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Actores y poder.
El poder remite a las relaciones de intercambio entre los actores institucionales y no tiene existencia por sí
mismo sino en una red de relaciones: “podemos decir que un actor posee poder cuando tiene la capacidad de
prevalecer su posición o enfoque en la vida institucional, de influir en la toma de decisiones, obtener
reconocimiento, espacios, recursos, beneficios, privilegios, cargos o cualquier otro objetivo que se proponga”
Los modos particulares en que en cada institución aparecen los clivajes y como se posicionan los actores
frente a los mismos, configurara distintas redes de poder. Conocer las zonas de clivaje es sumamente importante
porque permite que los actores puedan reconocer sus lugares. Los clivajes institucionales están relacionados con el
hecho de que en casa institución, cada actor y grupo de actores, hace uso de una fuente de poder (conocimiento
de la normativa, posesión de medios de sanción, manejo de medios de control de recursos, entre otros)
Actores y conflicto.
Los conflictos inciden de forma determinante en el desempeño de los actores en la institución. Se
relaciona con la multiplicidad de estrategias que os actores desarrollan con el objetivo de satisfacer sus deseos y
necesidades personales y profesionales.
La posibilidad de resolver las diferencias se relaciona con las capacidades de cada institución para
satisfacer los intereses, con las características de su cultura institucional, con la forma de asignar recursos y con los
modos en que históricamente ha resuelto los conflictos.
La participación.
Entendemos por participación al conjunto de actividades mediante las cuales los individuos se hacen presentes
y ejercen influencia en ese elemento común que conforma el ámbito de lo público. Genera el desarrollo de
sentimientos de pertenencia que posibilita afrontar situaciones de crisis y cambio.
Mecanismo clave en la organización de la inst y en sus fines. Implica la necesidad de comprometernos para
poder llevar adelante cualquier proyecto institucional.
ADRIANA ROSSI.
Concepto de instituciones: “cuerpos normativos jurídico culturales compuestos de ideas, valores, creencias,
leyes, que regulan las formas de intercambio social, que se particularizan en cada momento histórico
(sexualidad, vejez, tiempo libre, religión, salud, educación). Se relaciona con el Estado que hace la ley y desde
este punto de vista no puede dejar de estar presente en los grupos y las organizaciones. Prescribe modos
instituidos de desempeño a partir de la definición de roles” (Schvarstein,1999).
Organizaciones: “sustento material, el lugar donde las instituciones se materializan y donde tienen efectos
productores sobre los individuos operando tanto sobre las condiciones materiales de existencia como
incidiendo en la constitución de su mundo interno”.
Yazbek señala que “por la mediación de la prestación de servicios sociales, el TS interfiere en las relaciones
sociales. Esta interferencia se da por la dimensión socio-educativa (y política- ideológica) que puede asumir un
carácter de encuadramiento disciplinador o dirigirse para fortalecer las luchas de los sectores excluidos.
Cual es la idea del “otro” que se está privilegiando en las organizaciones de desempeño profesional? En los últimos
años, en el marco de la reforma del estado se ha apostado a la descentralización como garantía de participación
ciudadana y se han gestado muchas organizaciones. En muchos casos también se sigue operando desde la lógica
de la oferta, esto es, desde lo que la organización entiende que debe suceder y ofrecer y para lo cual el TS se
constituye en un “brazo ejecutor”. Los mecanismos de gestión de esas instituciones siguen siendo ortodoxos. Esta
cuestión aparece relacionada por una intervención que se funda en un desconocimiento de la población con la
cual se trabaja. Esto aparece como una necesidad urgente de saldar. La gente “está haciendo cosas” por fuera de
las organizaciones, que se están escapando al conocimiento de los propios profesionales dejando a éste atrás de
esos procesos. El TS puede operar como puente entre las demandas de los sectores excluidos y las organizaciones
estatales o no estatales, puede intervenir en el despliegue de interpretaciones alternativas a las hegemónicas que
puedan estar gestándose en el seno de la sociedad civil (aquin.) no se debe colocar al otro en lugar de objeto, sino
estaríamos sacándolo de la concepción de
Ciudadano.
La universidad de Antioquia de Colombia ha planteado que el trabajo social necesita, si quiere avanzar como
una verdadera disciplina científica, estructurar su saber y sistematizar sus campos de conocimiento de manera
adecuada. La polémica acerca del objeto y el método de la profesión, ha puesto de manifiesto la necesidad de una
terminología regulada… capaz de conceder identidad a un hacer social, de trazar límites entre la profesión y las
disciplinas limítrofes, de poner a prueba la solidez de su lenguaje especializado ante grupos de validación y
discusión académica.
Disciplinas y profesiones crecen en la medida en que van profundizando en sus aspectos teóricos, van
definiendo su objeto de estudio y sus propias metodologías y, sobre todo, van construyendo una terminología
propia.
Sobre la regulación terminológica en trabajo social hay diversidad de desarrollos para precisar los
componentes de la intervención profesional.
Resignificar el trabajo social contemporáneo, fundamentando su especificidad en la esfera que la
producción del conocimiento exige, implica aportar a la elaboración teórica con rigor y espíritu crítico y avanzar en
la comprensión (global-particular) de lo social, eliminando las tenciones presentes en la relación de la teoría
práctica.
Matus y Aylwin explicitan que las construcción conceptuales entorno al objeto de TS ha privilegiado al
reconocimiento del quehacer como hilo conductor de su desarrollo en desmedro de la construcción de saberes.
Las acciones dirigidas a la producción de conocimientos se constituyen en recursos insustituibles para gestar
proyectos de desarrollo humano y social, para producir procesos de seguimiento de los mismos y conocer su
impacto mediante la comprensión de las interacciones humanas y la explicación de los procesos sociales.
Según la estructura, 5 ejes conceptuales posibilitan analizar la intervención de trabajo social: objeto de
intervención, sujetos, intencionalidades, fundamentación, metodologías y métodos. Estos se encuentran
interrelacionados y condicionados por los contextos, las políticas sociales, la formación académica, que a su vez
propician la constitución de identidades y reconocimientos para la profesión en las áreas y sectores que se ejerce.
Componentes de la fundamentación
En primera instancia el concepto de enfoques epistemológicos, por su amplitud, posibilita construir formas
de ver la realidad, para intervenir en ella. Incide en los procesos metodológicos en cuanto la elección que se haga
de un enfoque epistemológico determinara técnicas y teorías.
El enfoque epistemológico permite dar cuenta de distintas construcciones y planteamientos sobre los
procesos de conocimiento e intervención; evidencia concepciones, comprensiones y sustentos; se considera por
ellos, una categoría pertinente para la fundamentación de la metodología integrada en TS. Lo epistemológico como
la reflexión sobre la construcción del conocimiento, aparece como constitutivo de las disciplinas en cuanto a
proyecto disciplinario que se modela argumentativamente en relación con las preocupaciones centrales en torno a
las prácticas lógicas, y métodos de los paradigmas que sustentan el TS.
Habermas plantea 3 enfoques. En primer lugar el que plantea la reflexión de la práctica para lograr visiones
integrales y transformadoras, relacionadas con una perspectiva crítica. Después los que proponen la posibilidad de
obtener conocimiento científico que se relacionan con esquema positivistas e intereses empíricos analíticos. Y por
último aquellos que relieven el conocimiento particular, significativo relacionado con el enfoque histórico
hermenéutico.
En chile desde trabajo social se postulan 4 matrices epistemológicas que permiten comprender sus
impactos en la dimensión metodológica de la profesión y sus desafíos en la actualidad: El positivismo, el
funcionalismo, la dialéctica y la fenomenología.
Desde la universidad de La Salle, el enfoque de formación se basa en fundamentos teóricos del sistémico,
complejo y constructivista. Los enfoques de complejidad y sistémico permiten romper con la dicotomía entre
conocimiento e intervención. Tradicionalmente en TS se ha establecido una dicotomía entre método y teoría,
supeditando el método a la teórica y separando su legitimidad y construcción. La perspectiva compleja posibilita
trascender esta dicotomía en beneficio de una intervención profesional situada, crítica y propositiva. La teoría
como posibilidad de develar y mantener, debe recrearse permanentemente.
En cuarto lugar es necesario dar cuenta de las implicaciones metodológicas en los procesos de
intervención en relación con los sistemas teóricos y conceptuales, que permiten traducir elaboraciones sobre los
objetivos en el área y situación, establecer cambios a operar, transitar hacia propuestas alternativas. Conllevan
tener en cuenta los conocimientos y habilidades, organización del trabajo en cuanto a distribución de
responsabilidades, rutinas, hábitos y costumbres.
Las implicaciones metodológicas se interpretan como repercusiones o consecuencias para la intervención
profesional, al relacionar la discusión epistemológica, los sistemas teóricos y conceptuales y los referentes
metodológicos.
La perspectiva de integración que se postula para la intervención profesional rescata la concepción teórica
en los procesos de conocimientos; un objeto de investigación, por concreto, parcial y fragmentado, no puede ser
definido y construido sino en función de una problemática teórica que permite someter a un sistemático examen
todos los aspectos de la realidad puestos en relación por los problemas.
La articulación entre supuestos metodológicos y perspectivas metodológicas resulta indispensable para
desarrollas una conciencia crítica, permite asumir, desde categorías conceptuales rigurosas, los ámbitos de acción
específica en los que TS interviene.
La primer tesis plantea que las practicas de intervención ligadas a cuerpos teóricos y disciplinares (intervención del
trabajador social y el psicologo, etc) son generadoras de mundos vinculares, de ordenes de relaciones con los
otros/as (diferencia o alteridad). Asimismo que, a la base de dicho vinculo o vinculación existe siempre a priori:
una percepción, concepción, valoración, ponderación de la diferencia o alteridad. La cuestión que se discute ahora
es el carácter de ese a priori, en qué se asienta o fundamenta. La primer tesis adelanta una respuesta: de modo
habitual se tiene la creencia de que dicho a priori se funda en las teorías del cuerpo disciplinar del que se parte; es
decir “en pautas expresas y concientes de valoración y ponderación” de la alteridad o diferencia. En otras palabras,
una suerte de sentido común imperante en el mundo científico-social cree que las representaciones, enunciados e
interacciones construidos teórica y planificadamente acerca de los otros/as son, finalmente, el fundamento de
nuestras concepciones de la alteridad y del sentido de nuestras practicas de intervención con la misma.
Avanza esta segunda tesis en la crítica abierta al tradicional razonamiento ligado al “paradigma idealista”, para el
cual la razón teórica es la instancia última de la realidad, su fundamento. Pero también en la crítica a la adopción
de esta tradición en distintas corrientes de las ciencias sociales; se critica también el “tic” idealista como tentación
permanente de aquellos que son intelectuales por profesión o función. A su vez, la tesis segunda, introduce la
cuestión de las subjetividades al interior del mundo vincular. Queda en fuerte entredicho la comprensión de las
subjetividades que se crean y recrean en las interacciones sociales, entendidas como “producto de” y sustentadas
en la racionalidad científica como fundamento.
3- Lo indicado anteriormente, vale asimismo para el conjunto de significados teóricos y habilidades teórico-
practicas de intervención, que están en los esquemas curriculares, sus objetivos y contenidos, a partir de
los cuales formamos estudiantes. Impregna también, el ideario con el cual construimos el “proyecto ético-
político” de la profesión.
En esta, se señala que la critica a la visión idealista (en relación con la función de fundamento que se otorga a la
razón científica) debe tenerse en cuenta respecto de dos tópicos importantes: a- todo ciclo formativo de nuestros
estudiantes, la reproduce en forma constante; b-en cuanto a los actuales desarrollos acerca del “proyecto ético-
político”, es fundamental plantearse que el mismo no podrá construirse al margen de esta conciencia critica, so
pena de volverse irrelevante, un ideologismo mas.
4- Esta concepción de tipo racionalista-voluntarista que estamos criticando se relaciona lejanamente con la
sociología weberiana; esta presente en la Teoría de la acción Racional; es heredera del estructural
funcionalismo y es evidente su fuerte parentesco con la visión tecnocratita de la profesión. Esta
concepción, decimos, desconoce algunas cuestiones fundamentales.
Esta tesis, además de explicitar la filiación teórica de la “posición idealista”, se avanzara mas acerca del por que de
la critica. En primer termino, se menciona el pensamiento de Weber quien desconoce, al estar de lleno dentro del
“paradigma de la conciencia”, los ordenes y dimensiones de determinación previa de la conciencia y, mucho
menos, hubiera podido plantearse una dialéctica entre lo intencional y no intencional.Asimismo, se menciona el
“estructural funcionalismo” sociológico. Durkheim sí conocía la problemática de la conciencia determinada (pero
desconocía cualquier intento de articulación dialéctica entre lo determinante y lo intencional. Era determinista). La
referencia a la “Teoría de la acción Racional” es relevante, porque la misma expresa como ninguna otra un fuerte
compromiso con una racionalidad restringida, al canonizar y privilegiar la razón científica como racionalidad
instrumental.
4.1- ¿Qué es lo que desconoce esta visión “racionalista-voluntarista”?: que la construcción del sentido del otro y de
la intervención, no se derivan nunca, a priori, de la lógica del discurso y la acción conciente, intencionales y
voluntarios. Porque siempre pensamos y obramos desde un sentido practico que parcialmente nos determina. Se
impugna la creencia de que el sentido de la alteridad que se tiene en la profesión y en el campo de intervención
derivado de la misma, se deducen de los conceptos y las categorías científicas y la practica planificada. Al moverse
totalmente en el “paradigma de la conciencia”, desconoce sus determinantes y, por ello mismo, los determinantes
que operan ligados a la racionalidad científica.
Hemos introducido el concepto de “sentido practico” como el determinante desconocido por las concepciones
idealistas, voluntaristas y positivistas. Respecto de dicho concepto, se quiere enfatizar en su rol determinante de la
conciencia intencional y de la práctica planificada; además, en la necesidad de una especifica articulación entre el
mismo y el orden de la conciencia intencional. Siempre que elaboramos discursos científicos y planificamos
practicas de intervención subsecuentes, lo hacemos desde un sentido practico que es tanto constitutivo de nuestra
subjetividad, cuanto fuente generadora y soporte del sentido de la alteridad y de los vínculos que con la misma se
construyen. Es por ello que el sentido practico es determinante del orden de la conciencia y de la practica
intencionales (científicas o no). Determinante a priori pero no absoluto, lo cual nos permitirá una reflexión sobre el
mismo y su paulatina y parcial modificación/resignificación.
5- ¿Por qué es fundamental preguntarse por el sentido práctico que constituye el “cimiento vincular”?:
porque en la constitución vincular Ego es el enunciador, es decir, quien tiene la capacidad y el poder de
dotar de lugar y sentido a los integrantes de esa totalidad que denominamos vinculo. En otras palabras,
toda relación, vínculo o interacción se constituye siempre inicialmente, en una experiencia de asimetría.
Esto sucede aunque no lo sepamos; lo que sí es posible, es a posteriori tomar conciencia paulatina de ello,
en función de un proyecto de resignificación y relativa transformación del mundo vincular, relacional
asimétrico. Es la naturalización de ese orden asimétrico lo que siempre conspirará para que pensemos y
actuemos en el mundo siendo funcionales al sentido práctico hegemónico/dominante.
¿En qué posición relativa puede quedar la alteridad o diferencia, al interior de un orden vincular o relacional
siempre a priori asimétrico? Tres “posiciones relativas” básicas:
a- la alteridad o diferencia reprimida o excluida; b- la alteridad o diferencia in-diferente (el otro irrelevante,
olvidado, marginal); c- las practicas criticas de reconocimiento y articulación con la alteridad o diferencia
reprimida, excluida o marginal. Esta alternativa se vuelve posible en la medida que suponga un reconocimiento y
potenciación de la alteridad o diferencia reprimida, excluida, marginalizada. Solo esta práctica crítica es la que
tiene la capacidad de resignificar permanente y críticamente los vínculos y relaciones que construimos a través de
nuestro saber y nuestra intervención.
En la actualidad, se pasa por una fase de amnesia en la conciencia profesional, refiriéndose a la relación que
tienen, tanto la disciplina como sus espacios organizativos, con la noción de «poder», correlativamente, con la idea
del poder que ejerce el trabajador/a social en su práctica cotidiana.
Seguramente este olvido es producto de una cierta analogía reduccionista entre poder y política, donde sólo se
entiende el primero asociado a la segunda, o de la censura moral que comporta la noción de poder totalmente
asimilada a dominación.
Aunque estas percepciones puedan ser en parte justificables, la implicación del poder debería tenerse más
presente en el análisis teórico-práctico del trabajo social y ser revisada permanentemente en relación a la propia
evolución de la sociedad.
Esto es así porque: en primer lugar, con experiencias de injusticia que van íntimamente ligadas con las estructuras
de poder, y ante las cuales no encuentra vías de solución efectivas, aún en el marco de un estado social y de una
cierta política de bienestar social. En segundo lugar, pero quizás más relevante, el interés de pensar en el poder
también se justifica porque la práctica del trabajador social se establece a partir de un saber y un saber hacer que,
a la vez que le capacitan para desarrollar su misión de mejorar las condiciones de vida y la dignidad de las
personas, le sitúan ineludiblemente en el centro de una relación desigual que, quiérase o no, implica poder. El
profesional es responsable de los recursos de que dispone y debe saber qué uso hace de ellos.
Su reflexión, es especialmente incisiva para el trabajo social puesto que, aunque raras veces se
refiera a él explícitamente, su discurso gira en torno a las tecnologías asistenciales y a la sociedad disciplinaria, con
referentes tan próximos como la psiquiatría o las instituciones carcelarias. Foucault critica el modelo jurídico-liberal
de poder y adopta un paradigma estratégico. El modelo jurídico se basa en concebir el poder a partir de la Ley; la
ley crea la regla de obediencia, y frente a las ineludibles transgresiones utiliza la represión mediante el uso de la
fuerza sobre el cuerpo o la denegación de recompensas sociales. Es un modelo en que el poder se concibe como
una posesión, que tiene una sola dirección: de arriba (el rey, el Estado) hacia abajo; las instancias intermedias
(escuela, familia, etc.) reproducen el poder delegado; el poder controla y utiliza el saber, y se manifiesta en
procedimientos de exclusión y de encierro. Este modelo de poder ha venido funcionando tradicionalmente pero,
según Foucault, ejerce un efecto de enmascaramiento en los individuos al debilitar su resistencia al poder. Por
contra, la concepción del poder que propone Foucault se caracteriza por las siguientes proposiciones:
— El poder no es algo que se adquiera, el poder se ejerce en el juego de relaciones móviles y no igualitarias; no
existen zonas sin poder o que escapen a su control. Se puede decir que toda la sociedad es un complejo de
relaciones de poder, o como dice Foucault «el poder está en todas partes; no es que lo englobe todo, sino que
viene de todas partes [...] El poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la que
algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada»
— Las relaciones de poder son inmanentes a otros tipos de relaciones (económicas, de conocimiento, sexuales),
constituyen las condiciones y los efectos de desigualdades y desequilibrios en todos los intersticios del tejido
social: «entre un hombre y una mujer, en una familia, entre un maestro y su alumno, entre el que sabe y el que no
sabe, pasan relaciones de poder que no son la proyección pura y simple del gran poder del soberano sobre los
individuos; son más bien el suelo movedizo y concreto sobre el que ese poder se incardina»
— El poder viene de abajo, no hay una matriz general que dé cuenta totalmente de las relaciones de poder; más
bien se forman líneas de fuerza difusas por todo el sistema social que deben ser estudiadas: «se trata de coger el
poder en sus extremidades [...] de asirlo en sus formas e instituciones más regionales, más locales, sobre todo allí
donde, saltando por encima de las reglas de derecho que lo organizan y lo delimitan, se extiende más allá de ellas,
se inviste en instituciones, adopta la forma de técnicas y promociona instrumentos de intervención material ».
— El poder no es totalmente, ni tiene por qué ser siempre, negativo (represión) sino que puede tener un aspecto
productivo porque promueve subjetividades particulares, regula y configura campos de posibilidad a través de las
acciones y el saber: «lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente
como una fuerza que dice no, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce
discursos».
— Donde hay relaciones de poder hay resistencias al poder, un contrapoder que se forma en su misma relación;
que no se pueda estar fuera del poder no quiere decir que se está atrapado, la resistencia está en todas partes
dentro de la red de poder: «existe porque está allí donde el poder está: es pues como él, múltiple e integrable en
estrategias globales»
— Y por último, esta concepción del poder también descubre la sutil transformación de las formas de represión
hacia los signos que configuran la norma disciplinaria que moldea la mente; la disciplina es una fórmula general de
dominación que se basa en el control minucioso del sujeto mediante el examen sistemático, la distribución
espacial y la normalización.
— La vivencia de los clientes. El ejercicio del trabajo social permite conocer muchas y variadas situaciones sociales
que son, en su esencia, actos de abuso o de ejercicio inadecuado de poder, bien sean fruto de la convivencia en el
ámbito privado o bien producto de la injusticia social estructural.
Se trata de un conocimiento indirecto o intermediado por la vivencia de los clientes pero no por ello deja de ser
propia y, la mayoría de las veces, menos impactante.
— La relación de ayuda. En todo el proceso de intervención, pero especialmente en el contacto directo con el
cliente, el profesional del trabajo social desempeña una labor revestida de poder. Cualquier relación profesional es,
por definición, una relación asimétrica donde una parte dispone de un saber y de un saber hacer que, en esencia,
constituyen una fuente de poder para la parte demandante de atención. Pero en las profesiones de servicio a las
personas, de las que forma parte el trabajo social, este poder se incrementa a causa de la naturaleza de la relación
que debe establecerse para que sea efectiva la ayuda.
— La estructura organizativa. Normalmente el trabajador social desarrolla su trabajo en el seno de una
organización y ella es también un importante escenario donde se producen ingentes relaciones de poder. El
profesional, además de ser un técnico en su especialidad, es un trabajador asalariado
(en sentido genérico) que, en términos marxistas, «vende su fuerza de trabajo» a quien le ha contratado. Además
ocupa una determinada posición en la estructura organizativa y, en función de ella, puede estar en un puesto
subordinado o en diversos niveles jerárquicos que le comportarán situaciones y grados de poder diferentes.
— El aparato político. Adopto este concepto necesariamente ambiguo para reunir lo que, a pesar de las
diferencias, me parece que configura un conjunto suficientemente homogéneo de ámbitos institucionales que
tienen que ver con el poder relacionado con los profesionales del trabajo social.
El aparato político, como aquí se entiende, agrupa el sistema político y administrativo en sus diferentes funciones
(legislativa, ejecutiva y judicial) y en sus niveles estatal, autonómico y local. Concretamente, se materializa en la
política social, específicamente la que concierne al ámbito de los servicios sociales u otros servicios de bienestar;
dichas políticas públicas son las que interrelacionan dichos sistemas de poder con la sociedad, de la que emana a
su vez el poder de legitimar legalmente al poder político. Pero el aparato político también representa
genéricamente el campo de fuerzas donde se organizan otras entidades con influencia política (empresas,
sindicatos, movimientos sociales, etc.) así como las que instituyen el poder del saber (universidades, colegios
profesionales o la comunidad científica en general).
Las relaciones de poder en que se ve implicado como profesional el trabajador social pueden clasificarse « grosso
modo» en dos direcciones: como «sujeto de poder» o bien como «objeto de poder» En el primer caso hay que
situar aquellas relaciones en las que el trabajador social tiene una posición de ventaja respecto a sus interlocutores
mediante la cual tiene la facultad de imponer, de alguna manera, su criterio. En el caso opuesto, el profesional será
el receptor de las dinámicas de poder que otros individuos, estructuras o instituciones, ejerzan sobre él. En
primera instancia parece lógico pensar que será sujeto de poder en la atención directa a los usuarios y, en cierta
manera, en su función genérica de experto de «lo social». En cambio, el trabajador social será objeto de poder
respecto a las decisiones de la política social que emana del poder político condicionado por su campo de
influencia. En cuanto a la organización, normalmente el trabajador social tendrá una posición dependiente, sujeto
a las órdenes jerárquicas, pero también puede tener cierto poder de dirección intermedia.
A pesar de todo, no hay que olvidar nunca que las relaciones de poder son mucho más complejas, pudiéndose
producir resistencias que se transforman en actos de poder (contrapoder), sea por parte de los usuarios frente al
profesional o por parte de él mismo para mirar de contrarrestar el poder de la organización o de las políticas
sociales.
La propia posición estructural que se crea entre profesional y cliente conlleva, de hecho, una diferencia de poder.
Podría decirse que es precisamente por esta posición diferenciada por la que: a) el cliente acude a un profesional;
b) el profesional está en disposición de ayudarle; y c) se produce, de hecho, una relación de ayuda que resulta
efectiva para el cliente. A pesar de ello (o quizás por ello) el análisis del poder nos invita a examinar los minuciosos
códigos de conducta con que trabajamos, que van de los gestos a los discursos con que nos relacionamos, desde
los lugares a los tiempos que empleamos. De hecho, el poder está en todas partes y opera a través de discursos y
prácticas que son adoptadas por determinadas posiciones institucionales.
El poder se manifiesta de muchas maneras según las circunstancias de la práctica y en cada caso se utilizan
estrategias diferentes de poder. Esto nos obligaría, en primer lugar, a contextualizar los diferentes marcos
operacionales en los que se actúa, para analizar en cada realidad los detalles finos de las prácticas de poder que se
introducen en la relación de ayuda. En la modalidad de ejercer el poder influye el campo operativo donde nos
ubiquemos (protección de menores, servicios sociosanitarios, etc.), la orientación de la intervención (preventiva,
reformadora, etc.), el nivel de actuación (individual, grupal o comunitario), influye evidentemente la particularidad
de cada situación e incluso la actitud de los sujetos involucrados.
El poder disciplinario encarna las acciones que Foucault denomina «prácticas que dividen», cuyo objeto principal
es construir sistemas de clasificación y, mediante ellos, diferenciar lo normal de lo que no lo es. La « normalización»
de la población implica el desarrollo de formas de saber que establecen ideales de pensamiento y conducta
humanos, frente a los cuales los individuos son evaluados para actuar discretamente sobre ellos y conformarlos a
la norma; se trata de una tecnología de poder que se desarrolla a partir de la «verdad» que instituye el saber de las
disciplinas. Dice Foucault: «Por verdad [hay que] entender un conjunto de procedimientos reglamentados por la
producción, la ley, la repartición, la puesta en circulación, y el funcionamiento de los enunciados». Lo importante
es, pues, entender que se producen efectos de verdad en el interior de los discursos (tanto teóricos como
prácticos) que no son en sí mismos ni verdaderos ni falsos, pero que crean «regímenes políticos, económicos, etc.
de producción de verdad».
Así, la verdad llega a ser una forma de poder, de poder internalizado, que ha de ser ejercido, la mayor parte del
tiempo, por aquellos que están siendo controlados. El control, en este sentido, es implícito y generalizado, puesto
que al adecuar la conducta a una ley de «verdad» instituida desde el poder, funciona como un mecanismo más de
sumisión. El poder logra su efecto y es aceptado porque produce verdades para las personas, proporciona
subjetividades que la gente puede asumir en su vida cotidiana, configura identidades y regula las visiones del
mundo. Así es cómo el saber y el poder se constituyen. «No es posible que el poder se ejerza sin el saber, es
imposible que el saber no engendre poder». Otros autores coinciden en esta versión del conocimiento, como
Barnes cuando dice que «cualquier distribución específica de conocimiento confiere una capacidad generalizada
para la acción sobre aquellos individuos que lo tienen y lo constituyen, y esa capacidad para la acción es su poder
social.
Pero esta forma de poder no logra nunca la dominación total de los sujetos, lo que hace es inducir a participar de
la regulación que se propone. El rechazo total o parcial a esta visión o la participación de un modo no esperado, es
un signo de resistencia al poder. La resistencia es el complemento recíproco e inherente del poder, de forma que
desde el momento en que se da una relación de poder, existe una posibilidad de resistencia. La resistencia es lo
que diferencia el poder de la dominación: «cuando un individuo o grupo llegan a bloquear un campo de relaciones
de poder, volviéndolas inmóviles y fijas e impidiendo toda reversibilidad de movimiento, estamos ante lo que se
puede denominar un estado de dominación». Las relaciones de poder implican que haya esta libertad de
contraatacar, de huir, de engañar o de adoptar cualquier estrategia que invierta la relación.
Veamos pues, algunas manifestaciones del poder profesional del trabajador social y cómo contrarrestar sus efectos
en sentido positivo.
