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INTRODUCCION

Una autocracia (del griego «autokrateia») es un sistema de gobierno en el


que el poder supremo está concentrado en las manos de una persona,
cuyas decisiones no están sujetas ni a restricciones legales externas, ni a
mecanismos regularizados de control popular (excepto quizás por la
amenaza implícita de un golpe de estado o de una insurrección en masa).1
La monarquía absoluta y la dictadura son las principales formas históricas
de autocracia. Desde la antigüedad, el término "autócrata" se escribe en
monedas como una característica favorable del gobernante, teniendo
alguna conexión con el concepto de "falta de conflictos de intereses".

A principios del siglo XX la escena política peruana se ve sorpresivamente


consternada por la presencia de un régimen dictatorial cuyo protagonista se
vería encarnado nuevamente a fines de ese siglo en otro presidente con las
mismas características que, al igual que el primero, buscó perpetuarse en el
poder tomando una serie de medidas en contra del orden constitucional del
país.

Así, Augusto B. Leguía en 1919 llegó al poder político a través de un golpe


de Estado y Alberto Fujimori hacía lo mismo en 1992 dos años después de
ganar las elecciones ante el desconcierto de los grupos de poder
tradicionales. El apoyo popular y de las clases medias en ambas ocasiones
permitió que los nuevos gobiernos realicen ciertas reformas estatales que
fueron directamente en contra de la constitucionalidad vigente, esas
medidas antidemocráticas no afectaron la popularidad de los regímenes, por
el contrario, encontraron un fuerte apoyo social, la población consideró que
ante la crisis era urgente llevar adelante esos cambios para refundar la
política y la nación peruana. Así, en este ensayo hacemos explícito tanto las
semejanzas como las diferencias más evidentes de ambos gobiernos
autoritarios que asolaron el Perú en el siglo XX.

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El rompimiento de la constitucionalidad, la crisis del poder político, las
ambiciones reeleccionistas, la corrupción estatal institucionalizada, la utopía
de la modernidad, el campo abierto a las inversiones extranjeras y el
endeudamiento externo del país, los problemas limítrofes y la cesión
territorial a otras naciones vecinas y el campo de las luchas sociales, son las
líneas directrices sobre las cuales reflexionaremos para comprender en su
real dimensión el gran problema peruano del autoritarismo, el poder político
y las relaciones sociales de los hombres.

I. MARCO TEORICO
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I.1 AUTOCRATICO

I.1.1 DEFINICION

El concepto de autocracia es un concepto político que se utiliza


para designar a aquellos tipos de gobiernos en los cuales el poder
se concentra en una sola persona y que, por lo tanto, no se
permite la participación de otros individuos o grupos sociales.

La autocracia fue muy característica de diferentes momentos de la


historia de la Humanidad y aunque hoy en día la forma de
gobierno más común es la democracia, esto no impide que
algunos personajes políticos se impongan sobre los restantes
poderes para mantenerse en su lugar por tiempo indefinido. La
palabra autocracia proviene del griego para el cual el término
autos significa “uno mismo” y kratos significa “gobierno”. Esto nos
da a entender que la autocracia es el gobierno de uno solo.

La autocracia es un tipo de gobierno que, tanto de manera


buscada o no, se convierte en el gobierno de una sola persona.
Esa persona puede ser de diferente origen: militar, profesional,
sindical, etc.

Es decir que esto no es un elemento determinante ya que a lo


largo de la historia las diferentes autocracias han contado con
líderes de diferente extracción social.

Sin embargo, un elemento sin dudas determinante es la


personalidad y el carácter de quien se convertirá en líder: siempre
debe ser una persona de un carácter fuerte y decisivo, cuyos
planes o decisiones son impuestos con firmeza. Además, para que
una autocracia pueda desarrollarse no debe existir ningún tipo de
oposición o al menos la misma debe ser muy débil.

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Esta es la razón por la cual todos los gobiernos autocráticos
demuestran tolerancia cero y represión hacia aquellos que
muestran disentimiento respecto de las políticas y decisiones
tomadas.

Otro elemento interesante de las autocracias es que las mismas


pueden generarse dentro de otros tipos de gobiernos, por ejemplo
como sucede con los gobiernos autocráticos que surgen dentro de
formas democráticas.

