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UNIDAD 3

LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS CARA Y CECA. FRIGERIO Y POGGI.


Cap3: Actores, instituciones, conflictos.
Nuestra institución:
Es importante reconocer categoría explicativas que permitan ampliar el horizonte en donde desarrollamos
nuestras prácticas.
Estas autoras consideran a las instituciones como espacios atravesados por múltiples negociaciones. Desde
esta perspectiva, son pensadas como permanentes construcciones en la que los actores habitan y a la vez son
habitados. Como actores que construyen la cotidianeidad, desarrollan diversas modalidades frente a las zonas de
incertidumbre y se posicionan con relación al poder.
Se parte de considerar al poder como uno de los ejes principales para pensar nuestras instituciones.

La relaciones de los actores con la institución.


Toda la vida de los sujetos transcurre en instituciones, algunas de transito obligado, otras de pertenencia
voluntaria (partido pol.) Ambas se inscriben en el campo de lo individual, de la subjetividad, dejando sus marcas y
huellas a las que los actores les dan su propio sentido, creándolas, y recreándolas constantemente en la vida
cotidiana. Un vínculo permanente de intercambio.
Remitirse al concepto de institución ligado a la idea del establecido, de los reglamentado, la norma, la ley.
Por una parte a la ligazón necesaria que debe existir para que estemos sujetados a las instituciones y por otra,
también puede asociarse a cuestiones como el disciplinamiento que propone cada institución. Las reglas son
necesarias en la medida en que abren el espacio para que se pueda cumplir con una función específica.
En la relación que establecemos con la ley se entretejen aspectos objetivos y subjetivos. Los primeros se
encarnan en la norma tal como está formulada; mientras que los segundos se vinculan al campo de las
representaciones que se interiorizan en relación a la norma.
Objetiva y subjetivamente la ley tiene un doble carácter. Por un lado delimita las prohibiciones. Por el otro,
ofrece seguridad y protección. Este interjuego entre la prohibición y la protección da cuenta del carácter
ambivalente que poseen las instituciones en su dinámica y que se traduce en relaciones entre los actores y la
institución, sesgadas por un doble movimiento de atracción y repulsión.
Las leyes y normas tienen el propósito de volver previsibles los comportamientos de los actores, es decir,
zonas de certidumbre. Pero siempre dejan zonas de incertidumbre.

Actores y poder.
El poder remite a las relaciones de intercambio entre los actores institucionales y no tiene existencia por sí
mismo sino en una red de relaciones: “podemos decir que un actor posee poder cuando tiene la capacidad de
prevalecer su posición o enfoque en la vida institucional, de influir en la toma de decisiones, obtener
reconocimiento, espacios, recursos, beneficios, privilegios, cargos o cualquier otro objetivo que se proponga”
Los modos particulares en que en cada institución aparecen los clivajes y como se posicionan los actores
frente a los mismos, configurara distintas redes de poder. Conocer las zonas de clivaje es sumamente importante
porque permite que los actores puedan reconocer sus lugares. Los clivajes institucionales están relacionados con el
hecho de que en casa institución, cada actor y grupo de actores, hace uso de una fuente de poder (conocimiento
de la normativa, posesión de medios de sanción, manejo de medios de control de recursos, entre otros)

Actores y conflicto.
Los conflictos inciden de forma determinante en el desempeño de los actores en la institución. Se
relaciona con la multiplicidad de estrategias que os actores desarrollan con el objetivo de satisfacer sus deseos y
necesidades personales y profesionales.
La posibilidad de resolver las diferencias se relaciona con las capacidades de cada institución para
satisfacer los intereses, con las características de su cultura institucional, con la forma de asignar recursos y con los
modos en que históricamente ha resuelto los conflictos.

El carácter de los conflictos: lo previsible, lo imponderable.


Las autoras plantean una clasificación. Consideramos previsibles a aquellos conflictos recurrentes en las
instituciones, es decís que podemos anticipar su aparición. Estos conflictos suelen alterar el funcionamiento de la
cotidianeidad pero no necesariamente aportan alguna novedad. Por ejemplo, aquellos que derivan de las zonas de
incertidumbre dejadas por las normas, a partir de las cuales los actores despliegan estrategias que suelen
enfrentarse.
Entendemos en cambio por imponderables a aquellos conflictos que hacen irrupción y son novedosos en
las instituciones. Estos conflictos pueden adquirir dos caracteres diferentes, pueden ser retroversivos (se asocian al
deseo de retorno a momentos previos de la historia institucional) o por el contrario pueden ser proversivos
(apuntan a proponer un proyecto innovador para la inst.)
El posicionamiento de los actores frente a los conflictos:
Cuatro modalidades:
a. El conflicto es ignorado: problemas/dificultades q no se presentan como tales p/ actores.
b. El conflicto se elude: es percibido por los actores pero se evita.
c. El conflicto se redefine y se disuelve: el conflicto no se resuelve, se aprende a operar a pesar del mismo.
d. El conflicto se elabora y se resuelve: entra en juego el poder y para ello se plantean alternativas
consensuadas.

La participación.
Entendemos por participación al conjunto de actividades mediante las cuales los individuos se hacen presentes
y ejercen influencia en ese elemento común que conforma el ámbito de lo público. Genera el desarrollo de
sentimientos de pertenencia que posibilita afrontar situaciones de crisis y cambio.
Mecanismo clave en la organización de la inst y en sus fines. Implica la necesidad de comprometernos para
poder llevar adelante cualquier proyecto institucional.

Niveles y formas de participación


Dos formas principales: la indirecta (se concreta a traves de elección de representantes) y la activa o
indirecta (intervención del S en la gestión pública, tiene 5 niveles: informativo, consultivo, decisorio, ejecutivo y
evaluativo.

Obstáculos y límites a la participación


Los limites se relacionan con las posibilidades y la capacidad de los actores de intervenir en espacios que
se abren al dialogo en la institución. El interés por participar se relaciona con tres cuestiones fundamentales:
Condiciones históricas, socio culturales y la dinámica institucional.

ORGANIZACIONES PUBLICAS ESTATALES Y NO ESTATALES Y PRACTICA DEL TS.

ADRIANA ROSSI.

I. relación organizaciones- intervención profesional.

Concepto de instituciones: “cuerpos normativos jurídico culturales compuestos de ideas, valores, creencias,
leyes, que regulan las formas de intercambio social, que se particularizan en cada momento histórico
(sexualidad, vejez, tiempo libre, religión, salud, educación). Se relaciona con el Estado que hace la ley y desde
este punto de vista no puede dejar de estar presente en los grupos y las organizaciones. Prescribe modos
instituidos de desempeño a partir de la definición de roles” (Schvarstein,1999).

Organizaciones: “sustento material, el lugar donde las instituciones se materializan y donde tienen efectos
productores sobre los individuos operando tanto sobre las condiciones materiales de existencia como
incidiendo en la constitución de su mundo interno”.

Las organizaciones se constituyen en mediatizadotas en la relación entre instituciones y sujetos.


Se considerarán las organizaciones de acción social, que prestan servicios sociales y desde donde los TS
materializan el ejercicio profesional, sea de dependencia estatal o de organizaciones de la sociedad civil o en
ámbitos privados, siendo el estado, a través de las instituciones, el campo tradicional de ejercicio aún cuando
desde hace un tiempo sean las organizaciones de la sociedad civil las que están captando una parte
interesante de graduados. Las organizaciones limitan, doblegan, restringen pero también son producto de los
que trabajan en ella. Tienen componente político y su consecuente accionar frente a las manifestaciones de la
cuestión social. Como actores políticos, los TS están obligados a tomar un posicionamiento en el marco de las
propias contradicciones que la organización ofrece y en su relación con los otros actores políticos y sociales.
Hace falta mirar aquellas expresiones que comienzan a alejarse de lo instituido. Es ahí donde el TS debe jugar
un rol protagónico, por donde se entiende se debe avanzar en una posición trasformadora.

II. de que se ocupan los TS en su desempeño en las organizaciones?


Grassi dice que en cada época se particulariza en problemas sociales, que son, a la vez, expresión hegemónica del
modo como se interroga, interpreta, resuelve, ordena y canaliza la misma. Se observa un emparentamiento entre
carencia material y trabajo social, no desnaturalizar esta situación conduce al riesgo de transformar el problema
social en problema individual. Alayón plantea la asistencia como necesaria como retribución por los derechos
conculcados porque también es necesario cubrir la base material. Los TS sostienen un saludable debate entre
asistencia y derecho con una tendencia que coloca a la asistencia en el polo negativo y la acción socio-educativa
que derivaría en la construcción de ciudadanos (x lo tanto con derechos), como polo positivo.

Yazbek señala que “por la mediación de la prestación de servicios sociales, el TS interfiere en las relaciones
sociales. Esta interferencia se da por la dimensión socio-educativa (y política- ideológica) que puede asumir un
carácter de encuadramiento disciplinador o dirigirse para fortalecer las luchas de los sectores excluidos.

III. el “otro” usuario o el “otro” actor?

Cual es la idea del “otro” que se está privilegiando en las organizaciones de desempeño profesional? En los últimos
años, en el marco de la reforma del estado se ha apostado a la descentralización como garantía de participación
ciudadana y se han gestado muchas organizaciones. En muchos casos también se sigue operando desde la lógica
de la oferta, esto es, desde lo que la organización entiende que debe suceder y ofrecer y para lo cual el TS se
constituye en un “brazo ejecutor”. Los mecanismos de gestión de esas instituciones siguen siendo ortodoxos. Esta
cuestión aparece relacionada por una intervención que se funda en un desconocimiento de la población con la
cual se trabaja. Esto aparece como una necesidad urgente de saldar. La gente “está haciendo cosas” por fuera de
las organizaciones, que se están escapando al conocimiento de los propios profesionales dejando a éste atrás de
esos procesos. El TS puede operar como puente entre las demandas de los sectores excluidos y las organizaciones
estatales o no estatales, puede intervenir en el despliegue de interpretaciones alternativas a las hegemónicas que
puedan estar gestándose en el seno de la sociedad civil (aquin.) no se debe colocar al otro en lugar de objeto, sino
estaríamos sacándolo de la concepción de

Ciudadano.

IV. Vinculaciones y desencuentros en la intervención en organizaciones.

La organización esta caracterizada por un modelo de fragmentación, esta conduce al individualismo y


competencia, se produce la especialización y partitización del sujeto. Se privilegia el orden y la norma. La acción
individual fortalecida por las propias instituciones obstaculiza por sí la institución de proyectos colectivos. No
socializar, no discutir, reproduce la lógica del “sálvese quien pueda”.

V. Las “tensiones” entre el campo organizacional y el campo académico.


El saber teórico no esta en la academia ni el saber practico esta en el trabajo en terreno. Debe construirse
dialécticamente.

APORTES PARA LA FUNDAMENTACIÓN DE LA INTERVENCIÓN PROFESIONAL EN TRABAJO SOCIAL. Camelo y


Cifuentes.

En este artículo compartimos algunos frutos de la construcción conceptual en la investigación


fundamentación de metodología integrada en ts, desarrollada en la facultad de ts de la universidad de La Salle
entre 2004 y 2006.

Importancia de la fundamentación en Trabajo Social


Nora Aquin afirma que la intervención requiere estar respaldada por una teoría, la cual es portadora del poder
de la crítica; el interés por construir teorías de la intervención es teórico pero no teoricista: no se trata de
acumulación conceptual al margen y en contra del compromiso con las urgencias, sino de revalorar el lugar de la
teoría, que permita una intervención fundada, cada vez más eficaz. El desarrollo de la especificidad profesional
tiene efectos prácticos concretos en:
 Un posicionamiento más simétrico.
 Un mayor status de nuestra profesión, lográndose una actuación cada vez más precisa, eficaz y
fundamentada frente a los problemas que constituyen su objeto.
 Una mayor incidencia de la intervención en la dinámica social y conflictiva social.
 Como consecuencia de ello, mejores condiciones para negociar espacios, salarios, etc.

La universidad de Antioquia de Colombia ha planteado que el trabajo social necesita, si quiere avanzar como
una verdadera disciplina científica, estructurar su saber y sistematizar sus campos de conocimiento de manera
adecuada. La polémica acerca del objeto y el método de la profesión, ha puesto de manifiesto la necesidad de una
terminología regulada… capaz de conceder identidad a un hacer social, de trazar límites entre la profesión y las
disciplinas limítrofes, de poner a prueba la solidez de su lenguaje especializado ante grupos de validación y
discusión académica.
Disciplinas y profesiones crecen en la medida en que van profundizando en sus aspectos teóricos, van
definiendo su objeto de estudio y sus propias metodologías y, sobre todo, van construyendo una terminología
propia.
Sobre la regulación terminológica en trabajo social hay diversidad de desarrollos para precisar los
componentes de la intervención profesional.
Resignificar el trabajo social contemporáneo, fundamentando su especificidad en la esfera que la
producción del conocimiento exige, implica aportar a la elaboración teórica con rigor y espíritu crítico y avanzar en
la comprensión (global-particular) de lo social, eliminando las tenciones presentes en la relación de la teoría
práctica.

Matus y Aylwin explicitan que las construcción conceptuales entorno al objeto de TS ha privilegiado al
reconocimiento del quehacer como hilo conductor de su desarrollo en desmedro de la construcción de saberes.
Las acciones dirigidas a la producción de conocimientos se constituyen en recursos insustituibles para gestar
proyectos de desarrollo humano y social, para producir procesos de seguimiento de los mismos y conocer su
impacto mediante la comprensión de las interacciones humanas y la explicación de los procesos sociales.

Estos argumentos enmarcan las búsquedas de la investigación en torno a contribuir en la consolidación de


la fundamentación teórica y metodológica del TS desde la metodología integrada. Hoy en día se reconoce que la
fundamentación teórica y metodológica implican el reconocimiento y análisis crítico del contexto; de allí la
necesidad de actualizar la construcción teórica y conceptual; no es viable la aplicación de teorías abstractas: cada
proceso social amerita un conocimiento particular, situado, que posibilite el desarrollo pertinente de los procesos
de intervención profesional.

Estructura conceptual para comprender la intervención profesional


La intervención implica la elucidación de los datos complejos de una situación o acontecimiento, en tanto
aproximación desde un marco comprensivo explicativo de esa situación o sencillamente, en tanto búsqueda de
una secuencia lógica que de sentido a lo que se presenta como demanda y a su vez se plantee la posibilidad de
respuesta a partir de determinados dispositivos para la acción. En otras palabras intervenir implica la construcción
de una lógica del acontecimiento fundante de la demanda desde cierto marco teórico o campo del saber.
(Carballeda)
La intervención en TS se puede entender como una forma de acción social, consciente y deliberada, que se
realiza de manera expresa, integra supuestos ideológicos, políticos, filosóficos con procedimientos metodológicos
en fundamentaciones que la sustentan.

Según la estructura, 5 ejes conceptuales posibilitan analizar la intervención de trabajo social: objeto de
intervención, sujetos, intencionalidades, fundamentación, metodologías y métodos. Estos se encuentran
interrelacionados y condicionados por los contextos, las políticas sociales, la formación académica, que a su vez
propician la constitución de identidades y reconocimientos para la profesión en las áreas y sectores que se ejerce.

Algunas características de la fundamentación de la intervención de TS desde una perspectiva sistémica.


Conviene dimensionar la fundamentación dela intervención e TS desde una perspectiva sistémica a partir
de las siguientes características:
-Compleja: cuando son inseparables elementos diferentes, que constituyen un todo y existe un tejido
interdependiente, interactivo, inter-retroactivo entre el objeto de conocimiento y su contexto; las partes y el todo.
-Holística: mirar de forma totalizadora los hechos sociales que exigen lecturas globales y visiones
integradoras.
-Reflexiva: implica la relación con respecto así mismo, en una mirada retrospectiva y proyectiva que
posibilita la permanente actualización dinámica del conocimiento, acción y transf.
-Sistémica: evidencia las interrelaciones de diversos canales de comunicación p/ alcanzar objetivos
identificables.

Fundamentación como eje conceptual de la intervención.


La fundamentación posibilita construir y sustentas sentidos en torno a los ejes conceptuales de la
intervención en TS: intencionalidades, objetos, sujetos y propuestas metodológicas en contextos particulares. La
fundamentación se construye situacionalmente, a partir del contexto, en el que adquiere sentido, desde el espacio
profesional que evidencia la situación problemática inscrita en dimensiones témpora espacial.

Componentes de la fundamentación
En primera instancia el concepto de enfoques epistemológicos, por su amplitud, posibilita construir formas
de ver la realidad, para intervenir en ella. Incide en los procesos metodológicos en cuanto la elección que se haga
de un enfoque epistemológico determinara técnicas y teorías.
El enfoque epistemológico permite dar cuenta de distintas construcciones y planteamientos sobre los
procesos de conocimiento e intervención; evidencia concepciones, comprensiones y sustentos; se considera por
ellos, una categoría pertinente para la fundamentación de la metodología integrada en TS. Lo epistemológico como
la reflexión sobre la construcción del conocimiento, aparece como constitutivo de las disciplinas en cuanto a
proyecto disciplinario que se modela argumentativamente en relación con las preocupaciones centrales en torno a
las prácticas lógicas, y métodos de los paradigmas que sustentan el TS.
Habermas plantea 3 enfoques. En primer lugar el que plantea la reflexión de la práctica para lograr visiones
integrales y transformadoras, relacionadas con una perspectiva crítica. Después los que proponen la posibilidad de
obtener conocimiento científico que se relacionan con esquema positivistas e intereses empíricos analíticos. Y por
último aquellos que relieven el conocimiento particular, significativo relacionado con el enfoque histórico
hermenéutico.
En chile desde trabajo social se postulan 4 matrices epistemológicas que permiten comprender sus
impactos en la dimensión metodológica de la profesión y sus desafíos en la actualidad: El positivismo, el
funcionalismo, la dialéctica y la fenomenología.
Desde la universidad de La Salle, el enfoque de formación se basa en fundamentos teóricos del sistémico,
complejo y constructivista. Los enfoques de complejidad y sistémico permiten romper con la dicotomía entre
conocimiento e intervención. Tradicionalmente en TS se ha establecido una dicotomía entre método y teoría,
supeditando el método a la teórica y separando su legitimidad y construcción. La perspectiva compleja posibilita
trascender esta dicotomía en beneficio de una intervención profesional situada, crítica y propositiva. La teoría
como posibilidad de develar y mantener, debe recrearse permanentemente.

El segundo componente para analizar la fundamentación de la intervención profesional en TS son los


sistemas teóricos y conceptuales. Estos permiten contextualizar fenómenos y redes de interacción involucrados en
la intervención. Se relacionan con la conceptualización de problemas, recursos, satisfactores, sujetos sociales,
espacio social, interacción, que constituyen relaciones. Para identificar y definir características esenciales de cada
uno, es necesario el apoyo de conocimientos producidos en las disciplinas, como materia prima para elaborar
conceptos.
Comprender la fundamentación de TS desde sistemas teóricos y conceptuales, constituye el reto de
entender que los conceptos positivistas deben ser trascendidos, para asumir una comprensión holística de la
investigación e intervención.
El tercer componente son los referentes metodológicos como abstracciones conceptuales que se infieren a
partir de un sistema teórico que soporta el conocimiento e intervención de TS y sustenta una construcción que
expresa una relación epistemológica, teórica, practica y ética que se hace explicita en la necesidad de una
metodología integrada correspondiente a la intervención profesional. Son principios y estrategia orientados al
conocimiento, acción y transformación de una realidad. Interrelaciones entre teoría-practica, ivestigacion-
intervencion y objetividad-subjetividad.

En cuarto lugar es necesario dar cuenta de las implicaciones metodológicas en los procesos de
intervención en relación con los sistemas teóricos y conceptuales, que permiten traducir elaboraciones sobre los
objetivos en el área y situación, establecer cambios a operar, transitar hacia propuestas alternativas. Conllevan
tener en cuenta los conocimientos y habilidades, organización del trabajo en cuanto a distribución de
responsabilidades, rutinas, hábitos y costumbres.
Las implicaciones metodológicas se interpretan como repercusiones o consecuencias para la intervención
profesional, al relacionar la discusión epistemológica, los sistemas teóricos y conceptuales y los referentes
metodológicos.
La perspectiva de integración que se postula para la intervención profesional rescata la concepción teórica
en los procesos de conocimientos; un objeto de investigación, por concreto, parcial y fragmentado, no puede ser
definido y construido sino en función de una problemática teórica que permite someter a un sistemático examen
todos los aspectos de la realidad puestos en relación por los problemas.
La articulación entre supuestos metodológicos y perspectivas metodológicas resulta indispensable para
desarrollas una conciencia crítica, permite asumir, desde categorías conceptuales rigurosas, los ámbitos de acción
específica en los que TS interviene.