La mayor parte de los profesionales del trabajo social se ven involucrados en los tres procesos que la sociedad
adjudica a la disciplina: la vigilancia jerárquica, la sanción normalizadora y el examen. La vigilancia jerárquica
implica una súper-visión unilateral sobre los sujetos a partir de la cual los profesionales producen un saber sobre
sus clientes. La sanción normalizadora supone el poder de diagnosticar discrecionalmente la conducta de los
sujetos en función de unos parámetros de normalidad que proporciona el saber profesional. El examen «combina
las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza», permitiendo clasificar y así como
reconducir los estilos de vida disfuncionales hacia estadios de normalidad.
Una estrategia de poder consiste en el establecimiento de las distancias simbólicas entre el profesional y el cliente.
Aun no siendo fácil adoptar un tipo de relación que sea suficientemente próxima y al mismo tiempo que mantenga
la distancia que hace posible la objetivación y la ayuda, se pueden implementar estrategias que, sin esconder la
relación de poder, tengan en cuenta las capacidades de los clientes. Se trata, en primer lugar, de reconocer el saber
que les proporciona su vivencia subjetiva, es decir, la experiencia concreta que les afecta y aquello que cada uno le
asocia como significación a partir de su visión de la realidad. Se trata de reconocer otros tipos de saber igualmente
legitimados y no circunscritos al poder profesional, mediante la introducción de técnicas de reflexión que ayuden a
los clientes a elaborar su propio saber. Con ello no se está anulando ni minimizando el poder-saber del trabajador
social, se está permitiendo que en la relación pueda surgir un poder-saber de mucha más trascendencia para
comprender la situación particular del cliente. Son dos tipos de poder que tienden a complementarse en la
búsqueda de un saber más completo y adecuado a las prácticas locales, alejándose de las verdades teóricas y
anquilosadas que, a menudo, no explican suficientemente los procesos de exclusión.
Como se ha visto, la resistencia es a menudo una forma inversa de poder, el poder que se genera contra el poder
oficial u ortodoxo. Esta es una prerrogativa de los clientes que no se debe menospreciar puesto que significa la
posibilidad de romper la representación dualista de las identidades en el contexto de la ayuda, de forma que,
limitar el poder profesional empieza por no considerar a los clientes como víctimas pasivas de quienes ejercen el
poder oficial sino como sujetos capaces de asumir, de alguna manera, la propia causa y poner en juego sus
potencialidades.
Esto se traduce en que la comunicación entre profesional y cliente es un vehículo que puede minimizar las
diferencias de poder tanto como puede agudizarlas. El discurso es un instrumento que produce poder, pero a la
vez se expone a ser cuestionado, como ocurre cuando se percibe poco «saber técnico» del trabajo social para ser
efectivo con los problemas que se le plantean. El lenguaje, la terminología y la jerga profesional como expresión de
los discursos son, a su vez, expresión concreta de poder que distancia e incomunica.
Para J. Kenneth Galbraith la organización es la fuente de poder más importante en las sociedades modernas.
Cuando se quiere ejercer poder, es preciso disponer de alguna forma de organización, aunque luego sea necesario
someterse a la organización para lograr el objetivo común, que entraña normalmente la sumisión de terceros. La
organización, aunque puede utilizar cualquier tipo de poder, se decanta por emplear más sistemáticamente el
poder condicionado.
Como se ha apuntado anteriormente, buena parte del poder del trabajador/a social le viene otorgado por la
organización donde presta sus servicios. Hay incluso quien sugiere que toda intervención en un marco organizativo
debe considerarse una actuación por delegación de los responsables de ésta; así al menos es como interpreto a
Thibaud cuando dice: «el trabajador social se encuentra siempre situado junto a algún tipo de autoridad. Pienso
que es una regla absolutamente general. En las prisiones es bastante claro, en las empresas igualmente; el
trabajador social no tiene autoridad. Tiene un cierto margen de libertad, sin duda, pero no autoridad». Toda
organización formal establece unos vínculos más o menos rígidos que delimitan el comportamiento de sus
miembros y regulan las relaciones que son importantes para el funcionamiento de la propia organización.
La documentación constituye uno de estos mecanismos de poder de las organizaciones asimilados al trabajo
profesional y quizás el más identificado con el significado popular de burocracia. El examen del cliente se
complementa y valida a partir de una serie de documentos que ha de confeccionar o proporcionar el cliente. Los
«papeles» (como bien saben algunos) aportan al mismo tiempo la posibilidad de ser asistido y el control por parte
del asistente. Es la forma de hacer visible al cliente para incluirlo en el registro y situarlo en el sistema de vigilancia.
En algunos países, incluso, se exige firmar en un documento específico la propia petición de ayuda: «la firma del
cliente del formulario de “consentimiento para la revelación” es un momento especialmente profundo en el
ejercicio de poder por parte del trabajador social. Al firmar el formulario, el cliente da simbólica y legalmente
permiso al trabajador para interrogarle, así como para reunir evidencias colaterales que corroboren la verdad de
sus respuestas».
Hemos dicho que las organizaciones regulan las normas de comportamiento que han de seguir sus miembros, los
trabajadores. La disciplina del trabajo social ha elaborado un saber metodológico para la relación del profesional
con sus clientes, individualmente o en grupos familiares, pero en algunas agencias este dispositivo ha sido
secuestrado por la organización, con el objeto de controlar los datos que hay que recaptar y, a la vez, limitar la
autonomía del trabajador social.
La conversación con el cliente se regula mediante formularios, restringiéndose así la interacción y la comprensión
de los estados del sujeto en beneficio de una mayor efectividad administrativa. «Los formularios están constituidos
para servir a la lógica de una particular racionalidad política de la oficina de asistencia social. En la práctica, los
formularios estructuran la entrevista de tal modo que queda vacía de cualquier valor existencial más allá del
absurdo.
El saber profesional se ve restringido a la verdad que interesa a la agencia o a las instancias políticas de distribución
de recursos, de forma que los datos estadísticos y cuantificables pasan a ser más importantes que las explicaciones
significativas.
Además, a menudo, se limita el tiempo de conversación disponible para cada cliente mediante técnicas de
programación de la agenda. El profesional se ve empujado por la urgencia o la productividad que forman parte de
las expectativas organizativas y no son definidas por la relación trabajador social-cliente. La eficiencia económica se
impone a la interacción profesional y proporciona la excusa de esta relación de poder.
El poder también se manifiesta en la arquitectura, en la distribución de superficies y espacios de dominio
diferencial para los sujetos. La distancia simbólica que hablábamos anteriormente se refuerza con la distancia física
entre profesional y cliente: los filtros para el acceso, la invisibilidad que permite ver sin ser visto y rehuir al cliente,
la mesa que separa, etc.
La información ya no es sólo un asunto entre trabajador social y cliente, por medio de ella el profesional se
convierte en un agente de información, y el cliente, para llegar a serlo, ha de consentir en ser objeto de vigilancia.
Además, «puesto que los datos que los trabajadores sociales reúnen sobre los clientes están bajo constante
revisión, también los trabajadores están siendo observados desde un lugar central»
Por su lado, el trabajador social —como el cliente— también puede generar estrategias de resistencia al poder que
la organización le obliga a ejercer en su práctica con el cliente. Las normas burocráticas que rigen la política social y
las políticas de las agencias no consiguen regularlo todo y, por suerte, tienen rendijas que pueden ser
aprovechadas como actos de sana subversión en beneficio de los clientes. Cuando se omiten datos no
fundamentales del cliente pero que, sin embargo, pueden perjudicarle; o bien cuando se silencian ingresos
esporádicos para obtener un subsidio necesario; cuando se subvierten los espacios panópticos para potenciar una
mayor complicidad, etc. «el trabajador social configura una racionalidad diferente [...] parece haber un potencial
liberador en el reconocimiento de las muchas racionalidades que existen en la oficina de asistencia social»
(Moffat,). De hecho, la función de defensor del cliente frente a la agencia forma parte de la definición primigenia
del trabajo social. Pero muchas veces, los dilemas éticos se plantean también en estos reducidos márgenes entre lo
legal y lo ilegal, lo obligatorio y lo permisible, lo formal y lo informal, y en definitiva, entre la racionalidad
organizativa y el beneficio del cliente.
En conclusión, la omnipresencia de las relaciones de poder aplicadas al profesional del trabajo social permite
apreciar cómo se establecen, en las organizaciones donde trabaja, relaciones de poder respecto a los clientes y a sí
mismo, no exentas de interferencias mutuas. La autonomía del trabajador y del cliente son reguladas por la
organización de servicios sociales o de bienestar social, de forma que se relacionen y funcionen según regulaciones
específicas que se constituyen como relaciones de poder. Los mecanismos estatales de política social y las
organizaciones son simplemente un lugar más donde se manifiesta el poder que está extendido y arraigado en
toda la sociedad. En definitiva, como dice Moffat, «el ejercicio de poder de la oficina de asistencia social es parte
de un intrincado tapiz, similar a un sistema complejo».
Los grupos ponen en juego el movimiento que expresa necesidades y factores relacionados con ellas, lo que
permite definir la demanda.
El movimiento implica:
Ubicación del conflicto en lo situacional (tiempo, lugar, personas, recursos, etc que lo determina).
La significación que los miembros del grupo le asignen a los acontecimientos que los están atravesando.
Relaciones entre los actores, propósito que oriental su accionar, recursos con los que cuentan, etc.
Magnitud del conflicto, permite determinar si hay posibilidad de negociar, imponer o pronosticar si un
grupo expulsa a otro.
Son aspectos que permiten al TS la intervención institucional y la definición del Diagnóstico. Este permite: precisar
el conocimiento de las problemáticas que atraviesa el grupo, diferenciar problemáticas generales de las específicas
donde se puede intervenir y definir acciones de planificación posible de realizar.
UNIDAD 4
Autor: ARDOINO
I. Intervenir (del latín interventio) es venir entre, interponerse, es sinónimo de mediación, operación. Puede
asociar la coerción para el mantenimiento del orden establecido. El acto de un tercero que sobreviene en relación
a un estado preexistente.
El interviniente se definirá como apolítico, porque es antes que nada, técnico e investigador-práctico.
La intervención se da a conocer ante todo como implemento. Lo que especifica bien un método en relación con
las técnicas que emplea es la definición del objeto al cual se va a aplicar, esto implica ya una toma de partido
científico y de modelo de referencia. El método se revela como producto de ideologías.
II. el acto fundador de una intervención es la expresión de una demanda de un cliente. ¿Quién tiene el poder de
generar la intervención y permitir su desarrollo? ¿Quién encarga y eventualmente paga, a quién el/los
intervinientes deberán rendir cuentas? La demanda debe distinguirse del encargo (formulación más contractual).
Hay aquí, en el momento de negociación previo, un trabajo de estimación de la situación de las fuerzas que lo
estructuran y las oportunidades de evolución. Estas negociaciones previas tienen como objetivo elaborar con los
distintos compañeros de los intervinientes el contrato metodológico, es decir, reglas prácticas que regirán las
relaciones entre los clientes y los intervinientes. El cliente debe admitir la legitimidad de reglas prácticas, pero en
el curso mismo de la intervención se asistirá a un cuestionamiento a partir del surgimiento de la conciencia de que
estas condiciones están sobrecargadas de proyecciones fantasmáticas e implicaciones ideológicas.
Se habrá de determinar las modalidades de indemnización y formas de cubrir los gastos de los intervinientes. Se
precisarán la naturaleza y la duración de las prestaciones.
Se procederá a la redacción de un contrato jurídico entre las partes. El contrato formalizará la demanda inicial,
traduciéndola en un encargo. Se precisarán líneas de estrategia de la metodología. Se establecerá
provisoriamente una cronología y las condiciones de pago deberán figurar igualmente.
Es frecuente que se empleen procedimientos de encuesta cuali o cuantitativas hechas a través de entrevistas y
cuestionarios. La información recogida es elaborada. Al terminar esta fase de análisis de situación, la realización
de un reporte escrito es aceptado por ciertos intervinientes, sea o no adecuada la entrega de un reporte escrito, es
particularmente que la información sea distribuida en todos los niveles de la organización.
Es casi imposible determinar a priori la duración de una intervención. El trayecto se caracterizará por las
reacciones positivas, negativas, o alternadas. Negativos: habrá reacciones de huída y de rechazo ante las
consecuencias de toma de conciencia acarreadas por el análisis. El interviniente es percibido como un tercero
mediador, pero puede ser también sospechoso de intromisión. Positivo: al mantenerse como finalidad de la
intervención el desarrollo de la autonomía del cliente, ninguna exigencia metodológica podría imponer una
permanencia indefinida.
La intervención tendrá como objeto y efecto poner a la luz procesos informales que actúan al margen de las
estructuras formales. Se revelarán las contradicciones en el seno de la lógica organizacional o entre las diferentes
políticas de la organización. Será posible interesarse por los roles particulares de individuaos que ocupan
situaciones claves que no coincidan con la jerarquía evidente. La intervención se caracteriza por armar dispositivos
analizadores construidos o la utilización de los que puede constituir un analizador natural. Toda metodología
definida de intervención constituye un dispositivo analizador. Son estos analizadores los que provocarán el efecto
de desenmascaramiento y de toma de conciencia colectiva a partir de la cual se espera el surgimiento de
capacidades reinstituyentes.
El problema desembarazado de sus fantasmas es el de un conjunto triádico: los analistas (entre los cuales están los
clientes, capaces de apropiarse de las capacidades de análisis inducidas por los intervinientes) el dispositivo
analizador histórico, natural o construido y el análisis que se encuentra especificado por el sistema de referencia.
De tiempo en tiempo serán intervenidos algunos puntos de la intervención, ¿dónde se está respecto de los
proyectos iniciales? El análisis institucional privilegiará sobre todo las relaciones de fuerza socio-económicas y la
lógica de la dominación que atraviesan y estructuran los micro-sistemas, más aún que las luchas internas por el
poder. Es fundamental el empleo de múltiples sistemas de referencia que den la posibilidad de realizar una lectura
suficientemente fina de las situaciones.
Se pone fin a la intervención por convención mutua o decisión unilateral. De todas maneras deben ser limitadas
en el tiempo, sino se convierten en parasitismo. El fin es su terminación cuando los procesos de cambio han
podido emerger.
III. La intervención sufre hoy una declinación. La investigación-acción no aporta conocimiento más que una
contribución modesta. La transformación experimentadas, cuando no aparecen como míticas, no pueden ser
asimiladas en la organización, la cual resulta intacta.
