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UNA NUEVA HISTORIA DE JUJUY

La renovacion historiografica

Marcelo Lagos*

Desde la Universidad pública se ha producido, desde hace más de quince años a


esta parte, una renovación en la historiografía local, con la profesionalización de la
disciplina.
El análisis del pasado estaba anteriormente en manos de aficionados, cronistas
o simples recolectores de datos (con honrosas excepciones como Guillermo
Madrazo, Jorge Bidondo, etc.), a los que irónicamente un historiador había
denominado “el club de los descendientes”, pues su objetivo era el rescate de viejas
glorias familiares. Eso se ha revertido actualmente porque la universidad ha
generado recursos humanos, suficientes como para encarar el pasado desde otra
perspectiva. El pasado no es patrimonio de los historiadores, como la salud no lo es
exclusivamente de los médicos, pero la mirada profesional de quienes dedican su
vida a estos asuntos, es necesariamente una voz autorizada.
La profesionalización de la que hablamos ha provocado una apertura hacia
nuevos temas, nuevos enfoques y problemas, como decía el gran historiador
francés Jacques Le Goff. Así se inició la investigación de campos poco explorados
como el de la economía (historia agraria, del comercio, de las finanzas públicas,
etc.); de la sociedad (grupos subordinados o marginales, sin por ello descuidar las
elites); de la demografía (ciudad, campaña, migraciones, etc.); de la cultura
(representaciones, imaginería, rituales) y también de la política, terreno predilecto
de la historia tradicional, pero con otro tipo de intereses (conformación del poder,
opinión pública, comportamiento electoral).
También fue el ámbito de la universidad el que facilitó el desarrollo del trabajo
interdisciplinario, especialmente con la antropología, la sociología, pero igualmente
con la comunicación social y las ciencias políticas, lo que enriqueció notoriamente
el análisis y sobre todo promovió la confrontación de teorías.
A pesar de que se ha dado difusión de las investigaciones a través de
actividades como charlas, cursos docentes y esencialmente publicaciones, no hay
aún un conocimiento a nivel social de la nueva producción, posiblemente porque
los miembros de los grupos de investigación no son muy afectos a los discursos de
efemérides o a la aparición en los medios. Sin embargo, existe plena conciencia
que transferir los conocimientos producidos desde la universidad, es su función
social.
Conciente de esto, la Unidad de Investigación en Historia Regional (que
funciona desde 1989 y es la más antigua de la Facultad de Humanidades) ha
decidido encarar un proyecto colectivo para redactar una nueva historia de Jujuy,
que sea accesible al lector en general, maestros, profesores y alumnos de los años
superiores.
La obra pretende ser superadora de experiencias anteriores, como los
volúmenes de Jujuy en la Historia, donde se presentaban en forma de avances, las
líneas de investigación personal, conformando un panorama variado, pero no
homogéneo e integral del pasado de la provincia.
La producción quiere ser de difusión, sin que esto implique renunciar a la
calidad académica, es decir tratando de hacer un enfoque dinámico e interesante,
para demostrar que se puede hacer una historia de consumo masivo, que no caiga
en los enfoques naif o neorevisionistas chabacanos tan comunes hoy día, alentados
por haber encontrado una veta comercial en apariencia inagotable.
Si bien se tratará de una historia de Jujuy, no se descuidarán las complejas y
variantes relaciones regionales que han vinculado a nuestro espacio con el Alto
Perú, las vecinas provincias norteñas, el ambiente chaqueño o el norte chileno. Es
en el contexto de lo regional donde lo local se hace inteligible.
La perspectiva de análisis tratará de ser una alternativa de la eterna mirada
porteñocéntrica de la historia, no para construir otro centrismo, sino para colaborar
en complejizar, enriquecer y matizar la historia de la Nación. Afortunadamente no
se está solo en la tarea, otras universidades nacionales como Rosario, Comahue,
Tandil, Tucumán, etc., se encuentran en la misma labor de conocimiento de su
pasado local para aportar a una historia del país con más equilibrio.
El plan de trabajo ha sido concebido en tres grandes bloques. El primero sigue
una periodización clásica: un inicial panorama del período Colonial, luego el difícil
momento de las Guerras de Independencia y Civiles, continúa con los cambios de
la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX, sigue con las etapas radicales y
peronistas hasta la década de los setenta para concluir con la dictadura y la
restauración democrática.
El segundo rastreará la evolución histórica de las cuatro grandes regiones
ambientales de Jujuy, porque se quiere tratar con equidad a la Puna, la Quebrada,
los valles centrales y subtropicales, que conforman la riqueza y diversidad de esta
provincia de contrastes.
Por último, se realizarán enfoques sobre diversas problemáticas específicas: la
evolución de la economía y demografía, los problemas sanitarios y las prácticas
curativas, la cuestión de la identidad, el desarrollo de la cultura, el trabajo y los
conflictos sociales, etc.
Se incluirán anexos con sugerencias bibliográficas para quienes deseen
profundizar sobre algún tema en particular, mapas, imágenes y documentos de los
distintos momentos tratados.
El trabajo es realizado por más de una veintena de investigadores, en su
mayoría historiadores, pero también colaboran antropólogos, médicos, escritores,
etc. La dirección y coordinación está a cargo de la Dra. Ana Teruel, actual directora
de la UNIHR, y quien suscribe esta nota. Cuenta con el apoyo entusiasta del
Rectorado y la Secretaría de Extensión y su aval financiero. Existe el formal
compromiso de que entrará en prensa antes de fin de año.
Quizás hacían falta quince años de investigaciones de base para que recién en
esta etapa de madurez se buscara una síntesis interpretativa integral del pasado
jujeño. Para estos tiempos de la inmediatez, posiblemente ese plazo parezca una
enormidad, pero la investigación se mueve a un ritmo diferente de lo que debe ser
producido rápidamente para lanzarlo al consumo. Por eso sólo una institución
pública como la universidad es capaz de sostener esos trabajos de largo aliento, por
eso los investigadores sentimos la obligación moral de devolver en trabajo serio a
la sociedad, lo que esta invierte en nosotros.

*Unidad de Investigación en Historia Regional (UNJu).

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