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I)erechos exclusiaos del
CLUB DE LECTORES
Buenos Aires
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L,a filosofía de A¡istóteles, adoptada y profundi-
zada por Santo Tonttós
y cu escaela, puede ser llama-
da con propiedad Ja filosofía crisriana, porque la
Igleia la recomienda sin cesar como Iü única cierta
! porqae está enteramente de acuerdo con l/ls aef-
Es propiedad. @ Quecl¡ hcclro tl rcr{isttr¡ dodes de la fe; poo no por ser crisdena, sinb par
y depósito que previenc la k y Nr' | 1.72-i. ser demostrativamente verdedera, es que se la propo-
ne oquí al lector. La concordancia de esta filosofío
-original de un pagano- con los dogmas rcaelados,
décimoctava edición c¿vstellana de es sin duda algund un sigrro erterior, ana gttantía
ÉLÉME¡;'rs oe F¡¡rr-osopr¡rr. - I. IxrnooucrloN GÉxÉnaI-E A r.A Itr rr.t¡s¡l'¡l: efirafilosófica de s¿ aerdad, pero su autoridad coma
tal no proaiene de este acuetdo con la fe sino de nt
propia eaidencia rucional.
Sin embargo, aunqae lg razón'y ta ¡e raz disrinrás,
no están separadas y, pilesto que nos dirigimos pnin-
'.['r:rdrrjo: Leandro de Sesna O. C. cipalmente a leciares cristianos, no nos hetnos cui-
dado de eaitar el bacer con frecuencia alusión a los
conocimientos familiares a todo católico, o a las
aplicaciones teológicas de cie¡tos principios filosó*
ficos, para situar mejor la filosofía en su espíritu y
ayudmles a mtTttener su pensamiento en la unid¿d.
Ello no quita que en nuestras demostraciones ! en
h estructura misma de nuesfia exposición fitosóficd,
sea-la razón y no la fe Ia que ocupe eI primer lugar
II'IPRI.]So ].]N I,A Alt(iIINTINA
y la qae tenga tcda Ia autoridad.
llRINTj:ll) lN AIt(;l,lNTlNA l. u.
(Dd p¡üqo o h edüíón l¡atleco)
sebidurfe es adquirida con tanto trabajo y de una manera pero, cn primer término, es indispensable que sepan de qué
t:ln precerie, que los que pretenden llegar a ella deben tc trott y que tengan una noción clara y precisa de los pro-
nieior llemarse filósofos que sabios. blcnras filosóficos, siquiera expuestos sucinramenre.
Por otro lado, eNponer sin más preámbulos y sin iustifi-
Tal es'le noción que de le filosofía nos proporciona la
Un filósofo etimología misma de la palabre y el lenguaie corriente. cación concreta las tesis gue tratan de la naruraleza de la
es un sehio filosofía, de su objeto, de,su dignidad, erc., sería presenrar
(dé l¡ sabidu- Un filósofo es un hombre humanamente sabio. Y aquel la concepción t¡adicional bafo un aspecto arbitrario y aprio-.
ría propie- qug ¡e_gitule filó9.qfo, gggd?_[or el ¡4i_s_srs-hech-o- o_bli- rístico que le es completamente extraño y encerrar los espí-,
mente hum¡- gado a_ comunic¿r. e los demás hombres, acerca de los
ne). ritus en un puro verbalismo. En cambio, comenzando por
[¡4ndgg problemas'qire a éstos plgecupaq, la más alta luz
-i i.. ...-re algunas breves indicaciones de la hisroria en le antigüedad
.a
oe la razon numane. hasta Aristóteles, csto es, hasra el fin del perlodo de form¿-
ción de la filosofía, se consigue presenrar a éüta en su naci-
La definición de la filosoffe en que nos fiiamos ahora -sa- mipnto y desarrollo; y de esta menera se hace ver cómo
birlurfa humana- es una definición superficial, definición se efectuó la transición del sentido común a Ia ciencia de
nominal, es decir, que nos da el sentido de la galabra. Para los filósofos, cómo los grandes problemas filosóficos han sur-
paser a una definición más.profunda, a la definición real q'sc gido por si mismos, y, cómo ciefta noción de la filosofía,
nos hará conocer la naturaleza de le cosr, vamos a con- que más tarde podrá ser depurada por la controversia, pero
siderar en su realidad histórica la génesis de lo que los hom- que ya se desprende sola de estos preambulos históricos, se
bres han convenido err llamar filosoffa. impone naturalmente al esplritu. Insistamos en estas cuestio-
Seguiremosr.en cuanto nos sea posiblc cn una obra de nes previas, gue se encuentran tratadas en detalle, y desde
exposición, el mismo métod<¡ de Aristótcles, demasiado ol- otro punto de vista, en Crítica, ya que corrciernen a la exis-
vidado, aun en muchos libros quc accptan las conclusiones, .encia misma, a la naturaleza y al valor de la filosofía.
pero gue olvidan el espíritu de su filosofía. Est_e gran realista
nada daba por averiguado a priori, y siempre estudiaba la
evolución histórica de los problemas.antes de proponer su
propia solución, que así da la impresión de ser como el tér-
mino de un proceso de descubrimiento. Sin duda que este
método nos llevará á une excr¡rsión histórica bastante larga
que, sin embargo, creemos indispensable.
Pof una parte, mirando al interés práctico y pedagógico,
la exposición de los comienzos históricos del pensamiento
f:losófico es lo que hay de rnás a propósito para iniciar a los
pr¡'lcipientes en los problemas de la filosofía y para intro-
ducr^'los en el mundor nuevo para ellos, de la cspeculación
racion"l; enseñándoles, de camino, muchos couocimientos uti-
lfsimos. Más tarde podrán discutir las diversas reorías emi-
tidas acerca de la filosofía, estudiar obieciones y resprrestas,
CAPITULO PRIN{I'RO
CAPÍTULO I
L Er. pe¡¡'s,r-
MIF,NTO
FlLosóFrco Los persas 5a NATURALEZA DE II\ FILOSOFúI
ANTf,S DE I.A
5b,a
rllosopí,r Ltt s otrcb[os lBruh.maninno
tb,F I. _ NOCIONES HISTÓRICAS
¡'tiol¡¡ AMf-¡iTE - lutrat '
,le ia India"Euatsrno
etcuelas. lb,l
CICHA
Lo¡ chinos Jc SeccróN I
Nocionee Los prhueros ¡abiot de Grecia 7 EL PENSAMTENTO FTLOSóT¡CO A¡Irr,S DE LA F¡LOSOFíA
históricaa ( Tales y succso- PROPÍAMENTE DICHA
I .^. 8
f ,,!9-t^.1
lonrcos
Ii"'¡"1i,". n'"1 z.-La especulación filosófica, precisamenre por ser
.
LosttP. I I xigores, i)crnr'r- ta tarea más elevada de la razón. es desconocida entre los
I I critu. . . 9
l-¡
tocrdltcos I pueblos llamados primitivos, y aun la mayor parre dc
CAPIT. I
2. I l-os itálicos: Pirigoras. t0
rrt-oso¡-ír I l.r¡s clc:iticos: l'¿rnrérrides n las civilizaciones antiguas o la han ignorado o no hen
NATU. PROPIAMLN lIi sabido descubrir su verdadera nam¡aleza. Esa esDecula-
RALEZA DtcltA [,a sofístrca /l.os sofistas rl
y Sócratcs I Sticratcs. L4 ción no comienza sino muy tarde, hacia el'siglo vrrr, o
DE LA
F¡LOSOFÍA platón y fl-os
pcqucños socráticns l5 meior hacia el siglo vr a. de C.; y no ha encontrado su
¡l¡istótcics I l-lat('n ' l6 verdadero camino hacia la verdad sino por pure casua-
I .'\ flStOtclcs . l9
lidad; así parece, al menos, si se riene en cuenta la mul-
Sto. Tomás de Aquino
pe/enntt )t titud de felsas sendas por donde se l¡an encaminado tanros
filósofos y escuclas.
2+
'Sin embargo,
25 algunas de las verdades mis sencillas de
26
27
la filosofía fueron ya conocidas ánres que la filosofía exis-
tiera; y enconüamos, en fonna más o menos rudin"renta-
ria y con más o menos graves alteraciones, las principales
de esas verdades en rodos los pueblos andguos desde los
tiempos más remoros. Pero no fué en las aulas de filosofí¿
donde las aprendieron, sino por ese eiercicio esponráneo
e insdnrivo de la razón, del cual resulta el sentido co-
rnún y también y sobre todo de la Revelación primitiva.
t t,l
t+ NATURTTLEZA DE LA FTLOSOTI¡--XOCTOXES EISróR¡CA5 ANTES DE I. TILOSOFiA PROPIAMENTE DICHA It
3.-Enla afirmación de una uadición primitiva, co- filosófica. Aun ciertas civiüzaciones se han dcspreocu-
l,a uedición mún a l¿s diversas famiüq humanas y ten vieia como pado igualmente de ella: por eiemplo, los pueblos semi-
prirnitiva.
ellas, están de acuerdo las más serias investigaciones de los tas y los egipcios. A pesar de la alta cultura científica de
historiadores con los teólogos (8). Aun haciendo abstrac- que dan prueba algunos de sus hombres, los egipcios y los
ción de todo dato positivo, es muy razonable el supo,ne! caldeos no han tenido, que se sepa, en disciplinas filosó-
qr.'.t prt-.t h"rnül ficas, sino ciertos conocimientos generales contenidos en
rffiidffiFó qu" Iá éñstencig de modo que después sus religiones, y en cuanto a la divinidad, al alma humana
haya podido continuar por Ia educación la obra de sus y a su estado después de la muerte, los preceptos mora-
manos. les. Estos conocimientos, que en éstos como en los demás
Pero esta ciencia, así como la religión prirnitiva con la pueblos se los encuentra más puros cuanto más nos re-
que se confundía, ¿podía perrnanecer intacta en la huma- montamos a los tiempos más antiluos, nunca los han so- En los se-
metido a la prueba y a las especulaciones de la razón; nerel,rnias en ge-
nidad? De un lado, verdades muy elevadas, uas¡nitidas y"en los
de generación en generación; del otro, una inteligencia sino que los iban aceptando, como asimismo sus dognas egipcios no
dominada por los sentidos y por la imaginación: el efecto ciendficos, de boca de la tradición sagrada. La relieión hey filosofíe.
de tal desproporción debía ser fatalmcntc una altcración íel ía: oor ella ooseen estos
progresiva de.la tradición adár¡rica, roída poco a poco verdades 'icas. oero no tienen fi-
por el olvido, manchada por los crrorcsi inv¡rclicla por la
corrupción del politeísmo y clc hs nliis clcgrrrdrclas moda- -lñljudíos se encuentr¿n en esta materia en el mismo
lidades religiosas (animismo, totc¡nisnlo, idolatría, ma- casilFldS demás pueblos semitas. Desdeñosos de la
gir, etc.). A pesar de estas alrcmcioncs pudo cstr primi- humana sabiduría y de las obras de la pura rtz6n, y con Los iudíos,
pucblo elegi-
tiva tradición gurrdar cn h humirnichd, durrrntc siglos, pocas disposiciones para ellas, no tuvieron filósofos, por do de la Re-
un tesoro de vcrdadcs escncillcs. No pocls vcrdades lomenos-hastaFilónqueviviffi-eñlo-ifef,sucristo; velación.
filosóficas, relacionadas con los problcrnas ¡nás clcvados n¡vieron, en cambio, los profetas v la lev de Dios.
que la rn6nhaya podido rcsolvcr, fornrlben prrrtc dc cste
tesoro. Pero no siendo enseñadas sino por Ia trrlición Las grandes civilizaciones arias, por el contrario,
religiosa que corroboraba los datos instintivos dcl scntido
5.
-
deian ver todas ellas, baio formas desde luego muy varia-
común, ná prsrton, por lo mismo, de un estlclo o módulo das, un esfuerzo hacia la especulación racionai y propia-
prefilosdfico. mente filosófica. Pero, salvo en Grecia ( y muy parcial-
mente en la India), este esfuerzo fué impotente para cons- En los arios
4. No es extraño que los pueblos, en las épocas primi- tiruir una disciplina científica autónoma, distinta de la cn g€neral, es-
-
tivas (a) de zu historia, hayan ignorado la especulac:ón
á¡bol humano, y en cuanto e nuesüos medios de investig:¿ción histo-
(!)
Cf. P. Lrrwvomen, O. P. (se$¡n Schmidr). La reaclation pri- rica; pero no primitivo absolutantente, ya que antes de lo que llama-
mithte et les do¡mées actuelles de la Sc¡ence. Paris, I-ecoffre, l9l4' mos estado primitivct de los pueblos queda un largo pasado humano
(t) Prbnitipo, relativamente a tal o cual rema pardcular del gran cod¡vía.
ANTti.S I)N LA FILOSOFIA PITOPIAI\ÍDNTE DICHA t'l
16 NATURALEZA DE LA FTLOSOFIA.-NOCIONES HISTóRICAS
nrucho más compleia (exponemos áquí la interpretación
fuet¿o h¡ci¡ religión En estos pueblos no es la uadición religiosa la que nos par€ce más verosímil, ya que hoy no es posible
l¿ filosoflq todavía la certeza absoluta en estas materias), cuando la an-
pero impo- ; es más bien la filosofía,
tGnte psf¡ es decir, le sabiduría humana, la @, ugua rei.igión -el .veclrsnro
dgua reugtÓn
1-'--
pnmltlvo- (")t
vedisnrg-p4m¡tivo- tfñiüGt
(o), se muesÜa lnca-
¡ng3-
constimir un¿ confundiéndose con ella El sbffi
--r---
paz de satisfacer Ias effiñChs intelectuales y las necesida-
filosofí¿ dis- se echa de
l¡ ¡e- ffina
escuela filosófica. es el fundador
tint¡ dc
ligión de una secta religiosa, o aun de una. religión. cosa curiose, que l{ ideas nacidas
cia humana divinizada por el brahmanismo es la ciencie de pantelsmo? Este principio supremo, del cual está ausenre la
las realidades supremas, la metafísica, la sabicluría, propia- e
rnente hablando, del hombre.- Metafísica vigorosa (a luzgar @ingún concepto por universal
por los documentos cuya interpretación es todavía incierta), que sea, ni aún al.concepto de ser, de modo que hay que
pero proveniente de una razón indisciplinada tothvír, incapaz llamarloNo o Na ser, es la única ¡ealidad ve¡dedera. Todo
de distinguir y de escapar a las contradicciones intcrnas, arras-
trada po.- la ilusión de un conocimiento dcl Todo, rnás angé-
lica que humane y echada a perder por su mist¡la anrbición.
Según esta rnetafísica, considerada al menos cn stls tcnden-
cias fundamentales, el Principio del mundo, llnnrrtlo Rrah- cosas. El hecho deque esta aperiencia o ilusión existe, es un
ma (?) o Atman (t), es Io que consdruye el princi¡rio íntimo mel, es el mal mismo. La existencia de los seres individuales
Ce toda realidad; de donde lógicamente se siguc cl pnntcísmo
y de este inmenso Engaño, que se llama la nan¡releza (Maya)
o confusión de Dios y de las cosas (g). .S$ggryU¡q !' que nos tiene cautivos de lo múldple y de lo variable, es
esencialmente mala; es la fuente de todo dolor.
(?) Del nombre de l¡ fuelz¿ oculta o sagrada que da cfic:rci;r a los Así el problema del mal parece dominar tode la especula-
ntos y penetfa todas las cosasi que se consideraba antcriornlctltc como ción de los metafísicos de la India, como la de los persas. Pe-
la prirnera emanación del Dios supremo' y qu9 hoy T paT lt¡s br:rh- ro los últimos, inclinados más bien a la acción, contemplan el
m¡ires la única fuente del ser. El nombre mascuüno Brahn¡¡r rlcsi¡¡.^ nrás
bien al principio primordial como Dios, como Señor, micntrrts r¡rtc cl
mal baio el aspecto del pecado; y obsesionados por la distin-
neuuo Br.ahmán lo desig[a más bien como sustancia únicr c ittt¡rcrsonal. ción del bien y el mal moral, a base de la cual fundan
(8) Del nombre del princrpio de vida (ser trasccndcntll con rp:r- la distinción metafísica de los seres, llegan lógicamente al
riencias indivi¡lualcs), que se conside¡aba como principro anín¡ico dcl dualismo. Los hindúes, en cambio, exclusivamente dados e
hombre y del universo.
la contemplación, encaran el mal baio el aspecto del do-
1e¡ La palabra prnteírmo es reladvamenre recientc' intr<¡tlucid:r cn
el siglo x\r'¡rr por Toland en el vocabulario filosófico l)cro su sigrrifi- lor, o más bien de la privación, en el sentido que los meta-
c¡ido es tan antiguo como los primeros errores filosófic<¡s. físicos dan a esta palabra (to), y desconcertados por el sen-
Para que una doctrina sea iusmmente caüficada dc prntcíst:t' no cs
¡¡ecesario que dectare explicitamente que Dios y las gosns ton tttto (hay dúes distinguían la personalidad -que es pan¡ nosotros la subsistencia
muy pocos panteísus que lleguen a ese extremo)¡ bnsta con (l(tc sus espiritual del alma-, de la individualided material -que proviene de
¡firmaciones sean inconciüables con la distinción absolutr c¡¡trc l)ios las disposiciones del cuerpo.)
y las cosas. Ese modo de manelar el pensamiento -que se cncuentra más o me-
Esta observación es panicularmente lmportente en lo t¡uc crxtctcrne nos acenn¡ado en todas las doctrinas de tendencia teosófica-, permite
a l¿s filosofías oriencales, cuyo vicio común es el pantcfsltto. l'rtrvicnc €scapar en apoiencia al reproche del panteísmo, ya que, gracias a la
en ellas este errof del minno modo de Pentdr qúc cttt¡rlc:rrt y que contradicción fundamental que encierra, permite afirmar cosas esen-
ante todo pa.rece consisdr en el uso de conceptos analógrctts (quc sc cialmenre dive¡sas entre términos que lógicamente deberían ser identi-
¡ealizan de diverso modo en seres diversos) cusl si cxtsttcrún' Ídlct co' ficados. Pero precisamente porque tales afimr¿ciones no son posibles
np ton pensados, fuerd del espíritu; como si por consiguicntc hubiera sino basadas en una conüadicción sustancial, implica en realidad e in-
ser6 que pcrmanecieran idénticos a sl mitrnor, al n¡isr¡r.t ticrrrpo que, evitablemente el panteísmo.
c¡ distintos planos de lo ceal, cantbian de escncia Asi cs cot¡rt¡ At¡n¡o (t0) Podríese decir a e*e respecro que el pensamiento hindú ofrece
es a la vez el principio. supremo del univcrso, superior a toda multi-
plicidad, y el principio consdtucivo y disrintivo dc c¡d¡ pcrsonalidrd.
(Nota: Conro los escolásticos, pero por difc¡entcs motivos, los hin- orde¡ universal, y no con relación a Ia rectimd de la volunrad huma-
20 NATURALEZA DE LA FILOSOFIA. - NOCTOñES Ir¡SrónrCrS
ANTES DE LA F¡LOSOFÍ¡, PROPTAMENTE D¡CHA 2l
timiento profundo de una gran verdad que no llegan a com-
prender (porque es muy cierto que vale más, para nosotros, de los inse¡sqqgq _lq!q¡$g, pues? en conrinuar sufriendo
no_-gxistir' qué exisdr separados'de @;
f---.*--
por retes .reencarnactones Ia t¡.us€fta de Ia existencia in-
rnterpretan en el sentr
s¡q-selDioq)r caen en un pesimismor que, muy diferente del OsCd-
pesimismo romántico de Schopenhauer, aparece ante todo
como el estéril renunciamiento de una inteligencia orgullosa
que pretende basarse a sí misma. La moral brahmánica (12) enseña el modo de llegar a esta
¿Qué es lo que la filgsofia hi¡Ulú enseña e sus secuaces? Les liberación, y el sabio la busca por medio de la cóntempla-
enseña a librarse del dolor y de la ilusión. Y para esco. e gi{n ya en esra vida. Porque el brahmanismo no ignora que
,tru**" brahmanes pio-= la beatitud comienza en esra vida por Ia contemplación. pe-
fesaban la doctrina de la trasmigración de las almas o la ro-así como se engaña acerca de Ia naturalea dé la beatitud,
metempsicosls,' creían que l,as=almas, a la pue - así también se equivoca sobre la naruraleza de la contempla-
nismp que anteriormente animaban, pasaban a otro, vi- ción. Le contemplación a la cual aspira no es en realidad iino
li end o as í sucesivam ente qn dif erentes une contemplación metafísica, o meior, una aisión tuprcna-..
&ffi-a-t.s o de plantas "rr.r;¡;G-ñ-o;6-*r, ciondl que tiende a realizar con las sol¿s fuerzas de li inte-
ligencia creada; sería el fruto de la inteligencia sola, al revés
n¡, y a cse orden panrcular quc es cl ordcn dcl hombrc a su fin que la contempleción cristiana, fruto de la caridad sóre-
úldmo, llega cesi ¡ olvidar l¡ nocil¡n dcl bicn y del mrl moral, y lt narural y de la sabiduría infusa que con ella va unida. Su
moral que enseñe, consiste Br¡tc todo cn una purificación oricntad¡
cxclusivamente hacia un cieno ¡de¡l de conocimicnto intelecoal. finalidad es la unión con Dios por el conocimiento, no por
Análoga tendencia vuelve a encontrarsc cn todas las docrrinas quc el ¿mor. En lugar de admitir una acción que se desborde por
por su intelecruaüsmo exagerado confundc¡r el orden morel con el or-
su misma intensidad, se separa enteremente de la acción que
den metafísico (confusión patente cn la étic¡ de Spinoza, por eiemplo),
y que no comprendiendo que Dios no es solamcnte cl provisor anL esta filosofía abandona a las fuerzas interiores; de modo
oe¡salis de la c¡eación, sino también el prouisor portículmis dc h vid¡ quc exclusivamenre pgr esta contemplación metafísica pre-
gtb. Ta,wn s - Jrr .A' moral (cf. Se¡sro To¡¡is, St¡m. teol, I, q. l0l, a. 8, con cl comentario tende el brahmanismo ponernos en contacto con nuestro
19-42-¿¡J- de Cayerano), pretenden finalmenrc elevarse sobrc l¡ distinción dcl
bien y del mal y negar l4-exiatencra del nnl moral. último fin y nuestra bienaventuranza. Queriendo así atribuir
1tt¡ Tal es al menos la rnterpretación corriente de le mctcmpsicosis. a las fuerzai humanas I ' -
No es inverosímil que esta interprttación sea una t¡aducción popular qu$ta& vrene e caer en un seuilomisticismo puramente inte-
de una docrina menos bala, según la cual todos los sercs paserían por I
una seric definida de estados o de ciclos de existencia, no dcbicndo ca-
Güilffiristicismo), en el cual el sabio o el filósofo, esperando
d¡ ciclo ser reco¡rido sino una sol¡ vez y en el cual la existcncia terrcs-
tre no seríe sino un estado paricular entrc todos los demás. L¡ idca de no solamente adherirse a Dios, sino confundirse con é1. em-
tcencantaciottes sucesivas.no sería sino una deformación de cste teorfa, briágase, no de Dios, sino de su propia aniquilaqión. De ahí
que se hebría degradado sobre todo al pasar al Occidente. Y hasce po- (fuera de casos de auténtica vidaispir.itual que li gracia pue-
dria¡nos pregunornos si, en un principio, los Pisgóricos y los Órficos de suscitar), tanras falsificaciones de la místice divina y iodo
ao cntendieron la trasmigración de las almas en senddo simbólico.
Podrí¡ se¡ r¿mbién, por el contrario, que la teo¡í¿ en cr¡esdón fucra un conjunto de ejercicios y de prácticas ascéticaq, iuntamen-
une intcrpreración sabia elaborada por los metafísicos hindúcs sob¡e l¡ te, en sus manifestaciones más degradadas (faquires), con
b¡sc de una cree¡ci¡ popular cn la uasmigración.
(12) Véase la nota l0 y la noo 16.
ANTES DE LA FILOSOFTA PROPIAMENTE DICI'A
22 NATURALEZA DE LA FTLOSOFI¡.-NOCTONES HISTOR¡CAS
del orden social, cree entre los hombres a modo de difcren- Estos ddrshazns se presentan por Io demás, no tanto como
cias de especie, pero lo atace con mi¡es a disolver todo ordcn sistemas distintos sino como aspectos complementarios de
social en un igualitarismo y en un individualismo absolutos; una sola y misma doctrina: Ia merafísica brahmániia. No
prescribe, en fin, la benevolencie universal hasta prohibir ¡na- hablemos del Vedanra, suprema expresión de esta metafísica
tar los animales e imponer el vegeterianisrno obligatorio, la y de la doctrina de la liberación; ni- de la Mimansa, especie
limosna, el perdón de las iniurias, la no resistencia a los ma- de ritual y tratado de las influencias invisibles de toda acción;
los¡ pero todo esto no es por amor al próiimo, a quien esta- ni del Sankhya, atribuído a Kapila (siglo v ó v¡ a. de C.?), que
mos obligados a desear positivamente cl bicn (es decir, el ser), tr¿ta de la emanación de los seres y que parece profes.ar, como
sino con el fin de huir del dolor, de extinguir toda suerte de Platón, el dualismo psicológico, explicando el dolor por la
actividad y todo esfuerzo en un¿ especie de éxtasis humenita- unión de las almas con la materia; ni del Yoga, que enseña
rio. Nos hace comprender así el budismo que la dulzura y la las prácticas que conducen a la contemplación, es decir a la
compasión, cuando no van reguladas por la nz6n y dictadas pérdida total de la conciencia, y a Ia identificación con e! Ser
por el amot, pueden deformar al hombre tento como la vio- universal (Ishwara) por medio de un conocimiento supra-
lencia, porque son señales de cobardía y no de carided. rracional. En cambio el darshana Vaisheshika, atribuído a
Esta doctrina de la desesperación no es solamente una he- Kanada (hacia el siglo tv a.deC.?), al esbozar una especie de
rclla con respecto al brahmanismo, sino un azote intelectual cdsmología y al pretender catalogar los seres en un cierto
para la humanidad, por fundarse en la destrucción dc la razón. ñúmero de categorías: sustancia, cualidad, acción, universa-
fuimismo contiene en sí la mayor partc dc los grandes lidad, particularidad, relación; y al intentar explicar los cua-
errores que atacen t la nz6n en los tiempos modernos. Si tro elementos de la materia ponderable, -tierñ, aire, agua y
est¿ filosofía es tan elogiada en ciertos clrculos europeos' fuego, por la unión de partículas indivisibles e indestructibles
qurere decir que los espíritus que pretcndcn dcducir del hu- ("Atornos" (r0), lenguaje filosófico); y el darshana Nyaya.
m¿nitarismo una moral de blan:dura pera un nlundo sin Dios fundado por Gotama, al €nsayar la construcción de una teo-
son ye virtualmente budistas. ría del razonamiento y de la demostración -es decir una Ló-
gica-, por lo demás muy confusa e incompleta, aparecen
y) Otras escuelds hind{tes. - Es el budismo una filosofía ambos como intentos de una obra propia y únicamente filb-
agnóstica y áiea, pero a la vez usurpr las funciones sociales sófica. Sin embargo, ninguna cosa acabada se ha podido
y rituales de una religión. Es a tltulo dc rcligión que se ha extracr de estos esbozos, y cl pensamiento de los pucblos de
extendido entre tantos milla¡es de honrbrcs (tt). En cambio, la India nunca llcgó a la formación de una disciplina racionrl
en algunas de las escuelas inspiradas cn cl brahmanismo, escue- flutónoma.
las que podríamos llamar ortodox:ts, sc ccha de ver que se
esfuerzan en buscar la distinción normal entre la filosofía y c) Le rrrosoríe cHrNA. -Si por fin nos volvemos hacia el
la religión. Extremo Oriente y hacia la antiquísima civilización chi-
lrr¡ Sin embargo, a medida que se ha cxtendido entre l¡ humacidad 1re¡ Krnada atribuye e estos átomos curlidades reales mediante las
h¡ cesado de ser ateo para caer cn les lnás degradadas nociones acer-
cuales se realiza su unión. Notemos que el brahmanismo, que rechaza
c¡ dc l¡ divinidad; de tal modo quc el budismo vulgr¡ practicado en cl atomismo, admite cinco elcmentos (cl quinto es el éter); el budismo,
nue$ros dlas en muchas regiones dc Asir, donde ha adoptado las fo¡'
mas más variadas, no es sino un culto idolitrico que difiere tonl¡¡rente
¡ror el contrario, que se adhiere al atomismo, no admite sino cuat¡o
elemcntos.
dcl bodis¡no filocófico.
duda a los conocimientos que tenía de la ciencia babi- .surna6¡büdd, su exrerior, lo que más tarde llamaremoi
lónica-, el eclipse total de sol del 18 de mayo del año 585. .clgd n$eris!, y que ellos cándidamenre consideran sufi-
Los filósofos que vienen después de él son todavía en ciente para explicarlo todo. En segundo lugar, siendo el
su mayor parte hombres priblicos gue se apasionan por la cambio o muración el fenómeno más generaf y el más im-
vida de la ciudad; pero esta ¿ctividad práctica no les im- po{tante que nos presenta la naturaleza, y sobre todo el
pidió poseer desde el principio conciencia clara de la ver- cambio mediante el cual un cuerpo se convierte en oüo
Los Fí¡icot
dadera naturaleza de su sabidu¡ía. En todo caso, salvo en (así el pan se hace carne; Ia midera, fuego; etc.), lle- o Filósofos de
ciertas persorpüdades excepcionales, tales como Empé- gan- a comprendei que la materia primaria de que están l¡ Natunlcc¡
hechos los cuerpos debe ser la-misma para todosjpor rea- scnsible
docles el taumatu¡go, o Pitágoras, fundador de una secta (es-
cuela dc Jo-
3+ NATURALEZA DE LA FILOSOFÍA. NOCIONES IIISTóRTCAS rOS PnrSOCninICOS. r,OS ;ówrCoS
- - l5
aia principat üzarse en ella todas las uasformaciones de los cuerpos. l¡ evolución eterne de los mundos "que se levantan y vuelven
r¡¡cate) quie-
ren explicar- Pero como todavía no alcanzan a entender sino lo que se a acosterse después de largos períodos"; para este filósofo los
lo todo por palpa y se ve, imaginan que es esta materia uno de los animales nacie¡on del fango dei mar, envuelros al principio
nlgún princi- seres que caen bajo nuestros sentidos. cn una especie de caparuzón, de una corteza espinosa de Ia
plo material. que se despojaron al llegar a la tierra firme (20), y el hombre
De ahí que Talgs, por ejernplo (624-546) inspirándose
en los andguos mitos quc hacían provenir todas las qosas proviene de animales de especie diferente (30), habiéndose
de las aguas primitivas, y fijándose además en que las formado originariamente dentro de un pez donde se desarro-
plantas y los animalcs "se nutren de hurnedad" y que todo lló y del cual fué lanzado, una vez que creció lo suficiente
germen viúiente es húmedo, declara¡á que el aguaes la como para basta¡se a sí mismo (3r).
Más tarde Empédocles ¿e ¡g¡; (493-433?) cuyas
sustancia única y gue permanece idéntica bajo todas
concepciones son, en otros puntos, superiores a las de los
las transformaciones de los cuerposi Pata Anaximeno
(588-524) es el fue el que desempeña este papel; para Jónicos (ur), gxplicaba el origen
producción separrd cabezr, ojos,
Heráclito (s+o-+lSl) es el fugg,' para Anaximand¡o brazos, etc.! que se reunieron en toda clase de combinaciones
(6ro-547) el i"tfinin (en el sentitio de lo Indeterminado, deLidas al azar, de las que sólo han persisrido las aptas para
dnerqov), mezcla de todos los cont¡arios. Agua, Aire, Fue- la vida. (Cf. el principio darwinisra de la "persistencia del
go, Infinito, son considerados como seres activos, vivos, más apto".)
animados, capaces, por una fuerzt interior propia, de Nótese que anres de Demócriro, Anaximandro y Empédo-
una fecundidad muitiforme e ilimitada. Todo está lleno cles buscaron también, como lo hará el evolucionismo seu-
de dioses, rdvzo rlr]gr¡ leGw , (27) decía Tales en este sen- docientífico moderno, el modo de explicar todas las cosas
ddo. Por esta tan primitiva escuela de Jonia mecánicamente, es decir por la simple agregación de elemen-
-llamada
hilozóica, por haber atribuído la vida (lr¡ú) a l¿ mateÉia tos materiales producida por el movimiento local.
(üIl)-, podemos comprender que se ha de considerar
como lo más rudimentario en filosofía, doctrinas tales co- 9. HEnÁcrrro, Deuócnrro, AxaxÁcones. Con los
mo el monismo materialista, que enseña la existenci¿ de - de la na-
Físicos, así llamados por Aristóteles, o filósofos
una sola sustancia material, y el evolucionismo, que pre- tu¡aleza sensible, se relacionan tres grandes pensadores:
tende explicar todos los scres por el desarrollo histórico Heráclito, Demgcrito, Anaxágoras.
y el desenvolvimiento o evolución de seres preexistentes.
(2s) PIac. pbi!os., V, lq l- Dox. ,110, tf.
El evolucionismo, que la filosofía alemana por un lado, y 1ro) Ps. Pwt. St¡ont. fr. 2. Dox. 579, 17.
por otro Spencer y Darwin, han hecho tan célebre en el (3r) Prrrr., Syzep. Quaesr. Vlll, 579, t7.
siglo :ux, fué ya defendido en Grecia por los Físicos de los (s2) Empédocles admite, en vez de una sustancia corporal única,
cuaro elemenrcs específicarhente disdntos -los cuatro elementos clá-
siglos vr y v a. de C. (*). Anaximandro cn particular enseñaba sicos de la química antigua: derra, agua, aire, fuego. Y sobre todo
pretende dar a Ia evolución de las cosas una clusa eficiente (que con-
(2t) An¡sróreres, de Anima,I, f, 4ll a 7.
(28) En la India, hacia la misma época, formulaba el budismo' lo siste para él en las dos grandes fuer¿as motrices del Amor y del
bemos visto ya, la reügión del evolucionismo. Odio)-. Empédocles fué magq médico, poeta, orador, hombre dc
estado, tanto como filósofo. A¡istóteles le atribuye la fundación de
Ia ¡eró¡ica.
3ó NATTTRALEZA DE LA Fn¡sorl¡. - ttoc¡o¡¡gs ¡rryrón¡cas los pnesocnlTlcos.
- los ¡óNtcos )7
r) Heráclito de Efeso (33), genio oldvo y solitario, gún algunos; pero no se puede afirmar que uno cree todo
menospreciador de la muhirud y de la religión del vulgo, lo que escribe. La causa de las opiniones de estos filóso-
lleva heroicemenre hasta sus primeros principios mete- fos, es el no haber admitido como seres sino las cosas sen-
Hcráclito físicos el pensamiento de los filósofos de Jonia, y fiia de sibles; y corno veían que la. naturaleza sensible está en mo-
cs cl filósofo una vez para siempre uno de los exrremos del
esfuereo vimiento perpetuo, algunos, cónlo Cradlo (tn), han pensa-
dcl Dcvcni¡ y
PuEo.
especulativo del error. Una de las realidades percibidas do que era preciso no decir nada: él se contentaba con
en los seres, se ha apoderado de él con ranra fuerza, que
mover el dedo (3ó)." Escepticismo, que es consecuencia
lo hece esclavo suyo para siempre. Esra realidad es el necesaria de la merafísica de la movilidad absoluta profe-
cambiq gl fíerLo deaenir. Observa que las coses se tras- sada por Heráclito, au rque él haya creído personalmente
forman de anms manerasr que proclama que 'rodo es en la verdad: "Si vosotros no esperáis lo inesperado, de-
cambio. fldv¡a gei, todo pasa o corre; y los hombres son cía, nunca alcanzaréis la verdad, que es difícil de discer-
locos al descansar en la seguridad de su falsa felicidad: nir y apenas accesible."
"Todos los nacidos quieren vivir para morir un día y De modo que Heráclito es el filósofo de la evolución
reposa&.y deian sus hiios en la ricrra para que ésros mue- y del absoluto devenir. Por consiguiente, rodas las cosas
ren a su vcz." No tocamos dos vcccs l:¡ misnla cosa; no son a sus oios diferenciaciones por la dis-
nos Bañamos dos vcccs cn cl ¡nis¡¡r<l río. En el momento -prgducidas
cordia o la guerra (flóle¡roE rcri¡g ntiwrov)-, de un solo
que llevamos la mano a unl cosn. ésr¿r ha deiado ya de ser
principio en movimienro, que él se imagina bajo la forma
lo que era. Lo que cxisre, canrbia, por el hecho de ser. de fuego, de un fucgo etéreo, viviente y divino. Por ahí se
Es decir, que qg-g¡isre rungún scr esrable o perm¿ñente. ve claramente, y desde los orígenes, que toda filosofía de
gqg._eg[$ sl_garyrbkr pcrmanccicndq idéndco a sí $ismo, la mutación o devenir, cae luego en el monismo (il) y en
como una boh dc nrarfil quc pcrnl¿nece bola de marfil, el panteísmo. "El afirmar que todos los seres son uno,
a le vez que sc muove. Por lo ranro lo que es (la cosa escribe A¡istóteles (3?), no es sino repedr la opinión de
que cambia), a la vez no er (pucsto quc nada se libra Heráclito. Y en ese caso todo se confunde; el bien y el
de la mutación): "Nosrxros desccndemos al mismo río y mal son la misma cosa, el hombre y el caballo son idénti-
no descendemos; ensdrnos y no exisdmos." Decidida- cos. Pero esto ya no es afi¡mar que los seres son una sola
mente.afirma rambién que los concrarios se confunden: cosa, sino afirmar que no son.nada."
"El agua del mar es la más pura y la más inmunda...; e[ . ¿) Nacido algunos años después de la muerte de FIerá-
bien y el mal son una misma cosa.'' "B imposible, escri-
cüto, Demócrito de Abdera (+lo-16r?), espíriru ,mucho
birá acerca de esra cuesuón Aristóreles en un rexro céle- menos profundo y que busca las ideas fáciles, pretende
bre, que alguien conciba jamás que una misma cosa exista
y no exista a la vez. Herácliro opina de orro modo, se- (8r) Uno de los más célebres discípulos de Heráclito, Cradlo, fué
cl primer n-raesrro de Platón. (Anrsrcr., Met. l, 6.)
(Et) L¡ feche del nacimienro y muerce de Herácüto no es conocidr (s¡) Met6f ., IV, t, tolo a 13.
c<lo cenezr. Estabe.en la plenirud de su vrde hacia el ¡ño f00 c¡- 1ro) Docuinr que reduce todas las cosas a un solo ser. El Panteísmo
tes de C. confunde el ¡nundo con Dios.
1sz) Fí1., I. 2, lgt, b. 19.
lg NATURALEZA DE LA FILOSOFIA.-NOC¡ONES HISTóRIC/LS r,os pneso(x{.ÁT¡@S. - l,os ;óNtcos
enconuar en el correr de los fenónienos sensibles algo fiio tenón o las uagedias de Racine, diciendo que bastó lanz-at
y estable, pero. este elemento lo pide a la imaginación, piedras sobre piedras durante un indefinido núrnero de
no a la inteligencia. L,a única realidad qtre Demócrito años, o mezclar el azar unos cuantos millares de caracte-
acepta es algo que, si bien superior a laq percepciones de res de imprenta.
los sentidos externos, cae sin embargo bajo el dominio de
3) Anaxágoras de Ciezomene (5oo-428) había llegado
la imaginación: se trata de Ia..cantidad geométtca pura,
a su madurez cuando nacía Demócrito, y cuando Herácli-
como tal, sin cualidades (sin color, sin olor, sin sabor, etc.)
y que no contiene sino la extensión en las tres dimensiones to acabab¿ de morir; fué el amigo de Pericles y orientó la
del espacío. .Todo deberá, a su modo de ver, explicarse filosofía griega hacia una luz superior; endereza, más bien
por el lleno, que confunde con ql ser, y por el aacío, qrrc que continúa, la filosofía jónica, con la ayuda de concep-
confunde con el no ser. El lleno está dividido en porcio- tos mal elaborados o que emplea mal.
nes de extensión, indivisibles ("áromos"), separádas por el Nota'por una parte que el principio material de que
vacío y en perpefto movimiento; y que no difieren enue están constituídos todos los cuerpos y que los iónicos
sísino por la forma (tt), el orden (tn), f la situación (n0); confundían con tal o cual elemento determinado, debe
y atribuye a la ciega necesidad de la casualidad el orden contener en cierto moCo, en sí, toda la diversidad de se-
dgl universo, así como la estrucrura de cada ser. Demó- res que de él se han de ir formando: si todo no estuviera
cHto (ar) es, pues, en Grecia, en la época misma de Sócra- en todo, nada podría provenir de nada (t'). Y cree, Por
tes, el fundador del atamiyno, y en general de la.filosofía
consiguiente, que ese principio consiste en una rnezcla in-
llamada mecanicista, que erige la geomeuía en metafísica, finita de todas las naruralezas y de todas las cualidades, de
reduce todas las cosas a la extensión y al movimienro, y modo que cada pardcula corpórea condene en sí elemen-
pretende explicar por un ren¡uelto de circunstancias for- tos ("omeomerias") de todos los demás (por elemplo,
tuitas la organización de los seres. Así se erplicaría el Par- cada partícula de pan que comemos, condene en sí cle-
mentos invisibles de hueso, de sangre, de carne, etc. y de
(t8) Como A difiere de N, por eiemplo. los dernás seres, que se encuenüan todos, cambiadas sólo
(30) Como AN difiere de NA.
