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l)r lltt:1,t,rt ( '\tlt:lo 'l t)ttt¿.t tlt
,lquirtt,
\ rlrr:rso Ir<rl r - (,'t)tlltol (,¿ttb¡ttl INTRODUCCION GENERAL
( i s.v< I t. llr:1.¡ur'¡trt.: - ()t t'ttttt:ttti,itt
i't' 1, 'i,'t"tl (.'utltor'tIiu,t
\r1i, l M. (lrnteno - Iil Ii;pititi.srtt,t
A LA FILOSOFIA
\l'r.rlt.rt¡r Sulcr' - Etlct¡ ti,., I ltttttt t
ui nt j0r ¿

f(oecr X. Vcrnelux - L¿ttit,ttt.¡ sobt t


l').tisltttioLismo
.\. l). Str tillarrgcs - Vi¿la Inl¿ltrtutl
S. Iq¡lrt io tlr. Loyola - Ii jert,ití,tt
lispir ituules
l't tlr' (liclili - EL IIo¡¡tbt¿' ) 11¿ /)¿\{,-
n,tli¡lal
.\lr itlcs l)r' ( lrrs¡rcri - !')l 'l itrrt po t Lot
]Lon¡brt.s qu¿ p¡tlutttton lt <.ll¿'¡ut¡t
Nt¡utt¡ttt¡l¡;
.f os11 M. I'lstrlrrl:r - Discurso¡
( jrrillr rrrro Iilrrgorri Rct - Iiecunlntiti¡t
.lr ltlit itl ¿tr,\¿,t.'j II u¡¡t¿ttt,,s
( i. Lr frrtt - Ouíl tl¿L IIilLtttLr¿
l' f,rrlrv lln trlist¡itL I'toL¿lt¡i¿t
ll S:rirrl L;rrrrlnt - ()trtlolol','1¡1
.1,,.,,r \f. rlt ll'lrrrrl¡r - l,)lI\(tJt) (lt untto-
lt t,l tt,'i,¡ ¡; ¡ ¡,,',;¡ ¡ r,,

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l,,rr,, l, r'orrlr.trir'¡rrlr¡:
\l,tl,t,l ¡ll,t"ttl¡,¡ ,l rr.rrr \Xlll
li,,t,¡,t ;\','¡',tt r¡li -.1,t.<l¡r \lll
I t,,i,lt,¡' t \nnt, .lnnt, - l'ío XI
ll,,,, ¡,,t¡ ,1, I'it¡ .\'ll.
ALGUNAS PUBLICACIONES DEL .l ACQUES N{ARITAiN
CLUB DE LECTORES
DICCIONARIO BREVE DE FILOSOFIA
por Paul H. Boyer
Este nuevo y práctico diccionario está llamado INTRODUCCION GENERAL
a ser una obra indispcnsablc junto a la ya con-
sagrada INTI{ODUCCION A LA FILOSOFIA, ALA
de Jacqucs Maritain
Introducción a. la Fiiosot'ía, por Jacques Maritain.
EI Orden de los Conceptos, Lótica Forrral, por Jacques Maritair"r
Arte y Escolástica, por Jacques Maritain.
Fronteras de la Poesia, por Jacques Maritain.
Filosolía de la Naturaleza, por Jacques Maritain.
FILOSOFIA
De Bergson a Sto. Tomós de Aquino, por Jacques Maritain.
Primacía de Io Espiritual, por Jacques Maritain.
Leceiones sobre Existc;tcialismo, por Rogrr Vcrneaux.
El Problema del Trabajo, por Alccu Amoroso Linra (-I-ristán
de Athayde)
Introducción a Ia Sociología, por Tristán de Athayde (Alceu
Amorcso Lima). BIBLIOTECA ARGENTINA T)E FILOSOFIA
Las Fluctuaciones Cíclicas, por Franccsco Vito.
Organización Profesional Corporatiaa (Doctrina y Hechos). por
César H. Belaunde.
Mapa de la Vida, por F. J. Sheed.
EI Hombre y su I'ersonalidad, por Peter Ciclik.
Ensayo l¿ AntroFolosia FíIosófica, por José Maria de Estrada.
Suma Teológíca, de Santo Tomás dc Aquino.
Obra completa en castellano r:n 20 tornos. Eclición a cargo
de Leonardo Castcllani, Antonio Ennis, Ismacl Quilcs.
Suma eontra Gentiles, de Santo Tomás dc Aquino.
Primera edición completa traducid:r al castcllano, en 4 tomos.
Revisión y notas a cargo dc Ismacl Quilcs.
La Ley y Ia Gracía, por Santo 'I'ornás de Aquino.
La Prudencía, La Justicia y EI Derecho, por Santo Tomás dc
Aquino.
Ejercicios Espirituales, por San Ignacio clc Loyola.
Introducción a la Economía Moderna. por Alceu Amoroso Lim¿
(Tristán de Athaytle ) .
Concepto Cristiano de Ia Denocracia, por Giuscppe Taniolo.

COI,ECCION DE E¡{CICLICAS SOCIAI,ES


'J'orrro I - Mater et Magistra - Juan XXIII
Quadrasesimo Anno - Pio XI
Ilcrutn Nouarum - León XIII CLUB DE LEC]'OI].ES
Alocución - Pio XII RIVADAVIA 536
Bucnos Aircs
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I
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)
I)erechos exclusiaos del
CLUB DE LECTORES
Buenos Aires

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L,a filosofía de A¡istóteles, adoptada y profundi-
zada por Santo Tonttós
y cu escaela, puede ser llama-
da con propiedad Ja filosofía crisriana, porque la
Igleia la recomienda sin cesar como Iü única cierta
! porqae está enteramente de acuerdo con l/ls aef-
Es propiedad. @ Quecl¡ hcclro tl rcr{isttr¡ dodes de la fe; poo no por ser crisdena, sinb par
y depósito que previenc la k y Nr' | 1.72-i. ser demostrativamente verdedera, es que se la propo-
ne oquí al lector. La concordancia de esta filosofío
-original de un pagano- con los dogmas rcaelados,
décimoctava edición c¿vstellana de es sin duda algund un sigrro erterior, ana gttantía
ÉLÉME¡;'rs oe F¡¡rr-osopr¡rr. - I. IxrnooucrloN GÉxÉnaI-E A r.A Itr rr.t¡s¡l'¡l: efirafilosófica de s¿ aerdad, pero su autoridad coma
tal no proaiene de este acuetdo con la fe sino de nt
propia eaidencia rucional.
Sin embargo, aunqae lg razón'y ta ¡e raz disrinrás,
no están separadas y, pilesto que nos dirigimos pnin-
'.['r:rdrrjo: Leandro de Sesna O. C. cipalmente a leciares cristianos, no nos hetnos cui-
dado de eaitar el bacer con frecuencia alusión a los
conocimientos familiares a todo católico, o a las
aplicaciones teológicas de cie¡tos principios filosó*
ficos, para situar mejor la filosofía en su espíritu y
ayudmles a mtTttener su pensamiento en la unid¿d.
Ello no quita que en nuestras demostraciones ! en
h estructura misma de nuesfia exposición fitosóficd,
sea-la razón y no la fe Ia que ocupe eI primer lugar
II'IPRI.]So ].]N I,A Alt(iIINTINA
y la qae tenga tcda Ia autoridad.
llRINTj:ll) lN AIt(;l,lNTlNA l. u.
(Dd p¡üqo o h edüíón l¡atleco)

Sr.ttlrninir rlc irnprinrir cste libro en el mes dc junio cle 1963,


r'¡r 'l :rllcrcs Clrirficos DULAU, Rauch 1849. Buenos Aires
PRELIMTNARES

filósofos se ll¿¡naban antiguamente sabios.


r.
- Los
Fué Pitágoras quien, fiiándose en que la sabiduría con-
viene propiamente sólo a Dios, y queriendo, por consi-
?rina¿ noción de la filosof ía ' Nq ¡ guiente, ser llamado no sabio, sino amigo de la sabiduría,
propuso el primero la palabra filosofía (qrl'ía tflg oogioE,
amor de la sabiduría) (r).
La modestia do Pitágoras es muy prudente, porque la Primere ns.
alrcza y la dificultad de las verdades supremas, corno la ción de l¡ F,i-
loscfía.
debilidad de nuestra naturuleza desde tantos pun-
-sierva
rt.¡s de vis¡¿-, hacen que la sabiduría no sea para los
hombres un bien recibido a tírulo de posesión ('z) o de
propicdad, es decir, que puedan user de él a su arbiuio; de
modo que mejor quc sabios somos mendigos de sabiduría.
Y, sin embargo, es cierto que la sabiduría es l¿ ciencia
misma, tal como conviene a la humana naturaleza.
No es una sabiduría infusa que se dé al hombre como
una luz sobrehumana; tampoco es una sabiduría espon-
tánea e irreflexrva (como por ciemplo, el senddo común
de los animales, o la srbiduría de los simples), una sabi-
durír que posea el hornbre como un puro instinto de la
na¡uraleza: Es la sabiduría dcl hombrc como hombre, la
s¡bidurí¿ que óonuiinó-il itombre .o*ó óonre.*ncia ¿et
trabaio de su razón; y precisamente por esta causa, tal
(t) Crc¿nó¡.r, V, 8¡ cf. D¡ócrxrs l-nrncro, l, ll.
Tuscul.,
(z; Metafísica,lib. I, C. II,982 b. Comeno¡io de San-
Anrsrónir-es,
to Tomás, Lec. III. Cf . de t'eritate, q. 7, z. 7.
t7l
TÑTRODUCCIóN GENERAL A LA FTLOSOFÍA PRELIMINARES

sebidurfe es adquirida con tanto trabajo y de una manera pero, cn primer término, es indispensable que sepan de qué
t:ln precerie, que los que pretenden llegar a ella deben tc trott y que tengan una noción clara y precisa de los pro-
nieior llemarse filósofos que sabios. blcnras filosóficos, siquiera expuestos sucinramenre.
Por otro lado, eNponer sin más preámbulos y sin iustifi-
Tal es'le noción que de le filosofía nos proporciona la
Un filósofo etimología misma de la palabre y el lenguaie corriente. cación concreta las tesis gue tratan de la naruraleza de la
es un sehio filosofía, de su objeto, de,su dignidad, erc., sería presenrar
(dé l¡ sabidu- Un filósofo es un hombre humanamente sabio. Y aquel la concepción t¡adicional bafo un aspecto arbitrario y aprio-.
ría propie- qug ¡e_gitule filó9.qfo, gggd?_[or el ¡4i_s_srs-hech-o- o_bli- rístico que le es completamente extraño y encerrar los espí-,
mente hum¡- gado a_ comunic¿r. e los demás hombres, acerca de los
ne). ritus en un puro verbalismo. En cambio, comenzando por
[¡4ndgg problemas'qire a éstos plgecupaq, la más alta luz
-i i.. ...-re algunas breves indicaciones de la hisroria en le antigüedad
.a
oe la razon numane. hasta Aristóteles, csto es, hasra el fin del perlodo de form¿-
ción de la filosofía, se consigue presenrar a éüta en su naci-
La definición de la filosoffe en que nos fiiamos ahora -sa- mipnto y desarrollo; y de esta menera se hace ver cómo
birlurfa humana- es una definición superficial, definición se efectuó la transición del sentido común a Ia ciencia de
nominal, es decir, que nos da el sentido de la galabra. Para los filósofos, cómo los grandes problemas filosóficos han sur-
paser a una definición más.profunda, a la definición real q'sc gido por si mismos, y, cómo ciefta noción de la filosofía,
nos hará conocer la naturaleza de le cosr, vamos a con- que más tarde podrá ser depurada por la controversia, pero
siderar en su realidad histórica la génesis de lo que los hom- que ya se desprende sola de estos preambulos históricos, se
bres han convenido err llamar filosoffa. impone naturalmente al esplritu. Insistamos en estas cuestio-
Seguiremosr.en cuanto nos sea posiblc cn una obra de nes previas, gue se encuentran tratadas en detalle, y desde
exposición, el mismo métod<¡ de Aristótcles, demasiado ol- otro punto de vista, en Crítica, ya que corrciernen a la exis-
vidado, aun en muchos libros quc accptan las conclusiones, .encia misma, a la naturaleza y al valor de la filosofía.
pero gue olvidan el espíritu de su filosofía. Est_e gran realista
nada daba por averiguado a priori, y siempre estudiaba la
evolución histórica de los problemas.antes de proponer su
propia solución, que así da la impresión de ser como el tér-
mino de un proceso de descubrimiento. Sin duda que este
método nos llevará á une excr¡rsión histórica bastante larga
que, sin embargo, creemos indispensable.
Pof una parte, mirando al interés práctico y pedagógico,
la exposición de los comienzos históricos del pensamiento
f:losófico es lo que hay de rnás a propósito para iniciar a los
pr¡'lcipientes en los problemas de la filosofía y para intro-
ducr^'los en el mundor nuevo para ellos, de la cspeculación
racion"l; enseñándoles, de camino, muchos couocimientos uti-
lfsimos. Más tarde podrán discutir las diversas reorías emi-
tidas acerca de la filosofía, estudiar obieciones y resprrestas,
CAPITULO PRIN{I'RO
CAPÍTULO I
L Er. pe¡¡'s,r-
MIF,NTO
FlLosóFrco Los persas 5a NATURALEZA DE II\ FILOSOFúI
ANTf,S DE I.A
5b,a
rllosopí,r Ltt s otrcb[os lBruh.maninno
tb,F I. _ NOCIONES HISTÓRICAS
¡'tiol¡¡ AMf-¡iTE - lutrat '
,le ia India"Euatsrno
etcuelas. lb,l
CICHA
Lo¡ chinos Jc SeccróN I
Nocionee Los prhueros ¡abiot de Grecia 7 EL PENSAMTENTO FTLOSóT¡CO A¡Irr,S DE LA F¡LOSOFíA
históricaa ( Tales y succso- PROPÍAMENTE DICHA
I .^. 8
f ,,!9-t^.1
lonrcos
Ii"'¡"1i,". n'"1 z.-La especulación filosófica, precisamenre por ser
.
LosttP. I I xigores, i)crnr'r- ta tarea más elevada de la razón. es desconocida entre los
I I critu. . . 9
l-¡
tocrdltcos I pueblos llamados primitivos, y aun la mayor parre dc
CAPIT. I
2. I l-os itálicos: Pirigoras. t0
rrt-oso¡-ír I l.r¡s clc:iticos: l'¿rnrérrides n las civilizaciones antiguas o la han ignorado o no hen
NATU. PROPIAMLN lIi sabido descubrir su verdadera nam¡aleza. Esa esDecula-
RALEZA DtcltA [,a sofístrca /l.os sofistas rl
y Sócratcs I Sticratcs. L4 ción no comienza sino muy tarde, hacia el'siglo vrrr, o
DE LA
F¡LOSOFÍA platón y fl-os
pcqucños socráticns l5 meior hacia el siglo vr a. de C.; y no ha encontrado su
¡l¡istótcics I l-lat('n ' l6 verdadero camino hacia la verdad sino por pure casua-
I .'\ flStOtclcs . l9
lidad; así parece, al menos, si se riene en cuenta la mul-
Sto. Tomás de Aquino
pe/enntt )t titud de felsas sendas por donde se l¡an encaminado tanros
filósofos y escuclas.
2+
'Sin embargo,
25 algunas de las verdades mis sencillas de
26
27
la filosofía fueron ya conocidas ánres que la filosofía exis-
tiera; y enconüamos, en fonna más o menos rudin"renta-
ria y con más o menos graves alteraciones, las principales
de esas verdades en rodos los pueblos andguos desde los
tiempos más remoros. Pero no fué en las aulas de filosofí¿
donde las aprendieron, sino por ese eiercicio esponráneo
e insdnrivo de la razón, del cual resulta el sentido co-
rnún y también y sobre todo de la Revelación primitiva.
t t,l
t+ NATURTTLEZA DE LA FTLOSOTI¡--XOCTOXES EISróR¡CA5 ANTES DE I. TILOSOFiA PROPIAMENTE DICHA It

3.-Enla afirmación de una uadición primitiva, co- filosófica. Aun ciertas civiüzaciones se han dcspreocu-
l,a uedición mún a l¿s diversas famiüq humanas y ten vieia como pado igualmente de ella: por eiemplo, los pueblos semi-
prirnitiva.
ellas, están de acuerdo las más serias investigaciones de los tas y los egipcios. A pesar de la alta cultura científica de
historiadores con los teólogos (8). Aun haciendo abstrac- que dan prueba algunos de sus hombres, los egipcios y los
ción de todo dato positivo, es muy razonable el supo,ne! caldeos no han tenido, que se sepa, en disciplinas filosó-
qr.'.t prt-.t h"rnül ficas, sino ciertos conocimientos generales contenidos en
rffiidffiFó qu" Iá éñstencig de modo que después sus religiones, y en cuanto a la divinidad, al alma humana
haya podido continuar por Ia educación la obra de sus y a su estado después de la muerte, los preceptos mora-
manos. les. Estos conocimientos, que en éstos como en los demás
Pero esta ciencia, así como la religión prirnitiva con la pueblos se los encuentra más puros cuanto más nos re-
que se confundía, ¿podía perrnanecer intacta en la huma- montamos a los tiempos más antiluos, nunca los han so- En los se-
metido a la prueba y a las especulaciones de la razón; nerel,rnias en ge-
nidad? De un lado, verdades muy elevadas, uas¡nitidas y"en los
de generación en generación; del otro, una inteligencia sino que los iban aceptando, como asimismo sus dognas egipcios no
dominada por los sentidos y por la imaginación: el efecto ciendficos, de boca de la tradición sagrada. La relieión hey filosofíe.
de tal desproporción debía ser fatalmcntc una altcración íel ía: oor ella ooseen estos
progresiva de.la tradición adár¡rica, roída poco a poco verdades 'icas. oero no tienen fi-
por el olvido, manchada por los crrorcsi inv¡rclicla por la
corrupción del politeísmo y clc hs nliis clcgrrrdrclas moda- -lñljudíos se encuentr¿n en esta materia en el mismo
lidades religiosas (animismo, totc¡nisnlo, idolatría, ma- casilFldS demás pueblos semitas. Desdeñosos de la
gir, etc.). A pesar de estas alrcmcioncs pudo cstr primi- humana sabiduría y de las obras de la pura rtz6n, y con Los iudíos,
pucblo elegi-
tiva tradición gurrdar cn h humirnichd, durrrntc siglos, pocas disposiciones para ellas, no tuvieron filósofos, por do de la Re-
un tesoro de vcrdadcs escncillcs. No pocls vcrdades lomenos-hastaFilónqueviviffi-eñlo-ifef,sucristo; velación.
filosóficas, relacionadas con los problcrnas ¡nás clcvados n¡vieron, en cambio, los profetas v la lev de Dios.
que la rn6nhaya podido rcsolvcr, fornrlben prrrtc dc cste
tesoro. Pero no siendo enseñadas sino por Ia trrlición Las grandes civilizaciones arias, por el contrario,
religiosa que corroboraba los datos instintivos dcl scntido
5.
-
deian ver todas ellas, baio formas desde luego muy varia-
común, ná prsrton, por lo mismo, de un estlclo o módulo das, un esfuerzo hacia la especulación racionai y propia-
prefilosdfico. mente filosófica. Pero, salvo en Grecia ( y muy parcial-
mente en la India), este esfuerzo fué impotente para cons- En los arios
4. No es extraño que los pueblos, en las épocas primi- tiruir una disciplina científica autónoma, distinta de la cn g€neral, es-
-
tivas (a) de zu historia, hayan ignorado la especulac:ón
á¡bol humano, y en cuanto e nuesüos medios de investig:¿ción histo-
(!)
Cf. P. Lrrwvomen, O. P. (se$¡n Schmidr). La reaclation pri- rica; pero no primitivo absolutantente, ya que antes de lo que llama-
mithte et les do¡mées actuelles de la Sc¡ence. Paris, I-ecoffre, l9l4' mos estado primitivct de los pueblos queda un largo pasado humano
(t) Prbnitipo, relativamente a tal o cual rema pardcular del gran cod¡vía.
ANTti.S I)N LA FILOSOFIA PITOPIAI\ÍDNTE DICHA t'l
16 NATURALEZA DE LA FTLOSOFIA.-NOCIONES HISTóRICAS
nrucho más compleia (exponemos áquí la interpretación
fuet¿o h¡ci¡ religión En estos pueblos no es la uadición religiosa la que nos par€ce más verosímil, ya que hoy no es posible
l¿ filosoflq todavía la certeza absoluta en estas materias), cuando la an-
pero impo- ; es más bien la filosofía,
tGnte psf¡ es decir, le sabiduría humana, la @, ugua rei.igión -el .veclrsnro
dgua reugtÓn
1-'--
pnmltlvo- (")t
vedisnrg-p4m¡tivo- tfñiüGt
(o), se muesÜa lnca-
¡ng3-
constimir un¿ confundiéndose con ella El sbffi
--r---
paz de satisfacer Ias effiñChs intelectuales y las necesida-
filosofí¿ dis- se echa de
l¡ ¡e- ffina
escuela filosófica. es el fundador
tint¡ dc
ligión de una secta religiosa, o aun de una. religión. cosa curiose, que l{ ideas nacidas

a) Lt n¡,osori¡ rense (ó). Entre los persas. cuya religión


primitiva, según la dan a conocer las inscripciones, era un en la casta
monoteísmo bastante puro, Zoroastro, llamado también Za- e
ratustre, funda el mazdeísmffia el octavo o sexto siglo por mantener sus cergos ante tas nuevas
antes de JffiF SocLina profunda que sistematizr y de- ritos de la religión,.pero dirigidos a las fuenas indeterminadas
forma ciertas grandes verdades recogidas de la tradiqi<'rn pri- y ocultas del universor / no a los antiguos dibses.
mit!v-a, gsfo¡zándose en profundizar racionalmente .cl gran De ahí siguió, después de un petlodo de confusión, el
problema que preocupa, desde 9l principio. e la raz.6n hu¡na- nacimiento de una nueva docuine -!!!fuan!go (o hinduls'
mo)-,gue en gí misma e!-gntjilo@
pnncrpto creación cie ia razón, pcr
oEiñ-ntoiligT;G
l¡O eS SlnO Una prlvac . no un scr una religión: se atribuye a los liFros que la contienen (Brah'
que no
Ña:n*ttaas¡ órigen divino, y son los sacerdotes los.
exlstencra Pnn- que la enseñan. De modo que e-l brahmanismo podría lla'
d[ios coeternos e-iñcieá?Ios: el principio del bicn (Ormuz) mÍrse una metafísica sagrada, hieiática, divinizada; y el do'
y el principio del mal (Ahrimán), que se di¡tiliEuycn fim- minio de la casta sacerdotal enue los hindúes parece tealizer,
pcrio de las cosas, ñyaTu{_fiá-;muerte constituye la histo- a slr modoi desde el siglo vttt antes de nuestre ere' el reinado
ria del mundo. En la medida que Ahrimán se identifica con el social y espiriwal del filósofo-sacerdote y de la ciencia-reli-.
ángel rebelde de la tradición primitiva. tiende el mazdclsmo a gión en que soñaron ciertos pensadores del siglo xtx.
hacer del diablo un Dios luchando contra Dios mismo. B cierto que la ciencia humana que estos últimos preten'
b) L¡, rnosoríe EN LA INDTA. a'l El btabmanistno. Enrre - dían divinizar era la ciencia de los fenómenos, la "ciencia po-
los pueblos de l¿ India" cuya historia intelectual y religiosa es sitiva", que no es una sablduría, ni aun humana, y que es
(!) Al tratar sum¡riamente de las religiones arias. hemos tenido. no incapaz de int¡oducir el orden en ninguna cosar como lo de'
solamente que aislar. por abstracción. en estas relig¡ones. el clerncnto claraba tan justamente Augusto Comte. En cambio la cien-
'intclectual que interesa a la filosofía. sino también simpüficar y csque-
matizar considerablemente doctrinas cuyr compleiidad inmense y poco
segu¡a (sobre todo en el caso del brahmanismo y del budismo), cu-
0¡ Del nombre dc los más andguos libros sagrados de la lndia, ll¡-
mados Vedas (ciencia). El Rig-Veda no Parece r€montarse'nrás dll
ye imprecisión e rncoherencrar a vecesr desconciertan al historiador. dcl siglo xr¡ antes de J. C.
Ademác las interpretaciones de nuestros e?uditos sobre el pensemiento El vcdismo primirivo aparece como una rcügión politeíste poco
o¡iental no pasan muchas veces de la con¡etura, y en muchos crsoe cohere¡te y de tendencias wgunente panteístas.
ton in¿decuadas en lo que concierne a le filosofía,
NATURALEZA DE LA FILOSOTÍA.-}iOCIoNES H$TóRrcAs ANTES DE LA FII,OSOFIA PROPIAMENTT DICHA r9
18

cia humana divinizada por el brahmanismo es la ciencie de pantelsmo? Este principio supremo, del cual está ausenre la
las realidades supremas, la metafísica, la sabicluría, propia- e
rnente hablando, del hombre.- Metafísica vigorosa (a luzgar @ingún concepto por universal
por los documentos cuya interpretación es todavía incierta), que sea, ni aún al.concepto de ser, de modo que hay que
pero proveniente de una razón indisciplinada tothvír, incapaz llamarloNo o Na ser, es la única ¡ealidad ve¡dedera. Todo
de distinguir y de escapar a las contradicciones intcrnas, arras-
trada po.- la ilusión de un conocimiento dcl Todo, rnás angé-
lica que humane y echada a perder por su mist¡la anrbición.
Según esta rnetafísica, considerada al menos cn stls tcnden-
cias fundamentales, el Principio del mundo, llnnrrtlo Rrah- cosas. El hecho deque esta aperiencia o ilusión existe, es un
ma (?) o Atman (t), es Io que consdruye el princi¡rio íntimo mel, es el mal mismo. La existencia de los seres individuales
Ce toda realidad; de donde lógicamente se siguc cl pnntcísmo
y de este inmenso Engaño, que se llama la nan¡releza (Maya)
o confusión de Dios y de las cosas (g). .S$ggryU¡q !' que nos tiene cautivos de lo múldple y de lo variable, es
esencialmente mala; es la fuente de todo dolor.
(?) Del nombre de l¡ fuelz¿ oculta o sagrada que da cfic:rci;r a los Así el problema del mal parece dominar tode la especula-
ntos y penetfa todas las cosasi que se consideraba antcriornlctltc como ción de los metafísicos de la India, como la de los persas. Pe-
la prirnera emanación del Dios supremo' y qu9 hoy T paT lt¡s br:rh- ro los últimos, inclinados más bien a la acción, contemplan el
m¡ires la única fuente del ser. El nombre mascuüno Brahn¡¡r rlcsi¡¡.^ nrás
bien al principio primordial como Dios, como Señor, micntrrts r¡rtc cl
mal baio el aspecto del pecado; y obsesionados por la distin-
neuuo Br.ahmán lo desig[a más bien como sustancia únicr c ittt¡rcrsonal. ción del bien y el mal moral, a base de la cual fundan
(8) Del nombre del princrpio de vida (ser trasccndcntll con rp:r- la distinción metafísica de los seres, llegan lógicamente al
riencias indivi¡lualcs), que se conside¡aba como principro anín¡ico dcl dualismo. Los hindúes, en cambio, exclusivamente dados e
hombre y del universo.
la contemplación, encaran el mal baio el aspecto del do-
1e¡ La palabra prnteírmo es reladvamenre recientc' intr<¡tlucid:r cn
el siglo x\r'¡rr por Toland en el vocabulario filosófico l)cro su sigrrifi- lor, o más bien de la privación, en el sentido que los meta-
c¡ido es tan antiguo como los primeros errores filosófic<¡s. físicos dan a esta palabra (to), y desconcertados por el sen-
Para que una doctrina sea iusmmente caüficada dc prntcíst:t' no cs
¡¡ecesario que dectare explicitamente que Dios y las gosns ton tttto (hay dúes distinguían la personalidad -que es pan¡ nosotros la subsistencia
muy pocos panteísus que lleguen a ese extremo)¡ bnsta con (l(tc sus espiritual del alma-, de la individualided material -que proviene de
¡firmaciones sean inconciüables con la distinción absolutr c¡¡trc l)ios las disposiciones del cuerpo.)
y las cosas. Ese modo de manelar el pensamiento -que se cncuentra más o me-
Esta observación es panicularmente lmportente en lo t¡uc crxtctcrne nos acenn¡ado en todas las doctrinas de tendencia teosófica-, permite
a l¿s filosofías oriencales, cuyo vicio común es el pantcfsltto. l'rtrvicnc €scapar en apoiencia al reproche del panteísmo, ya que, gracias a la
en ellas este errof del minno modo de Pentdr qúc cttt¡rlc:rrt y que contradicción fundamental que encierra, permite afirmar cosas esen-
ante todo pa.rece consisdr en el uso de conceptos analógrctts (quc sc cialmenre dive¡sas entre términos que lógicamente deberían ser identi-
¡ealizan de diverso modo en seres diversos) cusl si cxtsttcrún' Ídlct co' ficados. Pero precisamente porque tales afimr¿ciones no son posibles
np ton pensados, fuerd del espíritu; como si por consiguicntc hubiera sino basadas en una conüadicción sustancial, implica en realidad e in-
ser6 que pcrmanecieran idénticos a sl mitrnor, al n¡isr¡r.t ticrrrpo que, evitablemente el panteísmo.
c¡ distintos planos de lo ceal, cantbian de escncia Asi cs cot¡rt¡ At¡n¡o (t0) Podríese decir a e*e respecro que el pensamiento hindú ofrece
es a la vez el principio. supremo del univcrso, superior a toda multi-
plicidad, y el principio consdtucivo y disrintivo dc c¡d¡ pcrsonalidrd.
(Nota: Conro los escolásticos, pero por difc¡entcs motivos, los hin- orde¡ universal, y no con relación a Ia rectimd de la volunrad huma-
20 NATURALEZA DE LA FILOSOFIA. - NOCTOñES Ir¡SrónrCrS
ANTES DE LA F¡LOSOFÍ¡, PROPTAMENTE D¡CHA 2l
timiento profundo de una gran verdad que no llegan a com-
prender (porque es muy cierto que vale más, para nosotros, de los inse¡sqqgq _lq!q¡$g, pues? en conrinuar sufriendo
no_-gxistir' qué exisdr separados'de @;
f---.*--
por retes .reencarnactones Ia t¡.us€fta de Ia existencia in-
rnterpretan en el sentr
s¡q-selDioq)r caen en un pesimismor que, muy diferente del OsCd-
pesimismo romántico de Schopenhauer, aparece ante todo
como el estéril renunciamiento de una inteligencia orgullosa
que pretende basarse a sí misma. La moral brahmánica (12) enseña el modo de llegar a esta
¿Qué es lo que la filgsofia hi¡Ulú enseña e sus secuaces? Les liberación, y el sabio la busca por medio de la cóntempla-
enseña a librarse del dolor y de la ilusión. Y para esco. e gi{n ya en esra vida. Porque el brahmanismo no ignora que
,tru**" brahmanes pio-= la beatitud comienza en esra vida por Ia contemplación. pe-
fesaban la doctrina de la trasmigración de las almas o la ro-así como se engaña acerca de Ia naturalea dé la beatitud,
metempsicosls,' creían que l,as=almas, a la pue - así también se equivoca sobre la naruraleza de la contempla-
nismp que anteriormente animaban, pasaban a otro, vi- ción. Le contemplación a la cual aspira no es en realidad iino
li end o as í sucesivam ente qn dif erentes une contemplación metafísica, o meior, una aisión tuprcna-..
&ffi-a-t.s o de plantas "rr.r;¡;G-ñ-o;6-*r, ciondl que tiende a realizar con las sol¿s fuerzas de li inte-
ligencia creada; sería el fruto de la inteligencia sola, al revés
n¡, y a cse orden panrcular quc es cl ordcn dcl hombrc a su fin que la contempleción cristiana, fruto de la caridad sóre-
úldmo, llega cesi ¡ olvidar l¡ nocil¡n dcl bicn y del mrl moral, y lt narural y de la sabiduría infusa que con ella va unida. Su
moral que enseñe, consiste Br¡tc todo cn una purificación oricntad¡
cxclusivamente hacia un cieno ¡de¡l de conocimicnto intelecoal. finalidad es la unión con Dios por el conocimiento, no por
Análoga tendencia vuelve a encontrarsc cn todas las docrrinas quc el ¿mor. En lugar de admitir una acción que se desborde por
por su intelecruaüsmo exagerado confundc¡r el orden morel con el or-
su misma intensidad, se separa enteremente de la acción que
den metafísico (confusión patente cn la étic¡ de Spinoza, por eiemplo),
y que no comprendiendo que Dios no es solamcnte cl provisor anL esta filosofía abandona a las fuerzas interiores; de modo
oe¡salis de la c¡eación, sino también el prouisor portículmis dc h vid¡ quc exclusivamenre pgr esta contemplación metafísica pre-
gtb. Ta,wn s - Jrr .A' moral (cf. Se¡sro To¡¡is, St¡m. teol, I, q. l0l, a. 8, con cl comentario tende el brahmanismo ponernos en contacto con nuestro
19-42-¿¡J- de Cayerano), pretenden finalmenrc elevarse sobrc l¡ distinción dcl
bien y del mal y negar l4-exiatencra del nnl moral. último fin y nuestra bienaventuranza. Queriendo así atribuir
1tt¡ Tal es al menos la rnterpretación corriente de le mctcmpsicosis. a las fuerzai humanas I ' -
No es inverosímil que esta interprttación sea una t¡aducción popular qu$ta& vrene e caer en un seuilomisticismo puramente inte-
de una docrina menos bala, según la cual todos los sercs paserían por I
una seric definida de estados o de ciclos de existencia, no dcbicndo ca-
Güilffiristicismo), en el cual el sabio o el filósofo, esperando
d¡ ciclo ser reco¡rido sino una sol¡ vez y en el cual la existcncia terrcs-
tre no seríe sino un estado paricular entrc todos los demás. L¡ idca de no solamente adherirse a Dios, sino confundirse con é1. em-
tcencantaciottes sucesivas.no sería sino una deformación de cste teorfa, briágase, no de Dios, sino de su propia aniquilaqión. De ahí
que se hebría degradado sobre todo al pasar al Occidente. Y hasce po- (fuera de casos de auténtica vidaispir.itual que li gracia pue-
dria¡nos pregunornos si, en un principio, los Pisgóricos y los Órficos de suscitar), tanras falsificaciones de la místice divina y iodo
ao cntendieron la trasmigración de las almas en senddo simbólico.
Podrí¡ se¡ r¿mbién, por el contrario, que la teo¡í¿ en cr¡esdón fucra un conjunto de ejercicios y de prácticas ascéticaq, iuntamen-
une intcrpreración sabia elaborada por los metafísicos hindúcs sob¡e l¡ te, en sus manifestaciones más degradadas (faquires), con
b¡sc de una cree¡ci¡ popular cn la uasmigración.
(12) Véase la nota l0 y la noo 16.
ANTES DE LA FILOSOFTA PROPIAMENTE DICI'A
22 NATURALEZA DE LA FTLOSOFI¡.-NOCTONES HISTOR¡CAS

nrctcmpsicosis consiste para el br¡dismo en la continuidad de


es¿s extremosas y horribles monificaciones que nos demues- r¡na cadena de pensamientos y de sentimientos (corriente de
tfan que
conciencia, se llamaría hoy), que pasa de un modo'de existir
la es t8n como a otro, en virrud de una especie de impulso hacia ia vida,
debido al deseo de existir; pcrque el deseo es la ceusa de la
gicio capital del brahmanismo (ra), como en general de todo
cxistencia, y "nosotros somos lo que hemos pensrdot'.
misticismo filosófico, ya se funde en el brahmanismo, en el (

Al mismo tiempo, la docuina de la liberación del dolo¡ que


budismo, en el neoplatonismo o en el trslam.
campea en el budismoaun más que en el brahmanismo, cam-
t6) EI budiwto.-A partir del siglo vr, nuevas escuelas ha- bia de aspecto y se agrava rodavía. EI rnal no está sola-
cen sq'aparición en la India: un¿s ortodoxas, heterodoxas mente en poseer Ia existencia individual l|erñnal: el r¡iál esrá
otras. La principal de todas es la escuela de Sakia-Muni o
en el hecho de existir. Fs rur mal-il-e¡¡-tii y él-desei
Buda (r{) (el iluminado, el sabio). El budismo, doctrina esen-
mismo dé éxisiir es- l¿- fuenre de todos los dolorei. El sabio
cialmente negativa y disolvente -por lo demás orientada más
debe, pues, destrui.r en sí toda aspiración narural a existir y
a la acción que a la metafísica y a la especulación-, puede
a Ia felicidad o plenirud del ser; debe abandonar toda espe-
ser considerada corno la corrupción y la desintegración de la
ranz y extinguir todo deseo. Así llegará a un estado de va-
filosofía brahmánica-
clo o indetermineción total llamado Nirvana (literalmente
desnudez, metafó¡icamente "inrnortalidad", "refrigerio",'.!la
otra orilla ..." -término nunce aclarado por Buda-), que lo
librará del mal de la existencia y del yugo de la tr:smigra-
ción, y que, siguiendo el desarrollo lógico de los pnncipios
budistas, debería ser mirado como la aniquilación del alma
aparece, al mismo tiempo que Hffi misma: porque el alma no es sino la cadena o la corriente de
ci¡ la filosofía del devenir, como un perfecto sisteme evolu-
cionista. De modo quc, al declarar como incognoscible la exis-
pensamientos y sentimienros que deben su existencia al deseo
de ser; extinguir este deseo es, pues, extinguir el alma.
tencia de Dios, o ú del el
lFl;¡ *6a.*y reemplazar.o@
t.r¿.".ir .r t Hacia este nirvana dirige el budismo todos los ejercicios
ascéticos que copia del brahmanismo, considerablcmente mi-
&t f*it*"I
tta tigados, y tódos los preceptos de su moral (r?), ordenada, por
consiguiente, no a Dios, sino a una especie de Nada mística,
(r!) No quelemtxr decir que el brahmanismo descienda a la adora- considerada como el fin último. Por lo demás, Ia moral bu-
ción de le naoralsze sensible, ya que es lo cierto gue tiende a elevarse
1'*f gg9f gl"r¡e:lf édü¡sa.1o-a-e'':,'.4o-r!-ni@ñ.
sobre ella; enendernos aquí por la palabra naturalismo le pretensión Ataca el regtmen de castas, que, exagerando las necesidades
de alc¡nzar la unión diviru y la perfección sin el auxüo sobrénetural
de lt gracia. (r?) Tomamos aquí la patabra moral en un sentido muy amplio
(r') En reaüüad se llamaba Gauta¡n¡. El nomb¡e de Sakiá-Muni (docrin¿ de les costumbres). Si se enrendicra esta palabra en üD s€fi-
significa ascer¿ o soüt¡¡io (nruni) delr razt o clan de los Sakias. Bu-
da vivió en la segun-da mitad del siglo n antes de J. C. Habría muer-
tido que implicase obligación moral (b cual no encuentra su úhimo
fundamento sino en la noción c¡istiana de Dioq creador y trascenden-
to haci¡ el año 477.'
'(ro) Al menos por los primeros discípulos de Buda. te), sería preciso decir que el budismo, así como todas las doctri¡as
,(¡8) 'Todo es vtrcío, todo es insustancial", decí¡ Buda. o¡ientales, hindúes o chinas, no incluye la monal.
24 NATURALEZA DE LA FII¡sorÍ¡. - Noc¡oNES r¡¡srón¡c¿s ANTris Dri re rrr,osorí¡, PRopIAMENTE DICHA

del orden social, cree entre los hombres a modo de difcren- Estos ddrshazns se presentan por Io demás, no tanto como
cias de especie, pero lo atace con mi¡es a disolver todo ordcn sistemas distintos sino como aspectos complementarios de
social en un igualitarismo y en un individualismo absolutos; una sola y misma doctrina: Ia merafísica brahmániia. No
prescribe, en fin, la benevolencie universal hasta prohibir ¡na- hablemos del Vedanra, suprema expresión de esta metafísica
tar los animales e imponer el vegeterianisrno obligatorio, la y de la doctrina de la liberación; ni- de la Mimansa, especie
limosna, el perdón de las iniurias, la no resistencia a los ma- de ritual y tratado de las influencias invisibles de toda acción;
los¡ pero todo esto no es por amor al próiimo, a quien esta- ni del Sankhya, atribuído a Kapila (siglo v ó v¡ a. de C.?), que
mos obligados a desear positivamente cl bicn (es decir, el ser), tr¿ta de la emanación de los seres y que parece profes.ar, como
sino con el fin de huir del dolor, de extinguir toda suerte de Platón, el dualismo psicológico, explicando el dolor por la
actividad y todo esfuerzo en un¿ especie de éxtasis humenita- unión de las almas con la materia; ni del Yoga, que enseña
rio. Nos hace comprender así el budismo que la dulzura y la las prácticas que conducen a la contemplación, es decir a la
compasión, cuando no van reguladas por la nz6n y dictadas pérdida total de la conciencia, y a Ia identificación con e! Ser
por el amot, pueden deformar al hombre tento como la vio- universal (Ishwara) por medio de un conocimiento supra-
lencia, porque son señales de cobardía y no de carided. rracional. En cambio el darshana Vaisheshika, atribuído a
Esta doctrina de la desesperación no es solamente una he- Kanada (hacia el siglo tv a.deC.?), al esbozar una especie de
rclla con respecto al brahmanismo, sino un azote intelectual cdsmología y al pretender catalogar los seres en un cierto
para la humanidad, por fundarse en la destrucción dc la razón. ñúmero de categorías: sustancia, cualidad, acción, universa-
fuimismo contiene en sí la mayor partc dc los grandes lidad, particularidad, relación; y al intentar explicar los cua-
errores que atacen t la nz6n en los tiempos modernos. Si tro elementos de la materia ponderable, -tierñ, aire, agua y
est¿ filosofía es tan elogiada en ciertos clrculos europeos' fuego, por la unión de partículas indivisibles e indestructibles
qurere decir que los espíritus que pretcndcn dcducir del hu- ("Atornos" (r0), lenguaje filosófico); y el darshana Nyaya.
m¿nitarismo una moral de blan:dura pera un nlundo sin Dios fundado por Gotama, al €nsayar la construcción de una teo-
son ye virtualmente budistas. ría del razonamiento y de la demostración -es decir una Ló-
gica-, por lo demás muy confusa e incompleta, aparecen
y) Otras escuelds hind{tes. - Es el budismo una filosofía ambos como intentos de una obra propia y únicamente filb-
agnóstica y áiea, pero a la vez usurpr las funciones sociales sófica. Sin embargo, ninguna cosa acabada se ha podido
y rituales de una religión. Es a tltulo dc rcligión que se ha extracr de estos esbozos, y cl pensamiento de los pucblos de
extendido entre tantos milla¡es de honrbrcs (tt). En cambio, la India nunca llcgó a la formación de una disciplina racionrl
en algunas de las escuelas inspiradas cn cl brahmanismo, escue- flutónoma.
las que podríamos llamar ortodox:ts, sc ccha de ver que se
esfuerzan en buscar la distinción normal entre la filosofía y c) Le rrrosoríe cHrNA. -Si por fin nos volvemos hacia el
la religión. Extremo Oriente y hacia la antiquísima civilización chi-
lrr¡ Sin embargo, a medida que se ha cxtendido entre l¡ humacidad 1re¡ Krnada atribuye e estos átomos curlidades reales mediante las
h¡ cesado de ser ateo para caer cn les lnás degradadas nociones acer-
cuales se realiza su unión. Notemos que el brahmanismo, que rechaza
c¡ dc l¡ divinidad; de tal modo quc el budismo vulgr¡ practicado en cl atomismo, admite cinco elcmentos (cl quinto es el éter); el budismo,
nue$ros dlas en muchas regiones dc Asir, donde ha adoptado las fo¡'
mas más variadas, no es sino un culto idolitrico que difiere tonl¡¡rente
¡ror el contrario, que se adhiere al atomismo, no admite sino cuat¡o
elemcntos.
dcl bodis¡no filocófico.

*ü r''" 1 rit"F--- -'


NOCIONES HISTóRICAS ANTES DE LA TIT,OSOFIA PROPIAMENTE DTCHA 1t
NATURALEZA DE LA F¡LOSOFÍ,A. -
den analógicamente de un plan al otro. Parece que la me-
ne ('o),
tafísica del Yi-King se preocupa ante todo de este problema:
XT ¡Cómo el Absoluto, gue se bast¿ a sí mismo. ha podido obrar
rando al sol Y a la v manifestarse al exterior? Admite, como respuesta, en el
gran Principio o Perfeccióq dos aspectos difere¡rtes: I{hien,
lr*, dr, *tio aiui"o " las almas de los antepasados y.r.l.ot fuente inmóvil e incognoscible de toda actividad, y Khuen,.
;;É;t, deiándose invadir por la magia y la bruiería; debie-
actividad cognoscible, que manifiesta eternamente la perfec-
.on lo, sabíos ponerse a q;baiar rudamente para remediar
arrui- ción en una evolución en espiral y en una corriente de formas
una decadencia'que hacia el sigio vr a' de C' amenazaba
sin fin; pero estos dos aspectos se identificau en una sola y
narlo todo.
misma entidad; todas las cosas, después de habet pasado por
Se ha creído durante mucho tiempo que los sabios chinos
rodas las fornms de la evolución (de la que el'cielo humano
no han sido sino moralistas que se ocuParon en reglamentar no es sino una de las espiras) deben volver a Khien. Esta
las acciones de los hombres, y totalmente de me-
"atecieron
en lo que ¡ f,onf-ucio metafísica debe, según Jsto, ser catalogada como una especie
afísica. Este iuicio ,ro sino
"s """cto cuanto a Lao- de panteísmo (2a) euohtcionista y es el fundamento del si$te-
y * escuela se refiere; perece inexacto en
ma de bÉI-gg¡¡, (taoísmo), añadiéndole un cierto aire de
t*q" conviene tet"*tt el iuicio-sotrre cierras inter- esoterismo y de ascetismo (25). Por Tao (el camino), térmi-
"orrquepropueseas por algunos modcrnos sccurccs del
pretacionci no y mcdio eterno de la evolución, pasan todas las cosas, pare
Taolsrno.
- l llegar por fin a Ia inacción supreme (nirvana chino, ilamado
iegun estos intérpretcs, Lao-Tscu' nacido cn el ó04
a' de
nibban), en la que se reintegran ai no ser y se identifican con
C., sJ inspira en una tradición cuyo más antiguo
monumento I el principio de toda actividad. E[ sabio, imitador de Tao,
en sesente y fl
Á'el Yi-king" libro que consistc csencialmente pro- se ha de aleiar de todas las cosas, porque el Camino, que las
dobles)
;;;;; ti-uolot gráfiÉos (exagramas o trigramas
mccánicas (23)' ha producido a todas, en modo alguno participa de sus mo-
ducidos según uña serie de disposiciones 9ue
y vimientos: "Habiendo'construído esta cnsa, Tao no la habita."
i"rult"n de-la combinación de signos más sencillos' susceP- Desligado de las riquezas* ile las pasiones, de la experiencia
lógica,
¡bles de una multitud de intcrprcteciones (mctafísica, sensible, sabiendo que el mel no es sino apariencia,.el sabio
matemátice, moral, política' astronómica)
quc sc correspon-
se levanta en la soledad, en el silencio, en la humildad (una
le razt t le cucl pcncneccn los chinos'que
su húmildad que nada tiene de la humildad cristiana, y que no
1zo¡ Qualquiera que see
-t'"ho más cstrochas con
ftiriori" iene relacióne.
la de los ¡¡ios es más que prudencia y desprecio por los demás hombres),
."" i" ¿li.t ,.-¡,at. P;; cst¡ rezón trrtamos dc !a filosofía de los hasta un estado de conocimiento perfecto donde nada obra
chinos en cst¡ sección.
''irt) E;;;ü ya,si no es por la inteligencia pura. Le sabiduría hacia la cual
pe'sonal' in-
-ál"intola exi*cncia dc un solo Dios, Shang-Ti'
los pueblos; €nse-
a.ügá,* del mundo, subümc soberano de
1zr¡ Véase Ie nots 9.
'ft*" oáu¡¿n la inmaterialidad
a"u"" e inmonalidad del alma humana¡ y (2¡) Añadamos que en el siglo x¡¡ de nuestra era, Tchoud-Hi, a
misrnos s¡crificios c
.fi.a" ¡ l¡s almas de los anteprsadoa tos guardianes de los hom-
quie¡ se ha considerado, iniustamente al parecer como un materialista,
idénticos honores quc a los buenos cspfritus
formuló, atribuyendo a la t¡adición de Lao-Tseu. una docrrina que
--Fl¡
brcs. ha Ilegado a ser en la enseñanza china une especie de filosofía oficial;
S.ti" todas las probabilidedcs, el cielo (Tien) no c¡e anoSüt-
(Shang-Ti)' en'ella explica la constitución de los seres por una dualidad de princi-
dcl $blimc Sobcrano
"'i;ij ;;; cl sinónimo-mesfórico
-;.: pios lli y ,ti), que no deie de recordar la dualidad de la forma y la
ñ¡_"i¿o Lulio, cn ss tc¡r¡tivrs dc álgebn ideográfica, pro- materia de Aristóteles y de los Aleiandrinos.
ccdcn de análoga rntncnl
ANTEs DE rr, r¡losorln pRopfAMENTE DrcHA
2E NATuR LEZA'DE]A FtM
humana. Para todos los pueblos colocados al borde de las
tiende el ascetismo taoísta, que hace uso del opio como la tinieblas, privados de la enseñanza divina de le verdad, no
ascética búdica hace uso de la hipnosis, es para los ho¡nbres había otro recurso, cuando las religiones más o rñenos co-
un principio de rebelión; Por eso es preciso guardarla o9ul9 rrornpidas, separadas de la uadición primitiva llegaforr a ser
para sí rnl-o y pare un estrecho y bien cerrado círculo de impotentes para satisfacer las necesidades del alma y de la
disclpulos (a), sociedad, que la sabiduría que proporciona Ia razón hu*rana;
En cuanto a esnfucio (Khung-fu-tseu, 551479 a' de C') sabidu¡ía que en las civilizaciorles de que acabamos de ha-
que, frente a Leo-Tseu represcnu cn Chine la sabiduría prác- blar, leios de distinguirse de la religión, se dzaba con los
úca y del término medio, accesible a todos gracias a su eo dominios de ésta, y pretendía poseer medios para llevar a
señanza púbtica y a la actividad, conserva ciertamente mu' los hombres a su último fin; de tal modo que en la Indie
chas veriades dé esta antigua sabiduría, pero prescindc de se realiza con gran éxito, por cl brahmanismo, esta divini-
todos los principios fundamentales' encerrándose en une m(F zación de la metafísica qui amenazí al mundo grecolatino
rel puraminte ñumanq social, terrestr€ y aun rastrere, "El en tiempo del emperador neoplatónico Juliano el Apósta-
.opo.-rtunismo, dice.,es ta@is' edg--P!gl| ta; y €sta confusión de un sistema humano con la religión
oieconcebido, todo Piograma previsto de antemeno-Js-Jn ha sido intentada en el siglo xrx por la filosofíe nacide de
ñ¡1, en todo hay que'¡dnFr¡r el térrnino medio, caminar sin Kant (modernismo); como si la maniobra que ruvo pleno
intención determinade, no adheritse a nada cot' F¡"iÁ"', no éxito con el vedismo, dominándolo, hubiera podido uiunfa¡
iÁt-^t ¡g't" n"' igualrnente sobre le Religión de Jesucristo.
""* en cáda circun
gg.-er¡*-q.1{A-g¡glLe¡g-o,. ." El-confucia- Vemos asimismo cómo esta sabiduría humana ha fracasado
túrmo, Aó&rina hecha para la muldud, h¿-¡e¡uoinads--Pt cn todas pertes, y cómo, aun antes que ta filosofía se constitu-
yere en ciencia aurónoma, la mayor parte de los grandes
ceer en un puro mated . El taoísmo' que pretendc dili-
gt^r toñpfttt"t selectos y quc si es execte la inrcrpretacón errores filosóficos habían sido formulados ya. primeramente
" dada' constituye con el brahmanismo uno de .fueron los problemas más elevados los qué se alzaron como
interiormenie
rnontañas ante el entendimiento humano: problema del mal,
los mayores esfuerzos quc el hombre haya realizado para llc-
problema del ser, problema del deaenir o
gar, dada la ausencia de amor que Parece cetacterizet al primi- fieri y de la evo-
lución existencial de las cosas. ¿Cómo exuáñarsé de que este
Iiuo p"ns"-icnto oriental, a una sabidurla exclusivarnente hurnano pensamiento, que corre el riesgo de caer en él error
intelectual en la que se deifica a si mismo por la metafísica -
en cuanto se eleva sobre las verdades más rudimentarias del
el taoísmo ha conocido en China alternativas de uiunfo y dc
sentido común, pensamiento todavía mal afianzado e indisci-
desgracia; ha organizado, desde los primero-s siglos de-nuestra
plinado, y por lo mismo más ambicioso y petulante, haya
eraisociedad", i."r"t.s en las que se ha refugiado definitiva-
dado traspiés desde el principio e ineugurado la alta especula-
menre desde el siglo xvtq y en las que se ha convenido en un
ción por el dualismo de Zoroastro, por el pesimismo hindú, el
oculdsmo filosófico y político de lo más pornicioso'
penteísmo e idealismo de los brahmanes, el evolucionismo ateo
d) Vemos, a través de esta breve reseña histórica, cuánte de Buda, o la sabiduría ilusoria de Lao-Tseu?
¿O, al cont¡a-
importancia tienen en la vida los filósofos y la sabidurh rio, q_ue no se haya humillado sino para caer en el positivismo
morel de Confucio, abdicando toda grandeza y élevación y
Gc¡ "vacird l¡s cabczas y llened los escómagog econseia l¡o-Tscr¡ ¡enunciando a su misma ¡azón de serl No nos exrañemos
n ü io-uto dc csedo, de6iüsd los csPiri¡us y fonificrd los hucsoa
ln$n¡ir rl pucblo es arninet ¡l Es¡¡do," tI
30 NATURALEZADEHn@ I¡S SABIOS DE GR.ECIA ll

tamDoco si más urde, cuando ya la filosofía está forrnada, nos ó.


- Grecia es el único pueblo del rnundo antiguo don-
.'"án*or con idénticos errores. El error, en cualquier dc la sabiduría humana haya encontrado su camino y don-
éfoc" que se produzca, como proviene,de un desfalleci- por efecto de un feliz equilibrio de las facultades del
cle,
"r,
tnía"to de'la nzítn, es como un retomo a los primeros tro- alma, y de un largo esfuerzo por conquistar la medida y [a
piezos de la misma raz6n, y esta se delata, por ese hecho, disciplina del espíritu, b razón humana haya llegado a
regresiva
-Pero
por naturaleza. la edad de la fuerz¿ y de la madurez. De modo que el Los griegos,
lo'que hay que notar aquí, y lo que nos enseña dema- pequeño pueblo griego parece por esre motivo, enue los pueblo elegi-
do de la ra-
siado bien esta especie de prehistoria de la filosofía, es que grandes imperios de Orienre, como un hombre entre gi- zón
estos grandes errores no constituy€n vanas amenazas que se gantes aniñados; y se puede deci¡ de él que es a la razón
puedai pesar por alto sin darles irnportancia; porque encual- y al verbo del hombre, lo que el pueblo iudío es a la reve-
qoi.r tno-enio pueden abrirse campo' para desdicha de las lación y a la palabra de Dios.
civilizaciones desventuradas gue por ellos se verían conde- Sólo en Grecia llega la filosofía a poseer existencia au-
nadas a la esterilidad. La verdad (en cuanto nos levantamos
tónoma, disdnguiéndose explíciramenre de la . reljgión.
sobre los datos rudimentarios del sentido común), la verdad
Así, al menos en la época más pura y más gloriosa del
no nos es, como acaso pudieran creerlo los aformnados que'
espíritu helénico, ella misr¡a reconoció sus límites y se
han nacido en un ambilnte impregnado de ella, regalada a
la manera de un don de la naturaleza. Por el contrario es asignó un campo de actividades limitado
-investigación
científica de las verdades puramenre racionales-,
difícil de ser ¿lcanzade, difícil de ser conservada; es una gtan mien-
suerte poderla poseer sin mezcla de error y en el coniunto tras_que la religión griega, muy degradada ya en tiempo
vario de sus aqpectos complementarios. ¡Qué iusto es lor de Homero, cada día resulraba más incapaz de sadsfaCer
consiguiente, agradecer el beneficio de la enseñanza revelada las necesidades de la inteligencia y se córrompía más y
qo. n*ot dq descle lo alto, al mismo tiempo que el conocimien- más.
ü d. t" verdad sobrenatu¡al, inaccesible ala rtzón, la pose- Cuando los griegos, abusando con orgullo de la filo-
sión firme y fácil alx vez de los elementos esenciales de esta sofía y de la razón, quieran limitar y encerrar las cosas
misma verdad de orden nanrral' que' en sí misma, es accesible divinas en el ámbito estrecho de su sabiduría, y "se disi-
a nuestra taz6n, y de la que nuestra memoria tan fácilmente pen en sus pensamientos", merecerán el anatema lanzado
se olvida! Y ¡cuánto debemos estimar al mismo tiempo la por San Pablo conua la sabidu¡ía de este mundo, qac est
labor de los hombres que aqul abajo, con el esft¡erzo de su stultitia apud Deum. A pesar de esms desviaciones, la fi-
razíny sin el recurso de la revelación, han conseguidg ftll losofía, nacida de su espíritu, queda libre de esa corn¡p-
dar loi principios y asentar los fundamentos inmutables de
ción, ya que su único obiero es la verdad.
crc" mittn" v.rdtd'de orden natural, y crear snt sabidffiía
humma verdadera y progresiva (la filosofía)' que puesm en
contacto y sobrenáturalizada por la verdad descendida del
cielo, entiaría un día a formar pane de una sabiduría zupe-
rior (la teología), sabiduría humana dis)inizada por la graoia,
sabidrgía por excelencia! ¡Cuán preciosa debe ser a nue$rot
oios la herencia sagrada de la sabiduría helénica!
32 NATLRALEZA DE LA FILOSOFItu-NOCIONES Hlsrón¡c.ts ros pRrsocnÁrrcos. - ros ¡óNrcos

rcligiosr, l¡ filosofía griega se disringue inmediatamente


SsccróN II de la religión; se forma incluso criticando y combatiendo
LA T'ILOSOFÍA PROPIAI\IENTE DICHA y
la mirología popular, aparece como hija de la sola
razón.
7. Los sÁBlos.-Los primeros pensadores de Grecia La fase de desarrollo ascendenre de esta filosofía, desde.
son los. poelas, intérpretes de las tradiciones religiosas. Tales hasta Aristóteles, es la única gue nos interesa aquí,
Creadores de mitos, corno Hesíodo u Homero, profetas porque en este período es cuando la filosofía, con un al-
e veces, como Epiménides de Cnosa que libró a Atenas cance humano absolutamenre universal, queda constituí-
de la peste levanmndo allí altares sin dedicarlos a ninguno da en forma definitiva. Abarca alrededor de tres siglos
de sus dioses, no interesan a la historia de la filosofía pro-. puede dividir en ües grandes períodos: períodó de
¿ 1e la
piamente dicha. La filosofía griega, según Aristóteles, no elaboración (los filósofos presocráticos), períoio de cri-
comienza sino con Tales de Mileto, uno de los sabios o sis (los sofistas y Sócrates), período de rnadurez (platón
gnómicos, que vivieron en el siglo vII y w antes de nues- y Aristóteles).
üa era.
Estos sabios, siete según la tradición, y de los que los A. - Los rnósoros pnesocnÁr¡cos
antiguos nos dan diversas listas, se propusieron antes que
nada enderezer las costumbres de sus conciudadanos; sus
$ r.-Los Jónicos
I¡ filosofí¡ sentencias, de las que Platón nos trasmite algunas en el 8. T,r¡,rs y sus sucosoREs.
rcntmciota o Protágoras, se limitan a enunciar las lecciones prácticas
Aquí se
- su propio esfuerzo, los presenta yala n-
gnónzica ,no zón humana invesdgando, con
es, Prople- que la experiencia de la vida les dictaba; eran hombres de principios y las causas de las cosas. Lo primero que a la
mente h¿blan- acción, legisladores o moralistas; eran hombres prudentes,
do, una filo-
razón humana llama la atención es lo que ve y pal-
sofí¡"
pero no propiamente filósofos. Sólo Tales abordó entre ga; lo que conoce por los senddos. Y lo primero qo"
ellos los estudios especulativos. Geómeua y astrónomo, investiga, cuando quiere explicar una cosa cualquierafes
Tales demostró que todos los ángulos inscritos en un se- la materia-de qu-e ef cosa esrá compuesra. Así lós prime-
micírculo son rectos, y habría predicho --gracias sin -^- -^-^^J^-^^ -l^ /--- -t - t r

duda a los conocimientos que tenía de la ciencia babi- .surna6¡büdd, su exrerior, lo que más tarde llamaremoi
lónica-, el eclipse total de sol del 18 de mayo del año 585. .clgd n$eris!, y que ellos cándidamenre consideran sufi-
Los filósofos que vienen después de él son todavía en ciente para explicarlo todo. En segundo lugar, siendo el
su mayor parte hombres priblicos gue se apasionan por la cambio o muración el fenómeno más generaf y el más im-
vida de la ciudad; pero esta ¿ctividad práctica no les im- po{tante que nos presenta la naturaleza, y sobre todo el
pidió poseer desde el principio conciencia clara de la ver- cambio mediante el cual un cuerpo se convierte en oüo
Los Fí¡icot
dadera naturaleza de su sabidu¡ía. En todo caso, salvo en (así el pan se hace carne; Ia midera, fuego; etc.), lle- o Filósofos de
ciertas persorpüdades excepcionales, tales como Empé- gan- a comprendei que la materia primaria de que están l¡ Natunlcc¡
hechos los cuerpos debe ser la-misma para todosjpor rea- scnsible
docles el taumatu¡go, o Pitágoras, fundador de una secta (es-
cuela dc Jo-
3+ NATURALEZA DE LA FILOSOFÍA. NOCIONES IIISTóRTCAS rOS PnrSOCninICOS. r,OS ;ówrCoS
- - l5

aia principat üzarse en ella todas las uasformaciones de los cuerpos. l¡ evolución eterne de los mundos "que se levantan y vuelven
r¡¡cate) quie-
ren explicar- Pero como todavía no alcanzan a entender sino lo que se a acosterse después de largos períodos"; para este filósofo los
lo todo por palpa y se ve, imaginan que es esta materia uno de los animales nacie¡on del fango dei mar, envuelros al principio
nlgún princi- seres que caen bajo nuestros sentidos. cn una especie de caparuzón, de una corteza espinosa de Ia
plo material. que se despojaron al llegar a la tierra firme (20), y el hombre
De ahí que Talgs, por ejernplo (624-546) inspirándose
en los andguos mitos quc hacían provenir todas las qosas proviene de animales de especie diferente (30), habiéndose
de las aguas primitivas, y fijándose además en que las formado originariamente dentro de un pez donde se desarro-
plantas y los animalcs "se nutren de hurnedad" y que todo lló y del cual fué lanzado, una vez que creció lo suficiente
germen viúiente es húmedo, declara¡á que el aguaes la como para basta¡se a sí mismo (3r).
Más tarde Empédocles ¿e ¡g¡; (493-433?) cuyas
sustancia única y gue permanece idéntica bajo todas
concepciones son, en otros puntos, superiores a las de los
las transformaciones de los cuerposi Pata Anaximeno
(588-524) es el fue el que desempeña este papel; para Jónicos (ur), gxplicaba el origen
producción separrd cabezr, ojos,
Heráclito (s+o-+lSl) es el fugg,' para Anaximand¡o brazos, etc.! que se reunieron en toda clase de combinaciones
(6ro-547) el i"tfinin (en el sentitio de lo Indeterminado, deLidas al azar, de las que sólo han persisrido las aptas para
dnerqov), mezcla de todos los cont¡arios. Agua, Aire, Fue- la vida. (Cf. el principio darwinisra de la "persistencia del
go, Infinito, son considerados como seres activos, vivos, más apto".)
animados, capaces, por una fuerzt interior propia, de Nótese que anres de Demócriro, Anaximandro y Empédo-
una fecundidad muitiforme e ilimitada. Todo está lleno cles buscaron también, como lo hará el evolucionismo seu-
de dioses, rdvzo rlr]gr¡ leGw , (27) decía Tales en este sen- docientífico moderno, el modo de explicar todas las cosas
ddo. Por esta tan primitiva escuela de Jonia mecánicamente, es decir por la simple agregación de elemen-
-llamada
hilozóica, por haber atribuído la vida (lr¡ú) a l¿ mateÉia tos materiales producida por el movimiento local.
(üIl)-, podemos comprender que se ha de considerar
como lo más rudimentario en filosofía, doctrinas tales co- 9. HEnÁcrrro, Deuócnrro, AxaxÁcones. Con los
mo el monismo materialista, que enseña la existenci¿ de - de la na-
Físicos, así llamados por Aristóteles, o filósofos
una sola sustancia material, y el evolucionismo, que pre- tu¡aleza sensible, se relacionan tres grandes pensadores:
tende explicar todos los scres por el desarrollo histórico Heráclito, Demgcrito, Anaxágoras.
y el desenvolvimiento o evolución de seres preexistentes.
(2s) PIac. pbi!os., V, lq l- Dox. ,110, tf.
El evolucionismo, que la filosofía alemana por un lado, y 1ro) Ps. Pwt. St¡ont. fr. 2. Dox. 579, 17.
por otro Spencer y Darwin, han hecho tan célebre en el (3r) Prrrr., Syzep. Quaesr. Vlll, 579, t7.
siglo :ux, fué ya defendido en Grecia por los Físicos de los (s2) Empédocles admite, en vez de una sustancia corporal única,
cuaro elemenrcs específicarhente disdntos -los cuatro elementos clá-
siglos vr y v a. de C. (*). Anaximandro cn particular enseñaba sicos de la química antigua: derra, agua, aire, fuego. Y sobre todo
pretende dar a Ia evolución de las cosas una clusa eficiente (que con-
(2t) An¡sróreres, de Anima,I, f, 4ll a 7.
(28) En la India, hacia la misma época, formulaba el budismo' lo siste para él en las dos grandes fuer¿as motrices del Amor y del
bemos visto ya, la reügión del evolucionismo. Odio)-. Empédocles fué magq médico, poeta, orador, hombre dc
estado, tanto como filósofo. A¡istóteles le atribuye la fundación de
Ia ¡eró¡ica.
3ó NATTTRALEZA DE LA Fn¡sorl¡. - ttoc¡o¡¡gs ¡rryrón¡cas los pnesocnlTlcos.
- los ¡óNtcos )7

r) Heráclito de Efeso (33), genio oldvo y solitario, gún algunos; pero no se puede afirmar que uno cree todo
menospreciador de la muhirud y de la religión del vulgo, lo que escribe. La causa de las opiniones de estos filóso-
lleva heroicemenre hasta sus primeros principios mete- fos, es el no haber admitido como seres sino las cosas sen-
Hcráclito físicos el pensamiento de los filósofos de Jonia, y fiia de sibles; y corno veían que la. naturaleza sensible está en mo-
cs cl filósofo una vez para siempre uno de los exrremos del
esfuereo vimiento perpetuo, algunos, cónlo Cradlo (tn), han pensa-
dcl Dcvcni¡ y
PuEo.
especulativo del error. Una de las realidades percibidas do que era preciso no decir nada: él se contentaba con
en los seres, se ha apoderado de él con ranra fuerza, que
mover el dedo (3ó)." Escepticismo, que es consecuencia
lo hece esclavo suyo para siempre. Esra realidad es el necesaria de la merafísica de la movilidad absoluta profe-
cambiq gl fíerLo deaenir. Observa que las coses se tras- sada por Heráclito, au rque él haya creído personalmente
forman de anms manerasr que proclama que 'rodo es en la verdad: "Si vosotros no esperáis lo inesperado, de-
cambio. fldv¡a gei, todo pasa o corre; y los hombres son cía, nunca alcanzaréis la verdad, que es difícil de discer-
locos al descansar en la seguridad de su falsa felicidad: nir y apenas accesible."
"Todos los nacidos quieren vivir para morir un día y De modo que Heráclito es el filósofo de la evolución
reposa&.y deian sus hiios en la ricrra para que ésros mue- y del absoluto devenir. Por consiguiente, rodas las cosas
ren a su vcz." No tocamos dos vcccs l:¡ misnla cosa; no son a sus oios diferenciaciones por la dis-
nos Bañamos dos vcccs cn cl ¡nis¡¡r<l río. En el momento -prgducidas
cordia o la guerra (flóle¡roE rcri¡g ntiwrov)-, de un solo
que llevamos la mano a unl cosn. ésr¿r ha deiado ya de ser
principio en movimienro, que él se imagina bajo la forma
lo que era. Lo que cxisre, canrbia, por el hecho de ser. de fuego, de un fucgo etéreo, viviente y divino. Por ahí se
Es decir, que qg-g¡isre rungún scr esrable o perm¿ñente. ve claramente, y desde los orígenes, que toda filosofía de
gqg._eg[$ sl_garyrbkr pcrmanccicndq idéndco a sí $ismo, la mutación o devenir, cae luego en el monismo (il) y en
como una boh dc nrarfil quc pcrnl¿nece bola de marfil, el panteísmo. "El afirmar que todos los seres son uno,
a le vez que sc muove. Por lo ranro lo que es (la cosa escribe A¡istóteles (3?), no es sino repedr la opinión de
que cambia), a la vez no er (pucsto quc nada se libra Heráclito. Y en ese caso todo se confunde; el bien y el
de la mutación): "Nosrxros desccndemos al mismo río y mal son la misma cosa, el hombre y el caballo son idénti-
no descendemos; ensdrnos y no exisdmos." Decidida- cos. Pero esto ya no es afi¡mar que los seres son una sola
mente.afirma rambién que los concrarios se confunden: cosa, sino afirmar que no son.nada."
"El agua del mar es la más pura y la más inmunda...; e[ . ¿) Nacido algunos años después de la muerte de FIerá-
bien y el mal son una misma cosa.'' "B imposible, escri-
cüto, Demócrito de Abdera (+lo-16r?), espíriru ,mucho
birá acerca de esra cuesuón Aristóreles en un rexro céle- menos profundo y que busca las ideas fáciles, pretende
bre, que alguien conciba jamás que una misma cosa exista
y no exista a la vez. Herácliro opina de orro modo, se- (8r) Uno de los más célebres discípulos de Heráclito, Cradlo, fué
cl primer n-raesrro de Platón. (Anrsrcr., Met. l, 6.)
(Et) L¡ feche del nacimienro y muerce de Herácüto no es conocidr (s¡) Met6f ., IV, t, tolo a 13.
c<lo cenezr. Estabe.en la plenirud de su vrde hacia el ¡ño f00 c¡- 1ro) Docuinr que reduce todas las cosas a un solo ser. El Panteísmo
tes de C. confunde el ¡nundo con Dios.
1sz) Fí1., I. 2, lgt, b. 19.
lg NATURALEZA DE LA FILOSOFIA.-NOC¡ONES HISTóRIC/LS r,os pneso(x{.ÁT¡@S. - l,os ;óNtcos

enconuar en el correr de los fenónienos sensibles algo fiio tenón o las uagedias de Racine, diciendo que bastó lanz-at
y estable, pero. este elemento lo pide a la imaginación, piedras sobre piedras durante un indefinido núrnero de
no a la inteligencia. L,a única realidad qtre Demócrito años, o mezclar el azar unos cuantos millares de caracte-
acepta es algo que, si bien superior a laq percepciones de res de imprenta.
los sentidos externos, cae sin embargo bajo el dominio de
3) Anaxágoras de Ciezomene (5oo-428) había llegado
la imaginación: se trata de Ia..cantidad geométtca pura,
a su madurez cuando nacía Demócrito, y cuando Herácli-
como tal, sin cualidades (sin color, sin olor, sin sabor, etc.)
y que no contiene sino la extensión en las tres dimensiones to acabab¿ de morir; fué el amigo de Pericles y orientó la
del espacío. .Todo deberá, a su modo de ver, explicarse filosofía griega hacia una luz superior; endereza, más bien
por el lleno, que confunde con ql ser, y por el aacío, qrrc que continúa, la filosofía jónica, con la ayuda de concep-
confunde con el no ser. El lleno está dividido en porcio- tos mal elaborados o que emplea mal.
nes de extensión, indivisibles ("áromos"), separádas por el Nota'por una parte que el principio material de que
vacío y en perpefto movimiento; y que no difieren enue están constituídos todos los cuerpos y que los iónicos
sísino por la forma (tt), el orden (tn), f la situación (n0); confundían con tal o cual elemento determinado, debe
y atribuye a la ciega necesidad de la casualidad el orden contener en cierto moCo, en sí, toda la diversidad de se-
dgl universo, así como la estrucrura de cada ser. Demó- res que de él se han de ir formando: si todo no estuviera
cHto (ar) es, pues, en Grecia, en la época misma de Sócra- en todo, nada podría provenir de nada (t'). Y cree, Por
tes, el fundador del atamiyno, y en general de la.filosofía
consiguiente, que ese principio consiste en una rnezcla in-
llamada mecanicista, que erige la geomeuía en metafísica, finita de todas las naruralezas y de todas las cualidades, de
reduce todas las cosas a la extensión y al movimienro, y modo que cada pardcula corpórea condene en sí elemen-
pretende explicar por un ren¡uelto de circunstancias for- tos ("omeomerias") de todos los demás (por elemplo,
tuitas la organización de los seres. Así se erplicaría el Par- cada partícula de pan que comemos, condene en sí cle-
mentos invisibles de hueso, de sangre, de carne, etc. y de
(t8) Como A difiere de N, por eiemplo. los dernás seres, que se encuenüan todos, cambiadas sólo
(30) Como AN difiere de NA.
(to) Como N difiere de sí misma colocada en otra postura: Z. sus proporciones, en cada partícula de hueso, de sangre,
(r1) Qpn su maescro Leucipo. Leucipo y Demdcrito, .fueron in- de carne, etc. ); concepto exmaño y sin valor, pero que
fluídos por el filósofo indio K¿nada? Se puede creer melor €n u¡.¡ anuncia a su modo la gran idea aristotélica de la mate-
coincidencia debida a idénticas preocupaciones intelecruales (sobre
todo si es cierto que Kanada, cuya cronología no es segtrra, es con-
ria prima, que es nada "en acto" y que lo es todo "en
temporáneo de Demóc¡ito o posterior a él). potencia".
En general, uo pa¡€ce que el pensamiénro orienral haya rnfluído en Por otra parle, y esto es su principal mérito, comprende
cl pensamien[o griego como para poder decir que fuera su maestro¡
ni para inspirarle tal o cual sistema en particular. Que por el contra- que el principio rnaterial de que están hechas las cosas no
rio haya iifluído en los griegos, moviéndolos al estudio y proporcio. basta para explicarlas. Es preciso además conocer el prin-
nándoles materiales intelectuales (que sólo ellos llegaron a tr¿rr¡r cien- cipio que las produio (causa eficiente o causa motriz) y
tíficamente), es cosa clara por el hecho de que la filosofía griega na-
ció cn l'¿s regiones del mundo helénico en contacro con el Orientc. ({2) Cf. Anrs,, Fír., I, 4, 187 a 26. S¡¡rrp¡,¡ctus, Fír., l5r, 2t.
/o NATURALEZA DE LA FTLOSOFÍA. NOCIONES EISTOR¡CA!¡ ros pRrsocn{Trcos. - l,os rrÁucos 4¡
-

el fin por el cual esta cerr(d agente obró (causa finai). Para res y en ei mundo un principio oculto de medida y de
dar raz6n de por qué Sócrates está sencado en la prisión, annonía; enseña además que los números
-por los
que
esta armonía se manifiesta a nuesffos sentidos-,
¿bastará, como dirá Flatóñ, decr¡ que tiene huesos, ardcu- son le
l¿ciones y músculos dispuestos de tal o cual modo? Es única reaüdad verdadera: y Io concibe como Ia esencie
preciso explicar quien hace que estos músculos y hqe- rnisma de las cos¿s. No solamente estaba Pitágoras ini-
sos estén así dispuestos, y por qué, con qué finalidad ciado en las grandes especulaciones de la asuonomía orien-
están así. tal, sino que él mismo, mediante el descubrimiento funda-
Anaxágo.as, por el hecho de hrber reco4ocido adernás mental de la relación de Ia altura de los sonidos con la
de los elementoi mareriales del mundo, la exisrencia nece- Iongirud de las cuerdas que vibran, sometió a la invariabi-
saria de una inteligencia separada (voig), ordenadora de Iidad de una ley nurnérica un fenómeno tan fugirivo como
los seres, es el {rnico, al decir de A¡istóreles, que haya sa- el sonido. Representémonos la admi¡ación con que debió
bido "guardar la sobriedad" entre todos los demás filóso- entrever, detrás del flujo de las apariencias sensibles, estas
fos de su tiempo, a'quienes el vino de las apariencias sensi- proporciones inteligibles, inmóviles e inmareriales que ex-
bles ha trastornado la cabeza y "hablan sin tino" ({3)" plican al matemático las regtüridades que dondéquiera
podernos comprobar. Reflexionemos poroüa parte en el
S z. I:os itálicos misterioso valor simbólico de los números, atesriguado por
- las sagradas uadiciones de la humanidad y por los fitóio-
¡o.-Al lado dc la filosofía jónica, los siglos vr y v fos más posirivos (desde ll,risróteles qoe ráttdirá homenaje
contemplaron cn cl mundo gricgo dos grandes corrienres a Ia sanddad del núm€ro Jr hasra Augusto Comte que
filosóficas: la pitagóricrr y l:r clcárica. construirá toda una mitología de los números primos); y
Pitágoras dc Srrnros (57r-5oo, o scgírn l)rros, 58z-+g?), comprenderenros cómo el pensamienro de Fitágoras y de
fundador de una socicd:rd filosrific¡¡, rcligiosr y política, sus discípulos pudo deslizarse, tan naruralmenre, del slgzo
que ejerció el poder cn algunus clurl:rttcs dc la Magna a la causa. y hacer del símbolo un principio de realidad.
Grecia (ltalia meridion:rl). y fué rrírs rrrdc dispcrsada por Consecuencia: los pringipigs- de los _números so_0lgs
la violencia (no), comprendió quc cxisrc¡r rc¡¡lidadcs rnás p.riAcipios de to exis¡e; rls-la oposieién- enre Lo,
altas que aquellas que son objeto dc los scnridos. La cien- dgrerninqdq y lo indeterminado (infinito) deriya-Ola-
cia de los números fué la que le rcvcl<'¡ csrrs rcalidadcs in-
todo, par e
visibles, cuyo orden inmurable dr¡mine y dirigc cl curso irnpar, elemenros del número; después-ante lo uno y lo mul-
de los aconrecimientos; y yL no conocc cn adclanre rnás tiple, derecha e izquierda, macho y hembra, reposo y
que los números. No dicc solanrente quc exisrc en los se-
movimiento, recro y curvo, luz y tinieblas, bien y mal,
(rál Metaf., I, 3,984, b lE. cuadrado y cuadrilátero de lados desiguales- que orde-
(..) En esta sociedad se practicaba una obediencia absotuta áun cn nan la naturaleza y la accividad de las cosas; toda esencia
l¡s cues¡ioncs intelecruales. En la socicrJad piragórica, y no en las
escuelas del medioevo cris,tiano, es donde rodos se inclinaban aure el tiene su número, y toda esencia es un número (el núme-
Mogister dilir, aú¡ü6 gecr" ro 4, p.or ejemplo, no es solamente figura, sino que es lo
12 NATT'MLEZA DE' T.A FIL(XOFIA. : NOCIONES TIISÍóRICA¡' ros pnesocnÁrrm. - r.os ¡rrir,rcos

'Pitágoras perece haber profesado la unidad de Dios, como


constitutivo de h iusticia; el número 3, de la santidad; el
on espíritu presenre a todas las cosas y del cual procederían
7, del dempo; el 8, de la ardonía; el 5, de la unión de los nuestras almas; él fué el primero que dió al conjunto de los
sexos; el ro, de la perfección); a los números, que por sí
seres el nombre de cosmos (xóopog) que, corno ntundus, en-
mismos no están ni aquí ni allá, déseles wa posición, y
cierra la idea de belleza y de armonía.
tendréis los cuerpos. Y así toda especulación sobre ol La más célebre, y la más ridicuiizada, de sus doctrinas es
origen o la naturaleza de las cosas se diltrye en r¡ne espe- la de la trasmigración de las almas o mercmpsicosis, que él
culación acerca de la génesis de los números y de sus pro- recibió probablemenre, no de Egipto, como lo indica He-
piedades. rodoto, sino más bien del hinduísmo (a través de persia) (aó),
Así Pitágoras y su escuela, a quienes las matemáticas, y en la cual el orfismo y el pitagorisrno, en Grecia, convihie-
la música y la astronomía deben t¿nto, no llegan a la ver- ron desde el principio. "Pasando un día cerca de un perrito
dadera noción de filosofía primera o meafísica; coloca- que alguien apaleaba, escribe de él el vieio Xenófanes en una
dos en un grado de absuacción superior al de los iónicos, cuarceta sadrica, se lanrentó de la desgracia del animal y gri-
no confunden, como lo hicieron éstos, la metafísica con tó compasivo: Detente, no lo golpees, cs el alma de uno dc
mis amigos; lo conozco en la voZ."
la física, mas la confunden con la ciencia del número (a
Los pitagóricm creyeron rambién que el ciclo de períodos
la que atribuyen inte4rretaciones cualiradvas) y quedan
cósmicos debía uaer, después de largos intervalos, el retorncr
por lo ndsnro, a pcsat dc sus csfuerzos hacia el puro inte- de todas las cosas, idénticamente reprodubidas hasta en sus
ligible, sin dcsprcndersc de la imaginación. Aunque ven menores detalles. "Según los pitagóricos, decía Eudemo a
por ouo lado que las cosas son reguladas intrínsecamente sus discípulos, día vendrá en que rodos los que estamos aquí
por principios inmatcrialcs más reales y más verdaderos reunidos, exactamente los rnismos, volveremos a estarlo de
que lo que se pllpa y sc vcr no consiguen todavía con- nuevoi vosotros ahí enfrente escuchándorne, yo aquí diser-
cebir la idea dc causo forrnal, que sólo Aristóteles ha¡á tando delante de vosotros, cotrno lo hago aho¡a rnismo, con
resalmr debidanrcntc. el punterito en la mano. . . " (*).
l-a astronomía es una de las ciencias que recibieron'de la
escuela pitagórica mayor desarrollo" Filolaoq que hacía gi-
-A Pitágoras se debe, ya lo hemos rccordado
anteriormente,
la palabra filosofía. Se ve por un pasaic de Diógenes Laercio rar a la tierra, al sol y a todos los astros al¡ededor de un mis-
(vrn, 8) quehacía consisti¡ la dignidad de la ciencia en $¡ (.6) Como lo hace notar Gomperz, "los griegos asiáticos y una par-
carácter puramente especulativo y dcsinteresado; punto sobre tc de la nación hindú obedecían ya antes de que Pirágoras abandonase
e! cual Aristóteles al principio de su memfísica, tanto ha de sr pauia iónica al mismo amo, al fundador del imperio persa, Ciro,,,
insistir. "Bta vida, decia, puede ser comParada a las solern-
(Les penseurs-de b Gréce, l, V )
Más generalmenre pa¡ece que ciertas concepciones y cienas maneras
nidades de los iuegos públicos, donde se reúnen diversas cla- de pensar propias del Oriente pasaron de la escuela pieagórica, primero
scs de perronas, unas para disputarse la gloria / las coronas, a Grecia" tra¡r.smiriéndose del pitagorismo al platonismo y al neopla-
otras para comerciar, y osras, más nobles, solamente para go- tonismo, y de ahí, agrandadas por nuevos eporresi a la gnosis y a la
co¡riente más o menos ocuka de las meafísicas hete¡odoxas. V. n. t¡.
zar del espectáculo. Del mismo modo, en la vida, unos tra- -
| (.!) SrMpr.rcrus, Fír.r 7t2,30 D.-Nie¿sche, a quien el pensamiento
baian por la gloria, oüos por el interés, y un pequeño núme' del o¡eto¡no eremo de las cosas" obsesionab¿ y descsperaba, copió esa
ro por la sola verdad: éstos son los filósofos... idea de la filosofía griega"
++ NATTIRALEZA DE LA F¡LOSOTíA.-NOCTONES HISTóRIC.'IS Los ELEÁTICOS

terioso centro del mundo ocupado por el fuego, puede scr fuerza de los hombres y dc los caballos. . . "
Profesaba la
considerado como el precursor de Copérnico. Pero también unid*d absoluta de Dios, pero confundía a Dios con las cosas,
en este cuestión delatan los pitagóricos, de la manera más al decir en sentido panteísta que Dios es tn o y todo, Ét
típicc las fallas de un espíriru exclusivamenre maternático: xai ¡dv.
"Viviendo y moviéndose cn la ciencia de los números, escri-
be Aristóteles (ot), reunieron y coordinaron rodas las con-
Pero el filósofo rnás profundo, el verdadero fund¿dor
cordancras que les fué posible comprobar, cnrrc los números
y las armoníes de una parte, y entre los fenómenos celestes y de esta escuela es su discípulo Parménides de Elea (na-
cl coniunto del universo de la otra. Y si cn algún lugar apr- cido en el año 54o), el gran Parménides, como le llama
¡ecía una laguna, hacían uso de une suave violcncia para que Platón. Elevándose sobre el mundo de las apariencias P¡rrnónidet
todo fuera perfectamente de acuerdo con sus teorías. Como sensibles, y aun sobrc el de las cscncias matemáticas y es el filósoli'o
del Ser pru,ro.
por eiemplo, la década cra para ellos la perfección y encemaba de los nírmerps, llega hasta aquello quc en las cosas cons-
en sí toda la naturaleza de los números, sostcnfan quc los tiruye pur¿ y propiamente el objcto dc la intcligencia.
planetas eran diez,; pero como en rcalided no lparccen sino
¿No es cierto que lo primero que la inteligencia ve en
nuever invenhron la Antitierra para haccr el dócimo . . .", todas las cosas, es que éstas existen, es decb, el ser? La.
"no considerando los fcnómenos para tucgo l¡uscar sus causas idea de ser, así destacada, se impone a P¿rnrénidcs con
y según cllas fornrular sus rcorías, sino ncomodando los fenó- tal fuerza que llega a cegarlo. Como Heráclito, por le
menos a sus tcoríxs y opinioncs ¡rrec<lncetridas y pretendiendo
misma época, queda cautivo del cambio, así Parménides
eyudar a Dios a constn¡ir cl ¡trundo".
queda ceutivo del Ser. Y no ve sino una cosa: lo que
es, es, y no puede dejar de ser; el ser es, el no ser no es.
$ 3. Los elcóticos.
- Parménides es así el primer filósofo que haya compren-
tr.-A la escucla dc lilcr currespondc, no precisa- dido y formulado el principio de identidail o de no con-
mente el haber fundado la metafísica, pues no supo man- tradicción, principio suprerno de todo el pensamiento.
tenerse en la verdad, pero sí al menos el haber elevado Contemplando, pues, el Ser puro, comprende que este
cl pensamiento griego hasta el nivel propio de la mera- Ser es absolutamente uno y absolutamente inmutable,
ffsica, y hasta el grado de abstracción que exige esta eterno, übrc de evolución, incorruptible, indivisible, in-
cierrcia. El más antiguo de los eleáticos es Xenófanes, tacto, y entero en su unidad, en todo igu:rl a sí mismo,
rapsoda vagabundo, necido hacia el efro 57o en Colofón, infinito (tt), y que conticnc en sí todr pcrfección (t0).
desde donde se dirigió a Elea, en la ltalia meridional, Pe¡o mientras descubre así los atriburos de Aquel que e,sl
empuiado sin duda por las invasiones persas. se niega a admitir que ningürn orro ser pueda existir, y re-
chaza como algo escandaloso al ser nlczclado con la nada
Xenófanes se burlaba de la mitología de los poetas y de las la limitación- (porque habría que suponerlo sacado
opinioncs del vulgo. "Nuesua sabiduría, decía, burlándose -o
de la nada), cualidad inhcrente a todos los seres creados.
de los honores rributados ¿ los atletas, vale algo más que la
(.r) Met., l, t, 986 t.-De Celo, lI, 13, 2g! r lrr) Srrrelrcrus, Fír., 144,25-11t,2t. (Dnrs, frag.8, 22.)
(¡e) Axs¡., Fls., l, l.
IJ\ SOFíST¡CA 47
6 NATURALEZA DE, I.A F¡I¡SOFiA. - NOCTONES HISTóRICAT¡

Se exuavía luego hasta el punto de atribuir al ser del


mundo Io que es propio del Ser increado. Y antes que B. Le sorísrlc,l v Sócn¡rss'
Los eleáti- ebandonar lo que él cree exigido por el ser y la razón, ¡ 2. lJurante el largo esfuelzo de elaboración que bre-
cos absorben prefiere heroicamente ncgar cl testimonio de los sentidoso -
vemente hemos resumido, llegó el pensamiento humano a
toda !a reali-
dad en el Ser y declarar que no cxistc cn cl mundo ni cambio ni multi- realizar conquistas fundamentales. Pero si luego, y colg-
n¡no e innú plicidad. El cambio, cl movimiento, el fieri o dcfenir, ciendo la gr'an síntesis en la que tantas verdades parcial-
eil,
como la diversidad dc las cosas, no es sino una apariencia mente conlcidas se han iuntado y equilibrado, podemos
ilusoria. No existe sino el Ser y el Uno,. admirar cómo se iban formando poco a Poco los puntos
Porque ¿no es cierto que el cambio supone que lo que vitales y las líneas fundamentales de'lo que será ia. filo-
existe no existía (en el nuevo estado adquirido), y que, con- sofía, dL hecho, en la Grecia del siglo v, estos excelentes
tinuando en la existencia, cesa de existir (respecto al ser pa- resultados quedaban disminuídos por Ia confusión de teo-
sado)? ¿La multiplicidad no supone que io que es (esto) a rías conuadictorias, así como poil" multitud y graveded
h vez no es (aquello)? Por consiguiente, Ia multiplicidad y de los errores, y aparentemente nos enconüamos en medio
el cambio, ¿no están en coñtradicción con el principio su- del desorden y del caos.
premo "lo que es posee cn sí el scr y no cl no scr? Se había'prltendido saberlo todo y escal4r de un salto
Par¡ defcnder l¡ doctrinr dc P¡nné¡ridcs acerca de la irn- la cumbre del conocimiento. Precisamente Por esta embi-
posibilidad del cambio, su discíprrlo Zcnón de Elea (uo) (na- ción inmoderada y Porque se desconoch b discipüna y
cido en el 487), formuló los cólcbres argumentos con que la meclida en el máneio áe hs ideas, no se llegó sino a lr
pretendc dc¡nostrar quc la nocifn misma de movimiento sig-
confusión de los concePtos y a oPoner constantemente
nifica contradicción; argunrentos crrírncos sin duda, pero
principios verosímiles óttos ian veiosímiles como -tot pT-
muy profundos, y a los quc sólo con la doctrina de Aristo- " y aParente pareció ser !a
teles sc pucdc rcsponder. *.tot. El'resultado inmediato
derrota del pensamiento esPeculativo. No es de extrañar
Así se coloca Parménides en el extremo opuesüo de que este p.ríodo de elaboración haya desembocado en una
Heráclito, fijando también, de una vezp^ra siempre, uno jr"n crisi, intelecrual durante la cual cierto trastorrlo del
de los términos últimos del esfuerzo cspeculativo, y a la ispíritu estuvo a punto de poner todo en peligro' Este
vez del crror; y mostratldo que toda filosofía del ser puro, .or.orno del espír1ru es la sofístice o la corrupción de ia
por el mero hecho de neger esta especie de no ser que filosofía.
Aristrirclc.s llamará potcncia, y que es propio de todas las $ ¡.- Los sofistas.
cosls crcadrs, dcbe absorber todos los seres en el Ser por
excelcncia, absorbcr cl lnundo en flios, y conducir al l!'fo- r3.-Lasoflstica no €s une doctrina, .sirng-uáL-b!98
nismo y al Pantcí:;mo no mcnos fatalmente que la filo- una actitud viciosa del eqpíritu. Los sofistas eren ePereh-
sofía del f ieri o devcnir absoluto. ffiores y discípulos de los sabios dc
la edad precedente.+l nombre mismo de sofista no tenía
i (00) No confundir ¡ Zen6n de Elea con Zenón el estoico, que vivió en su órigen ningun sentido peyorativo-; en realidad
lrnucho más tarde (350-2ó4) y nació en Citdum, en la isla de Chipre.
NATURALEZA DE LA FILOSOFí{.-NOCIONES HTSTóRICAS
LA SOFtrS'TICA
48

diferían de ellos esencirlmente, porque tomaban ia gloria: liistoria, derecho, casuística (8), polídca' y re-
"o*o
fin y regla de su ciencia no lo que es (el obieto del co- tórica. Y se las daban de profesores de "virrud".
Los sofistas nocimiento), sino los intereses del suieto que conóce. Fero no buscaban la verdad. No pretendiendo de ia
desvi¡n l¿ Así, profesores ambulantes que buscaban honores y di- la!:or de la inteligencia sino un medio Para hacer osten-
ciencia dc su
obicto y la nero, conferencistas, enciclopédicos, periodistas -si así se cación a sus propios oios, conx' a los de los demás, de zu
substraen a su les puede llamar-, superhombres, o dilettantes,los sofistas superioridad, famlmente debíen ser arrastrados a hacer
rcgla.
son todo, menos sabios o filósofos. Hipias, que sobresalfa cc*sistir la ciencia rnás refinada en el arte de negar y
por igual en la astronomía, geomeuía, aritmética, fonética' cle destrui¡ por medio del razonarniento; siendo cofilo e5'
rítmica, música, pintüra, etnología, mnemotécnice, en Ia ia dessucción, para hombres y niños, el modo nás fi'
epopeya, la uagedia, el epigrama, el ditirambo, y en las cil de demostrar su fuerza; y se distinguieron igualnrente
exhortaciones morales; que fué embaiador de Elis y que en el arte de sostener el pro y el contra en todas las
ap;en-dió todos los oficios (un día se presentó en los iue- cuesriones modo de demostrar la fl¡erza y la
gos olímpicos con un traie hecho en su totalidad por él habilidad.
-offo
mismo), hace pensar en algunos hérocs del Renacimiento Es clecir, que la ciencia se disolvía entre sus manos; 1o
italiano. que en sus predecesores era simplemente falta de disci-
Otros heccn pensÍlr cn los "filósofos" dcl siglo xvIII o en piina intelecnral,-fué enme elios decidido propósito de ha-
los "cicntíficos" dcl xlx. Lo que se puede afirmar como cer¡:so de los cohceptos sin preocuparse de sus exigencias
caractcrísticos de todos, cs que buscaron las aentaids de precisas y delicadas, sino únicamente por el gusto de con-
la ciencia, sin buscar la werdú. lundirlos y revoiverlos todos en una especie de presddi-
Quisicrr:n las ventaias de h ciencia, en cuanto ésta sig' gitaeión intelaccual: de ahí sus sofismat o rezonamientos
nifica para el que la posee poder )' dominación, volup- óngañosos. Su rnoral era por el mismo estilo; deciaraban
ruosidJd intelectual. Baio estc aspecto, pasabln por racio- cohvencionalismo arbitrario toda ley impuesta a los hom-
nalistas y sabios univcrsales; para todos los,problemas bres, y la "virtud" que enseñaban se reducía, en úldmo
tenían explicaciones falsamente claras (ot), y |retendían término, sea al arte de uiunfar, sea a lo que los discípulos
reformarlb todo, hasta las reglas de la gramática y el de Nietzsche llaman hoy "la voluntad de poder".
género de los sustantivos (ó3). Igualmente se interesabán Así, pues, de todo lo que animaba las grandes arnbicio-
preferenterncnte por las cosas humanas, que son las más nes dogrnátices de la época precedente, los sofistas guar-
lomplcias y las menos seguras de todas, pero con las que daron ei orgullo'de la ciencia, habiendo perdido el amor
puede el hombre, más que con las otras, aspirar al podery de Ia verdad. Qr¡isieron ser grandes Por medio de la cien-
(úr) Para Cridas, por elemplo, l¡ creencia en los dioses era inven- cia, despreocupándose a la vez de lo real. Creyeron, por
ción de un hombre de Estado deseoso de ¡nantener a los ciud¡danoi (r3) Recordemoa por elemplo. h famosa discusión que' a conse-
c¡r le obediencia. envolviendo l¿ vcrdad cn ficciones' cuencia de una mt¡elte accidental, sobrevino ea ua iuego. P¡otágorer
1oz¡ Protágoras quería someter a la razó¡ los géneros de los nom' pleiteó con Pe¡icles sobre quién debía ser castigado: el orgenizrdor
brcs; asf pdvig, la cólera, debíe ser mlsculino, y lo mismo rrnXnl' cl dc los iuegos, el iugador totPc qrie mató involuotariamente, o cl mi¡'
clsco. ctc. mo d¡rdo coa quc rn¡tó a su ¡ival.
ilc

1I
t0 NATgR-ALEZA DE LA FTLOSOTíA. NOCTONES rrISróRlCAS sóc¡t-q,'rss il
- I

decirlo así, en la ciencia, pero no creyeron en la verdad. I


sabe¡lo todo, pero no creían en la verdad; Sócrates apa-
Semejante fenóme¡ro histórico se repetirá más tarde, y I renmba ignorancia, y enseñaba a- los qte le escuchaben
Sóc¡¡ccs
en mucho ¡nayores proporciones. . . a no burlnr sino la verdad. Toda su labor fué ¿sí un¿ roctific¡ ci
En tales ci¡eunstancias es natural que la única doc- obr¿ de endereztmienta; endetezó en efecto la ra:''ón filo- pcnsemiento
uina a la que Ia sofísdca haya podido ir a parar sea la sófica, y la orienró hacia la verdad para !a cual fué creada. filoeófico, lo
disciplina y lc
llamada relatiaisrno ! escepticismo. Protágoras de Ab- Estaiabor fué para la.inteligencia hurnana de una im- imponc la
dera (48o-4ro) declaraba, por elemplo, que "el hc¡mbre portancia tan considerabie, que uno no- se extrañe al ver búsqucd¡ dc
e.s la rnedida de todas las cosas, de las que existen como Sóorr,"t dedicarse a ella como cumpüendo' un rnandato las cscncias y
de las que no existen", Io que significa, según su pens¿- "recibido del cielo. Se echaba de ver eri é1, no solarnente de l¡s dif¡i-
cioocs-
miento, que tbdo es relativo a las disposiciones del suietc. un alto poder de contemplación filosófica (Aulo Gelio y
y que es verdadero aquello que cada uno acepta corno tal. Platón i.t.nrrn de él que á veces pasaba días y noches
Y en el libro que escribió, dtulado De lo naturatreza inmóvil, absorto en la meditación), sinc taml¡ién, como
o del no ser, su contemporá¡leo Gorgias de i.eontini él misnro lo clccíl, algo dc "dctnoníaco" o de inspirado,
(rnüerto en el año 375), célebre orador, enseñaba: ra que un fervor alerlo, un uigot libre y mesurado, y aun quizás
el ser no existe, o en ouos términos, que nada existe: el e veces, un insdnto interior y superior, que parecen re-
nc ser es el no-ser, por consiguiente es, decía iugando velar una cierta asistencia extraordinaria, a propósito de
con la palabra es (cspecie de juego del cual hará Hegel la cual dice A¡istóteles que aquellos que son movidos por
más tarde el deporte metafísico por excelencia); luego el la inspiración divina, no deben ser aconseiados por la
ser, que es su contrario, no existe . . . i 29, que si algo razón humana, ya qr:e llevan en sí mismos un,principio
existc, nc lo podemos conocer; 3e, Que si alguien pudicra supcrior (5'). Sócrates se compara a un agturon encar-
conocer alguna cosa, no podría comunicar tal conoci- gado de picar y despertar a los ateniensesr y de obligar
rniento a los dernás. a sus mentes a un consrxnte examen de conciencia; servi-
cio que los atenienses le pagarán con la cicuta, Propor-
5 z. Sócrstes. cionándo así al vielo maesrro' ya cercano a la muerte, la
- ocasión del más belio gesto que al morir pueda ofrecernos
14.
- Sócrates (+6g-lgú fué el que salvó el pensa-
miento griego del uance mortal en que lo había puesro
la sabiduría humana.
l) Sócrates no era un metafísico, sino más bien un
la sofística. Fuera de que. no cobraba por enseñar su hombre práctico, un médico de almas. Su papei no era
ciencia. su [enor de vida eia exteriormente como el de construir un sistema, sino obligar a las inteligencias aI
los sofistas; como ellos, pasaba el tiempo dialogando con trabajo. Y ésa fué la meior manera de triu¡rfar de la so-
la iuvenrudr 1' ün observador superficial, como Aristó- :fística, cuyo principio era menos un vicio doctrinal que
fanes, hubiera podido confundirlo con ellos. Pero lo una deformación del alma.
cierto es. que les hacía una gucrra sin tregua ni cuartel, Sus discursos se dirigían sobre todo al problem:r de Ia
y que su oposición era absoluta. Los sofistas pretendían
(61) ¡logn. Moral., VtI, 8. Cf. Et. VII, l.
NATURALEZA DE T,A FILOSOTÍA. NOCTONES HISTóRICAI¡
- 5t
'2 SOCRATES

conducte de la vida, al problema moral. Su ética, en


adoptar y los procedimientos que debe emplear con rele-
cuanto se la puede jr*grr a u¿vés de Platón y Jenofontq
parece a primera vista inspirarse en consideraciones de ción a la verdad.
Para conseguir esto, lc, primero que debía hacer era [i-
orden utütario. Debo obrar lo que es bueno, y lo que
para mí es bueno, es lo que es útil, verdaderamente útil. brar a los espíritus de la falsa ciencia, que cree resolverlo
todo con umas cuantas ide¿s fáciles. Por esta mz6n cornen-
¿En qué consiste lo verdaderamente, lo racionalmenre
zaba siempre por obligar a los que se ponían al alcance de
útil? Sobre esta cuestión Sócrates quiere que todos com-
sus preguntas a confesar su ignorancia respecto a las cues-
prendan que Io útil sólo se ha de enrender con relación
a un Bien absoluto e incorruptible. Planteando así consmn-
tiones gue creían saber mejor (ironía socrática). Esto no
temente l¿ cuesdón del fin último (ou), I dirigiendo la era sino el primer paso de su método. Seguía luego con
nuevas pregunt¿s, para llevar a su interlocutor, cuya eten-
atención de los hombres hacia su soberano bien, se eleva
sobre toda suerre de utilitarismor )r' con todo el vigor de ción hacía dirigirse adonde era conveniente. a descubrir
una gran inteligencia afirma la primacía del bien hónesto
por sí mismo la verdad que había confesado ignorar. Be
y de nuestros altos intereses eternos; su moral entra así es el procedimiento auténticamente socrádco, lt nuieít-
en el,orden metafísíco. En segundo lugar, Sócrates en- tica o "arte de hacer alumbrar a los espíritus". Y Sócrates
está tan persuadido de que apoderarse de la verdad es una
seña de mil maneras que para saber el hombre orientar su
vida, debe prime'ramente saber; hasta llegar a sosrener que operación vital y personal, en la que el maestro no hace
Ia virn¡d se identifica con la ciencia, de. suerte que t;do sino ayudar a la inteligenci¿ del alumno, como el médico
pecador el-un ignorante. Fuera de este error, para Só- "ayuda a la naturaleza", pero en la que la inteligencia del
crates la ética no es nada si no es un coniunto almónico
alumno es el "agente principal" (oo), que compera la ad-
quisición de la ciencia con el despertar de un recuerdo
de verdades demostr¿das, una verdadcra v auténtica cien-
dormido en el alma, comparación de la que Platón se val-
cia. Por este doble carácrer, mctafíiico'y científico, de
drá para su célebre teoría de la reminiscencia.
su enseñanza moral, se coloca fundamentalmente enfrente
de los sofistas y puede considerársele corno el fundador de ¿Por qué procedimiento Ia maieútica ha f ormado le in-
teligencia filosófica? Precisando su obieto própio, en-
la ciencie moral.
señándole a buscar las esencias y las definiciones de las
2) Pero ¿podía fundar la moral como una ciencia, sin
-. cosas (6?). Sin cesar hace Sócrates volver a la raz6n hacie
fiiar al mismo tiempo las leyes de toda ciencia en general?
este único objeto: Io que es la cosa de que se habla, io quc
He aquí lo esencial de la reforma socrática. Fijándose en
es el valor, la piedad, la virrud, el arte del constructor de
la rezón, para estudiar las condiciones y el valor de su
navíos o el arte del zapatero, etc.; tod¿s estas cosas tienen
tendencia hacia la verdad, es decir, para'fundar una obra
su entidad propia, una esencia o una naturaleza que la
de valor lógico y uítico, Sócrates ha disciplinado la inte-
inteligencia humana debe poder descubrir y expresar en
ligencia fiiosi¡fic¿, y Ie ha precisado Ia aciitud que debe
una definición, que la distinga de todas las dernás cosas.
(65) Cuestiór¿ a f¡ que parece que no responde sino de una ntsnera
-bas¡ante oscura.
(66) Cf. S,rxro To¡uÁs, Sum. teol, I, q. 117, a. l.
(5?) Cf..Anrsr., |¿let. Xl,4, lC78 b 17-32,
t4 N.ATT RALEZA DE rJ\ rrLOSOrfA. - NOCIONES HISTóRTCAS ros socnÁrtcos MENoRES tt
Por el hecho de haber reclamado siempre Sócratcs que üumento necesario para el progreso del espíritu, y venció
se haga le üstinción entre lo esencial y lo accidental, y a la crisis de !a sofísdca para bien y salvación de la razón.
por haber obligado infatigablemente e los espíritus a llegar Por su labor moral, no solamente fundó la ciencia de la
hasta la psencia, se puede decir que su filosofía es la filo- ética, sino que a le vez l-ibró al pensamiento de la fasci-
sofía de las esencias. No se trate ya de reducir todo a nación de lo sensible; y orientó, quizá sin sospecharlo, la
agua, a fuego, a números, ni el Ser absoluto; ni de hallar especulación filosófica hacia la metafísica y hacia la sabi-
un concepto, cxtensible indefinidamente, en que encemar duría propiamente dicha, por el mero hecho de haber
todas las cosas, como en un rnento sin forma. Se trata levantado la filosofía (ése es el verdadero sentido del "co-
de llegar a e:.presar intelectualmente c¿da cosa, lirnitando nócete a tí mismo", socrático) del esrudio exclusivo
y detenninando lo que es, por medio de un concepro que del mundo corporal (ot) a la contemplación del hombre
sólo a elie convenga. y de las cosas humanas, que llevan en sí un elemento espi-
, Al misrno tiempo enseña Sóc¡ates a la razón, si no en rirual superior al orden de los astros y a todo el mundo
una forme teórica acabada, y por la consuucción de una corpóreo.
lógica del silogismo y de la demosuación, como lo hará Sin embargo, Sócrates no es sino un admi¡able iniciador-
A¡istóteles más tarde, al mcnos prícticamente, a hacer uso Ha dado el impulso, pero no ha llegado al fin; á su muerte
<le los conceptos para seguir con dociüdad los contonros todo queda en suspenso; porque no basta el método, es
y las erticulaciones de lo real, y a no dar soluciones pre- preciso Ia doctrina. Y Sócrates, exuberante en gérmenes
ci¡iitadas sobre los seres, según el irracional proceder de fecundos, no tiene doctrina propiamente dicha, excepto
los sofistas. Y así crea la dialéctica, instrumento del saber en lo que concierne a los fundamentos de la ética. El co-
todavía imperfecro ciertamente, pero que prepriró la ver- ronrmiento doctrinal de su obra, Ia instauración de l¿ ver-
dadera noción de la ciencia, y eug Platón compara al arre dadera filosofía, estaban reservados a Platón y a Aris-
tóteles.
del buen cocinero que trincha un ave, siguiendo y disrin- ' C. P¡-eróN Y AnrsrórB¡,ns.
guiendo con precisión sus articulaciones. -
Así es corno este eterno dispuudor, no obstante cieno t5. Los soaláticos menorel-La enseñanz¿ de Sócra-
aire de escepticismo, tiene una confianza absoluta en.la tes era tan poco dogmádca, que sus discípuios la dese¡ro-
inteiigencia y en la ciencia; pero cn una inteligencia dis- llaron en muy diversas di¡ecciones. Los filósofos llama-
ciplinada y humücle enfrente de los seres, en una ciencia dos socráticos ntenores, adhiriéndose a ciertos aspectos
que cornprende su limitación, que no se sie¡rte segura fragmentarios del pensamiento del rnaestro, y alterándolo
en la posesión de la verdad, sino en ranto que la ve fun- en paÍte, fueron o bien sirnples moralistas (como los cire-
dada en la realidarl, y se comprende además llena de igno- naicos ('e), gue ponían el fin del hombre en la voluptuo-
rancia, Sócrates es por este motivo maesüo del esphi*
1re¡ Parménides mismo ¡ro se elevó a la noción mctafísic¡ del Scr,
cimtífico, y rambién de esta filosofía que hemos di co- 'sino fiiándose sólo en el mundo corporal.
n(rcer con el ¡ombre de intelectualismo modnado. 1oe¡ Los principales filósofos de esta escuela son Aristipo de Grene,
Teodo¡o el ateo, Egesi¡s y Anniceris.
C,on su labor lógica y críticalpreparó Sócrates el ins-
preró¡¡
S6 NATURALEZA DE LA FrLosoFíÁ--NocIoNEs H¡sróRrcAs

sidad del momento, o como los cínicos (oo), gue, cayendo perfecta y deficiente. Baio el irnpulso de su ge+io mag-
en el extremo'opuesto, divinizaban la fortal¿za o virtud), ttífi"o y itrevido, la inteligencia vuele demasiado ePrisa
o bien légicos, grandes disputadores (erística), corno los y demasiado alro; y no llega todavía a esegurarse' Por ¡¡nt
neosofistas de Elis y sobre todo de Megara (01), que ten- victoria definitiva, la conquista de lo real. -
Sabc Platón, como Parménides, qqq el metafísico debe Platóo i¡-
dían a destruir la ciencia y Que, por la necesidad en que
.'i ir' ¿"t"et !É!q
.A"sjs-Oe tenta rú1 gftn
pusieron a los filósofos de refutar sus argumentos, con-
tribuyeron indirectamente al desarrollo de la lógica.
""ffiñ; ""q¿i
encerra¡ ió¿llo existente en la unidad del Ser absoluto
síntesis doc-
uinal dcl pen-
e ig*üi"bÍ., r-econoce, gué existen S".tPt grldo.s en el ser. samiento
gtic-
descubre Platón gthndes go, síntesis
Los megáricos negaban que en el juicio sea posible aui- apovado en esta oúervación prem¡$r¡ y
buir una cosa a otra, porque esto era, según su opinión, afir- .r.rd"d.t metafísicas; comprende que si eristen cosris más viciadr dc
mar que launa es la otra, y así todo se confunde; por consi- c rncnos Derfcctas, máT o menos bellas y buenas' más o crror, pero
guiente, sólo esta proposición "el ser es", se h'a de considerar
legítima, y la metafísica de los Eléatas eraia única verdadera.
-;;q@'-@*
mezctld; lqu¡ parücipan
dad óe iñc-ueñua
quc enwelvc
un germen in
de la bondad, aprecirble.
"án
coóseEA Filosofía, ngqg!9lra{ngge- debe haber un
5 ¡. Platón. ser en quien la bondad,, lq h4l¡4 y lq-PSfl-e3gión- e$én en
- esedo puro, y que b la razó-n ¿" ¡¿ Sslleza-¡a d.e-la !9n-
y
- A(u'),
ú. Platón, el socrático por excelencia, a
4d_d._¡odr!*l!!,g!tg-s'-999.- Y se ¡emonta
sus así hasta el
se resetva el nombre de grandes socráticos.
discípulos
úeEqd-elo-Fs, üascendental y distinto del mundo, qug
Platón (+rl-l+Z) cuyo padre era de estirpe real, y cuya si1o iépiis*ti como la Bondad misma,- el Bien absoluto,
madre desccndía de Solón, queriendo hacer papel de rey
el- Bien'en persona, si aií puede deci¡se.
pn los clominios dc la inteligencia, se esfuerza por reunir -Mas
no es éste todavía él aspecto más saüente del pla-
en la podcrosa unidad de un sistema original todo el con-
tonismo. La filosofía de Sócrates, decíamos más arriba
ju4io-de pcnsamicntos que los filósofos griegos han dis-
más bien sugerida en la práctice que formu-
pcu¿d.o_gUgefde é1. Con este filósofo, la filosofía se hace -filosofía
lad¿ en teoría-, es la filosofía de las esencias: la filosoJí¡
dueña de sus desdnos. Pero la obra que intentó y que Ia
de Platón es ante todo la filosofíd de las
reforma socrátic¿ había hecho posible, todavía queda im- 'Tócritei hablá enseñado que lo que hay que buscar y
-ta.d-cpsas'
,1eo¡ Proviene este nombre del de Gimnasio(Kwóocoyeg) donde An-
comffiiler antltóilo es- las esériCías de Ias
tístenes enscñaba en Atenas. Los principales cínicos son Antístenes
(n. el 445 antes de C.), Diógenes de Sinope (10S'321), y Crates de .i* ¿il espíritu, uü veZ qué las ha captado, expresaTñ una
Tebas. definición. Porque, ¿qué es lo que la inteligencü ve,
1ot¡ La escuela de Elis tiene por princi¡rdcs representantes e Fedón cuando se apodera de la esencia de hombre, o d€ nián-
y a Menedtmo; la de I\ilegara, a Euclides de Megara (no confundirlo
con Euclidcs cl geómeua), a Dubúlides de Mileto, a Diodoro Cronos guü.o, o de blanco, o de virtud? ¿No es el hombre, abs-
y :r Stilp,in. uacció¡r Hecha de Pedro, Pablo, etc., y de sus caracteres
(o:) l)cspués de hebcr viriado mucho, Platón se quedó a vivir eo particulares; no es el triángulo, absuacción hecha de tal
Atcrr:rs, dorrde comprri el campo de Academus para fundar allí su cs.
cucl:r. l)c ¡hí cl n<,¡mbre de Academia dado a ésta. o cual uiángulo isósceles, o rectánguJo; no es lo blanco,
5g NATIIRATEZa DE LA FlLosoríe. Noc¡o¡¡Es n¡srón¡cls pr¿tóll
-
l¿ vim¡d, etc"? Además, la idea de hombre o de t¡ián- tidos, es serneiante-a_ul pri¡iolero encerrado en une ca,-
gulo, ¿no es cierto que permanece idéntica, cuando yo o"rná, ón et fónAó riála ;ual véiía desfilar las sombras de-
la aplico ¿ una multirud de hombres o de triángulos qtre Ios séres que se mueven deuás de é[ a la luz del sol, sorn-
indiüdualrnente difieren los unos de los otros? brás fugitivas e impalpables de las ideas-sustancias, que es-
En oeros términos, estas ideas ¿no son ¡rniversatres? ¿No clar-ece el sol dü mundo inteligible, p*ios-o la idea del Bien.
es ci*rto que por otra parte son inmutables y'eternas, en Pero una metáiora ¿*q"iuit. a'un¿ expiicaciónl L¿s
el senddo de que si, .por ejemplo, no existiera ningún ideas pJa-qó*nicas son aquello por lo-cual las cosas son.cons-
triángulo, la idea de-uiángulo, con todas las verdades ¿rui¿-ai en ro ésBu-qre; ét tto*¡t" sí á la humanidad es
geométricas que implica, peffnanecería siempre la misma? "n
ló que"ñicé q"* So"i"t.s sea ho¡nbre; lo bello en sí o la
¿Y no es cierto que esas ideas nos deian contemplar en belleze es lo que hace que Alcibíades o Calías sean be-
su estado puro la humanidad, Ia triangularidad, etc., que llos, etc. En ot¡os términos, las ideas platónicas son las
se encuentren como participadas en los diferentes seres esencias de las cosas y clc sus pórfcccioncs. Pcro están a
llamados hombres, triángulos, etc.? Por no haber ana- laTez- separadas de las cosas, habitan un mundo distinto
lizado ccn bastante exactitud la naturaleza de nuestras del-de ellas. ¿Córno, p¡¡es, explicar la relación de las co-
ideas y de la abstracción, yr por otra parte, por haber sas con sus coxrespondientci ideas? Platón responde que
aplicado demasiado prccipiradarnente su gran principio *n ímógmes o participaciones de ellas. Pero estas pala-
de que lo que hay en las cosas dc participado, debe ha- bras que recibirán rnás tarde, entre los escolásticos, un
llarse en alguna parte en toda su universalidad, Platón profundo significado, no tienen en el siseen'¡a de Fiatén
concluye que en un mundo suprasensible existe una mul- sino un sentido ¡netafóricó sin valor inteligible.
titud dc modelos inmateriales o arquetipos, inmutables y ¿Por qué y có:*o existe otra cosa que las ideas, otra
eternos: el'ho¡nbre en sí, el triángulo en sí, Ia vinr¡d en cosa que !a realidac{ pura? En otros térrninos' Eg!!-.9_s-*!a=
.j,¡i9.,,gggj!_l!ggr idcas, y que ion el objeto compren- c-$a que'btltjqM' 4 !&a-s, ydg_l1s_qge_es!grygb!!4
dldo por Ia inteligeqcir, facultad de Ia verdad; y g¡g-s_!.{gas y--*rqflg¡qt l-a rnateria (o el infinito, indefinido, &rerEov),
cog;iituygn la reaüd.ad. lo que e¡-, lógica¡
Pero entoncÁ, ¿a-'qué se reduce el mundo sensible? ryspg1+ Jlglón.. Y qoaqs-lalldea¡-ron
@_nte <lesig¡1e !a¡13gg¡ra_gs{¡rg_lg qae_yo^_er, como una
q
¿Qué hay que dec!!_ de las cosas que ve¡nos y tocamos, especie de no ser existente, concepto fecundo que por
y que son individuales, mudables y perecederas? A¡istóteles será purificado de toda contrndicción lnternan
Como no son ideas, tampoco son Ia realidad. Son puro
Ilero que, tal conro Flatón lo presentao parece contradicto-
devenir o mutación, como quería Herácliro. Platón rio consigo rnismo, tanto rnás que Fiatón lo confunde
no niega su existencia, pero las tiene únicamenre poilmá: otras veces con el eqpacio puro de los rnatemádeos.
gcncs rcbejidas y engáiosas ilá lá ieaüdad, obietó de opi-
nión (S,i[o), no de ciencia o de conocimiento cierto, y tin 17.-A pesar de estas clificultades metafísicas, Flatón
inc<lnsisrcntes como las sombras que se deslizan por una condnúa lógicarneate !,a construcción de s¡¡ sisten¡a doc-
p:rrcrl. Así cl hombre, cautivo_ del c]erpo y de los sen- trinal. La teoría de las ideas enciema todo un coniunto
60 ¡,JATURALEZA DE rrl Flt,osor.í.L
-'¡locro¡¡ss r¡sróruc¿s
pr.¿réx

sisternático que concierne al conocimiento, al hombre, al ciencia, Platón no puede tratar de él sino por fábulas o
mr¡ndo físico. mitos, qug desarrolla con los recursos de un arte exqui-
B.g_o¡s@q$g h!¡q¡elq qe {gide-en.dos géne¡ps abso- sitc, pero que no hacen sino encubrir.la impotencia de
lulamente dfe-rpglgilliqaginagión (etrco{c) y la opi- su doctrina acerca de.la real.idad colporal.
n!ón (üóEc) por un lado, cuyo óUiito son aqueilas cosas
E!¡e por naturalcza no pueden ser objeto de la ciencia, el En estos mitos atribuye Ia pro{ucción o rnás bien la orga-,
m*¡.nCo visible y corrupdble y sus sombras engañosas; y nización del mundo a un demiurgo -considerado por rnuchos
pox otra parte, el conocimiento intelecrual (vo{orE), cuyo intérpretes corno distinto de Dios e inferior a é!-, y expone la
oblgto son las cosas inteligibles, y que compr€nde !a razón extraña idea de que todos los organisi:nos vivos provienen Ccl
tror:-,bre: los prirneros hombres producidos por los dioses eran
{Slcívorc), la cual riene por objeto los núrneros maternád-
dcl sexo rnasculino; los que vivieron desordcnadamente fue-
eo-s, y la inteligencia (voüg), que se eleva por le dialécdca
run, después de su rnucrte, transformados en rnujcrcs, hs cua-
a.la.contemplación inmidva de las ideas-óser¡cias, y prin-
lesn a su vez,, si han continuaclo hacicnclo vida pccatlora fuclon
cipalmente a Ia conrernplación de Dios, Bien que érrá so-
transformadas en ani¡'nales sin razón y tal vcz, cn vegetales.
bre todas las esencias.
¿Córno explica, por lo tanto, el conocirniento intelectual, Por lo que concierne a los actos humanos, Piatón, des-
el grigen de las ideas que Foseemos y que son imagen de puás de Sócrates, pero más clararndnte que é1, g$t-ablece
9
las ideas ercrnas? Estas ideas no nos pueden venir de los el verdadero funrlarnento de la fitrosofía moralo a saber:
sentidos, inclinados a la ilusión; preciso es pues que nos ni ei placer, ni la virtud, ni ningún bien particular, sino
lleguen direcamente de lo altq, y qoe sein innitas en Dibl sólo constituye el bien del homl¡-re. ¿!óryq to-rya 9¡
nuestra alma. En una existencia anterior, arltes de estar háñEré pós.slén áu su ulenÍ-Ffáciüdóie, en, cuanto sc-a-
unida al cue¡pó, ríuestra alma ha cor"rtcmplado las ideas póübie Platón- serneianté a El por m'dio
-responde
LpcryL& intuitivarnente la cicncia. Lste tiencia perma- dFIá virmd y la contemplacién. Fról[ndiza también Pla-
ñ-ete en-Lqsqq_os., p_er_o oscurecida for la üda del óoe¡p-"; tóí,-iirnqne insufiCientemenie, en la noción de virrud y
cn nosotros está como un réCuerdo dornrido, y haciéndolo esboza la teoría de las cuatro ürtudes cardinales: pru-
¿6g+rr pocó C póCo; el esfuerzo hacíi la'sab;a*i- ;t dencia, justicia, forttleza, y tempiinzr; enseña qua vale
$-9e rryonnuistar la íntuición primidva de Ia verdad. Así más su.frir la iniusticia que cometerla; y cn'I-a Repúbli-
el hon¡b¡e es un,.p¡ro eqpfritu unido por la fuerza a un ca (uu) hace del justo perseguido una semblanza tan noble
cu_erpo, ycomo un ángel aprisioñado eñla carne (dmlistno
y Fure que se creería ver en ella un cierto refleio de la
prtco!ógico). Q alUhurnana vívía ya anges de juntaqsg
divina Faz. Pero su intelectualismo e¡agerado lo lleva a
,!*"+grylr-"I cuelGA unida en de alguna falta desconocer la diferencia que separa a los actos de la inte-
enfgnol.; adgmás, al mo¡ir, páia a"múgootio cue¡po, y platón ligencia práctica de los de la inteligencia especulativa, y
ry_ p-rgfesa iá irmortalidad-del alma sino en ei sentido a confu¡rdir la virtud, que supone la rectitud de la volun-
del-dggga pitagórico*deJa-trasmigi"ci0n o:neten psicggis. íad, con la ciencia que sólo perfecciona la raz6n. En con-
En cuinro al münAoTl;ico, ttqoé ñois objeio de la (e") Lib. II, 3ó2 A.
!'
LA ánISTonE.LES
62 NATURALEZA DE FILOSOFíA.
- NOCIONES HTSTóRICAS

secu e nci a, i""' f I h^rlg$rcs t. p Ll[9ili*q*uerd, dgo rl pensamiento. Por esta mzóil. un San Agustín podrá apro-
iechar tantas verdalies del vieio tesoro de la filosofía de
T i sry_o : qg:lha uqlg¡¡1d
"p^l
qimrqmolgge
;í q v gl u n tad sjgp g_-s¡glqpry l4!_-djlgc !r_v!!.*4e
r_tgpe_p¡g

!?*iltel e4" t"¿clara. ara eue el pecado sólo se debc a este pensador.
r-1 . aJ.on9{fr¡nro¿qü. nidii-ñr.. ¿i
u oü. o;aii¡;qq mrl uolunta-
el ,m,,,1 El pensamiento de Platén es amp!ísimo¡r quiere abar-
filr"eg:l_g|Egd"ñó cs ri"o ,n- ¡g"ó*ttt."."e¡rg Tñrí" caiÍodas lai-óosas en un solo abrazo. Pero su sabiduría
que conduce, sin pretcnderlo Phtrin, dcsde luego, a des- superior y maraviilósamente intuitiva le impide frjar en
truir el libre albedrío. una doctrina definitiva rnuchas cuesdones que deja sin
En su filosofía socirl, la mism¡ tendencia idealista y precisar. En rnuchos puntos déb,iles, c4 lsg que ouo in-
trñni'lirrr Io llcve n aplicar falsamente este principil sistiría, él plsa itlelá4¡e. De modo que lo que en otros
o..drdoro-' quJia pgrt3 pera el todó, de modo qor-.n es una nota de imperfección vaguedad, la impreci-
"r -la
sión, lo inacabado y ese modo de exposición, más estético
su repúblicq idga!, gobernada pqr l9-s f!!ósqfo¡, todos*los
individuos se sul¡ordinan.al bien exclusivo del &tado, al que científico, en el que procede por metáforas y símbo-
los, proceder que Santo Tomás juzga con severidad (oo)-,
gye_perye_lecen todos los derechos, y el cual dispone,
cary? un _sobgrano, de tod_o lo quc pucde ser obieto de de hecho es en él una ventala y preserva de una defor-
p{gplg.dad por cualquicr título, dcsdc los bienes mate-
rnación dernasiado perjuclicial, las verd'ades que con su
genio supo conquistar. Desde €ste punto de vist¿ p=g{:ín
riales lr:rlta l3s mgjg¡_c_¡ y lof niñgs, dc la vida y de la
decirse _que el platonismo es falso, si se lo toma como sis-
li[9ryd_¿9]9::¡!dedsngúc-¿?yunistncg!;9!ut9).
tema fufinitivo; pero si se lo considera como algo tran-
s-itglbr cgmo_un r4ovimiento ha_cia_algo superior a é1, el
r8. eIIglS-
5!e__lJ3t{n_*de¡!va4_sobre todo, a[ po-
rcj:-c-r,
-.[.os
deEs pr¿Fcios ;p^ri""rd* por la .ultu¡a oliti- ptatonismo ha constiruído en la form¿ción de l¿ filosofía
que lo concluce a menosprcciar la realidad e¡"n-
i¡ ** ggqi" ry gry-t r,t9 q'1uu¡¡
"iq1.
ryá_qica,
pírica. También provienen de un concepto clentasi1ilo \ z, Aristóteles.
aml¡icioso de la filosofí1, en la cual Platón, aunque más
-p¡eren-
disiretámqlte quü ioi-sábios de Orientc, habría ry, Para comprender esta afirmación fué necesaria
diAó-cncontrerla pniifi¿;¿iótt, tii.iuación y la vida de la -
poderosa recdficación de Aristóteies. Desmontando.
1s-{ñnüts$ pqf_4:gi{o 3:l.-g_.jq.¡1q*4gl llaes-tro, supo Aristóteles Aristótetec
Tanto es así que, por causx de esos principios de error q"*'ü?t;TIAIñtd-ió; ptit.ipios que Platón había co¡risiendo a
latentes en el platonismo; se verán más tarde relacionarse d escubierto J*4pligt{o .q ggry ure I !9- y d;;.; ;;""" il
:f :'i#i;
con Platón, más o ¡nenos directamcnte, todas las grandes graqdgs gqnggg¡9g9q_d9!¡¡9_dql3 EU$¡J4 ):*hUgn_jg-qto áe un modo
quintclas filosóficas que tienden por diversos caminos a u^s"rndeniJ; y asi srluó to¿o to que en la tjlqsofja de definitivo las
::--:::;:::-='
considerar al honlbre corno un espíritu puio. Ph¡ó¡lTvabá ón rj unp:rncjpr-o de- yida.- ir"l"n:ilff.1:
En Platón mismo, en cambio, esos princioios de error (6r) "Pleto habuit malum modum docendi; ornnia enim.figurate
se rnantuvieron en una atmósfera der¡rasiado pura para dicit et per symbola, intendens aliud per verba, qdam sonent ipsa ver-
IIT:S#J*
quc pudieran dar su fruto y viciar la esencia rnisma c{el ba." (SeNro TorvrÁs, nI de anima, Ylll.)
pÉ r.e rnosorl¿,. srrónre¡s nnrsr6rprBs
6+ ¡¡ATTTRALEZA - NocIoNEs

Hizo más todavía. Fundó pa¡a siemprd- la verdq4eP- 4e Pedro. de Fablo v de IFaLI:g
!a hutr3$id.ad q-z¿¿yra-
filosofía. Si pudo salvar todo lo bueno y recto que había, t;AZ¿;z¡z¿. ebsgagció in-divi-
no sélo en Platón sino también en los demás pensaddr.es d uales-p.opi.osJlq-&ü9-9lge:tgl- parqrgd¡r.-¿els*Q-ste

de Grecia, y si llevó a término la gran obra de síntesif ese¡qia nq q4ls-te*qg-ese estado qqrvBry{ dgg.g1 It rne-lte
de las
que Platón había prematuramente intentado, fué por ha-
ber conseguido asegurar definitivamente las conquistas de miqlq{-gggs, !l.!,as que- q !r¿ en, ipdi:
la inteligencia humana en el terreno de la realidad. S-tt !'jd (ut)-, y pglotra parte sólo en su r¡aqurale4J
obra es no solamente el fruto maduro de le sabidu¡ía inteligible. y no en iu eústencia real. es eterna y neces¿ria-
ña@ffi
e,xtrañas quc en él se en gq31-
Dglnodo que las esencias de las cosas pefecederag no exis-
ren separadas de esas mislrtas cosas o en
¡¡tgn!9-g!-g9ruq!_Qlr!gxal0ente &rrma-d.g"y- {o-ta{g- de posi-
brLdad.s ilinigeqes, dS fe _9¡1! ra. lgnplg.I¡cción.
Fs verdad, como lo vcremos después, que existe en l-as
cosas un elemento inteligible o ¡zz¡&ri¿l lfqI: -llamedo
g¿ba-.en estado de formación embrionaria. En adelanqg, y matt
lrna vez formada. va a poder desarrollarse indefinidamente. principio nq está sep$adq de,lassos'as;
esencia. Pero este principi
orgencja.
.
e qéq-dg-gs sus-
Sin embargo, después de A¡istóteles, el pensamiento griego , individuales. vqdablqs
no sabrá permanecer fiel a la verdad. En cuanto a detalles y_ perecederas no son ilusión, :ino r94eq.
seguirá enriqueciéndose no poco, pero desviará a la filosoffa -.Si
e*irtelt te"li,l^des más dtas, al menos las más accesi-
de su fin esencial, envez de perfeccionarla (06).

r) Veinte años siguió A¡istóteles las lecciones de Pla-


tón; pero er¿ un discípulo fuertemente armado para la
crítica; rydtg_ba refu más 'tencia propia. Si
ibilidad ste mundo está suieto a la-mumción-o-
deveni& no nole-so es" simple devenir o pura mutación,
u¡ sistema que coloca fuera de las cosás la mism'a esencia
sino gue.ha)' en él realidades estúles y sustanciales' Si
quq tas_constitupa
no ciencia de lo singular sensible corno tal, es sin
Es muv cierto que las esencias deJes cosas- son, como "*irt.
embargo posible la ciencia de la realidad sensible, p9I 9l
lo pretendía Sócrates, el obi,eto primario de
hecho de existir, como encarnado en esta misma realidad,
cia, así como también, spgúslq dijo Platóg-que-l"a e.spncia
" Por esra razón rerminamos con Aristóteles esta breve exposi-
1ou¡
(ct) Y ante todo en la inteügencia divina, precisarán los escolásticos,
rezonable el eienrplarimro platónico'
lo que dene de
ción preliminar de la historia de la filosofía. La historia de la filoso-
fía andgua después de Aristóteles y la moderna deben esrudiarse cn (-ut) Cf. SrxroTo¡,¡,{s,Comb, sob. le Ma. de Atirt', lib. l' Iec' lQ
"ceptando
un curso ProP¡o. nc ll8 (cd, Cathal¿).
66 NATURALEZA DE llr F¡rr)g(¡FÍ¡L
- NOCIONES ¡rnnón¡C¡S ¡rn¡srórnrns

also de intelipible e inmarcrial. Así el rnundo dc los sercs ye no hay movimienrc-erquetipo en el mundo de las
e ideas; pero entonces, "¿de dónde puede Plovenir el m9-
9Élg-qg sto! vimiento" según eI sistema platónico? "Luego, al suprimir
clencm que es m el movimiento, se suprime al mismo tiempo toda investi-
metió la moviüdad a la inmutable luz de la i¡rteligencia, gación sobre la naturaleza (60)."
d.*"rurgd" q"t .. t"t t-grer que_cambian exis-tgn-leyes
qge-¡o-cenhian. revelándonos la narru¿leza del-movi-
miento, dc le generación y de la corrupción. v eql$,-dis- t$_d€ljlslema. platónicg. En cuanto-¿l conocimiento
ti¡gliierrdo las cuauo clases de causas que gobieman ll tiumanp,.Cémgestra .dristóteles que le fíSice, lq mategÉ-
mundo sensible. @ ltlosofía pr-bera -qonges eienc-ias
Resumiendo él mismo, en términos singularmente duros dlfe¡ggl-gg, pero diferentes por su obieto, ¡rq*gr.h[aeut
y severos, su larga disertación contra la teoría de las ideas, tad..qug l?scontempla.os . Dgquqgua-qarn-
drce que Platóg descp "le"y.e;.{acl.9ra*ryaflr- bién, y principaknente glor un admirable análisis de le
raleza de la causa formal. al a de las cosas. "Ge-* abstracción que gobierna a toda la filosofía, qgg-gggsgas
ubrir la sustancia de les ideas no son iruratasr 4!g(¡ agl co.gro recuerdos & les. cqsas
g$¡e habríamos visto antes de nacer. sino que nos vienen
dg-lgq sentidos por efecto de la act¡vidad del eqpíritu.
$Ustancias d€ esas En lo que concierne al alrna humana, si por re¿cción
sentido, va que ta "p es abso- contra la metempsicosis platónica y por exceso de prm-
lutarnente nada." Lógicamente no puede decirnos nada dencia científica,
convincente acerca de la naruraleza, y trasfiriendo a las brg-el estado en qlrg se-encont{ará después de la muerte,
ideas toda causalidad, así como toda realidad verdadera, funda al menos sobre bases indestructibles la doctrina
se hace incapaz de fijar su papel a la causalidad eficiente espirituaüsta, ejtableciendo por una --{ontra el dua-
y ala causalidad final en la actividad de los seres. Y así üsrno de Flatón-, le unidad sustancial del ser hurnanoo
"olvida la causa eficiente principio del cambio". "Olvida c_g$E¿esto de dos partel s¡¡stanciales incornpletas y qorn-
igualmente el motivo por el cual obran siempre la inteli- pl-ggr.egr.a.Aa:, f For la oua -contra los rnaterialistas-,
gencia y toda naturaleza, la causa final . .. Es que en la esp,irituatridad de las operaciones de la inteligencia y de
nuestros días las matemádcas han absorbido a la filosofía, la voluntad; y crea así l¿ ¡5nica psicologío capaz de aslrni-
y por ellas se pretende explicarlo todo . . ." larse y de inrerpremr ei inmenso c.'rmulo de hechos q"*re
"En cuanto al movimiento, si las ideas son inmóviles", reun-lrá la experimentaeión rnoderna.
(08) La Física experimental de Aristóteles (ciencia de los fenóme- En fin. eir cuanto a los agEos humanos. hace ver. per
nos) es un magnífico edificio intelectual completamente e¡ruinado su 4istinción de iuicio especulativo (que depende de la
por los errores de hecho. Pero'su Física filosófica (cienci¿ del ser
móvil como t¡l) conriene los fundamentos y los principios dc toda
inteligencia so!a) I iuicio prácdco (que también depende
vcrdadera filosofí¡ de la naruraleza. (e) Met., lib. I, cap. D(, 992 e 25-92 b 10.
68 NATUR.A.LEZA DE LA FILOSOFí^. NOC¡O}{ES HISTóRIG{S \ ¡-niisr&reLEs 69
-

de Ia voluntad),.cómq el libre albedrio. es+asible g cómc y perfecto; porque !a vida qo-" d*, eternamente existe
el pecadot hrce .l *r rectifica el concepto en Dios. porque Dios es esto, la vida misrna (?0)." Y este
y la teoría de la virtucj, y precisr, en lo que concierne Dios es pcrfectamente uno, absolutamentc único. "Aque-
sobre todo ¿ las virtudes cardineles y al análisis de los lios que toman por principio el número matemático y una
actos humanos, los rasgos principalcs dc lo que será den- serie indefinida de esencias siri nexo ent¡e ellas, hacen
t¡o del orden narural la enscñanz.r moral cristianir. clel universo u¡ra colección de seres desconectados obran-
r¿ do sin ningún orden. Fero los seres no quieren estar mal
''' zo.-Pero no cs sólo criticendo a Phtón sino estu- gobernados, y según el texto de Homero, la plaralidad de
diando Io r1ue cr, o cl scr real, conro hay quc ntirar a jef es no conduce a nado. Que no haya sino wn jef e (7r'¡."
Aristóteles. Porque Fiatón no ha hecho sino darle ocasión Así es como Adsgite_!_eg según lo nota Alejandro de
de ponerse enfrente del ser. Aristóieles salió vencedor Afrodisia en un m;*rt; dl su Comentario a la Meta-
a 2), "@-La!¡rdgzl¡!fe-
en este combatc, dándonos con sus grundes conceptos f í si c (?

sobre la potenc,ia y el acto, ¡pbre la rnateria y li f orma, f¡ores y por nosotr i44q_!E$q_CL l4dlq que ies
sol¡re las categórías, los n'cslcndentales y las c,fzrs,ts, las e. v nos enseña que_
e-rrnas que lros son necesarias para luchar igualmcnte en así como el funclidor es causa de la unidad de la esfera
ese mismo combate, y enscñándonos, como verdadero y el bronce, del mismo modo @qf
maestro de sabiduría, a elcvarnos dc la consideración de la
las cosas visibles y perecederas a la contenrplación del quc hace que se ".
-causa
ser imperecedero, que nunca canlbia: "trnmóvil en su
- B Arisrótelcs cl cspí¡iru más positivo v el más melg-
actividad pura, este ser no cstá so¡netido a ningún cam- físico al mismo demgg. Lógico riguroso y luntarnenre
bio. . i Tal "s el principio dcl cual dcpendcn el ciclo y re alista siempre dcspierto, se doblega sin esfuerzo a las exi-

la natu¡aleza. Su felicidad cs idéntica a los goccs sup¡e- gencias de lo real, y d¿! 4qogida en trlp_q g l-o-q"!g_{ae
rnos que nosotros sólo podemos gustar un instante, pcro lns variedades del ser sin forzar ni deformar nada iamás.
que él los posee eternamente.' Su feliciciad es su mismo oe jéio séiáñ so-
acto . . . qu" es el acto de la intcligcncia soberanaf el brcpasados por el límpido candor y la inteligencia angflica
pensamiento puro pensándose a sí mismo. . . Es admira- Ce Santo Tomás de Aquino. Pero toda esta riquísima va-
ble que Dios tenga la dicha que nosouos sólo gozarnos nedad está mdenada a la luz de los principios,somedda,cla-
alguna vez, pero si la posee en mucho más alto grado, sificada, médida, dominada por la intéligencia; y.es la
esto es mucho más admirable todavía; y la realidad es l.rtror propiamenre dicha de Ia sabiduría, sabidu¡ía toda-
que así la posee. Y posee también la vida. Porque el vía humana y gue, sin embargo, colocada en las alturas,
acto de la inteligencia es vida. Ahora bien, Dios es este abraza de una sola mi¡ada la universalidad de los seres.
mismo acto en estado puro. El es, pues, su propia viCa: (10) Met. lib. XII, cap. VII, 1072 b; D(, t07{ b
este acto subsistente en sí, tal es su vida ererna y sobe-
35.
^ lzt¡ lbíd.i üb. XII, c. X, 1076 ¡.
rana. Por esta razón se dice que es un viviente eterno (72) AreJ¡uono, Com. in Met., ad l04j a 36.
7A NATURALEZA DB rJr FlflxiorlL N(rcIONES II$tróR¡CAS { enrsrúrpr,rs 7r
-
Sin embargo, Aristóteles uabaia menos en ampütud que Por esta rtzón, a pes¿r de los errores e imperfeccio-
en profundidad. Se detiene Poco en hace¡ ver las q1o- nes o insuficiencias que denen su explicación en la limita-
poróiones y el vasto coniunto de su docuina. Se dedica ción de la raz6m humana (tr), Aristóteles es el frlóso-
sobre todo a captar con método absolutamente seguro y
solo era capai si tcnfa tiempo y cxperieacia no ya de fundar, sino
absoluta precisión aquello que cada naturaleza tiene de de termina¡- !a ciencia; Jg, ¿l rechazar con desprecio todo el esfue¡zo
más original y de más íntimo, lo que es más ella mirrna. de las generacicnes anterio¡es y de la t¡adición hum¡ne' En cambio,
De este modo no solamente ha organizado le cie¡gig hu- Ari*óteles sólo salió adelante en su obra' consulando, diseutiendo y
lelég"a'*l¡ anaiizsndo el pensarniento de sus predecesotres' y aprovechándose de
@ -sul-p{-opras basgg- toda la labor acumulade an¡es de é1.
Utrt"sít, l" pti."l@- 1SFAL b-trglí$b, 1rr) Con frec¡¡ench se hao auibuído a Aristóteles ciertos errores
la-Eiica y la política, sino que además supo tallar el <iia- cometidos For sus discípulos o st¡s cofnentádores, sobre todo eon ¡es-
pecto al alma hum¡n¿ y a la Ciencia y Causdrdad <!ivina. Fero un
mante ?[ una mriltitud de definiciones o de sentencias óxamen acento de sl¡s textos ilemuestr¡ que el Filósofo, cumdo declar¡
preciosas en las que resplandecen los destellos de lo real. que el entenümiento está separado, quiere decir, que está sepamdo de
Así que se puede decir que A¡L*óteles es único entre !a rneteria y no del alm¿ (cf. Co¡ttttt. de S,wro To¡rl,b in III. de Anima,
4 y 5). Y por condguiente no negó, corto se afirrr¡a muchas veccs, le
los filósofos, único por su genio, único por sus dones, i¡¡¡ronalidad personal del alma humane (cf. igualmenrc Metaf ., Xll'
único por su obra. Sabido es que la¡ cosas grandes son 3, 1700 a 26).¿¡Tampoco enseñó que Dios no-s€e qrus:¡ eficiente del
difíciles y que lo difícil es cos:r rara. Y cuantlo se trata mundo, y qo" no muev! al mundo sino a título de fin o de bien
deseado. El texto de la Mnaf., XII, 7, significa sola¡nente que Dios
de una empresa exuaorr.linariamente dificultosa, podemos mueve, como causo final u obieto de amor, al espíritu que nrueve al
suponer que sólo un hombre sería capaz de sali¡ con elia primer cielo; tampoco dice qrre Dios no puede obrar sino conlo causa
adelante. Por otra parte, un edificio bien construído no final y que no hr creado las ccsas. Por el conuario enseña en el li-
bro II de la Maaf . -1, 991 b 28- que los cuerpos celestes dependen
se levanta ordinariamente segtin el plano de varios arqui- de la caus¿ prinrera no solamente en cuanto a su movimiento, sino en
tectos, sir¡o sobrc el de rrno solo. Si, pues, la sabiduría cuanro e su mismo ser (cf. Met.,Yl, t, 1024 b l7). Véase iguaLnente
hu:'nana, o sea le filosofíd, había de lcvanta¡'se ccmo un el pasaje de Aleiandro de Afr. citado anterior¡nente en el texto, en el
que ia causalid¡d eficiente de Dios según la doctrina de Aristóteles que-
edificio digno de su granctr czi, cra^ neccsmio que después da admi¡ablemente puesta de reüeve. En cuanto al texto (Maaf.rXfl,
de la suficieri-te preparación hist<irica, un hornbre solo 9) en que Aristóteles, queriendo determinsr cuál es el obieto formal
de la inteligencia divina, hace notar que vale más ignorar que conocer
echara sus fundamentos. Sobre qstcs fu:rdamentos, milla-
cienas cosas inferiores, en modo alguno tiene el valor de una conclu-
res de artesanos podrán pcilcrsc a Ia tarea, porque la sión que signifique que Dios no con-oqe las cosas del mundo, sino que
ciencia no se ensancha sino mcdiante el esfuerzo común con es¿s palabras prepar¡ la solución de l¿ cuestión planteada Este
solución, como lo indica Aristóteles, es formalmente verdadera y con-
de muchas generaciones, y nunca dicc besta. Fero su di-
siste en decir, como Io hará más explíciemente Santo Tomás, que la
rección requiere el arquitecto único (?3). inreligencia divina, en ¡azón de su absoluta independencia, no tiene por
obiero formal sino zu misma esencia divina; y que, por consiguiente, no
1za) Descartes lo expone muy bien em su Discottrs de la Méthode: conoce las cosas dei mundo en si mismas, sino en su propia esencia,
oh{unee hay tanta perfección en las obras conrpuestas de diversas par-
que es todo vida.
tes y hechas por muchos maescros, como en aquelias en que ha traba- Es cierto, sin embargo, que Anstóteles cometió ertores de impor-
i:rclo un solo maestro." mncia (como el querer demost¡ar que el mundo existió ¿á atendi
Pero emó, lt al creer que le correspondí¡ a él precisamente fundar también pueden reprochársele numerosás omisiones: en panicular lr
la filosofír, por inccmpetencia de la antigüeclad; 20, al pensar que él idea de creaeión, que se desprende de sus principios coo rigurosa ac-
W

72 NATURALEZ.d DE I.,A FILOSOFíA. _ NOCIONES IIISTóRICAS ARTSTOTELES It

fo por excelencia, como S¿nto Tomás es el teólogo (to). famiüa de los Asclepíadesr eu€, según uadición, remon-
A¡istóteles nació el año 384 en Estagira de T¡a- raba hasta Esculapio. A los r 8 años se hizo alurnno de
cia (?0). Era hijo de un médico llamado Nicómaco, de la Platón y siguió sus lecciones hasra la muerte del maes-
uo (t+l). Después de la mue¡ce de Plarón, se dirigió a
cesidad, en ninguna parte de sus obras fué expresamenre formulada por
éi (ninsun filósofo pagano, por lo demás, sc elcvó hase¿ la clara noción Atarnea de Mysia, donde reinaba Hermias; deqpués a
de Ia creación er nibilo); y accrca de las cuesriones más difíciles de Alitilene, y luego vivió ocho años en Ia corre de FiLipo,
resolver sin la ayuda de la Revelación, aunque acccsibles en sí mismas rey de Macedonia. Fué el preceptor de Aleiandro. Cuan-
¡ la demostr¡ción de la razón (rclación del mundo para con Dios,
estado del alma después de la muerte), guarda reserva, acaso
muy pru-
do éste comenzó a reinar, Arisróteles se fué a Aterias y
dcnte en sí misme, pero que inrprimc a su obra un carácter manifiesto fundó su escuela en el Liceo (gimnasio dedicado a Apolo
dc inacabado.
(?6) A propósito de la admirublc Bcuela de A¡enas, de Rafael, en
Licio). Enseñaba peseándose con sus alumnos en los pa-
la que Platón está represenrado como un anciano inspirado, levantando rajes sombreados del Liceo, y de ahí el nombrc de peri-
cl rostro haci¡ el cielo, y Aristóteles como un hon¡bre ioven eu la pte- paréticos dado a sus discípulos. Vivió doce r.ños en Ate-
nitud de su fuerza, señalando enérgicamentc con el dedo la tiem y la
re¡lidad, Góthe ha ca¿ado en zu Teoría dc los colores (2. Abrheil.,
nas. El partido antimacedónico le acusó de irreügiosidad,
Ücberlíefenes) un notablc paralelo entre Pl¡tón y Aristóteles: con ocasión de un himno compuesro por él sobre la muerte
"Pl¡tón, dice, parece obrar como un espíriru baiado del ciclo, para de su amigo Hermias; enronces se reriró a Calcidia, donde
monú un breve lapso en h tier¡. Apenas le preocupa conocer esre murió a la edad de sesenra y rres años (3zz).
mundo; ya de antenrano se ha formado de él una idee, y lo que pre-
tende sobre todo es comunicar a los hombresr que trnta necesidad tie-
nen de ellas, las verdrdes que de allá arriba ha traído y que tan feliz Cuéntase que su amor al estudio le sugirió la idea de tra-
sc sicnte en enseñar. Si penetra en el fondo de las cosas, es más bicn baiar teniendo cn la rnano une bola de cobre que, si se dormía,
pua llenarlas de su espíriru que para analizarlas. Aspira siempre y coll lo despertaba al caer en un recipienre de metal. Filipo y Ale-
gran fervor a eler"arse y a volver al lugar de donde desccndió. por
jandro pusieron a su disposición las inmensas riquezas que po-
nrs discursos, pretcnde dcspertar en todos los corazo¡res la idee del
Scr único y ctemo, la idea del bien, de te verdrcl y de la belleza. Su seían para favoreccr sus investigaciones. Escribió libros des-
método y su palabra perecen fundir y evrpomr los hechos cicntificos tinados al público (diálogos), que se han perdido,
que ha podido tomar de la tierr¡. -Cicerón
ensalzaba su elocuencia, flumen aareum orationis fundens
"Aristóteles, por el contr:,rio, sc nruevc en cl mundo, sencillanrente Arístateles (Acad. Itr, 38, t l9)-, y libros "acroamáricos" en
como un hombre. Parece un arquitecto cncargado de dirigir la cons-
rucción de un edificio. Está en la ricrra y cn la rit:rr¡ es donde dcbe los quc se resume la cnseñanza oral que daba a sus discípulos
tnbalar y construir. Se inforrna de la naturalcza dcl suckr, pero úni- y ouc en slr mayor parre han llegado hasra nosotros (??).
c¿mente hasta la profundidad dc los cimiento:. f)e lo que se exricnde
más allá, hasta el fc,ndo de la trcrra, no se prcocupa. l)e, a zu cdificio griego a mcdias: era un puro heleno, tan buen heleno como Parméni-
una base inmensa: busca srrs materiales en rod¡s partes, los clasifica y des o como Anaxágonrs" (He,nrt-rx. El sistnna de Aristóteles, p.4).
va poco a poco levant¿¡ldr¡ el edificio. Así es como se elcva, seme- (?7) Las obras de Aristóreles son: lq, el coniunto de trarados (Kcrr¡-
jaate a una piránride rcgular. mientras que Plarón sc leyrnra rápida- .foeíar, C¡r¡eqorias, 'A.tail..trcrxcr ngórego, iotepcr, P¡imero y Segwtdot
mer.nc hasta el cielo como el bbeUsco, comc le punta aguda de una Analí t i c t¡ s,T 6:ntxn, T ó pi c o s, fl e gi oogrorLzdrv éI,éy1ov, Ar gurn en t o s s o -
llama. físttcos, IIepi f6p4velag, De Ia interpretación, es decir de ta propo_
"Estos dos hombres, que representan cualidadcs iguelmente precioses sicrón, obra que! a pesar de la opinión de Andrónico. se debe tener
y rara ve¿ reunidas, se han disr¡ibuido, por decirlo rsí, la lrunranidad., por aur¿nr¡ca); rodos ellcs se refiercn a la lógica y han sido reunidos
(?6) "Ar,adamos quc Estagrra, ciudrd de Calcidi¡, eri una col<¡nia crin el nombre de Organon (lnstrumento de la ciencia).
griega, de lergua griega; no es exacto dccir, pues, qtre Aristóreles cre ?r.La Fírica(Ouorxi¡ <lxgóaorg,el libro 7 es ducloso), a la cual se pue_
Í

74 NATURALEZA DE LA r¡losorf¡.-NocIoNEs g¡s¡ónrces- ARISTOTET,ES t)

Btos libros tienen una historia muy curiosa que nos cuente de los hombres. A la muerte del filósofo fueron a parar, con
Estrabón I gue, de igual modo gue las conside¡aciones de su biblioteca, a manos de su discípulo y sucesor Teofras-
Pascal sobre la nariz de Cleopatra, nos da a entender el papel to; Iuego a las de un discípulo de Tcofrasto llamado Neleo,
que las causas más insignificantes desempeñan en el destino y más tarde a las de los sucesores de Neleo. Estos, por el
peligro dc que se las arrebatasen para la biblioteca de los
den iuntar los Tratado¡ del Cielo (II.oüoaroü),de Ia Genención y príncipes de Pérgamo, las escondieron cn un subterráneo. A
Comrpción (II. Teveoétog xcl qOogdg), de las partes de,los animales
(ft. tó<or póqrov), del Alrne (fI. q^rñE), ile la Sensación (II. &r.o0ú- su muerte, las obras de A¡istóteles quedaban perdidas. Así
oeo)s r(c¡ oüo0r¡rdlv), de h Menp¡ia (ll, ¡rt"t¡¡ns *c,r dva¡rvrloeog), permanecieron durante siglo y mcdio; y sólo a la suerte
la Meteorologí¿ ( Me¡¿orQoloywú ), La Historía ile los Animales de un afornrnado bibliófilo se debió que fueran encontrades
(fI.¡ütóal,o'soQrab el libro l0 es dudoso), y otros muchos tra- de nuevo. Hacia el año 100 a. de C., los descendientes de los
tados, varios de los cuales de autendcidad incierc¿i especialmente eI
de Mundo. (El tratado de la Fisionomía no es euténdco, pe¡o p¿rece herederos de Neleo las encontraron cn un estado lastimoso,
compuesto de divcrsos fragmcntos auténticos.) como se comprende fácilmente. y las vcndieron a precio de
3o La Metafíic¿ (¡ü perü rü quowd) de la que el segundo übro oro e un rico aficionado a los libros, Apclicón de Tcos, quien
(c ülutrw) fué redacsdo por t¡no de sus discípulos, Pasicles de Rodas las publicó con multitud de erraras; en el año 86 a. de C., en
4a L'¿. Etica a Nicómaco ('H0rxdl Nrxopóletc) y la Eüca a Eudemo
('H0sri Eú0úpstc; esta úldm¡ obre fué escrita no por Aristóteles, sino la conquista de Atenas por los Romanos pesaron a poder
por el mismo Euden¡o), a las cu¡les se puede añadir l¿ Gron Etica de Syla. El gramático Tiranio las ruvo enrre sus manos y
lMogno Moralio, 'H0rxü pelril,tr, csta última obra es un ¡esumen de las las utilizó. En fin, Andrónico de Rodas las caulogó y las
dos precedentes, y por consiguiente, no es de la mano de Aristóteles); la editó (?8). Alejandro de Afrodisia (siglo u de nuestra era),
Política (Iloh¡¡xú), la Poétice (II. ¡to¡4¡¡xiE) y lt Raórica (Téxnt
aqtoawn). El de úrtutibus et aitiisrla Económica, la Ratóñca a Ale-
jandro na son auténdcas. Se ha descubierto y pubücado en i391 I;r übro tfué rcd:lctado por uno de sus oyentes, Raynaldo de Piperno);
Conniruciht de t4tozas (fragmentos de un¡ colección -llol'rtelar- cn 80, s,rbre los Pa¡va nanralia (de senrut et sentoto, de meznoria et de
lr que Ariróteles h¿bla resumido las corutituciones de 158 Estados rctninisce¡cia de sottmo a aisilid;9q. sobre la iVletafísica; l@, sobrc
de Grecia). la Eoca a Nicómaco;11o, sobre la Polídca (comentario acabado por
f¡s comenterios modernos más útiles son los de Bonitz sobre l¡ Pedro de Auverni¡, desde el üb. I, lec. ó, o desde el üb. 4). (Cf. Db
Metofísica, de Rodier sobre cl de Anima y de Hamelin sobre el
Rurrts, Dit, 21, vol. I op. onn. S. Tom. Aq., ed. leoniana.)
lib. II de la Fítica. Sobre los escritos de Santo Tomás y su autendcidad, véase Mex-
DoNNET O. P. Der Ecrits authentiques de Saint Thomas (ext. de la Rev.
.Ent¡e los Fscolásticos que se distinguicron en la exposición 'le las rhomiste, l90P-1910, Fribourg, Suise, Convict Alberrinum)
oLras de A¡Lstóteles, debemos cilar ante todo a Albe¡to Magno, Santo
Tomás y Silvestre Mauro, cu¡a exposición üter¿l y paráfrasis pueden (?s) F.sr&lnóN,Geogr. XIII, l, f4i Prure-nco, Vida de Sila, c.26.
-
aún consulta¡se con utiüdad. Santo Tomls escribió comenarios: 19' El tesdm,;nio de Escabón tiene gran autoridad. Se ha demostrrdo,
sobrc el Peihetmeneías (comen¡arios inacabados y reemplazados por sin embargo, que algunos de los te¡tos científicos mas importantes de
los de Cayetano P¿ra las lecciones 3-14 del übro 2);20, sobre los se- Aistóreles e¡an conocidos por los peripatécicos y por sus adversarios
en el siglo llr y u anres de nuestra era. Se debe, pues, admidr que el
nundos analíticos; 30, sobre la Física; 4e, sobre el De Celo et ttundo
relato de Fstrabón es exacto en su prirte posidva, en lo que se refiere
isanto Tomás murió anres de terminar su trabafoo que fué continuado
despues del übro 3' lección 8, por su discípulo Pedro de Auverol¡);
a la hisroria de los manuscritos 'acroamácicos" de Aristóteles, pero in-
fe, sob¡e cl De generaione et coffupticne (el comentario si¡ term$ erircto o al menos exagerado, en su pane negativa; antes del descubri-
ner de S¿nro Tomág fué completado con trozos ¡omados del comen' nüenro de Apellicón debían ci¡cr¡laf, ye en l¡ escuela peripatédca
co¡ras n.ris o menos compleus de los libros del Filósofo. Se puede,
ra¡io de Albe¡¡o Magno); óe, sobre la Meteorología (comentario rcr'
sin cnrbargo, suponer con Hamelin que *apenas e¡e leído d A¡istó¡eles
minado por otro autor desde el übro 2, lec. ll); 70, sobre el de Anirna
(el comintario ¡ los tib¡os 2 y l es de Santo Tomás; cl comens¡io al científico aun en la escuele peripatética, degenereda, El dcscubrirniento
de Apelücóo habría pucsto eo ¡nnd¡ dc nuevo ¡ A¡istóteles'. Y asi
76 NATURALEZA DE LA FILOSOFÍ^. _ NOC¡ONES HISTóRICJiS ¿RISTOTELES Y SA}TTO TOMÁS

los necplatónicos Porfirio (sigl,.r rrr), Temisrio (sigio lv) Ínente del camino por donde llegaban y de los errores
Símplicio y F'rlopón (siglo vr) las comenraron. que les hacían cometer los conrentarios árabes, todos los
übros de Aristóteles fueron pronro uaducidos al latín,
La culrura escolástica que se desarrolló a parrir del si- primero del texto árabe (8r), y luego del texto grie-
glo vlu en el oceidenre crisrieno, desconoció dumnre mu-
go (8',).
cho tiempo los libros originales de Arisróreles, fuera del
Organon (uarado de lógica), quc Boecio (4go-52ó) ha- 22.-Entonces se encontraron en el camino la sabidu-
bía traducido al larín (?0). Pero no ignoraúa ,L p.nr*- ría humana y la verdad divina, A¡istóteles y le fe. Toda
miento que tanros aurorcs de segundo orden habíarr vul- verdad pertenece de derecho al pensamienro cristiano,,
garizado,_y que formaba pai;e inregranre de aquella gran como los despoios de Egipto perrenecíen a los hebreos:
cultura filosófica de la anrigüedad, pr.pónderancia Quaecwnque igitur dpud omnes praeclara dicta sunt,
platónica ciertamenre, Que los padres, "onsób¡á todo San ,rostrtt christianorum sunt (tt), porque, según el texto de
Agustín, habían recogido y puesro al servicio de !a fe. San Ambrosio frecuente¡nenre citado por San Agustín,
En las escuelas cristianas se enseñaba la lógica de Arb- toda verdad, quienquiera sea el que la diga, perre;ece e¡,
tóreles, según el rexro de Boecio. Pero solamenre a fines Courgon, esururo confirn¡¡do en l2ll por Gregorio IX y en 126!.por
del siglo xrr, los escriros del filósofo (Física, Metafíica, Urbano IV) prohibieron el uso de los libros de Aristóteies en las iec-'
ciones públicas o priredas.
Etica) comenzaron a llegar a las manos de los escollidcos,
',qNótese, sin embrrgo, quc todos cn penicular y pera uso personrl
gracias, sobre todo, al parecer, a Ia ardiente polémica sosre- eran übrcs, ciice I\{. Forger fR¡pp. &t congr. scicntif. intent. dcs catb-
nida en esta época por los docrores crisdanos conca la fi- Bruselas, tB94). dc lecr aqucllos libros, dr: cs¡¡diartos y de escribir co-
menE¡ios sot¡re ellos, Adernás. esas ccnsures cr¡n sólo válidas pora h
losofía de los árabes, a quienes estos escriros habírn sido Univenidad de París. En t2Z9 la Universidad de Tolosa, funáadr y
uasmiddos (con los comenrarios de los neoplatónicos, en org'anizada baio cl pauonaro del legado ponrificio, ar¡aÍa a los esru-
una versión siríaca raducida luego al árabe), y en los diantes con el anuncio de la expücrcién de los übros prohibidos en
París. En fin, en el mismo París, cuando la Facultad de Ánes inscrihió
cuales pretendían fundar su auroridad. Acogidos al cn su plograme, a partir del l2l5, le enseña¡ze pública de la Física y
principio con gran desconfianza (to), en razón precisa- dc la Metafísicr, la autoridad eclesiástica no pcnsó siquiera en intei-
,ve¡rir. Más aún, algunos años ¡nás terde. el Papr Urbano IV aft:rrtab¡
serí¡ cieno que an¡es de este descubrimiento y con anterioridad a los 'en su trabaio a Guillem¡o de jlfoerbeke que tratlucla ya par¿ Sún;;
rrabaioS de Andrónico, los escritos cientfficos de Aristóteles no eran Tomás de Aquino, comenrador de los rrasdos dc Ari*óielcs, (Cf.
precisamente desconocidos, como dice Ecrabón, sino poco o mal co- Cuorr,rr. an. Añttotelinrc de la Scolanique, en e! Dicitiormaire de
nocidos. Théologie de. Vacanr y |áangenot; f)e Wur.r, Hht, de la fil, med.,
(70) Ademáq habiéndose perdido en pane el trabaio de Boecio. 1900, p. 242.)
cic'mos_ libros d,el Organon, vueltos a encont.ar, gracias a los árabes, (81) Pa¡ece que algunos lib¡os dc Aristóteles fueron udlizados pri-
sólo después del ll4l, figuraron en l¿s bibüotecas filosóficas de le mero en la versión árabe-larína; ouos en la greco-latina. En ¡odo c¡so
trdrd Media, para consriruir lo que se llamaba entonces la Logica No- esta ultima no r¿rdó err suplanrrr a la primera. Santo Tomás solo em-
r'¿ (Primeros y Segundos Analiricos, Tópicos, Sofismas), -(Cf. De plcó hs deriv¿das di¡ecr¿mente del griego,
Wur-r, flirr. de la Í'il. fuIed.,2a ed., p. 149, sig.) La meior de estas-t¡aducciones es la que a petición y Í¡or in-
-,(821
(ú0) Les c€nsu¡¡s o condenaciones (dadas en l2l0 po, un Concilio diceción dc s¡nto T<¡más hizo Guirienno de toioerbekc, ¿e rzlo'¿ rzlg
de la Pr<¡vincia de Sens, reunido en París, y renovadas en l2t! en el de la obra enter¡ de Aristóteles, calcando iiteralrne¡rte'et rcxt" g¡dr.
c$¡ntto otorgado e l¡ Universidad de parls por el legado Roberro de - 1aa) Sax Jusnxo, in ll Apol., cap. D.
1s NATURALEZA DE LA FILqSOFIa. -NOCIONES IilSróRreAS AR¡sróTELEs 1 s¿r¡-ro ro¡¿Ás

Espíritu Santo (8a). Pero es preciso que alguien realice nía, profundizó en sus principios, dedujo las conclusió-
esta toma de p,osesión; fué asimismo necesario que alguien nes, ensanchó el horizonte y, sin quitarle una coma, la
hiciera entrar al servicio real de Cristo a la maravillosa enriqueció no poco con los inmensos tesoros de la tra-
¡hnto To- irgelectualidad de Aristóteles. Esta obra, comenzada Por dición latina y cristiana; colocando en su justo lugar nru-
nls ilumin¡ Alberto Magno (rry3-ta8o) fué enderezada, acabada y chas teorías de Platón, creando acerca de algunos puntos
h filosofl¿ de fundamentales (por ejemplo, sobre fa cuestión de la esen-
A¡istóteIes perfeccionada por Santo Tomás de Aquino (tzz5-r274),
caa l¡ doctri- Esa empresa suponía reunidas las condicione$ rnás exqui- cia y existencia) panoramas totalmente nuevos, dando
o¡ d: Cristo. sitas: la flor de l¿ civilización del tiempo de San l-uis, !a prueba con todo esto de ser un genio filosófico tan po-
admirable org'ani¿ación de la Orden de Sanco Dgmingo, deroso como A¡istóteles. En fin y principalmenre, echan-
cl gcnio de Snto Tomás (86). do mano su genio propiamente teológico de la filosofía
Sarrto Tomás, a quiea la lglesia ha proclamado doctor de A¡istóteles, como de un instrumento de la ciencia sa-
por exbelencia, Doctor coftlmunis Ecclesiae, y al que ha gtada, que existe en nosotros "como una huella de h
nombrado maestro universal de s¡r e¡rseñanza, no sol¿- ciencia de Dios" (88), elevó esta filosofía sobre sí misma,
mente trasladó a los dominios del pensamiento cfistiano sublimándola ¡ una luz superior que hace que resplan-
la filosofía de A¡isdrrefes en su totalidad, para hacer de dezca la verdad de una manera más divina que humana.
ella el instrumento de una slntesis tcológica incompara', Enue Aristóteles visto a través de su propia doctrin:r, y
ble, sino que, adernás, y al misrro tiempo, realzí Y' por Aristóteles contemplado a través de Santo Tomás, hay
decirlo así, uar-rsJiguré esta filosofía. Le purificó de todó la misma diferencia que cntrc una ciudad alumbrada por
error, en el orden filosóflcg se entiende, porque en el antorchas y la misma ciudad iluminada por los rayos del
orden de las ciencias de obse¡vación o cicncias de los sol nacicnte.
fenómenos, Santo Tor0ás¡o podía, lo mismo que Aristó- Por esta razón, aunque Santo Tomás es ante todo un
teles, evitaf los errores qorrientgs de su tiempo, errores teólogo, se puede hablar de filosofía tomista con ranta
sin consecuenoias, en lo que conqierne a la filosofía pro- propiedad y mayor quizá que de filosofía aristotéli-
piamente dicha. La sistematizí can gran vigor y arnro- c4 (u'). ,
rH
pt'¡ Qrate vefltm a qlwlrn que air*r,
a Spiriu Smtcto en. zi.-Esta filosofía de Aristóteles y Santo Tomás es
(80) Para que fuera Feible gue est4 obra se llevase a término" era con toda propiedad, según frase de un filósofo moderno,
necesario que el pensamiento cristiano estuviera suficientemente ma-
duro en el orden filosdfico y teológico, gracias a los Padres y a* la (88) Sazz. lb., I, q. l, a. I ad 2.
crscolástica gnterior a Santo Tomás. Supuesto esto, la obra de Aib&to (87) Añadamos que conviene cúmntzar por la Suma Teológica, Ia
Magno y de Santo Tom8. no cmnbió, sino que tenninó la filosofía lectu¡a de S. Tomtís. Es éste un conselo sobre el que nunca se insistira
cristiana y le dió la forma.de ll edad perfecta. Si sus contemporáneos basrante. El estudio de la filosofía debe preceder al de la teología, pero
se sorprendieron sobre todo de la noaedad de esta obra -novedad de al lado de los esrudios propiamente dichos, y pafa el aprovechamiento
coronamiento, no de alteración*, fué porque todo tránsito al estado del espírim, la lecrura de la Suma Teológica -aunque el orden en ella
pcrfecto debe necesariarnente sorprender a los que asisten de cercat seguido es to¡almente difercnte del orden filosófico-, podría y deberí¡
y pueden esta¡ atados por la rucina a ciertos aspectos de la imper' comenzarse después dcl primcr año de filosofía, y condnuarlo después.
fección en que se han formado. con regularidad.

:$, *.¡il¡];ür.l¡iri{¡4flt;¡¡¡n¡F
|f --T-
I

80 NATURALEZA DE LA FIlflSO?i{. * }¡OCIONES }i¡S"róR¡C 9 osr¡x¡cróx DE LA r¡rosorl¿- 8t

Notas o sig- la filesofía nau.ral del espfuiw humano; porqt¡e en efecto tido, que desde su fundación como filosoffa,
además,
¡¡os exieriores
desarroila y eleva e su mayor perfección !o que hay de ha permanecido estable y progresiva a le vez en su pu-
de ia verd¿-
d¿r¡ filosofÉa: más profunda y auténticamente notural e¡¡ nuesf¡a ltrte- iante vida uadicional; mienuas que todas las ouas filo-
Filosofí¡ !!!- ligencia, en sus prirneros conocimientos, corno en sus sofías se fueron sucediendo después de una vida precaria.
tural del espf. Bta filosofía se presente, en fin, a nuestros oios como
ritu lrumaoo, aspiraciones hacia l¿ verdad.
'f,'\

filoaofíe de Ie Es también le filosofía de la eaidencia, fundada a l¡ í,rcomparablemente uno, ya porque es la única que ese-
evielenclg, del riez en ia evidencia experimental de los datos que ncc gura al saber humano y ciencias- su ar-
ser, de Ia in-
monía y su unidad, como -merafísica
teligencia, fi- dan los sentidos y en la evidencia intelectual de
los pri- también ilorque realiza el má-
lcof ía univer- ¡neros principios; la filosofía del ser, por apoyarse'toda ximo de coherencia denuo del máximo de comple-
s*1, pcrdu¡a- ella y regularse sobre Io que es y por plegarse fielnnenee
ble uo¡.
iidaÁ, y que no es posible desdeñar el más insignificante
'' a todas las exigencias de lo real; lr filosofía de ld inteli' de sus principios sin falsear, por sus inmediatas reper-
gencia, a la cual se enuege como a la facultad dc lo ver- cusiones, todos los aspectos de Io real.
dadero y a la que educa a su vez por medio de une disci- Tales son algunas de las señales externas que nos dan
plina soberanamente purificadora. Por todas estas razo- a comprender su obietividad, aun antes de haber pene-
nes, esta filosofíe tiene carácter de filosofír uniaersdl, em trado en ella y comprobar directamente su cvidencia in-
el sentido de que no es la erpresión de una nacionalid¿d ni trínseca y su necesidad racional.
de una clase, ni de un grupo, ni de un temperarneneo,
ni de una raza, ni de una ambición, ni de una melanco-
lía, ni de una tendencia prácdca; sino la expresión y el rc-
II. CONCLUSIONES (88)
sultado de !a r¿zón que en todas partes es idéndea. En -
este rnismo sentido, esta filosofía es suficiente para con-
ducir a las inteligencias privilegiadas hasta la ciencia más 24. Dnnwrcróx ne r.a rnosoríe. Qq¡is¡deramolplr-
elevada y más difícil, sin clelar iamás, por otra perte, n ero l^ filosofía-co^oJobidr!.,íd -humn l+ÑGoe
sabemos ^ meior, por la historia de su primer desarrollo,
de estar a la altura de aquella certez fundamental, es-
pontáneamente adquirida por toda mente sincera, que en qué consiste esta sabiduría y de qué rrata, podemos
constituye los dominios universalmente humanos del sez¡- decir con más precisión lo que es la filosofía.
tido cormún. . (Fi¡émonos para esro en la filosofía por excelencia
Se nos muestra además como concinua y perdurable, primera o rnetafísica-. Lo que se diga de ella
-filosofía
en un senddo absoluto
philosophia perennis, en el sentido de que antes que Aris- poclrá ser aplica-
tóteles y Santo Tornás la hubieran creado científicamente do bajo ciertos aspectos -simplicíter--,
(secundutn quid) a las otras par-
como filosofía propiamente dicha, ya existía desde el tes de la filosofía.)
prirnel momento en su ralz, en estado prefilosófico, como ¡) ¿Fs la filosofía wa sabídurí¿ o ciencia de conduc-
instinto de la intel.igencia y como conocimiento nan¡ral
de las primeras conclusiones de la ru6n; y en el sen- '(88) Las .conrroversias sobre las conclusiones aquí inücadas¡ sú Gser-
dian en la Lógica Mayor y en la Crírica.
-l
ÑATURALEZA DE II\ FILOSOFTA.
- @NCLUSIONES
orpl¡l¡cróN or t¡, ruosorí¡ 8f
ta o de aida, una ciencia de bien obrar, ciencia de virtud? divcrsos principios tienen de común el que nos son todos cono-
No; la füqrofía es una ciencia que n_os enseña a cidos mediante el ejercicio espontáneo de nuestra inteligen-
coNocER. cia, tomada como el medio narural de conocer; es decir que
fos comprendemos por Ia luz notura! de la razín y ,ro,
-
z) Conocer ¿cómo? Conocer en el sentido total y com- los principios de la Teología, mediante una comunicacién"orno
so-
pt... ¿. tr prt;Urt brcnarural hecha a los hombres
-Revelación-, y por la luz
es lo de la Fe.
]¡{ro puede ser dc otra mancra, o sea, Nos queda ahora por conocer el objeto quoil de Ia filo-
sofía.
coNocER POR L.ds CAUS¿S.
4) Conocer ¿qué? Para responder e esta cuestión, re-
o Hallar las causas es. en realidad. la sran tarea de los cordemos los objeros de que üaran !qs, filósofog. cuyes
a.t,
fjlgggfgg, y el conocimiento de que se preocupan no es doctrinas han quedado esbozadas anteriormente. Trrt"n de
un conocimienro simplemenre probable, como el que pro- todas I
porcionan los oradores en sus discursos; es Bn_c<¡noÉ ro.s, del s_et y del no ser, del bien y del mal, del movi-
s miento, del mundo. de los seres vivienro-" .r .1" l.t" tt.*;-
Eeómc$as nos proporcionan con sus dentostracioncs. Vtenrcs, ¿el tromUre ... l-Ll¡losofía trr;,_!K
Pero ¿qué es un conocimiento cierro por las causas? fis dc todas las cosas, e\tne_llgl14g_uniztersg!. ¿euiere Lsto
lo que se llama una ciencia. @. decir quc absorbe y qu. ella es
3/ Conocer ¿por qué medios, por qué facultad? Co- la ciencia única, de"ffi,
la que las demás no serían sino par-
nocer por la razón, mediante lo que se ll¿ma . tes; o al conrrario, que ella queda absorbida en las demás
ciencias, de las cuales no sería la filosofía sino una siste-
LA. LUZ NATURAL
madzación o colección ordenada? Nada de eso. La filo_
de Ia inteligencia humana. @ s.ofia tiene ro ¡aqrrle?n v su obieto propio, v es'á[tinE
todas las ciencias gg,la1offas cienc e otre suerte, no sería nada, y los
filósofos cuyes doctrinas hemos resümido ,nt..io.rn.nr.,
Lo que reeula Ia fi_l"osofía, el criterio de verdad que hubieran tratado problemas inexistentes (se). Ahora bien,
obieto.
(8e) Tra¡aban también, sin duda, de muchos problemas acerca
de
Ias ciencias particulares, debido a que
la diferenciación db l;
. El medio o la luz por Ia cual una ciencia llega a las cosas, mientos humanos era mucho menor que hoy; sin embargo, el";;;_
es lo que se llame en lenguaje técnico objeto
el lumin sub quo de sobre el cual concenrraban principalmente sus esfuerzos no'era ésá, y
esta ciencia, la luz bajo la cual elcanza
el objeto que ionoce al menos después de Sócrares, las ciencies perticulares f"rtiánornii,
(llamado objectum quod, objeto qwe). Las disrinias ciencias geometría, arirmédca, música, medicina, geografía...), que
la antigüe_
poseen cada un4 su luz o medio peculiar (Iumen sab quo', dad culdvó con fruro, se desarrollaron 1p"r.", ¿irti"ói¿"¿or" ,i"t"_
mente de la filosofía. L¡ histo¡ie misma de las cienÁs p*i"ui..o,
mediztm seu wotivum fomnle) que responde a los principios que tanto desarrollo han alcanzado en los tiempos
modern-os, separán-
fornlaics mediante los cuales alcanzan iu obleto. É"ro .ito, ¡lnsc de le filosofía, y consdruyéndose como aurónomas,
cle¡amente que no forman pane de la filosofía.
á.;'r;;

/t
NATURALEZI DE ¡.A FII.GSOFITL
- @NCLUS¡ONES opr¡nrc¡óx DE t/t r¡roso¡f,l

que la filosofía sea una ciencia real y que los problernas lenguaie filosófico diciendo que Ia filosofía no versa so_.
de que trat¿ seen los más necesarios al hombre, se echa bre l^s ca-oso, segundas o k$@,
de ver con toda evidencia en la imposibilidad natural en
gue se encuentra el espíritu humano de prescindi¡ de los "WAr" \t tt"tlt efutrtt l* rr**
Hemos visto además que la" filosofía esmdú ioi séres
.

problemas tratados por los filósofos, problemas que re- por medio de la luz narural d,e la razón Esto quiere de_
suelven los principios a los que está unida Ia cefieza y cir que. sólo se preocupa de las causas primeras o de los
la objetividad de todas las ciencias. prrncrplos supremos que conciernen al orden naturdl.
"¿Decís que hay que filosofarl", preguntaba Aristóte- Cuando decíamos que le filosoÍÁ te:n de iodos los
les en un célebre dilema. "Entonces, es cierto, hay que sere!, de.todo lo que es, de todo lo que se puede o*no*r,
filosofar. ¿Decís que no hay que filosofar? En ese caso no hablábamos de una manera bastante piecisa; .r*
también hay que filosofar (para demosrrar que no hay palabras dábamos a enrender la materia L los seres "",hacia
que hacerlo). En ambos casosr pues. hay que filoso- los cuales dirige su atención: su obieto material. pero no
far 1oo¡." nos fijábamos desde qué punro a. ,irt, prrti.ular con_
'1,a. filcsoft¡ tqqjgg!qg_!g_9opli". qu. l. filort templaba a esos seres, no precisábam os si objeto
fomtal
:,1^-":,111'
tr'rr€OIO C¡€Dtr-
aparte, si uata de rodas las ggp3s? [¡ig*g"qg desde qaé o slr punto de aista formal. El obleto formal á. ,n"
il
i:;;":ü" Punto de aista, Fj9-9!é 4!p9cto t¡ata de todas ellasi o de ciencia es algo panicular que ésta investiga en un ser, o
raeón narural otro modo, qué es lo que directamente y por sí ntiyna de otro modo, aquello qlre po? sí mismo y onte todo es
,:os pjocTa busca en todas las cosas: si la filosofía uata del hombre considerado por: clla, aquello en razón de lo cual conside_
oe todas las
por ejemplo, ¿es para investigar el número de vértebras ra a ese ser en gcneral (or); y esn que la filosofí¿ consi_
"-i*i-il'u;..i
material de la q-fuq causas de una enfermedad? l&, eso lo estudiará la

í::':tf*
t;¡s *' a! por
causa!¡ pn-
fíañata del hornbre para en ellas todo lo demás. son
;; ("ñ;;- saber, eiernplo" si posee una intelisencia We lo dis-
I"AS CAUSAS PRTMER¡TS
lg -f,"TTj.d.
r¡ r¡rosorlx''
tingr d. lor ouou n"i-t
hecho para gozar de Dios o para gozar de las criacu- o los principios primeros de las cosas, cn cuanto éstos se
t3s,_g!c. Investigados esros probLernas, ya no es posible refieren al orden natural.
subir rnás alto ni i¡ más l.jor. .Con"l"vr*ou p".r qr*
-
El objero mate¡ial de una facultad, de una ciencia. de nn
de los fenórnenos qrüe caen bajo nuestros sentidos, sino, arte; de una virrr:d, es simplernente Ie cosa, el ser sobre e!
ué más tremotor aquel, más allá del cual versa esta facultad, esta ciencia, esta virnrd, este arce.
Así la química tiene por objeto nuterial los cuerpos no vi-
- vienres; el sentido de la vista, las cosas que están rni. ,ro.rtros

{90) t'el p}v gr},eooq4reov, qrlooogr¡réov, xcl, ei 1rfi 9l}.ooogr¡zéw, Prózinws, es decir cercenas al detellc de los'fenórnenos quq ¡on
gúooogr¡réov, nówtog dgc, qrl,ooopr¡réov." -(0r)
obleto de nuest¡os senddos.
Este dilema se hallaba en el flporgerwwég, obra de la que sólo no¡ *Quod
lez'; l)e" se pr;mohaec scientia considerot et wb &h$ ?dtlo-
han llegado alguncs fragmentos. (Cf. fr. 50...) n¿ caetera omnia cognotch!'
-----l

NATURALEZA DE FIII}SOFÍA.
- CONCLUSIONF,S oBr¡¡¡rc¡óN pE, L¡ r¡r¡soF.íe
'JT
ojos. Pero esto no basta para distinguir la química de la puede
{ecir, pües, que la,filosofía tomada en general es
físice, por ejernplo, que trata igrralrnente de Ios cuerpos no Ug coniunto de ciencias universai (n), que tiene corno
vivientes; ni para distinguir la vista del tacto. Para definir .punto de úistq forryd (rt) lg!. reU.as prlloeras (ya sean
ex¡ctamente la química, habrá que decir que tiene por objeto las causas absolutamente pnmeras, los principios'absolu-
los cambios profundos (cambios sustanciales) de los auerpos yehte primeros: objeto formal de la metafísica; ya sean
no vivientes; asimisrno, será necesario decir que la viste tiene las c¿usas primeras en un orden determindda, obiéto for-
por objeto el color. Así quedará determinado su objcto for-
mal de les otras ciencias'filosóficas). Igualmente diremos
n:al {objecnnn f ormole quid), es decir aquello qtre por sa
que la metafís.ica mgrece el nombre de sabidu¡ía pura¡
wiszna naturaleza e irnnediatamente, o mejor, necesariamente
y onte todo (estas expresiones son equivalentes y correspon- sirnplemente (símpliciter), y gue las otras prrte, de li
den a la fórmula larinr per se prbno) es considerado en las filosofía lo merecen relativamente (secundam 4Uü.
coses por esta cierilcia, este arte, o esta facultad, y aquello
en razón de lo cual consideran todo lo demás.
C,oNcr,usróu I. !-a f¡tosof ía es él
- aue :
cjmignlo científíco mediante ii luzha-
De esto se sigue que, entre todas las ciencias huma-
nas,la fil.osofía es.Ia írnice. que tiene llof obieto.lpdgJ.o-' tural de la razón considera las Drimeras caL-
sLLo.las razones rnás eleaadds de tedas lds co-
qaq-cfi$e; pero no busca er¡
sas: o de otro modo: el cqaJnocimiente iaíen-

eal o cud Darte de lo que existe. tales o cuales seres, y


tífico'. de las cosas Ooiffi
'as cuanto éstas conciernen dl orden nnturll. *
er¡ eüos no invesdga o los
cioios tróximos. B decir. oue la fi teaba.era I¡ dc drstinguir la Filosofía Primera o metafísica ríe tas otras
celso de los conocimicntos humanos. crcncras. Para nosotros al contrario, dado el inmenso desarrollo alcan-
ns ¿éCli @ropiamente ha- zado por las ciencias, nos es preciso distinguir de éstas no sólo la me-
tafísica (ciencia de los primeros principios, absolutamente t¡abhnáo},
blando una sabiduría, por ser propio de la sabiduría el sino también el esrudio de los primeros principios romado en un o¡den
consideriiliiEüIs determinado (en el orden matemático ó en el orden físico, por efem-
cryÉl_o9ni$enre. De modo que en'unos pocos princi- plo), yl que esre confunto constituye to que se llama la'filosofia.
(01) Sólo la meefísica y la lógica consriruyen, cada una de por si
iffialeza enróra, y enricuece la'inteli- como se ve¡á en su lugar, un* ciencia universal específicament" ün".
gencia sin abrumarla. - (00) Propiamente hablando no exisre un obietó formal único de la
filosofía, porque la filosofía en su coniunro no es pura y simplemente
¡) Todo lo que acabarnos de decir conviene pure y una, sino qug consta de v¿rias ciencias distintes (lógicj, filoiofía ne-
simplemente a !a filosofía prinrera o meteflsica, pero pue- rural, meufísica...), especificadas cada una por un obieto formal dis-
de hacerse extensivo a la filosofíe entere, tomada como un¡o !7tt rutionis logicam, ens mobile, ens in quantum ens, véase
más abaio eip. II). Pero ent¡e estos obietos formales de hs áiversas
un coniunto cuya parte capital es la memfísica (rt). Se ciencias filosófices hay algo analógicamente común, y es que dicen
(u) Frra loc antigros la palabra 'Filosofí¡' daignábe el coniunm relacrón, cada uno en su orden, a las causas más elevadas y más uni,
de las grandes disciplines cie¡rlficas (física o ciencia de la n¡mr¡lcza. versales, o son consider¿dos en relación a eses causes. Se puede, pues.
matcmifdc¡ o cienci¡ de las proporciones, metaflsica o ciencie del ser decir gue las causas más elevadas constiruyen el obieto i"rmai o cl
cn cr¡¡nto ser, lfuicr y édc¡). No tería pues sentido para ellos el dis- punto de vista formal analógicamenre común de l¿'filosofía tomrdá
dnguir l¡ filosofír dc l¡s cienci¿s. L¿ r¡nicr cr¡estión que sc lcs plen- en su conjunto.
i- t' jr\.- ,. -.. - f. .. . \\ r

\.: .r.¡(. ' 'fi,r, '¿.-r.r"--. ,.,...",..-..,.


NATURALEZA DE LA FTI¡SOFÍA. - OONCLUSTONES
r,l n¡r¡sorfe ¡r IJrs c¡ENctAt¡ pARTTcuLAR^Es
a) La dificultad de tal conocimiento radica precisamente c/ Hemos dicho más arriba fre Ia filosofía es une ciencia,
en su misma grandeza. Pot eso el filósofo, que se entrega y que conoce con certeu. No pretendemos con eso que la
a la ciencia más elevada, debe ser personalmente el más hu- filosofía resuelva con certeza todas las cuestiones que dentro
rnilde ent¡e los hombres de estudio; lo cual no le ha de de sus dominios puedan plantearse. Sobre muchos puntos
impedir defender, como es su debcr" la dignidad de la sabi- perticulares la filosofía debe contentarse con soluciones pro-
duría y su primacía sobre las dcmás ciencias. i
litbles, blen porque Ia cuesrión sobrepasa el actual alcánce
de sus conocimientos, como en muchas cuestiones de la filo-
sofía natural y de la psicología, bien por no poseer ella misma
una solución ulrerior (por ejemplo en l¿ aplicación de las
reglas morales a ciertos casos particulares). Pero este ele-
rnento simplemente probable es accidental a la ciencia como
nlatización". Unos Y otros se han tal. Y la filosofía alcanza a mayor número de cerrezes, y a
certezes (lhs metafísicas) más perfectas que cualquiera dc
irr^ü-a"-b-trl*m. las ciqncias puramente humanas.
Filosofíade Aristóteles v
de Santo Tonaós. 2 j. LA FrLosoFiA y LAs crnNcrAs pARTrcuLAREs.
- de¿fr-
t¿lils$ftay-el coni unto, mo precisar la relación de le filosofía (sobre todo la
de las otras ciencias tienen metafísica) con las otras ciencias?
el ffi?fflo ttuieriat t ) Tode ciencia es de por sí autonoma, en el sentido L¡s ciencbs
@-P.fo l" filoto
U.lpt).
de que- posee los medios necesarios y suficientes para ese- particularcs
cstán somed-
gurar la verdad en su teneno, sin que nadie pueda ne- das ¿ le filo-
sidera f onnalnente las-cau- garle las verdades ásí establecidas. sofía, en cl
sis--PdngtasFmientr4s-que sentido que
Pero puede suceder que una ciencia, o meior nn sabio,
las q lrq¡-gqqide$glorqgl- pertenece e
se engañe accidentalmente en su propio campo. En este
@s' caso la ciencia en cuesrión puede sin duda juzgarse y
la filosofl¡ cl
iuzgarlag di-
Descartes. Augtesto Comte. , rectificarse a sí misma; pero es claro que una ciencia más rig'irlas y de.
fendcrl¿s.
La filosoffa absorbe a las Las ciencias absorben a elevada podrá iuzgarla y rectificarla, en el caso en que
og@ hai rilogl,ri¡-
taTilosoria, no el error cometido atente contra su propia verdad y
. es toda la ciencia. "nue,
por consiguienre, en su terreno. Ahora bien, la filosofía,
(g0) Descrftes empleaba la palabra filosofía en su antigua acepción.
una (cuyas panes principales serían te mctafísica, la física, l¡ mecá-
Para los antiguos como para Descartes, la palabra filosofía designaba nica, la medicina y la moral). En consecuencia no admitía sino un¿
el conjunto de los conocimientos cimtíficor. Pero los antiSuos dist¡i- Cienci¿ única. P¡ra nosotros la filosofía es un cuerpo de ciencias que
buían ia filosofía así entendida en nruchas cienciw distintas, enre las
cuales la metafísica llevaba por excelencia el nombre de filosofía. Des- {9 y g.unt9 de vista fonnal (cusas primeras) recibe su uniciad y su
por el contrario consideraba a la filosofía como el coniwto distinción de las otras ciencias. La parre capital de este cue.pó de
carrcs,
biencias es la metafísice, ciencia específicamenre una, y ob¡.ro
de lo¡ conocimientos científicos, como una ciencia específiqrmente
formal es universal (el ser en cuanto ser). "oyo
T. f,A FIL()SOFÍA Y LAS CIENCIAI¡ PARTICT'I,IRES
NAII'RALEZA DE T¡II}SOTÍA. -@NCLUSIONES

sl¡s propios principios, y no a la física a Ia luz de los suyos,


y especial¡nente 13 filosofía Prrmere o megfís eP 1 - resolver si verdaderamente, y en qué medida, es incompati-
úretJi *t ttrta e$le, 4 ellg e-o.rr-eigoudE ble con Ia verdad de física en cuestión. Si la incompatibilidad
Jy3g4$ es real, entonces esa proposición de filosofía será falsa, ya que
u¡:a ve-rdad no puede ser conrraria a orra verdad. El filósofo
se inclinará cediendo en sernejante ceso, no precisamente ante
la físicq sino ante la mis¡na filosofía que, a través de la física,
comprenderá su error, y deberá rehacer su razonamiento.
liea por cjcmplo una proposición de flsica que Parezca z)
Además, si Los principios dc una ciencia están sr¡-
incomiatibl" .tnt u"idad de filosofía (nt)' N9 sólo per- a tos ¿e ou
b_prS3;na¿os
"ott
t.n.". la física iuzgar esta proposición a la luz de la misma corresponde el papel
" !L.irqg4jd"¡1qt
física; también pertinece a 7a filosofía iuzgarla a.Ia luz de
b filósofía, precisando si es cieno y en qué medida es ver- g_rnggfbtga absolutamenre l0 q
daáeramente incompatible con la verdad filosófica en cues- conocimiento. tiene baio su dependenci¿ de un cierto
tión. (Si esta incomrPatibiüdad es real' evidentemente la pro- Fodo.a todas las ouas ciencias hurnanas. Por consiguien-
posición física de quc se trete' no es verdadera' ya que una
verdad no puede ser contraria a ora verdad. El físico debe-
tq la filosofía
-prime
rá pues, eniemeiante caso, inclinarse delante de la filosofía, y DIRIGE
de nuevo su razonamiento y sus experiencias) (08)'
"orn.nr"t
Sea por el conuario una proposición de filosofía que pe- a las demás ciencias.
rezca incompatible con una verdad de le física (00)' Entonces
peftenece ¿ la filosofía iuzgar esta proposición a la luz de a) Siendo las principias de la fiiosofía -filosofía primera o
metafísica- Ios primeros absolutnnente m todo conoeimiento
1er) Se puede uno pregunu¡rr
por elemPlo' si et principio de iner-
bumano, en cíerto modo tienen bajo su dependencia a todos
á;lri;; fo",nul" J.t¿. óttitto v Desca{5' es compatible con
los principios de lds ilemás ciencias. Sin duda que estas últi-
"d
*
J-L¡incip¡o filosófico: quidquid maúentr, ab alio moaetaL
(i;;'id';.;;tlq"" d heiho nos encontramos en presencia'-no un dc mas no dependen directamenre de los principios de la meta-
l" ii¡*oñ, ti""
-p,i"¿t de los filósofos, y que los filósofos son falibles; física, al modo quc una conclusión depende de las premisas
engañarse iuzg'ando una proPosición de física¡
pero
lil¿*i" que la hacen verdadera. Fstas principios que rigen las cien-
*o no qui no tenge el derecho de iuzgarla'
--Ú" imebe pues, cienos casos seguir manteniendo una p¡o- c.ias son.directamente conocidos por la mz6n(principia per
fiti"" puede, en
oosición de iísica conrn¡ un filósofo que le declara incompatible
con se nota). Pero no son, hablando con propiedad, de le cate-
il-;;;¡ filosófica. pero es porque ta evidencia que uene_de esta goría de los primeros principios; por consiguienre, aunque la
á" flr¡ca le da fundamento pa.ra concluir. que el filósofo se ha mente los cornprenda independienterflente de la metafísica,
".r¿iá
.q"i"*"¿. ..i.it * luicio, o- en otros térrninos' que no ha dado suponen en realidad tros principios de la merafísica y en ellos
Jl"¡"¡ ,t "f pbilosopbut, como órg-ano de la. filosofie' No es Porquc
tcnge fundam.nto p.ra negar al filósofo el derecho de emirir esc seresuelven; pueden ser conocidos sin que sean explícitan¡ente
juicio sobre la cuestión. conocidos los principios cle !a metafísica, pero no serían ver-
'-óÓ-i;; eiemplo,h tesis filosofica del libre albe&ío parece a los daderos si a la vez no son verdsderos los cle la merafísica. En
lnt¡"i* l""ómó¡tible con el grincipio físico de lt consewación
dc b cnogío.
este sentido les están indireccarnenre subordinados. Asl el
NAfuRALEzA DE LA FlrosoFíl. corcct.us¡oxes ur r¡r.osorf¡ y L,rts crENctAs pAnrrcu&uEs
-
principio matemático: "dos cantidades iguales a una tercera Por otra parte, el conocimiento en el que el espíriru en-
ion iguales entre sf" se resuelve en este principio metafísico: cuenma su bien definitivo, puede ser considerado como c!
"dos seres idénticos e un tercero son idénticos entre sí"- fin cornún y trascendente hacia el cual convergen todx las
Por esta razón se dice que las ciencias están impropiamente ciencias particulares. Ahora bien, la filosofía, ciencia de las
y¿bo¡dinodas a la metafísica. Además muchas veces emplean causas prlnneras, es Ia que nos proporciona cste conocimien-
principios cornunes y universales de la metafísica. Y en este t9; un título rná,s para que afirmemos quc dirige a las ciencias
sentido se dice que están "subalternadas" a le metafísict rcld' (-hacia eI fin cormún al cual está suboidinadJel fin peculiar
üaamente ( se cundun quid ). d9
9_ada
una). Todas las ciencias esrán, pues, oiclenadas a !a
sabiduría.
Por todo lo que acabamos dc decir sc comprende que pf,ra
avanzar en las ciencias no hay ncccsidad cle ser filósoio ni de
fundarse'en la filosofía; y quc los sabios, al culrivar strs cicn_
física para llegar a las verdades relativas a los números; €se ciag n-o- tienen por qué pcdir consejos a la filosofía rri aspirar
a- ser filósofos; pero se dcduce también que ,,sin clla no po_
camino lo recorre por sl misrna. Pero lg-dilosofía--señale-sug
fines a laldryqqagslggqi3lrg! rl sentido de qUe-{gter- drán en modo alguno darse cuenra dcl lugar ni del alcance
de su especialidad en el conjunto de los coñocl.nientos huma-
p_io de _cjlda una. v aquello que hace su unidad y su disli,rt- nos", ni tener "ide¿ alguna de los principios de la experiencia
ción -clesificación de las ciencias- (too). V--ggllo misrno, ni de los fundamenros reales de lasiiencias pardcularis" (ro¡).
ifetei¡nina el orden de las ciencias entre sf. Y asl todas son y gue,.en la historia de la humanidad, un período de su cul-
are. C-qggg.en- tura intelecrual en que la filosofie no haya eiercido sobre las
cia: si una ciencia, o meior dicho, un sabio se !!e!!í4-acqridqn- ciencias su primacía de scientia rectrir (ro3), lleva fat¿lmente
consigo un gran desbarajustc y un descenso general de la
aqlgchot d" ottu a.la filosofía corresponde inteligencia.
"i.n.ia(tot),
evitar este desorden. Por esta raz6n, la filosofía dirige a las cJ Descartesr por el hecho de absorber todas las ciencias
ciencias (hacia sus fines propios) no en el sentido de seña- en la filosofía y de considerar la ciencia como pura y sim-
lárselos, sino evitando que se extravlen. plen:enre una, creía que los principios de todas las ciencias,
dependen directomente de los de la filosofía primera o me-
ltoo¡ Cuesdón que se estudia en Ló¡¡ica Mayor. tafísie¿. Por consiguiente, con la metafísica es necesario co-
(t0¡) Estas desviaciones y unrrpaciones son muy frecuentes. Exisiq rnenzar el esrudio de las ciencias y de Ia misma filosofía.
por eiemplo, una manera de uatar la geomctría no euclidiana, que
hace que los rnatemádcos se dewíen de su fin. Las ma¡emádcas, Por
El error opuestcf está en creer qne los principios de las
ot¡a parte, se han intemado con Descartes en los dominios de todas ciencias son absolutamente inclependientes de los principios
'las ciencias; y hoy la física y la guírnica invaden constantemente el de la filosofía. Según esra teoría no riene razón de sei la
terrencl de la biología, medicina y psicología. Las incursiones de l¡ scientia rectrix, y las ciencias no forman un edificio armónico,
fisice o de la biologíe en el campo de la filosofía no cienen númcro.
Gtemos Sor vla de eiemplo las teorías seudocientíficas acerce de l¡
inexistencia de l¡s c¡usas finales, la irrealidad de las cualidades, el (102) T. Rrcnrno, Philosophie du ¡ai¡onnetttent iltns la scimce d,a-
dete¡grinismo, e-l atomismo, o también de parte de la biología, el ptü Saint Tboma, Paris, 1919, p. 14,
dogna nasformista y el dogxna mecanicista. (r03) SANro TolaÁs, Com, sobre la hIet. de Arin., proemitm.
r
NATURALEZA DE LA FII¡SOFÍA. CONCLUSIONES LA FTT¡SOFIA Y LAS CIENCIAS PARTICULANES el
-

sino un caos. B extraño qoa Augorto Comte, que quería Filosofía de Descartes. Filoso¡ia de los qu níegrn
reducir Ie filosofía a la simple sistematización de las ciencias la filosofía.
particulares, no haya comprendido que esta tarea de clasifi-
car y sistematizar las ciencias (en lo que él llama la síntesis siguiente ést¿ dirige a las consiguiente, estas cias
obietiva) no es posible sino en el caso de que la filosofía sea otras ciencia.r_qon,ut¡4 dj- @,
una ciencia aparte, superior, y de la que las otras ciencias rección que podríamos lla- y se encuentran en un esta-
dependan en cierto modo (loa). lna¡ desoóticar- do quc podríamos llamar
El _e$rxlro dr_!q fileqg-f,ia alary!!99:-
,Filosofía de Aristóteles Plrin@ N" c*iste ciencia sup a
) y ¿t Santo Tomls. c,gloc_arse. al princi a o-ldp¡pf ia+-riuteraúsclaf í-
Los principios en que se labor intelectual. sisl).
basan las ciencias particúla-
res están subqdu4dg!_4-lqq
de la filosofía. pero sólo de
i) En fin, si-UUa_9.t.lgg_detrrolltjus demgs-tr-acio-
nes a partir de ciertos principios,"g_&_glgrl-o_s__datos quq
una manera indirecto.
no puede aclarar ni defezder. será necesario oue el ofi-
@- egls cien-
se{ía dfuEs a las
cio de defender esos principios v eso_s datos correspon-
@
que podríamos llamar Po-
dan a una ciencia superior: así como la ciencia del ar-
(Uitecto protege la as.