Finalmente para analizar la fundamentación de la intervención profesional en TS se tiene en cuenta una


perspectiva ética, en la cual se consideran a los principios y valores que direccionan la intervención profesional. Los
primeros son pautas particulares por las cuales deben regirse los profesionales en el momento de la intervención;
consisten en la individualización, la expresión explicita de los sentimientos, la implicación emocional controlada, la
actitud no enjuiciadora, la autodeterminación del usuario y la confidencialidad. Los valores son adjetivos que
orientan, regulan las conductas.
Las condiciones históricas en las que se desarrolla la fundamentación de TS inciden en la intencionalidad, e
n las opciones e ideologías y visión sobre los componentes y condicionantes de la intervención.
Pensar la metodología integrada implica revisar el contexto de la sociedad en la cual se inserta la profesión
y rastrear los supuestos epistemológicos, las teorías sociales y la perspectiva éticas presentes en esa interrelación.
De allí, la importancia de construir categorías conceptuales que permitan comprender contextualmente e
intervenís en una realidad dinámica y compleja.

Sentido práctico, intervención y subjetividad: cinco tesis. Alberto Parisí.


1- Todo discurso y toda forma de intervención, remiten siempre a otro (diferencia o alteridad) y a un modo
de construir vínculos, relaciones; respecto de dicha alteridad, nuestro discurso/intervención parten de un
a priori, que se establece en la forma como concebimos dicha diferencia o alteridad; habitualmente
pensamos que ello reside en las pautas expresas y concientes de valoración y ponderación del otro.

La primer tesis plantea que las practicas de intervención ligadas a cuerpos teóricos y disciplinares (intervención del
trabajador social y el psicologo, etc) son generadoras de mundos vinculares, de ordenes de relaciones con los
otros/as (diferencia o alteridad). Asimismo que, a la base de dicho vinculo o vinculación existe siempre a priori:
una percepción, concepción, valoración, ponderación de la diferencia o alteridad. La cuestión que se discute ahora
es el carácter de ese a priori, en qué se asienta o fundamenta. La primer tesis adelanta una respuesta: de modo
habitual se tiene la creencia de que dicho a priori se funda en las teorías del cuerpo disciplinar del que se parte; es
decir “en pautas expresas y concientes de valoración y ponderación” de la alteridad o diferencia. En otras palabras,
una suerte de sentido común imperante en el mundo científico-social cree que las representaciones, enunciados e
interacciones construidos teórica y planificadamente acerca de los otros/as son, finalmente, el fundamento de
nuestras concepciones de la alteridad y del sentido de nuestras practicas de intervención con la misma.

2- En función de estas concepciones y valoraciones teóricas (concientes e intencionales, por lo tanto)


tendemos a creer que en el vinculo o relación generados, la alteridad o diferencia queda determinada o
definida (concebida y valorada) según nuestra teoría e intervención profesionales. El supuesto de esta
creencia a-critica reside en que consideramos que nuestros conceptos y prácticas concientes y voluntarios
son los que definen, en última instancia, el sentido de los vínculos y relaciones que permanentemente
construimos y en los cuales simbólicamente “habitamos”. Y por lo tanto, también las subjetividad del Ego y
Alter, construidas al interior de esas vinculaciones o relaciones sociales, como producto de conceptos y
prácticas teórico-profesionales que manipulamos.

Avanza esta segunda tesis en la crítica abierta al tradicional razonamiento ligado al “paradigma idealista”, para el
cual la razón teórica es la instancia última de la realidad, su fundamento. Pero también en la crítica a la adopción
de esta tradición en distintas corrientes de las ciencias sociales; se critica también el “tic” idealista como tentación
permanente de aquellos que son intelectuales por profesión o función. A su vez, la tesis segunda, introduce la
cuestión de las subjetividades al interior del mundo vincular. Queda en fuerte entredicho la comprensión de las
subjetividades que se crean y recrean en las interacciones sociales, entendidas como “producto de” y sustentadas
en la racionalidad científica como fundamento.

3- Lo indicado anteriormente, vale asimismo para el conjunto de significados teóricos y habilidades teórico-
practicas de intervención, que están en los esquemas curriculares, sus objetivos y contenidos, a partir de
los cuales formamos estudiantes. Impregna también, el ideario con el cual construimos el “proyecto ético-
político” de la profesión.

En esta, se señala que la critica a la visión idealista (en relación con la función de fundamento que se otorga a la
razón científica) debe tenerse en cuenta respecto de dos tópicos importantes: a- todo ciclo formativo de nuestros
estudiantes, la reproduce en forma constante; b-en cuanto a los actuales desarrollos acerca del “proyecto ético-
político”, es fundamental plantearse que el mismo no podrá construirse al margen de esta conciencia critica, so
pena de volverse irrelevante, un ideologismo mas.

4- Esta concepción de tipo racionalista-voluntarista que estamos criticando se relaciona lejanamente con la
sociología weberiana; esta presente en la Teoría de la acción Racional; es heredera del estructural
funcionalismo y es evidente su fuerte parentesco con la visión tecnocratita de la profesión. Esta
concepción, decimos, desconoce algunas cuestiones fundamentales.

Esta tesis, además de explicitar la filiación teórica de la “posición idealista”, se avanzara mas acerca del por que de
la critica. En primer termino, se menciona el pensamiento de Weber quien desconoce, al estar de lleno dentro del
“paradigma de la conciencia”, los ordenes y dimensiones de determinación previa de la conciencia y, mucho
menos, hubiera podido plantearse una dialéctica entre lo intencional y no intencional.Asimismo, se menciona el
“estructural funcionalismo” sociológico. Durkheim sí conocía la problemática de la conciencia determinada (pero
desconocía cualquier intento de articulación dialéctica entre lo determinante y lo intencional. Era determinista). La
referencia a la “Teoría de la acción Racional” es relevante, porque la misma expresa como ninguna otra un fuerte
compromiso con una racionalidad restringida, al canonizar y privilegiar la razón científica como racionalidad
instrumental.

4.1- ¿Qué es lo que desconoce esta visión “racionalista-voluntarista”?: que la construcción del sentido del otro y de
la intervención, no se derivan nunca, a priori, de la lógica del discurso y la acción conciente, intencionales y
voluntarios. Porque siempre pensamos y obramos desde un sentido practico que parcialmente nos determina. Se
impugna la creencia de que el sentido de la alteridad que se tiene en la profesión y en el campo de intervención
derivado de la misma, se deducen de los conceptos y las categorías científicas y la practica planificada. Al moverse
totalmente en el “paradigma de la conciencia”, desconoce sus determinantes y, por ello mismo, los determinantes
que operan ligados a la racionalidad científica.

Hemos introducido el concepto de “sentido practico” como el determinante desconocido por las concepciones
idealistas, voluntaristas y positivistas. Respecto de dicho concepto, se quiere enfatizar en su rol determinante de la
conciencia intencional y de la práctica planificada; además, en la necesidad de una especifica articulación entre el
mismo y el orden de la conciencia intencional. Siempre que elaboramos discursos científicos y planificamos
practicas de intervención subsecuentes, lo hacemos desde un sentido practico que es tanto constitutivo de nuestra
subjetividad, cuanto fuente generadora y soporte del sentido de la alteridad y de los vínculos que con la misma se
construyen. Es por ello que el sentido practico es determinante del orden de la conciencia y de la practica
intencionales (científicas o no). Determinante a priori pero no absoluto, lo cual nos permitirá una reflexión sobre el
mismo y su paulatina y parcial modificación/resignificación.

El “sentido practico” es constitutivo de nuestra subjetividad, en la forma de estructuras no concientes de


ponderación de la realidad, internalizadas vía socialización (primaria, básicamente; pero hay que añadir que por
toda forma de socialización, en sentido fuerte, aprehendemos estructuras objetivas de la realidad para integrarlas
como instancias de nuestra subjetividad). Siempre y a priori, es desde estas estructuras objetivas que pensamos,
hablamos, interactuamos, juzgamos, etc. Allí reside la fuente de nuestro “imaginario”, representaciones o también
la cuestión de las ideologías. Siempre esta abierta para nosotros la posibilidad de descubrirnos determinados y, a
partir de ello, indagar que la conciencia intencional y las practicas de interacción (del sentido común o científica)
operan siempre desde un piso previo, al cual podemos retornar para descubrir, analizar y resignificar/transformar
de modo parcial y paulatino, sin que ello implique que a partir de la critica pasaremos a ser seres auto
transparentes, ajenos a cualquier determinación.

4-2 Si no desencadenamos permanentemente un esfuerzo critico de esclarecimiento y rearticulación entre los


órdenes del sentido intencional y del sentido practico, nuestros conceptos y practicas de intervención correrán
siempre el riesgo de la falta de coherencia e irrelevancia. E ideológicamente podrán servir para cualquier finalidad
alejadas de fines éticos y críticos.
El “esfuerzo critico”, no debe entenderse como gestos puntuales. Se trata de un lento aprendizaje de la crítica, que
la instale como rutina imprescindible y permanente de nuestras practicas y reflexiones. La critica, en este sentido,
tendrá el menos tres dimensiones: a- el esfuerzo permanente por descubrirnos determinados; b- entender que no
existe necesariamente coherencia u homogeneidad entre sentido practico y racionalidad científica (no siempre
coincide lo que decimos con lo que hacemos); c-tender a articular críticamente sentido practico y razón científica,
en función de una coherencia ética y un proyecto ideológico liberador, emancipador.

5- ¿Por qué es fundamental preguntarse por el sentido práctico que constituye el “cimiento vincular”?:
porque en la constitución vincular Ego es el enunciador, es decir, quien tiene la capacidad y el poder de
dotar de lugar y sentido a los integrantes de esa totalidad que denominamos vinculo. En otras palabras,
toda relación, vínculo o interacción se constituye siempre inicialmente, en una experiencia de asimetría.
Esto sucede aunque no lo sepamos; lo que sí es posible, es a posteriori tomar conciencia paulatina de ello,
en función de un proyecto de resignificación y relativa transformación del mundo vincular, relacional
asimétrico. Es la naturalización de ese orden asimétrico lo que siempre conspirará para que pensemos y
actuemos en el mundo siendo funcionales al sentido práctico hegemónico/dominante.

¿En qué posición relativa puede quedar la alteridad o diferencia, al interior de un orden vincular o relacional
siempre a priori asimétrico? Tres “posiciones relativas” básicas:

a- la alteridad o diferencia reprimida o excluida; b- la alteridad o diferencia in-diferente (el otro irrelevante,
olvidado, marginal); c- las practicas criticas de reconocimiento y articulación con la alteridad o diferencia
reprimida, excluida o marginal. Esta alternativa se vuelve posible en la medida que suponga un reconocimiento y
potenciación de la alteridad o diferencia reprimida, excluida, marginalizada. Solo esta práctica crítica es la que
tiene la capacidad de resignificar permanente y críticamente los vínculos y relaciones que construimos a través de
nuestro saber y nuestra intervención.

El poder en el trabajo social:


Una aproximación desde Foucault
Xavier PELEGRÍ VIAÑA

En la actualidad, se pasa por una fase de amnesia en la conciencia profesional, refiriéndose a la relación que
tienen, tanto la disciplina como sus espacios organizativos, con la noción de «poder», correlativamente, con la idea
del poder que ejerce el trabajador/a social en su práctica cotidiana.
Seguramente este olvido es producto de una cierta analogía reduccionista entre poder y política, donde sólo se
entiende el primero asociado a la segunda, o de la censura moral que comporta la noción de poder totalmente
asimilada a dominación.
Aunque estas percepciones puedan ser en parte justificables, la implicación del poder debería tenerse más
presente en el análisis teórico-práctico del trabajo social y ser revisada permanentemente en relación a la propia
evolución de la sociedad.
Esto es así porque: en primer lugar, con experiencias de injusticia que van íntimamente ligadas con las estructuras
de poder, y ante las cuales no encuentra vías de solución efectivas, aún en el marco de un estado social y de una
cierta política de bienestar social. En segundo lugar, pero quizás más relevante, el interés de pensar en el poder
también se justifica porque la práctica del trabajador social se establece a partir de un saber y un saber hacer que,
a la vez que le capacitan para desarrollar su misión de mejorar las condiciones de vida y la dignidad de las
personas, le sitúan ineludiblemente en el centro de una relación desigual que, quiérase o no, implica poder. El
profesional es responsable de los recursos de que dispone y debe saber qué uso hace de ellos.

1. MARCO GENERAL DE REFERENCIA


Con lo que llevamos dicho, ya debe haber quedado claro que, de las varias acepciones que tiene el concepto
«poder», nos referimos a una muy concreta. No estamos hablando del verbo, del poder como capacidad de obrar
(poder hacer algo), sino del sustantivo, del poder como hecho social perceptible en la realidad, pero que no se
circunscribe sólo al gobierno de una nación o estado, sino que implica a todo el cuerpo social como resultado de
las múltiples interacciones.
El poder así concebido es un concepto problemático sobre cuya definición no hay un acuerdo unánime entre los
científicos sociales, sino múltiples perspectivas y enfoques, como sucede a todo concepto estrechamente
vinculado con el dinamismo de la realidad social y a sus paradigmas interpretativos.

2. LA CONCEPCIÓN DEL PODER EN FOUCAULT

Su reflexión, es especialmente incisiva para el trabajo social puesto que, aunque raras veces se
refiera a él explícitamente, su discurso gira en torno a las tecnologías asistenciales y a la sociedad disciplinaria, con
referentes tan próximos como la psiquiatría o las instituciones carcelarias. Foucault critica el modelo jurídico-liberal
de poder y adopta un paradigma estratégico. El modelo jurídico se basa en concebir el poder a partir de la Ley; la
ley crea la regla de obediencia, y frente a las ineludibles transgresiones utiliza la represión mediante el uso de la
fuerza sobre el cuerpo o la denegación de recompensas sociales. Es un modelo en que el poder se concibe como
una posesión, que tiene una sola dirección: de arriba (el rey, el Estado) hacia abajo; las instancias intermedias
(escuela, familia, etc.) reproducen el poder delegado; el poder controla y utiliza el saber, y se manifiesta en
procedimientos de exclusión y de encierro. Este modelo de poder ha venido funcionando tradicionalmente pero,
según Foucault, ejerce un efecto de enmascaramiento en los individuos al debilitar su resistencia al poder. Por
contra, la concepción del poder que propone Foucault se caracteriza por las siguientes proposiciones:
— El poder no es algo que se adquiera, el poder se ejerce en el juego de relaciones móviles y no igualitarias; no
existen zonas sin poder o que escapen a su control. Se puede decir que toda la sociedad es un complejo de
relaciones de poder, o como dice Foucault «el poder está en todas partes; no es que lo englobe todo, sino que
viene de todas partes [...] El poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que
algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada»
— Las relaciones de poder son inmanentes a otros tipos de relaciones (económicas, de conocimiento, sexuales),
constituyen las condiciones y los efectos de desigualdades y desequilibrios en todos los intersticios del tejido
social: «entre un hombre y una mujer, en una familia, entre un maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no
sabe, pasan relaciones de poder que no son la proyección pura y simple del gran poder del soberano sobre los
individuos; son más bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese poder se incardina»
— El poder viene de abajo, no hay una matriz general que dé cuenta totalmente de las relaciones de poder; más
bien se forman líneas de fuerza difusas por todo el sistema social que deben ser estudiadas: «se trata de coger el
poder en sus extremidades [...] de asirlo en sus formas e instituciones más regionales, más locales, sobre todo allí
donde, saltando por encima de las reglas de derecho que lo organizan y lo delimitan, se extiende más allá de ellas,
se inviste en instituciones, adopta la forma de técnicas y promociona instrumentos de intervención material ».
— El poder no es totalmente, ni tiene por qué ser siempre, negativo (represión) sino que puede tener un aspecto
productivo porque promueve subjetividades particulares, regula y configura campos de posibilidad a través de las
acciones y el saber: «lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente
como una fuerza que dice no, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce
discursos».
— Donde hay relaciones de poder hay resistencias al poder, un contrapoder que se forma en su misma relación;
que no se pueda estar fuera del poder no quiere decir que se está atrapado, la resistencia está en todas partes
dentro de la red de poder: «existe porque está allí donde el poder está: es pues como él, múltiple e integrable en
estrategias globales»
— Y por último, esta concepción del poder también descubre la sutil transformación de las formas de represión
hacia los signos que configuran la norma disciplinaria que moldea la mente; la disciplina es una fórmula general de
dominación que se basa en el control minucioso del sujeto mediante el examen sistemático, la distribución
espacial y la normalización.

2. EXPERIENCIA DEL TRABAJADOR SOCIAL CON EL PODER


Si convenimos en una situación típica de ejercicio profesional de un trabajador social, podemos aceptar como
probable que su experiencia sobre el poder se base, al menos, en estos cuatro escenarios, no entendidos como
entidades estancas sino interrelacionadas:

— La vivencia de los clientes. El ejercicio del trabajo social permite conocer muchas y variadas situaciones sociales
que son, en su esencia, actos de abuso o de ejercicio inadecuado de poder, bien sean fruto de la convivencia en el
ámbito privado o bien producto de la injusticia social estructural.
Se trata de un conocimiento indirecto o intermediado por la vivencia de los clientes pero no por ello deja de ser
propia y, la mayoría de las veces, menos impactante.

— La relación de ayuda. En todo el proceso de intervención, pero especialmente en el contacto directo con el
cliente, el profesional del trabajo social desempeña una labor revestida de poder. Cualquier relación profesional es,
por definición, una relación asimétrica donde una parte dispone de un saber y de un saber hacer que, en esencia,
constituyen una fuente de poder para la parte demandante de atención. Pero en las profesiones de servicio a las
personas, de las que forma parte el trabajo social, este poder se incrementa a causa de la naturaleza de la relación
que debe establecerse para que sea efectiva la ayuda.
— La estructura organizativa. Normalmente el trabajador social desarrolla su trabajo en el seno de una
organización y ella es también un importante escenario donde se producen ingentes relaciones de poder. El
profesional, además de ser un técnico en su especialidad, es un trabajador asalariado
(en sentido genérico) que, en términos marxistas, «vende su fuerza de trabajo» a quien le ha contratado. Además
ocupa una determinada posición en la estructura organizativa y, en función de ella, puede estar en un puesto
subordinado o en diversos niveles jerárquicos que le comportarán situaciones y grados de poder diferentes.

— El aparato político. Adopto este concepto necesariamente ambiguo para reunir lo que, a pesar de las
diferencias, me parece que configura un conjunto suficientemente homogéneo de ámbitos institucionales que
tienen que ver con el poder relacionado con los profesionales del trabajo social.
El aparato político, como aquí se entiende, agrupa el sistema político y administrativo en sus diferentes funciones
(legislativa, ejecutiva y judicial) y en sus niveles estatal, autonómico y local. Concretamente, se materializa en la
política social, específicamente la que concierne al ámbito de los servicios sociales u otros servicios de bienestar;
dichas políticas públicas son las que interrelacionan dichos sistemas de poder con la sociedad, de la que emana a
su vez el poder de legitimar legalmente al poder político. Pero el aparato político también representa
genéricamente el campo de fuerzas donde se organizan otras entidades con influencia política (empresas,
sindicatos, movimientos sociales, etc.) así como las que instituyen el poder del saber (universidades, colegios
profesionales o la comunidad científica en general).

Las relaciones de poder en que se ve implicado como profesional el trabajador social pueden clasificarse « grosso
modo» en dos direcciones: como «sujeto de poder» o bien como «objeto de poder» En el primer caso hay que
situar aquellas relaciones en las que el trabajador social tiene una posición de ventaja respecto a sus interlocutores
mediante la cual tiene la facultad de imponer, de alguna manera, su criterio. En el caso opuesto, el profesional será
el receptor de las dinámicas de poder que otros individuos, estructuras o instituciones, ejerzan sobre él. En
primera instancia parece lógico pensar que será sujeto de poder en la atención directa a los usuarios y, en cierta
manera, en su función genérica de experto de «lo social». En cambio, el trabajador social será objeto de poder
respecto a las decisiones de la política social que emana del poder político condicionado por su campo de
influencia. En cuanto a la organización, normalmente el trabajador social tendrá una posición dependiente, sujeto
a las órdenes jerárquicas, pero también puede tener cierto poder de dirección intermedia.
A pesar de todo, no hay que olvidar nunca que las relaciones de poder son mucho más complejas, pudiéndose
producir resistencias que se transforman en actos de poder (contrapoder), sea por parte de los usuarios frente al
profesional o por parte de él mismo para mirar de contrarrestar el poder de la organización o de las políticas
sociales.

