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Rehabilitación vestibular
D. Bouccara, A. Sémont, O. Sterkers

Los conocimientos fundamentales sobre la compensación vestibular han permitido el des-

arrollo de una rehabilitación vestibular especializada. Después de una evaluación clínica
y de unas pruebas complementarias que permitan precisar el diagnóstico del trastorno y
los mecanismos responsables, es posible realizar una valoración preterapéutica y escoger
las técnicas de rehabilitación más adecuadas de forma individualizada: estimulaciones
optocinéticas, sillón rotatorio, plataforma dinámica, etcétera. Los resultados esperados
son la reducción de la frecuencia y de la intensidad de los síntomas, parámetros que pue-
den evaluarse con ayuda de escalas y cuestionarios específicos. En las personas ancianas,
la preocupación principal es la prevención del riesgo de caídas: la rehabilitación vestibular
se propone en caso de omisión vestibular. En las cinetosis (o naupatías), la rehabilitación
vestibular con estimulaciones optocinéticas puede reducir la intensidad de los síntomas
y su impacto. El vértigo posicional paroxístico benigno requiere un diagnóstico preciso
con identificación del conducto semicircular afectado. Su tratamiento suele basarse en
la realización de una maniobra terapéutica cuya eficacia debe controlarse pasado un
tiempo.
© 2016 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras clave: Compensación vestibular; Rehabilitación vestibular; Vértigo posicional;

Cinetosis

Plan vértigo y de los trastornos del equilibrio. Puede tratarse

■ Introducción
■ Bases fisiológicas y fisiopatológicas de la rehabilitación
vestibular
Desarrollo de la rehabilitación vestibular
Consecuencias de la afectación vestibular unilateral.
Plasticidad cerebral y compensación central
■ Métodos utilizados durante la rehabilitación
vestibular
Material utilizado
Evaluación preterapéutica
■ Indicaciones de la rehabilitación vestibular
Trastornos vestibulares periféricos, uni o bilaterales
Caso particular: enfermedad de Ménière
Trastorno vestibular bilateral
Patologías centrales
Trastornos del equilibrio de las personas ancianas
Cinetosis y naupatías
Vértigo posicional paroxístico benigno
■
Resultados de la rehabilitación vestibular
■ Conclusión
 Introducción
La rehabilitación vestibular se ha desarrollado en las
últimas décadas como tratamiento de primera línea del
de afectaciones periféricas o centrales. Sus modalida-
1 des prácticas son variables y se adaptan a la patología
causal, su progresión y el nivel de compensación. La
rehabilitación vestibular se basa fundamentalmente en
2 la participación de procesos de adaptación o de sustitu-
2 ción de un trastorno vestibular, sabiendo que la mayoría
de los trastornos vestibulares periféricos son benignos, y
2 que los mecanismos de compensación se ponen en mar-
cha espontáneamente. La rehabilitación vestibular debe
2 diferenciarse de la «rehabilitación del equilibrio», por-
2 que su sitio de acción es el sistema vestibular, que es un
3 sistema neurosensorial, y no directamente el sistema neu-
5 romotor implicado en el equilibrio. El objetivo principal
5 de este sistema neurosensorial es la estabilización de la
5 mirada y de la postura. Por tanto, el papel de la rehabi-
6 litación vestibular es intervenir en las situaciones donde
6 la compensación «natural» es insuficiente, así como ace-
6 lerar su instauración, o en aquéllas donde las estrategias
6 de control postural son inadecuadas [1–3] . Los análisis
6 críticos recientes de la literatura han contribuido a identi-
ficar las indicaciones y los resultados de la rehabilitación
7
vestibular [4] . Antes de llevarla a cabo, se requiere una
7 evaluación funcional cuidadosa, que debe precisar el diag-
nóstico exacto y el nivel de compensación central en caso
de trastorno periférico. A continuación, el rehabilitador
puede realizar una evaluación de las diferentes aferen-
cias sensoriales: vestibular, visual y propioceptiva, así
como determinar el esquema de la organización sensorial
propia del individuo que se está tratando. Las distin-
tas técnicas de rehabilitación vestibular (sillón rotatorio,

EMC - Otorrinolaringología 1
Volume 45 > n◦ 1 > febrero 2016
http://dx.doi.org/10.1016/S1632-3475(16)76083-8
E – 20-206-A-10  Rehabilitación vestibular
generador optocinético, plataforma dinámica, barra de
diodos, etc.) tienen sus utilidades terapéuticas respectivas.
Las principales indicaciones son los trastornos vestibula-
res periféricos (déficits uni o bilaterales) y centrales. La
enfermedad de Ménière y las situaciones en las que los
síntomas son fluctuantes requieren una medición muy
precisa del nivel de disfunción vestibular para proponer
unos ejercicios de rehabilitación perfectamente adaptados
al mismo. En el vértigo posicional paroxístico benigno,
el mejor conocimiento de las distintas formas clínicas
permite identificar el conducto semicircular responsa-
ble, así como la elección del tratamiento adecuado. Los
trastornos del equilibrio de los pacientes ancianos con-
llevan un riesgo de caídas, en ocasiones importante y que
puede causar complicaciones. En tal caso, la rehabilitación
vestibular se inscribe en el contexto de un enfoque multi-
disciplinario, teniendo en cuenta en especial la presencia
de un síndrome de omisión vestibular. Estas distintas
situaciones clínicas son circunstancias en las que la cola-
boración entre el otorrinolaringólogo y el kinesiterapeuta
rehabilitador vestibular permite optimizar el tratamiento.
La evaluación de los resultados se basa en la evolución de
los síntomas, de las medidas registradas durante las prue-
bas funcionales (pruebas funcionales, posturografía) y en
la evolución del impacto de los síntomas sobre la calidad
de vida. El desarrollo de cuestionarios y de escalas de eva-
luación permite cuantificar esta repercusión y seguir los
efectos de la rehabilitación vestibular.