Tal vez lo que realmente cambia en el curso de la intervención es la mirada que los actores dirigen a la situación
hasta entonces, sin poderla comprender muy bien, por el hecho de su complejidad y su opacidad. La intervención
nunca ha dejado de ser un trabajo educativo.
Fragilidad y debilidad del discurso en TS: Ausencia de la construcción desde la intervención social. GALEANA DE LA
O Y NELIA TELLO PEON.
Los escenarios complejos y cambiantes de las sociedades actuales, caracterizados por el avance tecnológico, la
reorganización política, social y cultural a nivel mundial, conducen a la búsqueda y construcción de caminos y
estrategias democráticos que potencian la sinergia que se puede construir a partir de la diversidad y diferencia de
los actores sociales en la perspectiva de edificar entornos favorables y sustentables.
Los excesos y las contradicciones estructurales del sistema global puntualizan la recuperación de lo social como
dimensión esencial de un modelo de organización y desarrollo colectivo. No obstante esta recuperación de lo
social exige intervenciones de integralidad.
¿Qué significa saber y realizar una intervención desde la perspectiva de Trabajo Social? En la literatura de Trabajo
social, la intervención se ha definido indistintamente dependiendo de la posición epistemológica y teórica que se
adopte, no obstante, la ausencia y poca claridad en sus procesos de construcción de conocimiento, la debilidad en
los soportes teóricos y el constante cuestionamiento de su practica provoca que estas diferencias en sus
definiciones limiten la producción de una base de conocimiento sólida en torno a la intervención.
Para tener una compresión objetiva y analítica del campo problemático de lo social es sustancial ubicar a la
intervención social en un contexto y en el marco de los modos de vida de los sujetos sociales. El conocimiento de
estas dos dimensiones es determinante para poder definir intervenciones sociales trascendentes y eficaces. La
intervención social es un actuar dirigido a dar respuestas a determinados problemas y necesidades sociales para
poder lograr el objetivo. La perspectiva de nuestro abordaje es siempre desde lo social y no perdernos en
funciones de apoyo. La intervención profesional es un proceso de construcción histórico-social que se desarrolla
interactuando con los sujetos portadores de problemáticas, con el objeto de profundizar mecanismos de
integración social para intentar modificar los términos de las relaciones sociales con otros, con las instituciones,
con el estado (Rozas, 2003). El trabajador social puede encontrar los puntos de ruptura y construir el cambio. Debe
poder construir una mirada transdisciplinaria (y tomarla como postura epistemológica). El sujeto tiene un papel
protagónico. La intervención requiere de especificidad de acuerdo con el sujeto que se trabaja, no es lo mismo
trabajar con grupo que con comunidad.
Propuesta: 3 dimensiones para analizar en torno a los procesos de construcción de la intervención social para
fortalecer los procesos de nuestra formación : 1. Lo conceptual y argumentativo: revisión de planteamientos en
torno a la intervención social, a partir de una perspectiva histórico, contextual y de constitución del saber, a partir
de la revisión de 3 generaciones: . Tradicional (psicológica y sociológica); reconceptualización (materialismo
histórico): contemporáneos (planteamientos emergentes de acuerdo a los cambios experimentados en la
sociedad). Se plantea un estudio semiótico de tipo histórico de la intervención profesional.
3. análisis y contraste del plano conceptual y de recuperación de intervenciones del trabajo social.
Un nuevo mirar sobre la cuestión de los instrumentos técnico-operativos en Trabajo Social
MARTINELLI y KOMROUYAN
Los indicadores señalan la realidad y contextualizan la acción programática, en un primer momento por medio
de la:
El alcance de los resultados esta directamente relacionado al agente institucional, a la forma como concibe su
práctica, al uso que hace de la relación saber-poder.
Por empezar, podemos decir que las instituciones existen en el nivel simbólico de la vida social, a través de
representaciones y diferentes cristalizaciones de significados que se transmiten explicita o implícitamente en la
interacción misma. La incorporación de estas representaciones y significados, permiten a las instituciones sociales
operar sobre la intimidad de los individuos, ordenando su percepción.
Las instituciones representan aquellos custodios del orden establecido que dan al individuo la protección de una
lógica con la cual organizar su mundo.
Otro aporte proviene de las corrientes institucionalistas francesas que han añadido el punto de vista dialéctico a la
consideración de la dinámica de lo institucional, y proponen discriminar lo instituido y lo instituyente.
Cuando el interés es intervenir en la realidad para provocar algún tipo de impacto, el foco del análisis nos lleva a la
consideración de las instituciones en sí, a la de la operación institucional. La especificación mas utilizada es la que
discrimina, en la realidad del hombre, la operación de lo individual, lo interpersonal, lo grupal, lo organizacional y
lo social general.
Nos enfrentamos al desafío metodológico y conceptual de dar cuenta de hechos que sufren una
multideterminación: la que proviene de los indv en sus características constitucionales y aprendidas; las que
origina la existencia de modelos, pautas y significados en la interacción de los grupos y las organizaciones por su
dimensión situacional e histórica, y la que proviene de la realidad material en su doble carácter de condición e
instrumento.
Elanálisis de estos hechos han llamado la atención en dos ejes de significación que aparecen: el primero vinculado
a conjuntos de significaciones psicoemocionales, provenientes del mundo interno de los sujetos; y el de las
significaciones políticas, derivadas de la ubicación del sujeto en la trama relacional de los sistemas de poder y de
las peculiaridades de los sistemas mismos.
La presencia de lo institucional da carácter y explica los rasgos de los movimientos grupales y organizacionales.
Las significaciones psicoemocionales y políticas tienden a ligarse en configuraciones que resisten la expresión en
los niveles manifiestos del comportamiento.
Lo institucional es la dimensión del comportamiento humano que expresa en el nivel concreto de la dialéctica de
ese conflicto, la tensión entre las tendencias a proteger y a cambiar lo establecido.
Las instituciones se convierten en dimensión inconsciente del comportamiento de los individuos y juegan en su
intimidad la dialéctica aludida.
El supuesto del que partimos considera para cada establecimiento institucional, la existencia de un estilo que
opera como mediador entre las condiciones y los resultados.
En la categoría condiciones quedan incluidos aquellos aspectos preexistentes al fenómeno en estudio que
establecen con él alguna relación de determinación.
En la categoría resultados debe incluirse el fenómeno de estudio y aspectos derivados de esas condiciones.
Cuando hablamos de estilo institucional aludimos a ciertos aspectos o cualidades de la acción institucional que por
su reiteración, caracterizan al establecimiento como responsable de una cierta manera de producir,provocar juicios
e imágenes, enfrentar y resolver dificultades, relacionarse con el mundo material, interpersonal y simbólico, etc.
La comprensión institucional supone conocimiento sobre estilo y la idiosincrasia que a través de el se expresa.
El objeto de análisis propuesto es la relación entre el estilo institucional como expresión de la idiosincrasia
institucional y un determinado aspecto o resultado que nos plantea algún interés.
Los analizadores
Disponemos para el análisis de lo institucional de una herramienta central: los analizadores. Un analizador es un
dispositivo artificial o natural, que produce la descomposición de una realidad en sus elementos sin intervención
del pensamiento consciente. Los tests, las entrevistas, las encuestas, cumplen la función de analizadores.
Desencadenan la aparición de un material no controlado que expresa el estilo y la idiosincrasia del que lo produce.
Cada hecho, cada conjunto de datos, cada situación de una realidad institucional particular, deben ser analizados
en todos los ámbitos de expresión (individual, interpersonal, grupal, organizacional y comunitaria), desde el punto
de vista de todos los actores, en la trama de significaciones develadas por esa síntesis pero a la luz de sus sentidos
universales y sociohistóricos particulares.
En el análisis de lo institucional, el esquema conceptual debe servir de analizador y ordenador, no de filtro de los
sentidos múltiples.
La confrontación de hipótesis e interpretaciones con otras ajenas a la institución y con sus miembros, es un paso
indispensable en el proceso de este conocimiento.
La metodología mas adecuada es el análisis institucional como practica de trabajo con los actores institucionales.
Diferentes productos culturales según sus distintos grados de complejidad y distancia respecto de las
condiciones básicas:
El funcionamiento institucional
En la base de cualquier organización existen tipos de tensión que desempeñan un papel central en su
funcionamiento.
Tres tipos de tensión particular que se dan en los establecimientos educativos:
- la contradicción entre los impulsos y necesidades individuales, y las necesidades sociales.
- La tensión creada por la necesidad de actuar según procesos secundarios en situaciones que por su índole activan
modalidades de funcionamiento y ansiedadesde tipo primario.
- La tensión que acarrea la división de trabajo.
El grado de dinámica de un establecimiento estará dado por la existencia de mecanismos mediante los cuales se
avanza en el reconocimiento de las tensiones, su planteo como problemas y los intentos de solución. Un alto grado
de dinámica es garantía de un desarrollo con superación del riesgo implícito en situaciones dilemáticas.
Un bajo grado de dinámica se traduce en estereotipia, enajenación, etc. Podemos hablar de modalidades
progresivas y regresivas de funcionamiento.
La modalidad regresiva estaría determinada por una perdida de la capacidad institucional para evaluar situaciones,
discriminar necesidades y problemas y dar soluciones. Se ven estimuladas por contextos sociales o turbulentos.
La modalidad progresiva esta acompañada por el control y la discriminación de aspectos irracionales, autonomía
respecto de las I externas, posibilidad de cuestionar y ensayar modificaciones en lo instituido.
El término condición alude a la naturaleza, calidad o propiedad de una cosa, estado o situación.
El análisis de la situación particular mostraría la existencia de aspectos que son prerrequisitos de la acción, otros
que la obstaculizan, y otros que pueden convertirse en medios para concretarla.
El término adverso sirve para calificar a los aspectos opuestos a un determinado tipo de acción.
Lo adverso se opone, obstaculiza, dificulta o impide actuar de un modo establecido, conocido, instituido. Bloquea
la acción, y cuando este proviene de un actor humano, lleva al fracaso su actividad, impide el acceso a las metas y
frustra los deseos y necesidades más profundos ligadas a ella. También lo adverso es el provocador de un
sinnúmero de procesos de cambio institucional y social; el desencadenante y origen del desafió a la curiosidad y el
afán de conocer y modificar las condiciones bloqueantes del acceso a las metas que dirigen la acción.
Una condición solo se convierte en adversa si concurren por lo menos dos tipos de hechos: la presencia de un
rasgo que se opone a un modo habitual de acción y la existencia de un bajo grado de dinámica institucional.
En el analisis institucional de cualquier condicion considerada adversa se debe prestar atención a la cultura que la
institución ha construido a su alrededor y al modo como a través de ella la consolida o transforma.
Hay dos tipos de funcionamiento institucional que pueden darse en condiciones adversas, un funcionamiento
regresivo o progresivo.
La tarea educativa exige una interacción intensa que se realiza entre el instrumental de la tarea y en las
dimensiones afectivas mas profundas.
En tanto condición adversa, la marginalidad social juega en la intimidad de los individuos como la comprobación de
que temores primarios pueden convertirse en realidad (abandono, desprotección, exclusión, etc.)
La tarea educativa requiere procesos de reflexión y evaluación en una situación permanente, que ofrece al mismo
tiempo seguridad psicológica y ayuda instrumental para avanzar en el planteo de problemas y búsqueda de
soluciones.
“Pensando las instituciones” Crisis y dramática del cambio. Avances de investigación sobre proyectos de
innovación educativa.
Noción de crisis
En la actualidad nos encontramos con unconcepto que alude a un conjunto de nociones:
• La noción de perturbación y ausencia de solución
• La idea de desorden e incertidumbre asociada a parálisis
• La idea de bloqueo y desbloqueo
• La noción de transformación
• La noción de contradicción y paradoja
La noción de crisis parece concentrar:
• Significados ligados a las ideas de perturbación; conmoción, inestabilidad, agudización de tensiones.
• Significados ligados a la elucidación, develación, desocultamiento, descubrimiento.
• Significados ligados a las ideas de transformación, sacudimiento de lo viejo, salto cualitativo, progreso.
Las dinámicas en estas instituciones están signadas por un potencial critico constante, siempre operante y posible
de activar en diferentes circunstancias. Las escuelas ubicadas en condiciones desfavorecidas aumentan este riesgo.
Este potencial critico esta compuesto por un conjunto de tensiones constitutivas y vinculadas a la idiosincrasia de
la tarea misma de formación:
• Tensión que sufre el sujeto en formación por la operación de su propia intención y resistencia a la socialización.
• Tensión que sufre el maestro, enfrentado a actuar o resistir la violentación que debe ejercer sobre su alumno, y a
las que provocan otras decisiones de igual compromiso.
• Las tensiones consecuentes en la relación maestro-alumno expresadas a través de libertad versus desconfianza,
ayuda versus obstaculización.
Entendemos a la iniciación institucional como un periodo dentro del cual existen 4 momentos que se diferencian
por organizarse alrededor de una tarea prioritaria:
- el surgimiento (su tarea es la convocatoria)
- la fundación (su tarea es la elaboración del modelo fundacional)
- la puesta en marcha (su tarea se basa en la concreción del modelo fundacional)
- la primera crisis (reformulación del proyecto)
Introducción
El propósito del trabajo es poner el acento sobre algunas facetas del proceso de investigación centrado en las
instituciones y grupos educativos.
Interesa comunicar qué es lo que pasa en el interior de esos procesos que nacen de la relación entre un
investigador y una institución que se ofrece a ser investigada.
Preocupaciones teórico-epistemológicas
Nos ubicamos en una perspectiva epistemológica de la complejidad. Ella se plantea la comprensión del mundo
actual y sus sucesos sin reduccionismo ni simplificaciones.
Algunas aclaraciones iniciales: hablaremos de campos donde los sucesos humanos ocurren. Nos centramos en lo
grupal y en lo institucional, mas específicamente en las relaciones entre ellos.
En el caso de la escuela, lo institucional surge desde la organización específica y las formas que adopta; lo grupal,
desde configuraciones que se constituyen a partir de la interacción directa. Dos conceptos dan cuenta de la
potencialidad de cambio: lo instituyente en un caso, la grupalidad en otro.
Trama institucional
En el tejido que se construye con entrecruzamiento de hilos, de líneas que forman “la tela”, “la novela”, “el drama”
de una institución. Institución, en tanto conjunto organizado de personas con una localización espacio-temporal
que persiguen fines comunes. Hace alusión a un microtejido que se construye desde las interacciones de los
sujetos, en niveles conscientes e inconscientes.
