Toledo, reinaba en Sevilla un moro llamado Mutamid, que era noble y generoso. Tenía este Mutamid una hija muy bella a la que amaba mucho. La princesa se llamaba Zaida y tenía ojos verdes, largas pestañas y sedosos cabellos negros. Oyó hablar Zaida del rey Alfonso y se enamoró de él sin haberlo visto. Se decía de él que era un caballero cortés y valiente y que sabía manejar muy bien toda clase de armas. Un día, estaba Mutamid asomado a un balcón de su palacio y oyó la voz de una mujer que cantaba en su mismo jardín:
Nunca he visto a mi amado,
Nunca lo vi. ¡Quiera Alá que la brisa Lo traiga aquí!
El rey se maravilló al oír aquella melodía y
quiso saber quién era la cantora. Su gran visir le respondió: <<Es tu hija Zaida, Mutamid, la más bella gacela de Andalucía. Has de saber que está enamorada de Alfonso, el rey de los cristianos>>. Contesta las siguientes preguntas: