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Presenta: Mariana Solani González Orozco

México, D. F., Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco


Lic. en Psicología, pasante en la licenciatura de Psicología

A participar en la Mesa: Estudios sobre la sexualidad


Correo: percimarci24@hotmail.com

La disputa del género dentro del trabajo sexual: El debate entre trabajo
sexual, sexoservicio y prostitución. La polisemia de los términos.
Abstract:
La significación de la mujer dentro de la trama social, se ha entendido de forma
diferente, partiendo de la regulación social sobre ésta, como proceso histórico,
entendiendo una evolución, desde la cual se puede entender al sujeto mujer
introyecta en el trabajo sexual, a partir de una gradiente de significaciones
polisémicas.
La ilegalidad que aliena a los sujetos, es parte nodal de este trabajo, ya que busca
ver las relaciones sexuales entre los sujetos, desde una menor subjetivación ya
que es igual a la asimilarse como sujetos en tanto mercancía, y que además lo
coloca en como sujetos de indecisión.
Esta ponencia parte de una investigación realizada de enero de 2009 a junio de
2010, expuesto en un trabajo de tesis para acreditar la licenciatura de psicología
en UAM-X1.
Hablar de trabajo sexual nos sitúa en un tema espinoso y muy
estigmatizado. Puesto que, pese a que se conoce de sobre manera desde el
ámbito del papel de la víctima o de la delincuente, sólo hay resquicios de la
función que tiene la sociedad, que regula constantemente nuestro ser y devenir en
el tejido que creamos en conjunto. Por ende hablar del trabajo sexual desde la
perspectiva del género, implica un intento por develar o por lo menos tratar de
comprender cómo es que lo la sociedad entiende el papel de la mujer, los
estigmas que existen sobre ella y en consecuencia, sobre los papeles que le toca
jugar en este tramado.
La mujer vista como sujeto contextualizado, dentro de la trama social, se ha
significado de forma diferente con el paso del tiempo. Dicha modificación le lleva a
incursionar en nuevas actividades, que son el inmanente de la regulación sobre el
sujeto mujer, y que parte de la sociedad. La prostitución como parte del juego
social que le toca a la mujer, y necesaria para mantener los mitos y creencias
sobre instituciones como el matrimonio, es por sí misma una forma de regulación
social, pero es al unísono, una actividad objeto de regulación.
La regulación social sobre la mujer, entendida como un proceso histórico,
ha jugado diferentes papeles, con base en ello, haré una genealogía, desde la
cual se puede entender al sujeto mujer introyecta en el trabajo sexual. Esta
pequeña cadena de significaciones que parte de la regulación dada por la
sociedad a dicha actividad, y que converge en el sujeto femenino regulado por
diferentes instancias, implica estar influido y controlado por el “otro”. Pero también
requiere ser interpretado, para fines de esta investigación, desde las ventajas que
da el pertenecer a un juego de poderes que le permite al sujeto entablar relaciones
en el tramado social en varios niveles (institucionales-sociales), relación propiciada

1
La Regulación del Trabajo Sexual: La construcción de sujeto. Julio de 2010, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Xochimilco.
en gran medida por la polisemia en la que actualmente se encuentran los sujetos
en general.
Ahora bien, la regulación histórica, genealógicamente hablando necesita
tomar en cuenta las múltiples acepciones otorgadas a la actividad del comercio
sexual, lo que me llevó a vislumbrar una evolución en el concepto que refiere a los
sujetos que lo practican, a partir de las significaciones sociales, en las que
encuentro las principal forma de regular al sujeto, connotaciones históricas, que
pese a que van evolucionando en el proceso social, en ocasiones se mezclan, se
superponen o se usan de manera sinónima, es decir se fundamenta en una
polisemia, pues una sujeto se nomina con varias palabras (prostituta,
sexoservidora y trabajadora sexual), pero con connotaciones diferentes. La
genealogía propuesta, se puede ver en el siguiente esquema:

Esta genealogía la he pensado como la un ejercicio de la sexualidad de la


mujer en el que los sujetos que se dedican al comercio sexual, pautan la idea de
un cuerpo escindido, pues el referente de trabajo es la vagina, y en cómo la
utilicen es que se ve lo bueno o malo de su desempeño. La sexualidad como la
entiende Butler, conlleva a ver al sujeto inmerso en relaciones sexuales todo del
tiempo porque es su sexualidad la que le hace ser, y da pie para pensar que al
utilizar su cuerpo como herramienta de trabajo, deban ser tomadas en cuenta
como trabajadoras. Ya que el coito genital es la acción que realizan con el cuerpo
escindido (vagina), pero que parte de la integración sexual que tenemos como
individuos y el hecho de llevar lo priva a lo público, no demerita el trabajo que
realizan. Sin embargo a lo largo de la investigación se nombrará a los sujetos
acorde a la significación que se encuentre en los discursos.
Pero, ¿por qué hablar de polisemia? La polisemia es un término empleado
dentro de la lingüística cuando una misma palabra o signo tiene diferentes
acepciones2 (RAE, 2010). Para los fines de esta investigación diría que la
polisemia puede leerse como una característica social, que se centra en la
identidad del sujeto actual, porque un mismo sujeto se significa de forma diferente,
lo que le permite jugar con una identidad en un una gradiente de significados.
A partir de ahí encontré que la denominación que recae sobre el individuo
que se dedica al comercio sexual, varía dependiendo de: el sujeto que refiera a
esta actividad, influido por su posición en la trama social, el momento en que hable
y con un sesgo dependiendo de las instituciones a las que pertenece.
La discusión no queda ahí, puesto que la polisemia, dentro de la nueva
acepción, está inmersa en una paradoja, ya que parten de las significaciones que
se han dado a lo largo de la historia3, y conlleva a entenderla como un proceso de
significación, que pretenden nominar y describir a un mismo sujeto, es decir las
prostitutas, sexoservidoras, trabajadoras sexuales o putas. Lo que coadyuva a la
mujer vista en distintas instancias de la construcción socio-histórica y cultural.
El hallazgo de esta controversial polisemia tuvo fundamento a partir del
análisis de los discursos obtenidos de entrevistas 4, noticias y documentos, en los
que pude apreciar por medio de la polisemia, la configuración de los sujetos. Ya
que los discursos concedidos por las instituciones (agentes de control social5),