Conociendo la escuela
(Acá se narra el proceso, y el análisis que se hace de la institución; de algunas cosas pongo sólo rasgos generales,
sino tendría q transcribir todo)
Descripción de los espacios de la escuela: poco funcional, antiguo, triste, oscuro; en las aulas hay orden, no hay
casi espacio para frente y pasillos.
La actitud de las personas hacia la tarea de investigación fue de aceptación más formal que real, lo que se
evidencio en retaceos de información, dificultad para acceder a materiales escritos y entrevistas y la imposibilidad
de ver quien ocupa la Rectoría.
Entrar en una escuela no es una actividad más. Mucho menos neutra; podríamos preguntarnos ¿en que escuela
normal entramos? ¿Quién, quienes entran en la escuela? ¿Cómo se ligan las representaciones psíquicas y sociales
de los investigadores con la escuela visitada? ¿Cómo “construyen” ese objeto institucional a partir del encuentro
sujeto-objeto? Todas estas preguntas están presentes en la relación que el investigador establece con la
institución. Reflejan un proceso de implicación, de involucramiento del grupo investigador con su tarea, con su
objeto, con su proceso, con su acto sociopolítico de investigar.
Rene Loureau (1975) define implicación institucional como “el conjunto de las relaciones, conscientes o no, que
existen entre el actor y el sistema institucional”.
René Baiber (1977) define la implicación en ciencias sociales “como un compromiso personal y colectivo del
investigador en función de su historia familiar y libidinal, de sus posiciones pasadas y actuales en las relaciones de
producción y de clases y de su proyecto sociopolítico en acto, de tal suerte que la inversión necesaria resultante es
parte integrante y dinámica de toda actividad del conocimiento”.
El aula
Es angosta y cerrada, no quedan espacios libres, poca claridad, esta ordenada. El uso que se hace del espacio se
amolda a la dificultad de moverse libremente, no facilita la reunión de grupos ni el traslado. La mayor frecuencia
de relaciones se da entre alumnos que se sientan en el mismo banco; los subgrupos se conforman por alumnos
sentados en la misma zona. Algunas hipótesis en relación a lo observado respecto al espacio:
El espacio áulico obedece al orden escolar tradicional, bancos en fila y frente al pizarrón
La distribución en el espacio es utilizada como una estrategia de control en la clase
Es espacio es factor estructurante en la clase; de la enseñanza, la disciplina y lo grupal.
El espacio que, aunque junta-por su pequeño tamaño-divide y fija por su distribución inmóvil.
Las clases
Se pone en evidencia uno de sus elementos estructurantes: el control, y como resultante de él, un clima de clase
amenazante, hostil. ¿Favorecerá ese clima la ejecución de la prueba?
La docente desempeña un tipo de dirección autocrática con marcada asimetría, es ese el rasgo central de la clase.
La organización grupal posible desde las directivas de la profesora es la seriación, el individualismo; la organización
que adopta lo grupal es la constitución de circuitos de comunicación de corta duración, que toman la característica
de “ilegalidad” en tanto van en contra de la norma impuesta.
(Se observa otra clase, en la que la actividad consiste en la realización de actividades del libro)
Esta clase muestra una organización centrada en la tarea y en el control. El interrogatorio es la técnica utilizada
para conducir la clase. El control se establece de dos maneras; control sobre la conducta social, en tanto se ordena
“guardar lo que no corresponde a la materia”, se indican que trabajen solos, etc. Control sobre la institución en
tanto la profesora señala la necesidad de practicar lectura, corrige, etc. El primer tipo de control es mas frecuente.
La disciplina tiene prioridad por sobre el aprendizaje, la estrategia de enseñanza esta al servicio del control
disciplinario. La clase es directiva.
En síntesis, en ambas clases el poder y el control predominan por sobre cualquier otro organizador, la regla básica
de la interacción es la sumisión a ordenes. La tarea académica no ocupa el centro de la dinámica escolar. Los
docentes hacen depositarios al grupo de los fracasos en la enseñanza, y el grupo absorbe esto autoculpándose.
Lo grupal queda, desde la “cultura de clase” en el lugar de lo prohibido y por ello sancionable.
La escuela
La organización pedagógica responde aun alinea tradicional; mas allá de la organización formal, en la vida cotidiana
se percibió la ausencia de figuras directivas, por ello la jefa de preceptores ocupa el lugar de máxima autoridad;
tiene u trato muy directo y familiar con los alumnos. Poder que se apoya en una figura materna.
La indisciplina aparece como provocadora de la perdida de alumnos; los problemas de rendimiento son poco
mencionados.
Marcan una diferencia entre el “antes” y el “ahora” de la escuela. Se trata de un pasado mejor, de prestigio, y de
un presente en decadencia. Sólo la jefa de preceptores muestra una imagen totalmente positiva de la escuela. En
general, los rasgos negativos están mas vinculados al rendimiento, y os positivos a al relación personal.
Los alumnos muestran la presencia de afecto hacia la escuela, así como la aceptación de normas básicas por
internalización del modelo disciplinario existente.
Algunas hipótesis referidas al funcionamiento institucional : carácter conservador como centro educativo, la
institución está sometida a “silencios”, esto parece ser una estrategia defensiva. Lo que identifica a la escuela esta
en el pasado, nada ha reemplazado esta identidad. Esa preservación impide asumir un cambio y plantear un
proyecto; lo cual evita el ponerse en contacto con el vacío actual. Las representaciones imaginarias acerca de la
escuela muestran imágenes ligadas a lo familiar, hay predominio de los componentes psicofamiliares por sobre los
sociales, la familiaridad parece ser el soporte básico de esta red.
Hemos recurrido al un análisis multireferencial, convencidos de que no podría comprenderse un campo complejo
como el institucional sino a partir de herramientas teóricas diversas que permitan un abordaje múltiple sin
someter unos enfoque a otros. Siguiendo a Ardoino, entendemos por enfoque multireferencial a aquel que “se
propone una lectura plural de sus objetos, bajo diferentes ángulos, que implican tantas miradas específicas como
lenguajes apropiados a las descripciones requeridas y en función de sistemas de referencias distintos, que suponen
y reconocen explícitamente como no reductibles los unos a los otros, es decir heterogéneos” (Ardoino J., 1992,
PAG.15)
Es uan respuesta a la complejidad de los fenómenos humanos que intenta su comprensión mediante un
acercamiento holístico, utilizando diferentes ópticas y lenguajes disciplinarios a los que es necesario distinguir y
también combinar sin reducir.
C.Castoriadis entiende por multireferencial “sistemas a al vez de lectura, por consiguiente de representación, pero
también de lenguajes aceptados como plurales, es decir como necesariamente diferentes los unos de los otros, y
que va a servir para dar cuenta de la complejidad de un fenómeno y para desenredarlo un poco”.
Por detrás de un enfoque multireferencial hay una hipótesis acerca de la complejidad del objeto o campo de
estudio. Por objeto complejo E. Morin entiende “un lugar de intersección de problemas diferentes”. Se pregunta
qué es la complejidad y se responde que, a primera vista es un entretejido de constituyentes heterogéneos,
inseparables asociados: plantea la paradoja de lo uno y lo múltiple”; es “en segundo lugar, un tejido de eventos,
acciones, interacciones, que constituyen nuestro mundo fenoménico” y agrega, que “se presenta también con
rasgos inquietantes de revoltijo, del desorden, de la ambigüedad, de la incertidumbre”
Preferimos hablar de campo y no de objeto, ya que creemos que aquél, desde un enfoque de la complejidad,
denota más claramente la red.
(Acá se hace una especie de análisis en paralelo de dos situaciones, una en la cual el investigador se encuentra en
proceso de duelo por la muerte se su padre y decide buscar en Galicia-cuidad natal del padre-su pasado; y otra, en
a que el investigador busca “lo silenciado” de la institución analizada, el libro donde esta la historia pasada).
En ambas líneas, deseos de saber, vinculados a los orígenes de uno mismo y de la institución.
(Se relata lo la información obtenida al leer el libro que contiene la historia de la escuela; se hace una descripción
del establecimiento)
La institución tenía un fuerte carácter moralizador, era una escuela normal de maestras. Pocas de las máximas de
la escuela se referían al conocimiento, a la institución.
El material encontrado, permitía conocer la génesis de la institución, lo cual daba un nuevo sentido a los
significados hallados anteriormente
¿Cómo se llega a un saber acerca de las instituciones?, se trata en primer lugar de COMPRENDER, no de explicar.
Comprender es encontrar el sentido que el sujeto da a su conducta, es descubrir significados. Allí no termina el
trabajo del investigador, dar sentido al sentido que los sujetos otorgan es un segundo momento del proceso. Para
dar sentido, hay que interpretar; ello requiere de la referencia a la teoría. En nuestro caso, por tratarse de un
complejo objeto de estudio se requiere la multireferencialidad.
A principios de siglo, la formación moral era más importante que la instrucción, y ella se convirtió en mandato
institucional.
La escuela ah sido despojada de aquello que la identificaba: la formación de maestros, sin crear otro proyecto.
Proyecto que es sustituido por el pasado. Esto ilumina y confirman los sentidos descubiertos inicialmente.
Conclusiones
Los hechos concretos que suceden en lo cotidiano de una escuela y de una clase, que a la vez que son
consecuencia y parte constituyente de la trama muestran cómo el suceder transcurre conformando tramas
que adoptan diversas formas.
Registro de impresiones subjetivas de aquello que contratransferencialmente produce en el observador lo
observado
Lo personal en cada actor
Las interrelaciones, intercambios simbólico e imaginario
Construcciones grupales
Los significados que desde un registro simbólico “hablan” de la institución
Construcciones imaginarias que van mas allá de lo real
La estructura dada desde lo formal, modificaciones posteriores, cambios estructurales en diferentes
momentos históricos
Líneas de poder establecidas en jerarquías y estructuras que son concretadas desde desempeños reales
Redes de macropoderes
Ideologias y diferencias de clase
Proyecto fundacional
Momentos históricos-sociales en los que la institución “educación” adquiere significados politico-
ideologico-culturales, en los que la trama institucional se inscribe
Lecturas desde lo contradictorio, lo oscuro
Es necesario reconstruir una trama, supuestamente dada, a partir de la construcción de otra, la de la investigación
en la que la implicación investigador-institucion es necesaria.
UNIDAD 5
(Niñas primero cuenta una historia, la del elefante y después empieza con sus aportes).
EVALUACION: Existen dos perspectivas, una como producto y otra como proceso. En el primer caso prima el
rendimiento de cuentas, el momento finalista en el transcurso educativo, el punto final, la vista al pasado, ubica a
los protagonistas del hecho educativo en una situación a menudo paralizante. En el segundo caso se asocia más a
la idea de cambio, a la idea de desarrollo y facilita a los agentes educativos, en la mayoría de los casos, una
perspectiva alentadora, una mirada al futuro, es una evaluación orientada a la mejora y el cambio, que permite
recoger evidencias, valorar esas evidencias y tomar desiciones en función de la valoraciones realizadas.
Hay dos ejes a tener en cuenta: ¿para qué evaluamos? y ¿sobre qué fijaremos nuestra atención durante el proceso
de evaluación? La primera tiene que ver con las intenciones de la evaluación; refiere al componente ético de la
evaluación, al componente moral ya que en las intenciones residen también los valores puestos en juego en el
momento de evaluar. El segundo refiere a los indicadores usados en la evaluación, a la que convierte en un
constructo que necesita de su parte aplicativa, que pretende hacerse efectiva, tangible y evidente.
Otros elementos en la evaluación son: ¿qué evaluamos? (objeto de la evaluación), ¿quién evalúa? (agentes
evaluativos), ¿cuándo evaluamos? (momentos de la evaluación), ¿cómo evaluamos? (metodología evaluativa),
¿con qué evaluamos? (herramientas evaluativas), ¿cuáles son nuestras expectativas sobre los resultados de la
evaluación? (referentes evaluativos).
Es importante destacar que el proceso evaluativos es una oportunidad para el diálogo.
AUTOEVALUACIÓN: Existe una diferencia entre evaluación y autoevalucaión. Mientras que en la primera el objeto y
el agente de la misma son dos entidades, sujetos, diferentes; en la segunda, objeto y evaluador son la misma
entidad, el mismo sujeto.
La autoevaluación es un el proceso a través del cual se reflexiona sobre la práctica, individual y/o grupal (de
enseñanza y/o aprendizaje), para llegar a conclusiones, individuales o colectivas que mejoren el desarrollo
personal y/o grupal y/o institucional. En toda autoevaluación se hace necesaria la función de espejo por parte de
otro sujeto que no sea el propio objeto de evaluación.
Algunas dificultades surgidas en las autoevaluaciones institucionales, pueden ser: las resistencias al conocimiento
(se requiere, para un análisis una garantía de seguridad real en la que no existan amenazas ante la capacidad de
facilitar la desaparición de fenómenos como “el secretismo”, “la comunicación críptica” o “las agendas ocultas”,
entre otras); las implicaciones (debate entre objetividad y subjetividad en el conocimiento de los fenómenos
sociales que podemos superar con una toma de consciencia individual y colectiva de aquellas implicaciones
inconscientes que dificultan el desarrollo de las personas y de la institución en la que se encuentran); las
multisignificaciones de los hechos (diversidad y variedad de puntos de vista que un mismo hecho genera entre las
personas que lo analizan. Una solución sería la transparencia comunicativa y en el proceso dialógico que debe
presidir toda autoevaluación institucional).
(Acá sigue un cuadro de Lídia M. Fernádez, no lo puse porque no me pareció importante, si quieren léanlo, esta en
pág 331 del apunte).
FORMACIÓN: Los diferentes modelos formativos generan desarrollos también diversos, a saber: mientas que los
planes de formación individual ponen el énfasis en el desarrollo profesional, generando los planes de carrera; los
planes de formación colegial destacan (o pueden destacar con mayor facilidad el desarrollo organizacional generan
la formación en centros o los cambios centrados en la escuela.
CONDICIONANTES Y RETOS PARA LA AUTOEVALUACIÓN CON CARÁCTER FORMATIVO:M. Nitsun considera que un
mismo factor puede ser facilitador o destructor de la capacidad elaborativa de un grupo de trabajo, la misma
característica de un centro puede ser un condicionante o un reto, según como la institución lo considere o donde
se encuentre la institución que desarrolla una autoevaluación con carácter formativo. Algunos de esos factores
pueden ser:
Autonomía de los profesionales (considerados individualmente) y de los centros (considerando a los
profesionales colectivamente y a la comunidad educativa en su conjunto).