3. LAS RELACIONES DE PODER Y EL TRABAJO SOCIAL

La propia posición estructural que se crea entre profesional y cliente conlleva, de hecho, una diferencia de poder.
Podría decirse que es precisamente por esta posición diferenciada por la que: a) el cliente acude a un profesional;
b) el profesional está en disposición de ayudarle; y c) se produce, de hecho, una relación de ayuda que resulta
efectiva para el cliente. A pesar de ello (o quizás por ello) el análisis del poder nos invita a examinar los minuciosos
códigos de conducta con que trabajamos, que van de los gestos a los discursos con que nos relacionamos, desde
los lugares a los tiempos que empleamos. De hecho, el poder está en todas partes y opera a través de discursos y
prácticas que son adoptadas por determinadas posiciones institucionales.
El poder se manifiesta de muchas maneras según las circunstancias de la práctica y en cada caso se utilizan
estrategias diferentes de poder. Esto nos obligaría, en primer lugar, a contextualizar los diferentes marcos
operacionales en los que se actúa, para analizar en cada realidad los detalles finos de las prácticas de poder que se
introducen en la relación de ayuda. En la modalidad de ejercer el poder influye el campo operativo donde nos
ubiquemos (protección de menores, servicios sociosanitarios, etc.), la orientación de la intervención (preventiva,
reformadora, etc.), el nivel de actuación (individual, grupal o comunitario), influye evidentemente la particularidad
de cada situación e incluso la actitud de los sujetos involucrados.
El poder disciplinario encarna las acciones que Foucault denomina «prácticas que dividen», cuyo objeto principal
es construir sistemas de clasificación y, mediante ellos, diferenciar lo normal de lo que no lo es. La « normalización»
de la población implica el desarrollo de formas de saber que establecen ideales de pensamiento y conducta
humanos, frente a los cuales los individuos son evaluados para actuar discretamente sobre ellos y conformarlos a
la norma; se trata de una tecnología de poder que se desarrolla a partir de la «verdad» que instituye el saber de las
disciplinas. Dice Foucault: «Por verdad [hay que] entender un conjunto de procedimientos reglamentados por la
producción, la ley, la repartición, la puesta en circulación, y el funcionamiento de los enunciados». Lo importante
es, pues, entender que se producen efectos de verdad en el interior de los discursos (tanto teóricos como
prácticos) que no son en sí mismos ni verdaderos ni falsos, pero que crean «regímenes políticos, económicos, etc.
de producción de verdad».
Así, la verdad llega a ser una forma de poder, de poder internalizado, que ha de ser ejercido, la mayor parte del
tiempo, por aquellos que están siendo controlados. El control, en este sentido, es implícito y generalizado, puesto
que al adecuar la conducta a una ley de «verdad» instituida desde el poder, funciona como un mecanismo más de
sumisión. El poder logra su efecto y es aceptado porque produce verdades para las personas, proporciona
subjetividades que la gente puede asumir en su vida cotidiana, configura identidades y regula las visiones del
mundo. Así es cómo el saber y el poder se constituyen. «No es posible que el poder se ejerza sin el saber, es
imposible que el saber no engendre poder». Otros autores coinciden en esta versión del conocimiento, como
Barnes cuando dice que «cualquier distribución específica de conocimiento confiere una capacidad generalizada
para la acción sobre aquellos individuos que lo tienen y lo constituyen, y esa capacidad para la acción es su poder
social.
Pero esta forma de poder no logra nunca la dominación total de los sujetos, lo que hace es inducir a participar de
la regulación que se propone. El rechazo total o parcial a esta visión o la participación de un modo no esperado, es
un signo de resistencia al poder. La resistencia es el complemento recíproco e inherente del poder, de forma que
desde el momento en que se da una relación de poder, existe una posibilidad de resistencia. La resistencia es lo
que diferencia el poder de la dominación: «cuando un individuo o grupo llegan a bloquear un campo de relaciones
de poder, volviéndolas inmóviles y fijas e impidiendo toda reversibilidad de movimiento, estamos ante lo que se
puede denominar un estado de dominación». Las relaciones de poder implican que haya esta libertad de
contraatacar, de huir, de engañar o de adoptar cualquier estrategia que invierta la relación.
Veamos pues, algunas manifestaciones del poder profesional del trabajador social y cómo contrarrestar sus efectos
en sentido positivo.

4. RELACIONES DE PODER CON LOS CLIENTES

La mayor parte de los profesionales del trabajo social se ven involucrados en los tres procesos que la sociedad
adjudica a la disciplina: la vigilancia jerárquica, la sanción normalizadora y el examen. La vigilancia jerárquica
implica una súper-visión unilateral sobre los sujetos a partir de la cual los profesionales producen un saber sobre
sus clientes. La sanción normalizadora supone el poder de diagnosticar discrecionalmente la conducta de los
sujetos en función de unos parámetros de normalidad que proporciona el saber profesional. El examen «combina
las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza», permitiendo clasificar y así como
reconducir los estilos de vida disfuncionales hacia estadios de normalidad.
Una estrategia de poder consiste en el establecimiento de las distancias simbólicas entre el profesional y el cliente.
Aun no siendo fácil adoptar un tipo de relación que sea suficientemente próxima y al mismo tiempo que mantenga
la distancia que hace posible la objetivación y la ayuda, se pueden implementar estrategias que, sin esconder la
relación de poder, tengan en cuenta las capacidades de los clientes. Se trata, en primer lugar, de reconocer el saber
que les proporciona su vivencia subjetiva, es decir, la experiencia concreta que les afecta y aquello que cada uno le
asocia como significación a partir de su visión de la realidad. Se trata de reconocer otros tipos de saber igualmente
legitimados y no circunscritos al poder profesional, mediante la introducción de técnicas de reflexión que ayuden a
los clientes a elaborar su propio saber. Con ello no se está anulando ni minimizando el poder-saber del trabajador
social, se está permitiendo que en la relación pueda surgir un poder-saber de mucha más trascendencia para
comprender la situación particular del cliente. Son dos tipos de poder que tienden a complementarse en la
búsqueda de un saber más completo y adecuado a las prácticas locales, alejándose de las verdades teóricas y
anquilosadas que, a menudo, no explican suficientemente los procesos de exclusión.
Como se ha visto, la resistencia es a menudo una forma inversa de poder, el poder que se genera contra el poder
oficial u ortodoxo. Esta es una prerrogativa de los clientes que no se debe menospreciar puesto que significa la
posibilidad de romper la representación dualista de las identidades en el contexto de la ayuda, de forma que,
limitar el poder profesional empieza por no considerar a los clientes como víctimas pasivas de quienes ejercen el
poder oficial sino como sujetos capaces de asumir, de alguna manera, la propia causa y poner en juego sus
potencialidades.
Esto se traduce en que la comunicación entre profesional y cliente es un vehículo que puede minimizar las
diferencias de poder tanto como puede agudizarlas. El discurso es un instrumento que produce poder, pero a la
vez se expone a ser cuestionado, como ocurre cuando se percibe poco «saber técnico» del trabajo social para ser
efectivo con los problemas que se le plantean. El lenguaje, la terminología y la jerga profesional como expresión de
los discursos son, a su vez, expresión concreta de poder que distancia e incomunica.

5. EL PODER PROFESIONAL EN LAS ORGANIZACIONES

Para J. Kenneth Galbraith la organización es la fuente de poder más importante en las sociedades modernas.
Cuando se quiere ejercer poder, es preciso disponer de alguna forma de organización, aunque luego sea necesario
someterse a la organización para lograr el objetivo común, que entraña normalmente la sumisión de terceros. La
organización, aunque puede utilizar cualquier tipo de poder, se decanta por emplear más sistemáticamente el
poder condicionado.
Como se ha apuntado anteriormente, buena parte del poder del trabajador/a social le viene otorgado por la
organización donde presta sus servicios. Hay incluso quien sugiere que toda intervención en un marco organizativo
debe considerarse una actuación por delegación de los responsables de ésta; así al menos es como interpreto a
Thibaud cuando dice: «el trabajador social se encuentra siempre situado junto a algún tipo de autoridad. Pienso
que es una regla absolutamente general. En las prisiones es bastante claro, en las empresas igualmente; el
trabajador social no tiene autoridad. Tiene un cierto margen de libertad, sin duda, pero no autoridad». Toda
organización formal establece unos vínculos más o menos rígidos que delimitan el comportamiento de sus
miembros y regulan las relaciones que son importantes para el funcionamiento de la propia organización.
La documentación constituye uno de estos mecanismos de poder de las organizaciones asimilados al trabajo
profesional y quizás el más identificado con el significado popular de burocracia. El examen del cliente se
complementa y valida a partir de una serie de documentos que ha de confeccionar o proporcionar el cliente. Los
«papeles» (como bien saben algunos) aportan al mismo tiempo la posibilidad de ser asistido y el control por parte
del asistente. Es la forma de hacer visible al cliente para incluirlo en el registro y situarlo en el sistema de vigilancia.
En algunos países, incluso, se exige firmar en un documento específico la propia petición de ayuda: «la firma del
cliente del formulario de “consentimiento para la revelación” es un momento especialmente profundo en el
ejercicio de poder por parte del trabajador social. Al firmar el formulario, el cliente da simbólica y legalmente
permiso al trabajador para interrogarle, así como para reunir evidencias colaterales que corroboren la verdad de
sus respuestas».
Hemos dicho que las organizaciones regulan las normas de comportamiento que han de seguir sus miembros, los
trabajadores. La disciplina del trabajo social ha elaborado un saber metodológico para la relación del profesional
con sus clientes, individualmente o en grupos familiares, pero en algunas agencias este dispositivo ha sido
secuestrado por la organización, con el objeto de controlar los datos que hay que recaptar y, a la vez, limitar la
autonomía del trabajador social.
La conversación con el cliente se regula mediante formularios, restringiéndose así la interacción y la comprensión
de los estados del sujeto en beneficio de una mayor efectividad administrativa. «Los formularios están constituidos
para servir a la lógica de una particular racionalidad política de la oficina de asistencia social. En la práctica, los
formularios estructuran la entrevista de tal modo que queda vacía de cualquier valor existencial más allá del
absurdo.
El saber profesional se ve restringido a la verdad que interesa a la agencia o a las instancias políticas de distribución
de recursos, de forma que los datos estadísticos y cuantificables pasan a ser más importantes que las explicaciones
significativas.
Además, a menudo, se limita el tiempo de conversación disponible para cada cliente mediante técnicas de
programación de la agenda. El profesional se ve empujado por la urgencia o la productividad que forman parte de
las expectativas organizativas y no son definidas por la relación trabajador social-cliente. La eficiencia económica se
impone a la interacción profesional y proporciona la excusa de esta relación de poder.
El poder también se manifiesta en la arquitectura, en la distribución de superficies y espacios de dominio
diferencial para los sujetos. La distancia simbólica que hablábamos anteriormente se refuerza con la distancia física
entre profesional y cliente: los filtros para el acceso, la invisibilidad que permite ver sin ser visto y rehuir al cliente,
la mesa que separa, etc.
La información ya no es sólo un asunto entre trabajador social y cliente, por medio de ella el profesional se
convierte en un agente de información, y el cliente, para llegar a serlo, ha de consentir en ser objeto de vigilancia.
Además, «puesto que los datos que los trabajadores sociales reúnen sobre los clientes están bajo constante
revisión, también los trabajadores están siendo observados desde un lugar central»
Por su lado, el trabajador social —como el cliente— también puede generar estrategias de resistencia al poder que
la organización le obliga a ejercer en su práctica con el cliente. Las normas burocráticas que rigen la política social y
las políticas de las agencias no consiguen regularlo todo y, por suerte, tienen rendijas que pueden ser
aprovechadas como actos de sana subversión en beneficio de los clientes. Cuando se omiten datos no
fundamentales del cliente pero que, sin embargo, pueden perjudicarle; o bien cuando se silencian ingresos
esporádicos para obtener un subsidio necesario; cuando se subvierten los espacios panópticos para potenciar una
mayor complicidad, etc. «el trabajador social configura una racionalidad diferente [...] parece haber un potencial
liberador en el reconocimiento de las muchas racionalidades que existen en la oficina de asistencia social»
(Moffat,). De hecho, la función de defensor del cliente frente a la agencia forma parte de la definición primigenia
del trabajo social. Pero muchas veces, los dilemas éticos se plantean también en estos reducidos márgenes entre lo
legal y lo ilegal, lo obligatorio y lo permisible, lo formal y lo informal, y en definitiva, entre la racionalidad
organizativa y el beneficio del cliente.
En conclusión, la omnipresencia de las relaciones de poder aplicadas al profesional del trabajo social permite
apreciar cómo se establecen, en las organizaciones donde trabaja, relaciones de poder respecto a los clientes y a sí
mismo, no exentas de interferencias mutuas. La autonomía del trabajador y del cliente son reguladas por la
organización de servicios sociales o de bienestar social, de forma que se relacionen y funcionen según regulaciones
específicas que se constituyen como relaciones de poder. Los mecanismos estatales de política social y las
organizaciones son simplemente un lugar más donde se manifiesta el poder que está extendido y arraigado en
toda la sociedad. En definitiva, como dice Moffat, «el ejercicio de poder de la oficina de asistencia social es parte
de un intrincado tapiz, similar a un sistema complejo».

Los grupos en los escenarios de las instituciones (Dolores Verón)

El concepto de Institución-Organización incluye al de grupo.


La institución remite a cuerpos normativos, jurídicos/culturales, compuesto por valores, normas, ideas, leyes que
determinan las formas de intercambio social (Schvarstein). Kaminski la define como un conjunto de relaciones que
atraviesan y confluyen en un espacio. Articulación en movimiento de lo instituido e instituyente que se materializa
en una organización (con sus edificios, mobiliarios y con su organización jurídica –leyes- reglamentos-dispositivos).
La organización es un espacio que se constituye en escenarios donde los sujetos implementan actividades de
intercambio en función de una planificación con determinadas metas. Espacio donde se materializan las
instituciones.
Por su parte el grupo es entendido como a un número restringido de personas con distintas formaciones
profesionales, técnicas, de saberes y experiencias diversas, que se reúnen por medio de un contrato/acuerdo, para
llevar a cabo una determinada tarea que constituye la finalidad en el espacio que comparten. Requieren de la
convergencia de acuerdos y están ligados por constantes de tiempo y espacio. Establecen formas organizativas
para realizar las tareas asignadas e interactúan e intercambian a través de la función que le toca desarrolla.
Existen varios tipos de grupos:
 El grupo fundacional, tiene que ver con la dimensión de la historia institucional. Grupos que estuvieron en
un momento determinado en la organización, permite recuperar la memoria institucional para entender el
proceso en ese momento particular.
 El grupo objeto, entendidos como aquellos que se apegan a la normativa, su accionar es lo que se espera
de ellos, soportan la jerarquización institucional, pueden ser concebidos como un mero efector de las
Kaminski y
Schvarstein
finalidades de la institución, materializan lo instituido. Con este grupo se suma y se lo instituye.
 El grupo sujeto, se da cuando a la dimensión vertical de la organización el grupo le puede añadir una
referencia horizontal. Con este grupo se multiplica, se trabaja.
 Los grupo nómades, aquellos que van y vienen, no necesitan del compromiso con lo “físico de la
organización, entendido como “la planta permanente, el horario, los beneficios sociales (jubilación, obra
social), categoría relevante con el contexto actual y con relación a la institución trabajo, en tanto se están
definiendo nuevas modalidades, que son los prestadores independientes, disminuyendo en las
organizaciones la relación de dependencia.
 El grupo territorio, aquel grupo que producen, ordenan, crean, ejecutan la tarea. Trabajan para el
crecimiento del territorio pero coexisten con los grupos nómades.

El contexto puede incidir en la organización, está en los grupos y a su vez en el movimiento de lo


instituido/instituyente los grupos proponiendo nuevas lecturas al mandato, proponiendo revisión de normas. El
contexto da cuenta de los principales acontecimientos locales, regionales, nacionales que inciden y atraviesan el
escenario de las organizaciones e impactan en la dinámica grupal.
Otra categoría que atraviesa a los grupos es el proyecto, a partir del cual la organización determina la tarea a
realizar en e escenario. La ejecución del proyecto implica riesgos que provocan ansiedades, desde donde pueden
provenir las demandas. La ausencia de proyecto paraliza.

Los grupos ponen en juego el movimiento que expresa necesidades y factores relacionados con ellas, lo que
permite definir la demanda.
El movimiento implica:
 Ubicación del conflicto en lo situacional (tiempo, lugar, personas, recursos, etc que lo determina).
 La significación que los miembros del grupo le asignen a los acontecimientos que los están atravesando.
 Relaciones entre los actores, propósito que oriental su accionar, recursos con los que cuentan, etc.
 Magnitud del conflicto, permite determinar si hay posibilidad de negociar, imponer o pronosticar si un
grupo expulsa a otro.

Son aspectos que permiten al TS la intervención institucional y la definición del Diagnóstico. Este permite: precisar
el conocimiento de las problemáticas que atraviesa el grupo, diferenciar problemáticas generales de las específicas
donde se puede intervenir y definir acciones de planificación posible de realizar.

Dimensiones relevantes para el análisis organizacional. (Schlemenson)

La organización es un sistema socio-técnico integrado, deliberadamente constituido para la realización de un


proyecto concreto, tendiente a la satisfacción de necesidades de sus miembros y de una población o audiencia
externa, que le otorga sentido. Esta inserta en un contexto socio-económico y político con el cual guarda relaciones
de intercambio y de mutua determinación.
Las seis dimensiones relevantes que se pueden extraer de esta definición son:
1. El proyecto en que se sustenta la organización: Toda institución encierra una idea, que está referido a algo
que puede ser creado para satisfacer necesidades de una audiencia externa y también las necesidades de
los miembros de la organización. La idea constituye el aspecto más general y abstracto que justifica la
existencia de una organización. Nace de la cristalización de las instituciones que se van transformando
progresivamente a través de distintas etapas, primero en un proyecto y luego en un plan de acción. La
realización implica riesgos y estos a su vez provocan la emergencia de ansiedad, puesto que siempre en la
concreción de ideas y proyectos está implícito el riesgo de fracaso.
La organización no sólo necesita contar con un buen proyecto, sino que este para ser trasformado en un
plan de acción, requiere de su operacionalización en objetivos, metas y programas. También de técnicas,
tácticas y estrategias.
El proyecto y el plan demandan la formulación de políticas. El proyecto necesita ser suficientemente
explícito y compartido por todos aquellos que están involucrados en sus realizaciones.
2. La estructura organizativa: La estructura es un sistema interrelacionado de roles oficialmente sancionados
que forman parte del organigrama; y de la definición de funciones y responsabilidades. Jaques señala
cuatro tipos de estructuras organizativas: la estructura formal u oficial; la estructura presunta, que es la
que los miembros perciben como real; la existente, que es la que realmente opera y puede ser inferida a
través del análisis sistemático; la requerida, que es la que todos los componentes de la situación necesitan.
La divergencia o contradicción entre estas cuatro tipos de estructura organizativas crea desajustes que
favorecen la ineficiencia y la aparición de conflictos y tensiones entre los miembros.
Los roles y estructuras institucionales son aspectos artificiales; definiciones abstractas que marcan un
comportamiento esperado, es decir, que establecen conductas prescriptas. Los roles y la estructura,
establecen conceptualmente una separación entre persona y rol: el rol es relativamente fijo y permanente,
mientras que las personas rotan. La fijeza de los roles es lo que permite describir cómo funciona la
organización desde el punto de vista formal. El análisis de roles, funciones, responsabilidades y líneas de
dependencia permite fijar un aspecto fundamental del encuadre de las conductas individuales.
Para mantener organizaciones eficientes que aseguren el grado de interacción necesario para la
integración evitando la alineación es necesario mantener unidades operativas en las cuales el factor de
mutuo reconocimiento pueda darse.
3. La integración psicosocial:Tiene que ver con relaciones interpersonales. Abarca un eje horizontal: las
relaciones entre pares, y uno vertical: las relaciones con la autoridad.
Conflictos, fantasías inconscientes, ansiedades y defensas suelen desplegarse en el seno de la
organización, favoreciendo una confusión entre el mundo externo y el mundo interno, que obstaculiza el
desarrollo y la posibilidad de concretar cambios. La emergencia de conflictos interpersonales debe
tomarse en cuenta como algo que anda mal en el seno de la organización.
En muchas ocasiones las modificaciones de la conducta se producen cuando en el marco que las canaliza y
orienta se hace más adecuado, en el sentido de estar configurado teniendo en cuenta las motivaciones
universales de la conducta humana.
4. Las condiciones de trabajo:Refieren a la satisfacción y realización de los miembros, siendo estos
particularmente proclives a la consideración de lo que se les da. El tema de cómo es tratada la gente en las
organizaciones constituye un asunto de interés social primario. Tratamiento justo y equitativo referido a
una serie de aspectos: el salario; la tarea y la posibilidad de realización personal que está brindada; las
alternativas de desarrollo y carrera que se ofrece; las oportunidades de participar; el confort y la
salubridad de los lugares de trabajo, etc.
La actual corriente de Psicología Organizacional y basándose en la pirámide de Maslow, tiende a prestar
especial importancia a las necesidades del yo y de realización personal, considerando que las necesidades
fisiológicas y de seguridad en una situación altamente desarrollada se encuentran ya satisfechas. A demás
plantean desarrollar distintas estrategias tendientes a ofrecer a los empleados la posibilidad de participar
voluntariamente en los grupos para la invención de soluciones a problemas organizativos vinculados con la
tarea.
Jaques a desarrollado un método que permite determinar una estructura salarial justa y acorde con un
sistema de responsabilidades diferenciales. La existencia de un tratamiento equitativo en el empleo
constituye un factor de tranquilidad individual y paz social. Lo contrario produce ansiedades paranoides
determinantes de tensiones sociales altamente alienantes.
5. El sistema político: Toda organización posee un sistema de autoridad que se encarga de la conducción,
distribución y coordinación de tareas. En forma paralela a este sistema, opera otro denominado
representativo que se organiza a través de la conformación de grupos significativos de poder, estos grupos
poseen intereses que le son propios, correlacionados con los niveles ejecutivos-jerárquicos de la
estructura, formando lo que Mendel denomina “grupo de interés”.
Si la organización es restrictiva y no permite la expresión del fenómeno, éste no se expresará de forma
abierta, pero ejercerá su influencia a través de movimientos de fuerza o presiones latentes y encubiertas.
Hay que aceptar el conflicto de poder como un hecho insoslayable: la confrontación de intereses y de las
formas de ver las cosas entre entidades sociales o grupos que difieren constituyen un rico motor para el
cambio. Hay grados y niveles en el que el conflicto deja de ser constructivo para ser desintegrador o
desgastante. Para que el despliegue de intereses se dé, es necesario crear canales institucionales, de modo
que el conflicto pueda manejarse dentro de cánones previamente convenidos con la participación de
todos.
6. El contexto: Hay una importante incidencia del contexto en la dinámica interna. Los fenómenos de crisis
que suelen darse en las organizaciones están relacionados con la influencia de un contexto turbulento
amenazante. Las organizaciones deben transformarse o modificarse para evitar el riesgo de desaparición.
Siempre hay una reacción por parte de los miembros frente a la ruptura de la continuidad y la
imposibilidad de prever el futuro.

