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Fue el año 1,983, el mes no me recuerdo, a las dos de la tarde fue ese secuestro,
puro pleno día. El nombre de él no me recuerdo, sólo dicen: ‘Mirá, aquel es’ y
no le dicen el nombre a uno, sólo le señalan. Hasta la ahora que uno va a
sacarlo, para matarlo, hasta ese momento conoce uno quien está bajo las rejas.
Secuestro
Forzar la colaboración
Entraron tres personas de la G2, junto a ‘Augusto’, que había sido combatiente
de la URNG, de mi propio frente Luis Ixmatá. Augusto fue capturado en diciembre
del 89, junto con otro combatiente de seudónimo Alfredo, que está desaparecido
desde 1990. Más tarde Augusto me contaría que estuvo engrilletado a una cama
durante 5 meses y que fue torturado. Me mostró cicatrices de toques eléctricos en
las piernas. También fue forzado por el Ejército a matar a sangre fría a dos
personas civiles secuestradas. Más tarde, yo estaba presente cuando él solicitó su
baja del Ejército. El Coronel Julio Alpírez le contestó que si quería su baja, se la
daban; pero que sería una baja "permanente" (la muerte).
En la Zona Militar 18 de San Marcos, me interrogaba un especialista de la G2,
conocido como Gualip. Me engrilletaba a una cama, con los pies amarrados. Yo
solía salir de vez en cuando: el Ejército me sacaba para ir a señalar buzones o
identificar gente muerta o capturada. así pasé 5 meses.
Buscando la conversión
Después empezó una nueva etapa. Comenzaron a probarme, a ver si ya me habían
roto psicológicamente con la presión y tortura anteriores. Ya sólo me
engrilletaban en las noches y sólo de una mano. El nuevo jefe de la G2, Jesús
Efraín Loarca Aguirre, me permitió salir para hacer ejercicio. Yo estaba pálido y
él quería tomarme fotos para propaganda, mostrando que yo ya estaba voluntario
en el Ejército y que me arrepentía de mi tiempo en la guerrilla... Decidí que la
única manera de escapar de allí era aparentar como que yo fuera prisionero
modelo, obediente y respetuoso. De ese modo, yo esperaba el momento oportuno
para poder escapar.
Poco a poco me mandaron a hacer tareas, me dí cuenta que el Ejército tenía una
estrategia especial y nueva con nosotros, como prisioneros de guerra.
Anteriormente capturaba a compañeros nuestros, los torturaba y siempre los
mataba. En cambio ahora mantenían vivos a algunos con el objeto de rompernos
psicológicamente y sacarnos información militar nuestra; y también para
forzarnos a trabajar con ellos en la sección de inteligencia (G2).
Cárcel Clandestina
los torturaban a la orilla del lago los llevaban los especialistas, se encargaban, los
interrogaban, los golpeaban, los torturaban en los pies, manos, encapuchados,
golpeados la cabeza, los pulmones. Se golpeaban los pulmones, se torturaban, les
ponían también electricidad en las orejas también por medio de una corriente de
batería, el carro encendido y se les pegaba los choques también eléctricos. Y
torturados también quitados los dedos, pero eso ya era con final. Caso 1741,
Izabal, 1980-81.
Preparación para las masacres
Habían diferentes grupos hay uno de matadores a los que les decían Alpa son
cuatro grupos, hay uno de seguridad, otro entraba a rastrear a las casas por si
había algo por allí, otro grupo se encargaba de matar, el otro grupo era para
prestar auxilio a alguien que estuviera herido; cada grupo tenía su misión. Caso
9524, Barillas, Sololá, Quiché, s.f.