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Tengo el agrado dirigirme a usted. Para saludarlo cordialmente y al mismo tiempo me dirijo a
Ud. Con la finalidad de hacerle llegar el informe de Cambio climático.
I.-INTRODUCCIÓN
II.-OBJETIVOS
2.1.-OBJETIVOS GENERALES
2.2.-OBJETIVOS ESPECIFICOS
III.-JUSTIFICACIÓN
Este informe se realiza con el fin de poder entender y aprender que se está dándose las
repercusiones, alteraciones por el efecto de gases de efecto invernadero (GEI) y ende el cambio
climático.
Concretar un acuerdo global vinculante para mitigar los efectos del cambio climático es uno de
los retos más grandes que enfrentan los tomadores de decisiones en el mundo y América Latina
juega un papel importante en las negociaciones para alcanzarlo
Con el fin de reforzar la conciencia pública a escala mundial sobre los problemas relacionados
con el cambio climático, en 1994 entró en vigor la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático (CMNUCC) gracias a la cual en 1997 se suscribió el Protocolo de
Kioto, el primer compromiso vinculante sobre este tema para los países industrializados y en el
que se establecieron diferentes porcentajes de reducción para cada país uno con vigencia al año
Por ello, durante la Conferencia de las Partes realizada en Copenhague en 2009 (COP 15) se
discutió nuevamente este tema, y aunque eran muchas las expectativas no se alcanzó ningún
convenio vinculante para el periodo posterior a 2012. En 2010 se realizó la COP 16 en Cancún,
México, pero tampoco se logró ningún convenio que sustituyera al de Kioto, aunque sí se logró
crear un Fondo Verde de 100 mil millones de dólares anuales a partir de 2020 para medidas de
adaptación y mitigación en países en desarrollo. Un nuevo intento se llevó a cabo en Durban,
Sudáfrica, en noviembre de 2011. No obstante, para los expertos, los acuerdos alcanzados
durante la COP 17 no fueron suficientes y sigue sin concretarse el desarrollo de un programa
que comprometa a los países contaminantes en la consecución de metas precisas de reducción
de emisiones. Resulta evidente la necesidad reforzar el diálogo y la cooperación a nivel mundial
y regional para lograr la adaptación y tránsito hacia una economía baja en carbono.
Estos diferentes acuerdos que se dieron en años anteriores para reducir las emisiones de los
gases de los países industrializados para reducir la contaminación ambiental asi no se de el
cambio climático de nuestra planeta; que en lo posterior no tuvieron resultados y en lo posterior
se debe de tratar del tema con mucha importancia.
4.1.-CAMBIO CLIMATICO
En este sentido, Martinez J. y otros (s/f) señalan que el cambio climático es un problema con
características únicas, ya que es de naturaleza global, sus impactos mayores serán a largo plazo
e involucra interacciones complejas entre procesos naturales (fenómenos ecológicos y
climáticos) y procesos sociales, económicos y políticos a escala mundial.
Una forma de explicar este fenómeno, consiste en que la tierra absorbe radiación solar
(radiación de onda corta), principalmente en la superficie y la redistribuye por circulaciones
atmosféricas y oceánicas para intentar compensar los contrastes térmicos. Principalmente del
ecuador a los polos.
La energía recibida es remitida al espacio para mantener en el largo plazo un balance entre
energía recibida y reemitida, cualquier proceso que altere tal balance ya sea por cambios en la
radiación recibida o reemitida o en su distribución en la tierra se reflejara como cambios en el
clima. A tales cambios en la disponibilidad de energía radiactiva se les conoce como
forzamientos radioactivos. Cuándo estos son positivos tienden a calentar la superficie de la
tierra. Cuando el forzamiento radioactivo es negativo se produce enfriamiento.
En relación a lo anterior, Martinez J. y otros (s/f) afirman que los aumentos en la concentración
en los gases de efecto invernadero reducen la eficiencia con la cual la tierra reemite la energía
recibida al espacio. Parte de la radiación saliente de onda larga emitida por la tierra al espacio es
reemitida a la superficie por la presencia de esos gases. Esto explica la elevación de la
temperatura de la superficie para emitir más energía. Ideas, señalan que si las concentraciones
de gases de efecto invernadero contunuan aumentando la temperatura de superficie del planeta
Barros V. (2005) sostiene que “este proceso que se conoce como cambio climático, es
probablemente uno de los desafíos más difíciles para el siglo que se inicia”. Además enuncia lo
siguiente con respecto a los gases de efecto invernadero.