Democratización de los procesos de cambio y mejora, traducidos a una transparencia en el desarrollo
impulsado tanto por los profesionales en su lugar de trabajo como por sus directivos.
Principio de progreso sostenible que permite un equilibrio entre la producción y la capacidad de
producción de la institución.
Transformar el desarrollo en helicoidal por el desarrollo en espiral: desarrollo en helicoidal puede generar
bucles que no permitan salir de las prácticas habituales en la institución y de esta forma se vayan
repitiendo los mismos errores y los mismos aciertos sin percepción de mejora o cambio. En el desarrollo
en espiral, una leve “modificación”, un conflicto resuelto de manera funcional, genera (en la mayor parte
de los casos) un cambio de nivel en el desarrollo de la institución y de las personas que la conforman.
Se hace necesario estar atentos a las entradas y las salidas de la institución: incorporación de nuevos
miembros, despedida de los miembros que dejan la institución por diversas razones; se refiere a la
permeabilidad institucional durante los procesos desarrollados.
Los hábitos comunicacionales en la institución son indicadores del tipo de cultura que la institución
sostiene.
El punto de vista desde el que se ven las cosas y desde el que se habla hacen que los fenómenos de poder
y de autoridad sean motivo de análisis pormenorizado en la autoevaluación institucional.
(Luego de eso hay una caracterización clásica en el ámbito sistemático compuesta por 23 proposiciones distintivas
de las organizaciones sanas, no me parece importante, asi que no lo puse, está en pág 333, del apunte).
Cuestión Social Contemporánea: manifestaciones agravadas con las que se expresa y complejiza la
estructura social de hoy. No existe nueva y vieja, emerge como tal con el inicio del capitalismo y adquiere
particularidades históricas.
Rosanvallon dice que a finales del siglo XIX remitía a las disfunciones de la sociedad industrial naciente y se
vinculaba fundamentalmente a las transformaciones del proletariado, así como a los sistemas de protección contra
riesgos a los que estaban sometidos, producto de la organización capitalista. Desde comienzos de los 80 crece la
desocupación y la aparición de nuevas formas de pobreza. Los fenómenos actuales de exclusión no remiten a
categorías antiguas de explotación, si no que emerge una nueva cuestión social. Las contradicciones centrales, para
él, son: la desestabilización salarial y la fragilización del trabajo asalariado (flexibilización y precarización), y la
cuestión de las clases medias: las políticas sociales se centran, cada vez más, en los más excluidos.
La preocupación central del autor es cómo se construye una relación funcional entre la solidaridad y los
nuevos derechos sociales, en la cual el proceso de inserción de los ciudadanos vía empleo es fundamental; en este
sentido, las sociedades modernas trasladan la discusión sobre la nueva cuestión social en función del sentido de
justicia distributiva, basada en el reconocimiento de las diferencias. Existe la necesidad de repensar los
mecanismos de solidaridad que estén vinculados a los derechos sociales.
Lo Voulo afirma que al tiempo que Rosanvallon propone una nueva cuestión social, insiste en su antigua
forma de resolución: una sociedad organizada por el empleo remunerado.
Las manifestaciones de la cuestión social no pueden ser leídas al margen del problema central que las
originan: los modos de organización de la sociedad a partir de la relación capital-trabajo. Las transformaciones que
se han generado en los sistemas de producción y en la rotación y velocidad de recuperación del capital, gracias al
desarrollo de la tecnología y el avance de la informática, han cambiado sin duda las condiciones del trabajo y la
reproducción del capital. Como producto de ese proceso de restructuración se han generado niveles de
precarización laboral, desocupación, vulnerabilidad, marginalización, empobrecimiento y exclusión.
Cuestión Social (Vera Da Silva Telles en base a Castells): Aporía que pone en el centro una disyunción,
siempre renovada, entre lógica de mercado y dinámica societaria, entre la exigencia ética de los derechos y los
imperativos de eficacia de la economía, entre el orden legal que pretende igualdad y la realidad de las
desigualdades y exclusiones tramadas en la dinámica de relaciones de poder y dominación. Disyunción entre las
esperanzas de un mundo que valga la pena ser vivido, inscriptas en las reivindicaciones por derechos y el bloqueo
de perspectivas de futuro para las mayorías afligidas por una modernidad salvaje que desestructura formas de vida
y hace de la vulnerabilidad y la precariedad formas de existencia que tienden a ser cristalizadas como único
destino posible.
Nuestra perspectiva teórica sobre la intervención reposiciona al profesional, en tanto éste debe incorporar
una lectura teórica y critica que le posibilite resignificar la demanda en el plano analítico, en sus dimensiones, no
solo materiales si no, sobre todo, en la comprensión de la degradación humana a la que se ha sometido la vida de
los sujetos. Esta mirada significa justamente la construcción de una perspectiva autónoma y emancipadora de la
intervención.
La importancia de repensar el carácter social de las necesidades vinculadas a los derechos sociales en
contraposición a la individualidad de los satisfactores a partir del consumo, permite valorar la significación de la
intervención en la construcción de las relaciones sociales desde los espacios diversos en los cuales se desarrolla.
FICHA DE CATEDRA
Introducción:
La intervención en las instituciones demanda una rica tarea de análisis que enfatiza una dimensión
particular de la acción: la REFLEXION. La Devolución implica en el proceso una instancia de recuperación de las
palabras, de los sujetos y del profesional.
Repensemos la idea de estrategia, que es un curso de acción propuesto que se vincula con lo deseable y lo
posible, que es viable. La devolución implica tener presente la idea de DISPOSITIVO.
Teniendo en cuenta ello, definir una estrategia de devolución del análisis, nos liga a los actores principales
de un escenario particular, que en definitiva son quienes dan curso a las estrategias. Nuestra intervención en el
momento de la devolución apunta a consolidar procesos lo mas autónomos posibles.
Cuestiones a considerar:
1. Tendremos que contar con los insumos necesarios para la devolución. Al momento de efectuarla,
deberíamos tener:
clara visión del escenario y su contexto.Este momento solo es posible si avanzamos en los pasos
previos.
habremos trabajado nuestro análisis en relación a los analizadores definidos en el equipo, y dado
curso al análisis de los mismos.
aspectos éticos que hacen a un análisis institucional desde una visión profesional que aporte y
apoye la reflexión de los sujetos, sin construir situaciones que vayan contra el secreto profesional,
por ej. Fundando con los sujetos las bases de la evaluación.
1. aportar en la democratización desde las posiciones de los sujetos específicos que circulan en la
organización. Democratización para apuntar a procesos, donde sujetos posicionados desde diversos
lugares se presentan como sujetos de derecho, humanos y sociales. Donde las necesidades y demandas
involucran la base material, las reivindicaciones propias de participación y de democratización de las
relaciones y las prácticas autónomas.
2. Impulsar resoluciones desde las posibilidades y recursos de la organización / institución.
3. La cuestión de los imaginarios sociales es inseparable de la problemática del poder. Interrogarnos sobre la
naturaleza del poder supone observar claramente los dispositivos sociales e institucionales también en la
dimensión de los sujetos. Cuales son los soportes de los disciplinamientos de los cuerpos en la escena
institucional.
1. importante apuntar a reflexionar nuestra acciones, teorizar, sistematizar e investigar la realidad de las
instituciones – organizaciones. Rescatando conocimientos que tenemos pero avanzando en el
reconocimiento de elementos nuevos. Objetivar los modos de organizarse de la institución. Poner a pensar
a una organización su forma de construir la tarea es un elemento clave para los cambios.
2. atender a los criterios metodológicos del AI-AO: constitución preferentemente, de un equipo que actue
como caja de resonancia de la tarea de intervención institucional.
3. concretar previamente una cuidadosa mirada respecto de los analizadores a tener en cuenta. La instancia
de devolución puede aportar insumos para consolidar o no los analizadores.
1. la importancia de que la palabra de los actores ocupe la escena institucional es una preocupación clave de
la instancia de devolución. la diversidad de la palabra y de las diversas formas de expresión del colectivo
institucional. Idea de “paridad” permite poner en común sin jerarquías de aporte. La paridad no implica
una falsa idea de “igualdad”, sino que se valora la particular mirada de cada actor en la lectura
institucional.
2. mirar la comunicación articulada a la dimensión organizativa nos permitirá imaginar y prever cambio que
instalen nuevas formas y canales de comunicar.
Desde el contexto:
1. instalar un enlace de la institución con el contexto es una de las claves del momento de devolución,
objetivar causas y motivos de la construcción institucional nos remite a buscar respuestas en la
construcción social de la realidad. Esto rompe toda posibilidad de asumir lecturas funcionales o parciales
de la realidad de una institución.
Considerar:
Conclusiones
Reconocer la instancia de devolución como un momento de encuentro entre los diversos aportes de los actores del
proceso de intervención nos permite poner el acento en la instancia como un momento de reflexión y puesta en
común de las diversas lógicas que habitan en la institución. Encontrar una modalidad que permita a los actores
institucionales realizar su propio análisis y recibir aportes de un agente externo es una de las claves de la
devolución.
La devolución es un momento en el cual el TS pone en debate su propia competencia para acercar a los sujetos
que habitan la institución una lectura y una opción de cambio de las condiciones/situaciones institucionales. Es tal
vez en esta instancia donde los profesionales hacen su aporte de manera más evidente para impulsar procesos de
cambio en los espacios sociales institucionales.
Esto no combate un orden económico, pero si un orden de significaciones. Y he aquí una particularidad de las
estrategias de cambio en el AO que proponemos. Y no estamos diciendo que la continuidad de las injusticias se
remite a este aspecto de lo simbólico. Sino que EXISTEN CONDICIONES MATERIALES Y SIMBOLICAS QUE PLANTEAN
LA CONTINUIDAD DE UN ORDEN INJUSTO. Pero que nuestra tarea se centra particularmente en la modificación de
significaciones. Este es uno de los sentidos claves de la intervención en instituciones: abordar las significaciones en
las instituciones y proponer opciones de cambio. Y en esta tarea el momento de devolución es un momento clave
para jugar la chance de cambio de una institución.
.
Michael Seguier. “Una introducción a la Auto evaluación. Crítica Institucional y Creatividad Colectiva (CICC)”.
Unidad V (resumen de desconocida)
Introducción
El campo social esta surcado y entretejido por instituciones que lo determinan y que trabajan en él.
Todas las instituciones se ven cuestionadas en una sociedad con menos y menos certezas y normas, y que se
manifiesta cada vez más compleja. Personas, grupos e instituciones toman cada vez más y más conciencia de la
inadecuación de sus medios frente a las inmensas tareas de transformación de esta sociedad.
Un primer paso en el camino de la respuesta a estas preguntas, es lo que intenta la “Critica Institucional y
Creatividad Colectiva”.
- La liberación de la palabra, permite aclaraciones que resultan muy luminosas para el grupo;
- El mejor conocimiento del medio inmediato de acción de la institución y de su realidad sociopolítica, obliga a una
toma de conciencia política y a una redefinición estratégica de sus ejes de trabajo;
- El descubrimiento de fuerzas presentes en la institución, que permite detectar nuevos puntos estratégicos de
tomas de decisión y nuevas definiciones de su poder;
- Una mejor planeación, permite realizar mejor estrategia que ha llegado a ser consciente; a nivel de los métodos
surgen nuevas experiencias, siempre más coherentes;
- A través de la Crítica Institucional de da una formación a la responsabilidad por el simple ejercicio de la expresión,
de la crítica y de la creatividad.
Los límites de ésta aparecen en instituciones que pertenecen a sistemas bloqueados, caracterizado por una
ausencia de análisis real del medio que lo circunda y de la realidad socioeconómica, de las fuerzas en juego, de la
distribución del poder, así como la ausencia de un cuestionamiento radical de la función de la institución.
En muchas ocasiones la crítica no ha tocado sino a la institución, sin llevar consigo más que un cambio superficial.
Los objetivos han sido mal definidos; los “miedos profundos” no han sido superados.
En fin, el conjunto de la institución no ha podido tomar conciencia de su realidad, más determinada que
determinante.
Nuestro método de C.I.C.C, parece más adaptado a instituciones de un tamaño pequeño o mediano, o para
sectores parciales de grandes organizaciones. Es, más que nada, el acompañamiento de un proceso conducido por
grupos, en una institución, con miras a su transformación y la de la sociedad.
El documento de trabajo ha sido elaborado a partir de muchas experiencias que han tenido que ver con tres tipos
de instituciones:
- Instituciones sociopolíticas;
- Instituciones pedagógicas;
- Instituciones comunitarias.
La C.I.C.C se articula con otras actividades que un grupo interventor llamado INODEP lleva a cabo. Las distintas
actividades con las que se vincula y que se llevan a cabo son:
2- Del apoyo metodológico a los grupos, otra de las actividades del INODEP, la C.I.C.C ha podido obtener como
experiencia valiosa, un hábito de acompañamiento en la búsqueda de los grupos, muchas veces desprovistos de
instrumentos teóricos de análisis.
3- A través de las encuestas concientizantes realizadas por el INODEP, la CICC ha podido verificar que los grupos
pueden, por si mismos, decidir sus hipótesis de investigación. Además por este medio, se ha podido ayudar a los
grupos de acción a tomar conciencia de la globalidad de sus problemas y de sus responsabilidades, así como de su
capacidad de encontrarles solución. Se han podido percibir mejor, las interdependencias conflictivas entre el
medio y la institución.
La experiencia misma de critica institucional a la que se ha sometido el INODEP como institución, con la presencia
de personas “exteriores“, que ayudan a la coherencia interna y externa, se ha podido percibir desde adentro los
niveles y grados de implicación que suscita la critica institucional. Su opción por la autogestión, ha permitido medir
mejor la amplitud de las implicaciones y de las exigencias de tal camino.
Ajustar a los individuos, o a los grupos, a sistemas que se suponen estables, rectificar comportamientos que
parecen desviados, no trabajar sino a nivel de los métodos, hacer todo lo posible para que los individuos, o los
grupos adopten los valores del sistema, es contrario a nuestra perspectiva sociopolítica.
Nuestra línea crítica, creativa y colectiva muestra bien que rechazamos todos esos senderos de recuperación de los
individuos, por medio del lastre de las ciencias humanas, para ponerlas al servicio de un sistema, del que no serian
sino ejecutores y reproductores.