Este es el caso de líderes que surgen y se erigen como parte de


una propuesta partidaria, elegida a través de elecciones libres y
democráticas pero que, una vez llegado al poder, ese líder se
convierte en una persona centralista y autoritaria

Autocracia es un sistema de gobierno autoritario, en el cual la


voluntad de una sola persona es la suprema ley. En la actualidad
el uso calificativo de “autocracia” se utiliza para establecer un
parámetro de poder, por ejemplo, la oligarquía es el ejercicio de
poder por pocos, la autocracia se diferencia de esta porque el
poder es ejercido por una solo persona. La autocracia es un
sistema político opuesto a la democracia.

La democracia es una estructura de poder construida de abajo


hacia arriba; la autocracia organiza al Estado de arriba hacia
abajo. En la democracia rige el principio de la soberanía del
pueblo, mientras que en la autocracia rige el principio de la
soberanía del dominador: el jefe del Estado reúne en sí todo el
poder del Estado. Todo el poder estatal proviene aquí del
autócrata.

I.1.2 TIPOLOGÍA

Una autocracia (del griego «autokrateia») es un sistema de


gobierno en el que el poder supremo está concentrado en las
manos de una persona, cuyas decisiones no están sujetas ni a

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restricciones legales externas, ni a mecanismos regularizados de
control popular (excepto quizás por la amenaza implícita de un
golpe de estado o de una insurrección en masa).

La monarquía absoluta y la dictadura son las principales formas


históricas de autocracia. Desde la antigüedad, el término
"autócrata" se escribe en monedas como una característica
favorable del gobernante, teniendo alguna conexión con el
concepto de "falta de conflictos de intereses"

Principales características del Gobierno Autocrático:

La autocracia es un tipo de gobierno que, tanto de manera


buscada o no, se convierte en el gobierno de una sola persona.
Esa persona puede ser de diferente origen: militar, profesional,
sindical, etc. Es decir que esto no es un elemento determinante ya
que a lo largo de la historia las diferentes autocracias han contado
con líderes de diferente extracción social.

Sin embargo, un elemento sin dudas determinante es la


personalidad y el carácter de quien se convertirá en líder: siempre
debe ser una persona de un carácter fuerte y decisivo, cuyos
planes o decisiones son impuestos con firmeza.

Además, para que una autocracia pueda desarrollarse no debe


existir ningún tipo de oposición o al menos la misma debe ser muy
débil. Esta es la razón por la cual todos los gobiernos autocráticos
demuestran tolerancia cero y represión hacia aquellos que
muestran disentimiento respecto de las políticas y decisiones
tomadas.

Otro elemento interesante de las autocracias es que las mismas


pueden generarse dentro de otros tipos de gobiernos, por ejemplo
como sucede con los gobiernos autocráticos que surgen dentro de
formas democráticas.

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Este es el caso de líderes que surgen y se erigen como parte de
una propuesta partidaria, elegida a través de elecciones libres y
democráticas pero que, una vez llegado al poder, ese líder se
convierte en una persona centralista y autoritaria.

Estilo de liderazgo en el que hay claramente un líder que manda y


gobierna al grupo, que son subordinados a él. El poder, la fuerza y
el gobierno residen en una única figura, la del líder.

Características del liderazgo autocrático


 el líder toma todas las decisiones
 no permite la participación o discusión del grupo
 el líder es el dueño de la información
 no delega responsabilidades
 fija los objetivos a cumplir
 administra premios y castigos
 tiene control sobre todo y sobre todos

Ventajas:
 es eficiente
 se consiguen resultados a corto plazo
 es muy efectivo en situaciones estresantes o en situaciones
en las que hay que tomar una rápida decisión
 se supervisa a los trabajadores, lo que disminuye la
probabilidad de que los trabajadores se adormezcan o
flojeen en sus tareas
 hay un control total sobre todo el proceso
 el proceso de trabajo es simplificado ya que todo pasa por
la misma persona, que está al corriente de todo

Desventajas:
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 puede ser frustrante y estresante para los trabajadores
 hay pocos elogios
 el líder sólo se comunica con el grupo cuando se cometen
errores
 no hay participación de los empleados
 puede crear miedo en el grupo, lo que produce mayor
ausentismo y menor motivación, lo que dificulta el proceso
y empeora el resultado omite ideas y opiniones del grupo

Características del líder autocrático


 dominante
 exigente
 restrictivo
 firme en su carácter
 desconfía de los demás
 controlador

I.1.3 EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL GOBIERNO AUTOCRÁTICO

Por más que esto suene absurdo desde las ciencias políticas y
jurídicas europeas, una vez más vemos como el caso
Latinoamérica se vuelve una excepción a la regla. El caso de
Fujimori en Perú es un ejemplo de una autocracia prolongada por
vías “democráticas”. Este proceso guarda ciertas similitudes con el
proceso reeleccionista llevado a cabo aquí en Colombia. Este
escrito mostrará alguna de estas similitudes a la luz de las
características del campo jurídico latinoamericano.

El autoritarismo se caracteriza por la concentración de poderes en


una sola rama del poder del campo jurídico. En la Latinoamérica
se ha presentado una alternancia entre democracia y
autoritarismo. Siendo los dos pilares de la democracia el poder de
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voto y el Estado de Derecho, en Latinoamérica ha prevalecido el
voto sobre el Estado de Derecho para poder extender el mandato
individual. Estos procesos de autoritarismo se ven viciados de
corrupción y violencia, donde se pasa por encima del derecho con
el fin de prolongar un mandato inconstitucional respaldado por un
pueblo que no respeta el Estado de Derecho, pero que insiste en
su poder de voto.

Este rasgo de autoritarismo es evidente en el mandato del ex


presidente de Perú Alberto Fujimori. En este país Fujimori,
apoyada por sus fuerzas armadas y su servicio de inteligencia, ha
destruido el Estado de Derecho y lo ha reemplazado por una
dictadura que concentra en sí todos los poderes del Estado, y
donde manipula como marionetas a los demás funcionarios
públicos. Estos funcionarios renuncian a su independencia con la
intención de prolongarse en sus cargos y obtener beneficios
personales. Los tres mandatos de este presidente fueron
caracterizados por el irrespeto a la ley y el cambio de la
Constitución con fines de prolongar un mandato, y no como una
forma de forjar un mejor país.

El primer acto de usurpación del poder por parte de Fujimori se


presentó en Abril de 1992. El congreso peruano revisaba
constantemente los decretos expedidos por Fujimori, y se negaba
a darle poderes legislativos más allá de los que estaban previstos
en la Constitución. Es por esto que Fujimori decide disolver el
Congreso y suspender las actividades de la rama judicial. Este
acto le dio gran popularidad entre el pueblo peruano. Este es un
ejemplo que ilustra el autoritarismo en Perú durante el mandato de
Fujimori.

Tras un intento por recuperar la democracia por parte de algunos


militares, Fujimori declara un estado de emergencia llamad
Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional, donde

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convocó al pueblo a un referendo para redactar una nueva
Constitución, la de 93, donde se recortaban los poderes del
congreso y se le daba mucho poder a Fujimori. El pueblo aprobó
el referendo, y así Fujimori convocó a un Congreso Constituyente
Democrático para que redactara la nueva constitución. Esta nueva
Constitución le dio la facultad de volverse a presentar a elecciones
en 1995, donde venció con un 64% de los votos. Esta nueva
Constitución y la reelección derivada de ella son un claro ejemplo
del autoritarismo.

El segundo mandato de Fujimori estuvo plagado de medidas


autoritarias. En la crisis de los rehenes, donde el Movimiento
Revolucionario Túpac Amaru tomó 600 rehenes en la casa del
embajador de Japón, las fuerzas armadas llevaron a cabo un
operativo de rescate donde los secuestradores fueron
masacrados, algunos de ellos inclusive cuando ya se había
rendido. Esta derrota a la guerrilla consolidó su popularidad. Otra
medida autoritaria fue el control de los medios de comunicación.
Desde su primer mandato Fujimori trató de infiltrarse en los
canales de televisión, sobornando a los directores de los canales
para obtener noticias favorables al gobierno. Estas medidas fueron
planeadas y llevadas a cabo por el famoso abogado Vladimiro
Montesinos, mano derecha de Fujimori. Una tercera medida que
ilustra el autoritarismo en Perú fue la llamada Ley de
Interpretación Auténtica, a través de la cual Fujimori buscó su
segunda reelección. Esta ley resolvía el problema constitucional
que impedía una segunda reelección consecutiva, argumentando
que el primer período presidencial no contaba por estar a la luz de
la vieja Constitución. Esto le permitió volverse a presentar a
elecciones, donde ganó en segunda vuelta en un proceso lleno de
controversia, donde la impopularidad de su mandato se acrecentó.

Tras el conocimiento público de las pruebas que mostraban los


actos de corrupción perpetuados por miembros de su gobierno
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como Montesinos, Fujimori tuvo que convocar a elecciones de
presidente y congreso, donde él no se presentó. El huyó para
evitar ser enjuiciado por los diversos actos de corrupción, y luego
fue entregado a la justicia y se encuentra en la cárcel.

Tras esta ilustración del proceso reeleccionista llevado a cabo por


Fujimori, vemos como la democracia es vulnerada por un
mandatario que manipula la ley a su voluntad y que cuenta con el
apoyo popular para ser reelegido “democráticamente”. A manera
de conclusión, podemos ver como algunos de estas
características del autoritarismo presentes en el mandato de
Fujimori están presentes en el mandato de Uribe. El primer
proceso de reelección se vio plagado de irregularidades en el
congreso, donde algunos parlamentarios como Yidis Medina
fueron comprados para aprobar la reelección. Aunque Uribe ha
podido zafarse de la mayoría de los procesos de corrupción de su
mandato, descargando maquiavélicamente responsabilidades en
sus subalternos que supuestamente actúan por su cuenta, es
evidente que ha ejercido procesos de usurpación de las ramas del
poder, contando con una gran popularidad, para poderse
prolongar en el poder. En el actual proceso reeleccionista, fueron
detectados 5 vicios de forma relevantes para tumbar el proceso de
referendo, y gracias a esto no fue aprobada la segunda reelección.
Termino este escrito agradeciendo a la Corte por mantener su
independencia y por tumbar el referendo, acabando así el
autoritarismo que se veía venir en nuestro país.

En la lengua medieval griega, el término autócrata se usó para la


posesión del título de emperador, sin tener en cuenta el poder real
de la monarquía. Algunos monarcas históricos eslavos, tales como
los zares rusos y emperadores, incluyeron el título de autócrata
como parte de sus estilos de gobierno, distinguiéndolos de los
monarcas constitucionales en otros lugares de Europa.

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La autocracia en las democracias, una constante de ayer y
hoy

En el pasado y en la actualidad nos encontramos con sobrados


ejemplos de presidentes que asumen el gobierno luego de ganar
las elecciones, y luego, con el tiempo, viran hacia la autocracia, y
para consolidarse eliminan al parlamento y además atan de pies y
manos a la justicia para que no pueda actuar en su contra y sí por
supuesto hacerlo siempre a su favor. Por ejemplo, encarcelando a
aquellos dirigentes que se expresan en su contra, actuando en
contra de la prensa y de alguna empresa que no les es adicta a su
poder.

I.2 AUTORITARISMO

I.2.1 DEFINICION

Se conoce como totalitarismos a las ideologías, los movimientos y


los regímenes políticos donde la libertad está seriamente
restringida y el Estado ejerce todo el poder sin divisiones ni
restricciones.

Los totalitarismos, o regímenes totalitarios, se diferencian de otros


regímenes autocráticos por ser dirigidos por un partido político que
pretende ser o se comporta en la práctica como partido único y se
funde con las instituciones del Estado. Estos regímenes, por lo
general exaltan la figura de un personaje que tiene un poder
ilimitado que alcanza todos los ámbitos y se manifiesta a través de
la autoridad ejercida jerárquicamente. Impulsan un movimiento de
masas en el que se pretende encuadrar a toda la sociedad (con el
propósito de formar una persona nueva en una sociedad perfecta),
y hacen uso intenso de la propaganda y de distintos mecanismos
de control social y de represión como la policía secreta.

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El totalitarismo es una forma de Estado, es decir, una forma de
organizar los cuatro componentes del mismo (territorio, población,
gobierno, poder y según el autor, también el jurídico o el derecho).
El totalitarismo no es simplemente una forma de gobierno, es una
organización en cuanto a las personas que ejercen el poder, toda
una forma de estado, de tipo no democrático que se caracteriza al
igual que el autoritarismo en la falta de reconocimiento de la
libertad y los derechos humanos. Sin embargo, se diferencia del
autoritarismo en que en el totalitarismo existe una negación de la
libertad y los derechos individuales, desconociendo además la
dignidad de la persona humana, convirtiendo las clases sociales
en masas.

El totalitarismo considera el Estado como un fin en sí mismo, y por


tanto lo maximiza, y dado que el poder existe para el fin de las
cosas, si consideramos al Estado un fin, estos dos componentes
de la política son correlativos, como consecuencia un Estado más
grande nos da un poder más grande. Así el poder del estado
totalitario lo puede todo porque el fin lo abarca todo. Mussolini
(que usó por primera vez el término "totalitarismo") graficó esto en
el eslogan "todo en el estado, todo para el estado, nada fuera del
estado, nada contra el estado".