UNIDAD 4

Autor: ARDOINO

“La intervención: ¿Imaginario del cambio o cambio del imaginario?”

I. Intervenir (del latín interventio) es venir entre, interponerse, es sinónimo de mediación, operación. Puede
asociar la coerción para el mantenimiento del orden establecido. El acto de un tercero que sobreviene en relación
a un estado preexistente.

La investigación y la práctica disociadas tradicionalmente pueden encontrarse reunidas. El mito de la objetividad


tan apreciado en concepciones tan positivistas de las ciencias ha sido recusado. Nuevas formas del análisis social
se vuelven concebibles. La entrevista, el cuestionario, la encuesta, la restitución de la información bajo “feed-
back” forman parte del nuevo tratamiento de la información. El hecho de incorporar un “dispositivo analizador”
(un grupo de intervinientes) he introducir condiciones de análisis en grupos naturales acarrea una cierta
artificialización de lo vivido.

El interviniente se definirá como apolítico, porque es antes que nada, técnico e investigador-práctico.

La intervención se da a conocer ante todo como implemento. Lo que especifica bien un método en relación con
las técnicas que emplea es la definición del objeto al cual se va a aplicar, esto implica ya una toma de partido
científico y de modelo de referencia. El método se revela como producto de ideologías.

II. el acto fundador de una intervención es la expresión de una demanda de un cliente. ¿Quién tiene el poder de
generar la intervención y permitir su desarrollo? ¿Quién encarga y eventualmente paga, a quién el/los
intervinientes deberán rendir cuentas? La demanda debe distinguirse del encargo (formulación más contractual).
Hay aquí, en el momento de negociación previo, un trabajo de estimación de la situación de las fuerzas que lo
estructuran y las oportunidades de evolución. Estas negociaciones previas tienen como objetivo elaborar con los
distintos compañeros de los intervinientes el contrato metodológico, es decir, reglas prácticas que regirán las
relaciones entre los clientes y los intervinientes. El cliente debe admitir la legitimidad de reglas prácticas, pero en
el curso mismo de la intervención se asistirá a un cuestionamiento a partir del surgimiento de la conciencia de que
estas condiciones están sobrecargadas de proyecciones fantasmáticas e implicaciones ideológicas.

Se habrá de determinar las modalidades de indemnización y formas de cubrir los gastos de los intervinientes. Se
precisarán la naturaleza y la duración de las prestaciones.

Se procederá a la redacción de un contrato jurídico entre las partes. El contrato formalizará la demanda inicial,
traduciéndola en un encargo. Se precisarán líneas de estrategia de la metodología. Se establecerá
provisoriamente una cronología y las condiciones de pago deberán figurar igualmente.

La validez de los acuerdos establecidos dependen de la dinámica de la intervención. Cuando no se trata de


intervenciones breves, la aproximación a la organización cliente va a comportar una fase de observación y de
familiarización con el medio.

Es frecuente que se empleen procedimientos de encuesta cuali o cuantitativas hechas a través de entrevistas y
cuestionarios. La información recogida es elaborada. Al terminar esta fase de análisis de situación, la realización
de un reporte escrito es aceptado por ciertos intervinientes, sea o no adecuada la entrega de un reporte escrito, es
particularmente que la información sea distribuida en todos los niveles de la organización.

Es casi imposible determinar a priori la duración de una intervención. El trayecto se caracterizará por las
reacciones positivas, negativas, o alternadas. Negativos: habrá reacciones de huída y de rechazo ante las
consecuencias de toma de conciencia acarreadas por el análisis. El interviniente es percibido como un tercero
mediador, pero puede ser también sospechoso de intromisión. Positivo: al mantenerse como finalidad de la
intervención el desarrollo de la autonomía del cliente, ninguna exigencia metodológica podría imponer una
permanencia indefinida.

La intervención tendrá como objeto y efecto poner a la luz procesos informales que actúan al margen de las
estructuras formales. Se revelarán las contradicciones en el seno de la lógica organizacional o entre las diferentes
políticas de la organización. Será posible interesarse por los roles particulares de individuaos que ocupan
situaciones claves que no coincidan con la jerarquía evidente. La intervención se caracteriza por armar dispositivos
analizadores construidos o la utilización de los que puede constituir un analizador natural. Toda metodología
definida de intervención constituye un dispositivo analizador. Son estos analizadores los que provocarán el efecto
de desenmascaramiento y de toma de conciencia colectiva a partir de la cual se espera el surgimiento de
capacidades reinstituyentes.

El problema desembarazado de sus fantasmas es el de un conjunto triádico: los analistas (entre los cuales están los
clientes, capaces de apropiarse de las capacidades de análisis inducidas por los intervinientes) el dispositivo
analizador histórico, natural o construido y el análisis que se encuentra especificado por el sistema de referencia.

De tiempo en tiempo serán intervenidos algunos puntos de la intervención, ¿dónde se está respecto de los
proyectos iniciales? El análisis institucional privilegiará sobre todo las relaciones de fuerza socio-económicas y la
lógica de la dominación que atraviesan y estructuran los micro-sistemas, más aún que las luchas internas por el
poder. Es fundamental el empleo de múltiples sistemas de referencia que den la posibilidad de realizar una lectura
suficientemente fina de las situaciones.

Se pone fin a la intervención por convención mutua o decisión unilateral. De todas maneras deben ser limitadas
en el tiempo, sino se convierten en parasitismo. El fin es su terminación cuando los procesos de cambio han
podido emerger.

III. La intervención sufre hoy una declinación. La investigación-acción no aporta conocimiento más que una
contribución modesta. La transformación experimentadas, cuando no aparecen como míticas, no pueden ser
asimiladas en la organización, la cual resulta intacta.
Tal vez lo que realmente cambia en el curso de la intervención es la mirada que los actores dirigen a la situación
hasta entonces, sin poderla comprender muy bien, por el hecho de su complejidad y su opacidad. La intervención
nunca ha dejado de ser un trabajo educativo.

Fragilidad y debilidad del discurso en TS: Ausencia de la construcción desde la intervención social. GALEANA DE LA
O Y NELIA TELLO PEON.

Los escenarios complejos y cambiantes de las sociedades actuales, caracterizados por el avance tecnológico, la
reorganización política, social y cultural a nivel mundial, conducen a la búsqueda y construcción de caminos y
estrategias democráticos que potencian la sinergia que se puede construir a partir de la diversidad y diferencia de
los actores sociales en la perspectiva de edificar entornos favorables y sustentables.

Los excesos y las contradicciones estructurales del sistema global puntualizan la recuperación de lo social como
dimensión esencial de un modelo de organización y desarrollo colectivo. No obstante esta recuperación de lo
social exige intervenciones de integralidad.

¿Qué significa saber y realizar una intervención desde la perspectiva de Trabajo Social? En la literatura de Trabajo
social, la intervención se ha definido indistintamente dependiendo de la posición epistemológica y teórica que se
adopte, no obstante, la ausencia y poca claridad en sus procesos de construcción de conocimiento, la debilidad en
los soportes teóricos y el constante cuestionamiento de su practica provoca que estas diferencias en sus
definiciones limiten la producción de una base de conocimiento sólida en torno a la intervención.

La dimensión problemática de la construcción de conocimiento en la profesión se vincula con otras dimensiones: 1.


complejidad de lo social. 2. el referente practico (inmediatez, intuición). 3. carencia de discurso para la explicación ,
construcción y acción profesional que limita la reflexión sobre la intervención. Es necesario la edificación de
procesos analíticos con un dialogo permanente con el referente empírico mediado por la transversalidad de los
objetos de estudio de las cs. Soc.

Para tener una compresión objetiva y analítica del campo problemático de lo social es sustancial ubicar a la
intervención social en un contexto y en el marco de los modos de vida de los sujetos sociales. El conocimiento de
estas dos dimensiones es determinante para poder definir intervenciones sociales trascendentes y eficaces. La
intervención social es un actuar dirigido a dar respuestas a determinados problemas y necesidades sociales para
poder lograr el objetivo. La perspectiva de nuestro abordaje es siempre desde lo social y no perdernos en
funciones de apoyo. La intervención profesional es un proceso de construcción histórico-social que se desarrolla
interactuando con los sujetos portadores de problemáticas, con el objeto de profundizar mecanismos de
integración social para intentar modificar los términos de las relaciones sociales con otros, con las instituciones,
con el estado (Rozas, 2003). El trabajador social puede encontrar los puntos de ruptura y construir el cambio. Debe
poder construir una mirada transdisciplinaria (y tomarla como postura epistemológica). El sujeto tiene un papel
protagónico. La intervención requiere de especificidad de acuerdo con el sujeto que se trabaja, no es lo mismo
trabajar con grupo que con comunidad.

Propuesta: 3 dimensiones para analizar en torno a los procesos de construcción de la intervención social para
fortalecer los procesos de nuestra formación : 1. Lo conceptual y argumentativo: revisión de planteamientos en
torno a la intervención social, a partir de una perspectiva histórico, contextual y de constitución del saber, a partir
de la revisión de 3 generaciones: . Tradicional (psicológica y sociológica); reconceptualización (materialismo
histórico): contemporáneos (planteamientos emergentes de acuerdo a los cambios experimentados en la
sociedad). Se plantea un estudio semiótico de tipo histórico de la intervención profesional.

2. recuperación de intervenciones en áreas tradicionales, potenciales y emergentes.

3. análisis y contraste del plano conceptual y de recuperación de intervenciones del trabajo social.
Un nuevo mirar sobre la cuestión de los instrumentos técnico-operativos en Trabajo Social

MARTINELLI y KOMROUYAN

El instrumental es un conjunto articulado de instrumentos y técnicas que permiten la operacionalización de la


acción profesional, de naturaleza estratégica; el espacio de la creatividad en el uso del instrumental reside
exactamente en el uso de la habilidad técnica y las interpretaciones que se extraen de los datos. El
instrumental es una categoría relacional, una instancia de pasaje que permite que se realice la trayectoria que
va desde la concepción de la acción a su operación, incluyéndose también el momento de la evaluación. El
instrumental expresa el eje operacional de las profesiones y abarca técnicas, conocimientos y habilidades; es
una categoría que se construye en cada momento a partir de las finalidades de la acción que se va a desarrollar
y de los determinantes políticos, sociales e institucionales. En estas acciones profesionales se articulan los
siguientes ejes:

-Valorativo: finalidades y objetivos.


-Metodológico: operacionalización.
-Operativo: estrategias y tácticas.

La institución produce instrumentos que garanticen el acompañamiento de los programas en ejecución, la


medición de los resultados obtenidos y la relación establecida entre los costos y beneficios. Estos
instrumentales, de naturaleza cuantitativa, responden a las exigencias técnico -burocráticas, y suelen ser
producidas en las instancias superiores de la institución, distintas de aquellas donde serán operacionalizados;
están asociados a la matriz eficacia/eficiencia, basándose en la adaptación de los datos e informaciones
solicitadas a los patrones de estandarización de cada institución.
Los instrumentos cualitativos están dirigidos al producto final de las acciones, a los resultados obtenidos a
través de la práctica institucional socializada; en este sentido, están permanentemente construidos colectiva e
históricamente. Están asociados a una concepción de supervisión educativa como proceso de
acompañamiento permanente de una acción programática, que se instituye en el momento de concepción de
la acción (es un acto político).

EJE de indagación INDICADORES


-Impacto en la comunidad en que la institución esta
inserta.
-Socialización de la práctica institucional.
ALCANCE SOCIAL
-Participación en el proceso de formulación de
Impacto del programa
alternativas y toma de decisiones.
-Fortalecimiento del ejercicio de la ciudadanía, de la
acción colectiva y de la capacidad creativa.
EFECTIVIDAD DE LAS
ACCIONES PROGRAMATICAS, -Disminución de la demanda.
Fuerza política en cuanto -Fortalecimiento de la capacidad de iniciativa.
instrumento de -Mejoría de la calidad de vida de la población usuaria.
transformación social de la -Desencadenamiento de acciones interinstitucionales.
realidad

Los indicadores señalan la realidad y contextualizan la acción programática, en un primer momento por medio
de la:

-Descripción de la realidad en términos de la programación en ejecución, de la institución y de la realidad en


que esta inserta.
-Crítica de la realidad en términos de los límites y posibilidades de la acción programática que esta siendo
implementada.
-Creación colectiva en términos de las propuestas capaces de conducir, de modo más ágil y efectivo, al alcance
de las finalidades.

El alcance de los resultados esta directamente relacionado al agente institucional, a la forma como concibe su
práctica, al uso que hace de la relación saber-poder.

LIDIA FERNANDEZ: “Instituciones educativas. Dinámicas institucionales en situaciones críticas”.

Por empezar, podemos decir que las instituciones existen en el nivel simbólico de la vida social, a través de
representaciones y diferentes cristalizaciones de significados que se transmiten explicita o implícitamente en la
interacción misma. La incorporación de estas representaciones y significados, permiten a las instituciones sociales
operar sobre la intimidad de los individuos, ordenando su percepción.
Las instituciones representan aquellos custodios del orden establecido que dan al individuo la protección de una
lógica con la cual organizar su mundo.
Otro aporte proviene de las corrientes institucionalistas francesas que han añadido el punto de vista dialéctico a la
consideración de la dinámica de lo institucional, y proponen discriminar lo instituido y lo instituyente.
Cuando el interés es intervenir en la realidad para provocar algún tipo de impacto, el foco del análisis nos lleva a la
consideración de las instituciones en sí, a la de la operación institucional. La especificación mas utilizada es la que
discrimina, en la realidad del hombre, la operación de lo individual, lo interpersonal, lo grupal, lo organizacional y
lo social general.
Nos enfrentamos al desafío metodológico y conceptual de dar cuenta de hechos que sufren una
multideterminación: la que proviene de los indv en sus características constitucionales y aprendidas; las que
origina la existencia de modelos, pautas y significados en la interacción de los grupos y las organizaciones por su
dimensión situacional e histórica, y la que proviene de la realidad material en su doble carácter de condición e
instrumento.
Elanálisis de estos hechos han llamado la atención en dos ejes de significación que aparecen: el primero vinculado
a conjuntos de significaciones psicoemocionales, provenientes del mundo interno de los sujetos; y el de las
significaciones políticas, derivadas de la ubicación del sujeto en la trama relacional de los sistemas de poder y de
las peculiaridades de los sistemas mismos.
La presencia de lo institucional da carácter y explica los rasgos de los movimientos grupales y organizacionales.
Las significaciones psicoemocionales y políticas tienden a ligarse en configuraciones que resisten la expresión en
los niveles manifiestos del comportamiento.
Lo institucional es la dimensión del comportamiento humano que expresa en el nivel concreto de la dialéctica de
ese conflicto, la tensión entre las tendencias a proteger y a cambiar lo establecido.
Las instituciones se convierten en dimensión inconsciente del comportamiento de los individuos y juegan en su
intimidad la dialéctica aludida.

El objeto de análisis y su enfoque

El supuesto del que partimos considera para cada establecimiento institucional, la existencia de un estilo que
opera como mediador entre las condiciones y los resultados.
En la categoría condiciones quedan incluidos aquellos aspectos preexistentes al fenómeno en estudio que
establecen con él alguna relación de determinación.
En la categoría resultados debe incluirse el fenómeno de estudio y aspectos derivados de esas condiciones.
Cuando hablamos de estilo institucional aludimos a ciertos aspectos o cualidades de la acción institucional que por
su reiteración, caracterizan al establecimiento como responsable de una cierta manera de producir,provocar juicios
e imágenes, enfrentar y resolver dificultades, relacionarse con el mundo material, interpersonal y simbólico, etc.
La comprensión institucional supone conocimiento sobre estilo y la idiosincrasia que a través de el se expresa.
El objeto de análisis propuesto es la relación entre el estilo institucional como expresión de la idiosincrasia
institucional y un determinado aspecto o resultado que nos plantea algún interés.

La metodología de análisis nos llevara a precisar:


• La descripción detallada de la situación que se convierte en problema y se procura analizar
• La caracterización de las instituciones que se ponen en juego
• La formulación de hipótesis que expliquen la relación entre el problema y su contexto.
El conocimiento de un establecimiento institucional puede producirse a través de la observación directa de su V.C,
el análisis de la info., el estudio de los registros, el análisis de sus resultados.
El acceso ha dicho conocimiento se vera obstaculizado por lo menos por 3 tipos de dificultades:
• La negación y resistencia a conocer. Miembros del establecimiento producirán diferentes ocultamientos para
proteger el statu quo institucional.
• Los efectos de la propia implicación no controlada.
• La complejidad provocada por la multisignificación de los hechos.

Los analizadores

Disponemos para el análisis de lo institucional de una herramienta central: los analizadores. Un analizador es un
dispositivo artificial o natural, que produce la descomposición de una realidad en sus elementos sin intervención
del pensamiento consciente. Los tests, las entrevistas, las encuestas, cumplen la función de analizadores.

Desencadenan la aparición de un material no controlado que expresa el estilo y la idiosincrasia del que lo produce.
Cada hecho, cada conjunto de datos, cada situación de una realidad institucional particular, deben ser analizados
en todos los ámbitos de expresión (individual, interpersonal, grupal, organizacional y comunitaria), desde el punto
de vista de todos los actores, en la trama de significaciones develadas por esa síntesis pero a la luz de sus sentidos
universales y sociohistóricos particulares.
En el análisis de lo institucional, el esquema conceptual debe servir de analizador y ordenador, no de filtro de los
sentidos múltiples.
La confrontación de hipótesis e interpretaciones con otras ajenas a la institución y con sus miembros, es un paso
indispensable en el proceso de este conocimiento.
La metodología mas adecuada es el análisis institucional como practica de trabajo con los actores institucionales.

Componentes básicos de un establecimiento

• Un espacio material con instalaciones y equipamiento


• Un conjunto de personas
• Un proyecto vinculado a un modelo de mundo y persona social valorados y expresados en un currículo
• Una tarea global para el logro de fines
• Una serie de sistemas de organización que regulan las relaciones entre los integrantes humanos y los
componentes materiales comprometidos en la realización de la tarea.
Todo esto esta funcionando en un especial espacio geográfico, en un particular tiempo histórico y en el nivel
simbólico de una singular trama de relaciones.
La interacción de los componentes básicos a lo largo del tiempo arroja lo que llamamos cultura institucional.