@t Ahora bien, es claro que todas las ciencias, excepto las


particulares son aut . rnás altas entre ellas, desarrollan sus demostraciones en
El esrudio de la filosofía base a ciertos principios o a ciertos datos que ellas no
priffi pueden demostrar ni defender. Las matemáticas, por
@oal fin de Ia investiga- eiemplo, no se preguntan qué es la cantidad o el número
siLo_ o la extensión; ni la física pregunta qué es le materia. Y
ción intelectual. si alguien se presenta negando que el mundo sensible
exista o que dos cantidades iguales a una tercera son
h-ilosofío de Descartes. Filosofía de los que niegan
iguales entre sí, o que el espacio no tiene tres dimensio-
la filosofía.
nes, no es la física o las matemáticas las que podrán res-
Lot ptin"¡p;"t ¿. It Los principios de las cien- ponderle, ya que, al contrario, ellas mismas suponen es-
gipg p.a¡ticul?res Sstán di- cias rlarticulares no están tos principios o daros. @,
1gctuyrygÉa^r-os j subordinados a los de nin-
los de la filosofía. Por con- suna cieñAt supertor. Por DEFENDER

(ro{) De hecho, en el pensamiento de Comre, Ia Sociología es l:r contra todos los adversarios, los principios de las cien-
¡cientia rectrix, pero ordenando las cosas cn funcióo del suieto. no en c
ellas núsrnas ("síntesis subietiva"'
NATURALEZA DE LA Flu)e¡orh. - coxcrusloNEs lr nr¡sorfn Y LAs CIENCIAS PARTIcULARES

eomírlr. ir¡nto- co?las demosll¿Únes de,l que era ciego, iuzgaba a la luz de su inteligencia lo que veían
Sgntiilo inle-
Ue.tiñlFE qtp*i."¡i."tó", pt"P"t los oios de su criado.
E t"s van construyéndose sobre esos principios, Pero esta dependencia puramente material de la filosofía,
ú-eso"i.n"io
"Tt les 6asE: Dero Duedén Ún dia ser atecados esos nrlsmos si es absolutamente necesaria resPecto a la evidencia sensible,
y las exigencias no es sino relativa y contingente respecto a las ciéncias. En
üñFios.-T te perfección, la estabilidad exigen una cien- efecto, de Ia experiencia sensible saca la filosofía proposicio-
frñiñiiiles de los conocimientos humanos
cia que los dilucide, los discuta y los defienda científicamentc, nes fundamentales que emplea como premisas en sus demos-
pues de otro modo, el conocimiento en general quedaría exce- traciones, y par^ establecer sus propias verdades. Así esta
iivamente imperfecto y debilitado y faltarla a su fin pri- verdad, observada por los sentidos y iuzgúa por la luz de Ia
mordial. filosofía -"existe el movimiento en el mundo"-, sirve de pre-
misa a Aristóteles para establecer que el ser se divide en aclo

+) &-s¡"ge filosolía (y sobre todo la filoso-


n¡gC¡--La
y potencia, y quc hay un primer motor, acto puro, Dios.
Así, está claro quc la filt¡sofía no pucdc prcscindir dc estas
fía primera o metafísica) a título de sabiduría v de cie$-
proposiciones y que las proposiciones así escogidas corno prc-
cb sr¡p¡erna.iuze4, didse y def@ misas deben ser absblutamente verdaderas; de lo contrario,
las conclusiones que deduiera de ellas serían falsas
subordinados. la filosofía es independiente de las cicnci'¿s. 'Si se trata, en cambio, de proposiciones o premisas propor-
cionadas por las ciencias, estas Proposiciones, si son verdade-
rasr entran a enriquecer el tesoro de materiales que la filoso-
¿ si rrusmo, uene crerta fía emplea; pero Ia filosofía (especialmente la filosofía pri-
tros o a los instrumentos Por eso Aristóteles mere o metafísica) no tiene por qué echar mano de ellas, y
aun debe positivamente prescindir de ellas para senter sus
propias conclusiones, al menos cuando se trete de sus conclu-
r,tgne por excelencia. siones ciertas (aunque puede hecer uso de ellas para confir-
mar esas conclusiones). Tiene la filosofía necesidad de tener
a) La filosofía se apoya en los hechos, en los datos de I¡ a su disposición proposiciones de esta naturaleza, y cuento
experiencia. Para procurarse los materiales de que se ha de más numerosas, mejor, porque no les es posible desenvolver
servir, echa mano, como dc instrumentos, de las verdades que bien sus principios sin verlos encarnados, por decirlo así, en
le proporciona la evidencia sensible, y de las proposiciones ejemplos sensibles. Pcro no tiene necesidad de tal proposi-
establecidas por las ciencias. Depende de ambas, como un ción con preferencia a tal otra, desde el momento que' a
superior depende de los servidores que emplea. menos de decaer de su naturaleza o renunciar a su libertad
Tal dependericia es una dependencia puralnente materisl' de ciencia superior, ella deduce sus conclusiones de sus pro-
en el sentido de que el superior no depende del inferior sino pios principios y de las proposiciones que le procura la evi-
para servirse de é1, y no para servirle. Juzga igualmente a la dencia sensible, y no de las proposiciones que le ofrecen las
luz de sus propios principios los datos que proporciona el ser- ciencias. Btas últimas proposiciones no deben servirle en
vidor que está e sus órdenes. De la manera como uno de los ¡fecto de premisas, sino de ilustraciones de las que la filo-
más sagaces observadores de las abejas, Francisco Huber, sbfía hace uso para llegar a sus propias tesis. Una filosofía
t
NATUR ,LEZA DE LA FTTOSOFíA. _ CONCLUSIONES LA FILOSOFI* Y LAS CIENCIAS PARTTCULARES

sanÍrmente construída debe, pues, Poder prescindir de tal sis- de Santo Tomás a las leyes dei .,.;nsamiento que garantizsn
tema de proposiciones científicas, de las cuales usa sin em- la pureza y la libertad de la filosofía.
bargo, de hecho, según el estado de la ciencia en un momento
dado; y si este sistema científico resulra un día que es falso, n aklada de ellas. Tiene, por €l
la certeza de esa filosofía no sufrirá por ello, y únlcamente
su lenguaje y las.ilustracioncs sensiblcs con las que presentaba proyectando constantefnente su luz sobre los descubrimien'
zus verdades debcrán scr nlorlificados. tos, las teorías, la actividad incesante y el movimiento de las
Fstas observaciones son importantes. Nos demuestran que ciencias; y una de las primeras condiciones de su vida y de
los datos experimenralcs en los que ante todo se fundat la su progreso en el mundo, es su contecto íntimo con las disci-
filosofía, responden perfectamente a su carácter de ciencia plinas inferiores interpretando y fecundando slrs datos.
supreme y universal; estos datos se los proporciona un ins- En la medida en que se ocupa asl en interpretar, con la
trumento -la evidencia sensible- anterior a la observación ayuda de sus propias verdadcs, los hechos o las teorías, que
científica, infinitanlente más seguro que las inducciones de la ciencia positiva tiene por demostrados, los errores o las in-
las ciencias, y que está al alcance de todos los hombres; y suficiencias de la ciencia positiva pueden introciucir inciden-
consiste en verdades de hecho tan sencillas que tienen un va- talmente en una corriente filosófica verdadera' detalles cadu-
lor universal, tan inmediatas y tan evidentes que su certez4 cos, cosa que puede suceder a lo largo del desarrollo humano
es superior a la de las verdades científicas mejor estableci- de la filosofía; esas disciplinas inferior€s no pueden falsear
das (1o5). una filosofía sino en la medida en gue ésta se aleie de su Pro-
Estas obscrvaciones ayudan también a comprender por qué pia naturaleza, o se encadene a esás ciencias inferiores (t00).
los errores de orden puremente científico que se pueden en- &) Se echa de ver por todo lo dicho que por razón de l¿
cont:ar en los comentarios antiguos de la filosofía de Aristó- nanraleza y de las exigencias de le filosofía, es necesffio gue
teles,ry de Santo Tomás, comentarios o exposiciones necesa- ésta esté informada, hasta donde Ie sea posible, del estado de
rianlitntc concebidos en función del estado.tle las ciencias las ciencias en cttda época, a condición, se entiende, de que la
en ese tiernpo, en nada afcctan a la vcrdad de esta filosofía. verdad filosófica pennanezca con libertad de acción a su
Es que ninguna filosofía es más ficl que la de Aristóteles y la respecto. Seguramente, aunque el filósofo, como tal, no tiene
por qué echar mano de las proposiciones de las ciencias par-
(I0t) A cste dato fundamental pucdcn venir ¡ añrdirse, pcro a título
secundario y para confirmarlo, los hecbo¡ particularcs descubiertos, ticulares p^r^ establecer sus propies tesis, debe,'sin embargo,
controlados, mcdidos por la observación y la e:,perimentación cientí- emplearlas: 19, para ilustrar convenientemente zus principios;
ficas. Nótcse quc las verdadcs totalmente evidentes, que constituyen 2Q, para c onf irmdr sus conclusiones; 39, pan int erpr etm, acla-
le base más fundamental de la filosofía, deben distingui¡se con cuida- rar y asimilar los resultados adquiridos por las ciencias en l¿
do de cienas interpretacione¡ de la oxperiencia wlgar que no son sino
proposiciones seudocitntíficar. Si, por eiemplo, en filosofía nanral se medida que interese a los problemas filosóficos; 49, para
recurriera, para probar la realidad dc los cambios susranciales, a.l argu- refutar las obleciones y los errores que precendieran apoyarse
menro de quc el agua es un cucrpo líquido, mieht¡as que el hidrógeno en los resultados de la ciencia.
y el oxígeno sorr gdteotos, tal razonamiento estaría fundado, no en una
verdad de evidcncia sc.rsible, sjno en vn etror de orden cientifico (los lroe) Ei pecado de los escolásticos dccadentes de los siglos nn-y
mismos cuerpos inorgánicos pueden, en efecto, hallarse en los tres es- n¿¡ fué el ñaber creíclo y haber heclro creer que la filosofía de Aris'
tados: sóüdo, líquido y gaseoso). Una buena información científic¿ tóteles y de San¡o Tomás estaba ligada así a los er¡ores de la ciencia
a1'uda grandemente al filósofo a evirar rales e¡rorcc antig'ua, de la que es totalmei¡ce inde¡rendienre.
NATUMLEZA DE LA FILOSOPíA.
- CONCLUSIONES r.A, FILOSOFIA Y LA TEOTÍ]GIA 1ür

Por oua razón es también riecesario il


filósofo el esrudio ú. Lt rn osopf¿ y LA TEolocle'. filoscfía¡rla
de las ciencias, porque su propia formación le exige ir zubien- -I-a de las c¡encías
deór,
más alta de las ciencias hurnanas, es
do de lo imperfecto a lo más perfecto, y pasar por la dis- estuaianlos sAes a la luz natural de la mzón Pero
ciplina de las ciencias anrcs de üegar al campo de Ia sabi-
hay una ciencia superior a eil¿. Si en efecto existe une
du¡ía (!o?).
ciencia que sea en el hombre r¡na participeción de le
Es una reaüdad que todos los grandes filósofos han cono-
cido a fondo las ciencias de su época; algunos han sido a la
ciencia propia del mismo Dios, ella será evidentemente
vez grandes sabios (Aristóteles, Alberro Magno, Leibniz), más alta que la más elevada ciencia humana. Y ésta es
y algunos de lo$ principales descubrimientos científicos se de- la teología.
ben a filósofos, por ejemplo, los descubrimientos maremári-
cos de Pitágoras, de Descartes o de Leibniz. I,. prtrU* f""t"eh rignifi ios: la ciencÍe o
Nótese bien que es más provechoso para la formación de! co adquirir na-
filósofo poseer a la perfección una solJciencia, que conocer turalmente por las fuerzas de la razón, y que nos hace cono-
varias superficialmente y a través de obras de segunda rnano. cer a Dios por medio de las neafin¿rs, conlo autor del ordco
Sin soñar con poseerlas todas con Ia perfección del sabio, Io natural, es una ciencia filosófica -la parte más elevada de l¿
que es imposible, dada la especialización que sería necesaria, hletafísice-r eü€ se llama Teodicea o teología neru¡al. L¿
debe sin embargo el filósofo procruruse un conocimienro ciencia de Dios, que no podemos adquirir naturalmente por
suficientemenre profundo del cóniunro de las ciencias par- Ias soles fuerzas de la razón, sino que supone que Dios misrno
ticulares; cosa que no es imposible, como Io demuestra el se ha dado a conocer a los hombres por rnedio de la revela-
ejemplo de algunos grandes talentos. ción, de modo que nuestra rez6n, esclarecida por la fe, dedu-
ce luego de esta misma revelación las conclusiones que ella
implica, es la Teología sobrenaturd o más brevemente, la
CoNc¿usróx Il.-La filosofía es la mít Teología. De esta ciencia"queremos hablar ahora.
eievada de ias citncffi
Tiene por obieto algo absoluamente inaccesible a la razón
derumente una sabiduría. Las onas ciencios natural de. las crienrras todas; a Dios conocido en sf mitmo,
@asaelloenelsen- en su propia vida divina o, como sc dice, "baio la razón dc
üdo de que las juzga, las dirige y def iende, Deidad", y no a Dios como cause de le creatura y autor del
sus principíos. En cambio, ella es libre con orden naturah y todo lo que ella conoce, lo conoce en fun-
respecto a las ciencias ! no depende de ella¡ ción de Dios así considerado, mientras que todo lo que conocc
sino como de los rNsrRUMENtos de que Ia rnetafísica, sin exceptuar a Dios misrno, lo conoce en fun-
echd mano. ción del ser en general.
(r07) El esodio de las ciencias cs rgualmentc oeceserio
Tiene por principios las verdades formalrnente reveladas
al filósofo,
para ponerlo en siruación dc distinguir la ¿videlcia ptimerc y por Dios (dogmas o artículos de fe) y por principal críre-
funde-
de fa experiench, rfum de verdad la ar¡toridad de Dios que revela.
T*tlJ. .dc cienat intetpretocionet inlgares y seado-
cimtífi-ctt y yalldad, tales como la hipótcsis del movimiento del sol Su luz es, no la simple.luz natural de la raz6n, sino la luz
¡trcdedor de la uern, o le opinión i¡rcflciva de que tal cuerpo in- de la razón esclarecida por la f.e; retseloción obual la llarnan
orgánico sería esencialmentc iíquido y ul orro csencial¡nentc sólido
o g¡s€oso. (Ver l¡ not¿ l0f.) los teólogos, cs decir, la revelación en clunto condene vir-
r0? NATURALEZA DE LA TILOSOFIA. @NCLT'SIONES tol
- I

tualmente las conclusiones que la nz6n ouede deducir de cio de dirección, pero dirección ilskgliva, que consiste
clla.
_
én-declarar falsa toda proposición filosófica incompati-
Por la elevación de su objeto, como por la ceneza de sus a
principios y por la excelencia de su luz, la teología está, pues, i¿ hs conclusiones dadas
por encima de todas las ciencias pruamente humanas. Y aun- por los filósofos.
gue no posee Ia evidencia de sus principios, que son creídos
por el teólogo, mientras que los principios de la filosofía son L¡ filosofí¡
aistos por el filósofo, es una ciencia rnás elevad¿ que la filoso- está en sus
fít: el argurnento sacado o fundado en la autoridad cs en conclusionel
la no en sus prin-
efecto el más pobre de todos los argumentoE cuando se cipios, some-
trata de la autoridad de los hombres; pero e! argumento basa- tida a l¡ teo-
do en la autoridad de Dios, que revelq es el más fuert* y no se derivan de los de Iogíe.
eficaz de todos ellos ltoe¡. La reología, en fin, que considera la teología. De igual modo, la luj.por medio de la cual
al Ser que está sobre todas laí causas, merece, a títt¡lo mucho la filosofía conoce su obieto"bs indcpendiente de la teo-
más elevado que Ia merafisica, el nombre de sabiduría. Es l¿ logía, por ser esta luz, la luz de la, razón, autónoma ert su
sabiduría por excelencia (toe¡. propio terreno ("'). ffilFE.;ffiF-or la cual Ia filo-
sofía no es dirigida positiaanxente por la teología (tr2),
¿Cuáles son las relaciones de la filosofía con la tec- ni tiene necesidad de la teología. para la defensa de sus
logíal principios. Y en su terreno se desenvuelve de una manere
¡) A ¡n¡lo de ciencie superior, ta teotogía ¿utónoma, aunque esté sometida al control externo y a
la regulación negativa de la teología.
JUZGA
deberían jamás desconocer los derechos que ta teología tienc sobre la
a la fiiosofía del mismo modo que la filosofla )uzga a filosofía y las ciencias. Pod¡ían, sin embargo, recusar en tal o cual ca-
las ciencias( 110). Le corresponde, pues, sobre ella el ofi- so panicular, no cienamente Ia autoridad de la lglesia, pero sí Ia opi-
nión de tal teólogo, ya que el teólogo no es órgano de la teología,
, Qoa) "Licet loct¿s ab aactori¡ate, quae fundatw cupea ratione bona- y puedc engañarse.
ria, .infirmisinnas, locus tm¡tcn ab mtctoritote qtne ftmdatut niper
s.it (rrr) Est¿ luz ríene valor propio y en filosofía se basta a sí rnisme;
rnllatllne dhina, en efficacissirtrus.', S¡xro TouÁs, Sum th.r I, q. l, Io cual no impide que pueda también --en la teología, no en Ia filo-
a. I, ad 2. sofía-, servir de instrumento a una luz más elevada; Io cual no sigo.i-
(r00) I-a teología es la sabiduría teó¡ic¡ por excelencia, sabiduría fic¡ ciercamente que la razón hunrana en sus mismos principios no esté
que conoce a Dios por la inteligencia y por las ideas, es deciq por el sr¡bordinada a la [nteligencia primera.
procedinrienro normal de la ciencie hurrr¿na. FIay otra ciencia tódsvía (112) La teología puede oricntar las investigaciones del filósofo cn
rnás clevada, qr¡e es un don del Espíritu Srntoi ésta da a conocer a un sentido más que en otro, y se puede decir que entonces lo dirigc
Dios e:cperinre¡rslme¡te y por_le caridad; y hace iuzgar las cosas di- ¡-rosidvamente pet'accident. Pero absolutamente hablando, la teología
v¡nae ¡risrrnuva¡nenre, éomo el hombre vimroso iuzga de la vi¡rud u,r dirige a l¡ filosofía sino negativamente, como queda indicado 3nte-
(oet nndnn inclinationis), y no científicamenre como el mo¡*¿üsr¿ ¡iormente. No la dirige posilivarnente ni de manera directa, propor-
juzga de la yirnrd (pn modum cagnitioms). Gf. Sa¡rro T.orra.[s,
S;ira. cionándole srs medios de probar (como hace la Fe respecto de l¡
r/r, l, q, 1, a 6 ad 3. Apologética),.ni de un modo indirecto, ordenando sus pancs (como'
(¡to) Ver anrcriorrnenre págs. S9 y 90.
-El filósofo y el sabio no l¿ filosofía orden¿ las ciencias).
NATURALEZA DE I,/\ FII¡SOTÍA. - CONCLUSIONES
LA FILOSOFiA Y LA TEOLOGIA r05

Se conrprende por lo expuesto que la filoso fía y la reología efectivamente ciertas verdades, entonces necesariamente l¡
son perfectamenre distintas, y que sería ¡idículo en un filo- ¡azón humana se apoyará en ellas como sobre principios cier-
sofo invocar, para probar une tesis de filosofía, Ia auroridad tos de conocimiento y constituiri así una ciencia, que será la
dé Ia revelación, como sería ridículo que un geómetra qui- teología. Y si la teología es una ciencia, se seguirá lógicamen-
siera demostrar un teorema con la ayuda de un medio físico, te que deberá eiercer funciones de norma negativa con rela-
pesando, por ejemplo, las figuras quc compara. Pero si son ción a la filosofía, ya que una misma cosa no puede ser ver-
perfectamente distintas, la filosofía y la teologíe, no están dadera en filosofía y falsa en teología (11{).
sepüradds; y la filosofía, siendo como es entre todas las cien-
cias humanas, la ciencia libre por excelencia, en el sentido il Por otre parte la filosofía presta a la teología los
de que se desenvuelve según principios_ y leyes que no de- mayores servicios.
a .-
penden de ninguna ciencia superior a ella, está sin embargo propias demosuaciónes, los principios establecidos por la
limitada en su liberrad -en la libertad de engañarse-, en el filosofía. En estos casos la filosofía se hace instrurnento
sentido de estar sometida a la teología que la conrrola exter- iil-iiEología, y por esta razón, es decir, cuando se pone
namente.
al servicio del razonamiento teológico, es llamada ancilla
En el siglo xvu,la reforma filosófica de Descartes tuvo por theologiae. Porque en sí misma, y cuando trabaja para es-
efecto separor la filosofía de la teología (ttt), al negar a la
teología el derecho de vigilancia y su función de norma ne-
iáElEFzus propias conclusiones, no es sierva, sino autó-
gativ-e respecto de la filosofía: lo que equivalia a decir que
noma y libre, sometida solamente al control externo y a
la teología no es una ciencia, sino simplemente una disciplina la dirección negativa de la teología.
práctica. y que la filosofía o sabiduría humana es la ciencie
absolutamente suprema, que no admite di¡ección de parte de a) La filosofía,lo hemos dicho anteriormente, se encuentr&
ninguna otra ciencia. Asf el cartesianismo, a pesar de las en la necesidad natural dc hacer uso, como de un instnrmento,
convicciones religiosas de Descartes, introducía el principio de la evidencia sensible, y aun, en cierto sentido, de las con-
de la filosof ía racionalisrd, que pretende negar e Dios el que clusiones de las ciencias particulares. La teología, consideradú
pueda hacernos conocer por revelación verdades que sobre- en sí misma, como ciencia subalterna de la ciencia de Dios
pasan el alcance natural de nuestra rnón. Si Dios nos revela y de los bienavenru¡ados, no tiene esa necesidad de hacer uso
de la filosofía; cs absolutamente independiente.
lrts¡ Podría decirse, es cierto, que según las intenciones de Descar- Sin embargo, de hecho, en rczón del sujeto en que radico,
tes se trataba más bien de emarrcipar e la filosófía dc la autoridad dc es decir, por causa de la pequeñez del espíritu humano que
cinta teología -de la teología escolásrica-, que consideraba sin nin- no puede razonar sobre las cosas de Dios sino por analogía
gún valor, por apoyarse en la filosofía y la metafísica dc que hece
rso, en los principios de Aristóteles.
lrrr) La teoría de I¡ doble verdad, según la cual una misma cos¡
- De hecho, sin embargo, rompía con la teología misma, al romper con
la teologír cscolásricq que es la teotogía traJicional dc h lglesia; so- puede ser verdadcra en filosofíe y falsa en teología, fué inventada por
bre todo, porque l¡ noción que de la ciencia se formaba, significaba los averroístas dc la eded media que querían escapar así a las censu-
la negación de la teologíe como ciencia. y cn todo ceso su reforme ¡as de l¿ lglesia. Baio divers¡s formas ha sido repetide en los tiempos
tuvo por efecto ¡restnr ¡ ls filosofía a proclamarsc independiente en rnodernos por todos aquellos quei como los modemistas de ahora,
absoluto_de la teología. (Cf. Br,oxoer. Lc chri¡tiani¡mc ic Descartcs, quieren guardar el nombrc dc católicos y profesar übremente en filo-
'T,evr¡e de Met, ct de Moralc',, lB9ó.) sofí¡ doctrinas dcsm¡c¡oras dc los dogmas.
F

NATURALEZA DE L/\ Flr¡6orír. - coxcrus¡orEs ¿A FILOSOFíA Y LT TEOLOGÍA

con las de las criatu¡as, no puede desenvolverse sino sirvién-


logía que se llame Apologética (r10) y gue demuestre por cienr-
dose de la filosofía. Y no del modo como se ha servido el
plo, que los milagros son prueba de la misión divina de la
filósofo de las ciencias (116). Antes hemos visto que debe cl
Iglesia; en segundo lugrr, para drr alguna noción de los
filósofo emplear las proposiciones de las ciencias, no pera misterios de la fe por medio de analogías sacadas de las cria-
fundar en ellas sus propias conclusiones (al menos cuando se
turas -esí es como el teélogo empleará la doctrina filosófic¿
trata de conclusiones met4físicamente ciertas), sino solamen-
del aerbo mental (ttt) para ilustrar el dogma de la Trinidad;
te para ilusuar sus principios; y que por consiguiente un y en tercer lugar, para refuta¡ a los adversarios de'la fe,
sistema filosófico no necesita, para ser verdadero, que sea
necesariamente verdadero el material científico que emplea. -por ejemplo la teología explicará por la teoría filosóficr de
la cuantiddd (uE) cómo el misterio de la Euca¡istía no repug-
El teólogo, en cambio, se sirve a cada instante de proposi- na en modo alguno ¡ la. raz6n.
ciones filosóficas para establecer sus propias conclusiones.
d) Nótese que si la filosofía sirve a la teologfa, a su vez
No es posible que un sistema teológico sea verdadero si la recibe de la teología apreciables servicios.
metafísica en gue se basa es falsa. De ahí le necesidad absolu-
En primer lugar, considerada en sí misma, está regulada y
ta €n que se encuentra el teólogo de poseer una filosofía sometida extcrnamente ¿l control y z b regulación negative
verdadera conforme con el sentido común.
de la teología; es protegida por Ia teología contra gran nú-
b) La filosofíqprecede normalmenre a la reología. Ciertas mero de errores: de este modo, si su libertad de enggñarse
granlfes vertai como los queda así restringida, resulta grandemente fortalecida en su
preámbulos de la fe. Esras verdades, percibidas natural?nente
libertad de ir hacia la verdad (rr0).
por todos los hornbres mediante el sentido común, son cono-
En segundo lugar, considerada como instrumento de la
cidas y establecidas científ icmtente por la filosofía. La teo-
teología, se ve obligada a precisar y a afínt ciertos concePtos
Iogía, ciencia de Ia fe, supone, pues, el conocimiento filosó-
fico de estas mismas verdades.
y ciertas tebrías fundamentales que, de otro modo, hubiera
acaso descuidado. Así, por eiemplo, le filosofí¿ tomista debe
c) La filosofía, tomada corno instrumenro de la teología, a la teología el heber sido obligada a es$diar y aclarar la
sirve a ésta de t-res mencras principales. La teología hace uso
docuin¿ de la naturalezt y de la persona' o a alcanzar la per-
de clla, primeramenre, pera esrablecer ias verdrdes que se re-
fección en l¿ teoríe de los hábitos, etc.
fieren a los fundamentos de la fe, en aquella parte de la teo-
lrrc) V. Genn¡cou-L¡crlxce, Da Reaelatione, Paris, Gabalda, 1918.
(rro) f,rt¿ diferencia enue el caso de h teología con relación a ta vol. t, cap. II.
filosofía y el de la filosofía con relación a las cicncias particulares, lrrr¡ Docrrine que se es¡¡dia en psicología.
proviene de que, siendo la teología una parcicipación de le sabiduría
1:.ra) Teoría expue$a en cosmología.
divine, la mente hurnana cs demasi¡do débil enfrente de ellr, y se ve
forzada, para deducir las conclusiones, a vaterse, como de piemisas, 1r'rr) Le razón puede, con su propio esfuerzo, eviter el error en cual-
quier purlto panicular en el terreno filosófico; pero dada la debiüdad
do las conclusioaes establecidas por una disciplina infe¡ior.
de Ia ¡ram¡dcz¿ human¿, no puede, sin la ayuda de la gracia, evier
, Fero la filosofía" siendo srbiduría humana, a la que la razón puedc todo e¡ror an todas la caestiones tmnadas en coniunto. En otros tér-
rninos" no puedc sin una gracia especial o sin l¡ dirección negativa de
üegnr, aunque difícilmenre, con solas sus fuer¿as nirurales, el espiriru
bumano dcbe poder deduci¡ de cllr conclusiones cienas ( y sobre todo
l¿ revelación y dc la teología, constirut una sabiduria perfecta. (Cf-
conclusiones metafísicamente ciertas), sin emptear como premisas las
Se¡rro Tou,ts, Stcm tb.r I, Q. l, a. l; Sum. cottto Gmt., l, I. c. 4. Ga'
conclusioncs de las ciencirs a la cuales es superior cn dignidad y cn
ir.¡¡cou-L,rcn¡xc,r- Dc Rcvelatione, l, I, p. 4ll y siss')
certgzl.
108 NATURAIJZA DE LA FII¡SOFIA. CONCLUSIONES LA FILGSOFÍA Y EL SENT¡DO COMÚ}| !0t
-
puede deci¡ con verdad las palabras de Leonardo de Vinci:
. CoNc¿uslóN III. La teología o ciencia
- es cosafácil al hombre hacerse universal, facile cosa é farsi
d, Dios, * c**to ooffiTido o ,ono- ¿miaersale.
cer po? la rcaelación. está bor encima de la
.-La ciencia vulgar vestá para l¿ mayor p
a
encuanto@olló, dE simnles ooiniones de creencias más o menos funda-
sino en cut nto a sas conclusiones,
-- sobre las ffifundamento sólido de certeza ver-
cuales ejerce dfilarrcía
Ia teología, que rc-
i
dader r
gula así negativammte a la filosofía. F?átos de la e>.periencie sensible (por ejemplo, los
cuerpos tienen longitud, latitud y profundidad); en
27. Ls rnosorf.¡ y EL sENTroo co¡vrrjr¡.-Antes de segundo lugar, principios inteligibles evidentes por sí
conocer las-cosas_ por un conocimiento científico o per- rnismos (como por eiemplo: el todo es mayor que la
{ecto, por ld reflerión, y por s.as causas,las conoce¡nos parte, todo lo que sucede tiene una caus¿, etc.); en ter-
de una manera imperfecta (conocimiento vtigar), cer término, las consecuencias derivadas de esos misrnos El sentido,
principios (conclusiones inmediatas). Estas certezas que comun.
Nótese que no solarnente cornenzamos por este conoci- brotan espontáneamente de nuestro espíritu desde que te-
miento vulgar, sino que con él continuamos, perfeccionán-
nernos uso de ttzón, son en nosotros obra de la natu¡a-
dolo más o menos con nuestros estudios y nuestras lecturas,
con relación a la inmenga mayorfa de las cosas de las que no
leza,y se las puede llamar un don nanlral (t"), y afirmar
tenemos ciencia propiamenre dicha. que radican en la apreciación natural, en el consenti-
Ahora bien, si se trata de los dominios de las cflisas segun- miento, en el instinto, en el sentido natural de la inteli-
dcs, es imposible a un hombre adquirir, con la perfecció-n de gencia. Con,o derivan cle la misma naturaleza del hom-
un sabio, la ciencia de todo; dicho de ouo modo, especiali- bre, esos conocimientos deben encontrarse en todos los
zlrse en todas las ciencia. ¡Feliz el que llegue a pósee, a hombres, dicho de orro modo, ser €o?nwves a todos los
fondo una sola ciencia! Respecro a las demás, deberá con- hombres. Por esta razón se puede decir que radican en
tentÍrrse con un conocimiento que, por enriquecido y per- el iuicio comirn o en el consentimiento, o en el instinto,
feccion¿do que see en quien se llama hombte culto, ei decir o en el sentído cotnítn de la hurnanidad.
insuuído en Ia ciencia dc los demás, queda muy por debalo s Las grandes verdades sin las cuales la vida moral del
de la ciencia propiarnente dicha.
hombre es irnposible -+l conocimiento de la existencia
r Pero si se trata del dominio d.e lts causas primnas, y no de
de Dios, del libre albedrío, etc.-, pertenecen a este do-
las segundas, entonces le es posible a un hombre elevarse a la
cicncia dc todas las cosas; porque es propio precisamente de
minio del sentido -omún, como consecuencias inmediata-
la ciencia que se llame filosoffa el conócer todas las cosas coordinación o la sistematiz¿ción de las ciencias. seríe necesario, panr
por las primeraJcausas (tro); y del filósofo es de guien se llegar a ella, poseer a la perfección rodas las ciencias, es decir e.rpa-
cializcrue m todo; en otros términos, sería absoluramenre imposiblc
(rto) Por aquí se ve ta prodigiosa decepción en que se rcsuelve l" poscc* !a filcsofía.
conccpción positivisr¡ de l¡ filosoff¡: si le filosdfl¡ no fuera sino la (13r) Kreurc?N, Ld filotofía escoláttica, t. l. p. 419.
¡t0 NÁTt RALEZA DE r.,rr Frl,o6orf¿.
- coNcr.ustoNEs ut r¡¿osoril Y EL SENTIDo covÚx !¡t

mente deducidas (conclusiones próximas) de los hechos Bergson en nuestros días). Pero entonces ese senddo común
primordiales que provienen de la observación y de los sería ciego, porque no hay en nosotros otra luz que la de la
primeros principios comprendidos poi la inteügencia. inteligencia o de la rtz6n. La luz del sentido cowún es ¡adi-
cüImente Ia mimtd luz qw Ia de la ciencia, es Ia lut natural
Los hombres, a menos de estar deformados por una mala
de ta inteligencíd. Pero en el caso del senrido común esta luz
educación o un vicio cualquiera de la razón, poseen cer- no vuelve sobre sí misma por la refuxión crírica y no se Per-
teze nanual de estas verdades. Pero aquellos cuya inte- fccciona por lcr que llamaremos más adelante un habitas cien-
ligencia no ha sido cultivada no saben d¿r razón de estas tífico.
certezes o la dan rorcidamenteo es decir, no saben expli-'
car por qué las poseen. ¿Cuáles son las relaciones de la filosofía con el sentido
o Estos conocimientos del senddo común, conclusiones común?
de un razonamiento implícito, no están menos fundados t ) La filosofía no ha de landatse, como quería la es- noL¡está
filosofí¡
fun-
que los conocimientos de la ciencia. Fero el que los po- cuela ei@nddo común, torna- dada sobrc le
see no conoce, o conoce mal, el fundamento que tiencn do pura y simplemente como consendmiento común o autorid¡d del
en é1. Son, pues, imperfectos, no en cuanto al valor de restimonió universal de los hombres o como inseinto que ¡cn-tido co-
:"' --:--'--. .--- mún, tomado
su verdad, sino en cuanto zl modo o al estado que tienen se impone de hecho. L¿ filosofía se funda en la evidglr- ;;;" instinto
en su espíriru. cia. no cn la autoridad. o consenso
urtwersal de
En cuanto a las verdades evidentes por sí mismas (por ffi ver en el senddo común la inte- ra hum¡nided'
eiernplo, el todo cs más grande que la parre, todo lo que ligcncia inmediata de los prirneros p.in.ffi';;;;;;;.
sucede tiene una causa, etc.), que son objeto de lo que se pór sí rnismos, que es uno de los elernentos del sennido Pero, ell¡
llama la inteligencia de los principios, y cuya cerreza es común, .rrtonces se puede decir que *-: !a fucnte de Í;L"riri;"|:
-g:r"
superior a la de todas las conclusiones de la ciencia, el donde deriva toda la filosofía. La filosofía, en efecto, n"ru¡"f d. tos
senddo común tiene un conocimienco de modo igual- tiene por principi.os Prrmeros Prin-
cI'ros'
mente imperf ecto, en cuanro gue es confuso e implícito. las nvroeNcns primeras
El senddo común es de esta suerre como el iuicio ¡lg- que dan
cto en su mo- NATUR.ALMENTE
o'aü4,a9., oe Ia razon humana.
e nuestro espíriru sus certezas prímordiales.
Notemos bien que si la filosofía encuenua sus prinei-
Por razón de su carácrei complctamente espontáneo y de
pios ya proclamados por el sentido común, sin embargo,
su incapacidad de dar razón de esta certeza, cienos-filóiofos
han querido ver en él una facultad espeeiol y puramente ins- no los acepta como ules por este hecho, ni por la auto-
tintiva sin ¡elación con la inteligencia (escuelá escocesa, fin ridad del sentido común tomedo como consendmfer¡to
del siglo xvur y comienzos del xrx, Reid, Dugald Stewart; en general o como insrinto común de la trumanidad, s;no
Fra1ci1, Jouffroy), o vi sentintiento extraio y super.ior a Ia solamen[e por la absoluta y única autoridad de la evi-
razón (escuela intuitivista, o sendmentalista, Róusseau, den*ia.
Jacobi,
I
I T

l12 NA'fT'Rá¡.EZA DE LJI T¡II)SOTÍA. - CONCLUSIONES re nlr.ososf¿ rr EL sENTrDo couúu

Si se considera, en fin, todo el coniunto de verda- o no s¿be claramente el porqué de lo que sabe. En este sen-
3) rido ia filosofla conr¡ola el senrido cornirn, como el arte del
dei lprincipios y conclusiones) conocidas Por el sentido
poeta controla el ¡irmo narural del lenguaje.
cornún con certeza, pero de un modo imperfecto, hay
El sentido que conctub que la filosofía es superior al sentido co- Sin embargo, el senddo común tiene el derecho y el
ccmún es co- deber de oponerse a toda docrrina filosófica quc nie-
mo una filo- mún,
como el estado perfecto de una cosa (es decir el Pero él pue.
al estddo gue cualquiera de las verdades de las que él posee naru- de iuzgar por
sof ie imper- estado ciendfico del conocimiento) es superior accidentc l¿
fecta y em- in,perfecto o rudimentario de la rnisma cosa (es decir al
ral certeza, como el inferior riene el derecho y el deber filosofía"
de resistir al superior que obre de una nranera eviden-
estado precientífico de ese misrno conocimiento, por lo
brionaria.
temente insensata. Porque desde el momento que la ver-
dernás verdadero y cierto en los dos casos).
dad se nos manifiesra de cualquier modo que sea, es un
desorden no adherirse a ella. El sentido común puede así
a) Si se considera en el sentido común no las conclusiones
a las que se adhiere, sino solanrente los principios, el sentido J¡JZCAR ACCIDENTALMENTE
conrún es inferior a la filosofía en cuanto al modo de conocer,
a Ia filosofía.
pero €n cuanto al objeto y ab luz dei conocimiento, es supe-
rior a Ia filosofía y a todas las ciencias. Porque una y oüa$
a) Se cuenta que Diógenes, al exponer Zxn6n de Elea en
derivan de la eaidencia natural de los primeros ptincipios
su pi'esencia los argumentos contre la posibilidad del movi-
(sobre los cuales la filosofía vuelve -en Crítica- Para esnF
rniento, por toda respueste se levantó y comenzó a andar.
diarlos científicamenre, mientras que las demás ciencias se
trgualmente a Desca¡tes que sostenía que el movimiento es
contentan con sólo esa evidencia narural).
relativo_ o "recíproco", de suerte que es indiferente decir que
b) Lt filosofía tata científicúnente las tres categorías de ei móvil se mueve hacia su meta o que la mete se mueve hacia
verdades instintiqtamezre atestiguadas por el sentido común:
.10, el móvil, el filósofo inglés Henry More respondía que cuan-
las verdades de hecho, fruto de la experiencia sensible; y
do un hombre corre hacia una mera, lleno de faúga (r22),
20, los primeros principios de la inteligencia, evidentes en sf
sabe muy bien cuál de los dos, él o la meta, está realmence en
mismos; en el sentido en que elle los aclara por medio de Ia movimiento.
reflexión crítica y los defiende racionalmente; 3t las conse- Estas reclamaciones del sentido común, fundadas en'la
cuencias inmediatemente deducidas de esos prfuneros princi- cvidencia sensible, eran perfectamente justas. Añadamos, sin
pios, en cuanto los denruestr¿ racionelmente. embargo, que eran insuficientes, no para hacer ver que eran
Además, donde el sentido común se detiene para dar lugar crróneas las tesis de Zenón y de Descarres, sino pan juz-
a las'simples opiniones del conocimiento wlgar, la filosofía garlas corno errores filosóficos. Fara eso hubiera sido preciso
continúa ensanchando indefinidamente el campo de la cer- refutar filosóficamente los argumenros de estos filósofos y
teza científica. $*í la filosofía iustifica y continúa el sentido demostrar por qué y en qué erraban.
común, como el a$e del poeta' por eiemplo, fustifica y con- á) Nótese que si en sí misma, y para establecer zus pruebas,
tinúa el ritmo natural del lenguaie.,A ella Pertenece también la filosofía no depende de la autoridad del scntido común
iuzgar cuáles son las certezas que pertenecen, en verdad, al tomatlo corno consentimiento general o instinto común de los
sentido común y cuál es nr verdadero alcance; tarea que el
(r:2) Cana de f de marzo de ló49.
sentido común no sabrla reaüzar, por el hecho de que ignora
It4 r,¡ F¡rnaoFln r.¡ rn¡sorl¡ Y D,L SENTTDO Co¡vr{r¡l t¡J
NATr,rRárEzA DE
- coxc¡,ustoNaft

hombres, depende sin embargo de ella en cierta manera (ma- dio ent¡e dos errores extremos, como una cumbre cntre dos
rl
teridmentc o en razón del sujeto) en nr génesis de cosa hu- valles.
l,f
mana y para ine formando en el espírinr de los filósofos. h, Filosofía de Aristóteles y de
Bajo este especto se podria comperar a la filosofía o a la Santo Tottz,ás.
ciencia con un edificio, y las grandes conclusiones precient!
ficas del ser¡tido csrnfin (existencia de Dios, del libre arbi- Le cettezs que nos pro-
trio, etc.), a los andamios levantados anteriormente por la porciona el sentido común
nah¡raleze" El monurnento, un¿ vez construído se mentiene es váüda, y la ciencia yerra
en pie por sl misnro sobre la rocq es decir, sobre la evidencia si la contradice. Pero la fi-
nao¡al de los primeros principios, sin necesidad del anda- losofía tiene como funda-
miaie.Pero sin éste no hubiera sido posible zu constmcción. mento la evidencia que le
procura la inteügancia, y no
c) Sc comprende por lo dicho cuán irracional es la filo-
sofla qug con pretexto de conocer científicamente las cosas, la autoridad del sentido
rechaza a priori y sistemáticamente el sentido común, y rom-
común.
pe con la certeza natural que él le proporciona. Desca¡tes
(que bajo otros aspectos y en zu misn¡o concepco de la cien-
Escuela etcocesa. Escuelas rucionalista, aiti-
cista, modernista.
ciq concede dem¿siado al sentido común), comenzó estr obra
de separación,-no admitiendo por una perte, como certeze No solamente es válida la No sol¿mente la autori-
válida, sino la certei¿e científica, y negandq por consiguiente, certeza del sentido común; dad del sentido común es
el valor inuínseco de la certeza del sentido común: por otra la autoridad del senrido co- inepta para servir de funda-
parte sosteniendo en zu filosofía varias tesis incompatibles con mún, que se impone como mento a la filosofía, sino
esa misma certeza. Su discípulo Malebranche, y sobre todo, un instinto ciego, debe ser. que todas las cenezas que
los filósofos criticisras inspirados en Kang y después ciertos vir de fundamento a la fi- nos vengan del sentido co-
filósofos "modernistas", hen llevado esta tendencia hasta su losofía. mún carecen de todo valor
último extremoi finalmente para algunos de estos filósofos especulativo.
basta que una proposición esté conforme con el sentido co-
mún para gue nos deba parecer sospechosa o deba ser nega- Se comprende por lo que acaba de deci¡se el papel
da por la ciencia, que sería rebajada por la "simplicidad" de lo importante que desempeña la certeza que nos procura el
vulgar, si esa proposición no efirrna lo contrario de aquello senddo común en la iniciación de la filosofía. Lcs que
que todos los hombres denen por verdadero. cc¡mienzan el esrudio de la misma y van a poners€ en
Nótese sin embargo que cuanro más penerante cs la inte- conracro con los problemas más insospechados e inexplo-
ligencia de un hombre, más profundÍ¡s son sus convicciones rados, deben apoyerse con absolura confianza en la cer-
naturales. De moclo que despreciar el senrido común es signo, teza que proporciona el senddo común, de la que se en-
no de suficiencia. sino dr debilidad inrelecrual. cuenuan ya poseedores, y gue les ayudará a pasar a otros
d,l Se comprende además que en lo que concie¡ne el sen- conocimienros superiores y más perfecros, a los conoci-
tido común, como asimismo a la meyor parte de los grandes
mienros y certeza de la ciencia misma.
problernas filosóficos, la filosofía tomisra ocupa el justo me-
I
t¡6 NATI'NAT,EZA DE L.A T¡¡¡SOFÍA.
-OONCf,,USIONES
METODO DE LA F¡ÍOSOF"IA il7

Co.ucr,us¡ór¡ IV. La filosof ía no se fun- zones que nos dan el porqué supremo de todas las cosas.
-
dd en la autoridod del sentido común to?ttd- Y el filósofo debe dedicarse )¡ prestar atención a todas
do como consentimiento general o con o un las cosas, y no a una sola idea de su rnente.
instinto común de la humdnidad; deriva sin Debe también saber muy bien que si la filosofia per-
anbargo del smtido común, si se lo consi- mite a la inteligencia humana llegar con absolum certe-
dera ctwto la inteligencid de los primnos za, e lx más altas y más profilndas realidades del orden
princ ipio s inntediatamente eaidente :. natural, no puede sin embargo pretender agotar esas mis-
mas realidades, o hacerlas entender tan proflrndarnente
Es superior al sentido común, como el es-
tado perfectó o "científico" de un conoci- como son cognoscibles. Desde este punto de vista la
miento aerdadero es sTr,períor al estado im- ciencia no suprime el misterio que se encierra en las co-
perfecto o "üulgar" de este misnto conoci- sas, es decir lo que tienen todavía de ignorado e inex-
miento. Sin embargo,ld filosofíd pwede ser plorado, antes bien lo observ¡ y lo precisa (126); justa-
accídentalmente juzgada por el sentido co- mente porque sabe, no llega nunca a saberlo todo. Ll
ttnin. sabio o filósofo sabe todas las cosas, en el sentido de que
les conoce en sus causas supremas, pero no sabe, está in-
28. El método de la filosofía debe ser obieto.'de una finitamente lejos de saber todo de todas las cosa's. For lo
-
sección especial en un curso de esta ciencia. Diren-ios bre- demás, ignorancia no es error: le basta a la filosofía saber
vemente aquí que la filosofía no se consrruye a priori a coq certeza lo que le conviene saber, lo que esencialmen-
de pertir de un hecho elegido por el filósofo (Cagito de te nos conviene saber; más aún, es preferible no saber
.reMétodo.
rr¡oso¡ra Descanes) las cosas que apartan al espíritu del conocimiento rnás ele-
o de un principio cualquiera escogido arbi-
vado, según las palabras de Tácito: nescire quaedmn,
trariannente por él (Sustancia de Spinc'za, Yo pr*o de
lndgna pms est sdpíentiae.
Fichte, Absoluto de Scheling, Idea de Flegel), y" criyas
(12!) Ari$órcles (Metaf . l. fn cap. 2) dice que Ia causa ocasional de
consecuarici¿s va desarroll¿ndo artísricarnenrc. La filo-
la filosofí¿ s ls admiratio(tó 0supútel),es decir, Ia cxtrañeza mez-
sofía tiene como principios forrnirles los primeros princi- cl¿da de temor, extrañeza que el conocimiento hace desaparecer. En-
pios que se deriran de !a noción del ser y de los que la tendamos con este palabra la ev"rañeza que no comprende, no !a ad-
miración que comprerlde. tril sabio no se extraña de nada, porque co-
luz de la inreligencia saca todo su vigor (r23), y por orra noce las Ítzones supreÍus de todas las cosas, pero adrnira rnucho rnás
parte tiene corno elententos mdteúales la experiencia y nne el ignorante. Cf. De pa*. afirn.Í,5.645, 1 16. Én r&or zoi6
qriorroÍg üveoti t¡ 0oupcoróv.
los hechos (12a), los hechos más simples y evidentes, so-
bre los cuales se apoya para elevarse a las causas y re-
(rtt) Esto cs lo que no ven los positivistas. (
(r¡r) E*o es lo que no cornprenden los intelectuales ¡ruros'-des-
de P¡nnénides hru Hegel*, que cons-un¡yen zu metafísica enter¡men- I
te a priorl I

i
I
I
CAPITULO SE,GUNDO
CAPTTTJLO II
I. F¡rtc¡ generalea de la filoeofi¡ , Nc
. 10
DIVTSXÓN DE LA FILOSOF'IA
{Lósica mcnor o formal: Reglas del
r. De url razonamicnto tt
rócrcr ) , t-t^--'---.--( La demosrración 29. Hemos considerado lo que es la filosofía; nos
CAPfT. II I Logtca may o7 t -
J4
I o material .llas ideas y el universa! It
-
resta dividirla en sus partes. Con ello la comprenderemos
DIVISIÓN
bajo un nuevo aspecto, y al mismo ticmpo nos pondre-
DE LA Filosofía de las m¿tenáticas. 39
rnos en contacto con sus principales problcmas: Será como
FILOSOFfA
Fitosofíade talEl mundo corporal' . 4{l un reconocimiento eiecutado por los exploradores antes
2. De l,r naturalezn .l El hombre 4l que las tropas se a¡riesguen a entrar en un país.
Il. Frinci- rrlosor'í¡,
ESPECU.
palea 4t
LATIVA ICrítica.
problemae
I I La csencia. t0 I. _LAS PARTES GEhIERALES DE LA FILOSOFIA
| | Sustancia y
Metafísica. . lOntologíal accidente. 5t
30. Cuando un hombre debe ef ecutar algún trabaio,
| [t"'.',::'l I It -
comienza prirnero ensayando de diversas formas el lns-
I
lTeodicea. tt trurnento que han puesto entrc sus manos, a fin de com-
prender bien el uso que de él puede y debe hacer.
t-'Dt !;^[pu¡ofía det olre. tt ¿Cuál es la tarea del filósofo? Adquirir el saber. ¿Cuál
.
lt-t.'l1"t^í rl;"o . . . . t6
PRÁC'TICA I cs el insuumento que ha de emplear para liegar a saber?
Lx razón. Prcciso será, plres, que el filósofo, antes de po- Lóg:ca
nerse a la tarea, comience por examinar la razóir para
precisar cóm<¡ la debe emplear. Ei csrudio
DE LA nazóN,
desde el punto de vista del recto uso de esta f¡culttd prra
llegar al conocimientro o
COMO MEDIO DE LLEGAR A LA VERDfiD'

es tro que se llarna


ra ¿óc¡c"u
I r21 I
DrvIsróN DB LA F¡LosoFla LAS PARTES CE,NERALES DA LA T¡rcSOFl[ r2¡

La lógica, pues, hablando con propiedad, es menos una diciones de ciencia o el rnodo de proceder que blla debe enr-
tra

pane de la filosofía, que una ciencia o un arte que se em- ¡rlear, drorov d¡rc lr¡reiv értotí¡pr¡v xcl tgórov érmr{¡rr¡E (128).
plea en filosofía (como en las demás ciencias) y que intro-
dute en la filosofía. Es una propedéutica a lt ciencia (r2E)- Después de esto, y cuando se ha aPrendido a maneirir
Las otres ciencias rJependen de ella en cuanto que Ia lógica bien el instrumentor puede el filósofo Ponerse a su tra-
enseña ld manerd de proceder en el saber; ahora bien, es baio.- Y en qué consiste este trabaio !o sabemos ya: en
preciso poseei los medios o los instrumentos del saber, antes adquirir.la cienci¿ de las cosas Por sus PrinciPios su-
de llegar a su adquisición. "
Dremos.
Teniendo eil cuenta el fin que nos proponemos, de'
. Se comprende, pues, que el esnrdio de la filosofía debe, bemos distinguir dos clases de conocimientos. Pode¡nos
por la naturaleza misrna de las cosas, comenzar por la lógicq
aunque de ordinario, en razón de su dificulad y de su ca-
por eiemplo, servimos de los oios con la sola intención
rácter tan abst¡acto tiene poca atracción para muchos de los de ver, y gpzar asi de la contemplación de las cosas; y
principiantes (tzz¡. Algunos matadisas modernos Prote$an podemos serürnos de ellos para alguna utiüdad de la vida
contra este orden, y quisieran gue se esnrdiase este tratado si-
práctica.
multáneamente, o después de los otros t¡atados filosóficos; De rnodo semeiante podemos empleer científicamenee
como si el cirulano no debieiz estudiar anatornía sino mientras nuesme ratzín por el solo placer de conocer; las ciencias Filoooffg es-
peculrtivr"
corra o después de haber hecho tiras al enfermo. Es atrsurdo, que adqui¡amos así, serán
decía Aristóteles, buscar al n'rismo tiempo la ciencia y las con- sóro p¡n¡ coNocER,
(126) ñ.ReJ mtte¡n de quibus est Logica, non quítelrntur ad cognos' (orden de las ciencias especuladvas). Y si una ciencia
cenilum p?opter seipsas, sed ut adrninicuhon quoddam ad elias scientias. especulativa quiere dar razón de los seres por los princi'
Et ideo iogica ,on-rontinetur sub Philosophia specuJatitsa cuasi princi- pios suprernoJ, tendrá en este caso como fin lo que es
palis pms, sed quasi quoddmn rcducntm ad emn, prout ministrat specu'
iatioi; nta instnttnenta, scilicet syllogirmos et definitlones, et alia hr el princi¡iio supremo en el orden especulativo, a saber:
yrmodi,
'goattióm-Euibus
in speiulatlvis scientii¡ indigetrrus. Unde et seamdtmt L^AS CAUSAS PRXMERAS
¡s Cortment, np. Porphyrium, nofl tom ett scimtia quanr
scientiae imttntmentutn." (S¡Nro TorvrÁs, Sup. Boetb. de Trinit', de todo lo que es (causas primeres naturalmente cognos-
q. 5, a. l, ad 2.) - Sólo p'tes reductiue peftenece la lógica a la filosofís
especu!ativa.
cibles): y teúdremos
(r2?) Cf. S¡x¡o To¡¡f,s, Sup. Boeth. de Túnit-, q. 6' a. l, ad. 3: 'Di- r-A FrLosoFí¡ EspecuLATIVA,.
cendurn quod in ¡ddiscendo incipimus ab eo quod est magis facile, nisi
neccesitag ali¡¡d requirat Quandoque e¡im necese est in addiscendo <r28) Met., lib. II, 995 a 12; de S¡¡ro To¡vrÁs lect. 5: "Quia eni:n
non incipere ab eo quod est facilius, sed ab eo a culus cognidone cog- d¡'¿ersi secundum diversos nrodos veritatem inquirunt, ideo oportet
nido sequentiurn dependet. Et hac positione oportet in addiscerido in- quod homn instruatur per quem modur¡r in singuiis sciend.is sin¡ rec¡-
cipero a Logica, non quia ipsa sit facüor scientiis ceteris; habet enim pienda ea quac dicunrur. Et quie non est facile quod homo simul duo
máximam difficuttatern, cum sit de secundo inteüectis; sed quia aliae capiag sed dum ad duo acendit, neutrum capere potefi: abzurdum
sciendae ab ipsa depcndent, in quantum ipsa docet modum procedcndi cst, quod horno simul quaerat sciendam et rnodum qü cnnvenit sciea-
in omnibus sciendis. Oponet enim primum sci¡e modum scienthe (l¿s tiec, Et propter hoc debet prius addiscere logicanr quam alias scieo-
condiciones propias del saber) quam scientiam ipsam' ut dicisur 2e das, quia logica tradit cofilmunern r¡rodum procedendi in ornnit'us
llet' rcientüs."
DTWSIóN DE I.A FXLOSOTÍA
LAS PARTES GENERALES DE IA SNOoOFIA ¡25