2
La palabra puede adquirir un significado especializado en el lenguaje técnico de una profesión o en un estrato social.
3
Historia entendida como un proceso para la conjunción de saberes.
4
Abiertas a profundidad y conversaciones (Amuchástegui, 2009)
5
Como agentes de control social se entenderán aquellas prácticas y discursos, encarnados en los sujetos y que propician
ciertas formas de comportamientos basadas en el dominio del cuerpo y la sexualidad.
pautan una senda diferente al dado por los sujetos que comercian con su cuerpo,
aunado a las diferentes connotaciones, según el sujeto que las emplee y el
contexto en el que lo haga.
La polisemia, precisa de la genealogía, la historia de la prostitución, del
comercio sexual, en cuanto a la significación que se le ha dado a la mujer a través
del tiempo, la cual va de la mano con la utilidad social asignada a ella, en especial
por la división sexual del trabajo; pues es a partir de ello que dichos términos han
ido resignificándose. En la actualidad el acento se coloca en el cuerpo
fragmentado, que marca la senda para entender al sujeto convertido en objeto,
carente de una identidad reconocida socialmente, pues además de que se
estigmatiza, se busca que desaparezca.
Esta investigación parte de un análisis del discurso, así que para hacer más
asequible el contenido de la ponencia, comenzaré por hablar de las múltiples
interpretaciones partiendo de la diferentes significaciones que se le otorgan a
sujeto del trabajo sexual, permiten develar los puntos de partida desde los cuales
la significaciones hechas por las sociedad, se materializan en la regulación que
implícita y explícitamente se ejerce sobre los sujetos.
Las entrevistas requirieron ser comparadas con otros elementos. El primer
punto de comparación fueron noticias en cuyo título llevaran alguna de las
palabras que consideré polisémicas (prostitución / sexoservicio / trabajo sexual),
del 2001 a la fecha y que significan al mismo sujeto con diferentes matices. Con
base en el título pude observar las diferentes connotaciones, y a través del
contenido la forma en que significan al sujeto estudiado. Desde esta separación,
fue que pude ver el significado atribuido a cada palabra:
¿Qué se entiende por Prostitución? El término se usa en cuatro sentidos:
1) Como una actividad que contamina y que se disemina fácilmente, por lo que
debe ser controlada, similar a una enfermedad –social-.
2) En un tenor despectivo, como sujetos delincuentes, los que deben ser
detenidos y tratados como tal. Colocando al término dentro de la ilegalidad, lo
prohibido, por ende como una actividad que tiene y necesita ser regulada por las
normas que pauta el aparato jurídico-legal.
3) Como algo que puede y es viable de ser regulado, es decir introducirlo en la
legalidad o por lo menos dentro de lo tolerable por la sociedad.
4) Dándole valía y reconociendo al sujeto, o sea dentro del discurso de los
derechos y como agente de cambio social.
En suma encuentro la acepción prostituta, adecuada para hablar del sujeto
marginado de la sociedad, el cual requiere de ser asistido y auxiliado por las
instituciones sociales y a la vez controlado para evitar su propagación y que su
actividad, no dañe el tejido social. La mujer en este sentido, se infantiliza, pues
parte del discurso asistencial o del ilegal, colocándola en una posición de
indecisión, pues por las características del sujeto, por un lado necesitada de ayuda
y por otro con un toque de alienación en el sentido foucaultiano, es incapaz de
hacerse cargo de ella misma, dejando las decisiones sobre su ser y actuar en los
demás, principalmente en las instituciones sociales. Este papel de sumisión y
sesión de decisión al otro “más bueno”, “más digno” o “más hombre”, es un papel
aceptado socialmente.
¿Qué se entiende por Sexoservicio? Hallé dos consideraciones importantes: por
un lado es la forma en que el gobierno y las instituciones se refieren a dicha
actividad, colocando a los sujetos como objetos utilizables, pero a la vez, las
mismas instituciones develan visos del reconocimiento social en la construcción de
sujetos de derechos, de un sujeto en un sentido de participación social, o sea
capaz de decidir.
Este término atraviesa el gradiente de la víctima-delincuente6, sin mucha
precisión, con la particularidad de que está inmerso en el discurso de los
derechos, de nuevo en dos sentido pautando ahí la consideración como sujetos de
decisión, pero también dentro del discurso asistencialista que descoloca al sujeto
evitándole la oportunidad de decidir.

