psicología, Universidad Central, models, and relationship quality in dating couples. Journal

Santiago de Chile. ofPersonality and Social Psychology, 58, 644-663.

Allen, J. P. & Land, D. (2000). Attachment in adolescence. Crittenden, P. M. (1999). Attacamento in etá adulta:L’

En J. Cassidy & P. R. Shaver (Eds.), Ha n d bo o k o f appraccio dinamica all’Adult Attachment I


nter view.

attachment:Theory, research and clinical applications Milan: Raffaello Cortina Editore.

(pp. 203-216). New York: Guilford Press. Crowell, J. A. & Treboux, D. (1995). A review of adult

Allen, J. G., Huntoon, J., Fultz, J., Stein, H., Fonagy, P. & attachment measures: Implications for theory and research.

Evans, R. B. (2001). A model for brief assessment of Social Development, 4, 294-327.

attachment and its application to women in inpatient Dozier, M. & Kobak, R. R. (1992). Psychophysiology in

treatment for trauma related disorders. Journal of attachment interviews: Converging evidence for

Personality Assessment, 76, 421-447. deactivating strategies. Child Development, 63, 1473-

B a r t h o l o m e w, K. (1990). Av o i d a n c e of intimacy: An 1480.

attachment perspective. Journal ofSocial and Personal Fonagy, P., Steele, M., Steele, H., Leigh, T., Kennedy, R.,

Relationships, 7, 147-178. Mattoon, G. & Ta rg e t , M. (1995). Attachment, the

Bartholomew, K. & Horowitz, L. M. (1991). Attachment reflective self and borderline states: The predictive

styles among adults: A test of a four category model. Journal speciticity of the Adult Attachment Interview and

ofPersonality and Social Psychology, 61, 226-244. pathological emotional development. En S. Goldberg, R.

Bartholomew, K. & Shaver, P. R. (1998). Methods of assessing Muir & J. Kerr (Eds.), At t a c h m e n t t h e o r y : So c i a l ,

adult attachment: Do they converge? En J. A. Simpson & developmental and clinical perspectives. New York: The

W. S. Rh o l e s (Eds.), At t a c h m e n t theory and close Analytic Press.

relationships (pp. 25-45). New York: Guilford Press. Fonagy, P. (1999). Psychoanalysis and attachment theory.

B a r t h o l o m e w, K . , K w o n g , M . J. & Ha r t , S . D . ( 2 0 0 1 ) . En J. Cassidy & P. R. Shaver (Eds.), Ha n d bo o k o f

Attachment. En W. J. Livesley (Ed.), Ha n d bo o k o f attachment:Theory, research and clinical applications

personality disorders:Theory, research and treatment (pp. (pp. 595-624). New York: Guilford Press.

196-230). New York: Guilford Press. F r a l e y, R. C. & W aller, N . G. (1998). Adult attachment

Belsky, J. (1999). Modern evolutionary theory and patterns patterns: A test of the typological model. En J
. A. Simpson

of attachment. En J. C a s s i d y & P. R. S h a v e r ( E d s . ) , & W . S. Rholes (Eds.), Attachment theor y and close

Handbook ofattachment:Theory, research and clinical relationships (pp. 77-114). New York: Guilford Press.

applications (pp. 141-161). New York: Guilford Press. Fraley, R. C., W aller, N. G. & Brennan, K. A. (2000). An
EVALUACIÓN DEL APEGO EN EL ADULTO 191

item response theory analysis of self-report measures of tación y estudio de validezy confiabilidad de la “Adult

adult attachment. Journal of Personality and Social Attachment Prototype Rating (AAPR)” de Strauss & Lobo-

Psychology, 78(2), 350-365. Drost: Estado de avance. Ponencia presentada en el Ter-

Griffin, D. & Bartholomew, K. (1994). Models of the self cer Encuentro Chileno de Investigación Empírica en Psi-

and other: Fundamental dimensions underlying measures coterapia, Reñaca, Chile.

of adult attachment. Journal of Personality and Social Michell, C. & Vega, M. (2001). Patrones de apego en adul-

Psychology, 67(3), 430-445. tos con historia de maltrato en la infancia. Tesis para

Hazan, C. & S h a v e r, P. R. (1987). Romantic love optar al Título de Psicólogo, Escuela de Psicología, Uni-

conceptualized as an attachment process. Journal of versidad Santo Tomás, Santiago, Chile.

Personality and Social Psychology, 52, 511-524. Parker, G., Tupling, H. & Brown, L. B. (1979). A Parental

Hesse, E. (1999). The adult attachment interview: Historical Bonding Instrument. British Journal of M edical

and current perspectives. En J. Cassidy & P. R. Shaver Psychology, 52, 1-10.

(Eds.), Handbook of attachment: Theor y, research and Pierrehumbert, B., Karmaniola, A., Sieye, A., Meisler, C.,

clinical applications (pp. 395-433). New York: Guilford Miljkovitch, R. & Halfon, O. (1996). Les modelès de

Press. relations: Développement d’un autoquestionnaire

Kobak, R. R. (1999). The emotional dynamics of disruptions d’attachement pour adultes. Psychiatrie de l’ Enfant, 1,

in attachment relationships: Implications for t h e o r y, 161-206.

research and clinical intervention. En J. Cassidy & P. R. Pilkonis, P. A. (1988). Personality prototypes among

Shaver (Eds.), Handbook of attachment: Theory, research depressives: Themes of dependency and a u t o n o m y.

and clinical applications (pp. 21-43). New York: Guilford Journal of Personality Disorders, 2, 144-152.

Press. Santelices, M. P. (2003). Apego y psicopatología: Un estu-

Kobak, R. R. & Hazan, C. (1991). Attachment in marriage: dio en futuras madres (Proyecto DIPUC 2003/15E2).

The effects of security and accuracy of working models. Santiago: Escuela de Psicología, Pontificia Universidad

Journal of Personality and Social Psychology, 60, 861- Católica de Chile.

869. Shaver, P. R., Belsky, J. & Brennan, K. A. (2000). The adult

Lyddon, W. & Sherry, A. (2001). Developmental personality attachment interview and self-reports of romantic

styles: An attachment theory conceptualization of attachment: Associations across domains and methods.

personality disorders. Journal of Counseling and Personal Relationships, 7, 25-43.

Development, 79(4), 405-414. Simpson, J. A. (1990). Influence of attachment styles on

Main, M., Kaplan, N. & Cassidy, J. (1985). Security of romantic relationships. Journal of Personality and So-

infancy, childhood and adulthood: A move to the level of cial Psychology, 59, 971-980.

r e p r e s e n t a t i o n . E n I . B r e t h e r t o n & E . Wa t e r s ( E d s . ) , Stein, H., Koontz, A. D., Fonagy, P., Allen, J. G., Fultz, J.,

Growing points of attachment theory and research (pp. Brethour, J. R., Allen, D. & Evans, R. B. (2002). Adult

66-106). Chicago: University of Chicago Press. attachment: What are the underlying dimensions?

Main, M. & Solomon, J. (1990). Procedures for identifying Psychology and Psychotherapy: Theory, Research and

infants as disorganized/disoriented during A i n s w o r t h Practice, 75, 77-91.

Strange Situation. En M. Greenberg, D. Cicchetti & M. Strauss, B. & Lobo-Drost, A. (2001). Adult Attachment

Cummings (Eds.), Attachment in the preschool years: Prototype Rating (AAPR): A method to assess attachment

Theory, research and intervention (pp. 121-160). Chicago: patterns in adults. Documento no publicado.

University of Chicago Press. We s t , M. & Sheldon, A. (1987). An approach to the

Marrone, M. (2001). La teoría del apego: Un enfoque ac- delineation of adult attachment: Scale development and

tual. Madrid: Psimática. reliability. Journal of Nervous and M ental Disease, 175,

Martínez, C., Núñez, C. & Tapia, P. (2003, agosto). Adap- 738-741.

Fecha de recepción: Agosto de 2004.

Fecha de aceptación: Diciembre de 2004.

Potrebbero piacerti anche