Sei sulla pagina 1di 82

.

S~cción: Historia José Luis Romero


", Estudio de la mentalidad burguesa

Prefacio:
Luis Alberto Romero

Alianza Editorial 1

·Buenos Aires· Madrid

®
PREFACIO
930-9 Romero, José Luis
ROM Estudio de la mentalidad burguesa. - 1' ed. 3' rcimp.
Buenos Aires: Alianza, 1999.
170 p.; 18 x 11 cm. - (Ahanza Bolsillo; 16)

ISBN 950-40-0024-X

l. Título - l. Historia Universal

El texto que se leerá es la versión, apenas corregida, de un


curso dictado hacia 1970 por José Luis Romero para un gru-
po de amigos, semanalmente reunidos en la casa de uno de
ellos. Se encontraba entonces en Ja plenitud de su madurez
intelectual. Poco antes había concluido La revolución bur-
guesa en el mundo feudal, una empresa que le demandó
veinte años de trabajo, y estaba escribiendo sus otros dos
libros mayores, Latinoamérica, las ciudades y las ideas,
que apareció en 1976, y Crisis y orden en el mundo feudo-
© Luis Alberto Hon1cro burgués, que quedó inconcluso y fue editado Juego de su
© Alianza Editorial, S.A., Buenos Aires, 1987, 1993, 1996, 1999. muerte en febrero de l 977. Por esos años ya había planea-
Hay edición csparlola: Alianza í-:ditorial S.A. do los libros que escribiría en Jo que creía que le quedaba
Madrid, El libro de bolsillo, 1287. de vida útil: Sociedad y cultura en el mundo occidental
(dos nuevos volúmenes completarían el ciclo histórico que,
Distribución y venta:
Av. Córdoba 2064; 1120 Buenos Aires
con La revolución burguesa y Oisis y orden, había alcanzado
Tel/íax: 372-7609 I 373-2614 / 814-4296 el siglo XVI), Teorz"a de la vida histórica, La estructura histó-
Administración y producción editorial: rica del mundo urbano y éste, La mentalidad burguesa, que
Av. Belgrano 355, piso JO; 1092 Buenos Aires empezaba a desarrollar como lo hacía habitualmente, expli-
Tel/íax: 342-4426 I 342-9025 cándolo en clases y cursos hasta que se sentía listo para
Hecho el depósito que marca la ley ll.723 escribir.
Impreso en Argentina - l)rinted in Argentina
7
8 José Luis Ro1ncro Estudio de la mentalidad burguesa 9

En 1966 se había alejado de la Universidad, retornando alguna medida, todo el mundo actual. marcado por esa
a esa situación de marginalidad que, como ha señalado Tulio cultura.
Halperin Donghi, caracteriza su posición toda en la historio· Naturalmente, la profundidad en el desarrollo de este
grafía argentina. Fuera de la Universidad, siguió dictando vasto programa es desigual. En parte, refleja el diferente. gra-
conferencias, clases y cursos. Algunos. como los de la Biblio- do de avance en la construcción que iba haciendo de su libro.
teca del Consejo de Mujeres. alcanzaron cierta notoriedad. Pero también testimonia su interés por ciertas coyunturas
Otros tuvieron como destinatarios a amigos interesados por y particularmente por el momento del cambio, del_ surgimien-
los temas pero, sobre todo, cautivados por su personalidad to de la nueva mentalidad. Corno ha dicho Rugg1ero Roma·
de maestro. no, "su idea -que era casi una obsesión- era la de sorprender
En alguna medida, las características de su público se tra- el momento, el instante fugaz de una sociedad ... (el de) un
suntan en la densidad y complejidad del texto. Pero no de- nacimiento en el seno de una crisis".
masiado. Precisamente uno de los rasgos más caracteristicos As!, hace en este libro un amplio desarrollo del surgimien-
de sus clases, en el que se reconocia su calidad de maestro, to de la mentalidad burguesa en el marco de la cristiano feu··
era la capacidad para hacerse entender por cualquier audito- dal dominante. contra ella pero también apoyándose en ella.
rio y a la vez trascenderlo, conservando todo el rigor de un Quienes conocen bien La revolución b11rguesa en el m11ndo
pensamiento que. por entonces. habla alcanzado un alto gra- fl'udal reconocerán aquí sus líneas principales. planteadas
do de abstracción. quizá con menos sutileza y erudición que en ese texto, pero
No puede omitirse, sin embargo, una reflexión acerca de probablemente en forma más clara y categórica. .
esta situación, que dice mucho sobre nuestra historia cultural Del perfodo siguiente, entre los siglos XIV y XVIII, sol_o se
reciente. Un maestro -y no los hubo muchos-· en su madu- plantean las grandes líneas: la forma madura de la mentalidad
rez, no pudo llegar a quienes mejor podian haber aprovecha- burguesa del siglo XVIII, vista sobre todo en relación con las
do sus enseñanzas. Más aun, una tradición intelectual --esa experiencias iniciales que la constituyen, y antes que eso el
que, quienes nos formamos en ella. identificamos con la "'his- proceso del "encubrimiento", luego del franco y desemboza-
toria social"- se vio tajantemente interrumpida. En buena do surgimiento de esa mentalidad; esta idea del encubnrn1en·
medida esto debe atribuirse al deliberado oscurecimiento de to una de las más sugestivas que se desarrollan en el texto,
nuestra vida universitaria, provocado por las fuerzas ances- había sido esbozada en obras anteriores: en Maquiavelo histo-
tralmente reaccionarias que, casi sin interrupción, las rigieron riador y La cultura occidental, y también en un sugestivo
desde 1966. Pero también -debe reconocerse- a que el clima artículo: ''La ópera y la irrealidad barroca u.
de ideas dominante entre los estudiantes y jóvenes gradua- La crisis de la mentalidad burguesa, a partir de la Primera
dos desde los finales de la década del sesenta era poco pro- Guerra Mundial, es tratada con más detalle. Sorprenderá que
picio para que el pensamiento de José Luis Romero fuera se soslaye el terna de la mentalidad revolucionaria y antibur-
apreciado. guesa, quizá porque sus contenidos ampliamente desarrolla-
1

dos en El ciclo de la revolución contemporánea, de 1948, son


El terna propuesto para el curso. era vasto y ambicioso: ajenos al tema central de este estudio. Quizá también porque,
el desarrollo de la mentalidad burguesa, desde su constitu- frente a la habitual contraposición mecánica entre un mundo
ción en el siglo XI hasta su crisis en nuestro siglo. Suponía burgués y otro proletario y socialista, presentados en térmi-
estudiar no sólo toda la cultura occidental, de la que lamen- nos absolutamente alternativos, prefería observar el nac1m1en-
talidad burguesa es su meollo, sino también considerar. en to de éste, en el seno de la propia crisis interna de la mentali-
10 José Luis Romero Lstudio de la mentalidad burguesa 11

dad burguesa, en ese momento sutil del cambio en el que el otrora remitidos al rincón de las "falsas apariencias". El pro-
sentimient9 del agotamiento de una estructura, y la confusa grama de la historia de la cultura -con el que José Luis Ro·
Y contradictoria búsqueda de ·alternativas, aún no ha plasma- mero identificó en la década del cincuenta sus dos empresas
do en una nueva mentalidad. Tal la característica del discon· más entrat'iables: el Seminario en la Universidad de la Repú· ·
formismo contemporáneo, con el que se cierra este Estudio. blica en Montevideo y la revista !mago Mundi- resulta hoy,
paradójicamente, un programa de avanzada en las ciencias
Junto con el análisis específico de la mentalidad burguesa sociales.
se encontrará en este texto una preocupación por precisar la Lo que se leerá no es escritura sino palabra viva. Con míni·
estructura y dinámica de lo que denominaba "la vida histó· mas e imprescindibles correcciones, se encuentra en el texto
rica". Dentro de su visión radicalmente historicista, este con· todo lo que es propio de una clase. A veces, un cierto des·
cepto debía ser equivalente, en el campo de las ciencias socia· equilibrio en el desarrollo de los temas, cuando el interés por
les, al de naturaleza en el de las físico-naturales. En el centro un aspecto lo llevaba a incursionar por sus múltiples implica·
de ese concepto se encuentra la relación -compleja y multi· ciones, al precio de esbozar apenas otros temas previstos.
direccional- entre lo que denominaba orden fáctico y orden También, cambios de nivel y de registro: coloquial en ocasio·
potencial, estructura real y estructura ideológica, o más sim· nes, cuando se esfuerza por hacer sencillo un tema complejo;
plemente sociedad y cultura. En ese marco se inscribe la rigurosamente conceptual, cuando cree logrado ese objetivo
preocupación, ampliamente documentada en este texto, por y. distanciándose de sus interlocutores inmediatos, se lanza
las relaciones entre situaciones sociales, sujetos y mentalida· a la elaboración más compleja.
des, y particularmente la trasmutación de experiencias con· Pero en cambio se encontrará la frescura de la palabra y
cretas en formas mentales acuñadas. También es compleja el pensamiento vivos, creándose en ese momento. También,
la relación que establece entre estas mentalidades constitui· el deguste del matiz, la anécdota, el detalle significativo,
das por ideas vagas, opiniones, saberes no teorizados, actitu· y ese formidable talento que tenía para recrear la vida histó·
des Y valores, y el mundo de las ideas sistemáticas. de las rica, bullente y simple a la vez, y para sumergir en ella a su
ideo logias. Nuevamente, la relación entre éstas y las sÍtuacio· interlocutor, haciéndolo participar de su recreación y .de
nes reales es diversa y no reducible a un modelo único: a su mismo transcurrir. Sobre todo, su capacidad para plantear,
veces son formas de mentalidad decantadas; a veces las mol- con rigor y claridad, las grandes líneas del desarrollo; esas
dean vigorosamente; en ocasiones explican una situación "formidables síntesis que fluyen con facilidad admirable",
social, o convencen de su legitimidad a sus actores; en otras que recordó Ezequiel Gallo; aquellas que, arrancando del más
se distancian, las enfrentan críticamente, proyectan otra alter· remoto pasado, se enlazan con el presente, vasto y confuso,
natjva y guían en ese sentido la acción de quienes se identifi· iluminándolo y tornándolo claro y comprensible. Es fácil,
can con ella. creo, reconocer en estas páginas no sólo al historiador sino
Esta relación compleja y cambiante de dos órdenes de también al maestro.
fenómen_os, entre los que no establece jerarquías a priori,
resulta sm duda de actualidad hoy, cuando en estos temas Luis Alberto Romero
Marzo de 1 Q87
parece dejarse de lado el reduccionismo rígido y algo ingenuo
que dominaba dos o tres décadas atrás, es menor el gusto por
las determinaciones unilineales y, en general, desaparece la
subestimación de Jos fenómenos ideológicos y culturales.
I. CUESTIONES PREVIAS Estudio de la mentalidad burguesa 13

planteó en El siglo de Luis XIV. En el Ensayo sobre las cos- .


tumbres, una obra aún más significativa y de extraordinario
interés metodológico, dejó incorporado al campo de la inda-
gación histórica, al lado de las ideas sistemáticas y de las
corrientes estéticas -o, dicho en los términos de El siglo de
Luis XIV, la estética de Racine o de Corneille, el pensamiento
filosófico de Montaigne o Montesquieu- lo que él llamaba
las "costumbres". Incluía allí lo que hoy seguimos llamando
"costumbres", es decir formas concretas de vida; pero' junto
con ellas, todo ese haz de ideas corrientes, de ideas operati- .
vas, que funcionan efectivamente en una sociedad, que no
:han sido nunca expuestas de manera expresa y sistemática,
·que no han sido nunca ordenadas ni han sido motivo de un7
'tratado, pero que sin embargo nutren el sistema d e pensa-•
.fuiento y rigen el sistema de la conducta del grupo social. /
Sobre esta distinción ha hecho observaciones sumamente
interesant-es' Ortega y Gasset! En Ideas y creencias señala que,
1. Las mentalidades ¡al lado de las ideas sistemática!, hay un enorme caudal de'
:ideas no susceptibles del análisis riguroso' que se hace, por
Antes de introducirnos en el estudio de la mentalidad bur· ejemplo. con el pensamiento de Kant o Descartes. P?r lo
guesa es conveniente dejar aclaradas algunas cuestiones previas, general¡son éstas relativamente más simples, pero se refieren
referidas a los términos usados, "mentalidad'º y "burguesia", a problemas inmediatos. que constituyen el patrirrionio de ·
que en el lenguaje corriente tienen significados diversos e im- 1
todos. Son ideas, opiniones, creencias, marcadas con ese fuer-
precisos. te signo social que es el-consenso. Son operativas, vigentes:
Una de las grandes conquistas que los historiadores han actúan. Son ideas sobre las cuales ningún grupo social tiene
hecho en los últimos dos siglos es la incorporación al esque- una conciencia perfectamente clara, 1pero son las que secre-
ma de los 'Procesos históricos de lo que llamariamos Ja histo: . tamente se ponen en funciqñamiénto cuando se toma una
.ria de las ideas. Prácticamente" se puede establecer una fecha decisión o se dice: "esto es b ueno, esto es ma !o ,, o "esto es
'para esto:'no se recuerda una obra significativa dentro de este tolerable, esto es intolerable"., '. .
estilo antes de la :aparicióp del EnsayQ sobre las costumbres, No es fácil de detectar todo este caudal de ideas. Quien
Y de El siglo de f,uis XIV de Voltaire.'..Estas dos obras signifi-' ~isiera hacerlo necesitaría la formidable capacidad de trans:
,caron, en Ja segunda mitad del siglo xvm, una revolución en formarse en testigo de aquello mismo de lo que es actor. S1
tanto incorporaron a una concepción de la-historia en Ja que' lograra sortear esa enor1ne dificultad, descubrirla que esas
los hechos políticos constituían !~ totalidad del tema7todo ideas están operando de mil maneras; que en la vida cada uno
un nuevo cauda], un nuevo haz de problemas que según lo se maneja con una enorme cantidad de prejuicios; _que actúa
entendía Voltaire- era el de las ideas, del pensamiento o. si según opiniones de las que ha decidido no hablar, m someter-
se lo prefiere, de la cultura. las a juicio. o inclusive que están consagradas por un cierto
Como problemas de la historia de la cultura intelectual los matiz carismático que las hace indiscutibles.
12
14 J iJ::.;,; LUJ:> J-.vuH.. • ,,