6
Acorde con la investigación, la posición de las trabajadoras sexuales como víctimas o como delincuentes, fue de las
significaciones los agentes sociales de control les dan, polarizando su situación, pero sin una idea clara de la situación de
vida real, de las trabajadoras sexuales.
Dos discursos entrelazados, que manejan principalmente las instituciones,
marcado principalmente por el discurso asistencialistas, que coloca a las
sexoservidoras en un papel de víctimas sociales, las cuales deben ser defendidas,
pero en un sitio desde el cual se les da un papel a partir del que también pueden
ser reconocidas.
Los principales hallazgos fueron: la intención de victimizar a las
sexoservidoras, poniéndolas en el lugar de la indefensión, por lo tanto con la
oportunidad de ser defendidas y con la posibilidad de decidir por ellas. Como un
problema social similar al que mencioné en el caso de la prostitución, ya que es
algo que se extiende y se debe detener. Se le significa como objeto posible de
exterminar. La ilegalidad que aliena a los sujetos y que debe ser contenida. Por
otro lado predomina el discurso de las instituciones, que buscan un término –hasta
cierto punto- políticamente correcto, por lo que significan al sexoservicio como un
término neutral, ya que no es tan despectivo como prostituta, pero tampoco tiene
el nivel de reconocimiento social como en el caso de un trabajo. Es un término
cómodo que no favorece a nadie –sujetos o instituciones-.
Con base en el análisis anterior, llegué a la conclusión de que el término,
permite acercarse al sujeto “sexoservidora”, pero entendido en la polarización
desde la cual se permea la polisemia por su paridad con prostituta, es decir son
consideradas víctimas, sujetos incapaces de hacerse cargo de sí mismos, o
sujetos peligrosos que hay que contener, porque pueden corromper a la sociedad,
que se contrapone a la intención de darles valía social o si quiera un
reconocimiento como parte de la sociedad.
Sin embargo no dejo de lado la paradoja, ya que algunas noticias hablan de
sexoservidoras como sujetos que se autorregulan y que plantean sus propias
normas, lo que rompe con la posibilidad social de control sobre los cuerpos,
colocándolas como sujetos capaces de proponer y asumir consecuencias sobre su
labor. Algo importante de señalar, es que las noticias entienden este término como
creación institucional, en consecuencia las personas que se dedican a esta
actividad, no se autonombran como sexoservidoras.
¿Qué se entiende por Trabajo Sexual?: Con este término, nomino a los
sujetos que exigen y que piden ser reconocidos. El estatus de trabajadoras, es un
término está casi completamente introyecto en el discurso de derechos desde la
decisión social y el asistencialista, de quien merece y por tanto pide. Colocando al
sujeto en la posibilidad de tomar decisiones. Y es relevante decir que es la forma
en que ellas se autodenominan.
En estas noticias, encontré la posibilidad de adoptar una posición social,
dentro de un grupo reconocido, que puede participar de los movimientos
socialmente reconocidos. Ello abre la posibilidad de exigir, proponer y rechazar,
las reglamentaciones que proponen las instituciones y desde las cuales se buscan
regular su actividad. Sin embargo también encontré el discurso asistencialista, que
da la idea de un sujeto que pretende sólo obtener sin dar nada a cambio.
¿Qué se entiende por puta? La puta, es un término que utilizan sólo ellas, para
referirse a cómo las nominan otros. La coloca en un papel que no es deseable.
Pero por otro lado, trabaja con el sarcasmo, pues juegan con el término para
hablarse entre ellas o para referirse a su actividad.
¿Y la polisemia paradójica?: Por otro lado la mezcla que hacen en algunas
noticias, es bastante peculiar, porque permite ver todos los niveles de
significación, y sin embargo los manejan como sinónimos, cuestión que los sujetos
han desarrollado en las entrevistas como diferentes.
Cabe señalar que la interpretación que hago, no la pienso como una
apología del trabajo sexual desde la perspectiva del grupo oprimido, sino como
una visión crítica desde las colectividades que le envuelven y que son las que
manejan, norman y significan al sujeto, es decir, una visión desde las instituciones,
que otorga una identidad al sujeto de la investigación.
Siguiendo la pista de la genealogía de la que parte la polisemia, vemos que
la percepción de la mujer, da la razón de la subjetivación y de la significación
social otorgada a ella. Por lo que el uso de los términos implicó un desarrollo
ideológico, un sesgo particular, que colocaba a los sujetos en niveles de
reconocimiento social diferentes.
La mujer en cuanto a la inserción social que alcanza, que se manifiesta
principalmente por su inclusión en el campo laboral, juega -en el sentido más
boudiano- el papel principal, en cuanto a las relaciones que establece con los
hombres. En consecuencia, el hecho de que los sujetos del trabajo sexual, -para
mí y para ellas mismas- se denominen como trabajadoras es relevante, es una
lucha política y social que no es del todo reconocida por los demás integrantes de
la sociedad, como sujetos de derecho7. Esta posición particular influye de manera
importante en la trama social, puesto que se exhorta a pensar en las relaciones
existentes entre las partes, y no sólo en las partes.
A partir de lo anterior, veo diferentes niveles de subjetivación de los cuales
se entiende al sujeto regulado: donde la construcción del mismo refiere a las
significaciones culturales que lo articulan en la sociedad para funcionar con y en
ella. Aunado a la sexualidad que constituye al sujeto y en consecuencia lo encierra
en parámetros de comportamiento, que le lleva a obedecer las regulaciones desde
las cuales se conduce dentro de la sociedad. De ahí que pueda adoptar o
agregarse a una identidad8, de la cual se pueda desprender una posición de sujeto
(Mouffe), que permita su inclusión y su actuación en el campo social.
He de concluir diciendo que esta interpretación sobre la evolución de los
términos, la pensé como una interpretación de la realidad del sujeto de trabajo
sexual desde el discurso de los derechos y el reconocimiento del individuo del
trabajo sexual, como susceptible a ser regulado desde un ámbito integral aunado
a la propuesta hecha. Esto implica la aceptación de responsabilidades, pero
también la construcción de marcos de derecho, a los que pudiesen tener acceso.