 Bases fisiológicas
y fisiopatológicas
de la rehabilitación vestibular
Desarrollo de la rehabilitación
vestibular
Los primeros avances de la rehabilitación vestibular
se produjeron en la década de 1940, en particular por
Cawthorne [5–7] y Cooksey [8] . Estos autores proponían
a los pacientes que presentaban discapacidades debidas a
afectación neurosensorial que realizasen ejercicios cuya
finalidad era la movilización de la cabeza. En 1964, el
equipo de Burdeos, con Portmann y Boussens [9, 10] , aplicó
técnicas destinadas a mejorar la participación del reflejo
vestibuloespinal en las secuelas de los trastornos vestibu-
lares. Para ello, se utilizaron estimulaciones optocinéticas
por primera vez en el marco de la rehabilitación de estos
pacientes. A continuación, el desarrollo de la cirugía de
los schwannomas vestibulares, y también de los casos de
enfermedad de Ménière invalidantes tratados mediante
neurotomía vestibular, por Jean Marc Sterkers en la década
de 1960, dio lugar a la utilización de una rehabilitación
neurosensorial específica e individualizada: la rehabilita-
ción vestibular [11, 12] . Después, las indicaciones de esta
rehabilitación se han diversificado y adaptado a cada
situación clínica.
Consecuencias de la afectación
vestibular unilateral. Plasticidad
cerebral y compensación central
Los conocimientos fundamentales en los ámbitos de
la fisiología del equilibrio y de las consecuencias fisio-
patológicas de los trastornos vestibulares periféricos y
centrales permiten comprender mejor los mecanismos
utilizados durante esta rehabilitación vestibular. Los tra-
bajos de Michel Lacour [13, 14] se centraron en particular
en la neuroplasticidad. Las consecuencias de un trastorno
unilateral son la aparición de un triple síndrome: pos-
turolocomotor, oculomotor y perceptivo observado en
2 EMC - Otorrinolaringología
situaciones estáticas (individuo en reposo) y en situa-
ciones dinámicas (individuo en movimiento). La puesta
en marcha de una compensación vestibular permite una
regresión de estos déficits. La compensación de los déficits
estáticos suele obtenerse con relativa rapidez. Corres-
ponde a la restauración de la actividad de reposo de las
neuronas de los núcleos vestibulares situados en el lado
lesionado. La compensación de los déficits dinámicos se
establece de forma más lenta y, por lo general, incompleta.
Se ha demostrado el papel de las diferentes estructuras
del sistema nervioso central, del cerebelo y de la cor-
teza cerebral, así como la participación de procesos de
sustituciones sensoriales y funcionales de origen visual
y somestésico. En tal caso, intervienen estrategias sen-
soriales o conductuales que suplen el déficit vestibular.
Sin embargo, estos mecanismos están sujetos a grandes
variaciones interindividuales. Por ejemplo, en caso de
trastorno vestibular unilateral, algunas personas desarro-
llan mecanismos de sustitución sensorial de tipo visual,
otras de tipo propioceptivo, e incluso nuevos modos de
control. En lo que respecta a la rehabilitación vestibular, la
aplicación de estos conceptos requiere que el paciente des-
arrolle el empleo de estas informaciones sensoriales que
utiliza poco o nada. Por tanto, la rehabilitación debe ser
lo más precoz y activa posible, sabiendo que aunque la
plasticidad del sistema nervioso disminuye con la edad,
está presente a cualquier edad y se puede utilizar durante
la rehabilitación vestibular. Esta evolución, que abarca
tanto los conocimientos como las modalidades prácti-
cas utilizadas, refleja la evolución de los planteamientos
en esta materia. Ante una afectación vestibular, se deben
distinguir dos tipos de estrategias terapéuticas: adapta-
ción y sustitución. La adaptación deriva directamente de
los trabajos de Cawthorne. Va a permitir ajustar, en el
marco de la patología vestibular, las ganancias de los refle-
jos vestibuloocular y vestibuloespinal. La sustitución va a
desarrollar estrategias alternativas para paliar el déficit y
sus consecuencias [1] . Su eficacia permitirá un estado de
compensación, que puede persistir incluso si no se recu-
pera el déficit inicial (neuritis vestibular, por ejemplo) y
contribuir a la desaparición de los síntomas. Sin embargo,
pueden aparecer descompensaciones a más o menos largo
plazo.
La finalidad de la rehabilitación vestibular se basa en
una modificación de las estrategias. Consta de cuatro
objetivos principales: mejorar la estabilidad de la mirada,
mejorar la estabilidad postural, reducir los síntomas y
mejorar la calidad de vida.
 Métodos utilizados durante
la rehabilitación vestibular
Material utilizado
El rehabilitador utiliza distintas técnicas de rehabilita-
ción: sillón rotatorio, generador optocinético, barra de
diodos, plataforma, etcétera.
Sillón rotatorio
Este sillón es indispensable en la rehabilitación vestibu-
lar. Su eje de rotación pasa por el eje vertical de rotación
de la cabeza. Las velocidades de rotación varían de 10◦ /s
a 400◦ /s. Las fricciones deben reducirse al máximo, para
limitar la energía necesaria y efectuar rotaciones lo más
suaves posibles. Este sillón debe ser cómodo y seguro para
evitar cualquier desplazamiento del individuo durante los
ejercicios de rehabilitación. Dispone de un cabecero, de
un cinturón «de seguridad» y de un reposapiés [15, 16] . Este
tipo de sillón suele montarse sobre una base que le asegura
una estabilidad suficiente con independencia de cuáles
sean las velocidades de rotación, las impulsiones ejercidas

y los cambios de posición del paciente durante las rota-
ciones. El objetivo de los ejercicios en el sillón rotatorio
es lograr la simetría de las respuestas.