I.2.2 TIPOLOGIA

El termino totalitarianismo tomo popularidad en la década de los


cincuenta cuando Hannah Arendt lo usó para referirse al
fenómeno político que entonces ocurría en ciertos países. En
efecto, se le llama totalitario a todo régimen político en el que la
vida cotidiana de sus ciudadanos es totalmente controlada por la
autoridad única y exclusiva de un partido político. Es la forma más
drástica de control estatal, y va mucho mas allá de los
mecanismos de control implementados por dictaduras, gobiernos
militares, y gobiernos autoritarios.

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Los factores que caracterizan a un Régimen Totalitario son los
siguientes:

1. La existencia de una ideología oficial que es vista como


incontrovertible.

2. Un solo partido político dirige a la nación.

3. Este partido político cuenta con la membresía del 15% de la


población civil.

4. La estructura gubernamental es establecida por el partido.

5. La existencia de un grupo armado o policía secreta leal a los


intereses del partido.

6. Medios de comunicación altamente restringidos cuyo propósito


principal es indoctrinar a la población civil.

7. Estado tiene el monopolio sobre el poder de coerción.

8. La economía nacional es controlada y dirigida por el partido.

Teniendo en cuenta estos puntos clave, es posible identificar dos


ejemplos claros de lo que constituye un régimen totalitario:
Alemania durante el reino del Nazismo, Y la Unión Soviética
durante el reino Estalinista. En ambos casos, un solo partido
político dominó imponiendo su ideología política y excluyendo
cualquier otra. Tanto Alemania Nazi como la Unión Soviética
Estalinista contaban con una maquinaria política gigante
conformada por simpatizantes de todo tipo, desde ciudadanos
comunes a miembros de la policía secreta y miembros de la
comunidad científica. La ideología oficial era impartida por todos
los medios, y la población crecía para ser indoctrinada. La lealtad
al partido se mantenía por medio de la coerción ejercida por la
policía secreta: la Gestapo en Alemania y la KGB en la Unión
Soviética. Finalmente, ambas ideologías mantenían un control
total sobre la organización social y económica del país. Los Nazis
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impusieron el concepto del corporativismo, el cual consistía en la
división vertical del orden social, de tal manera que en vez de
existir clases sociales, existían tipos sociales: agricultores con
agricultores, empresarios con empresarios, y así sucesivamente.
Igualmente, los Bolcheviques abolieron las clases sociales e
intentaron imponer un orden social homogéneo.

Basado en estos dos ejemplos, resulta claro que el fenómeno del


totalitarianismo se puede dar bajo gobiernos de ideología de
izquierda tanto como de derecha. En adición, aunque la adopción
de un modelo totalitario es el resultado de un cambio
revolucionario, este no es necesariamente impuesto como
resultado de una revolución. El caso de Alemania, en el que los
Nazis llegaron al poder por medios democráticos, demuestra
claramente esta aserción.

Además de estos dos casos ejemplares, el totalitarianismo se ha


manifestado también en otros casos, tales como el régimen de
Mussolini en Italia, el cual era descrito por el mismo Mussolini
como Totalitario, el régimen de Saddam Hussein en Irak, el
régimen de Mao en China y el régimen de Kim Il-Sung en Corea
del Norte.

I.2.3 EVOLUCION HISTORICA

Si tratamos de establecer la genealogía de la noción de


totalitarismo, es necesario remontarnos a los primeros tiempos del
fascismo efecto es en la reflexión surgida tras la aparición del
fascismo italiano cuando se utiliza por primera vez el adjetivo
"totalitario" que aparece antes que el sustantivo. Parece ser que
fueron los adversarios políticos de Mussolini quienes utilizaron el
adjetivo por primera vez durante los Años 20 para estigmatizar el
régimen de Mussolini. El dictador italiano no tardó en utilizar el
término, evidentemente con connotaciones positivas. Una frase
muy citada de un texto realizado conjuntamente por Mussolini y su
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principal ideólogo Giovanni Gentile dice así: «para el fascismo,
todo está dentro del estado y nada humano o espiritual existe ni
tiene valor fuera del estado, en ese sentido el fascismo es
totalitario».

