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PRIMER PASO

ADMITO QUE SOY IMPOTENTE ANTE ESTA SITUACIÓN Y QUE MI VIDA


EMOCIONAL, PSÍQUICA Y ESPIRITUAL SE HAN VUELTO UN CAOS.

¿A quién le agrada admitir la derrota DEFINITIVA? A nadie por su puesto, mi ego,


mi soberbia, mi orgullo y amor pópio se sienten impotentes ante hecho definitivo.
Mi “yo” sangrante, busca justificaciones que intentan proteger a un ego ya
lastimado y ahora vagamente respiro e intento sobrevir a mi diario vivir.
Nada hace sentir a mis defensas yóicas tan desprotegidas y humilladas pues
ahora, esto se ha convertido en mi centro de atención desviando del interior las
energías necesarias para poder pensar claramente, me convertí en víctima de esta
tan sutíl obsesión mental que jamás podré vencer sin la ayuda de alguien externo
a mí o más poderoso que yo.
Para el trabajo del primer paso, es menester haber tocado un fondo de
sufrimiento, en algunos compañeros se ha manifestado desde una cachetada a su
hija, hasta vagar cual moribundo debajo de los puentes pidiendo limosna o
robando violentamente a sus semejantes, todos los fondos por muy dolorosos o
indoloros que parezcan, son enteramente respetables, son genuinos y por ende
dignos de ser tomados en cuenta como verdaderos. Otros menos afortunados se
vieron cara a cara con el más allá en la cama de un hospital y de algunos más, la
muerte e infortunio han cobrado cuota por evitar este primer paso, la derrota
fulminante.
En este grupo se ha trabajado incansablemente con éste paso, recordemos que,
cuando nuestro padrino quien sabia e históicamente suele decir “Vámos,
trabajemis el primer paso”, ego y orgullo (dupla tan estúpidamente eficáz), se
manifiestan en el acto con un pensamiento interior de: “Esto no puede estar
pasando.. yo, flamante y respetable padrino, digno representante de fina
sociedad, ¿regresar a trabajar con el primer paso?, ¡eso jamás!”.
Pedimos a nuestros mentores que nos escuche y nos regale “la suave” y si en su
astucia el padrino nos obsequia del “amor alcohólico” nos resentimos y alejamos
de nuestra recuperación. Aquellos quienes a regañadientes (y no tan de buena
voluntad) trabajamos la sugerencia que se nos da, lo hicimos de la siguiente
manera; El programa es flexible al alberga en su ceno a enfermedades de todo
tipo (no es de sorprenderse que las mejores clínicas de rehabilitación ocupen de
nuestros doce pasos para trabajar con sus pacientes) y es así que al haber
neuróticos, alcohólicos, drogadictos, adictos a las relaciones desrtructivas o
adictos de todo genero, el compañero A.A. puede hacer uso de dicha flexibilidad
que brinda el programa para amoldarlo a su situación personal y pueda trabajar
con ella, veámos un ejemplo práctico a continuación: María ha sido engañada por
su esposo, le encontró en su teléfono fotografías comprometedoras con una
compañera de trabajo y se ha dado una pelea entre los dos. Llegaron a los golpes
y María llegó con un ojo morado a la agrupación, nuestra compañera se ha
desplomado.
La flexibilidad del programa le enseña María a trabajar el enunciado de la
siguiente manera:
“Yo María, acepto que soy impotente ante mi esposo, ante la infidelidad que he
vivido, ante mi celotipia, ante mis ganas de autosabortearme, admito que la ira
me corroe, acepto que ya no puedo más con ésta situación y que ahora mis
emociones, mi manera de pensar, de sentir y de vivir se han convertido en un
completo y total caos.”
Un padrino experimentado ha detectado que NO ES EL ESPOSO quien está
haciendo de María la vida complicada, sino más bien que es el amor própio
lastimado, el ego sangrante, la celotipia, la codependencia, el miedo al futuro, la
soberbia, el “qué dirán”, el orgullo mal encausado, el “yo” herido y otros factores
própios del historial quién le hacen su presa.
Éste es tan solo uno de los hechos significativos que circundan las largas filas de
A.A. y se ha puesto a María únicamente de ejemplo para las infinidades de
historias y casos que se pueden trabajar con el primer paso, uno de todos.
Otro ejemplo cotidiano y tangible es el alcohol, la droga, la neurósis, salteadores
rapaces que están a nuestras espaldas acechándonos minuto tras minuto.
“Yo___________ acepto que soy impotente ante____________ y que mi vida
emocional, psíquica y espiritual se han vuelto un caos”. Primer paso, hágalo
flexible, fácil ¿verdad?.
Nota importante: Un poder superor y la humildad son excelentes aliados para
trabajar con éste paso.

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