Generador optocinético
El reflejo optocinético se utiliza ampliamente en
rehabilitación vestibular. Su participación requiere una
estimulación de todo el campo visual, con el paciente en
posición de pie. Las condiciones ideales se logran colocán-
dolo a una distancia mínima de 2 m de la pantalla, o de
la pared, donde se proyectan las estimulaciones lumino-
sas, con el resto de la habitación a oscuras. El generador
de luz o planetario es una esfera metálica perforada por
orificios situados a 7◦ de distancia [16, 17] . El planetario se
fija a un sistema de tres ejes que permite combinar los des-
plazamientos de las fuentes luminosas en los tres planos
del espacio.
La velocidad de rotación del planetario varía de unos
grados por segundo hasta 120◦ /s. La sesión no supera los
15 minutos de duración. Su realización se adapta a la
sensibilidad individual del paciente a estos ejercicios, que
puede ser muy variable. Algunos no toleran este procedi-
miento, en particular al comienzo de la rehabilitación.
Barra de diodos
Este material se utiliza para el estudio de la motrici-
dad ocular durante la evaluación diagnóstica. Se trata de
una barra metálica que cuenta con una fila de diodos
electroluminiscentes. La orden informática del despla-
zamiento luminoso sobre esta barra permite reproducir
distintos tipos de movimientos oculares: movimientos de
seguimiento con una velocidad que varía de 10 a 90◦ /s,
sacudidas cuya duración y amplitud se determinan de
forma aleatoria y, por último, rampas que son semise-
guimientos en un sentido u otro, de forma sinusoidal o
triangular.
Plataformas de rehabilitación
La posturografía es una técnica desarrollada desde hace
muchos años en Francia, en particular por Baron y Gagey.
Originariamente, se basaba sobre todo en ejercicios rea-
lizados sobre plataformas estáticas. A continuación, se
diseñaron plataformas dinámicas. Permiten un análisis
de la postura en situaciones estáticas y dinámicas. Algu-
nas técnicas de biorretroalimentación pueden realizarse
durante la rehabilitación y el paciente puede visualizar los
desplazamientos de su centro de presiones podales. La pla-
taforma de posturografía dinámica SMART, desarrollada
por Nashner, está acoplada a los movimientos propios del
individuo.
Todos sus desplazamientos son integrados por el apa-
rato, que los reproduce fielmente durante la movilización
de la plataforma. De este modo, es posible realizar una
auténtica evaluación de la organización neurosensorial
del individuo. Las intervenciones de las distintas vías
implicadas en la función de equilibrio (propioceptiva,
vestibular y visual) se cuantifican de este modo y se uti-
lizan para adaptar las técnicas de rehabilitación de forma
individualizada. Se han desarrollado otros modelos de pla-
taformas, que aprovechan los avances tecnológicos.
Material de observación del nistagmo
El rehabilitador utiliza los signos del examen para
evaluar el estatus de su paciente al comienzo de la reha-
bilitación y durante el desarrollo de ésta. Entre los signos
objetivos, el análisis del nistagmo espontáneo o provo-
cado es fundamental. Se realiza gracias a la observación
con gafas de Frenzel, o más precisamente mediante cáma-
ras infrarrojas de videonistagmoscopia, de las que se han
comercializado distintos modelos.
EMC - Otorrinolaringología
Rehabilitación vestibular  E – 20-206-A-10
Evaluación preterapéutica
Esta evaluación es esencial. Constituye el vínculo entre
el médico que solicita la rehabilitación, el rehabilitador y
el paciente. Éste presenta sus quejas, sus síntomas y los
resultados de exploraciones vestibulares (que en ocasio-
nes son antiguas). El prerrequisito para efectuar cualquier
rehabilitación vestibular es la realización de una evalua-
ción otoneurológica, que incluye en ocasiones una prueba
de imagen y que debe establecer un diagnóstico lo más
preciso posible de la patología causal. Algunos autores han
señalado la necesidad de elaborar un documento de enlace
entre el médico prescriptor y el rehabilitador. Su ventaja
es que tiene en cuenta la evaluación inicial de los déficits
constatados, el protocolo terapéutico propuesto (actos y
técnicas con su duración) y una evaluación evolutiva.
Anamnesis
Se centra en los síntomas que presenta el paciente. Su
objetivo es precisar las características del vértigo y/o de
los trastornos del equilibrio. Mediante ella se busca la pre-
sencia de un factor desencadenante, en particular algunos
movimientos de la cabeza. Se debe evaluar y cuantificar la
duración de los accesos, los signos asociados, la presencia
o no de episodios de inestabilidad intercríticos, así como
de signos visuales y/o de oscilopsias asociadas.
Los síntomas y su repercusión se pueden evaluar
utilizando escalas específicas para ello. Esta modalidad
permite precisar mejor para cada paciente cuáles son las
características de sus trastornos y su repercusión en la vida
diaria. Entre estas escalas, existen cuestionarios de auto-
evaluación y de heteroevaluación. Con estas últimas, el
médico cuantifica los síntomas tal y como el paciente los
presenta durante la anamnesis. Los principales cuestio-
narios han sido desarrollados por autores anglosajones.
Algunos se centran en la calidad de vida y en la discapaci-
dad relacionada con los trastornos del equilibrio, otros lo
hacen más en los síntomas y, por último, algunos integran
ambos tipos de informaciones. El cuestionario Dizziness
Handicap Inventory (DHI) es uno de los más utilizados.
Consta de 25 ítems que evalúan los aspectos funcional,
emocional y físico de los trastornos del equilibrio [18] .
