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Si conocieras el Don de Dios y lo que es el Cielo y si pudieras oír el cántico de los Ángeles
y verme en medio de ellos, no llorarías más por mí.
Si pudieras ver descollarse ante sus ojos los horizontes, los campos y los nuevos senderos
que yo atravieso, no llorarías por mí.
Si por un instante pudieras contemplar como yo, la belleza ante la cual todas las bellezas
palidecen, no llorarías por mí.
¿Cómo? Tú que me has visto y me has amado en el país de las sombras, no le resignas a
verme y amarme en el País de las Inmutables Realidades? oí me amas, no llores por mí.
Créeme que cuando la muerte venga a romper tus ligaduras como ha roto las que a mí
me encadenaban, cuando llegue el día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este
Cielo en el cual le he precedido, ese día volverás a verme y sentirás que te sigo amando,
que te amé y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme
en transfiguración, en éxtasis, feliz, ya no esperando la muerte sino que, avanzando contigo
de la mano por los nuevos senderos de luz y vida, enjugarás tu llanto y no llorarás más por
mí, si me amas.
SAN AGUSTIN
Lector...
Perder a un ser querido es una de las experiencias más traumáticas por las cuales puede
atravesar una persona durante su vida. Es probable que usted se encuentre sumido en un
dolor tan intenso, que muchas veces se habrá preguntado hasta cuándo sufrirá tanto y si
algún día podrá volver a vivir sin la compañía de ese ser querido.
Sin embargo, el conocer más acerca de qué puede ayudarle a entender y aceptar su
situación y qué no, le facilitará el paso por este duro camino de angustia y desgaste, tanto
físico como emocional.
Permítase a sí mismo experimentar el sufrimiento, sentir y expresar la angustia, el
temor, la culpa, según se vayan presentando. Si acepta esos sentimientos y se permite
"vivirlos", sacarlos a flote y dejar que ocurran de una manera natural, la herida cicatrizará.
EL DUELO
Y LAS PÉRDIDAS
IMPORTANTES
EN SU VIDA
Quizá usted, en este momento, ha perdido a un ser querido (o tal vez éste se encuentra en
fase terminal y la muerte es inminente). Sea cualquiera de los dos casos, con seguridad se
siente terriblemente solo, incomprendido y, lo peor, preso de una tristeza infinita, de un
dolor agudo que parece enloquecerle.
Y es que para todos los seres humanos, el duelo es un proceso lento y doloroso. Sin em-
bargo, si logra atravesar en forma satisfactoria cada una de sus etapas, la experiencia no
sólo le será menos traumática, sino que -aunque le parezca extraño- le permitirá crecer y
madurar a partir de ese dolor.
En primer lugar, es importante que conozca cómo han definido los especialistas el
término duelo.
Algunos afirman que son todos esos sentimientos, reacciones y cambios que se
presentan mientras la herida, por la pérdida de un ser querido, está cicatrizando.
Otros prefieren referirse a él como una reacción natural y a la vez un proceso de
adaptación, muy doloroso, que sigue a las pérdidas importantes que usted sufre en la
vida.
No importa si se trata de ese oso de peluche que adoraba cuando tenía 6 años o del
perrito que alguna vez atropelló un carro. Aunque se trate de objetos o animales, tenían
gran significación en su vida. Eso es una pérdida y, como tal, usted habrá sentido el mismo
dolor y angustia propios de un duelo.
No obstante, no sólo enfrentar la muerte de una mascota o de un ser querido es consi-
derado una pérdida. Es igualmente válido el hecho de romper una relación muy estrecha, ya
sea por divorcio o abandono. Es más, los sicólogos consideran que este es el segundo tipo
de pérdida más importante que puede experimentar una persona.
También duele, angustia y genera un duelo, quedar minusválido después de un accidente
(o perder el sentido de la vista, un brazo, una pierna), ser sometida a una mastectomía,
convertirse en víctima de una violación o perder el empleo.
Pero eso no es todo: perder las esperanzas respecto a una meta que se había definido,
cambiarse de casa o sufrir un descalabro económico, son consideradas pérdidas que
generan sentimientos angustiantes.
QUE HACE
UN DUELO
MENOS
DOLOR0SO
Alguna vez se ha detenido a pensar, ¿porqué algunas personas se restablecen con relativa
facilidad después de la muerte de un ser querido?