El término reencuentra su connotación peyorativa en la pluma de


los intelectuales alemanes opuestos a Hitler, a destacar Herbert
Marcuse o Franz Neumann, poco después, en 1941 aparece por
primera vez escrito el sustantivo «totalitarismo».

El término va a emigrar de Italia y Alemania a los principales


países de acogida de los opositores políticos, predominantemente
Estados Unidos y Francia. Paralelamente, el término
"totalitarismo" empieza a circular por la oposición política a Stalin,
mayormente en boca de intelectuales como Victor Serge o Boris
Souvarine.

Aunque «totalitario» y «totalitarismo» son términos surgidos de la


lucha política, rápidamente van a dar el salto al mundo académico
ya que muchos de los opositores que lo utilizan son intelectuales,
se pueden citar ejemplos como el libro del autor católico Jacques
Maritain Humanismo Integral» (1936) o el trabajo de Ġūrīān (1935-
39) o igualmente la obra de Hayes(en) La novedad del
totalitarismo en la historia de occidente, publicada en EE. UU.

Por supuesto, la utilización del término totalitarismo va a depender


del contexto político del momento, a partir de 1941 nace una
alianza entre los países occidentales y la Unión Soviética para
luchar contra el nazismo, dicha alianza limita la utilización del
término «totalitarismo» a la Alemania nazi, la dicotomía
democracia/totalitarismo se encuentra oculta por la división
fascismo/antifascismo.

Tras el paréntesis de la segunda guerra mundial, a lo largo de la


guerra fría va a aparecer una teoría científica del totalitarismo, es

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en estos años cuando aparece la obra capital de Hannah Arendt,
Los orígenes del totalitarismo, dicha obra va a constituir la
consolidación de la teoría del totalitarismo.

Por primera vez una pensadora [Arendt] unía nazismo y


estalinismo bajo un mismo concepto: "Totalitarismo", que significa
la supresión radical por parte del poder de "la política" (la actividad
de los ciudadanos libres para interactuar en el mundo) y, con ello,
la instauración como derecho de Estado del desprecio absoluto
hacia los individuos, poco menos que objetos prescindibles.

En la guerra fría, organizaciones anticomunistas, muchas de ellas


subvencionadas por el bloque capitalista van a construir un edificio
ideológico sobre el totalitarismo con un enfoque anticomunista,
dicho enfoque va a encontrar oposición en los intelectuales
europeos comunistas siendo estos hostiles a la teoría del
totalitarismo.

La decisión del Gobierno de Alan García de estatizar los bancos,


las compañías de seguros y las financieras es el paso más
importante que se ha dado en el Perú para mantener a este país
en el subdesarrollo y la pobreza y para conseguir que la incipiente
democracia de que goza desde 1980, en vez de perfeccionarse,
se degrade, volviéndose ficción.A los argumentos del régimen
según los cuales este despojo (que convertirá al Estado en el amo
de los créditos y de los seguros y que, a través de los paquetes
accionarios de las entidades estatizadas, extenderá sus tentáculos
por innumerables industrias y comercios privados) se lleva a cabo
para transferir aquellas empresas de un grupo de banqueros a la
nación, hay que responder: "Eso es demagogia y mentira". La
verdad es ésta. Aquellas empresas son arrebatadas -en contra de
la letra y el espíritu de la Constitución que garantiza la propiedad y
el pluralismo económico y prohíbe los monopolios- a quienes las
crearon y desarrollaron, para ser confiadas a burócratas que, en el

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futuro, como ocurre con todas las burocracias de los países
subdesarrollados sin una sola excepción, las administrarán en
provecho propio y en el del poder político a cuya sombra medran.

En todo país subdesarrollado, como en todo país totalitario, la


distinción entre Estado y gobierno es un espejismo jurídico. Ella
sólo es realidad en las democracias avanzadas. En aquellos
países, las leyes y constituciones fingen separarlos y también los
discursos oficiales. En la práctica, se confunden como dos gotas
de agua. Quienes ocupan el gobierno se apoderan del Estado y
disponen de sus resortes a su antojo. ¿Qué mejor prueba que el
famoso Sinacoso (Sistema Nacional de Comunicación Social),
erigido por la dictadura militar y que, desde entonces, ha sido un
dócil ventrílocuo de los gobiernos que la han sucedido?
¿Expresan acaso, en modo alguno, esa cadena de radios,
periódicos y canal de televisión, al Estado, es decir a todos los
peruanos? No. Esos medios publicitan, adulan y manipulan la
información exclusivamente en favor de quienes gobiernan, con
olímpica prescindencia de lo que piensan y creen los demás
peruanos.