El cuestionario Vestibular Disorders of Daily Living Scale
(VADL) [19] se ha desarrollado en pacientes que van a rea-
lizar rehabilitación vestibular y mide el impacto de los
trastornos sobre las actividades de la vida diaria. El miedo
a las caídas en las personas ancianas se tiene en cuenta
en el cuestionario Activities-specific Balance Confidence
(ABC) [20] . Estos tres cuestionarios evalúan la discapacidad
asociada a los síntomas. Hay otros dos cuestionarios que
se centran en los síntomas y en su intensidad: la Vertigo
Symptom Scale (VSS) [21] y la escala European Evaluation
of Vertigo (EEV) [22] . Esta última es una heteroevaluación
elaborada recientemente. Consta de cinco ítems que el
médico puntúa de 0 a 4 respecto a los siguientes sínto-
mas que presenta el paciente durante la semana previa
a la evaluación: ilusión de movimiento, duración de la
ilusión, intolerancia al movimiento, signos neurovegeta-
tivos e inestabilidad. Una representación gráfica permite
ilustrar los resultados. Por último, ciertas escalas, deno-
minadas mixtas, incluyen datos referentes tanto a los
síntomas como a su repercusión. Se trata principalmente
de las escalas Vertigo, Dizziness, Imbalance Questionnaire
(VDI) [23] y UCLA Dizziness Questionnaire (UCLA-DQ)
[24]
.
Algunos cuestionarios son específicos de la enfermedad
de Ménière, como el Ménière’s Disease-Patient Oriented
Severity Index (MD-POSI) [25] o las recomendaciones de
la American Academy of Otolaryngology [26] .
La elección de una escala respecto a otra depende de
sus posibilidades de utilización: adaptación y validación
en el idioma propio, consideración de un número sufi-
ciente de dimensiones para la patología causal, utilización
3
E – 20-206-A-10  Rehabilitación vestibular
fácil y reproducible. El análisis sistemático de la litera-
tura referente a los distintos cuestionarios utilizados ha
demostrado sus aspectos específicos e intereses respectivos
[27]
. • por último, cuando se detiene el sillón, es posible soli-
La repetición de las evaluaciones durante toda la reha-
bilitación vestibular es uno de los parámetros que permite
apreciar su eficacia.
Evaluación kinesiterapéutica realizada
por el rehabilitador
Esta evaluación valora globalmente la función de equili-
brio del paciente, teniendo en cuenta en cada persona, por
una parte, la presencia de signos vestibulares espontáneos
y, por otra, los papeles respectivos de las informacio-
nes propioceptivas, vestibulares y visuales; por último,
también permite evaluar la organización neurosensorial
global. Además, el rehabilitador determina la influen-
cia de patologías asociadas: neurológicas, osteoarticulares,
etc., en particular en los pacientes más ancianos. En esta
evaluación kinesiterapéutica se utilizan pruebas derivadas
de las utilizadas durante la evaluación diagnóstica otoneu-
rológica de los trastornos del equilibrio. Presentan como
aspecto específico el hecho de realizar estimulaciones ves-
tibulares a velocidades superiores, que pueden llegar a los
600◦ /s para los movimientos de la cabeza [28] .
Búsqueda de los signos vestibulares espontáneos
El nistagmo espontáneo se busca con gafas de Frenzel o
mediante videonistagmoscopia. Esta búsqueda se realiza
para la mirada al frente y después en todas las posicio-
nes de la mirada. Se necesita un período de observación
mínimo para no tener en cuenta un nistagmo fisiológico
en respuesta a un movimiento de la cabeza o al simple
hecho de sentarse en el sillón de examen.
La maniobra de la prueba de agitación cefálica (Head
Shaking Test), que consiste en realizar una sacudida pasiva
de la cabeza con los ojos cerrados, permite en ocasiones
poner de manifiesto un nistagmo latente al abrir los ojos.
La exploración de la función otolítica se realiza
mediante el estudio de la contrarrotación durante la incli-
nación de la cabeza. El examinador solicita al paciente que
incline lateralmente la cabeza hacia uno de los hombros, a
una velocidad inferior a 30◦ /s. A continuación, se observa
un movimiento de contrarrotación ocular, en particu-
lar mediante videonistagmoscopia. Gracias a esta técnica,
también es posible comprobar, al final de la inclinación
de la cabeza, en reposo, el mantenimiento de la posición
del ojo en contrarrotación. Este componente estático de
la contrarrotación es de origen otolítico «puro». Al volver
a la posición vertical, un movimiento de compensación
lleva el globo ocular a su posición de reposo. La prueba se
realiza del otro lado, por inclinación lateral hacia el otro
hombro, lo que permite buscar una asimetría, de posible
origen otolítico.
Evaluación de las informaciones vestibulares
Las pruebas en el sillón rotatorio a velocidad elevada
(400◦ /s) permiten medir las respuestas iniciales, que son
variables de un individuo a otro y en función de la pato-
logía causal, así como su evolución en el tiempo. Las
rotaciones del sillón se realizan a velocidad idéntica en
los dos sentidos. La aceleración y la detención brusca del
sillón deben ser idénticas en un sentido y en el otro. El
paciente cierra los ojos durante estas rotaciones. Se pue-
den realizar tres tipos de medidas al detener la rotación:
• pidiendo al paciente que abra los ojos y que fije un
objetivo, justo enfrente de él, al detener la rotación del
sillón. Es posible medir el tiempo necesario para que lo
perciba como inmóvil. Esta medición es subjetiva, pero
corresponde a la percepción del paciente. El parámetro
que se mide es el tiempo de fijación, para las rotaciones
horaria y antihoraria;
• pidiendo al paciente que mantenga los ojos cerra-
dos, al detener el sillón, va a tener una impresión de
4 EMC - Otorrinolaringología
movimiento en sentido contrario. A continuación, se
cronometra la duración de esta sensación de vección
circular posrotatoria;
citar al paciente que abra los ojos y medir, con gafas
de Frenzel o con videonistagmoscopia, el número de
sacudidas nistágmicas posrotatorias.
Estas tres pruebas se realizan sucesivamente para las
rotaciones horaria y antihoraria.
La prueba de impulsión es un método de evaluación
y de seguimiento de la función canalicular. Mientras los
sujetos están sentados en el sillón rotatorio, con los ojos
abiertos, el observador mide el número de sacudidas nis-
tágmicas durante cuatro fases sucesivas:
• rotación horaria de una amplitud de 180◦ a velocidad
constante de 20◦ /s;
• observación posrotatoria durante 10 segundos;
• rotación antihoraria en las mismas condiciones que la
rotación horaria;
• período posrotatorio de 10 segundos.
Esta prueba desarrollada por algunos autores, como
Sémont y Courtat [19] , se emplea en particular para
el seguimiento de la compensación central de algu-
nos trastornos vestibulares periféricos (neuritis vestibular,
tumores de las vías vestibulares, fracturas del peñasco).
Evaluación de las informaciones visuales
El estudio de los movimientos oculares horizontales y
verticales realizados por el paciente permite comprobar
la normalidad de la motricidad ocular. Para ello, el reha-
bilitador puede, por una parte, solicitar al paciente que
siga los desplazamientos sinusoidales de un objetivo en
la barra de diodos y, por otra parte, utilizar una barra
perimétrica para evaluar los movimientos de vergencia.
A continuación, la barra se desplaza a una velocidad del
orden de 40◦ /s, y con una amplitud para el ojo de 40◦
respecto a la posición central. Estos movimientos volun-
tarios de seguimiento se estudian en visión monocular y
después binocular. Esta última es más importante. Hay
que determinar si es armoniosa. También debe evaluarse
si existen sacudidas. Además, hay que observar si se altera
por la presencia de un nistagmo espontáneo. El estudio del
seguimiento monocular proporciona informaciones sobre
la calidad de la agudeza visual de cada ojo [16] .
Evaluación de las informaciones somatosensoriales
Las pruebas vestibuloespinales permiten buscar la pre-
sencia de una desviación segmentaria: pruebas de los
índices, de Romberg, de Fukuda y de la marcha en
«estrella». Su interpretación debe tener en cuenta las
posibles alteraciones asociadas del aparato locomotor
(gonartrosis, trastorno de la estática de origen neuromus-
cular, etc.).
Evaluación de la organización neurosensorial
del paciente
Debe tener en cuenta los resultados de las pruebas
precedentes. Las plataformas de posturografía dinámica
acopladas a los movimientos del individuo permiten una
medición precisa de las distintas aferencias. Se utilizan
para la realización de protocolos de rehabilitación neu-
romotriz: desplazamientos de objetivos que el paciente
debe situar con ayuda de un cursor, a la vez que se
desplaza su cuerpo en distintas direcciones; o rehabili-
tación neurosensorial: paciente que mantiene los ojos
cerrados, mientras la plataforma se desplaza. Esta rehabi-
litación neurosensorial puede realizarse también creando
situaciones de conflicto sensorial: movimientos aleatorios
sincrónicos y/o disociados de la plataforma y del entorno
visual.
Valoración de las alteraciones asociadas
Durante el tratamiento, el rehabilitador vestibular inte-
gra las distintas patologías que pueden estar asociadas
a los trastornos del equilibrio: trastornos visuales, afec-
ciones cardiovasculares, neurológicas u osteoarticulares.

En ocasiones, suponen una limitación para llevar a cabo
ciertos ejercicios de rehabilitación, lo que requiere una
adaptación individualizada del programa de rehabilita-
ción utilizado.
 Indicaciones
de la rehabilitación vestibular
Las indicaciones de la rehabilitación vestibular se han
ampliado progresivamente. A excepción del vértigo posi-
cional paroxístico benigno (VPPB), que requiere una
maniobra de liberación, el principio del tratamiento
mediante rehabilitación vestibular consiste en actuar
sobre la respuesta vestibular patológica para obtener de
nuevo una respuesta simétrica. En todos los casos, el
rehabilitador tiene en cuenta el carácter potencialmente
evolutivo y fluctuante de las alteraciones vestibulares, que
puede obligar a adaptar las medidas terapéuticas.
Las principales indicaciones de la rehabilitación vesti-
bular son: los déficits laberínticos unilaterales, las lesiones
periféricas y/o centrales postraumáticas, los trastornos del
equilibrio de las personas ancianas y algunas alteraciones
psicógenas [1] .
Aunque en la enfermedad de Ménière se puede emplear
la rehabilitación vestibular (con algunas reservas estric-
tas, en particular con una evaluación precisa de su estadio
evolutivo), dicha rehabilitación no está indicada en las
patologías laberínticas fluctuantes (fístulas perilinfáticas,
etc.).
Trastornos vestibulares periféricos,
uni o bilaterales
Se trata de trastornos unilaterales súbitos (neuri-
tis vestibulares o fracturas del peñasco) o progresivos
(schwannoma vestibular y otros tumores del ángulo pon-
tocerebeloso en la etapa pre o postoperatoria). El objetivo
de la rehabilitación vestibular es permitir una compensa-
ción central satisfactoria del trastorno unilateral. También
puede tratarse de descompensaciones secundarias de una
afectación vestibular, en ocasiones antigua y compen-
sada hasta este momento. El elemento de referencia al
comienzo del tratamiento es la respuesta en fijación sobre
el sillón rotatorio. La duración del nistagmo que bate
hacia el lado enfermo es más corta que la del que bate
hacia el lado sano. Por tanto, el objetivo de la rehabilita-
ción es disminuir la respuesta más intensa, hacia el lado
sano, a la vez que se detecta una posible recuperación del
lado afectado, por ejemplo en las neuritis vestibulares. Los
métodos utilizados se basan en el uso del sillón rotatorio
y en las estimulaciones optocinéticas.