Las emisiones de los GEI poseen un tiempo de vida en la atmosfera que se extiende entre los
15naños (metano) y los 120 (óxido nitroso). El tiempo de vida del dióxido de carbono se estima
entre los 100 y 150 años. Hay otros GEI artificiales, de afortunadamente muy baja emisión, con
tiempos de vida entre 40 años y varios milenios.
En relación a lo anterior, Barros V.(2005) afirma que la prolongada permanencia de los GEI en
la atmosfera hace que las emisiones tengan un efecto acumulativo. De esta manera los mayores
efectos de los GEI se producen después de varias décadas.
Esta problemática es lo que se conoce como cambio climático. Este ha ocurrido en el pasado y
seguramente seguirá ocurriendo en el futuro, por diversas causas y no solo por cambios en la
concentración de GEI.
Evolución de la temperatura cerca de la superficie promedio del planeta, nivel del mar promedio
global y cobertura de nieve en el hemisferio norte, durante el siglo XX. Fuente: IPCC‐AR4
(Christensen et al. 2007).
El sistema climático mundial es parte integrante de los complejos procesos que mantienen la
vida. El clima y el tiempo siempre han repercutido mucho en la salud y el bienestar de los seres
humanos, pero al igual que otros grandes sistemas naturales, el climático está empezando a
sufrir la presión de las actividades humanas. El cambio climático global representa un nuevo
reto para las actuales iniciativas encaminadas a proteger la salud humana.
La escala mundial del cambio climático difiere esencialmente de los muchos otros problemas
ambientales bien conocidos, relacionados con peligros toxicológicos o microbiológicos
localizados. El cambio climático significa que hoy día estamos alterando los sistemas biofísicos
y ecológicos de la tierra a escala planetaria, como se evidencia por el agotamiento del ozono
estratosférico, la reducción acelerada de la biodiversidad, las presiones sobre los sistemas
terrestres y marinos productores de alimentos, el agotamiento de las reservas de agua dulce y la
diseminación mundial de contaminantes orgánicos persistentes. Las sociedades humanas tienen
una larga experiencia de vicisitudes climáticas de origen natural.
4.3.1.-EFECTO INVERNADERO
La absorción de la energía solar en la superficie del planeta se produce por los llamados Gases
de Efecto Invernadero (GEl), en especial el dióxido de carbono y el metano; pero, debido a la
deforestación, la combustión desmesurada de hidrocarburos y a nuestro modelo de desarrollo -
consumista, superfluo, desigual. Injusto e insostenible-, el ciclo de la vida se ha alterado y la
vegetación del planeta ya no es suficiente para reciclar todo el CO2•
El hombre ha alterado el equilibrio que sostiene la vida; su actuar está cambiando el clima y
esto afecta directamente el desarrollo de la vida en la Tierra.
Los gases de efecto invernadero (GEI) no son un invento del hombre, se han generado desde
hace miles de millones de años de fuentes naturales como el vulcanismo, la vegetación y los
océanos. Por ejemplo, durante las erupciones volcánicas e hidrotermales se generan grandes
cantidades de CO2 y vapor de agua. La actividad biológica como la respiración de las plantas y
animales y la descomposición microbiana de la materia orgánica también contribuyen a la
producción natural de GEI.
Sin embargo, los humanos también hemos contribuido a su generación. Desde el advenimiento
de la industria y el uso de los combustibles fósiles, como el petróleo, gas natural o carbón (si te
interesa saber más acerca de éstos, puedes ver el Recuadro Del metano al petróleo: los
combustibles fósiles), hemos arrojado a la atmósfera grandes cantidades de GEI y, con ello,
Dejemos de lado las regiones y veamos qué pasa a nivel de país para una fecha más reciente, el
año 2005. Los países que más CO2 emitieron por quema de combustibles fósiles fueron Estados
Unidos, China, Rusia, Japón e India (Figura 4). En ese año, estos países emitieron poco más del
54% del total mundial. Por su parte, México contribuyó con el 1.4%, ubicándose entre los
primeros quince países por su volumen de emisión.