Diferentes productos culturales según sus distintos grados de complejidad y distancia respecto de las
condiciones básicas:

1º nivel: Objetos materiales, lenguaje, representaciones acerca de la institución, producciones simbólicas,


conocimientos, concepciones.
2º nivel:
-El Modelo institucional, el cual recibe y expresa las características elaboradas en la historia propia del
establecimiento, y los niveles de las formas de funcionamiento deseadas. El modelo es una creación cultural al fijar
una selección de aquellos hechos, características, sucesos, que puedan o no ser tolerados en su ambito.
-La ideología institucional, conformada por la organización de concepciones y representaciones que justifican el
modelo y estilo que éste expresa.
-La novela institucional, la cual es una producción cultural que sintetiza el registro que se tiene del origen y las
vicisitudes sufridas a lo largo del tiempo.
-La identidad institucional, que constituye una definición consensuada de lo que el establecimiento es, a la que
concurren la definición de su función, la definición de lo que ha sido y la definición de lo que va siendo.
Dichas producciones culturales protegen el estilo y la forma singular de cumplir con los fines institucionales.

El funcionamiento institucional

En la base de cualquier organización existen tipos de tensión que desempeñan un papel central en su
funcionamiento.
Tres tipos de tensión particular que se dan en los establecimientos educativos:
- la contradicción entre los impulsos y necesidades individuales, y las necesidades sociales.
- La tensión creada por la necesidad de actuar según procesos secundarios en situaciones que por su índole activan
modalidades de funcionamiento y ansiedadesde tipo primario.
- La tensión que acarrea la división de trabajo.

El grado de dinámica de un establecimiento estará dado por la existencia de mecanismos mediante los cuales se
avanza en el reconocimiento de las tensiones, su planteo como problemas y los intentos de solución. Un alto grado
de dinámica es garantía de un desarrollo con superación del riesgo implícito en situaciones dilemáticas.
Un bajo grado de dinámica se traduce en estereotipia, enajenación, etc. Podemos hablar de modalidades
progresivas y regresivas de funcionamiento.
La modalidad regresiva estaría determinada por una perdida de la capacidad institucional para evaluar situaciones,
discriminar necesidades y problemas y dar soluciones. Se ven estimuladas por contextos sociales o turbulentos.
La modalidad progresiva esta acompañada por el control y la discriminación de aspectos irracionales, autonomía
respecto de las I externas, posibilidad de cuestionar y ensayar modificaciones en lo instituido.

La cualidad adversa de las condiciones

El término condición alude a la naturaleza, calidad o propiedad de una cosa, estado o situación.
El análisis de la situación particular mostraría la existencia de aspectos que son prerrequisitos de la acción, otros
que la obstaculizan, y otros que pueden convertirse en medios para concretarla.
El término adverso sirve para calificar a los aspectos opuestos a un determinado tipo de acción.
Lo adverso se opone, obstaculiza, dificulta o impide actuar de un modo establecido, conocido, instituido. Bloquea
la acción, y cuando este proviene de un actor humano, lleva al fracaso su actividad, impide el acceso a las metas y
frustra los deseos y necesidades más profundos ligadas a ella. También lo adverso es el provocador de un
sinnúmero de procesos de cambio institucional y social; el desencadenante y origen del desafió a la curiosidad y el
afán de conocer y modificar las condiciones bloqueantes del acceso a las metas que dirigen la acción.
Una condición solo se convierte en adversa si concurren por lo menos dos tipos de hechos: la presencia de un
rasgo que se opone a un modo habitual de acción y la existencia de un bajo grado de dinámica institucional.
En el analisis institucional de cualquier condicion considerada adversa se debe prestar atención a la cultura que la
institución ha construido a su alrededor y al modo como a través de ella la consolida o transforma.
Hay dos tipos de funcionamiento institucional que pueden darse en condiciones adversas, un funcionamiento
regresivo o progresivo.

El caso especifico de la “marginalidad” en las Instituciones escolares.

La tarea educativa exige una interacción intensa que se realiza entre el instrumental de la tarea y en las
dimensiones afectivas mas profundas.
En tanto condición adversa, la marginalidad social juega en la intimidad de los individuos como la comprobación de
que temores primarios pueden convertirse en realidad (abandono, desprotección, exclusión, etc.)
La tarea educativa requiere procesos de reflexión y evaluación en una situación permanente, que ofrece al mismo
tiempo seguridad psicológica y ayuda instrumental para avanzar en el planteo de problemas y búsqueda de
soluciones.

“Pensando las instituciones” Crisis y dramática del cambio. Avances de investigación sobre proyectos de
innovación educativa.
Noción de crisis
En la actualidad nos encontramos con unconcepto que alude a un conjunto de nociones:
• La noción de perturbación y ausencia de solución
• La idea de desorden e incertidumbre asociada a parálisis
• La idea de bloqueo y desbloqueo
• La noción de transformación
• La noción de contradicción y paradoja
La noción de crisis parece concentrar:
• Significados ligados a las ideas de perturbación; conmoción, inestabilidad, agudización de tensiones.
• Significados ligados a la elucidación, develación, desocultamiento, descubrimiento.
• Significados ligados a las ideas de transformación, sacudimiento de lo viejo, salto cualitativo, progreso.

Las crisis en los espacios educativos

Las dinámicas en estas instituciones están signadas por un potencial critico constante, siempre operante y posible
de activar en diferentes circunstancias. Las escuelas ubicadas en condiciones desfavorecidas aumentan este riesgo.
Este potencial critico esta compuesto por un conjunto de tensiones constitutivas y vinculadas a la idiosincrasia de
la tarea misma de formación:
• Tensión que sufre el sujeto en formación por la operación de su propia intención y resistencia a la socialización.
• Tensión que sufre el maestro, enfrentado a actuar o resistir la violentación que debe ejercer sobre su alumno, y a
las que provocan otras decisiones de igual compromiso.
• Las tensiones consecuentes en la relación maestro-alumno expresadas a través de libertad versus desconfianza,
ayuda versus obstaculización.

La situación actual y los proyectos que nos ocupan.


Los espacios escolares sufren la múltiple expresión de la dramática social en condiciones de escasez de recursos y
de respuestas técnicas y psicosociales, soportando la exigencia de mejorar la calidad de su trabajo, y siendo
cuestionados en su conocimiento.
Los proyectos que nos ocupan son aquellos que intentan generar un espacio institucional de formación y
participación diferente del espacio convencional planteando diagnósticos alternativos al de los discursos oficiales.
Convocan alcanzar esos fines para poblaciones que sufren franca marginación social. Son proyectos que emergen
en situaciones críticas como parte de un movimiento de recuperación de la institución escolar como tal y en su
capacidad formadora y que proponen un modelo alternativo de hacer las cosas. Por otro lado, se proponen la
atención de poblaciones marginadas y procuran concretar valores de igualdad y justicia social.
La intensidad con que se viven los procesos se convierte para el analista en indicador de significados que requieren
elucidación especial.

Los fenómenos. Avance de una propuesta interpretativa.

Entendemos a la iniciación institucional como un periodo dentro del cual existen 4 momentos que se diferencian
por organizarse alrededor de una tarea prioritaria:
- el surgimiento (su tarea es la convocatoria)
- la fundación (su tarea es la elaboración del modelo fundacional)
- la puesta en marcha (su tarea se basa en la concreción del modelo fundacional)
- la primera crisis (reformulación del proyecto)

ACERCA DE INCERTIDUMBRES Y BUSQUEDAS EN EL CAMPO INSTITUCIONAL.


-Marta Souto-

Introducción

El propósito del trabajo es poner el acento sobre algunas facetas del proceso de investigación centrado en las
instituciones y grupos educativos.

Interesa comunicar qué es lo que pasa en el interior de esos procesos que nacen de la relación entre un
investigador y una institución que se ofrece a ser investigada.

Preocupaciones teórico-epistemológicas

Nos ubicamos en una perspectiva epistemológica de la complejidad. Ella se plantea la comprensión del mundo
actual y sus sucesos sin reduccionismo ni simplificaciones.

Algunas aclaraciones iniciales: hablaremos de campos donde los sucesos humanos ocurren. Nos centramos en lo
grupal y en lo institucional, mas específicamente en las relaciones entre ellos.

Al hablar de lo grupal y de lo institucional como campos de problemáticas con atravesamientos múltiples y


diversos se plantea una cuestión de interés teórico con respecto a la diferenciación entre ellos. Para diferenciarlos
es necesario plantear la noción de formaciones específicas en cada uno de ellos.

En el caso de la escuela, lo institucional surge desde la organización específica y las formas que adopta; lo grupal,
desde configuraciones que se constituyen a partir de la interacción directa. Dos conceptos dan cuenta de la
potencialidad de cambio: lo instituyente en un caso, la grupalidad en otro.

Trama institucional

En el tejido que se construye con entrecruzamiento de hilos, de líneas que forman “la tela”, “la novela”, “el drama”
de una institución. Institución, en tanto conjunto organizado de personas con una localización espacio-temporal
que persiguen fines comunes. Hace alusión a un microtejido que se construye desde las interacciones de los
sujetos, en niveles conscientes e inconscientes.

Reconstrucción de la trama institucional

Conociendo la escuela

(Acá se narra el proceso, y el análisis que se hace de la institución; de algunas cosas pongo sólo rasgos generales,
sino tendría q transcribir todo)

Descripción de los espacios de la escuela: poco funcional, antiguo, triste, oscuro; en las aulas hay orden, no hay
casi espacio para frente y pasillos.

La actitud de las personas hacia la tarea de investigación fue de aceptación más formal que real, lo que se
evidencio en retaceos de información, dificultad para acceder a materiales escritos y entrevistas y la imposibilidad
de ver quien ocupa la Rectoría.

Entrar en una escuela no es una actividad más. Mucho menos neutra; podríamos preguntarnos ¿en que escuela
normal entramos? ¿Quién, quienes entran en la escuela? ¿Cómo se ligan las representaciones psíquicas y sociales
de los investigadores con la escuela visitada? ¿Cómo “construyen” ese objeto institucional a partir del encuentro
sujeto-objeto? Todas estas preguntas están presentes en la relación que el investigador establece con la
institución. Reflejan un proceso de implicación, de involucramiento del grupo investigador con su tarea, con su
objeto, con su proceso, con su acto sociopolítico de investigar.
Rene Loureau (1975) define implicación institucional como “el conjunto de las relaciones, conscientes o no, que
existen entre el actor y el sistema institucional”.

René Baiber (1977) define la implicación en ciencias sociales “como un compromiso personal y colectivo del
investigador en función de su historia familiar y libidinal, de sus posiciones pasadas y actuales en las relaciones de
producción y de clases y de su proyecto sociopolítico en acto, de tal suerte que la inversión necesaria resultante es
parte integrante y dinámica de toda actividad del conocimiento”.

El aula

Es angosta y cerrada, no quedan espacios libres, poca claridad, esta ordenada. El uso que se hace del espacio se
amolda a la dificultad de moverse libremente, no facilita la reunión de grupos ni el traslado. La mayor frecuencia
de relaciones se da entre alumnos que se sientan en el mismo banco; los subgrupos se conforman por alumnos
sentados en la misma zona. Algunas hipótesis en relación a lo observado respecto al espacio:

 El espacio áulico obedece al orden escolar tradicional, bancos en fila y frente al pizarrón
 La distribución en el espacio es utilizada como una estrategia de control en la clase
 Es espacio es factor estructurante en la clase; de la enseñanza, la disciplina y lo grupal.
El espacio que, aunque junta-por su pequeño tamaño-divide y fija por su distribución inmóvil.

Las clases

(Esto es a partir de lo observado en una clase, en instancia evaluativa)

Se pone en evidencia uno de sus elementos estructurantes: el control, y como resultante de él, un clima de clase
amenazante, hostil. ¿Favorecerá ese clima la ejecución de la prueba?

La docente desempeña un tipo de dirección autocrática con marcada asimetría, es ese el rasgo central de la clase.
La organización grupal posible desde las directivas de la profesora es la seriación, el individualismo; la organización
que adopta lo grupal es la constitución de circuitos de comunicación de corta duración, que toman la característica
de “ilegalidad” en tanto van en contra de la norma impuesta.

(Se observa otra clase, en la que la actividad consiste en la realización de actividades del libro)

Esta clase muestra una organización centrada en la tarea y en el control. El interrogatorio es la técnica utilizada
para conducir la clase. El control se establece de dos maneras; control sobre la conducta social, en tanto se ordena
“guardar lo que no corresponde a la materia”, se indican que trabajen solos, etc. Control sobre la institución en
tanto la profesora señala la necesidad de practicar lectura, corrige, etc. El primer tipo de control es mas frecuente.
La disciplina tiene prioridad por sobre el aprendizaje, la estrategia de enseñanza esta al servicio del control
disciplinario. La clase es directiva.

En síntesis, en ambas clases el poder y el control predominan por sobre cualquier otro organizador, la regla básica
de la interacción es la sumisión a ordenes. La tarea académica no ocupa el centro de la dinámica escolar. Los
docentes hacen depositarios al grupo de los fracasos en la enseñanza, y el grupo absorbe esto autoculpándose.

Lo grupal queda, desde la “cultura de clase” en el lugar de lo prohibido y por ello sancionable.

La escuela

La organización pedagógica responde aun alinea tradicional; mas allá de la organización formal, en la vida cotidiana
se percibió la ausencia de figuras directivas, por ello la jefa de preceptores ocupa el lugar de máxima autoridad;
tiene u trato muy directo y familiar con los alumnos. Poder que se apoya en una figura materna.
La indisciplina aparece como provocadora de la perdida de alumnos; los problemas de rendimiento son poco
mencionados.

La escuela desde la mirada de sus actores

Marcan una diferencia entre el “antes” y el “ahora” de la escuela. Se trata de un pasado mejor, de prestigio, y de
un presente en decadencia. Sólo la jefa de preceptores muestra una imagen totalmente positiva de la escuela. En
general, los rasgos negativos están mas vinculados al rendimiento, y os positivos a al relación personal.

Los alumnos muestran la presencia de afecto hacia la escuela, así como la aceptación de normas básicas por
internalización del modelo disciplinario existente.

Algunas hipótesis referidas al funcionamiento institucional : carácter conservador como centro educativo, la
institución está sometida a “silencios”, esto parece ser una estrategia defensiva. Lo que identifica a la escuela esta
en el pasado, nada ha reemplazado esta identidad. Esa preservación impide asumir un cambio y plantear un
proyecto; lo cual evita el ponerse en contacto con el vacío actual. Las representaciones imaginarias acerca de la
escuela muestran imágenes ligadas a lo familiar, hay predominio de los componentes psicofamiliares por sobre los
sociales, la familiaridad parece ser el soporte básico de esta red.

Hemos recurrido al un análisis multireferencial, convencidos de que no podría comprenderse un campo complejo
como el institucional sino a partir de herramientas teóricas diversas que permitan un abordaje múltiple sin
someter unos enfoque a otros. Siguiendo a Ardoino, entendemos por enfoque multireferencial a aquel que “se
propone una lectura plural de sus objetos, bajo diferentes ángulos, que implican tantas miradas específicas como
lenguajes apropiados a las descripciones requeridas y en función de sistemas de referencias distintos, que suponen
y reconocen explícitamente como no reductibles los unos a los otros, es decir heterogéneos” (Ardoino J., 1992,
PAG.15)

Es uan respuesta a la complejidad de los fenómenos humanos que intenta su comprensión mediante un
acercamiento holístico, utilizando diferentes ópticas y lenguajes disciplinarios a los que es necesario distinguir y
también combinar sin reducir.

C.Castoriadis entiende por multireferencial “sistemas a al vez de lectura, por consiguiente de representación, pero
también de lenguajes aceptados como plurales, es decir como necesariamente diferentes los unos de los otros, y
que va a servir para dar cuenta de la complejidad de un fenómeno y para desenredarlo un poco”.

Por detrás de un enfoque multireferencial hay una hipótesis acerca de la complejidad del objeto o campo de
estudio. Por objeto complejo E. Morin entiende “un lugar de intersección de problemas diferentes”. Se pregunta
qué es la complejidad y se responde que, a primera vista es un entretejido de constituyentes heterogéneos,
inseparables asociados: plantea la paradoja de lo uno y lo múltiple”; es “en segundo lugar, un tejido de eventos,
acciones, interacciones, que constituyen nuestro mundo fenoménico” y agrega, que “se presenta también con
rasgos inquietantes de revoltijo, del desorden, de la ambigüedad, de la incertidumbre”

Preferimos hablar de campo y no de objeto, ya que creemos que aquél, desde un enfoque de la complejidad,
denota más claramente la red.

Ecos y encuentros entre el sujeto investigador y el proceso de búsqueda

(Acá se hace una especie de análisis en paralelo de dos situaciones, una en la cual el investigador se encuentra en
proceso de duelo por la muerte se su padre y decide buscar en Galicia-cuidad natal del padre-su pasado; y otra, en
a que el investigador busca “lo silenciado” de la institución analizada, el libro donde esta la historia pasada).

Se trata por un lado, de reencontrar la transversabilidad constitutiva de la institución, para transformar la


institución, “grupo objeto” sometido a lo instituido, en la institución, “grupo sujeto”, con recuperación de su fuerza
instituyente.
Se trata, por otro lado, de reencontrar en el pasado de una vida personal figuras fundamentales de su identidad,
quebradas en una situación de pérdida, para volver a integrarlas.

En ambas líneas, deseos de saber, vinculados a los orígenes de uno mismo y de la institución.

Recorriendo las páginas del libro

(Se relata lo la información obtenida al leer el libro que contiene la historia de la escuela; se hace una descripción
del establecimiento)

La institución tenía un fuerte carácter moralizador, era una escuela normal de maestras. Pocas de las máximas de
la escuela se referían al conocimiento, a la institución.

El material encontrado, permitía conocer la génesis de la institución, lo cual daba un nuevo sentido a los
significados hallados anteriormente

¿Cómo se llega a un saber acerca de las instituciones?, se trata en primer lugar de COMPRENDER, no de explicar.
Comprender es encontrar el sentido que el sujeto da a su conducta, es descubrir significados. Allí no termina el
trabajo del investigador, dar sentido al sentido que los sujetos otorgan es un segundo momento del proceso. Para
dar sentido, hay que interpretar; ello requiere de la referencia a la teoría. En nuestro caso, por tratarse de un
complejo objeto de estudio se requiere la multireferencialidad.

La búsqueda de sentidos no se agota, se profundiza. La interpretación desde la referencialidad teórica nunca se


acaba, queda abierta.

A principios de siglo, la formación moral era más importante que la instrucción, y ella se convirtió en mandato
institucional.

La escuela ah sido despojada de aquello que la identificaba: la formación de maestros, sin crear otro proyecto.
Proyecto que es sustituido por el pasado. Esto ilumina y confirman los sentidos descubiertos inicialmente.

Conclusiones

Algunas líneas para tener en cuenta en la investigación institucional:

 Los hechos concretos que suceden en lo cotidiano de una escuela y de una clase, que a la vez que son
consecuencia y parte constituyente de la trama muestran cómo el suceder transcurre conformando tramas
que adoptan diversas formas.
 Registro de impresiones subjetivas de aquello que contratransferencialmente produce en el observador lo
observado
 Lo personal en cada actor
 Las interrelaciones, intercambios simbólico e imaginario
 Construcciones grupales
 Los significados que desde un registro simbólico “hablan” de la institución
 Construcciones imaginarias que van mas allá de lo real
 La estructura dada desde lo formal, modificaciones posteriores, cambios estructurales en diferentes
momentos históricos
 Líneas de poder establecidas en jerarquías y estructuras que son concretadas desde desempeños reales
 Redes de macropoderes
 Ideologias y diferencias de clase
 Proyecto fundacional
 Momentos históricos-sociales en los que la institución “educación” adquiere significados politico-
ideologico-culturales, en los que la trama institucional se inscribe
 Lecturas desde lo contradictorio, lo oscuro
Es necesario reconstruir una trama, supuestamente dada, a partir de la construcción de otra, la de la investigación
en la que la implicación investigador-institucion es necesaria.

UNIDAD 5

La autoevaluación institucional como instrumento de formación. (Soria)

(Niñas primero cuenta una historia, la del elefante y después empieza con sus aportes).

EVALUACION: Existen dos perspectivas, una como producto y otra como proceso. En el primer caso prima el
rendimiento de cuentas, el momento finalista en el transcurso educativo, el punto final, la vista al pasado, ubica a
los protagonistas del hecho educativo en una situación a menudo paralizante. En el segundo caso se asocia más a
la idea de cambio, a la idea de desarrollo y facilita a los agentes educativos, en la mayoría de los casos, una
perspectiva alentadora, una mirada al futuro, es una evaluación orientada a la mejora y el cambio, que permite
recoger evidencias, valorar esas evidencias y tomar desiciones en función de la valoraciones realizadas.
Hay dos ejes a tener en cuenta: ¿para qué evaluamos? y ¿sobre qué fijaremos nuestra atención durante el proceso
de evaluación? La primera tiene que ver con las intenciones de la evaluación; refiere al componente ético de la
evaluación, al componente moral ya que en las intenciones residen también los valores puestos en juego en el
momento de evaluar. El segundo refiere a los indicadores usados en la evaluación, a la que convierte en un
constructo que necesita de su parte aplicativa, que pretende hacerse efectiva, tangible y evidente.
Otros elementos en la evaluación son: ¿qué evaluamos? (objeto de la evaluación), ¿quién evalúa? (agentes
evaluativos), ¿cuándo evaluamos? (momentos de la evaluación), ¿cómo evaluamos? (metodología evaluativa),
¿con qué evaluamos? (herramientas evaluativas), ¿cuáles son nuestras expectativas sobre los resultados de la
evaluación? (referentes evaluativos).
Es importante destacar que el proceso evaluativos es una oportunidad para el diálogo.

AUTOEVALUACIÓN: Existe una diferencia entre evaluación y autoevalucaión. Mientras que en la primera el objeto y
el agente de la misma son dos entidades, sujetos, diferentes; en la segunda, objeto y evaluador son la misma
entidad, el mismo sujeto.
La autoevaluación es un el proceso a través del cual se reflexiona sobre la práctica, individual y/o grupal (de
enseñanza y/o aprendizaje), para llegar a conclusiones, individuales o colectivas que mejoren el desarrollo
personal y/o grupal y/o institucional. En toda autoevaluación se hace necesaria la función de espejo por parte de
otro sujeto que no sea el propio objeto de evaluación.

AUTOEVALUACIÓN INSTITUCIONAL: El establecimiento institucional puede verse como un objeto de vinculación


(en él recibimos y entregamos insumos de todo tipo) o como un objeto de representación (en el que “tensionan”
necesidades y expectativas, individuales y sociales). Por lo tanto en la autoevaluación debe considerarse:
· Cada centro es el habla singular de un lenguaje institucional general.
· La cultura institucional incluye lenguajes propios, modalidades técnicas, formas de resolver las dificultades,
maneras de manejar espacios, tiempos y recursos y concreciones de las relaciones interpersonales.
· En el desarrollo institucional lo instituido y lo instituyente forman un tándem indivisible para el sano crecimiento.
· La institución además de productos (resultados, éxitos, etc.) genera adhesiones, sentimientos de pertenencia,
“espíritu de camaradería”, etc. que hacen que las personas encuentren en la institución una red de soporte y
contención al mismo tiempo que una tensión por querer mantener una individuación que los haga diferentes,
diversos sin llegar a despersonalizarlos.
· Mecanismos de defensa como la negación o la existencia al conocimiento, la implicación institucional son
ejemplos de los obstáculos que podemos encontrar en las instituciones.

Algunas dificultades surgidas en las autoevaluaciones institucionales, pueden ser: las resistencias al conocimiento
(se requiere, para un análisis una garantía de seguridad real en la que no existan amenazas ante la capacidad de
facilitar la desaparición de fenómenos como “el secretismo”, “la comunicación críptica” o “las agendas ocultas”,
entre otras); las implicaciones (debate entre objetividad y subjetividad en el conocimiento de los fenómenos
sociales que podemos superar con una toma de consciencia individual y colectiva de aquellas implicaciones
inconscientes que dificultan el desarrollo de las personas y de la institución en la que se encuentran); las
multisignificaciones de los hechos (diversidad y variedad de puntos de vista que un mismo hecho genera entre las
personas que lo analizan. Una solución sería la transparencia comunicativa y en el proceso dialógico que debe
presidir toda autoevaluación institucional).
(Acá sigue un cuadro de Lídia M. Fernádez, no lo puse porque no me pareció importante, si quieren léanlo, esta en
pág 331 del apunte).
FORMACIÓN: Los diferentes modelos formativos generan desarrollos también diversos, a saber: mientas que los
planes de formación individual ponen el énfasis en el desarrollo profesional, generando los planes de carrera; los
planes de formación colegial destacan (o pueden destacar con mayor facilidad el desarrollo organizacional generan
la formación en centros o los cambios centrados en la escuela.

CONDICIONANTES Y RETOS PARA LA AUTOEVALUACIÓN CON CARÁCTER FORMATIVO:M. Nitsun considera que un
mismo factor puede ser facilitador o destructor de la capacidad elaborativa de un grupo de trabajo, la misma
característica de un centro puede ser un condicionante o un reto, según como la institución lo considere o donde
se encuentre la institución que desarrolla una autoevaluación con carácter formativo. Algunos de esos factores
pueden ser:
 Autonomía de los profesionales (considerados individualmente) y de los centros (considerando a los
profesionales colectivamente y a la comunidad educativa en su conjunto).
 Democratización de los procesos de cambio y mejora, traducidos a una transparencia en el desarrollo
impulsado tanto por los profesionales en su lugar de trabajo como por sus directivos.
 Principio de progreso sostenible que permite un equilibrio entre la producción y la capacidad de
producción de la institución.
 Transformar el desarrollo en helicoidal por el desarrollo en espiral: desarrollo en helicoidal puede generar
bucles que no permitan salir de las prácticas habituales en la institución y de esta forma se vayan
repitiendo los mismos errores y los mismos aciertos sin percepción de mejora o cambio. En el desarrollo
en espiral, una leve “modificación”, un conflicto resuelto de manera funcional, genera (en la mayor parte
de los casos) un cambio de nivel en el desarrollo de la institución y de las personas que la conforman.
 Se hace necesario estar atentos a las entradas y las salidas de la institución: incorporación de nuevos
miembros, despedida de los miembros que dejan la institución por diversas razones; se refiere a la
permeabilidad institucional durante los procesos desarrollados.
 Los hábitos comunicacionales en la institución son indicadores del tipo de cultura que la institución
sostiene.
 El punto de vista desde el que se ven las cosas y desde el que se habla hacen que los fenómenos de poder
y de autoridad sean motivo de análisis pormenorizado en la autoevaluación institucional.

(Luego de eso hay una caracterización clásica en el ámbito sistemático compuesta por 23 proposiciones distintivas
de las organizaciones sanas, no me parece importante, asi que no lo puse, está en pág 333, del apunte).

El analizador y el analista, LAPASSADE

El analizador busca descomponer, analizar, la realidad de sus elementos. El conocimiento no es inmediato,


pasa por la intermediación de dispositivos analizadores. Existen 2 tipos de analizadores: los analizadores del físico
que son los Analizadores Construidos, que son los construidos por el experimentalista y los naturales que
funcionan según el modelo de los analizadores construidos. En ambos casos los analizadores producen una
descomposición de la realidad material en elementos, sin intervención de un pensamiento consciente. El Análisis
se efectúa en el analizador y a través de él, pero no podría haber un análisis sin un Analista que es el hombre.
El analista es aquel cuya actividad consiste en descomponer un material para encontrar sus sentidos
ocultos. El analista es al mismo tiempo un analizador. Son 2 funciones diferentes: en su función de analista
decodifica los mensajes simbólicos, los interpreta dentro del marco de un sistema teórico articulad, pero en su
función de analizador, el analista es un provocador de lo imaginario.
La psicoterapia institucional ha encontrado y trasladado la eficacia del analizador freudiano. Las
instituciones de la cura, el sillón, y el diván son reemplazadas por las instituciones hospitalarias, que pasan a ser,
como en la cura denominada “dual”, analizadores de lo imaginario. Por este camino institucional se va a prepara
luego una nueva pedagogía. Luego se utilizan test como dispositivos analizadores y no solo como un instrumento
de medición y análisis estadístico. Otra técnica, el psicodrama, utiliza analizadores pero sin nombrarlos: La
teatralización abre un nuevo campo de lo imaginario por su reproducción en la escena teatral. Dentro del campo
psicodramático denominado analizador a todo lo que ocurre a teatralizar lo imaginario y el deseo. En el
psicodrama, el espacio escénico define un campo analizador al que se ha trasladado la vida real, imaginaria y
simbólica, dramatizándola, reproduciéndola, para que los sujetos la retomen. El analizador es lo que hace surgir el
deseo y produce al mismo tiempo su simbolización.
El análisis del grupo y de su maduración ocultaba, al menos parcialmente, otra dimensión de esa situación,
que se definía, no obstante, como una situación de formación: la dimensión institucional de la relación con el
saber; su función consiste en analizar lo que sucede cuando cierto número de personas se ubica en el analizador
denominado T. Group: analizador de las relaciones humanas y pedagógica con el saber.
El papel más importante de la pedagogía institucional se sitúa entre 1963 y 1968 cuando se descubre la
importancia de los analizadores sociales. El concepto de analizador se impuso como una necesidad para
comprender acontecimientos sociales.

La cuestión social contemporánea y el campo problemático en el Trabajo Social,


MARGARITA ROSAS

Cuestión Social Contemporánea: manifestaciones agravadas con las que se expresa y complejiza la
estructura social de hoy. No existe nueva y vieja, emerge como tal con el inicio del capitalismo y adquiere
particularidades históricas.

Rosanvallon dice que a finales del siglo XIX remitía a las disfunciones de la sociedad industrial naciente y se
vinculaba fundamentalmente a las transformaciones del proletariado, así como a los sistemas de protección contra
riesgos a los que estaban sometidos, producto de la organización capitalista. Desde comienzos de los 80 crece la
desocupación y la aparición de nuevas formas de pobreza. Los fenómenos actuales de exclusión no remiten a
categorías antiguas de explotación, si no que emerge una nueva cuestión social. Las contradicciones centrales, para
él, son: la desestabilización salarial y la fragilización del trabajo asalariado (flexibilización y precarización), y la
cuestión de las clases medias: las políticas sociales se centran, cada vez más, en los más excluidos.

La posibilidad de sostener el paradigma asegurador basado en la redistribución, está en crisis; la


redistribución es compensatoria, apunta a anular los daños de manera horizontal y a compensar, de manera
selectiva, a los marginados. Este esquema debería remplazarse por otro de solidaridad global, cuya distribución se
realice de manera vertical entre clases de ingreso, de esencia solidaria. El autor considera que la nueva cuestión
social viene acompañada por la crisis del Estado Providencia y es de orden filosófico. Aparecen 2 problemas
mayores: la desintegración de los principios organizadores de la solidaridad y el fracaso de la concepción
tradicional de los derechos sociales para ofrecer un marco donde pensar la situación de los excluidos.

La preocupación central del autor es cómo se construye una relación funcional entre la solidaridad y los
nuevos derechos sociales, en la cual el proceso de inserción de los ciudadanos vía empleo es fundamental; en este
sentido, las sociedades modernas trasladan la discusión sobre la nueva cuestión social en función del sentido de
justicia distributiva, basada en el reconocimiento de las diferencias. Existe la necesidad de repensar los
mecanismos de solidaridad que estén vinculados a los derechos sociales.

Lo Voulo afirma que al tiempo que Rosanvallon propone una nueva cuestión social, insiste en su antigua
forma de resolución: una sociedad organizada por el empleo remunerado.

Las manifestaciones de la cuestión social no pueden ser leídas al margen del problema central que las
originan: los modos de organización de la sociedad a partir de la relación capital-trabajo. Las transformaciones que
se han generado en los sistemas de producción y en la rotación y velocidad de recuperación del capital, gracias al
desarrollo de la tecnología y el avance de la informática, han cambiado sin duda las condiciones del trabajo y la
reproducción del capital. Como producto de ese proceso de restructuración se han generado niveles de
precarización laboral, desocupación, vulnerabilidad, marginalización, empobrecimiento y exclusión.
Cuestión Social (Vera Da Silva Telles en base a Castells): Aporía que pone en el centro una disyunción,
siempre renovada, entre lógica de mercado y dinámica societaria, entre la exigencia ética de los derechos y los
imperativos de eficacia de la economía, entre el orden legal que pretende igualdad y la realidad de las
desigualdades y exclusiones tramadas en la dinámica de relaciones de poder y dominación. Disyunción entre las
esperanzas de un mundo que valga la pena ser vivido, inscriptas en las reivindicaciones por derechos y el bloqueo
de perspectivas de futuro para las mayorías afligidas por una modernidad salvaje que desestructura formas de vida
y hace de la vulnerabilidad y la precariedad formas de existencia que tienden a ser cristalizadas como único
destino posible.

Discutir sobre la cuestión social es problematizar la sociedad en su historia y en su perspectiva de futuro;


es pensar, a nuestro juicio, sobre la fractura que ha generado el cambio de un proceso de acumulación hacia otro.
Esta gran transformación, al decir de Polanyi tensiona todos los aspectos de la vida social; además, imprime una
dinámica diferente a los mecanismos de funcionamiento de la sociedad. Las transformaciones de la vida social y las
contradicciones que marcaron su constitución no se remiten a las políticas neoliberales, si no que tienen su raíz en
la Revolución Industrial a finales del siglo XVIII, basado en el liberalismo económico que fue capaz de reducir todo
los elementos de la producción al estado de mercancías.

Nuestra perspectiva teórica sobre la intervención reposiciona al profesional, en tanto éste debe incorporar
una lectura teórica y critica que le posibilite resignificar la demanda en el plano analítico, en sus dimensiones, no
solo materiales si no, sobre todo, en la comprensión de la degradación humana a la que se ha sometido la vida de
los sujetos. Esta mirada significa justamente la construcción de una perspectiva autónoma y emancipadora de la
intervención.

Lo que expresamos como intervención, en tanto campo problemático, es el escenario de interrelaciones


que se entrelazan entre las practicas de los sujetos y las trayectorias que recorren hasta situaciones de pobreza;
estas trayectorias expresan las modificaciones que se generan en el conjunto de las relaciones sociales por la
fragmentación de la cuestión social; poniendo en evidencia la falencia de su transitoriedad con la que se pensaba
su existencia durante la cultura del progreso.

La sobrevaloración de como se actúa ha llevado a la profesión a responder a esta cuestión con la


formalización de metodologías de intervención y técnicas diversas, acentuando su carácter pragmático y empirista.
La sobredeterminación con quienes se trabaja ha llevado a los profesionales, basados generalmente en su
sensibilidad social, a identificar de manera confusa diversos sujetos con los cuales actúa como el pueblo, los
sectores populares o necesitados.

La intervención, pensada como campo problemático, se desarrolla a partir de las manifestaciones de la


cuestión social que afectan directamente la reproducción social de los sujetos; estas manifestaciones adquieren un
significado particular en la vida cotidiana. El sobre que alude a los fundamentos de la misma y el para que a los
objetivos y fines que deben ser analizados en 2 niveles de abstracción: uno desde la construcción de un
pensamiento critico que desentrañe el carácter de opacamiento de la cuestión social y las justificaciones de la
misma en el marco del neoliberalismo y la direccionalidad que asume el proceso de acumulación capitalista, y otro
sobre las construcciones de objetivos pertinentes en relación a la estrategia profesional más inmediata.

La importancia de repensar el carácter social de las necesidades vinculadas a los derechos sociales en
contraposición a la individualidad de los satisfactores a partir del consumo, permite valorar la significación de la
intervención en la construcción de las relaciones sociales desde los espacios diversos en los cuales se desarrolla.

FICHA DE CATEDRA

Estrategias de intervención: el momento de la devolución en la intervención institucional. Ficha de cátedra.


Gabriela Rotondi.

Introducción:
La intervención en las instituciones demanda una rica tarea de análisis que enfatiza una dimensión
particular de la acción: la REFLEXION. La Devolución implica en el proceso una instancia de recuperación de las
palabras, de los sujetos y del profesional.

La devolución de lo producido en la intervención analítica plantea diversos aspectos claves:

 Posición/posicionamiento en la intervención y cuidado con criterios éticos.


 Reconstrucción de los principales aspectos de la intervención.
 Proceso de construcción profesional- dar cuenta del particular aporte del trabajo social -. Puesta
en juego de nuestras competencias.
 Develar y revelar.
 Palabra profesional/palabra del sujeto.
 La devolución le plantea a la institución de aportes organizados ( ej. Las dimensiones) que le
permitan objetivar y poder planear al cambio.

Desde dónde organizar la construcción del dispositivo de devolución:

Repensemos la idea de estrategia, que es un curso de acción propuesto que se vincula con lo deseable y lo
posible, que es viable. La devolución implica tener presente la idea de DISPOSITIVO.

Teniendo en cuenta ello, definir una estrategia de devolución del análisis, nos liga a los actores principales
de un escenario particular, que en definitiva son quienes dan curso a las estrategias. Nuestra intervención en el
momento de la devolución apunta a consolidar procesos lo mas autónomos posibles.

Cuestiones a considerar:

1. Tendremos que contar con los insumos necesarios para la devolución. Al momento de efectuarla,
deberíamos tener:
 clara visión del escenario y su contexto.Este momento solo es posible si avanzamos en los pasos
previos.
 habremos trabajado nuestro análisis en relación a los analizadores definidos en el equipo, y dado
curso al análisis de los mismos.
 aspectos éticos que hacen a un análisis institucional desde una visión profesional que aporte y
apoye la reflexión de los sujetos, sin construir situaciones que vayan contra el secreto profesional,
por ej. Fundando con los sujetos las bases de la evaluación.

2. Importante tener presente criterios para la devolución del análisis.


 las instancias de devolución aportan en relación a procesos que transcurren en la vida
institucional, problemáticas ligadas a las comunicaciones, entropía en la información, zonas de
poder y de contra-poder desde los diferentes espacios y territorios de la institución. Problemáticas
provocadas por modificaciones en la estructura institucional, contradicciones en relación al
proyecto institucional, posiciones y roles de los sujetos, posición del sujeto principal de la
institución, etc.
 Tener presente los sujetos con quienes se ha trabajado y las diversas instancias que pueden
favorecer la devolución, total o parcial.
 La estrategia de devolución se hará en el marco del conocimiento de las dimensiones
institucionales, sus contenidos y sus zonas incongruentes, sus desafíos e interrogantes.

Como construir la estrategia.


 Fundamentar su marco, desde donde estamos construyendo la estrategia y con que sustento
metodológico y epistemológico previo.
 Definir objetivos claros y concisos que permitan definir el sentido de la devolución, definir que clases de
dispositivo es. Responde a la pregunta de la intencionalidad de la devolución.
 Definir claramente quienes son los destinatarios (grupos clase, visión global de la institución). Dependerá
de cómo se trabajo previamente. Implica analizar a los interlocutores de la instancia de devolución.
 Definir que papel vamos a jugar en la devolución. La metodología que hayamos utilizado ya es en sí un
dispositivo, pero en esta instancia quedará expuesto con mayos claridad nuestro papel.
 La devolución pretende popularizar el análisis, dar cuenta del desenmascaramiento de situaciones no
conocidas y divulgadas por todos, que pretende dar pie al surgimiento de las capacidades y
potencialidades instituyentes de los sujetos.
 No es conveniente realizar devoluciones escritas a menos que constituyan una forma clara de apropiación
de los saberes institucionales hacia todos los miembros; puede ser utilizada como herramienta de poder
de algunos sujetos.

RECORDAR QUE LA DEVOLUCIÓN NO ES UN MONOLOGO.

¿A dónde apuntar entonces?

DESDE NUESTRA POSICIÓN: ALGUNOS APORTES NO EXHAUSTIVOS.

Dimensión de la cultura organizacional:

1. aportar en la democratización desde las posiciones de los sujetos específicos que circulan en la
organización. Democratización para apuntar a procesos, donde sujetos posicionados desde diversos
lugares se presentan como sujetos de derecho, humanos y sociales. Donde las necesidades y demandas
involucran la base material, las reivindicaciones propias de participación y de democratización de las
relaciones y las prácticas autónomas.
2. Impulsar resoluciones desde las posibilidades y recursos de la organización / institución.
3. La cuestión de los imaginarios sociales es inseparable de la problemática del poder. Interrogarnos sobre la
naturaleza del poder supone observar claramente los dispositivos sociales e institucionales también en la
dimensión de los sujetos. Cuales son los soportes de los disciplinamientos de los cuerpos en la escena
institucional.

Desde la dimensión organizativa:

1. concreción de rupturas, particularmente con la repetición de la narración de los actores de la organización.


Objetivar los rasgos de repetición desde las diferentes posiciones de los sujetos en la organización. Estos
son rasgos que ligan al autor con lo instituido. Sin embargo, entre las margenes de lo instituido se debate
lo instituyente. Se trata de romper la repetición y permitir el surgimiento de lo instituyente.
2. facilitar la explicitación de lo diverso y lo plural, de los distintos actores. No solo atendemos a la voz que
convoca para la intervención.
3. descubrir junto a los sujetos los deslizamientos de sentido que vuelven equivalentes cuestiones disímiles.
4. revisar las posiciones de los sujetos y el ejercicion de los roles y funciones de las organizaciones,
intentando poner vallas a los mandatos de exclusión en el desarrollo de politicas publicas cada vez mas
excluyentes.
5. reconocer las posiciones de sujeto definidas desde la interacción particular que supone compartir una
organización como espacio de trabajo o de resolución de necesidades atendiendo también a revisar la
relación con los sujetos principales que dan sustento a la existencia de la organización.

Desde una dimensión histórica:


1. descubrir las tramas invisibles que se tejieron durante los procesos de institucionalización. Mandatos
sociales, de clase, sector, etc.

Desde una dimensión metodológica:

1. importante apuntar a reflexionar nuestra acciones, teorizar, sistematizar e investigar la realidad de las
instituciones – organizaciones. Rescatando conocimientos que tenemos pero avanzando en el
reconocimiento de elementos nuevos. Objetivar los modos de organizarse de la institución. Poner a pensar
a una organización su forma de construir la tarea es un elemento clave para los cambios.
2. atender a los criterios metodológicos del AI-AO: constitución preferentemente, de un equipo que actue
como caja de resonancia de la tarea de intervención institucional.
3. concretar previamente una cuidadosa mirada respecto de los analizadores a tener en cuenta. La instancia
de devolución puede aportar insumos para consolidar o no los analizadores.

Desde una dimensión comunicacional:

1. la importancia de que la palabra de los actores ocupe la escena institucional es una preocupación clave de
la instancia de devolución. la diversidad de la palabra y de las diversas formas de expresión del colectivo
institucional. Idea de “paridad” permite poner en común sin jerarquías de aporte. La paridad no implica
una falsa idea de “igualdad”, sino que se valora la particular mirada de cada actor en la lectura
institucional.
2. mirar la comunicación articulada a la dimensión organizativa nos permitirá imaginar y prever cambio que
instalen nuevas formas y canales de comunicar.

Desde el contexto:

1. instalar un enlace de la institución con el contexto es una de las claves del momento de devolución,
objetivar causas y motivos de la construcción institucional nos remite a buscar respuestas en la
construcción social de la realidad. Esto rompe toda posibilidad de asumir lecturas funcionales o parciales
de la realidad de una institución.

AYUDA MEMORIA. PLANEAR LA DEVOLUCIÓN: responsabilidad del profesional.

Considerar:

 hacerse una composición del lugar, pensar la escena institucional.


 Definir objetivos de la intervención profesional de esa instancia, de acuerdo a lo que observamos
como posible.
 Construir hipótesis de la actuación de los actores institucionales.
 Considerar el desarrollo de los estaciones sociales.
 Reflexionar acerca de hasta donde devolver.
 Proponer interrogantes claros y ordenadores.

Conclusiones

Reconocer la instancia de devolución como un momento de encuentro entre los diversos aportes de los actores del
proceso de intervención nos permite poner el acento en la instancia como un momento de reflexión y puesta en
común de las diversas lógicas que habitan en la institución. Encontrar una modalidad que permita a los actores
institucionales realizar su propio análisis y recibir aportes de un agente externo es una de las claves de la
devolución.

La devolución es un momento en el cual el TS pone en debate su propia competencia para acercar a los sujetos
que habitan la institución una lectura y una opción de cambio de las condiciones/situaciones institucionales. Es tal
vez en esta instancia donde los profesionales hacen su aporte de manera más evidente para impulsar procesos de
cambio en los espacios sociales institucionales.

Esto no combate un orden económico, pero si un orden de significaciones. Y he aquí una particularidad de las
estrategias de cambio en el AO que proponemos. Y no estamos diciendo que la continuidad de las injusticias se
remite a este aspecto de lo simbólico. Sino que EXISTEN CONDICIONES MATERIALES Y SIMBOLICAS QUE PLANTEAN
LA CONTINUIDAD DE UN ORDEN INJUSTO. Pero que nuestra tarea se centra particularmente en la modificación de
significaciones. Este es uno de los sentidos claves de la intervención en instituciones: abordar las significaciones en
las instituciones y proponer opciones de cambio. Y en esta tarea el momento de devolución es un momento clave
para jugar la chance de cambio de una institución.

.
Michael Seguier. “Una introducción a la Auto evaluación. Crítica Institucional y Creatividad Colectiva (CICC)”.
Unidad V (resumen de desconocida)

Introducción

El campo social esta surcado y entretejido por instituciones que lo determinan y que trabajan en él.

Todas las instituciones se ven cuestionadas en una sociedad con menos y menos certezas y normas, y que se
manifiesta cada vez más compleja. Personas, grupos e instituciones toman cada vez más y más conciencia de la
inadecuación de sus medios frente a las inmensas tareas de transformación de esta sociedad.

Un primer paso en el camino de la respuesta a estas preguntas, es lo que intenta la “Critica Institucional y
Creatividad Colectiva”.

En las experiencias de Critica Institucional se han podido percibir evoluciones:

- La liberación de la palabra, permite aclaraciones que resultan muy luminosas para el grupo;

- La aceptación de una mirada exterior a la institución, facilita una ampliación de la visión;

- El mejor conocimiento del medio inmediato de acción de la institución y de su realidad sociopolítica, obliga a una
toma de conciencia política y a una redefinición estratégica de sus ejes de trabajo;

- El descubrimiento de fuerzas presentes en la institución, que permite detectar nuevos puntos estratégicos de
tomas de decisión y nuevas definiciones de su poder;

- Una mejor planeación, permite realizar mejor estrategia que ha llegado a ser consciente; a nivel de los métodos
surgen nuevas experiencias, siempre más coherentes;

- A través de la Crítica Institucional de da una formación a la responsabilidad por el simple ejercicio de la expresión,
de la crítica y de la creatividad.

Los límites de ésta aparecen en instituciones que pertenecen a sistemas bloqueados, caracterizado por una
ausencia de análisis real del medio que lo circunda y de la realidad socioeconómica, de las fuerzas en juego, de la
distribución del poder, así como la ausencia de un cuestionamiento radical de la función de la institución.
En muchas ocasiones la crítica no ha tocado sino a la institución, sin llevar consigo más que un cambio superficial.
Los objetivos han sido mal definidos; los “miedos profundos” no han sido superados.

En fin, el conjunto de la institución no ha podido tomar conciencia de su realidad, más determinada que
determinante.

Nuestro método de C.I.C.C, parece más adaptado a instituciones de un tamaño pequeño o mediano, o para
sectores parciales de grandes organizaciones. Es, más que nada, el acompañamiento de un proceso conducido por
grupos, en una institución, con miras a su transformación y la de la sociedad.

Ubicación del método (CICC)

Una experiencia múltiple

El documento de trabajo ha sido elaborado a partir de muchas experiencias que han tenido que ver con tres tipos
de instituciones:

- Instituciones sociopolíticas;

- Instituciones pedagógicas;

- Instituciones comunitarias.

La mitad de estas instituciones tenían un alcance nacional o internacional.

La C.I.C.C se articula con otras actividades que un grupo interventor llamado INODEP lleva a cabo. Las distintas
actividades con las que se vincula y que se llevan a cabo son:

1- Los encuentros interculturales de formación, organizados en el INODEP.

2- Del apoyo metodológico a los grupos, otra de las actividades del INODEP, la C.I.C.C ha podido obtener como
experiencia valiosa, un hábito de acompañamiento en la búsqueda de los grupos, muchas veces desprovistos de
instrumentos teóricos de análisis.

3- A través de las encuestas concientizantes realizadas por el INODEP, la CICC ha podido verificar que los grupos
pueden, por si mismos, decidir sus hipótesis de investigación. Además por este medio, se ha podido ayudar a los
grupos de acción a tomar conciencia de la globalidad de sus problemas y de sus responsabilidades, así como de su
capacidad de encontrarles solución. Se han podido percibir mejor, las interdependencias conflictivas entre el
medio y la institución.

La experiencia misma de critica institucional a la que se ha sometido el INODEP como institución, con la presencia
de personas “exteriores“, que ayudan a la coherencia interna y externa, se ha podido percibir desde adentro los
niveles y grados de implicación que suscita la critica institucional. Su opción por la autogestión, ha permitido medir
mejor la amplitud de las implicaciones y de las exigencias de tal camino.

 Una opción “dialéctica”

Ubicación teórica (ejes de la experiencia)


1- El INODEP rechaza la óptica funcionalista que toma como presupuesto que las instituciones son neutras, y que
basta ayudar a cada una a ser más eficaz y a saber adaptarse mejor a su medio, sin cuestionarse acerca de su real
proyección y su impacto sobre dicho medio.

Ajustar a los individuos, o a los grupos, a sistemas que se suponen estables, rectificar comportamientos que
parecen desviados, no trabajar sino a nivel de los métodos, hacer todo lo posible para que los individuos, o los
grupos adopten los valores del sistema, es contrario a nuestra perspectiva sociopolítica.

Nuestra línea crítica, creativa y colectiva muestra bien que rechazamos todos esos senderos de recuperación de los
individuos, por medio del lastre de las ciencias humanas, para ponerlas al servicio de un sistema, del que no serian
sino ejecutores y reproductores.

Cuestionamos toda tentativa de hacer de nosotros, gentes que facilitarán la “regresión de lo político a lo
psicológico“, por parte de grupos que piensan que las soluciones fundamentales pueden ser sólo psicológicas, que
las relaciones interpersonales y los problemas personales permiten explicar todas las dificultades y las tomas de
posición, que lo político no es sino una dimensión aislable de la realidad.

2- Por otra parte, nos parece ingenuo, situarnos desde el exterior en una posición de destrucción sistemática de las
instituciones, por la acentuación de la “espontaneidad y la crítica arrasadora”.

La provocación es un momento necesario de la toma de conciencia, pero no puede constituir por si misma lo
esencial de una intervención.

Si es cierto que es necesario luchar sistemáticamente contra toda estructura dominante, es también cierto que
agentes venidos del exterior corren el peligro, con su crítica, de no dejar detrás de ellos sino un vacío, que será
rápidamente llenado por estructuras aún más conservadoras y recuperadoras.

Nuestra posición ha sido elaborada a partir de la experiencia de trabajo con grupos comprometidos en la
transformación de sus realidades. De aquí que nosotros nos abocamos a acompañar procesos de cambio, en los
cuales la dimensión política está presente y es determinante en el cuestionamiento de la sociedad, en y por sus
instituciones.

Este método dialéctico trata de poner en movimiento el conjunto del sistema social, de fomentar la transformación
de las estructuras y de los grupos, a través de un movimiento de crítica sistemática, es decir, a través de un análisis
riguroso de los tipos de relación de fuerza y de perspectivas, que están presentes.

Los cambios de organización deben traducirse en conductas nuevas y apoyarse sobre la potencialidad de nuevas
“utopías concretas”. Solo a partir de la realidad de las determinaciones sociales concretas, a partir de la detección
de las contradicciones y de las fuerzas posibles de transformación, se podrá realizar la elaboración de nuevos
sistemas de relación y de poder. En el cambio real de la vida de una población, es en donde se podrá evaluar la
validez de una crítica.

Para superar un ideal puramente tecnológico o burocrático, es necesario crear, en el interior y en el exterior de
cada institución, la posibilidad de autogestión, y el espacio de libertad que permita no estar sometido a las
situaciones sino dominarlas. Por esta razón, se deben detectar y responsabilizar, los elementos capaces de dar a la
institución un compromiso significativo en esta línea. La institución debe ser capaz de definirse claramente en
cuanto a su papel y a su acción, de reestructurarse frente a las mutaciones sociopolíticas del medio, y a
promoverlas.

Esto no puede realizarse sino por una autocrítica colectiva de los que trabajan en el interior de diferentes
proyectos, por medio de una acompañamiento metodológico capaz de desarrollar su capacidad de análisis y de
organización de la acción. Esto desembocará en una renovación de la estrategia y en la transformación de las
relaciones de fuerza.

Se trata de un análisis metódico, asumido por la institución mima, con un acompañamiento sistemático.
 Un acercamiento Pluridisciplinar

La institución no tiene sentido sino en relación con la sociedad.

Es posible situar a la institución, por acercamientos sucesivos, en la sociedad global.

1- Observación de la sociedad global:

Entendemos por realidad global el conjunto de la coyuntura. Pensamos que una institución debe situarse en
relación a esta realidad y definir cuáles van a ser sus opciones en el terreno de las fuerzas contradictorias, y con
qué corrientes va a establecer su solidaridad.

La realidad esta compuesta de múltiples elementos de diferentes tipos, que pueden diversificare de dos maneras:

- por capas horizontales:

Capas que tienen los mismos ingresos, los mismos intereses económicos.

- por sectores verticales:

Cada uno agrupa a personas que pueden pertenecer a niveles elevados o bajos, en la jerarquía social. Estos
sectores verticales tienen la propiedad sociológica de dar a sus miembros un cierto espíritu, una manera de ver las
cosas, una mentalidad común. Estos sectores verticales son integrados a nivel de la mentalidad colectiva de sus
miembros.

Ordinariamente se distinguen en toda sociedad global los siguientes sectores:

- Administración;

- Educación;

- Ejército y policía;

- Iglesias;

- Grupos étnicos lingüísticos.

2. Localización del medio de inserción

Es la zona más inmediata que, por una parte, determina a la institución, y, por otra parte, puede ser influenciada
por su acción. Sería más o menos amplio, según la institución tenga alcance internacional, regional o local.

Una institución no toca el conjunto de la realidad. Está situada en un medio, que a su vez está situado en un cierto
nivel en la pirámide y más encuadrado en ciertos sectores verticales.

3- Focalización de la institución:

Podemos así percibir mejor el campo de acción de la institución, su impacto posible, así como sus determinaciones
externas. Se pueden apreciar mejor las diferencias entre su proyecto de acción global, y el alcance real de su
acción; entre la situación real de sus miembros en la sociedad, y sus referencias teóricas.
El esquema de la CICC ilustra bien, tanto la necesaria confrontación institución-sociedad, como el acercamiento
plurisdisciplinar del método.

Se trata de conservar al mismo tiempo, todas las dimensiones del análisis, porque visiones parciales que no le
permiten considerar verdaderamente su realidad.

Es necesario tomar en cuenta, a la vez, cinco dimensiones:

- Sociedad global;

- Medio de inserción;

- Estrategia y tácticas;

- Estructura y dinámicas;

- Métodos.

Por otra parte, es necesario distinguir tres etapas:

a) Expresión y descripción de la realidad. El análisis debe partir del material concreto, aportado por los miembros
del grupo; este material revela ya, la lectura, que de la realidad, hacen los miembros del grupo, así como sus
opciones de base;

b) Crítica del material, la cual consiste principalmente en una toma de conciencia por parte de los miembros del
grupo, de las distancias entre las palabras y los hechos, los desajustes o las contradicciones que el grupo encuentra
en su acción;

c) Creatividad, que consiste en que el grupo mismo determine los cambios que le permiten seguir adelante, con
nuevos programas más coherentes.

Cada etapa implica, y está implicada, por las otras dos, pero el distinguirlas permite una mayor claridad en la
marcha del análisis.

Se trata de un acercamiento pluridisciplinar, que toma elementos, ante todo, de la economía y de la política, que
realiza precisiones ideológicas a partir de los datos de la sociología y de la psicología social.

Es necesario inventar un cambio metodológico, que rechace las grandes evaluaciones-diagnóstico, realizadas por
especialistas extraños a la institución, y que no comprometen realmente al conjunto de los miembros de la
institución. Esto no afecta sino al nivel más alto de la institución, y es muy débil la movilización real de dicha
institución y de la población implicada.

El CICC quiere seguir este nuevo camino metodológico, en una perspectiva de autogestión. Los resultados se
operan en la conciencia de los miembros de la institución, y se traducen en transformaciones visibles a nivel de las
estrategias, de la estructura y de los métodos.

Así mismo, los acuerdos mínimos entre la institución y el equipo de acompañamiento son las líneas de fuerza
subyacentes que posibilitan que la CICC pueda ser fecunda. Ellas son:

- En cuanto a la sociedad: las estructuras mentales y sociales están ligadas a una historia colectiva y tienen un
sustrato económico; su transformación requiere de una acción política;

- En cuanto a la estrategia: para que una acción perdure, se requiere de una estrategia que sea elaborada por el
conjunto de los miembros de la institución, y que sea clara para todos;

- En cuanto a la estructura: las estructuras cambian a través de tensiones y conflictos; la institución misma debe ser
un campo de experimentación democrática;
- En cuanto a los métodos: éstos no son neutros, y se elaboran en la acción; la autoevaluación permanente está
ligada a una lucha contra la inercia institucional y a una formación continua;

- Todo el trabajo parte del análisis de la realidad y esto, a dos niveles:

1- De la sociedad global, que es determinante para la institución;

2- Del medio concreto de implantación y de acción, de esta institución.

Se trata de la crítica de las relaciones entre la sociedad y la institución. La CICC está centrada en la acción y la
práctica, y sus efectos reales deben poder medirse en los cambios visibles al exterior, o al interior, de la institución.

Metodología

Una manera de clarificar los fines y los métodos de la CICC, es el establecer una comparación con otros tipos de
intervenciones. Lappasade y Lourau definen tres niveles de análisis y de intervención:

1- La intervención psicosociológica: conservamos las tres fases distinguidas por Max Pagés: toma de conciencia-
diagnóstico– acción. “La fase de la toma de conciencia consiste en localizar las dificultades sociales desconocidas
hasta entonces. En el estadio de toma de conciencia, estas dificultades son percibidas aún, de una manera
sectorial:no están relacionadas las unas con las otras”.

2- La intervención organizacional: no tomamos prácticamente nada.

3- La intervención socio analítica: en ésta tomamos muy en cuenta sus diferentes elementos:

 Análisis de la petición de intervención: que comprende la petición oficial de los responsables de la organización,
su petición implícita, oculta en ocasiones, detrás de la petición explícita, y las expectativas del grupo de miembros
de la institución y de beneficiarios de la organización. El conjunto de responsables de la organización y el grupo de
miembros de la misma, son el colectivo con el que se trabaja en la intervención. El colectivo de la organización, las
determinaciones de lugar y de tiempo de las sesiones, es el campo de intervención socio analítica;
 La Autogestión de la Intervención por el colectivo de la organización: el colectivo de la organización debe auto
conducirse en cuanto a horarios, números de sesiones, relación entre las sesiones de análisis y las otras actividades
cotidianas. Se analizan los obstáculos que se presentan a la autogestión de las sesiones, los límites que tiene,
evidentes o no; todo lo cual revela las determinaciones institucionales ocultas;
 La regla de “decirlo todo”, o de la libre expresión: se trata de devolverle a la organización en las sesiones, lo que
“institucionalmente” no se dice, los rumores, los secretos de la organización, las pertenencias a uno u otro
subgrupo. No faltan los obstáculos para restituir completamente a la institución este saber; se analizan estos
obstáculos, como reveladores de la estructura institucional, y de los no- saberes que rigen a las instituciones;
 La elucidación de las implicaciones cruzadas que se dan, por el hecho de la pertenencia o rechazo a subgrupos,
categorías, ideologías y otras particularidades de la organización, que vienen a negar la pertenencia común de
todos, a la misma;
 El análisis de las retroalimentaciones del investigador-interventor que hay en el socio analista: el analista da la
respuesta que da el grupo de socio analistas, frecuentemente sin saberlo, al proceso de análisis colectivo.
Reconocer estas retroalimentaciones, es adelantar la parte principal del trabajo socio analítico. Los obstáculos que
se dan para reconocer tal retroalimentación, constituyen lo esencial del terreno de análisis;
 La elaboración o la elucidación de analizadores. Por analizadores se entiende, elementos que, por las
contradicciones diversas que introducen en la lógica de la organización, ayudan a expresar los elementos
determinantes de la situación. Estos son los analizadores naturales. Por el contrario, los elementos que revelan la
estructura institucional, constituyen analizadores elaborados para favorecer el dispositivo socioanalítico de
intervención, el cual es el analizador experimental de base.

Llaves de lectura
Son pistas de búsqueda, preguntas a hacerse, puntos de referencia, que dan luz sobre cosas que no se dicen, sobre
las ambigüedades que ocultan los mecanismos institucionales.

Se descubren en la práctica misma de la CICC. Conciernen al medio de inserción.

Cada una de ellas debe situarse dentro de un conjunto y debe permitir a los miembros de la institución, el detectar
mejor los lugares donde surgen su pensamiento y sus acciones.

A) de la situación de la institución

1- Coherencias mínimas necesarias

Una institución progresa superando crisis. A este nivel, una coherencia total no es, ni posible, ni aun deseable. La
incoherencia proviene de una inadaptación latente entre dos sectores de una institución. El análisis busca
explicitarla para que, hecha alternativa y opción clara (es decir conflicto) se pueda dar un paso adelante. Cuando
las mismas son demasiado grandes, la institución se pone en peligro.

En el análisis, pues, se pregunta qué incoherencias existen entre:

a) La finalidad del grupo o institución ,y su inserción en la sociedad global (medio). La situación misma de una
institución, en el interior de un medio dado, puede tender a esclerotizarla. Sus incoherencias deben se
descubiertas, si se quiere reforzar la acción de la institución, en la línea que ella misma que se ha impuesto;

b) Entre institución y su medio de inserción: aquí hay que preguntarse sobre las cuestiones de “estilo” de la
institución. La lengua, el lenguaje, los edificios que se usan, los horarios, etc., pueden establecer verdaderas
barreras entre una institución, fraguada en su propia lógica, y el medio en la que quiere ser eficaz y que puede
pertenecer a otra clase social;

c) Entre las finalidades que se expresan y las que realmente se persiguen: siempre hay una distancia entre lo que
se dice y hacia lo que se tiende realmente. Cómo se emplea el tiempo, la repartición del presupuesto, la red de
relaciones, revelan frecuentemente la prosecusión de finalidades bien diferentes a las que se anuncian en el
proyecto original;

d) Entre la finalidad y las estructuras de la institución. Una de sus causas puede ser la desadaptación o la
incoherencia de las estructuras;

e) Entre la finalidad y los métodos: al bajar los grandes planes, la incoherencia puede encontrarse en los métodos
empleados.

2- Los principios básicos de los movimientos sociales

Los tres principios de los movimientos sociales, según Alain Touraine en su “Sociología de la Acción”, constituyen
una llave de lectura sencilla que permite detectar mejor la naturaleza de la institución. Ellos son:

 El principio de identidad. Todo movimiento social se da a sí mismo una identidad al declara a quién
representa, a nombre de quién habla, qué intereses protege o defiende. Es su definición la que le hace socialmente
identificable y significativo;
 El principio de oposición. Un movimiento social lucha siempre contra una resistencia, un bloqueo, una
fuerza de inercia. Tiene necesariamente, adversarios;
 El principio de totalidad. Un movimiento social actúa en nombre de ciertos valores superiores, algunas
verdades de base reconocidas por todos los miembros de la colectividad. Un cambio de orientación, generalmente
está acompañado de un cambio de su principio de totalidad.

3- Envejecimiento y burocratización
Una institución puede ser comparada con un organismo vivo: responde, reacciona a los estímulos de su medio
ambiente. Toda organización ha sido creada par responder a ciertas necesidades, demandas y estímulos. Hay
envejecimiento de la institución cuando las estructuras o los miembros de la institución no cambian más. Terminan
no percibiendo los nuevos estímulos, no pudiendo reaccionar. La institución se dedica entonces a la repetitividad.

Para atender a este envejecimiento, es necesario utilizar los recursos de la institución, que hasta entonces no
estaban en contacto directo con el medio ambiente y sus estímulos.

Toda institución oscila entre dos polos contradictorios: la espontaneidad y la creatividad de sus miembros por una
parte, y por otra, la organización de las decisiones y el control a nombre de la eficacia. No es posible que todos los
miembros sean consultados respecto de todas las decisiones, en todo momento.

Existe burocratización cuando aquellos que son delegados por los demás para tomar ciertas decisiones y llevar
cierto control, se autonomiza y acaban por reproducir dentro de la institución, la división social del trabajo que se
da en el sistema dominante: pensadores- ejecutores, intelectuales- trabajadores manuales, teniendo los primeros
un poder no revocable por la base.

Se tratará, pues, de favorecer el polo de la creatividad colectiva, para que la delegación del poder esté decidida y
definida claramente por la base.

Existe siempre una división técnica de tareas. Surge el problema cuando esta división técnica se hace una división
social.

B) de sus polos de tensión

1- Necesidades fundamentales

Una tensión consiste en mantener a la vez los objetivos de la institución y responder en una cierta medida a las
necesidades vitales de sus miembros. Un mínimo de respuesta a los intereses de los miembros es necesario para la
supervivencia de una institución.

2- Nudos y nebulosidades

a) El fenómeno- autoridad

Tratar el problema del poder es, no solamente tratar el problema de las relaciones de fuerza, si no sobre todo el de
los mecanismo de legitimación del poder, y el del “fenómeno- autoridad“. En efecto, todo poder actúa y se
refuerza por sus legitimaciones, se oculta detrás del fenómeno- autoridad.

La primera mistificación a la que da lugar este concepto es la de hacer aparecer a “la autoridad” como la exigencia
de la sociedad entera sobre el individuo, cuando de hecho, no puede ser sino la justificación, la legitimación
abusiva del poder de una minoría sobre una mayoría, el intento de explicación de las relaciones de dependencia:
de aquí su carácter aparente de inevitabilidad.

La segunda mistificación consiste en hacer recurso manipulador a la creencia en una trascendencia (Dios, el
partido, el bien común, la patria, la familia, etc.) que se constituyen como referencias totalizante que permiten
montar el esquema: valor supremo- jerarquía- legitimidad.

Las manifestaciones del “fenómeno- autoridad” son numerosas y diversas, pero se sitúan siempre entre un primer
recurso a la fuerza, y un último recurso a la fuerza, en caso de trasgresión.

Dicho fenómeno, cuando es la sustitución de la violencia, permite obtener, por un conjunto de medios, una
relación de dependencia que asegura un poder reconocido, más aún, deseado: el superior domina, el inferior se
somete. En fin, en su proceso de sacralización, tiene necesidad de rodearse de un mínimo de misterio, de secreto,
de distancia, todo lo cual forma la aureola de lo “mágico“.
En la conjunción de estos tres elementos: referencia a una trascendencia, asimilación de la relación de
dependencia, recurso al ministerio, es donde se sitúa, se desarrolla y se impone el fenómeno- autoridad. En
ausencia de uno de estos elementos, no se trata ya del fenómeno- autoridad, sino más bien, de la dominación y de
sus mecanismos.

El estar atento a estos tres elementos y a la manera como son interiorizados en el inconsciente colectivo del grupo,
permite saber a qué fuerzas ocultas se deben enfrentar la búsqueda autogestionaria, tanto a nivel de los que
detentan el poder, como al nivel de los que no lo soportan.

b) El secreto

Elemento de sacralización del fenómeno- autoridad, se manifiesta también con una regla de oro de las
instituciones, cualquiera que éstas sean. Esta regla de oro lleva nombres diferentes, pero su función es siempre la
misma: proteger el poder, reforzar el fenómeno- autoridad. Secreto profesional, secreto de estado, etc., producen
al fin de cuentas, una discriminación.

Los secretos, aún cuando han cambiado de forma, han existido siempre para defender privilegios.

El imperialismo del secreto se manifiesta a través de fenómenos, que aparecen:

- En el campo socio psicológico. En él aparecen fácilmente dos tipos de comportamiento, la ostentación y el


repliegue o rechazo.

El secreto que hace singular y valiosos a un sujeto, le confiere un prestigio doble: un prestigio de nivel, que provoca
la discriminación, y un prestigio jerárquico que confiere a la vez valor y poder.

El secreto que permite aislarse, levantar fronteras infranqueables, comportamiento de repliegue o de rechazo, crea
la penumbra en la cual se sitúan los que se creen investidos de una misión particular (referencia mítica), y los que
rechazan la confrontación de sus privilegios o que tienen mala conciencia;

- En el campo ideológico. Una doble estrategia del secreto permite al grupo dominante el mantenerse o reforzar su
poder:

 una estrategia de conquista: en ella los detentores del secreto buscan a la vez el ganarse aliados
haciéndolos cautivos del mismo (e comparte una fracción del secreto), y establecer una guerra de secretos con
sus rivales, a fin de arrancarles los suyos;
 una estrategia de disfraz: en ella el silencio es el triunfo: silencio sobre los verdaderos secretos, silencio
que hace creer que hay secretos donde no los hay.

c) El dinero

Condiciona fuertemente el funcionamiento y la evolución de las instituciones; su poder es siempre ambiguo;


dinamiza las posibilidades de creatividad o las mata, libera a los miembros, o a una parte de los miembros, de la
institución, o los esclaviza. Puede estar en el dominio de las realidades conocidas, explícitas, de la institución, o
puede caer bajo la ley del secreto.

Por esto una CICC no puede esquibar el análisis del “dinero”: de dónde viene, cómo circula, quién lo administra,
etc. Se ve la necesidad de un análisis de la política financiera, la verificación de su coherencia con la finalidad de la
institución y con su política general.

Tarea exigente, ardua, a la cual deben asociarse todos los miembros de la institución, porque el problema del
dinero muy frecuentemente es un área bloqueada, aun en las instituciones “no lucrativas” y de carácter social.
3- Las tolerancias internas y externas

Muchas instituciones tienen la tolerancia como ideal. En el interior de la organización, esta tolerancia respecto de
conductas, normas, valores diferentes entre los miembros, se llama pluralismo. Y en el exterior, la tolerancia frente
a su medio de inserción se vive como apertura.

La falta de pluralismo produce la uniformidad, y la falta de apertura al medio produce la fosilización. En ambos
casos, la creatividad del grupo queda mortalmente herida.

Sin embargo, la CICC se aplica a buscar las fronteras más allá de las cuales la institución no puede extenderse en
esta doble tolerancia: la frontera más allá de la cual el pluralismo interno desemboca en oposiciones insuperables
y la apertura al medio termina en una disolución de la institución.

Lo que puede hacer CICC es animar la búsqueda y la reflexión de los miembros de la institución sabiendo que las
fronteras pueden ampliarse en función de:

- La fuerza de identidad de la institución;

- La permisividad del medio y la permeabilidad de las fronteras;

- La relación estrecha con los miembros de la institución;

- La finalidad y naturaleza de la institución;

- Su tamaño;

- Su momento histórico de desarrollo;

- Sus relaciones satisfactorias con los miembros de la institución;

- Su aptitud para el cambio.

4- La pertenencia a la institución

En torno al problema fundamental de la pertenencia a una institución, hay cuatro pistas de búsqueda a explorar:

- Los motivos de pertenencia. Frecuentemente existen diferencias entre los motivos explícitos y los motivos
implícitos en cada uno de los miembros. La pertenencia a la institución puede ser para los miembros un bien
precioso que pagan al precio que se les exige, y en el que encuentran frecuentemente ventajas insospechadas;

- Además de la suma de motivaciones individuales, la institución posee una especie de monopolio de la


pertenencia. ¿Quién lo ejerce, quién es el que admite y quién es el admitido?. Por otra parte el hecho de saber si el
monopolio está basado en un producto o en un ideal, es también revelador.

- La pertenencia se traduce en la práctica en una cierta ortodoxia, tanto a nivel de las normas, como a nivel de los
valores. Toda institución excluye ciertos comportamientos e impone otros. ¿Cuáles son?.

- Finalmente, las formas de integración a la institución o de “socialización institucional” son igualmente, un


elemento significativo que hay que estudiar. Toda institución proporciona castigos y recompensas. Una institución
fuertemente ideologizada, va a definir “la verdad”: lo que es la justicia, la cultura, la fidelidad. Los que se someten
a esta verdad se sienten congruentes con la institución, apreciados en sus relaciones. Los que se apartan de ella
ven disminuir su credibilidad y su poder.

C) de sus mecanismos

1- Progreso a través de conflictos


Hoy se aprecian más las posibilidades del hombre. Sin embargo, el individuo vive una tensión entre el deseo de
una libertad personal y las estructuras sociales. En términos socio analíticos, el “yo” esta jaloneado por:

- El principio del placer (libertad sin trabas), por una parte y por otra, el “superego” (ley, normas, deber,
sentimiento de culpa interiorizado);

- El principio de realidad (restricciones sociales, estructuras).

Estas fuerzas dinámicas van por pares y se oponen entre ellas (deseos- leyes, libertad- restricciones).

De su relación dialéctica depende el equilibrio del conjunto. Estas dos fuerzas tienen una orientación, una energía;
su resultante tiene por meta los fines perseguidos por la institución, y determina las zonas de restricción y de
libertad del individuo.

En las estructuras sociales, dos elementos son de importancia primordial:

1) Un conjunto de ideales, de fines e intereses propios de la sociedad, que son considerados como fines legítimos
por todos los miembros o por la mayoría. Son cosas por las que vale la pena trabajar;

2) La reglamentación y el control de los medios aceptables para conseguir estos fines legítimos. Son los medios
institucionalizados, mandados o autorizados, para lograr sus fines y objetivos.

Noción de conflicto

El conflicto es un mecanismo que permite el cambio social en la medida en que se produce, por razones internas o
externas, el rechazo de la situación inmediatamente anterior.

La situación conflictual genera cambios.

Favorecer un conflicto es aceptar el considerar que el bien de la colectividad debe ser llevado en las manos de
todos los miembros y no solamente por aquellos que son representantes oficiales; es impedir que la institución
llegue a ser para sí misma su propia finalidad, y sus dirigentes los detentores absolutos del poder; es también
querer que se manifiesten los intereses antagónicos que se dan al interior de la estructura, para permitir una
modificación permanente y autoevaluada.

El conflicto que se da en una institución en forma rara y excepcional, reviste una intensidad dramática, mientras
que considerado como una técnica de cambio social, querido y manejado, resulta una forma de regulación de los
grupos que se asumen a sí mismos, compartiendo el poder confiado, hasta entonces, a una minoría.

Cuando una estructura admite el conflicto, dispone de un medio importante para reorientar las condiciones de
equilibrio y para modificar las relaciones de poder.

El conflicto no tiene valor si no en la medida en que tiene una función de analizador, es decir, que tiende a poner
en evidencia los componentes de un grupo constituido, y sus interrelaciones y acciones, a fin de captar las causas
del mal funcionamiento o del bloqueo, y remediarlas. Pero esto es necesario quererlo, porque significa aceptar
que aparezcan a los ojos de todos, las contradicciones hasta entonces mitificadas y mistificadoras.

En una institución, se encuentran dos maneras de manejar esta tensión fundamental, estas fuerzas dinámicas y
estos modos de adaptación. La institución evoluciona pasando de crisis latentes a crisis abiertas.

La lucha se entabla entre dos grupos que tratan, cada uno de ellos, de arrastrar el conjunto de la institución
compuesta de conformistas, innovadores y ritualistas. Por una parte está el grupo de los que han aceptado una
responsabilidad oficial en la institución y por otra parte uno, o varios grupos de “rebeldes” que presionan hacia el
cambio. No hablan ambos el mismo lenguaje y la institución progresa a partir de su confrontación.
2- Ocultación recíproca de lo político y de lo psicológico

Todos hemos tenido la experiencia de éste en la vida diaria, las verdaderas razones de una actitud, de un
comportamiento, de una elección permanecen ambiguas, ocultas tanto para los sujetos mismos como para los
observadores.

Nuestra práctica y la experiencia de la CICC no han conducido a constatar que en numerosas instituciones, los
problemas afectivos de relaciones personales (que surgen en el campo psicológico), son interpretados y tratados
como problemas de orden ideológico o estratégico; igualmente, los llamados problemas políticos, son en
ocasiones problemas que surgen de la psicología.

Por otra parte, cuántas veces se ha visto a una institución hablar de bloqueos estructurales, cuando se trata, de
hecho, de bloqueos en las relaciones, y viceversa.

A partir de la clarificación de la problemática, pero también a lo largo del proceso de descripción de crítica y de
creatividad, la CICC ha de facilitar a todos el evitar lo que hemos llamado: ocultación de lo político por lo
psicológico y viceversa.

Es de notar que aquellos que están establecidos en puestos de poder, utilizan más frecuentemente el
procedimiento de reducir cuestiones políticas a simples inquietudes psicológicas personales. Así, si alguno
cuestiona fuertemente la estructura, será inmediatamente sospechoso de tener problemas personales, sexuales,
de equilibrios mentales, o de integración social. Y a la inversa, cierta reducción simplista, que pretende que no
existen problemas psicológicos sino que todo es político, puede ser a apreciación de individuos que tienen poco
conocimiento de la amplitud y complejidad de las luchas de poder.

3- El analizador

Es un revelador de la estructura de la institución, un provocador de esta institución, que saca a la luz las
contradicciones y las coherencias. Es también un catalizador valioso de las fuerzas difusas, dispersas, no
expresadas. Su función principal es la de orientar hacia el futuro. Fruto del pasado, surge en el presente para abrir
los inéditos viables históricos.

En un sentido muy amplio, todo acontecimiento como todo elemento de la realidad, de la realidad restringida de la
institución, la del medio de inserción o de la sociedad global, puede jugar el papel de analizador (un
comportamiento que se desvía de lo común, una intervención imprevista, etc.). El carácter imprevisto, fortuito, no
conforme, es lo que le confiere el carácter de analizador: sorprende, cuestiona por lo inesperado. Además, todavía
es necesario que sea descifrado por los grupos implicados, es decir, reconocido como revelador de una estructura
social, de una estructura institucional y como provocador de la reflexión, como catalizador de los elementos de
transformación y de creación.

El impacto del analizador puede situarse en tres niveles:

- Ideológico: si cuestiona las finalidades de la institución, o sus metas, o su política general, o sus objetivos.

- Organizacional: si denuncia las estructuras y el funcionamiento de la institución como sus problemas de jerarquía,
de repartición del poder y del trabajo, etc.

- Psicológico: Si descubre los bloqueos o los choques de las relaciones interpersonales, y provoca tomas de
conciencia, el surgimiento de la dimensión del “deseo” que hay en cada uno, si libera las energías humanas.

Los diferentes tipos de analizadores

 El analizador “natural“. Todo hecho, todo acontecimiento, todo comportamiento es un analizador


potencial natural, que surge en un contexto dado cuando se reúnen ciertas condiciones objetivas y subjetivas. Es
poderoso en la medida en que surge de la realidad con su carácter espontáneo e inesperado;
 El analizador “construido“. En el curso de las intervenciones, el analista, en ocasiones construye
analizadores, para hacer emerger las verdaderas relaciones de fuerza y conducir a la clarificación de las diversas
problemáticas. La “construcción” de analizadores exige análisis de coyuntura, que tienen en cuenta los factores
tiempo (evitar lo caduco y lo repetitivo) y espacio (grupos presentes, efectos inducidos y que son contrarios a los
resultados deseados).
El analizador construido, tiene la ventaja de crear una situación que no podía darse sin este detonador. Toda
situación bloqueada en la que nada puede hacerse, exige la construcción de analizadores por parte del analista o
de los miembros de la institución, para crear este tipo de acto provocador saludable;

 El analizador externo e interno. El analizador externo posee una fuerza de provocación que no parece
tener el analizador interno.
El mejor ejemplo es el del analista mismo, el analizador de primer orden. Su sola presencia, juega el efecto de
revelador ayudándose de preguntas de lo que no se dice, del inconsciente colectivo, hará brotar lo que se deja de
lado. Extraño al grupo, podrá llevar su investigación hasta descubrir las estructuras, los sistemas, los mecanismos
conflictivos, antagónicos, de la institución. Papel que ninguno de los miembros podría llevar tan lejos.

Los analizadores externos pueden ser múltiples y muy diversos, puesto que surgen del medio ambiente de la
institución, con o sin relación directa con ella. Provocando reacciones en el cuerpo institucional, hacen aparecer las
inclinaciones, las alianzas, las diferentes estrategias. El analizador funciona mientras la autoridad se organiza y
vuelve a reaccionar, pero cuando desaparece como tal, ha engendrado ya a otros analizadores que lo continúan o
toman su relevo.

En efecto, cada situación, en un espacio y tiempo dados, engendra sus propios analizadores. Es necesario saber
leer el acontecimiento y hacerlo hablar.

Algunos criterios de lo que llamamos acto significativo:

1- Es necesario que este acto sea visible, es decir que supere el estadio de las intensiones. Es un hacer más que un
decir.

2- Es necesario que tenga una dimensión más bien socio psicológica. Cuando uno ve actos colectivos reflexiona, se
impresiona. Se dice uno que está frente a un fenómeno, y se pregunta dónde se encuentra uno en relación a este
hecho.

Es necesario que revele una expectativa inconsciente, que parta de una rebelión inconsciente.

3- Revela una posibilidad no experimentada: que algo era posible pero uno no sabía que lo era.

Crea una situación nueva. Cuando se ha realizado un acto significativo, se ha creado una nueva situación: no puede
ser simplemente como antes.

Tiene una dimensión más amplia que el hecho mismo, obtiene su poder de un aspecto simbólico.

Hay también un doble aspecto ruptura- solidaridad. Es necesario llegar a sentir las solidaridades que se dan en las
gentes, en los diversos grupos, y encontrar la ruptura que hará aparecer estas solidaridades y que las haga
fecundas.

4- En fin, desmitifica y hace caer los tabúes: compromete a las personas y las concientiza en la acción.

La proposición de los hechos significativos es un analizador construido, inducido con el fin de suscitar la creatividad
de un grupo, y de situar mejor, el valor de su acción permanente, habitual.
Esta definición de acciones posibles, empuja al grupo a una búsqueda de nuevos caminos y nuevas formas de
acción. La proposición de los hechos significativos es un analizador construido, inducido con el fin de suscitar la
creatividad de un grupo, y de situar mejor, el valor de su acción permanente, habitual.

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