Seguramente se permitieron vivir cada sentimiento generado por el duelo y lograron
elaborarlo hasta llegar a un final satisfactorio.
Sin embargo, puede decirse que existen cuatro circunstancias de las cuales también
depende que su duelo sea más o menos traumático:
1 EL TIPO DE PÉRDIDA.
Es un duelo muy diferente aquel que se origina por la muerte de un hijo o una pareja, al
causado por el hecho de quedar en la ruina o desempleado.
. Digamos que la persona a quien usted acaba de perder murió en forma repentina o
accidentalmente.
Salir de su duelo le llevará más tiempo y tendrá que enfrentarse a ciertas dificultades para
superarlo. Por ejemplo, sentimientos como: la sorpresa, el no creer lo que pasó, la rabia o la
culpa, serán más profundos y le acompañarán durante periodos más largos.
. Por el contrario, quizá tuvo la oportunidad de prepararse para la muerte de su ser
querido. .
Tal vez él o ella fueron declarados enfermos terminales y usted se convirtió en una
compañía constante, en un soporte sólido durante esos momentos difíciles.
Así las cosas, tuvo tiempo para decirle todo lo que sentía, las cosas buenas y malas,
recordaron situaciones felices, se perdonaron mutuamente, se despidieron... con seguridad,
superará el duelo más rápidamente.
. Algo muy distinto sucede si ese ser querido se suicidó.
Puede que usted esté desconcertado e incluso furioso, pensando que realmente no era
tan importante para esa persona, si ella se "fue" voluntariamente.
Y cree que no podrá perdonarle nunca el hecho de no haber confiado en usted, de no
haberle permitido ayudarlo. La culpa, en este caso, es el sentimiento más difícil de afrontar:
"¿Por qué lo hizo?", "¿Fue por mi causa"?, "¿Por qué no me di cuenta de lo que le sucedía?",
son algunos interrogantes que usted se estará planteando continuamente.
. Y si la causa de muerte fue un homicidio, también tendrá que vencer otras dificultades:
El deseo de vengarse de quienes le mataron, la ansiedad de que se haga justicia
rápidamente, la impotencia generada porque usted piensa que no pudo evitar esa muerte,
son sentimientos encontrados que requerirán mucho de su parte y, si es necesario, de
ayuda sicológica.
1 NIEGA LA MUERTE
¡Esto no puede ser cierto! es la idea que seguramente ha pasado muchas veces por su
mente. Generalmente, ese período de "entumecimiento", de negación, de incredulidad, se
vive durante las primeras seis semanas después de la muerte.
De acuerdo con los sicólogos, esos sentimientos le están protegiendo, como una especie
de escudo, mientras pasa un tiempo y usted, poco a poco, asimila el impacto total de lo que
le ocurrió.
Y es que, así como Elsa, muchas personas no son capaces de tomar decisiones sobre el
ritual funerario. Sin embargo, los sicólogos afirman que…
Aunque usted no lo crea, tomar estas determinaciones, así como participar activamente
de cómo y cuándo le dirá el adiós definitivo a su ser querido, le está ayudando a iniciar su
proceso de duelo.
Al hacerlo, le será más fácil despedirse y hacerse consciente de que la muerte de su
esposa, hijo, hermano, mamá o cualquier otra personal especial, es una realidad.
También es usual que los hábitos de comida y de sueño cambien radicalmente. Dejar de
comer porque "no me sabe a nada", no conciliar el suelo, despertar abrupta mente a la
madrugada, tener pesadillas o despertarse completamente exhausto, son fenómenos
normales.
Lo importante es que NO
comience a acudir a las drogas o
al alcohol para tratar de
"disfrazar" lo que hay detrás de
estas alteraciones. Es decir, su
dolor.
Cualquiera que sea su caso, deshágase cuanto antes de tantos "por qués" y "si yo
hubiera...".
De acuerdo con la doctora O'Connor "el sentimiento de culpa retrasará su curación.
Incluso, si está convencido de que se equivocó, o fue insensible, debe perdonarse a sí
mismo y proseguir con su vida".
Aproveche esos momentos de
soledad para hacer planes a
corto plazo, escuchar música, ver
fotografías, llorar...
Esta es la etapa final del duelo. Los hábitos alimenticios y de sueño volverán a la
normalidad. El dolor será menor y ya no recordará tan seguido a su ser querido. Usted
todavía experimentará algo de tristeza, pero ya la sensación no será tan fuerte.
