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Contenido:

El duelo y las pérdidas importantes en su vida

Qué hace un duelo menos doloroso

El duelo y sus etapas


Niega la muerte
Vive presa de un dolor agudo
La aceptación: ¡Comienza a vivir otra vez!

Duelo por un hijo


Qué decirle al padre que ha perdido a un hijo

Duelo por la pérdida de la pareja


Cómo sobrellevar este duelo de pareja

El duelo en los niños

Cómo elaborar correctamente un duelo


Las 4 fases para salir airoso de un duelo
Factores que determinan la correcta resolución del duelo
Signos que indican que el duelo se está complicando
Sistemas de apoyo para ayudarle a salir de un duelo que se está resolviendo mal

Se puede crecer a partir del duelo


¿Cuándo se da por terminado un duelo?
No llores por mí si me amas.

Si conocieras el Don de Dios y lo que es el Cielo y si pudieras oír el cántico de los Ángeles
y verme en medio de ellos, no llorarías más por mí.
Si pudieras ver descollarse ante sus ojos los horizontes, los campos y los nuevos senderos
que yo atravieso, no llorarías por mí.
Si por un instante pudieras contemplar como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas
palidecen, no llorarías por mí.
¿Cómo? Tú que me has visto y me has amado en el país de las sombras, no le resignas a
verme y amarme en el País de las Inmutables Realidades? oí me amas, no llores por mí.
Créeme que cuando la muerte venga a romper tus ligaduras como ha roto las que a mí
me encadenaban, cuando llegue el día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este
Cielo en el cual le he precedido, ese día volverás a verme y sentirás que te sigo amando,
que te amé y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme
en transfiguración, en éxtasis, feliz, ya no esperando la muerte sino que, avanzando contigo
de la mano por los nuevos senderos de luz y vida, enjugarás tu llanto y no llorarás más por
mí, si me amas.

SAN AGUSTIN
Lector...

Perder a un ser querido es una de las experiencias más traumáticas por las cuales puede
atravesar una persona durante su vida. Es probable que usted se encuentre sumido en un
dolor tan intenso, que muchas veces se habrá preguntado hasta cuándo sufrirá tanto y si
algún día podrá volver a vivir sin la compañía de ese ser querido.
Sin embargo, el conocer más acerca de qué puede ayudarle a entender y aceptar su
situación y qué no, le facilitará el paso por este duro camino de angustia y desgaste, tanto
físico como emocional.
Permítase a sí mismo experimentar el sufrimiento, sentir y expresar la angustia, el
temor, la culpa, según se vayan presentando. Si acepta esos sentimientos y se permite
"vivirlos", sacarlos a flote y dejar que ocurran de una manera natural, la herida cicatrizará.
EL DUELO
Y LAS PÉRDIDAS
IMPORTANTES
EN SU VIDA

Quizá usted, en este momento, ha perdido a un ser querido (o tal vez éste se encuentra en
fase terminal y la muerte es inminente). Sea cualquiera de los dos casos, con seguridad se
siente terriblemente solo, incomprendido y, lo peor, preso de una tristeza infinita, de un
dolor agudo que parece enloquecerle.
Y es que para todos los seres humanos, el duelo es un proceso lento y doloroso. Sin em-
bargo, si logra atravesar en forma satisfactoria cada una de sus etapas, la experiencia no
sólo le será menos traumática, sino que -aunque le parezca extraño- le permitirá crecer y
madurar a partir de ese dolor.
En primer lugar, es importante que conozca cómo han definido los especialistas el
término duelo.

Algunos afirman que son todos esos sentimientos, reacciones y cambios que se
presentan mientras la herida, por la pérdida de un ser querido, está cicatrizando.
Otros prefieren referirse a él como una reacción natural y a la vez un proceso de
adaptación, muy doloroso, que sigue a las pérdidas importantes que usted sufre en la
vida.

No importa si se trata de ese oso de peluche que adoraba cuando tenía 6 años o del
perrito que alguna vez atropelló un carro. Aunque se trate de objetos o animales, tenían
gran significación en su vida. Eso es una pérdida y, como tal, usted habrá sentido el mismo
dolor y angustia propios de un duelo.
No obstante, no sólo enfrentar la muerte de una mascota o de un ser querido es consi-
derado una pérdida. Es igualmente válido el hecho de romper una relación muy estrecha, ya
sea por divorcio o abandono. Es más, los sicólogos consideran que este es el segundo tipo
de pérdida más importante que puede experimentar una persona.
También duele, angustia y genera un duelo, quedar minusválido después de un accidente
(o perder el sentido de la vista, un brazo, una pierna), ser sometida a una mastectomía,
convertirse en víctima de una violación o perder el empleo.
Pero eso no es todo: perder las esperanzas respecto a una meta que se había definido,
cambiarse de casa o sufrir un descalabro económico, son consideradas pérdidas que
generan sentimientos angustiantes.
QUE HACE
UN DUELO
MENOS
DOLOR0SO

Alguna vez se ha detenido a pensar, ¿porqué algunas personas se restablecen con relativa
facilidad después de la muerte de un ser querido?
Seguramente se permitieron vivir cada sentimiento generado por el duelo y lograron
elaborarlo hasta llegar a un final satisfactorio.
Sin embargo, puede decirse que existen cuatro circunstancias de las cuales también
depende que su duelo sea más o menos traumático:

1 EL TIPO DE PÉRDIDA.

Es un duelo muy diferente aquel que se origina por la muerte de un hijo o una pareja, al
causado por el hecho de quedar en la ruina o desempleado.

2 EL GRADO DE RELACIÓN QUE USTED TENIA CON ESA PERSONA

¿Era su hermano, su mamá, su esposo, un amigo muy cercano, un compañero de oficina?


El duelo será más o menos doloroso dependiendo del lazo que les unía.
La sicóloga Nancy O'Connor, autora del libro Déjalos ir con amor, afirma que "cuanto más
cercana haya sido su relación con la persona que murió, más doloroso, complicado y
prolongado será el proceso de despedida".

3 LAS CIRCUNSTANCIAS QUE RODEARON LA MUERTE DE SU SERQUERIDO

. Digamos que la persona a quien usted acaba de perder murió en forma repentina o
accidentalmente.
Salir de su duelo le llevará más tiempo y tendrá que enfrentarse a ciertas dificultades para
superarlo. Por ejemplo, sentimientos como: la sorpresa, el no creer lo que pasó, la rabia o la
culpa, serán más profundos y le acompañarán durante periodos más largos.
. Por el contrario, quizá tuvo la oportunidad de prepararse para la muerte de su ser
querido. .
Tal vez él o ella fueron declarados enfermos terminales y usted se convirtió en una
compañía constante, en un soporte sólido durante esos momentos difíciles.
Así las cosas, tuvo tiempo para decirle todo lo que sentía, las cosas buenas y malas,
recordaron situaciones felices, se perdonaron mutuamente, se despidieron... con seguridad,
superará el duelo más rápidamente.
. Algo muy distinto sucede si ese ser querido se suicidó.
Puede que usted esté desconcertado e incluso furioso, pensando que realmente no era
tan importante para esa persona, si ella se "fue" voluntariamente.
Y cree que no podrá perdonarle nunca el hecho de no haber confiado en usted, de no
haberle permitido ayudarlo. La culpa, en este caso, es el sentimiento más difícil de afrontar:
"¿Por qué lo hizo?", "¿Fue por mi causa"?, "¿Por qué no me di cuenta de lo que le sucedía?",
son algunos interrogantes que usted se estará planteando continuamente.
. Y si la causa de muerte fue un homicidio, también tendrá que vencer otras dificultades:
El deseo de vengarse de quienes le mataron, la ansiedad de que se haga justicia
rápidamente, la impotencia generada porque usted piensa que no pudo evitar esa muerte,
son sentimientos encontrados que requerirán mucho de su parte y, si es necesario, de
ayuda sicológica.

4 SU PERSONALIDAD Y LA MANERA COMO ENFRENTO LAS PERDIDAS


DURANTE SU INFANCIA

Si es de aquellas personas a quienes les "disfrazaron" la muerte cuando pequeñas -"para


que no sufrieran"- o tienen una personalidad tímida, desconfiada, depresiva o insegura,
afrontará más contratiempos en la elaboración de su duelo.
EL DUELO
Y SUS ETAPAS

● “¡No puede ser posible!".