7
Existe una diferencia primordial entre sujeto de derecho y sujeto político. El término sujeto de derecho puede ser
considerado como una palabra subjetiva en un ámbito jurídico. Un sujeto de derecho es poseedor de diferentes atributos,
como la capacidad de obtener bienes y derechos. Además, puede ser visto como activo o pasivo, es decir como postulante
u obligado en una demanda legal.
Mientras que el sujeto político carece de una significación estática y de un significado preestablecido. No es considerado
como una mera categoría estadística. Tampoco se trata solamente de un actor social, ni de una identidad cultural, como el
pueblo. Es mayormente utilizado para designar a un sujeto con capacidad de acción en el ámbito público*, pero que requiere
de una identidad para que funcione como actor social.
*Con público hacemos referencia a aquello que es del dominio de la sociedad, que puede ser visto y
sobre lo que puede opinarse de manera general, o colectiva.
8
La identidad la comprendo como una performatividad de los sujetos en su actuación social. La identidad por
tanto se juega al redor del performance social que los sujeto actúen acorde a sus actividades y cómo es que
se representan y ubican como parte de ellas. (Butler, 1995)
Dicha evolución, me lleva a pensar en que la polisemia de los términos
pudiese interpretarse como una categoría social, en que la necesidad de nombrar
a los sujetos con las características exactas en un intento de normalización, orilla
a los sujetos a clasificarse y aunarse a significaciones ya establecidas. En el caso
de las trabajadoras sexuales, que colocan a las mujeres en un sitio diferente, la
evolución de las palabras les dan la pauta para autorizarse y apropiarse
(Amuchástegui, 2008) de sí. Ahora el trabajo es en su relación con los hombres.
De esta línea de análisis pueden apreciarse dos instancias que considero
son pilares necesarios para la construcción social: la prostitución y el matrimonio,
mismas que son pensadas como las dos caras del mismo fenómeno. Esto porque
a partir de las exigencias sociales, la surge la necesidad de una mujer asexuada
(esposa) y otra mujer erótica (prostituta), una mujer con la que se puedan aplacar
los apetitos sexuales, sin corromper la sacralidad del matrimonio. La construcción
social tan rígida, encuadrada en reglas y prohibiciones, por la que se conforma la
institución familiar, requiere de resistencias a la hegemonía institucional para que
pueda seguir presente en el contexto social actual9, por esta razón la necesidad
de la contraparte, la prostitución.
La polisemia aquí cobra sentido, pues son los diferentes significados que se
les puede dar a los sujetos del trabajo sexual, lo que las traslada dentro de esta
sociedad significada y entendida por el lenguaje a formas diferentes de ser
tratadas y consideradas, pues el cómo se nombre al sujeto, las sitúa dentro de
prácticas y discursos sociales que los significan de forma diferente.
Partiendo de lo anterior vi a través del análisis que la prostitución, a
diferencia del trabajo sexual, implica un nivel de aceptación social mayor y de
construcción subjetiva inferior. Es un nivel mayor de aceptación puesto que la
prostituta supone un papel contrario al que tiene la madre-esposa, en cuanto a
mujer erótica. Tiene una menor subjetivación ya que es igual a la asimilarse como
sujeto desde la perspectiva de Foucault, es decir, si el sujeto del trabajo sexual se
normaliza de manera acrítica y pierde la calidad de sujeto de decisión, sólo se ata