La ineficiencia y la inmoralidad que acompañan, como su doble, a


las estatizaciones y a las nacionalizaciones, se originan
principalmente en la dependencia servil en que la empresa
transferida al sector público se halla del poder político. Los
peruanos lo sabemos de sobra desde los tiempos de la dictadura
velasquista, que, traicionando las reformas que todos
anhelábamos, se las arregló, a fuerza de expropiaciones y
confiscaciones, para quebrar industrias que habían alcanzado un
índice notable de eficiencia -como la pesquería, el cemento o los
ingenios azucareros- y hacernos importadores hasta de las papas
que nuestros industriosos antepasados crearon para felicidad del
mundo entero. Extendiendo el sector público de menos de 10 a
casi 170 empresas, la dictadura -que alegaba, como justificación,
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la justicia social- acrecentó la pobreza y las desigualdades y dio a
la práctica del cohecho y el negociado ilícito un impulso irresistible.
Ambos han proliferado desde entonces de manera cancerosa,
convirtiéndose en un obstáculo mayor para la creación de riqueza
en nuestro país.

Este es el modelo que el presidente García hace suyo,


imprimiendo a nuestra economía, con la, estatización de los
bancos, los seguros y las financieras, un dirigismo controlista que
nos coloca inmediatamente después de Cuba y casi a la par con
Nicaragua. No olvido, claro está, que, a diferencia del general
Velasco, Alan García es un gobernante elegido en comicios
legítimos. Pero tampoco olvido que los peruanos lo eligieron, de
esa manera abrumadora que sabemos, para que consolidara
nuestra democracia política con reformas sociales; no para que
hiciera una revolución cuasi socialista que acabara con ella.

Porque no hay democracia que sobreviva a una acumulación tan


desorbitada del poder económico en manos del poder político. Si
no, hay que preguntárselo a los mexicanos, país donde, sin
embargo, el Estado no dispone de un sector público tan vasto
como el que usufructuará el gobierno aprista una vez que se
apruebe la ley de estatización.

Su primera víctima será la libertad de expresión. El gobierno no


necesitará proceder a la manera velasquista, asaltando, pistola en
mano, los diarios, estaciones de radio y de televisión, aunque no
se puede descartar que lo haga: ya hemos comprobado que a sus
promesas se las lleva él viento como si fueran plumas, ecos...
Convertido en el primer anunciador del país, bastará que los
chantajee con el avisaje. O, que, para ponerlos de rodillas, les
cierre los créditos, sin los cuales ninguna empresa puede
funcionar. No hay duda que, ante la perspectiva de morir de
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consunción, muchos medios optarán por el silencio o la
obsecuencia los dignos, perecerán. Y cuando la crítica se esfuma
de la vida pública, la vocación congénita a todo poder de crecer y
eternizarse tiene cómo hacerse realidad. De nuevo, la ominosa
silueta del ogro filantrópico (como ha llamado Octavio Paz al PRI)
se dibuja sobre el horizonte peruano.

El progreso de un país consiste en la extensión de la propiedad y


de la libertad al mayor número de ciudadanos y en el
fortalecimiento de unas reglas de juego -una legalidad y unas
costumbres- que premien el esfuerzo y el talento, estimulen la
responsabilidad, la iniciativa y la honestidad, y sancionen el
parasitismo, el rentismo, la abulia y la inmoralidad. Todo ello es
incompatible con un Estado macrocefálico donde el protagonista
de la actividad económica será el funcionario en vez del
empresario y el trabajador; y donde, en la mayoría de sus campos,
la competencia habrá sido sustituida por un monopolio.

Un Estado de esta índole desmoraliza y anula el espíritu


empresarial y hace del tráfico de influencias y favores la profesión
más codiciable y rentable. Ese es el camino que ha llevado a
tantos países del Tercer Mundo a hundirse en el marasmo y a
convertirse en satrapías.