● Esto es una terrible pesadilla".
● "¿Por qué a mí?".
● "No podré seguir viviendo sin su compañía".
● "Este dolor me va a enloquecer"...
¿Le suenan familiares estas frases? Seguramente. No se preocupe si una y otra vez las ha
estado repitiendo. ¡Es normal! Usted está pasando por cualquiera de las tres etapas,
completamente naturales, en un proceso de duelo.
Si quiere gritar, llorar o está furioso, ¡Demuestre sus sentimientos!
No crea, así mismo, que su mente le está jugando malas pasadas si escucha la voz de su
ser querido o si se deja vencer por la culpa de no haberle dicho que lo amaba. Con
seguridad, está pasando por alguna de las fases naturales del duelo.
Aunque, claro está, estas son muy relativas, pues cada persona siente el duelo a su
manera. Quizá usted se "salte" alguna etapa o las presente intercambiadas. No hay dos
personas que vivan un duelo completamente igual.
Pero, es probable que usted reconozca o identifique momentos que le indiquen que está
viviendo alguna de las siguientes etapas.

1 NIEGA LA MUERTE

¡Esto no puede ser cierto! es la idea que seguramente ha pasado muchas veces por su
mente. Generalmente, ese período de "entumecimiento", de negación, de incredulidad, se
vive durante las primeras seis semanas después de la muerte.
De acuerdo con los sicólogos, esos sentimientos le están protegiendo, como una especie
de escudo, mientras pasa un tiempo y usted, poco a poco, asimila el impacto total de lo que
le ocurrió.
Y es que, así como Elsa, muchas personas no son capaces de tomar decisiones sobre el
ritual funerario. Sin embargo, los sicólogos afirman que…

Encargarse de arreglar los


asuntos del funeral facilita la
aceptación de la realidad de la muerte.

Elegir la funeraria, el ataúd y el


tipo de sepelio, no sólo le
mantiene ocupado, sino que le
dan tiempo para que usted
comience a ser consciente de que
esa persona está muerta y que
nunca va a regresar.

Aunque usted no lo crea, tomar estas determinaciones, así como participar activamente
de cómo y cuándo le dirá el adiós definitivo a su ser querido, le está ayudando a iniciar su
proceso de duelo.
Al hacerlo, le será más fácil despedirse y hacerse consciente de que la muerte de su
esposa, hijo, hermano, mamá o cualquier otra personal especial, es una realidad.

2 VIVE PRESA DE UN DOLOR AGUDO.


Literalmente, siente como una puñalada en el corazón. Cree que va a enloquecer si sigue
experimentando ese sentimiento.
"¿Hasta cuándo va a doler tanto?"; Y la respuesta viene enseguida:"Sólo estaría bien si él
(o ella) volviera a mi lado". Pero, conscientemente, usted sabe que eso no sucederá...
La característica principal de esta fase es: una tristeza profunda, una sensación de
desamparo cuando espera esa llamada telefónica de su esposo que nunca llegará, o cuando
se sienta a la mesa y ve el lugar que su hijo o padre dejó.
Muchos comienzan a oír sus pasos, su voz, sienten su olor, perciben su proximidad...
Probablemente usted dejó intactos los objetos y la ropa, con la esperanza de que él o ella
va a regresar. ¡O por el contrario!, se deshizo de todo recuerdo rápidamente, con la idea de
que así no le dolerá tanto.
Después del sepelio, los días pasan rutinarios. El tiempo dejó de tener una significación
especial para usted. Ya no sabe, y tampoco le importa, si es domingo o miércoles. Comer,
trabajar, conversar, son sólo actividades que hace automáticamente.
Y cuando usted menos lo espera (en el supermercado, mientras ve televisión o hace
algún oficio), viene el recuerdo de su ser querido, se le hace un nudo en la garganta y
rompe a llorar.

Permita que las lágrimas


salgan y exprese toda su tristeza.
Ello aliviará en gran parte su dolor.

También es usual que los hábitos de comida y de sueño cambien radicalmente. Dejar de
comer porque "no me sabe a nada", no conciliar el suelo, despertar abrupta mente a la
madrugada, tener pesadillas o despertarse completamente exhausto, son fenómenos
normales.

Lo importante es que NO
comience a acudir a las drogas o
al alcohol para tratar de
"disfrazar" lo que hay detrás de
estas alteraciones. Es decir, su
dolor.

Intente volver a su dieta normal.


o de lo contrario será más
vulnerable a las gripes, úlceras,
cambios en la tensión arterial,
etcétera

Durante esta etapa es muy probable que le estén asaltando


. La rabia,
. La culpa, y/o
. La depresión.
La siquiatra Elisabeth Kübler-Ross fue quien descubrió (después de atender cientos de
casos de duelo) que la mayoría de personas que han perdido a un ser querido tienen estos
sentimientos (o alguno) durante su proceso de duelo.

Los sicólogos aconsejan en


primer lugar que SE ADMITA a
usted mismo que está enojado.
Así superará más rápidamente
este sentimiento y evitará quedar
atrapado en una trampa de
amargura y resentimiento.

En segundo lugar, que HABLE


con alguien de confianza sobre
esa rabia que siente. Alguien que
le escuche sin hacerle
recriminaciones.
Y en tercer lugar, que se
DESAHOGUE de alguna manera:
haciendo aeróbicos, golpeando
una almohada, rasgando papel.
etcétera.

Cualquiera que sea su caso, deshágase cuanto antes de tantos "por qués" y "si yo
hubiera...".
De acuerdo con la doctora O'Connor "el sentimiento de culpa retrasará su curación.
Incluso, si está convencido de que se equivocó, o fue insensible, debe perdonarse a sí
mismo y proseguir con su vida".
Aproveche esos momentos de
soledad para hacer planes a
corto plazo, escuchar música, ver
fotografías, llorar...

Pero si la depresión continúa o se acentúa, debe acudir a ayuda profesional.

3 LA ACEPTACION: ¡COMIENZA A VIVIR OTRA VEZ!

Esta es la etapa final del duelo. Los hábitos alimenticios y de sueño volverán a la
normalidad. El dolor será menor y ya no recordará tan seguido a su ser querido. Usted
todavía experimentará algo de tristeza, pero ya la sensación no será tan fuerte.
Aunque no sea consciente de su recuperación, muy seguramente su relación frente a la
vida será más positiva. Tendrá nuevos amigos, se irá de viaje, podrá disfrutar de nuevo las
fiestas navideñas, los cumpleaños, los paseos...
Todo ello no quiere decir que ha olvidado a la persona fallecida. Sencillamente ya es
consciente de que ella murió y usted sigue vivo. Quizá se enamore de nuevo, o tenga otro
hijo (si su duelo se originó por la pérdida de uno). En fin, estará de nuevo motivado y ahí
comenzará su enriquecimiento personal. Se sentirá vivo y feliz.

Su duelo habrá terminado y


usted será una nueva persona:
más madura, más confiada, más
preparada para afrontar otras
duras circunstancias.
DUELO
POR
UN HIJO

Sí usted acaba de perder un hijo (no importa la edad), su duelo será más intenso,
significativo, doloroso, largo de procesar... pero terminará. De eso puede estar seguro.
Con el tiempo, la angustia, el dolor y la desesperación darán paso a una nueva vida. La
doctora O'Connor sostiene que, "aunque parezca insoportablemente doloroso, también
puede ser una oportunidad para conocerse más a sí mismo. Algunas veces, los sucesos más
dolorosos en la vida pueden transformarse en lecciones que nos hacen avanzar en nuestro
desarrollo como individuos y como familia".
Sabemos lo que está pensando: superar lo que siente no será fácil. Sus sentimientos son
devastadores. Su papel de amar, proteger y cuidar a su hijo le ha sido arrebatado. Pero
conocer más acerca del tema, le ayudará a hacer mucho más llevadero su dolor.

En primer lugar, recuerde que usted tiene


derecho a expresar su angustia y su rabia.

Busque personas que le permitan hablar


de (as circunstancias en las que murió su
hijo, de la vida que llevó.

Parece contradictorio, pero recordar durante los primeros días, después de la muerte, le
dará un sentido a la vida, Y es que para la mayoría de los padres, no hablar de su hijo es
mucho más doloroso que poder desfogar sus sentimientos.
Quizá, quienes están cerca a usted eviten hablar de su hijo "para no hacerla sentir peor".
Dígales (si lo siente así) que no quiere borrar su nombre de las conversaciones. Que es una
necesidad apremiante recordarlo.
Incluso, hay padres que encuentran beneficioso mirar las fotos familiares, los vídeos,
guardar las cosas del niño. Pero, gradualmente, váyase desprendiendo de su ropa o
juguetes. Así se dará cuenta de que se está realmente despidiendo de su hijo.
Durante los primeros meses, su vida parece carecer de sentido. Como padre, está
deshecho por dentro. Esos sentimientos, aparentemente intolerables, son normales. Está
pasando por un suceso horrible, pero aunque le parezca imposible, usted seguirá vivo.
También puede sentir que todo aquello que los demás le dicen es frívolo, estúpido, sin
ningún significado. "Es la voluntad de Dios", "Te comprendo" o "Ten mucho valor", son
expresiones que le producen rabia porque sabe que nadie puede comprender lo que siente.
Gradualmente, casi sin que usted se dé cuenta, el dolor se hará menos intenso a medida
que pasan los meses. Los sicólogos consideran que después de seis años se sigue sintiendo
la pérdida. No se ha olvidado, pero definitivamente el dolor ha terminado.
Y cuando finalice su proceso y el tiempo haya cicatrizado la herida, se dará cuenta de que
sus perspectivas han cambiado, sus valores, su sistema de vida. Será más tolerante y
compasivo con respecto a la gente que tiene dificultades. Se convertirá en mejor persona...
DUELO POR
LA PÉRDIDA
DE LA PAREJA

Para los sicólogos, si el duelo por la pérdida de un hijo es uno de los más dolorosos, la
muerte de la pareja es, en su orden, un golpe psicológico grave.
Usted compartió con él o ella... □ el pasado (durante su noviazgo), □ el presente (la
relación conyugal, la cual siempre estuvo rodeada de pequeños o grandes conflictos, de
compromisos económicos, de responsabilidades compartidas) y □ el futuro (que
representaba miles de proyectos, los cuales ya no se podrán compartir; usted los asumirá
solo o sencillamente quedarán en el olvido).
La sicóloga Doris Jaramillo (psicóloga clínica) sostiene que la recuperación por la pérdida
de su pareja dependerá del grado de afecto o, por el contrario, de conflicto existente entre
ustedes dos. También de las expectativas y de la dependencia que cada uno tenía del otro
en el momento de la muerte.

□ Si usted sostuvo una RELACION CONFLICTIVA con su esposo o esposa,


seguramente después de su muerte han salido a flote muchos complejos de culpa, se
preguntará continuamente si pudo hacer algo para que el matrimonio fuera más feliz y no lo
intentó, o pensará que quizá él no era tan malo y usted nunca lo pudo comprender.
Por otro lado, quizá no faltará quien le diga: "Bueno, siquiera descansaste de él (o ella)"
o "Estaría de Dios que eso ocurriera para que puedas rehacer tu vida". Ese tipo de
"consuelos", en lugar de favorecer su estado anímico, lo que hacen es confundirlo e
invalidarle su derecho al duelo, cualesquiera que hayan sido las circunstancias que rodearon
su matrimonio.
□ Si su relación era MUY INTENSA Y FELIZ, la rabia por lo sucedido será la primera
sensación que experimentará: "Dios, ¿porqué fuiste tan injusto conmigo?". "¿Por qué me lo
quitaste, si éramos tan felices?".
Sin embargo, como usted no guarda rencores frente al ser amado y se supone que no
tenían graves problemas, la pérdida será dolorosa, pero NO traumática.
Esa relación de pareja, fuerte y vital, contraria a la que se caracteriza por graves
incidentes, conlleva una mayor dificultad para aceptar la realidad de la pérdida. Por
consiguiente, a usted le será muy doloroso acostumbrarse a vivir sin la otra persona durante
los primeros meses, y mucho más aún pensar que en el futuro será capaz de volver a
mantener una relación con alguien.
Sin embargo, cuando haya transcurrido un año, aproximadamente, sus expectativas serán
más claras.
Estará sobreviviendo a la pérdida y poco después ya tendrá control sobre su vida.
Sabrá que es capaz de tomar decisiones y la imagen idílica de su pareja se irá
desvaneciendo lentamente.
Recordará que así como su esposo o esposa tenía virtudes, también tenía defectos.
Entonces, COMENZARA UNA NUEVA VIDA.
EL DUELO
EN LOS NIÑOS

Este capítulo le ayudará en el caso de que sea usted quien deba brindar consuelo y apoyo
emocional a un niño que ha perdido a sus padres, abuelos, a un hermanito o a alguien muy
especial en su vida.

Muchas personas encuentran difícil


explicarle a un pequeño lo que es la
muerte, pero en sus manos está que él
salga airoso del proceso.

Como dijimos en el primer capítulo, el solo hecho de perder a la muñeca preferida o a la


mascota, de por sí debe considerarse como una pérdida emocional. Saber afrontarla es vital
para crecer, madurar y prepararse para futuras pérdidas mayores,
Uno de los errores más comunes que cometemos los adultos es evitar hablar sobre la
muerte delante de los niños. Utilizamos eufemismos como "descansó", "está dormido", o "se
fue de viaje", pero casi nunca decimos “se murió”.
Recuerde que es vital para ellos saber lo que significa morir, pues de este factor también
depende que al sufrir una pérdida en la edad adulta, su duelo sea menos traumático.
Es preciso sin embargo, saber que el concepto de muerte varía de acuerdo con la edad.
Los niños tienen diferentes ideas sobre este suceso. Téngalas en cuenta para hablar con el
pequeño y así poder comprender sus reacciones.
KUbler-Ross, en su libro el duelo, indica que:
"Hasta los tres años, a un niño lo único que le preocupa es la separación, seguida más
tarde por el miedo a la mutilación.
Es a esta edad cuando comienza a salir "al mundo", a correr en triciclo por las aceras. Es
en este ambiente donde puede ver por primera vez cómo un auto atropella a un animalito
querido... esto es lo que la mutilación significa para él".
Un pequeño en edad preescolar cree que la muerte es causada por un monstruo que
viene a llevarse a la gente. Pero también la ve como un largo sueño, del cual se puede
despertar.
Entre los 6 y los 10 años, aún es como una fantasía, algo irreal. El niño está seguro de
que "papá va a regresar". Pero en medio de ese acontecimiento misterioso, el pequeño
también tiene sentimientos de culpa, pues piensa que por sus acciones "malas" papi o mami
se fueron sin despedirse.
A partir de los 10 años, comprende que la muerte es natural e irreversible en las personas
y en los animales.
Al igual que los adultos, pasa por las mismas etapas y sentimientos característicos de un
duelo. Pero la preocupación es quizá el más significativo. Frases como:

● "Quién me va a ayudar a hacer las tareas",


● "Quién me va a comprar la bicicleta en Navidad", o
● "Cómo será mi vida de ahora en adelante", son muy usuales.

Los niños reaccionan diferente a la muerte de papá o mamá. Mientras unos se aíslan
completamente, otros lloran y gritan. Algunos, en medio de absoluta tranquilidad, afirman
que "en las próximas vacaciones mamá regresará" o guardan en secreto una galleta para su
papi, convencidos de que en el viaje al cielo él sentirá hambre.
Sea cual fuere la reacción, respete cada palabra, cada gesto.

Permítale airear todo lo que siente,


escúchelo con atención, abrácelo en los
momentos de llanto, acompáñelo en las
noches...

De lo contrario, las secuelas serán no sólo de tipo inmediato (enfermará, dejará de comer,
disminuirá en su rendimiento escolar o se volverá agresivo y rebelde), sino que en un futuro
le será aún más difícil afrontar las otras duras dificultades que la vida le pondrá a su paso.
COMO ELABORAR
CORRECTAMENTE
UN DUELO

Quizá le parezca complicado el hecho de que un duelo (caracterizado por emociones,


sentimientos y contradicciones muy individuales) pueda y deba elaborarse bajo parámetros
predeterminados por otras personas.
Pero las investigaciones, los estudios, los testimonios, las entrevistas, realizados por
serios profesionales en todo el mundo, han llegado a dos conclusiones:
● La primera es que a todos nosotros nos viene bien contar con cierta orientación para
elaborar este doloroso proceso en forma correcta, y
● La segunda, que existen cuatro etapas para salir airoso de él.
Si alguna de ellas no se supera, si usted la vive pero se estanca en alguna, es muy
posible -casi seguro- que a lo largo de su vida se presentarán graves problemas, tanto
físicos como sicológicos (depresiones agudas, enfermedades físicas crónicas, quizá consumo
excesivo de tranquilizantes o alcohol, autoestima baja, falta absoluta de confianza en sí
mismo). Y en ese momento, tendrá que requerir ayuda profesional.

Las cuatro fases para


salir airoso de un duelo

1 La primera de estas fases es quizá la más dura: ACEPTAR LA REALIDAD DE LA


MUERTE.
● Comprenda que usted jamás volverá a ver a su ser querido.
● Enfréntese al hecho de que ni puede ni debe delegar en otros las decisiones sobre todo lo
concerniente al sepelio. Recuerde que esa tarea le ayuda a enfrentar la verdad.
● No deje pasar mucho tiempo para deshacerse gradualmente de las pertenencias de su
hijo, esposo o padre. Dejar el cuarto tal y como estaba, por ejemplo, sólo le está "robando"
tiempo para hacerse a la idea de que, en este aspecto de su vida, nada volverá a ser como
antes.

2 En segundo lugar está la tarea de EVITAR ESOS "SOFISMAS DE


DISTRACCION" en los cuales la sociedad se empeña en involucrarnos.

Seguramente, durante el proceso que está viviendo, no ha faltado quien le aconseje (¡o
quizá hasta usted mismo lo ha pensado!) cambiar de casa, trabajar 20 horas al día, viajar
fuera del país o de la ciudad, correr a conocer gente nueva, acudir al alcohol o a los
tranquilizantes...
Todos estos "métodos" para disipar el dolor agudo de la separación evitarán que usted
saque a flote sus sentimientos de tristeza. Y así no podrá liberarse sana mente del dolor de
la pérdida. Generalmente estos son cambios impulsivos y suelen lamentarse más tarde.
Dése un tiempo más y verá que podrá tomar decisiones en forma madura y razonable.

3 La tercera fase es aquella donde usted debe APRENDER A VIVIR SIN LA


COMPAÑÍA DEQUIEN MURIO.

Aunque el tiempo es relativo, comenzará a presentarse alrededor de los tres meses


después del deceso.
En ella, usted deberá aceptar el hecho de que puede vivir sin la persona fallecida. Quite
el puesto de la mesa, evite ocupar sólo "su" lado de la cama (en él caso de una pareja),
acostúmbrese a realizar actividades que antes compartían, tome decisiones aunque a simple
vista parezcan asuntos difíciles emprenda una nueva actividad.
Si usted no supera esta etapa, probablemente no logrará adaptarse a la pérdida y
reforzará conductas de inseguridad, sintiéndose inútil frente a los retos.

4 Ha llegado a la tarea final del duelo: ESTABLECER NUEVAS RELACIONES.


En los casos de viudez es más difícil de lograr, pues muchos hombres y mujeres
consideran que están siendo desleales y hasta "infieles" con la memoria de la persona
fallecida, y se niegan la posibilidad de volver a amar y ser amados.
Algunos encuentran la pérdida tan dolorosa, que creen que su vida se detuvo cuando
ocurrió el deceso.

Lo más sano es tener siempre presente


que el duelo es básicamente un
proceso de cambio y que la muerte
termina una vida, más no una relación.

Factores que determinan


la correcta resolución del duelo

De muchas circunstancias depende que usted se recupere anímica y físicamente de


manera más rápida o más lenta de su duelo.
Lea detenidamente cada uno de ellos e intente solucionar la situación -si es factible
hacerlo- en caso de que algo esté fallando:

¿Tiene en este momento -en el cual ha perdido a un ser querido- alguien


fuerte que lo apoye?

Un buen acompañante en el proceso le ayudará a superar el dolor con mayor fortaleza y


tranquilidad. En cambio, si alguien a su lado continuamente le está diciendo: "No sea boba,
no llore más, tiene toda una vida por delante..." con seguridad le está obligando a reprimir
sus manifestaciones de dolor.

¿Qué grado de apego tenía con la persona fallecida?

Un proceso de duelo puede correr el riesgo de no resolverse adecuadamente si usted era


demasiado dependiente de la persona que murió. Aun en detalles diarios (como llevar el
carro al mecánico o consultar con el pediatra de los niños) es necesario que usted confíe en
sí mismo y aprenda a valerse por sí solo.
¿Cómo piensa respecto a la muerte?