Debido a que la emisión de GEI está muy asociada al consumo de energía, esperaríamos que
aquellos países que tienen las poblaciones más grandes emitieran los mayores volúmenes. Sin
embargo, esto no siempre es así. Por eso es importante examinar también la emisión por cada
persona, ya que nos da una idea de nuestra responsabilidad individual. La forma de calcular esto
es a través de la emisión per cápita de los países2. Los Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo,
con apenas una población de 4.5 millones de personas tiene una emisión de 24.5 toneladas de
CO2 por habitante, mientras que en China e India este volumen alcanzó tan sólo 3.85 y 1.04
toneladas de CO2, respectivamente. Esto quiere decir que un árabe emite casi seis veces más
que un chino y alrededor de 23 veces más que un habitante promedio de la India. ¿Cómo pueden
explicarse estas aparentes inconsistencias? La respuesta radica en los “estilos de vida” de los
habitantes de un país. Las emisiones se relacionan con las actividades diarias de las personas, es
decir, con la manera en cómo y cuánto compran, cómo usan los productos, viven en sus casas y
usan el transporte, entre otras actividades. Por ejemplo, entre más dependamos de nuestros
coches, del consumo de productos procesados, y del uso de equipos eléctricos y electrónicos,
estaremos propiciando que las industrias usen, directa o indirectamente, mayores volúmenes de
combustibles fósiles para sus procesos de fabricación o mantenimiento. Todo ello resultará, a
fin de cuentas, en mayores emisiones de GEI a la atmósfera.
Actualmente los huracanes, las sequías, las heladas e inundaciones son noticia en todo el
mundo. Estos fenómenos climáticos están asociados a enfermedades, muertes y grandes
desplazamientos de grupos humanos.
4.3.7.-LOS DESHIELOS
Como consecuencia del calentamiento global, uno de los impactos más impresionantes que
hemos observado ha sido el derretimiento de los glaciares. Los glaciares son enormes masas de
hielo que cubren las cimas de algunas montañas y volcanes o inmensas extensiones sin
montañas, -como por ejemplo, en Groenlandia y Antártica-, que se han formado por la
acumulación gradual de nieve a través de cientos o miles de años. Es tal la magnitud de su
extensión y profundidad, que son el mayor reservorio de agua dulce en el planeta.
Veamos ahora algunos ejemplos de lo que está pasando con los glaciares por efecto del
calentamiento global. En poco menos de 30 años, la capa de hielo del Ártico se redujo unos 950
mil kilómetros cuadrados, esto es, cerca del 20% de su superficie; sólo para tener una referencia
de la magnitud de la pérdida, esta superficie equivaldría aproximadamente a la mitad del
territorio mexicano. Al otro lado del planeta, en el continente Antártico, en el año 2002 se
fracturó la llamada plataforma Larsen B, con lo que se desprendió y posteriormente se fundió en
Los deshielos no sólo han afectado al Ártico y la Antártica, sino también a las zonas frías y con
hielos perpetuos que se hallan en las zonas altas de montañas y volcanes. La cobertura de los
glaciares montañosos y la nieve ha disminuido en ambos hemisferios: sólo en el norte, el área
máxima cubierta por hielos estacionales se ha reducido cerca de 7% desde 1900. Por ejemplo,
los glaciares de los Alpes suizos perdieron un tercio de su superficie y al menos la mitad de su
masa en el periodo entre 1850 y 1980. Tan intensa ha sido esta pérdida que durante el verano
del año 2003 se perdió 10% de la masa de sus glaciares permanentes. Si esto ya es preocupante,
lo es más el hecho de que según los pronósticos su situación no mejorará: los científicos han
calculado que, para el año 2050, el 75% de los glaciares de los Alpes podrían haber
desaparecido.
Casi siempre que leemos o escuchamos de glaciares pensamos en los que están cerca de los
polos e ignoramos que en las regiones tropicales también hay glaciares localizados sobre las
cordilleras o en los volcanes más altos. Y obviamente, éstos también están siendo afectados por
el cambio climático. Se calcula, por ejemplo, que desde comienzos de 1970 el área superficial
de los glaciares de Perú se ha reducido entre 20 y 30% (Figura 11). El Glaciar Chacaltaya de
Bolivia ha perdido el 82% de su superficie, mientras que otros glaciares más pequeños ya han
desaparecido por completo. Si las cosas siguen como hasta ahora, muchos de los glaciares
menores de los Andes sólo podrán encontrarse en los libros de historia dentro de un decenio.
También en México hay glaciares. Se encuentran en las zonas altas del Iztaccíhuatl,
Popocatépetl y Pico de Orizaba y también han sido afectados por el cambio climático. Con base
en los datos disponibles, los glaciares del Iztaccíhuatl ya han sufrido reducciones tanto en su
superficie (de hasta 40% en un periodo de 20 años) como en su profundidad (en 1999 era de 70
metros y para el 2004 se había reducido a 40 metros). En el Pico de Orizaba y el Popocatépetl,
los volcanes más altos del país, la tendencia es similar, pero en este último la reducción ha sido
posiblemente acelerada aún más por la actividad volcánica de los últimos años. Los expertos
estiman que si se mantiene la velocidad a la cual se han reducido los glaciares del Iztaccíhuatl y
Pico de Orizaba, es posible que desaparezcan por completo en los próximos 10 y 35 años,
respectivamente.
Con el derretimiento de los glaciares ocurren dos efectos. Por un lado, se pierden depósitos
vitales de agua dulce para la población, ya que funcionan como reservorios gratuitos, reteniendo
el agua durante el invierno y liberándola poco a poco durante la primavera y el verano. En
segundo lugar, y por extraño que parezca,
Estarás de acuerdo que el agua que se derrite de los glaciares tiene que irse a algún lado. En el
caso de los glaciares de montaña, puede seguir sus cursos naturales a través de los cauces de los
ríos que corren por los continentes y finalmente desembocan al mar, o como en el caso de los de
Groenlandia, escurrir directamente al mar. Esto tiene muy preocupados a los científicos por dos
razones. En primer lugar, porque el inmenso volumen de hielo que podría derretirse y llegar al
mar diluiría el agua salada a niveles peligrosos para el clima global por su afectación a las
principales corrientes marinas (en el Recuadro Un cinturón que corre bajo el mar: la corriente
El derretimiento de los hielos terrestres en las zonas polares y en las montañas ha ocasionado
que el nivel del mar se eleve. A este efecto, hay que agregarle también el calentamiento del agua
de las últimas décadas que ha ocasionado que los mares y océanos, como todos los cuerpos que
adquieren calor, se expandan, y puesto que tienen un espacio limitado, incrementen su nivel.
Los registros que se tienen sobre el cambio en el nivel del mar en algunos sitios del planeta,
como los de Ámsterdam (Holanda), Brest (Francia) y Swinoujscie (Polonia), confirman la
elevación acelerada del nivel del mar durante el siglo XX (Figura 12). Aunque este incremento
es consecuencia del cambio climático, también se le ha empleado como evidencia de este
fenómeno global.
Los científicos han calculado que en el periodo 1961-2003 se registró un incremento promedio
de 1.8 milímetros por año, y que el aumento total en el siglo XX fue de 17 centímetros. Tal vez
este último incremento podría parecernos mínimo, pero no es así. De hecho, resulta preocupante
para muchos países en el mundo que tienen ciudades ubicadas en las zonas costeras e incluso
por debajo del nivel del mar, como es el caso de Ámsterdam, en Holanda, que está cuatro
metros por debajo del nivel del mar. Ello implica que muchos millones de personas estarían
susceptibles en el futuro próximo de sufrir las consecuencias de inundaciones por la invasión
del mar. Un ejemplo extremo de los efectos actuales de la elevación del nivel del mar lo puedes
ver en el Recuadro Tuvalu: un país que desaparece.
(termo) como por la salinidad (halina). Este movimiento de agua caliente y fría por casi
todos los océanos del mundo tiene una fuerte influencia sobre el clima del planeta
entero. Gracias a él, las masas de agua caliente de las regiones tropicales fluyen hacia
los polos, lo cual hace, por ejemplo, que el clima de la costa occidental europea sea
templado en comparación con zonas de la misma latitud en Canadá, mucho más frías.
Por otro lado, en los últimos años hemos visto o conocido de huracanes que han ocasionado no
sólo pérdidas humanas y materiales considerables, sino también daños importantes a los
ecosistemas naturales; podemos citar por ejemplo, Emily en Yucatán, Katrina en el sureste de
Estados Unidos y Stan y Wilma en el sureste de México. Se estima que en Hidalgo, Puebla,
Oaxaca y Veracruz el huracán Stan generó en 2005, pérdidas por mil 934 millones de dólares,
mientras que el huracán Wilma, en el mismo año, produjo daños por mil 724 millones de
dólares y dañó el 98% de la infraestructura en la costa sur de la península de Yucatán. El
huracán Katrina, que golpeó Nueva Orleáns en 2005, causó pérdidas de al menos 60 mil
millones de dólares.
Un estudio publicado en la revista Science en 2005, documentó que en los últimos años se han
registrado cada vez un mayor número de huracanes intensos, es decir, de las categorías 4 y 5 de
la escala Saffir-Simpson.
TUVALU
Como introducción es importante mencionar que el planeta Tierra está compuesto por una alta
proporción de agua. Esta consiste en un 80% de la superficie de la tierra del vital líquido. Y un
1% de esta 80% total de reserva hídrica consiste de agua dulce. Lo que se traduce, de esta
proporción total de recursos hidrológico es que un 97% agua provenientes de los océanos y un
3% de los ríos o lagos, matos acuíferos (agua dulce). La cual es indispensable para el consumo y
sobrevivencia de todas las formas de vida. Tal como lo muestra la gráfica 1.12
En otras palabras, dos tercios de la población mundial viven en zonas que reciben sólo un cuarto
de las precipitaciones anuales del mundo. Por ejemplo, un 20% de la escorrentía media mundial
por año corresponde a la cuenca amazónica, una vasta región con menos de
10 millones de habitantes, esto se refiere, a una minúscula fracción de la población mundial. De
manera similar, el río Congo representan un 30% de la escorrentía anual del continente africano,
pero esa cuenca hidrográfica contiene sólo 10% de la población de
África.
Los seres humanos inciden cada vez más en el ciclo hidrológico, alterando su calidad y
distribución. Según la Organización de Alimentación y Agricultura de la ONU, 1,100 millones
de personas carecen de agua potable segura y 2,400 millones carecen de servicios sanitarios
adecuados en todo el mundo, se estima que la disponibilidad de agua potable per cápita mundial
habrá disminuido en un 80% al 2025.
Las cifras mencionadas son el detonante de factores causantes del cambio climático como la
pérdida de vastas regiones de bosques (10 y 17 millones de hectáreas por año, según el
PNUMA), lo cual contribuye considerablemente a disminuir la recarga hídrica, la elevada
extracción de aguas subterráneas (10% el agua extraída para consumo humano, 60% para
irrigación y el 30% para actividades industriales, según el Foro Mundial del Agua), que
sobrepasan la capacidad de recarga real de reservas hídricas, además de mostrar un alto grado de
contaminación, especialmente si es para consumo humano. Tal como se muestra en la gráfica
1.13, la distribución de la utilización del agua, siendo el sector industrial nuevamente el que
protagoniza la mayor participación, y que en su mayoría extraen las reservas hídricas puras,
vitales para el uso humano.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Población, estima que el crecimiento demográfico por
sí solo llevará a que 17 países, con una población proyectada de 2.100 millones, pasen dentro de
los próximos 30 años a la categoría de países con escasez de agua, como se muestra en la Tabla
1.2 (ver anexo 1). En ella, se hace una perspectiva en lo que se refiere hacia el año 2025, 48
países con más de 2.800 millones de habitantes 35% de la población mundial proyectada para
2025 se verán afectados por el estrés hídrico o la escasez de agua.
Otros nueve países, inclusive China y Pakistán, estarán próximos a sufrir tensión hídrica.
Es importante mencionar, que más allá del impacto del crecimiento mismo de la población, la
demanda de agua dulce ha estado aumentando en respuesta al desarrollo industrial, la
dependencia creciente en la agricultura de regadío, la urbanización masiva y los niveles de vida
más altos. En este siglo, mientras la población mundial se ha triplicado, la extracción de agua ha
aumentado más de seis veces, según la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible de Paris. Desde
1940, la extracción mundial de agua por año ha aumentado en promedio entre 2,5% y 3% por
año, en comparación con un crecimiento anual de la población de
1,5% a 2%. En el decenio pasado la extracción de agua en los países en desarrollo ha estado
aumentando a razón de 4% a 8% por año.
Además, el suministro de agua dulce de que dispone la humanidad se está reduciendo a raíz de
la creciente contaminación de muchos de esos recursos hídricos, debido a la creciente actividad
industrial. En algunos países, los lagos y ríos se han transformado en receptores de una
exagerada cantidad de desechos, inclusive aguas negras municipales parcialmente tratadas,
efluentes industriales tóxicos y sustancias químicas de las actividades.
La población del mundo, de casi 6.000 millones, está creciendo a razón de unos 80 millones por
año. Esta cifra incrementa la demanda de agua dulce de aproximadamente 64.000 millones de
metros cúbicos por año. Si bien es cierto, las tasas de crecimiento de la población se han
disminuido en menor medida, el número absoluto de habitantes que se añaden cada año a la
población (para considerar la disponibilidad y necesidad de agua dulce) permanece cerca de los
niveles más altos de la historia. Para dar un ejemplo, como desde 1970 se han añadido al planeta
casi 2.000 millones de habitantes, se dispone ahora de un tercio menos de agua per cápita que
entonces.
No se puede dejar de lado las dos regiones del mundo que ya enfrentan la escasez de agua
absoluta o estacional más seria: África y el Cercano Oriente, las tasas de crecimiento de la
población siguen estando entre las más altas del mundo. En el África subsahariana la población
está creciendo, término medio, a razón de 2,6% por año; en el Cercano Oriente y África del
Norte, a razón de 2,2%48. Estas tasas de crecimiento demográfico tienen consecuencias nefastas
para el suministro de agua per cápita en los países de esas regiones.
Los años de rápido crecimiento demográfico y el creciente consumo de agua para la agricultura,
la industria y las municipalidades han creado tensiones en los recursos de agua dulce
mundialmente. En algunas zonas la demanda de agua ya es superior al suministro de la
naturaleza, y se prevé que un número cada vez mayor de países enfrentarán condiciones de
escasez de agua en un futuro cercano.
La contaminación está muy generalizada. Pocos países, sea en desarrollo o industrializados, han
protegido adecuadamente la calidad del agua y han controlado su contaminación.
Muchos países carecen de normas para controlar el agua de manera adecuada, mientras que
otros no pueden hacer cumplir las normas de calidad del agua.
La agricultura es el sector que más contaminación produce, más aún que las industrias y las
municipalidades. En prácticamente todos los países en los que se aplican fertilizantes agrícolas y
plaguicidas, se han contaminado acuíferos subterráneos y el agua de superficie.
Los desechos animales son otra fuente de contaminación persistente en algunas zonas. El agua
que vuelve a los ríos y arroyos después de haberse utilizado para el riego, está a menudo
seriamente degradada por el exceso de nutrientes, salinidad, agentes patógenos y sedimentos
que suelen dejarla inservible para cualquier otro uso posterior, a menos de tratarla habitualmente
a gran costo en instalaciones depuradoras de agua.
El agua estuvo menos disponible para los centroamericanos, conforme pasaban los años, pero
esto fue más notorio en los 90, cuando se le comenzó a dar mayor importancia al cambio
climático a nivel internacional. El cambio climático ha complicado la situación, pues las sequías
que cada vez son más frecuentes se originan en él. Además, el fenómeno ha intensificado las
tormentas e inundaciones que destruyen las cosechas, contaminan el agua dulce y dañan la
infraestructura que se usa para almacenarla y transportarla haciendo la inutilizable.
Las enfermedades transmitidas por el agua son enfermedades producidas por el "agua sucia" las
causadas por el agua que se ha contaminado con desechos humanos, animales o químicos.
Mundialmente, la falta de servicios de evacuación sanitaria de desechos y de agua limpia para
beber, cocinar y lavar es la causa de más de 12 millones de muertes por año, según la USAID.
Si bien los vínculos entre la población y los recursos de agua dulce son complejos, es indudable
que con el crecimiento de la población aumenta la demanda de agua dulce. En los países
desarrollados y subdesarrollados, por igual está aumentando la competencia entre los usuarios
de agua. Como podría esperarse, las tensiones son especialmente grandes en zonas escasas de
agua en las que las presiones de la población, la urbanización y las necesidades del desarrollo se
combinan para crear una intensa demanda de recursos limitados de agua dulce.
La humanidad sin duda ha tenido que enfrentar serios desafíos, pero sin duda, el mayor desafío
en el presente siglo, será el de proporcionar un desarrollo sustentable para las generaciones
futuras, es decir, proporcionar un nivel de vida adecuado (seguridad alimentaria, agua, servicios
médicos y energía), dentro de lo anterior se debe de incluir a la generación actual.
Antes de continuar hacia el futuro, es conveniente analizar cuáles han sido los cambios
observados en el último siglo, considerando que ya hemos recorrido más de medio camino a la
duplicación del CO2. La Fig. 1, reproducida del Cuarto Informe del IPCC (Christensen et al.,
2007), muestra los cambios de la temperatura promedio planetaria desde 1850 al 2005, junto a
otras variables que también dan cuenta de un aumento de temperatura. En promedio, la
temperatura se ha incrementado en unos 0.8° durante el siglo XX. Este valor cae en el límite
inferior del rango esperable considerando las diversas estimaciones de T2 CO2 y los cambios
constatados de CO2. Este valor relativamente modesto, parece explicarse en el rol moderador
que ejerce el océano profundo, el cual aún no se ajusta completamente al nuevo equilibrio.
Si bien el recuadro muestra que los países de América Latina tienen una participación
intermedia en las emisiones gases de efecto de invernadero a nivel mundial, una comparación a
nivel internacional resulta difícil debido a la diversidad de datos, así como por diferencias entre
los períodos analizados. Sin embargo, los países de América Latina presentan tasas de emisión
de CO2 per cápita superiores al promedio de los países del Anexo 1‡ del Protocolo de Kioto.
Adicionalmente, el monto de emisiones de CO2 por cambio del uso del suelo y silvicultura§
supera la cantidad de CO2 que puede ser absorbida por los extensos bosques tropicales de
América Latina. De hecho, el promedio de emisiones por cambio del uso de suelo y silvicultura
de la región casi triplica el promedio global**. Diversas poblaciones de América Latina viven
las consecuencias del cambio climático ya que el incremento del nivel del mar afecta a los
asentamientos humanos que residen en las costas de los océanos Pacífico y Atlántico, con
mayores riesgos en las islas. La alteración que sufren los ciclos de vida de las especies de flora y
fauna marinas, la pesca y los arrecifes de coral por el aumento en la temperatura del mar, afecta
no solo al patrimonio natural sino también a las comunidades que dependen de esta actividad
para su sustento, como por ejemplo el turismo.
Las repercusiones del cambio climático se extienden a diversos y variados ámbitos productivos
y económicos especialmente en lo que respecta a la generación y pérdida de empleos en los
países en vías de desarrollo. Los especialistas prevén una pérdida de fuentes laborales debido a
los fenómenos climáticos extremos y al aumento de temperatura en sectores como:
La agricultura, que se verá afectada por los cambios en la disponibilidad de recursos de agua
dulce.
El turismo, ya que la elevación del nivel del mar y el aumento de las temperaturas amenazan los
destinos costeros e insulares. Los desastres naturales dañarán la infraestructura y el patrimonio
natural y cultural de las comunidades en los centros turísticos. Los centros de deportes de
invierno y lugares de montaña también se verán afectados por la disminución de la cantidad de
nieve.
La agricultura es uno de los sectores más claramente afectados por el cambio climático y por su
impacto sobre los ecosistemas, la variabilidad climática y los eventos extremos. Al aumentar la
temperatura, y la consecuente variabilidad de las lluvias, se impacta la producción agropecuaria,
generando una reducción de los rendimientos y la alteración de la estacionalidad de los cultivos.
Lo anterior provoca un impacto negativo directo sobre la economía y la seguridad alimentaria
de los países. Los eventos extremos provocan daños en los recursos naturales que luego
requieren mucho tiempo para recuperar sus condiciones. En 2012 se estimaba que los cambios
en los patrones de la precipitación y el aumento de la temperatura podrán resultar en pérdidas en
El dato favorable es que, en el período 2000-2009, en relación al decenio anterior… “se estima
que hubo una disminución en las emisiones de AFOLU, principalmente por una caída en las
tasas de deforestación y aumento en la forestación… y se proyecta una disminución, con
emisiones potencialmente menores y la posibilidad de que el sector se transforme en un
sumidero neto de CO2, para fines de siglo” 7. Entre 1980 y 2000, alrededor del 50% de estas
emisiones provino del componente “deforestación y cambios en el uso del suelo”. Entre 2000 y
2010, esa participación siguió siendo dominante, aunque se redujo en torno al 40%. El resto
proviene del manejo agrícola y ganadero, fertilización, quema de rastrojos, y otros.
Es evidente que la agricultura se vincula al cambio climático, tanto en sus causas como en sus
repercusiones.
Hay una obvia relación entre clima, suelo, agua y producción, que es intermediada por la acción
antropogénica y las modalidades de explotación de los recursos. Prácticas como la
deforestación, el mal uso de los suelos, los monocultivos, la agriculturización y pérdida de
rotaciones con ganadería, la fertilización nitrogenada, la expansión de la agricultura a ambientes
ecológicamente frágiles, y la deficiente gestión del agua, aumentan la vulnerabilidad de los
ecosistemas a los impactos del cambio climático, sea por el aumento de temperatura, de
precipitaciones o de sequías, así como por los eventos extremos.