Utilización del sillón rotatorio
La técnica empleada por el rehabilitador consiste en rea-
lizar rotaciones repetidas del sillón a 400◦ /s, en el mismo
sentido, en series de tres vueltas. La tolerancia de este tipo
de ejercicio es variable entre las distintas personas. Por otra
parte, la respuesta al tratamiento, es decir, la reducción
del nistagmo durante la fijación posrotatoria, es variable.
Hay que tener en cuenta los posibles trastornos que el
paciente puede presentar entre dos sesiones de rehabili-
tación de este tipo: sensaciones de malestar mal definido
o de pesadez de la cabeza que, si son intensas, pueden
obligar a modificar el tipo de ejercicio de rehabilitación.
A medida que avanzan las sesiones, el nistagmo espon-
táneo va a desaparecer, incluso a invertirse [16] . Cuando
las respuestas son simétricas y muy claramente inferiores
a 5 segundos en series de 10 vueltas, el tratamiento con
sillón rotatorio se interrumpe. La observación de las res-
puestas en vección debe tenerse en cuenta. También debe
ser simétrica para interrumpir el tratamiento. Cuando se
EMC - Otorrinolaringología
Rehabilitación vestibular  E – 20-206-A-10
logra esto, el paciente se vuelve a examinar pasada una
semana y después de un mes para verificar la ausencia de
síntomas. La persistencia o la recidiva de síntomas des-
pués de una serie de sesiones de rehabilitación vestibular
con sillón rotatorio motiva la realización de sesiones de
estimulaciones optocinéticas.
Estimulaciones optocinéticas
Su objetivo consiste en reducir la influencia de la afe-
rencia visual y transferirla a la aferencia somatosensorial.
Dado que el sillón rotatorio utiliza principalmente esti-
mulaciones visuales, hay que separar en el tiempo los dos
procedimientos para evitar los «conflictos sensoriales».
El protocolo de rehabilitación consta de estimulaciones
optocinéticas inicialmente horizontales a 40◦ /s.
El rehabilitador solicita al paciente que mire el paso de
los puntos luminosos sobre la pared situada delante de él,
de forma pasiva. A continuación, tras un período más o
menos rápido, aparece una desviación postural homola-
teral a la dirección del estímulo. La exploración de los
ojos confirma la participación del reflejo optocinético.
La inversión del sentido del estímulo lleva al individuo
a la posición vertical. El estudio de las reacciones pro-
vocadas por estímulos en diferentes direcciones, primero
horizontales y después verticales, confirma el lado donde
la desviación postural es más marcada. A continuación
la sesión se prosigue por repetición de los estímulos, de
modo que se obtenga una disminución de la desviación
postural. El tratamiento optocinético se termina cuando el
individuo es totalmente indiferente al estímulo, con inde-
pendencia de cuáles sean su velocidad y su dirección. Si los
síntomas persisten, lo que puede suceder en los trastornos
vestibulares unilaterales antiguos, se propone una rehabi-
litación basada en la propiocepción, idealmente con una
plataforma acoplada al movimiento del paciente de tipo
SMART.
Caso particular: enfermedad
de Ménière
El lugar que ocupa la rehabilitación vestibular en la
enfermedad de Ménière suscita numerosos interrogantes.
Esta enfermedad es una afección fluctuante, con perfiles
evolutivos variables entre los distintos pacientes. Más que
una rehabilitación en el sentido estricto del término, es
preferible proponer medidas terapéuticas sobre los sínto-
mas que presenta el paciente: vértigo o inestabilidad [29] .
Los pacientes afectados tienen trastornos del equilibrio
invalidantes, a pesar de un tratamiento médico adecuado.
Las observaciones realizadas en la evaluación terapéutica
suelen mostrar una hipovalencia en la fijación durante la
rotación hacia el lado afectado y, por otra parte, una res-
puesta en vección circular superior hacia el lado del oído
afectado respecto al lado sano. El trabajo de rehabilitación
se dirige a reducir la respuesta del oído sano para llevarlo
a un valor próximo, e incluso inferior al del oído enfermo.
Las rotaciones se aumentan progresivamente de 3 a 5, des-
pués a 7 e incluso a 10 vueltas, con los ojos cerrados y
con fijación al detener el sillón. Se debe prestar atención
a la evolución y a la fluctuación de los síntomas durante
toda la rehabilitación. Cerca de un acceso, se desacon-
seja utilizar rotaciones a gran velocidad. Después de 10-12
sesiones, suele ser posible obtener respuestas inferiores a
5 segundos en los dos lados para rotaciones que pueden
llegar a las 10 vueltas. Esta disminución de las respuestas
en el sillón rotatorio es un reflejo del efecto producido
por las sesiones de rehabilitación, sabiendo que hay que
tener en cuenta otros parámetros: evolución natural de
la enfermedad, efecto psicológico potencialmente favora-
ble de la rehabilitación vestibular por el establecimiento
de una relación entre el paciente y su terapeuta. Gracias
a la colaboración estrecha entre el otorrinolaringólogo y
5
E – 20-206-A-10  Rehabilitación vestibular
el rehabilitador y a un análisis cuidadoso de las carac-
terísticas de los síntomas y del nistagmo espontáneo, se
puede proponer una rehabilitación vestibular adaptada a
los pacientes con enfermedad de Ménière.
Trastorno vestibular bilateral
Los trastornos con arreflexia bilateral, tanto de ori-
gen tóxico, tumoral (schwannoma vestibular bilateral en
la neurofibromatosis de tipo 2) o traumático, requie-
ren la realización de estimulaciones optocinéticas, pues
los ejercicios con sillón rotatorio carecen de interés. El
estímulo utilizado es complejo, de tipo rotatorio [30] .
El procedimiento debe adaptarse de forma individuali-
zada, comenzando con estimulaciones laterales a 60◦ /s,
hasta obtener la que se acompañe de la máxima altera-
ción para el paciente (vección y desviación postural). A
continuación, se invierte el sentido de la estimulación,
lo que permite el reajuste postural, y así sucesivamente
hasta lograr la inmovilidad del paciente durante el estí-
mulo. El mismo protocolo se utiliza a continuación para
las estimulaciones verticales, que en ocasiones son más
desestabilizantes, en particular en el modo ascendente.
Si persisten los síntomas, la utilización de la plataforma
dinámica (SMART) puede ser útil, o bien los ejercicios con
la barra de diodos si el paciente refiere oscilopsias.
Patologías centrales
Se caracterizan por la presencia de respuestas excesivas,
habitualmente con una hiperreflexia en las pruebas caló-
rica y rotatoria. Por tanto, no se puede utilizar el sillón
rotatorio a gran velocidad. Se realizan rotaciones a baja
velocidad (45-90◦ de amplitud a una velocidad de 60◦ /s),
pidiendo al paciente que realice la fijación visual en una
barra perimétrica. La velocidad de rotación del sillón se
adapta a las respuestas observadas: sacudidas nistágmi-
cas posrotatorias. A estos movimientos de rotación del
sillón, se pueden asociar otros ejercicios de rehabilitación:
movimientos de flexión/extensión e inclinaciones late-
rales de la cabeza, siempre manteniendo la fijación en
la barra perimétrica, así como estimulaciones optociné-
ticas e, incluso, si los trastornos persisten, rehabilitación
con plataforma acoplada a los movimientos del paciente
(SMART EquiTest).
Trastornos del equilibrio
de las personas ancianas
En las personas ancianas, la rehabilitación vestibular se
inscribe en el marco más general del tratamiento de los
trastornos del equilibrio. Éste conlleva, además del riesgo
de caídas, implicaciones importantes, como la preven-
ción de las complicaciones traumáticas, que en ocasiones
tienen importancia respecto al pronóstico vital, como la
fractura del cuello del fémur, por ejemplo. En los pacien-
tes que tienen un trastorno vestibular, el riesgo de caída
aumenta con la edad [31] . La evaluación inicial consta de
una valoración funcional cuantitativa (Tinetti Test, Timed
up and Go Test, etc.), una evaluación de la visión y de la
propiocepción, pruebas vestibulares, una evaluación del
sistema motor postural y neurológico, así como una valo-
ración nutricional [32] .
El síndrome de omisión vestibular descrito por Georges
Freyss [33] consiste en la ausencia de utilización del sis-
tema vestibular por las personas ancianas, y se acompaña
de trastornos del equilibrio que se agravan en ciertas cir-
cunstancias, en particular cuando se solicitan la visión y
la propiocepción (que presentan una disminución de su
eficacia). Este síndrome se ha identificado en pacientes
que presentan trastornos del equilibrio con una evalua-
ción otoneurológica «convencional» (pruebas calóricas,
estudio de la motricidad ocular, potenciales provocados
6 EMC - Otorrinolaringología
auditivos) normal, pero en quienes el SMART EquiTest
mostraba una disminución de la puntuación en la escala
vestibular. La rehabilitación vestibular en la que se utilizan
estimulaciones optocinéticas ha demostrado ser eficaz,
con estímulos horizontales, verticales o complejos. A
continuación, el paciente se sitúa en el centro de la habi-
tación, a oscuras y las estimulaciones optocinéticas se
realizan en el piso, el techo y las paredes.
Algunos autores proponen un entrenamiento progre-
sivo y adaptado al individuo, que incluye distintos tipos
de ejercicios en el domicilio (aprender a levantarse des-
pués de una caída, ejercicios de marcha y de mejora de
la motricidad y de la estabilidad oculares), así como en la
sala de rehabilitación (marcha sobre gomaespuma, cama
elástica, escalera, posturografía, etc.) [32, 34] .
Cinetosis y naupatías
Las cinetosis, o mareos por movimiento, son relativa-
mente frecuentes en la población general. Una de sus
expresiones es el mal de la mar, o naupatía. Su prevalencia
exacta es difícil de estimar. Se asocian en mayor o menor
medida a otros síntomas: inestabilidad, vértigo, malestar
general, etc., así como a un estado de ansiedad [35] . Se han
propuesto distintos tratamientos farmacológicos [36] . Los
factores potencialmente implicados en la aparición de las
naupatías son múltiples: predominio femenino, miedo,
ansiedad, fatiga, toma de fármacos, vacío o plenitud gás-
trica, ambiente (olores, ventilación inadecuada), etcétera
[37]
. Las estimulaciones visuales pueden inducir cinetosis
en algunos casos. Las técnicas de rehabilitación vestibu-
lar basadas en las estimulaciones optocinéticas se utilizan
para reducir la intensidad de los síntomas relacionados
con las cinetosis. Varios estudios recientes han demos-
trado un beneficio potencial, evaluado en particular con
la escala de Graybiel y Miller, que cuantifica la intensidad
de los síntomas de las cinetosis [37, 38] .
Vértigo posicional paroxístico benigno
Según la mayoría de los autores, el VPPB es la causa
más frecuente de vértigo [39] . Su definición es clínica: vér-
tigo de duración breve (unos segundos), desencadenado
en un mismo paciente por un movimiento estereoti-
pado, que suele consistir en la colocación en decúbito
supino o lateral con la cabeza en hiperextensión. Se
acompaña de un nistagmo que aparece con una laten-
cia de duración variable, habitualmente del orden de
varios segundos. El diagnóstico es clínico: datos de la
anamnesis, ausencia de signos asociados, desencadena-
miento por las maniobras de provocación (repetición del
movimiento desencadenante por el paciente, maniobra
de Dix-Hallpike) y audición normal. Debe distinguirse del
vértigo que aparece con los cambios de posición, cuya
causa es diferente, en particular de posible origen hemo-
dinámico. El tratamiento del VPPB no consiste en sentido
estricto en la rehabilitación vestibular, sino que se trata
habitualmente de una única maniobra terapéutica [40] .
La forma habitual es la del conducto semicircular
posterior. La maniobra de provocación desencadena un
nistagmo geótropo, que bate hacia el oído más bajo y
que indica cuál es el lado afectado. Existe una posible dis-
cordancia entre la intensidad de los síntomas percibidos
por el paciente y la del nistagmo constatado por el exa-
minador. El diagnóstico se establece clínicamente y los
tratamientos posibles son:
• la realización de la maniobra liberadora de Sémont
[41, 42]
;
• las técnicas de habituación: las proponen algunos auto-
res y pueden utilizarse cuando fracasa la maniobra
liberadora. También se emplean en cuadros de vér-
tigo posicional distintos al VPPB. Su principio consiste
en repetir las estimulaciones y reproducir las situacio-
nes que desencadenan el vértigo. Norre [43] , Brandt y

Daroff [44, 45] han propuesto distintos protocolos tera-
péuticos. Constan de distintos movimientos de flexión
y de extensión, así como de repetición de las posicio-
nes desencadenantes del VPPB, que permiten obtener
la habituación;
• la maniobra descrita por Epley [46] consta de distin-
tas series de movimientos con hiperextensiones de la
columna cervical.
La comparación de los resultados obtenidos con estas
distintas medidas terapéuticas suele mostrar un beneficio
de la maniobra liberadora rápida. En las situaciones en
las que esto no se logra, se pueden utilizar sucesivamente,
en un mismo paciente, distintas maniobras, lo que puede
mejorar el control de los síntomas [47] .
Las formas clínicas del VPPB son:
• VPPB del conducto horizontal: se describió en 1985
[48]
y podría manifestarse en algunos casos después del
tratamiento de un VPPB del conducto posterior [49, 50] .
El diagnóstico se sospecha durante la maniobra de
Dix-Hallpike, que desencadena un vértigo a menudo
intenso y un nistagmo de tipo horizontal, geótropo
o antigeótropo. Se han propuesto distintos protocolos
terapéuticos;
• VPPB bilaterales: su frecuencia es variable según los
autores, pudiendo llegar al 25% de los casos [51, 52] . A
menudo es de origen traumático.
El diagnóstico y el tratamiento de los VPPB requieren el
conocimiento de estas formas clínicas y la constatación de
una semiología típica. Las distintas modalidades terapéu-
ticas se adaptan a la edad del paciente y a las patologías
asociadas.
 Resultados
de la rehabilitación vestibular
Los resultados de la rehabilitación vestibular dependen
directamente de tres elementos: un diagnóstico inicial
preciso respaldado mediante una evaluación funcional
concordante, una técnica de rehabilitación adecuada y
la evolución de la patología causal, que puede variar de
un individuo a otro. Durante las sesiones, el rehabilitador
evalúa la respuesta al tratamiento, tanto de los síntomas
referidos por el paciente como de los signos observados.
Si no existe una respuesta al tratamiento, en ocasiones se
cuestiona el diagnóstico inicial y se repite la valoración
otoneurológica. La evaluación de los resultados se basa
en parámetros subjetivos y objetivos. En un análisis de
los datos sobre este tema, Withney y Rossi [53] han recopi-
lado un número importante de estudios publicados. Los
métodos de evaluación de los resultados varían según las
publicaciones. En algunas, se trata de los síntomas refe-
ridos, en otras de los signos observados (en particular, la
persistencia de un nistagmo espontáneo) y, por último,
en otros casos, de las puntuaciones en los cuestionarios
de evaluación citados anteriormente. En los trastornos
vestibulares unilaterales recientes (neuritis vestibular, sch-
wannoma vestibular operado, enfermedad de Ménière,
etc.), los resultados muestran una mejoría funcional en el
85% de los casos tratados por los rehabilitadores vestibu-
lares. En los trastornos vestibulares unilaterales de larga
evolución, que pueden haberse iniciado hace muchos
años y haber presentado descompensaciones secunda-
rias, se obtienen resultados idénticos. En los pacientes
con trastornos bilaterales que presentan ataxia, inestabili-
dad postural, etc., los resultados obtenidos muestran una
mejoría de su estabilidad y su locomoción. Los trastor-
nos centrales están menos sistematizados en ocasiones.
Tanto en los trastornos del equilibrio tras un traumatismo
craneal, un accidente vascular, o incluso una esclerosis
múltiple, la rehabilitación funcional permite una mejoría
funcional. Sin embargo, es más lenta de obtener y menos
intensa que en los trastornos periféricos. Por último, en los
EMC - Otorrinolaringología
Rehabilitación vestibular  E – 20-206-A-10
pacientes ancianos, la rehabilitación vestibular se inscribe
en el marco de un tratamiento «multisensorial» dirigido
en particular a mejorar la eficacia de la propiocepción.
Uno de los marcadores clínicos de su eficacia es la reduc-
ción del número de caídas.
Las revisiones sistemáticas recientes de la literatura,
basadas en particular en metaanálisis, ilustran las difi-
cultades que se encuentran para establecer consensos
terapéuticos [4, 53] . Sin embargo, se observa un efecto posi-
tivo de la rehabilitación, que es particularmente cierto
para las maniobras terapéuticas en el VPPB.
 Conclusión
La rehabilitación vestibular es un tratamiento que se usa
con frecuencia en las afectaciones vestibulares periféricas
y centrales. El mejor conocimiento de los mecanismos de
compensación de estos trastornos confirma el interés del
desarrollo de nuevas estrategias de equilibrio, favorecidas
por una rehabilitación adecuada. Los datos clínicos, pro-
cedentes de la observación de los signos de la exploración
y de los resultados de las distintas pruebas, así como la
evaluación de su intensidad y de su repercusión gracias a
cuestionarios y a escalas de evaluación, permiten apreciar
la eficacia de los tratamientos realizados.
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