O al contrario, emplearemos ciencíficamente nuestr:¡ &/ Nótese que si !a ética tiende a procr¡rer otro bien dis-
razón para el bien de nuesrra vidn; las cisncias que asf
tinto que el bien del conocimiento, sigue sin embargo sien-
Filosoff¡ adquiranros serán
do verdadera y propiamente una ciencia, es decir que sólo
prlcnc¡
o mG
rel PARA PR@IJR,AII, POR ]LN ¡CCIóX tiene como finalid¿d el conocimiento, tiene por regla de
EL B¡EN DEL I{OMBRE verdaci Io que es, y procede por dernostraciones, reduciendo
las conclusiones a sus principios. En otros términos, es cien-
(orden de las ciencias prácricas). Y si una ciencia prác-
cia práctica por su fin (conocer p6rs procurar eI Bien del
tica prerende regular las acciones del hombre mediante hornbre, regulando sus acciones), pero en cuanto ciencia
Ios principios tupre?nor, esa ciencia rendrá por fin aque- verdsdera y propiamente dicha, perrnanece siempre en el
llo que es el principio supremo en el orden práctico, a orden especulativo ( conocer ) (r32).
saber c) Nócese igualmente que las ciencias prácticas están evi-
EL EIEN ABSOLUTO DEL I{OMBR,E denternenre subordinadas a las ciencias especulativas, l9 en
(bien absoluto naru¡almenre cognoscible) (t,n): Y ten- el sentido de que presuponen (si no en el orden de tiernpo,
d¡emos al menos en cuanto a la naturaleza de las cosas) las verdades
establecidas por esas ciencias que ellas aplican al bien del
¡,¿ r'rrosoriía pn-ÁsrrcA, hornbre ; así la rnedicina como arre de sanar supone la anatornía.
ilamada ra¡nbién moral o érica (130). 29 en el sentido de que sonr como ciencias, inferiores en digni-
dactr a ias ciencias especulativos, Ias cuales son practicadas por
a) Muchas ciencias prácticas existen fuera de Ia moral; la sl mismas; luego tienen en sí nlisrnas la trondad; mientras
medicina, por eiemplo, que procura la salud de los hom- que la ciencias prácdcas que bus€an el bien y utilidad del
bres. Pero estas ciencias no bt¡scan el bien puro y simple (so- hornbre, no son buenas sino por rclación al bien o utilidad
berano bien), sirro que van rras ur¡ bien,particular del hombre; que reportan. Se cornprende por eso que la filosofía, cn el
no proceden ni se desenr.r¡elven guiadas por los principios
suprernos, y por cso no son filosofía. La ética o la moral rnente una acción condngente. Las otras ciencias prácdcas (medicine.
es la única ciencia práctica que merezca el nombre de filo- arquirecrura, arte militar, etc.) son anes, y no ciencias propiamentc
sofía (r3r). dichas. (Cf. Jurx oe S¡xro To¡¿As, Lógica, Il p., q. l, a. f, P. 2@.)
Pero si la ética es un¿ ciencia verdadera y propiamente dicha, no es,
(128) Es decir el sober¡r¡o Bien del hombre. tal cottto ¡¿¡í¿ si el
por eso mismo, sino impropiamente prácuca; ye que procede heciendo
conocer (speculabilitet), no haciendo obrar (openbilitn), y da cier-
hombre no ruviera por fin sino la beatirud naturat. Ver más adc-
tamenre reglas próxirnas aplicables a los casos paniculares, pero no es
hnte, no 56.
(tt0) de ella sino de la vim¡d de la prudencia de donde procede la buena
Nótese que esta división de filosofía en especuletiva y prác-
l¡ apücación y cl buen uso de estas ncrnas en nuestras acciones (ver
tica se toma del fin, no del obieto mismo de h ciencia, que como tol nota 210).
pcrmanece sien-rpre especulativa. Y así no se reficre a la especificación
propiamente dichr de las c¡encias filosóficas. Ver más adelante. nq j8. Por otre perter veremos más tarde quo la filosofía del ane es igual-
(ttt) Añ¡demos que entre las cienci¡s prácdcas, sólo una, la ética, menie, en cieno sentido, filosofía práctica. Aunque está muy leios dc
cs propirrnenre verc et p¡ofie scttatia, es decir proccde demosrra- ser una ciencia prácdca, aun en el senddo impropio en que lo es la
tivamcr¡te er¡ rr¡¡tcria neccsa¡i¡ y encicrre uru ve¡dad que consiste crr morel, ya que no considera sir¡o los principios, y no puede desceoder
conocer las cosas dc conformidad a lo que cr, y no en dirigir rccta- hasra las reglas próxinres que se apücan a los casos paniculares.
ltoz¡ Así la mism¡ filosofÍ¡ prácdca es una s¡bidurí¡ reó¡ice o del
conocimiento. (Ver ne 24.)
LAs pARTEs cENERALES DE LA rnosorí¡ r27
126 DTVISIóN DE IJT FILOSOTIA

ser, ens in Enntum ens). De ahí las ues grandes divisiones


sentido estricto de la palabrq es Ia filosofía espcculativa (prin- de Ia filosofía especulativa (ver más adelante páginas 138,
cipalmente la metefísica). Lu lógica es la ciencia que iz- t)9 y r52).
troduce en Ia filosof ít, y lt moral, una ciencia que se seperl
de ella para tratar especialmente las cosas que interesan al
bien del hombre.
1) En fin, ¿de qué se ocupará una ciencia que esrudie
la razón como inst¡umento para alcalvar la verdad? Sin
duda de aquello que nos da el material de nuesrro razo-
3r.-Precisemos con nlás rigor el objeto de estas ues namiento. Ahora bien, este material son los seres o las
Le filosoffa paftes generales de la filosofía. coses. Porque cuando decimos, por ejemplo, "el hombre
moral. ticoe r) ¿Qué cuestiones uatará ante todo la ciencia que
es superior a los demás animales porque tiene inteligen-
ffi:"it:#: tiende a procurar el soberano bien del hombre? Induda-
- cia", es indudablemente el hombre lo que tenemos en e[
;.- blemente, las cuestiones de las que depende esencialmen- espíriru y a él auibuímos estas dos cosas: inteligencia y
te la consecución de pste bien. Concretamente las accio- superioridad.
nes que el hombre eiecuta en el libre uso de sus facul-
Pero el hombre que manipulamos, por decirlo, así, en
tades, o dicho de ouo modo,los actos humanos como
nuestro espíritu, evidentemente no es el,hombre tal como
tales. El objeto formal de la filosofía moral es, pues, existc en la realidad de las cosas. Pues a ese Pedro .que
los actos humanos.
cruza la calle no se le puede poner un atributo, coryo se
z) ¿De qué tratará primariamente una ciencia que le podría poner una capa. Ese hombre y curlquier-orro
La filosoff¡ busca conocer las cosas por las primeras causasl Induda-
ser rdquieren en mi espíritu, para gue éste pueda traba-
ha de t¡atar dJ aquello que en los seres depende
u€ne"-"]:tl"-"
:.t^f po8 oD- $lemente
",. jar sobre ellos, una modalidad gue no tienen ni pueden La lógic
;;-"í;;r; di¡ectamente de esas causas. Pero lo que en los seres de- 'tener en la realidad; existen en él en cuanto conocidos; tiene por ol
las cos¡s. pende directamente de las causas primeras o de las cau- ieto el ser r
aplicados los unos a los ouos, separados, reunidos, jun- razón quc d
sas más elevadas ¿no'es claro que scrá aquello que las rigc el esp
tados según las necesidades del conocimiento, tienen allá
cosas tienen de más esencial decir, su propio ser-, riru haci¿
y Io que es más común a todas -cs las cosas ---es decir, el
una vida aparte que con sus leyes propias. Acerca de Verdad.
esta vida y estas leyes, sobre las relaciones que rigen los
ser-, que no falta en ninguna de eilas? Digamos, pues, 'seres en cuanto conocidos, para conducir el espíriru ha-
que la filosofía especulativa tiene.corno objeto fornral el
cia la verdad, es de lo que trata la lógica; y como se trata
set de las cosas.
'de algo que ni existe ni puede existir sino en el espíritu,
'o sea aquello que los filósofos llaman un Jez de razón,
Por lo demás, Ia filosofía especulativa considera al ser de
las cosas de diferentes maneras y desde diversos puntos de diremos que la lógica tiene por objeto formal al ser de
vista (grados de abstracción) más o rnenos elevados; ya con- razón que dirige el espíritu a la úerdad.
sidera al ser de las cosas con las propiedades sensibles pro-
Por oposición al ser de razón, que no puede existir sino en
pias de éstas (ens mobile), ya al ser de las cosas con sólo
el espíriru -el género animal por ejemplo, o h especie le
las propiedades de la cuantidad (ens quanntm), o ya el ser .hombre ("el género animal comprende al hombre y al bruto',,
de las cosas con solas las propiedades del ser (ser en cuanto
128 DIVISIóN DE LA F¡TÁSOFÍA. - P'ROBÍ,EIVÍAS PR¡NCIPA,LES róc¡ce t29

"hornbre es la especie de Pedro")-, se llarna ser real a aque- res de principio, las dificulcades y la confusión originada por
llo que existe o puede existir en le realidad -e[ animal por prejuicios que en nuestros días preocupan a los espírirus al co-
eiemplo, el hombre, la natu¡aleza humana ("todo animal es mienzo misrno de cualquier disciplina, exigen qae la in*o-
rnortal", "la naturaleza humana es falible")-. dwcción a las diversas ciencias reciba un desarrollo particular.
Las inrrocir¡cciones y los prolegómenos, de los que la époce
Covc¿usró¡¡ V.
- La filosof ía se dittide
en tres partes generatres: ¡0) Ia lógica, que
rnoderne ha usado y abusado tanto, son tanto más necesarios
cuanto que los principios funda¡y¡enrales y los prirneros ele-
introduce en la filosofía propiamente dicha mcntos de las ciencias son el objeto de mayores dudas y
y tiene por objeto el ser de razón que diri- Gfrores.
ge naestro espíritu a la aerdad; z0 ) la filo- - Además, en la filosofía rnás que en las ouas ciencias, es
sofía especulatiao, o simplemente, filosofía, conveniente que la introducción sea una vista de coniunto,
que tiene por objeto el ser de las cosas o ser porque esta ciencia es una sabiduría y la sabiduría es por
naturaleza una visión de conjunto; no es posible dar una idea
real; 3o) la filosofía práctica o moral, qwe
de ella sin mencionar las diversas pertes a las que se exdende
üene por objeto los octos bumanos.
dentro de su unidad.
r Desde el punro de viste pedagógico, nótese eue al ofrecer
a Ia inteligencia en dos ocasiones disrinras, primero en la in-
II. _ PROBLEMAS PRTNCIPALES troducción y luego a lo largo del curso propiamente dicho,
el misrno conjunro, examinándolo primero superficialmenre
32.-Examinemos ahora, dirigiendo nuestra vista e la y luego profundizando en é1, seguimos la marcha natural de
realidad de los seres, cuáles son los principales problemas la inteligencia en su desarrollo racional.
que deben solicitar al eqpíritu en las diversas partes de la
filosofía. No se uata aquí de resolver esos problemas, Sercró¡¡ I
ya que esto es tarea de los cursos de filosofía. Pero al
enunciarlos, comenzaremos y¿ t realizat una tarea filosó- ¡,ócrce.
fica, y encontraremos de paso ocasión de exponer algu- . 33.-I-a trógica estudi¿ a la razón como insrrumento
nas nociones de no poca utilidad. Quizás también descu- de conocirniento. Para esrudiar cualquier insrumento
br¿mos por este camino el encadenamiento lógico de las algo.complejo, una máquina agrícola, por-ejernplo, ¿no
grandes cuestiones filosóficas, y comprendamos igual- es cierro que comenzaríarnos haciéndola funcionar por
mente la profunda necesidad del orden establecido por vía de ensayo para saber cómo servirnos'de ell¿
Aristóteles, orden con demasiada frecuencia olvidado en
DE UI\ü MODO CORRECTO
las obras de exposición.
y sin echarla a perder? trgualmente deberenios ante rodo
Al proceder así, vamos a dar a la introducción geneial a determinar córno servirnos de Ja rnuón etre r::odo co-
la filosofíamás extensión y mayor importancia de la que rrecto, es decir, con.forme a la naru¡aleza del tazona-
ordinariamente se le da. Pero conviene recordar que tos erro- nrienro ismo y sirr deteriorarla. De ahí esre prirner pro*
f"

I'O DIVTSIóN DE LA FII¡6OFíA. PROBLEMAS PRINCIPALES


- ¿ócrc¡ t3t

blema: ¿cuíles son las reglas que hemos de seguir para


desempeñan también otra finalidad. Si digo, por ejem-
discwrir correctaqnente?
plo, la palabra ángel, ¿no es cierto que tengo en mí
Después estudiaríamos la máquina en cuestión, dos imágenes del ser en cuesdón? P¡imeramente luna idea,
1'4.-
no ya por vía de ensayo, sino aplicándola ¿ los materia- que propiamente me da a conocer a ese ser (idea de un
les sobre los que debe trabajar, buscando cómo servimos espíriru puro); en segundo lugar Dna representnción sen-
de ella, de un modo no solamente correcto, sino sible (la imagen de una figura \raporosa y alada), que
en sí rnisrna no cqrresponde en modo alguno al ser en
úur y EFrcAz. enestión, porque un ser puramente espiritual no pucde
Asimismo, pues, deberemos examinar el razonarniento ser visto ni representado.
Pr,rlrlenrr en su aplicación a los seres, preguntándonos: ¿en qaé Si pronuncio la palabra cuadrado, por ejenrplo, tengo
de la ¡6nf,isio¡nes es el razonamiento, no solamente correcto,
,c.ernrel la idea de cuadrado, mediante la cual puedo razonar so-
fff:rJil?: sino úerd.adero y dewosftati,tro, insttumento seguro de Id bre el ser de que se trata (idea de polígono, rectángulo
¡n¡I. cíencid? de cuatro lados iguales), y tengo al mismo tiempo la
En esta parte de la lógica estudiarernos los métodos de representlción sensible en este caso corresponde
la-s diversas ciencias. Pero antes, un problerna mucho exactamente al cuadrado-queen cuestión-, de tal figura clue
más importante se ofrece a nuestra consider¿ción. rne irnagino trazada con tiza en la pizarra. Ahora bien:
esta idea y esta representación son'dos cosas muy clistin-
j. ¿En qué
medio se present¿n las cosas a nuestro
3
-
espíritu, de ¡nodo que podamos r¿zonar sobre ellas y
tas; la prueba es quc puedo hacer variar la segunda de
mírlripies maneras (el dibulo que me imagino puede ser
adquirir la ciencia? En las ideas.
Todos srben por experiencia lo que es una idea; basta
mayor o más pequeño, blanco, rojo, amarillo, etc.)
reflexionar en lo que nos sucede cuando fo'rmulamos un
sin que la idea varíe por eso. Además si digo miriá-
gono en lugar de cuadrado, tendré de esta figura una
iuicio cualquiera, por eiemplo, "los filósofos han come-
idea tan neta y tan clara como de ia de cuadrado (idea de
tido muchos errotres": "filósofos", "errores", "han come-
polígono de diez mil lados), mientras que la representa-
tido"n "muchos", tcrdo esto se presenta a nuestro espíritu
a trav& de otras tantas ideas. Para evitar cualquier equí-
ción sensible que yo rnc forme de esa figura es cierta-
voco, procuremos describir lo que cada uno entiende por mente vrtga y confuso.
esta palabra. Diremos, por eiemplo, que las ideas son las ' Es cosa clara que aunque las representaciones sensibles
fdc¡ c i¡na- imágenes o la reproducción interna de las cosas, mediante me ayudan n razonar, en realidad no-rezonamos con ellas
geB.
las cuales estas cosirs se nos representan de manera que para adquirir la ciencia de las cosas; porque puedo ra-
podarnos razonar sobre ellas y por consiguiente adguirir zonar sobre el ángel o el miriágot?o tali' exactamente
le cienci¿ como sobre el cuadrado. Y rni razonamiento en n¿da
depende de las mil variaciones que yo puedo dar a mis
¿Qué papel desempeñan las palabras que ernplearnoq
sino el de expresar nuestras ideas? Bto es cierto; pero representaciones sensibles de ángel, tniriígono, c' cud'
drodo.
DIVISTóN DE LA FII¡SOFÍA. ¿óc¡ce üi
I32 - PROBLEMAS PRINCIPALES

recer en mi imaginación, en líneas más o menos vagas y


Conclusión: los seres se nos representan de dos ma-
rnás o menos simplificadas, la imagen de ral hombie en
neras muy diversas: o bien
pardcular. Es rubio o moreno, alto o pequeño, blanco o
POR IINA IDEA, negro, etc. Pero si me forrno la idea de-hombre, corno
o bien ct¡ando diga, por ejemplo, "el hotnbre es superioi a los
PoR uNA RbrE-iNTAclóN sr¡¡smre. ar¡imdles sin razón", o ''los blancos y los negros son igual-
Por la primera pensd?nos (intelligintu.r) la cosao por l¿ mente hontbres", esta idea no me ,.pr.r.nti ningírn ñoni-
segunda la hnaginamos. J-a fepresentación sensible no es bre en ¡rardcular, sino. quc deja a ún trado todJs los sig-
¡l-os individuales que distinguen a este hombre
sino una especie de fantasma, una irnagen de lo que an- del de m7s
aMá, I{ace abs*acción de uno y de oiro, como dicen
teriormente hemos visto, oído, palpado; en une palabra X,¡s
de lo que se nos ha presentado antes por una sensación; filósofos.
se la llamaba antiguamente fantanna, hoy se la llama La prueba está en que se aplica, permaneciendo siem_
imagen, De aquí en adelanre le daremos el nombre de iru:.q_misnray sin haberh módifica¿o en absoluto, a los
imagen, cuya significación limiraremos de es¿ rnanera. individuos rnás diversos: sancho Fanza es hornhre corno
(Pero en este caso ya no emplearemos esta palabra para Don Quiiore. Adernás, si examinamos ras diversas cien-
significar la idea.) Conclüyamos, pues: cias, es decir, los diversos sistemas de ideas po, trc qrrc
conocernos lo real, cornprobamos que ninguna
se fija en
Co¡¡crusróN VI. Las ideas son la se- los individuos corno tales; la químüa no est¡¡dia
.meianza ínterna de - las*lá'iñ*ñWla el cloro
y el ázoe sino desde aquellos puntos de vista que son co_
cuol se nos treseny.tz éstas de t4Jnodo qu¿ rnunes a todas Xas rnoléculas de bsos dos cuerpos. y
así
nas sea posible razonar sobre ellas (y pot debe ser,,ya que lo indili,jud, cornu tal, no explica
nrda;
consigaiente adquirir la ciencia); las imige- pues siendo cada ser lo que es y naCa más, uua Cosa
nes son la represent
indivi-
- dual en nada nos puede clar mrón ,i" orr¿¿ cosa (ras). Nos
sas mediante la ctul éstas se nos representan basta, en fin, con rornar una idea cualquiera y fiiar ,ro*urr"
tal como nos las ha mostrddo anteúormeate atención sobre aquello que ..pr.r"nti con porándola con
Ias imágenes que la rodern, para percibir inrnediatamen-
entender o significan directawente las ídeas, te el carácter absüacro de la idea; al pasar de una i*rg.n
eaocdndo las imágenes dI rnimzo tíernpo. a una idea, todo lo que es individual ie volatiliza,
cirlo así, se escapa de entre los dedos, A.roprrr.'". ;;; ?;:
36.-Si después de esto se comparan las cosas.tel co- To-
mem-os como eiemplo la idea de arma, en
rno nos son presentadas por las ideas, con las cosas tal eita f¡ase: ..el
hombre es el único aninral que fabrica armas";
como nos son representadas ¡or las sensaciones o las imá- al pronun-
ciar la- palabia "armas', he percibiáo ,f.A.¿o. de la
genes, es fácil ver qúe se distinguen las unas de las otras idea
por ella expresada un conlunto de imágenes, de hs
por un cierto carácrer de capital importancia. Si yo evo- cua-
(tss) Cf. T. RrcH,lno, op. cit., p. 2r.
co en mí la imagen de un hombre, por ejemplo, veo apa-
t34 DIVISIóN DE LA FII¡SOFíA. _ PROBLEMAS PRINCIPALES
LOGTCA r35

les puedo subrayar ésta o aquéüa: una lanza, un hacha de existen en la naturaleza, ¿cémo paede ser q)erdadero el P¡oblcrns
.
sílex, un arcb, un ft¡sil. . Pero de todos los rasgos que de la narura-
cunocímiento que adquirirnos por medio de nuestras Ieza de lo r¡ni-
caracterizan en mi imaginación a esa lanza, a ese fusil; ideds, que sólo y siempre nos dan lo aniaersdl? versal
de su color, de su forma, de sus dimensiones, etc., ¿sutl- Esta cuestión, que nos va a obligar a inquirir con toda
siste algo en el contenido de rni idea de arma? Nada; no dil;gencia en qué consiste exactcmente ia universalid¡d
queda nada, todo se ha desvanecido; lo que yo entiendo a del contenido de nuestras ideas, no es en sí rnisrna, pe-
través dc esa idea es algo muy real, pero de otro orden ro sí para nosotros, cl prirnel.r y el rnás grave de los
que lci qlle me da la irnagen (es algo inmaterial); es, con- problemas dc la filosofía (tto). Se refiere, en efecro,
cretailrente, una clerta deterrnin¿ción del ser' una naturs- a la inteligcncia misma v a las ideas, es deci¡ al instru-
leza determinada: "un instrumento para atacar o para pro- mento mediante el cual adquirimos todos nuestros cono-
pia defensa", pero estó carece de todo carácter individual. cimientos; y la solución que a ella d¿n las diversas
De rnorio que las cosas tal corno nos las presentan filosofías es Ia que las c.ienta en todes las demds cues-
"' r,¡s tn¡Ácswrs Y Ln su¡{stctóN tiones.
s_on_¡Ililyrd!4g$ o conno se dice ordinariarncnte,
De acuerdo con esta solución se puede agrupar a los filó-
SINGULAR,ES.
sofos en tres grandes escuelas:
Al contrario, las cosas tal como nos son presentadas por l? La escuela notninalisto, p¿r^ la cual el universal con-
LAS IDEAS. :iste nada más que en nombres o a lo más en ideas, sin que
o las representaciones internas que nos sirven de base tenga fundamento alguno en la ¡ealidad de las cosas (por
para rlzúnar sobre ellas, se encuentran, no en estado in- ejemplo no existe en la realidad, no es ninguna cosr real una
naturdleza humana que se e:\cuentre en Pedro, en Juan o en
dividual, concreto, sino en un estado o modo abstracto,
Andrés); doctrine que clestruye pura y sinrplementc el cono-
o más bien,
ci-rniento intelectual, y hace de la ciencia una ficción. Esta
trJNIVETTSAL. escuela tiene como representantes más ca¡actcrizados, en la
(Se llama r¿niaersal aquello que se cncuentra idéntico a sí antigüedad, e los sof¡stas y a los escépticos, y en los tiempos
en una multitud de individuas, u.no en ntucbos, unum in modernos a los maestros de la filosofía inglesa: Guillermn de
multis.) Y así tendrernos que i Occam en el siglo xtv, Hobbes y L,ocke en el xvrr, Berkeley
y Hume en el xvur, Snrart l\{ill y Spencer en el xx. Sc ha
CowcrustóN VII. sensación v de tener presente que la mayor parte de tos filósof<¡s "moder-
-!'{uestra
ruestros imágenes nos presentan directa- nos" (es decir que ignoran o son adversarios de la tradición
mente y por sí mim¡as l-e individaal: nwes-
tras icleas nas dan directamente y por sí lttnj g1 problema de los univcrsales,
¿debe estudiarse en lógica, en
psicología o en metafísica (crítica)? En re¡lidad debe ser esudiado
rnivnas lo wniversal. err los tres trarados, baio tres aspcctos díferentes, según que se considc¡e
aquello que constituye la naturaleza del unive¡sal (caus¿.formal), cl
j7. Y ahora qe presenta inn¡ediatamente'este proble- rnodo cómo el universal es formado por cl cspíriru (causa eficiente),
sra: Siendo individuales y singulares todos los seres que 'o cl valor del universal en el conocimiento (ceusa final).
I¡6 D¡VISIóN DE LA FIT¡6OTÍ,L-PR,ODLEMAS PRINCTPA¡¡S ¡,óc¡c¡ rt7

cscolástica) están más o menos profundamente y más o rne- Filosofía de Aristóteles y


nos conscienternente contagiados del nominalis.¡'ro. de Santo Tomás. (Realismo
2s tr a escuelarcalists (realismo absoluto)i para ella el uni- moderado.)
versal corno mt, el universal independiente de los seres, tal Lo que l¡s ideas nos pre-
cr¡rno exisce en la mente, constituyc la realidad de las cosas: sentan en estado de univer-
con Io que el conocimiento sen-sitivo se reduce a una ilu- salidad,
sión. La rinica realídad es, por ejernplo, Ítna nstutalez¿ ba-
no existe fue- no_!Lu-e_ 9.¡l&
mmrs qve existe fuera del espíritu, en sí rnisma, separada de
todos los seres; un hombte en sí (sistema de Plat6n); o lo y_-ael e¡ni¡r te en estado
que es rnás, un Ser corw'ún, existiendo, como tál, firera del S -en
qsc--es- ¡C indir;iála-
qgdo de. un¡- lidad.
espíritu corno una sola y única sustancia (docuina de Parmé-
nides y de la filosofía brahmánica). Algunos filósofos mo- y9¡sa!id¡@,si-
dcrnos (Spinoza, Hegel) se acercan más o fnenos al rca:' Nominalismo. Realismo.
lismro (tu¡.
Lo que las ide¿s nos pre- Lo que nuestras ideas nos
3a La escuela que profesa el "realisrno moderado" (sc tra-
sentan baio un estado de presentan en un estado dc
ta de una docErir¡a verdederarnente original, que guarda el
exis-
universalidad, no posee universalidad, existe en la
irrsto medio entre el realisrnc¡ y el norninalismo, gracias a una tencia en la realidad. realidad en ese estado de
visién rnás elevada de las cosas, y no a una etenuación o mo-
universaüdad.
deración del realisrno absoluro). Esta escr¡ela, haciendo dis-
tinción entre Ia cos6 y el moilo de eristir e$ír cose misma, en- Nunca insistiríamos demasiado acerca del problema de los
seíia que las cosas están en el espíriro de un modo universal, universales. Por haberlo descuidado, muchos filósofos y
y en Ia rcalidad de un modo individual. Por consiguiente sabios de nuestros días siguen aferrados a la cándida y po-
aquelltr que nosoros percibirnos por rnedio de nuestras ideas, bre idea de que l¿ ciencia debe ser una rñéra y trisiET-opA,
en un estado de univcrsalidad, existe realmenre, pero en las ün ii-Ae oFoñer a
cosas mismas y por lo tanto en un esr¡do de individuali- F I de toda ciencia huma-
dad. .Así por elemplo, hay cn la realidad vne naturaleza ln¿- na, una serie de lugares comunes que úansparenten máxi-
ntnrrd que se encuentra en Pedro así como en Pablo, €tc., pero! ma ignorancia, e inventan a propósiro de los principios de
fuere del cspíriru, no existe sino cn esos sujeros individuales, las ciencias, sobre todo de las ciencias matemádcas, reorías
c identificada con cada uno de ellos, y no en sí rnisma, sepa- tan inútiles como laboriosas, cuyo único resuhado sería la
rada de esos seres. E! realisrno rr¡oderado es Ia doccrina de destrucción radical del conocimienro.
Arlscóteles y de Santo Tomás.

\tt8) Nóte$ quercalimto, en cl scnrido especial en que esui tomad¡


Sscc¡ó¡r II
eqtri csta palabra, eri rnodo alguno se opone a idealinrc, antes a! con- FrLosoFíA EspEcuLAT¡vA
trerio, ya quc el reaüsmo en cuestión considera realidad dc las cosas lo
quc sólo perscncce a nuestxils idaat como t¡les. Flstón es en ese sen¡ido
38. I-a filoso{ía especulativs riene por objero ei
ser de- hs cosas"
cl represenmnte más genuino rie! ldcalisrno y a la vcz dcl tealimrc
,!b¡sluto- Y las cosas que prlmeramente se pre-
I]B DTVISIó}Í DE LA T¡T¡SOFiA. _ PROBI,EMAS PR,JNCTPALES
rrr,oso¡'ia EspEcuLATIvA. - FILosoFil nr r¿ N.q,TuRALEZA ll9
sentan a nuesffa consider¿ción, son las cosas corporsles.
co c^paz de precisar la verdader¿ nanraleza de la abs-
Sin embargo, la palabra cuerpo puede tornarse en dos t¡acción nnatemática y de las entidades mentales que ella
sentidos diferentes, según se trate del cuerpo ntdte'
considera, las propiedades y relaciones recíprocas del
rnático o del cr¿erpo físico. El cuerpo matemático es
continuo y del discontinuo, el verdadero significado de
simplemente lo que tiene longitud, latitud y profunü- "números irracionales" y "números -trasfinitos", de lo
dad; el cuerpd físico o nanral es todo aqueHo que pue-
infinitamente pequeño, del "espacio no euclidiaho", etc.;
den percrbir nuestros sentidos y que está dotado de tales
y en fin, el valor de la traducción ¡n¡temática de la rea-
o cuales propiedades activas y pasivas. lidad física, y de teorías como la de ia relatividad, por
ejemplo.
A. p¿r, ¡rÚprnno
-F¡rosor'í,t
Probleme re.- Si le filosof h (filosofía de lds mutemáticas) g' B.-F¡rosorin oer, snn uóvrr, o snxsrnrn (r3?).
central de la roáí* .l seliEiiñorrr'"o-trrles en el primer sentiá-o
de la naturilleza sensi-
(Filosofía
- Si laelfilosofía
filosofía de l¿s Principales
es 40. problemes de
rnate¡nádc¡s. # D/e) estudia ser de las cosas corporales en el segundo
ffimer problema que va a tratar: ¿En qué ¡:owsiste eI la filosofía n¡-
(rsz) En el orden lógico de las cienclas, las ciencias de la naturaleza, n¡¡et
objeto primero de \as wa!*níticas, o dicho de otro mo-
que corresponden al primer grado de ab¡tncción (ver n0 3l), preceden
do, cuál et la naturaleza de lo. cantidad, de Ia extensión a las ciencias rnatemáticas, que responden il segundo grado de absras-
y del número (,'uu). ción, de modo que siguiendo este orden se debería dividir h filosofía
El enorme desarrollo alc¿nzario por las m¿ternáticas especulativa en: la, filosofíe de la naruraleza (primer grado de abs-
tracción); 2{ filosofía de las matemáticas (segundo grado); 3q, mete-
modernas hace más rrecesario que nuncfl el estuclio filosó- física (tercer grado).
fico de los primeros principios de esta ciencia, como úni- Conviene, sin embargo, colocar la filosofía de las matemáticas an-
tes de la filosofía de Ia namraigza, y esro por dos razones. Por une
lrao) Se estudian ordinariamente en Ia filosofía nawral o en meta- partg las verdades de orden matemádco son más fáciles que las ver-
física las cuesdo¡res que etañen a la filosofíe de las nTatemáticas. Existe
dades de orden narural, las cuales sr¡ponen la experiencia; por es¡e mo-
sin embargo, así lo creemos al menos, fundamentrl necesidad de or-den,
tivo deben en genenrl las matemáticas ser enseñad¿s a los ¡riñc¡s antes
de mantener, en lo que llarnanros hoy "filosofía" (conocimiento c!en- que las ciencias do la naturaleza, plra cuyo esturiio se necesira edad
tífico de l¿s cosas por las causas primeras)' la división fundarnen¡al más avenzada. (Cf, Anrsrórnr¡s, Etica a Nicorn.,lib. 6; SrNro To¡raÁs,
de las ciencias (cuyo coniunto constiruía para los anriguos la filosofí¡
tup. Boet. de Trin,r 9. 5, e. f , ed 3.)
especulativa) en tres partes generales: Fí.sica, Matemótica, Metafhictt,
correspondientes a los tres grados de abstracción. (Ver na 3l del texto.) Será, pues, conveniente no olvida¡se de es¡e orden en la filosofía, e
Cf. An¡stóre¿ns, Met., üb. VI, c. l: rgei6 &v ctel qltroooqlltrt 0ectrgr¡- iniciar el espíritu en el esrudio de la filosofí¡ narural por el csrudio de
rr,rnl, pc0r¡¡r,c,rtx'd, guol:o], Oeol'o1txri. (1026 a lB.) la filosofie de las matemádcas.
Es cierto, corno lo verenios más adelante, que la filosofla de las Por ot¡a partg la filosofía de le natur¡leza, mediante la últim y más
ntatcmáticas, por el hecho de estudiar la esenci¡ de la cantidad, y sien- importante de sus partcs, se pone en conncto con ta metafísica. Conti-
do por esa razón, al menos "resoludvai¡ente", metafísica, sale del do- nuidad que quedaría rota si entre ambas se inrercalara la filosofía de
minio propio de las ciencias matemácicas y permanece e.specífica- las matemáticas. En el siglo xur afi¡maba Silvestre it{auro, siguiendo
mcnte distint¿ de éstas. No es por cso mcnos verdad que dice rela- la gadición aristotéüca, que el orden n¡nr¡el que se ha de se¡¡uir en
ción el .se¡¡undo grado de absuacción, y que exige, por ese motivo" la enseñanza es: lógica,. matemática, física, metafísica- (Quest. pbil.,
ser estudiacla en seccién especial. - üb" I, q. \4I. Citado por GeNv, Queníons d'etseignement de phil.
tcolast. p. 40.)
!4O DIVISIóN DE LA FII¡SOFíA" _ PROBLE¡\4AS PRINCTPALES
¡l¡.osorÍ¡, rsprcurarw¡.
- r¡rosoríe pe l¡ x,ltuRelnzA l4t
rcd¿ cl m¡¡ndo físico al único facror energía (de la oue no
sentido cie. la palrL,r¿ cuerpo, rnultitucl de problernas le
salen al paso. V:rmos a hacer destacar los prineipales.
din ser consi-
olrrarfos eorho tlegradaciones y materializaciones de la con-
r) El cambio es l<¡ más universal y ¡nás_p¿lp'ablg_en cepción leibnlziana.
el mundo corp<¡rel; por su medio se reaüza toclo lo que I-a filosofía de Aristórcles reconoce en l¿ sustancia corno-
acaece en la naturaleza. I-os filósofos, que en su lenguaje ral dos principios susranciales: la le materia (materia priáa)
propio llaman nlovirnicnto a toda cspccie de cambio, de- que en modo alguno corretponde,ñ'iñtETre los meóanicis-
berán, pues, prcguntarse: ¿En qué consiste el moviruiento? tas, a le noción imaginable de extensión, sino más bien a la
z) En segundo lugar, si existe el movimienro, alguna idea rnisna de materia (o sea a aquello de que nna cosa está
cosa.se. mueve; y ésros son los cuerpos. Además ciertos becha) en su más puro
rnoviir¡.ierut"¡s pá¡ece que afectan a la sustancia misrna de especie de no-ser, un puro "con Io que" las cosas son he-
los cuerpos; así, cuando se hace en quírnica la síntesis del chas, que por sí solo no cs nada de hecho, un principio sbsolu-
agua, el oxígeno y el hidrógeno al combinarse, dan lugar tarnente indeterm¡¡rado, incapaz dc existir por sí mismo-
pero capaz de existir me
a un nuevo cuerpo. ¿Cómo es esro posible? Es precison
r;n]-; ze, u@omo h idca
pues, investigat en qué consiste la n¿stancia corporal.
la cosi,>ogqgg3!¡gaj )'eue, determinando ":ifillF
a la lnateria pri-
ma de por sí purarnente pasiva, algo así corno !a forma impre-
@ ya sean, respecto al alrna humana, mate-
se por el escultor determina al mármol, consdruye con'elia
¡ialistas (Dernócrito,Epicuro, Lucrecio en la antigüedad,
Flobbes en el siglo xvrr, erc.) o espiritualist¿rJ como Descar- una sola y única qqlalg4üzada y existenñ unñoia v mñ-
€es, reducen
!! ---F-
l" ru$nngjr .otpotrl * iu *uteria, que para
ellos se identifica con l.¿ cantidad a lz extensión geométrica.
De ahí que no hayr diferencia eseneial n espeeífica enrre los
cuerpos, cluü son to"lc¡s ellos modificaciones de una sola v pre-sence Io que representa. A causa de esta analogía con
misr¡¡e sustancia; además, el mundo físico está privado de
'toda cualidad y de toda cnergía, y sólo son reales la exren-
sión y el movimiento local; en fin, h unión de la tr¿rcr;r
y del espíritu en el hombre es algo inintcligible. , .

Otra escueir, 4 dinawimry-. ticnde por el conrlario a su- sr¡ $usmo ser.
......_-
pilrn;r Ia marcria e cons,rirución de los cuerpos. Tiene La doctrina de Arisrí¡teles qrr: hrce Cel c¡-:r:rno un eom-
su.punto culm¡nanre en cl sisren-la dc tr_eibniz (ntonadisrno), pue-stq -de maferia (üxq) v dc fc@-
quien retiuce la susrancia corporal a ñlllles de orden es- rrladg hilemorfi:mo, arr" ¿ffiññá r'ir oul ir realidaci fo-
'tfttí,t las") anáiogas a las almas: la cxten:ión v. pla de la rnateria, del mundo corporal, de Ia extensión (lss),
en llener realid¿d scnsiblc no es süro mera apariencia y Ia realidad propia de las cualidades físicas (tse), así como
o sírnbolo, y el mundo corporal como tal, se desvanece en
ltsa) I"a exrensión o la cuanridad no es la sustanci¿ de los cuerpos,
el mundo de los espiritus, E[ dinamismo de Eoscovich (si- como,pretende gl_.mecanicismo, sino el piimer accidente de aquéila.
g{o xvrtt), qu" t.du"" I" @'ott (\3e) Lat cualidades son embién accidentes de la susranci¡ corporal
*yr*rq y **utg.tir*" tn"¿r pretende re.¡!ci; (Ver rnás adelante, nc Jl.)
"l
t42 nrvrstów DE LA F¡I¡soFla. - PRoB!!¡nr4g PRrNg¡Pllg I rr{)so¡rA ESpEcuLATwe. _ rrosor.í¡ DE LA NATUR.ATET-A 14'

la existencia de una distinción de naruralea o de esenci¡ por esta causa, un alma o principio de vida, irreduccible
entre los cueri:os que consideremos como de especies di- e ningún oüo facror o elemento físicoquímico. Siendo
ferentes; mu:st{¡. ¡$e filosofí.lau,n en los cr'lerPos ine,ngsJ cJr csto así, queda por investigar si existen diversas especies de
tji*'ivienFri"adg de-ra3.g.n, la exi¡tcnpia de u-n qrincioi.o almas, si los vegetales y los animales la poseen, etc. por
ffiifiere, sin ctnbargo, de lg!-gpPf'
otra perte, ciertos filósofos, llamados en general mecd_
rltus prGll'rlenre-dictr nicistas, pretenden,- por el eontrario, que la ciencia expli_
rnateria; pennrte, en tm, com
t
rilteiif'v de un
'_ cará algún día todos los fenómenos de Ia üda por las
del cuerpo humano, Pero que se de las otras for- fuerzas de Ia materia bruta, de modo que el organismo
mas $$tanciales
- en que puede cxistir sin la materia vivo no sería sino una máquina físicoquímica mriy com_
plicada. De ahí un problema capital: jEn qué coásiste la
Filosofía de Aristóteles Y ,ida? ¿Cuíles son los primeros principlos cinstitutiaos del
Sto. T otnís : H ilemorf isttto. organisnto aito?
Toda sustancia-lqporal
es un coñiles6T dos par- 4r.*Enrre los vivicntes dotados de corporeiclad, el
tes sustancreles que se com- más elevado es cl hombre. Es el hombre como un mundo
plementan,
c-:---:--;-
la una pasiva y aparte, que podemos conocer tanto más perfectamente
por sÍ misma absolutamente cuanro que lo conocemos en su interior, por lo que se
indeterminad¿ (materia), y f lama la conciencit de sí mismo.
Lo que ¿nie todo órrr"_
otra acdva )' dererminante teriza al hornbre es que está dotadó de_ inteligencia o
(forma). raz6n. Ahora bien, si es cierro que la inreligencia es
Mecanicismo. Dinamismo. una.entidad puramente inmaterial, hay que qo.
"on"loio a I¿
la_ ciencia que estudia al hornbre, aun perteneciendo
La zustancia corpórea es Lr sustancia corpórea se
filosofía natural que tiene por obieto ál ser móvil o sen_ Pr ob lem¡
co¡rcebida como simple za¿- reduce, bien a unidadqs dcl
sible, es como una transición enrre esra párte de Ia filo_ de la psicolo-
Win que se identifió con Ia crden 4q-f ornlg q,iu.rttt I.9E
sofía y otra ulterior (mctafísica), que t.ndrá por.objero
gía humana.
l*tenrlótt geométrica. espírittrs (monadismo leib' -
a ra ruerz¡ lo absolutamenre innlatcrial (to¡.,
l''j'il"l;l,liil (t{0) La ciencia del hombre tienc de particular, por Ia misma
nrtu-
raleza de su objeto que se mueve dentro ie dos ciencias distintas: la fi-
3) Nos queda una clase de cuerpos particularmentc losofía de la nrruraleza y ra metafísica. por esia-razón
que conciernen a Ia inteligencia y a la parte propiamente
las .u.rrion.u
inieres"rrtes, y qu" parecen superiores a todos los demás la psicología, denen cn el hombre ,rn,"
,rp¡rir*i il
cuerpos: son-loi cui"pos vivientes' desde el más humildc ..o-il"¡id"d, y *i¡'r, p"i-¿._
cirlo así, como oscurecidas por la materia. Ásí'se comprende que los
micioorganismo hasta el organismo humano. Una- pro- tonüstas, para meior esrudiar estas cuestiones en sr¡
estado de niáxima
p-ule-ze, hs hayan considerado no en el
piedad los disúngue de todos los ouos cuerpos: el que hombre sino en .l ád;1. D"
ahí la.suma-importancia, no sólo teológica. sino también
jr **,* ellos mínnarr'el sentido común admite en ellos, metaf ísica, del tmtado de Angelis. fik;¡¡;r;;
r-
DTVISION DE LA _
144 FII/OSOFIA. PROBLE]VIAS PRINCIPÁ.LE.s
rrlosorf.r, ESpEcuLATrvA.
- FrI,osoFi¡ pe r¡ NATT,¡RALEízA l1f
42.-Siendo Ia inteügencia o la razónla que hace que de nuesuas sensaciones y de nr:estras imágenes, pero de
el hornbre sea hombfe, los problemes que conciernen a tal manera que ningua cosa de! obieto,
las operaciones intelecruales deberán dominar, al parecer,
la ciencia que trara del hombre (psicología) (r{r). Y real- EN CU¿¡rrO OBJETO DE r¡{AGg¡{ O DE SlirfSACIóN
mente el problerna capiral de la psicología es el origen de
(es decir, ca:nro obieto de conoci¡r¡iento caracterizado poi
las ideas. ¿Cómo se explica en nosotros Ia presencia de
ia materialidad) pase a esas ideas. C.omo origrnadas en les
esas ideas que nos sirc)en para razonlr sobre las cosas y
imágenes, pero superiores a todo el orden irnaginativo
mediante los cuales los seres se nos presentan en estado de
y *l objeto rnismo que las produce, nüesEras ideas han dc
universalidad,?
perrnanecer en un plano superior al del cbjeto tsmúdc e?t
_ Encontramos aquí, bajo un iluevo aspecto, la cuesrión sa indiaidualidad.
de los universales de que hacíamos mención. Cornproba-
Fr oblcm¿ mos entonces que aquello que nuestras ideas nos presentarl
Pero ¿cómo nuesiras icleas provendría¡r de las cosas si
dcl origen de di¡ectamente es algo no indiaidunl, sino uniaersal. Ahora no nos llegasen a ravés de los senddos que están cn con-
las iders tacto inmediato con las mismas cosas? Basta observar el
se trata de saber cómo se forma en nosotros esre conocl-
miento de lci universal. desarrollo inteiecruel de un niño para convencersc de que
toCos nuestros conocimienros conúenzan por gos sentidns.
r ) Hemos visro que las coses ral como las conoce- De igual manera el conocimienro intelectual lo sacamos
mos por los sentidos y por Ia imaginación, se nos pre- siempre de los conocirnienrcs se¡¡sirivos.
sentan ¿"n su individuelidad: es, por ejemplo, este hom- Por orra parte, con:o todo !o quc e$ sensación e ima-
bre que veo dclante de nrí, de ral aspecto físico, que en gt;:, llcva cl sello iie inclivl'jualidad, y careciend¿r las ideas
este momento impresiona mi retina y que distingo de los cle tatr ceiácter, es cosa er,'idente que las sacamos de las
demás hombres que veo a su lado. Decir ;conocinnento iniágenes, sin que ninguno cle sus carec¡eres pase a ellas.
sensitiuo equivale a decir conocimiento de, lo individual. z) ¿Cómo se realiza esta operación de extracción de
El oblero, como obiero de sensación o de imagen, es el Ias ideas? Siendo claro que ninguna cosa dfl obfero, en
objeto considerado en su individualidad.:Si, pues, lo que cuanco objeto de irnagen, se encuentra en el rnisrno co-
conocemos dircctarnente por nuestras rdeas no es cosa in- rno obieto dc idea, es evidente que la idea no pro-
dividual, es que nuesrras ideas viene de ninguna coml-ririaciírn dc scnsaciones o de imá-
genes. Necesario cs, pues, admitir c,n riosotros una ciefta
LAS EXTITAE]VÍOS actividad de crCen superior, voü5 norr¡rlxóg, i'ntellecnrs
agens, como lo llamaban los pcripatéticcs; es clecir, una
(1'1) Nótese que la "psicología" de los modernos no responde
cxactamente al rratado dcl alma de los antiguos. - l.a negi üuXñ<, D¿ e-q;¡ecie de luz inrelecrual (ccnrparable, si se quiere, a los
tninu, 'Je {nstóteies no esrudia sólo el alm¡ humana. srno también el rayos X que se emplean para ver el esquelero a través dc
alma en general como principio de vida (vida vegerativa, sensitiva. ra- la carne), que fiiando sti mirada en el obleto inrroducido
cional). Este t¡atado responde, pues, a lt vez t lo quc hoy se llamr
biología y psrcología. en nosotros mediante las imágenesu hace qrqe tlrore para
nltestra iriteligencia algo que esraba contenido en é1, pero
l-
t.tó DrvISróN DE LA FILOSOFíA. - PROBLEI\IAS PRINCIPALES
rlrosorfn ESpEcuLATrvA.
- Frr,osoFle oe re NATuMT,EZA t4T

oculto, y que la irnagcn no nos daba por sí misma' fstc dio de la cual sacamos nuesrras ideas del resoro de imá-
algo así exüaído, purificado de los caracteres que cons- genes acumuladas por la experiencia sensible, ideas que
tit"oy.n la individualidad del obieto (ocorno veremos más nos presentan o dan lo que la cosa es, hecha abs*acciós3
,d.íante, de toclo lo que constiruye la materialidad del de Ia individualidad de ese ser.
conoci*iento sensirivo), scrá la "forma o sinrilitud inte- Añadamos que la ahst¡acción puede tener un grado nrás
ligible" del obieto, que vicne, por decirlo así, a impri- o menos elevado. Así la idea de caballo es abstracta como
nirr. .n la intcligcncia para. determinarla o moverla a toda idea, pero al mismo tiempo que pensamüs "caballo"n
conccer, hrciéndolc producir'en su interior' mcdiilnte una podemos ver o hnaginar un caballo, y conocer así en el
rcacción vital, lrr ides en la cual la razón capta el obicto orden sensible al ser que conocttnos a la vez por nuesüa
en un estado de universalidad: idca de hombre, de ser idea en el orden inteligible. Si por el contrario pensan?os
o-i.ciente, de ario o de sentíta. "ángel o espíriru", las imágenes, cualesquiera qlre
,Nótese que lo que nuestras-ideas nos presentan de-este "-q€an,
acompañen a este pensamiento, no están ahf presentes,
moi.lo comó univeisal, (ra2) considerada er sí mismo (abs' sino para ayudar a nuesrra inteligencia en su función;
uacción hecha dc toda existencia, sea en los seres, sea en como tales, esrss imágenes no denen ningun valor de
el cspíritu), ni es indiviclual ni uni-"ersal, ya que pura J conocimienro, pues ni podemos ver, ni imaginar un ángel
únicamente es lo que la cosa es. o un espíriru; es decir,lno po{emos conocer pror los sen-
, Notcmos igualmcnte que si nuestra inteligcncia-no cono- tidos aquello que üanocentos'por nuesrra ineeligencial
ce dire ctameiteloindiviáual como tal,lo conoce sin embar- Hay que notar quc las cosas de que primariamente trata
go indit'ectainente; en cfecto, en el mismo nlomento en que !: filosofía son de esta segunda clase; no son cognoscibles
li.nm una cosa a uavés de una idea, se vuelve y que
hacia las
presentan
por los sentidos o por la imaginación, si¡to únicamente
irnág.n.t de dondc la idea ha sido sacada por la inteligencia.
la .ára en estrdo individual, y así, por esta reflexión sobre Btc grado de absuacción cs lo que constiruye la prin-
las imágencs, capta, pero de un modo indi¡ecto, superfi- cipal dificultad en los estudios filosóficos. Desorienra a
cial, y ént..rrn.nte inexprcsablc, Ia individualidad del ser" veces a los principianres que pasan, sin preparación gra-
dual, de los ejercicios lirerarios de sus esrudios anteriores,
Coxcl-uslóx Vlll. Nuestas id.eas sott
sacadí,s o "nbstrsídas"
-de los datos sensibles'
en los que la imaginación importaba ranto o más que la
inieiigencia, a una disciplina puramenre inrelecrual. Fsta
tnediante la octiaidsd de rttta f acultad espe-
desorieniación desaparece pronro, a condición de que evi-
ciai (inteilectus agens), que sobreplsa a to-
ten representarse por la imaginación cosas que pertenecen
do eI orden de los sent;dcs, y que es co?no absoluramenre a la inteligencia y que son totalmenre in-
la htz de nuestra inteligencia' inraginables, tales como la ese,,?cia, la sastancia, el acci-
Los filósofos llaman ahstracción " ln operatión pcr me- dente, la patencia, el acto; empeño absu¡do que les pro-
porcionaría esfuerzos vanos y les impediría comprqnder
lrrr) Es dccir f¡ "trlruralez-r", "esencia", "quidditas", de Ia cosa (v'
¡né: adclantc no 50). nada dc la filosofía.
t4g DMSíON DE LA Fll¡sOFlA. - PROBLEM,{S PRINCTpALES rrosople nspecurÁr¡ve. r¡Losorfe os LA rqATU¡IáLE?J, ttg
-
Acerca del problema del origen de las ideas, los filósofos
pueden ser agrupados, sumariamente, en tres grupos princi- Filosof ía de
pales: a) los sens-ualisfas afirman que las ideas vienen de los Aristóteles y
sentidos, pero reducen l¿s ideas a sensaciones¡ b) los innatis-
de Sto. To-
más.
fcs (tra¡ reconocen la diferencie esencial que distingue a las
ideas de las sensaciones y de las imágenes, pero niegan que, Nuestras Nuestras
saquemos nuestras ideas de los datos sensibles; c) la escuela ideas nos vie- ideas difieren
de A¡istóteles y de Santo Tomás enseña que las ideas difieren nen de los esencialrnen-
esencialmente de las sensacioncs y de las imágenes, pero sentidos (y te de las sen-
que las sacamos de ellas mediante la actividad espiritual por consi- saciones y de
(intellectus agens) que estó en nosotros. i guiente de las Ias imágenes,
Los principales representantes del sensaalimzo son Lockc cosas), pero pero son ta-
(siglo xvu) y Stuart lViill (siglo xIx) en Inglaterra, Condillac ¡nediante la cadas de ellas
(siglo xvrrr) en Francia. En general, todos los sensualistas son acüuidad de medianre la
nominalistas, pero no reclprocamente, y muchos filósofos una facaltod actividad de
entre los que llamamos aquí innatistas han zufrido, al menos espirituÁ|, y una faculrad
en los tiempos rnosernos, !a influencia del nominalismo. En son esencial_ espirirual.
esta segunda categoría hay que incluir a Platón en la anti- mente dife-
güedad, a Descartes (siglo xvu) y Leibniz en los tiempos mo- renres de las
dernos; por diferentes razones admiten estos tres filósofos sensacioncs y
que nuestras ideas son innatas. Kant (fin del siglo xvnt) es de las imá-
asimismo innatista" pero en diferente senrido: para él lo in- . genes.
nato en nosotros no son nuestras ideas, sino las reglas o for-
mas segi.ln las cuales nuestro asplriru crea el objeto de su Senn¿alistno. Innatismo.
ciencia.
Nuesuas ideas vienen de Las ideas difieren esen-
(r*r) Se puede adoptar este no:nbre a falta de c¡üo n¡ás propio, pero los sentidos, que son por sf cialmenre de las sensacicnes
e condición de ensanch¿¡ ¡¡rucho su signifieación. Enne estos filóso- mismos cepsces dc produ- y de las imágenes, y no ftos
fos, en efecto, hay que inclui¡ a todos los que admiten sea que nuesuÉs clrl$ en nosctros, y no di- llegan a Eravés de ios sen-
ide¿s están en nosot¡os desde el nacimienro lo mismo gue nuestra alma, fiercn esenci¿lmenie de ias
see que son producidas .lirectamente por Dios en nosotros, o vist¡s cidos (ni por cor:sig.erienre
pcr nosotros en l)ios (B*rkeley, Malebranche), o ya quc son producto iniágenes y de hs sensacio- proceden de las cosas con
tcltal de nuestio espíritu e irnponen sus leyes a las cosas (Ilánt). nes. las cuales sólo nuesuos sen-
tidos esan en ccntacto in-
mediaro).

.-, Sie¡do Ia operación de la absmacción


* -4.3- Io que aea-
bamcs de decir, habrá que concluir, por r¡na p*Fre,
qu€
I lto DfvlsróN DE LA FI¡flAOFfA. - PROBLEM¡S PRINCIPALES f IL0SOFIA ESPECULATIVA. - FILOSOIIA DE LA NATURA!.EZA tt!

el hombre tiene un alma espirirual, principal agente de Filosofía de Arktóteles y de


esta labor. (nuesmas ideas, fruto de esta operación son Santo Tornós (aninisr'to).
dgo que no se pue-de equiparar a las sensaciones y a las Dos principios incomple-
imágenes, que pertenecen a un orden puramente mate- ros ambos, uno de los cua-
rial). Por o$a parte, est¿ alma espirirual, por su natu¡aleza les (el alma racional) cs es-
misma, ha sido hecha para cstar unida a un cuerpo (nc piritual; ambos forrnan una
pudiendo nuesuas ideas ser producidas sino mediante las sol¿ sus¡ancia (compuesto
p¡oblcma sensacrones y las imágenes que exigen necesariamente ór- humano).
dc la. netura- ganos corporales). Se .sigue de aquí que al problema de
rez' dcl Dom-
DrÉ' la absuacción o del origen de las ideas se une otro pro- Error por defecto. Error por etccío.
blema capital de la psic"ología, el problema qo" t" oáfi.-
re a la esencia misma del hombre | ¿en qué consiste el El alma humana no existe [.] hombre es un espíri-
(materialismo), o no la po- tu accidentahnente unido a
sn humano? ¿Posee el hombre w alma espiri*tal, m-
dicalmente distintd de lo de los dnimalesl Y en tal caso
demos conocer (fenomenis- un cuerpo (gspiriuulismo
rno ). exagerado); el alma y el
¿caáles son las relaciones de esta alma con el cu.erpo hu- cueFpo son dos sustancias,
mano?
complctas ambas (dualis-
mo).
a) I.ts soluciones que han dado los filósofos a este último
problema están en íntima ¡elación con la posición que adop-
taron en el problema anterior. Los sensualistas. al menos los
/') Nótese que la posición adoptada por los filósofos ante
que pcrnanecen lógicos consigo mismos (quc no es el caso el problerna del origen de las ideas, prefiia ya su acrirud res-
pecto al problema general de la existencia de tas cosas cono-
de Condillac, por ejemplo), niegan que el alnta existe -nta-
teridlistas-, o niegan que podantos conoce¡ su existencia cidas por los sentidos (mundo sensible o corpóreo), y de los
se¡es invisibles y espiriruales, accesibles sólo a la razón.
-fenamenistas-. Lcs lnnatistas tienden, por el contrario, a
considerar al hombre como un espíriru puro unido a un
cuerpo (el cómo de esta unión les ¡esulca difícil de explicar) Filosofía de Aristóteles y ae
-dualismo o espirituolirmo exagerado- lttt¡. En fin, la Santo Tomós (y del sentido
y de Santo Tomás errseña que el hom-
escuela de Aristóteles común).
bre es un compuesto de dos principios sustanciales incom-
pletos y complemenra¡ios: uno de ellos es el alma espirinral ltio es posible dudar, sin
c inmortal (animirmo). caer en el absurdo, ni de la
existcncia de ias cosas cor-
(u.) &te tendencia se encuentra eún en Kant, en moral sob¡e todo, poiales (atestiguada por los
¿unquc este eutor niegue con los fenomcnistas que h razón pueda dc- sentidos) ni de Ia existencia
mo*rai la existencia dcl dm¡. de los seres espiriruales (de-
mostrada por la raz6n).
l- Frlosor.ÍA EspEcuLATIy.a.-METArfsrcA: l. cRhIcA lj,
152 Drv¡sróN DE LA FILóSOFÍA. - PROBLEMTTS PRINCIPALES

Filosoffas de tendencia nu- Filosofía cie tendencia idea-


asegural conúa rodo ataque y toda posible deformaciór¡
terialista, tkta. los principios de esra ciencia suprema, que son a h vez
los principios de todo humano conocimiento.
lFodo lo que no es mate- El mundo sensible no Preciso es, pues, antes de entrar al esrudio del ser corno
rial y sensitivo no existe existe realmente {idealicmo
tal, estudiar la relación de la razón humana con ese ¡nismo
{matrrialismo a b s olut o ), o absoluto), o al menos su
al menos su existenc:a nos existcncia no es cognoscibte
srr" Será ásre el obieto de una parre especial de !a rneta-
es incognoscit:le ( matnialis- ni cierta (ideclismo fenorne- física, llamada crítica o crite¡iología, porque se dedica
mo fenommista y positiais- nista). a juzgar el conocimiento mismo. La lógica enseña cómo Problcm¡
?no ). y según qué reglas llega la raz6n a Ia virdad y adquiere dc l¡ Crftic¡
la ciencia, y esro mismo presupone Ia posibiüdad de la dc o Met¡físicE
l¡ Verdad.
C. Frrcsorfe oe,r sEr¡, EN cuANTo q'AL. ciencia y de la verdad (posibiüdad, poi lo demás, ates-
- tiguada por el sentido común, y namialmente evidente);
44.- Al ponerse a estudiar al hombre,aborda la filo-
sofía'un obieto que, en razón de una de tras partes que lo la criteriología vata, científicarnenre de tro que asl se da
inregran, sobrepasa al rnundo corporal o mundo de le por supuesro, rnostrando en qué consiste Ia verdad misme
naruraleza-sensii.¡le. B"r&,-plqr, y dgbg rpmoq-tarse más del conocirniento y jraciendó ver, en consecuencia, que
alto, y ya que su objeto propio es él ctr conocimienro verdadero, cierto y científico o pori-
ble (rro).
E.\,

dg&¡ g$Aq debe ella esn';lia.r este setr de una rnanera 46.*¿E,n Eté consiste la aerdad ¿lel conocimiento?
:lbsol¡¡tarnen¡e uni.v*rsei, y tal co!-ilo se puede enconüar ¿Se- p_uederefutar d aquellos que ponn en dwda Ia qsera.
no sólo en las coses visit¡les, sino también en las cosas (1a ( nuestrds facultades iognbscitivas, sobre todo de
que existen sin ser corporales, sensilsles movibles, y la inteligencia y de Ia ranín? iie aquí la dobre cuestión
es decir, en las cosas purame,nte e¡pirituales. Ese es el que se planrea desde el principio. Li respuesta es clara.
obieto de la Filóiófía b sa6iduría por e.xcelencia, tri¡mada r) Por lo que reqpeca a la primera cúestión, fácil es
filosofía primera o rnetafísica (r'ó). darsb cuenta de lo que significa la noción de verdad.
¿Qué es una palabra ve¡dadera o vcrídica? Ls aqueltra que
$ r. Crítica. expresa 9on- exacdtud el pensamieuro del que habla, una
- palabra conforme al pensamiento.
Anres de cc,menzar este estudio, debe el filósofo ¿eué es un pensan lrnto
4j. - vcrdadero? & aquel que presenta ral como ls !a cosa a
(lr8) El non-ibre proviene
de lt{etafísica quede en el catálogo dc
las obras de Aristóieles redactado por Andrónico de Rodas, cl trem- . (tr0) Al disringuir asi la Crídca de la lógica, y al hracer de la c¡í-
do consagrzdo ¡ la filoscfía primem (:reel rñg :¡oórng grlooogíoE), tica-la primera pane o los preliminares, o si-se'quierc la ¡iriiairiíi"
vcrosi¡nilmente et rín¡lo que Arisróteles quería darle, ,viene después apologética de la metafísica, seguimos el orden y las divisiones de
dc los libros que rr:rrs,n de !a N¡rur¡leza (pe¡ü rd puo*ú). P¿iece, Aristóteles" que ü¡ra sumariamente de la crítica en el übro lV
<ie la
por lo c-lcrnis, que Aristóreles siguió cronológicamente ese misrno or- metafísica, anres de aborda¡ los grandes problemas del ser .n
den cn l¡ retiarción de sus obrEs. to ser. "oarr-
rr¡,osorÍ¡ EspEcuLATrv.l. ¡rrsr¿nÍs¡cA: l. cnfr¡c¿ ttt
151 DI1]sróN lrD LA Frr-OSOri.d. - PROBLEMAS PR¡NCIPALES -
faculsdes cognosciriv¿rs, y sobre todo la de Ia inteügencia
que se refiere, un pensamiento confonne a esa cosa. Se
o de la mzón, sería inútil pretender demostrarres estivera-
sigue de aquí que
cidad, ya que toda demoimación se apoya en alguna cer_
LA vERDAD DU NUtrsrRo nspíntru te?a, y ellos hacen precisamente proicsión de lo admitir
consiste en su ntnguna y rechazarlas todas. Basrará para defender conrra
ellos el conocimiento humano, ¡0, hacer ver en qué con_
@NFOR¡"{IDAD CON LA COSA.
siste y cómo se realiza el conocimi€rro; ze, refutar los
Imposible dar otra dcfinición de la vcrdad sin enga- árgurnentos que ellos invocan;
3a, reducirlos al absurdo:
fiarnos a nosoLros mismos, es decir, sin falsear Ia noción cuando ücen que "no saben si una proposición es verdade_
de verdad que de hecho y en el ejercicio viviente de nues- r,a", o bien saben que esta proposición por ellcs enunciaj
tra inteligencia empleamos, cada vez que pensarnos.
a) Puédese notar, después de lo dicho, que un pensamiento /
oa-es crertar en tal caso se contradiccn manifiestamente;
o bien ignoran si es verdadera, y cn cste caso nada di_
fdso en todos sus eiementos es imposible, porque si no se cen, o no saben lo que diccn. Los quc dudan de la verdad
identifica con ninguna cosa, sería nada en el orden del pen-
no pueden, pues, filosofar sino guaidando silencio absolu_
samiento. Si digo, por ejemplo, "las piedras tienen un alma",
digo clararnente una cosa falsa, pero es al menos verdad que
to, aun en el inrerior de su mente, y, según las palabras de
Aristóteles, reduciéndose a Ia .onái.ió-n de ros u.g.trl...
existen las piedras, que ciertos seres tienen un alma; de modo
que no todos los elementos que entran en ess proposición Indudablemente l¿ razón se engaña con frecuenlir, ,o_
son falsos. Así el errr)r supone siempre una verdad (1{?). bre todo cuando se ocupa de materias difíciles y eleva_
b) Se puede igualnrente notar que, si pusiera real y seria- das; y Cicerón decía que no hay absurdo en el mundo de
mente en duda !a veracidad de sus facultades cognoscitivas, Ias ideas que no lo haya sostenido algún filósofo. Así,
el hombre no podría vivir; toda acción y toda abstención en pues, la verclad es difícil de ser alceniada, p.ro ., ur.o,
el obrar es un acto de cc¡nfianza en csta veracidad; y siendo de cobardes el tomar una dif icurtad por una, ímposibilidacl.
esto así, obrar, !o misrno que no obrar, serían igualmente im-
posibles. Aquel que pretendicra guiarse por este pensamiento: CoNcrusról.r IX. _ La qterdad de un co_
'T.üo existe la verdad", caería inevitablemente en la demen- nocimiento consiste cn la confannidad de
cia. Nietzsche, que ere un gran poeta, pero que consideraba Ia mente con lo cosa. _ Es absurdo poner
la creencia en la verdad como la mayor servídumbre de la que
en duda Ia ueracidad de nuestru aciltad,es
debÍan librarse los hombres, hizo a su costa esta experiencia. f
. cognoscitiv,rs.
z) En óuanto alos escépticor, quienes,al menos'teóri-
Acerca de esta cuestión de la veracidad de las facultades
camente hablando, ponen en duda la veracidad de nuestras cognoscirivas, los filósofos se dividerq sumariamente,
en tres
(1'?) Cf. Stm.tb., trI-II, q' 172,a.6: "Sicut se habet bonum in rebus. grupos.
itaverum in cognitione. Impossibile est autem inveniri aüquid in rebus, l9 Los escépticos, impresionados por Ia multitucl de errs-
quod totaliter bono privetur: unde etiam impossibilc cst esse aüguam res formulados por los lrcmbres, y por los filósofos
cognidonem quae tctaliter sit falsa absque admixuonc alicujus ven' p;;l-
ratis." cular, ponen en duda la veracidad de !a razón y "" dú fi;l;
t56 ¡]sl/rsróN DE ¡,A F¡¡¡SOri.{.
- FnOBLEMÁS pRtNCIpALEg
n¡rosopie Es?EcruLJ[TTyA.
- ¡racr.4,s!s¡c¡: l. Gf,flc.A l5?
x¡srdari es irnposihle de elcanzar. Los principales represen-
'cantes
dcl escepticisrno son en la antigüedad Pirrón G6A-270r,
El principal iniciador del r¿cionalimro en los eiempos mo-
deinos €s Descartes (siglo xvu); de él dependen, más o me-
Ios Nuevos Académicos (Arcesilao, 315-241; C¡rnéades,
nos di¡ectamente, Malebranche, Spinoza, Leibniz. pero e!
214-l?9), los últirnos escépticos griegos (Enesidemo, pri-
que ha deducido los principios st¡premos y su verdadero es-
rner siglo de nuestra era, Sexto Ernpírico, fin del siglo se- piri¡u es Kanr (fin de! siglo xun), quc consumó !a revolt¡-
gtrndo); en los tiempos modcrnos, Montaigne y Sáncliez en
ción cartesiana y cuyos suci:sores pancefstas, Fichre, Schelling,
el sig!.1 x\'!" 1r sobre todo David Hume en el rytn.
í{cgel, divinizan al hon¡'ore. For Kanr y por tra filosofía sub-
Los filásofos llernados tnti-intc le cnralistas, porque, descon- jetivista que de éi erranca, etr raci*nalis¡mo se
fienCo de Ia inteligcncia y de la razór:, buscan la verdad en !untó, como en
ciernpo cie los sofistas, con su contnario, el escepticismo, ex-
h voluntad, en el i::stinto, ea el sendmienco o en Ia acción traviándose en el antiintelectualismo de los modernistas (fin
(Rousseaun Fichte, Íichopenhauer, Bergson, William .la,nes,
escuela pragmetista y modernista), deben ser catalogados en-
rlel siglo xrx y principios del xx).
tre los escépticos; no porque declar"en le verdad inaccesible,
39 La escuela cie Ar-isróteles y
de Santo Tomás ectseña
que la verdad no es ineposible ni
conr¡<¡ Io hacen tr¡s eseépticos propiannente dichos, elno ¡-tor- fácil, uno dfíciJ dc ;er alcan-
zada por el hombre.
qiic la cleel¿u"sn ine.ccesible a aquélla de nuestras facultades
que preclsra¡n€nts está hccha para alceraarla, y porque, al Así se opone radicalrnenfe a! escepticismo y a! raciorralis-
rechaza.r ia inceligencia y la r¿-zón, nos privan defirúriv¡mente
mo. Ve en la mukiruC de errores forrnu!¡.dcs por lbs hom-
bres una señal de ia debüidad de nues?¡o espíritu, y en e[!a
del único rnedio noffnsl de alcar¡zarla.
encuerltre une razón más de $nor a Ia inreligencia y para ar!-
29 Los rccionc,lktas, por el contrario, opinan que la verdad
herirse esrrechamente a la verdad, y al rnisnlo tieii.lpo un
es fácil de ser rileanzada; rlor este r¡locivo prctenden "$ometef,
rnedio de hacer í-lr{igresar el conocimii"nto, meCiailre Ia ref"¿-
todas las ccs¿s ¿! njvel de la razón", de una razón hu¡r'lana
tació:r y las aciaraciones que €sos errcres exigen de nosct¡as.
que no tcndría ¡lecesidad de ser humilde y pacientemente
Comprende, por ocra parte, que !¡ ra.zón es nuestro út;iieo
discipiinada, sea que esta disciplirra nos la iruponga la realidad
medio natural de llegar a ia grosesión cle la verdad¡ pero con
misr-r"la, '\in macsllo, o Dios. En ¡lrimer lugar cstos fiiésofos
tal que esté bien formada y discipiinada: primerainenre y an-
aientlen al mf:ietiainto, que tor.ra por re6!a de ia verdad an
te todo por la misma realiciad, ya que no es nuestro espíriru el
sil¡eto qr¡e €onoce y no a la a:osa ohjero del ccnocimienro,
nride o se impcne a las cosas, sino las cosss scn las que mi-
disolviendo así el conocimjcnro rnismo; tienden, en segundc _que
den o se imponen a nuesrro espíritu; despuós por los
lugar, a! individi:a!::n'ror nue pide a cada füósofo Ia rarea -oart
pcique la ciencia es uns obra coiectiva, !1o in<lividual, y no"s, ra
ele rel¡acer la fiiosofía segun su parcicrllar punto de i'ista per-
forrna sino por la cor¡rinuidad cle una rradición üiva; y'en fiq
sonai y crear uná concepción del mundo (Weltanschauung)
por Dios, cuando se digrta enseñar a los homb¡., y ororgu a
original e ineelita; en tereer Inger, tienden al neturaliymo, que
los filósofos la noirna negativa de la fe (y de la reoiogía¡
pretende llegar con las sol:ls fuerzas de ia nee'Jraleaa a una [r*e¡.
pcrfecca sabiduría, y rechaza toda enseñanza divina (r*sr\. diante la revelación, verdades en sí n¡isrnas accesibles a la razón (ver-
dades.de orCen narur¡I, r'erdades filosóficas del aima
(tra) De dos maner¿s diferentes rechaz¿ el natu¡alisrno le ense- por eiernplo--, que la razón puede descub¡i¡-inmona[dad
con sus ,ol"u. fu"-¿s,
pero.con peligro de mezclar en eli¿s el eror, rnjen¡¡as que por
ñ¡nz¡ divinp.: it eiega i Dios el derecho de enseñar a los hor¡¡l¡res !e rj
velacióir esrán al alcance de rodos, sin dificul¡¡d y ri" rito"t" .oe
','erc!ad*. en sí ffúsmas inaecesibles a le razón (misterios sobren¡gura- ecor),
i.x); 2e, le niega igualmente cl derecho de enscñr a los hombreq rne-
(rro) Ve¡' n0 2ó.
r
158 D¡v¡sróN DE LA Frr¡soFÍA. pRobLEMAs pRrNcIpALEs
- ¡'lLoscFÍA EspEcuLATIvA.
- ¡t¿t¡pís¡c¿: l. cnÍrlca 159