Actualmente, hay consenso de expertos, investigadores y protagonistas públicos y privados en
que la preocupación principal, en un contexto de cambio climático y en un mundo que enfrenta
una demanda creciente de alimentos y de combustibles, es la sustentabilidad de la producción
agropecuaria y de los ecosistemas. La adaptación de la agricultura al cambio climático, así como
la mitigación de sus emisiones, deben apuntar a ese objetivo principal.
El sector agropecuario tiene el doble reto de procurar la alimentación para una población en
crecimiento y asegurar los medios de vida de las personas cuya subsistencia depende de la
agricultura, sin comprometer la base de los recursos naturales para las futuras generaciones. Se
precisa de acciones urgentes para poder brindar respuesta a las poblaciones más vulnerables al
cambio climático, adaptar los sistemas productivos y, a la vez, proponer cambios en las
prácticas productivas, para que la agricultura sea capaz de garantizar la seguridad alimentaria
tratando de reducir los niveles de emisiones que afectan el sistema climático global.
4.8.1.-MECANISMOS DE FINANCIAMIENTO
Las acciones globales con relación al cambio climático y al ambiente han generado
instrumentos financieros, que tienen por finalidad apoyar las acciones de mitigación y
adaptación al cambio climático. Estos mecanismos son complejos, y nos limitamos a
enumerarlos, ya que no es el objetivo analizarlos. Sin embargo, es un elemento muy importante
a tener en cuenta por los países para su aprovechamiento, en tanto las condiciones requeridas
sean compatibles con las estrategias nacionales en la materia.
Las dos principales agencias internacionales que ofrecen financiación para las acciones de
mitigación y adaptación al cambio climático son: las Naciones Unidas y el Fondo para el Medio
Ambiente Mundial (FMAM), del Banco Mundial.
4.8.2.-MECANISMOS DE COOPERACION
Esos objetivos deberán expresarse como logros concretos en términos de cambios en las
políticas nacionales para la seguridad alimentaria y subsistencia y, cuando sea posible,
resultados concretos sobre el terreno.
En realización a la formalización de esta Alianza, Guarás et ál. (op. cit.) Señalan que “aún hay
cuestiones que no cuentan con el entendimiento común de todos los países. Algunas de ellas se
encuentran principalmente vinculadas a cómo se evitará duplicar esfuerzos y prejuzgar las
negociaciones de la CMNUCC, así como cuál será su valor agregado respecto de la Alianza
Global”.
Tanto la Argentina como muchos países de Latinoamérica han expresado desacuerdo a la
afiliación a esta alianza, porque se considera que se debe mantener la base del principio de
responsabilidades comunes pero diferenciadas de la CMNUCC. Para la Argentina,
comprometerse a reducir en términos absolutos las emisiones de GEI originadas en la actividad
agropecuaria sería contradictorio con el logro de una mayor seguridad alimentaria en el mundo,
ya que se espera del país que continúe contribuyendo con mayores volúmenes de alimentos a la
demanda mundial. Se propone en cambio el criterio de eficiencia, en el sentido de que los
acuerdos sobre reducción de emisiones no deben ser en términos absolutos, sino por unidad de
producción. Por otra parte, la posición argentina en las negociaciones sobre cambio climático y
agricultura, compartida con los países del Grupo G77+China, es focalizar los esfuerzos que se
realicen en los países en desarrollo en la adaptación y no en la mitigación.
Las proyecciones regionales (Christensen et al., 2007), válidas también para los Andes, indican
que la temperatura media anual del aire aumentaría a fines del presente siglo de 1 a 3.5 °C con
respecto del promedio 1961-1990, siendo aún mayor en la parte central de América del Sur. En
cuanto a la precipitación ocurrirán cambios en su distribución espacial y temporal. Las
simulaciones futuras de la precipitación anual revelan para fines de siglo (2080-2100) una
disminución de 10 a 30% respecto del presente, en la zona centro-sur de Chile, la costa norte de
América del Sur frente al Caribe, la costa central de Brasil y en la mayor parte de América
Central, en tanto que un aumento de 10 a 20% se espera para fines de siglo en el sector norte de
Perú, Ecuador y sur de Colombia, y el cono austral de América del Sur (Christensen et al.,
2007).
Christensen JH, Hewitson B, Busuioc A, Chen A, Gao X, Held I, Jones R, Kolli RK,
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VII.-ANEXOS: