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El arielismo fue una corriente ideológica latinoamericana de principios del siglo XX que tomó

su nombre de la obra Ariel del escritor uruguayo José Enrique Rodó. Se caracterizaba por
oponer al utilitarismo anglosajón los valores de la cultura greco-latina. Expresaba una visión
idealista de la cultura latinoamericana como modelo de nobleza y elevación espiritual en
contraposición a la cultura de los Estados Unidos como ejemplo de sensualismo y grosería
materialista.1
A Rodó le inquietaba el tema de la identidad cultural de su país y de su región, ante la
aceleración de las transformaciones modernizadoras y la llegada masiva de inmigrantes, la
emergencia de los Estados Unidos como potencia y la derrota española en la guerra hispano-
estadounidense de 1898 en Cuba. Rodó propuso a la juventud de América una nueva valoración
de su pasado y una nueva mirada hacia su futuro.4

Rodó propuso al personaje Ariel como símbolo de la espiritualidad de América Latina. Tal
espiritualidad hundía sus raíces en el ideal grecolatino de belleza y el ideal cristiano de caridad,
componentes que consideraba indispensables para forjar una sociedad moderna, valiosa, no
sensualista, no preocupada sólo por valores materiales y no condenada a la mediocridad. Una
sociedad así debía basarse en un sistema democrático que capacitaría a los mejores para
ubicarse como dirigentes, lo cual, por añadidura, daría lugar a una cultura superior. Esa elite de
los mejores estaría encarnada en los jóvenes intelectuales, que contribuirían a elevar a su
sociedad sobre el materialismo. Rodó creyó encontrar así una solución cultural a la profunda
problemática económico-política de América Latina.

El pensador uruguayo estimaba que la espiritualidad de Ariel no la poseía la cultura de Estados


Unidos. El personaje de Ariel era el contrapunto de Calibán (anagrama de caníbal), que
simbolizaba al craso utilitarismo estadounidense.

A diferencia de Renan y su concepto aristocratizante de la cultura, Rodó no negaba que una


democracia funcional debía basarse en un nivel de vida adecuado y en igualdad de
oportunidades educativas para todos. Ello era el prolegómeno para algo más grandioso, la
constitución de un ideal supranacional que tenía que conducir a la unidad de las naciones
latinoamericanas, inspirando así a los pueblos y a los individuos un alto sentido de acción más
allá de los meros fines nacionales. En tanto que un sólo país podía tener poca tradición cultural,
América Latina, considerada como una totalidad, poseía una vasta y profunda tradición. Rodó
descubrió que entre las naciones latinoamericanas preexistía unidad cultural por encima de las
diferencias que las separaban.

A Rodó no se le ocultaban los efectos del impacto y acelerada penetración de la cultura


estadounidense en América Latina, por lo que el arielismo tenía también como objeto combatir
la asimilación de los valores pragmáticos y materialistas de Estados Unidos. Para ello, Rodó
promovió la reivindicación del pasado latinoamericano, en particular el hispánico.
Link:

http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/grupos/reforTun/05cap1.pdf

http://www.periodicas.edu.uy/o/Capitulo_Oriental/pdfs/Capitulo_oriental_12.pdf revisar en la
pagina 181.

http://foros.elaleph.com/viewtopic.php?t=35370

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