Aunque no sea consciente de su recuperación, muy seguramente su relación frente a la
vida será más positiva. Tendrá nuevos amigos, se irá de viaje, podrá disfrutar de nuevo las
fiestas navideñas, los cumpleaños, los paseos...
Todo ello no quiere decir que ha olvidado a la persona fallecida. Sencillamente ya es
consciente de que ella murió y usted sigue vivo. Quizá se enamore de nuevo, o tenga otro
hijo (si su duelo se originó por la pérdida de uno). En fin, estará de nuevo motivado y ahí
comenzará su enriquecimiento personal. Se sentirá vivo y feliz.
Sí usted acaba de perder un hijo (no importa la edad), su duelo será más intenso,
significativo, doloroso, largo de procesar... pero terminará. De eso puede estar seguro.
Con el tiempo, la angustia, el dolor y la desesperación darán paso a una nueva vida. La
doctora O'Connor sostiene que, "aunque parezca insoportablemente doloroso, también
puede ser una oportunidad para conocerse más a sí mismo. Algunas veces, los sucesos más
dolorosos en la vida pueden transformarse en lecciones que nos hacen avanzar en nuestro
desarrollo como individuos y como familia".
Sabemos lo que está pensando: superar lo que siente no será fácil. Sus sentimientos son
devastadores. Su papel de amar, proteger y cuidar a su hijo le ha sido arrebatado. Pero
conocer más acerca del tema, le ayudará a hacer mucho más llevadero su dolor.
Parece contradictorio, pero recordar durante los primeros días, después de la muerte, le
dará un sentido a la vida, Y es que para la mayoría de los padres, no hablar de su hijo es
mucho más doloroso que poder desfogar sus sentimientos.
Quizá, quienes están cerca a usted eviten hablar de su hijo "para no hacerla sentir peor".
Dígales (si lo siente así) que no quiere borrar su nombre de las conversaciones. Que es una
necesidad apremiante recordarlo.
Incluso, hay padres que encuentran beneficioso mirar las fotos familiares, los vídeos,
guardar las cosas del niño. Pero, gradualmente, váyase desprendiendo de su ropa o
juguetes. Así se dará cuenta de que se está realmente despidiendo de su hijo.
Durante los primeros meses, su vida parece carecer de sentido. Como padre, está
deshecho por dentro. Esos sentimientos, aparentemente intolerables, son normales. Está
pasando por un suceso horrible, pero aunque le parezca imposible, usted seguirá vivo.
También puede sentir que todo aquello que los demás le dicen es frívolo, estúpido, sin
ningún significado. "Es la voluntad de Dios", "Te comprendo" o "Ten mucho valor", son
expresiones que le producen rabia porque sabe que nadie puede comprender lo que siente.
Gradualmente, casi sin que usted se dé cuenta, el dolor se hará menos intenso a medida
que pasan los meses. Los sicólogos consideran que después de seis años se sigue sintiendo
la pérdida. No se ha olvidado, pero definitivamente el dolor ha terminado.
Y cuando finalice su proceso y el tiempo haya cicatrizado la herida, se dará cuenta de que
sus perspectivas han cambiado, sus valores, su sistema de vida. Será más tolerante y
compasivo con respecto a la gente que tiene dificultades. Se convertirá en mejor persona...
DUELO POR
LA PÉRDIDA
DE LA PAREJA
Para los sicólogos, si el duelo por la pérdida de un hijo es uno de los más dolorosos, la
muerte de la pareja es, en su orden, un golpe psicológico grave.
Usted compartió con él o ella... □ el pasado (durante su noviazgo), □ el presente (la
relación conyugal, la cual siempre estuvo rodeada de pequeños o grandes conflictos, de
compromisos económicos, de responsabilidades compartidas) y □ el futuro (que
representaba miles de proyectos, los cuales ya no se podrán compartir; usted los asumirá
solo o sencillamente quedarán en el olvido).
La sicóloga Doris Jaramillo (psicóloga clínica) sostiene que la recuperación por la pérdida
de su pareja dependerá del grado de afecto o, por el contrario, de conflicto existente entre
ustedes dos. También de las expectativas y de la dependencia que cada uno tenía del otro
en el momento de la muerte.
Este capítulo le ayudará en el caso de que sea usted quien deba brindar consuelo y apoyo
emocional a un niño que ha perdido a sus padres, abuelos, a un hermanito o a alguien muy
especial en su vida.