II. CONCLUSIONES

 Todavía no se entiende que, a pesar de sus imperfecciones, el


sistema democrático es el mejor sistema de gobierno. Ello nos
permite canalizar las trabas y obstáculos del sistema político. Los
gobiernos autoritarios, los

 Tratados y otros que ocurrieron en la historia, con sus medidas


arbitrarias, no solamente no solucionaron el atraso y la
ingobernabilidad del país; sino que lo atrasan política y

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económicamente, en las formas de supervivencia democrática.
Todavía creemos o nos ilusionamos que las medidas fuertes traerán
orden y luego progreso. Necesitamos una formación cívica, moral y
política que nos permita sacudirnos, de una vez, del colonialismo que
es origen para que los pueblos no renuncien a vivir en libertad y
sometidos en sus decisiones.

 Las nuevas formas de hacer política imponen una democracia


plebiscitaria, acentuando el principio de la mayoría por sobre la
libertad, que hacen que se esté "en campaña permanente". Es la
videopolítica, que cambió el ámbito público a uno donde las
distinciones entre público y privado son borrosas. Se han devaluado
el papel de las organizaciones de intereses ciudadanos, los partidos
políticos.. La ciudadanía se ve representada por organizaciones que
no son parte de la institucionalidad estatal.

 Todavía se creía que el Perú, a principios de los 90 tenían una


democracia inderrotable, que no podía ser derrocada otra vez. Esta
ilusión se volvió en fortaleza. En realidad se avanzó poco, o se
retrocedió, en la construcción de instituciones democráticas, que son
la base sólida de un régimen.

 En el Perú, siguen siendo caudillistas, con o sin Fujimori. Es muy


poco lo que se ha avanzado en la dirección contraria, de la
institucionalidad y el imperio de la ley. Ellos son apenas dos ejemplos
del modo en que los sistemas políticos regresan a sus raíces
autoritarias en tiempos de dificultades. De todas maneras, siempre
hay un lugar para el optimismo: en tanto América Latina siga
progresando en lo político y económico es cada vez más difícil que
surjan nuevos caudillos y es probable que ese caudillismo no
degenere en autoritarismo y permanezca más en latencia que en
acto.

 Los regímenes autoritarios, sean de origen monárquico, militar o civil,


parten de unas posiciones diferentes que les afectará a la hora de
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organizarse y del cual dependerá en gran medida la amplitud de su
permanencia temporal: los dos primeros cuentan con instituciones ya
existentes –Casa Real / Cortes y Fuerzas Armadas- mientras que el
último debe crear el partido de apoyo al régimen.

 En mi opinión, además de la visión estratégica y económica de estos


autores, deberíamos añadir una dimensión mucho menos tangible,
más abstracta, como es la legitimidad con la que actúan este tipo de
gobiernos, por qué han llegado al poder. Con esto no quiero justificar
su existencia sino indagar en el componente ideológico que pudiera
contener para llegar al poder y mantenerse

 Los niveles democráticos alcanzados ciertamente han sido criticados


y, probablemente, seguirán siendo criticados por algún tiempo pues
los esquemas constitucionales actuales presentan algunas fisuras
que no permiten el pleno ejercicio ciudadano de vivir con libertades o
condiciones plenas en el uso de sus derechos, en el sentido más
amplio de la palabra. Las democracias actuales mantiene aún en sus
venas resabios de viejos tutelajes políticos autoritarios y de falta de
participación directa de ciertos grupos civiles como etnias,
inmigrantes, mujeres, adultos mayores, etc. que deben conformarse
con el esquema vigente de democracias más bien representativas y
un tanto alejadas de la posibilidad de resolver sus prioridades más
urgente

III. BIBLIOGRAFIA

 Informe de la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación (CVR).


Capítulo: Los Partidos de Izquierda.

 José Carlos Mariátegui. Ideología y Política. 15.ª. Edición Lima 1985.


Ed. Amauta.

 Nestor Kohan. Ni calco ni copia: Ensayos sobre el marxismo


argentino y latinoamericano. Versión electrónica en Rebelion.org.

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 Lumbreras y otros, Nueva historia general del Perú. 3.ª. Edición Lima
1985. Mosca Azul Editores.

 Documentos varios del PCP-Unidad y del PCP-Patria Roja.

 https://es.wikipedia.org/wiki/Autocracia

 http://www.monografias.com/trabajos16/autoritarismo-fujimori-
chavez/autoritarismo-fujimori-chavez.shtml

 file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/4-7-1-PB.pdf

 http://www.taringa.net/posts/offtopic/15405476/Autocracia-
Autoritarismo-Totalitarismo.html

 http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/la/08/jlmj4.htm

 http://arturobotia.blogspot.pe/2014/04/autoritarismo-democracia-y-
totalitarismo.html

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