(to) Como N difiere de sí misma colocada en otra postura: Z. sus proporciones, en cada partícula de hueso, de sangre,
(r1) Qpn su maescro Leucipo. Leucipo y Demdcrito, .fueron in- de carne, etc. ); concepto exmaño y sin valor, pero que
fluídos por el filósofo indio K¿nada? Se puede creer melor €n u¡.¡ anuncia a su modo la gran idea aristotélica de la mate-
coincidencia debida a idénticas preocupaciones intelecruales (sobre
todo si es cierto que Kanada, cuya cronología no es segtrra, es con-
ria prima, que es nada "en acto" y que lo es todo "en
temporáneo de Demóc¡ito o posterior a él). potencia".
En general, uo pa¡€ce que el pensamiénro orienral haya rnfluído en Por otra parle, y esto es su principal mérito, comprende
cl pensamien[o griego como para poder decir que fuera su maestro¡
ni para inspirarle tal o cual sistema en particular. Que por el contra- que el principio rnaterial de que están hechas las cosas no
rio haya iifluído en los griegos, moviéndolos al estudio y proporcio. basta para explicarlas. Es preciso además conocer el prin-
nándoles materiales intelectuales (que sólo ellos llegaron a tr¿rr¡r cien- cipio que las produio (causa eficiente o causa motriz) y
tíficamente), es cosa clara por el hecho de que la filosofía griega na-
ció cn l'¿s regiones del mundo helénico en contacro con el Orientc. ({2) Cf. Anrs,, Fír., I, 4, 187 a 26. S¡¡rrp¡,¡ctus, Fír., l5r, 2t.
/o NATURALEZA DE LA FTLOSOFÍA. NOCIONES EISTOR¡CA!¡ ros pRrsocn{Trcos. - l,os rrÁucos 4¡
-
el fin por el cual esta cerr(d agente obró (causa finai). Para res y en ei mundo un principio oculto de medida y de
dar raz6n de por qué Sócrates está sencado en la prisión, annonía; enseña además que los números
-por los
que
esta armonía se manifiesta a nuesffos sentidos-,
¿bastará, como dirá Flatóñ, decr¡ que tiene huesos, ardcu- son le
l¿ciones y músculos dispuestos de tal o cual modo? Es única reaüdad verdadera: y Io concibe como Ia esencie
preciso explicar quien hace que estos músculos y hqe- rnisma de las cos¿s. No solamente estaba Pitágoras ini-
sos estén así dispuestos, y por qué, con qué finalidad ciado en las grandes especulaciones de la asuonomía orien-
están así. tal, sino que él mismo, mediante el descubrimiento funda-
Anaxágo.as, por el hecho de hrber reco4ocido adernás mental de la relación de Ia altura de los sonidos con la
de los elementoi mareriales del mundo, la exisrencia nece- Iongirud de las cuerdas que vibran, sometió a la invariabi-
saria de una inteligencia separada (voig), ordenadora de Iidad de una ley nurnérica un fenómeno tan fugirivo como
los seres, es el {rnico, al decir de A¡istóreles, que haya sa- el sonido. Representémonos la admi¡ación con que debió
bido "guardar la sobriedad" entre todos los demás filóso- entrever, detrás del flujo de las apariencias sensibles, estas
fos de su tiempo, a'quienes el vino de las apariencias sensi- proporciones inteligibles, inmóviles e inmareriales que ex-
bles ha trastornado la cabeza y "hablan sin tino" ({3)" plican al matemático las regtüridades que dondéquiera
podernos comprobar. Reflexionemos poroüa parte en el
S z. I:os itálicos misterioso valor simbólico de los números, atesriguado por
- las sagradas uadiciones de la humanidad y por los fitóio-
¡o.-Al lado dc la filosofía jónica, los siglos vr y v fos más posirivos (desde ll,risróteles qoe ráttdirá homenaje
contemplaron cn cl mundo gricgo dos grandes corrienres a Ia sanddad del núm€ro Jr hasra Augusto Comte que
filosóficas: la pitagóricrr y l:r clcárica. construirá toda una mitología de los números primos); y
Pitágoras dc Srrnros (57r-5oo, o scgírn l)rros, 58z-+g?), comprenderenros cómo el pensamienro de Fitágoras y de
fundador de una socicd:rd filosrific¡¡, rcligiosr y política, sus discípulos pudo deslizarse, tan naruralmenre, del slgzo
que ejerció el poder cn algunus clurl:rttcs dc la Magna a la causa. y hacer del símbolo un principio de realidad.
Grecia (ltalia meridion:rl). y fué rrírs rrrdc dispcrsada por Consecuencia: los pringipigs- de los _números so_0lgs
la violencia (no), comprendió quc cxisrc¡r rc¡¡lidadcs rnás p.riAcipios de to exis¡e; rls-la oposieién- enre Lo,
altas que aquellas que son objeto dc los scnridos. La cien- dgrerninqdq y lo indeterminado (infinito) deriya-Ola-
cia de los números fué la que le rcvcl<'¡ csrrs rcalidadcs in-
todo, par e
visibles, cuyo orden inmurable dr¡mine y dirigc cl curso irnpar, elemenros del número; después-ante lo uno y lo mul-
de los aconrecimientos; y yL no conocc cn adclanre rnás tiple, derecha e izquierda, macho y hembra, reposo y
que los números. No dicc solanrente quc exisrc en los se-
movimiento, recro y curvo, luz y tinieblas, bien y mal,
(rál Metaf., I, 3,984, b lE. cuadrado y cuadrilátero de lados desiguales- que orde-
(..) En esta sociedad se practicaba una obediencia absotuta áun cn nan la naturaleza y la accividad de las cosas; toda esencia
l¡s cues¡ioncs intelecruales. En la socicrJad piragórica, y no en las
escuelas del medioevo cris,tiano, es donde rodos se inclinaban aure el tiene su número, y toda esencia es un número (el núme-
Mogister dilir, aú¡ü6 gecr" ro 4, p.or ejemplo, no es solamente figura, sino que es lo
12 NATT'MLEZA DE' T.A FIL(XOFIA. : NOCIONES TIISÍóRICA¡' ros pnesocnÁrrm. - r.os ¡rrir,rcos
terioso centro del mundo ocupado por el fuego, puede scr fuerza de los hombres y dc los caballos. . . "
Profesaba la
considerado como el precursor de Copérnico. Pero también unid*d absoluta de Dios, pero confundía a Dios con las cosas,
en este cuestión delatan los pitagóricos, de la manera más al decir en sentido panteísta que Dios es tn o y todo, Ét
típicc las fallas de un espíriru exclusivamenre maternático: xai ¡dv.
"Viviendo y moviéndose cn la ciencia de los números, escri-
be Aristóteles (ot), reunieron y coordinaron rodas las con-
Pero el filósofo rnás profundo, el verdadero fund¿dor
cordancras que les fué posible comprobar, cnrrc los números
y las armoníes de una parte, y entre los fenómenos celestes y de esta escuela es su discípulo Parménides de Elea (na-
cl coniunto del universo de la otra. Y si cn algún lugar apr- cido en el año 54o), el gran Parménides, como le llama
¡ecía una laguna, hacían uso de une suave violcncia para que Platón. Elevándose sobre el mundo de las apariencias P¡rrnónidet
todo fuera perfectamente de acuerdo con sus teorías. Como sensibles, y aun sobrc el de las cscncias matemáticas y es el filósoli'o
del Ser pru,ro.
por eiemplo, la década cra para ellos la perfección y encemaba de los nírmerps, llega hasta aquello quc en las cosas cons-
en sí toda la naturaleza de los números, sostcnfan quc los tiruye pur¿ y propiamente el objcto dc la intcligencia.
planetas eran diez,; pero como en rcalided no lparccen sino
¿No es cierto que lo primero que la inteligencia ve en
nuever invenhron la Antitierra para haccr el dócimo . . .", todas las cosas, es que éstas existen, es decb, el ser? La.
"no considerando los fcnómenos para tucgo l¡uscar sus causas idea de ser, así destacada, se impone a P¿rnrénidcs con
y según cllas fornrular sus rcorías, sino ncomodando los fenó- tal fuerza que llega a cegarlo. Como Heráclito, por le
menos a sus tcoríxs y opinioncs ¡rrec<lncetridas y pretendiendo
misma época, queda cautivo del cambio, así Parménides
eyudar a Dios a constn¡ir cl ¡trundo".
queda ceutivo del Ser. Y no ve sino una cosa: lo que
es, es, y no puede dejar de ser; el ser es, el no ser no es.
$ 3. Los elcóticos.
- Parménides es así el primer filósofo que haya compren-
tr.-A la escucla dc lilcr currespondc, no precisa- dido y formulado el principio de identidail o de no con-
mente el haber fundado la metafísica, pues no supo man- tradicción, principio suprerno de todo el pensamiento.
tenerse en la verdad, pero sí al menos el haber elevado Contemplando, pues, el Ser puro, comprende que este
cl pensamiento griego hasta el nivel propio de la mera- Ser es absolutamente uno y absolutamente inmutable,
ffsica, y hasta el grado de abstracción que exige esta eterno, übrc de evolución, incorruptible, indivisible, in-
cierrcia. El más antiguo de los eleáticos es Xenófanes, tacto, y entero en su unidad, en todo igu:rl a sí mismo,
rapsoda vagabundo, necido hacia el efro 57o en Colofón, infinito (tt), y que conticnc en sí todr pcrfección (t0).
desde donde se dirigió a Elea, en la ltalia meridional, Pe¡o mientras descubre así los atriburos de Aquel que e,sl
empuiado sin duda por las invasiones persas. se niega a admitir que ningürn orro ser pueda existir, y re-
chaza como algo escandaloso al ser nlczclado con la nada
Xenófanes se burlaba de la mitología de los poetas y de las la limitación- (porque habría que suponerlo sacado
opinioncs del vulgo. "Nuesua sabiduría, decía, burlándose -o
de la nada), cualidad inhcrente a todos los seres creados.
de los honores rributados ¿ los atletas, vale algo más que la
(.r) Met., l, t, 986 t.-De Celo, lI, 13, 2g! r lrr) Srrrelrcrus, Fír., 144,25-11t,2t. (Dnrs, frag.8, 22.)
(¡e) Axs¡., Fls., l, l.
IJ\ SOFíST¡CA 47
6 NATURALEZA DE, I.A F¡I¡SOFiA. - NOCTONES HISTóRICAT¡
diferían de ellos esencirlmente, porque tomaban ia gloria: liistoria, derecho, casuística (8), polídca' y re-
"o*o
fin y regla de su ciencia no lo que es (el obieto del co- tórica. Y se las daban de profesores de "virrud".
Los sofistas nocimiento), sino los intereses del suieto que conóce. Fero no buscaban la verdad. No pretendiendo de ia
desvi¡n l¿ Así, profesores ambulantes que buscaban honores y di- la!:or de la inteligencia sino un medio Para hacer osten-
ciencia dc su
obicto y la nero, conferencistas, enciclopédicos, periodistas -si así se cación a sus propios oios, conx' a los de los demás, de zu
substraen a su les puede llamar-, superhombres, o dilettantes,los sofistas superioridad, famlmente debíen ser arrastrados a hacer
rcgla.
son todo, menos sabios o filósofos. Hipias, que sobresalfa cc*sistir la ciencia rnás refinada en el arte de negar y
por igual en la astronomía, geomeuía, aritmética, fonética' cle destrui¡ por medio del razonarniento; siendo cofilo e5'
rítmica, música, pintüra, etnología, mnemotécnice, en Ia ia dessucción, para hombres y niños, el modo nás fi'
epopeya, la uagedia, el epigrama, el ditirambo, y en las cil de demostrar su fuerza; y se distinguieron igualnrente
exhortaciones morales; que fué embaiador de Elis y que en el arte de sostener el pro y el contra en todas las
ap;en-dió todos los oficios (un día se presentó en los iue- cuesriones modo de demostrar la fl¡erza y la
gos olímpicos con un traie hecho en su totalidad por él habilidad.
-offo
mismo), hace pensar en algunos hérocs del Renacimiento Es clecir, que la ciencia se disolvía entre sus manos; 1o
italiano. que en sus predecesores era simplemente falta de disci-
Otros heccn pensÍlr cn los "filósofos" dcl siglo xvIII o en piina intelecnral,-fué enme elios decidido propósito de ha-
los "cicntíficos" dcl xlx. Lo que se puede afirmar como cer¡:so de los cohceptos sin preocuparse de sus exigencias
caractcrísticos de todos, cs que buscaron las aentaids de precisas y delicadas, sino únicamente por el gusto de con-
la ciencia, sin buscar la werdú. lundirlos y revoiverlos todos en una especie de presddi-
Quisicrr:n las ventaias de h ciencia, en cuanto ésta sig' gitaeión intelaccual: de ahí sus sofismat o rezonamientos
nifica para el que la posee poder )' dominación, volup- óngañosos. Su rnoral era por el mismo estilo; deciaraban
ruosidJd intelectual. Baio estc aspecto, pasabln por racio- cohvencionalismo arbitrario toda ley impuesta a los hom-
nalistas y sabios univcrsales; para todos los,problemas bres, y la "virtud" que enseñaban se reducía, en úldmo
tenían explicaciones falsamente claras (ot), y |retendían término, sea al arte de uiunfar, sea a lo que los discípulos
reformarlb todo, hasta las reglas de la gramática y el de Nietzsche llaman hoy "la voluntad de poder".
género de los sustantivos (ó3). Igualmente se interesabán Así, pues, de todo lo que animaba las grandes arnbicio-
preferenterncnte por las cosas humanas, que son las más nes dogrnátices de la época precedente, los sofistas guar-
lomplcias y las menos seguras de todas, pero con las que daron ei orgullo'de la ciencia, habiendo perdido el amor
puede el hombre, más que con las otras, aspirar al podery de Ia verdad. Qr¡isieron ser grandes Por medio de la cien-
(úr) Para Cridas, por elemplo, l¡ creencia en los dioses era inven- cia, despreocupándose a la vez de lo real. Creyeron, por
ción de un hombre de Estado deseoso de ¡nantener a los ciud¡danoi (r3) Recordemoa por elemplo. h famosa discusión que' a conse-
c¡r le obediencia. envolviendo l¿ vcrdad cn ficciones' cuencia de una mt¡elte accidental, sobrevino ea ua iuego. P¡otágorer
1oz¡ Protágoras quería someter a la razó¡ los géneros de los nom' pleiteó con Pe¡icles sobre quién debía ser castigado: el orgenizrdor
brcs; asf pdvig, la cólera, debíe ser mlsculino, y lo mismo rrnXnl' cl dc los iuegos, el iugador totPc qrie mató involuotariamente, o cl mi¡'
clsco. ctc. mo d¡rdo coa quc rn¡tó a su ¡ival.
ilc
1I
t0 NATgR-ALEZA DE LA FTLOSOTíA. NOCTONES rrISróRlCAS sóc¡t-q,'rss il
- I
sidad del momento, o como los cínicos (oo), gue, cayendo perfecta y deficiente. Baio el irnpulso de su ge+io mag-
en el extremo'opuesto, divinizaban la fortal¿za o virtud), ttífi"o y itrevido, la inteligencia vuele demasiado ePrisa
o bien légicos, grandes disputadores (erística), corno los y demasiado alro; y no llega todavía a esegurarse' Por ¡¡nt
neosofistas de Elis y sobre todo de Megara (01), que ten- victoria definitiva, la conquista de lo real. -
Sabc Platón, como Parménides, qqq el metafísico debe Platóo i¡-
dían a destruir la ciencia y Que, por la necesidad en que
.'i ir' ¿"t"et !É!q
.A"sjs-Oe tenta rú1 gftn
pusieron a los filósofos de refutar sus argumentos, con-
tribuyeron indirectamente al desarrollo de la lógica.
""ffiñ; ""q¿i
encerra¡ ió¿llo existente en la unidad del Ser absoluto
síntesis doc-
uinal dcl pen-
e ig*üi"bÍ., r-econoce, gué existen S".tPt grldo.s en el ser. samiento
gtic-
descubre Platón gthndes go, síntesis
Los megáricos negaban que en el juicio sea posible aui- apovado en esta oúervación prem¡$r¡ y
buir una cosa a otra, porque esto era, según su opinión, afir- .r.rd"d.t metafísicas; comprende que si eristen cosris más viciadr dc
mar que launa es la otra, y así todo se confunde; por consi- c rncnos Derfcctas, máT o menos bellas y buenas' más o crror, pero
guiente, sólo esta proposición "el ser es", se h'a de considerar
legítima, y la metafísica de los Eléatas eraia única verdadera.
-;;q@'-@*
mezctld; lqu¡ parücipan
dad óe iñc-ueñua
quc enwelvc
un germen in
de la bondad, aprecirble.
"án
coóseEA Filosofía, ngqg!9lra{ngge- debe haber un
5 ¡. Platón. ser en quien la bondad,, lq h4l¡4 y lq-PSfl-e3gión- e$én en
- esedo puro, y que b la razó-n ¿" ¡¿ Sslleza-¡a d.e-la !9n-
y
- A(u'),
ú. Platón, el socrático por excelencia, a
4d_d._¡odr!*l!!,g!tg-s'-999.- Y se ¡emonta
sus así hasta el
se resetva el nombre de grandes socráticos.
discípulos
úeEqd-elo-Fs, üascendental y distinto del mundo, qug
Platón (+rl-l+Z) cuyo padre era de estirpe real, y cuya si1o iépiis*ti como la Bondad misma,- el Bien absoluto,
madre desccndía de Solón, queriendo hacer papel de rey
el- Bien'en persona, si aií puede deci¡se.
pn los clominios dc la inteligencia, se esfuerza por reunir -Mas
no es éste todavía él aspecto más saüente del pla-
en la podcrosa unidad de un sistema original todo el con-
tonismo. La filosofía de Sócrates, decíamos más arriba
ju4io-de pcnsamicntos que los filósofos griegos han dis-
más bien sugerida en la práctice que formu-
pcu¿d.o_gUgefde é1. Con este filósofo, la filosofía se hace -filosofía
lad¿ en teoría-, es la filosofía de las esencias: la filosoJí¡
dueña de sus desdnos. Pero la obra que intentó y que Ia
de Platón es ante todo la filosofíd de las
reforma socrátic¿ había hecho posible, todavía queda im- 'Tócritei hablá enseñado que lo que hay que buscar y
-ta.d-cpsas'
,1eo¡ Proviene este nombre del de Gimnasio(Kwóocoyeg) donde An-
comffiiler antltóilo es- las esériCías de Ias
tístenes enscñaba en Atenas. Los principales cínicos son Antístenes
(n. el 445 antes de C.), Diógenes de Sinope (10S'321), y Crates de .i* ¿il espíritu, uü veZ qué las ha captado, expresaTñ una
Tebas. definición. Porque, ¿qué es lo que la inteligencü ve,
1ot¡ La escuela de Elis tiene por princi¡rdcs representantes e Fedón cuando se apodera de la esencia de hombre, o d€ nián-
y a Menedtmo; la de I\ilegara, a Euclides de Megara (no confundirlo
con Euclidcs cl geómeua), a Dubúlides de Mileto, a Diodoro Cronos guü.o, o de blanco, o de virtud? ¿No es el hombre, abs-
y :r Stilp,in. uacció¡r Hecha de Pedro, Pablo, etc., y de sus caracteres
(o:) l)cspués de hebcr viriado mucho, Platón se quedó a vivir eo particulares; no es el triángulo, absuacción hecha de tal
Atcrr:rs, dorrde comprri el campo de Academus para fundar allí su cs.
cucl:r. l)c ¡hí cl n<,¡mbre de Academia dado a ésta. o cual uiángulo isósceles, o rectánguJo; no es lo blanco,
5g NATIIRATEZa DE LA FlLosoríe. Noc¡o¡¡Es n¡srón¡cls pr¿tóll
-
l¿ vim¡d, etc"? Además, la idea de hombre o de t¡ián- tidos, es serneiante-a_ul pri¡iolero encerrado en une ca,-
gulo, ¿no es cierto que permanece idéntica, cuando yo o"rná, ón et fónAó riála ;ual véiía desfilar las sombras de-
la aplico ¿ una multirud de hombres o de triángulos qtre Ios séres que se mueven deuás de é[ a la luz del sol, sorn-
indiüdualrnente difieren los unos de los otros? brás fugitivas e impalpables de las ideas-sustancias, que es-
En oeros términos, estas ideas ¿no son ¡rniversatres? ¿No clar-ece el sol dü mundo inteligible, p*ios-o la idea del Bien.
es ci*rto que por otra parte son inmutables y'eternas, en Pero una metáiora ¿*q"iuit. a'un¿ expiicaciónl L¿s
el senddo de que si, .por ejemplo, no existiera ningún ideas pJa-qó*nicas son aquello por lo-cual las cosas son.cons-
triángulo, la idea de-uiángulo, con todas las verdades ¿rui¿-ai en ro ésBu-qre; ét tto*¡t" sí á la humanidad es
geométricas que implica, peffnanecería siempre la misma? "n
ló que"ñicé q"* So"i"t.s sea ho¡nbre; lo bello en sí o la
¿Y no es cierto que esas ideas nos deian contemplar en belleze es lo que hace que Alcibíades o Calías sean be-
su estado puro la humanidad, Ia triangularidad, etc., que llos, etc. En ot¡os términos, las ideas platónicas son las
se encuentren como participadas en los diferentes seres esencias de las cosas y clc sus pórfcccioncs. Pcro están a
llamados hombres, triángulos, etc.? Por no haber ana- laTez- separadas de las cosas, habitan un mundo distinto
lizado ccn bastante exactitud la naturaleza de nuestras del-de ellas. ¿Córno, p¡¡es, explicar la relación de las co-
ideas y de la abstracción, yr por otra parte, por haber sas con sus coxrespondientci ideas? Platón responde que
aplicado demasiado prccipiradarnente su gran principio *n ímógmes o participaciones de ellas. Pero estas pala-
de que lo que hay en las cosas dc participado, debe ha- bras que recibirán rnás tarde, entre los escolásticos, un
llarse en alguna parte en toda su universalidad, Platón profundo significado, no tienen en el siseen'¡a de Fiatén
concluye que en un mundo suprasensible existe una mul- sino un sentido ¡netafóricó sin valor inteligible.
titud dc modelos inmateriales o arquetipos, inmutables y ¿Por qué y có:*o existe otra cosa que las ideas, otra
eternos: el'ho¡nbre en sí, el triángulo en sí, Ia vinr¡d en cosa que !a realidac{ pura? En otros térrninos' Eg!!-.9_s-*!a=
.j,¡i9.,,gggj!_l!ggr idcas, y que ion el objeto compren- c-$a que'btltjqM' 4 !&a-s, ydg_l1s_qge_es!grygb!!4
dldo por Ia inteligeqcir, facultad de Ia verdad; y g¡g-s_!.{gas y--*rqflg¡qt l-a rnateria (o el infinito, indefinido, &rerEov),
cog;iituygn la reaüd.ad. lo que e¡-, lógica¡
Pero entoncÁ, ¿a-'qué se reduce el mundo sensible? ryspg1+ Jlglón.. Y qoaqs-lalldea¡-ron
@_nte <lesig¡1e !a¡13gg¡ra_gs{¡rg_lg qae_yo^_er, como una
q
¿Qué hay que dec!!_ de las cosas que ve¡nos y tocamos, especie de no ser existente, concepto fecundo que por
y que son individuales, mudables y perecederas? A¡istóteles será purificado de toda contrndicción lnternan
Como no son ideas, tampoco son Ia realidad. Son puro
Ilero que, tal conro Flatón lo presentao parece contradicto-
devenir o mutación, como quería Herácliro. Platón rio consigo rnismo, tanto rnás que Fiatón lo confunde
no niega su existencia, pero las tiene únicamenre poilmá: otras veces con el eqpacio puro de los rnatemádeos.
gcncs rcbejidas y engáiosas ilá lá ieaüdad, obietó de opi-
nión (S,i[o), no de ciencia o de conocimiento cierto, y tin 17.-A pesar de estas clificultades metafísicas, Flatón
inc<lnsisrcntes como las sombras que se deslizan por una condnúa lógicarneate !,a construcción de s¡¡ sisten¡a doc-
p:rrcrl. Así cl hombre, cautivo_ del c]erpo y de los sen- trinal. La teoría de las ideas enciema todo un coniunto
60 ¡,JATURALEZA DE rrl Flt,osor.í.L
-'¡locro¡¡ss r¡sróruc¿s
pr.¿réx
sisternático que concierne al conocimiento, al hombre, al ciencia, Platón no puede tratar de él sino por fábulas o
mr¡ndo físico. mitos, qug desarrolla con los recursos de un arte exqui-
B.g_o¡s@q$g h!¡q¡elq qe {gide-en.dos géne¡ps abso- sitc, pero que no hacen sino encubrir.la impotencia de
lulamente dfe-rpglgilliqaginagión (etrco{c) y la opi- su doctrina acerca de.la real.idad colporal.
n!ón (üóEc) por un lado, cuyo óUiito son aqueilas cosas
E!¡e por naturalcza no pueden ser objeto de la ciencia, el En estos mitos atribuye Ia pro{ucción o rnás bien la orga-,
m*¡.nCo visible y corrupdble y sus sombras engañosas; y nización del mundo a un demiurgo -considerado por rnuchos
pox otra parte, el conocimiento intelecrual (vo{orE), cuyo intérpretes corno distinto de Dios e inferior a é!-, y expone la
oblgto son las cosas inteligibles, y que compr€nde !a razón extraña idea de que todos los organisi:nos vivos provienen Ccl
tror:-,bre: los prirneros hombres producidos por los dioses eran
{Slcívorc), la cual riene por objeto los núrneros maternád-
dcl sexo rnasculino; los que vivieron desordcnadamente fue-
eo-s, y la inteligencia (voüg), que se eleva por le dialécdca
run, después de su rnucrte, transformados en rnujcrcs, hs cua-
a.la.contemplación inmidva de las ideas-óser¡cias, y prin-
lesn a su vez,, si han continuaclo hacicnclo vida pccatlora fuclon
cipalmente a Ia conrernplación de Dios, Bien que érrá so-
transformadas en ani¡'nales sin razón y tal vcz, cn vegetales.
bre todas las esencias.
¿Córno explica, por lo tanto, el conocirniento intelectual, Por lo que concierne a los actos humanos, Piatón, des-
el grigen de las ideas que Foseemos y que son imagen de puás de Sócrates, pero más clararndnte que é1, g$t-ablece
9
las ideas ercrnas? Estas ideas no nos pueden venir de los el verdadero funrlarnento de la fitrosofía moralo a saber:
sentidos, inclinados a la ilusión; preciso es pues que nos ni ei placer, ni la virtud, ni ningún bien particular, sino
lleguen direcamente de lo altq, y qoe sein innitas en Dibl sólo constituye el bien del homl¡-re. ¿!óryq to-rya 9¡
nuestra alma. En una existencia anterior, arltes de estar háñEré pós.slén áu su ulenÍ-Ffáciüdóie, en, cuanto sc-a-
unida al cue¡pó, ríuestra alma ha cor"rtcmplado las ideas póübie Platón- serneianté a El por m'dio
-responde
LpcryL& intuitivarnente la cicncia. Lste tiencia perma- dFIá virmd y la contemplacién. Fról[ndiza también Pla-
ñ-ete en-Lqsqq_os., p_er_o oscurecida for la üda del óoe¡p-"; tóí,-iirnqne insufiCientemenie, en la noción de virrud y
cn nosotros está como un réCuerdo dornrido, y haciéndolo esboza la teoría de las cuatro ürtudes cardinales: pru-
¿6g+rr pocó C póCo; el esfuerzo hacíi la'sab;a*i- ;t dencia, justicia, forttleza, y tempiinzr; enseña qua vale
$-9e rryonnuistar la íntuición primidva de Ia verdad. Así más su.frir la iniusticia que cometerla; y cn'I-a Repúbli-
el hon¡b¡e es un,.p¡ro eqpfritu unido por la fuerza a un ca (uu) hace del justo perseguido una semblanza tan noble
cu_erpo, ycomo un ángel aprisioñado eñla carne (dmlistno
y Fure que se creería ver en ella un cierto refleio de la
prtco!ógico). Q alUhurnana vívía ya anges de juntaqsg
divina Faz. Pero su intelectualismo e¡agerado lo lleva a
,!*"+grylr-"I cuelGA unida en de alguna falta desconocer la diferencia que separa a los actos de la inte-
enfgnol.; adgmás, al mo¡ir, páia a"múgootio cue¡po, y platón ligencia práctica de los de la inteligencia especulativa, y
ry_ p-rgfesa iá irmortalidad-del alma sino en ei sentido a confu¡rdir la virtud, que supone la rectitud de la volun-
del-dggga pitagórico*deJa-trasmigi"ci0n o:neten psicggis. íad, con la ciencia que sólo perfecciona la raz6n. En con-
En cuinro al münAoTl;ico, ttqoé ñois objeio de la (e") Lib. II, 3ó2 A.
!'
LA ánISTonE.LES
62 NATURALEZA DE FILOSOFíA.
- NOCIONES HTSTóRICAS
secu e nci a, i""' f I h^rlg$rcs t. p Ll[9ili*q*uerd, dgo rl pensamiento. Por esta mzóil. un San Agustín podrá apro-
iechar tantas verdalies del vieio tesoro de la filosofía de
T i sry_o : qg:lha uqlg¡¡1d
"p^l
qimrqmolgge
;í q v gl u n tad sjgp g_-s¡glqpry l4!_-djlgc !r_v!!.*4e
r_tgpe_p¡g
!?*iltel e4" t"¿clara. ara eue el pecado sólo se debc a este pensador.
r-1 . aJ.on9{fr¡nro¿qü. nidii-ñr.. ¿i
u oü. o;aii¡;qq mrl uolunta-
el ,m,,,1 El pensamiento de Platén es amp!ísimo¡r quiere abar-
filr"eg:l_g|Egd"ñó cs ri"o ,n- ¡g"ó*ttt."."e¡rg Tñrí" caiÍodas lai-óosas en un solo abrazo. Pero su sabiduría
que conduce, sin pretcnderlo Phtrin, dcsde luego, a des- superior y maraviilósamente intuitiva le impide frjar en
truir el libre albedrío. una doctrina definitiva rnuchas cuesdones que deja sin
En su filosofía socirl, la mism¡ tendencia idealista y precisar. En rnuchos puntos déb,iles, c4 lsg que ouo in-
trñni'lirrr Io llcve n aplicar falsamente este principil sistiría, él plsa itlelá4¡e. De modo que lo que en otros
o..drdoro-' quJia pgrt3 pera el todó, de modo qor-.n es una nota de imperfección vaguedad, la impreci-
"r -la
sión, lo inacabado y ese modo de exposición, más estético
su repúblicq idga!, gobernada pqr l9-s f!!ósqfo¡, todos*los
individuos se sul¡ordinan.al bien exclusivo del &tado, al que científico, en el que procede por metáforas y símbo-
los, proceder que Santo Tomás juzga con severidad (oo)-,
gye_perye_lecen todos los derechos, y el cual dispone,
cary? un _sobgrano, de tod_o lo quc pucde ser obieto de de hecho es en él una ventala y preserva de una defor-
p{gplg.dad por cualquicr título, dcsdc los bienes mate-
rnación dernasiado perjuclicial, las verd'ades que con su
genio supo conquistar. Desde €ste punto de vist¿ p=g{:ín
riales lr:rlta l3s mgjg¡_c_¡ y lof niñgs, dc la vida y de la
decirse _que el platonismo es falso, si se lo toma como sis-
li[9ryd_¿9]9::¡!dedsngúc-¿?yunistncg!;9!ut9).
tema fufinitivo; pero si se lo considera como algo tran-
s-itglbr cgmo_un r4ovimiento ha_cia_algo superior a é1, el
r8. eIIglS-
5!e__lJ3t{n_*de¡!va4_sobre todo, a[ po-
rcj:-c-r,
-.[.os
deEs pr¿Fcios ;p^ri""rd* por la .ultu¡a oliti- ptatonismo ha constiruído en la form¿ción de l¿ filosofía
que lo concluce a menosprcciar la realidad e¡"n-
i¡ ** ggqi" ry gry-t r,t9 q'1uu¡¡
"iq1.
ryá_qica,
pírica. También provienen de un concepto clentasi1ilo \ z, Aristóteles.
aml¡icioso de la filosofí1, en la cual Platón, aunque más
-p¡eren-
disiretámqlte quü ioi-sábios de Orientc, habría ry, Para comprender esta afirmación fué necesaria
diAó-cncontrerla pniifi¿;¿iótt, tii.iuación y la vida de la -
poderosa recdficación de Aristóteies. Desmontando.
1s-{ñnüts$ pqf_4:gi{o 3:l.-g_.jq.¡1q*4gl llaes-tro, supo Aristóteles Aristótetec
Tanto es así que, por causx de esos principios de error q"*'ü?t;TIAIñtd-ió; ptit.ipios que Platón había co¡risiendo a
latentes en el platonismo; se verán más tarde relacionarse d escubierto J*4pligt{o .q ggry ure I !9- y d;;.; ;;""" il
:f :'i#i;
con Platón, más o ¡nenos directamcnte, todas las grandes graqdgs gqnggg¡9g9q_d9!¡¡9_dql3 EU$¡J4 ):*hUgn_jg-qto áe un modo
quintclas filosóficas que tienden por diversos caminos a u^s"rndeniJ; y asi srluó to¿o to que en la tjlqsofja de definitivo las
::--:::;:::-='
considerar al honlbre corno un espíritu puio. Ph¡ó¡lTvabá ón rj unp:rncjpr-o de- yida.- ir"l"n:ilff.1:
En Platón mismo, en cambio, esos princioios de error (6r) "Pleto habuit malum modum docendi; ornnia enim.figurate
se rnantuvieron en una atmósfera der¡rasiado pura para dicit et per symbola, intendens aliud per verba, qdam sonent ipsa ver-
IIT:S#J*
quc pudieran dar su fruto y viciar la esencia rnisma c{el ba." (SeNro TorvrÁs, nI de anima, Ylll.)
pÉ r.e rnosorl¿,. srrónre¡s nnrsr6rprBs
6+ ¡¡ATTTRALEZA - NocIoNEs
Hizo más todavía. Fundó pa¡a siemprd- la verdq4eP- 4e Pedro. de Fablo v de IFaLI:g
!a hutr3$id.ad q-z¿¿yra-
filosofía. Si pudo salvar todo lo bueno y recto que había, t;AZ¿;z¡z¿. ebsgagció in-divi-
no sélo en Platón sino también en los demás pensaddr.es d uales-p.opi.osJlq-&ü9-9lge:tgl- parqrgd¡r.-¿els*Q-ste
de Grecia, y si llevó a término la gran obra de síntesif ese¡qia nq q4ls-te*qg-ese estado qqrvBry{ dgg.g1 It rne-lte
de las
que Platón había prematuramente intentado, fué por ha-
ber conseguido asegurar definitivamente las conquistas de miqlq{-gggs, !l.!,as que- q !r¿ en, ipdi:
la inteligencia humana en el terreno de la realidad. S-tt !'jd (ut)-, y pglotra parte sólo en su r¡aqurale4J
obra es no solamente el fruto maduro de le sabidu¡ía inteligible. y no en iu eústencia real. es eterna y neces¿ria-
ña@ffi
e,xtrañas quc en él se en gq31-
Dglnodo que las esencias de las cosas pefecederag no exis-
ren separadas de esas mislrtas cosas o en
¡¡tgn!9-g!-g9ruq!_Qlr!gxal0ente &rrma-d.g"y- {o-ta{g- de posi-
brLdad.s ilinigeqes, dS fe _9¡1! ra. lgnplg.I¡cción.
Fs verdad, como lo vcremos después, que existe en l-as
cosas un elemento inteligible o ¡zz¡&ri¿l lfqI: -llamedo
g¿ba-.en estado de formación embrionaria. En adelanqg, y matt
lrna vez formada. va a poder desarrollarse indefinidamente. principio nq está sep$adq de,lassos'as;
esencia. Pero este principi
orgencja.
.
e qéq-dg-gs sus-
Sin embargo, después de A¡istóteles, el pensamiento griego , individuales. vqdablqs
no sabrá permanecer fiel a la verdad. En cuanto a detalles y_ perecederas no son ilusión, :ino r94eq.
seguirá enriqueciéndose no poco, pero desviará a la filosoffa -.Si
e*irtelt te"li,l^des más dtas, al menos las más accesi-
de su fin esencial, envez de perfeccionarla (06).
also de intelipible e inmarcrial. Así el rnundo dc los sercs ye no hay movimienrc-erquetipo en el mundo de las
e ideas; pero entonces, "¿de dónde puede Plovenir el m9-
9Élg-qg sto! vimiento" según eI sistema platónico? "Luego, al suprimir
clencm que es m el movimiento, se suprime al mismo tiempo toda investi-
metió la moviüdad a la inmutable luz de la i¡rteligencia, gación sobre la naturaleza (60)."
d.*"rurgd" q"t .. t"t t-grer que_cambian exis-tgn-leyes
qge-¡o-cenhian. revelándonos la narru¿leza del-movi-
miento, dc le generación y de la corrupción. v eql$,-dis- t$_d€ljlslema. platónicg. En cuanto-¿l conocimiento
ti¡gliierrdo las cuauo clases de causas que gobieman ll tiumanp,.Cémgestra .dristóteles que le fíSice, lq mategÉ-
mundo sensible. @ ltlosofía pr-bera -qonges eienc-ias
Resumiendo él mismo, en términos singularmente duros dlfe¡ggl-gg, pero diferentes por su obieto, ¡rq*gr.h[aeut
y severos, su larga disertación contra la teoría de las ideas, tad..qug l?scontempla.os . Dgquqgua-qarn-
drce que Platóg descp "le"y.e;.{acl.9ra*ryaflr- bién, y principaknente glor un admirable análisis de le
raleza de la causa formal. al a de las cosas. "Ge-* abstracción que gobierna a toda la filosofía, qgg-gggsgas
ubrir la sustancia de les ideas no son iruratasr 4!g(¡ agl co.gro recuerdos & les. cqsas
g$¡e habríamos visto antes de nacer. sino que nos vienen
dg-lgq sentidos por efecto de la act¡vidad del eqpíritu.
$Ustancias d€ esas En lo que concierne al alrna humana, si por re¿cción
sentido, va que ta "p es abso- contra la metempsicosis platónica y por exceso de prm-
lutarnente nada." Lógicamente no puede decirnos nada dencia científica,
convincente acerca de la naruraleza, y trasfiriendo a las brg-el estado en qlrg se-encont{ará después de la muerte,
ideas toda causalidad, así como toda realidad verdadera, funda al menos sobre bases indestructibles la doctrina
se hace incapaz de fijar su papel a la causalidad eficiente espirituaüsta, ejtableciendo por una --{ontra el dua-
y ala causalidad final en la actividad de los seres. Y así üsrno de Flatón-, le unidad sustancial del ser hurnanoo
"olvida la causa eficiente principio del cambio". "Olvida c_g$E¿esto de dos partel s¡¡stanciales incornpletas y qorn-
igualmente el motivo por el cual obran siempre la inteli- pl-ggr.egr.a.Aa:, f For la oua -contra los rnaterialistas-,
gencia y toda naturaleza, la causa final . .. Es que en la esp,irituatridad de las operaciones de la inteligencia y de
nuestros días las matemádcas han absorbido a la filosofía, la voluntad; y crea así l¿ ¡5nica psicologío capaz de aslrni-
y por ellas se pretende explicarlo todo . . ." larse y de inrerpremr ei inmenso c.'rmulo de hechos q"*re
"En cuanto al movimiento, si las ideas son inmóviles", reun-lrá la experimentaeión rnoderna.
(08) La Física experimental de Aristóteles (ciencia de los fenóme- En fin. eir cuanto a los agEos humanos. hace ver. per
nos) es un magnífico edificio intelectual completamente e¡ruinado su 4istinción de iuicio especulativo (que depende de la
por los errores de hecho. Pero'su Física filosófica (cienci¿ del ser
móvil como t¡l) conriene los fundamentos y los principios dc toda
inteligencia so!a) I iuicio prácdco (que también depende
vcrdadera filosofí¡ de la naruraleza. (e) Met., lib. I, cap. D(, 992 e 25-92 b 10.
68 NATUR.A.LEZA DE LA FILOSOFí^. NOC¡O}{ES HISTóRIG{S \ ¡-niisr&reLEs 69
-
de Ia voluntad),.cómq el libre albedrio. es+asible g cómc y perfecto; porque !a vida qo-" d*, eternamente existe
el pecadot hrce .l *r rectifica el concepto en Dios. porque Dios es esto, la vida misrna (?0)." Y este
y la teoría de la virtucj, y precisr, en lo que concierne Dios es pcrfectamente uno, absolutamentc único. "Aque-
sobre todo ¿ las virtudes cardineles y al análisis de los lios que toman por principio el número matemático y una
actos humanos, los rasgos principalcs dc lo que será den- serie indefinida de esencias siri nexo ent¡e ellas, hacen
t¡o del orden narural la enscñanz.r moral cristianir. clel universo u¡ra colección de seres desconectados obran-
r¿ do sin ningún orden. Fero los seres no quieren estar mal
''' zo.-Pero no cs sólo criticendo a Phtón sino estu- gobernados, y según el texto de Homero, la plaralidad de
diando Io r1ue cr, o cl scr real, conro hay quc ntirar a jef es no conduce a nado. Que no haya sino wn jef e (7r'¡."
Aristóteles. Porque Fiatón no ha hecho sino darle ocasión Así es como Adsgite_!_eg según lo nota Alejandro de
de ponerse enfrente del ser. Aristóieles salió vencedor Afrodisia en un m;*rt; dl su Comentario a la Meta-
a 2), "@-La!¡rdgzl¡!fe-
en este combatc, dándonos con sus grundes conceptos f í si c (?
sobre la potenc,ia y el acto, ¡pbre la rnateria y li f orma, f¡ores y por nosotr i44q_!E$q_CL l4dlq que ies
sol¡re las categórías, los n'cslcndentales y las c,fzrs,ts, las e. v nos enseña que_
e-rrnas que lros son necesarias para luchar igualmcnte en así como el funclidor es causa de la unidad de la esfera
ese mismo combate, y enscñándonos, como verdadero y el bronce, del mismo modo @qf
maestro de sabiduría, a elcvarnos dc la consideración de la
las cosas visibles y perecederas a la contenrplación del quc hace que se ".
-causa
ser imperecedero, que nunca canlbia: "trnmóvil en su
- B Arisrótelcs cl cspí¡iru más positivo v el más melg-
actividad pura, este ser no cstá so¡netido a ningún cam- físico al mismo demgg. Lógico riguroso y luntarnenre
bio. . i Tal "s el principio dcl cual dcpendcn el ciclo y re alista siempre dcspierto, se doblega sin esfuerzo a las exi-
la natu¡aleza. Su felicidad cs idéntica a los goccs sup¡e- gencias de lo real, y d¿! 4qogida en trlp_q g l-o-q"!g_{ae
rnos que nosotros sólo podemos gustar un instante, pcro lns variedades del ser sin forzar ni deformar nada iamás.
que él los posee eternamente.' Su feliciciad es su mismo oe jéio séiáñ so-
acto . . . qu" es el acto de la intcligcncia soberanaf el brcpasados por el límpido candor y la inteligencia angflica
pensamiento puro pensándose a sí mismo. . . Es admira- Ce Santo Tomás de Aquino. Pero toda esta riquísima va-
ble que Dios tenga la dicha que nosouos sólo gozarnos nedad está mdenada a la luz de los principios,somedda,cla-
alguna vez, pero si la posee en mucho más alto grado, sificada, médida, dominada por la intéligencia; y.es la
esto es mucho más admirable todavía; y la realidad es l.rtror propiamenre dicha de Ia sabiduría, sabidu¡ía toda-
que así la posee. Y posee también la vida. Porque el vía humana y gue, sin embargo, colocada en las alturas,
acto de la inteligencia es vida. Ahora bien, Dios es este abraza de una sola mi¡ada la universalidad de los seres.
mismo acto en estado puro. El es, pues, su propia viCa: (10) Met. lib. XII, cap. VII, 1072 b; D(, t07{ b
este acto subsistente en sí, tal es su vida ererna y sobe-
35.
^ lzt¡ lbíd.i üb. XII, c. X, 1076 ¡.
rana. Por esta razón se dice que es un viviente eterno (72) AreJ¡uono, Com. in Met., ad l04j a 36.
7A NATURALEZA DB rJr FlflxiorlL N(rcIONES II$tróR¡CAS { enrsrúrpr,rs 7r
-
Sin embargo, Aristóteles uabaia menos en ampütud que Por esta rtzón, a pes¿r de los errores e imperfeccio-
en profundidad. Se detiene Poco en hace¡ ver las q1o- nes o insuficiencias que denen su explicación en la limita-
poróiones y el vasto coniunto de su docuina. Se dedica ción de la raz6m humana (tr), Aristóteles es el frlóso-
sobre todo a captar con método absolutamente seguro y
solo era capai si tcnfa tiempo y cxperieacia no ya de fundar, sino
absoluta precisión aquello que cada naturaleza tiene de de termina¡- !a ciencia; Jg, ¿l rechazar con desprecio todo el esfue¡zo
más original y de más íntimo, lo que es más ella mirrna. de las generacicnes anterio¡es y de la t¡adición hum¡ne' En cambio,
De este modo no solamente ha organizado le cie¡gig hu- Ari*óteles sólo salió adelante en su obra' consulando, diseutiendo y
lelég"a'*l¡ anaiizsndo el pensarniento de sus predecesotres' y aprovechándose de
@ -sul-p{-opras basgg- toda la labor acumulade an¡es de é1.
Utrt"sít, l" pti."l@- 1SFAL b-trglí$b, 1rr) Con frec¡¡ench se hao auibuído a Aristóteles ciertos errores
la-Eiica y la política, sino que además supo tallar el <iia- cometidos For sus discípulos o st¡s cofnentádores, sobre todo eon ¡es-
pecto al alma hum¡n¿ y a la Ciencia y Causdrdad <!ivina. Fero un
mante ?[ una mriltitud de definiciones o de sentencias óxamen acento de sl¡s textos ilemuestr¡ que el Filósofo, cumdo declar¡
preciosas en las que resplandecen los destellos de lo real. que el entenümiento está separado, quiere decir, que está sepamdo de
Así que se puede decir que A¡L*óteles es único entre !a rneteria y no del alm¿ (cf. Co¡ttttt. de S,wro To¡rl,b in III. de Anima,
4 y 5). Y por condguiente no negó, corto se afirrr¡a muchas veccs, le
los filósofos, único por su genio, único por sus dones, i¡¡¡ronalidad personal del alma humane (cf. igualmenrc Metaf ., Xll'
único por su obra. Sabido es que la¡ cosas grandes son 3, 1700 a 26).¿¡Tampoco enseñó que Dios no-s€e qrus:¡ eficiente del
difíciles y que lo difícil es cos:r rara. Y cuantlo se trata mundo, y qo" no muev! al mundo sino a título de fin o de bien
deseado. El texto de la Mnaf., XII, 7, significa sola¡nente que Dios
de una empresa exuaorr.linariamente dificultosa, podemos mueve, como causo final u obieto de amor, al espíritu que nrueve al
suponer que sólo un hombre sería capaz de sali¡ con elia primer cielo; tampoco dice qrre Dios no puede obrar sino conlo causa
adelante. Por otra parte, un edificio bien construído no final y que no hr creado las ccsas. Por el conuario enseña en el li-
bro II de la Maaf . -1, 991 b 28- que los cuerpos celestes dependen
se levanta ordinariamente segtin el plano de varios arqui- de la caus¿ prinrera no solamente en cuanto a su movimiento, sino en
tectos, sir¡o sobrc el de rrno solo. Si, pues, la sabiduría cuanro e su mismo ser (cf. Met.,Yl, t, 1024 b l7). Véase iguaLnente
hu:'nana, o sea le filosofíd, había de lcvanta¡'se ccmo un el pasaje de Aleiandro de Afr. citado anterior¡nente en el texto, en el
que ia causalid¡d eficiente de Dios según la doctrina de Aristóteles que-
edificio digno de su granctr czi, cra^ neccsmio que después da admi¡ablemente puesta de reüeve. En cuanto al texto (Maaf.rXfl,
de la suficieri-te preparación hist<irica, un hornbre solo 9) en que Aristóteles, queriendo determinsr cuál es el obieto formal
de la inteligencia divina, hace notar que vale más ignorar que conocer
echara sus fundamentos. Sobre qstcs fu:rdamentos, milla-
cienas cosas inferiores, en modo alguno tiene el valor de una conclu-
res de artesanos podrán pcilcrsc a Ia tarea, porque la sión que signifique que Dios no con-oqe las cosas del mundo, sino que
ciencia no se ensancha sino mcdiante el esfuerzo común con es¿s palabras prepar¡ la solución de l¿ cuestión planteada Este
solución, como lo indica Aristóteles, es formalmente verdadera y con-
de muchas generaciones, y nunca dicc besta. Fero su di-
siste en decir, como Io hará más explíciemente Santo Tomás, que la
rección requiere el arquitecto único (?3). inreligencia divina, en ¡azón de su absoluta independencia, no tiene por
obiero formal sino zu misma esencia divina; y que, por consiguiente, no
1za) Descartes lo expone muy bien em su Discottrs de la Méthode: conoce las cosas dei mundo en si mismas, sino en su propia esencia,
oh{unee hay tanta perfección en las obras conrpuestas de diversas par-
que es todo vida.
tes y hechas por muchos maescros, como en aquelias en que ha traba- Es cierto, sin embargo, que Anstóteles cometió ertores de impor-
i:rclo un solo maestro." mncia (como el querer demost¡ar que el mundo existió ¿á atendi
Pero emó, lt al creer que le correspondí¡ a él precisamente fundar también pueden reprochársele numerosás omisiones: en panicular lr
la filosofír, por inccmpetencia de la antigüeclad; 20, al pensar que él idea de creaeión, que se desprende de sus principios coo rigurosa ac-
W
fo por excelencia, como S¿nto Tomás es el teólogo (to). famiüa de los Asclepíadesr eu€, según uadición, remon-
A¡istóteles nació el año 384 en Estagira de T¡a- raba hasta Esculapio. A los r 8 años se hizo alurnno de
cia (?0). Era hijo de un médico llamado Nicómaco, de la Platón y siguió sus lecciones hasra la muerte del maes-
uo (t+l). Después de la mue¡ce de Plarón, se dirigió a
cesidad, en ninguna parte de sus obras fué expresamenre formulada por
éi (ninsun filósofo pagano, por lo demás, sc elcvó hase¿ la clara noción Atarnea de Mysia, donde reinaba Hermias; deqpués a
de Ia creación er nibilo); y accrca de las cuesriones más difíciles de Alitilene, y luego vivió ocho años en Ia corre de FiLipo,
resolver sin la ayuda de la Revelación, aunque acccsibles en sí mismas rey de Macedonia. Fué el preceptor de Aleiandro. Cuan-
¡ la demostr¡ción de la razón (rclación del mundo para con Dios,
estado del alma después de la muerte), guarda reserva, acaso
muy pru-
do éste comenzó a reinar, Arisróteles se fué a Aterias y
dcnte en sí misme, pero que inrprimc a su obra un carácter manifiesto fundó su escuela en el Liceo (gimnasio dedicado a Apolo
dc inacabado.
(?6) A propósito de la admirublc Bcuela de A¡enas, de Rafael, en
Licio). Enseñaba peseándose con sus alumnos en los pa-
la que Platón está represenrado como un anciano inspirado, levantando rajes sombreados del Liceo, y de ahí el nombrc de peri-
cl rostro haci¡ el cielo, y Aristóteles como un hon¡bre ioven eu la pte- paréticos dado a sus discípulos. Vivió doce r.ños en Ate-
nitud de su fuerza, señalando enérgicamentc con el dedo la tiem y la
re¡lidad, Góthe ha ca¿ado en zu Teoría dc los colores (2. Abrheil.,
nas. El partido antimacedónico le acusó de irreügiosidad,
Ücberlíefenes) un notablc paralelo entre Pl¡tón y Aristóteles: con ocasión de un himno compuesro por él sobre la muerte
"Pl¡tón, dice, parece obrar como un espíriru baiado del ciclo, para de su amigo Hermias; enronces se reriró a Calcidia, donde
monú un breve lapso en h tier¡. Apenas le preocupa conocer esre murió a la edad de sesenra y rres años (3zz).
mundo; ya de antenrano se ha formado de él una idee, y lo que pre-
tende sobre todo es comunicar a los hombresr que trnta necesidad tie-
nen de ellas, las verdrdes que de allá arriba ha traído y que tan feliz Cuéntase que su amor al estudio le sugirió la idea de tra-
sc sicnte en enseñar. Si penetra en el fondo de las cosas, es más bicn baiar teniendo cn la rnano une bola de cobre que, si se dormía,
pua llenarlas de su espíriru que para analizarlas. Aspira siempre y coll lo despertaba al caer en un recipienre de metal. Filipo y Ale-
gran fervor a eler"arse y a volver al lugar de donde desccndió. por
jandro pusieron a su disposición las inmensas riquezas que po-
nrs discursos, pretcnde dcspertar en todos los corazo¡res la idee del
Scr único y ctemo, la idea del bien, de te verdrcl y de la belleza. Su seían para favoreccr sus investigaciones. Escribió libros des-
método y su palabra perecen fundir y evrpomr los hechos cicntificos tinados al público (diálogos), que se han perdido,
que ha podido tomar de la tierr¡. -Cicerón
ensalzaba su elocuencia, flumen aareum orationis fundens
"Aristóteles, por el contr:,rio, sc nruevc en cl mundo, sencillanrente Arístateles (Acad. Itr, 38, t l9)-, y libros "acroamáricos" en
como un hombre. Parece un arquitecto cncargado de dirigir la cons-
rucción de un edificio. Está en la ricrra y cn la rit:rr¡ es donde dcbe los quc se resume la cnseñanza oral que daba a sus discípulos
tnbalar y construir. Se inforrna de la naturalcza dcl suckr, pero úni- y ouc en slr mayor parre han llegado hasra nosotros (??).
c¿mente hasta la profundidad dc los cimiento:. f)e lo que se exricnde
más allá, hasta el fc,ndo de la trcrra, no se prcocupa. l)e, a zu cdificio griego a mcdias: era un puro heleno, tan buen heleno como Parméni-
una base inmensa: busca srrs materiales en rod¡s partes, los clasifica y des o como Anaxágonrs" (He,nrt-rx. El sistnna de Aristóteles, p.4).
va poco a poco levant¿¡ldr¡ el edificio. Así es como se elcva, seme- (?7) Las obras de Aristóreles son: lq, el coniunto de trarados (Kcrr¡-
jaate a una piránride rcgular. mientras que Plarón sc leyrnra rápida- .foeíar, C¡r¡eqorias, 'A.tail..trcrxcr ngórego, iotepcr, P¡imero y Segwtdot
mer.nc hasta el cielo como el bbeUsco, comc le punta aguda de una Analí t i c t¡ s,T 6:ntxn, T ó pi c o s, fl e gi oogrorLzdrv éI,éy1ov, Ar gurn en t o s s o -
llama. físttcos, IIepi f6p4velag, De Ia interpretación, es decir de ta propo_
"Estos dos hombres, que representan cualidadcs iguelmente precioses sicrón, obra que! a pesar de la opinión de Andrónico. se debe tener
y rara ve¿ reunidas, se han disr¡ibuido, por decirlo rsí, la lrunranidad., por aur¿nr¡ca); rodos ellcs se refiercn a la lógica y han sido reunidos
(?6) "Ar,adamos quc Estagrra, ciudrd de Calcidi¡, eri una col<¡nia crin el nombre de Organon (lnstrumento de la ciencia).
griega, de lergua griega; no es exacto dccir, pues, qtre Aristóreles cre ?r.La Fírica(Ouorxi¡ <lxgóaorg,el libro 7 es ducloso), a la cual se pue_
Í
Btos libros tienen una historia muy curiosa que nos cuente de los hombres. A la muerte del filósofo fueron a parar, con
Estrabón I gue, de igual modo gue las conside¡aciones de su biblioteca, a manos de su discípulo y sucesor Teofras-
Pascal sobre la nariz de Cleopatra, nos da a entender el papel to; Iuego a las de un discípulo de Tcofrasto llamado Neleo,
que las causas más insignificantes desempeñan en el destino y más tarde a las de los sucesores de Neleo. Estos, por el
peligro dc que se las arrebatasen para la biblioteca de los
den iuntar los Tratado¡ del Cielo (II.oüoaroü),de Ia Genención y príncipes de Pérgamo, las escondieron cn un subterráneo. A
Comrpción (II. Teveoétog xcl qOogdg), de las partes de,los animales
(ft. tó<or póqrov), del Alrne (fI. q^rñE), ile la Sensación (II. &r.o0ú- su muerte, las obras de A¡istóteles quedaban perdidas. Así
oeo)s r(c¡ oüo0r¡rdlv), de h Menp¡ia (ll, ¡rt"t¡¡ns *c,r dva¡rvrloeog), permanecieron durante siglo y mcdio; y sólo a la suerte
la Meteorologí¿ ( Me¡¿orQoloywú ), La Historía ile los Animales de un afornrnado bibliófilo se debió que fueran encontrades
(fI.¡ütóal,o'soQrab el libro l0 es dudoso), y otros muchos tra- de nuevo. Hacia el año 100 a. de C., los descendientes de los
tados, varios de los cuales de autendcidad incierc¿i especialmente eI
de Mundo. (El tratado de la Fisionomía no es euténdco, pe¡o p¿rece herederos de Neleo las encontraron cn un estado lastimoso,
compuesto de divcrsos fragmcntos auténticos.) como se comprende fácilmente. y las vcndieron a precio de
3o La Metafíic¿ (¡ü perü rü quowd) de la que el segundo übro oro e un rico aficionado a los libros, Apclicón de Tcos, quien
(c ülutrw) fué redacsdo por t¡no de sus discípulos, Pasicles de Rodas las publicó con multitud de erraras; en el año 86 a. de C., en
4a L'¿. Etica a Nicómaco ('H0rxdl Nrxopóletc) y la Eüca a Eudemo
('H0sri Eú0úpstc; esta úldm¡ obre fué escrita no por Aristóteles, sino la conquista de Atenas por los Romanos pesaron a poder
por el mismo Euden¡o), a las cu¡les se puede añadir l¿ Gron Etica de Syla. El gramático Tiranio las ruvo enrre sus manos y
lMogno Moralio, 'H0rxü pelril,tr, csta última obra es un ¡esumen de las las utilizó. En fin, Andrónico de Rodas las caulogó y las
dos precedentes, y por consiguiente, no es de la mano de Aristóteles); la editó (?8). Alejandro de Afrodisia (siglo u de nuestra era),
Política (Iloh¡¡xú), la Poétice (II. ¡to¡4¡¡xiE) y lt Raórica (Téxnt
aqtoawn). El de úrtutibus et aitiisrla Económica, la Ratóñca a Ale-
jandro na son auténdcas. Se ha descubierto y pubücado en i391 I;r übro tfué rcd:lctado por uno de sus oyentes, Raynaldo de Piperno);
Conniruciht de t4tozas (fragmentos de un¡ colección -llol'rtelar- cn 80, s,rbre los Pa¡va nanralia (de senrut et sentoto, de meznoria et de
lr que Ariróteles h¿bla resumido las corutituciones de 158 Estados rctninisce¡cia de sottmo a aisilid;9q. sobre la iVletafísica; l@, sobrc
de Grecia). la Eoca a Nicómaco;11o, sobre la Polídca (comentario acabado por
f¡s comenterios modernos más útiles son los de Bonitz sobre l¡ Pedro de Auverni¡, desde el üb. I, lec. ó, o desde el üb. 4). (Cf. Db
Metofísica, de Rodier sobre cl de Anima y de Hamelin sobre el
Rurrts, Dit, 21, vol. I op. onn. S. Tom. Aq., ed. leoniana.)
lib. II de la Fítica. Sobre los escritos de Santo Tomás y su autendcidad, véase Mex-
DoNNET O. P. Der Ecrits authentiques de Saint Thomas (ext. de la Rev.
.Ent¡e los Fscolásticos que se distinguicron en la exposición 'le las rhomiste, l90P-1910, Fribourg, Suise, Convict Alberrinum)
oLras de A¡Lstóteles, debemos cilar ante todo a Albe¡to Magno, Santo
Tomás y Silvestre Mauro, cu¡a exposición üter¿l y paráfrasis pueden (?s) F.sr&lnóN,Geogr. XIII, l, f4i Prure-nco, Vida de Sila, c.26.
-
aún consulta¡se con utiüdad. Santo Tomls escribió comenarios: 19' El tesdm,;nio de Escabón tiene gran autoridad. Se ha demostrrdo,
sobrc el Peihetmeneías (comen¡arios inacabados y reemplazados por sin embargo, que algunos de los te¡tos científicos mas importantes de
los de Cayetano P¿ra las lecciones 3-14 del übro 2);20, sobre los se- Aistóreles e¡an conocidos por los peripatécicos y por sus adversarios
en el siglo llr y u anres de nuestra era. Se debe, pues, admidr que el
nundos analíticos; 30, sobre la Física; 4e, sobre el De Celo et ttundo
relato de Fstrabón es exacto en su prirte posidva, en lo que se refiere
isanto Tomás murió anres de terminar su trabafoo que fué continuado
despues del übro 3' lección 8, por su discípulo Pedro de Auverol¡);
a la hisroria de los manuscritos 'acroamácicos" de Aristóteles, pero in-
fe, sob¡e cl De generaione et coffupticne (el comentario si¡ term$ erircto o al menos exagerado, en su pane negativa; antes del descubri-
ner de S¿nro Tomág fué completado con trozos ¡omados del comen' nüenro de Apellicón debían ci¡cr¡laf, ye en l¡ escuela peripatédca
co¡ras n.ris o menos compleus de los libros del Filósofo. Se puede,
ra¡io de Albe¡¡o Magno); óe, sobre la Meteorología (comentario rcr'
sin cnrbargo, suponer con Hamelin que *apenas e¡e leído d A¡istó¡eles
minado por otro autor desde el übro 2, lec. ll); 70, sobre el de Anirna
(el comintario ¡ los tib¡os 2 y l es de Santo Tomás; cl comens¡io al científico aun en la escuele peripatética, degenereda, El dcscubrirniento
de Apelücóo habría pucsto eo ¡nnd¡ dc nuevo ¡ A¡istóteles'. Y asi
76 NATURALEZA DE LA FILOSOFÍ^. _ NOC¡ONES HISTóRICJiS ¿RISTOTELES Y SA}TTO TOMÁS
los necplatónicos Porfirio (sigl,.r rrr), Temisrio (sigio lv) Ínente del camino por donde llegaban y de los errores
Símplicio y F'rlopón (siglo vr) las comenraron. que les hacían cometer los conrentarios árabes, todos los
übros de Aristóteles fueron pronro uaducidos al latín,
La culrura escolástica que se desarrolló a parrir del si- primero del texto árabe (8r), y luego del texto grie-
glo vlu en el oceidenre crisrieno, desconoció dumnre mu-
go (8',).
cho tiempo los libros originales de Arisróreles, fuera del
Organon (uarado de lógica), quc Boecio (4go-52ó) ha- 22.-Entonces se encontraron en el camino la sabidu-
bía traducido al larín (?0). Pero no ignoraúa ,L p.nr*- ría humana y la verdad divina, A¡istóteles y le fe. Toda
miento que tanros aurorcs de segundo orden habíarr vul- verdad pertenece de derecho al pensamienro cristiano,,
garizado,_y que formaba pai;e inregranre de aquella gran como los despoios de Egipto perrenecíen a los hebreos:
cultura filosófica de la anrigüedad, pr.pónderancia Quaecwnque igitur dpud omnes praeclara dicta sunt,
platónica ciertamenre, Que los padres, "onsób¡á todo San ,rostrtt christianorum sunt (tt), porque, según el texto de
Agustín, habían recogido y puesro al servicio de !a fe. San Ambrosio frecuente¡nenre citado por San Agustín,
En las escuelas cristianas se enseñaba la lógica de Arb- toda verdad, quienquiera sea el que la diga, perre;ece e¡,
tóreles, según el rexro de Boecio. Pero solamenre a fines Courgon, esururo confirn¡¡do en l2ll por Gregorio IX y en 126!.por
del siglo xrr, los escriros del filósofo (Física, Metafíica, Urbano IV) prohibieron el uso de los libros de Aristóteies en las iec-'
ciones públicas o priredas.
Etica) comenzaron a llegar a las manos de los escollidcos,
',qNótese, sin embrrgo, quc todos cn penicular y pera uso personrl
gracias, sobre todo, al parecer, a Ia ardiente polémica sosre- eran übrcs, ciice I\{. Forger fR¡pp. &t congr. scicntif. intent. dcs catb-
nida en esta época por los docrores crisdanos conca la fi- Bruselas, tB94). dc lecr aqucllos libros, dr: cs¡¡diartos y de escribir co-
menE¡ios sot¡re ellos, Adernás. esas ccnsures cr¡n sólo válidas pora h
losofía de los árabes, a quienes estos escriros habírn sido Univenidad de París. En t2Z9 la Universidad de Tolosa, funáadr y
uasmiddos (con los comenrarios de los neoplatónicos, en org'anizada baio cl pauonaro del legado ponrificio, ar¡aÍa a los esru-
una versión siríaca raducida luego al árabe), y en los diantes con el anuncio de la expücrcién de los übros prohibidos en
París. En fin, en el mismo París, cuando la Facultad de Ánes inscrihió
cuales pretendían fundar su auroridad. Acogidos al cn su plograme, a partir del l2l5, le enseña¡ze pública de la Física y
principio con gran desconfianza (to), en razón precisa- dc la Metafísicr, la autoridad eclesiástica no pcnsó siquiera en intei-
,ve¡rir. Más aún, algunos años ¡nás terde. el Papr Urbano IV aft:rrtab¡
serí¡ cieno que an¡es de este descubrimiento y con anterioridad a los 'en su trabaio a Guillem¡o de jlfoerbeke que tratlucla ya par¿ Sún;;
rrabaioS de Andrónico, los escritos cientfficos de Aristóteles no eran Tomás de Aquino, comenrador de los rrasdos dc Ari*óielcs, (Cf.
precisamente desconocidos, como dice Ecrabón, sino poco o mal co- Cuorr,rr. an. Añttotelinrc de la Scolanique, en e! Dicitiormaire de
nocidos. Théologie de. Vacanr y |áangenot; f)e Wur.r, Hht, de la fil, med.,
(70) Ademáq habiéndose perdido en pane el trabaio de Boecio. 1900, p. 242.)
cic'mos_ libros d,el Organon, vueltos a encont.ar, gracias a los árabes, (81) Pa¡ece que algunos lib¡os dc Aristóteles fueron udlizados pri-
sólo después del ll4l, figuraron en l¿s bibüotecas filosóficas de le mero en la versión árabe-larína; ouos en la greco-latina. En ¡odo c¡so
trdrd Media, para consriruir lo que se llamaba entonces la Logica No- esta ultima no r¿rdó err suplanrrr a la primera. Santo Tomás solo em-
r'¿ (Primeros y Segundos Analiricos, Tópicos, Sofismas), -(Cf. De plcó hs deriv¿das di¡ecr¿mente del griego,
Wur-r, flirr. de la Í'il. fuIed.,2a ed., p. 149, sig.) La meior de estas-t¡aducciones es la que a petición y Í¡or in-
-,(821
(ú0) Les c€nsu¡¡s o condenaciones (dadas en l2l0 po, un Concilio diceción dc s¡nto T<¡más hizo Guirienno de toioerbekc, ¿e rzlo'¿ rzlg
de la Pr<¡vincia de Sens, reunido en París, y renovadas en l2t! en el de la obra enter¡ de Aristóteles, calcando iiteralrne¡rte'et rcxt" g¡dr.
c$¡ntto otorgado e l¡ Universidad de parls por el legado Roberro de - 1aa) Sax Jusnxo, in ll Apol., cap. D.
1s NATURALEZA DE LA FILqSOFIa. -NOCIONES IilSróRreAS AR¡sróTELEs 1 s¿r¡-ro ro¡¿Ás
Espíritu Santo (8a). Pero es preciso que alguien realice nía, profundizó en sus principios, dedujo las conclusió-
esta toma de p,osesión; fué asimismo necesario que alguien nes, ensanchó el horizonte y, sin quitarle una coma, la
hiciera entrar al servicio real de Cristo a la maravillosa enriqueció no poco con los inmensos tesoros de la tra-
¡hnto To- irgelectualidad de Aristóteles. Esta obra, comenzada Por dición latina y cristiana; colocando en su justo lugar nru-
nls ilumin¡ Alberto Magno (rry3-ta8o) fué enderezada, acabada y chas teorías de Platón, creando acerca de algunos puntos
h filosofl¿ de fundamentales (por ejemplo, sobre fa cuestión de la esen-
A¡istóteIes perfeccionada por Santo Tomás de Aquino (tzz5-r274),
caa l¡ doctri- Esa empresa suponía reunidas las condicione$ rnás exqui- cia y existencia) panoramas totalmente nuevos, dando
o¡ d: Cristo. sitas: la flor de l¿ civilización del tiempo de San l-uis, !a prueba con todo esto de ser un genio filosófico tan po-
admirable org'ani¿ación de la Orden de Sanco Dgmingo, deroso como A¡istóteles. En fin y principalmenre, echan-
cl gcnio de Snto Tomás (86). do mano su genio propiamente teológico de la filosofía
Sarrto Tomás, a quiea la lglesia ha proclamado doctor de A¡istóteles, como de un instrumento de la ciencia sa-
por exbelencia, Doctor coftlmunis Ecclesiae, y al que ha gtada, que existe en nosotros "como una huella de h
nombrado maestro universal de s¡r e¡rseñanza, no sol¿- ciencia de Dios" (88), elevó esta filosofía sobre sí misma,
mente trasladó a los dominios del pensamiento cfistiano sublimándola ¡ una luz superior que hace que resplan-
la filosofía de A¡isdrrefes en su totalidad, para hacer de dezca la verdad de una manera más divina que humana.
ella el instrumento de una slntesis tcológica incompara', Enue Aristóteles visto a través de su propia doctrin:r, y
ble, sino que, adernás, y al misrro tiempo, realzí Y' por Aristóteles contemplado a través de Santo Tomás, hay
decirlo así, uar-rsJiguré esta filosofía. Le purificó de todó la misma diferencia que cntrc una ciudad alumbrada por
error, en el orden filosóflcg se entiende, porque en el antorchas y la misma ciudad iluminada por los rayos del
orden de las ciencias de obse¡vación o cicncias de los sol nacicnte.
fenómenos, Santo Tor0ás¡o podía, lo mismo que Aristó- Por esta razón, aunque Santo Tomás es ante todo un
teles, evitaf los errores qorrientgs de su tiempo, errores teólogo, se puede hablar de filosofía tomista con ranta
sin consecuenoias, en lo que conqierne a la filosofía pro- propiedad y mayor quizá que de filosofía aristotéli-
piamente dicha. La sistematizí can gran vigor y arnro- c4 (u'). ,
rH
pt'¡ Qrate vefltm a qlwlrn que air*r,
a Spiriu Smtcto en. zi.-Esta filosofía de Aristóteles y Santo Tomás es
(80) Para que fuera Feible gue est4 obra se llevase a término" era con toda propiedad, según frase de un filósofo moderno,
necesario que el pensamiento cristiano estuviera suficientemente ma-
duro en el orden filosdfico y teológico, gracias a los Padres y a* la (88) Sazz. lb., I, q. l, a. I ad 2.
crscolástica gnterior a Santo Tomás. Supuesto esto, la obra de Aib&to (87) Añadamos que conviene cúmntzar por la Suma Teológica, Ia
Magno y de Santo Tom8. no cmnbió, sino que tenninó la filosofía lectu¡a de S. Tomtís. Es éste un conselo sobre el que nunca se insistira
cristiana y le dió la forma.de ll edad perfecta. Si sus contemporáneos basrante. El estudio de la filosofía debe preceder al de la teología, pero
se sorprendieron sobre todo de la noaedad de esta obra -novedad de al lado de los esrudios propiamente dichos, y pafa el aprovechamiento
coronamiento, no de alteración*, fué porque todo tránsito al estado del espírim, la lecrura de la Suma Teológica -aunque el orden en ella
pcrfecto debe necesariarnente sorprender a los que asisten de cercat seguido es to¡almente difercnte del orden filosófico-, podría y deberí¡
y pueden esta¡ atados por la rucina a ciertos aspectos de la imper' comenzarse después dcl primcr año de filosofía, y condnuarlo después.
fección en que se han formado. con regularidad.
:$, *.¡il¡];ür.l¡iri{¡4flt;¡¡¡n¡F
|f --T-
I
Notas o sig- la filesofía nau.ral del espfuiw humano; porqt¡e en efecto tido, que desde su fundación como filosoffa,
además,
¡¡os exieriores
desarroila y eleva e su mayor perfección !o que hay de ha permanecido estable y progresiva a le vez en su pu-
de ia verd¿-
d¿r¡ filosofÉa: más profunda y auténticamente notural e¡¡ nuesf¡a ltrte- iante vida uadicional; mienuas que todas las ouas filo-
Filosofí¡ !!!- ligencia, en sus prirneros conocimientos, corno en sus sofías se fueron sucediendo después de una vida precaria.
tural del espf. Bta filosofía se presente, en fin, a nuestros oios como
ritu lrumaoo, aspiraciones hacia l¿ verdad.
'f,'\
filoaofíe de Ie Es también le filosofía de la eaidencia, fundada a l¡ í,rcomparablemente uno, ya porque es la única que ese-
evielenclg, del riez en ia evidencia experimental de los datos que ncc gura al saber humano y ciencias- su ar-
ser, de Ia in-
monía y su unidad, como -merafísica
teligencia, fi- dan los sentidos y en la evidencia intelectual de
los pri- también ilorque realiza el má-
lcof ía univer- ¡neros principios; la filosofía del ser, por apoyarse'toda ximo de coherencia denuo del máximo de comple-
s*1, pcrdu¡a- ella y regularse sobre Io que es y por plegarse fielnnenee
ble uo¡.
iidaÁ, y que no es posible desdeñar el más insignificante
'' a todas las exigencias de lo real; lr filosofía de ld inteli' de sus principios sin falsear, por sus inmediatas reper-
gencia, a la cual se enuege como a la facultad dc lo ver- cusiones, todos los aspectos de Io real.
dadero y a la que educa a su vez por medio de une disci- Tales son algunas de las señales externas que nos dan
plina soberanamente purificadora. Por todas estas razo- a comprender su obietividad, aun antes de haber pene-
nes, esta filosofíe tiene carácter de filosofír uniaersdl, em trado en ella y comprobar directamente su cvidencia in-
el sentido de que no es la erpresión de una nacionalid¿d ni trínseca y su necesidad racional.
de una clase, ni de un grupo, ni de un temperarneneo,
ni de una raza, ni de una ambición, ni de una melanco-
lía, ni de una tendencia prácdca; sino la expresión y el rc-
II. CONCLUSIONES (88)
sultado de !a r¿zón que en todas partes es idéndea. En -
este rnismo sentido, esta filosofía es suficiente para con-
ducir a las inteligencias privilegiadas hasta la ciencia más 24. Dnnwrcróx ne r.a rnosoríe. Qq¡is¡deramolplr-
elevada y más difícil, sin clelar iamás, por otra perte, n ero l^ filosofía-co^oJobidr!.,íd -humn l+ÑGoe
sabemos ^ meior, por la historia de su primer desarrollo,
de estar a la altura de aquella certez fundamental, es-
pontáneamente adquirida por toda mente sincera, que en qué consiste esta sabiduría y de qué rrata, podemos
constituye los dominios universalmente humanos del sez¡- decir con más precisión lo que es la filosofía.
tido cormún. . (Fi¡émonos para esro en la filosofía por excelencia
Se nos muestra además como concinua y perdurable, primera o rnetafísica-. Lo que se diga de ella
-filosofía
en un senddo absoluto
philosophia perennis, en el sentido de que antes que Aris- poclrá ser aplica-
tóteles y Santo Tornás la hubieran creado científicamente do bajo ciertos aspectos -simplicíter--,
(secundutn quid) a las otras par-
como filosofía propiamente dicha, ya existía desde el tes de la filosofía.)
prirnel momento en su ralz, en estado prefilosófico, como ¡) ¿Fs la filosofía wa sabídurí¿ o ciencia de conduc-
instinto de la intel.igencia y como conocimiento nan¡ral
de las primeras conclusiones de la ru6n; y en el sen- '(88) Las .conrroversias sobre las conclusiones aquí inücadas¡ sú Gser-
dian en la Lógica Mayor y en la Crírica.
-l
ÑATURALEZA DE II\ FILOSOFTA.
- @NCLUSIONES
orpl¡l¡cróN or t¡, ruosorí¡ 8f
ta o de aida, una ciencia de bien obrar, ciencia de virtud? divcrsos principios tienen de común el que nos son todos cono-
No; la füqrofía es una ciencia que n_os enseña a cidos mediante el ejercicio espontáneo de nuestra inteligen-
coNocER. cia, tomada como el medio narural de conocer; es decir que
fos comprendemos por Ia luz notura! de la razín y ,ro,
-
z) Conocer ¿cómo? Conocer en el sentido total y com- los principios de la Teología, mediante una comunicacién"orno
so-
pt... ¿. tr prt;Urt brcnarural hecha a los hombres
-Revelación-, y por la luz
es lo de la Fe.
]¡{ro puede ser dc otra mancra, o sea, Nos queda ahora por conocer el objeto quoil de Ia filo-
sofía.
coNocER POR L.ds CAUS¿S.
4) Conocer ¿qué? Para responder e esta cuestión, re-
o Hallar las causas es. en realidad. la sran tarea de los cordemos los objeros de que üaran !qs, filósofog. cuyes
a.t,
fjlgggfgg, y el conocimiento de que se preocupan no es doctrinas han quedado esbozadas anteriormente. Trrt"n de
un conocimienro simplemenre probable, como el que pro- todas I
porcionan los oradores en sus discursos; es Bn_c<¡noÉ ro.s, del s_et y del no ser, del bien y del mal, del movi-
s miento, del mundo. de los seres vivienro-" .r .1" l.t" tt.*;-
Eeómc$as nos proporcionan con sus dentostracioncs. Vtenrcs, ¿el tromUre ... l-Ll¡losofía trr;,_!K
Pero ¿qué es un conocimiento cierro por las causas? fis dc todas las cosas, e\tne_llgl14g_uniztersg!. ¿euiere Lsto
lo que se llama una ciencia. @. decir quc absorbe y qu. ella es
3/ Conocer ¿por qué medios, por qué facultad? Co- la ciencia única, de"ffi,
la que las demás no serían sino par-
nocer por la razón, mediante lo que se ll¿ma . tes; o al conrrario, que ella queda absorbida en las demás
ciencias, de las cuales no sería la filosofía sino una siste-
LA. LUZ NATURAL
madzación o colección ordenada? Nada de eso. La filo_
de Ia inteligencia humana. @ s.ofia tiene ro ¡aqrrle?n v su obieto propio, v es'á[tinE
todas las ciencias gg,la1offas cienc e otre suerte, no sería nada, y los
filósofos cuyes doctrinas hemos resümido ,nt..io.rn.nr.,
Lo que reeula Ia fi_l"osofía, el criterio de verdad que hubieran tratado problemas inexistentes (se). Ahora bien,
obieto.
(8e) Tra¡aban también, sin duda, de muchos problemas acerca
de
Ias ciencias particulares, debido a que
la diferenciación db l;
. El medio o la luz por Ia cual una ciencia llega a las cosas, mientos humanos era mucho menor que hoy; sin embargo, el";;;_
es lo que se llame en lenguaje técnico objeto
el lumin sub quo de sobre el cual concenrraban principalmente sus esfuerzos no'era ésá, y
esta ciencia, la luz bajo la cual elcanza
el objeto que ionoce al menos después de Sócrares, las ciencies perticulares f"rtiánornii,
(llamado objectum quod, objeto qwe). Las disrinias ciencias geometría, arirmédca, música, medicina, geografía...), que
la antigüe_
poseen cada un4 su luz o medio peculiar (Iumen sab quo', dad culdvó con fruro, se desarrollaron 1p"r.", ¿irti"ói¿"¿or" ,i"t"_
mente de la filosofía. L¡ histo¡ie misma de las cienÁs p*i"ui..o,
mediztm seu wotivum fomnle) que responde a los principios que tanto desarrollo han alcanzado en los tiempos
modern-os, separán-
fornlaics mediante los cuales alcanzan iu obleto. É"ro .ito, ¡lnsc de le filosofía, y consdruyéndose como aurónomas,
cle¡amente que no forman pane de la filosofía.
á.;'r;;
/t
NATURALEZI DE ¡.A FII.GSOFITL
- @NCLUS¡ONES opr¡nrc¡óx DE t/t r¡roso¡f,l
que la filosofía sea una ciencia real y que los problernas lenguaie filosófico diciendo que Ia filosofía no versa so_.
de que trat¿ seen los más necesarios al hombre, se echa bre l^s ca-oso, segundas o k$@,
de ver con toda evidencia en la imposibilidad natural en
gue se encuentra el espíritu humano de prescindi¡ de los "WAr" \t tt"tlt efutrtt l* rr**
Hemos visto además que la" filosofía esmdú ioi séres
.
problemas tratados por los filósofos, problemas que re- por medio de la luz narural d,e la razón Esto quiere de_
suelven los principios a los que está unida Ia cefieza y cir que. sólo se preocupa de las causas primeras o de los
la objetividad de todas las ciencias. prrncrplos supremos que conciernen al orden naturdl.
"¿Decís que hay que filosofarl", preguntaba Aristóte- Cuando decíamos que le filosoÍÁ te:n de iodos los
les en un célebre dilema. "Entonces, es cierto, hay que sere!, de.todo lo que es, de todo lo que se puede o*no*r,
filosofar. ¿Decís que no hay que filosofar? En ese caso no hablábamos de una manera bastante piecisa; .r*
también hay que filosofar (para demosrrar que no hay palabras dábamos a enrender la materia L los seres "",hacia
que hacerlo). En ambos casosr pues. hay que filoso- los cuales dirige su atención: su obieto material. pero no
far 1oo¡." nos fijábamos desde qué punro a. ,irt, prrti.ular con_
'1,a. filcsoft¡ tqqjgg!qg_!g_9opli". qu. l. filort templaba a esos seres, no precisábam os si objeto
fomtal
:,1^-":,111'
tr'rr€OIO C¡€Dtr-
aparte, si uata de rodas las ggp3s? [¡ig*g"qg desde qaé o slr punto de aista formal. El obleto formal á. ,n"
il
i:;;":ü" Punto de aista, Fj9-9!é 4!p9cto t¡ata de todas ellasi o de ciencia es algo panicular que ésta investiga en un ser, o
raeón narural otro modo, qué es lo que directamente y por sí ntiyna de otro modo, aquello qlre po? sí mismo y onte todo es
,:os pjocTa busca en todas las cosas: si la filosofía uata del hombre considerado por: clla, aquello en razón de lo cual conside_
oe todas las
por ejemplo, ¿es para investigar el número de vértebras ra a ese ser en gcneral (or); y esn que la filosofí¿ consi_
"-i*i-il'u;..i
material de la q-fuq causas de una enfermedad? l&, eso lo estudiará la
í::':tf*
t;¡s *' a! por
causa!¡ pn-
fíañata del hornbre para en ellas todo lo demás. son
;; ("ñ;;- saber, eiernplo" si posee una intelisencia We lo dis-
I"AS CAUSAS PRTMER¡TS
lg -f,"TTj.d.
r¡ r¡rosorlx''
tingr d. lor ouou n"i-t
hecho para gozar de Dios o para gozar de las criacu- o los principios primeros de las cosas, cn cuanto éstos se
t3s,_g!c. Investigados esros probLernas, ya no es posible refieren al orden natural.
subir rnás alto ni i¡ más l.jor. .Con"l"vr*ou p".r qr*
-
El objero mate¡ial de una facultad, de una ciencia. de nn
de los fenórnenos qrüe caen bajo nuestros sentidos, sino, arte; de una virrr:d, es simplernente Ie cosa, el ser sobre e!
ué más tremotor aquel, más allá del cual versa esta facultad, esta ciencia, esta virnrd, este arce.
Así la química tiene por objeto nuterial los cuerpos no vi-
- vienres; el sentido de la vista, las cosas que están rni. ,ro.rtros
{90) t'el p}v gr},eooq4reov, qrlooogr¡réov, xcl, ei 1rfi 9l}.ooogr¡zéw, Prózinws, es decir cercenas al detellc de los'fenórnenos quq ¡on
gúooogr¡réov, nówtog dgc, qrl,ooopr¡réov." -(0r)
obleto de nuest¡os senddos.
Este dilema se hallaba en el flporgerwwég, obra de la que sólo no¡ *Quod
lez'; l)e" se pr;mohaec scientia considerot et wb &h$ ?dtlo-
han llegado alguncs fragmentos. (Cf. fr. 50...) n¿ caetera omnia cognotch!'
-----l
NATURALEZA DE FIII}SOFÍA.
- CONCLUSIONF,S oBr¡¡¡rc¡óN pE, L¡ r¡r¡soF.íe
'JT
ojos. Pero esto no basta para distinguir la química de la puede
{ecir, pües, que la,filosofía tomada en general es
físice, por ejernplo, que trata igrralrnente de Ios cuerpos no Ug coniunto de ciencias universai (n), que tiene corno
vivientes; ni para distinguir la vista del tacto. Para definir .punto de úistq forryd (rt) lg!. reU.as prlloeras (ya sean
ex¡ctamente la química, habrá que decir que tiene por objeto las causas absolutamente pnmeras, los principios'absolu-
los cambios profundos (cambios sustanciales) de los auerpos yehte primeros: objeto formal de la metafísica; ya sean
no vivientes; asimisrno, será necesario decir que la viste tiene las c¿usas primeras en un orden determindda, obiéto for-
por objeto el color. Así quedará determinado su objcto for-
mal de les otras ciencias'filosóficas). Igualmente diremos
n:al {objecnnn f ormole quid), es decir aquello qtre por sa
que la metafís.ica mgrece el nombre de sabidu¡ía pura¡
wiszna naturaleza e irnnediatamente, o mejor, necesariamente
y onte todo (estas expresiones son equivalentes y correspon- sirnplemente (símpliciter), y gue las otras prrte, de li
den a la fórmula larinr per se prbno) es considerado en las filosofía lo merecen relativamente (secundam 4Uü.
coses por esta cierilcia, este arte, o esta facultad, y aquello
en razón de lo cual consideran todo lo demás.
C,oNcr,usróu I. !-a f¡tosof ía es él
- aue :
cjmignlo científíco mediante ii luzha-
De esto se sigue que, entre todas las ciencias huma-
nas,la fil.osofía es.Ia írnice. que tiene llof obieto.lpdgJ.o-' tural de la razón considera las Drimeras caL-
sLLo.las razones rnás eleaadds de tedas lds co-
qaq-cfi$e; pero no busca er¡
sas: o de otro modo: el cqaJnocimiente iaíen-
sino un caos. B extraño qoa Augorto Comte, que quería Filosofía de Descartes. Filoso¡ia de los qu níegrn
reducir Ie filosofía a la simple sistematización de las ciencias la filosofía.
particulares, no haya comprendido que esta tarea de clasifi-
car y sistematizar las ciencias (en lo que él llama la síntesis siguiente ést¿ dirige a las consiguiente, estas cias
obietiva) no es posible sino en el caso de que la filosofía sea otras ciencia.r_qon,ut¡4 dj- @,
una ciencia aparte, superior, y de la que las otras ciencias rección que podríamos lla- y se encuentran en un esta-
dependan en cierto modo (loa). lna¡ desoóticar- do quc podríamos llamar
El _e$rxlro dr_!q fileqg-f,ia alary!!99:-
,Filosofía de Aristóteles Plrin@ N" c*iste ciencia sup a
) y ¿t Santo Tomls. c,gloc_arse. al princi a o-ldp¡pf ia+-riuteraúsclaf í-
Los principios en que se labor intelectual. sisl).
basan las ciencias particúla-
res están subqdu4dg!_4-lqq
de la filosofía. pero sólo de
i) En fin, si-UUa_9.t.lgg_detrrolltjus demgs-tr-acio-
nes a partir de ciertos principios,"g_&_glgrl-o_s__datos quq
una manera indirecto.
no puede aclarar ni defezder. será necesario oue el ofi-
@- egls cien-
se{ía dfuEs a las
cio de defender esos principios v eso_s datos correspon-
@
que podríamos llamar Po-
dan a una ciencia superior: así como la ciencia del ar-
(Uitecto protege la as.
(ro{) De hecho, en el pensamiento de Comre, Ia Sociología es l:r contra todos los adversarios, los principios de las cien-
¡cientia rectrix, pero ordenando las cosas cn funcióo del suieto. no en c
ellas núsrnas ("síntesis subietiva"'
NATURALEZA DE LA Flu)e¡orh. - coxcrusloNEs lr nr¡sorfn Y LAs CIENCIAS PARTIcULARES
eomírlr. ir¡nto- co?las demosll¿Únes de,l que era ciego, iuzgaba a la luz de su inteligencia lo que veían
Sgntiilo inle-
Ue.tiñlFE qtp*i."¡i."tó", pt"P"t los oios de su criado.
E t"s van construyéndose sobre esos principios, Pero esta dependencia puramente material de la filosofía,
ú-eso"i.n"io
"Tt les 6asE: Dero Duedén Ún dia ser atecados esos nrlsmos si es absolutamente necesaria resPecto a la evidencia sensible,
y las exigencias no es sino relativa y contingente respecto a las ciéncias. En
üñFios.-T te perfección, la estabilidad exigen una cien- efecto, de Ia experiencia sensible saca la filosofía proposicio-
frñiñiiiles de los conocimientos humanos
cia que los dilucide, los discuta y los defienda científicamentc, nes fundamentales que emplea como premisas en sus demos-
pues de otro modo, el conocimiento en general quedaría exce- traciones, y par^ establecer sus propias verdades. Así esta
iivamente imperfecto y debilitado y faltarla a su fin pri- verdad, observada por los sentidos y iuzgúa por la luz de Ia
mordial. filosofía -"existe el movimiento en el mundo"-, sirve de pre-
misa a Aristóteles para establecer que el ser se divide en aclo
sanÍrmente construída debe, pues, Poder prescindir de tal sis- de Santo Tomás a las leyes dei .,.;nsamiento que garantizsn
tema de proposiciones científicas, de las cuales usa sin em- la pureza y la libertad de la filosofía.
bargo, de hecho, según el estado de la ciencia en un momento
dado; y si este sistema científico resulra un día que es falso, n aklada de ellas. Tiene, por €l
la certeza de esa filosofía no sufrirá por ello, y únlcamente
su lenguaje y las.ilustracioncs sensiblcs con las que presentaba proyectando constantefnente su luz sobre los descubrimien'
zus verdades debcrán scr nlorlificados. tos, las teorías, la actividad incesante y el movimiento de las
Fstas observaciones son importantes. Nos demuestran que ciencias; y una de las primeras condiciones de su vida y de
los datos experimenralcs en los que ante todo se fundat la su progreso en el mundo, es su contecto íntimo con las disci-
filosofía, responden perfectamente a su carácter de ciencia plinas inferiores interpretando y fecundando slrs datos.
supreme y universal; estos datos se los proporciona un ins- En la medida en que se ocupa asl en interpretar, con la
trumento -la evidencia sensible- anterior a la observación ayuda de sus propias verdadcs, los hechos o las teorías, que
científica, infinitanlente más seguro que las inducciones de la ciencia positiva tiene por demostrados, los errores o las in-
las ciencias, y que está al alcance de todos los hombres; y suficiencias de la ciencia positiva pueden introciucir inciden-
consiste en verdades de hecho tan sencillas que tienen un va- talmente en una corriente filosófica verdadera' detalles cadu-
lor universal, tan inmediatas y tan evidentes que su certez4 cos, cosa que puede suceder a lo largo del desarrollo humano
es superior a la de las verdades científicas mejor estableci- de la filosofía; esas disciplinas inferior€s no pueden falsear
das (1o5). una filosofía sino en la medida en gue ésta se aleie de su Pro-
Estas obscrvaciones ayudan también a comprender por qué pia naturaleza, o se encadene a esás ciencias inferiores (t00).
los errores de orden puremente científico que se pueden en- &) Se echa de ver por todo lo dicho que por razón de l¿
cont:ar en los comentarios antiguos de la filosofía de Aristó- nanraleza y de las exigencias de le filosofía, es necesffio gue
teles,ry de Santo Tomás, comentarios o exposiciones necesa- ésta esté informada, hasta donde Ie sea posible, del estado de
rianlitntc concebidos en función del estado.tle las ciencias las ciencias en cttda época, a condición, se entiende, de que la
en ese tiernpo, en nada afcctan a la vcrdad de esta filosofía. verdad filosófica pennanezca con libertad de acción a su
Es que ninguna filosofía es más ficl que la de Aristóteles y la respecto. Seguramente, aunque el filósofo, como tal, no tiene
por qué echar mano de las proposiciones de las ciencias par-
(I0t) A cste dato fundamental pucdcn venir ¡ añrdirse, pcro a título
secundario y para confirmarlo, los hecbo¡ particularcs descubiertos, ticulares p^r^ establecer sus propies tesis, debe,'sin embargo,
controlados, mcdidos por la observación y la e:,perimentación cientí- emplearlas: 19, para ilustrar convenientemente zus principios;
ficas. Nótcse quc las verdadcs totalmente evidentes, que constituyen 2Q, para c onf irmdr sus conclusiones; 39, pan int erpr etm, acla-
le base más fundamental de la filosofía, deben distingui¡se con cuida- rar y asimilar los resultados adquiridos por las ciencias en l¿
do de cienas interpretacione¡ de la oxperiencia wlgar que no son sino
proposiciones seudocitntíficar. Si, por eiemplo, en filosofía nanral se medida que interese a los problemas filosóficos; 49, para
recurriera, para probar la realidad dc los cambios susranciales, a.l argu- refutar las obleciones y los errores que precendieran apoyarse
menro de quc el agua es un cucrpo líquido, mieht¡as que el hidrógeno en los resultados de la ciencia.
y el oxígeno sorr gdteotos, tal razonamiento estaría fundado, no en una
verdad de evidcncia sc.rsible, sjno en vn etror de orden cientifico (los lroe) Ei pecado de los escolásticos dccadentes de los siglos nn-y
mismos cuerpos inorgánicos pueden, en efecto, hallarse en los tres es- n¿¡ fué el ñaber creíclo y haber heclro creer que la filosofía de Aris'
tados: sóüdo, líquido y gaseoso). Una buena información científic¿ tóteles y de San¡o Tomás estaba ligada así a los er¡ores de la ciencia
a1'uda grandemente al filósofo a evirar rales e¡rorcc antig'ua, de la que es totalmei¡ce inde¡rendienre.
NATUMLEZA DE LA FILOSOPíA.
- CONCLUSIONES r.A, FILOSOFIA Y LA TEOTÍ]GIA 1ür
tualmente las conclusiones que la nz6n ouede deducir de cio de dirección, pero dirección ilskgliva, que consiste
clla.
_
én-declarar falsa toda proposición filosófica incompati-
Por la elevación de su objeto, como por la ceneza de sus a
principios y por la excelencia de su luz, la teología está, pues, i¿ hs conclusiones dadas
por encima de todas las ciencias pruamente humanas. Y aun- por los filósofos.
gue no posee Ia evidencia de sus principios, que son creídos
por el teólogo, mientras que los principios de la filosofía son L¡ filosofí¡
aistos por el filósofo, es una ciencia rnás elevad¿ que la filoso- está en sus
fít: el argurnento sacado o fundado en la autoridad cs en conclusionel
la no en sus prin-
efecto el más pobre de todos los argumentoE cuando se cipios, some-
trata de la autoridad de los hombres; pero e! argumento basa- tida a l¡ teo-
do en la autoridad de Dios, que revelq es el más fuert* y no se derivan de los de Iogíe.
eficaz de todos ellos ltoe¡. La reología, en fin, que considera la teología. De igual modo, la luj.por medio de la cual
al Ser que está sobre todas laí causas, merece, a títt¡lo mucho la filosofía conoce su obieto"bs indcpendiente de la teo-
más elevado que Ia merafisica, el nombre de sabiduría. Es l¿ logía, por ser esta luz, la luz de la, razón, autónoma ert su
sabiduría por excelencia (toe¡. propio terreno ("'). ffilFE.;ffiF-or la cual Ia filo-
sofía no es dirigida positiaanxente por la teología (tr2),
¿Cuáles son las relaciones de la filosofía con la tec- ni tiene necesidad de la teología. para la defensa de sus
logíal principios. Y en su terreno se desenvuelve de una manere
¡) A ¡n¡lo de ciencie superior, ta teotogía ¿utónoma, aunque esté sometida al control externo y a
la regulación negativa de la teología.
JUZGA
deberían jamás desconocer los derechos que ta teología tienc sobre la
a la fiiosofía del mismo modo que la filosofla )uzga a filosofía y las ciencias. Pod¡ían, sin embargo, recusar en tal o cual ca-
las ciencias( 110). Le corresponde, pues, sobre ella el ofi- so panicular, no cienamente Ia autoridad de la lglesia, pero sí Ia opi-
nión de tal teólogo, ya que el teólogo no es órgano de la teología,
, Qoa) "Licet loct¿s ab aactori¡ate, quae fundatw cupea ratione bona- y puedc engañarse.
ria, .infirmisinnas, locus tm¡tcn ab mtctoritote qtne ftmdatut niper
s.it (rrr) Est¿ luz ríene valor propio y en filosofía se basta a sí rnisme;
rnllatllne dhina, en efficacissirtrus.', S¡xro TouÁs, Sum th.r I, q. l, Io cual no impide que pueda también --en la teología, no en Ia filo-
a. I, ad 2. sofía-, servir de instrumento a una luz más elevada; Io cual no sigo.i-
(r00) I-a teología es la sabiduría teó¡ic¡ por excelencia, sabiduría fic¡ ciercamente que la razón hunrana en sus mismos principios no esté
que conoce a Dios por la inteligencia y por las ideas, es deciq por el sr¡bordinada a la [nteligencia primera.
procedinrienro normal de la ciencie hurrr¿na. FIay otra ciencia tódsvía (112) La teología puede oricntar las investigaciones del filósofo cn
rnás clevada, qr¡e es un don del Espíritu Srntoi ésta da a conocer a un sentido más que en otro, y se puede decir que entonces lo dirigc
Dios e:cperinre¡rslme¡te y por_le caridad; y hace iuzgar las cosas di- ¡-rosidvamente pet'accident. Pero absolutamente hablando, la teología
v¡nae ¡risrrnuva¡nenre, éomo el hombre vimroso iuzga de la vi¡rud u,r dirige a l¡ filosofía sino negativamente, como queda indicado 3nte-
(oet nndnn inclinationis), y no científicamenre como el mo¡*¿üsr¿ ¡iormente. No la dirige posilivarnente ni de manera directa, propor-
juzga de la yirnrd (pn modum cagnitioms). Gf. Sa¡rro T.orra.[s,
S;ira. cionándole srs medios de probar (como hace la Fe respecto de l¡
r/r, l, q, 1, a 6 ad 3. Apologética),.ni de un modo indirecto, ordenando sus pancs (como'
(¡to) Ver anrcriorrnenre págs. S9 y 90.
-El filósofo y el sabio no l¿ filosofía orden¿ las ciencias).
NATURALEZA DE I,/\ FII¡SOTÍA. - CONCLUSIONES
LA FILOSOFiA Y LA TEOLOGIA r05
Se conrprende por lo expuesto que la filoso fía y la reología efectivamente ciertas verdades, entonces necesariamente l¡
son perfectamenre distintas, y que sería ¡idículo en un filo- ¡azón humana se apoyará en ellas como sobre principios cier-
sofo invocar, para probar une tesis de filosofía, Ia auroridad tos de conocimiento y constituiri así una ciencia, que será la
dé Ia revelación, como sería ridículo que un geómetra qui- teología. Y si la teología es una ciencia, se seguirá lógicamen-
siera demostrar un teorema con la ayuda de un medio físico, te que deberá eiercer funciones de norma negativa con rela-
pesando, por ejemplo, las figuras quc compara. Pero si son ción a la filosofía, ya que una misma cosa no puede ser ver-
perfectamente distintas, la filosofía y la teologíe, no están dadera en filosofía y falsa en teología (11{).
sepüradds; y la filosofía, siendo como es entre todas las cien-
cias humanas, la ciencia libre por excelencia, en el sentido il Por otre parte la filosofía presta a la teología los
de que se desenvuelve según principios_ y leyes que no de- mayores servicios.
a .-
penden de ninguna ciencia superior a ella, está sin embargo propias demosuaciónes, los principios establecidos por la
limitada en su liberrad -en la libertad de engañarse-, en el filosofía. En estos casos la filosofía se hace instrurnento
sentido de estar sometida a la teología que la conrrola exter- iil-iiEología, y por esta razón, es decir, cuando se pone
namente.
al servicio del razonamiento teológico, es llamada ancilla
En el siglo xvu,la reforma filosófica de Descartes tuvo por theologiae. Porque en sí misma, y cuando trabaja para es-
efecto separor la filosofía de la teología (ttt), al negar a la
teología el derecho de vigilancia y su función de norma ne-
iáElEFzus propias conclusiones, no es sierva, sino autó-
gativ-e respecto de la filosofía: lo que equivalia a decir que
noma y libre, sometida solamente al control externo y a
la teología no es una ciencia, sino simplemente una disciplina la dirección negativa de la teología.
práctica. y que la filosofía o sabiduría humana es la ciencie
absolutamente suprema, que no admite di¡ección de parte de a) La filosofía,lo hemos dicho anteriormente, se encuentr&
ninguna otra ciencia. Asf el cartesianismo, a pesar de las en la necesidad natural dc hacer uso, como de un instnrmento,
convicciones religiosas de Descartes, introducía el principio de la evidencia sensible, y aun, en cierto sentido, de las con-
de la filosof ía racionalisrd, que pretende negar e Dios el que clusiones de las ciencias particulares. La teología, consideradú
pueda hacernos conocer por revelación verdades que sobre- en sí misma, como ciencia subalterna de la ciencia de Dios
pasan el alcance natural de nuestra rnón. Si Dios nos revela y de los bienavenru¡ados, no tiene esa necesidad de hacer uso
de la filosofía; cs absolutamente independiente.
lrts¡ Podría decirse, es cierto, que según las intenciones de Descar- Sin embargo, de hecho, en rczón del sujeto en que radico,
tes se trataba más bien de emarrcipar e la filosófía dc la autoridad dc es decir, por causa de la pequeñez del espíritu humano que
cinta teología -de la teología escolásrica-, que consideraba sin nin- no puede razonar sobre las cosas de Dios sino por analogía
gún valor, por apoyarse en la filosofía y la metafísica dc que hece
rso, en los principios de Aristóteles.
lrrr) La teoría de I¡ doble verdad, según la cual una misma cos¡
- De hecho, sin embargo, rompía con la teología misma, al romper con
la teologír cscolásricq que es la teotogía traJicional dc h lglesia; so- puede ser verdadcra en filosofíe y falsa en teología, fué inventada por
bre todo, porque l¡ noción que de la ciencia se formaba, significaba los averroístas dc la eded media que querían escapar así a las censu-
la negación de la teologíe como ciencia. y cn todo ceso su reforme ¡as de l¿ lglesia. Baio divers¡s formas ha sido repetide en los tiempos
tuvo por efecto ¡restnr ¡ ls filosofía a proclamarsc independiente en rnodernos por todos aquellos quei como los modemistas de ahora,
absoluto_de la teología. (Cf. Br,oxoer. Lc chri¡tiani¡mc ic Descartcs, quieren guardar el nombrc dc católicos y profesar übremente en filo-
'T,evr¡e de Met, ct de Moralc',, lB9ó.) sofí¡ doctrinas dcsm¡c¡oras dc los dogmas.
F
mente deducidas (conclusiones próximas) de los hechos Bergson en nuestros días). Pero entonces ese senddo común
primordiales que provienen de la observación y de los sería ciego, porque no hay en nosotros otra luz que la de la
primeros principios comprendidos poi la inteügencia. inteligencia o de la rtz6n. La luz del sentido cowún es ¡adi-
cüImente Ia mimtd luz qw Ia de la ciencia, es Ia lut natural
Los hombres, a menos de estar deformados por una mala
de ta inteligencíd. Pero en el caso del senrido común esta luz
educación o un vicio cualquiera de la razón, poseen cer- no vuelve sobre sí misma por la refuxión crírica y no se Per-
teze nanual de estas verdades. Pero aquellos cuya inte- fccciona por lcr que llamaremos más adelante un habitas cien-
ligencia no ha sido cultivada no saben d¿r razón de estas tífico.
certezes o la dan rorcidamenteo es decir, no saben expli-'
car por qué las poseen. ¿Cuáles son las relaciones de la filosofía con el sentido
o Estos conocimientos del senddo común, conclusiones común?
de un razonamiento implícito, no están menos fundados t ) La filosofía no ha de landatse, como quería la es- noL¡está
filosofí¡
fun-
que los conocimientos de la ciencia. Fero el que los po- cuela ei@nddo común, torna- dada sobrc le
see no conoce, o conoce mal, el fundamento que tiencn do pura y simplemente como consendmiento común o autorid¡d del
en é1. Son, pues, imperfectos, no en cuanto al valor de restimonió universal de los hombres o como inseinto que ¡cn-tido co-
:"' --:--'--. .--- mún, tomado
su verdad, sino en cuanto zl modo o al estado que tienen se impone de hecho. L¿ filosofía se funda en la evidglr- ;;;" instinto
en su espíriru. cia. no cn la autoridad. o consenso
urtwersal de
En cuanto a las verdades evidentes por sí mismas (por ffi ver en el senddo común la inte- ra hum¡nided'
eiernplo, el todo cs más grande que la parre, todo lo que ligcncia inmediata de los prirneros p.in.ffi';;;;;;;.
sucede tiene una causa, etc.), que son objeto de lo que se pór sí rnismos, que es uno de los elernentos del sennido Pero, ell¡
llama la inteligencia de los principios, y cuya cerreza es común, .rrtonces se puede decir que *-: !a fucnte de Í;L"riri;"|:
-g:r"
superior a la de todas las conclusiones de la ciencia, el donde deriva toda la filosofía. La filosofía, en efecto, n"ru¡"f d. tos
senddo común tiene un conocimienco de modo igual- tiene por principi.os Prrmeros Prin-
cI'ros'
mente imperf ecto, en cuanro gue es confuso e implícito. las nvroeNcns primeras
El senddo común es de esta suerre como el iuicio ¡lg- que dan
cto en su mo- NATUR.ALMENTE
o'aü4,a9., oe Ia razon humana.
e nuestro espíriru sus certezas prímordiales.
Notemos bien que si la filosofía encuenua sus prinei-
Por razón de su carácrei complctamente espontáneo y de
pios ya proclamados por el sentido común, sin embargo,
su incapacidad de dar razón de esta certeza, cienos-filóiofos
han querido ver en él una facultad espeeiol y puramente ins- no los acepta como ules por este hecho, ni por la auto-
tintiva sin ¡elación con la inteligencia (escuelá escocesa, fin ridad del sentido común tomedo como consendmfer¡to
del siglo xvur y comienzos del xrx, Reid, Dugald Stewart; en general o como insrinto común de la trumanidad, s;no
Fra1ci1, Jouffroy), o vi sentintiento extraio y super.ior a Ia solamen[e por la absoluta y única autoridad de la evi-
razón (escuela intuitivista, o sendmentalista, Róusseau, den*ia.
Jacobi,
I
I T
Si se considera, en fin, todo el coniunto de verda- o no s¿be claramente el porqué de lo que sabe. En este sen-
3) rido ia filosofla conr¡ola el senrido cornirn, como el arte del
dei lprincipios y conclusiones) conocidas Por el sentido
poeta controla el ¡irmo narural del lenguaje.
cornún con certeza, pero de un modo imperfecto, hay
El sentido que conctub que la filosofía es superior al sentido co- Sin embargo, el senddo común tiene el derecho y el
ccmún es co- deber de oponerse a toda docrrina filosófica quc nie-
mo una filo- mún,
como el estado perfecto de una cosa (es decir el Pero él pue.
al estddo gue cualquiera de las verdades de las que él posee naru- de iuzgar por
sof ie imper- estado ciendfico del conocimiento) es superior accidentc l¿
fecta y em- in,perfecto o rudimentario de la rnisma cosa (es decir al
ral certeza, como el inferior riene el derecho y el deber filosofía"
de resistir al superior que obre de una nranera eviden-
estado precientífico de ese misrno conocimiento, por lo
brionaria.
temente insensata. Porque desde el momento que la ver-
dernás verdadero y cierto en los dos casos).
dad se nos manifiesra de cualquier modo que sea, es un
desorden no adherirse a ella. El sentido común puede así
a) Si se considera en el sentido común no las conclusiones
a las que se adhiere, sino solanrente los principios, el sentido J¡JZCAR ACCIDENTALMENTE
conrún es inferior a la filosofía en cuanto al modo de conocer,
a Ia filosofía.
pero €n cuanto al objeto y ab luz dei conocimiento, es supe-
rior a Ia filosofía y a todas las ciencias. Porque una y oüa$
a) Se cuenta que Diógenes, al exponer Zxn6n de Elea en
derivan de la eaidencia natural de los primeros ptincipios
su pi'esencia los argumentos contre la posibilidad del movi-
(sobre los cuales la filosofía vuelve -en Crítica- Para esnF
rniento, por toda respueste se levantó y comenzó a andar.
diarlos científicamenre, mientras que las demás ciencias se
trgualmente a Desca¡tes que sostenía que el movimiento es
contentan con sólo esa evidencia narural).
relativo_ o "recíproco", de suerte que es indiferente decir que
b) Lt filosofía tata científicúnente las tres categorías de ei móvil se mueve hacia su meta o que la mete se mueve hacia
verdades instintiqtamezre atestiguadas por el sentido común:
.10, el móvil, el filósofo inglés Henry More respondía que cuan-
las verdades de hecho, fruto de la experiencia sensible; y
do un hombre corre hacia una mera, lleno de faúga (r22),
20, los primeros principios de la inteligencia, evidentes en sf
sabe muy bien cuál de los dos, él o la meta, está realmence en
mismos; en el sentido en que elle los aclara por medio de Ia movimiento.
reflexión crítica y los defiende racionalmente; 3t las conse- Estas reclamaciones del sentido común, fundadas en'la
cuencias inmediatemente deducidas de esos prfuneros princi- cvidencia sensible, eran perfectamente justas. Añadamos, sin
pios, en cuanto los denruestr¿ racionelmente. embargo, que eran insuficientes, no para hacer ver que eran
Además, donde el sentido común se detiene para dar lugar crróneas las tesis de Zenón y de Descarres, sino pan juz-
a las'simples opiniones del conocimiento wlgar, la filosofía garlas corno errores filosóficos. Fara eso hubiera sido preciso
continúa ensanchando indefinidamente el campo de la cer- refutar filosóficamente los argumenros de estos filósofos y
teza científica. $*í la filosofía iustifica y continúa el sentido demostrar por qué y en qué erraban.
común, como el a$e del poeta' por eiemplo, fustifica y con- á) Nótese que si en sí misma, y para establecer zus pruebas,
tinúa el ritmo natural del lenguaie.,A ella Pertenece también la filosofía no depende de la autoridad del scntido común
iuzgar cuáles son las certezas que pertenecen, en verdad, al tomatlo corno consentimiento general o instinto común de los
sentido común y cuál es nr verdadero alcance; tarea que el
(r:2) Cana de f de marzo de ló49.
sentido común no sabrla reaüzar, por el hecho de que ignora
It4 r,¡ F¡rnaoFln r.¡ rn¡sorl¡ Y D,L SENTTDO Co¡vr{r¡l t¡J
NATr,rRárEzA DE
- coxc¡,ustoNaft
hombres, depende sin embargo de ella en cierta manera (ma- dio ent¡e dos errores extremos, como una cumbre cntre dos
rl
teridmentc o en razón del sujeto) en nr génesis de cosa hu- valles.
l,f
mana y para ine formando en el espírinr de los filósofos. h, Filosofía de Aristóteles y de
Bajo este especto se podria comperar a la filosofía o a la Santo Tottz,ás.
ciencia con un edificio, y las grandes conclusiones precient!
ficas del ser¡tido csrnfin (existencia de Dios, del libre arbi- Le cettezs que nos pro-
trio, etc.), a los andamios levantados anteriormente por la porciona el sentido común
nah¡raleze" El monurnento, un¿ vez construído se mentiene es váüda, y la ciencia yerra
en pie por sl misnro sobre la rocq es decir, sobre la evidencia si la contradice. Pero la fi-
nao¡al de los primeros principios, sin necesidad del anda- losofía tiene como funda-
miaie.Pero sin éste no hubiera sido posible zu constmcción. mento la evidencia que le
procura la inteügancia, y no
c) Sc comprende por lo dicho cuán irracional es la filo-
sofla qug con pretexto de conocer científicamente las cosas, la autoridad del sentido
rechaza a priori y sistemáticamente el sentido común, y rom-
común.
pe con la certeza natural que él le proporciona. Desca¡tes
(que bajo otros aspectos y en zu misn¡o concepco de la cien-
Escuela etcocesa. Escuelas rucionalista, aiti-
cista, modernista.
ciq concede dem¿siado al sentido común), comenzó estr obra
de separación,-no admitiendo por una perte, como certeze No solamente es válida la No sol¿mente la autori-
válida, sino la certei¿e científica, y negandq por consiguiente, certeza del sentido común; dad del sentido común es
el valor inuínseco de la certeza del sentido común: por otra la autoridad del senrido co- inepta para servir de funda-
parte sosteniendo en zu filosofía varias tesis incompatibles con mún, que se impone como mento a la filosofía, sino
esa misma certeza. Su discípulo Malebranche, y sobre todo, un instinto ciego, debe ser. que todas las cenezas que
los filósofos criticisras inspirados en Kang y después ciertos vir de fundamento a la fi- nos vengan del sentido co-
filósofos "modernistas", hen llevado esta tendencia hasta su losofía. mún carecen de todo valor
último extremoi finalmente para algunos de estos filósofos especulativo.
basta que una proposición esté conforme con el sentido co-
mún para gue nos deba parecer sospechosa o deba ser nega- Se comprende por lo que acaba de deci¡se el papel
da por la ciencia, que sería rebajada por la "simplicidad" de lo importante que desempeña la certeza que nos procura el
vulgar, si esa proposición no efirrna lo contrario de aquello senddo común en la iniciación de la filosofía. Lcs que
que todos los hombres denen por verdadero. cc¡mienzan el esrudio de la misma y van a poners€ en
Nótese sin embargo que cuanro más penerante cs la inte- conracro con los problemas más insospechados e inexplo-
ligencia de un hombre, más profundÍ¡s son sus convicciones rados, deben apoyerse con absolura confianza en la cer-
naturales. De moclo que despreciar el senrido común es signo, teza que proporciona el senddo común, de la que se en-
no de suficiencia. sino dr debilidad inrelecrual. cuenuan ya poseedores, y gue les ayudará a pasar a otros
d,l Se comprende además que en lo que concie¡ne el sen- conocimienros superiores y más perfecros, a los conoci-
tido común, como asimismo a la meyor parte de los grandes
mienros y certeza de la ciencia misma.
problernas filosóficos, la filosofía tomisra ocupa el justo me-
I
t¡6 NATI'NAT,EZA DE L.A T¡¡¡SOFÍA.
-OONCf,,USIONES
METODO DE LA F¡ÍOSOF"IA il7
Co.ucr,us¡ór¡ IV. La filosof ía no se fun- zones que nos dan el porqué supremo de todas las cosas.
-
dd en la autoridod del sentido común to?ttd- Y el filósofo debe dedicarse )¡ prestar atención a todas
do como consentimiento general o con o un las cosas, y no a una sola idea de su rnente.
instinto común de la humdnidad; deriva sin Debe también saber muy bien que si la filosofia per-
anbargo del smtido común, si se lo consi- mite a la inteligencia humana llegar con absolum certe-
dera ctwto la inteligencid de los primnos za, e lx más altas y más profilndas realidades del orden
princ ipio s inntediatamente eaidente :. natural, no puede sin embargo pretender agotar esas mis-
mas realidades, o hacerlas entender tan proflrndarnente
Es superior al sentido común, como el es-
tado perfectó o "científico" de un conoci- como son cognoscibles. Desde este punto de vista la
miento aerdadero es sTr,períor al estado im- ciencia no suprime el misterio que se encierra en las co-
perfecto o "üulgar" de este misnto conoci- sas, es decir lo que tienen todavía de ignorado e inex-
miento. Sin embargo,ld filosofíd pwede ser plorado, antes bien lo observ¡ y lo precisa (126); justa-
accídentalmente juzgada por el sentido co- mente porque sabe, no llega nunca a saberlo todo. Ll
ttnin. sabio o filósofo sabe todas las cosas, en el sentido de que
les conoce en sus causas supremas, pero no sabe, está in-
28. El método de la filosofía debe ser obieto.'de una finitamente lejos de saber todo de todas las cosa's. For lo
-
sección especial en un curso de esta ciencia. Diren-ios bre- demás, ignorancia no es error: le basta a la filosofía saber
vemente aquí que la filosofía no se consrruye a priori a coq certeza lo que le conviene saber, lo que esencialmen-
de pertir de un hecho elegido por el filósofo (Cagito de te nos conviene saber; más aún, es preferible no saber
.reMétodo.
rr¡oso¡ra Descanes) las cosas que apartan al espíritu del conocimiento rnás ele-
o de un principio cualquiera escogido arbi-
vado, según las palabras de Tácito: nescire quaedmn,
trariannente por él (Sustancia de Spinc'za, Yo pr*o de
lndgna pms est sdpíentiae.
Fichte, Absoluto de Scheling, Idea de Flegel), y" criyas
(12!) Ari$órcles (Metaf . l. fn cap. 2) dice que Ia causa ocasional de
consecuarici¿s va desarroll¿ndo artísricarnenrc. La filo-
la filosofí¿ s ls admiratio(tó 0supútel),es decir, Ia cxtrañeza mez-
sofía tiene como principios forrnirles los primeros princi- cl¿da de temor, extrañeza que el conocimiento hace desaparecer. En-
pios que se deriran de !a noción del ser y de los que la tendamos con este palabra la ev"rañeza que no comprende, no !a ad-
miración que comprerlde. tril sabio no se extraña de nada, porque co-
luz de la inreligencia saca todo su vigor (r23), y por orra noce las Ítzones supreÍus de todas las cosas, pero adrnira rnucho rnás
parte tiene corno elententos mdteúales la experiencia y nne el ignorante. Cf. De pa*. afirn.Í,5.645, 1 16. Én r&or zoi6
qriorroÍg üveoti t¡ 0oupcoróv.
los hechos (12a), los hechos más simples y evidentes, so-
bre los cuales se apoya para elevarse a las causas y re-
(rtt) Esto cs lo que no ven los positivistas. (
(r¡r) E*o es lo que no cornprenden los intelectuales ¡ruros'-des-
de P¡nnénides hru Hegel*, que cons-un¡yen zu metafísica enter¡men- I
te a priorl I
i
I
I
CAPITULO SE,GUNDO
CAPTTTJLO II
I. F¡rtc¡ generalea de la filoeofi¡ , Nc
. 10
DIVTSXÓN DE LA FILOSOF'IA
{Lósica mcnor o formal: Reglas del
r. De url razonamicnto tt
rócrcr ) , t-t^--'---.--( La demosrración 29. Hemos considerado lo que es la filosofía; nos
CAPfT. II I Logtca may o7 t -
J4
I o material .llas ideas y el universa! It
-
resta dividirla en sus partes. Con ello la comprenderemos
DIVISIÓN
bajo un nuevo aspecto, y al mismo ticmpo nos pondre-
DE LA Filosofía de las m¿tenáticas. 39
rnos en contacto con sus principales problcmas: Será como
FILOSOFfA
Fitosofíade talEl mundo corporal' . 4{l un reconocimiento eiecutado por los exploradores antes
2. De l,r naturalezn .l El hombre 4l que las tropas se a¡riesguen a entrar en un país.
Il. Frinci- rrlosor'í¡,
ESPECU.
palea 4t
LATIVA ICrítica.
problemae
I I La csencia. t0 I. _LAS PARTES GEhIERALES DE LA FILOSOFIA
| | Sustancia y
Metafísica. . lOntologíal accidente. 5t
30. Cuando un hombre debe ef ecutar algún trabaio,
| [t"'.',::'l I It -
comienza prirnero ensayando de diversas formas el lns-
I
lTeodicea. tt trurnento que han puesto entrc sus manos, a fin de com-
prender bien el uso que de él puede y debe hacer.
t-'Dt !;^[pu¡ofía det olre. tt ¿Cuál es la tarea del filósofo? Adquirir el saber. ¿Cuál
.
lt-t.'l1"t^í rl;"o . . . . t6
PRÁC'TICA I cs el insuumento que ha de emplear para liegar a saber?