Cuestionamos toda tentativa de hacer de nosotros, gentes que facilitarán la “regresión de lo político a lo
psicológico“, por parte de grupos que piensan que las soluciones fundamentales pueden ser sólo psicológicas, que
las relaciones interpersonales y los problemas personales permiten explicar todas las dificultades y las tomas de
posición, que lo político no es sino una dimensión aislable de la realidad.
2- Por otra parte, nos parece ingenuo, situarnos desde el exterior en una posición de destrucción sistemática de las
instituciones, por la acentuación de la “espontaneidad y la crítica arrasadora”.
La provocación es un momento necesario de la toma de conciencia, pero no puede constituir por si misma lo
esencial de una intervención.
Si es cierto que es necesario luchar sistemáticamente contra toda estructura dominante, es también cierto que
agentes venidos del exterior corren el peligro, con su crítica, de no dejar detrás de ellos sino un vacío, que será
rápidamente llenado por estructuras aún más conservadoras y recuperadoras.
Nuestra posición ha sido elaborada a partir de la experiencia de trabajo con grupos comprometidos en la
transformación de sus realidades. De aquí que nosotros nos abocamos a acompañar procesos de cambio, en los
cuales la dimensión política está presente y es determinante en el cuestionamiento de la sociedad, en y por sus
instituciones.
Este método dialéctico trata de poner en movimiento el conjunto del sistema social, de fomentar la transformación
de las estructuras y de los grupos, a través de un movimiento de crítica sistemática, es decir, a través de un análisis
riguroso de los tipos de relación de fuerza y de perspectivas, que están presentes.
Los cambios de organización deben traducirse en conductas nuevas y apoyarse sobre la potencialidad de nuevas
“utopías concretas”. Solo a partir de la realidad de las determinaciones sociales concretas, a partir de la detección
de las contradicciones y de las fuerzas posibles de transformación, se podrá realizar la elaboración de nuevos
sistemas de relación y de poder. En el cambio real de la vida de una población, es en donde se podrá evaluar la
validez de una crítica.
Para superar un ideal puramente tecnológico o burocrático, es necesario crear, en el interior y en el exterior de
cada institución, la posibilidad de autogestión, y el espacio de libertad que permita no estar sometido a las
situaciones sino dominarlas. Por esta razón, se deben detectar y responsabilizar, los elementos capaces de dar a la
institución un compromiso significativo en esta línea. La institución debe ser capaz de definirse claramente en
cuanto a su papel y a su acción, de reestructurarse frente a las mutaciones sociopolíticas del medio, y a
promoverlas.
Esto no puede realizarse sino por una autocrítica colectiva de los que trabajan en el interior de diferentes
proyectos, por medio de una acompañamiento metodológico capaz de desarrollar su capacidad de análisis y de
organización de la acción. Esto desembocará en una renovación de la estrategia y en la transformación de las
relaciones de fuerza.
Se trata de un análisis metódico, asumido por la institución mima, con un acompañamiento sistemático.
Un acercamiento Pluridisciplinar
Entendemos por realidad global el conjunto de la coyuntura. Pensamos que una institución debe situarse en
relación a esta realidad y definir cuáles van a ser sus opciones en el terreno de las fuerzas contradictorias, y con
qué corrientes va a establecer su solidaridad.
La realidad esta compuesta de múltiples elementos de diferentes tipos, que pueden diversificare de dos maneras:
Capas que tienen los mismos ingresos, los mismos intereses económicos.
Cada uno agrupa a personas que pueden pertenecer a niveles elevados o bajos, en la jerarquía social. Estos
sectores verticales tienen la propiedad sociológica de dar a sus miembros un cierto espíritu, una manera de ver las
cosas, una mentalidad común. Estos sectores verticales son integrados a nivel de la mentalidad colectiva de sus
miembros.
- Administración;
- Educación;
- Ejército y policía;
- Iglesias;
Es la zona más inmediata que, por una parte, determina a la institución, y, por otra parte, puede ser influenciada
por su acción. Sería más o menos amplio, según la institución tenga alcance internacional, regional o local.
Una institución no toca el conjunto de la realidad. Está situada en un medio, que a su vez está situado en un cierto
nivel en la pirámide y más encuadrado en ciertos sectores verticales.
3- Focalización de la institución:
Podemos así percibir mejor el campo de acción de la institución, su impacto posible, así como sus determinaciones
externas. Se pueden apreciar mejor las diferencias entre su proyecto de acción global, y el alcance real de su
acción; entre la situación real de sus miembros en la sociedad, y sus referencias teóricas.
El esquema de la CICC ilustra bien, tanto la necesaria confrontación institución-sociedad, como el acercamiento
plurisdisciplinar del método.
Se trata de conservar al mismo tiempo, todas las dimensiones del análisis, porque visiones parciales que no le
permiten considerar verdaderamente su realidad.
- Sociedad global;
- Medio de inserción;
- Estrategia y tácticas;
- Estructura y dinámicas;
- Métodos.
a) Expresión y descripción de la realidad. El análisis debe partir del material concreto, aportado por los miembros
del grupo; este material revela ya, la lectura, que de la realidad, hacen los miembros del grupo, así como sus
opciones de base;
b) Crítica del material, la cual consiste principalmente en una toma de conciencia por parte de los miembros del
grupo, de las distancias entre las palabras y los hechos, los desajustes o las contradicciones que el grupo encuentra
en su acción;
c) Creatividad, que consiste en que el grupo mismo determine los cambios que le permiten seguir adelante, con
nuevos programas más coherentes.
Cada etapa implica, y está implicada, por las otras dos, pero el distinguirlas permite una mayor claridad en la
marcha del análisis.
Se trata de un acercamiento pluridisciplinar, que toma elementos, ante todo, de la economía y de la política, que
realiza precisiones ideológicas a partir de los datos de la sociología y de la psicología social.
Es necesario inventar un cambio metodológico, que rechace las grandes evaluaciones-diagnóstico, realizadas por
especialistas extraños a la institución, y que no comprometen realmente al conjunto de los miembros de la
institución. Esto no afecta sino al nivel más alto de la institución, y es muy débil la movilización real de dicha
institución y de la población implicada.
El CICC quiere seguir este nuevo camino metodológico, en una perspectiva de autogestión. Los resultados se
operan en la conciencia de los miembros de la institución, y se traducen en transformaciones visibles a nivel de las
estrategias, de la estructura y de los métodos.
Así mismo, los acuerdos mínimos entre la institución y el equipo de acompañamiento son las líneas de fuerza
subyacentes que posibilitan que la CICC pueda ser fecunda. Ellas son:
- En cuanto a la sociedad: las estructuras mentales y sociales están ligadas a una historia colectiva y tienen un
sustrato económico; su transformación requiere de una acción política;
- En cuanto a la estrategia: para que una acción perdure, se requiere de una estrategia que sea elaborada por el
conjunto de los miembros de la institución, y que sea clara para todos;
- En cuanto a la estructura: las estructuras cambian a través de tensiones y conflictos; la institución misma debe ser
un campo de experimentación democrática;
- En cuanto a los métodos: éstos no son neutros, y se elaboran en la acción; la autoevaluación permanente está
ligada a una lucha contra la inercia institucional y a una formación continua;
Se trata de la crítica de las relaciones entre la sociedad y la institución. La CICC está centrada en la acción y la
práctica, y sus efectos reales deben poder medirse en los cambios visibles al exterior, o al interior, de la institución.
Metodología
Una manera de clarificar los fines y los métodos de la CICC, es el establecer una comparación con otros tipos de
intervenciones. Lappasade y Lourau definen tres niveles de análisis y de intervención:
1- La intervención psicosociológica: conservamos las tres fases distinguidas por Max Pagés: toma de conciencia-
diagnóstico– acción. “La fase de la toma de conciencia consiste en localizar las dificultades sociales desconocidas
hasta entonces. En el estadio de toma de conciencia, estas dificultades son percibidas aún, de una manera
sectorial:no están relacionadas las unas con las otras”.
3- La intervención socio analítica: en ésta tomamos muy en cuenta sus diferentes elementos:
Análisis de la petición de intervención: que comprende la petición oficial de los responsables de la organización,
su petición implícita, oculta en ocasiones, detrás de la petición explícita, y las expectativas del grupo de miembros
de la institución y de beneficiarios de la organización. El conjunto de responsables de la organización y el grupo de
miembros de la misma, son el colectivo con el que se trabaja en la intervención. El colectivo de la organización, las
determinaciones de lugar y de tiempo de las sesiones, es el campo de intervención socio analítica;
La Autogestión de la Intervención por el colectivo de la organización: el colectivo de la organización debe auto
conducirse en cuanto a horarios, números de sesiones, relación entre las sesiones de análisis y las otras actividades
cotidianas. Se analizan los obstáculos que se presentan a la autogestión de las sesiones, los límites que tiene,
evidentes o no; todo lo cual revela las determinaciones institucionales ocultas;
La regla de “decirlo todo”, o de la libre expresión: se trata de devolverle a la organización en las sesiones, lo que
“institucionalmente” no se dice, los rumores, los secretos de la organización, las pertenencias a uno u otro
subgrupo. No faltan los obstáculos para restituir completamente a la institución este saber; se analizan estos
obstáculos, como reveladores de la estructura institucional, y de los no- saberes que rigen a las instituciones;
La elucidación de las implicaciones cruzadas que se dan, por el hecho de la pertenencia o rechazo a subgrupos,
categorías, ideologías y otras particularidades de la organización, que vienen a negar la pertenencia común de
todos, a la misma;
El análisis de las retroalimentaciones del investigador-interventor que hay en el socio analista: el analista da la
respuesta que da el grupo de socio analistas, frecuentemente sin saberlo, al proceso de análisis colectivo.
Reconocer estas retroalimentaciones, es adelantar la parte principal del trabajo socio analítico. Los obstáculos que
se dan para reconocer tal retroalimentación, constituyen lo esencial del terreno de análisis;
La elaboración o la elucidación de analizadores. Por analizadores se entiende, elementos que, por las
contradicciones diversas que introducen en la lógica de la organización, ayudan a expresar los elementos
determinantes de la situación. Estos son los analizadores naturales. Por el contrario, los elementos que revelan la
estructura institucional, constituyen analizadores elaborados para favorecer el dispositivo socioanalítico de
intervención, el cual es el analizador experimental de base.
Llaves de lectura
Son pistas de búsqueda, preguntas a hacerse, puntos de referencia, que dan luz sobre cosas que no se dicen, sobre
las ambigüedades que ocultan los mecanismos institucionales.
Cada una de ellas debe situarse dentro de un conjunto y debe permitir a los miembros de la institución, el detectar
mejor los lugares donde surgen su pensamiento y sus acciones.
A) de la situación de la institución
Una institución progresa superando crisis. A este nivel, una coherencia total no es, ni posible, ni aun deseable. La
incoherencia proviene de una inadaptación latente entre dos sectores de una institución. El análisis busca
explicitarla para que, hecha alternativa y opción clara (es decir conflicto) se pueda dar un paso adelante. Cuando
las mismas son demasiado grandes, la institución se pone en peligro.
a) La finalidad del grupo o institución ,y su inserción en la sociedad global (medio). La situación misma de una
institución, en el interior de un medio dado, puede tender a esclerotizarla. Sus incoherencias deben se
descubiertas, si se quiere reforzar la acción de la institución, en la línea que ella misma que se ha impuesto;
b) Entre institución y su medio de inserción: aquí hay que preguntarse sobre las cuestiones de “estilo” de la
institución. La lengua, el lenguaje, los edificios que se usan, los horarios, etc., pueden establecer verdaderas
barreras entre una institución, fraguada en su propia lógica, y el medio en la que quiere ser eficaz y que puede
pertenecer a otra clase social;
c) Entre las finalidades que se expresan y las que realmente se persiguen: siempre hay una distancia entre lo que
se dice y hacia lo que se tiende realmente. Cómo se emplea el tiempo, la repartición del presupuesto, la red de
relaciones, revelan frecuentemente la prosecusión de finalidades bien diferentes a las que se anuncian en el
proyecto original;
d) Entre la finalidad y las estructuras de la institución. Una de sus causas puede ser la desadaptación o la
incoherencia de las estructuras;
e) Entre la finalidad y los métodos: al bajar los grandes planes, la incoherencia puede encontrarse en los métodos
empleados.
Los tres principios de los movimientos sociales, según Alain Touraine en su “Sociología de la Acción”, constituyen
una llave de lectura sencilla que permite detectar mejor la naturaleza de la institución. Ellos son:
El principio de identidad. Todo movimiento social se da a sí mismo una identidad al declara a quién
representa, a nombre de quién habla, qué intereses protege o defiende. Es su definición la que le hace socialmente
identificable y significativo;
El principio de oposición. Un movimiento social lucha siempre contra una resistencia, un bloqueo, una
fuerza de inercia. Tiene necesariamente, adversarios;
El principio de totalidad. Un movimiento social actúa en nombre de ciertos valores superiores, algunas
verdades de base reconocidas por todos los miembros de la colectividad. Un cambio de orientación, generalmente
está acompañado de un cambio de su principio de totalidad.
3- Envejecimiento y burocratización
Una institución puede ser comparada con un organismo vivo: responde, reacciona a los estímulos de su medio
ambiente. Toda organización ha sido creada par responder a ciertas necesidades, demandas y estímulos. Hay
envejecimiento de la institución cuando las estructuras o los miembros de la institución no cambian más. Terminan
no percibiendo los nuevos estímulos, no pudiendo reaccionar. La institución se dedica entonces a la repetitividad.
Para atender a este envejecimiento, es necesario utilizar los recursos de la institución, que hasta entonces no
estaban en contacto directo con el medio ambiente y sus estímulos.
Toda institución oscila entre dos polos contradictorios: la espontaneidad y la creatividad de sus miembros por una
parte, y por otra, la organización de las decisiones y el control a nombre de la eficacia. No es posible que todos los
miembros sean consultados respecto de todas las decisiones, en todo momento.
Existe burocratización cuando aquellos que son delegados por los demás para tomar ciertas decisiones y llevar
cierto control, se autonomiza y acaban por reproducir dentro de la institución, la división social del trabajo que se
da en el sistema dominante: pensadores- ejecutores, intelectuales- trabajadores manuales, teniendo los primeros
un poder no revocable por la base.
Se tratará, pues, de favorecer el polo de la creatividad colectiva, para que la delegación del poder esté decidida y
definida claramente por la base.
Existe siempre una división técnica de tareas. Surge el problema cuando esta división técnica se hace una división
social.