Si usted ve la muerte como una especie de castigo, con seguridad tendrá muchas más
posibilidades de invalidar su duelo. Por el contrario, si la relaciona como un proceso natural
de la vida, ello le ayudará a elaborarlo más fácilmente.

¿Eran demasiados los hábitos compartidos?

Digamos que usted compartía con la persona fallecida un significativo número de


actividades sociales, económicas, culturales... Entonces le resultará más difícil el proceso de
duelo. Cuando la relación es puramente sentimental, el tiempo de cada etapa disminuye.

¿Se dio tiempo para asimilar la pérdida?

Gozar de la posibilidad de estar tranquilo después de los actos funerarios, de hablar,


recordar y detenerse a pensar cómo y qué hará en el futuro, le permitirán vivir cada una de
las etapas características del duelo.
Por el contrario, si con la muerte de ese ser querido quizá perdió su estabilidad
económica, (por ejemplo), deberá reincorporarse rápidamente a sus actividades y asumir
nuevas y pesadas responsabilidades. Así las cosas, tendrá menos tiempo para afrontar la
realidad de la pérdida y vivir su duelo, lo que puede alterar el proceso.

¿Cómo es su personalidad?

Mientras más fuertes sean su carácter y su capacidad de expresar todo lo que siente,
más posibilidades tiene de salir airoso de este golpe. Pero si no goza de confianza en sí
mismo, o intenta siempre reprimir sus lágrimas u otras demostraciones de dolor, el proceso
puede demorarse.

¿Cómo está su salud física?

Si ha dejado de comer o no intenta dormir, inevitablemente sumará él duelo enferme-


dades y alteraciones que pueden agravarse con el tiempo.

Signos que indican que el duelo se está complicando


Sistemas de apoyo para ayudarle a salir de un duelo que se está resolviendo mal

Si usted ya es consciente de que le está siendo demasiado difícil superar su duelo.


SE PUEDE
CRECER
A PARTIR
DEL DUELO

Dentro del proceso del duelo, es posible descubrir aspectos personales que antes de la
muerte de ese ser querido permanecían ocultos para nosotros mismos y que nos conducen
al enriquecimiento como seres humanos.
Las experiencias traumáticas y dolorosas derivadas de las pérdidas son un elemento de
transformación al que sólo son, capaces de llegar aquellas personas de mentalidad abierta,
que no ven la muerte como un castigo o como el fin de toda la vida.
Es posible crecer a partir del duelo cuando usted tiene la posibilidad de extractar lo
positivo que le quedó del proceso.
Este ejemplo es muy diciente:
En ese sentido, hay una
sensación de ganancia y de
expansión, en lugar de un
sentimiento de pérdida.
Así mismo, para crecer a
partir del dolor es
fundamental recordar con
alegría al ser que se ha
perdido y vivir el pasado sin
amarguras.
De esta manera, es posible
que usted se sienta más
fuerte y más capaz, a la vez
que se le abren nuevas
posibilidades de relacionarse con otras personas y de adquirir más confianza hacia la vida.
En este proceso también hay que tener en cuenta que, para hacer del duelo una expe-
riencia positiva, éste debe cumplir todas sus etapas hasta que usted sienta que la herida ha
sanado por completo.
Si esto no sucede, una parte suya va a quedar atada al pasado, lo cual no le permitirá
recuperarse por completo y mucho menos reconocer que de las grandes angustias -y aun
de los golpes más duros de la vida- siempre habrá aspectos positivos, aunque sea difícil
para nosotros reconocerlos.

¿Cuándo se da por terminado un duelo?

No es fácil responder a esta pregunta, pues la duración del duelo depende de todas las
características y circunstancias que usted haya afrontado y de las cuales hemos hablado a lo
largo de este libro.
Sin embargo, algunos sicólogos opinan que el duelo se da por resuelto cuando la persona
se recupera totalmente y es capaz de hablar del ser fallecido sin afectarse emocionalmente.
Otros consideran que termina cuando se vuelve a mostrar interés por la vida.
Lo cierto es que, con el tiempo, cuando el dolor se haya ido, usted volverá a sentir alegría
y amor por la vida, por una vida completa y normal. Sabrá que es capaz de enfrentar y
ganarle a cualquier dificultad, porque se siente más fuerte, más maduro, más valiente. UNA
PERSONA NUEVA...

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