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En este enfoque interesa la jerarquía familiar. De los padres se espera que se hagan cargo
de sus hijos, a la par que se bloquean las coaliciones intergeneracionales, como cuando
uno de los progenitores se alía con un hijo contra el otro progenitor. Se pone especial
cuidado en el lugar en que se sitúa el terapeuta en la jerarquía, para que no forme
inadvertidamente coaliciones con los miembros que ocupan los escalones inferiores en
contra de los que ocupan los superiores.
Según Haley, los síntomas patológicos se pueden describir en términos de una jerarquía
que funciona incorrectamente. Subraya que una de las maneras de planear una estrategia
es sustituir el sistema que presenta la familia por otro diferente, anormal, antes de pasar a
reorganizarla dentro de una jerarquía más funcional.
Si madre e hijo mantienen una relación intensa en demasía, por ejemplo, con un padre
periférico, la primera etapa puede consistir en dar al padre el control absoluto del niño,
excluyendo a la madre, sistema anormal del que es posible pasar a otro más normal.
Las intervenciones suelen cobrar la forma de directivas sobre algo que los miembros de la
familia tienen que realizar, dentro y fuera de la entrevista. Las directivas pueden ser directas
o paradójicas. Las directivas directas se planean con vistas a modificar ciertas secuencias
de interacción familiar. Las intervenciones del terapeuta tienen como propósito involucrar a
integrantes de la familia que permanecían desligados, promover el acuerdo mutuo y los
buenos sentimientos hacia los demás, etc.
En ocasiones el terapeuta imparte las directivas metafóricamente, sin explicar qué quiere
que suceda. Como sugiere Erickson, la gente se muestra a menudo más dispuesta a acatar
una directiva si no sabe que se la han impartido.
En este enfoque se planean deliberadamente directivas paradójicas. Su carácter paradójico
radica en que el terapeuta le ha asegurado a la familia que desea que cambie, pero al
mismo tiempo le pide que no cambie. El terapeuta procurará entonces provocar la
resistencia de los miembros de la familia para que puedan cambiar. Por ejemplo: Se le pide
a uno de los cónyuges que se queje sobre un síntoma en momentos en que este no se
produce, de modo tal que el otro cónyuge no sepa si la sintomatología de su esposo es
realmente una sintomatología o sólo su acatamiento de las instrucciones impartidas por el
terapeuta. O a una pareja que se trenza regularmente en reyertas improductivas se le pide
que tengan una reyerta.
Las directivas paradójicas o basadas en el desafío dependen, para lograr éxito, de que la
familia desafíe las instrucciones del terapeuta o bien las siga hasta un extremo absurdo,
negándose a partir de ahí a continuar acatándolas.