Filosofía de Arktóteles y de ;rlgrr que se haga siempre presenre al espíritu cada,vez


Santo Tom"ós. ( Intele itua- ,¡rrc la inteligencia se pone en actividad. Y tal objeto
limto moderddo.) t'xistc: cada .vez que conozco alguna cosa, se presenta
f,o que es, es lo que cau- :rnrc mi inteligencia el ser o u.n rnodo del ser. Y con
sa Ia veriJad en nuestro es- rringún otro objeto sucede lo mismo. Si pienso, por e¡em-
píriru. La raz6n puede al-
can?ar con certeza plena las ¡rlo, cn una cualidad, cn una cantidad, en una sustancia,
cn los tres casos pienso en un ser o en un rnodo del ser,
verdades más elevadas del
orden natural, pcro con di- coinún a esos tres objetos de pensamiento, y que por
ficultad yi condición de consiguiente se encuenira en los ues casos por igual. Con-
estar bien disciplinada. cluircn-los, püesr que

Error por defecto. Error por eÍceso. EI, 5tr8{

Le rezón no es capaz de La razón alcanza fácil- cbjeto for¡rial de la inteligencia, es decir cl cbjeto que
cs e!
alcenzar laverdad,queesca- mente la verdad en todas ante todo y por sí mismo (per se primo) es alcanzado
pe absolutamente al hombre las cosas, sin necesidad de por eila y en razón del cual se ocups de todo io demás.
(escepticisttto), o que debe someterse a una discipiina
'ser buscada por otra facul- externa a ella (racionalis- Conocer la crusa de una cosa, sri fin, su origen, sus pro-
tad distinta de la inteligen. ?no). piedades, sr-ls relaciones con las demás,cosas, he ahí diversos
cia ( ontiint electualismo). rnedios de conocer lo que esa cosa es, diversas facetas del
ser. hnposible hacer uso de ia inteligencia sin que la no-
Síntesis de las dos errorcs. ción del ser aparezca inmediatamente.
El espíritu del hombre 'Puede por lo demás la inreligencia alcanzar el ser de les
crea la ve¡dad de las cosas coses corpo¡ales en sus manifestociones sensibles ("fenóme-
que conoce (de "los fenó- nos"): así esrudia, en fisiolcgía, Ias propiedades de los or-
rnenos"); y la que existe (lo ganismos vivientes con relación a ciertas causas que también
que es, la "cosa en. sí") es pe¡tenecen al orden sensible; y tenemos en tal ceso las cien-
inccignoscible a Ia taz6n cics de las cntsas segtmdas o cienciss de los fenómenos.
( criticinno o ¿gnosticisl'rto Puedd igualmentc la inteligencia itcanzar el ser de las cosas
kantiano). en si,rs primeros principios, y tendremos entonces la filoso-
la crítica f ía en general; ésta se diviiie en filosofía narural o metafísica,
+7.-Otr¿ cuestión relacionada con debe
según que Ia inteligencia dirija su atención al ser de las
Problema detenernos aquí todavía. Fuesto que la inteligencia o la cos6s corpóreas como tales o al ser en caúnto se/.
del obieto de raz6n es el insüumento de la filosofía, ¿cuál es el obieto
la inteligen- formal de Ia inteligencia, el obieto hacia el cual se dirige Se uata ya en psicología esta cuestión del objeto for-
cia. mal de la inteligencia. Fero lo que interesa propiamente
inmediatamente el conocimiento irrtelectual? a la crítica es el precisar que el ser que aquí nos ocupa
Para responder a esta cuestión, basta fijarse en si hay es exáctamente el mismo ser de las cosas, ser que existe
lr

t6o DW¡SIóN DE LA FII¡SOFÍA. PROBLEnL{S PRINCIPAI,ES , rttosoríe EsPEcuLAT¡vl. - ¡vrmAFístca: l. cRiTIcA tó!
-
en ellas independientemente de la razón que lo conoce. C¡xct uslóN X. EI obieto f ornml de la
Si se dijera que nuestra inteligencia tiene por obieto, no
-
inteligencía es el ser. El obieto de s*s co-
el ser de las coses, sino la ide¿ del ser que esa facuitad nocí?ilientos es lo qwe en la tes!'idail son
forma en sí misma, y en general, que nosotrcs no corn- las cosas, independíenrcntente de tto'sotros
prandemos inmediatamente sino nuestras ideas (150), esto miwos.-
equivaldría a'entregarse a ciegas al escepticismo; porque "48.-De
en ese caso sería imposible quc nuestro espíriru fuera un la doble evidencia que acabamos de com-
reflelo eÍacto de la realidad, de lo que et, y por consi- prender: Ia inteligencía es una f acultad vnídíca, y el ser
guiente ya no habría verdad pare nosotros; o bien, ia és el objeto.necesqrio e inmediato de la inteligenci*, se

úerdad no sería unr conformidad con el ser; y como la sigue una verdad fundamental.
¿Qué significa "inteligible"l Todo aquello que es cog' Ser c intc-
verdad no es nada si no equivale a esa identificación, está lig¡biüd¡d.
claro que ya no existiría la verdad para nuestra inteligen- noscible por la inteligencia. Pero decir que la inteligen-
cia. Se seguiría también que la inteligencia nos engaña- cia tiene al ser como objeto necesario e inmediato, I gue
conoce con certeza, ¿no equivaie a decir que el serr como
ría, porque lo que la inteligenc.la declara conocer es la
tal, es obieto ciertamente cognoscible por le inteligencia,
reaüdad misma de las cosas, y no la realidad de sus ideas. En
es decir inteligible? Y decir que el ser, como tal, es inte-
verdad, las ideas, como lo atesdgua inmediatamente la con-
ügible, ¿no equivale a decir que la inteligibilidad es una
ciencia de cade cual, son para nosotros ntedios de cono-
propiedad del ser, o que todas las cosas son inteügibles
cet; por consiguiente, si el conocimiento no llegase a las
en la.medida en que son? Diremos, pues, que:
cosas mismasr conocer sería una operación o una acción
sin término o sin objeto, lo cual es absurdo; ya que for- CoNclusróN XI. El sn como tal ei ín-
mar una idea o un iuicio equivale a conocer, como ser- -
teligible; todas las cosas son intelígibles en
virse de un cuchillo equivale a corter, pero no es posible Ia medida en que son.
cortar sin cortar alguna cosa, téúnino u obfeto de la ac-
ción de cortar, y que no es el cuchillo sino la cosa cor- Nótese que al decir: todas las cosas son inteligibles en la
tada por él; idénticamente no se puede conocer sin conocet medida en que son, queremos significar futteligibles en sl, part
alguna cow, térffiino u obieto de la acciórt de conocer, y la inteligencia; no inteligibles para nosotros, para nuestra in-
que no_es la idea, sino la cos¿ conocida pcr ella (rór). teligencia. En efecto, si nuestra inteligencia, en razón de Ia
inferioridad de Ia natunleze humana, no es proporcionada
lreo¡ Tesis de Descenq y después, de tode la filosofía zul¡iedvista. a un ser que la sobrepasa por ser superior al hombre, este
(16t) El conocimienso intelec¡ual se realizn mediante las ideas. Pero
l¡s ide¡s son aqrello por o mediante lo cttal (id quo), y no lo qae ser, bien qtJe en sí mismo sea más inteligible, lo será rnenos
(id qaoil conocemos directamente; son simplemente el medio por cl para nosatras. Así sucede con todas las natqralezas pura-
'cual conocemos, y no el obieto o término conocido; por eso se impcne mente espirituales, y sobre tcdo con Dios; por sí rnismo es
l¡ conclusión de que el ¡er de las cosas es el objeto inmediato de el ser rnás inteligible, pero sola su lnteligencia puede liegar
nuc$ro conocimienro intelecrual (inmediato, es deci& conocido sin que
hrga de ictcrmediario ouo térnrino u obieto percibido anterionnente),.
a esa rnteligibilidad sufrrema.
t nrv¡sróu DE LA Fllosoría. oNror¡cf¡ (rswcH)
U2 - pRoBLEMAs pRlNclplrrs t.¡r.()s. [:spEc. - ¡vrerrrristc,r: 2. ¡ó3

,,rrtcn (lue convendri,ae un estudio propiamente ciendfico.


5 z. Antología. Arrnque la noción del ser, por ser la primera y la más
- .'r¡nocicla de todas, es sin duda demasiado clara por
,jl.o_I":l-y defendido-los.princip¡os
4g.
-D. -esp-ués de haber, en Ia criteriología, examinado .,í nrisma para poder dar de ella una definición propia-
irl'l ff.?'i: ¿el conocimien"ro'.n g.n.¡rl,
sic¿ del ser de Ia ciencia y de la filosofía, podremos pasar al estudio
r¡rcrlre dicha, la primera tarea que se impone al que desea
cn se¡re¡al. de Ia rnetafí.1ica propiamente l)cnser seriamente, es la de precisar esta noción, y pars
drclia o ciencia dei ser en cll<¡ buscer los diversos significados fundamentales que
cuanto ser. Eila es como el corazón y fuñdamento ricne (t52). Plantearemos, pues, antes que ninguna otra,
de
toda la filosofía. En ese traracro habremos de Ir cuesdón siguiente: ¿Culles son los objetos de pensa-
estudiar
al ser corno tal y las grandes verdades q";
preguntarnos cómo encierra a todas
;; J niento quc se imponen necesaria e inmediatamente a la
tras cosas sin"onri.n.;
ser ago_ ínteligeicia cuando se dirige o dplica su ntención al ser
rado . por de,-. ellas; estudiar sus propiedades
¡ingr¡na romo tal?, o de ouo modo, ),4 que el ser es el obieto pri-
esenciales, la-unidad, la"verdad, la bondad, rnclo de Ia inteligencía, ¿cuáles son los Dirros ABsor,u-
la'b.lir"r; eu_
rcdiarlo, en fin, en cuanto él obra, . ;nr.ni* p.n.rrr, I'AMENIE pRIMERos DE LA INTELTcENc¡n? (t63).
.n
la naruraleza y las rnodalid¿des .le Ia Vamos a ver que est¿ únic¿ cuestión fundamental tiene
Deberemos igualmente investigar cómo """i¿_á"*1.
se distribuye una triple rcspuesta, segírn nos coloquemos desde el punto
el ser en todos ros dominios de Io creado, ya dcsde el tle vista
punro de vista de Ia consritución dc rodo'scr crcado de le inteligibilídad,
(división del se¡ cn potcnci:r y acro, cn esencia
y cxis_ de la existencia,
tencia), ya dcsdc el ¡runto dc visr¿ crc ros divcrsus seres o de la aceión.
creados (divisiórr dcl scr en susrancia y accidcntc).
Com_ (16,) Cf. Arusrórtus, üet.t lib. V.
prenderernbs enronces- que las nocionés que se
.ípon., y (163) Las nociones expuctas en los párrafos 6 ¡os -10, ll, 52, presen-
aclaran en la ontología, son la clave de todas tan par:r los principiantes, en razón de su carácter abstracto, no pe-
lal dcrnás.
Algunas de enue etas son tan indispensables que ya queña dificultad. Es, sin embargo, imposible omitirlos. ; a quc s'.t im-
desde porcancia es verdaderamente fundamcnt¡I. Creernos sobre todo gue
€ste rnomento nos a detener
-vamos en su consiáeración, importa mucho precisar con todo cuidrdo, desdc le inroduccitin. l¡
puesro que a cada instante tendremos necesidad de echar noción capital dc esencia, Como lo nota el P. Geny (Queniou d'en'
mano de las fundar¡ren$les nociones d," ,srnrcinr- reignewent de philosopbie scolastique, pp. 79-81), h ausencia, en los
de sus- cursos clásicos. de un esrudio especial <icdicrdo a csta noción corrsriruye
tancia y de accidentei de porcncia y d.e acto.
una laguna de las más depiorables. l.os nr¡teriales de tal esnrdio st
es posible, evidentemenre, en una simple inuoduc_ cncuentntn desperdigados acá y alló, y la negligencia en presenrarloc
. fo-
ción hacer de estas nociones un análisis y irn" csrudiados en un ccniunto armónico, hace t¡uc la palabra esencia, en
;*Un"r_ las puenas mismas de l¡ rnetafísica, cree hoy tanta desconfianze, o
ción compteta; procuraremos sin embargo .rirfl.".rlm ¡un en el c¡so de que se la acepte, de¡e tanta vaguedad en los cspí-
con claridid y cón tocio cuidado, ,r"*.i.ñJo ¡irus.
a. ejemplos,.más bien que a argumenros "i.üo,.nr.y
desarrollados,
Se haa de estudiar, puesi con gran diligencia las nocrones expuestas
et¡rri, aunque no sea todavía el momento de penerar en ellas profi¡gr"
simpüficando mucho las cosasf pero sieuiendo <l;rmente. Sasta por lo pronro con ponetre en conacto cor¡ cll¿s
el mismo
ESpEc.
- ivrrrunísIc¿: 2. oNTor-ocíe (esEucl") rót
1,(A orvlslóx DE LA Frlosog.Í¿. pRoBLEMAs pRr¡JctpA¡LEs
-
(ser ea euan-
Desde el primer pi¡nto dc vista, tenciremos que prccisar !r irrtcligen cia, id Etor! in aliqua re per se primo íntellí- to sustarci¡)
gr:é se enuende pot esencia," desCe el segundc, qué se en- git:c. desde el ¡uo-
'[c,da idea, cualquiera que sea (mienuas no se ü¿te ro de vlsta
tiende par sastt?xcia {aIa que sc opone el accedente), y de le acción
desde el tercero, qué se entiende por acto (al cua! se opo- cle algo contradictoiio, .on'lc la idea de círculo cuadrado, (ser en curn-
nela potmcia). por ejemplo), ttos pres€nta delante del espíritu alguna to ac¡o),
(:osa; esto que ,**édiatamente se nos hace presente ai
5o. La EsENcrA. al ser desde el punto
- Considcremss
de vista de la intcligibilirla,J, o de orro modo, cspíritu {es una esencia {o une nan¿ralezd). Ya pensemos
La esencia
en eI senti-
mos al ser cn cuanto es apto p2ra penetrar en el "onuid.r.-
espíritu, cn hombre, humanidad, animal, bondad, blanco, blancura, do amp!.io: id
o en cuanto puede ser captado por la inteligencia. Este sentado, triángulo, ctc', cada uno de estos seres así prc- quod aliq'.tarc
pn se 1>rime
e¡ cl n¡ás universal p¡:nro de vism <iesda el c*al podemos sentacios inmediata.rrente a mi espíriru, cada una de esas íntelligi:ur, 7o
colocarnos, ya que saben¡cs que el ser como tal es inteli- unidtdcs.inteligibles, es, por definición, una esencia. en que tal idee
pone inrnedia-
gii;l:, y pcr consiguie:rte que la inreiigibilidacl es *fl. qasra el sentido amplio de esta palabra (rsa)- trÍ1ente áÍl:e
como lo que es o puede ser. y llamemos Así una esen'cir no es otra cosü quc un obieto dc l.r ia inteligen-
ESENCTA ¡rleiite considerado corno tal. Ceda esencia ricnc por lo cia.

dernás si¡ con:titución propia, por Ia c¡ral se distingue de


al primer dato de la inteligencia, bajo ese aspecro par_
ricular.
lis de¡nás, y rcquiere ciertos atributos.
A. La esencfu en sentido onrylio.- ¿) Fero he aquí esta observación importante: Si con-
Consiclerar a! ser
siclero e\ trifingulo con sÁIs propiedades, o el horntrre, tra
er? ¿R,rnio es inteligil:le, o crr c{:xrlto puede ser eaptado
pon Ia inreligencia, cs en prinner iuga.r considerarlo borno humanidad, €t9., estos seres Permanecen exactamente lo
quc son como ob;etos rnentales, tanto si los sr.:pongo do-
simplemenrc presentado:rl cspíritu, sin rfirmeción rú nega-
ción (es decir, co:;ro obleto de simple aprchensión, ie- tados de ex-istencia como si los supongo privados de ella.
gún diieinos más tarde). "'friángulo," ,'políg,:no',, ,,sen- El liecho de cxistj¡ no modifica a las esencias ccm.o tales;
tado", "este hcmbre", son on'os tflntos oblctos simple-
(r54) Hemos visto ya que lo indir'iduai coir¡o trl no cs captado di-
rnente presentados al espíritu, sin afirmaclón o negación. rcc¡emente por nucstra inteligencia. Cuando por vía indirecta (vol-
. ic:;á-lesscn
vie¡rdc sobrl las imágenes, cf. anteriornicirec, rtQ 42) nos formamos
:::;iHXr":; . rJ. ¿Cuál es,[sbaio
--'á. inieligencia?
este aspecro, el primer daro de la
una nación individual, cl obieto que por csra noción se hace presente
pc*ti". simplernente r.quello que prl::eio se
€ü nrjes[ro espíriru -Pedro, este hombre, esee árbol-, es tanrbién, en
!^, R-:lir.t presenra delanre de nuestro cspíri:u cada vez que con- tanto qxe objeto mental, una estncia, en eX sentido anrplio de eta
palabra. Así la noción de esencie en seotido amplio debe ser e:¡tendida
:.::-:1'jt_.:t cebimos alguna cosa, cada ve, que nos formamos una
Funro de v¡s- . . hesta los obietos rnentalcs singulares.
ra de ta ¡r- idea. Puesto que hernos convenido en emplear la deno_ En cuanto ¡ lcs "ser':s de razó[" ("la ceguera" pc¡ eiemplo, "le
t_eligibitidad minrción de esencia, concluyamos que
(ser nada"), que nada son en Ia reaüdad, el nombre de esencia no les per-
en cuan-
UNA tenece, en el sentido de que una privación, por eiernplo, tomada como
co esenci¡) ¡ ESENCTA.
tal, evidenrernente no tiene esencis (Cf. de S,r¡¡ro TolwÁ.s, de Etzte et
desde el pun-
Enantia, c, l).'Se puede, sin c:nbargo, apücarles impropinntnte el
;ji;:ü d" es aqueilo que €n todo objeto de pensamiento in¡iredia-
qomb;c dc esencia e:r sen¡ldo arnplio.
1r exisrencie tarlrentey a¡¡te todo (per se prímo) se hace prBscrite a
ló6 - Drvr$róN Ds LA FrLosoFiA. pRoB¡.EM¿s pRrNclpALEg
- rlros. rsplc. - ¡rle'rarÍsic¡: 2. oNror-ocÍ¡ (esr¡Ecre) ló?
pila concebirlas en rni nrente, prescindo de si tienen o no
b) La el hecho de existi¡ a'crualmente,
existencia dctual,
exlcter,cia.
no está incluído en el obieto de ninguna de nuesuas ideas;
El ser, en el sentido de existencia, se me revela asi nnestra inteligencia no puede atribuir ia existencia ecgual
co¡no de ot¡o orden gue en el sentido de esencia (165). a te! o cual Jbleto de pánsamiento o rnental, si no es fun-
La palabra "ser" significa, pues, dánclose, inmediatarnente o por meciio del razonamiento' €n
dos cosas muy diferentes; al decir, el testimonio de lcs sentidos (o reflexivamente, en !a concien-
^ I L,o (¡¡,) que es: EsDNcrA en iamediñamente: "existen obietos
iiEA (I senddo ampüo (cstentia)
lcnr,
pof eiemplo,\'ser o n0 ser, he ahí cia). Así es como iuzga
sensibles", "yo exrstol', y así demuestr¿ la existencia ele Díos,
a¡ital¡) | Acro de ser; Exr3rENc!^ la cuestión", nos referimos al ser-
| (exristmtia) fundándose,'por eieinplo, en el hccho clel ¡novimiento' Ella
existencia; en cambio, al decir "un
ne Fuede llegar sola hasta la existencia actual de sus obietos
ser viviente", se trata del ser-esen-
rnentales.
cia. En el prirner caso la palabra ser designa el acto de
sff o existir, el acfi por el cu l una cosa queda colocada" Las esencias' por el contrario, (cl triángtllo, el núrnero
par, etc.), gue como tales no sc refieren más que o una
si se puede así decii, fuer¿ de l¿ nada y fuera de sus caums
existencia pósible, son los datos inmcdlatcs provistos por
(ernn nihil, extra causat); en el segundo caso, designa
nücslra inteligencia y rruestras ideas.
AQUET,LO
que es o puede se\ aqu¿Ilo que posee una exisrencia ac- trnsistamos, pues, en la-noción de esencia, en la noción
tual o posible. El ser se divide, pues, en ese?rcia y ecis- del ser considerado corno aquello que es o Puede ser'
teficil. F{e¡¡ios definido !.a esencia: aquello que' 8n euakluier ob-
oua en-
a) La releciór¡ que es preciso cstablecer entrc esos dos leto mental, inmediataiil3ilte y ailtes Que ning'ilna
i¡rl*d oucomprendiilo pür la inteligencia, id quoil in ali-
térrninos, da luger a una cuesrión que se esrudia en filosofía,
(1ua re per se Primo intelligitur. Consideremos si esta no-
I que c-onstituye, no con lelación a nosotros, como el pro-
blema del universal, sino en sí mismo, ei problema funda- áión, **y *íitia y vag¿,podemcs precisarla, de tal mcdg
mencal de toda la filosofía: ¿La esencia y Ia eristencia son q-tie la *istna defittición, iornada en un senúdo más linu-
rcalmqtte dinimds en los seres creados? tado, pueda aplicarse en cada caso detelrninado, a un solo
obieto mentol.
- (1!!) Nótese que en l¿ existenci¡ se pueden consi<ierar dos cosas:
l¿ existencie c¡¡mo hecho de existir (eiírterc in acta ewrcito), y la B. La esenciu efi sefltido estricto, o Ia esencía propra-
cxiste.ncia como ob,¡eto tle pensamien¡o (ersistentia ut quod q*iá íx); mente dicha.- La simple presentación ante el espíritu
desde este punto de visra la exisrencia esrá en la mismr condición oúl
ietiua que rodo objeto mental y se encuentra ep la inteligencia como
de un obieto de conocirniento (hombre, blanco) no es
cualguier esencia o quid,dítas, ..Ese duplicitei sumi poresr, scilicet sino el principio del conocimiento intelectual; este cono-
ln edru excrc¡io ipsius exsistcnrjse, et per rnodum quidditatis; et ut cimiento se perfecciona en e! iuicio, cuendo el espíritu
cxercug exsistenciam, atldit sup,ra se ilsunr ur t¡uod quid est: et.conse-
quenrer ut objecnrm intellectr_¡s esc at¡stractius (quam ut objectum vo- afirma o niega de otro, este obieto mental (Fedro es hom-
luntatis): quia esr obieenm volunt.¡tis secundu¡n quotl sirt in acru bre, esta flor es blanca). Si querernos' pues' considerar
exercito exsistendae, irrtellectus, autcm secundo- quód rationern habgc
quiddinris culusdarn in se ipso,,, (Cnyer¿r¡o, in I arn, q. g2, a. 3,) el ser desde el punto de vista de la inteligibiüdad pare
darnos cuenta perfecca de los datos absolutamente pri'
Tó8 DÑ'ISIóN DE LA FILOSOFÍA.
- PROBLEMAS PRINCIPALES .
F:Los. ESpEc. - IIETAFísIcA: 2. oNToLocfA (rseNcra) 169

marios de I¿ inteligencia, nos es necesario considerer etr


objeto menml en cuanro que puede ser captado por !a ciro), o taies co¡no blanco o blertcwra (que ve en est¿

inteligencia cuancio ésta hace un jr:icio, por ejémpio, flor), o sea a


cuando dice "Pedro es hombre". ¿Cuál es, desde éste LO QUE
punlo de visra, entre los diversos obietos mentaies que una cosa es, es a donde ante todo se dirige nuestro espí-
pueden existir en un sujcto cur.lquiera, aquei al que la ritu, y por ahí hay que buscar el dato absolutemente pri-
i-nteligencia se encamina dircctanlcnre y antes que- a los m:ric áe ia inteligencia con relación a ia inteligibilida-d
demás! Es Io que llamamos esencia en el sencido esu;cto {esencia en sentido estricto).
de la palabra. Así tenemos dí,¿idida en dos la noción de esencia en
r) Consideremos un objeto rnental, pedro, este ca- cl sentido más amplio" De un la- :
baltro, este pájaro: Pedro es alro, ríe y se mueve; esre io lo que es (sei que posee la I Lo que e:: esencial Lo qvB
cnlcnticioampliol Lo (el)
e;";isrencia). f)el otro lo quc una I s"t
ala,
caballo relincha; este pájaro
'..uela: cada uno de ellos es
un todo individual, concrero e indepencliente, dotado de eosa es, ló que la constituvc. I Acro de ser esi;tencít
todas las cualidades necesarias para ser y obrar. z) A cl que a a, aquello que
A suietos individuales de esta naturaleza se dirige ante es propiemcnte, darernos el nombre de sujeto primero
todo nuesrrg espíriru cuando pensamos en lo qul er, en (fr,rndamental) tie existencia o de aació's'¡. Es lo que los
-.*lrr.rióo
el ser. Al dirigir su atención a estás cosas, la fi!ósofos llaman "supposirum" o "g3ersoils", y que por el
"lo que es" se precisa y adquiere un significado pamicular; ¡nrinento no nos interesa.
no designa ya solamenre a aquello que hace frénre a una Consideren-ros por el contrario lo q3se Llne ec52 es. R'es-
existencia áüi"t¡.rl u p¡5ig!s, sinc,,r¡rái bien a üeüto a lo que una cosa es' {nü es i";rda,i c¡B'? 5ol1 fl€e€-
iarias algunas ciistinciones e investigaciones, a firl cle pre-
AQUELLO QT'E
cisar en qrié consiste con certez¿ el ciatc o reelidacl pri-
reaüza propianrente el acto de sei. Todas estas cdsas, a mera de la inreligenci¿l desde cl punto de vista d,e la inte-
títulos diversos, son las que pueblan el mundo, son las ligibilidad, y ver así a cuál corresponrtre prcpitrilente el
gue existen realmente. nor¡rbre de eseitcia; cuál es
Si nos colocamos ahora en el punto de vista de la inte- tr,A ESENCIA DN
ligibilidad, a estos seres individuales a quienes se di-
.¿es
nge pnmariamente nuesüo espíritu, encre los diversos ob_ Pedro, por elemplo? Pedro está s€ntado, Fedro es cailaz
de reír, Fedro es hom]:re: ¿Cuál de estas ües cosas
ietos rnentales que pueden presenrarnos l¿s cosasl Sin -sen-
duda, no, si es verdad, como lo hemos visto más arriba, tado, capaz de reír, hombre-, constituyc la entidaci a la
que ¡o individ¡lal escapa sl alcance direcro de nuesrra inte- que la inteligencia se dirige inn.:ediaramente y ante toclo,
ligencia. Lo qr:e yo sé de Pedro. es lo que comprendo desde ese punto de vista de !a intcligibitidad? ¿En qué
que es en realic{ad, hombre, por ejemplo, A objetos me._- consiste su esencia?
tales, t*les como Í¡o¡nbre o hununíáad, (q'as ve en pe- C, Caracteres de esta esencia. ¿Cuálcs siirl ios ca- Lr escncir.
-
fílctf,res Ccl objeto rcentel así definirfo, es decir, el ser enscntitlt¡cs-
[-
170 DrvrsróN DE Lr, F¡!I)5OFíA.
-
pRoBLEMAs PRTNCTPALES
Frr¡s. trspEc.
- n¡er¡rísrc¿: 2. oNToLoGíA (esenrcre) t7r
tricto, cs el primeramente capradü por la inteligencia, cuando consi-
y
scr necesario Este es el primer carácter de la esenci¿ en sentido es-
primero de la dera, lo que nn cosa es?
cosa, a dnrlo ¡J F-s claro en primer lugar que debe ser una entidad tricto"
de anticipo o realid¡d cl* la que nw?ca 'lsttcde €stdr pril.)ddr el
ser en
z) H;ay otro todavía. ¿Desde qué punto de viste le
primero in-
de entiCad en cuestión es la primett? Dcsda el punto de c)ista
te ligibilidrd, cuesrión.
id 4tiod pa se fu la inteligibilidad, como queda dicho. Pedro es hom-
primo intelli- En efecto, en razón de esa enridad la inteligencia concibe b:e (anirnal dotado de razón) antes de ser mortal: es
gitur in ali- porque hornbre contiene r animal, y en la noción de ani-
en prirner lugar, capta, retiene, pone ante sí y nonrbrl a una
,qarare, lo que
tal zuicto es cosa cualquiera de que se trate. Frivarl¿ de aquella enridad, mal la inteügencia ve el carácter "sufeto a la muerte".
aotc tcdc pa- o cambiar ésta cn cuaiquier furma que sea, equivalclría a Pedro es hombre antes que capaz de reír: es porque
ra ia inteligen- poner delante de Ia inreligencia otra
cosd distinta. "hotrnbre" supone "dotaelo de razón", y en la noción do-
cia.
Se trata, pues, de una entidad de la que Ia cosa tado de razón la inteligencia ve este otro carácter: capaz
conte,?npladú no puede estur pria\da en tanto qae ellfi de reír. Los caractercs tnartal, capaz de reír
exista (si no, la inreligencia no sería nna factilrad verídi- -caracteres
que Pedro posee necesariamente- tienen en él un princi-
ca). Así, por ejernplo, Pedro, én tanto que exista, no pio, una razón que los exige ante la inteligencia por su
puede deiar de set hoffibre (en cambio puede no esfar noción misma, o en razón de su existencia, o en razón de
sentado). su inteligibilidad; y esta razón, este principio, es uno de
Existe, pues, esa entidad, en la cosa considerada por ia los elementos o aspectos constitutivos del ser "hombre".
inteligencia, NEcusARrA E TNMUTABLEA{BNTE. Pedro es, pues, como inteligible, "hombtre". antes que
Es además la entid¿d gue principal¡nente interesa a la rnortal o capaz de reír.
inteligencia, pues a ella se dirige en primer'término. Es, El ser, la entidad "hombre", es lo primero en el orden
pues, la enddad que ante todo constituye a l;r c,:sa (15s), de la inteligibilidad; es decir, eso es en Pedro e! primer
y es como el pfincipio y fundamcnto de ella; es el ser principio de inteligibilidsd (tu?). Por larga que sea la fór-
primero dc Ia cosa. Así Pedro es hombre anres de ser mula, hay que decir pam expresar cxactamente este hecho,
capaz de reír o mortal. que el ser o entidad "hornbre" es por sus elementos o as-
Concluyamos que Ia entidad a Ia cual se dirige Ia inte- pectos constitutivos
ligencia al pcnsar lo que es una cosa, es la entidaci
r,¡ n.líz
I.IECESARTA
de todos los caractercs necesariamente pnseídos por Pe-
PRI]\,TERA,
dro, caracteres
cn una palabra, e/ scr consritutivo de esa cosa; es la que QUE TIDNDN EN PEDRO
la cosa es necesari¡ y primariamente. trN pRrNcrpro QUE Los EXIGE FOR SU NOCIÓN MISMA (158),

(r6c) La palabra tnte designa aquí, evidenterncnte, prioridrd dc na-


ttrr{eza, no prioridad de.tiempo.
itrr¡ "¡e¡ enim res intelligibilis es¡ nisr per suam definitionem et
cssend¿¡n." S¡rxro To¡vt-{s, de Ente et Esrmtia, cap, l.
' (163) Estos ceracteres son Io que llamarnos prooiedrdes.
172 DIVISIóN DE LA, F¡I¡SOFÍA. - PR,OBI,EMAS PRINCIPALES Frlos. EspEc.
- METAFísIcA: 2. oNroLocfA (nsrncn) t7¡

..
Tal es cl segundo c¿rácrer de la esencía propiamente corno inteligible; brevementei eI ser prfutariatnente inte-
dicha, o del ser al cual la inteligencia se dirige en primer ligible de la cosa (r6s).
lugar cuando considera lo qae las cosas son: Es ü ellas
el principio primero de inteligibilidad.

Dos maneras tiene nuesrra inteligencia, imperfecta una,


perfecta la orra, de captar esa enddád. amplio) I I-9 pjtL). 4ze" Suieto de
p( ru o sitt un, persona).
Si, por eiemplo, conocemos una cosa gue es un hombren,
- Ac¡o de
1in. poder aún expresar con exactitud en qué consiste
ser
(eústencia).
él hornbre, conoceremos de un modo conftrrl .r. ,rr.,
" pero
La inteligencia tiene. ante sí a ese ser, lo contempla,
Io ve, por deci¡lo así, como nuestros oios verían un oU;.to
Coxcr,usró¡¡ XII. esencia de una
opaco. -La
cosa es lo que esta cosa es necesaria y prí-
Pero si conocernos esa misma cosa de tal forma que po_
damos dar de ella una definición mariamente como principio primero de in-
-un animal dotadi de'ra_
són- entonces conocernos al ser en teligibiliclad.
cuestión.de una manera
precisa, distinta. Nuestra inteligencia ve ahora en él sus
principios o enridedes consdrudvas. A este datou obleto prirnero de la inteligencia, los fi-
En el primer cirso, el ser en cuesdón aparecía ante nosotros lósofos dan no sólo el nombre de esencia, sino el de
- qaidditas a naturaleza. Eso es lo que A.¡istóteles y los es-
de una_manera imperfecta; en el segundo, dp una manera per_
fecta (es decir, con Ia perfección requerida por Ia ciencia¡,
lroo) I-a esencia, como atribuída a la cose ("hombre", cuando se
I quc nos permire usa¡ de él como del primer principio cie
inteligibilidad (del hccho de que ese ser eitá doraio de razón,
dice por elemplo "Pedro es hombre"), es propiamente Io que la cosa
es necesariamente y ante todo, como inteügible. La esencia conside-
podré deciucir que es capaz de hablar, de reír, de adorar á rada aparte o en estado puro (como cuando se dice por e)emplo "la
Dios, etc.). Pero en ambos casos se trata del rnismo sen y hun-ranidad", o "el ser hombreo' -en este caso no se puede decir "Pe-
dro es la humanidai", o "Pedro es el ser hombre"-) es propiamente
gle yo lo conozca o no, claramente, como animal razofla- aquello por lo que una cosa es lo que necesarirmente y ante todo co-
ble, esta enridad no dejará de ser por eso la raíz de roctis rno inceligible, o si no, aquello por lo que la cosa esrá constiruída en
los demás caracteres que la cxigen como razón y principio un gratlo determinado de ser primariamente inteligible. Conviene,
de su propia exisrencia. pues, si se considera ia esencia en estado puro, reemplazar en nuestros
textos la exprcsión lo que pot la expresión aquello Ttor lo que:

¡J Conocernos ahora cuáles son los caracteres de Ia


( Aquello poR Lo eue (una cos:¡ es
esencia en el sentido propio de la palabra, y podemos dar I Lo (l1|, que i lo que es) ante ta{o cmno inteli-
es: esen.cro
JI cn $ent:co I| Lo
de ella una definición: la esencia is el ser neiescrio y gible: esmcia propinnmte dicba.
!)?.i_ c--
üsr - (tt- oun): Suieto de ecc!ón.
weoriiial de Ia oosa, cot?to"principio prhnero de tntet;f;Ai_ I ampiio Ii (Sup. persona.)
lirladn o si no: /a que la casa es ñeceiaric y prinuriartinte ¡I
Acro de ser: eristencic.
Frr.os. EsPEc. - ¡ns.erarís¡c¡ 2. oNToLoGÍA (rSENCre) Ú5
174 DTvrc!óN DE L.,{ FI[,osoFÍA. _ PRoELEMAS PRINCIPALES

le pertenece en propiedad, ya se t¡ate de un sufeto indi-


colásticos llamal¡an ró rr. dv efvar, quod qu;d est (tuo), y vidual, como "Pedro" (substantia prima, sujeto por excelen-
definían id quod per se prirno intelligitur in aliqua re ("t), cia); o de un sujeto abstracto y universal (substmtia sccun'
definición que ya conocemos y que tiene ahora sentido da), como "animal"; o de un accidente, tal color o tal vir-
preciso para nosotros. tud; o de un trascendental, como uno, el bien, etc.
d) El ser primeramente inteligible de una cosa se llanra
a) &ta definición, aplicada a la esencia en el sentido am- esencit, porque fundándose la inteligencia cn el ser, lo que
plio, significaba: aquello que tal o cual üea presenra prima-
una cosa es primariamente para !a inteligencia, debe ser
riamente ante la inteligencia.' Aplióada a la esencia propia-
aquello gue es más fundamental en la cosa desde el punto
mente dicha, significa: "lo que tal o cual suieto es, ante todo,
de vista del mismo ser; en efecto, como veremos más tarde,
para Ia inteligencia".
el ser o la existencia conviene a la cosa en razón de la esen-
&) Nótese que todo obieto de pensamiento, que una
cia y en Ia misma esencia (tut); y se llama quidditas, porque
esencia cualquiera (esencia en sentido amplio) se encuenrra
es lo que expresa y hace conocer lt definición que respon-
eonstituyendo de hecho le esencia de un ser (esencia en
de a la cuestión: quid est hoc? ¿Qué es esto? Se llama z¿-
sentido estricto), más o mcnos completamente percibida
turolera, en cuanto que es el primer principio de las ope-
(con tales o cuales determinaciones). Al pensa¡ "animal",
raciorres gue naruralmentc realiza la cosa (roa).
ya percibo la esencia Ce Pedro en pafte de sus dctermina-
ciones; al pensar "hombre", la percibo toda entera; al pen- D. Nuesnd inteligencíe puede cl?nprenderla.- La ir,-
sar "ario" o t'bretón" "Pedro", Ia percibo íntegr4 con al- teligencia tiene por objeto formal el ser. Por otra parte,
gunas determinaciones o notas que radican en la materia
Io que hemos convenido en llamar esencie no es otra cosa
(ver páginas 179-187).cAI pensa¡ "cuerpo vivo dotado Nuest¡¡ in-
qne lo primeramente inteligible cn una cosa. Por consi-
de sensibilidad", percibo la esencia completa de cste su- guiente. nucstra intcligcncia pucde llcgar ¡ealmente a las reügencia se-
ieto: animal (y pcrcibo a la vez parte de la esencia de cie les cosas (^"'); negerlo serla negar la tntcll-
ría vana y fel-
sa si no pu-
Pedro). Al pensar "blanco".o "prudencia", percibo la esen- _"."...",..-"-,
esencrss
-
cia cie tal o cual cualidad. Al pensar "bondad", "unidad", gencia mismily ?eóIF que falla lo que es por excelencia diere conocer
la esenci¡ de
"ser", percibo alguna participación creada de Ia esencia di- su objeto... las cosas.
vina (o si pienso "bondad en sí", percibo por analogfa la Además nuestÍa inteligencia pretende hecernos conocer
misma esencia divina). las esencias de las cosas, les ciencies que son obra suya;
c,) Notemos asimismo que todo sujeto apto para entrar (t6s) t'Essenrie dícin¡ secundum quod pet ctnt et in ea ret habet
erl una proposición cualquiera (ro2) tiene una esencia que e¡¡¿" (S¡xro Tc¡lÁs; de Ente et Essentia, c. 1.)
ltor¡ Quidditas est rps¡ rei entrtrs considerata rn ordine ad defini-
ltoo) La traducción literal latina de la pahbra griega es quod quid tionem explicarem quid illa'sit. I:-qdras vero rei conside¡ata in ordine
erut esse -id est d¡ce S.txro Tolrf,s (de Ente et Essentia, c. l)-, hoc ad esse, dicirur e¡sez¡i¿,' in ordinc ad operarionem dicitur natura.
per quoil aliquid babet esse qüd, lo quc d¿ a un obleto mental
1t0o¡ Puede llegar directmnante (por un concepto propio) a las e¡en-
cualquiera el que sea esto o aqueilo.
cits completas o contpletmnente determinadas, aL menos cuando se
ltot) O si no, desarrollándolo más: id quod pimo in re concipiw, trata de cosas que están a nuest¡o alcance inmediatamente, es decir,
sme quo tes esse non potett, enque fundamenntm et cauta coetetonmt
como se ve en psicologia, de las cos¿s corporales. (Percibimos com-
quae sant in eade¡n re; ut mimal rctionde est homhtis cssantia.
pleto o completamente determrnada la esencia de Pedro, cuando lo
(162) L\cepilando los sercs de razín, de los que propiamentc no sc
conoce[nos no sólo corno ser viviente o animal, sino co¡no bombre.)
puede decir gue tengpn une csencia (ver nota nc lJ4),
r
176 DIv¡SrÓN DE r..A FILúSC''ÍA, PROBLEMAS PRINCTP.ALES 'FILOS. ESPEC.
-¡trererÍstc¡.: 2. orro¡¡cíe
(esrxoa)'rll
-
no teniend': otro objeto que alcanzar esas esencias con coses que estudian. En efecto, no está a su alcance el llegar
'precisión y para dcCucrr de ellas las propiedades
de Ia s una noción precisa de esa.esencia, y nunca tienen de ella
cosa (como cuando salremos Ce tal figura que es un ffi- sino una noción confwsa o Puremente descriptiaa, y no la
ángulo rectángalo, o de Pedro, que es un anirnal racio- conocen sino mediante signos indirectos.
na!), a confusamenre, con el ir¡:ico fin de clasificar la Así podemos conocer directamente la esencia o la natu'
raleza i'hombre", clistinguiendo al hombre de los otros ani-
cosa en urra espec.e y describirla (como cuendo sabemos
males por le diferencia específica "dotado de razón". Pero
de tal cuerpo que es ácido sulfúrico, o de tal vegcral que no podemos saber de la misma manera cómo el perro' por
es alin¡¡a plantago). Si, pues, nuesffa inteligencia fuera ejemplo, se diferencia del león; €sto no lo sabemos sino a
incapaz de llegar reahnente a las esencias de las cosas, través de caract€res puramente descriptivos. Y rnuchas ve-
, sería mentirosa. ces, en presencia de una serie de conceptos de generalidad
Así la resis fundamenral de la veracidad cle nuesffa descendente, como: cuerpo viviente, animal, animal privado
inteligencia tiene como consccuencia absolutarnente necs- ele razón, vertebrado, rnamífero, canino, Perio' galgo etc.'
saria la y ún Í-ulú o Sogu, podemos ignt rar mediante Eté cancepto
(¿canino, perxo, o ga!go?) nos es indicada la escncia de
( CoNcrusról¡ :{IlI. Nuestrd intell:ncid\ (los perros) Lulú o Sagu. Sin embargo, en la serie de ccn-
-
\ paede conocer los esencics tie los cosa;. ) ceptos expresados o en los que se pudiera intercaiai, debe
habe¡ uno que designe esa esencia. Cualquiera que sea ese
No decirnos quc nuesrra inteligencia conoúe siewpre fas
concepto, Ia zoología nos lo enseña por medio de signos
escncicJ C: l:s cosii (en Ia intei¡ri<lad de sus der¿rminaci¡:- indirectos y sin podernos d¿r de la estncia en eucst¡ón sino
nei).-Cón l-¡ecucncia las esencias específicas de las cosas
un conocirniento indi¡ecto.
son ignoradírs por nosotros, en razón dc la irnperfección de
nuestre intclige;rcia. Sino qr:e deci¡nos que ias puede coilo- Lt esenciq
cer (y las co¡ioce efectivar¡enre en rnuchos casos). Tam-
F
" Lu etencia es uniaersaL - Al fijarnos en "hombre", es propirmen-
por ejemplo, presente al espíriru en.una idea abseract¿, te universel
peco decimos quc nuestra inteligencia puede siempre co-
tenemos ante nosotros una cosa priaada de indiaiduali- en el espírltu¡
nocer perfectamente las ese¡rcias de las cosas (1CI0). lmporta cons ider¿d¡
poco que no pueda en m¡,rchos casos conocerlas 3iñó-iin dad y que, al ser captada o co?nprendida medianle un en sí mism¡
solo concepto, constituye en nuestro espíritu un solo ella no e9 in-
€fEt1g!4giq"nfr:sainente (ft); pero es c-iertó que rleLe objeto mental, que por consiguiente está en nuesffa men- dividuel.
p-F conocerlaT Dei misrno'mcá" ¡ue
"t;;A;.-*;at
o ñ?no¡l-Ct¡lles con !a ayuela de ur¡ crisra! de aumenro o te en el estado de una unidad, de un uno tplicable o
sin él los objetos que están a su alcarrce; Fero puede ve¡los. apto para estar en muchos (en todos los honbres), o co-
lmportn hace¡ notar que Ias ciencias experimentales están mo algo uniuersal ('ot). AsLlgdo lo qq!-9-s-gg*r,igJ&o
leios de poder conocef perfectamente las esencias de las El:-nr3 iCe.l dc üuesffe ffrente (ias esencias de las cosas),
t
(168) Aun en el caso de que no pueda determinarlas sino mediente está ci nwesffe dc uniaersdlided.
un carácrer epáreote, anterio¡mente conoei<lo por nosot¡os (f¡ct¡lad Indudablemente-,considerad,a'saj4- ¿d.,TÁCsencia
de ¡az"onar por ejemplo, para la namreleza humana), de Ia que com-
prende que por necesid¡d entre en su cor¡tirución. 1@-alllaqa¡4,ra, --
i e qf:e er¡tcfnses s€
(lot) Ve¡ pa;g, t7Z, cuerpo menor. (108) Ver ne ld al final.
r'

¡rvls¡óN DE LA Fllosoría. pRINcIpAr.Es (rsexcrr)


178
-pnosLEMAs Fll.Os. ESPEC.
- ¡"rBr¡,rfsrc¡: 2. oxro¡,ocí¡ n9
encuenffa en ese caso identificada con el sujeto, con pe_ sal, ní tampoca es indiüdual ltzo¡. La esencia cozro tal,
dre por ejemplo, que es un individuo (toe¡.- trd esencia de Pedro tomada m sí misma hace obstracción
' Pero esre estado de individualidad no se deriva de Ia de todos los caractaes.que distinguen a pedro, de luan
natu¡aleza misma de Ia esencia; más aún, no conviene a la o de ,4,ndrés (r1r).
esencia de Pedro como tal esencia. En efecto, si la esen-
cia considerada en sí miyna (secundurn se) fuera indi-
CoNcr.us¡óN XIV. I-as esmcids de las
vidual,
-iamás
podría conoceila nuesrra inteligencia, ya -
iosds son Ir¡\IVERSALES EN LA ¡"''F;ñTE, fitrO
que t_odo lo quc es directamente cornprendidó por una consíderudas en sí mínnas, Nr soN uniaitsa-
idea de nuesrra inteligencia es compr.ndido en eitado de
¡'ES NI TNDTVDUALES.
universalidad.
a) Esra proposición tiene una importancia capital. Si se
Considerada la iliega, fataknenre debe uno desconfiar de ia inteligencia
E¡f. srJ4ti\V\ (secundum se) humana, que no puede comprender di¡ectamente en sus con-

(1?0) Cf. Anrsrórrres, Met., yll, g, t03l b 22, 10, 1035 b 14. No
lg-,wla-¡ert t¡aearoos aqul sino de las cosas corporales, las únicas que están e
Nr uryv:191!- ILINDIVIPUAL, nuestro alcance inmediato (que son connaru¡ales a le inteligencia hu-
T¡ne), las únicas, por conslguiente, cuyas escncirs podemos conocct
direcc¡menre { y no por analogía), y dc las cuales poiemos conocer l¡
Lcle_ tqd q es:ado y, d e _rsd.o ¡.'¡ od o cl s
pges _bggib$i4ggto
eils$r?-ya-que.*es:+uta_y sirnpleme4rg lo._4ue_ la case esencia completa o complctamente detenninada.
(rtr) Se siguo de todas estas consideraciones que cuaado decimos,
es ante todo como inteligible y aquello que expresa lr por eicmplo, *Pedro y Pablo denen la mintu er;encit o lt mi¡ma na¡t-
dái;iicióñ. De módo,{o'i l, *ir*o s" encuenma en la ralezl", la palabre misrtu se refiere e la esenci¡ de pedro y de pablo
cosa, en estaclo de individualidad (para existir), que en tal como qtá m la mmte (porquc eq ta rnente es obleto de pensamlen-
to uno c idéntico), no r¡l como existe en la rc¡lidad (porque cn l¡
nuestro espíriru, en esrado de universalidad (para ser co- ¡eaüdad se €¡lcuenrra identifieada a Pcdro y a Pablo, individuos di-
nocida). Tal catrallero sale de paseo en traje de calle, versos). Pe¡o no siendo la esencia en cuestión individuai e¡t sí mir?rra
mientras que en familia viste el traie de casa. En cuai- (seanzdrm ¡e), o dicho de otro modo, no siendo distinte en ped¡o r¡
cn Pablo en cuÍt to esancia, hay que conclqir que existe de gl modb
quiera de las dos formas es el mismo individuo, ya que en Pedro y Pablo quc puede ser capteda o conocida por !a mcnre en
ninguno de los dos trajes forman parte de su naturaleza, un ylo ooncepro y constioir así un obieto mentel úiico I el mirmo.
que no cambia porque él cambie ile vesdmenta. F-s lo que sc quiere dar e cntender cuando decimos que la esencir,
f ormalmmte unh¡ersal en el cspíriru, * ftmdamentalmenie ,niseftd Á
Considerada en sí mimn la esencia no es, pues, univer- las cos¡s q €n lo real. Corno se esrudi¿ en Lógica Mayor, la natur¡-
iez¡ sc encuenüa en eI espíríru en estado de -univenalid.d
(160) Si por eiemplo puedo decir'Pedro es hombre",, es que !a cosa !ég¡.o o
formrl, como cuando decimos .hombre es Ie especie ac pearJy ac
(el obieto marerial) que capro o comprendo baio ei obieto menta! Pab!o", o en estado de rtiaersalidad metafísica b ¡wdntttntal, áomo
"hombre" es idéntico a la.,cosa que comprendo baio el ob;eto menel cu¡ndo decimos: 'El hombre es morrat.,, La palabra'fadonmtal *
'Pedro". Cuando paso dE ia existencia be las cosas en mi espíritu a reficrc en e$e caso cl fundemento próximo de ia uni"ersa!¡¿ad. Cu¡n-
su existencia en la reaüdad, debo entonces decir que el obieto menml do, po-r cl contrario, {ecimos gue ia naruraleza o la seno¡^ e
'hombre", uno en mi espírinr, se rnultiplica en todos bs individuos mettalmante w$vn¡al m la rcalidail, enronc€s sc r¡lt¿ &el
fwia-
en que se encuenra, y se idenrifica con c¿de uclo de eüos. temoto de Ia univc¡sa.lidad.
fwdemnto
I8O D¡V¡SIóN DE LA FIIOSOFÍA. PROBLEMAS PRINCIPAÍ-ES Frros. ESpEC"
-n¿¿r¿¡'Ísrce: 2. oNTo¡-ocÍ.a
(rsn¡qcr.t) tet
-
ceptos lo individr¡al, como td ltrz¡' y por consiguiente, o todos los individuos de Ia misma esencia; tales caracteres
bicn se pedirá a esta fecultad más de lo que puede dar, una no son esenciales. Sin embargo, estos caracte¡es, ¿no son
ciencia sobrehumana -la intuición intelectual de lo indivi- de hecho inmutables y necesarios? 1tt0¡. -redro sería hom-
dual-, o bien se le negará su valor objetivo, y se caerá en bre, sin duda; pero, ¿sería Pedro, si no fuera rubio, san-
el subietivismo. guíneo, etc.? Hay que afirmar, pues, que estos carecteres
Afirmemos, pues, decididamente We QgLq ong c:4!--l-q.glgIt- tienen su raíz en Io qae Ia cosa es necesarit y prímariarnente,
cis o la naturdezn de.u¿elglg a9--e_a9!gnio conocer I,9g pero como indiuidual, o en aguello que se puede llamar
ñt':Atg uq'
lc ."f¡n'tdE7¿@'t
en efecto, considerada en sí rnintta no es algo
esencia,
NATURALDZA INDIVIDUAL

indh¡idual. El áesconocimiento de este verdad fundamen- de la misma cosa (naturaleza ínilittidual, es decir, incomuni-
tal es la míz de Ios errores de los grandes metafísicos moder- cable e ningún otro ser, o si se quiere, absolutamente limi-
nos, Spinoza, por eiemplo, y sabre todo de Leibniz (inte- tada).
lectuaiistas exagerados), así corno también de Bergson y de F) En esta n¿turaleze individual encontramos' como en Ia
los antiintelectualistas contemporáneos. esenc;a, las nctas de ser necesmio y primero. Por el con-
b) La nafiiralezd índiaidual y la rna.teria a.) La esencia de trario, y éste es el primer punto importante, ella no es el
lss cosas corporales es universal, cn cl s,:ntirlo que acabarnos ser necesa¡io y primero de la cosa en cuanto principio pri'
de ex¡:orier. & decir, que en el orden de esas cosas existe mero de inteligibil.idcd,
una multitud de indiaiduas que tienen le rnisma esencia. Los caracteres individuales, rubio, sangriíneo, etc., no de-
Los individuos que tienen la misma esencia, Pedro, Fablo, rivan, ya lo hemos dicho, de la r:sencia de Pedro, no son
exigidos por ella. Es decir que
Juan, por cjemplo, están al mimto niael en cuanto a su esen-
cia; son escncialmente iguales. no tienen en Pedro un prirtcipio o una razón qra
Fstos inilividuos, sin embargo, difieren los unos de los . los exija por su noción misnta.
ouos. Pedro es rubio, pegueño, sanguíneo. Juan es negro, o sea por la naturaleza de esa razón, esto es' por su propie
aito, bilioso, ctc. (r?a). inteligibilidad (como "dotado de razón", por eiemplo, lleva
Taies ear¿cteres, ptopics de un individuo particular, no consigo a"capaz de reír"). Sir. ernhergo, siendo caractere$
de¡ivan de la esencia, pues si así fuera, serían los mismos en necegaricniente poseídcs pur Fedro, radican en Pedro, en
la nan:rnleza indi'¿idual de Perirc¡, ]' e:r cl]t ¿ielteir su prin-
(rt2) I-Iablamos aquí de las ccs¿s conocidas por nues¡re inteligencía;
cipio o nz6n.
no pianteamos siquiera la cuestión de satrer córno esa intcligencia co-
nscs ta, propio acto individusi e inmateri¿I. Necesario es, pues, que esos csractefes tengan por pr!n-
(1?s1 Cf. S¡:¡ro To¡¡.Ás, de Veritr g, 2, e. 4, ad l: "Inteüecfl:s nos- cipio algo que no los exiia por su noción nisma, o pcr su
¡cr singularia non cognoscens, propriam habet cognidonem de ¡ebus, ser o psr su inteligibilidad; algo €n cüya nación la inteli-
cognoscens eas secundum proprias rationes speciei," gencia no pueda hallar la exigencia o necesidari de esos ca-
(rt1) No habla¡r:os aquí de lcs c¿r¡cteres puremente conü?tgtttet
que diferencian a un individuo de ouo: Pe<i¡o está en Frrís, v. 9., r¿cteres más hien que de otros. ¿Qué otra cosa significa
rnjent¡as que Pabio está en Roma; Pedro es rico y Pablo es pobre, etc. esto, sino que este principio es en sí misrno completamen-
lios referinros a ios ca¡acteres que dependen del ser constitativo óel (1t!) Aunque de tma m.mefii rmty dktinta que los catacteres que
individuo ¡ lgs caracteres bmatos, que, al menos en su raí2, no puedeo
csn¡bier.- derivan de la esencia (propiedades). Véase más adelante, ¡iotr l8l.
FF

D:V¡SIéN DE LA FII.OSOTÍA. .- PROBLEMA.S PRI?{CIPALES


r82 F¡ros. BspEC. META.FÍSTCA: 2. ONTOLOGíA (eSrXOa)
- 183

te indeterminado? Si no exige este carácter más bien que y) Sólo hemos querido indicar aqui cómo la oscu¡a no.
el otro por su propia noción, o por su ser o por su inte- ción de ?rrcterid prima se impone naturalmente al espírinr,
ligibilided, es porque carece de noción, de ser o dc inteligi- desde el momento que se ha comprendido que, consideraCe
bilirlad por sí mismo. Nos encontramos enfrente de un p¡in- en sí misrna, la exncio de las cosst c{trpúrales no es indíui-
cipio que po¡'-$i*r&u!0a es absolutament,e__i.qcapqq d-c- qqq
drul, proposición exigida'a su vez por Ia tesis fundamental
r.presefr-t"A;;. la rn.rrr., de ta
de Ia veracidad de nuestra inteligencia.
"nfr"rrte
ITIATIRIA PRIMA Digamos también que la materia? especie d,e ila-ser, no
I /.
sí*ndo tomada como individualizador:r (y por consiguiente
cn el sentido de .A.¡istóteles: qlgq_ggc_+t&dg-sar_vlt*_Ixlle
como raíz primen de ciertas determinaciones) (178), sino en
consriruir un ser, pero misrno ¡p'c!-W¿J-er.
la nanrraleza individual (en !a naturaleza de Pedro como tal),
Si se adrnir€ que esta especie de no-ser forn:a parte de y no en Ia esencia (en Ia humanidad), podernos ccnsiderar
todas las cosas corporales, y que i@-
a la esencia o al ser primeramente inteligible como al ser
r¡3 por Algun¡ determinación (ttu), gil.e-raí¿-grhe¡.-de libre de todds las deternúnaciones debidas a la materia, como
la comprende que los ca- primera raí2, o como ser ínrnaterislirudo (t'n), o, digámoslo
iEEñes que derivan deETaturaleza individual de las co-
así, como
saso al tener por raíz fundamental a la rnateria individual,
Etr seR .aReuErIFo de la cosa" (r80), str ideal que
con las dispcsiciones que ella supone de hecho en el ¡no-
no existe en estado puro o separado sino en el espíritu, y que
m€nto de la producción de la cosa, tengan como principio
primero, en esa cosá, un principio que no los exige o re- mero de inteligibilidad, no es el ser primertmente inteligible de ld
quiere por su noción misma, puesto que en sí mismo no lleva c@tar'pertenecc, sin embargo, al ser (es la esencia considerada baio el
estado de individualidad que proviene de la materia), y por consi-
ni noción ni inteligibilidad: los exige solarnente po¡ las dis- guiente es inteligible en sí misma. Por esta ruzón una inteligencia
posiciones accidentales gue de hecho lleva consigo en tal más perfecta que la nuestra, la inreligencia divina, v. g., puede cono-
mornento. cerla directamente.
De rnodo que la naruraleza individual no es principio pri- (1?8) En este sentido escribe Santo Tomás q:uc formae et perfectia'
ne, rera?n per nuterimn detenrind'ntur ( de V erit., q- 2' a. 2.') .
mero de inteiigibilidad, ya que sólo en razón de Ia materia es
lrze¡ Anisróretrs, llLetaf ., Vtrl, 7, 1032 b 14.
principio de los car¿ct'ores individuales (1r?). lteo) Cf. S¡xro To¡vrÁs, de Ercte et Essentia, cap. II: "filaec ma'
tent (signata) in definitione hominis in quantum homo non ponirur;
ltro) En tanto que ¡nateria signata quantitrte, como se esudia cn sed ponereur in definitione Socratís, si Socrates definitionem haberec
filosofís narurel.
Es evidenrc que los seres absolutamence incorpóreos o inmaterble¡
In dcfinitione autem hominis ponirur materia non signata..." Se sigue
(espírirus pums) no pueden recibir su individuación de la materi¡ de aquí: le, que Sócrates ciene su esencia, no plecisamente en cua¡rto
es Sócretes, sino en cuanto es hor,lbre, porque la esencia es lo gue ex-
prima. Su individr¡ación, pues, radica en su misma esencia, y cada .uno
presa ta definicfón (cf. de Verit., Q. 2, a. 2, ad 9), y no existe dciin!-
difiere de los oros como el caballo, v. g., difiere del hornbre sientlo
ción de Sócrates como Sócrates. L¿ naruraleza individual de Sócrates
cada üno un¡ eseúcia específica integra. No existen en ese ¡r¡undo dos
cs la esencia hombre individualieada por la mateia signata.
seres esencialmente iguales. Enrre los espírirus puros, y ¡ólo entre puro o
ellosrlt esencia es una cosa individual, y la noción de csencia complete 2o Que ta esencia considerada er estado separado' como
cuando decimos "la humanidad" o "el ser hombre", puede tornarse
sc confunde con la de naruralez¡ individual.
(rt?) Nótese aquí para evitar cualquier confusión, qle la naturaleza como el ser inmaterializado (puriíicado de deter::'iinociones provenien-
. tcs dc la materia signdtd o como:el ser forrnal de Ir cosa íntegra) (rra-
indiuidaal no a inintelioible en sí mi.nna; es la ntateria prima la q¡ue es
ininteligible cn ñ mimu; la n¡ruralez¡ individual no et pincipio pri- teria -no individual- y forma). En este sentido los anrig.ros daban a
la esencia (materia -no individual- y forma) el nomtre de forma
F

DIV¡SIóN D}, I A I;¡I,OSOFfA. _ Frlos. EspEc.