Los niños reaccionan diferente a la muerte de papá o mamá. Mientras unos se aíslan
completamente, otros lloran y gritan. Algunos, en medio de absoluta tranquilidad, afirman
que "en las próximas vacaciones mamá regresará" o guardan en secreto una galleta para su
papi, convencidos de que en el viaje al cielo él sentirá hambre.
Sea cual fuere la reacción, respete cada palabra, cada gesto.
De lo contrario, las secuelas serán no sólo de tipo inmediato (enfermará, dejará de comer,
disminuirá en su rendimiento escolar o se volverá agresivo y rebelde), sino que en un futuro
le será aún más difícil afrontar las otras duras dificultades que la vida le pondrá a su paso.
COMO ELABORAR
CORRECTAMENTE
UN DUELO
Seguramente, durante el proceso que está viviendo, no ha faltado quien le aconseje (¡o
quizá hasta usted mismo lo ha pensado!) cambiar de casa, trabajar 20 horas al día, viajar
fuera del país o de la ciudad, correr a conocer gente nueva, acudir al alcohol o a los
tranquilizantes...
Todos estos "métodos" para disipar el dolor agudo de la separación evitarán que usted
saque a flote sus sentimientos de tristeza. Y así no podrá liberarse sana mente del dolor de
la pérdida. Generalmente estos son cambios impulsivos y suelen lamentarse más tarde.
Dése un tiempo más y verá que podrá tomar decisiones en forma madura y razonable.
Si usted ve la muerte como una especie de castigo, con seguridad tendrá muchas más
posibilidades de invalidar su duelo. Por el contrario, si la relaciona como un proceso natural
de la vida, ello le ayudará a elaborarlo más fácilmente.
¿Cómo es su personalidad?
Mientras más fuertes sean su carácter y su capacidad de expresar todo lo que siente,
más posibilidades tiene de salir airoso de este golpe. Pero si no goza de confianza en sí
mismo, o intenta siempre reprimir sus lágrimas u otras demostraciones de dolor, el proceso
puede demorarse.
Dentro del proceso del duelo, es posible descubrir aspectos personales que antes de la
muerte de ese ser querido permanecían ocultos para nosotros mismos y que nos conducen
al enriquecimiento como seres humanos.
Las experiencias traumáticas y dolorosas derivadas de las pérdidas son un elemento de
transformación al que sólo son, capaces de llegar aquellas personas de mentalidad abierta,
que no ven la muerte como un castigo o como el fin de toda la vida.
Es posible crecer a partir del duelo cuando usted tiene la posibilidad de extractar lo
positivo que le quedó del proceso.
Este ejemplo es muy diciente:
En ese sentido, hay una
sensación de ganancia y de
expansión, en lugar de un
sentimiento de pérdida.
Así mismo, para crecer a
partir del dolor es
fundamental recordar con
alegría al ser que se ha
perdido y vivir el pasado sin
amarguras.
De esta manera, es posible
que usted se sienta más
fuerte y más capaz, a la vez
que se le abren nuevas
posibilidades de relacionarse con otras personas y de adquirir más confianza hacia la vida.
En este proceso también hay que tener en cuenta que, para hacer del duelo una expe-
riencia positiva, éste debe cumplir todas sus etapas hasta que usted sienta que la herida ha
sanado por completo.
Si esto no sucede, una parte suya va a quedar atada al pasado, lo cual no le permitirá
recuperarse por completo y mucho menos reconocer que de las grandes angustias -y aun
de los golpes más duros de la vida- siempre habrá aspectos positivos, aunque sea difícil
para nosotros reconocerlos.
No es fácil responder a esta pregunta, pues la duración del duelo depende de todas las
características y circunstancias que usted haya afrontado y de las cuales hemos hablado a lo
largo de este libro.
Sin embargo, algunos sicólogos opinan que el duelo se da por resuelto cuando la persona
se recupera totalmente y es capaz de hablar del ser fallecido sin afectarse emocionalmente.
Otros consideran que termina cuando se vuelve a mostrar interés por la vida.
Lo cierto es que, con el tiempo, cuando el dolor se haya ido, usted volverá a sentir alegría
y amor por la vida, por una vida completa y normal. Sabrá que es capaz de enfrentar y
ganarle a cualquier dificultad, porque se siente más fuerte, más maduro, más valiente. UNA
PERSONA NUEVA...