9
Para mayor información, consultar: Goffman (2004), Instituciones totales, Amorrortu, Buenos Aires.
a las reglas sin cuestionarlas. Entonces, la prostituta no existe sin ser objeto de
deseo de alguien más, es un sujeto en tanto mercancía. Si regresamos la mirada
hacia la aceptación social, puedo decir que el sujeto del trabajo sexual se
normaliza, por tanto se considera como algo deseable, hay una aceptación por
que se acopla a las reglas sin cuestionarlas, pudiese incluso decir que se
subordina a dichas reglas. Que además lo coloca en como sujetos de indecisión.
Partiendo de las entrevistas, la prostituta, entonces, es un sujeto sin
injerencia en el proceso social, solamente participa como contraparte de la figura
del matrimonio que está permeada por la moral católica. Desde dicha perspectiva
el coito es visto como algo necesario (reproducción), pero que sea necesario no lo
convierte en deseable. En este, no hay placer ni deseo, la función de la prostituta
es producir el placer en los hombres, adquiriendo una posición de mala mujer.
Pero también la prostitución es algo que se ve y se acepta socialmente, ya
que el referente más próximo es la mujer desvalida, la cual tuvo que optar por la
prostitución porque no tenía opción, que entremezclada desde las construcciones
polisémicas, también se juega con la construcción subjetiva de la mujer fatal -
contraparte de la madre-esposa-, que se coloca como lo sujeto necesario para
mantener el ideal del matrimonio judeo-cristiano.
La posición de la mujer en la sociedad retoma su importancia de nuevo en
la polisemia, puesto que por un lado se significa como sujeto que debe ser
cuidado y protegido (ideal de mujer del romanticismo, salvadas por un príncipe y
dejadas de la vida por las desventuras del destino), y por otro en concordancia con
la mujer fatal de los años veinte, que le hace complacer a los hombres en “eso”
que les gusta pero que la moral rechaza. En esta última significación, es donde se
inserta la trabajadora sexual, ya que su labor es necesaria, pues de otra forma
tendrían que corromper el matrimonio sacrosanto y con ello desdibujar los
preceptos que le hacen ser toda una institución social respetada.
Esta polisemia, con connotaciones tan dispares, nos lleva a hablar del
sujeto mujer, trabajadora y además trabajadora sexual, tomando en cuenta que su
significación hoy en día no es igual que la de la mujer en décadas pasadas, y que
las construcciones sociales se modifican con la sociedad misma, donde se crean
nuevos significados y se desechan otros, que le lleva a ocupar posiciones
diferentes, ejemplo de ella es la evolución que ha tenido como trabajadora. Por lo
tanto no podemos dejar de lado el saber que la mujer en la actualidad adquiere un
papel activo, siendo participe e impulsora de diversos procesos sociales,
adquiriendo nuevos derechos y con ellos obligaciones, aparentando que se libera
de estigmas y mitos aunque lo único que sucede es que estos se desplazan a
otros ámbitos o se vuelven menos visibles.

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