Lx razón. Prcciso será, plres, que el filósofo, antes de po- Lóg:ca
nerse a la tarea, comience por examinar la razóir para
precisar cóm<¡ la debe emplear. Ei csrudio
DE LA nazóN,
desde el punto de vista del recto uso de esta f¡culttd prra
llegar al conocimientro o
COMO MEDIO DE LLEGAR A LA VERDfiD'
La lógica, pues, hablando con propiedad, es menos una diciones de ciencia o el rnodo de proceder que blla debe enr-
tra
pane de la filosofía, que una ciencia o un arte que se em- ¡rlear, drorov d¡rc lr¡reiv értotí¡pr¡v xcl tgórov érmr{¡rr¡E (128).
plea en filosofía (como en las demás ciencias) y que intro-
dute en la filosofía. Es una propedéutica a lt ciencia (r2E)- Después de esto, y cuando se ha aPrendido a maneirir
Las otres ciencias rJependen de ella en cuanto que Ia lógica bien el instrumentor puede el filósofo Ponerse a su tra-
enseña ld manerd de proceder en el saber; ahora bien, es baio.- Y en qué consiste este trabaio !o sabemos ya: en
preciso poseei los medios o los instrumentos del saber, antes adquirir.la cienci¿ de las cosas Por sus PrinciPios su-
de llegar a su adquisición. "
Dremos.
Teniendo eil cuenta el fin que nos proponemos, de'
. Se comprende, pues, que el esnrdio de la filosofía debe, bemos distinguir dos clases de conocimientos. Pode¡nos
por la naturaleza misrna de las cosas, comenzar por la lógicq
aunque de ordinario, en razón de su dificulad y de su ca-
por eiemplo, servimos de los oios con la sola intención
rácter tan abst¡acto tiene poca atracción para muchos de los de ver, y gpzar asi de la contemplación de las cosas; y
principiantes (tzz¡. Algunos matadisas modernos Prote$an podemos serürnos de ellos para alguna utiüdad de la vida
contra este orden, y quisieran gue se esnrdiase este tratado si-
práctica.
multáneamente, o después de los otros t¡atados filosóficos; De rnodo semeiante podemos empleer científicamenee
como si el cirulano no debieiz estudiar anatornía sino mientras nuesme ratzín por el solo placer de conocer; las ciencias Filoooffg es-
peculrtivr"
corra o después de haber hecho tiras al enfermo. Es atrsurdo, que adqui¡amos así, serán
decía Aristóteles, buscar al n'rismo tiempo la ciencia y las con- sóro p¡n¡ coNocER,
(126) ñ.ReJ mtte¡n de quibus est Logica, non quítelrntur ad cognos' (orden de las ciencias especuladvas). Y si una ciencia
cenilum p?opter seipsas, sed ut adrninicuhon quoddam ad elias scientias. especulativa quiere dar razón de los seres por los princi'
Et ideo iogica ,on-rontinetur sub Philosophia specuJatitsa cuasi princi- pios suprernoJ, tendrá en este caso como fin lo que es
palis pms, sed quasi quoddmn rcducntm ad emn, prout ministrat specu'
iatioi; nta instnttnenta, scilicet syllogirmos et definitlones, et alia hr el princi¡iio supremo en el orden especulativo, a saber:
yrmodi,
'goattióm-Euibus
in speiulatlvis scientii¡ indigetrrus. Unde et seamdtmt L^AS CAUSAS PRXMERAS
¡s Cortment, np. Porphyrium, nofl tom ett scimtia quanr
scientiae imttntmentutn." (S¡Nro TorvrÁs, Sup. Boetb. de Trinit', de todo lo que es (causas primeres naturalmente cognos-
q. 5, a. l, ad 2.) - Sólo p'tes reductiue peftenece la lógica a la filosofís
especu!ativa.
cibles): y teúdremos
(r2?) Cf. S¡x¡o To¡¡f,s, Sup. Boeth. de Túnit-, q. 6' a. l, ad. 3: 'Di- r-A FrLosoFí¡ EspecuLATIVA,.
cendurn quod in ¡ddiscendo incipimus ab eo quod est magis facile, nisi
neccesitag ali¡¡d requirat Quandoque e¡im necese est in addiscendo <r28) Met., lib. II, 995 a 12; de S¡¡ro To¡vrÁs lect. 5: "Quia eni:n
non incipere ab eo quod est facilius, sed ab eo a culus cognidone cog- d¡'¿ersi secundum diversos nrodos veritatem inquirunt, ideo oportet
nido sequentiurn dependet. Et hac positione oportet in addiscerido in- quod homn instruatur per quem modur¡r in singuiis sciend.is sin¡ rec¡-
cipero a Logica, non quia ipsa sit facüor scientiis ceteris; habet enim pienda ea quac dicunrur. Et quie non est facile quod homo simul duo
máximam difficuttatern, cum sit de secundo inteüectis; sed quia aliae capiag sed dum ad duo acendit, neutrum capere potefi: abzurdum
sciendae ab ipsa depcndent, in quantum ipsa docet modum procedcndi cst, quod horno simul quaerat sciendam et rnodum qü cnnvenit sciea-
in omnibus sciendis. Oponet enim primum sci¡e modum scienthe (l¿s tiec, Et propter hoc debet prius addiscere logicanr quam alias scieo-
condiciones propias del saber) quam scientiam ipsam' ut dicisur 2e das, quia logica tradit cofilmunern r¡rodum procedendi in ornnit'us
llet' rcientüs."
DTWSIóN DE I.A FXLOSOTÍA
LAS PARTES GENERALES DE IA SNOoOFIA ¡25
O al contrario, emplearemos ciencíficamente nuestr:¡ &/ Nótese que si !a ética tiende a procr¡rer otro bien dis-
razón para el bien de nuesrra vidn; las cisncias que asf
tinto que el bien del conocimiento, sigue sin embargo sien-
Filosoff¡ adquiranros serán
do verdadera y propiamente una ciencia, es decir que sólo
prlcnc¡
o mG
rel PARA PR@IJR,AII, POR ]LN ¡CCIóX tiene como finalid¿d el conocimiento, tiene por regla de
EL B¡EN DEL I{OMBRE verdaci Io que es, y procede por dernostraciones, reduciendo
las conclusiones a sus principios. En otros términos, es cien-
(orden de las ciencias prácricas). Y si una ciencia prác-
cia práctica por su fin (conocer p6rs procurar eI Bien del
tica prerende regular las acciones del hombre mediante hornbre, regulando sus acciones), pero en cuanto ciencia
Ios principios tupre?nor, esa ciencia rendrá por fin aque- verdsdera y propiamente dicha, perrnanece siempre en el
llo que es el principio supremo en el orden práctico, a orden especulativo ( conocer ) (r32).
saber c) Nócese igualmente que las ciencias prácticas están evi-
EL EIEN ABSOLUTO DEL I{OMBR,E denternenre subordinadas a las ciencias especulativas, l9 en
(bien absoluto naru¡almenre cognoscible) (t,n): Y ten- el sentido de que presuponen (si no en el orden de tiernpo,
d¡emos al menos en cuanto a la naturaleza de las cosas) las verdades
establecidas por esas ciencias que ellas aplican al bien del
¡,¿ r'rrosoriía pn-ÁsrrcA, hornbre ; así la rnedicina como arre de sanar supone la anatornía.
ilamada ra¡nbién moral o érica (130). 29 en el sentido de que sonr como ciencias, inferiores en digni-
dactr a ias ciencias especulativos, Ias cuales son practicadas por
a) Muchas ciencias prácticas existen fuera de Ia moral; la sl mismas; luego tienen en sí nlisrnas la trondad; mientras
medicina, por eiemplo, que procura la salud de los hom- que la ciencias prácdcas que bus€an el bien y utilidad del
bres. Pero estas ciencias no bt¡scan el bien puro y simple (so- hornbre, no son buenas sino por rclación al bien o utilidad
berano bien), sirro que van rras ur¡ bien,particular del hombre; que reportan. Se cornprende por eso que la filosofía, cn el
no proceden ni se desenr.r¡elven guiadas por los principios
suprernos, y por cso no son filosofía. La ética o la moral rnente una acción condngente. Las otras ciencias prácdcas (medicine.
es la única ciencia práctica que merezca el nombre de filo- arquirecrura, arte militar, etc.) son anes, y no ciencias propiamentc
sofía (r3r). dichas. (Cf. Jurx oe S¡xro To¡¿As, Lógica, Il p., q. l, a. f, P. 2@.)
Pero si la ética es un¿ ciencia verdadera y propiamente dicha, no es,
(128) Es decir el sober¡r¡o Bien del hombre. tal cottto ¡¿¡í¿ si el
por eso mismo, sino impropiamente prácuca; ye que procede heciendo
conocer (speculabilitet), no haciendo obrar (openbilitn), y da cier-
hombre no ruviera por fin sino la beatirud naturat. Ver más adc-
tamenre reglas próxirnas aplicables a los casos paniculares, pero no es
hnte, no 56.
(tt0) de ella sino de la vim¡d de la prudencia de donde procede la buena
Nótese que esta división de filosofía en especuletiva y prác-
l¡ apücación y cl buen uso de estas ncrnas en nuestras acciones (ver
tica se toma del fin, no del obieto mismo de h ciencia, que como tol nota 210).
pcrmanece sien-rpre especulativa. Y así no se reficre a la especificación
propiamente dichr de las c¡encias filosóficas. Ver más adelante. nq j8. Por otre perter veremos más tarde quo la filosofía del ane es igual-
(ttt) Añ¡demos que entre las cienci¡s prácdcas, sólo una, la ética, menie, en cieno sentido, filosofía práctica. Aunque está muy leios dc
cs propirrnenre verc et p¡ofie scttatia, es decir proccde demosrra- ser una ciencia prácdca, aun en el senddo impropio en que lo es la
tivamcr¡te er¡ rr¡¡tcria neccsa¡i¡ y encicrre uru ve¡dad que consiste crr morel, ya que no considera sir¡o los principios, y no puede desceoder
conocer las cosas dc conformidad a lo que cr, y no en dirigir rccta- hasra las reglas próxinres que se apücan a los casos paniculares.
ltoz¡ Así la mism¡ filosofÍ¡ prácdca es una s¡bidurí¡ reó¡ice o del
conocimiento. (Ver ne 24.)
LAs pARTEs cENERALES DE LA rnosorí¡ r27
126 DTVISIóN DE IJT FILOSOTIA
"hornbre es la especie de Pedro")-, se llarna ser real a aque- res de principio, las dificulcades y la confusión originada por
llo que existe o puede existir en le realidad -e[ animal por prejuicios que en nuestros días preocupan a los espírirus al co-
eiemplo, el hombre, la natu¡aleza humana ("todo animal es mienzo misrno de cualquier disciplina, exigen qae la in*o-
rnortal", "la naturaleza humana es falible")-. dwcción a las diversas ciencias reciba un desarrollo particular.
Las inrrocir¡cciones y los prolegómenos, de los que la époce
Covc¿usró¡¡ V.
- La filosof ía se dittide
en tres partes generatres: ¡0) Ia lógica, que
rnoderne ha usado y abusado tanto, son tanto más necesarios
cuanto que los principios funda¡y¡enrales y los prirneros ele-
introduce en la filosofía propiamente dicha mcntos de las ciencias son el objeto de mayores dudas y
y tiene por objeto el ser de razón que diri- Gfrores.
ge naestro espíritu a la aerdad; z0 ) la filo- - Además, en la filosofía rnás que en las ouas ciencias, es
sofía especulatiao, o simplemente, filosofía, conveniente que la introducción sea una vista de coniunto,
que tiene por objeto el ser de las cosas o ser porque esta ciencia es una sabiduría y la sabiduría es por
naturaleza una visión de conjunto; no es posible dar una idea
real; 3o) la filosofía práctica o moral, qwe
de ella sin mencionar las diversas pertes a las que se exdende
üene por objeto los octos bumanos.
dentro de su unidad.
r Desde el punro de viste pedagógico, nótese eue al ofrecer
a Ia inteligencia en dos ocasiones disrinras, primero en la in-
II. _ PROBLEMAS PRTNCIPALES troducción y luego a lo largo del curso propiamente dicho,
el misrno conjunro, examinándolo primero superficialmenre
32.-Examinemos ahora, dirigiendo nuestra vista e la y luego profundizando en é1, seguimos la marcha natural de
realidad de los seres, cuáles son los principales problemas la inteligencia en su desarrollo racional.
que deben solicitar al eqpíritu en las diversas partes de la
filosofía. No se uata aquí de resolver esos problemas, Sercró¡¡ I
ya que esto es tarea de los cursos de filosofía. Pero al
enunciarlos, comenzaremos y¿ t realizat una tarea filosó- ¡,ócrce.
fica, y encontraremos de paso ocasión de exponer algu- . 33.-I-a trógica estudi¿ a la razón como insrrumento
nas nociones de no poca utilidad. Quizás también descu- de conocirniento. Para esrudiar cualquier insrumento
br¿mos por este camino el encadenamiento lógico de las algo.complejo, una máquina agrícola, por-ejernplo, ¿no
grandes cuestiones filosóficas, y comprendamos igual- es cierro que comenzaríarnos haciéndola funcionar por
mente la profunda necesidad del orden establecido por vía de ensayo para saber cómo servirnos'de ell¿
Aristóteles, orden con demasiada frecuencia olvidado en
DE UI\ü MODO CORRECTO
las obras de exposición.
y sin echarla a perder? trgualmente deberenios ante rodo
Al proceder así, vamos a dar a la introducción geneial a determinar córno servirnos de Ja rnuón etre r::odo co-
la filosofíamás extensión y mayor importancia de la que rrecto, es decir, con.forme a la naru¡aleza del tazona-
ordinariamente se le da. Pero conviene recordar que tos erro- nrienro ismo y sirr deteriorarla. De ahí esre prirner pro*
f"
les puedo subrayar ésta o aquéüa: una lanza, un hacha de existen en la naturaleza, ¿cémo paede ser q)erdadero el P¡oblcrns
.
sílex, un arcb, un ft¡sil. . Pero de todos los rasgos que de la narura-
cunocímiento que adquirirnos por medio de nuestras Ieza de lo r¡ni-
caracterizan en mi imaginación a esa lanza, a ese fusil; ideds, que sólo y siempre nos dan lo aniaersdl? versal
de su color, de su forma, de sus dimensiones, etc., ¿sutl- Esta cuestión, que nos va a obligar a inquirir con toda
siste algo en el contenido de rni idea de arma? Nada; no dil;gencia en qué consiste exactcmente ia universalid¡d
queda nada, todo se ha desvanecido; lo que yo entiendo a del contenido de nuestras ideas, no es en sí rnisrna, pe-
través dc esa idea es algo muy real, pero de otro orden ro sí para nosotros, cl prirnel.r y el rnás grave de los
que lci qlle me da la irnagen (es algo inmaterial); es, con- problemas dc la filosofía (tto). Se refiere, en efecro,
cretailrente, una clerta deterrnin¿ción del ser' una naturs- a la inteligcncia misma v a las ideas, es deci¡ al instru-
leza determinada: "un instrumento para atacar o para pro- mento mediante el cual adquirimos todos nuestros cono-
pia defensa", pero estó carece de todo carácter individual. cimientos; y la solución que a ella d¿n las diversas
De rnorio que las cosas tal corno nos las presentan filosofías es Ia que las c.ienta en todes las demds cues-
"' r,¡s tn¡Ácswrs Y Ln su¡{stctóN tiones.
s_on_¡Ililyrd!4g$ o conno se dice ordinariarncnte,
De acuerdo con esta solución se puede agrupar a los filó-
SINGULAR,ES.
sofos en tres grandes escuelas:
Al contrario, las cosas tal como nos son presentadas por l? La escuela notninalisto, p¿r^ la cual el universal con-
LAS IDEAS. :iste nada más que en nombres o a lo más en ideas, sin que
o las representaciones internas que nos sirven de base tenga fundamento alguno en la ¡ealidad de las cosas (por
para rlzúnar sobre ellas, se encuentran, no en estado in- ejemplo no existe en la realidad, no es ninguna cosr real una
naturdleza humana que se e:\cuentre en Pedro, en Juan o en
dividual, concreto, sino en un estado o modo abstracto,
Andrés); doctrine que clestruye pura y sinrplementc el cono-
o más bien,
ci-rniento intelectual, y hace de la ciencia una ficción. Esta
trJNIVETTSAL. escuela tiene como representantes más ca¡actcrizados, en la
(Se llama r¿niaersal aquello que se cncuentra idéntico a sí antigüedad, e los sof¡stas y a los escépticos, y en los tiempos
en una multitud de individuas, u.no en ntucbos, unum in modernos a los maestros de la filosofía inglesa: Guillermn de
multis.) Y así tendrernos que i Occam en el siglo xtv, Hobbes y L,ocke en el xvrr, Berkeley
y Hume en el xvur, Snrart l\{ill y Spencer en el xx. Sc ha
CowcrustóN VII. sensación v de tener presente que la mayor parte de tos filósof<¡s "moder-
-!'{uestra
ruestros imágenes nos presentan directa- nos" (es decir que ignoran o son adversarios de la tradición
mente y por sí mim¡as l-e individaal: nwes-
tras icleas nas dan directamente y por sí lttnj g1 problema de los univcrsales,
¿debe estudiarse en lógica, en
psicología o en metafísica (crítica)? En re¡lidad debe ser esudiado
rnivnas lo wniversal. err los tres trarados, baio tres aspcctos díferentes, según que se considc¡e
aquello que constituye la naturaleza del unive¡sal (caus¿.formal), cl
j7. Y ahora qe presenta inn¡ediatamente'este proble- rnodo cómo el universal es formado por cl cspíriru (causa eficiente),
sra: Siendo individuales y singulares todos los seres que 'o cl valor del universal en el conocimiento (ceusa final).
I¡6 D¡VISIóN DE LA FIT¡6OTÍ,L-PR,ODLEMAS PRINCTPA¡¡S ¡,óc¡c¡ rt7
Otra escueir, 4 dinawimry-. ticnde por el conrlario a su- sr¡ $usmo ser.
......_-
pilrn;r Ia marcria e cons,rirución de los cuerpos. Tiene La doctrina de Arisrí¡teles qrr: hrce Cel c¡-:r:rno un eom-
su.punto culm¡nanre en cl sisren-la dc tr_eibniz (ntonadisrno), pue-stq -de maferia (üxq) v dc fc@-
quien retiuce la susrancia corporal a ñlllles de orden es- rrladg hilemorfi:mo, arr" ¿ffiññá r'ir oul ir realidaci fo-
'tfttí,t las") anáiogas a las almas: la cxten:ión v. pla de la rnateria, del mundo corporal, de Ia extensión (lss),
en llener realid¿d scnsiblc no es süro mera apariencia y Ia realidad propia de las cualidades físicas (tse), así como
o sírnbolo, y el mundo corporal como tal, se desvanece en
ltsa) I"a exrensión o la cuanridad no es la sustanci¿ de los cuerpos,
el mundo de los espiritus, E[ dinamismo de Eoscovich (si- como,pretende gl_.mecanicismo, sino el piimer accidente de aquéila.
g{o xvrtt), qu" t.du"" I" @'ott (\3e) Lat cualidades son embién accidentes de la susranci¡ corporal
*yr*rq y **utg.tir*" tn"¿r pretende re.¡!ci; (Ver rnás adelante, nc Jl.)
"l
t42 nrvrstów DE LA F¡I¡soFla. - PRoB!!¡nr4g PRrNg¡Pllg I rr{)so¡rA ESpEcuLATwe. _ rrosor.í¡ DE LA NATUR.ATET-A 14'
la existencia de una distinción de naruralea o de esenci¡ por esta causa, un alma o principio de vida, irreduccible
entre los cueri:os que consideremos como de especies di- e ningún oüo facror o elemento físicoquímico. Siendo
ferentes; mu:st{¡. ¡$e filosofí.lau,n en los cr'lerPos ine,ngsJ cJr csto así, queda por investigar si existen diversas especies de
tji*'ivienFri"adg de-ra3.g.n, la exi¡tcnpia de u-n qrincioi.o almas, si los vegetales y los animales la poseen, etc. por
ffiifiere, sin ctnbargo, de lg!-gpPf'
otra perte, ciertos filósofos, llamados en general mecd_
rltus prGll'rlenre-dictr nicistas, pretenden,- por el eontrario, que la ciencia expli_
rnateria; pennrte, en tm, com
t
rilteiif'v de un
'_ cará algún día todos los fenómenos de Ia üda por las
del cuerpo humano, Pero que se de las otras for- fuerzas de Ia materia bruta, de modo que el organismo
mas $$tanciales
- en que puede cxistir sin la materia vivo no sería sino una máquina físicoquímica mriy com_
plicada. De ahí un problema capital: jEn qué coásiste la
Filosofía de Aristóteles Y ,ida? ¿Cuíles son los primeros principlos cinstitutiaos del
Sto. T otnís : H ilemorf isttto. organisnto aito?
Toda sustancia-lqporal
es un coñiles6T dos par- 4r.*Enrre los vivicntes dotados de corporeiclad, el
tes sustancreles que se com- más elevado es cl hombre. Es el hombre como un mundo
plementan,
c-:---:--;-
la una pasiva y aparte, que podemos conocer tanto más perfectamente
por sÍ misma absolutamente cuanro que lo conocemos en su interior, por lo que se
indeterminad¿ (materia), y f lama la conciencit de sí mismo.
Lo que ¿nie todo órrr"_
otra acdva )' dererminante teriza al hornbre es que está dotadó de_ inteligencia o
(forma). raz6n. Ahora bien, si es cierro que la inreligencia es
Mecanicismo. Dinamismo. una.entidad puramente inmaterial, hay que qo.
"on"loio a I¿
la_ ciencia que estudia al hornbre, aun perteneciendo
La zustancia corpórea es Lr sustancia corpórea se
filosofía natural que tiene por obieto ál ser móvil o sen_ Pr ob lem¡
co¡rcebida como simple za¿- reduce, bien a unidadqs dcl
sible, es como una transición enrre esra párte de Ia filo_ de la psicolo-
Win que se identifió con Ia crden 4q-f ornlg q,iu.rttt I.9E
sofía y otra ulterior (mctafísica), que t.ndrá por.objero
gía humana.
l*tenrlótt geométrica. espírittrs (monadismo leib' -
a ra ruerz¡ lo absolutamenre innlatcrial (to¡.,
l''j'il"l;l,liil (t{0) La ciencia del hombre tienc de particular, por Ia misma
nrtu-
raleza de su objeto que se mueve dentro ie dos ciencias distintas: la fi-
3) Nos queda una clase de cuerpos particularmentc losofía de la nrruraleza y ra metafísica. por esia-razón
que conciernen a Ia inteligencia y a la parte propiamente
las .u.rrion.u
inieres"rrtes, y qu" parecen superiores a todos los demás la psicología, denen cn el hombre ,rn,"
,rp¡rir*i il
cuerpos: son-loi cui"pos vivientes' desde el más humildc ..o-il"¡id"d, y *i¡'r, p"i-¿._
cirlo así, como oscurecidas por la materia. Ásí'se comprende que los
micioorganismo hasta el organismo humano. Una- pro- tonüstas, para meior esrudiar estas cuestiones en sr¡
estado de niáxima
p-ule-ze, hs hayan considerado no en el
piedad los disúngue de todos los ouos cuerpos: el que hombre sino en .l ád;1. D"
ahí la.suma-importancia, no sólo teológica. sino también
jr **,* ellos mínnarr'el sentido común admite en ellos, metaf ísica, del tmtado de Angelis. fik;¡¡;r;;
r-
DTVISION DE LA _
144 FII/OSOFIA. PROBLE]VIAS PRINCIPÁ.LE.s
rrlosorf.r, ESpEcuLATrvA.
- FrI,osoFi¡ pe r¡ NATT,¡RALEízA l1f
42.-Siendo Ia inteügencia o la razónla que hace que de nuesuas sensaciones y de nr:estras imágenes, pero de
el hornbre sea hombfe, los problemes que conciernen a tal manera que ningua cosa de! obieto,
las operaciones intelecruales deberán dominar, al parecer,
la ciencia que trara del hombre (psicología) (r{r). Y real- EN CU¿¡rrO OBJETO DE r¡{AGg¡{ O DE SlirfSACIóN
mente el problerna capiral de la psicología es el origen de
(es decir, ca:nro obieto de conoci¡r¡iento caracterizado poi
las ideas. ¿Cómo se explica en nosotros Ia presencia de
ia materialidad) pase a esas ideas. C.omo origrnadas en les
esas ideas que nos sirc)en para razonlr sobre las cosas y
imágenes, pero superiores a todo el orden irnaginativo
mediante los cuales los seres se nos presentan en estado de
y *l objeto rnismo que las produce, nüesEras ideas han dc
universalidad,?
perrnanecer en un plano superior al del cbjeto tsmúdc e?t
_ Encontramos aquí, bajo un iluevo aspecto, la cuesrión sa indiaidualidad.
de los universales de que hacíamos mención. Cornproba-
Fr oblcm¿ mos entonces que aquello que nuestras ideas nos presentarl
Pero ¿cómo nuesiras icleas provendría¡r de las cosas si
dcl origen de di¡ectamente es algo no indiaidunl, sino uniaersal. Ahora no nos llegasen a ravés de los senddos que están cn con-
las iders tacto inmediato con las mismas cosas? Basta observar el
se trata de saber cómo se forma en nosotros esre conocl-
miento de lci universal. desarrollo inteiecruel de un niño para convencersc de que
toCos nuestros conocimienros conúenzan por gos sentidns.
r ) Hemos visro que las coses ral como las conoce- De igual manera el conocimienro intelectual lo sacamos
mos por los sentidos y por Ia imaginación, se nos pre- siempre de los conocirnienrcs se¡¡sirivos.
sentan ¿"n su individuelidad: es, por ejemplo, este hom- Por orra parte, con:o todo !o quc e$ sensación e ima-
bre que veo dclante de nrí, de ral aspecto físico, que en gt;:, llcva cl sello iie inclivl'jualidad, y careciend¿r las ideas
este momento impresiona mi retina y que distingo de los cle tatr ceiácter, es cosa er,'idente que las sacamos de las
demás hombres que veo a su lado. Decir ;conocinnento iniágenes, sin que ninguno cle sus carec¡eres pase a ellas.
sensitiuo equivale a decir conocimiento de, lo individual. z) ¿Cómo se realiza esta operación de extracción de
El oblero, como obiero de sensación o de imagen, es el Ias ideas? Siendo claro que ninguna cosa dfl obfero, en
objeto considerado en su individualidad.:Si, pues, lo que cuanco objeto de irnagen, se encuentra en el rnisrno co-
conocemos dircctarnente por nuestras rdeas no es cosa in- rno obieto dc idea, es evidente que la idea no pro-
dividual, es que nuesrras ideas viene de ninguna coml-ririaciírn dc scnsaciones o de imá-
genes. Necesario cs, pues, admitir c,n riosotros una ciefta
LAS EXTITAE]VÍOS actividad de crCen superior, voü5 norr¡rlxóg, i'ntellecnrs
agens, como lo llamaban los pcripatéticcs; es clecir, una
(1'1) Nótese que la "psicología" de los modernos no responde
cxactamente al rratado dcl alma de los antiguos. - l.a negi üuXñ<, D¿ e-q;¡ecie de luz inrelecrual (ccnrparable, si se quiere, a los
tninu, 'Je {nstóteies no esrudia sólo el alm¡ humana. srno también el rayos X que se emplean para ver el esquelero a través dc
alma en general como principio de vida (vida vegerativa, sensitiva. ra- la carne), que fiiando sti mirada en el obleto inrroducido
cional). Este t¡atado responde, pues, a lt vez t lo quc hoy se llamr
biología y psrcología. en nosotros mediante las imágenesu hace qrqe tlrore para
nltestra iriteligencia algo que esraba contenido en é1, pero
l-
t.tó DrvISróN DE LA FILOSOFíA. - PROBLEI\IAS PRINCIPALES
rlrosorfn ESpEcuLATrvA.
- Frr,osoFle oe re NATuMT,EZA t4T
oculto, y que la irnagcn no nos daba por sí misma' fstc dio de la cual sacamos nuesrras ideas del resoro de imá-
algo así exüaído, purificado de los caracteres que cons- genes acumuladas por la experiencia sensible, ideas que
tit"oy.n la individualidad del obieto (ocorno veremos más nos presentan o dan lo que la cosa es, hecha abs*acciós3
,d.íante, de toclo lo que constiruye la materialidad del de Ia individualidad de ese ser.
conoci*iento sensirivo), scrá la "forma o sinrilitud inte- Añadamos que la ahst¡acción puede tener un grado nrás
ligible" del obieto, que vicne, por decirlo así, a impri- o menos elevado. Así la idea de caballo es abstracta como
nirr. .n la intcligcncia para. determinarla o moverla a toda idea, pero al mismo tiempo que pensamüs "caballo"n
conccer, hrciéndolc producir'en su interior' mcdiilnte una podemos ver o hnaginar un caballo, y conocer así en el
rcacción vital, lrr ides en la cual la razón capta el obicto orden sensible al ser que conocttnos a la vez por nuesüa
en un estado de universalidad: idca de hombre, de ser idea en el orden inteligible. Si por el contrario pensan?os
o-i.ciente, de ario o de sentíta. "ángel o espíriru", las imágenes, cualesquiera qlre
,Nótese que lo que nuestras-ideas nos presentan de-este "-q€an,
acompañen a este pensamiento, no están ahf presentes,
moi.lo comó univeisal, (ra2) considerada er sí mismo (abs' sino para ayudar a nuesrra inteligencia en su función;
uacción hecha dc toda existencia, sea en los seres, sea en como tales, esrss imágenes no denen ningun valor de
el cspíritu), ni es indiviclual ni uni-"ersal, ya que pura J conocimienro, pues ni podemos ver, ni imaginar un ángel
únicamente es lo que la cosa es. o un espíriru; es decir,lno po{emos conocer pror los sen-
, Notcmos igualmcnte que si nuestra inteligcncia-no cono- tidos aquello que üanocentos'por nuesrra ineeligencial
ce dire ctameiteloindiviáual como tal,lo conoce sin embar- Hay que notar quc las cosas de que primariamente trata
go indit'ectainente; en cfecto, en el mismo nlomento en que !: filosofía son de esta segunda clase; no son cognoscibles
li.nm una cosa a uavés de una idea, se vuelve y que
hacia las
presentan
por los sentidos o por la imaginación, si¡to únicamente
irnág.n.t de dondc la idea ha sido sacada por la inteligencia.
la .ára en estrdo individual, y así, por esta reflexión sobre Btc grado de absuacción cs lo que constiruye la prin-
las imágencs, capta, pero de un modo indi¡ecto, superfi- cipal dificultad en los estudios filosóficos. Desorienra a
cial, y ént..rrn.nte inexprcsablc, Ia individualidad del ser" veces a los principianres que pasan, sin preparación gra-
dual, de los ejercicios lirerarios de sus esrudios anteriores,
Coxcl-uslóx Vlll. Nuestas id.eas sott
sacadí,s o "nbstrsídas"
-de los datos sensibles'
en los que la imaginación importaba ranto o más que la
inieiigencia, a una disciplina puramenre inrelecrual. Fsta
tnediante la octiaidsd de rttta f acultad espe-
desorieniación desaparece pronro, a condición de que evi-
ciai (inteilectus agens), que sobreplsa a to-
ten representarse por la imaginación cosas que pertenecen
do eI orden de los sent;dcs, y que es co?no absoluramenre a la inteligencia y que son totalmenre in-
la htz de nuestra inteligencia' inraginables, tales como la ese,,?cia, la sastancia, el acci-
Los filósofos llaman ahstracción " ln operatión pcr me- dente, la patencia, el acto; empeño absu¡do que les pro-
porcionaría esfuerzos vanos y les impediría comprqnder
lrrr) Es dccir f¡ "trlruralez-r", "esencia", "quidditas", de Ia cosa (v'
¡né: adclantc no 50). nada dc la filosofía.
t4g DMSíON DE LA Fll¡sOFlA. - PROBLEM,{S PRINCTpALES rrosople nspecurÁr¡ve. r¡Losorfe os LA rqATU¡IáLE?J, ttg
-
Acerca del problema del origen de las ideas, los filósofos
pueden ser agrupados, sumariamente, en tres grupos princi- Filosof ía de
pales: a) los sens-ualisfas afirman que las ideas vienen de los Aristóteles y
sentidos, pero reducen l¿s ideas a sensaciones¡ b) los innatis-
de Sto. To-
más.
fcs (tra¡ reconocen la diferencie esencial que distingue a las
ideas de las sensaciones y de las imágenes, pero niegan que, Nuestras Nuestras
saquemos nuestras ideas de los datos sensibles; c) la escuela ideas nos vie- ideas difieren
de A¡istóteles y de Santo Tomás enseña que las ideas difieren nen de los esencialrnen-
esencialmente de las sensacioncs y de las imágenes, pero sentidos (y te de las sen-
que las sacamos de ellas mediante la actividad espiritual por consi- saciones y de
(intellectus agens) que estó en nosotros. i guiente de las Ias imágenes,
Los principales representantes del sensaalimzo son Lockc cosas), pero pero son ta-
(siglo xvu) y Stuart lViill (siglo xIx) en Inglaterra, Condillac ¡nediante la cadas de ellas
(siglo xvrrr) en Francia. En general, todos los sensualistas son acüuidad de medianre la
nominalistas, pero no reclprocamente, y muchos filósofos una facaltod actividad de
entre los que llamamos aquí innatistas han zufrido, al menos espirituÁ|, y una faculrad
en los tiempos rnosernos, !a influencia del nominalismo. En son esencial_ espirirual.
esta segunda categoría hay que incluir a Platón en la anti- mente dife-
güedad, a Descartes (siglo xvu) y Leibniz en los tiempos mo- renres de las
dernos; por diferentes razones admiten estos tres filósofos sensacioncs y
que nuestras ideas son innatas. Kant (fin del siglo xvnt) es de las imá-
asimismo innatista" pero en diferente senrido: para él lo in- . genes.
nato en nosotros no son nuestras ideas, sino las reglas o for-
mas segi.ln las cuales nuestro asplriru crea el objeto de su Senn¿alistno. Innatismo.
ciencia.
Nuesuas ideas vienen de Las ideas difieren esen-
(r*r) Se puede adoptar este no:nbre a falta de c¡üo n¡ás propio, pero los sentidos, que son por sf cialmenre de las sensacicnes
e condición de ensanch¿¡ ¡¡rucho su signifieación. Enne estos filóso- mismos cepsces dc produ- y de las imágenes, y no ftos
fos, en efecto, hay que inclui¡ a todos los que admiten sea que nuesuÉs clrl$ en nosctros, y no di- llegan a Eravés de ios sen-
ide¿s están en nosot¡os desde el nacimienro lo mismo gue nuestra alma, fiercn esenci¿lmenie de ias
see que son producidas .lirectamente por Dios en nosotros, o vist¡s cidos (ni por cor:sig.erienre
pcr nosotros en l)ios (B*rkeley, Malebranche), o ya quc son producto iniágenes y de hs sensacio- proceden de las cosas con
tcltal de nuestio espíritu e irnponen sus leyes a las cosas (Ilánt). nes. las cuales sólo nuesuos sen-
tidos esan en ccntacto in-
mediaro).
dg&¡ g$Aq debe ella esn';lia.r este setr de una rnanera 46.*¿E,n Eté consiste la aerdad ¿lel conocimiento?
:lbsol¡¡tarnen¡e uni.v*rsei, y tal co!-ilo se puede enconüar ¿Se- p_uederefutar d aquellos que ponn en dwda Ia qsera.
no sólo en las coses visit¡les, sino también en las cosas (1a ( nuestrds facultades iognbscitivas, sobre todo de
que existen sin ser corporales, sensilsles movibles, y la inteligencia y de Ia ranín? iie aquí la dobre cuestión
es decir, en las cosas purame,nte e¡pirituales. Ese es el que se planrea desde el principio. Li respuesta es clara.
obieto de la Filóiófía b sa6iduría por e.xcelencia, tri¡mada r) Por lo que reqpeca a la primera cúestión, fácil es
filosofía primera o rnetafísica (r'ó). darsb cuenta de lo que significa la noción de verdad.
¿Qué es una palabra ve¡dadera o vcrídica? Ls aqueltra que
$ r. Crítica. expresa 9on- exacdtud el pensamieuro del que habla, una
- palabra conforme al pensamiento.
Anres de cc,menzar este estudio, debe el filósofo ¿eué es un pensan lrnto
4j. - vcrdadero? & aquel que presenta ral como ls !a cosa a
(lr8) El non-ibre proviene
de lt{etafísica quede en el catálogo dc
las obras de Aristóieles redactado por Andrónico de Rodas, cl trem- . (tr0) Al disringuir asi la Crídca de la lógica, y al hracer de la c¡í-
do consagrzdo ¡ la filoscfía primem (:reel rñg :¡oórng grlooogíoE), tica-la primera pane o los preliminares, o si-se'quierc la ¡iriiairiíi"
vcrosi¡nilmente et rín¡lo que Arisróteles quería darle, ,viene después apologética de la metafísica, seguimos el orden y las divisiones de
dc los libros que rr:rrs,n de !a N¡rur¡leza (pe¡ü rd puo*ú). P¿iece, Aristóteles" que ü¡ra sumariamente de la crítica en el übro lV
<ie la
por lo c-lcrnis, que Aristóreles siguió cronológicamente ese misrno or- metafísica, anres de aborda¡ los grandes problemas del ser .n
den cn l¡ retiarción de sus obrEs. to ser. "oarr-
rr¡,osorÍ¡ EspEcuLATrv.l. ¡rrsr¿nÍs¡cA: l. cnfr¡c¿ ttt
151 DI1]sróN lrD LA Frr-OSOri.d. - PROBLEMAS PR¡NCIPALES -
faculsdes cognosciriv¿rs, y sobre todo la de Ia inteügencia
que se refiere, un pensamiento confonne a esa cosa. Se
o de la mzón, sería inútil pretender demostrarres estivera-
sigue de aquí que
cidad, ya que toda demoimación se apoya en alguna cer_
LA vERDAD DU NUtrsrRo nspíntru te?a, y ellos hacen precisamente proicsión de lo admitir
consiste en su ntnguna y rechazarlas todas. Basrará para defender conrra
ellos el conocimiento humano, ¡0, hacer ver en qué con_
@NFOR¡"{IDAD CON LA COSA.
siste y cómo se realiza el conocimi€rro; ze, refutar los
Imposible dar otra dcfinición de la vcrdad sin enga- árgurnentos que ellos invocan;
3a, reducirlos al absurdo:
fiarnos a nosoLros mismos, es decir, sin falsear Ia noción cuando ücen que "no saben si una proposición es verdade_
de verdad que de hecho y en el ejercicio viviente de nues- r,a", o bien saben que esta proposición por ellcs enunciaj
tra inteligencia empleamos, cada vez que pensarnos.
a) Puédese notar, después de lo dicho, que un pensamiento /
oa-es crertar en tal caso se contradiccn manifiestamente;
o bien ignoran si es verdadera, y cn cste caso nada di_
fdso en todos sus eiementos es imposible, porque si no se cen, o no saben lo que diccn. Los quc dudan de la verdad
identifica con ninguna cosa, sería nada en el orden del pen-
no pueden, pues, filosofar sino guaidando silencio absolu_
samiento. Si digo, por ejemplo, "las piedras tienen un alma",
digo clararnente una cosa falsa, pero es al menos verdad que
to, aun en el inrerior de su mente, y, según las palabras de
Aristóteles, reduciéndose a Ia .onái.ió-n de ros u.g.trl...
existen las piedras, que ciertos seres tienen un alma; de modo
que no todos los elementos que entran en ess proposición Indudablemente l¿ razón se engaña con frecuenlir, ,o_
son falsos. Así el errr)r supone siempre una verdad (1{?). bre todo cuando se ocupa de materias difíciles y eleva_
b) Se puede igualnrente notar que, si pusiera real y seria- das; y Cicerón decía que no hay absurdo en el mundo de
mente en duda !a veracidad de sus facultades cognoscitivas, Ias ideas que no lo haya sostenido algún filósofo. Así,
el hombre no podría vivir; toda acción y toda abstención en pues, la verclad es difícil de ser alceniada, p.ro ., ur.o,
el obrar es un acto de cc¡nfianza en csta veracidad; y siendo de cobardes el tomar una dif icurtad por una, ímposibilidacl.
esto así, obrar, !o misrno que no obrar, serían igualmente im-
posibles. Aquel que pretendicra guiarse por este pensamiento: CoNcrusról.r IX. _ La qterdad de un co_
'T.üo existe la verdad", caería inevitablemente en la demen- nocimiento consiste cn la confannidad de
cia. Nietzsche, que ere un gran poeta, pero que consideraba Ia mente con lo cosa. _ Es absurdo poner
la creencia en la verdad como la mayor servídumbre de la que
en duda Ia ueracidad de nuestru aciltad,es
debÍan librarse los hombres, hizo a su costa esta experiencia. f
. cognoscitiv,rs.
z) En óuanto alos escépticor, quienes,al menos'teóri-
Acerca de esta cuestión de la veracidad de las facultades
camente hablando, ponen en duda la veracidad de nuestras cognoscirivas, los filósofos se dividerq sumariamente,
en tres
(1'?) Cf. Stm.tb., trI-II, q' 172,a.6: "Sicut se habet bonum in rebus. grupos.
itaverum in cognitione. Impossibile est autem inveniri aüquid in rebus, l9 Los escépticos, impresionados por Ia multitucl de errs-
quod totaliter bono privetur: unde etiam impossibilc cst esse aüguam res formulados por los lrcmbres, y por los filósofos
cognidonem quae tctaliter sit falsa absque admixuonc alicujus ven' p;;l-
ratis." cular, ponen en duda la veracidad de !a razón y "" dú fi;l;
t56 ¡]sl/rsróN DE ¡,A F¡¡¡SOri.{.
- FnOBLEMÁS pRtNCIpALEg
n¡rosopie Es?EcruLJ[TTyA.
- ¡racr.4,s!s¡c¡: l. Gf,flc.A l5?
x¡srdari es irnposihle de elcanzar. Los principales represen-
'cantes
dcl escepticisrno son en la antigüedad Pirrón G6A-270r,
El principal iniciador del r¿cionalimro en los eiempos mo-
deinos €s Descartes (siglo xvu); de él dependen, más o me-
Ios Nuevos Académicos (Arcesilao, 315-241; C¡rnéades,
nos di¡ectamente, Malebranche, Spinoza, Leibniz. pero e!
214-l?9), los últirnos escépticos griegos (Enesidemo, pri-
que ha deducido los principios st¡premos y su verdadero es-
rner siglo de nuestra era, Sexto Ernpírico, fin del siglo se- piri¡u es Kanr (fin de! siglo xun), quc consumó !a revolt¡-
gtrndo); en los tiempos modcrnos, Montaigne y Sáncliez en
ción cartesiana y cuyos suci:sores pancefstas, Fichre, Schelling,
el sig!.1 x\'!" 1r sobre todo David Hume en el rytn.
í{cgel, divinizan al hon¡'ore. For Kanr y por tra filosofía sub-
Los filásofos llernados tnti-intc le cnralistas, porque, descon- jetivista que de éi erranca, etr raci*nalis¡mo se
fienCo de Ia inteligcncia y de la razór:, buscan la verdad en !untó, como en
ciernpo cie los sofistas, con su contnario, el escepticismo, ex-
h voluntad, en el i::stinto, ea el sendmienco o en Ia acción traviándose en el antiintelectualismo de los modernistas (fin
(Rousseaun Fichte, Íichopenhauer, Bergson, William .la,nes,
escuela pragmetista y modernista), deben ser catalogados en-
rlel siglo xrx y principios del xx).
tre los escépticos; no porque declar"en le verdad inaccesible,
39 La escuela cie Ar-isróteles y
de Santo Tomás ectseña
que la verdad no es ineposible ni
conr¡<¡ Io hacen tr¡s eseépticos propiannente dichos, elno ¡-tor- fácil, uno dfíciJ dc ;er alcan-
zada por el hombre.
qiic la cleel¿u"sn ine.ccesible a aquélla de nuestras facultades
que preclsra¡n€nts está hccha para alceraarla, y porque, al Así se opone radicalrnenfe a! escepticismo y a! raciorralis-
rechaza.r ia inceligencia y la r¿-zón, nos privan defirúriv¡mente
mo. Ve en la mukiruC de errores forrnu!¡.dcs por lbs hom-
bres una señal de ia debüidad de nues?¡o espíritu, y en e[!a
del único rnedio noffnsl de alcar¡zarla.
encuerltre une razón más de $nor a Ia inreligencia y para ar!-
29 Los rccionc,lktas, por el contrario, opinan que la verdad
herirse esrrechamente a la verdad, y al rnisnlo tieii.lpo un
es fácil de ser rileanzada; rlor este r¡locivo prctenden "$ometef,
rnedio de hacer í-lr{igresar el conocimii"nto, meCiailre Ia ref"¿-
todas las ccs¿s ¿! njvel de la razón", de una razón hu¡r'lana
tació:r y las aciaraciones que €sos errcres exigen de nosct¡as.
que no tcndría ¡lecesidad de ser humilde y pacientemente
Comprende, por ocra parte, que !¡ ra.zón es nuestro út;iieo
discipiinada, sea que esta disciplirra nos la iruponga la realidad
medio natural de llegar a ia grosesión cle la verdad¡ pero con
misr-r"la, '\in macsllo, o Dios. En ¡lrimer lugar cstos fiiésofos
tal que esté bien formada y discipiinada: primerainenre y an-
aientlen al mf:ietiainto, que tor.ra por re6!a de ia verdad an
te todo por la misma realiciad, ya que no es nuestro espíriru el
sil¡eto qr¡e €onoce y no a la a:osa ohjero del ccnocimienro,
nride o se impcne a las cosas, sino las cosss scn las que mi-
disolviendo así el conocimjcnro rnismo; tienden, en segundc _que
den o se imponen a nuesrro espíritu; despuós por los
lugar, a! individi:a!::n'ror nue pide a cada füósofo Ia rarea -oart
pcique la ciencia es uns obra coiectiva, !1o in<lividual, y no"s, ra
ele rel¡acer la fiiosofía segun su parcicrllar punto de i'ista per-
forrna sino por la cor¡rinuidad cle una rradición üiva; y'en fiq
sonai y crear uná concepción del mundo (Weltanschauung)
por Dios, cuando se digrta enseñar a los homb¡., y ororgu a
original e ineelita; en tereer Inger, tienden al neturaliymo, que
los filósofos la noirna negativa de la fe (y de la reoiogía¡
pretende llegar con las sol:ls fuerzas de ia nee'Jraleaa a una [r*e¡.
pcrfecca sabiduría, y rechaza toda enseñanza divina (r*sr\. diante la revelación, verdades en sí n¡isrnas accesibles a la razón (ver-
dades.de orCen narur¡I, r'erdades filosóficas del aima
(tra) De dos maner¿s diferentes rechaz¿ el natu¡alisrno le ense- por eiernplo--, que la razón puede descub¡i¡-inmona[dad
con sus ,ol"u. fu"-¿s,
pero.con peligro de mezclar en eli¿s el eror, rnjen¡¡as que por
ñ¡nz¡ divinp.: it eiega i Dios el derecho de enseñar a los hor¡¡l¡res !e rj
velacióir esrán al alcance de rodos, sin dificul¡¡d y ri" rito"t" .oe
','erc!ad*. en sí ffúsmas inaecesibles a le razón (misterios sobren¡gura- ecor),
i.x); 2e, le niega igualmente cl derecho de enscñr a los hombreq rne-
(rro) Ve¡' n0 2ó.
r
158 D¡v¡sróN DE LA Frr¡soFÍA. pRobLEMAs pRrNcIpALEs
- ¡'lLoscFÍA EspEcuLATIvA.
- ¡t¿t¡pís¡c¿: l. cnÍrlca 159
Le rezón no es capaz de La razón alcanza fácil- cbjeto for¡rial de la inteligencia, es decir cl cbjeto que
cs e!
alcenzar laverdad,queesca- mente la verdad en todas ante todo y por sí mismo (per se primo) es alcanzado
pe absolutamente al hombre las cosas, sin necesidad de por eila y en razón del cual se ocups de todo io demás.
(escepticisttto), o que debe someterse a una discipiina
'ser buscada por otra facul- externa a ella (racionalis- Conocer la crusa de una cosa, sri fin, su origen, sus pro-
tad distinta de la inteligen. ?no). piedades, sr-ls relaciones con las demás,cosas, he ahí diversos
cia ( ontiint electualismo). rnedios de conocer lo que esa cosa es, diversas facetas del
ser. hnposible hacer uso de ia inteligencia sin que la no-
Síntesis de las dos errorcs. ción del ser aparezca inmediatamente.
El espíritu del hombre 'Puede por lo demás la inreligencia alcanzar el ser de les
crea la ve¡dad de las cosas coses corpo¡ales en sus manifestociones sensibles ("fenóme-
que conoce (de "los fenó- nos"): así esrudia, en fisiolcgía, Ias propiedades de los or-
rnenos"); y la que existe (lo ganismos vivientes con relación a ciertas causas que también
que es, la "cosa en. sí") es pe¡tenecen al orden sensible; y tenemos en tal ceso las cien-
inccignoscible a Ia taz6n cics de las cntsas segtmdas o cienciss de los fenómenos.
( criticinno o ¿gnosticisl'rto Puedd igualmentc la inteligencia itcanzar el ser de las cosas
kantiano). en si,rs primeros principios, y tendremos entonces la filoso-
la crítica f ía en general; ésta se diviiie en filosofía narural o metafísica,
+7.-Otr¿ cuestión relacionada con debe
según que Ia inteligencia dirija su atención al ser de las
Problema detenernos aquí todavía. Fuesto que la inteligencia o la cos6s corpóreas como tales o al ser en caúnto se/.
del obieto de raz6n es el insüumento de la filosofía, ¿cuál es el obieto
la inteligen- formal de Ia inteligencia, el obieto hacia el cual se dirige Se uata ya en psicología esta cuestión del objeto for-
cia. mal de la inteligencia. Fero lo que interesa propiamente
inmediatamente el conocimiento irrtelectual? a la crítica es el precisar que el ser que aquí nos ocupa
Para responder a esta cuestión, basta fijarse en si hay es exáctamente el mismo ser de las cosas, ser que existe
lr
t6o DW¡SIóN DE LA FII¡SOFÍA. PROBLEnL{S PRINCIPAI,ES , rttosoríe EsPEcuLAT¡vl. - ¡vrmAFístca: l. cRiTIcA tó!
-
en ellas independientemente de la razón que lo conoce. C¡xct uslóN X. EI obieto f ornml de la
Si se dijera que nuestra inteligencia tiene por obieto, no
-
inteligencía es el ser. El obieto de s*s co-
el ser de las coses, sino la ide¿ del ser que esa facuitad nocí?ilientos es lo qwe en la tes!'idail son
forma en sí misma, y en general, que nosotrcs no corn- las cosas, independíenrcntente de tto'sotros
prandemos inmediatamente sino nuestras ideas (150), esto miwos.-
equivaldría a'entregarse a ciegas al escepticismo; porque "48.-De
en ese caso sería imposible quc nuestro espíriru fuera un la doble evidencia que acabamos de com-
reflelo eÍacto de la realidad, de lo que et, y por consi- prender: Ia inteligencía es una f acultad vnídíca, y el ser
guiente ya no habría verdad pare nosotros; o bien, ia és el objeto.necesqrio e inmediato de la inteligenci*, se
úerdad no sería unr conformidad con el ser; y como la sigue una verdad fundamental.
¿Qué significa "inteligible"l Todo aquello que es cog' Ser c intc-
verdad no es nada si no equivale a esa identificación, está lig¡biüd¡d.
claro que ya no existiría la verdad para nuestra inteligen- noscible por la inteligencia. Pero decir que la inteligen-
cia. Se seguiría también que la inteligencia nos engaña- cia tiene al ser como objeto necesario e inmediato, I gue
conoce con certeza, ¿no equivaie a decir que el serr como
ría, porque lo que la inteligenc.la declara conocer es la
tal, es obieto ciertamente cognoscible por le inteligencia,
reaüdad misma de las cosas, y no la realidad de sus ideas. En
es decir inteligible? Y decir que el ser, como tal, es inte-
verdad, las ideas, como lo atesdgua inmediatamente la con-
ügible, ¿no equivale a decir que la inteligibilidad es una
ciencia de cade cual, son para nosotros ntedios de cono-
propiedad del ser, o que todas las cosas son inteügibles
cet; por consiguiente, si el conocimiento no llegase a las
en la.medida en que son? Diremos, pues, que:
cosas mismasr conocer sería una operación o una acción
sin término o sin objeto, lo cual es absurdo; ya que for- CoNclusróN XI. El sn como tal ei ín-
mar una idea o un iuicio equivale a conocer, como ser- -
teligible; todas las cosas son intelígibles en
virse de un cuchillo equivale a corter, pero no es posible Ia medida en que son.
cortar sin cortar alguna cosa, téúnino u obfeto de la ac-
ción de cortar, y que no es el cuchillo sino la cosa cor- Nótese que al decir: todas las cosas son inteligibles en la
tada por él; idénticamente no se puede conocer sin conocet medida en que son, queremos significar futteligibles en sl, part
alguna cow, térffiino u obieto de la acciórt de conocer, y la inteligencia; no inteligibles para nosotros, para nuestra in-
que no_es la idea, sino la cos¿ conocida pcr ella (rór). teligencia. En efecto, si nuestra inteligencia, en razón de Ia
inferioridad de Ia natunleze humana, no es proporcionada
lreo¡ Tesis de Descenq y después, de tode la filosofía zul¡iedvista. a un ser que la sobrepasa por ser superior al hombre, este
(16t) El conocimienso intelec¡ual se realizn mediante las ideas. Pero
l¡s ide¡s son aqrello por o mediante lo cttal (id quo), y no lo qae ser, bien qtJe en sí mismo sea más inteligible, lo será rnenos
(id qaoil conocemos directamente; son simplemente el medio por cl para nosatras. Así sucede con todas las natqralezas pura-
'cual conocemos, y no el obieto o término conocido; por eso se impcne mente espirituales, y sobre tcdo con Dios; por sí rnismo es
l¡ conclusión de que el ¡er de las cosas es el objeto inmediato de el ser rnás inteligible, pero sola su lnteligencia puede liegar
nuc$ro conocimienro intelecrual (inmediato, es deci& conocido sin que
hrga de ictcrmediario ouo térnrino u obieto percibido anterionnente),.
a esa rnteligibilidad sufrrema.
t nrv¡sróu DE LA Fllosoría. oNror¡cf¡ (rswcH)
U2 - pRoBLEMAs pRlNclplrrs t.¡r.()s. [:spEc. - ¡vrerrrristc,r: 2. ¡ó3
..
Tal es cl segundo c¿rácrer de la esencía propiamente corno inteligible; brevementei eI ser prfutariatnente inte-
dicha, o del ser al cual la inteligencia se dirige en primer ligible de la cosa (r6s).
lugar cuando considera lo qae las cosas son: Es ü ellas
el principio primero de inteligibilidad.
(1?0) Cf. Anrsrórrres, Met., yll, g, t03l b 22, 10, 1035 b 14. No
lg-,wla-¡ert t¡aearoos aqul sino de las cosas corporales, las únicas que están e
Nr uryv:191!- ILINDIVIPUAL, nuestro alcance inmediato (que son connaru¡ales a le inteligencia hu-
T¡ne), las únicas, por conslguiente, cuyas escncirs podemos conocct
direcc¡menre { y no por analogía), y dc las cuales poiemos conocer l¡
Lcle_ tqd q es:ado y, d e _rsd.o ¡.'¡ od o cl s
pges _bggib$i4ggto
eils$r?-ya-que.*es:+uta_y sirnpleme4rg lo._4ue_ la case esencia completa o complctamente detenninada.
(rtr) Se siguo de todas estas consideraciones que cuaado decimos,
es ante todo como inteligible y aquello que expresa lr por eicmplo, *Pedro y Pablo denen la mintu er;encit o lt mi¡ma na¡t-
dái;iicióñ. De módo,{o'i l, *ir*o s" encuenma en la ralezl", la palabre misrtu se refiere e la esenci¡ de pedro y de pablo
cosa, en estaclo de individualidad (para existir), que en tal como qtá m la mmte (porquc eq ta rnente es obleto de pensamlen-
to uno c idéntico), no r¡l como existe en la rc¡lidad (porque cn l¡
nuestro espíriru, en esrado de universalidad (para ser co- ¡eaüdad se €¡lcuenrra identifieada a Pcdro y a Pablo, individuos di-
nocida). Tal catrallero sale de paseo en traje de calle, versos). Pe¡o no siendo la esencia en cuestión individuai e¡t sí mir?rra
mientras que en familia viste el traie de casa. En cuai- (seanzdrm ¡e), o dicho de otro modo, no siendo distinte en ped¡o r¡
cn Pablo en cuÍt to esancia, hay que conclqir que existe de gl modb
quiera de las dos formas es el mismo individuo, ya que en Pedro y Pablo quc puede ser capteda o conocida por !a mcnre en
ninguno de los dos trajes forman parte de su naturaleza, un ylo ooncepro y constioir así un obieto mentel úiico I el mirmo.
que no cambia porque él cambie ile vesdmenta. F-s lo que sc quiere dar e cntender cuando decimos que la esencir,
f ormalmmte unh¡ersal en el cspíriru, * ftmdamentalmenie ,niseftd Á
Considerada en sí mimn la esencia no es, pues, univer- las cos¡s q €n lo real. Corno se esrudi¿ en Lógica Mayor, la natur¡-
iez¡ sc encuenüa en eI espíríru en estado de -univenalid.d
(160) Si por eiemplo puedo decir'Pedro es hombre",, es que !a cosa !ég¡.o o
formrl, como cuando decimos .hombre es Ie especie ac pearJy ac
(el obieto marerial) que capro o comprendo baio ei obieto menta! Pab!o", o en estado de rtiaersalidad metafísica b ¡wdntttntal, áomo
"hombre" es idéntico a la.,cosa que comprendo baio el ob;eto menel cu¡ndo decimos: 'El hombre es morrat.,, La palabra'fadonmtal *
'Pedro". Cuando paso dE ia existencia be las cosas en mi espíritu a reficrc en e$e caso cl fundemento próximo de ia uni"ersa!¡¿ad. Cu¡n-
su existencia en la reaüdad, debo entonces decir que el obieto menml do, po-r cl contrario, {ecimos gue ia naruraleza o la seno¡^ e
'hombre", uno en mi espírinr, se rnultiplica en todos bs individuos mettalmante w$vn¡al m la rcalidail, enronc€s sc r¡lt¿ &el
fwia-
en que se encuenra, y se idenrifica con c¿de uclo de eüos. temoto de Ia univc¡sa.lidad.
fwdemnto
I8O D¡V¡SIóN DE LA FIIOSOFÍA. PROBLEMAS PRINCIPAÍ-ES Frros. ESpEC"
-n¿¿r¿¡'Ísrce: 2. oNTo¡-ocÍ.a
(rsn¡qcr.t) tet
-
ceptos lo individr¡al, como td ltrz¡' y por consiguiente, o todos los individuos de Ia misma esencia; tales caracteres
bicn se pedirá a esta fecultad más de lo que puede dar, una no son esenciales. Sin embargo, estos caracte¡es, ¿no son
ciencia sobrehumana -la intuición intelectual de lo indivi- de hecho inmutables y necesarios? 1tt0¡. -redro sería hom-
dual-, o bien se le negará su valor objetivo, y se caerá en bre, sin duda; pero, ¿sería Pedro, si no fuera rubio, san-
el subietivismo. guíneo, etc.? Hay que afirmar, pues, que estos carecteres
Afirmemos, pues, decididamente We QgLq ong c:4!--l-q.glgIt- tienen su raíz en Io qae Ia cosa es necesarit y prímariarnente,
cis o la naturdezn de.u¿elglg a9--e_a9!gnio conocer I,9g pero como indiuidual, o en aguello que se puede llamar
ñt':Atg uq'
lc ."f¡n'tdE7¿@'t
en efecto, considerada en sí rnintta no es algo
esencia,
NATURALDZA INDIVIDUAL
indh¡idual. El áesconocimiento de este verdad fundamen- de la misma cosa (naturaleza ínilittidual, es decir, incomuni-
tal es la míz de Ios errores de los grandes metafísicos moder- cable e ningún otro ser, o si se quiere, absolutamente limi-
nos, Spinoza, por eiemplo, y sabre todo de Leibniz (inte- tada).
lectuaiistas exagerados), así corno también de Bergson y de F) En esta n¿turaleze individual encontramos' como en Ia
los antiintelectualistas contemporáneos. esenc;a, las nctas de ser necesmio y primero. Por el con-
b) La nafiiralezd índiaidual y la rna.teria a.) La esencia de trario, y éste es el primer punto importante, ella no es el
lss cosas corporales es universal, cn cl s,:ntirlo que acabarnos ser necesa¡io y primero de la cosa en cuanto principio pri'
de ex¡:orier. & decir, que en el orden de esas cosas existe mero de inteligibil.idcd,
una multitud de indiaiduas que tienen le rnisma esencia. Los caracteres individuales, rubio, sangriíneo, etc., no de-
Los individuos que tienen la misma esencia, Pedro, Fablo, rivan, ya lo hemos dicho, de la r:sencia de Pedro, no son
exigidos por ella. Es decir que
Juan, por cjemplo, están al mimto niael en cuanto a su esen-
cia; son escncialmente iguales. no tienen en Pedro un prirtcipio o una razón qra
Fstos inilividuos, sin embargo, difieren los unos de los . los exija por su noción misnta.
ouos. Pedro es rubio, pegueño, sanguíneo. Juan es negro, o sea por la naturaleza de esa razón, esto es' por su propie
aito, bilioso, ctc. (r?a). inteligibilidad (como "dotado de razón", por eiemplo, lleva
Taies ear¿cteres, ptopics de un individuo particular, no consigo a"capaz de reír"). Sir. ernhergo, siendo caractere$
de¡ivan de la esencia, pues si así fuera, serían los mismos en necegaricniente poseídcs pur Fedro, radican en Pedro, en
la nan:rnleza indi'¿idual de Perirc¡, ]' e:r cl]t ¿ielteir su prin-
(rt2) I-Iablamos aquí de las ccs¿s conocidas por nues¡re inteligencía;
cipio o nz6n.
no pianteamos siquiera la cuestión de satrer córno esa intcligencia co-
nscs ta, propio acto individusi e inmateri¿I. Necesario es, pues, que esos csractefes tengan por pr!n-
(1?s1 Cf. S¡:¡ro To¡¡.Ás, de Veritr g, 2, e. 4, ad l: "Inteüecfl:s nos- cipio algo que no los exiia por su noción nisma, o pcr su
¡cr singularia non cognoscens, propriam habet cognidonem de ¡ebus, ser o psr su inteligibilidad; algo €n cüya nación la inteli-
cognoscens eas secundum proprias rationes speciei," gencia no pueda hallar la exigencia o necesidari de esos ca-
(rt1) No habla¡r:os aquí de lcs c¿r¡cteres puremente conü?tgtttet
que diferencian a un individuo de ouo: Pe<i¡o está en Frrís, v. 9., r¿cteres más hien que de otros. ¿Qué otra cosa significa
rnjent¡as que Pabio está en Roma; Pedro es rico y Pablo es pobre, etc. esto, sino que este principio es en sí misrno completamen-
lios referinros a ios ca¡acteres que dependen del ser constitativo óel (1t!) Aunque de tma m.mefii rmty dktinta que los catacteres que
individuo ¡ lgs caracteres bmatos, que, al menos en su raí2, no puedeo
csn¡bier.- derivan de la esencia (propiedades). Véase más adelante, ¡iotr l8l.
FF
te indeterminado? Si no exige este carácter más bien que y) Sólo hemos querido indicar aqui cómo la oscu¡a no.
el otro por su propia noción, o por su ser o por su inte- ción de ?rrcterid prima se impone naturalmente al espírinr,
ligibilided, es porque carece de noción, de ser o dc inteligi- desde el momento que se ha comprendido que, consideraCe
bilirlad por sí mismo. Nos encontramos enfrente de un p¡in- en sí misrna, la exncio de las cosst c{trpúrales no es indíui-
cipio que po¡'-$i*r&u!0a es absolutament,e__i.qcapqq d-c- qqq
drul, proposición exigida'a su vez por Ia tesis fundamental
r.presefr-t"A;;. la rn.rrr., de ta
de Ia veracidad de nuestra inteligencia.
"nfr"rrte
ITIATIRIA PRIMA Digamos también que la materia? especie d,e ila-ser, no
I /.
sí*ndo tomada como individualizador:r (y por consiguiente
cn el sentido de .A.¡istóteles: qlgq_ggc_+t&dg-sar_vlt*_Ixlle
como raíz primen de ciertas determinaciones) (178), sino en
consriruir un ser, pero misrno ¡p'c!-W¿J-er.
la nanrraleza individual (en !a naturaleza de Pedro como tal),
Si se adrnir€ que esta especie de no-ser forn:a parte de y no en Ia esencia (en Ia humanidad), podernos ccnsiderar
todas las cosas corporales, y que i@-
a la esencia o al ser primeramente inteligible como al ser
r¡3 por Algun¡ determinación (ttu), gil.e-raí¿-grhe¡.-de libre de todds las deternúnaciones debidas a la materia, como
la comprende que los ca- primera raí2, o como ser ínrnaterislirudo (t'n), o, digámoslo
iEEñes que derivan deETaturaleza individual de las co-
así, como
saso al tener por raíz fundamental a la rnateria individual,
Etr seR .aReuErIFo de la cosa" (r80), str ideal que
con las dispcsiciones que ella supone de hecho en el ¡no-
no existe en estado puro o separado sino en el espíritu, y que
m€nto de la producción de la cosa, tengan como principio
primero, en esa cosá, un principio que no los exige o re- mero de inteligibilidad, no es el ser primertmente inteligible de ld
quiere por su noción misma, puesto que en sí mismo no lleva c@tar'pertenecc, sin embargo, al ser (es la esencia considerada baio el
estado de individualidad que proviene de la materia), y por consi-
ni noción ni inteligibilidad: los exige solarnente po¡ las dis- guiente es inteligible en sí misma. Por esta ruzón una inteligencia
posiciones accidentales gue de hecho lleva consigo en tal más perfecta que la nuestra, la inreligencia divina, v. g., puede cono-
mornento. cerla directamente.
De rnodo que la naruraleza individual no es principio pri- (1?8) En este sentido escribe Santo Tomás q:uc formae et perfectia'
ne, rera?n per nuterimn detenrind'ntur ( de V erit., q- 2' a. 2.') .
mero de inteiigibilidad, ya que sólo en razón de Ia materia es
lrze¡ Anisróretrs, llLetaf ., Vtrl, 7, 1032 b 14.
principio de los car¿ct'ores individuales (1r?). lteo) Cf. S¡xro To¡vrÁs, de Ercte et Essentia, cap. II: "filaec ma'
tent (signata) in definitione hominis in quantum homo non ponirur;
ltro) En tanto que ¡nateria signata quantitrte, como se esudia cn sed ponereur in definitione Socratís, si Socrates definitionem haberec
filosofís narurel.
Es evidenrc que los seres absolutamence incorpóreos o inmaterble¡
In dcfinitione autem hominis ponirur materia non signata..." Se sigue
(espírirus pums) no pueden recibir su individuación de la materi¡ de aquí: le, que Sócrates ciene su esencia, no plecisamente en cua¡rto
es Sócretes, sino en cuanto es hor,lbre, porque la esencia es lo gue ex-
prima. Su individr¡ación, pues, radica en su misma esencia, y cada .uno
presa ta definicfón (cf. de Verit., Q. 2, a. 2, ad 9), y no existe dciin!-
difiere de los oros como el caballo, v. g., difiere del hornbre sientlo
ción de Sócrates como Sócrates. L¿ naruraleza individual de Sócrates
cada üno un¡ eseúcia específica integra. No existen en ese ¡r¡undo dos
cs la esencia hombre individualieada por la mateia signata.
seres esencialmente iguales. Enrre los espírirus puros, y ¡ólo entre puro o
ellosrlt esencia es una cosa individual, y la noción de csencia complete 2o Que ta esencia considerada er estado separado' como
cuando decimos "la humanidad" o "el ser hombre", puede tornarse
sc confunde con la de naruralez¡ individual.
(rt?) Nótese aquí para evitar cualquier confusión, qle la naturaleza como el ser inmaterializado (puriíicado de deter::'iinociones provenien-
. tcs dc la materia signdtd o como:el ser forrnal de Ir cosa íntegra) (rra-
indiuidaal no a inintelioible en sí mi.nna; es la ntateria prima la q¡ue es
ininteligible cn ñ mimu; la n¡ruralez¡ individual no et pincipio pri- teria -no individual- y forma). En este sentido los anrig.ros daban a
la esencia (materia -no individual- y forma) el nomtre de forma
F
no e:<iste en !a renlida"d sino individualizttlo .par !¡ matcria mcdc qne conocer su esencia equivole a conocetr todo Io que
(en el estado concrero de naturalez,a indi¿iduat), se puede conocer en ellos; el scr de Fedro, como tal Pe-
'Y de rhí se debc co¡¡cluir inrc rr1 la n,r:rrrrl:¡l inCi,¡iCual dro, no es más completo quc el scr de Pedro como hombre,
no hr.,' ninglinr otrr cüsa (luc no cstó ,..r en la esencia , corl: y únicamenre estó más determinedo o limitado.
siderada como el ser prirneraTncntc inteligible, o co?no seÍ Se comprende así que la inteligencia humana, aunque no
arquetipo de la cosa (r8t). CnnsidcraCos rsí, todos los indi- pueda conocer directamentc en s¿ indiaidualidad el ser dc
viduos Ce una cspccie posÉen cl misrnr¡ gr:ado de ser; de las cosas, no decec por eso en su naturaleza de inteligencia,
ni en cuanto a su objeto formal, ya que, a pesar de eso,
tott¿is: "El i.leo humanitrs significarur ur forma quaedam. Er dicitur conoce perfectamente el ser de las cosas considerado como
quod cst forma rotii¡s. . . sed rnagis esr forma quae e:t totum, sciüset for- lo primeranente inteligible y conzo eI ser mquetipo (r82).
r:ram complectens ct ¡nateriarn, cum praecisione tamen eorum per qure
rnateris est ri¡rs designari." (Ibid., c. III).-Nótese bien que si la ma-
Es pues imperfecta, pero no es ni inútil ni falsa.
te.ria individual (v.g. haec ossa, hae carnes) no es parre <!e l¡ esencia 6) Nótese que los términos sinónimos Esencia, qiridditas,
o natu¡elcza específica, en cambio la mare¡i¡ no individuat o rnateri¡ Nataralezn, gue designan por igual a un universal, pueden
comírn fosia et cdrne¡) es pafie de ella. Lo que consriruye al hombre ser ampliados hasta significar una cos¿ singular; como cuen-
no es el alrna sola, sino el compuesto de alma y cuerpo. (Cf . hlet.,
l!b. VII, !ec. t0 de Sanro Tonrás, nn. 1492 y 1496, ed. Cathala.) Esre do consideramos la esencia (la humanidad por eiemplo) ez
materia no individual o comírn, siendo considcradr simplemente en cuanto indiaidualiztda por la mateña (en Pedro por ciem-
cuanto que recibe la forma y es por ella determinada, y no cn cuenro plo), o dicho de otre manera, en cuanto que es, dentro de
es raíz primera de cierras designaciones individu¡les del sujcro, ia co_ lo real, un modo de eristencia singulm.
nocemcg.nosorros po¡ l¡ forma (materia cognoscitur per fannarno a
qus n*niwt ratlo uniuersalr¡. S.r.¡ro Tor¡Ás, loc. cir. Cl. de Verit., Sin embargo, hablando con propiedad, sólo la palabre
Q.. 10, -4. 4 y 5), y coosdruye parte de lo que recordamos aquí corno Nanffalez,a puede adrnitir el calificativo de singular; rnientras
el ser inmarerializado -scr art¡uetipo- o sei fo¡rn¡l rje h cosa (f omta que las expresicrnes "esencia individual", o "quiilditu ndi-
?otius, sat pctius forma quae ett totwn).
(t8r) Es mcyor cl conrenido (tates nouis indiüduales, tel tempera- vidual" serían expresiones impropias (rEr).
Sc ha visto, en efecto, que las palabras esencia y quidditas
'
mento, etc.) en la nan¡ralez.a indivitlu¡I que en la e,sencia, pero de
par.te--de la rntteria, no de
¡rartc del scr puremenre inteligible L io*"- (¡82) Nos referimos siemprc a las cosas quc están e nuestro alcance
terializarlo. Les noras indi'¡idu¡lizadoras no forman p"ne d. este ser
y nada le añ¡den en su orden. inmediato, es decir, ¡ tas cosas corporales, que la rnteügencie humana
no puede ceptar inmediat¡menre en su individualidad, porque obüga-
-'Nótese que los caracteres individuales (rubio, sanguíneo, erc.), por d¡ ¿ sacer de las imágenes sus ide¡s totalmente inmateriales, sc ve
lo rrismo-.que provienen de la materia, uon ,iourolios e'inn*tiiiui,
de muy disrinta manera que los caracteres que derivan de la esenci¡ precisade e hacer absrrección de lo que consdruye la materialidad del
(propicdrdes). Esros úlrimos son necesarios de dnecho, como conocrm¡ento sensitivo, es decir, de la materia individual.
deiva_ En cuanto a los seres inmateriales (espírin¡s puros), nuesra intcli-
dcs.de un principio con-sdrutivo de lg esencia y que los exige por su
noción nisma: es absolutavneare irnposibie que Fedro exisia sin ser gencia es igualmente incapaz de comprenderlos en su individuaüdad'
¡nonal. F<¡r el cont*rio, k:s c3facteres indivitiilslcs no scn neccsarios pero por orr¡ ¡azón muy disdnta: Porque los puros espírinrs están
si¡¡o con necesidad de hecho, corno deriyados de tales dlsposiciones fuera del elcance de nuestra comprensión inmediata, y no podemos
h rnaterian disposiciones que se suponen dadas, Si es imposible que Je conoce¡los sino por analogía, no en su esencia, y sin que podamos
Pedro ex.isr¿ sin poseer tal terrrperamento, es porque se suponen en él comprcnderla ente?dm€ttte.
cienas condiciones ¡¡rate¡iales, in razón de las cuales peiro tiene lraa) Al menos si se ¡rata del mundo dc las cosas corporeles. En el
tJ mundo de los puros espíritus, en cambio, la esencia es individual (ve¡ la
necesarias. y
naruraleza indi'.ridual, pero que de por sí misrnas no son
as¡, estos caiacteres pueden modificarse hast¡ cie¡to punto, y nota l7ó). Y si conocemos la esencia de las cosas espirioales a la mane-
sólo son
innrurable¡ en su raí2. ¡¡ de un univenal, es porque no las conocemos slno de un modo ¡nade-
ft-r
tlló DTVISIóN DE LA TILOSoFíA. _ PRoBLEIVIAS PRTNC¡PALES FTLOS. ESPEC. METAFiSTCA: 2. ONTOTOCíA (SUST. X eCCm.) t87
-
se emplean con relación e le. existencia y con relacrón a Ia Por el contrario, la palabra naturaleza se emplea con re-
definición de la cosd. Ahora bien, la definición no puedc lación a las operaciones que un ser está hecho para realizar.
expreser otra cose que el ser primerdmente inteligible de la Ahora bien, un ser no obr¡ sólo según su esencia o ar-
cosa; ya que ella nos da a conocer los elementos comtituti- queiipo, sino también según las condiciones materiales que
vos que en elle son, por posee y según su individualidad. De modo que podremos
I Lo our. tnte todo co- su noción misrna, princi- también emplear la palabra naturaleza despo]ándola de su
I mo intelig,ible' esencia, pios de inteligibilidad; no sentido primario para dcsignar secundariamenre lo que una
I audditas, ndtu¡aleza, está a su alcance el seña- cosa es como inclividuo.
. lLoquel Lo Qvr' como absolute- lar -los principios materia- e) Notemos, cn fin, que cn una serie de conceptos como
La oue | ' I mente definido (csen-
€s: I les individualizadoresde la sustancid, ctterpo aiaicnte , anitnal, bombre, ario, btetón, etc.,
I cra individualizada por
esencia | | h materia): naturaleza cos4 y por esra razón el concepto hombrc sólo dcsigna propiamente Ia esencia de
cn I I indiuidual. no es posiblc definir a la
senddo I Pedro; los conceptos sustancit, cuerpo aiaiente, anintal no
Ser Sujeto de acción (sap'
.-oUo neturaleza individual, co-
' lE/ oue,
I positum, persona). designan sino ciertos elementos o aspcctos inteligibles cons-
mo tal. Por consiguiente titutivos de esa esencia, o de otro modo no designan a esta
Acro de ser: la quídditas, es decir, lo esencia sino en parte de sus determinacioncs; y los conceptos
einttcia. que..la coso es, tomado co- mio o bretón no designan a esta esencia, sino limitada y di-
mo definible, no pudien- ferenciada por ciertas notas adicionales que radican en la
do ser otra cosa tfie el ser primeramente inteligible de la materia. Ario o bretón son, pues, como la esencia hombre,
cosar no puede ser sino universal. Igualmente, aquello por objetos mentales, universales comprendidos por el espíriru
lo cual la cosa exige la perfección supreme que es el existir, €n este individuo Pedro, y purificados, mediante la abstrac-
no puede ser evidentemente sino el ser inmaterializado de ción, de las condiciones de la materia individual; pero son
la cosa; ya que no es por esa ent¡dad por la que tiene a la universales de menor extensión que la esencia, y no conviene
materia como a su principio más esencial: su individualidad sino a una cierta clase o raza distribuída en una multirud dc
no es, pues, sino una condición para existir. Y la esencia, individuos de'la misma esenciat individuos que al no poder
es decir, Io quc realmeite es la cosa, considerada como fun- sef concretados sino mediante caracteres que tienen su raíz
damento o razón de la existencia de la cosa, no pudiendo en cie¡tas disposiciones de la materia, no pueden tcner no-
ser slno una entidad inmaterializada de éSta. tiene necesa- ci6n distinta o definición vcrdadera.
riamente que ser universal (18{).
cuado y por analogía con las cosas corporales anteriormentc conocrdas 5r. La susrANctA y EI. AccIDENTE.- A) Origen de
La expresión "naruraleza individual" no es rire en Sanro Tomas (Cf est6s nociones. Cuendo considerábrrnos al ser desde el
punto de vista-de la inteligibilidad, nos preguntábamos,
de Verir., q.2 a. 5'narura singularis", S¡¡r¡z rb., I-ll, q. 5t, a. l, "nanrra
individui", etc.); también se encucnrra en é1, pero por excepción, le
expresión essenth singtlaris (Cf, de Verit., g.2,a,7); sea lo que sce en el párrafo precedente, qué es lo que primero capra
de la propiedad del término, éste no significa para Santo Tomás sino
Ia inteligencia bajo este aspecto. Así llegamos a la noción
la esenci¡ indi¡¿idt¿altzada por la rnateria (y no, en senddo spinozista,
l¡ esencia en cuanto que no sería conpleta cotno esencie sino en cl ¡Je ls esencia propiamente dicha o de Ia naruraleza (estos
individuc). dos términos pueden tomarse como sinónirnos) (186):
(r8{) Vef nor¡ ?10.
(¡Bs) \¡e¡ más strás, pp.172 y 185.
rr
t88 DIVISIO}J DE I,A FiTOSOFíA. _ PROBL[]\Í-{S PFI¡iCIPALES r¡Los. EspEc. METAFTsIcA: ?. oNmLoGl* (susr. 'r eccro') t89
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lo que
,une
cosa cs nrimerirrncnrc como inrciigiblc. ens per se exsistens, Tal ser existente como un todo, y no
consideremoi ahora cl scr de lrs cosas no ye con rel¿- prr,. de ouo ser en el que él existi¡íq se puede de-
r:ió¡r a ia intcligibilid:id, sino crsn relación a l'a eristettcia. "o*o
ci¡ también que eriste en sí minno, in s1.
¡) iCuáI, es, brjo este aspccto, cl scr cuc inmecli:rre_ Un ser qué existe per se, o meior (t8e), un ser inme-
menre se presenra a ra considerlci<in dc l:r inreligcncil diaramente apto o dispuesto a exisdr per se, he aquí, si lo
y
hacia el cuai ésta se dirige cn prirncr lulrnr? dicho observamos áesde el punto de vista de la existencia, el
de
ouo modo, ¿cuál cs el scr qué primerrrn.nr" capta Ia dato primero de la inteligencia.- Notemos qu.e' . al diri-
intel.igencia. en curlnro exisrentel' A esra p..grnt, girse a ese ser, la inteligencia franquea. los límites que
h.-
mos respondido ya (tro); lo primero qu. nu.rrio
espíritu áefinen la esencia propiamente dicha o la narura\eza (lo
comprende como existente son sercs tales como que ünA COSa es, o me-
Fedro,
Juan, este hombre, este caballo, este pájaro, suieros indi- ior, si se considera la
viduales concretos c independi.n,.r, .on'todo esencia al esmdo Puro,
Io necesario
para ser y obrar, I' I los que hemos llamado su.TETos pRr_ separada del sufeto al que
I\rERos nc.eccróN (,,supuestos" o .,persollas,,) (rsTi. Asro dc ser enstancia.
Flsos son Peft€nece, aquello por Io
los que eierccn o ,rrlirr" primariamen," .i ,"io A. ,... cutl vna cosÍl es lo que
..f*fi?"$: 5cóm.o_definir el suieto de acción ,.lr.ión a Ia es) (tno); se ffata aquí, como lo hemos.inotcado anterior-
|L;i-'s"; ,; l11t_,.ttt.tt Ese suieto exisre solo, o exisre"on por sus pio- *.ni., ile lo que es en sentido propio, de un ser que
,c rodJ cxiste. pios mádios, no erl el sentido
de no haber t,:niclo necesi- existe, de Pedró, por eiemplo, Y Do de aquetlo por lo que
dad de r¡na causa (pedro fué engendrr¿o u .i.rs Pedrb es lo gue ei (de la ñumanidad, por eiemplo, deter-
mu_
chas causas concrrrren , .rnt.ni.lo en la existencia), minación de Pedro por la cuai es hombre, o de su natu-
sino en el sentido dc <¡ue se bestr a sí lnisrno rulez individual, "dL la humanidad ¡te*ina", si así puede
puegtc filcrii .lc h. nrda por las cílusr:; cicl scr; ""r,
,.,
conside_ decirse, por lo cual él es Pedro).
rado aparte, tiene en sí, b en su propia natu.aleza
todo
lo necesan:io para recibir Ia existencir qrru¡, ,r,-pu.r, *n Sin duda no hay enla que eriste o es, no hay en Fedro,
este sentido, rrN sER euE EXrsrE pon sí.rinoo (ier
in cuanto a notas distintivas, sino í,t q,ue es él mismo cl sr¡
se) o naturaleza individual; pero, cuando digo "Pedro", yo con-
en razón de él mismo, en tazón cle su propin n^ru.rl.rr,
cibo a esta narualeza constituyendo un todo que no existe
(180) Vcr p. ló8. sino en sl mismo (rgr); pero cuando digo la NATURALEZA DE
(18t) sc reserva el nombre de pertona para los ya que le. existencis nunca entm
seres individuares (18e) Esta fórmula es preferible,
(nppositfl de namrateza_intetesm2l, qu. ,on por.consiguien,. en la definición de ninguna cosa creada' Cf'
ao.¡"u
de sru ¡cros y gozan de la mí¡ima ini.p.na.n"ir. "oio'p*. Quodlib.2, r. 4, ad 2: ipntn ette nan est de ¡atione
S**'f"*m, "onstin¡tiva
rcferimos aqui a los sujetos creorlor,. una person¡ incredda tuppotiti.
, ,(i6E).Nos
(dtytna) posee en sí misma todo lo neces¿rio para exisiir
con una exjs_ qreo) Ver nou 159.
tgncie ao recibida, Cuando_ decirnos que el supuesro (suieto de se¡
indivi- Iteri Porque la concibo como provista de un.cieno modo
dugi) no forme en modo. atguno pnn. .i. oo ioio en el cual
existr, qoa l* fitósofos ü¡rnan "zubsis¡encia" o "personaütiad", y qae la ta'
la p-alabra roda designa evidentemente un ,oJo iro po, si el úldmo punto termina una línea'
mismo (ver así como
o.208, y no un rodo colecdvo, como v. g., el universo ^iro.^lco
Eí esú inuoducción no gretendemos tr,er la solución del probleme
DrrrrsióN DE LA r¡r.Gsorl,r. pno¡LEMAs pRrNc¡pAr.E¡t FrLO6. ESPSC. - rvrErAF¡srcn: 2. oxrorocil (susr. Y AccD.) 19¡
r90
-
"Pedro" concibo esta naturaleza como distint¿ del todo hoy triste, como ayer alegre; ha perdido una de esas
que eüa constituye o reelqa, y como exis¡ente en ese to- ?n;dalidúdes de existencta, ha adquindo otra' y al mismo
do ltez¡. En suma, e! .'lleta tle acción tiene una naru¡alera üempo no ha cesado en su existencia fundamental. Tiene
c cs:noia; la noción de esta nañ¡raleza tomada como tet po.t .tt sí una muldrud de determinaciones secundarias
(lo que o aquello por Io que) na. es la del suiero,de acción' €n razón de las cuales existe no sólo shnpliciter, sino tam-
(el o Io quc). bién bajo tal o cual concepto (secundum quid). De tal
manera, que es músico o filósofo, enfermo o sxno' triste
:) Consideremos ahora esta natur¿leze o esencia del o alegre, etc.; todas esras deterrninaciones vienen a aña-
suieto de acción. Acabar,ros de dccir que el suieto de ac- dirse (accidere) aquello que fundamentalmente existe
ción existe (es apto para existir'¡ en razón de sa propio ^
en él; son entidades sol¡reañadidas, son
Lz wfina- tuturaler¿ o de sr¿ prop¡a esencia (tor). La naturalezá o
tcu de] sr¡ie- la esencia del suleto de acción, es, pues, aquello por lo ACCIDENTES.
I
I
I
t92 DTv¡sIóN DE LA FII.fIsoFíA. PRoBLEI\1f,.{ts PRINCIPA'ES ¡.rl-os. ESPEC. - I\TETAFiSTC¡: 2. oNrOlOCíe (SUsr. V eCCro.) l9j
-
y a $¡ n¿tu- cuento a. stJ ndutlaleza tomada precisamente como tel tancia¡ ¿La llamaremos "ser que recibe por sí (per se)
r¡leza consti- (lo que es, aquello que hace que sea apro para exiscir
rudv¿ o en razón de sí la etistencia"r"ens per Je", en el sentido
pure y simplemenre)r como está baio los aciidentes lo absoluto en quc lo entendíamos anteriormente? No,
mismo quc ó! (el sujeto de acción), el nombre dc sus- porque esta expresión así entendida se aplica sólo al
'tancia le conviene igualmenre; por eso se dice: ,'lt sustsn- sujeto de acción: absolutamentc hablando, él solo, Pedro,
por eicmplo, existe como un todo y no como parte de
un ser o de un suieto en el cual existiría. Su' naturaleza,
por el contrario, forma pdrte de él y existe en él; la na-
ruraleza de Pedro existe en Pedro y forma parte de Pe-
d¡o. Es verdad que estando Pedro consdruído por ella
Acro de ser:
y existiendo asimismo por ella (per eam), esta narureleza
existencia. no exisre en algo a',?teriormente er;stente que le reciba,
que la apoye en sí (como la tristeza, Por eiemplo, existe
cia de Pedro". Tenemos así enconuada la noeión de en Pedro que eritte dntes qve ella). Se puede decir, pues,
suslANcrA, por oposición a la dc accidente (10?). cual significa primerrmente e¡encia), h palabra susttncia designa Ia
naruralcza susrancial, ¡in precisar si está o no terminada. complerada
por la subsistencia; por esta razón conviene a l¡ vez o se eplica a la
B. La sustancifl. El nonlbre de sustancia conviene a naturaleza (conside¡ada por la mcnte sin la subsistencia que la termina
la vcz, como aceb¡mos- de vcrlo, al nleto de acción y a. o cornpleta) y al suieto de acción (naruraleza terminada). Pero cuan-
do distinguimos y oponemos naturaleza (no terminade) y suie¡o de
la'nnttuLtler.a de éste, considcrtdt prccisarnente cornü ne-- acción, l¿ palabra nt¡tancia se aplica a la naturaleza (no terminada),
turn!e:.a o cscncia (to'). ¿Cómo definiremos, pues, la sus- y se opone entonces al suleto de acción tomado como tel. Así es có-
mo, rl decir, la ¡a¡trncia de Pedro, se quiere designar precisamente la
(r07) N(itcse que Ia palabra nctancia (¡ubstantia) responde a h pr- naturaleza por la cual el suieto de acción, Pedro, tiene el scr prímero,
labm griegl oüoícr tomada en senrido restringido. La palabm oüoír y qre fonna pmte de é/. De esta misma manera, los teólogos dicen
significa, en primer lagl.l., etencia o ttaturaleza; pero las sustancirs, por que cn la Trinidad divina el Padre y el Hiio (que son dos personas
ser cl prinm objeto el cual se dirige la inreligencia, cuando considera' disrintas) tienen la mjsma sustancia, son consustanciales, ópooúorot.
lo que existe, son trmbién por esa razón el primer obieto donde la in- Por el contrario, ta palabra griega úróqrcrg.9 (hypo'stasis, de idén-
teligencia encuentra la noción de escncia; dicho de oro modo. soo tica fonnación etimológrca c¡ue sub-nantidf se ha adoprado, despué
las primcras en merecer el nombre de esencia o de natur¡leza. Y así de algunas vacilaciones, prra designar el sufeto de acción tomado co-
el término oúoí<r que, tomado cn general, significa esencie. y se di- me tel (persona), al cuzl se refiere exclusivamente; y se opone a t¡lt-
vide entonces en sustancia y accidente, ha designado naruraimente, err tmtcia, tomade en el sentido de naturaleza no terminada por la sub-
sentido rcstringido, el primer micmbro de esra división, o sea la sus- sisrencia.
tancie. Si nos viéramos, en un momento dado, incünados a no apreciar en
(t08) tarde se verá (en ontología) que el suieto de acción (rlp-
,¡\'fás lo fusro la imporrancia vital de estas nociones y de esus disdnciones
posinon o persona) no es otra cosa sino la naruraleza susrancirl aca- abstractas, podríanros ¡ecordar quer por la palabra ópooúorog, de la
bada o completadt po: t¡n cíerto zrado (subsistcncia o pcrsonalidad) cual depende le verdadera noción o el verdadcro conocimienro de la
que la ternrina, como un punto ternrina a una línea (sin añ¡dirlc nada Trinidad, y que sólo en una ior¿ se diferencía de la palabra hetere
en su naturaleza propia), y que la hrce ab¡olutcntente htcomtnicable. doxaéporoúorog, los carólicos, en úempo de la hereií¡ arriana, suf¡ieron
La palabra saste-ncia (que responde a la palabra griegr oúoía ¡a goda suerte de persecuciones, y eun la muerte algunas veces.
ret DIVISION DE LA FÍÍ,,oSOFTA. _ PROBLEMAS PRTNCIPALES nllos. rsprc. - ¡vl¡rerís¡c¡: 2. oNror¡cf.r (susr. y ecc¡p.) l9r
que Ia sustancia eüste (es apta para existir) per se, en estc
CoxclusróN XV.
sentido preciso: que no tiene necesidad, para existir, de ser
pafte de otÍo ser que eústa tntes q?te ella y qoe la reciba
.
en sí; al contrario, ella consrituye el rodo (el sujeto üe ac- existir por sí mis,,na, en sí mism¿ ! no en
ción) que existe en sí mismo. En csre sentido, con ral de otrt cosa.
precisrr y lirnitar su alcancc, la expresión ens per se etsis- a) Es claro que la idea de sustancia responde a una cosa
Def inición trns puede aplicarse no solamcntc al sujcro de accióir, sino que existe realmente, Si no existiera ninguna sustancia, nin-
de la Sustan-
cia.
.también e la nrturaleza de éste, y por consiguienre, puede guna naturaleza hecha para existir en sí, sólo hab¡ía setres o
servir para dcsignar la susrancia (r00). natufelezas spy¿s para existr en ct¡a cosa. Pe¡o entonces,
(Dígase lo mismo de la expresión ezs in se ersistens.) como esta naturaleza debería existir en otra anterior, y ésta
Decimos, pues (200), qsr la sustancia es un¿ cosa, un en otra, llegaríamos al infinito sin haber enconrrado iamás
un ser en quien existiesen esras naturalezas, y no podrían por
ser hecho prra existir por síminno (per se) y no en otra
consiguiente existi¡.
cosa, in alio, es decir en un sujeto anreriormente existen-
Los filósofos que, como Fichre (siglo xrx), han atacado
te (*t). Se dice igualmente que le susrancia es una cos.¡ e la "sustancia muerta de los latinos" para oponerle la ,.acción
o una naruraleza a Ia cual conviene exisrir ez sí. o el devenir germánicos", luchaban contra Ia misma inteli-
gencia, gue no puede prescindir de la noción de sustancia,
(rsc) Cf. Ju.rx oe S¡xrc To¡¿Ás. Cwrus phil. t. t. Lo¡¡. lI P., que nos impone esta noción como una realidad primera e
q. lf, a. t.
inmediata. Además, lo que esos filósofos tomaban por la
lroo¡ La existencia misma no podría ser pane constiruriva de nin-
guna naruralezr crerda. Por esra rez6n hey que definir la sustancia: stxtancia y declaraban inerce y muerte, no ere sino un fan-
una cosa o naruraleza becba pma cxisrir per te, o a la cual conviene tasma de su imaginación. Porque Ia sustancia no es lrn ,,xe-
existir per re. ldéntica obscn'eción se hizo más arriba a propósiro del ceptáculo vacío" o un "soporte inerte muerto". Fs" a! con-
nppositum (nota 189). trario, cl ser absolusarnenre primero'y prirnordial de Ia cosa,
Precisemos el sentido de la definición propuesta: si per se (o in se)
se enriende en el sentido limitado que indicamos aquí en el texto, csta
el principio fundarnental de su actividad v dc su acrualidad.
definición significará: la sustanci¿ es una naruralezt a la cual perte- Substantia est primtm ent, como dice A¡istóreles (2o2). pero
nece el exisrir per se (o in re), a título de naruraleza o escncia, en para cornprender esro, preciso es que el filósofo haga buen
el suppositutn (suieto individuai) que constituye una vez terminada o uso de su inteligencia, se eleve por encima de la vida anima!
complerada por la subsistencia. Si per se (o in se), se endende eg el
(no flJ de los sentidos y no se contentc con maneiar palabras va-
scnrido absoluto en que esra cxpresión fué empleadarn'r
"t.¡6¡
A.), la definición propuesta significará: la sustancia es una naturaiezo cÍas de concepros y repletas de imáger.es materiales.
a la cual peftenecc exiscir per se (o in re) como suieto de acción b) l-a sustancia de una cosa, en cuanco ésta existe, es
( ntppositum o personr). inrwtable como tal (2oB)-.
lzot) El rérmíno sustancia significe o designa una cosa destinada z La susrancia de Fedro es aquello por lo que Feelro e.xisre
existir ez sí, o sabsistir, es decir, a mantenerse ella misma en l¡ exis-
tencia (función de *bsisterc.), de modo que un¿ vez que ya exista, sos-
p.¡r¿ y sirnplemente. En t¿nto gue Pedro existe, su sustan-
dene en el ser los accidcnres que la complesn o revisten (función de (2o2) Metaph., lib. VIl, c. t.
subrare). Pero sólo considerada como tuppotintm) la sustancia es in- (?03.) Sin duda, cuando Pedro crecc, este carnb¡o afecta a su sustec-
mediatamente apra para eiercer esr dos funciones. Tomad¡ como na- .
c¡a nusma que ¿umenB; peto no le efecta srno coz ¡elación a la ca-
Í¡.raleza o esencia pide por naruraleza el eien*s : tiilod, y Ío en cu&tto suntncia.
r-'
¡g6 Drl'rsróN DE LA FILOSOTÍA. PROBLEMAS PRINCTPAL^Eü Frr.os. EspEc. trrrnris¡c¿: oxrolocíe (susr. v eccm.)
- - 2. t97
cra co¡:ro t?l no puede cambia¡. Y t.r¡ ül ¡i¡¡.¡¡:;ui¡to \iüe cse que la sustanüa? Evidentemente no. para existir tie-
susrn^ir "rrnhie, es que Fedro no cxiste ya; ha rnuerto" nen necesidad de pert€necer a oüo ser ya existen-
c) Par sí rnisma, la sustancia es invisible, inaccesible a los te ('oo); existen como algo de otro ser o sui¿ro ya exis-
sentidos. Como los sentidos no perciben el ser como tal,
directamente no nos presentan sino lo sensible y lo variable. t:.nte. Digamos pues, en esrc senddo, qtre eÍisten en algo
En cierto modo es verdad que mis sentidos perciben la sus- distinto de ellas (206).
tnnria de Fedro, como en Emaús los discípulos veían a jesús;
pero mis ojus no perciben la susiancir sino de hecho y C.o¡¡cLus¡óN XVI.
¡tuter iulrnertre, no forma!.mente. - El
neturaleza o esencia de
accidente es un6
la que es propio, o
En ouos térrninos, el objetg visto o tocado es una cose a la que €olresponde existir en orio ier.
que, a le vez que vista o tocada" es también una sust¿ncia;
pero riü la remos e1r cuento sustancia. Corno sustancia es Por aquí se comprende que un accidente es realmente
concehida intelect¡"&alr?rente, no vista o tocada; y en ctñnto del ser, sin eue, con todo, exista como un ser; esencial-
visia o tocada es una cosa colorada, dura, pero no es pto- mente pertenece a un ser, ens entis; está hschc para
piemente uxr ser o una sustancia. Fsto es lo que los filó-
existir sólo como complemento o acabanlicnro de un
sofos e:qpresan diciendo que la sustancia es inreligible pcr si
ser. Así la palabra ser no se aplica al accidente sino en
noisrng per s€, y q!"le no es sensible sinn por accidente (per
accidens). (zat) Y-a, si no con prioridad de tiempo, aI menos con pricriclad
.
de naruraleza.
Asl que lo más fundamental en las cosas escapa a la per-
(206) El accidente de- que r¡emmos aquf es el accidente predica_
cepción di¡ecta de nuest¡os sentidos y de nuesua imagina-
mental, que se opone a la susrancia. La patabra accidenre, .n
ción; es objeto sólo de inteligencia; sólo esta faculrad per- se cpone a propiedad y designa a un predicado que no derir.a"u"ntode la
cibe el ser en cuanto ser (sub ratione entis)- esencia (accidente predicabie), tiene otra sig:nificación que ,.
ur*Au
d) Nótese que si la susrancra es en las cosas, en cuento a en Lógica.
la existencia, la enridad hacia la cual la inreligencia se dirige Si se ¡rara del accidente predicamenral, o .de la oposición entre
sustanci¡ y accidente (oposición enúe seres rea!es), ra'palabra capaz
ante todo e inmediatamente, para srber, en cambio, no sólo
tle reír,.por.eiemplo, se r_efiere a un accidmte (la inrcliáen.¡r, poi i"
qúe tal sujcco posee una sustancia, sino en qué consis¡e esa cual ei homb¡e_es capaz de reír, es un accidenre rcalnrcnie disrinto
de
susrancia, cuál es str naturaleza, habremos de fundarnos ne- la sustancia). Si se rata, en cambio del accidente prcJicabte, es de_
ccsariarnente en aquello a través de lo cual esa sustancia se cir, de la oposición enrre csros cnres de razón o lógicos (pre<licables)
manifiesta a nuestros senddos; es decir, en las operaciones, que. se lla-ma género, especie, diferencie específica, propio o propie-
dad, accidente, enronces la palabra capaz de reír designa ,ro'y" un
fenómenos o accidentes de la suscancia. En este sentido co-
accidente sina and propiedad (un predicado que se dice del iuiero
nocemos la sustancia por medio o a través de los accidentes. no como formando parre en la consrirución de la ese¡¡cir especíiica,
sino ccmo de¡ivando de ella necesari¿menre).
C. EI dccidewe. Consideremos ahora cosas o re¿li- Inversamente, si se uata de! accidenre predicamental, hay que decir
Dcf inicióo dades como la risa,-el movimiento, la tristeza, la alegría, que los caracteres individuantes (rener tal remperamenro, tal herencia)
dcl Eccidente. el color, etc., gue yo contemplo en Pedro y que dan a son, al menos en su raiz, ¡!e orden sastancíal, y no de orden acciden-
tal. Si se tñra, por el conrario, del accidenre predicable, hay que de-
Pedro el existir bajo ciertos aspectos. Estas cosas son cir que aquellos caracreres son meros accidmtes (son prediiados quc
capaces de existir. ¿Pero existen de la misma manera se dicen del sujeto no como consrirutivos de su esencia específica. ni
como derivados de ella).
t98 D¡VIS¡ON DE LA Frr¡Soria - PRoBT.EMAS pRrNC¡pAtLES FrLos. ESpEc. - rrErAFi:rcl: ?:j*)ra!ggie (susr. v accro.) W9
un sentido secunderio e indirecto; y mienrras que el ser, Pcro si el cambio, la mutación, al señalarnos en el sujeto
cn el sentido primario de la palabra, es, desde el punto cosas o realidades que pasan, cs para nosotros un medio
de visra de Ia existencia, el suieto de acción, modo de llegar a la noción de accidente, no es sin embargo, un
gue ¡uesrra inteligencia se dirige inmediatamenre -de y por cerácter necesario de .todo eccidente. Hcy .rtalidarles que
sí misma al sujeto de acción y x Ia susrancia, a.lo que no pr.rcden falrrr en un sujeto, y que sin cnibargo ,on ,""i_
cientes, o er:ridedcs que completan ta sustancia. Nuestra
existe en sí-; nos resuha difícil con¡prender bien el acci-
;nteligencia misrna, nor elcmplo, o nuestríl voluntad, son evi_
dcnte. Para eso nos es preciso elaborar nuesrJe idea del
dentemente reales en nosotros, pero no puedcn confundirse
ser, arnansarla, sutilizarla, reducirla a lo real, en une pa- con nucstra sustancia. A ambas las concebirno,
labra, cornprender o llegar al accidente por su analogía .orru
"o-o si no
distinrrs de la sustancia (3m), lo que sería imposible
con la susrancia, que se opone a é1. fucran distintas por su esencia (20?). por lo tanro, la inte_
ligencia y la voluntad son en ncsotros ¡ealidades disrintas
a) Pot el hecho de emplear el sastantíao ,,accidcnte", ya de nuestra susrancia; son por consiguicnre accidentes (qtJe
corremos petrigrc .Ce re¡:resenrarncs al ¿ccidente como une ncrtenecen, como lo veremos más adelante, a la categoría
sustenciar corno perte de una sustancia o como una sustan- :-ualida-d). Hay', pues. acciCentes neccs¡rics --(iuc no pue-
ci¿ disminuída. Al intervenir la imaginación, mirarnos los den faltar al sujcto- rerles y realmente disrinto.s de la sus_
eccidentes y los fenómenos como fragmentos de materia tancia.
adheridos e un.soporte, como un revesrimie¡rto de mosaico c) Las diversas escuelas que se oponen entre sí acerca.del
o de marnposterfa. T'odo el que iunte tales imaginaciones 4 problema de la sustancia quedan zumariamenre representa-
las palabras accidente o fenómeno, quedará conrpletamente al das en los siguientes cuadros:
margen de la noción misma de accidente; en realidad no
tendrá €n su mente sino ciertas scudosustancias, y- pierde (106) Concebimos distinramen¡e la inretigenc¡a como una facultad
el tiempo si quiere discurrir sobre esa base. Es n.c.rriio e" del conocirniento, que tiene por objeto cl ser; y la voluntad como rrn!,
f acultad de apeición, que tiene por objeto el bien; y la sustancia como
esta cuestión un esfueizr) original de la inteligenc;a ,para la una naturaleza o esencia a la que cuftetponde eI existir er¡ ¡í. Btos
eleboración del concepto del ser. tres conceptos son completamente distintos enue si o cxclusivos.
b) Lut a¡;cider¡fts tow slní¿ cosa reat 1y rel!?Hcnte distintos 1:oz¡ Podemos razonar así porque se E:¡ta de cosas proporcionades
de lt s¿5¡*r¡u. a nuestra inteligencia que las'comprende por un concepto propio y
Es claro,. por cjemplo, qne enddades taies cü{no un acro distinto (de cosas que son conocidas por su escncia). En ral caso, si
, <los conceptos son contpletatncntc extcriores el uno del otro, cs que las
oe pensarn¡enEo o un movimiento emocional no pueden €os:rs que presentan a nuesrro espíriru difieren realmente la una de ta
confunaJi¡se con nuesüe sustancia, ya que estas cosas pasan otra; si no fuera así, nuesrra inteligencia seria mentirosa. Dc esta ma-
y cambian en nosotros, sin que paie o-carnbie nucstra sus_ nera se dcmuestra que la cantidad o la exrensión es un accidente real-
t'ü-rcia, que es inmutable mentc distinto de la sustancia corporal, y que cn todos los scres crea-
tanio dure nuestra existencia. dos la esencia es realmenre disrinta de la existencia. (Cfr. sobre cste
Son sin embargo, realidaCes"n que nos afectan intrínsecamente. {rltimo oa S¡Nro TonÁs, Curs, ptrit., phit. Nar. q. ?, e. i.)
Por consiguiente, son distintas de la susrancia en la que (Cu¿ndo -punto Juex
se trara de la disdnción de razón. nos €nconrrlmos con con-
radican o a la que esún adhe¡iclas. Hay así accidenr ceptos distintot, I)ero no enterúriene ene¡ioras el uno al o¡ro. Así
", "on-y
tingentes (es decir que pueden faltar en el sulero), reales dntinguirnos en Ped¡o la enddad hontb.re y la enudad rnimal, qo"-r,o
forman sino un solo ser. en ra realidad. piro el concepro de'hómbre,
rcslrylenee dfuclntos de- la su_stancia. lei6¡ de ser exterior al de animal, lo lleva implíciramente.)
2@ DrvrsróN DE LA FTT,OSOFÍA.
- PROBLE]\ÍAS .pRrNCrpALES
FrLos. EspEc.
- trernrísrce: 2. oNror-ocin (susr. v eccto.) 20r
solámente incognoscible, sino absolutarnente inexistente, y mismo de Fedro o de Pablo; pr;¿srü {i¡.iü, por consiguiente, la
que su concepto es una quimera. propieded de esrar bajo los accidenres (cosa que propiarnenre
Los distintos filósoft¡s fenonrenistas de que acabamos de corresponde a un sujeto y a su neturaleza individual), pasa
hablar, no ven que lo que destruyen en realidad es el acci- de ahí a la naturaleze del sujero desindividualizado por !a abs-
dente, no la sustant:ia: lo que ellos llarnan fenómenos, no son traccióno llamaremos también sustancia en un senrido se-
en realided sin<¡ u¡la scudosust¿¡rcia mcntal encerrada en un cundario, cubttantia sedtnda, a I¡ naturaleza de Pedro, hecha
concepto, como avergonzada de sí misma y contradictoria: absr¡acción de su individuaiidad, es decir a la esencia uni-
una sustancia pulverizada o vaciada de subsistencia real, !r verssl hombre o humanidad. Llamarenlos por el contrario
cual no es un accidente, ser de otro ser, puro complemento srsiancia en el primer sentido, substsntia primo, a la sustan-
de scr,y que no puede ser concebido sino con relación a una cia individual lzoe¡.
sustancia. No habiendo iamás cornprendido qué es una sus- á) Se ve por lo dicho que, si se cnnsiclera al ser que pri-
tancía y poniendo bajo el nombre de fenómenos a algunas rn€rarnente capta la inteligencia en las cosas mareriales, esta
seudosustancias, es natural que rehusasen ¡econocer otla sus- se dirige preferentemente
tancia deuás de esas seudosustancias por ellos imaginadas.
o bien al ser indiuidual,
sr¡sencia D. Indiaidualidad de la n¿stancia.
o bien al ser uniaersal,
L,a Rl ser prirnera-
r-nenr.e comprendido pür Ia inteligencia- desde Él purro
según nos hayamos colocado
:: ;'"rTffi;
rr p'1"¡ii de vism de la existencia, es algo individual. La inteli- desde el punto de vista de la existetcia,
o desde el punto dc vista de la inteligibitidad.
Y:1y:j:':,- gencia, en efecto, lo cornprende como individual, ya que
;ffi:rcsu'r- no. capta ei ser de las cosas sino mediante ias sen- Con relación e la inteligibilidad, el ser prirnsrrinierrls com-
saclones y las imágenes que cllas nos presenran bajo las prendido en las cosas por Ia inteligencia es la esgncia propia-
condiciones de la existencia, esro es, en su individualidad; mente dicha, que rn sí rrrisrna l¡o es indiviclual, y cue cxiste
por Io dernás, sólo lo individual puede exisrjr en la rea- en el espírit.u en estado de univers¡iidad; ¡' sÁlc e'r s':ntiCo
Iidad. irnpropio ee cplicará la palrt'rc esencia a la esencia individua-
Iiz,ada por la marerie individual (es-decir, a la, natz¿ralezi
a) Es verdad gue nuestra inteligencia no puede conocer hdiaidual).
di¡ectamente esta sustancia en su individualidad; etlr sólo Al contrario, ccr ::!-::lót ^ !¡ r::lrt^1_1!;, el ser prlmera-
sabe, volviéndose hacia las imágenes de las que s¿c¿ sus
lzoo) En el voca!:ulario aristotéüco-escolásrico, la expresión ralr-
ideas, que esta sustancia es individual, pero no sabe cn qué trntid prima, oüolo rc¡'ó2.4, designa (ver nota l9B). la naruraleza ind!-
consiste su individualldad; !a susrancia de Fed¡o no se pre- viCurl <lel suieto de acción, sin precisar si esrá o no terminada por la
senta directarnente sino por une'idea universel. Le sustancia subsistencia, y lo más frecu:ntc es que designe la naruraleza terminada
o- el suleto de acción, el hoc alíquid; pero no significa, sin embargo,
Lo sonanci¡ de Pedro así percibida, abstracción hecha de su individuali-
cn. el senddo dad" rro es entonces otra cosa que la naturaleza de Pedro to- el sufeto de acción romado co¡no ra! y por oposición a la naruraláa
no rcrrninada; esre oficio está reservado a los términos suppositum y
mada.con dererminaciones que propiamente consrihryen su
ílllilrrd.,c,il csenci*. Yi¿spuesto persona (ünóoraorg).
ílii-iiÁ¡ que se dice del hombre, que se mueve, que Nótese que la distinción entre el suicto de acción y la naturaleze (no
te¡-rninada por la subsistencia) es, sobre todo, obra dc los escolásricos.
cs isdividual. se ríe, que tiene intelígencia y voluntad, como se dice eso
$¡istóteles no la ha deducido explícitamcnte.
2A1 D¡V$¡óN DE I,A F!r.-O-sOFiA.
- PROBLEMAS PRTNCTPALES Frlos. EspEc. - METAFís¡cA: 2. ouror,ocí¡ (susr. v ¿cc¡o.) 2oJ
rrriie ':amprendidr) *n lns r-gsas pof, la Lnteligencia es Ia recur¡ido a la expresión de "ser al que conviene o corres-
susraÍrei$ i¡lriivitlu¡l (rto); y
:.11i ¡.¡r u:i :¡üdile sect;xd¡srio, ponde existir por simisrno (per se) o en sl (in se)". Debemos
se aplicará la palabra sustancia a la natur.¿lez¿ dcsi¡rdi".;iCuali- precisar con cuidado el sentido de estas expresiones.
zada por la absr¡acción (es decir, a la esencia propiantenta Se d::: qüó ur:á c¡s: er.trte en sí {in se) cuando nt¡ cxiste
dicha) (2'r). como p3:¡e ric un todo ya existente, sino gue €5a cos¿ cotrs-
Recordemos lo que se ha dichb (\ acerca tiruye el mismo todo que existe. Así Pedro existe iz se. Se
de la namraleza individual. Inmediatamenre veremos cómo dice que una cosa exíste por sí ¡nima (per se) cuando por
hay que agrup¿u (2rs) los diferentes concéptos que nos han ella misma o por su propia naturaleza es puesta en Ia exis-
salido al paso hasta este momento:
l¡csencie torn¡de de un¿ menera concrere o como auibuídr a h cosa
(lo que une cosa es ante todo como inteügible), no se hace pres€nre
rte-fBajo cierto aspecto: Acclo;sro ¡l espírirc en e¡tado Wo; en efecto, en ese caso el espíriru la com-
y simplemente:¡ prende con el suieto por ella detcrnünrdo. Para poseerla en estado
'ro-J Pura
)'l núnantial puro, es preciso pensarla apartc, sin cl suieto por ella determinado, co-
| ¡ecrnda l^ mo cuando se dice por eiemplo "le hurnrnidad", "le enddad hombre".
enterementñ lJUsrA¡¡clA Sc la define en este caso: aquello por Io cual une cosx cs lo que cs ante
TY!:#:':J\ *!':y:,4
pnüt
todo como inteügible, o si no: aquello por Io cual una cosa queda
constituídr en un grado detemúnado de ser primeramcnrc inteligible.
Por este razón se¡ía conveniente crmbiar en los m¡nu¡les la expresión
r.o euE por AquELIo poR r¡ euE, Así se obdcnc en dcfinidva el cuadro
siguiente.
tencie (por lds causas de que depcnde, si se trata de una zus- de que no existen como partes de otro ser; pero absoiutamente
tancia creada). .1;í ileOro existc p¿r ie (,tn). hablando no se basran para ello. El ser a se no puede deiar
Esta expresión per Je es frecuentemente empleada en filo-
de existir; el que es per se sin ser a se, puede perder la exis-
sofía. Significa siemprc en rtzón de sí mitma, en razúrt de tencia.
;u i;íwyir ei'?tcia (per suam essentimn), "sea que el atributo
Nótese que en casrellano la expresión por sí mismo es equí-
considerado formc parte de la esencia de la cosa o se derive
voca! y lo mismo puede significar per se como ¿¡ Je. &e
de ella neccsariamente como de su principio" (en este ceso
per se se opone a per accidens) (2t6), sea que simplemente equívoco puede evitarse empleando la expresión de po? tí
para traducir a se, y m razón de sí para significar per se.
quiera decir que el atriburo considerado conviene inrnedia-
tamente e la cosa, que no lo recibe mediante otra cosa que su La distinción enrre lo que exisre ¿ se y lo que existe per se,
propia esencia (en este ctso per Je opone a per aliud). Así !a han olvidado ciertos filósofos, sobre rodo Spinoz4 que atri-
es como el sujeto de acción existe per se, mientras que cl buye la aseidad (a-se-itai) a todas Ias susrancias (de énde se
accidentc existe per aliud. sigue que no hay más que una sola susrancia y que todo es
Pi.iw gsr¿ exprcsiún ptt ie :r -"ignifica "en ¡azón ds sí o Dios -monismo panreísta-). Cuando, en efecro, Spinoza de-
de :u grcrpia naruraleza como principio absalutamente prime- fine la sustancia: "io que es en sí y se concibe por sí", en
ro, o conto razón cornpleta y úbimd'. Esto es otra cosa, to- realidad entiende, como lo muesffa el contexro, (2Ls) el ser
talmente difercnre, que se expresa por la locución a se, de que en reali(ad no tiene necesidad sino de sí minno parí ser
si ¡¡¡i.:¡¡¡,.¡ o pc.t sí (que se opone a ab alio). y para ser concebtdo. Descanes había ya dcfinido la susran-.
L..1r," cr.isic c ¡e cxis:e cviJcntemcnae !,,cr !r, pero lo que cia de una manera ambigua: r.es que ita exsistit ut nulla a.lia
es p$.re de rúrigún modo quicrc decrr que slua ü se. Lc' que re indigeat ad ersistendum (ztr).
cisic ¿r sc o dc por sí nrismtt, ai tener en sí roda ia razón de
52. Er. Acro y LA porENc¡n.
zu existencia, es incrusltlo; Dios soio es ¿ .rs, de ¡ror sí misrno.
A) Origm de estas no-
l.i ci bo¡¡crarlo las sustancias creodas (sujetos de acción crea- cianes.- Al conternplar al ser- desde el punto de vista
dos) son causíl'Jas; exisren .per sc, cn razón dc su esencia, pero
de la inteligibilidad, y después desde el aspecto de [a
nc e:isren a ¡r. Poseen en su propia naruraleza todo Io nece-
sario para recibir la existencja, no para poseer una existencie
existencia, hernos visto que el obfeto primeramenre com-
no recibida. Se basran a sÍ mismas para existir, en el sentido prendido por la inreligencia, ei ser en el senrido primero
de la palabra, es en el primer caso lo que se ilama la
lztr¡ Eúsdr per te o m .re puede entenderse de un modo más o rne- esencia, y en el segundo lo que se llama la sustancia,
nos riguroso, de forn¡a que se pueda aplicar ya a le sustaacia en gc-
neral (en este senudo: todo lo que existe per ¡e o ra .ra, posee en sí Coneiderernos ahora al ser de las cosas (romando esta
todo lo nece¡año para recibir la eústencia, y no forma pane de un palabra ser en su senddo más general y más inderermi-
todo ya existtnte), ya exclusivamente al rujao de acción (npposi*m nado), desde el punro de vista de la acción, con ¡eiaci6n
o p€rsona, que dene en sí todo lo necesmlo para recibir la existencia.
pero que de ningún ¡nodo eisre formando parte de un todo). e lo que obrán las cosas. Desde esre punro de visra nos
lrto¡ Así Ped¡o es per re vivienre, inteligente, dotado de la f¡cul- ¡aJdrá
al paso un rercer senrido funciamental de la pa-
ud de reir¡ el a¡tista 6 ger te un manlpulador de obietos. Pcro Pedro labra ser.
6 ger eccide*t etacado por la gripe o heredero dc un¡ fom¡na; el rr-
tiste cs pcr accidots cas¡do o soltero.
(e¡c) Cf. Etica, p. I, prop. ViI.
lztt¡ principia philosopbiae, lib. I, a. 5i.
208 DrvrsróN DE LA FTLOSOFÍA. PROBLEMAS PR¡NCTPALES
- r¡Los. EspEc.
- ¡r¿nrerís¡cn
r) ¿Cuál es la primera aerddd comprendida por la que existe cambio sin un zujeto que sea
EI principio inteügencia, desde el momenro que ella ha formado la no- trasformado. v oue
sce.esro o aquello antes de cambiar, quedaría
de idcotid¿d. ción de ser? Basta que esa facultad considere esta noción, negado.f'pii-
cipio de idenridad y caeríamos .n .l ,boo¿"] p"rqí"-.1
para que inmediatamenre comprenda que lo que es, es hablar asi o bien conrinuarf¿ uno fiándose
de ra ¡¿."-¿i,.i
(principio de identidad), o si no, q,ile lo que es no puede pero en esre caso decir que existe el
cambio sin un zu;.io
no ser aI micrno tiempo y bajo el mismo aspecto (prin- que exista antes de cambiar, o que
el cembio *;;;;r;
cipio de no-conuadicción). Fs decir, que cada cosa es cl ser, equirule a decir, que lo qü n" es,
camU¡a (lo cual es
lo que es, que no es sino lo que es, y que es todo lo que un absurdo); o bien queáaría rechazada ia
idea A, ,., oo*o
mendrosa; se pretendeiía queen lugar
es. Ahora bien, ¿qué es lo que obran ias cosas? ¿Cómo de pensar ser, hay que
crmbio, eso lerfa rechazar como mendroso v
se cornpo¡tan en la naturaleza? ¿Crrál es el primer hecho *ntt -pero
rarso, ,unto con Ia idea de ser, el principio de irienridad
de experiencia cornprenclido pcr los se¡tidos y por la está ligado ínrimamenre; y sería a I"
o". I"
concie¡rcia? Las cosas cantbian. La flccha vuelao ei ani- samienro es mentiroso por naruraleza, ";;";irr"';;;.iil:
mal corre, lo que es fiío se calienta por la acción del absurdo. Hay que afirmar, pues, de
.,
lo cual rguri_iii"
fuego, el alin:ento se hace carne, lo que vive muere, I ۖ
*rn.r" absolJta q"_ ;i
ser es antes que el cambio, y que no
existe el cambio ,in u.
cada primavera la flor que no edstía llega a Ia exisrencia. su,ero que sea trasformado y que sea
esto p aquello anres de
¿En qué consiste esce hecho universal del cnt¡lsio o cambiar; o, como dicen los filEsofos, ,ro
hry movimiento sin
El hecho del movimientol Todos lo saben por expcriencia, aunq¡¡e la. sujeto que sea movido.
c¡mbio. noción de cambio sca, como todas las primeras nociones,. .zj Dejemos ahora de lado Ia experiencia y
bien difícil de dilucidar científicamcnrc. Sicmirre que tcda re-
presentación sensible,-y ensayemos
e¡iste el c¡rnbio hay a la ycz. psso o trínsito (paso de un considerrr'.t hcornprci-
ser a otro ser, o de un rnodo de ser a oti'o modo de ser).
aaliéndonos de Ia inteligencii y por consigui.nt, "rtuio
*-r,r'nl uiú¿"¿ ¡pa-
ción del ser, objeto formal de'eü f;iJ;aE,-y
Para que haya paso, es preciso que hay:a alguna ccsa qüe cóm,o o bajo qué aqpecto el término
*.*_i._ üT:, iil-:
o es;d;ant _ Ii¿o
psse, alguna que sufra el cambio o un suieto que cese de nor Puede llegar a ser el-término o estado nuevo- ----- tencia. de
1os po-
ser esto o aquello (terminus a Euo,la flecha en el arco,
el alimento, el germen), para ser otra casa (tenninus ad _ ¿Córno ¡rn fr.puede llegar " ,r, . oonve*irse en el
ser nuevol ¿Será en cuanto es,
qí¿emr la flecha en el blanco, Ia carne, Ia planta).
o tal como era en su
estado .de te.rminus a quo? No, porque
en ese estado es
un ser completo_y ninguna perfección tiene
No es posible que exista el ceml¡iu sin un sujeto que se que adquirir
como tal ser. ¿Será tal coml se ha de .n"onirar
modifique, y que s€a esto o aquello antes de cambiar (2r8); a.rpoC,
en su nuevo esmdo de terminus ad queml
en otros términos, ei ser *s enges que el cambio. Tampoco.
porque ese nuevo ser o modo nuevo
Si en efecto se dijera que el ca¡nt¡io es a¡rrl*s que el sero y todavía no a*rr,a,
es todavía nada.
(2¡E) Así en un cambio sustancial Ia matnia prima, qu'e no es $?t De modo que el- término o estado prime:o
ler acrual, sino un ser en es¡ado potencial, es el sujeto que cambia y ,, no puede
que constiruye tal cuerpo, mediante su unión con ral forma sustaneial; uegar a ser el término o cstado- nuev@, ni
tornado iegun
y luego oro uniénciose con otra forma sustancial, y mí sucesivamcnrc': Io que ya es, ni tampoco tomado ,.g,rn 1o
qo, no es to-
frr,os, EspEc. - METAFísrcA: 2. oNToL. (,rcro v rorexcn) 2lr
zto rr¡lsróx DE LA Fllosoríl.-pnoslEMAll PRINcIPALES
.D. ,l¿to y pctencia en Ia cosls.-Se ve, por lo que a los espírirus puros creados), yr que eit¿ sust¿ncia misma
íe acaba de decir, que todas las cosas mu"dables, baio (esencia sustancial) es:á cir poteircia respecto de aquello que
cualquier aspecto que las tomemos, safl compaestas, como es el acto último de toda realidad (acaalitas omnis formae),
es decir, respecto z \a existencr¿; los espíritus puros creados
se dice, de potencia y de acto. Dios sólo, por ser abso-
no existen por sí mismos, 4 Je; Fueden no ser.
lutarnente inrnutable, está exento de toda potencialidad:
¡¡otemos por oüa parre que todo accidente (la blancura,
siendo el mismo ser subsistente o la plenirud del ser,
no puede pasar a ser ouo; no hay ninguna perfección
It fterza,la virrud, erc.) es un scro (forma accidental) que
determina al sujeto, y que a veces está él mismo en potencia
que él no tenga, imposible que él no sea ya; es el ¡lcto para ulteriores perfecciones. Así la inteligencia, por ejemplo,
Puro. es un accidente (una "fornla accidental") que tiene al alma
ifodas las demás cosas, por lo conuario, son seres de- por sujeto, y que está en potencir ¡cspecto a tal o cual acto
masiado pobres y demasiado débiles para ilegar de una de pensar.
vez a lo que pueden ser; a todas queda un gran margen Todas las nociones que hemos encontrado hasta ahora, pue-
de posibiüdades que nunca podrán realiza¡ sino en parte, den agruparse de la mane¡a siguicntc: ,
y a condición de cambiar.
a) Podemos subrayar desde ahora, que este concepto os-
Ac'ro PuRo
curo y misterioso de rnatcl'ia prima, al cual hemos llegado, Ante todo co-f lhio cierto aspecto: Acc¡orxre
profundizando en !r noción de naruraleza individual, es el mo inteligiblcl (forma
(esencia pro-J accidental)
de una purn potenc¡¿ en el orden susrancie!, potencia que Lo our I piamente di-¡ Pura y sim- I Susr¡,xc¡r
puede ser o llegar r scr todos los cuerpos, pero que por sí el I cha) y ron r.ol plemcnte: Substrntial compuesta (en Se¡
suf eto I Qr,e, cxiste t .rect¿nda I el mundo dc
sola no es ninguno. Es el principio puran'rente potencial compuesto
es I Ante tor.lo ccmo cntem-l l los cuerpos)
que, mediante su unión con un principio actual ("forma I mcntc definido (naturale-l I dc acto y po-
de
sustancial"), constituye t¿l o cual s¡stanEia corpórea, y es
FOTENCIA
I zapoRindi'-idual) | Substantía ltencia y acrua-
y Acro
_ qurc, t ]r Lo ev-E esiste corno tal prima I lizada por el
el nieto de todos los cembios n¿stanciales. Lo ¡nre todo existe (suietol{
b) la potencie y cl acto se reparten todos los seres crea- primcro de rcción, pcrsonr)f
dos (codos con$an de materia y forma), y se encuent¡en existir:e¡i¡tszcia . ... actoúldmode
toda reaüdad.
tanto cn el orden de las sustancias como en el de los acci-
dentes. En otros términos, ambos son obietos mentales trdJ-
cendeñtoles, corno el ser mismo, es decir, obletos mentales
que sobrepasan o sascienden tódos los límites de género y
c) Después de lo dicho, basta considerar las nociones de
potencia y de acto para comprender linmediatamente la ver-
,de categoría, y gue €ntran en todos los seres (creados).
dad de los siguientes axiomas, que es conveniente formular
¡ La st¿stmtci¿ de los seres corporales estó compuesta de po- desde ahora, ye que frecuentemenre deberemos hacer uso de
tencia\maceria prima) y de acto (forma sustancial). La sas-
ellos:
tancia de los seres incorpóreos (espíritu puro) no está com-
puesra, es solenente octo, en cwnto a lo que constifirye s7¿ 19 La potencia no .pitede eristir en estado ptno, es clecb,
naturslezt o esencia. Pero no por eso es ácto puro (respecto sin ningún ccro. Esto es evidente, ya que la existencia es un
rrlos. rspsc. - ¡rr¡r¡,risrcA: 2. oNror. (ecro y pmrxcrA) 2lr.
2t6 DrvrsróN DE LA FllOsOFlA. - PROBLEMAS PRINCIPALES
tación de! ser; según es el ser, tales son sus operaciones, ape.
acto: no puede haber potencia sino en los seres que ya estén ratio sequitur esse.
en acto (2ro). . 79 De dos seres en scto no puede resultm una sustancía (un
2a Nar{s pasa de Ia potencia al acto, sino mediante arn ser ser de por sí). Así, por ejemplo, un organismo vivo es l¡n¡
en scto. Imposible, en efecto, que lo que está en potencia, es sustancia (un ser de por sí), mienuas que una máquina o una
decir, lo que puede tener una determinación o una perfección, casa es una unión accidenul lzzt¡. Es evidente que dos seres
pero aun no la tiene, se dé a sí mismo lo que le falta, en cuan- en acto, constiruídos en dos seres, nunca podrán, por mucho
to está en potencia. quc se los una, constitui¡ sino una reunión de seres, una uni-
3a El acto es antes que la potencio. Consecuencia del axio- dad accidentd, no una susranci^ (2rr).
ma precedente (?20). d/ Acerca de esta cuestión del acro y de la potencia, en-
49 Lp. potetzcia es esencislmente relati,Ja ol acto, y es por o conrramos también divididos a los filósofos en rres escuelas:
pc:ra eI ncto (porentia dicitur ad actum). Sólo con relación la escuela de Aristóteles y de Sanro Tomás enseña que hay
al acto es posible concebi¡ la potencia (por elemplo, sólo disdnción enue la potencia y el acto; la prioridad d-el actb
con relación z ser blanco se puede concebi¡ poder ser blan- sobrc la potencia, la realidad del movimienro y det devenir;
co)i y sólo con relación a una perfección es concebible un pero prioridad del se¡ sobre el movimienro. Enseña igual-
ser capaz de recibirla. menre que enüe Dios (acto pu¡o).y todos los demás seres
59 El acto y la patencia están en la misnta categoría o línea. (compuestos de acto y potencia) hay una düerencie absolua
Es dcci¡ en la misma categoría o línea de sustancia o acciden- e in-frnita.
te. Es evidente, en efecto, que todo acto que completa y E I int e I e c tuabnt o e r a ger ado ( Parménides, Spinoza, Hegel
)
especifica z la vez a una potencia, debe ser del mismo orden se niega a admitir la potencia, por ser una noción oscura
que aquélla. Así por ejemplo, la acción de pensar está en el sí misma. Todo lo que exisre es sólo acto o acto puro; hay "n
orden de acciCente, como la misma facultad de donde erna- que negar el movimienro (Parménides) o idendficar los con-
na y que está en potencia por esa acción. trarios (Hegel), y las crearuras rienen la misma naruralez¿
6e Tado ser abra en la medida en que esti en acto. En que Dios (panteísmo).
efecto, la acción es un acto (acns operationis) que es puesto El antiintelecrualistno (Heráclito, Bergson) rechaza igual-
en la categoría de acto po¡ el suleto dei cual emana, y que mente la distinción enúe porencia y acro, pero porque la
rupone por consiguiente (axioma 29) que este zuieto está en nocrón del ser le parece falsa. El deveni¡ o el cambio susti-
acto en la rnedida en que es capaz de producir esas acciones. ¡:rr¡ $uprimid la unidad de una máqurna o de una c¡sa, y habrés
Se dice en cl rriismo sentido que las accioncs son la manifes- -mpnmrdo
la máquina y la casa, pero no habrán sido por eso áescuíd¡s
las naruralezaso suscancias que ex-tsrian ya; el hueiro, el acero, la
(2r0) Así la nateria pñtna no puede exisdr sola, sin ¡el o cual forma c¡I. c¡c
¡ustancial que la acrue. Igualmente la esencia es con relación al acto Supnmrd, por el contrano, la unidad de un organumo, y habréü
-
de exis¡i¡ una potencia ¡ealmentc distinta de éste, pero acrual por é1. desrruido la naruraleza mrsma o susrancia que ex.rsria alli.
(22o) Esre axioma nos da la nzón metsf.'tsica de la vetdad enuoci¿da (222) Este axoma iuega muy imponanre papel en frlósofia rra[u.r"l
4nteriormenre: el ser es antes que el cambio o devenir, (Eso es vcr- y sobre todo en psrcologia. Asi por ejemplo la concepción carresrana
dad, hablando absoluramente. Porque sucede lo conuario en el orden que hacc del cuerpo y del alma dos sastrncias compleru las dos, cs
úe la causalidad material, en la que la potencia es ¡rotes quc cl acto, ¡ncapai¿ de explicar la unrdad susrancial del scr humano, porque dor
¡l deveni¡ arltes que el ser, el ge¡rnen antes que el árbol. Pero el ger- st¡st3ooas completas son dos teret en acrc.
mco supone al á¡bol que lo ha producido y .nrcs que todo h car¡se-
l¡üd dc l¡ causa pri¡ne¡e,)
FT'
222 otvrsró¡¡ DE LA FIIOSOTÍ¡. pnosLEM S PRTNCIPALES r¡rosori¡ EspEcuLATrvA. - uer¿rfsIc.r: 3. TpoDrcaA 22t
-
intensifíca su riuno respiratorio, significarnos con esta frese se ocupa de Aquel que es el mismo Ser subsistente. &ta Problem ¡r
lo que hace in dcat erercito, es decir, un hecho material. B parte de la metafísica se llama teología nawral (ciencia de la Teolo-
gía Narura! o
decir que octus signatas significa le intención pueste en tal de Dios en cuanto El es accesible a la razón narural, o Illetarísic¡ del
acto; y actus erercitt¿s significa la acción material. como causa de los seres y autcr del orden natural); se mismo Scr
Supongamos, por ejemplo, a un hombre que lee a Ron- llarna también, desde Leibniz, con el mal escogido nom- subsistente.
sárd, a Lamartine, a Víctor Hugo, con la intención de con- bre de Teodicea.
tar el número de veces que emplean la palabra amar y
la paiabra Euerer. Ese hombre lee ciertamente y formal- Leibniz en su Teodicea (1710) se propuso defender la
rnente a esos poetas, pero Io que sursolurztad pretende ¿es Providencia divina contra los ataques de los escépticos (so-
leer precisarnente? No: lo que con ese lectura intenta bre todo de Baylo). Bte nombre de Teodicea (etimológi-
es hacer un uabaio de crídca literaria "estilométrica". Lee camente "justificación de Dios") ha sido empleado después
-a_gsos poet¿s efectivamenre o in scnt etercito, pero in para designar la parte de la filosofía qrre tiene a Dios como
actu signoto o expresamente prepara el uabaio crítico en objeto. Pero este nombre está mal escogido por dos ra-
cuestión. zones: primera, porque la Providcncia de Dios no tiene nc-
Enunciemos la frase: "lilía agri non laborant neqae nent". cesidad dc ser iustificada por los filósofos; y además, por-
Si pensamos concretemente en el sentido de esta frase, te- que las cuestiones que tresn de la P¡ovidencia y del pro.
nemos presentes a los lirios in actu signato, es decir, pensa- blema del mal, no son las únicas ni las más importantes dc
mos en ellos en el aspecto preciso de que ni uabaian ni gue trata la teología naftnl.
hilan. Pero podríamos también fiiarnos únicamente en ese Las primeras cuestiones que la teología natural debe
nominativo plural, lilia, que obra de un modo u otxo; esto tratar son evidcntemente las que se refieren a la exis-
sería considerar a tos lirios ¡z actu exe¡cito. tencia misma de Dios.
pe modo que la expresión in dctu signato dice de ias En efecto, la existencia de Dios no es inmediatamette,
cosas a las cuales se dirigen la inteligencia o la voluntad,
es decir, sin previo esfuer¿o de nuestre rzzón, evidente
cuando esas cosas constituyen al obieto de un concepto dc
la misma inteligencia, o de una intención de la voluntado y para nosotros, como lo creyeron Mdebranche y los on-
han de ser entendidos. bajo ese concepto precisamenter o tologistas; sino que, mediante el uabaio de la inteügen-
buscados con esa intención precisa. Cuando, en cambio, esas cia, que es la operación más fundamentalmente propia
cos¡s se hacen presentes al espíritu o están cn le realidad a del hornbre, rnediante el raronamiento, es como llegamos
propósito de otras coses, y sin que nos fiicmos precisamente ¿ comprenderla con claridad; y la nzón, pra elevarse
cn elfrs, cntonces se dice que esrán ahí in acta exercito. hasta ella, no ha de apoyarse en'la simple idea o nocih
'del ser perfecto (argumento ontológíco de San Anselmo
't'eodicea. y de Descartes), sino que ha de apoyarse sobre reaüdades
9 3. indubitablemente cienas y comprobadas. Santo Tomás,
J¡.:La tal; y por ese
mecefísica estudia el ser como resumiendo toda la antigua uadición, demuesua por cinco
r¡zón precisamente d.ebe.6tudiar la causa del ser.. For caminos diferentes cónio esta conclusiónz Dios eriste, *,
eso sil pane más elbvada, que-es como.su coronamiento, impone con absoluta necesidad alt mz6n humana.
224 DrvrsróN DE LA Frr.oSOFiA. - PROBLEMAS PRTNCTPA¡,E¡' rllosori¡ EspEcuLATrve. - vnrerÍstc.e: 3. TEoDIcEA zzt
Hay en el mundo movimientos o cembios ---6eres y su- toria de la filosofía, una de estas dos cosas: o al verdadero
cesos que entes no existían-, cosas gue existen y quc Dios o al absurdo radical (227).
pueden no existir -{osas de diferentes categorías según La teodicea debe también establecer el modo de cono-
sus diversos grados de perfección, y en las que esra per- cimiento que tenemos de Dios, y luego estudiar la naru-
fección, que consiste en.ser, es más o menos ümitada y raleza y las perfecciones de Dios, en pardcular su unidad,
mezclad¿ de imperfección-, naturalezas desprovistas de su simplicidad, su inmutabilidad, Ias cuales se deducen
inteligencia y orientadas a una finaüdad determinada, inmediatamente de esta perfección consistenre en ser de
como se ve, no solamente por el orden tan compleio del por sí, aseidad, que es lo que caracreriza anre todo al acto
universo, o por la maravillose est¡uctura de los organis- puro y manifiesta con la mayor claridad que es distinto
mos vivos, sino ambién por el orden que los seres guar- del mundo absoluramenre y por esencia; debe estudiar
dan al realtzer sus acciones propias y eqpecíficas. Para sus relaciones con lo creado, su ciencia, su acción crea-
expüc4r satisfactorlamente otor iio.rcos ñechos es nece- dora y moriz, yr en fin, los problemas relacionados con
sario en definitiva
-ya que, sienno
absurdo, debemos detenernos
queremds caer en el
una rdzón o causa pri-
la presciencia divina acerca de hechos contingentes y de
los actos übres del hombre, y los que plantea la existen-
mua del ser-, admitir una causa que mueva sin ser mo- cia del mal en el universo.
vida; que cause sin ser causada; que posea tal naturaleze [,a escuela de A¡istóreles y de Sanro Tomás enseña que
que no pueda deiar de ser o existir; que se encuentre en Dios es conocido por la razón natural, con un conocimiento
cüa, en esudo absoluto e infinito, Ia perfección que €n analógico que nos hace ver, en el espeio de las cosas creadas,
las cosas se encuentra participada en rnayor o menor per- las perfecciones divinas (ser, unidad, bondad, inreligencia,
fección; cuya inteligencia, en fin, sea el fundamenro su- amor, etc.), negando, desde luego, cualquier unidad de n¡-
premo de toda natu¡aleza y el principio primero de los ruraleza, toda medida común y toda suerre de confusión en-
sefes.
tre Dios y las criaturas. Fsta doctrina se opone e dos erro-
res cont¡a¡ios: al error de los agnósticos que colocan al ser
A esa causa la llamamos Dios; es ecto puro; es o existe
divino fuera del alcance de nuest¡a inteligencia, declarando
de por sí o ¿ se, o dicho de ouo modo, el ser mismo es
a Dios inaccesible a l¿. razón hurnana (escépricos, fenome-
su naturaleza o esencia; es el mismo Ser subsistente, Aquel nistas, positivistas como Co¡nte y Spencer, y sobre todo la
qae es. Esre razonamiento que supone en el filósofo las escuela de Kant); y al error de los prnteístas, que confun.
más altas verdades de la metafísica, se impone al sen- den a Dios con las cr.¡sas creadas (Parménides, Heráclito,
tido común de la manera más sencilla; es que, e decir estoicos, Spinoza, merafísicos alemanes desde Lessing y Kanr;
verdad, es el acto más profundamente natural de la ¡¿zón modernistas e inmanentistas).
humana, de modo que, pera desuuirlo, habría qüe des- (22t) GARRrcou-Lecn.rNce, Dian, son eústcace, sa natarc, Pa.ns, .
mrir la misma nz6n humana y sus primeros principios Eenrcheme, le ed, 1920.
(principios de identidad o de no-conrradicción, de óau-
salidad, de razón suficiente); y el espíriru tiene que elegir
sin remedio, como lo demuesrra demasiado bien la his-
T--
226 DmsróN DE LA FTLOSOTíA.
- PROBLEMÁS PRTNCIPALES r¡r¡sorfe rnÁcrc¡. -ru¡mple DEL .aRTE
el-fin perseguido es razón de causa o principio), en rela- si no es colocándose desde el punto de vi*a de los con-
ceptos y principios más universales y más elevados del
-
ción al fin último (bien absoluto del ñombre).
Las ciencias prácricas no son vSrdaderas ciencias, ha_ conocimiento: tel teorfa cae así dentra de los dominios
(??€) Ver nc 30. ¡).
de la filosofía.
228 DIVISIóN DE LA FTI,OSOFÍA. - PROBLEMAS PR¡NCIPALES FTI.OSOTiA PR,{CTIC¿. MORAT
-
.é Filosofla.de Lr parte de la filosofía así precisada es evidentemenre guntarnos primero en qué cori¡iste el arte; si es, como ense-
;;"'' '
obra a "--
ba-
práctic^, y^ que se ocupa de la obra a realizarse y rrara ña Santo Tomás, una virtud del entendimiento prácdco,
de dirigir desde arriba a las ciencias o disciplinas prác- y cómo se distingue de las virtudes especulativas
ricas. No podría, sin embargor por su carác¡er de ciéncia (inteligencia de los principios, ciencia" sabiduría), y de las
propiamente dicha, ser esencialmente práctica; y así se virtudes morales, de la prudencia sobre todo; luego, cómo
mandene en el orden puramente especulativo por su hay que dividir las artes y dar una clasificación de ellas¡
obieto y por su mxnera de proceder, y permanece ade- y en fin, cuáles son los principios supremos y las condicio-
más muy aleiada de la operación misma; pues, en efecto, nes propias n el sentido más g.eneral.y elevado- de las
-e
arEes que denen por obieto la belleza (bellas artes) y quc
no sólo se manriene exffaña a la aplicación de las reglas
a¡rísticas a la obra particular que se reahzat sino quJias ocrlpan, por ende, un lugar trascendental entre las demás.
reglas que da son demesiado generales para ser inmedia-
tamente aplicables a esa obra en concreto, y aun para
$ r. Filosofía del "obrar" o rnoral.
merecer el nombre de reglas artísticas p¡opiamente di_ -
chas. No es, pues, sino impropia y muy imperfectarnente 56. ciencia práctica tientie a procurar el bien
que Fi!osof l¡
práctica. -La
puro y simple del hombre es la ¡noral o éüca. El hecho
del sc:o ho-
mano o Eric¡.
de Eener eomo objeto propio, no la perfección de las obras
Sólo las diferentes artes (disciplinas esencíahnente práicti-
cas) poseen reglas sufici¿ntemente determinadas Dara ser si sólo las bcllas artes el contenido del arte (¡endenc;¡
enttreren en
aplicables en el acto a la obra particular por reriizrr; y que vicia tcda la teo¡ia del ane). Por otra p¡rte el término estédca
se refie¡e etimológicarner'¡te a le sensibilided (clo0óvopo¡, sentir); aho-
a ellas sólo pertenece aplicar esas reglas. y eun más: excep- ra bien, es lo cieno que tanto el arte, como lo beüo penenecen terrio
ción hecha de las [rcllas ancs (cuyo oblcro, la belleza, es a la inteligencia como a la sensibilid¡d.
universal e inmaterial, y pennite por consiguiente a ia filo- I-os t¡atados escoiásticos no conccden generalmente un lugar aparte
sofla eiercer efectivamente, aunque desde rnuy arriba, su a !a filosofia del anc y no estudian las cuestiones propias de esa filo-
snfía sino en psicología, o, para meior dilucidat el ccncepto de la pnr-
oficio de dirigente suprema), las orras ,rr.r, ,ró conrenien- dencia, cn mcral. Ahora bien, la filosofia del ane, como la rnisma ¡nc-
do en sí nada del carácter universar propio de ra filosofía, ral, debería tener lugar en la filosofía natural si se la considerase baio
s:ino el hecho de que son artes, quedan caii totalmenre fuera cl aspecto do la especifrcación de las ciencias filosóficas por zu c6jeto
del dominio de la filosofía. fo¡mal. Pc¡o si se la consiCera baio el aspecto más general del fin al
cual están ordenad¿s estas ciencias, es preciso disunguir la filosoÍí¡
práccica de la filosofia especulativa, y sería no menos neccsaio disun-
Problern as Para caracrerirzar con exacurud esta parre de la filosofía. guir en la filosofia práctica, la filosofia del Hacet I del Obtsr. Asi sc
.!¡ Is füoso- sería necesario üamarla filosofía del 'ihacer"; la llamare- ti¿ne la doble ventaia de responder a una preocupación muy pronua-
ria del ¡gte. rnos smplemente filosofia del arre (,.r). Deberemos pre- ciada del pensamiento modemo, que riende a dedicar un traudo espe^
cial (Estética) a las cuesdones reladvas al arrc, y devolver a una de
(t2t) El término estéüca, que ya es de uso corriente, es aquí doble- las divisiones fundamer¡teles establecidas por Aristóteles n&cc Oróvorc S
n:cntc impropio: lc au¡ores modemos entienden por e$e palabra lo agcxtrxi fl norr¡txd í1 0e<oplrtxú, (Mét., hb. II, c. I, l02t b ?5.)
teo¡ía de lo bello y del arte, co¡no si las cuestiones relarivas lo belio Cf .Top VI, ó, 145 a l5 y VIII, I, ¡t7 a rDi Mét., VI, ¡; ¿¡b. N¡c., VI, 2,
tornado en sí mismo, debie¡an ser tratades en la filosofíe" del artc ¡lll9 a27. Hameün (Syst. de Aristóteles, pp. 8¡ sg¡.). Acerca de ec.ta
(cu¡ado cstas cuestiones deben ser estudiadas en onrología), y como cuestión defiende muy bien, con¡¡ Zeller, el auréntico pensamienrc dc
A¡is&eles.
r 2JO DTVISIóN DE {,A FILOSOTÍA.
- PROBLEMAS PRINCIPALES FrLosoFiA pn {crtce.
- MoRAr 23r
eleboradas y producidas por el hombre, sino la bondad o tando las dificultades originadas en nuesrras pasiones y
Ia perfección misma del hombre que opera, o bien el en Ia complejidad de las ci¡cunstancias mareriales. Ben-
líbre uso que hace de sus facultades, hace que sea propia- cialnrente permanece.como especulariva por su obiero for-
rnente la clencia del mal (actos humanos qle estudia) y por su modo de pro-
"0BRARtt, ceder (que consiste en reducir las verdades a sus princi-
la ciencia de los octos bumanos (del agibile como se dice, pros, no a mover a la acción); y es, además, impropia-
o del nQoxróv, es decir del libre uso de nuesuas facuitades). rnente práctica (23r). Para que el hombre regule con orden
Probl e m as La érica es priíctica en e! grado en que puede serlo una sus actos libres, la ciencia debe ir acompañada de la virrud
del¡ Eticr. ve¡dadera ciencia propiarnente dicha, ye que enseña no de 1a prudencia, que, utiüzada dcbidamente, hará que en
sólo las reglas supremas apücables de trejos, sino también cada caso juzguemos con recdrud el acto aqe vamos a rea-
las reglas próximas apücables a los actos particulares. fu?\ V queramos sin desfallecimiento aquello que lia sido
Al mismo tiempo dende esta ciencia, no ya a tal o cual así juzgado bueno.
fin secundario, sino al fin supremo (el bien absoluto del Por otra parre, la édca no da reglas de conducta hu-
hombre), es decir a la causa más elevada del orden prác- mana sino dentro del orden narural y con relación al fin
tico:es, pues, una ciencia filosófica. Es pura y sirnple- último del homlre, tal como sería si éste tuniera conto
mente la filosofía práctict. fin Ia beatitud o f elicidad natural. Ahora bien, como el
fin úldmo del hombre es un fin sobrenarural (Dios po-
Nore. Si la édca es práctica en cuanro puede serlo
-
una verdadera ciencia propiamcnte dicha, no se ha de a los casos paniculares; es práctica umto covro puede seilo ana cian-
cid propimnente dicha, pero no et propiamente ni perf eaqn€t te
creer por eso que es esencial'ntente príctica (ninguna cien- pilctica.
cta uere et proprie dicta es esencialmente prácdca), rú Las arres (medicina por eiemplo, el arte det ingeniero, erc.i s\ objeto
que sea suficiente para conseguir que el ho¡nbre obre rec- no sólo es vn ope:abile, sino que también es contemplado openbilitn),
tienen rcglas hrmediatamente aplicables, y las aplictn a los casos pcr-
tamente. I-a ética da en efecro rcglas próxin,;.'as aplicablet
tictrlares, pero solamente haciéndonos juzgm, no haciéndonos querer
a los casos particulares, pero es impotenre para hacérnos- (el artista puede, sin dcia¡ de ser anisra, comerer una fahe si así le
Ias aplicar siempre recramenre a dichos casos (230), evi- parece): son propimnente prácticas, pero no se hallan en el úlrrmo
grado de lo "prácdco".
(tto) Por el contrano. Ias clencias esencialmenre prácticas, es decir, En fin, Ia prudencia (cuyo objeto es algo que te ta a hacn) aplica
las anes, proccden por sí rnismrs a la aplicoción dc sus propias reglas ¡ los casos particulares lrs reghs de la ciencia moral y de h razón, no
¡ los casos parriculares. Fstas ciencias son ptopimnente prácticas, pero solamente haciéndonos juzgm del acro que se va a realizar, sino ha-
no son verdaderas ciencias propiamenre dichas y sólo impropirmtl,te ciéndonos emplear recti¿mente nuestra misma actividad libre (porque
llanm el nombre de ciencias. la prudencia como tal quiere siempre ordenadamenre): es propimwtte
De modo que existen grados en lr 'prácdca". La filosofíe del arte práctica, y se halla en el supremo grado de la,,prácticd,.
kuyo fin es práccico, y cuyo objeto es un operabile, pef,o t conocet- (,3¡) Cf, S¡uro TouÁs, tap. Boet., de Trin.r i, a. t, ad j: ..Scienri¡
lel, no posee reglas próximrsaplicables a los casos paniculares; sólo es moralis,- quamvis sit propter operationem, tamen illa operatio non est
¡mpropiamelte , tru! itnperf ecttmette práctica. actus scientiae, sed actus virnrris, ut parer y Ethic. Unde non potest
Le édca (ctryo fin es prácrico, y cuyo objeto es un óperabile, pero dici ars, sed magis in illis operarionibus se haber vinus loco
igualmente a conocerse) no aplicr, pero riene rcgias próxinns aplicablct "fu "tut
ideo veteres diffinierunt virn¡tem essc ancm bene recteque vivendi,
digit August., X de Ci,¿. Dei."
212 Drv-¡sróN DE LA FrtOsoFÍ¡.
- pRoBLEM^s pR¡NcIpAlEs
FIT¡SOFIA PRACTICA. _ MORAL ll]
seído no por el conocimiento imperfecto de la razón hu-
(cuestiones que conciernen e la conciencia). Asimismo
mana como tal, sino por la visión beatífica y deificante
de la esencia divina), y debiendo ser regulados sus actos €studiará
con relación a esre fin sobrenatural, y de forma que le Los pR¡Ncrp¡os rxtnírspcos
conduzcan a é1, la édca o moral filosófica es evidente- de donde proceden estos ectos, es decir, las virrudes mo-
menre insuficiente para enseñarle todo lo que ét debe rales y los ücios.
saber para obrdr bien. Debe, pues, ser completada y so- Pero siendo la ética una ciencia práctica, no debe dete-
breelevad¿ por las enseñanzas de la revelación. nerse en consideraciones universales; debe descender a le
deterrhinación más particular de los actos humanos y de
-loLa palabra práctica, aplicada a ta ética, no significa só-
que tiene por fin una acciórr
sus reglas; de ahí su obligación de estudiar de una -rner"
distinre de le de conocer más detallaila las reglas que ordenan la conducta del hom-
solamente (en este sentido, práctica, ya trere del ane o de la bre; primeramente en Io que concierne a
moral, se opone o, especulotiva); sigrrifica también, en senrido
rnás estricto, que se reficre al obrar (el nqarróv, terreno pro- ,, SU PROPXO BIEN,
pio de.la cibncia y de las vim¡des morates, se opone a noritó", luego en lo que concierne at
dominio propio del ane).
BIEN DE I,OS NU¡,TÁS
57.-Lac¡¡esrión capital a Ia que le, filosofía prlcticd (y por consiguiente, Ia virtud de la iusticia).
debe responder anre todo, es evidcntemente la iuestión &ta última consideración inuoduce en numerosss cu€s-
de saber tiones de gran importancia que perteneccn ¿ lo que se
r¡¡ euú coNsrsrE llama el derecho natural y que se refieren en psimer lugar
(en el orden narural) el fin úlcirno o a Io que el hombre debe
EL BTEN ABSOLUTO DEL HOMBRE. A DIOS
Después deberi csturljar (reügión natura!) ("'); en segundo lugar, lo que debe
LOS AUTOS A Los oeuÁs r{orusREs;
mediante los cuales el frombre sc dirige hacia su últjmo aquí se plantean los problemas que concie¡nen a los hom-
fin, o se separe de él; examinarlos piimeramente en su bres
naru¡alez.a y su mccenisnro íntimo, y luego en aquello TOMADOS INDIVIDT'ALMENTE
que consdruye su rnoraliríad, es decir, en aquello que los (derecho individual, cuestión de la propiedad, por cjenr-
hace buenos o rnalos- Deberá exudiar plo), y los que afectan a los hombres
LA REGLA SUPREMA CONSIDERADOS COMO ]vfIEMtsROS
de esos ecros (ley ererna y ley narural), y de un todo narural, a cuyo bien ccmún los individuos
SU R"EGLA INMEDTATA (42) Es decir de la religión tal como serír, hecha absuacción del
orden sob¡enarural al que el honrbre ha sido elevado en reaüdad.
2t+ FIIOSO¡.ÍA. PROBLEM¡S PRINCTPATES
- FiLOSOFiA PRÁCTICA. - MORA¡. 2tt
debcn servi¡
cial). -fanüa y sociedad política- (derecho so_ escueles precedentes: porgue su grandeza de hombre está
precisamente en tener por único fin al tsien increado.
al Arisróteles subdividía Ia ciencia de ras cosnrmbres o de
los actos humanos (érica en senddo amplio) .n *., Filosofíd tomina. Mora! de
;;.;;
ciencia de los actos del hombre como ;ndivíd uo, o ética qin la Eeatitud o del sobnano
el senddo e$ricro de la palabra); ciencia de ros actos der Bien.
hombre como miembro di la sociedad doméstica, o econó_
míca; ciencia de los actos del hombre como miembro de El hombre está ordenado
la a un fin último fuera de él
ciudad (rcciedad civil), o política (2ss).
t b) Con relación al problema capital áe la moral, problema y est€ fin últlno es Dios.
del fin úldmo del hómbre, encontramos, una vez más, la
últime" la división suma¡ia de los filósofos en ües g,rupos. Sistemas r¡torales que degra- Shtr*ws morales que diaini-
La escuela de A¡istóreles y de Santo Toma, .,irenl dan a! hombte. ztn al bomb¡e.
toda Ia vida moral depende de la tendencia al soberano bien tue
del hombrc o a la bearirud, y que el objeto ,en que consisrc El homb¡e escá ordenado El hombre no está orde-
esta beadrud es Dios, al cual debemos ,n,", ,ro por a un fin último distinto de nado a ningun fin últirno
nosotros
sino por El mismo (ya que es nuesrro fin úttimo, es decir cl, y este fin es una cosa distinto de él mismo' sea
qu_erido y amado por El mismo y no por ningún creada (hedonismo, epicu- que en su propia virtud
ouo¡. relsmo, urilirarismo, etc.). consista su fin último (es-
Las escuelas que ordenan los actos humanos al placer'(he_
.
donisn¡o d^e Arisripo, Epicuro), o a lo útil (utilitari*o á" toicismo), sea que su pro-
Bentham, S.uarr Mill), o al estado (Hegel y fo, *"iofogir_ pia bondad no dependa de
tas conremporáneos), o a la Humanidad (Augusto ningún bien al que estaría
Comie), supedicado (kandsmo).
o al.progreso (Spencer) o a Ia simpatía iescietá .r.o".rr!,
o a ia piedad (Schopenhauer), o,, t prodo"ción del *ó.i_
ht¡rnbre (Nietzche) asignan al homúre como fin úrr'imo c) Así, al uamr estos grandes problemas, la doctrina de
un¿ cose creada, rebajándolo, en consecuencia, a menos
de
A¡istóteles y de Santo Tomás, comparada con ias demás doc-
su propia dignidad. trinas, aparece como una cumbre entre dos errores opues-
Las escuelas que pretenden que la airtad (estoicos, como tos. Es ésta una nueva prueba de veracidad añadida a las
^
Spincrza) o el deber (Kant) se barrrn a sí mismos, y" por- que hemos enumerado (23').
que la vim¡d es la felicidad misma, ya porque el deséo de
la
La verdad, en efecto, no podría encontrarse en una filo-
beadrud ofende a la moral, señalan f¡n úlrimo del sefia que ocupase el término medio enrre dos etrores con-
"omó con aparien-
hombre al hombre mismo, y por consiguiente, aarios por mediocridad, cayendo por debaio de ambos, es de-
ci¡s de ciiviniza¡ al hombre, en realidad-lo rebajan, como las cir, que se consdruyera tomando prestado del uno y del otro'
(2¿3) Versobre esu cuesrióo Etb. Nic., VI,9,
haciendo equiiibrios entre tos dos, o mezclándolos ciegamen-
ee42 a.9, Eth. Eud., te (eclecticismo); siao que ha de encontrarse en una filosofía
f, 8,
l2l! b. lJ y tos dos primeros cepírulos dc |t polít:ica.'Cf. H^^r¡:
rrx. E/ Si¡t, de Arin., p. gl.
leer¡ Ver ne 21.
?J6 DINSTóN DE LA F¡LOSOFiA. _ PROBLEMAS PR¡NCIPALES
que gu¿rde ese término medio entre los dos errores por su
propia ntpericritlad y domrnándoloq de suefte que den ésros
la irnpresión de ser fragmentos desgajados, a¡rancados de su CONCLUSTdN
unidad. Porque si es verdadera, csra filosofía debe ver con
plena claridad Io que el error no ve sino de una rnanera par-
58.-L¿ filosofía se divide, pues, en tres partes gene-
cial y partidista, y debe a la vez iuzgar y salvar, con sus pro- rales: lógica, filosofía especulativa y filosofía práctica; o
pios principios y zu luz propia, lo que cl error, sin sabirlo si no, teniende¡ en cuenta las subdivisiones de estes tres
siquiera, encierra de verdad. partes, en siete principales: lógica menor, logica mayorl
filosofí¿ de las matemáricas,, filosofía de la na$raleza,
metafísica, filosofía del arte, y moral. Su contenido es-
quemático lo demos en el siguienre cuadro.
I l. Lógico
"iornut',3renor o 1 Reglas p¿f,a nrztF
l. t .l na¡.
| 2. Lógica tnayor o I Materia de ¡azo-
| 'tnatedel I namiento.
t. Filotofía. de
t rnztemáticas' I la cuentidad . ]
Ia:
I Filosofía ' .\ \ connorogía.
)-'l | 4. de le na-l el mundo materialJ
n¿raieza. ....\elhombre . Psicologío.
I f le ,¿erdad C¡ítica.
| 5. Metafíicc { el ser en general. Ontolosía.
( el Ser d se . . Teodicéa.
at 6. Filosofía del ane. el "hace¡".
" \ 7. Etica o moral. . el. "obrar".
f2i7 t
-Y--
C. Platóny Aristóteles . 5t -
$ l. Platón 56
5 2. A¡istóteles 6l
II._COhICLUSIONES
Definición de la filosofía. 8l
I-a filosofia y las ciencias particulares 89
-
La filosofía y la teología r0r
La filosofía y el senrido común 108
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D0s olJRAs ¡'t1NDA1\11,)N'fAl.l,lS
SUlviA -l l':( )1.( )( il( l \
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( {r¡t itlrut¡(lirtrll s ll()lil\ \ ( r)lllt'¡ltitl il,'i dl-
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CAPITULO II.-DIVISION DE LA FILOSOFIA s{rM.\ ( t( )N t R.\ (;nN.l lLlilii
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I.-T.AS PARTES GENERALES DE LA FILOSOFiA rl, S.t: t,r 'l ull jts lrtt .\(.¿til).()
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Las partes generdes de la filosofía ¡ 2l ( ili l)()i ¡ri itttIrlt tr z t rt t trstt'llilll() ('stil
llrclnnrllltitl ¡¡lrl:1. utás t ottc¡t trll¡ t otlt(l
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