1- Necesidades fundamentales
Una tensión consiste en mantener a la vez los objetivos de la institución y responder en una cierta medida a las
necesidades vitales de sus miembros. Un mínimo de respuesta a los intereses de los miembros es necesario para la
supervivencia de una institución.
2- Nudos y nebulosidades
a) El fenómeno- autoridad
Tratar el problema del poder es, no solamente tratar el problema de las relaciones de fuerza, si no sobre todo el de
los mecanismo de legitimación del poder, y el del “fenómeno- autoridad“. En efecto, todo poder actúa y se
refuerza por sus legitimaciones, se oculta detrás del fenómeno- autoridad.
La primera mistificación a la que da lugar este concepto es la de hacer aparecer a “la autoridad” como la exigencia
de la sociedad entera sobre el individuo, cuando de hecho, no puede ser sino la justificación, la legitimación
abusiva del poder de una minoría sobre una mayoría, el intento de explicación de las relaciones de dependencia:
de aquí su carácter aparente de inevitabilidad.
La segunda mistificación consiste en hacer recurso manipulador a la creencia en una trascendencia (Dios, el
partido, el bien común, la patria, la familia, etc.) que se constituyen como referencias totalizante que permiten
montar el esquema: valor supremo- jerarquía- legitimidad.
Las manifestaciones del “fenómeno- autoridad” son numerosas y diversas, pero se sitúan siempre entre un primer
recurso a la fuerza, y un último recurso a la fuerza, en caso de trasgresión.
Dicho fenómeno, cuando es la sustitución de la violencia, permite obtener, por un conjunto de medios, una
relación de dependencia que asegura un poder reconocido, más aún, deseado: el superior domina, el inferior se
somete. En fin, en su proceso de sacralización, tiene necesidad de rodearse de un mínimo de misterio, de secreto,
de distancia, todo lo cual forma la aureola de lo “mágico“.
En la conjunción de estos tres elementos: referencia a una trascendencia, asimilación de la relación de
dependencia, recurso al ministerio, es donde se sitúa, se desarrolla y se impone el fenómeno- autoridad. En
ausencia de uno de estos elementos, no se trata ya del fenómeno- autoridad, sino más bien, de la dominación y de
sus mecanismos.
El estar atento a estos tres elementos y a la manera como son interiorizados en el inconsciente colectivo del grupo,
permite saber a qué fuerzas ocultas se deben enfrentar la búsqueda autogestionaria, tanto a nivel de los que
detentan el poder, como al nivel de los que no lo soportan.
b) El secreto
Elemento de sacralización del fenómeno- autoridad, se manifiesta también con una regla de oro de las
instituciones, cualquiera que éstas sean. Esta regla de oro lleva nombres diferentes, pero su función es siempre la
misma: proteger el poder, reforzar el fenómeno- autoridad. Secreto profesional, secreto de estado, etc., producen
al fin de cuentas, una discriminación.
Los secretos, aún cuando han cambiado de forma, han existido siempre para defender privilegios.
El secreto que hace singular y valiosos a un sujeto, le confiere un prestigio doble: un prestigio de nivel, que provoca
la discriminación, y un prestigio jerárquico que confiere a la vez valor y poder.
El secreto que permite aislarse, levantar fronteras infranqueables, comportamiento de repliegue o de rechazo, crea
la penumbra en la cual se sitúan los que se creen investidos de una misión particular (referencia mítica), y los que
rechazan la confrontación de sus privilegios o que tienen mala conciencia;
- En el campo ideológico. Una doble estrategia del secreto permite al grupo dominante el mantenerse o reforzar su
poder:
una estrategia de conquista: en ella los detentores del secreto buscan a la vez el ganarse aliados
haciéndolos cautivos del mismo (e comparte una fracción del secreto), y establecer una guerra de secretos con
sus rivales, a fin de arrancarles los suyos;
una estrategia de disfraz: en ella el silencio es el triunfo: silencio sobre los verdaderos secretos, silencio
que hace creer que hay secretos donde no los hay.
c) El dinero
Por esto una CICC no puede esquibar el análisis del “dinero”: de dónde viene, cómo circula, quién lo administra,
etc. Se ve la necesidad de un análisis de la política financiera, la verificación de su coherencia con la finalidad de la
institución y con su política general.
Tarea exigente, ardua, a la cual deben asociarse todos los miembros de la institución, porque el problema del
dinero muy frecuentemente es un área bloqueada, aun en las instituciones “no lucrativas” y de carácter social.
3- Las tolerancias internas y externas
Muchas instituciones tienen la tolerancia como ideal. En el interior de la organización, esta tolerancia respecto de
conductas, normas, valores diferentes entre los miembros, se llama pluralismo. Y en el exterior, la tolerancia frente
a su medio de inserción se vive como apertura.
La falta de pluralismo produce la uniformidad, y la falta de apertura al medio produce la fosilización. En ambos
casos, la creatividad del grupo queda mortalmente herida.
Sin embargo, la CICC se aplica a buscar las fronteras más allá de las cuales la institución no puede extenderse en
esta doble tolerancia: la frontera más allá de la cual el pluralismo interno desemboca en oposiciones insuperables
y la apertura al medio termina en una disolución de la institución.
Lo que puede hacer CICC es animar la búsqueda y la reflexión de los miembros de la institución sabiendo que las
fronteras pueden ampliarse en función de:
- Su tamaño;
4- La pertenencia a la institución
En torno al problema fundamental de la pertenencia a una institución, hay cuatro pistas de búsqueda a explorar:
- Los motivos de pertenencia. Frecuentemente existen diferencias entre los motivos explícitos y los motivos
implícitos en cada uno de los miembros. La pertenencia a la institución puede ser para los miembros un bien
precioso que pagan al precio que se les exige, y en el que encuentran frecuentemente ventajas insospechadas;
- La pertenencia se traduce en la práctica en una cierta ortodoxia, tanto a nivel de las normas, como a nivel de los
valores. Toda institución excluye ciertos comportamientos e impone otros. ¿Cuáles son?.
C) de sus mecanismos
- El principio del placer (libertad sin trabas), por una parte y por otra, el “superego” (ley, normas, deber,
sentimiento de culpa interiorizado);
Estas fuerzas dinámicas van por pares y se oponen entre ellas (deseos- leyes, libertad- restricciones).
De su relación dialéctica depende el equilibrio del conjunto. Estas dos fuerzas tienen una orientación, una energía;
su resultante tiene por meta los fines perseguidos por la institución, y determina las zonas de restricción y de
libertad del individuo.
1) Un conjunto de ideales, de fines e intereses propios de la sociedad, que son considerados como fines legítimos
por todos los miembros o por la mayoría. Son cosas por las que vale la pena trabajar;
2) La reglamentación y el control de los medios aceptables para conseguir estos fines legítimos. Son los medios
institucionalizados, mandados o autorizados, para lograr sus fines y objetivos.
Noción de conflicto
El conflicto es un mecanismo que permite el cambio social en la medida en que se produce, por razones internas o
externas, el rechazo de la situación inmediatamente anterior.
Favorecer un conflicto es aceptar el considerar que el bien de la colectividad debe ser llevado en las manos de
todos los miembros y no solamente por aquellos que son representantes oficiales; es impedir que la institución
llegue a ser para sí misma su propia finalidad, y sus dirigentes los detentores absolutos del poder; es también
querer que se manifiesten los intereses antagónicos que se dan al interior de la estructura, para permitir una
modificación permanente y autoevaluada.
El conflicto que se da en una institución en forma rara y excepcional, reviste una intensidad dramática, mientras
que considerado como una técnica de cambio social, querido y manejado, resulta una forma de regulación de los
grupos que se asumen a sí mismos, compartiendo el poder confiado, hasta entonces, a una minoría.
Cuando una estructura admite el conflicto, dispone de un medio importante para reorientar las condiciones de
equilibrio y para modificar las relaciones de poder.
El conflicto no tiene valor si no en la medida en que tiene una función de analizador, es decir, que tiende a poner
en evidencia los componentes de un grupo constituido, y sus interrelaciones y acciones, a fin de captar las causas
del mal funcionamiento o del bloqueo, y remediarlas. Pero esto es necesario quererlo, porque significa aceptar
que aparezcan a los ojos de todos, las contradicciones hasta entonces mitificadas y mistificadoras.
En una institución, se encuentran dos maneras de manejar esta tensión fundamental, estas fuerzas dinámicas y
estos modos de adaptación. La institución evoluciona pasando de crisis latentes a crisis abiertas.
La lucha se entabla entre dos grupos que tratan, cada uno de ellos, de arrastrar el conjunto de la institución
compuesta de conformistas, innovadores y ritualistas. Por una parte está el grupo de los que han aceptado una
responsabilidad oficial en la institución y por otra parte uno, o varios grupos de “rebeldes” que presionan hacia el
cambio. No hablan ambos el mismo lenguaje y la institución progresa a partir de su confrontación.
2- Ocultación recíproca de lo político y de lo psicológico
Todos hemos tenido la experiencia de éste en la vida diaria, las verdaderas razones de una actitud, de un
comportamiento, de una elección permanecen ambiguas, ocultas tanto para los sujetos mismos como para los
observadores.
Nuestra práctica y la experiencia de la CICC no han conducido a constatar que en numerosas instituciones, los
problemas afectivos de relaciones personales (que surgen en el campo psicológico), son interpretados y tratados
como problemas de orden ideológico o estratégico; igualmente, los llamados problemas políticos, son en
ocasiones problemas que surgen de la psicología.
Por otra parte, cuántas veces se ha visto a una institución hablar de bloqueos estructurales, cuando se trata, de
hecho, de bloqueos en las relaciones, y viceversa.
A partir de la clarificación de la problemática, pero también a lo largo del proceso de descripción de crítica y de
creatividad, la CICC ha de facilitar a todos el evitar lo que hemos llamado: ocultación de lo político por lo
psicológico y viceversa.
Es de notar que aquellos que están establecidos en puestos de poder, utilizan más frecuentemente el
procedimiento de reducir cuestiones políticas a simples inquietudes psicológicas personales. Así, si alguno
cuestiona fuertemente la estructura, será inmediatamente sospechoso de tener problemas personales, sexuales,
de equilibrios mentales, o de integración social. Y a la inversa, cierta reducción simplista, que pretende que no
existen problemas psicológicos sino que todo es político, puede ser a apreciación de individuos que tienen poco
conocimiento de la amplitud y complejidad de las luchas de poder.
3- El analizador
Es un revelador de la estructura de la institución, un provocador de esta institución, que saca a la luz las
contradicciones y las coherencias. Es también un catalizador valioso de las fuerzas difusas, dispersas, no
expresadas. Su función principal es la de orientar hacia el futuro. Fruto del pasado, surge en el presente para abrir
los inéditos viables históricos.
En un sentido muy amplio, todo acontecimiento como todo elemento de la realidad, de la realidad restringida de la
institución, la del medio de inserción o de la sociedad global, puede jugar el papel de analizador (un
comportamiento que se desvía de lo común, una intervención imprevista, etc.). El carácter imprevisto, fortuito, no
conforme, es lo que le confiere el carácter de analizador: sorprende, cuestiona por lo inesperado. Además, todavía
es necesario que sea descifrado por los grupos implicados, es decir, reconocido como revelador de una estructura
social, de una estructura institucional y como provocador de la reflexión, como catalizador de los elementos de
transformación y de creación.
- Ideológico: si cuestiona las finalidades de la institución, o sus metas, o su política general, o sus objetivos.
- Organizacional: si denuncia las estructuras y el funcionamiento de la institución como sus problemas de jerarquía,
de repartición del poder y del trabajo, etc.
- Psicológico: Si descubre los bloqueos o los choques de las relaciones interpersonales, y provoca tomas de
conciencia, el surgimiento de la dimensión del “deseo” que hay en cada uno, si libera las energías humanas.
El analizador externo e interno. El analizador externo posee una fuerza de provocación que no parece
tener el analizador interno.
El mejor ejemplo es el del analista mismo, el analizador de primer orden. Su sola presencia, juega el efecto de
revelador ayudándose de preguntas de lo que no se dice, del inconsciente colectivo, hará brotar lo que se deja de
lado. Extraño al grupo, podrá llevar su investigación hasta descubrir las estructuras, los sistemas, los mecanismos
conflictivos, antagónicos, de la institución. Papel que ninguno de los miembros podría llevar tan lejos.
Los analizadores externos pueden ser múltiples y muy diversos, puesto que surgen del medio ambiente de la
institución, con o sin relación directa con ella. Provocando reacciones en el cuerpo institucional, hacen aparecer las
inclinaciones, las alianzas, las diferentes estrategias. El analizador funciona mientras la autoridad se organiza y
vuelve a reaccionar, pero cuando desaparece como tal, ha engendrado ya a otros analizadores que lo continúan o
toman su relevo.
En efecto, cada situación, en un espacio y tiempo dados, engendra sus propios analizadores. Es necesario saber
leer el acontecimiento y hacerlo hablar.
1- Es necesario que este acto sea visible, es decir que supere el estadio de las intensiones. Es un hacer más que un
decir.
2- Es necesario que tenga una dimensión más bien socio psicológica. Cuando uno ve actos colectivos reflexiona, se
impresiona. Se dice uno que está frente a un fenómeno, y se pregunta dónde se encuentra uno en relación a este
hecho.
Es necesario que revele una expectativa inconsciente, que parta de una rebelión inconsciente.
3- Revela una posibilidad no experimentada: que algo era posible pero uno no sabía que lo era.
Crea una situación nueva. Cuando se ha realizado un acto significativo, se ha creado una nueva situación: no puede
ser simplemente como antes.
Tiene una dimensión más amplia que el hecho mismo, obtiene su poder de un aspecto simbólico.
Hay también un doble aspecto ruptura- solidaridad. Es necesario llegar a sentir las solidaridades que se dan en las
gentes, en los diversos grupos, y encontrar la ruptura que hará aparecer estas solidaridades y que las haga
fecundas.
4- En fin, desmitifica y hace caer los tabúes: compromete a las personas y las concientiza en la acción.
La proposición de los hechos significativos es un analizador construido, inducido con el fin de suscitar la creatividad
de un grupo, y de situar mejor, el valor de su acción permanente, habitual.
Esta definición de acciones posibles, empuja al grupo a una búsqueda de nuevos caminos y nuevas formas de
acción. La proposición de los hechos significativos es un analizador construido, inducido con el fin de suscitar la
creatividad de un grupo, y de situar mejor, el valor de su acción permanente, habitual.