- METArísrcA: 2. oñrcLocla (rsexcn) l8t
r8{ PROBL¿i\,I,1S PRTNCIPALES

no e:<iste en !a renlida"d sino individualizttlo .par !¡ matcria mcdc qne conocer su esencia equivole a conocetr todo Io que
(en el estado concrero de naturalez,a indi¿iduat), se puede conocer en ellos; el scr de Fedro, como tal Pe-
'Y de rhí se debc co¡¡cluir inrc rr1 la n,r:rrrrl:¡l inCi,¡iCual dro, no es más completo quc el scr de Pedro como hombre,
no hr.,' ninglinr otrr cüsa (luc no cstó ,..r en la esencia , corl: y únicamenre estó más determinedo o limitado.
siderada como el ser prirneraTncntc inteligible, o co?no seÍ Se comprende así que la inteligencia humana, aunque no
arquetipo de la cosa (r8t). CnnsidcraCos rsí, todos los indi- pueda conocer directamentc en s¿ indiaidualidad el ser dc
viduos Ce una cspccie posÉen cl misrnr¡ gr:ado de ser; de las cosas, no decec por eso en su naturaleza de inteligencia,
ni en cuanto a su objeto formal, ya que, a pesar de eso,
tott¿is: "El i.leo humanitrs significarur ur forma quaedam. Er dicitur conoce perfectamente el ser de las cosas considerado como
quod cst forma rotii¡s. . . sed rnagis esr forma quae e:t totum, sciüset for- lo primeranente inteligible y conzo eI ser mquetipo (r82).
r:ram complectens ct ¡nateriarn, cum praecisione tamen eorum per qure
rnateris est ri¡rs designari." (Ibid., c. III).-Nótese bien que si la ma-
Es pues imperfecta, pero no es ni inútil ni falsa.
te.ria individual (v.g. haec ossa, hae carnes) no es parre <!e l¡ esencia 6) Nótese que los términos sinónimos Esencia, qiridditas,
o natu¡elcza específica, en cambio la mare¡i¡ no individuat o rnateri¡ Nataralezn, gue designan por igual a un universal, pueden
comírn fosia et cdrne¡) es pafie de ella. Lo que consriruye al hombre ser ampliados hasta significar una cos¿ singular; como cuen-
no es el alrna sola, sino el compuesto de alma y cuerpo. (Cf . hlet.,
l!b. VII, !ec. t0 de Sanro Tonrás, nn. 1492 y 1496, ed. Cathala.) Esre do consideramos la esencia (la humanidad por eiemplo) ez
materia no individual o comírn, siendo considcradr simplemente en cuanto indiaidualiztda por la mateña (en Pedro por ciem-
cuanto que recibe la forma y es por ella determinada, y no cn cuenro plo), o dicho de otre manera, en cuanto que es, dentro de
es raíz primera de cierras designaciones individu¡les del sujcro, ia co_ lo real, un modo de eristencia singulm.
nocemcg.nosorros po¡ l¡ forma (materia cognoscitur per fannarno a
qus n*niwt ratlo uniuersalr¡. S.r.¡ro Tor¡Ás, loc. cir. Cl. de Verit., Sin embargo, hablando con propiedad, sólo la palabre
Q.. 10, -4. 4 y 5), y coosdruye parte de lo que recordamos aquí corno Nanffalez,a puede adrnitir el calificativo de singular; rnientras
el ser inmarerializado -scr art¡uetipo- o sei fo¡rn¡l rje h cosa (f omta que las expresicrnes "esencia individual", o "quiilditu ndi-
?otius, sat pctius forma quae ett totwn).
(t8r) Es mcyor cl conrenido (tates nouis indiüduales, tel tempera- vidual" serían expresiones impropias (rEr).
Sc ha visto, en efecto, que las palabras esencia y quidditas
'
mento, etc.) en la nan¡ralez.a indivitlu¡I que en la e,sencia, pero de
par.te--de la rntteria, no de
¡rartc del scr puremenre inteligible L io*"- (¡82) Nos referimos siemprc a las cosas quc están e nuestro alcance
terializarlo. Les noras indi'¡idu¡lizadoras no forman p"ne d. este ser
y nada le añ¡den en su orden. inmediato, es decir, ¡ tas cosas corporales, que la rnteügencie humana
no puede ceptar inmediat¡menre en su individualidad, porque obüga-
-'Nótese que los caracteres individuales (rubio, sanguíneo, erc.), por d¡ ¿ sacer de las imágenes sus ide¡s totalmente inmateriales, sc ve
lo rrismo-.que provienen de la materia, uon ,iourolios e'inn*tiiiui,
de muy disrinta manera que los caracteres que derivan de la esenci¡ precisade e hacer absrrección de lo que consdruye la materialidad del
(propicdrdes). Esros úlrimos son necesarios de dnecho, como conocrm¡ento sensitivo, es decir, de la materia individual.
deiva_ En cuanto a los seres inmateriales (espírin¡s puros), nuesra intcli-
dcs.de un principio con-sdrutivo de lg esencia y que los exige por su
noción nisma: es absolutavneare irnposibie que Fedro exisia sin ser gencia es igualmente incapaz de comprenderlos en su individuaüdad'
¡nonal. F<¡r el cont*rio, k:s c3facteres indivitiilslcs no scn neccsarios pero por orr¡ ¡azón muy disdnta: Porque los puros espírinrs están
si¡¡o con necesidad de hecho, corno deriyados de tales dlsposiciones fuera del elcance de nuestra comprensión inmediata, y no podemos
h rnaterian disposiciones que se suponen dadas, Si es imposible que Je conoce¡los sino por analogía, no en su esencia, y sin que podamos
Pedro ex.isr¿ sin poseer tal terrrperamento, es porque se suponen en él comprcnderla ente?dm€ttte.
cienas condiciones ¡¡rate¡iales, in razón de las cuales peiro tiene lraa) Al menos si se ¡rata del mundo dc las cosas corporeles. En el
tJ mundo de los puros espíritus, en cambio, la esencia es individual (ve¡ la
necesarias. y
naruraleza indi'.ridual, pero que de por sí misrnas no son
as¡, estos caiacteres pueden modificarse hast¡ cie¡to punto, y nota l7ó). Y si conocemos la esencia de las cosas espirioales a la mane-
sólo son
innrurable¡ en su raí2. ¡¡ de un univenal, es porque no las conocemos slno de un modo ¡nade-
ft-r

tlló DTVISIóN DE LA TILOSoFíA. _ PRoBLEIVIAS PRTNC¡PALES FTLOS. ESPEC. METAFiSTCA: 2. ONTOTOCíA (SUST. X eCCm.) t87
-
se emplean con relación e le. existencia y con relacrón a Ia Por el contrario, la palabra naturaleza se emplea con re-
definición de la cosd. Ahora bien, la definición no puedc lación a las operaciones que un ser está hecho para realizar.
expreser otra cose que el ser primerdmente inteligible de la Ahora bien, un ser no obr¡ sólo según su esencia o ar-
cosa; ya que ella nos da a conocer los elementos comtituti- queiipo, sino también según las condiciones materiales que
vos que en elle son, por posee y según su individualidad. De modo que podremos
I Lo our. tnte todo co- su noción misrna, princi- también emplear la palabra naturaleza despo]ándola de su
I mo intelig,ible' esencia, pios de inteligibilidad; no sentido primario para dcsignar secundariamenre lo que una
I audditas, ndtu¡aleza, está a su alcance el seña- cosa es como inclividuo.
. lLoquel Lo Qvr' como absolute- lar -los principios materia- e) Notemos, cn fin, que cn una serie de conceptos como
La oue | ' I mente definido (csen-
€s: I les individualizadoresde la sustancid, ctterpo aiaicnte , anitnal, bombre, ario, btetón, etc.,
I cra individualizada por
esencia | | h materia): naturaleza cos4 y por esra razón el concepto hombrc sólo dcsigna propiamente Ia esencia de
cn I I indiuidual. no es posiblc definir a la
senddo I Pedro; los conceptos sustancit, cuerpo aiaiente, anintal no
Ser Sujeto de acción (sap'
.-oUo neturaleza individual, co-
' lE/ oue,
I positum, persona). designan sino ciertos elementos o aspcctos inteligibles cons-
mo tal. Por consiguiente titutivos de esa esencia, o de otro modo no designan a esta
Acro de ser: la quídditas, es decir, lo esencia sino en parte de sus determinacioncs; y los conceptos
einttcia. que..la coso es, tomado co- mio o bretón no designan a esta esencia, sino limitada y di-
mo definible, no pudien- ferenciada por ciertas notas adicionales que radican en la
do ser otra cosa tfie el ser primeramente inteligible de la materia. Ario o bretón son, pues, como la esencia hombre,
cosar no puede ser sino universal. Igualmente, aquello por objetos mentales, universales comprendidos por el espíriru
lo cual la cosa exige la perfección supreme que es el existir, €n este individuo Pedro, y purificados, mediante la abstrac-
no puede ser evidentemente sino el ser inmaterializado de ción, de las condiciones de la materia individual; pero son
la cosa; ya que no es por esa ent¡dad por la que tiene a la universales de menor extensión que la esencia, y no conviene
materia como a su principio más esencial: su individualidad sino a una cierta clase o raza distribuída en una multirud dc
no es, pues, sino una condición para existir. Y la esencia, individuos de'la misma esenciat individuos que al no poder
es decir, Io quc realmeite es la cosa, considerada como fun- sef concretados sino mediante caracteres que tienen su raíz
damento o razón de la existencia de la cosa, no pudiendo en cie¡tas disposiciones de la materia, no pueden tcner no-
ser slno una entidad inmaterializada de éSta. tiene necesa- ci6n distinta o definición vcrdadera.
riamente que ser universal (18{).

cuado y por analogía con las cosas corporales anteriormentc conocrdas 5r. La susrANctA y EI. AccIDENTE.- A) Origen de
La expresión "naruraleza individual" no es rire en Sanro Tomas (Cf est6s nociones. Cuendo considerábrrnos al ser desde el
punto de vista-de la inteligibilidad, nos preguntábamos,
de Verir., q.2 a. 5'narura singularis", S¡¡r¡z rb., I-ll, q. 5t, a. l, "nanrra
individui", etc.); también se encucnrra en é1, pero por excepción, le
expresión essenth singtlaris (Cf, de Verit., g.2,a,7); sea lo que sce en el párrafo precedente, qué es lo que primero capra
de la propiedad del término, éste no significa para Santo Tomás sino
Ia inteligencia bajo este aspecto. Así llegamos a la noción
la esenci¡ indi¡¿idt¿altzada por la rnateria (y no, en senddo spinozista,
l¡ esencia en cuanto que no sería conpleta cotno esencie sino en cl ¡Je ls esencia propiamente dicha o de Ia naruraleza (estos
individuc). dos términos pueden tomarse como sinónirnos) (186):
(r8{) Vef nor¡ ?10.
(¡Bs) \¡e¡ más strás, pp.172 y 185.
rr
t88 DIVISIO}J DE I,A FiTOSOFíA. _ PROBL[]\Í-{S PFI¡iCIPALES r¡Los. EspEc. METAFTsIcA: ?. oNmLoGl* (susr. 'r eccro') t89
-
lo que
,une
cosa cs nrimerirrncnrc como inrciigiblc. ens per se exsistens, Tal ser existente como un todo, y no
consideremoi ahora cl scr de lrs cosas no ye con rel¿- prr,. de ouo ser en el que él existi¡íq se puede de-
r:ió¡r a ia intcligibilid:id, sino crsn relación a l'a eristettcia. "o*o
ci¡ también que eriste en sí minno, in s1.
¡) iCuáI, es, brjo este aspccto, cl scr cuc inmecli:rre_ Un ser qué existe per se, o meior (t8e), un ser inme-
menre se presenra a ra considerlci<in dc l:r inreligcncil diaramente apto o dispuesto a exisdr per se, he aquí, si lo
y
hacia el cuai ésta se dirige cn prirncr lulrnr? dicho observamos áesde el punto de vista de la existencia, el
de
ouo modo, ¿cuál cs el scr qué primerrrn.nr" capta Ia dato primero de la inteligencia.- Notemos qu.e' . al diri-
intel.igencia. en curlnro exisrentel' A esra p..grnt, girse a ese ser, la inteligencia franquea. los límites que
h.-
mos respondido ya (tro); lo primero qu. nu.rrio
espíritu áefinen la esencia propiamente dicha o la narura\eza (lo
comprende como existente son sercs tales como que ünA COSa es, o me-
Fedro,
Juan, este hombre, este caballo, este pájaro, suieros indi- ior, si se considera la
viduales concretos c independi.n,.r, .on'todo esencia al esmdo Puro,
Io necesario
para ser y obrar, I' I los que hemos llamado su.TETos pRr_ separada del sufeto al que
I\rERos nc.eccróN (,,supuestos" o .,persollas,,) (rsTi. Asro dc ser enstancia.
Flsos son Peft€nece, aquello por Io
los que eierccn o ,rrlirr" primariamen," .i ,"io A. ,... cutl vna cosÍl es lo que
..f*fi?"$: 5cóm.o_definir el suieto de acción ,.lr.ión a Ia es) (tno); se ffata aquí, como lo hemos.inotcado anterior-
|L;i-'s"; ,; l11t_,.ttt.tt Ese suieto exisre solo, o exisre"on por sus pio- *.ni., ile lo que es en sentido propio, de un ser que
,c rodJ cxiste. pios mádios, no erl el sentido
de no haber t,:niclo necesi- existe, de Pedró, por eiemplo, Y Do de aquetlo por lo que
dad de r¡na causa (pedro fué engendrr¿o u .i.rs Pedrb es lo gue ei (de la ñumanidad, por eiemplo, deter-
mu_
chas causas concrrrren , .rnt.ni.lo en la existencia), minación de Pedro por la cuai es hombre, o de su natu-
sino en el sentido dc <¡ue se bestr a sí lnisrno rulez individual, "dL la humanidad ¡te*ina", si así puede
puegtc filcrii .lc h. nrda por las cílusr:; cicl scr; ""r,
,.,
conside_ decirse, por lo cual él es Pedro).
rado aparte, tiene en sí, b en su propia natu.aleza
todo
lo necesan:io para recibir Ia existencir qrru¡, ,r,-pu.r, *n Sin duda no hay enla que eriste o es, no hay en Fedro,
este sentido, rrN sER euE EXrsrE pon sí.rinoo (ier
in cuanto a notas distintivas, sino í,t q,ue es él mismo cl sr¡
se) o naturaleza individual; pero, cuando digo "Pedro", yo con-
en razón de él mismo, en tazón cle su propin n^ru.rl.rr,
cibo a esta narualeza constituyendo un todo que no existe
(180) Vcr p. ló8. sino en sl mismo (rgr); pero cuando digo la NATURALEZA DE
(18t) sc reserva el nombre de pertona para los ya que le. existencis nunca entm
seres individuares (18e) Esta fórmula es preferible,
(nppositfl de namrateza_intetesm2l, qu. ,on por.consiguien,. en la definición de ninguna cosa creada' Cf'
ao.¡"u
de sru ¡cros y gozan de la mí¡ima ini.p.na.n"ir. "oio'p*. Quodlib.2, r. 4, ad 2: ipntn ette nan est de ¡atione
S**'f"*m, "onstin¡tiva
rcferimos aqui a los sujetos creorlor,. una person¡ incredda tuppotiti.
, ,(i6E).Nos
(dtytna) posee en sí misma todo lo neces¿rio para exisiir
con una exjs_ qreo) Ver nou 159.
tgncie ao recibida, Cuando_ decirnos que el supuesro (suieto de se¡
indivi- Iteri Porque la concibo como provista de un.cieno modo
dugi) no forme en modo. atguno pnn. .i. oo ioio en el cual
existr, qoa l* fitósofos ü¡rnan "zubsis¡encia" o "personaütiad", y qae la ta'
la p-alabra roda designa evidentemente un ,oJo iro po, si el úldmo punto termina una línea'
mismo (ver así como
o.208, y no un rodo colecdvo, como v. g., el universo ^iro.^lco
Eí esú inuoducción no gretendemos tr,er la solución del probleme
DrrrrsióN DE LA r¡r.Gsorl,r. pno¡LEMAs pRrNc¡pAr.E¡t FrLO6. ESPSC. - rvrErAF¡srcn: 2. oxrorocil (susr. Y AccD.) 19¡
r90
-
"Pedro" concibo esta naturaleza como distint¿ del todo hoy triste, como ayer alegre; ha perdido una de esas
que eüa constituye o reelqa, y como exis¡ente en ese to- ?n;dalidúdes de existencta, ha adquindo otra' y al mismo
do ltez¡. En suma, e! .'lleta tle acción tiene una naru¡alera üempo no ha cesado en su existencia fundamental. Tiene
c cs:noia; la noción de esta nañ¡raleza tomada como tet po.t .tt sí una muldrud de determinaciones secundarias
(lo que o aquello por Io que) na. es la del suiero,de acción' €n razón de las cuales existe no sólo shnpliciter, sino tam-
(el o Io quc). bién bajo tal o cual concepto (secundum quid). De tal
manera, que es músico o filósofo, enfermo o sxno' triste
:) Consideremos ahora esta natur¿leze o esencia del o alegre, etc.; todas esras deterrninaciones vienen a aña-
suieto de acción. Acabar,ros de dccir que el suieto de ac- dirse (accidere) aquello que fundamentalmente existe
ción existe (es apto para existir'¡ en razón de sa propio ^
en él; son entidades sol¡reañadidas, son
Lz wfina- tuturaler¿ o de sr¿ prop¡a esencia (tor). La naturalezá o
tcu de] sr¡ie- la esencia del suleto de acción, es, pues, aquello por lo ACCIDENTES.

']-"rlo#j! cual es "pto p.rá eristir pura y si*plement"; la hatura-


aptopanexb- leze de P.edro, tomado como sujeto de acción, es aquello Filosofía, salud, alegría, tristeza, ouas tantes esen-
- graci:s'.a cual puedo decir pura y sirnplenrente (re.) cias (tos), en las cuales no se había fiiado nuestrx aten-
'X,:L:#:t que reoroIoexrste. ción hasta este momentoi y que no se bestan para exis- Por oposi-
ción a los ¡c-
t\r per .se; al contrario, no existen slno como añadidrs cidentes, la
y
simplemente qs pars al suieto de acción. Poronllogía con lcs cosr" Sensibles, noció n de
7) Sin düda, existir pura sustanci¡
Pedro la existencia primordial. Pero ticne tannbién otras se puede decir metrfó¡icarnente que este últirno está de- sc
hacc cxplíci-
eústencias. I-Ioy está'triste, ayer estaba alegre, únta eriste b;r!o de los accidentes (sub-stnt) y que les sirve de sostén. ta coÍlo con-
Le llamaremos, pues, así considerado, una sustancia (re6)i veniente rl su-
de Ia subsistencia (distinción entre naturaleza y perggna) eue consti- jeto de acción
tr¡yC urlo de los más importantcs dc la ontologi¡. Ateniéndonos a la y en este sentido sc dice: Pedro es uns s-ustanciú. En
.necesida{ pedagógica de la coherencia, cn esta exposición solamente
hemos pretendido presentar y clasificar las nociones de tal suene que lrer) La definición de escncia dada más arribr cohviene a los ac'
¿parezcan netamente prccisas en una síntesis con:plcta desde el priri- cidentes, si sc considera al suieto baio un drpecto pdtticulm. Tomado
cipio, e indica¡ en noras los puriros de con¡ecro de esra sínresis con l¿s en scnrido concreto, como rtribuído ¡ la cosa ("trisre", cuando deci-
soluciones que sc den en un curso dc filosofía. mos, por c]emplo: "Pcdro es¡á triste"), el accidente es Io 4le es unr
(tdz)'Yo la concibo en ese casor absuacción hecha de este nrodo cosl ante trrdo como intelie;ble bajo tal o cual atpecto (estar trrste es
ll¡mado su6siStenci¡ o personalided, que la termina o completa. hrede para Pcdro h razrin dc scr dc tal o cual ca¡ácter quc deriva necesa-
igualmcnte considerar a una línea haciendo abstr¿cción del punto ri:¡mentc de la tristeza). Tom¡do de una manera abstracta, apartc o cn
quc la ter'mina; en este caso la líne¿ ¿sí considcrada, no es sinó una su estl.do puro, como cuando decimos, por eiemplo, "la tristeza", en'
pene del todo constiruí,lo por Ia línea y el punto tom¿dos en con- tonccs cs "aquello por lo que" une cosa es lo que ei ante todo corno
junto, y esa línca existe cn el todo. inrelig,ibte bajo tal o cttal aspecto.
(¡¡E) En razón ds su esencia, en bl sentidb propio de !a palabr:, Sc prrede también tomar aqui h palabra esencia, no ya con reh-
si se tr¡ta de un suicto puramente espiritual; en razón de su natura- ci<in al suieto Pcdro, sino con relación a los ¡ccidentes mismos, y decir
lcza, en cl senddo dc naturaleza indfuidual, cuando se rnrta de un su- que la tristcza cs aquello por lo que tal paskin es lo que es, ante todo
jcto.co¡póreo. Ver nota 210. corno intcligible.
(¡0r) Es decir, sin hacer rnención de ningún aspecto panicular, sin lrec) I'.1 suieto de acción, se llam¡ también " únrioroorg" (hypc-tts-
mo&flc¿r rni pensrmiento por ninguna adición. rir), "ngórov ünoxeí¡rerov", prinnm mbjecturtt atributionb.
/
/
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I
I
I

t92 DTv¡sIóN DE LA FII.fIsoFíA. PRoBLEI\1f,.{ts PRINCIPA'ES ¡.rl-os. ESPEC. - I\TETAFiSTC¡: 2. oNrOlOCíe (SUsr. V eCCro.) l9j
-
y a $¡ n¿tu- cuento a. stJ ndutlaleza tomada precisamente como tel tancia¡ ¿La llamaremos "ser que recibe por sí (per se)
r¡leza consti- (lo que es, aquello que hace que sea apro para exiscir
rudv¿ o en razón de sí la etistencia"r"ens per Je", en el sentido
pure y simplemenre)r como está baio los aciidentes lo absoluto en quc lo entendíamos anteriormente? No,
mismo quc ó! (el sujeto de acción), el nombre dc sus- porque esta expresión así entendida se aplica sólo al
'tancia le conviene igualmenre; por eso se dice: ,'lt sustsn- sujeto de acción: absolutamentc hablando, él solo, Pedro,
por eicmplo, existe como un todo y no como parte de
un ser o de un suieto en el cual existiría. Su' naturaleza,
por el contrario, forma pdrte de él y existe en él; la na-
ruraleza de Pedro existe en Pedro y forma parte de Pe-
d¡o. Es verdad que estando Pedro consdruído por ella
Acro de ser:
y existiendo asimismo por ella (per eam), esta narureleza
existencia. no exisre en algo a',?teriormente er;stente que le reciba,
que la apoye en sí (como la tristeza, Por eiemplo, existe
cia de Pedro". Tenemos así enconuada la noeión de en Pedro que eritte dntes qve ella). Se puede decir, pues,

suslANcrA, por oposición a la dc accidente (10?). cual significa primerrmente e¡encia), h palabra susttncia designa Ia
naruralcza susrancial, ¡in precisar si está o no terminada. complerada
por la subsistencia; por esta razón conviene a l¡ vez o se eplica a la
B. La sustancifl. El nonlbre de sustancia conviene a naturaleza (conside¡ada por la mcnte sin la subsistencia que la termina
la vcz, como aceb¡mos- de vcrlo, al nleto de acción y a. o cornpleta) y al suieto de acción (naruraleza terminada). Pero cuan-
do distinguimos y oponemos naturaleza (no terminade) y suie¡o de
la'nnttuLtler.a de éste, considcrtdt prccisarnente cornü ne-- acción, l¿ palabra nt¡tancia se aplica a la naturaleza (no terminada),
turn!e:.a o cscncia (to'). ¿Cómo definiremos, pues, la sus- y se opone entonces al suleto de acción tomado como tel. Así es có-
mo, rl decir, la ¡a¡trncia de Pedro, se quiere designar precisamente la
(r07) N(itcse que Ia palabra nctancia (¡ubstantia) responde a h pr- naturaleza por la cual el suieto de acción, Pedro, tiene el scr prímero,
labm griegl oüoícr tomada en senrido restringido. La palabm oüoír y qre fonna pmte de é/. De esta misma manera, los teólogos dicen
significa, en primer lagl.l., etencia o ttaturaleza; pero las sustancirs, por que cn la Trinidad divina el Padre y el Hiio (que son dos personas
ser cl prinm objeto el cual se dirige la inreligencia, cuando considera' disrintas) tienen la mjsma sustancia, son consustanciales, ópooúorot.
lo que existe, son trmbién por esa razón el primer obieto donde la in- Por el contrario, ta palabra griega úróqrcrg.9 (hypo'stasis, de idén-
teligencia encuentra la noción de escncia; dicho de oro modo. soo tica fonnación etimológrca c¡ue sub-nantidf se ha adoprado, despué
las primcras en merecer el nombre de esencia o de natur¡leza. Y así de algunas vacilaciones, prra designar el sufeto de acción tomado co-
el término oúoí<r que, tomado cn general, significa esencie. y se di- me tel (persona), al cuzl se refiere exclusivamente; y se opone a t¡lt-
vide entonces en sustancia y accidente, ha designado naruraimente, err tmtcia, tomade en el sentido de naturaleza no terminada por la sub-
sentido rcstringido, el primer micmbro de esra división, o sea la sus- sisrencia.
tancie. Si nos viéramos, en un momento dado, incünados a no apreciar en
(t08) tarde se verá (en ontología) que el suieto de acción (rlp-
,¡\'fás lo fusro la imporrancia vital de estas nociones y de esus disdnciones
posinon o persona) no es otra cosa sino la naruraleza susrancirl aca- abstractas, podríanros ¡ecordar quer por la palabra ópooúorog, de la
bada o completadt po: t¡n cíerto zrado (subsistcncia o pcrsonalidad) cual depende le verdadera noción o el verdadcro conocimienro de la
que la ternrina, como un punto ternrina a una línea (sin añ¡dirlc nada Trinidad, y que sólo en una ior¿ se diferencía de la palabra hetere
en su naturaleza propia), y que la hrce ab¡olutcntente htcomtnicable. doxaéporoúorog, los carólicos, en úempo de la hereií¡ arriana, suf¡ieron
La palabra saste-ncia (que responde a la palabra griegr oúoía ¡a goda suerte de persecuciones, y eun la muerte algunas veces.
ret DIVISION DE LA FÍÍ,,oSOFTA. _ PROBLEMAS PRTNCIPALES nllos. rsprc. - ¡vl¡rerís¡c¡: 2. oNror¡cf.r (susr. y ecc¡p.) l9r
que Ia sustancia eüste (es apta para existir) per se, en estc
CoxclusróN XV.
sentido preciso: que no tiene necesidad, para existir, de ser
pafte de otÍo ser que eústa tntes q?te ella y qoe la reciba
.

cosa o un| naturalezt- La sustancia es und


a la cwl conaiene
.

en sí; al contrario, ella consrituye el rodo (el sujeto üe ac- existir por sí mis,,na, en sí mism¿ ! no en
ción) que existe en sí mismo. En csre sentido, con ral de otrt cosa.
precisrr y lirnitar su alcancc, la expresión ens per se etsis- a) Es claro que la idea de sustancia responde a una cosa
Def inición trns puede aplicarse no solamcntc al sujcro de accióir, sino que existe realmente, Si no existiera ninguna sustancia, nin-
de la Sustan-
cia.
.también e la nrturaleza de éste, y por consiguienre, puede guna naturaleza hecha para existir en sí, sólo hab¡ía setres o
servir para dcsignar la susrancia (r00). natufelezas spy¿s para existr en ct¡a cosa. Pe¡o entonces,
(Dígase lo mismo de la expresión ezs in se ersistens.) como esta naturaleza debería existir en otra anterior, y ésta
Decimos, pues (200), qsr la sustancia es un¿ cosa, un en otra, llegaríamos al infinito sin haber enconrrado iamás
un ser en quien existiesen esras naturalezas, y no podrían por
ser hecho prra existir por síminno (per se) y no en otra
consiguiente existi¡.
cosa, in alio, es decir en un sujeto anreriormente existen-
Los filósofos que, como Fichre (siglo xrx), han atacado
te (*t). Se dice igualmente que le susrancia es una cos.¡ e la "sustancia muerta de los latinos" para oponerle la ,.acción
o una naruraleza a Ia cual conviene exisrir ez sí. o el devenir germánicos", luchaban contra Ia misma inteli-
gencia, gue no puede prescindir de la noción de sustancia,
(rsc) Cf. Ju.rx oe S¡xrc To¡¿Ás. Cwrus phil. t. t. Lo¡¡. lI P., que nos impone esta noción como una realidad primera e
q. lf, a. t.
inmediata. Además, lo que esos filósofos tomaban por la
lroo¡ La existencia misma no podría ser pane constiruriva de nin-
guna naruralezr crerda. Por esra rez6n hey que definir la sustancia: stxtancia y declaraban inerce y muerte, no ere sino un fan-
una cosa o naruraleza becba pma cxisrir per te, o a la cual conviene tasma de su imaginación. Porque Ia sustancia no es lrn ,,xe-
existir per re. ldéntica obscn'eción se hizo más arriba a propósiro del ceptáculo vacío" o un "soporte inerte muerto". Fs" a! con-
nppositum (nota 189). trario, cl ser absolusarnenre primero'y prirnordial de Ia cosa,
Precisemos el sentido de la definición propuesta: si per se (o in se)
se enriende en el sentido limitado que indicamos aquí en el texto, csta
el principio fundarnental de su actividad v dc su acrualidad.
definición significará: la sustanci¿ es una naruralezt a la cual perte- Substantia est primtm ent, como dice A¡istóreles (2o2). pero
nece el exisrir per se (o in re), a título de naruraleza o escncia, en para cornprender esro, preciso es que el filósofo haga buen
el suppositutn (suieto individuai) que constituye una vez terminada o uso de su inteligencia, se eleve por encima de la vida anima!
complerada por la subsistencia. Si per se (o in se), se endende eg el
(no flJ de los sentidos y no se contentc con maneiar palabras va-
scnrido absoluto en que esra cxpresión fué empleadarn'r
"t.¡6¡
A.), la definición propuesta significará: la sustancia es una naturaiezo cÍas de concepros y repletas de imáger.es materiales.
a la cual peftenecc exiscir per se (o in re) como suieto de acción b) l-a sustancia de una cosa, en cuanco ésta existe, es
( ntppositum o personr). inrwtable como tal (2oB)-.
lzot) El rérmíno sustancia significe o designa una cosa destinada z La susrancia de Fedro es aquello por lo que Feelro e.xisre
existir ez sí, o sabsistir, es decir, a mantenerse ella misma en l¡ exis-
tencia (función de *bsisterc.), de modo que un¿ vez que ya exista, sos-
p.¡r¿ y sirnplemente. En t¿nto gue Pedro existe, su sustan-
dene en el ser los accidcnres que la complesn o revisten (función de (2o2) Metaph., lib. VIl, c. t.
subrare). Pero sólo considerada como tuppotintm) la sustancia es in- (?03.) Sin duda, cuando Pedro crecc, este carnb¡o afecta a su sustec-
mediatamente apra para eiercer esr dos funciones. Tomad¡ como na- .
c¡a nusma que ¿umenB; peto no le efecta srno coz ¡elación a la ca-
Í¡.raleza o esencia pide por naruraleza el eien*s : tiilod, y Ío en cu&tto suntncia.
r-'

¡g6 Drl'rsróN DE LA FILOSOTÍA. PROBLEMAS PRINCTPAL^Eü Frr.os. EspEc. trrrnris¡c¿: oxrolocíe (susr. v eccm.)
- - 2. t97

cra co¡:ro t?l no puede cambia¡. Y t.r¡ ül ¡i¡¡.¡¡:;ui¡to \iüe cse que la sustanüa? Evidentemente no. para existir tie-
susrn^ir "rrnhie, es que Fedro no cxiste ya; ha rnuerto" nen necesidad de pert€necer a oüo ser ya existen-
c) Par sí rnisma, la sustancia es invisible, inaccesible a los te ('oo); existen como algo de otro ser o sui¿ro ya exis-
sentidos. Como los sentidos no perciben el ser como tal,
directamente no nos presentan sino lo sensible y lo variable. t:.nte. Digamos pues, en esrc senddo, qtre eÍisten en algo
En cierto modo es verdad que mis sentidos perciben la sus- distinto de ellas (206).
tnnria de Fedro, como en Emaús los discípulos veían a jesús;
pero mis ojus no perciben la susiancir sino de hecho y C.o¡¡cLus¡óN XVI.
¡tuter iulrnertre, no forma!.mente. - El
neturaleza o esencia de
accidente es un6
la que es propio, o
En ouos térrninos, el objetg visto o tocado es una cose a la que €olresponde existir en orio ier.
que, a le vez que vista o tocada" es también una sust¿ncia;
pero riü la remos e1r cuento sustancia. Corno sustancia es Por aquí se comprende que un accidente es realmente
concehida intelect¡"&alr?rente, no vista o tocada; y en ctñnto del ser, sin eue, con todo, exista como un ser; esencial-
visia o tocada es una cosa colorada, dura, pero no es pto- mente pertenece a un ser, ens entis; está hschc para
piemente uxr ser o una sustancia. Fsto es lo que los filó-
existir sólo como complemento o acabanlicnro de un
sofos e:qpresan diciendo que la sustancia es inreligible pcr si
ser. Así la palabra ser no se aplica al accidente sino en
noisrng per s€, y q!"le no es sensible sinn por accidente (per
accidens). (zat) Y-a, si no con prioridad de tiempo, aI menos con pricriclad
.
de naruraleza.
Asl que lo más fundamental en las cosas escapa a la per-
(206) El accidente de- que r¡emmos aquf es el accidente predica_
cepción di¡ecta de nuest¡os sentidos y de nuesua imagina-
mental, que se opone a la susrancia. La patabra accidenre, .n
ción; es objeto sólo de inteligencia; sólo esta faculrad per- se cpone a propiedad y designa a un predicado que no derir.a"u"ntode la
cibe el ser en cuanto ser (sub ratione entis)- esencia (accidente predicabie), tiene otra sig:nificación que ,.
ur*Au
d) Nótese que si la susrancra es en las cosas, en cuento a en Lógica.
la existencia, la enridad hacia la cual la inreligencia se dirige Si se ¡rara del accidente predicamenral, o .de la oposición entre
sustanci¡ y accidente (oposición enúe seres rea!es), ra'palabra capaz
ante todo e inmediatamente, para srber, en cambio, no sólo
tle reír,.por.eiemplo, se r_efiere a un accidmte (la inrcliáen.¡r, poi i"
qúe tal sujcco posee una sustancia, sino en qué consis¡e esa cual ei homb¡e_es capaz de reír, es un accidenre rcalnrcnie disrinto
de
susrancia, cuál es str naturaleza, habremos de fundarnos ne- la sustancia). Si se rata, en cambio del accidente prcJicabte, es de_
ccsariarnente en aquello a través de lo cual esa sustancia se cir, de la oposición enrre csros cnres de razón o lógicos (pre<licables)
manifiesta a nuestros senddos; es decir, en las operaciones, que. se lla-ma género, especie, diferencie específica, propio o propie-
dad, accidente, enronces la palabra capaz de reír designa ,ro'y" un
fenómenos o accidentes de la suscancia. En este sentido co-
accidente sina and propiedad (un predicado que se dice del iuiero
nocemos la sustancia por medio o a través de los accidentes. no como formando parre en la consrirución de la ese¡¡cir especíiica,
sino ccmo de¡ivando de ella necesari¿menre).
C. EI dccidewe. Consideremos ahora cosas o re¿li- Inversamente, si se uata de! accidenre predicamental, hay que decir
Dcf inicióo dades como la risa,-el movimiento, la tristeza, la alegría, que los caracteres individuantes (rener tal remperamenro, tal herencia)
dcl Eccidente. el color, etc., gue yo contemplo en Pedro y que dan a son, al menos en su raiz, ¡!e orden sastancíal, y no de orden acciden-
tal. Si se tñra, por el conrario, del accidenre predicable, hay que de-
Pedro el existir bajo ciertos aspectos. Estas cosas son cir que aquellos caracreres son meros accidmtes (son prediiados quc
capaces de existir. ¿Pero existen de la misma manera se dicen del sujeto no como consrirutivos de su esencia específica. ni
como derivados de ella).
t98 D¡VIS¡ON DE LA Frr¡Soria - PRoBT.EMAS pRrNC¡pAtLES FrLos. ESpEc. - rrErAFi:rcl: ?:j*)ra!ggie (susr. v accro.) W9

un sentido secunderio e indirecto; y mienrras que el ser, Pcro si el cambio, la mutación, al señalarnos en el sujeto
cn el sentido primario de la palabra, es, desde el punto cosas o realidades que pasan, cs para nosotros un medio
de visra de Ia existencia, el suieto de acción, modo de llegar a la noción de accidente, no es sin embargo, un
gue ¡uesrra inteligencia se dirige inmediatamenre -de y por cerácter necesario de .todo eccidente. Hcy .rtalidarles que
sí misma al sujeto de acción y x Ia susrancia, a.lo que no pr.rcden falrrr en un sujeto, y que sin cnibargo ,on ,""i_
cientes, o er:ridedcs que completan ta sustancia. Nuestra
existe en sí-; nos resuha difícil con¡prender bien el acci-
;nteligencia misrna, nor elcmplo, o nuestríl voluntad, son evi_
dcnte. Para eso nos es preciso elaborar nuesrJe idea del
dentemente reales en nosotros, pero no puedcn confundirse
ser, arnansarla, sutilizarla, reducirla a lo real, en une pa- con nucstra sustancia. A ambas las concebirno,
labra, cornprender o llegar al accidente por su analogía .orru
"o-o si no
distinrrs de la sustancia (3m), lo que sería imposible
con la susrancia, que se opone a é1. fucran distintas por su esencia (20?). por lo tanro, la inte_
ligencia y la voluntad son en ncsotros ¡ealidades disrintas
a) Pot el hecho de emplear el sastantíao ,,accidcnte", ya de nuestra susrancia; son por consiguicnre accidentes (qtJe
corremos petrigrc .Ce re¡:resenrarncs al ¿ccidente como une ncrtenecen, como lo veremos más adelante, a la categoría
sustenciar corno perte de una sustancia o como una sustan- :-ualida-d). Hay', pues. acciCentes neccs¡rics --(iuc no pue-
ci¿ disminuída. Al intervenir la imaginación, mirarnos los den faltar al sujcto- rerles y realmente disrinto.s de la sus_
eccidentes y los fenómenos como fragmentos de materia tancia.
adheridos e un.soporte, como un revesrimie¡rto de mosaico c) Las diversas escuelas que se oponen entre sí acerca.del
o de marnposterfa. T'odo el que iunte tales imaginaciones 4 problema de la sustancia quedan zumariamenre representa-
las palabras accidente o fenómeno, quedará conrpletamente al das en los siguientes cuadros:
margen de la noción misma de accidente; en realidad no
tendrá €n su mente sino ciertas scudosustancias, y- pierde (106) Concebimos distinramen¡e la inretigenc¡a como una facultad
el tiempo si quiere discurrir sobre esa base. Es n.c.rriio e" del conocirniento, que tiene por objeto cl ser; y la voluntad como rrn!,
f acultad de apeición, que tiene por objeto el bien; y la sustancia como
esta cuestión un esfueizr) original de la inteligenc;a ,para la una naturaleza o esencia a la que cuftetponde eI existir er¡ ¡í. Btos
eleboración del concepto del ser. tres conceptos son completamente distintos enue si o cxclusivos.
b) Lut a¡;cider¡fts tow slní¿ cosa reat 1y rel!?Hcnte distintos 1:oz¡ Podemos razonar así porque se E:¡ta de cosas proporcionades
de lt s¿5¡*r¡u. a nuestra inteligencia que las'comprende por un concepto propio y
Es claro,. por cjemplo, qne enddades taies cü{no un acro distinto (de cosas que son conocidas por su escncia). En ral caso, si
, <los conceptos son contpletatncntc extcriores el uno del otro, cs que las
oe pensarn¡enEo o un movimiento emocional no pueden €os:rs que presentan a nuesrro espíriru difieren realmente la una de ta
confunaJi¡se con nuesüe sustancia, ya que estas cosas pasan otra; si no fuera así, nuesrra inteligencia seria mentirosa. Dc esta ma-
y cambian en nosotros, sin que paie o-carnbie nucstra sus_ nera se dcmuestra que la cantidad o la exrensión es un accidente real-
t'ü-rcia, que es inmutable mentc distinto de la sustancia corporal, y que cn todos los scres crea-
tanio dure nuestra existencia. dos la esencia es realmenre disrinta de la existencia. (Cfr. sobre cste
Son sin embargo, realidaCes"n que nos afectan intrínsecamente. {rltimo oa S¡Nro TonÁs, Curs, ptrit., phit. Nar. q. ?, e. i.)
Por consiguiente, son distintas de la susrancia en la que (Cu¿ndo -punto Juex
se trara de la disdnción de razón. nos €nconrrlmos con con-
radican o a la que esún adhe¡iclas. Hay así accidenr ceptos distintot, I)ero no enterúriene ene¡ioras el uno al o¡ro. Así
", "on-y
tingentes (es decir que pueden faltar en el sulero), reales dntinguirnos en Ped¡o la enddad hontb.re y la enudad rnimal, qo"-r,o
forman sino un solo ser. en ra realidad. piro el concepro de'hómbre,
rcslrylenee dfuclntos de- la su_stancia. lei6¡ de ser exterior al de animal, lo lleva implíciramente.)
2@ DrvrsróN DE LA FTT,OSOFÍA.
- PROBLE]\ÍAS .pRrNCrpALES
FrLos. EspEc.
- trernrísrce: 2. oNror-ocin (susr. v eccto.) 20r

Filosofía de Aristóteles y nozista con una multirud infinita de sustancias individuales


Santo Tomás.
-mónadas-, y rnultiplicando, por decirlo así, el Dios de
Ex¡sten tantas sustancias Spinoza en una infinidad de Cioses.
como individ'¡os. En razón Ar:nque rechazan Ir nación de sustancia pürc sustitüirla por
de su sustancia posee cada la de Dn'enir * !a cle Evolución, y aunque hacen de ,,la cosa
uno el ser prímero,' pero en sí" una especie de subes¡ríritu que producirá el obieto, y
igualmente posee también no un objeto que se imponga al espíriru, los metafísicos ele-
cada individuo accidentes manes sucesores de Kant (Fichte, Schelling, Heget) pueden
reales y realmente disrintos ser considerados dent¡o del sastancialisrno panteísta, en el
de Ia'sustancia. s*ntido de,que defienden un principio único que consdruiría
cn su desarrollo la rnareria y la realidad de toáas las cosas,
, Del lado fenornenisra, los sensualistas
Sustancialistas. Fenomenistd,s. y asociacionistas in-
No existen accidentes Las sustancias no existen; gleses pretenden que los "estados de conciencia" (sensaciones,
reales y realmenre distinros Ios accidentes que se mues- emociones, ideas, etc.) son la única realidad que podemos co-
de la susrancia, que es la üanalossenridosoale n.".:f, y- quieren expiicarlo todo en psicología- por la aso_
única realidad. (Descartes, conciencia (fenómenos) son ciación de esos esrados a¡rímicos entre sí; lós fitósofos det
Leibniz, y sobre todo Spi- la única realidad. (Sensualis- devenir absoluto (Bergson que viene a coincidir co¡ tr:Iertí_
noza. Panteístas alemanes tas ingleses. Escuela neo- clito a veinticinco siglos de distancia) pretenclen que nada
del siglo xrx). criticisra. Filosofía del de- de estable hay en los seres, y que el carnbio, sin sr:leto que
venir puro). cambie, es !a rinica realid¿d. En psicología esos filósofos-se
oponen a los anteriores en cuanro que sustiruyen una co-
Descmtes negaba la existéncia de accidentes reales y real- rriente continua de conciencia (W. James) a un mosaico o
mente distinros de la sustancia; para él la susrr;rcia córporal a una multitud de estados de conciencia. Fero son iguaX-
se confundc con la extensión, y la sustancia del alma cár. el mente enernigos de la noción de sustancia.
acto mismo de pensar. Así encarriló la filosofía por un ca- 'Krst (siglo xvru) reemplazó l¿ distinción enrre susrancia
v
mino que no podía menos de llevar al panteísmo (en efectoo accidenres en las cosas (sustancia y accidentes igualmente coj-
si no ha¡' aceiclentes disdnros de la sustancia, toda sustancia noscibles, !a primera por los segundos) (rot) por la oposición
et ru propit acgiiín de dos nundos separados, el mundo de tas cosas talis como
-perfeccién que sólo perrenece a Dios_,
y el concepto de zustancia se identifica con el de Ser absolueo son en sí mismas (cosas en sí, númenos)y el mundo cle los
o Dios, en guien todo se confünde en ese caso), o bicn, fenórnenos creado o fabricado por nuesrro espíritu. Fara él
si se quiere evirarlo, r la negación de Ia susrancia,, que se la cosa en sí es ccmpleramente incognoscible, aunqu. afirrna
procurará con todo empeño hacer desaparecer. de la inre- su existencia. A esta cosa en sí, que hay que buscar en el
ligencia humma" suicto n:isrno, se inclinarán los pantefstas alemanes tiel si_
Spir'ara ha levantado sobre los pnncipios cartesianc¡s un glo xx. Renouaier y los neocriticistas f.ranceses declararán,
rnnnis¡sro y un panteísrno absoluros, a los cuales Leibniz pr* por el contrario, que la cosa en sí, que la sustancia, es no
rende inúlifrnenre escapar susriruyendo la única susrancia spi-
fos) Ver anre¡ior¡nente pág. 19ó, r!.
292 DIVISION DE LA FIIOSOFIA. _ PROBLEMAS PR¡NCIPALIS Frlos. EspEc. - ¡vrer¡rÍstce: 2. oxro¿ocia (susr. y eccm.) - zol

solámente incognoscible, sino absolutarnente inexistente, y mismo de Fedro o de Pablo; pr;¿srü {i¡.iü, por consiguiente, la
que su concepto es una quimera. propieded de esrar bajo los accidenres (cosa que propiarnenre
Los distintos filósoft¡s fenonrenistas de que acabamos de corresponde a un sujeto y a su neturaleza individual), pasa
hablar, no ven que lo que destruyen en realidad es el acci- de ahí a la naturaleze del sujero desindividualizado por !a abs-
dente, no la sustant:ia: lo que ellos llarnan fenómenos, no son traccióno llamaremos también sustancia en un senrido se-
en realided sin<¡ u¡la scudosust¿¡rcia mcntal encerrada en un cundario, cubttantia sedtnda, a I¡ naturaleza de Pedro, hecha
concepto, como avergonzada de sí misma y contradictoria: absr¡acción de su individuaiidad, es decir a la esencia uni-
una sustancia pulverizada o vaciada de subsistencia real, !r verssl hombre o humanidad. Llamarenlos por el contrario
cual no es un accidente, ser de otro ser, puro complemento srsiancia en el primer sentido, substsntia primo, a la sustan-
de scr,y que no puede ser concebido sino con relación a una cia individual lzoe¡.
sustancia. No habiendo iamás cornprendido qué es una sus- á) Se ve por lo dicho que, si se cnnsiclera al ser que pri-
tancía y poniendo bajo el nombre de fenómenos a algunas rn€rarnente capta la inteligencia en las cosas mareriales, esta
seudosustancias, es natural que rehusasen ¡econocer otla sus- se dirige preferentemente
tancia deuás de esas seudosustancias por ellos imaginadas.
o bien al ser indiuidual,
sr¡sencia D. Indiaidualidad de la n¿stancia.
o bien al ser uniaersal,
L,a Rl ser prirnera-
r-nenr.e comprendido pür Ia inteligencia- desde Él purro
según nos hayamos colocado
:: ;'"rTffi;
rr p'1"¡ii de vism de la existencia, es algo individual. La inteli- desde el punto de vista de la existetcia,
o desde el punto dc vista de la inteligibitidad.
Y:1y:j:':,- gencia, en efecto, lo cornprende como individual, ya que
;ffi:rcsu'r- no. capta ei ser de las cosas sino mediante ias sen- Con relación e la inteligibilidad, el ser prirnsrrinierrls com-
saclones y las imágenes que cllas nos presenran bajo las prendido en las cosas por Ia inteligencia es la esgncia propia-
condiciones de la existencia, esro es, en su individualidad; mente dicha, que rn sí rrrisrna l¡o es indiviclual, y cue cxiste
por Io dernás, sólo lo individual puede exisrjr en la rea- en el espírit.u en estado de univers¡iidad; ¡' sÁlc e'r s':ntiCo
Iidad. irnpropio ee cplicará la palrt'rc esencia a la esencia individua-
Iiz,ada por la marerie individual (es-decir, a la, natz¿ralezi
a) Es verdad gue nuestra inteligencia no puede conocer hdiaidual).
di¡ectamente esta sustancia en su individualidad; etlr sólo Al contrario, ccr ::!-::lót ^ !¡ r::lrt^1_1!;, el ser prlmera-
sabe, volviéndose hacia las imágenes de las que s¿c¿ sus
lzoo) En el voca!:ulario aristotéüco-escolásrico, la expresión ralr-
ideas, que esta sustancia es individual, pero no sabe cn qué trntid prima, oüolo rc¡'ó2.4, designa (ver nota l9B). la naruraleza ind!-
consiste su individualldad; !a susrancia de Fed¡o no se pre- viCurl <lel suieto de acción, sin precisar si esrá o no terminada por la
senta directarnente sino por une'idea universel. Le sustancia subsistencia, y lo más frecu:ntc es que designe la naruraleza terminada
o- el suleto de acción, el hoc alíquid; pero no significa, sin embargo,
Lo sonanci¡ de Pedro así percibida, abstracción hecha de su individuali-
cn. el senddo dad" rro es entonces otra cosa que la naturaleza de Pedro to- el sufeto de acción romado co¡no ra! y por oposición a la naruraláa
no rcrrninada; esre oficio está reservado a los términos suppositum y
mada.con dererminaciones que propiamente consrihryen su
ílllilrrd.,c,il csenci*. Yi¿spuesto persona (ünóoraorg).
ílii-iiÁ¡ que se dice del hombre, que se mueve, que Nótese que la distinción entre el suicto de acción y la naturaleze (no
te¡-rninada por la subsistencia) es, sobre todo, obra dc los escolásricos.
cs isdividual. se ríe, que tiene intelígencia y voluntad, como se dice eso
$¡istóteles no la ha deducido explícitamcnte.
2A1 D¡V$¡óN DE I,A F!r.-O-sOFiA.
- PROBLEMAS PRTNCTPALES Frlos. EspEc. - METAFís¡cA: 2. ouror,ocí¡ (susr. v ¿cc¡o.) 2oJ

rrriie ':amprendidr) *n lns r-gsas pof, la Lnteligencia es Ia recur¡ido a la expresión de "ser al que conviene o corres-
susraÍrei$ i¡lriivitlu¡l (rto); y
:.11i ¡.¡r u:i :¡üdile sect;xd¡srio, ponde existir por simisrno (per se) o en sl (in se)". Debemos
se aplicará la palabra sustancia a la natur.¿lez¿ dcsi¡rdi".;iCuali- precisar con cuidado el sentido de estas expresiones.
zada por la absr¡acción (es decir, a la esencia propiantenta Se d::: qüó ur:á c¡s: er.trte en sí {in se) cuando nt¡ cxiste
dicha) (2'r). como p3:¡e ric un todo ya existente, sino gue €5a cos¿ cotrs-
Recordemos lo que se ha dichb (\ acerca tiruye el mismo todo que existe. Así Pedro existe iz se. Se
de la namraleza individual. Inmediatamenre veremos cómo dice que una cosa exíste por sí ¡nima (per se) cuando por
hay que agrup¿u (2rs) los diferentes concéptos que nos han ella misma o por su propia naturaleza es puesta en Ia exis-
salido al paso hasta este momento:
l¡csencie torn¡de de un¿ menera concrere o como auibuídr a h cosa
(lo que une cosa es ante todo como inteügible), no se hace pres€nre
rte-fBajo cierto aspecto: Acclo;sro ¡l espírirc en e¡tado Wo; en efecto, en ese caso el espíriru la com-
y simplemente:¡ prende con el suieto por ella detcrnünrdo. Para poseerla en estado
'ro-J Pura
)'l núnantial puro, es preciso pensarla apartc, sin cl suieto por ella determinado, co-
| ¡ecrnda l^ mo cuando se dice por eiemplo "le hurnrnidad", "le enddad hombre".
enterementñ lJUsrA¡¡clA Sc la define en este caso: aquello por Io cual une cosx cs lo que cs ante
TY!:#:':J\ *!':y:,4
pnüt
todo como inteügible, o si no: aquello por Io cual una cosa queda
constituídr en un grado detemúnado de ser primeramcnrc inteligible.
Por este razón se¡ía conveniente crmbiar en los m¡nu¡les la expresión
r.o euE por AquELIo poR r¡ euE, Así se obdcnc en dcfinidva el cuadro
siguiente.

c) Per se, a se, in se. - Para definir la susrancia, hemos


Ser primeramente
(2r0) Tomed¡ prccrs¡nrcnre conro aqucllo por lo cual el su¡eto tie- comprendido con
ne e) ser printcro, la sustanc¡¡ relación a Ia in-
-substantio prrnra-, es asi /¿ nanlaleza
indiuidual dcl su¡e¡o. Henros indicado rnás ariba gue aquello por lo
cual la cosa exr¡te la existencra es l¡ esencta universal; aor
"n,una.,
siderábamos prec¡larr¡entc lo gue constiruye lo rczón medranre la cuai
la cosa liam¡ o exrg€ h eústencra, por oposición a lo que no es sino
una condición o un estado en gue la cosa se debe enconrrar para exis-
dr. Fero aqui se traca de aquello en razón de lo cual la cosa existe,
tomddo precismnente bajo el estado requendo pora e:;istir; y eso es, ¡lo
la esencia unilersal. sino la naturale'za indiúdual. anre todo eúste (persona): Pedro .serprime-
lztt) Asi en el mundo de los puros espirirus, y sólo alli (donde no pon Lo euE una cose está fuera de i¡ nada
rtmenDe
hay gue hacer ninguna disticción entre naruraleza individual y esen- (id quo) o fuera de sus causas:
compren-
cia -ve¡ nota.s l7ó y lBl-), la sustmóa cn el pnrner senddo de !¡ dido con
palabra es también la esencid propimtrnte dicha En cambio en el relacióo
mundo r¡ateriú, la sunancia en e! pnnrcr sentido de la palabra es /a .ala.
enstencra
naturale¡¿ indiuidud del suiero, y la esencra proplamenre dicha sólo
secr¡ndrriarnente se llama nutancia.
qrtr) Ver nc J0, E, b Como se vc en onrología, la disdnr:ión entre quod y qalo iuega un
lrtr) El qucd y el 4ao. Flemos dicho ailterionnente (n<.¡ta 159) que
- papel impcrtantísimo en el análisis mecafísico de lcs seres.
26 DrvrsroN DE LA FrrrosoFlA.
- PRoBLEMAS PRINCTPALES Frlos. EspEc. (ecro v emencm,)
- METAFiSTCA: 2. oNToL. 207

tencie (por lds causas de que depcnde, si se trata de una zus- de que no existen como partes de otro ser; pero absoiutamente
tancia creada). .1;í ileOro existc p¿r ie (,tn). hablando no se basran para ello. El ser a se no puede deiar
Esta expresión per Je es frecuentemente empleada en filo-
de existir; el que es per se sin ser a se, puede perder la exis-
sofía. Significa siemprc en rtzón de sí mitma, en razúrt de tencia.
;u i;íwyir ei'?tcia (per suam essentimn), "sea que el atributo
Nótese que en casrellano la expresión por sí mismo es equí-
considerado formc parte de la esencia de la cosa o se derive
voca! y lo mismo puede significar per se como ¿¡ Je. &e
de ella neccsariamente como de su principio" (en este ceso
per se se opone a per accidens) (2t6), sea que simplemente equívoco puede evitarse empleando la expresión de po? tí
para traducir a se, y m razón de sí para significar per se.
quiera decir que el atriburo considerado conviene inrnedia-
tamente e la cosa, que no lo recibe mediante otra cosa que su La distinción enrre lo que exisre ¿ se y lo que existe per se,
propia esencia (en este ctso per Je opone a per aliud). Así !a han olvidado ciertos filósofos, sobre rodo Spinoz4 que atri-
es como el sujeto de acción existe per se, mientras que cl buye la aseidad (a-se-itai) a todas Ias susrancias (de énde se
accidentc existe per aliud. sigue que no hay más que una sola susrancia y que todo es
Pi.iw gsr¿ exprcsiún ptt ie :r -"ignifica "en ¡azón ds sí o Dios -monismo panreísta-). Cuando, en efecro, Spinoza de-
de :u grcrpia naruraleza como principio absalutamente prime- fine la sustancia: "io que es en sí y se concibe por sí", en
ro, o conto razón cornpleta y úbimd'. Esto es otra cosa, to- realidad entiende, como lo muesffa el contexro, (2Ls) el ser
talmente difercnre, que se expresa por la locución a se, de que en reali(ad no tiene necesidad sino de sí minno parí ser
si ¡¡¡i.:¡¡¡,.¡ o pc.t sí (que se opone a ab alio). y para ser concebtdo. Descanes había ya dcfinido la susran-.
L..1r," cr.isic c ¡e cxis:e cviJcntemcnae !,,cr !r, pero lo que cia de una manera ambigua: r.es que ita exsistit ut nulla a.lia
es p$.re de rúrigún modo quicrc decrr que slua ü se. Lc' que re indigeat ad ersistendum (ztr).
cisic ¿r sc o dc por sí nrismtt, ai tener en sí roda ia razón de
52. Er. Acro y LA porENc¡n.
zu existencia, es incrusltlo; Dios soio es ¿ .rs, de ¡ror sí misrno.
A) Origm de estas no-
l.i ci bo¡¡crarlo las sustancias creodas (sujetos de acción crea- cianes.- Al conternplar al ser- desde el punto de vista
dos) son causíl'Jas; exisren .per sc, cn razón dc su esencia, pero
de la inteligibilidad, y después desde el aspecto de [a
nc e:isren a ¡r. Poseen en su propia naruraleza todo Io nece-
sario para recibir la existencja, no para poseer una existencie
existencia, hernos visto que el obfeto primeramenre com-
no recibida. Se basran a sÍ mismas para existir, en el sentido prendido por la inreligencia, ei ser en el senrido primero
de la palabra, es en el primer caso lo que se ilama la
lztr¡ Eúsdr per te o m .re puede entenderse de un modo más o rne- esencia, y en el segundo lo que se llama la sustancia,
nos riguroso, de forn¡a que se pueda aplicar ya a le sustaacia en gc-
neral (en este senudo: todo lo que existe per ¡e o ra .ra, posee en sí Coneiderernos ahora al ser de las cosas (romando esta
todo lo nece¡año para recibir la eústencia, y no forma pane de un palabra ser en su senddo más general y más inderermi-
todo ya existtnte), ya exclusivamente al rujao de acción (npposi*m nado), desde el punro de vista de la acción, con ¡eiaci6n
o p€rsona, que dene en sí todo lo necesmlo para recibir la existencia.
pero que de ningún ¡nodo eisre formando parte de un todo). e lo que obrán las cosas. Desde esre punro de visra nos
lrto¡ Así Ped¡o es per re vivienre, inteligente, dotado de la f¡cul- ¡aJdrá
al paso un rercer senrido funciamental de la pa-
ud de reir¡ el a¡tista 6 ger te un manlpulador de obietos. Pcro Pedro labra ser.
6 ger eccide*t etacado por la gripe o heredero dc un¡ fom¡na; el rr-
tiste cs pcr accidots cas¡do o soltero.
(e¡c) Cf. Etica, p. I, prop. ViI.
lztt¡ principia philosopbiae, lib. I, a. 5i.
208 DrvrsróN DE LA FTLOSOFÍA. PROBLEMAS PR¡NCTPALES
- r¡Los. EspEc.
- ¡r¿nrerís¡cn
r) ¿Cuál es la primera aerddd comprendida por la que existe cambio sin un zujeto que sea
EI principio inteügencia, desde el momenro que ella ha formado la no- trasformado. v oue
sce.esro o aquello antes de cambiar, quedaría
de idcotid¿d. ción de ser? Basta que esa facultad considere esta noción, negado.f'pii-
cipio de idenridad y caeríamos .n .l ,boo¿"] p"rqí"-.1
para que inmediatamenre comprenda que lo que es, es hablar asi o bien conrinuarf¿ uno fiándose
de ra ¡¿."-¿i,.i
(principio de identidad), o si no, q,ile lo que es no puede pero en esre caso decir que existe el
cambio sin un zu;.io
no ser aI micrno tiempo y bajo el mismo aspecto (prin- que exista antes de cambiar, o que
el cembio *;;;;r;
cipio de no-conuadicción). Fs decir, que cada cosa es cl ser, equirule a decir, que lo qü n" es,
camU¡a (lo cual es
lo que es, que no es sino lo que es, y que es todo lo que un absurdo); o bien queáaría rechazada ia
idea A, ,., oo*o
mendrosa; se pretendeiía queen lugar
es. Ahora bien, ¿qué es lo que obran ias cosas? ¿Cómo de pensar ser, hay que
crmbio, eso lerfa rechazar como mendroso v
se cornpo¡tan en la naturaleza? ¿Crrál es el primer hecho *ntt -pero
rarso, ,unto con Ia idea de ser, el principio de irienridad
de experiencia cornprenclido pcr los se¡tidos y por la está ligado ínrimamenre; y sería a I"
o". I"
concie¡rcia? Las cosas cantbian. La flccha vuelao ei ani- samienro es mentiroso por naruraleza, ";;";irr"';;;.iil:
mal corre, lo que es fiío se calienta por la acción del absurdo. Hay que afirmar, pues, de
.,
lo cual rguri_iii"
fuego, el alin:ento se hace carne, lo que vive muere, I ۖ
*rn.r" absolJta q"_ ;i
ser es antes que el cambio, y que no
existe el cambio ,in u.
cada primavera la flor que no edstía llega a Ia exisrencia. su,ero que sea trasformado y que sea
esto p aquello anres de
¿En qué consiste esce hecho universal del cnt¡lsio o cambiar; o, como dicen los filEsofos, ,ro
hry movimiento sin
El hecho del movimientol Todos lo saben por expcriencia, aunq¡¡e la. sujeto que sea movido.
c¡mbio. noción de cambio sca, como todas las primeras nociones,. .zj Dejemos ahora de lado Ia experiencia y
bien difícil de dilucidar científicamcnrc. Sicmirre que tcda re-
presentación sensible,-y ensayemos
e¡iste el c¡rnbio hay a la ycz. psso o trínsito (paso de un considerrr'.t hcornprci-
ser a otro ser, o de un rnodo de ser a oti'o modo de ser).
aaliéndonos de Ia inteligencii y por consigui.nt, "rtuio
*-r,r'nl uiú¿"¿ ¡pa-
ción del ser, objeto formal de'eü f;iJ;aE,-y
Para que haya paso, es preciso que hay:a alguna ccsa qüe cóm,o o bajo qué aqpecto el término
*.*_i._ üT:, iil-:
o es;d;ant _ Ii¿o
psse, alguna que sufra el cambio o un suieto que cese de nor Puede llegar a ser el-término o estado nuevo- ----- tencia. de
1os po-
ser esto o aquello (terminus a Euo,la flecha en el arco,
el alimento, el germen), para ser otra casa (tenninus ad _ ¿Córno ¡rn fr.puede llegar " ,r, . oonve*irse en el
ser nuevol ¿Será en cuanto es,
qí¿emr la flecha en el blanco, Ia carne, Ia planta).
o tal como era en su
estado .de te.rminus a quo? No, porque
en ese estado es
un ser completo_y ninguna perfección tiene
No es posible que exista el ceml¡iu sin un sujeto que se que adquirir
como tal ser. ¿Será tal coml se ha de .n"onirar
modifique, y que s€a esto o aquello antes de cambiar (2r8); a.rpoC,
en su nuevo esmdo de terminus ad queml
en otros términos, ei ser *s enges que el cambio. Tampoco.
porque ese nuevo ser o modo nuevo
Si en efecto se dijera que el ca¡nt¡io es a¡rrl*s que el sero y todavía no a*rr,a,
es todavía nada.
(2¡E) Así en un cambio sustancial Ia matnia prima, qu'e no es $?t De modo que el- término o estado prime:o
ler acrual, sino un ser en es¡ado potencial, es el sujeto que cambia y ,, no puede
que constiruye tal cuerpo, mediante su unión con ral forma sustaneial; uegar a ser el término o cstado- nuev@, ni
tornado iegun
y luego oro uniénciose con otra forma sustancial, y mí sucesivamcnrc': Io que ya es, ni tampoco tomado ,.g,rn 1o
qo, no es to-
frr,os, EspEc. - METAFísrcA: 2. oNToL. (,rcro v rorexcn) 2lr
zto rr¡lsróx DE LA Fllosoríl.-pnoslEMAll PRINcIPALES

Este poder que hay en ellas, es algo mwy real. He equl,


davía; dicho de orro mndo, el nuevo térrnino del cambio por eiemplo, a un hombre dormido. Ni ve, ni oye,- ni
no puede veni¡ ni del ser, quq ya es, ni del no ser que anda. ¿Es por eso ciego, sordo o paralídco? No; pucde
tcdavía no existe. Entonces ¿habrá que negar' Por i1n- realmente ver, andar, hablar; mienr¡as no habla, posie sin
posible, el movimiento, como lo hizo Parménides? Y con embargo el poder de hablar; tiene esa realidad. En cambio,
el movimiento ¿habrá que negar la evidencia sensible que no- puede rasformarse en árbol o en ave. He aquí una
nos afirma la realidad del cambio? bol¿ de billar en reposo; esrá inmóvil. ¿& por uro irr*o-
j) De ningún modo. En el anterior análisis hemos table? No, ella puede moverse realmente; rnientcas no
pasado por alio una cosa importante. El ser en su primer se mueve, guarda el pode-r de ser puesta en movirniento;
estedo (te¡minus a quo) es cie$amente lo que es' y no tiene en sí este poder. En cambio no riene el poder de
es aírn lo que luego va a ser' pero puede serlo, tiene po- ¿travesar naruralmente una mu¡aUa. poder ser no equi-
sibilidad (iotentia) de serlo. Enue ser y no ser cabe este vale a rer en el sentido pleno y primario de esra palabra;
rérmino: pero poder se¡, aunque sin ser todavía, no equivale a no
PODER. SER. ser absolutamente. Poder ser, tomado o enrendido como
De modo que al ser que va a trasformarse en otro hay poder verdaderamenre ser, ni es reductible o equivalente
que tomarlo o considerarlo como poible, en cuanto que a no- ser,-ni,tampoco a ser pu.ra y simplemenre; sin(, que
prcde ser otra cosa. es algo distinto, una realidad especial, una reaüclad szi
g_é7eris, que en$a de ileno enué los concepros o reali-
La flecha esrÁ aquí, en el arco, por eiemplo; pero puede clades que esrudia la filosofía. Pues en tnnro (u. las cosas
estar allá,en el blanco; tiene posibilidades de estar allá. El pan, pueclen -.er algo que actualmente no son, esas cosas tie-
es pan, no es sino pan, Y no es carne, porque la carne tiene nen una cierta modaüdad inferior.
oua errtidad distinta de é1, prno PuEDE cesar de ser pan, ha- Y así nos enconr¿mos enfrente de una realidrrl a la
ciéndose carne; tiene en sí lo necesario para sufrir ese cam- {lue no ccrresponde plenamenre el nornbre de ser, si4o
bio, baio la acción de determinadas causas. sólo secundaria e impropiamente; I
Que, sin emtrargo, es
yt.. F, lo que los filósofos llaman potencia o potáncie-
B) La potmcia.,- Se deduce ,ie !.o dicho que las co- Iidad.
sas, mientias son esto o aquello no están Por eso conde-
nadas, digámoslo así, a permanecer siendo lo que son, EvÍrese con cuidado rodo equívoco sobrc el rérmino pa-
o a no poder ser algo distinto de lo que ahora son. Mien- tencia. No se t¡ara de lo que ordina¡iamentc se entiende
cuando se dice que un ser es poderoso, fuerte; no se trata de
tras están aquí y no están allá, mienuas son esto y no son
una- potencia activa, de un poder obrar o reehzar una
lo otro, hey en ellrs potencia, existe en ellas el poder de sa; la potencia en ese sencido es todo [o conua¡io de
empre-
estar allá y no aquí, ser iquello y no esto. Pe¡c rniensas la poien-
cia de que ahora Earamosi esa potencia es acta y no poiencia.
están aquí o sün esto, ese poder o potencia-perrnanece eit La potencia de- que hablamos es puramenre pasiva, simple
el estadb de simple pot.ncia y no se manifiesta en modo capacidad real de ser o de devenir. La cera eriA * potaicia
rlguno.
ff
F-
212 DIVIC;óN DE LA FII¡SOFíA. - PROBLETV1AS PRINCTPALES
rros. rsprc. - ¡,¡Br¿rísrc¡: 2. o¡¡ro¿. (ecro vlorElg¿_jt
dc recibir la figura del sello, el agua e*^ e?t potencia de ser ginaríamos más o menos vago o inerte y ccmo escondido
hielo o vapor. en
el ser. La potencia no es en modo alguno representable m sf
Las potencias activas (las facultades del alma, por ejernplo) núnna, no es ni un resorte ni un órganó disimul¿do en
merecen también el nombre de potencia, pero solamente en el ser, ni un carácter o determinación prefigurada en é1,
t ,nto gue no obran o pueden no obrar actualmente, en tanto como una est¿tua dibujada de antemano por las vetas del
gue son simples capacidades de obrar o de actividad. mármol en el interior del bloque, ni un acto que no acaba
de realizarse o queda impedido como un esfuirzo anulado
C) EI acto.-Puesro que pedn J¿", aunque no equi- por la resistencie de un-obstáculo. La potencia no es alga ter-
vale a la nada, tampoco equivale a ser, en el sentido pleno minado o en cmrzino.de realizarse, ná es anc cosc en scto;
y prlrrario cle la palabra, ¿cómo llamaremos por oposición no puede ser concebida en sí rnisma (porque entonces seríá
a la potencia, al ser en el se¡lddo pleno y primario de la concebida ccmo algo determinado o acabaáo); no puede ser
palabra? L,r¡s filósofos lo ilarnan ¿cro. concebida sino en función del actc (esto o aquelló).al cual
h¿ce relación, cotrno un simple poder seÍ esto o aqiello.
Aquí tarnbién hay que evitar el equívoco: no se rrata, al
menos primaria y principalmenre, del acto en el sentido ordi-
nario de esta palabra, del acEo de obrar, es deci¡ dele acción CoNcr.usróN XVII. El ser, consídera-
o de la operación; la acción o ia operación es ciertamente
-
da en relación a Ia plenitud y d la perfec-
acto, pero es lo que se llama acto segundo (octus operationis). ción que esta palabra sígnifico, se rliq)idá en
Antes de obrar es preciso ser. El acto primno, es el acro de sER PR.OprA¡"4ENTE DrCI{O O ACro y cApAcI_
ser (acns ersistentiae), y el ser esro o aquello (acnn essen- DAD DE SER, O POTENCIA.
tiae). Así Lrn cuerpo cs luminoso en acto, aun cuando no ilu-
mine a ningüil otro ser. La arcilla" une'vez modelada, es Comprendemos así cómo hay que entender el cambio:
estafua en actG; el agua a 0o es hielo en acto. Desde el mc- el término nuevo no procede ni- del ser en acto, ni de
men€o que un ser es esto o lo otro, y sobre tod.o desde el la nada, sino ciel ser en porencia, es decir del térnrino o Nan¡¡aleza
momento que existe, está en acto. realidad primera en cuanto esrá en potencia; dicho de del cambio.
Diremos, pues, que el acta es el ser misnro en el sen- otio modo, la acción de la causa eficicnte srca ( educit)
tido proprio de la palabra en cuanro a la pleniru<i así sig- de- la potencia del sujeto la deternrinación (la
forma) que
nificada; es lo acabado, lo dererminado, lo perfecro co- faltaba ¿l tér¡ninr¡ o realidad piimera )¡ que-cara.t r.rz"
rno tal. La potencia es lo determinable, lo acabable o io al término o realidad nuer?; corno la ,"óión del fuego
perfecdble como tal; no es un ser piopiamenre, sino u,na s-aca de i¿ potenci¿ de! agua (el agua esn;i fría, pero pu-e-
capacidad real de ^er.. de estar caliente) la determinación (calor de ial inien-
sidad) que Ia caracreriza después del cambio. Et cambio
Guardémoncs de querer comprender con la imaginación es. el paso-de- la potenci;r ¿rl acto. o más exactaürente,
se_
estas nociones de acroy de potencia. Sólo la inteligencia es gún una definición sqbre la que después volve¡emor,
capaz de comprenderlas. Guardémonos sobre rodo de con- el acto de.uy ser en porc??cía, to conñto ert6 en potencia: "*
cebi¡ la potencia como una especie de ser en acro que ima- qcfirs entis in potentia proat in. potentia
214 DIVÍS¡óN DE T,/\ FTT¡SOFíA. - PRGBLEMAS PRINCIPALES rrl,os. EspEc. - METAFÍsrcA: 2. oNToL. (Acro y porENdA) , 2tt

.D. ,l¿to y pctencia en Ia cosls.-Se ve, por lo que a los espírirus puros creados), yr que eit¿ sust¿ncia misma
íe acaba de decir, que todas las cosas mu"dables, baio (esencia sustancial) es:á cir poteircia respecto de aquello que
cualquier aspecto que las tomemos, safl compaestas, como es el acto último de toda realidad (acaalitas omnis formae),
es decir, respecto z \a existencr¿; los espíritus puros creados
se dice, de potencia y de acto. Dios sólo, por ser abso-
no existen por sí mismos, 4 Je; Fueden no ser.
lutarnente inrnutable, está exento de toda potencialidad:
¡¡otemos por oüa parre que todo accidente (la blancura,
siendo el mismo ser subsistente o la plenirud del ser,
no puede pasar a ser ouo; no hay ninguna perfección
It fterza,la virrud, erc.) es un scro (forma accidental) que
determina al sujeto, y que a veces está él mismo en potencia
que él no tenga, imposible que él no sea ya; es el ¡lcto para ulteriores perfecciones. Así la inteligencia, por ejemplo,
Puro. es un accidente (una "fornla accidental") que tiene al alma
ifodas las demás cosas, por lo conuario, son seres de- por sujeto, y que está en potencir ¡cspecto a tal o cual acto
masiado pobres y demasiado débiles para ilegar de una de pensar.
vez a lo que pueden ser; a todas queda un gran margen Todas las nociones que hemos encontrado hasta ahora, pue-
de posibiüdades que nunca podrán realiza¡ sino en parte, den agruparse de la mane¡a siguicntc: ,
y a condición de cambiar.
a) Podemos subrayar desde ahora, que este concepto os-
Ac'ro PuRo
curo y misterioso de rnatcl'ia prima, al cual hemos llegado, Ante todo co-f lhio cierto aspecto: Acc¡orxre
profundizando en !r noción de naruraleza individual, es el mo inteligiblcl (forma
(esencia pro-J accidental)
de una purn potenc¡¿ en el orden susrancie!, potencia que Lo our I piamente di-¡ Pura y sim- I Susr¡,xc¡r
puede ser o llegar r scr todos los cuerpos, pero que por sí el I cha) y ron r.ol plemcnte: Substrntial compuesta (en Se¡
suf eto I Qr,e, cxiste t .rect¿nda I el mundo dc
sola no es ninguno. Es el principio puran'rente potencial compuesto
es I Ante tor.lo ccmo cntem-l l los cuerpos)
que, mediante su unión con un principio actual ("forma I mcntc definido (naturale-l I dc acto y po-
de
sustancial"), constituye t¿l o cual s¡stanEia corpórea, y es
FOTENCIA
I zapoRindi'-idual) | Substantía ltencia y acrua-
y Acro
_ qurc, t ]r Lo ev-E esiste corno tal prima I lizada por el
el nieto de todos los cembios n¿stanciales. Lo ¡nre todo existe (suietol{
b) la potencie y cl acto se reparten todos los seres crea- primcro de rcción, pcrsonr)f
dos (codos con$an de materia y forma), y se encuent¡en existir:e¡i¡tszcia . ... actoúldmode
toda reaüdad.
tanto cn el orden de las sustancias como en el de los acci-
dentes. En otros términos, ambos son obietos mentales trdJ-
cendeñtoles, corno el ser mismo, es decir, obletos mentales
que sobrepasan o sascienden tódos los límites de género y
c) Después de lo dicho, basta considerar las nociones de
potencia y de acto para comprender linmediatamente la ver-
,de categoría, y gue €ntran en todos los seres (creados).
dad de los siguientes axiomas, que es conveniente formular
¡ La st¿stmtci¿ de los seres corporales estó compuesta de po- desde ahora, ye que frecuentemenre deberemos hacer uso de
tencia\maceria prima) y de acto (forma sustancial). La sas-
ellos:
tancia de los seres incorpóreos (espíritu puro) no está com-
puesra, es solenente octo, en cwnto a lo que constifirye s7¿ 19 La potencia no .pitede eristir en estado ptno, es clecb,
naturslezt o esencia. Pero no por eso es ácto puro (respecto sin ningún ccro. Esto es evidente, ya que la existencia es un
rrlos. rspsc. - ¡rr¡r¡,risrcA: 2. oNror. (ecro y pmrxcrA) 2lr.
2t6 DrvrsróN DE LA FllOsOFlA. - PROBLEMAS PRINCIPALES
tación de! ser; según es el ser, tales son sus operaciones, ape.
acto: no puede haber potencia sino en los seres que ya estén ratio sequitur esse.
en acto (2ro). . 79 De dos seres en scto no puede resultm una sustancía (un
2a Nar{s pasa de Ia potencia al acto, sino mediante arn ser ser de por sí). Así, por ejemplo, un organismo vivo es l¡n¡
en scto. Imposible, en efecto, que lo que está en potencia, es sustancia (un ser de por sí), mienuas que una máquina o una
decir, lo que puede tener una determinación o una perfección, casa es una unión accidenul lzzt¡. Es evidente que dos seres
pero aun no la tiene, se dé a sí mismo lo que le falta, en cuan- en acto, constiruídos en dos seres, nunca podrán, por mucho
to está en potencia. quc se los una, constitui¡ sino una reunión de seres, una uni-
3a El acto es antes que la potencio. Consecuencia del axio- dad accidentd, no una susranci^ (2rr).
ma precedente (?20). d/ Acerca de esta cuestión del acro y de la potencia, en-
49 Lp. potetzcia es esencislmente relati,Ja ol acto, y es por o conrramos también divididos a los filósofos en rres escuelas:
pc:ra eI ncto (porentia dicitur ad actum). Sólo con relación la escuela de Aristóteles y de Sanro Tomás enseña que hay
al acto es posible concebi¡ la potencia (por elemplo, sólo disdnción enue la potencia y el acto; la prioridad d-el actb
con relación z ser blanco se puede concebi¡ poder ser blan- sobrc la potencia, la realidad del movimienro y det devenir;
co)i y sólo con relación a una perfección es concebible un pero prioridad del se¡ sobre el movimienro. Enseña igual-
ser capaz de recibirla. menre que enüe Dios (acto pu¡o).y todos los demás seres
59 El acto y la patencia están en la misnta categoría o línea. (compuestos de acto y potencia) hay una düerencie absolua
Es dcci¡ en la misma categoría o línea de sustancia o acciden- e in-frnita.
te. Es evidente, en efecto, que todo acto que completa y E I int e I e c tuabnt o e r a ger ado ( Parménides, Spinoza, Hegel
)
especifica z la vez a una potencia, debe ser del mismo orden se niega a admitir la potencia, por ser una noción oscura
que aquélla. Así por ejemplo, la acción de pensar está en el sí misma. Todo lo que exisre es sólo acto o acto puro; hay "n
orden de acciCente, como la misma facultad de donde erna- que negar el movimienro (Parménides) o idendficar los con-
na y que está en potencia por esa acción. trarios (Hegel), y las crearuras rienen la misma naruralez¿
6e Tado ser abra en la medida en que esti en acto. En que Dios (panteísmo).
efecto, la acción es un acto (acns operationis) que es puesto El antiintelecrualistno (Heráclito, Bergson) rechaza igual-
en la categoría de acto po¡ el suleto dei cual emana, y que mente la distinción enúe porencia y acro, pero porque la
rupone por consiguiente (axioma 29) que este zuieto está en nocrón del ser le parece falsa. El deveni¡ o el cambio susti-
acto en la rnedida en que es capaz de producir esas acciones. ¡:rr¡ $uprimid la unidad de una máqurna o de una c¡sa, y habrés
Se dice en cl rriismo sentido que las accioncs son la manifes- -mpnmrdo
la máquina y la casa, pero no habrán sido por eso áescuíd¡s
las naruralezaso suscancias que ex-tsrian ya; el hueiro, el acero, la
(2r0) Así la nateria pñtna no puede exisdr sola, sin ¡el o cual forma c¡I. c¡c
¡ustancial que la acrue. Igualmente la esencia es con relación al acto Supnmrd, por el contrano, la unidad de un organumo, y habréü
-
de exis¡i¡ una potencia ¡ealmentc distinta de éste, pero acrual por é1. desrruido la naruraleza mrsma o susrancia que ex.rsria alli.
(22o) Esre axioma nos da la nzón metsf.'tsica de la vetdad enuoci¿da (222) Este axoma iuega muy imponanre papel en frlósofia rra[u.r"l
4nteriormenre: el ser es antes que el cambio o devenir, (Eso es vcr- y sobre todo en psrcologia. Asi por ejemplo la concepción carresrana
dad, hablando absoluramente. Porque sucede lo conuario en el orden que hacc del cuerpo y del alma dos sastrncias compleru las dos, cs
úe la causalidad material, en la que la potencia es ¡rotes quc cl acto, ¡ncapai¿ de explicar la unrdad susrancial del scr humano, porque dor
¡l deveni¡ arltes que el ser, el ge¡rnen antes que el árbol. Pero el ger- st¡st3ooas completas son dos teret en acrc.
mco supone al á¡bol que lo ha producido y .nrcs que todo h car¡se-
l¡üd dc l¡ causa pri¡ne¡e,)
FT'

2t8 DrvrsróN DE LA F¡LOEOFÍA.'- PROBLEM¡S PRINCIPATES F¡Los. EspEc.


- n¿er¡rís¡ce: 2. oxrol. (ncro v pcrrENcrA
tuyc el s€r; no existe acto puro, y Dios, quiérase o no, tiene principios, le materia prima (pura potencia de orclen sus- 'Materiel',
la misma naturaleza que las cosas (panteísmo). cancial) y lt fonna sustancial o acto prirnero (22s). y oformal".
De le filosofía narural los términos ,anuteriaf y ,,formap,
I nt e Ie c tualisnto mo d erud o han pasado a todas las partes de la filosofíe, ptie designar,
por analogía, de" una parre todo Io que, inditenninaño y
(escuela de Aristóteles y
potencial en sí mismo, hace el papel de sujeto que recibe
Santo Tonaís). Potencia y
una.derermin-ación; y de otra, rodo lo que por-sí mismo
dcto eÍ las cosas. Dios o el
realize una función determinante, actuall:,ante, especifica-
acto puro es absolutamente
dora, o de otro modo, lo que se toma bajo anc determinación
-
distinto de las cosas. precisa. Y así se distingue, como lo hemos visto antes (2za),
el. objeto material y el objeto onna! de une virud, d, una
Intelecrualismo eragendo. Antiintelectualimto. f
ciencia o de une facultad.
No existe la potencia en No existe el ¿cto ni el De ahí también la distinción ent¡e modo rnaterial y modo
las cosas. Todo queda ab- ser. Todo queda absorbido fonnal de expresarse. Se hable m¿terialmente cuándo se
sorbido ye en el ser puro, en el cambio o devenir pu- tornan las cosas de que nos ocupemos, segrin Io que suenan
ya en la contradicción que ro, y Dios se confur¡de o las palabras empleadas, sin precisar, sin a?inar el'modo cc_
crea el devenir, y las cosas continúa en las cosas. mo hay que entender la frase. Se habla formalmente, cuan_
se confunden con Dios. do se considera en Ies cosas de que se hebie no ránto eí zu;eto
al. que-se atribuyen ciertas cualidades, sino el modo preciso
e) "Material y formal", "Virtual y fonnal (o acnul)", córno hay que enrenderlas de é1. Cuando decirnos: O .g_
"lmplícito y erplícito". "En acto uiuido (in acru exercito) dico es bueno, hablamos materialmente; en cambio, hable-
! en acto significado (in actu signato)." mos formalmente cn ndo decirnos: el médico es bueno, ca-
A esras nociones sobre la potencia y el acro van unidas rzto rnédico. Esta distinción es muy importante; y ei fitósofo
algunas expresiones filosóficas cuyo sentido conviene ex- debe tender siempre a hablar fcrmalmente; adernás muchas
plicar. pro-posiciones que son verdaderas hablando formalment e, or_
c) Acabamos de ver lo que significan los dos térrninos f
"En poren- maliter loquendo, serían falses hablando materialment *otr-
,
ci¡" y 'en correlativos rialiter loquendo, y al revés. Así proposiciones como éstas: ,
ectq".
"EN porBNctA y EN -"Todo lo que es, es bueno" -(en tanto que es);
^c-ro".
El rnármol antes de ser trabajado es esrarua en potencia; es -"Toda virrud es estable" -(considerada su natural,cze de
esmrua en acto una vez que el escultor le ha dado la forma. virtud);
p) A estas expresiones "en potencia" y "en acto", hav -"El bien común está siencpre sobre ei bien individual"
que iuntar las cxpresiones -(si se come "bien común" de un modo formal; y en este
caso la unión del alma a Dios, o sea el bien común trascen-
"I1¡TERInL" y "FoR.NlaL" dental de todas las criaturas, está sobre todas las demás cosas);
que mnms veces se repiren en filosofía. Btas expresiones -"Ffay que obedecer siempre a los superiores" -(en cuaá-
son tomadas de la filosofía naru¡al (cosmología), que en- (ess) Ver más atnis, n? 40, 2.
seña que toda sustancia corporal está compuesta de dos (22') Ver anteriormente pp.85-S6.
rllos. ESpEc. - lrErerÍs¡cn: 2. oxror, (acro Y PoTENcIA) 22r
2zo DrvisfóN DE LA FIL

Se dice que une cose es virtual o gue existe virrualrnente,


to son superiores, es decir que no manden nada contra¡io
cuando se encuent¡a contenida en otrá más elevada, no con
a las órdenes de otro superior mayor);
Eu ser o determinación propiq sino con otro ser, baio otro
esciavos" -(si se lo1t Y
-"Hay hombres natu¡almenre
decir' en su signlficado de destinado se¡ o determinación; de modo que está ciertamente en ese "\¡i¡n¡e¡" g
clavo fo¡¡ralmente, es
otro se¡, según la,vimld o el grado de perfección que tie- oaci{¡al'.
al trabaio manual o servil);
tanto que ciencia)' ne, pero no está en él
-"La ciencia es infalible" -(en
son verdadens formal'wente
Todas est¿s proposiciones FORMALIV1ENTE O A TUALME¡iTE.
hablando, pero serían falsas si se las entendiere materia!:r¡ente.
En cambio, estes ProPosiciones: Si esto es asít no lo es porgue el ser en que esa cosa se en-
de los Reyes Magos";
-"Este cuad¡o es la Adoración cuentra esté en potencia con relación a eua, sino por ql
libro es la docuina de Fitágoras"¡ congerio, por poseer una actualidad o realidad mucho rn¡is
-"Btepalabra ha sido dada al hombre para ocultar su
-"La elevads. Su rnisma elevación o grendeze es, por decirlo ¡sl
pensarniento"; un obstáculo gue impide a la cosa que contiene vimralmente
-"Lafüosofía es orgullosa"; el que existe allf en su propia y rnás hurnilde determinación
-"Laconstirución inglesa es buena porqu€ es ilógica"; o realidad.
no son verdaderas sino balo cierto aspecto y si se las entien- Asi es cómo las perfecciones de todas las cosas corpo-
de m.ateridlrnente (22a). ¡ales existen vi¡rualmente en Dios; las conclusiones exi$en
y) Distínganse bien el término "en potencia" y el tél- vi¡ci¡almente en los principios de donde derivan; la¡ vidas
rrrino "vi¡ru*I", que significan dos cosas muy diferentes ("0). parciales eiscen virrualmente en la viCa general del orga-
' (22r) Sería intercsante hacer ver cómo la filosofí¿; desde que ha
nismo.
rbanrlonado la técnica cscotástica, he ido progresivamente hablando 6) Nótese después de lo diclio que la opcsición enre
á;-;" tnanere mate¡ial y no formal. De airí muchos problemas rn¡ riürr.ícrro y nxrlicrro es distiata rJe la oposición entre "vi¡- "lmpL!dra"
pl.tt.*dos, y una mrrldrud de equívoccs y desacuerdos, ya entre los Eual" y "formal" (o "actual"). LTna cosa irnplícitarn€nte ccn- y "c.rpli*rra-.
iilósofos mcdemos, ya, sobre todo, entre los filósofos mode¡nos cor
tenida en otra puede escar en ella formal o acrualmente, y
los antiguos, apeg:ados a las locuciones formales'
se puede igualmente ¡rote¡ que ciertos términos filosóficos. tomados no virrualmenre; pero, aun asl, estará alil de una manexa
.n ,*naido m-aterial, hrn llegado a renef un significado completamente confusa y ocults, como la ilcr ocuita y replegada en el
distiaco de su significado primitivo. Eso h¿ sucedido por eiemplo coo botón floral. De igrial modo en esta verded "Pedro es horn-
ü pahbra objio. Pzrt lós andguoo' objeto siepiflcaba una reaüdad bre", está iguaimente conÉnida está oüa verdad "Pedro
quá prrtátt a! espíría4 como ta[, es deci¡ cor"o Presente al espl-
rir¿.".tn
De-ahí g!re, €n el caso de los sa'es de ¡azón como la quimera, es un anirnal racional".
esos seres easúan obletivarnenter como seres presentes al espíntu, pero e) En fin, una cosa que exis¡-a de una manere forn:al y "Ia sctu
no realmente corno enddadcs obietivas que se hallaran fuera del espí- explícita puede rodavís dectrse e?t, aoto de dos maneras di- sigaato" e 'in
riru, en !a reslidad. Los rnodernos en canbio' enrienden pot objeto
ls cosa misma que está fuera de rní, aunque estú en esre momento pre- fe¡entes. Considerernos, pof ejemplo, a un ho¡nb¡e que co- as'r¡¡ c¡crCi-
sentc a! espíritu; y en tal caso" exlstir abietitttnente equivale a exis- ¡re a toda velocidad perseguido por sus enemigos. ¿Qué hace td'.
tft reatntsnte o fuera del cspíritu. ese homb¡e? Si respondemos que huye, con esrc decimos
(s25) Nóteset sin embargo, que ¿ veccs sc encuesua la exPresión lo que hace in oca sígnato (es decir aquello que su volun-
"'potencialmcate", en potencia, empleando irnpropiameote eo el seaiido
de "virnrairDeate".
tad pretende expresnmente al corer). Si respondemos qut
-r

222 otvrsró¡¡ DE LA FIIOSOTÍ¡. pnosLEM S PRTNCIPALES r¡rosori¡ EspEcuLATrvA. - uer¿rfsIc.r: 3. TpoDrcaA 22t
-
intensifíca su riuno respiratorio, significarnos con esta frese se ocupa de Aquel que es el mismo Ser subsistente. &ta Problem ¡r
lo que hace in dcat erercito, es decir, un hecho material. B parte de la metafísica se llama teología nawral (ciencia de la Teolo-
gía Narura! o
decir que octus signatas significa le intención pueste en tal de Dios en cuanto El es accesible a la razón narural, o Illetarísic¡ del
acto; y actus erercitt¿s significa la acción material. como causa de los seres y autcr del orden natural); se mismo Scr
Supongamos, por ejemplo, a un hombre que lee a Ron- llarna también, desde Leibniz, con el mal escogido nom- subsistente.
sárd, a Lamartine, a Víctor Hugo, con la intención de con- bre de Teodicea.
tar el número de veces que emplean la palabra amar y
la paiabra Euerer. Ese hombre lee ciertamente y formal- Leibniz en su Teodicea (1710) se propuso defender la
rnente a esos poetas, pero Io que sursolurztad pretende ¿es Providencia divina contra los ataques de los escépticos (so-
leer precisarnente? No: lo que con ese lectura intenta bre todo de Baylo). Bte nombre de Teodicea (etimológi-
es hacer un uabaio de crídca literaria "estilométrica". Lee camente "justificación de Dios") ha sido empleado después
-a_gsos poet¿s efectivamenre o in scnt etercito, pero in para designar la parte de la filosofía qrre tiene a Dios como
actu signoto o expresamente prepara el uabaio crítico en objeto. Pero este nombre está mal escogido por dos ra-
cuestión. zones: primera, porque la Providcncia de Dios no tiene nc-
Enunciemos la frase: "lilía agri non laborant neqae nent". cesidad dc ser iustificada por los filósofos; y además, por-
Si pensamos concretemente en el sentido de esta frase, te- que las cuestiones que tresn de la P¡ovidencia y del pro.
nemos presentes a los lirios in actu signato, es decir, pensa- blema del mal, no son las únicas ni las más importantes dc
mos en ellos en el aspecto preciso de que ni uabaian ni gue trata la teología naftnl.
hilan. Pero podríamos también fiiarnos únicamente en ese Las primeras cuestiones que la teología natural debe
nominativo plural, lilia, que obra de un modo u otxo; esto tratar son evidcntemente las que se refieren a la exis-
sería considerar a tos lirios ¡z actu exe¡cito. tencia misma de Dios.
pe modo que la expresión in dctu signato dice de ias En efecto, la existencia de Dios no es inmediatamette,
cosas a las cuales se dirigen la inteligencia o la voluntad,
es decir, sin previo esfuer¿o de nuestre rzzón, evidente
cuando esas cosas constituyen al obieto de un concepto dc
la misma inteligencia, o de una intención de la voluntado y para nosotros, como lo creyeron Mdebranche y los on-
han de ser entendidos. bajo ese concepto precisamenter o tologistas; sino que, mediante el uabaio de la inteügen-
buscados con esa intención precisa. Cuando, en cambio, esas cia, que es la operación más fundamentalmente propia
cos¡s se hacen presentes al espíritu o están cn le realidad a del hornbre, rnediante el raronamiento, es como llegamos
propósito de otras coses, y sin que nos fiicmos precisamente ¿ comprenderla con claridad; y la nzón, pra elevarse
cn elfrs, cntonces se dice que esrán ahí in acta exercito. hasta ella, no ha de apoyarse en'la simple idea o nocih
'del ser perfecto (argumento ontológíco de San Anselmo
't'eodicea. y de Descartes), sino que ha de apoyarse sobre reaüdades
9 3. indubitablemente cienas y comprobadas. Santo Tomás,
J¡.:La tal; y por ese
mecefísica estudia el ser como resumiendo toda la antigua uadición, demuesua por cinco
r¡zón precisamente d.ebe.6tudiar la causa del ser.. For caminos diferentes cónio esta conclusiónz Dios eriste, *,
eso sil pane más elbvada, que-es como.su coronamiento, impone con absoluta necesidad alt mz6n humana.
224 DrvrsróN DE LA Frr.oSOFiA. - PROBLEMAS PRTNCTPA¡,E¡' rllosori¡ EspEcuLATrve. - vnrerÍstc.e: 3. TEoDIcEA zzt

Hay en el mundo movimientos o cembios ---6eres y su- toria de la filosofía, una de estas dos cosas: o al verdadero
cesos que entes no existían-, cosas gue existen y quc Dios o al absurdo radical (227).
pueden no existir -{osas de diferentes categorías según La teodicea debe también establecer el modo de cono-
sus diversos grados de perfección, y en las que esra per- cimiento que tenemos de Dios, y luego estudiar la naru-
fección, que consiste en.ser, es más o menos ümitada y raleza y las perfecciones de Dios, en pardcular su unidad,
mezclad¿ de imperfección-, naturalezas desprovistas de su simplicidad, su inmutabilidad, Ias cuales se deducen
inteligencia y orientadas a una finaüdad determinada, inmediatamente de esta perfección consistenre en ser de
como se ve, no solamente por el orden tan compleio del por sí, aseidad, que es lo que caracreriza anre todo al acto
universo, o por la maravillose est¡uctura de los organis- puro y manifiesta con la mayor claridad que es distinto
mos vivos, sino ambién por el orden que los seres guar- del mundo absoluramenre y por esencia; debe estudiar
dan al realtzer sus acciones propias y eqpecíficas. Para sus relaciones con lo creado, su ciencia, su acción crea-
expüc4r satisfactorlamente otor iio.rcos ñechos es nece- dora y moriz, yr en fin, los problemas relacionados con
sario en definitiva
-ya que, sienno
absurdo, debemos detenernos
queremds caer en el
una rdzón o causa pri-
la presciencia divina acerca de hechos contingentes y de
los actos übres del hombre, y los que plantea la existen-
mua del ser-, admitir una causa que mueva sin ser mo- cia del mal en el universo.
vida; que cause sin ser causada; que posea tal naturaleze [,a escuela de A¡istóreles y de Sanro Tomás enseña que
que no pueda deiar de ser o existir; que se encuentre en Dios es conocido por la razón natural, con un conocimiento
cüa, en esudo absoluto e infinito, Ia perfección que €n analógico que nos hace ver, en el espeio de las cosas creadas,
las cosas se encuentra participada en rnayor o menor per- las perfecciones divinas (ser, unidad, bondad, inreligencia,
fección; cuya inteligencia, en fin, sea el fundamenro su- amor, etc.), negando, desde luego, cualquier unidad de n¡-
premo de toda natu¡aleza y el principio primero de los ruraleza, toda medida común y toda suerre de confusión en-
sefes.
tre Dios y las criaturas. Fsta doctrina se opone e dos erro-
res cont¡a¡ios: al error de los agnósticos que colocan al ser
A esa causa la llamamos Dios; es ecto puro; es o existe
divino fuera del alcance de nuest¡a inteligencia, declarando
de por sí o ¿ se, o dicho de ouo modo, el ser mismo es
a Dios inaccesible a l¿. razón hurnana (escépricos, fenome-
su naturaleza o esencia; es el mismo Ser subsistente, Aquel nistas, positivistas como Co¡nte y Spencer, y sobre todo la
qae es. Esre razonamiento que supone en el filósofo las escuela de Kant); y al error de los prnteístas, que confun.
más altas verdades de la metafísica, se impone al sen- den a Dios con las cr.¡sas creadas (Parménides, Heráclito,
tido común de la manera más sencilla; es que, e decir estoicos, Spinoza, merafísicos alemanes desde Lessing y Kanr;
verdad, es el acto más profundamente natural de la ¡¿zón modernistas e inmanentistas).
humana, de modo que, pera desuuirlo, habría qüe des- (22t) GARRrcou-Lecn.rNce, Dian, son eústcace, sa natarc, Pa.ns, .
mrir la misma nz6n humana y sus primeros principios Eenrcheme, le ed, 1920.
(principios de identidad o de no-conrradicción, de óau-
salidad, de razón suficiente); y el espíriru tiene que elegir
sin remedio, como lo demuesrra demasiado bien la his-
T--
226 DmsróN DE LA FTLOSOTíA.
- PROBLEMÁS PRTNCIPALES r¡r¡sorfe rnÁcrc¡. -ru¡mple DEL .aRTE

Filosofía de Aristóteles y de l¡lando eon propiedad, ya que no proceden de una rna-


Santo Tonás. nera demostrativa, reduciendo las conclusiones a sus prin-
Dios
cipios. Más bien que ciencias son artes; y enren direc-
es conocido por ane-
logía, y es absoluramente tamente en la categoría del arte, Do en la de l¿ ciencia.
distinto de las cosas. r ¿Cuál es el carácter esencial del arte en zu sentido más
ampüo? Es el de dirigir una obra que s€ va a hacer, dc
Panteímto. Agnosticimto. modo que sea fabricada, modelada y diqpuesa como debe
Dios se confunde con las Dics es incognoscible. serlo, y que s€ consiga así la perfección o la bondad, no
cosas. ya del hombre que la trbeja, sino de la obra hecha por
el hombre. Así, pues, el arte pertenece al orden p6ctico;
Secc¡óN III. regula ld obra que se oa a produtir, prescindiendo del
r¡r,osoríe pnÁcr¡c¡. r¡so que hagarnos del libre albedrfo y teniendo sólo e¡r
cuenta la manera como la obra debe ser eiecutada. El
54.
conocer,- Las ciencias prácticas buscan el conoc"r, no pare
sino para procruar con las acciones el bien del arte, pues, dice relación ú hacer, al ejecatet (o como se
hombre (un bien disrinto del puro adto de conocer Ia dice, a lo factible, notrpóv).
verdad). Pero el bien del hombre puede entenderse de Fste aspecto formal de obra t eied¿tttse se encuentra prin-
dos maneras diferenres; puede ser EL BrEN pARTrcuLA& cipalmente ¡ealizado en las obras rnateriales producidas o
tales o cuales bienes particulrres, o aquel que propiamenti llevadas a cabo por el hombre (factibile, propiamente di-
y en absoluto r" pu.d. llamar ut uri* ¿ól hornbre v del cho). Pero por extensión se aplica umbién a las obras pu-
ramente espirituales; desborda en es€ caso la esfe¡a de lo
que depende cl senrido de la vida humana.
práctico como tal, en cuanto práctico se opone especilh-
tiao, y se refiere a une acción distinta del conocer^ puro. De
5 r. Filosofía del "hace¡" o del art.. manera que puede haber obra a reelirat en el orden pura-
- mente especulativo (un razonamiento, una proposiciór¡ son
tj.- De las diversas ciencias prácticas que se ocupen
del bien del hombre baio el prirner aqpecto (los biines
operaciones, pero operaciones u obras de la razón especu-
lativa), y que hay artes como la lógica que son tttes espe-
particulares, no el bien absoluto de la vida humana), nin- culatiaat.
guna de eltas, como queda indicado (rrt), es ciencie filo-
sófica. En efecro, ninguna de ellas tiende a regular los Pero no e posible establecer una teoría general del
actos del hombre en relación con la causa mái elevada arte y de
d_el orden práctico, es deci¡ (ya que en el orden práctico
LA OBRA A HACER,

el-fin perseguido es razón de causa o principio), en rela- si no es colocándose desde el punto de vi*a de los con-
ceptos y principios más universales y más elevados del
-
ción al fin último (bien absoluto del ñombre).
Las ciencias prácricas no son vSrdaderas ciencias, ha_ conocimiento: tel teorfa cae así dentra de los dominios
(??€) Ver nc 30. ¡).
de la filosofía.
228 DIVISIóN DE LA FTI,OSOFÍA. - PROBLEMAS PR¡NCIPALES FTI.OSOTiA PR,{CTIC¿. MORAT
-
.é Filosofla.de Lr parte de la filosofía así precisada es evidentemenre guntarnos primero en qué cori¡iste el arte; si es, como ense-
;;"'' '
obra a "--
ba-
práctic^, y^ que se ocupa de la obra a realizarse y rrara ña Santo Tomás, una virtud del entendimiento prácdco,
de dirigir desde arriba a las ciencias o disciplinas prác- y cómo se distingue de las virtudes especulativas
ricas. No podría, sin embargor por su carác¡er de ciéncia (inteligencia de los principios, ciencia" sabiduría), y de las
propiamente dicha, ser esencialmente práctica; y así se virtudes morales, de la prudencia sobre todo; luego, cómo
mandene en el orden puramente especulativo por su hay que dividir las artes y dar una clasificación de ellas¡
obieto y por su mxnera de proceder, y permanece ade- y en fin, cuáles son los principios supremos y las condicio-
más muy aleiada de la operación misma; pues, en efecto, nes propias n el sentido más g.eneral.y elevado- de las
-e
arEes que denen por obieto la belleza (bellas artes) y quc
no sólo se manriene exffaña a la aplicación de las reglas
a¡rísticas a la obra particular que se reahzat sino quJias ocrlpan, por ende, un lugar trascendental entre las demás.
reglas que da son demesiado generales para ser inmedia-
tamente aplicables a esa obra en concreto, y aun para
$ r. Filosofía del "obrar" o rnoral.
merecer el nombre de reglas artísticas p¡opiamente di_ -
chas. No es, pues, sino impropia y muy imperfectarnente 56. ciencia práctica tientie a procurar el bien
que Fi!osof l¡
práctica. -La
puro y simple del hombre es la ¡noral o éüca. El hecho
del sc:o ho-
mano o Eric¡.
de Eener eomo objeto propio, no la perfección de las obras
Sólo las diferentes artes (disciplinas esencíahnente práicti-
cas) poseen reglas sufici¿ntemente determinadas Dara ser si sólo las bcllas artes el contenido del arte (¡endenc;¡
enttreren en
aplicables en el acto a la obra particular por reriizrr; y que vicia tcda la teo¡ia del ane). Por otra p¡rte el término estédca
se refie¡e etimológicarner'¡te a le sensibilided (clo0óvopo¡, sentir); aho-
a ellas sólo pertenece aplicar esas reglas. y eun más: excep- ra bien, es lo cieno que tanto el arte, como lo beüo penenecen terrio
ción hecha de las [rcllas ancs (cuyo oblcro, la belleza, es a la inteligencia como a la sensibilid¡d.
universal e inmaterial, y pennite por consiguiente a ia filo- I-os t¡atados escoiásticos no conccden generalmente un lugar aparte
sofla eiercer efectivamente, aunque desde rnuy arriba, su a !a filosofia del anc y no estudian las cuestiones propias de esa filo-
snfía sino en psicología, o, para meior dilucidat el ccncepto de la pnr-
oficio de dirigente suprema), las orras ,rr.r, ,ró conrenien- dencia, cn mcral. Ahora bien, la filosofia del ane, como la rnisma ¡nc-
do en sí nada del carácter universar propio de ra filosofía, ral, debería tener lugar en la filosofía natural si se la considerase baio
s:ino el hecho de que son artes, quedan caii totalmenre fuera cl aspecto do la especifrcación de las ciencias filosóficas por zu c6jeto
del dominio de la filosofía. fo¡mal. Pc¡o si se la consiCera baio el aspecto más general del fin al
cual están ordenad¿s estas ciencias, es preciso disunguir la filosoÍí¡
práccica de la filosofia especulativa, y sería no menos neccsaio disun-
Problern as Para caracrerirzar con exacurud esta parre de la filosofía. guir en la filosofia práctica, la filosofia del Hacet I del Obtsr. Asi sc
.!¡ Is füoso- sería necesario üamarla filosofía del 'ihacer"; la llamare- ti¿ne la doble ventaia de responder a una preocupación muy pronua-
ria del ¡gte. rnos smplemente filosofia del arre (,.r). Deberemos pre- ciada del pensamiento modemo, que riende a dedicar un traudo espe^
cial (Estética) a las cuesdones reladvas al arrc, y devolver a una de
(t2t) El término estéüca, que ya es de uso corriente, es aquí doble- las divisiones fundamer¡teles establecidas por Aristóteles n&cc Oróvorc S
n:cntc impropio: lc au¡ores modemos entienden por e$e palabra lo agcxtrxi fl norr¡txd í1 0e<oplrtxú, (Mét., hb. II, c. I, l02t b ?5.)
teo¡ía de lo bello y del arte, co¡no si las cuestiones relarivas lo belio Cf .Top VI, ó, 145 a l5 y VIII, I, ¡t7 a rDi Mét., VI, ¡; ¿¡b. N¡c., VI, 2,
tornado en sí mismo, debie¡an ser tratades en la filosofíe" del artc ¡lll9 a27. Hameün (Syst. de Aristóteles, pp. 8¡ sg¡.). Acerca de ec.ta
(cu¡ado cstas cuestiones deben ser estudiadas en onrología), y como cuestión defiende muy bien, con¡¡ Zeller, el auréntico pensamienrc dc
A¡is&eles.
r 2JO DTVISIóN DE {,A FILOSOTÍA.
- PROBLEMAS PRINCIPALES FrLosoFiA pn {crtce.
- MoRAr 23r

eleboradas y producidas por el hombre, sino la bondad o tando las dificultades originadas en nuesrras pasiones y
Ia perfección misma del hombre que opera, o bien el en Ia complejidad de las ci¡cunstancias mareriales. Ben-
líbre uso que hace de sus facultades, hace que sea propia- cialnrente permanece.como especulariva por su obiero for-
rnente la clencia del mal (actos humanos qle estudia) y por su modo de pro-
"0BRARtt, ceder (que consiste en reducir las verdades a sus princi-
la ciencia de los octos bumanos (del agibile como se dice, pros, no a mover a la acción); y es, además, impropia-
o del nQoxróv, es decir del libre uso de nuesuas facuitades). rnente práctica (23r). Para que el hombre regule con orden
Probl e m as La érica es priíctica en e! grado en que puede serlo una sus actos libres, la ciencia debe ir acompañada de la virrud
del¡ Eticr. ve¡dadera ciencia propiarnente dicha, ye que enseña no de 1a prudencia, que, utiüzada dcbidamente, hará que en
sólo las reglas supremas apücables de trejos, sino también cada caso juzguemos con recdrud el acto aqe vamos a rea-
las reglas próximas apücables a los actos particulares. fu?\ V queramos sin desfallecimiento aquello que lia sido
Al mismo tiempo dende esta ciencia, no ya a tal o cual así juzgado bueno.
fin secundario, sino al fin supremo (el bien absoluto del Por otra parre, la édca no da reglas de conducta hu-
hombre), es decir a la causa más elevada del orden prác- mana sino dentro del orden narural y con relación al fin
tico:es, pues, una ciencia filosófica. Es pura y sirnple- último del homlre, tal como sería si éste tuniera conto
mente la filosofía práctict. fin Ia beatitud o f elicidad natural. Ahora bien, como el
fin úldmo del hombre es un fin sobrenarural (Dios po-
Nore. Si la édca es práctica en cuanro puede serlo
-
una verdadera ciencia propiamcnte dicha, no se ha de a los casos paniculares; es práctica umto covro puede seilo ana cian-
cid propimnente dicha, pero no et propiamente ni perf eaqn€t te
creer por eso que es esencial'ntente príctica (ninguna cien- pilctica.
cta uere et proprie dicta es esencialmente prácdca), rú Las arres (medicina por eiemplo, el arte det ingeniero, erc.i s\ objeto
que sea suficiente para conseguir que el ho¡nbre obre rec- no sólo es vn ope:abile, sino que también es contemplado openbilitn),
tienen rcglas hrmediatamente aplicables, y las aplictn a los casos pcr-
tamente. I-a ética da en efecro rcglas próxin,;.'as aplicablet
tictrlares, pero solamente haciéndonos juzgm, no haciéndonos querer
a los casos particulares, pero es impotenre para hacérnos- (el artista puede, sin dcia¡ de ser anisra, comerer una fahe si así le
Ias aplicar siempre recramenre a dichos casos (230), evi- parece): son propimnente prácticas, pero no se hallan en el úlrrmo
grado de lo "prácdco".
(tto) Por el contrano. Ias clencias esencialmenre prácticas, es decir, En fin, Ia prudencia (cuyo objeto es algo que te ta a hacn) aplica
las anes, proccden por sí rnismrs a la aplicoción dc sus propias reglas ¡ los casos particulares lrs reghs de la ciencia moral y de h razón, no
¡ los casos parriculares. Fstas ciencias son ptopimnente prácticas, pero solamente haciéndonos juzgm del acro que se va a realizar, sino ha-
no son verdaderas ciencias propiamenre dichas y sólo impropirmtl,te ciéndonos emplear recti¿mente nuestra misma actividad libre (porque
llanm el nombre de ciencias. la prudencia como tal quiere siempre ordenadamenre): es propimwtte
De modo que existen grados en lr 'prácdca". La filosofíe del arte práctica, y se halla en el supremo grado de la,,prácticd,.
kuyo fin es práccico, y cuyo objeto es un operabile, pef,o t conocet- (,3¡) Cf, S¡uro TouÁs, tap. Boet., de Trin.r i, a. t, ad j: ..Scienri¡
lel, no posee reglas próximrsaplicables a los casos paniculares; sólo es moralis,- quamvis sit propter operationem, tamen illa operatio non est
¡mpropiamelte , tru! itnperf ecttmette práctica. actus scientiae, sed actus virnrris, ut parer y Ethic. Unde non potest
Le édca (ctryo fin es prácrico, y cuyo objeto es un óperabile, pero dici ars, sed magis in illis operarionibus se haber vinus loco
igualmente a conocerse) no aplicr, pero riene rcgias próxinns aplicablct "fu "tut
ideo veteres diffinierunt virn¡tem essc ancm bene recteque vivendi,
digit August., X de Ci,¿. Dei."
212 Drv-¡sróN DE LA FrtOsoFÍ¡.
- pRoBLEM^s pR¡NcIpAlEs
FIT¡SOFIA PRACTICA. _ MORAL ll]
seído no por el conocimiento imperfecto de la razón hu-
(cuestiones que conciernen e la conciencia). Asimismo
mana como tal, sino por la visión beatífica y deificante
de la esencia divina), y debiendo ser regulados sus actos €studiará
con relación a esre fin sobrenatural, y de forma que le Los pR¡Ncrp¡os rxtnírspcos
conduzcan a é1, la édca o moral filosófica es evidente- de donde proceden estos ectos, es decir, las virrudes mo-
menre insuficiente para enseñarle todo lo que ét debe rales y los ücios.
saber para obrdr bien. Debe, pues, ser completada y so- Pero siendo la ética una ciencia práctica, no debe dete-
breelevad¿ por las enseñanzas de la revelación. nerse en consideraciones universales; debe descender a le
deterrhinación más particular de los actos humanos y de
-loLa palabra práctica, aplicada a ta ética, no significa só-
que tiene por fin una acciórr
sus reglas; de ahí su obligación de estudiar de una -rner"
distinre de le de conocer más detallaila las reglas que ordenan la conducta del hom-
solamente (en este sentido, práctica, ya trere del ane o de la bre; primeramente en Io que concierne a
moral, se opone o, especulotiva); sigrrifica también, en senrido
rnás estricto, que se reficre al obrar (el nqarróv, terreno pro- ,, SU PROPXO BIEN,
pio de.la cibncia y de las vim¡des morates, se opone a noritó", luego en lo que concierne at
dominio propio del ane).
BIEN DE I,OS NU¡,TÁS

57.-Lac¡¡esrión capital a Ia que le, filosofía prlcticd (y por consiguiente, Ia virtud de la iusticia).
debe responder anre todo, es evidcntemente la iuestión &ta última consideración inuoduce en numerosss cu€s-
de saber tiones de gran importancia que perteneccn ¿ lo que se
r¡¡ euú coNsrsrE llama el derecho natural y que se refieren en psimer lugar
(en el orden narural) el fin úlcirno o a Io que el hombre debe
EL BTEN ABSOLUTO DEL HOMBRE. A DIOS
Después deberi csturljar (reügión natura!) ("'); en segundo lugar, lo que debe
LOS AUTOS A Los oeuÁs r{orusREs;
mediante los cuales el frombre sc dirige hacia su últjmo aquí se plantean los problemas que concie¡nen a los hom-
fin, o se separe de él; examinarlos piimeramente en su bres
naru¡alez.a y su mccenisnro íntimo, y luego en aquello TOMADOS INDIVIDT'ALMENTE
que consdruye su rnoraliríad, es decir, en aquello que los (derecho individual, cuestión de la propiedad, por cjenr-
hace buenos o rnalos- Deberá exudiar plo), y los que afectan a los hombres
LA REGLA SUPREMA CONSIDERADOS COMO ]vfIEMtsROS

de esos ecros (ley ererna y ley narural), y de un todo narural, a cuyo bien ccmún los individuos
SU R"EGLA INMEDTATA (42) Es decir de la religión tal como serír, hecha absuacción del
orden sob¡enarural al que el honrbre ha sido elevado en reaüdad.
2t+ FIIOSO¡.ÍA. PROBLEM¡S PRINCTPATES
- FiLOSOFiA PRÁCTICA. - MORA¡. 2tt
debcn servi¡
cial). -fanüa y sociedad política- (derecho so_ escueles precedentes: porgue su grandeza de hombre está
precisamente en tener por único fin al tsien increado.
al Arisróteles subdividía Ia ciencia de ras cosnrmbres o de
los actos humanos (érica en senddo amplio) .n *., Filosofíd tomina. Mora! de
;;.;;
ciencia de los actos del hombre como ;ndivíd uo, o ética qin la Eeatitud o del sobnano
el senddo e$ricro de la palabra); ciencia de ros actos der Bien.
hombre como miembro di la sociedad doméstica, o econó_
míca; ciencia de los actos del hombre como miembro de El hombre está ordenado
la a un fin último fuera de él
ciudad (rcciedad civil), o política (2ss).
t b) Con relación al problema capital áe la moral, problema y est€ fin últlno es Dios.
del fin úldmo del hómbre, encontramos, una vez más, la
últime" la división suma¡ia de los filósofos en ües g,rupos. Sistemas r¡torales que degra- Shtr*ws morales que diaini-
La escuela de A¡istóreles y de Santo Toma, .,irenl dan a! hombte. ztn al bomb¡e.
toda Ia vida moral depende de la tendencia al soberano bien tue
del hombrc o a la bearirud, y que el objeto ,en que consisrc El homb¡e escá ordenado El hombre no está orde-
esta beadrud es Dios, al cual debemos ,n,", ,ro por a un fin último distinto de nado a ningun fin últirno
nosotros
sino por El mismo (ya que es nuesrro fin úttimo, es decir cl, y este fin es una cosa distinto de él mismo' sea
qu_erido y amado por El mismo y no por ningún creada (hedonismo, epicu- que en su propia virtud
ouo¡. relsmo, urilirarismo, etc.). consista su fin último (es-
Las escuelas que ordenan los actos humanos al placer'(he_
.
donisn¡o d^e Arisripo, Epicuro), o a lo útil (utilitari*o á" toicismo), sea que su pro-
Bentham, S.uarr Mill), o al estado (Hegel y fo, *"iofogir_ pia bondad no dependa de
tas conremporáneos), o a la Humanidad (Augusto ningún bien al que estaría
Comie), supedicado (kandsmo).
o al.progreso (Spencer) o a Ia simpatía iescietá .r.o".rr!,
o a ia piedad (Schopenhauer), o,, t prodo"ción del *ó.i_
ht¡rnbre (Nietzche) asignan al homúre como fin úrr'imo c) Así, al uamr estos grandes problemas, la doctrina de
un¿ cose creada, rebajándolo, en consecuencia, a menos
de
A¡istóteles y de Santo Tomás, comparada con ias demás doc-
su propia dignidad. trinas, aparece como una cumbre entre dos errores opues-
Las escuelas que pretenden que la airtad (estoicos, como tos. Es ésta una nueva prueba de veracidad añadida a las
^
Spincrza) o el deber (Kant) se barrrn a sí mismos, y" por- que hemos enumerado (23').
que la vim¡d es la felicidad misma, ya porque el deséo de
la
La verdad, en efecto, no podría encontrarse en una filo-
beadrud ofende a la moral, señalan f¡n úlrimo del sefia que ocupase el término medio enrre dos etrores con-
"omó con aparien-
hombre al hombre mismo, y por consiguiente, aarios por mediocridad, cayendo por debaio de ambos, es de-
ci¡s de ciiviniza¡ al hombre, en realidad-lo rebajan, como las cir, que se consdruyera tomando prestado del uno y del otro'
(2¿3) Versobre esu cuesrióo Etb. Nic., VI,9,
haciendo equiiibrios entre tos dos, o mezclándolos ciegamen-
ee42 a.9, Eth. Eud., te (eclecticismo); siao que ha de encontrarse en una filosofía
f, 8,
l2l! b. lJ y tos dos primeros cepírulos dc |t polít:ica.'Cf. H^^r¡:
rrx. E/ Si¡t, de Arin., p. gl.
leer¡ Ver ne 21.
?J6 DINSTóN DE LA F¡LOSOFiA. _ PROBLEMAS PR¡NCIPALES

que gu¿rde ese término medio entre los dos errores por su
propia ntpericritlad y domrnándoloq de suefte que den ésros
la irnpresión de ser fragmentos desgajados, a¡rancados de su CONCLUSTdN
unidad. Porque si es verdadera, csra filosofía debe ver con
plena claridad Io que el error no ve sino de una rnanera par-
58.-L¿ filosofía se divide, pues, en tres partes gene-
cial y partidista, y debe a la vez iuzgar y salvar, con sus pro- rales: lógica, filosofía especulativa y filosofía práctica; o
pios principios y zu luz propia, lo que cl error, sin sabirlo si no, teniende¡ en cuenta las subdivisiones de estes tres
siquiera, encierra de verdad. partes, en siete principales: lógica menor, logica mayorl
filosofí¿ de las matemáricas,, filosofía de la na$raleza,
metafísica, filosofía del arte, y moral. Su contenido es-
quemático lo demos en el siguienre cuadro.

I l. Lógico
"iornut',3renor o 1 Reglas p¿f,a nrztF
l. t .l na¡.
| 2. Lógica tnayor o I Materia de ¡azo-
| 'tnatedel I namiento.
t. Filotofía. de
t rnztemáticas' I la cuentidad . ]
Ia:
I Filosofía ' .\ \ connorogía.
)-'l | 4. de le na-l el mundo materialJ
n¿raieza. ....\elhombre . Psicologío.
I f le ,¿erdad C¡ítica.
| 5. Metafíicc { el ser en general. Ontolosía.
( el Ser d se . . Teodicéa.
at 6. Filosofía del ane. el "hace¡".
" \ 7. Etica o moral. . el. "obrar".

La división de la filosofía en ,speculetiva y práctica dice


relación, no a l¿ especificación de las diversas ciencias filosó-
ficas, sino al fin al que están ordenadas. Si el fin perseguido
es conocer, tendremos la filosofía especulativa; si el fin es el
bien del hombre, tendre¡nos la filosofía prácticd (235).
Desde el punto de vista de la especificación de las ciencias
flosóficas (t*), ie ética, que trata de las vi¡rudes morales del
lzso) Cf. S.rxro TorlrÁs, Sup. Boet., ile Trin. q. !, ad. 4.
(238) Ests especificación, como se esrudia en lógica mryor, depcnde
csencialmen¡e del grado de abstracción, es decir, del grado dc in¡n¡-
terialidad del objero a conocer.

f2i7 t
-Y--

2J8 DIVTSIóN DE LA F¡I,osoFfA

homlrre (tt') y tiene por obreto formal e\ "obror" lnnnano,


y la filosofía del arte, que trate de las virn:des intetectuales
prácticas del hombre y tiene por objeto formal el "hacer"
bwirono, son partes de la ciencia del hombre que pertenecen
a la filosofía narural (parcicularmenre a la metafísica). Desde
este punto de vista no se debe considera¡ como ciencias filo- lxolcr
sóficas especialmente distintas, sino a la lógica, a Ia metafísica,
a la filoscfía de la natu¡aleza, y a !a filosofía de las matemá-
ticas, a no ser que se prefiera reducir esta última pane a la Pnr¡.r¡r¿rN¡Res. - Pn¡u¡n.¡ ¡.¡oc¡óx o¡ ra Fu¡sdrf¡'.
rnetafísica o a la filosofía de la naturaleza.
(2s?) ilSic perdnet ad Philosophiam (naruralem), et est pars ilüus, CAPITULO I._NATURALEZA DE LA FILOSOFIA
quie rgit dc anim¡ ut esr rcrus corporis, ct consequenter de mor¿libus
ojus." (Jue¡r o¡ Sn¡ro TonrÁs, Curt. ?hil, r. l, p. 7 12; Lo g. l l, P, g. 27, I._NOCIONES HISTÓRICAS
¡" l)
SEcc¡óN I. - El pensamieato filo¡ófico antes de la filoeo-
eia propiamente dicha ¡J
S¡:cclóN II. - La filoeofía propiamentc üchs . tZ
A. Los filósof os presocráticos 7t
$ l. Los iónicos ,7
S 2. Los itálicos 40
$ 3. Los eleáticos 44
B. La soiística y Sócrates . 47
$ l. Los sofistas 47
$ 2. Sócrates JO

C. Platóny Aristóteles . 5t -
$ l. Platón 56
5 2. A¡istóteles 6l

II._COhICLUSIONES
Definición de la filosofía. 8l
I-a filosofia y las ciencias particulares 89
-
La filosofía y la teología r0r
La filosofía y el senrido común 108
'i¡i**
'
a^
D0s olJRAs ¡'t1NDA1\11,)N'fAl.l,lS
SUlviA -l l':( )1.( )( il( l \
d¡ S.r¡l'ro'I'onr,is t,t, .\t.rttlxrl
-3{0 l'¡i¡trltlt ¡ clit irirr rl, llt ,,lit¡l (t'lrll)lll.l
lr,l;i]¡rrlrrll lt¡ t rtslr'll.t¡¡o. r rr ill) l¡rltl¡,;.
( {r¡t itlrut¡(lirtrll s ll()lil\ \ ( r)lllt'¡ltitl il,'i dl-
:rt:inrrrrl,,s ..lt( ( iitIi:il.tli.
CAPITULO II.-DIVISION DE LA FILOSOFIA s{rM.\ ( t( )N t R.\ (;nN.l lLlilii
(,
st r\1..\ lrll.( )s( )frf ( l.\
I.-T.AS PARTES GENERALES DE LA FILOSOFiA rl, S.t: t,r 'l ull jts lrtt .\(.¿til).()
'I rr'¡r," llr .\rg,t rtt.tr:L ll llotiot (lr' ])lll)li-
Las partes generdes de la filosofía ¡ 2l ( ili l)()i ¡ri itttIrlt tr z t rt t trstt'llilll() ('stil
llrclnnrllltitl ¡¡lrl:1. utás t ottc¡t trll¡ t otlt(l
r SrrrlL ( iorrlt:t (it'rrlilt's, .

II._PROBLEM.{S PRTNCIPALES !lrli, iiru (1)rrrl)letiL ttt 1 totttos: \('l'siiril I

rl( l t{'\to lrttitio por M. Nf . flclqrrdít. t s-


S¡cc¡óx l. ¡;r , i rltrr' trl, l¡ilr.r t stir "li' i'lrr r I lil rtlrlr'-
- Lógica . l.Y
r irllr ,orr ¡r(,(:ri \'((i¡rt('ll¡¡¡¡io: dt l)( ls()nll5
( (lnrl)( t('ntrs t rr tl¡tllt ttitlt tlt llts lllltlt't i,¡s
S¡cclóx IL - Filo¡ofía especulative . 117 lllrtir(lirs. ltrlt'ltrás dtl tttr rttltplio r sttrclirr
intl ()(lu( toi io v notlls ¡lr I l'rtrlr t' lsl¡rllt l
A Filosofía de la matem,ótica ll8 (-)rrills.

B. Filosofía de la naruraleza l)r' llrt tl it cn :


ll9 t
Etienne Gilst¡n
Psrcología r43 - (. ..(orltiIlIt' la lltislll:t tllrtlt itr;r tlr' llt
,\urttt 'l tol,)9ica, p"ro ¡rtoctttrl lttttdll-
C' Metafísica t (a ri)t'r]t;ll lil dt' ll trlltllt t:t trrís I olrtlllet.t
r;rr,' sr' ¡lrrtdl cn l() l('ltr( tltt' lt l:t ¿1¿-
$ l. Crídca . 152
t¡to¡l¡,ttió¡t tacional. l,os ¡lroltlt'tttlts stilt
$ 2. 0ntologia. 167 r,,trritlt rlttlos t'n tlla, r'stttdilrtlos ltlljrl to-
La esencia . 164 rlos los ilsl)( ctos y sottl( ti(los lt il¡ltttlllt -
r rrlrlt s olrjt't iones. Sólo tlt'slrtttls tlc hrllrcl
La sustancia y el accidente 184 tr irrnf;trlo { otttrA estzls rrrírlti¡llls <lificrrl-
El acto y la potencia . 207 trrdcs, l:rs solt¡t iont's sr¡tl t oltsitlt r;ltilts tlo-
;l itiit iv:ttr't{'ll i(' \'('l (lll(l('rlls).
$ t. Teodicea . 222 rrro tl
t f,r Irr {)s()I,í.\ li\ t.t f",tr.rlr Nflltllr. I

S¿cctóN IIl. - Filorofía práctica l\lartín Grabmann


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