En cualquier sociedad, ya se trate de una aldea de la Poli- samiento. Y también aquello que descubre Voltaire: la histo-
nesia o de una sociedad evolucionada, hay ciertas ideas de las' ria de las ideas difusas, de las costumbres. A partir de enton-
que, por una especie de consenso tácito, no se admite la posi- ces hay dos campos en el análisis de la historia: Ja tradicional
bilidad que sean sometidas a juicio. Junto a ellas hay algu- historia política y la nueva hisrnria de la creación, pero divor-
nas menos arraigadas, y otras que finalmente son ocasiona- ciados entre sí, regidos por sus propias leyes, presentados en
les; son ideas de una época, de un tiempo, de un período, y capítulos aparte. Hay que llegar al fin del siglo XIX para que
que conjuntamente conforman una red muy complicada. Si aparezca el deseo de incorporar el nuevo mundo de la cultura
hiciéramos un análisis espectral de nuestro sistema de ideas al ya conOcido y tradicional de la historia política. Entonces,
descubriríamos que en las élites intelectuales hay un conjun- las trabazones que se descubren dan resultados sensacionales
to de ideas sistemáticas, aprendidas académicamente, exami- y pronto se convierten en conceptos, como el de "el siglo de
nables hasta sus últimas consecuencias, que constituyen el Pericles" o '"el Renacimiento··. que resultan de poner en con-
sustento intelectual de esas élites pero que no provocan adhe- tacto fenómenos poh"ticos bien conocidos -la democracia
sión o rechazo. Al lado de ellas hay un vasto caudal de ideas ateniense o las signorie italianas- con hechos artísticos igual-
vividas, asumidas, operantes, que son para el historiador un mente bien conocidos: es Pericles quien encomienda a Fidias
tema apasionante y, además, inexcusable. el templo de Atenea o quien estimula el teatro ateniense:
No podríamos trazar ahora un cuadro completo de lo que los crueles sig1101i son a la vez mecenas de los artistas más
se ha hecho después de Voltaire. Piénsese apenas en el Discur- conocidos.
so sobre las ciencias y las artes, de Rousseau, o el Esquema de Se trataba de una fusión superficial y tales conceptos re-
un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano. de· sultaron pronto insostenibles. aunque sigan rigiendo nuestra
Condorcet, o en tantas obras del siglo XIX, corno El pon1e11ir concepción de la historia. En los últimos treinta o cuarenta
de la ciencia, de Renan, obras en las que se intenta traer a la aiios se ha hecho un esfuerzo inmenso para robustecer el
luz el conjunto de ideas que subyace en la vida colectiva. campo de la historia política, situando por debajo el de la
Lo hecho es mucho, y hoy ya forma parte del análisis históri- historia social y económica y mostrando que aquél constitu-
co corriente; ha implicado un singular enriquecimiento del ye una especie de corteza, que corresponde a la vida secreta
campo de la historia. y cotidiana de una sociedad que no se agota en la historia de
Fue en el siglo XVIII cuando comenzó el interés por el arte su élite política. La segunda conquista ha consistido en incor-
antiguo, estimulado por ejemplo por los descubrimientos de porar a ese caudal, mucho más rico, toda la historia de la cul-
Pornpeya y Herculano. Por entonces escribe Winckelrnann la tura. estableciendo conexiones más profundas e interesantes.
Historia del arte enn·e losan tiguos, en la que por primera vez Si el ensamble entre la historia de la cultura y la historia poli'-
se empieza a ordenar aquello que se conocía de la creación tica parecía artificial y basado simplemente e·n el sincronis-
estética anti gua. Algo similar ocurre con Tiraboschi, autor de mo, la vinculación entre la historia de la cultura y la historia
la primera historia de la literatura. Esto comienza a provocar social permite establecer relaciones de coherencia y en última
una singular dicotomía en el campo de la historia. Hasta el instancia remite todo lo que es creación a la peculiaridad del
siglo xvm ésta se había limitado a los hechos políticos, como grupo donde ésta se realiza. La relación entre Pericles, Fidias
los habían contado Tito Livio o Tácito, los cronistas medie- o Esquilo. puede ser casual, pero la relación entre la creación
vales y aun Maquiavelo o Guicciardini. En el siglo XVIII se in- de éstos y la sociedad ateniense es vigorosamente estructural,
corpora todo el campo de la creación humana: la historia de y el fondo social, o sea la estructura de la comunidad, la fiso-
las artes, de la literatura, de la filosofía y, en general, del pen- nomía y el mecanismo inte,mo del grupo social. sirven para
16 José Luis Romero . Estudio de la mentalidad burguesa 17

explicar toda la aureola de lo que constituye el vasto campo progresista no podría, por ejemplo, interrumpir sus activida-
de la creación. des para rezar la Novena. De allí el refrán, que revela cómo la
-Uno de los aspectos de esta creación es'.Ta' propia mentali- mentalidad burguesa ha ido sustituyendo el sistema de ideas
'Oaa~del grupo;, que es una expresión, pero también uno de de la tradición cristiano feudal. Esto es el progresismo del
·los factores que operan en su funcionamiento, porque la siglo xvm que consigue desvanecer toda la tradición, toda la
mentalidad de un grupo es algo que se objetiva pero que al "devoción" en términos generales. toda la significación de
mismo tiempo vuelve, o para decirlo más exactamente ,¡pri-; la vieja idea del hombre como criatura de Dios, volcándose
[iiíerose vive y luego puede· ser oojetivado~[Constituye un sis! a una concepción de tipo progresista y profana.
ftema-de-!deas operativas; de-ideas c¡ue mandan_,_que :~suel~ fEn síntesis, el campo de las mentalidades no es el del
- ven;--c¡ue inspiran reacciones. Son tambíéfi-ideas valorativas7 · pensaníierúo sistemitico sino el de ese caudal de ideas que en
· ry·noFrifativas, condicionanteS-de-!ós juicios de valor sobre la_~] rcada campo constituye el patrimonio común y delcual aquél'
'Coflctité'tas.~Las opiniones.sobre lo que es bueno y .lo que es 'es como una e·specie de espuma, enrelación no siempre cohe-;
mal0:-fañ cam5fantes segunlosfiempos7 se apoyan en áctitLi7 rente°'.!La mentalidad es.algo.así.como el mofor.delas-aGtitu_;}
'aes difusas pero. arraigadas y generan nórrñas que dirigen la! des./ De manera-·paco racional a veces, inconsciente o subcon-
racciónctel grupo.Í . cienteínente, un grupo social, una colectividad, se planta de
Los orígenes de estas ideas suelen ser borrosos. Casi todas una cierta manera ante la muerte, el matrimonio, la riqueza,
las ideas corrientes, por ejemplo los llamados prejuicios, son
viejas ideas incorporadas desde hace mucho al grupo social,
la pobreza, el amor, el trabajo ... Hay en el grupo social
sistema de actitudes y predisposiciones que no son rac10na-
.
. uñ
de manera racional, que luego han ido perdiendo precisión les, aunque quizá lo fueron alguna vez, pero que tienen u~"a
y vigor. desprendiéndose del sistema explicativo y transfor-
mándqsc en ideas vulgares. Este tipo de sabiduria, decantada
enorme fuerza porque son tradicionales.
. .
Precisamente a me.-
dida que pierden racionalidad, a medida que se hace menos
y olvidada, se transforma en un sistema de pensamiento que claro el origen de la norma, de la disposición, del juicio de
tiene mucha más fuerza que el obtenido racionalmente: es valor, las actitudes se hacen más robustas, pues se va reem-
quizá más sutil y elaborado. pero no arrastra. como aquéllas, plazando el sistema original de motivaciones por otro irra-
el consenso del grupo. cional, que toca con lo carismático y que culmina cuando
El estudio de los refranes, donde se acumula este tipo de -casi expresamente- son retiradas de la discusión.jAquí,
sabiduría, proporciona algunos ejemplos sumamente intere- come en el caso del tabú del incesto, la irracionalidad y la
santes. Tomemos uno. un refrán acuñado seguramente en fuerza de la actitud alcanzan su grado máximo.
Espafia en el siglo xvm y difundido en América: "Primero
l.a obligación y después la devoción''. Se puede desarrollar
un curso entero sobre esto. ¿Cuál es el momento en que se 2. Mundo burgués y mentalidad burguesa
deja de decir "primero la devoción"? Sabemos, por ejemplo,
cuál hubiera sido la respuesta de un cruzado en el siglo XII y El segundo concepto básico con que nos manejaremos,
cuál, en ese siglo o en el siguiente, la de un burgués, que pro- el de mentalidad burguesa y, previamente, mundo burgués,
bablemente no se hubiera atrevido a manifestar con entera también exige algunas precisiones preliminares, teniendo en
franqueza todo su pensamiento. La mentalidad burguesa, cuenta no sólo las connotaciones tan diversas con que se usa
desde entonces. fue haciendo ese esfuerzo, secreto y secular, corrientemente el término burgués sino también algunos pro-
para llegar a afrontar esa cosa sacn1ega. En el siglo xvm un hlemas básicos de periodización histórica. Si partimos de la
18 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 19

nocion general de que ~l mundo burgués es el área geográfi, reactivación mercantil y el apoyo frecuente de los poder~s
'ca de 'Europa (y quiiá del mundo europeizado ).tal como se existentes, todo hace que entre los siglosl'XT:-s;:x_i1:se·:funden'
'Va configurando desde la revolución burguesa del siglo XL no 1
inn_urn_erables.;> eiudades31Algunas surgen 'premeditaaamente ~
•sólo .modificamos la -noción tradicional de Edad Media siño· por ladecisión'políiica.ae un séiior que la autoriza o pro-,"
que suprimimos ·-el-hiato deJ·Rertacimieilto y establecemos Ja mueve, o de Un griJpo déburgueses que se instala enalgo que.!
<continuidad :de -un ptpceso desde el siglo XI hasta la Revolu: paré'ce tierra ¿e nadie/Otr_as,surgen e_spo¡it~neame~te:...en el
\ ción. Industrial del xvm ,-y' éoñ ciertos ajustes, hasta nuestros l vado de un no, en .un cruce de cammos. Otras crecen a Ja"
días.'·He aquí, sucintamente planteado, el marco temporal Vera de murallas sefioria]es y otras, finalmente, son- antiguas7
de nuestro estudio. ciudadés ábañdoii'adas y repobladas!Por uno u otro camino,
Sefialemos en primer lugar las principales etapas del desa- en dos siglos Europa Occidental volvió a ser, mucho más que
rrollo del mundo burgués. El Imperio Romano había sido un en la época romana, un mundo de ciudades.
típico mundo urbano, montado sobre un conjunto de ciuda- -Era también un mundo de burgueses.iPobló estas ciudades 1
des, y toda su estructura económica, social y polltica estaba ·gente que adoptó un.género. de .Yida,distinto.deLtradicionalr
fundada sobre la dependencia del mundo rural respecto de Caaa 'uno abandonó los 'campos, dejó la gleba, dejó de ser un'
Jos centros urbanos. El mecanismo de la romanización consis- colono. se acogió a la ciudad y se transformó de prorito en unl
tió en construir, con soldados o veteranos convertidos en hombre deí burgÜ:Üñ b-urgÜéS: Desde que aceptó esa nuéva·
colonos, centros urbanos donde se imitaba la vida de la me- situación. casi física, la alteración en las condiciones de su
trópoli y se moldeaban las opiniones. Con las invasiones ger- vida fue tan sustancial que merece ser designado con un nom-
mánicas este mundo se quiebra. Las ciudades se convierten bre especial. [;\a quiere Hlícrtades .=Oe JnQ_víinfoñt07'.de. miitdi
en puntos peligrosos y la gente comienza a dispersarse. En el imoniO,""de comerCio-::;_protegioasporestatufos·quesedan'lOsi
curso de los siglos las ciudades se arruinaron: unas fueron Burgueses-a e cad acluaa-d :t:Desarrollaji'CtjyÍda'des ,nt1_evas:. coJ
devastadas, otras reducidas deliberadamente, al amurallarse re
n1ercio, servicios,. profesio-nés.tEl gimen C!elioe_rtaC!es ·cre~?
un estrecho recinto interno, y la g.ente se disi;iersó. A la in- las. wt1.dir.:imies. i;iata u,ue 'fü@lif."~de ! su :ca9i_cidád,'._Qar~t
versa de lo que ocurre en nuestro mundo contemporáneo,
0

dé5arrollar"'la
-·--
~--··
riquez~( una riqueza
-"
dineraria ,y no raíz, c0mo
~-,

un éxodo urbano implicó la creación -o mejor recreación- era caracteri'stico de los señores. ;Todo eso aparece muy rápi,
de un mundo rural, que adquiere finalmente un principio <lamente en .las Ciu"dades y cüalquiera de-ella~ hacia- 'el siglo'
de organización económica, social y política en Jo que llama- 'xn, tiene ya definidos.todos esos elementos'.
rnos el régimen feudal. En este mundo rural subsisten Jos ves- Las ciudades crecen sostenidamente hasta el siglo XIV:
tigios de antiguas ciudades, sedes de condes o arzobispos, cuando acaba el boom demográfico, y luego la mayoría decli-
transformadas en enclaves amurallados, junto a los cuales na. Una ciudad como Colonia construye en ese lapso cuatro
surgen otros similares: el castillo del señorío, la abadía o el muros y llega a abarcar unas 400 hectáreas. Este muro sólo se
monasterio. Europa Occidental era, hacia el siglo X u XI, un derribó en 1885, de modo que entre la culminación del creci-
mundo rural con un conjunto de recintos amurallados entre miento inicial y el momento en que llegan Jos efectos de la
Jos cuales las ciudades hablan perdido sus atributos funciona- Revolución Industrial, Colonia, como buena parte de las ciu-
les específicos. dades europeas, no generó ningún suburbio.
- El (Sigío xJ constituye una cesura fundamental pues, sin s. -Enaéjuéllii primera etapa, el mundo burgués no era com',
perjuicio de que subsista el mundo ruraJ,fhári empezad_o_a Süf:1 pacto, no cubría grandes áreas. Era estrictamente un mundo!
f gír las dudadeS: El éxodo rural, el desarrollo demográfico, Ja urbano, un mundo de ciudades que se comunicaban entre sí.
20 José Luis Ron1ero Estudio de la mentalidad burguesa 21

por encima de las relaciones que cada ciudad t~nía con su , preguntan si el desarrollo tecnológico moderno requiere inde-
región, y también con el área política en que est~ba inserta. fectiblemente de los supuestos de la cultura occidental, que
Algunas vece8 esas relaciones se institucionalizaran, como en es la cultura de la burguesía.
el Hansa germánica, pero aun sin esta institucicinalización,' ~Si la creación de un mundo urbano integrado por una red
la vida de los negocios y de la cultura, la vida intelectual, sé de ciudades puede ser considerada la primera gran creación
manifiesta entonces por unos conductos extraños por los que. 1 del mundo burgués, junto con ella se encuentra la elaboración 1
la gente va de una ciudad a otra: Son la casa n1atriz Y süs de un modelo de relación entre ese mundo urbano y el mun- .
sucursales, son los puertos de importación y exportación, son do rural. La revolución burguesa del siglo XI creó el primer
los predicadores que pasan de un monasterio a otro Y crean modelo de un mundo urbano impostado sobre uno rural,
una cadena. ;Hay una innumerable cantidad de vínculcs que I voluntariamente, para mandar sobre él, dirigirlo, neutralizar-,
crean un encadenamiento en la vida urbana y q11e constitu- lo y someterlo. 1Esta articulación entre los dos mundos se
yen el mundo urbano en una suerte de superestructura.·Sobre manifiesta, de distintas maneras, en todos los niveles, y sería
la base de la estabilidad mortecina, del carácter casi pasivo imposible reducirla a una simple fórmula. Si la miramos des-
del mundo rural,:el mundo urbano se convierte en el polÓ de la perspectiva de las mentalidades, podría expresarse como
creador. en el c-enfro éie-los cambios y transfcirmacioi;_e~.; la relación entre la mentalidad urbana y progresista y las
"Todo eso le- da a la ciudad un papel hegcmónicº indiscuti- mentalidades rurales, que suelen ser tradicionalistas. Aquí se
do: en cierto sentido, toda la cultura moderna es cultura esconde el problema, vigente hoy, de la oposición entre la
de ciudades./ derecha y el progresismo. En Europa todas las ideologías de de-
El papel activo y creador se manifiesta en la expansión recha apelan, en última instancia, a los modos de vida y a
europea del siglo XV y XVI. Es el mundo burgués Y urbano el los sistemas de ideas propios de las áreas rurales: la concep-
que coloniza América, fundando ciudades con su propio mo- ción paternalista y señorial; la idea de una sociedad dual, de
í>"""""\-e,
<I:.~\'<:>-. ~\ m'i·s11'fü a'J'UTi\am'fü'i'>\'<:> ':Y,;) ~; \a 'llifma. ;igp_, C.anJqt'.'\inn,<;. ') <;¡>.fiflr.P-'é, la. if!fül. r]p_ IUJ. <;¡>.fiflr. 'lJU'. ')JU'JiP.· ';l'J.
sia, y establece colonias o factorías en Africa o la India. Esta magnánimo, porque las cosas abundan para él. Si se anali-
curiosa repetición, cuya manifestación simbóJíCa son los zan los elementos que reiteradamente constituyen la menta-
nombres repetidos, se da en casi todas las ciudades de Améri- lidad de derecha, todos corresponden al pater, al modelo
ca; pero donde no hay nombres está el intento de repetir la ideológico propio de las clases rurales, a una remota y altera-
estructura con todos los elementos. Porque la ciudad era da perpetuación del poder señoriaL'.Los modelos del progre-
vista como lo activo, la civilización, el fermento operativo, ·sismo, en todas sus formas -moderados, radicales, socialis-
apta precisamente para difundir las formas de vid~ Y las ideas tas-, todos son hijos de la mentalidad urbana. Es la mentali!
que la burguesía había veP.ido elaborando. De ese modo, dad de un grupo que, desde que se constituye, aprende a vivir
Goa, Hong Kong o México son Europa, sin perjuicio de que proyectando y no vegetando. A diferencia de los habitantes
funcionen mecanismos de aculturación y trasuden ciertas 'del mundo rural; inmersos en'la rutina cotidiana, la burguesía.
formas de la mentalidad china o azteca. Con la expansión im- 'e.s la que transforma la.vidá'<en;un proyécto,·-y lo•une a'·'ifoa.
perialista y colonialista del siglo XIX, la influencia del mundo imagen dinámica de la realidad:
burgués, nacido en Europa Occidental, se extiende por todo En rigor, fodo el mundo urbano puede ser visto como una,
el mundo, excepto en algunas pocas ínsulas de resistencia cul- 1creación, o mejor una invención: como forma física, como
tural, y sólo en la segunda mitad de nuestro siglo se desarro- estructura social, como concepción de la vida. Todo lo que
llan movimientos como la Revolución Cultural china que se ocurre en la ciudad está montado sobre un principio de sofis-
22 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 23

ticación, antinatural: desde el pavimento de las calles, la posi· Goldoni, Marivaux. Progresivamente las viejas clases aristo·
bilidad de encerrarse entre cuatro paredes o, más en general, cráticas se aburguesan y en J 830 Francia tiene un "rey bur;
la voluntad· de un grupo de vivir de una cierta manera dentro gués". Pero en el siglo XIX, y sobre todo en el XX, la ment~­
de ese recinto por él creado. Pero[Jo"específico de la inven-..1 Jidad burguesa conquista las clases populares que, por su
. ~. ·--- ·-
.ción burguesa no es Ja ciudad física~ similar a Ja ciudad anti·
. -·-.·-· ..
gua, sino 1el tipo de pensami~11to que informa Ja creación. y
.:. ., ubicación en la estructura social y económica, no debe·
rían compartir esa mentalidad. Me atrevo a decir que lamen·
1que, Juegci, se crea en Ja ciudad! Es un pensamiento proyecti· talidad burguesa, en este mundo burgués, ha terminado por
va, -de raíz judeocristiana y diferente del clásico, griego o ser la mentalidad universal.
romano. Probablemente las sociedades basadas en Ja explo· Sin embargo, a Jo largo de este desarrollo, Ja mentalidad
tación de esclavos tengan una cierta incapacidad para pensar burguesa ha estado siempre .hostigada, primero por la me_n-
en cambiar la realidad: por ejemplo las religiones clásicas talidad señorial, nostálgica y aristocratizante, y luego por .el
soslayan o toman poco en cuenta el problema del destino disconformismo. Puede trazarse una línea del disconform1s-
después de Ja muerte, el epicureísmo domina el pensamiento mo antiburgués: que arranca con los goliardos, los_ clérigos
ético mientras que Jos pensadores políticos o los historiado- vagabundos del siglo xm, que emerge sobre todo con el ro-
res tienen tendencias a incluir el devenir en visiones cíclicas, manticismo -la bohemia, los poetas malditos, épater le bour-
en las que Jos procesos, llegados a un cierto punto, recomien- geois ... - y llega por ejemplo a Jos hippies o a .la literatura
zan. Frente a esta concepción, que informa Ja vida de Ja ciu- beatnik. Si, como veremos, Jo típico de Ja mentahdad burgue-
dad y la sociedad antigua, las religiones orientales, salvacio- sa es la omisión deliberada, metódica y paulatina de los pro-
nistas, que fuerzan la trascendencia, siempre fueron minori· blemas últimos, lo típico del disconformismo, cualquiera
tarias. Lo propio del burgués es goíar de Ja vida, alcanzar la sea la forma que asuma, es la apelación a esos problemas.
gloria y Ja fortuna,•como el romano, pero modificando todo
el orden social -pues Ja propia creación de la ciudad es una
creación artificial-, alterando las formas de convivencia y
llegando a modificar Jos objetivos del hombre. En ese senti- 3. Estructura real y estructura ideológica
do, Ja mentalidad burguesa saca su esquema progresista de
la línea dinámica de la tradición bíblica cristiana, en donde Retomaremos ahora algunas de las cuestiones iniciales. El
hay proyección de la vida hacia algo, pero Je da una funda- objetivo del análisis histórico que proponemos es establecer la
mentación distinta. relación efectiva entre estas mentalida_des y las estructura~
Así como el mundo urbano constituye una malla trama- reales. Creo que,¡eñ lo que ci)n1únmente se llama la realida~,
da pero sutil, separada del mundo rural, la mentalidad bur- se puede distinguir con bastante_ precisión lo que llaman~'
guesa permaneció inicialmente aislada, sin contaminar ni Ja estrui:ti.Jra real de Ja estrtiCtura ideológica. Una y otra per-
a los c·ampesinos ni a las clases señoriales. Pero progresiva- , tertecen con igual· derecho a Ja estructura histórica, sin su pre!
1 .
mente fue avanzando. En el siglo xvn Moliere muestra en ¡macíasili subordinación.¡
El burgués gentilhombre el contraste entre un burgués que Observemos el caso del feudaHsmo. E,n un JT1Undp rural en
aspira a ser un señor y un mundo de aristócratas que sienten crisis y transformación (eJTfeudalismo .iJS,píinlefo,un_ ~sistemac
~ -=--e--- -- "a] _d---~
gran desprecio por él pero que respetan su dinero: el valor normativo un sistema económico, jurídico y soc1 :a nums-
dinero compite con el valor nobleza, y este tema es largamen- :'traÜv()C"in~ÍusiVf-:Sque 'se ordena.poco·a poco sobre~Ja'base
te desarrollado por el teatro del siglo xvm: Beaumarchais. [de la experiencia recogida y que tesulta óptimo para este.
Josi: Luis Romero Estudio de Ja mcn talidad burguesa 25

~mundo rural, 1 perfectamente adecuado para las situaciones racional: es racional y sensible a la vez y enra!za, en última
reales. Pero además tiene un fundamento metafísico absolu- instancia, en las experiencias vitales del sujeto. A partir de
'to: la garantía coP.tra el cambio está dada por el fundamento ella, los sucesivos actos de conciencia configuran estructuras
religioso. (El orden cristiano feudal nos da un modelo ·único· que, en algunos casos, cristalizan completamente y adquieren
1 e1estruéturit:realsustentada en una estructura icleológica de existencia real para los sucesivos actores.iEl Código Civil es
:f@!l<imertto ,absohítQ7Y7". eñ:"Cónsecuencía' apartada de tod~1 . bien real, pero en su origen se encuentra un conjunto de opi-
Wífica''.'!Ambas estructuras forman parte de la misma realidad, _!lio~es, u!1a serie de experiencias; luego elaboradas y siste-,
se sostienen mutuamente, se requieren una a otra. El orden matizadas.
cristiano feudal, al integrar ambas estructuras, saca su estruc- Así, este estudio de las mentalidades, cuyos aspectos más
tura real de la relación del hombre con la tierra o de los hom- generales acabo de esbozar, nos permite percibir el juego de
bres entre sí, pero obtiene su garantía de estabilidad de ese estas dos corrientes de la vida histórica: lo ya creado, con una
formidable fundamento absoluto, que repite vagamente la fuerza organizada que se impone a la sociedad, y lo que esa
idea de que la transgresión, la violación, son sacrilegio. • . sociedad va creando cada día, siempre a partir de las estruc-
(t"Ca revolución burguesa empieza.a)nstalar·. una estructura turas, pero también siempre contra ellas. aun cuando se crea
real nueva, sobre la base' de nuevas situaciones económicaS' estar defendiéndolas.
a
¡y-sociales, pero nunca llegará darle -un: sustento'ideolÓgico
rque garantice- láinmCl_vilidad'!IToda su hisf()Jia e·Sé1 ~ntento:
de-Jógrarlo, de construir una ideología _que sea a la vez un
•proyecto para el futuro y una interpretación-para el pasado
~y que signifique la .justificación en abstracto, y· no simple!
(mente fácticá~~de' la e-Structura real que, carente de_funda~
meñto absoluto, semeja un conjunto de situaciones de hecho~
El análisis histórico consiste precisamente en estudiar cuál
es la relación, compleja y dialéctica, entre Ja estructura real
y la ideológica, o sea entre las cosas, lo que hay, Jo que pasa,
y Ja imagen que el individuo se hace de ellas y el proyecto
que imagina a partir de esa imagen.
Esto implica una distinción entre el sujeto -ya sea el indi-
viduo, el grupo o la sociedad toda- y sus creaciones, las es-
tructuras. Se trata de una diferenciación similar a aquella que
se hacia en el siglo xvm, distinguiendo en la naturaleza la
natura naturans y la natura naturata.J La sqciedaa vive y ere.a
ico·sas, y ·1a estructura real es el conjunto de relaciones y fun!
ciones creadas hasta el momento en que esa sociedad realiza
el )cfo creador~ La estructura ideológica es una sucesión de~
estados·de conciencia, que crist_alizan .en'.modelos interpreta-
[tívos y_111o<!t:_los proyectívos.,~o debe pensar~e eñ un-a ¡m;-
gen descarnada de la realidad, concebida sólo como realidad
Il. TEORIA DE LA MENTALIDAD BURGUESA 27
Estudio de la mentalidad burguesa

experiencias, se acompañaban de ciertos conjuros. Se trata de


una mg~nización mágica del pensamiento: que se adapta bien
ª.la v1s10n general de la rea1idad, propia de la concepción cris-
tiano feudal. Pero progresivamente comienzan a variarse y
d.esar~ollarse los procedimientos prácticos, a partir de la expe-
riencia, y el coniuro empieza a ocupar una posición margi-
nal. Comienza así a elaborarse el método experimental y a
desarrollarse un tipo de conocimiento científico: el marco
del . pensamiento se modifica. A partir del nuevo marco , se
revisa todo el saber tradicional, que estaba incluido en la
organización mental mágica, y se lo incorpora a un nuevo
tipo de pensamiento, naturalista y experimental.
;como en este, en otros campos la burguesía fue haciendo'
¡exp~riencias distintas: aprendió cosas nuevas y se nutrió con'
conocimientos originales, y además modificó sus métodos de
pensamiento; a medida que los módificabii~los-fue r-flienandói
¡c,9'.filj~§-g¡nuevas y con otras, viejás, a las quesó;Jiet'íá a un'
nuevo examen".""
Luego de esta aproximac1on inicial a los temas y a los
En la segunda parte encararemos el examen analítico de
conceptos, encararemos ahora la primera de las dos grandes
esos contenidos. En ésta examinaremos el proceso de consti-
secciones de este estudio: la ~eoría de la mentalidad burgue!
tución de ese nuevo modo de pensar, de lo que hemos llama-
:s~. ,Por razones metodológicas, pero también históricas,
do teoría de la,.mentalidad burguesa; Señalaremos de qué mo-
:W.h?.11 Jii.~ti ¡¡,u.i1it~ ..rln<..:i,plf'.¡;tns~ r .i 1rui ,ñacteJil.s..i'.n ntiiii i.rln$,
~:sp_ecificos de la mentalidad y_poi_ otra el cuadro intelectual á~}~r~e. como una daóoracú:ín áe.Í'as expen'encíás esponta!'
neas m1c1ales de .Ja,burguesía, en contra de la mentalidad trá:
1 en el que estos contenidos se incluyen/
picional y desafiándola'.' Caracterizaremos las grandes etapas
Esta distinción, justificada analíticamente, es importante
en particular en aquellos procesos de cambio en los que, de este proceso, desde las manifestaciones incipientes de la
nueva mentalidad, durante la "revolución burguesa" del siglo
por un largo período, no existe coherencia entre los pensa-
XI hasta su apogeo y crisis, luego de la Primera Guerra Mun-
mientos, que empiezan a modificarse por impulso de las nue-
dial. Señalaremos el carácter proyectivo e ideológico de la
vas situaciones, y los métodos de pensar esos pensamientos,
mentalidad burguesa, cuya manifestación culminante es la
que tardan mucho más en modificarse. iLa mentalidad bur-
teoría dieciochesca del progreso. Finalmente, puntualizare-
guesa se constituye a partir de un conjunto de actitudes arrai-
mos la relación entre las experiencias originarias de la burgue-
gadas en la experienda, que fue creando esos nuevos conteni"
~ía y su proyec.ción racional, pues en definitiva, de lo :que, se
dos y, paralela pero simultáneamente, fue configurando los'
trata es de exphcar toda la curva que, a partir de las experien-
nuevos marcos del pensamiento.'
cias iniciales,[cülmina en la constitución de un•nuevo-métvd07
Veámoslo con un ejemplo: la alquimia. Tradicionalmente ¡§p_e_nsamiéñtii.'1 ' · · .·
e~istían formas y mecanismos para buscar el oro, en los que
ciertos procedimientos prácticos, provenientes de antiguas
26
José Luis Ron1ero Estudio de la mentalidad burguesa 29
28

1. Cambios estructurales y respuestas ideológicas es establecer -en el marco de la sociedad europea occiden-
tal- cuáles son los procesos de cambio de las distintas estruc-
El análisis del surgimiento de la mentalidad burguesa en el turas. a partir de uno de sus elementos motores: las imágenes
marco del orden cristiano feudal requiere de algunas precisio- de cambio construidas pór sus protagonistas.
nes acerca de la relación entre los cambios de estructura y de Partiremos entonces del análisis del surgimiento de una
mentalidad. estructura urbana y burguesa, en el marco de una tradición
¡¡\\!C[da;esfructura socioecon~.~i~~ri;;;p~~a.!!stru_c-, señorial y rural, siguiendo el juego de las respuestas ideológi-
jtürálliistónc~i:ell~li:"?.*de ~uste¡¡to y '.u~da,mentofy al mis-¡ .cas a los cambios estructurales.
moltiempo~Je· ofrece 'una ley de su dmam1ca/Este segundo e La mentalidad burguesa aparece en un mundo en que las
importante aspecto es a menudo soslayado por versiones eco- , burguesías son apenas pequeños islotes dentro de la vieja
nomicistas: "si,la,ideología no fuera más que sustento, ten~ sociedad señorial, que cOntiola Ja tierra y todo lo que con
dríamos un . rriüiíaoféñ"ré¡íOsó';·un' mundo estático; _lo impor;- ; ella.· se ;·pr0d~~s_a.11~pequéños ,grupos insig'riificantes;"inargi:
tanfé',de'la estrucfúr~lógic"á"es'cju"é7de"'áigllnWriodO··indiéaí 'miles". 'siri ¡iréstigio "ni ·poder ;"que'·sólo"JO-alcanzan en cierta
'lii m·anera de durar,'reprodtiCii'se'i·fransformarse de la es_, medida cuando empiezan a amasar grandes fortunas, y aun ·'
> . 1 fas'í'eñ'Un grado muy inferior al de las clases tradicionales. Cier- ·
'tfüctura.
Este punto. merece ser subrayado.·, La,estruc~.lf!.ª·.también lamente. en algunas ciudades llegan a !armarse· patriciados
es histórica: 'düfa much~,¿Lpu11to _~~·paregta]<;_ª,:.P_ero • ilustres, como en Venecia o Florencia, pero en otros países,
no está quieta:' Es ·el fenomeno h1stonco de mas lento ntmor como Francia, España, Portugal, Hungría, nunca llegaron, ni
, éle camoi<'i": así como los fenómenos políticos cambian rápi- aun en el siglo xvm, a competir en prestigio con la vieja
damente, (el sistema. de_relacio~es.,entreJ~~~;i;~re_: ~ _l~-~· aristocracia.
rcosas,. y~de los liomlires entre.s1;~a-fuerte.tenélenc1a Por otra parte esas burguesías. ya se trate de las que en el
~anencia .. Para"'caracterizar 'esa peculiaridád usamos siglo XII hacen las revoluciones comunales o la que en el siglo
el nombre de~ituciO'ñalizacióñ'!'Cuando la relación se insti- XVII hace la revolución en Holanda . comercian fundamental-
tucionaliza, s~ monta todo un aparato, en el que lo ideológi- mente con los productos de la tierra;que estaba en manos de·
co es lo fundamental, para que esa relación cambie de una _los viejos señores'.' Ellos. siguieron siendo los productores de
manera lenta e inclusive tenga la apariencia de que no cam- fos bienes agropecuari~'y las clases mercantiles sus distribuí-
bia. fcuandbia estructura se institucionaliza, se mueve c~n ' doras. Es cierto que distribuían y producían artículos manu-
~uñiitmo lentísimo, casi imperceptible, y esto crea la 1lus1on facturados, y también pimienta, seda de China o perlas de
de que no ·cambia. El orden cristiano feudal es un excelente Ormuz, pero buena parte de los productos coloniales tam-
·ejemplo de esto. bién provenían de sociedades señoriales parejas a las de Eu-
Pero las estructuras son históricas y cambian. En una ropa. De manera que la sociedad burguesa crece en los res-
cierta medida evolucionan por su propio juego, y en otra/ quicios de una sociedad señorial, que por otra part~_.va ~am-/
'porque exiSte' un, cambio propuesto' por los grupos so~ial~s' biando de a poco, ·acepta producir para el mercado: acepta
'que.viven dentro de~esas estructurátf-a partu de una opm1on' pagar salarios, aunque ·en. otros cas.os procura mantener o res-
. que 'se hacen de ella5'1En· 1ocási6nes, dos o más estructuras taurar ciertas formas de servidumbre/
..éuna tradicional y otra moderna~ coexisten y se influyen ¿Cómo se constituye la mentalidad burguesa, en el marco
reél¡irocamente, tanto en él j:>lano de las relaciones reales de una sociedad tan sólida y con un firme fundamento caris-
como en el de las opinione~.'\ El propósito de este estudio mático? El sistema de actitudes y de pensamiento que toma
30 Estudio de Ja mentalidad burguesa 31
José Luis Romero

la nacien.te burgues~a, y que configura su mentalidad, surge de las aristocracias/ya consolidadas como nobleza terratenien-
e~ desaf10 a una vigorosa mentalidad preexistente. Este fe- te y militar de los reinos y señoríos establecidos, esas aristó-
nomeno.' de naturaleza sociocultural, tiene una enonne im- cracia_s comienzan:, por primera vez, a aceptar la presión ideo:
portancia. Son pequeños grupos sociales que nacen mediante· lógica de la Iglesia. Originariamente reacia a la Iglesia, la vieja
un. acto. de rebeldía, que apenas les alcanza para asegurar su aristocracia de origen germano llegó a aceptar Ja autoridad
existencia, pero no para enfrentar de manera desafiante Ja teórica del cristianismo pero no sus ideás. Desde el siglo xn
estru~tura. s?cial y mental de las antiguas clases. De ahí que se percibe que el pensamiento cristiano comienza a enseñar a
la actitud 1~1cial de los burgueses esté cohibida por una suerte Jos caballeros una serie de cosas. •Les enseña el amor al próji- -
de pacto tac1to. Los combates que se libran son reducidos: mo, con lo que debilita la teoría del héroe. Introduce, en
~;.arranca ,~I señor ~na cierta garantía o derecho, se logran· un mundo varonil, el respeto por la mujer: el culto mariano,
libertades.' necesarias para el ejercicio de la profesión, pero. desde el siglo Xll, es un culto pedagógico, que introduce los
no se cuesh~na el p9der o la posición de los señores~ La es- valores de la femineidad. Introduce también las ideas de pie!
tructura . social de la naciente burguesía y su mentalidad dad y misericordia, típicas virtudes cristianas. Todo esto, que
nac.en as1 c?n una suerte de complejo de inferioridad, que les conforma la moral cristiana, cuestiona el sistema de ideas '
obl~ga en cierta forma a enmascarar su pensamiento, carac- que daba fuerza a la sociedad señorial.
tenst1ca que signa el desarrollo de la mentalidad burguesa Contemporáneamente con esta campaña de la Iglesia co-
h~sta el siglo xvm. La mentalidad burguesa nace en este con'. mienza a desarrollarse la economía de intercambio, impulsa-
flicto, en ~sta afirmación, audaz y revolucionaria, pero a la da por los burgueses' pero capaz de favorecer a los mismos
vez. encub1e.rta, que desafía un sistema de pensamiento muy aristócratas: si quieren hacerlo. Algunos se asociaron con
racional y solido. mercaderes, otros se dedicaron a expoliarlos y otros encon-
traron la forma de participar de sus ganancias, modesta pero
La me~talidad cristiano feudal: contra la cual se constituye permanentemente. Los señores se enriquecieron, como los-
la mentalidad burguesa, es ella misma producto de un vasto ·burgueses, y empezaron a modificar su estilo de vida. En el
proce~ histórico, en d que pueden reconocerse por lo menos castillo se agrandan las ventanas, se ponen vidrios, se tapizan
tres<n~pas>la. mentalidad baronial, la cortés y la caballeresca.' las paredes y se organiza la corte, con mujeres, bailes y ban-
La m_entahdad baronial domina en la época de la conquis-, quetes, trovadores y bufones.
t~. germamca y. en la de las guerras feudales. No es de tradi: Allí se conforma la mentalidad cortés, parecida en muchas 1
cwn .~nst1ana sino germánica. Es la mentalidad propia de Ja cosas a la burguesa.,-Pero no es la única .. La Iglesia descubre.
Canczon de Rolando o de las sagas nórdicas, la del héroe fuer-1 un compromiso posible con las clases tradicionales, dándole
te, vigoroso, ajeno_ a las virtudes cristianas, como Sigfrido. a su afán de lucha un objetivo: los enemigos de la fe. Así, al
En e.l fondo. de la concepción feudal no hay un caballe- tiempo que se configura la mentalidad cortés, cobra forma
ro_ cnstiano sino un héroe germánico, carente de toda restric- Ja caballeresca: Con ella, la nobleza recibió el soporte de la
c1on, como. la piedad o el amor, ni finalidad alguna que no teoría cristiana de la sociedad y se convirtió en aristocracia
sea el eJerc1~10?e la vitalidad y la adquisición de riquezas por legítima, que no fundaba ya su poder en la conquista sino
la fuer~a. Sigfndo combate sólo para ganarle al enemigo· lo en el designio de Dios.
q.~e quiere es la gloria, la victoria, la exaltación de su co~di­ Veremos ahora cuáles son los contenidos fundamentales
c1on sobrenatural. de. esa mentalidad, comenzando con lo que generalmente es
A partir del siglo XII, y en el contexto de Ja estabilización el aspecto clave: Ja imagen de Ja realidad. La mentalidad cris-
José Luis Ron1cro Estudio de la mentalidad burguesa 33
32

t'ano feudal supone estar penetrada por la irrealidad, es decir El tercer contenido tiene que ver con la convicc1on, en
~ue la causalidad profunda de la realidad no. pertenece a~ cierto modo aristotélica, de que toda sociedad auténtica
orden de lo natural sino de lo sobrenatural. el milagro, ~l pro es dual, está integrada por los que tienen y los que no tie-
digio, que se filtran por entre Jos resquicios de la realidad Y nen. Ciertamente, abundan las enunciaciones tripartitas
-oradores, defensores y labradores- pero en el fondo se
establecen los nexos causales. . .. . . subsume en una más simple: hay quienes trabajan, para
Esta idea desarrolla una cierta tradicion cristiana, fuert_e·
mente influida por el neoplatonismo, que entronca en el cns· mantener a quienes no trabajan. La aparición de la burgue-
tianismo con Orígenes, Clemente de Alejandría y los sabios sía complica esta imagen, porque la burguesía no se interca-.
que tradujeron la Biblia_ al griego. Ellos incorporaron la 1de~ la _en este esquema, que se articula en torno de la posesión de
platónica de la existencia de un mundo de las :deas p_uro, for la tierra, sino que crea, al lado de la anterior, una nueva 1
mal, lógico, perfecto, sólo cognosci~le a traves d~l mtelect~
1
estructura, también dual, donde progresivamente la gente se
y no de los sentidos, que es 1den!if1cado con e. otro mun va a dividir según tenga o no tenga propiedades.
do", el mundo de Dios. Esta concepción chocaba f~ontalmen· El último rasgo tiene que ver con la estructura socioeco~
te con la mentalidad romana, absolutamente sensible Y anti-, nómica, que es concebida como estática; la vida histórica mis-
metafísica, sensual y sin más allá. :En el curso de tres_o_cuatro ma no es concebida como vida histórica cambiante sino como·
siglos, mediante U!l~orm_id~ble l~bor de cateque_sis_, la ]gl_es1~ 1 una especie de perduración sobre un valle de lágrimas, sin pro-
·c: 0
·nsiguió imponer una cierta imagen ~e la realidad, pe_rma / yecto. El cristianismo le ofrece a toda la estructura señorial
nenteme-nte-eñtrecruzada con lo irreat Se configura asi una' surgida de hechos de fuerza, un fundamento absoluto. La iden'.
mentalidad fundada en la trascendencia, en la_JJ,l.~a._de que tidad entre realidad e irrealidad, el sistema de causalidad so-
~ste mundo es insignificante·, en la convicción de que la reah· brenatural, la idea trascendente del hombre, la sociedad dual,
dad sensible es un puro engaño y que, en con~ecuenc1~, el todo está en la revelación, en los Libros Sagrados. Si tiene un
cuerpo no vale nada, lo..~rr!!)o.~s.v~id~d yJo_µmco val!!¿~· fundamento sobrenatural, es inamovible, y quien intente
es la eterna salvación_deLalo:ta!Una realidad, en suma_, ~n modificarlo es sacn1ego.
cual tódo-lo que pasa está poniendo de manifiesto dec1S1ones Con la revolución burguesa empieza a constituirse, al lado
que ocurren fuera de la realidad. Fue u~a verdadera revolu· de la estructura tradicional, otra nueva, y los grupos de la na-
ción, pues se trató de imponer una realidad contra una evi- ciente burguesía, al proyectarla y crearla, descubren que si
dencia primaria. Y fue impuesta: . bien la estructura tradicional resiste, también concede y tran-
En el marco de esa mentalidad nace la burguesrn, que pau· sa. Hay señores que entran en sociedad con los burgueses;
latinamente restablece el distingo entre realidad -ente~dida otros que inventan impuestos al mercado, a la aduana, a las
como realidad sensible- e irrealidad. Y a partir de ese d1s:m· ganancias, al uso de puentes y caminos, y que a cambio ofre-
go, como se verá, es posible una actitud empíri~a Y, mas a cen garantías, robusteciendo así la nueva estructura.
largo plazo, el desarrollo de un pensamie~to cie~ufico.
El segundo contenido de la mentalidad cnstiano feudal Si la estructura socioeconómica no resiste demasiado, la
es la idea de que el destino del hombre es trascen~ente. El mental se revela mucho más rígida. Los burgueses, que se cui-
mundo es un valle de lágrimas, la verdadera realidad _del dan de afirmar y demostrar su religiosidad, empiezan a dar
hombre se da en la otra vida, todo lo que ocurre en esta por sobrentendido o a admitir inconscientemente que el Dios
carece de importancia y el único destino legítimo del hom·' en el que afirman creer no interviene en la contingencia de
cada día. Así comienza a ser minado, muy lentamente y en
bre es salvar su alma inmortal.
34 José Luis Romero
Estudio de la mentalidad burguesa 35
forma no declarada, el contingentismo propio de la mentali-
dad cristiano feudal.1 . huí da d.e la gleba-. y la instalación en l~ ciudad no implican
Ese contingentismo, es decir la idea de que Dios intervil- necesaname11.te la idea de la transgresión .y con ello un acto
ne en todo y que todo cuanto ocurre posee ei rastro de la, de conciencia! Pero algunas formas de vida, que se de~arrollan
voluntad divina, tiene un elemento fatalista, común a la tradi- en el .marco de la vida urbana, propusieron problemas de con-
ción hebreo-cristiana y a la musulmana: s"iJ)ios interviene en c1encrn, pues se tr.ansgredía cierto tipo de opinión, de juicio,
todo, ¿a qué ocuparse? Para operar sobre el mundo, la bur- d.e norma establecida. Qmen une al trabajo cotidiano el espar-
güesía asumió, expresa o tácitamente, que Ja divinidad nci cimiento.' en la pl.aza o en Ja taberna, bebiendo y conversan-
opera de manera contingenté'.-La divinidad crea, es demiúr- do, empieza a v1vrr y a sentir como hombre en forma distinta
gica, pero lo creado tiene desde el primer momento su-propia que .~l campesino. Descubre espontáneamente la licitud de la
)ey. De allí deriva la teoría .del libre albe20_:>' la posibilidá-d efus10n sensual. ~e descubre como ser de la naturaleza, que
de la creación humana, no sujeta en le~ingeflte¿a Dios! encuen_tr·ª· en la cmdad las posibilidades para una efusión de
Una estructura social y económica creaaa por el hombre la sens1b1hdad nueva, y entre ellas la efusión erótica. Esto es
es inestable, y el signo de su inestabilidad es la movilidad so- lo que aparece en Boccaccio, en el Arcipreste de Hita y en
cial: no hay en la sociedad un sitio preestablecido para ca- tantos otros: una efusión desbordante y no controlada que
da hombre; éste es el fruto del esfuerzo y la fortuna de cada corresponde.ª un cambio en las formas de vida que se ha' ope-
uno. Si se combina la tendencia a la movilidad de la estructu- rado espontaneamente y sobre cuyas implicaciones no se ha
ra con la ausencia de una concepción contingentista, resulta comenzado a reflexionar. No ha existido un acto reflexivo
que 'toda la estructura que crea la burguesía no tiene otro¡ un acto de conciencia, que lleve a advertir las últimas conse'.
fundamento que el histórico-fáctico. I cuencias del cambio producido en Jos hechos.
.Algo similar ocurre con los cambios de tipo social. Para
qmenes han abandonado la gleba, iniciando una nueva vida,
2. Las etapas en el desarrollo de la mentalidad burguesa la cmdad ofrece centros de convivencia, de comunicación
estrecha entre los pares, y también una serie de problemas
Desde el siglo XI, y al ritmo de la formación de una nueva comunes que fuerzan la solidaridad: ataques o sitio a la ciu-
estructura socioeconómica que se yuxtapone a Ja tradicional, dad, escasez de trigo, etc. Con la mayor comunicación au-
se constituye un tipo de mentalidad, cuyo desarrollo se pro- !11enta el Juego de adecuación de las ideas y Ja formación de
longa, aunque con variantes importantes, hasta nuestros días. ideas comunes y corrientes de opinión. En este contacto coti-
Fijaremos ahora sus principales etapas. diano se va creando p_oco a poco una comunidad, una identi-
La etapa originaria se prolonga hasta el siglo XIV. En ella,' dad de pensamiento. :La comunicación tiende a crear la nor:
las formas típicas de pensamiento no han surgido aún de ma-' ma según el consenso colectivo, a establecer lo que es lícito .y·
nera consciente. Es la etapa de Ja acción espontánea y Ja expe- 1 l? ~ue no lo es, en esta comunidad, que vive dentro de los
·'rienCia;IJos grupos burgueses no se detienen a pensar acerca .limites. de un muro y que conversa todos Jos· días. "Así se·
de las implicaciones que tienen sus nuevas actitudes, y sim! constituyen 'las opini~nes de tipo · sociopolítico( que van
plemente operan! Durante mucho tiempo no se advierten sig•' conformando una sociedad de tipo contractual, en la que
nos de que haya una manera de pensar que corresponda a sus m1ei;ibros determinan, y asumen que lo hacen así, las nor-
estos grupos: por el contrario, cuando deben hacerlo opinan mas segun las cuales eligen vivir.
como antes.,Ciertamente, -el cambio inicial de actividadl-Ja
José Luis Ron1cro
Estudio de la mental1'dad b urguesa 37

36
En el momento en que aparecen opiniones sobre la situa_:
innum~r~bles
lencia de los juglares y fue or d .

boc~
ción, comienzan a advertirse ciertas implicaciones que com· , de los sermones de 1
ecemos, el punto de partida
"'º' º'. "º"'
~
promo<oo ol mdoo "'dicioo'1• Ocmdó pdmo ro coo l• i lo' ce ¡00
q"' mo fmloc q"', ' d<f , de
luciones comunales de los siglos XI y Xll y luego con los mo- a la gente sobre las 'lt' muchos. se dedicaron0 a alerta
"""'º""' do ¡,. oficio• oo lo• cigloc xm y iN q oo '°""'1' m"' do '"'. " •mo' '°" """'""" do '" o " " fo,'
sionaron \as ciudade_s.lEn medio de esta convulsión, comien-
.za a reflexionarse sobre las formas de \a vida económica, las ~ La tercera actitud d
Y flamencos y en ' oml mante en 00
.
los patriciados italianos

~- form~s
•· · -· . '<> • genera en ] 1
'oxporioociM q"'
.colectiva, cuyo
P'ºPo"'º""
· dcentro
o }o; """" foM" do ' " ' • ·¡ ol oom=rnmioo
d es la ciudad.
1 Se advierte
· qued la ciudad n vida,
'° ,
S d
· · agradables y a·t rayentes
e escubre
"' ' • • """' de Eo ro,. fo
qued estas
si se · rnuevas dee

natu~ahsmo'l'"
00
" ""' "P"" . o rn o.m•, oo ." q o< " "'" o P'" <> o ""' P' · Q P<O <m poi w coo d """ , ' • >b rndo; • <o pro.
';,~;-
quena revoluc1on. Estan a la vista los mgred1entes y los resul- t.en bestialismo. Se 'd que puede degenerar
<odoc, y p0<Urul O<ffi'° <o )O' dimo Umieo <oc. A P'rt.ic do 1cigl O cooc<c k oió o y 00,:;'; p< ligrow 'liminM <odo Upo de

~·-
XIV· comienza a reflexionarse
· . · sobre la trascendencia del cam- Las clases altas • en cam 10. aceptanpara
b' icwnal l las f clases
· populares ·
b10 y sobre sus 1rnp 1cac1ones. . . , con que existe en el homb · ª pro .anidad contando
aris;o~º·t.
1
,Se adviertejentonces que las nuevas far.mas de vida.no se frenos por sí m's Dre educado la posibilidad de poner-
. corresponden ya a una concepción dominada por lo sobrena} de profanidad escubren que la única forma lícita

ign~.~
'
tur . stas orrnas e v1 a se ngen por cosas que.correspon- nza an con la fórmul " .0 es la. q ue 1os romanos caracte-

·ai·· f d 'd · · / · b ra 0
izante
den a la condición humana y no simplemente al alma!Descu- Así, el tema de la;. con dignidad".

~s ~
brir esto significa una sacudida: 'la mentalidad burguesa toma' dilecto de los filósof fd del hon;bre se convierte en pre-
' conciencia de sí misma, y la gente comienza a manifestarse' Séneca o Cicerón el 0 Renacimiento. Como afirmaban
'°"''" froo;,
. oo prn o co do " ' co o" p cióO; Erto do""" el mioo <o', . "" •I m• coo
Ac~~tces
m " " "' "' ""!mol ol q"' Di oc dio

"'""~" ~: ;~~
y las consecuencias diversas que irnplicó,!caracterizañ la eta- ·tos de ser natural para sujetar sus pasiones e instin-
P' q"' '"'" ol cigl o .'"'· y 'l Xvni.:'."eci' '"'"' '"b¡o y ed""do o; d"" •: do 1 bomb." ""''"' '1 bomb"
la cns1s
'd d de la pnrnera
d etapa ongmana y la eclos1on de la rnen- na L profana
f con Ja cond'1c1on. . d e que
conducta,
sepa puede vivirl' la eufo -
ta 1 a burguesa ma ura.
l
hay quienes aceptan
. las nuevas
. formas
. de vida
. • as ormas de la cultu
Ante la conciencia del 1cambio operado espontáneamente!: miento- son aristocrátic::
1 y las asumen, ,desnudos
h bl con la mis ma sensualidad
·
d 1
s: .

.admite
ponerse 1 mi tes.
siglo. XVI --el llamado Renaci-
co en unBpintor que haga
corno Boccacc10- o ·el Arcipreste.
- r· quienes
d a1 fo sumo
d recurren
b ta R ar de una campes·ma con curvas sed n quet occaccio puede
a una pequena artlrnana, a 1rman o: en e on o soy ueno an afael, Durero 0 R b . uc oras. Así Jos pin-
y Dios me va a perdonar. La segunda actitud consiste en la ramiento físico, que c u .ens. Sm .embargo, hay un enmasca-
negacion e estos cam 1os. ~que atentan contra os pnnc1p1os ay otra forma • much o mas
. d b. .. 1 . . .. h ons1ste en d1luir u 1
. sutil. · n· poco e desnudo ' y
heredados. Es la actitud de Savonarola, quien expresa ·cabal- una advocación formal d 1 Y crnica, que consiste en

Ir~en
mente el terror ante la negación de los fundamentos Fl absolu-10
· ·- natural: la mui·er d esnu a es una v·
e do sobrenatural, que apenas oculta

~ ~n~~
tos y sagrados de or en y ue capaz e crear en orenc1a unnrno, aunque su figur 1 amamantando al
d
d llevóf a la quema
ambiente místicol que de alhajas, vestidos,que ver con Ja figura 1 un sensualismo que poco tiene

cuadros profanos. Es también la actitud que reflejan las dan.aun. como el enmasc e ª adonna:
mori.\~o, ?.ra~iento m~hc1to
1 Hay formas más sutiles

mecan~smo
zas de la muerte, y en general el tema del memento "eppur si muov en la frase de Gali-
Todo esto se cantó, se pintó. se recitó; era el. tema por exce·i:anera de ocultar 1as e u·;1timas
_ste imphcac1ones de las formases de
de pensamiento la
José Luis Ramero Estudio de la mentalidad burguesa 39
38

vi,·ir v de pensar. manteniéndolas pero encuadrándolas· den·[ ve a las ideas religiosas. Las ideas de Descartes, por ejemplo,
tro d~ ciertos frenos, generalmente definidos con la palabra 1 preparan el más alto exponente de esto: la doctrina deísta del
dignidad; '.'és- el· propio de. las clases altas y de las cl~ses cultas siglo xvm. La teoría del encubrimiento, la de la dignidad
que, así lo suponen. son capaces de autoco~trolarse. . , __ corno límite necesario para la expansión profana, encuentra
'Hay pues tres posiciones: una esponta~ea, que advierte, un último freno, más allá de la dignidad, en la idea de Dios
las implicaciones y las asume, otra represiva y una tercera,: que crea el universo pero no interfiere en su conducción.
'hipócrita. predominante, que ado~tan l~s _clases altas. La re·
presión es mantenida por la Iglesia Catolica y ~uego por lo.s La etapa siguiente corresponde a la revolu'Ciónideológica·
grupos protestantes, y también po:. ciertas sociedad~s trad1· /del siglo XVID', la de Voltaire, Montesquieu y la Enciclopedia,
cionales en las que la transformac1on burguesa es debil, co· pero también la de escritores menos teóricos aunque igualmen-
mo Ja española. En Ja época _en que Tizian~ o Rubens hacen te representativos e influyentes como Goethe. Esta explosión,
un despliegue de efusión erotica, en Es_pana se pmta c?mo que da su fisonomía al mundo en la segunda mitad del siglo
el Greco. idealizando un tipo de huma111dad que perpetua.el xvm, tiene que ver con algunos procesos sociales de la etapa
tipo de mentalidad cristiano feudal. Cuando Rembrandt pm· anterior. ¡Entte el siglo XN y el·XVIll se produce el entteCtu'
ta sólo burgueses, Velázquez pinta reyes y señores, o enanos, Zañíie:nto de ·J¡¡s aristocracias y las burguesías, que de urbán~s'
jorobados y locos, es decir el submundo de una sociedad 'han pasado a ser nacionalef- Los reinos nacionales crean gran·
dual. Pero ni un solo burgués, lo que mdica una ma:cada deh· des estructuras polítkas y económicas. y las burguesías qu:
beración, pues Velázquez pinta valores. y en ~spana. los bur- antes se ~abían manejado en el ámbito de las ciudades, col
gueses no eran valores. Se llega a Goya, Y sigue sm haber rnienzan a transformarse en instrumentos del 'Estado modeh
~riü;" ii'po.rtarido -ministros, como Colbert,' que conviven con',
burgueses. . . represéntantes -de·¡¡¡ aristocracia füilitar y cortesana.':Progre'.
El naturalismo boccacciano se transforma en folklore, dep
cada vez menos huellas, aunque no sucumbe. No condensa 'sivárnente; la bre-cha entre ambos sectores se cierra:- unos se
en un pensamiento teórico, no se reflexiona acerca de las 'aburguesan y -otros se aristocratiza_!}. Paralelamente, en el
consecuencias últimas de esa manera de pensar y _se funde, plano de las ideas se descubre que lo que hasta no hace mu·
como ocurre siempre que el pensamiento no es cntico, con cho era blasfemia ya no alarma a nadie: a mediados de siglo
otras formas de pensar que a veces son contradictonas y que, Voltaire escribe su Tratado sobre la tolerancia; treinta años
en el caso del tradicionalismo popular, se mezclan con el tradi- antes seguramente lo habrían quemado por hereje. Pero las
cional sistema de supersticiones, desprendido de las creencias ideas que se difunden en El Contrato Social, El espz'ritu de las
leyes y, sobre todo, en el Diccionario Filosófico, integran un
religiosas más elaboradas. _, .
Aunque deriva de la primera etapa, de efus1on espontanea, pensamiento que se atreve a declarar, de manera explícita,
allí casi no hay mentalidad burguesa. Adopta los anes de_ una lo que durante mucho tiempo fue un contenido más o menos
mentalidad burguesa cuando reflexiona sobre sus contenidos, secreto, después de haberlo sido explícito en las primeras eta·
sus supuestos y fundamentos, e inclu_sive e)a~o;a formas ra· pas_ de formación de la mentalidad burguesa.
cionalizadas, en la literatura, la filosofia, la plastica, Y cuando El conocimiento científico, que se desarrolla notablernen,
opta por una de las tres posibilidades: aceptar todas sus imp_h· te, repercute eii la esfera de las ideás sociales y religiosas. to-
caciones, rechazarlas o aceptarlas y encubnrlas. Esta opcion do el desarrollo de la física y la astronomía, de Galileo a
termina por ser predominante pues es la d_e las _clases aHas, la.s Newton, conmueve las creencias tradicionales: la física es el
que racionalizan y escriben. Esta rac1onahzac1on llega mclus1· desafío del hombre culto contra la superstición. Significativa-
Jose Luis Romero l:.studio de la mentalidad burguesa 41
40

mente, Ja Naturaleza empieza a escribirse con mayúscula,' se acostumbradas a esa especie de desdoblamiento en el que la
la hipostasía y se la transforma en un ente con existencia pro- manera de vivir iba por una parte y la manera de pensar por
pia: Dios la creó pero ahorJ la Naturaleza tiene sus propias otra. Mantenían las viejas creencias pero vivían como si en
leyes, convirtiéndose en un intermediario suyo. De ahí que se realidad no creyeran en nada de todo eso.-'
use corrientemente la expresión "obra de la naturaleza", que
sería sacn1ega en el siglo XVII. Esta naturaleza gobierna el• Est~ desarrnllo de la mentalidad burguesa,,en el que he-
mundo profano, que funciona como un sistema mecánico, to-, mos d1stmgu1do tres etapas, sufre una flexión •. un viraje, co-
talmente desligado de cualquier idea moral o trascendente: mo consecu~ncia de la Revolució_n Industrial.'EJ primer sig-
Todo el pensamiento burgués es. en su lt'nea central, meca- no de ese vua3e es un fenómeno aparentemente desvincula-
nicista. do, el Romanticismo, que eclosiona en Europa en la primera 1
En este aspecto, y en muchos otros. quedó configurado un mitad del siglo XIX. !
sistema de ideas tan coherente, y que expresaba de una mane- El Romanticismo es uno de los fenómenos culturales más
ra tan clara toda una concepción del mundo, que pasó a ser la 1 trascend~~tes, cuyas consecuencias no se han agotado aún:
concepción vigente. o _al menos la expresión del pensamien- Es un tip1co fenómeno fermenta!, que crea en el campo de
to progresista en el siglo XIX y aun en-er xx! Era un .pensa: las ideas ,Y de las actitudes una serie de efectos que sólo se
miento enfrentado con las creencias tradicionales, con las! canalizaran mucho después. Una de sus expresiones típicas es
supersticiones, con todo lo que se consideraba resabio de la.1 Walter Scott que, con muchos otros, pone de moda Ja Edad
mentalidad cristiano feudal y de todas las formas no críticas' Media. revitalizando el legado tradicional de los estados y las
de conocimiento. Esa fue la mentalidad de todas las élites sociedades europeos. Chateaubriand afirmó que el hombre es
progresistas del siglo XIX. Pese a haber sido formulada en el hijo de la historia. es decir un poco irracional. .La apelación al
siglo xvm, tuvo vigencia por su coherencia y porque anidó pasado era precisamente una afirmación de la irracionalidad
en el seno de las burguesías cultas y se transformó en un mo- contra la racionalidad: Una afirmación del bagaje tradicional
delo para los altos niveles de las clases medias que pugnaban de los estados y las sociedades como sistemas consuetudina-
por acercarse a esas burguesías cultas. rios. en oposición al ideario de la Revolución Francesa de 0

_Curiosamente, las clases populares no adhirieron a este tradición dieciochesca, que afirmaba el origen racional y posi-
pensamiento progresista: se mantuvieron fieles a la mentali- t1vo de la norma_ Corno sostuvieron Fichte y Savigny, al opo-
dad tradicional, a las viejas creencias, y resistieron a las mino- nerse a fa implantación del código napoleónico, el derecho no
rías modernizantes, como ocurrió en España. en que la lucha es un sistema de normas racionales sino que tiene como fun-
contra Napoleón movilizó a las clases populares tradicionales damento válido la costumbre.
contra los "afrancesados". llamados así por ser herederos de El R~man~icismo es en el fondo una reacción espiritualista
un pensamiento que recibieron de los franceses en su formu- Y trad1c1onalista contra una sociedad que empieza a conmo-
lación más expresa. Este tipo de reacción tradicionalista se verse, en p_arte por los conflictos políticos evidentes y en par-_
dio sobre todo en las clases rurales, cºomo en La Vendée, pero te por los impactos imperceptibles y casi secretos de la Revo-
también en las urbanas, que hasta la Revolución Industrial' lución lndustriaJ,rrnás profundos que el propio surgimiento
tenían las características propias de una sociedad barroca. · de las nuevas urbes manufactureras. La Revolución Industrial
Entre ellas y las clases altas, burguesas y nobiliarias. se abre wrnenzó a transformar la estructura de la sociedad, convir-
un abismo, y mientras éstas se identifican con el progresismo. t1_endo al artesanado en proletariado industrial y a las burgue-
las clases populares se mantienen reacias, como si estuvieran s1as mercantiles en industriales. El Romanticismo percibió
42 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 43

esta renovación sustancial en el ordenamiento social. La per· dad puede conocerse a través de la acc1on de la mayoría.
cibió Saint Simon cuando distinguió lo que él llamaba la La concepción románticá, que er.uncia Saint Simon y elabora
sociedad industrial y la sociedad ociosa . .Los sectores mercan: Carlyle, 'concibe la sociedad como· un todo, que tiene un
tiles e intermediarios, dominantes hasta la Revolución lndus·, alma .. Ella no reside en nadie en particular sino en la comu'·
trial, pasaron a constituir, después de desencadenarse ésta, el nidad toda,• aunque -señala Carlyle- es el Héroe quien es
sustrato de Ja sociedad tradicionál, frente a la que se canfor; capaz de hablar en nombre de esa alma colectiva.:Esta idea 1
mó la clase activa, integrada por.obreros y empresarios, que domina todo el siglo XIX:· la comunidad nacional es algo qué
según descubría Saint Simon, revelaban, pese a las obvias Jos cambios sociales :...como la Revolución Industrial-; no
diferencias, una nueva manera de manejarse en el rnuñdo y: pueden deshacer! y todo retorno al pasado significa una re·
en consecuencia, una nueva mentalidad,' que ponía de mani·, cuperación de esa comunidad. Piénsese por ejemplo en Car·
fiestó el carácter parasitario de las clases burguesas tradi·. Jos X haciéndose coronar en J 824 según el ceremonial del
cioriales. siglo XVIl.l.
El .Romanticismo literario y filosófico es también una for· La concepción burguesa estuvo desde su origen unida ~
ma de reaccionar contra ese nuevo tipo de sociedad, en el que la concepción individualista( a Ja idea del individuo con una
se advierten una serie de rasgos no tradicionales. Las viejas mente que, como decía Goethe, era un microcosmos. Desde
élites son todas ellas partidarias de este nuevo ideario román, el Romanticismo comienza a haber dos variantes de la con·
tico, en tanto significa un retorno a la tradición, a las.viejas cepción burguesa! que son dos respuestas diferentes a una
creencias. Hacia 1809 Chateaubriand escribe en Los mártires situación social que ha cambiado. Son dos modelos intelec-
que la única salvación del mundo es el retorno al tipo de tuales que se proponen a la mentalidad burguesa, que tradi·
vínculos de las primitivas comunidades cristianas. Formular cionalmente no había tenido más que uno. Uno es el esque-
este ideal, en el momento en que se está operando la Revolu· ma ortodoxo' de tradición iluminista, liberal y progresista.•
ción Industrial, constituye una exaltación nostálgica de algo El otro provÍ~ne ·de la racionalización de la concepción tra>
que se considera definitivamente perdido y que, por última dicional de la sociedad y el poder, llevada hasta sus últimas:
vez, se quiere poner en valor. consecuencias por las aristocracias, pero que encuentra su
La Revolución Industrial y su respuesta al RomanticismÓ apoyo en las clases populares de tipo tradicionalista? Esta
introduceri una variante inusitada en la evolución de lamen- línea tuvo grandes teóricos, como De Maistre o Maurras. Y
talidad burguesa, que había terüdo un desarrollo coherente se reconoce en fenómenos contemporáneos como el fascismo.
entre los siglos XI y xvm, aun cuando en ocasiones se evitara Esta variante de la mentalidad burguesa constituye uno de
explicitar la totalidad de los contenidos. Se produce entonces los fenómenos de génesis que tienen una fuerza y una perdu·
una especie de vacilación, pues· ante tal modificación de las · ración muy superiores a su contenido intrínseco y a la situa-
situaciones sociales aparecen diversas respuestas, no siempre' ción en que surgieron. Estas ideas aparecieron en cierto~,
coherentes con lo que hasta entonces había sido Ja mental/ núcleos que reaccionaron violentamente contra el impacto
dad burguesa. de Ja Revolución Industrial; en aquellos países donde ese im·
·Hasta entonces, la concepción burguesa de la sociedad ha- pacto existió. En esos lugares se manifiesta el conflicto entre¡
bía sido individualista, enmarcada desde el siglo xvm en el la mentalidad burguesa que se mantuvo fiel a la línea princi:
racionalismo. La sociedad es concebida como yuxtaposición , pal y la variante nueva, que en realidad es vieja. La mentali·
de individuos; siguiendo a Montesquieu, cuando elabora el dad romántica ofrece a la burguesía una opción que consiste
principio de las mayorías, el comportamiento de una sacie- en volver a la Edad Media. Esta es una de las versiones posi·
44 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 45

bles del conservadorismo: un conservadorismo a ultranza, desde Krupp, que hacia 1870 construye en Essen las primeras
que niega la movilidad social y apela al principio de casta de colonias obreras, hasta Henry Ford, y luego toda la concep·
las aristocracias tradicionales,· Si luego fue anacrónico, en la ción neocapitalista, que expresa la maduración de una men·
primera mitad del siglo XIX, cuando muchas sociedades euro· talidad industrial que, como veremos, se desarrollará plena·
peas conservaban su estructura tradicional, todavía no lo mente en la primera posguerra.
parec1a.
Después de 1848 se produce una segunda y significativa
flexión de la mentalidad burguesa, ante la emergencia del• 3. La mentalidad burguesa como ideología
proletariado industrial y su clara diferenciación de la masa
de artesanos y de otros componentes de los sectores popula- Trataremos de establecer ahora cuáles son los caracteres
res que carecían de esa cohesión que sólo da la vida indus- específicos de la mentalidad burguesa que la convierten en
trial. Entre otras cosas., el proletariado industrial tiene una' ideología, pues ¡a diferencia de la mentalidad cristiano feudal,
formidable capacidad de luch:t de accionar autónomamente. , la mentalidad burguesa implica una ideología, en se'niido'
como se advirtió en Francia en 1848. y esto despierta en' ¡estricto)
las clases burguesas una sensación de pánico', de apocalipsis. Esto supone la definición de un término que ha sido usado
Aquí se produce la flexión. referida específicamente ahora en muchos sentidos diferentes. En mi planteo, una ¡ideologla
a los problemas sociales. aunque suponiendo una vasta filoso- [es un sistema de ideas al que se asigna valor de verda'd absolu'.
fía. La mentalidad burguesa, individualista y profana. se hace'
.
ta y, además, un sentido progresivo o proyectivo; una inter-
'
cargo de que el proceso industrial acelera el cambio social· pretación de la que se deriva un encadenamiento tal que el·
tanto corno el tecnológico y que este proceso es imposible de futuro parece desprenderse del presente./
detener. a menos que se le ponga un freno que sea absoluto., En ese sentido, es una ideología la interpretación de Marx.
Entonces. este sector de la mentalidad burguesa se acerca al Este prefirió restringir ese término a aquellas interpretaciones
sector tradicional y se hace religioso. En 1870. en la época de deformadas de un modo tal que justificaban la posición y los
Pasteur, del explosivo desarrollo industrial alemán y nortea- intereses de un determinado grupo, y sostuvo que, en cam·
mericano, cuando se jura por el Progreso, simultáneamente bio, su examen de la realidad y el pronóstico correspondiente
se proclama la infalibilidad del Papa y el Dogma de la Inma- eran científicos. No introduciré aquí la discusión acerca de la
culada Concepción, se obliga a la sociedad a optar entre el posibilidad de un conocimiento científico absoluto, total-
pensamiento científico y el dogma. Si obtuvieron un triunfo mente escindido de las distintas formas de falsa conciencia,
resonante, fue por el respaldo otorgado por todos aquellos y me atendré a una definición morfológica de la ideología,
que descubrieron que la oposición al cambio social necesitaba considerada como una interpretación del pasado que supone
de alguna manera una fundamentación de tipo metafi'sico. ·un pronóstico, legitimo en relación con el diagnóstico. Una
Desde entonces, hay un sector de la mentalidad burguesa ideología expresa, describe, un proceso histórico, e induce
que abandona uno de sus supuestos fundamentales. la profa- de esa descripción la continuación lógica, necesaria, forzosa',
.nidad; y se aproxima a la línea tradicional. que se habla cons- ·,éoherente .
tituido con el romanticismo. Otro sector afirma que la con- Naturalmente, esa interpretación se hace desde un cierto
cepción burguesa tradicional es compatible con la sociedad. punto de vista, del que deriva su carácter justificatorio. Opo-
industrial, que el cambio social es, en definitiva, una de las niéndose al absolutismo, los historiadores de la aristocracia
formas del progreso, y que puede canalizarlo. Así piensan' francesa elaboraron en el siglo xvrr la teoría del carácter
46 José Luis Romero
Estudio de la mentalidad burguesa 47
fundador de Ja aristocracia germana, conquistadora en el siglo
V, de Ja que derivaba por línea directa la aristocracia del si· (esa,Jy a pesar de San Agustín.fes posible pensar que el pen-~
glo XVII. Frente a ella, en torno de la monarquía se elaboró samierit.o cnstianó tradicionaJ no tiene una concepción de la~
una interpretación de la historia apoyada en la idea del dere- !historia· · ,
cho divino de los reyes. En el siglo XV111 la versión aristocrá- IA partir de fo que genéricamente denominamos revolu!
tica fue retomada e invertida: se afirmó que los auténticos íCión burguesa,' lasfenómei10s de movilidad social y de cam!"
dueños de Francia y de sus tierras no eran los aristócratas ' bio comie-rizal1 a imponerse como una experiencia perceptl-
descendientes de los germanos sino el llamado Tercer Estado, 'b!e y a coninover la concepción ltradicional! En el seno del
que descendía de los _galos derrotados. Todas estas interpreta· pensamiento cristiano aparecen los 'primeros -síntomas de una
ciones contrapuestas muestran, más que una preocupación interpretación dinámica. En el ~iglo xulun místico extraño,
por explicar el pasado, el intento de justificar determinadas Joaquín de FioreJ sostiene que el Apocalipsis prevé la llega-
posiciones. da de lo que llama la época del Espíritu Santo, que sucede a
La estabilidad de la concepción cristiano feudal provenía la del Padre, descrita en el Antiguo Testamento, y a la del Hi·
de su fundamento sagrado, convalidado por la Iglesia sobre jo, del Nuevo Testamento. A esta tercera época, con la que
la base de la verdad revelada. La burguesía creó un orden so· se completa el cuadro de la Trinidad, corresponden los carac·
cial montado sobre el factum, sobre la vida histórica misma, teres que Agustín había asignado a la Ciudad Celeste. Joa-
y nunca encontró otro elemento de organización que no fue- quín se apoya en el Apocalipsis, un texto revalorizado duran·
ra la fuerza como ultima ratio. Puesto que toda la sociedad te los terrores del _:¡1ilenario. Si su importancia _ideológica no
burguesa estaba montada sobre una economía de mercado es muy grande, rplantea en cambio una idea totalmente nueva~
que favorecía la movi!'idad social, se procuraba evitar que to· len el ~ensamiento cri~~iiinó, Y. es que aún resta una época: no'
dos aquellos que ascendían se incorporaran directamente a lde~pue~e ~a muerte, como proponía San Agustín/sino en la
las decisiones políticas. Cada cierto tiempo, operaban meca- ! tierra, en la llistorlaJEn ese esquema se apoyaron los francis-
msmu•· para· uiterrer· ia- muvrii'crau' ,010ra1: ·err otoasr(me;;· emir cano.1c. cuando afirmaban 9ue en necesaJfo )Jacer triunfar Jos
soluciones oligárquicas, como la veneciana; en otras, pura- valores cristianos en la tierra y no en el más allá.
mente de fuerza, como en las signorie italianas. Esos u otros Estos indicios de que comenzaba a plantearse una concep·
mecanismos han sido característicos de la sociedad burguesa ción dinámica de la historia son correlativos de la percepción
hasta el siglo XIX. de que, con la revolución burguesa, la sociedad se introducía
Esta diferencia en los mecanismos de funcionamiento bási- en una época de cambios. Sin necesidad de extremar el plan·
cos de la sociedad se corresponden con diferencias en las teo, la correlación entre ambos fenómenos es evidente. JE!I
mentalidades.fLo propio de la mentalidad éristiano feudal:'es' ¡sentimiento de ijue la sociedad se mueve no existía en el mun'.
s~porer que la sociedad constituye un orden fijo y preestabl~~ "do feudal, y no sólo la burguesía cm-pieza a dinamizar Ja so!
c1do·. Lo que esta sociedad es en el presente es lo mismo que ~iedad, ajno que_ é)lta comienza a teñer conciencia de que ello/
lo que ha sido antes, y la diferencia entre ambos no constitu- ·ocurre) l_La percepción_ de. Ja movilidad s~cial. es lo que empie)
ye un enigma, no configura una problemática.(La percepción za a crear la expenencia viva de que la historia se mueve.
,de la movilidad social es casiñula! pero además,¡aunque sur! . A partir de aquí hay que preguntarse cómo la experiencia
jan situaciones de hecho distintas, ellas no modifican un cua- llega a trasmutarse en teoria. La idea de Joaquín de Fiore,
dro" di:"'relaéiones socialés que no está montado sobre situii} continuada por los franciscanos, marca un camino, pero hay
otros. En la literatura se generaliza el tema de la fortuna,
' --
"éiónes de hecho sino sobre situaciones
.
preestab!eddás. .- .
Poi
~ '
de raíz clásica y largamente olvidado. En el siglo XV Juan de
48 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 49

Mer.a escribe J.aberinto de Fortuna, pero antes aparece en diversos símbolos. La mentalidad burguesa se caracteriza pre-
innumerable~ obras literarias y plásticas, en poesías como cisamente por ese pasaje de la experiencia a Ja teoría: toda
los Carrnina Burana, casi como un signo de la vida humana. teoría racionalizada arranca de ciertas éxperiencias muy con-
A la larga, la idea de la Fortuna, tal como la conciben los cretas. En este caso, la acumulación de experiencias de cam-
romanos, expresada gráficamente en el tema de la rueda. ter- bio social sugiere: al cabo de cierto tiempo, no ya una expli-
mina por convertirse en una teoría de la historia: fa historia cación puramente simbólica de la vida histórica. a través de
·se mueve, y lo hace de una manera peculiar. Su signo no es la idea de Fortuna u otras, sino una teoría de esa concepción,·
ya, como pensaban Joaquín y los franciscanos. la posibilidad dinámica de la historia'.
del· triunfo. terreno de la virtud cristiana, sino la fortuna, es Quienes primero formulan esa teoría'son los hombres del
deCir:lá'có'l'iüición de la inestabilidad del hombre. Renacimiento, que representan la primera etapa de la racio-
El tema del azar o de la fortuna gira alrededor de la expe- nalización de la experiencia burguesa. Todavía es un _pensa-,
riencia de todo aquel que ha tenido un cierto destino que, miento caótico y poco sistemático. Bajo el deslumbramiento
a partir de un determinado momento, queda cortado por una del pensamiento antiguo, ~pelaron a un simbolo clásico, más.
situación absolutamente imprevisible. Esto, que desde .
. la pers-
pectiva cristiana sería considerado el castigo de D10s, empie-
. complejo y abstracto que el de Fortuna: .el simbolo del ciclo.;
Esta idea aparece en Giordano Bruno, en todo el panteísmo,
za a aparecer como un azar totalmente profano'. Hay sin du- y se prolonga hasta Vico en el siglo XVIII. La historia se mue~-
da muchos ejemplos antiguos de esto, pero cuando se aplica , ve, pero de una manera que implica una cierta estaticidad.
el ejemplo al mundo contemporáneo. se juega sobre el tema pues cada sociedad humana desarrolla ciertos pasos que final-/
del sujeto que ha tenido una vida llena de éxitos. que ha mente vuelven al punto de origen en una suerte de síntesis!
alcanzado la riqueza y que, de pronto. lo pierde todo. Esta que engloba otras experiencias y se sitúa en un nuevo punto·
es la forma simbólica. apoyada en un elemento de la tradi- de partida.
ción clásica, con la que empieza a expresarse la percepción , Esta es la teoría del eterno retorno( de raigambre platóni-
del fenómeno de la movilidad social. En el contexto de la ca y un fondo en cierto modo religioso .. ES:una suerte de fo-'
mentalidad cristiano feudal. ideas como "la fuerza del sino" lento de encontrar unidad en la diversida-d/un límite a la
o "la fuerza de la sangre" expresan el carácter estático de una ·imagen de que Ja humanidad está lanzada a una transforma-,
sociedad en la que cada uno estaba puesto en su sitio y nada, .ción sin fin' y a una marcha que parece un desafio a Dios. Esa
salvo la decisión de Dios. podía hacer que el sujeto saliera de marcha consiste en el desarrollo de ciertas posibilidades, y
él. De pronto, aparece la experiencia de que la sociedad est~ cuando se cumplen concluye el ciclo y recomienza nueva-
moviéndose, impulsada por la economía de mercado, y con-. mente. Este esquema se esboza en el Renacimiento, lo lleva
secuentemente comienzan a aparecer los signos de la percep- . hasta sus últimas consecuencias Vico y lo recoge luego, con la
ción de este cambio, proyectados en una concepción dinámi- idea de eterno retorno, Nietzsche, con un matiz naturalista
ca de la historia. Una variante de- esto es el tema de la danza que luego desarrolla Spengler.
de la muerte, enormemente difundido en obras literarias Y Esta concepción cíclica concilia la concepción dinámica
plásticas del siglo XN y XV. La muerte iguala las condiciones de ·la historia con la idea de freno, característica de la etapa'
sociales que, por ello, tienen una cierta dosis de azar: no hay del encubrimiento. 'La idea de que el mundo está lanzado.
ante ella posición alguna definitivamente instituida. "hacia algo asusta. como asusta el principio final de la profani-
Así, a la experiencia de la movilidad social corresponde una dad, y esto origina una tendencia a encubrir y frenar esas
interpretación móvil de la sociedad y la historia, expresada en concepciones, de la misma manera que la imagen de la virgen
50 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 51

con un velo encubría la deleitación del desnudo. Lo mismo un sentido específico: el punto culminante de la historia del
ocurre con la idea de dinámica: la historia se mueve, pero no hombre se ubica en ese preciso momento, el del Siglo de las
"hacia el vacío y la nada; llegado a un cierto punto, todo vuel: "Luces o de la Ilustración. La metáfora es característica: la
ve a recogerse, como en un círculo cerrado, y en el punto de humanjdad está ligada al progreso, desde sus oscuros orígenes
'partida se reajusta todo el sistema de creencias tradicionales hasta sus más oscuros fines, pero hay un momento en que
·y se le da a la historia una continuidad cíclica! como un Mesías, llega la luz y concluye la "edad oscura":
Esta es la tesis del encubrimiento. 'Llega un momento: sin la "noche de los tiempos".· El progreso se convierte así en
embargo, en que la experiencia de la movilidad social supri· mar;~.ª cuafüativa, en la que cada etapa es superior a la ante-.
me el terror final y se formula una explicación de· hi'liistoria~ nor,, sin pelJUICJO de admitir retrocesos ocasionales, y sin pre e
en la que la movilidad es continua hasta el infinito, sin que guntarse nada acerca del último pasado ni del último futuro.
'
<nadie se pregunte cuál es el término final~. Es la teoría del Este es el alarde más extraordinario de relativización: se
progreso, implícita de algún modo en el pensamiento de Joa- transforma en etapa final a aquello que Jo es a la medida de
quín de Fiare, que madura en Voltaire y que formula explí- la vida humana. Se resuelve el terrible problema metafísico
citamente Condorcet en el Cuadro histórico de los progresos que _implica la concepción burguesa de Ja vida dando por
del espi"ritu humano. admitido ese entena, que nunca se explica teóricamente.
¡Esta es la sublimación teórica de una experiencia de cam' pues. como teoría filosófica es muy endeble, aunque en cam:
bio que la burguesía realiza desde cinco siglos atrás y, que los b10 tiene la fuerza de ser una teoría viva de la bur"uesía.
filósofos elaboran de una manera racional y sistemática. Se La última pregunta consiste en establecer en ~ué una eta-
afirma que la humanidad camina de una manera incesante, p_a es superior a otra, cuál es el criterio para juzgar la superio-
desde sus formas primitivas a las más evolucionadas. La meta ndad o inferioridad. Aquí nos encontramos con el simplismo
no se define;' la historia es el camino, no la llegada, y en esa, que preside todas las operaciones de transformación de una
se diferencia de la concepción agustiniana: se suprime el rei- ~experiencia e_n una teoría de la mentalidad burguesa: él pr().
no de Dios, sin negarlo, pues el racionalismo es agnóstico, no •greso se manifiesta en el campo de Ja civilización técnica del
ateo. Así, el hombre está condenado a vivir sin saber adónde [dominio de la naturaleza! '
va. Decíamos antes que 110 propio de la concepción burguesa' Es sintomático el caso de la prehistoria, una disciplina que
es no haber podido encontrar un absoluto que sirviera de se desarrolló contemporáneamente. con la elaboración de la
'base estable al orden; en el caso de su teoría cie lii'historia{ teoría del progreso. Su fundador, Boucher de Perthes, probó
la meta es siempre un punto más distante, no el último:'Por la existencia del hombre fósil -contra la afirmación de Cu-
entonces, :cuvier señalaba la posibilidad de la existencia del v~e.r- y esta_b_leció Jao'clasificación clásica de sus etapas: paleo-,
· prehombre, de modo que desaparecían simultáneamente tan= htico, neohtico, edad del bronce, del hierro. El progreso de,
·to el comienzo cierto, ubicado en un acto creador, como la la humanidad consistió primero en usar la piedra tallada, Jue-
meta, segura y fija, que constituía el final de su carrerá'..En go la pulida, después el bronce, el hierro, que es más difícil
, su lugar, hay un origen misterioso, que lleva al misterio de de trabajar. 'Luego viene la filosofía de Platón ... y finalmente
la creación, como empezarán a decir los naturalistas, y hacia la Revolución lndustriaL'En este proceso extraño de inventar.'
adelante Ja nada: Un desarrollo lineal de la historia humana7satisfacerse con el
Sin embargo, a esa nada se llega por etapas, que deben ser enigma del principio y el fin, afirmar de una manera empírica
precisadas. Originariamente, la idea de progreso no tiene otro que .el progreso se compone de etapas sucesivamente superio-
contenido que el movimiento. En el siglo xvm se le adscribe res, se concluye que el índice de superioridad es el índice de
José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 53
52

dominio de la naturaleza. La historia del desarrollo moral, da!. Mientras la mentalidad burguesa se constituye como un
por ejemplo, no figura sino como un correlato: Se agrega que sistema de actitudes que nace de la experiencia, sin un cua-
lo que acompaña ese desarrollo es un progresivo rechazo de dro de referencias completo y claro, la mentalidad cristiano
la superstición, que es explicad~ como error º. falsa creen-, feudal se elabora a partir de la existencia de un cuadro canó-
· cia. Voltaire sostiene que a medida que se dorruna l~ natura- nico perfectamente claro. Hay un dogma, que ha sido elabo-
leza se la conoce mejor, y así van cayendo sucesivamente rado a lo largo de mucho tiempo en cenáculos muy sutiles
todas las supersticiones. Entre ellas va cayendo. todo lo que, y se ha convertido en un cuerpo de doctrina rigurosamente·
constituye la dogmática cristiana, hasta redu_cirla a la sola, establecido. Luego se difunde, mediante una pedagogla ade-
' idea, nunca negada, de un Dios único.'Este espmtu, en el_ que cuada: el catecismo./Efectivamente, en los siglos XII y xm
siempre se cree, es demiúrgico y creado:: opera el ~nmer ese pensamiento cristiano tenla una coherencia tal que podía
acto le imprime su propia ley y luego no mterv1ene mas. En- establecerse un sistema casi geométrico de preguntas, respues-
tre J~s cosas que, luego de creadas, funcionan según su propia tas, conclusiones, derivaciones. tal como es la estructura de
ley y sometidas a su arbitrio, está el hombre. . .. . la Sumina Teológica: un sistema de verdades que deben ser
Esta.teoría de la historia como progreso, subhmac1on teo- aprendidas y un conjunto de instrumentos para discutirlas.
rica de la manera de entender la vida histórica que la burgue-, "!.:a :mentalidad burguesa 1se constituye de manera exacta-
sía tiene, a partir de sus experiencias, es una ideologíatSe tra-, mente opuesta. "Cuando comienzan a formarse los nuevos
ta de una interpretación de la historia como proces? de grupos burgueses, su sistema de ideas remite a lo que cada
cambio, que se proyecta al futuro si_gu~ndo I_a ley se.gun la; uno de sus miembros había aprendido del cura(y a lo que
cual cada etapa es superior a la antenor. Esta 1deologia, for·. había recibido de su madre o de su abuela. Todo eso lo había
mulada de manera perfecta en el siglo XVIII ( sufre como t_o- : aprendido en esa forma difusa en que se transmite en una so-'
dos los otros aspectos de la mentalidad burguesa un pequeno¡; ciedad el saber integrado, y remitía en última instancia al
impacto, a partir de las experiencias turbul.entas de la Revolu- marco de la mentalidad cristiano feudal.·
ción Industrial y el Romanticismo, que le imprime la var.iante. Sin embargo este grupo, que ha cambiado de vida de una
dialéctica -de Hegel a Marx- y a su vez restaura la teona del manera sustancial, empieza a operar sobre la realidad, y si·
ciclo. Estos son los típicos retornos, que normalmente ocu-. multáneamcnte a modificar sus opiniones! Durante mucho
rren, a concepciones tradicionales, o los intentos de mezclar. tiempo se trata de una opinión práctica, y nadie se atreve a
con la concepción lineal otras líneas de desarrollo. pero no; expresar sus disidencias con respecto a la opinión canónica
alteran lo sustancial de la interpretación burguesa. sino en forma ligeramente burlesca;· como conversación de
entrecasa. Esta situación confiere a la mentalidad burguesa
una suerte de persistente complejo de inferioridad, prove-
4. La experiencia originaria y sus proyecciones niente de la confrontación entre esas opiniones elementales,
surgidas de la experiencia cotidiana, y el carácter solemne
Hemos señalado ya que una mentalidad es, en definitiva'. y canónico de las opiniones tradicionalmente admitidas. As!
un sistema coherente de opiniones, que abarca todos los cam·, -se manifiesta, en la Edad Media, en diversos tipos de litera-
pos posibles y que espontánea o sist~má~ícamente se transfor· i tura popular, en los cuales es posible detectar el surgimiento.
ma en rll!lpuestas acerca de los mas d_iversos interrogantes.'. de estas opiniones prácticas.:
Hay una cierta mecánica en la formacion de opmiones, dtfe·· Se trata en primer lugar de los fabliaux. cuentos cortos
rente en el caso de la mentalidad burguesa Y la cristiano fcu-. lle tipo didáctico, con moraleja explícita o implícita y con
~54\ Jose Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 55
'
temas a veces tomados de Europa y otras totalmente iriédi· 'cuenta en el mesón de la ciudad, nos da una versión de la vida'
tos. Uno de los más conocidos es el Ronzan de Renart, que : Y .formas de sociabilidad y de la moral totalmente distintas:
tiene detrás una larga elaboración oral -se conocen más Lo más elocuente es la aprobación que se da a la astucia: el
de diez versiones distintas- y donde se advierten los prime· oso, siempre descrito como un señor, es indefectiblemente
ros signos de esa mentalidad burguesa que empieza a ma- engañado por el zorro, presentado como un campesino o
nifestarse, a veces simplemente a través de una variante res- un pobre. El lobo, como el león o el oso, animales solemnes
pecto de las normas tradicionalmente aceptadas. Por otra que siempre representan a los señores, se dirige a la granja y
parte, hay nuevas versiones de cuentos antiguos. Algunos dice: "vengo a que me den lo que es debido, o sea que me
son de origen romano: muchos de origen persa o hindú, como tienes que dar toda la miel, porgue yo soy el señor"; enton·
los Panchatantra que los árabes trajeron a Occidente y que ces el campesino dice: "sí, señor oso" y urde una trampa que
aparecen, mezclados con otros nuevos, en el Ca/ila e Dimna, consiste, por ejemplo, en aventar las· avispas, que atacan af
en 1/ Nove/lino -una colección publicada en Sicilia en los oso, quien tiene que salir corriendo. Ocurren entonces dos
siglos XII y Xlll- y más tarde en dos recopilaciones famosas cosas importantes: el oso hace el ridículo, forma sutil de mi·
del siglo XIV, la del Arcipreste de Hita y la de Boccaccio. En nar la jerarquía, y el campesino escamotea la miel. Así, el
todos los casos los viejos cuentos son modificados, en mayor tema de la astucia significa una revisión total del código de
o menor medida, de modo que la situación tenga sentido valores, y revela la éoexistencia de dos morales, una canóni· ·
para el lector u oyente: así, el imán se transforma en cura Y c~, que exalta a las cl~ses señoriales y que tiene la paraferna!
el cadí en juez o merino. En esa sutil modificación afloran ·¡¡¡¡ del sistema ideológico establecido, y una nueva moral
lbs pririleros signos de nuevas actitudes y opiniones freríte·' práctica)
a las cosas'. que de ninguna manera se desarrollan.en forma Se_ trata de )a primera modificación sustancial que queda1
·sistemática. Estas nuevas actitudes aparecen también en el documentada.,El primer signo del cambio de mentalidad ope-
teatro éómico francés del siglo XII, que los juglares repre- rado es la convalidación de ciertas normas éticas que corres·
sentan en los atrios, como El juego de San l\licolás o El jue- panden exactamente a las nuevas condiciones de vida. As·
go de Adán, en los que aparecen temas luego largamente reto- tucia es una palabra cargada de sentido moral negativo, con
mados por la picaresca española, y en general en toda una la que se describen las nuevas formas de Ja actividad mercan·
rica literatura popular, con seguridad mucho más amplia de la ti!: se cuenta, por ejemplo, córno alguien se ingenia para ven·
que nos ha llegado escrita. der un burro enfermo y hacerlo pasar por bueno. Se trata,
Estas actitudes prácticas nacen en conflicto con las actitu- pues, de run código moral, implícito en esta literatura, que es,
des y normas establecidas. El más rico caudal de estos mate- la antítesis del código caballJl.l!scO, en el que aparece Ja burlá.
riales mencionados se refiere a la modificación de las normas a las clases altas y sus valorés; se. exaltan los métodos de que
morales; no es explicado en términos de ética o de razón de se valen las clases populares para defenderse de esta opresión'
principios, sino que es contado, y más importante aún, apro- de las clases altas, y además se aplican estas astucias a ciertas 1
bado, lo que indica que, hasta cierto punto, tiene consenso. operaciones que son propias de la nueva clase burguesa, como
En esta época, entre los siglos XI y XII, .otr·o tipo de litera tu;' son las actividades de tipo mercantil( .
ra, la épica, expresa toda la moral tradicional cristiano feu: · Hasta 'iiquí se trata de cosas elementale{pero trascenden·
da!, en la que se integran finalmente las actitudes de la aristo- tes y revolucionarias, como fas normas de vida:-Cuando se .
cracia con los fundamentos éticos e ideológicos del cristianis- · · trata de ideas más sutiles, que tocan directamente Jos funda-
·· mo. _Pero simultáneamente esta literatura popular, que se mentos del sistema ideológico, esta literatura popular y aun
José Luis Komero Estudio de la mentalidad burguesa 57
56

otra menos popular utilizan un recurso. un ardid: el tema mera etapa no sistemática. elemental, primaria, grotesca in-
del loco. Toda la literatura medieval está impregnada del clusive, de la mentalidad burguesa.
tema del loco y la locura. El loco es un personaie ql:'e aparece La formación de estas actitudes prácticas y su relación con
cada vez que hay que desarrollar ideas heterodoxas. Aparece las normas establecidas puede advertirse también en el campo
como marginal e irresponsable: dice todo lo que la gente dice de la actividad económica'. En el siglo XIII Santo Tomás de.
y cree, pero el autor no se responsabiliza. porque quien lo Aquino elabora la teoría del justo precio: su afirmación de
dice es un loco. . que las cosas tienen un precio específico, y no el que fijen
El primer tema de que se ocupa es el del amor. Hay uad1~ oferta y demanda. refleja que ha comenzado a funcionar una
cionalmente un amor santo, el amor de Dios. en el que el md1- economía de mercado,'y esto ocurre sin ninguna experiencia
viduo llega hasta la enajenación. De pronto. el Arcipreste exal- previa~·;de modo que los primeros intentos de corrección que
ta el loco amor, el amor profano, sensual, que desborda todas se realizan adoptan la forma de una recurrencia a normas y
las normas establecidas. Cuando en la literatura elevada se "preceptos tradicionales. Esto indica que las nuevas formas de
habla del amor de la dama. del espíritu, el loco dice que. se actividad -el comercio, el crédito- son percibidas, reconoci-
trata .en realidad de amor carnal, y se explaya en todo tipo das y sancionadas con preceptos apoyados en la concepción
de detalles. Este recurso literario se usa para enfrentar otro tradicional. Frente a esto, casi secretamente, a partir de las
tipo de valores establecidos. Por ejemplo. cuando se exalta la ·experiencias de la vida comercial y el mercado, se elaboran
grandeza, la generosidad, la magnanmu_dad. valores todos de ciertas reglas que apuntan a la constitución de lo que podrla
tipo nobiliario, hay uno que dice: "a mi que me llenen la bol- llamarse una ética comercial..
sa todo lo demás no importa". Otro ardid de sentido similar Así. es en la experiencia donde se elaboran las normas
es' la introducción de escritores clásicos. Por ejemplo. se d~s­ morales, los principios de vida, los principios de legitinúdad
cribe el amor de un caballero por una bella dama en los ter- de todo lo que en el hombre es material o profano. Esta es
minas de la poesía épica o de. la lírica cortés. y de pronto se la característica de la mentalidad burguesa: no sólo no se par-
introduce el Ars amandi de Ovidio, y con él toda una concep- te de un sistema de ideas, sino que esas ideas, de origen diver-
ción profana de la vida y el amor. . . so, o nacidas como reacción frente a circunstancias de la vida
De ese modo esta nueva moral, mediante estos trucos lite- o a nuevas maneras de vivir, no se integran originariamente
rarios, puede expresarse sin negar de una manera frontal.todo entre sí, no forman un corpus. Todo lo que constituye la
el sistema de afirmaciones convencionales, pero poniendo concepción burguesa de la vida reconoce siempre un origen
sobre el tapete todo un nuevo sistema de ideas que. a diferen- experiencia!, que luego progresivamente se irá elaborando en
cia de Jos fabliaux, no suele referirse a cuestiones que tengan forma más abstracta ..
consenso social sino a ideas más fundamentales. Cuando lle- Una primera forma de elaboración se manifiesta en la lite-
.guemos al siglo XrV, a la época del_ Arcipreste o de .Boccacc10. ratura didáctica del siglo XVIII. Son libros de consejos sobre
todo el nuevo sistema de ideas esta desarrollado y iustifi~ado · · urbanidad que revelan cómo los estratos más altos de la bur-
aunque no haya sido tratado de manera teórica y s1stemat1ca. guesía han elaborado ciertas maneras:en parte imitadas de
Ninguna de las nuevas ideas morales, o relativas a la concep- las aristocráticas, que se han convertido en canónicas y que
ción profana del hombre y de la vida .. se declara de_ manera pueden enseñarse a aquellos nuevos grupos que", en virtud
expresá. Pero todo ello se cuela, a traves de_ estos ardides lite- de la movilidad propia de estas sociedades, van incorporándo-
rarios, de modo que hacia el siglo XIV esta a la vista Y mani- se a los estratos más altos. El carácter pedagógico de estas
fiesto el corpus de nociones e ideas que caractenza esta pn- obras testimonia precisamente la presencia de personas que
58 José Luis Romero Fstudio ele\;_¡ n1cntalidud hurf!uesa
~

tienen un status al que no están acostumbradas, es decir que · valor en tanto adquiere consentimiento ..La ética gue se pre;·
revelan la movilidad. En el sistema ornamental del trato exte- senta como racional es. en el fondo, una ética social. •
rior, propio de las clases señoriales e imitado por los burgue- En los orígenes, estas experiencias tienen poco de racio:
ses, la urbanidad incluye la cortesía pero no se agota en ella. nal, hay mucho de emocional e intuitivo en ellas. Pero pro'
La urbanidad consiste en.una serie de reglas para el ejercicior gresivamente esos remotos orígenes se subliman de una cier'
.'<le las formas de vida propias de los burgueses, entre las cua- ta manera, se transforman en racionales. En el siglo XV!ll. y
, les las más importantes son las relaciones de dineró. La buena también con el idealismo del siglo XIX. se afirma que la razón
fe es esencial para la marcha de los negocios y a partir de ella ha sacado de la nada una cantidad de principios. que en reali-
coºmienza a elaborarsé lo que ,en el siglo XV se va a llamar el dad han nacido de la experiencia.'R~cionalizar es prccisa111en·
honor burgués, que consiste en pagar las deudas y mantener' .te borrar el origen experiencia!. siempre contingente. y afir-
la palabra empeñada.' Se trata de un código moral, pero no mar su valor eterno l' universal. 1
en abstracto sino concretamente referido a un tipo de activi-
dades que no tenían una tradición y, en consecuencia, reglas
tradicionales.
A partir de estas experiencias iniciales comienza un largo
proceso de elaboración racional que culmina dos o tres siglos
después con lo que será el pensamiento sistemático sobre ·
cada unó de estos problemas. En el pensamiento ético del si-
glo XVII o xvm -en Spinoza o Kant por ejemplo- se reco-
nocen las huellas de las normas experienciales característic~s
de los fab/iau:x. En la epistemología de Kant aparece elabora-
da, transformada, purificada, racionalizada, Ja experiencia del
nuevo burgués que en el siglo XI o XII aprende a manejarse
con el árbol, el cristal o la arcilla, que se acostumbra a obser-
var, experimentar, descubrir regularidades y formular leyes.
En el fondo de este conjunto de ideas elaboradas, propias del
pensamiento burgués moderno, se encuentran estas experien-
cias y estas primeras conclusiones, que comienzan a elaborar-
se, a afinarse, conformando los criterios y luego la racionali-
zación y Ja especulación en alto grado.
Consideremos el caso de la ética. En el siglo XVII Kant
dice: tienes que obrar de manera tal que tu conducta pueda
ser erigida en regla general. Esta es la expresión de una ética
no dogmática, racional, cuyo fundamento no es un mandato
divino sino un principio elaborado por la razón. Pero lo que
establece es que áqüello que convalida el principio ético es
el consenso, la norma aceptáda: Una norma que nace de la
. experiencía, de Ja práctica, y que una vez refinada adquiere
!II. LOS CONTENIDOS DE LA Estudio de la mentalidad burguesa 61
MENTALIDAD BURGUESA
en los nuevos. Asi', en el proceso que estamos estudiando se
incorporan a la mentalidad burguesa un conjunto de grandes
nociones y de ideas provenientes de la tradición cristiana y
de la clásica, que se encuadran formando un sistema con todo
otro conjunto de ideas; para ello, cambian de signo, de carác·
ter; y se integran en otro conjunto coherente. Este proceso
es gradual, pues el nuevo contexto -el de la mentalidad bur-
guesa- sólo logra coherencia progresivamente hasta llegar
a un óptimo, a partir del cual comienza a disgregarse, como
ocurre en el mundo occidental después del Romanticismo.

l. Profanidad y realismo

,.o El primero .d.e los tema_s que debe analizarse en un examen'


.de los contenidos de la mentalidad burguesa es el de la reali{
fdad misma:· 'El tema es contenido-=y forma a la vez, pues la
En cada uno de los aspectos que se analice de la mentali· !noción de realidad, y la.de causalidad finculada con ella, sir.:
dad burguesa -las actitudes frente al problema del hombre. ven ;a su vez de forma a todas los demás'. Esta imagen-de la
la sociedad, la naturaleza y otros- se advierte la confluencia realidad se manifiesta a veces de manera muy concreta y cla-
de una actitud básica inicial, la racionalización de esas actitu- ra, proyectándose en el campo de algunas disciplinas particu-
des y, también, un cierto caudal de contenidos, nociones o lares: pero hay ciertos elementos de la realidad que son difu-
ideas que a veces provienen de la experiencia pero en ocas10· sos, que no están dados en el campo de ninguna disciplina
nes tienen un origen mucho más antiguo y adquieren una en particular y que, sin embargo, forman una especie de tras-
nueva significación. ¿Hasta qué punto se forma con todo esto fondo de muchas actitudes científicas. Señalaremos los ras-
, gos más generales de esta nueva imagen de la realidad que
un sistema coherenteº
La coherencia de una forma de mentalidad está dada, en esta mentalidad burguesa empieza a elaborar, aunque prácti-
principio, por un conjunto de criterios básicos, un cuadr? en camente todos los temas específicos que luego seguirán cons-
el cual se ordenan los contenidos. Hasta ahora se trato de tituyan aspectos parciales de esta imagen.
mostrar cómo un cambio en las actitudes sociales básicas -li- :La - característica de la mentalidad cristiano feudal, en
gado a los cambios de la sociedad- se refleja en un nuevo cuyo marco se constituye la mentalidad burguesa:'es la inter'-
modo de pensamiento, un nuevo sistema de criterios, que penetración 'entre realidad e irrealidad, o dicho de otro mo-
constituye un marco formal. Luego, éste es llenado por un_ do, 'la identificación de la realidad sensible con algo que llama'
conjunto de pensamientos, de ideas, de saberes, q~e e~_ parte mos. irrealidad, en tanto no es realidad sensibÍt Propongamos
provienen de las nuevas experiencias o de la aplicac1on del un ei~mplo: las nubes forman parte de la realidad sensible; pue-
nuevo método, y en parte del bagaje tradicional, desarticula- de verselas y eventualmente tocárselas: los ángeles que están
do de sus anteriores cuadros organizativos y reintroducido en ellas no: no se los ve ni se los siente pero -se afirma-·
60
)osé Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 63
62

están allí. En el contexto de esta mentalidad, lo mismo es Ja mo práctico del mercader, el artesano o el minero, el de aque-
nube que el ángel. Aunque se trata de dos canales de conoci- llos que, operando sobre la realidad, inventan toda una serie
.miento completamente diferentes, una y otra cosa están tan de mecanismos prácticos -como Ja contabilidad- para enten-
compenetradas que no hay nube sin ángel: llueve cuando se derse con el mundo· inmediato, como si fuera una realidad
ruega, y un exceso de lluvia es señal de castigo divino. El án- últii;ia, sin preguntarse qué hay detrás o más allá de ella, y Ji.
gel es una creación intelectual, sin perjuicio de que, para m1tandose a establecer mecanismos que funcionan. He aquí
quien tiene fe, sea una intuición de lo divino. Hay, pues, una el md1c10 de la constitución de esta nueva actitud; existen
irrealidad, que es creación intelectual, que se entremezcla con otros testimonios, imprecisos, aparentemente insignificantes,
la realidad sensible, y esta compenetración indiscriminada de como por e1emplo las investigaciones de Roger Bacon, Pedro
realidad e irrealidad constituye el mundo de ideas y creencias Peregnno y los franciscanos de Oxford en el siglo xm. Ellos,
propio de Ja mentalidad cristiano feudal. como todos los otros que tenían que entenderse con Ja natu-
En este contexto, la experiencia primaria de los hombres, raleza inmediata, de manera empírica, empiezan a pensar
que viven de y en la naturaleza, aunque naturalmente existe, el mundo en el contexto de la causalidad natural, como si
es invalidada por un sistema interpretativo apoyado en un no operaran las fuerzas sobrenaturales. De la experiencia al
elemento autoritario, sea de naturaleza carismática o simple- establecimiento de un sistema explicativo basado en la causa:
mente mágica. La experiencia está sumida en un sistema de lidad natural, y de allí a Ja reinterpretación del conocimiento
pensamiento en el que la causalidad es sobrenatural. Ante acumulado: he ahí el camino _por el que se forma este nuevo
un fenómeno natural -la lluvia, por caso, cuyas causas natu- marco explicativo de la realidad; prácticamente, de manera pre-
rales inmediatas eran evidentes y bien conocidas- cabria de- v'.a a cualquier teorización sobre sus fundamentos últimos. Di-
cir: "yo veo esto así, pero no es así, porque me han enseñado . namo.s, pues quelo que consiguió la experiencia burguesa fue
que no es asC '. En esta frase está el secreto de la cuestión: la dehmüar una realidad operativa, aquella que se _comporta de
fuente autoritaria del conocimiento y su transmisión como una. cierta manera cuando se actúa sobre ella , más allá de Jo
un sistema dogmático. Asombrosamente, sobre Ja base de una que pueda ocurrir cuando se Ja trasciende:
vigorosa tradición ex periencial como Ja romana, :se ha produ'- Así, 1a primera conquista de la mentalidad burguesa con'.
cido la impostación autoritaria de un esquema de pensamie~­ siste en esta delimitación de la realfdacf, absteniéndose de,
to que enseña a pensar contra lo que dicen Jos sentidos.' Y es- :todo análisis más profundo que el que sirva para explicar có-
to ha sido fruto de una larga y paciente labor pedagógica, mo se comportaba, y en consecuencia, cómo hay que com-
llevada a cabo por el cristianismo. · portarse frente a ella: 'A esta conquista denominaremos triun- ·
La aparición de Ja burguesía -es decir el resultado de la fo de la profanidad, La secularización de Ja realidad o Ja afir- ·
revolución burguesa de los siglos XI y XII- implica para su·s mación de la profanidad de la realidad, no signifi~a que Ja
protagonistas el desarrollo de una serie de experiencias sociá' reahda.d. sea un. orden mecánico, como Jo había sido para los
les nuevas e inéditas. Esas experiencias tienen una función mecamc1stas gnegos o latinos, en una línea que reaparece en
disociadora de la trabada relación entre realidad e irrealidad; el siglo xvm con el aporte de los materialistas. La afirmación
a partir de ellas se elabora una serie de mecanismos en virtud de. que la reali?ad es sagrada y no profana no implica la neg~­
de los cuales se encuentra un nuevo principio de explicación ·c10n_ de la realidad ·sobr~natural sino que funciona como aco-
causal: una causalidad natural. tamiento de un sector, de un nivel, que llamaríamos la reali-
La constitución de Ja nueva sociedad burguesa, apoyada Bad operativa. Esta es la gran conquista de Ja burguesía y
en una economía monetaria de mercado, estimula el empiris- esto es, nada más o nada menos, 110 que implica la profanidad.
64 José Luis Romero
Estudio de la mentalidad burguesa 65
·Esta comprensión de la realidad como profana y no sagra-
da: mediante ún esfuerzo intelectual consistente én suprimir tre San Bernardo y Abelardo, que se titula profesor de filoso.
\a causalidad sobrenatural y manJjaila operativamente; como fía y no de teología, -y empieza también a apelar a los textos
un campo en el que funcionan ca~sas naturales, está expresa- de Aristóteles. San Bernardo desencadena una verdadera cru.
da en una formidable polémica de\tipo filosófico: la denomi- zada contra él y lo hace condenar en el Concilio de Soissons.
nada puerella de l?s Uni~e.rsales, e11 ;l_si?lo X~ y ~III,'que es~ En uno de los panfletos que escribe, desentendiéndose por un
· la primera y defimtlva crlS!s de la tEscolastJ¡::a' Es esta una de momento de la argumentación autoritaria y atrapado por la
las grandes coyunturas de la historia del pensamiento. Esta pasión, por el sentimiento dramático que desatan las afirma.
polémica comenzó conmoviendo a la Universidad de París, ciones de Abelardo, San Bernardo dice esta frase reveladora:
originó grandes refriegas en la montaña de Santa Genoveva, "porque parece que Abelardo quisiera ver las cosas como son
ocasionó la crisis franciscana (e indirectamente la fundación y no a través de una bruma". En la concepción realista hay'
de la Universidad de Oxford) y .se transmitió a todo el am- toda una teoría filosófica, apoyada en la idea de interpenetra-'
biente universitario, acadénüco y teológico europeo. -ción derealidail-e irrealidad.º .En la realidad propiamenté
[os "realistas" sostuvieron la imagen tradicional, escolás-; dicha opera el fenómeno, pero las causas del fenómeno no
tic¡, de la realidad, en la que realidad e irrealidad se interpe- son contingentes y mecáilicas sino que están en un plano más·
netraban·. Sostenían que los universales definían, expresaban alto, que es el de la voluntad divina. Para San Bernardo, el
realidades: Universalia simt realia. Paradójicamente, este intento de conocer las cosas, de atravesar la bruma, implica
realismo es exactamente lo contrario de lo que hoy supon- querer penetrar la voluntad divina, y esto es sacn1ego. "Igno-
dríamos, porque negaba la realidad de lo sensible y, atenién- tos son los caminos de la Providencia'', se afirma. Son consti-
dose al esquema platónico, plotiniano y cristiano, sostenía tutivamente sagrados, por el hecho de que la divinidad es om-
que la única y verdadera realidad era la inteligible, la percibi- nisciente, mientras que el hombre no puede afirmar la idea
da por la mente, la que se expresaba en conceptos. Es el géne- de que posee los instrumentos necesarios para conocer la in-
ro o la especie lo que constituye la realidad, y no el individuo. mensidad del saber de Dios, la infinitud del saber divino. La
¡La percepción de que; por el contrario, realidad debía se( bruma es el reconocimiento de la existencia de un mundo
sólo algo que refiriera a la realidad sensible, cognoscible por de causalidad, es de esencias sólo cognoscibles por su Crea-
'los sentidos, controlados a su vez por un aparato metodoló' dor. Al hombre no le ha sido otorgado esto: en la Commedia
gico y epistemológico, fue propia de quienes se llamaron a si de Dante están agrupados, en un círculo, todos los que han
mismos nominalistas. Sostuvieron que los conceptos eran pa- desafiado a Dios queriendo conocer. Querer conocer significa
·labras vacías, formas intelectuales que implicaban un cierto afirmar que el hombre tiene instrumentos posibles como para
grado de abstracción pero que no pertenecían al nivel de lo homologar la capacidad de conocimiento de Dios. Esto es
que constituía efectivamente la realidad: lo que la constituye Prometeo, el peor pecado, la conmoción de todo el orden
son Jos individuos y no el género o la especie. La implicación de lo absoluto. La afirmación de que se puede acotar un
es sencilla: si se niega que el concepto es real, toda la dogmá- pedazo de la realidad y establecer cómo se comporta, inde-
tica cristiana se desmorona, pórque todo el dogma es de pendientemente de toda otra consideración, es sacnlega. Así
tradición platónica o plotiniana. se lo descubre en el momento en que se dice: "conozco la
La ortodoxia cristiana se enfrenta con la tesis nominalista. realidad porque conozcl este objeto, y este otro junto
a la que juzga herética, y en el siglo XIII el Papa la condena. J él, y puedo, a partir de estos datos de la experiencia, llegar
Quizá la fase central de esta controversia sea la polémica en· a generalizaciones". Esa posibilidad es la que implica· un
~nfrentamiento total con la concepción tradicional.
José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 67
66

¿Cómo se produce esta insurrecc1on contra el realismo un área de la concepción griega -la de los atomistas Demó-
ortodoxo? ¿Cómo empieza ese 'nominalismo, en el que hoy crito Y Leucipo- había sido olvidada, o mejor dicho ~etódi­
se reconoce el fundamento del pensamiento científico mo~· camente abandonada, porque naturalmente era contraria a
derno? Del nominalismo arrancan todos los ensayos inicia- los requerimientos de Ja estructuro ;~ec!~gica yuc se estaba
les de interpretación realista: Roger Bacon, los primerns constituyendo.
maítres de París, Buridán, Alberto de Saxe y todas las pn- Esto es lo que comenzó a llegar a Europa a través de diver-
mcras generaciones de físicos. ?e llega al non;iinalisn;i~ por. sas vlas, como la de Jos maestros de Toledo y Córdoba. El
dos.vías, una empírica y otra académica. La v1a emp1~1ca. ~s, futuro Papa Silvestre TI -un monje francés de Aurillac- viap
la de Ja burguesía, que en tanto nace de una expenencia v1t~I por la Cataluña e introduce la numeración decimal. Desd\ en-
·Singular es nominalista avant la lettre. Se comporta esponta- tonces empieza a filtrarse, sobre todo 'porJá~frontera euro-
neamente ante la naturaleza, como si ésta fuera un conjunto pea, todo el saber musulmán, que en gran p·arte era el griego.
de entes individuales cuyo conocimiento puede preveer, Averroes expone y comenta a fondo a Aristóteles. en un
sobre Ja base de generalizaciones fundadas en la experiencia mundo musulmán donde Ja ortodoxia dogmática no ten!~
reiterada. El nominalismo arranca de la actitud empírica bási-: mayor solidez. Por esa vla entró Euclides todo Aristóteles v
ca de Ja burguesía~'que se constituye porque funciona empí- todo el pensamiento científico, o precientffico, o de filosof/a
ricamente: se sustrae a las formas tradicionales de producc1on,; natural, como se lo quiera llamar. todo encuadrado en la f!-
'es capaz de abandonar la servidumbre, organiza un .nuevo sic2 de Aristóteles. Este se traduce del griego al árabe, Juego
tipo de economía y también Ja vida urbana, en un sistema al hebreo y luego al latín, en Palermo, en Siracusa y sobre
que ya puede d.enominarse contractual, y no sobre dictados todo en Toledo, que se llamó Ja ciudad de las tres culturas
de tipo tradicional y carismático. donde hubo una escuela de traductores que se encargó de ¡;
La segunda vía, 12 académica, deriva del contacto de cul· doble tarea que significó incluir en el pensamiento ortodoxo
turas producidas por las Cruzadas. Entonces, el mundo euro- todo ese alud de conocimientos. Esto entró rápidamente en·
peo y feudal. cerrado en sí mismo y dominado por un solo las universidades. Siger de Brabante pasa por ser el primer
saber entra ~n contacto con todo el acerbo de saber clásico defensor del averroísmo, que en cierto modo traduce y adap-
que s'e mantenía en el mundo bizantin~ y mus~J~án, d~ndc ta. De aqm' sale el nominalismo, que se transforma en la teo-
subsistía Ja línea platónica del pensamiento clas1co. As1, en ría d.e~ conqcimiento burgués, en la teoría de una concepción
el momento en que un sector social está haciendo este expe- empmca . de la naturaleza, y constituye el fundamento del
rimento espontáneo, curioso, de empezar a vivir de una cierta conocimiento científico. Todo el conocimiento cientlfico
manera, según Ja experiencia, el mundo al que pert~nece será aristotélico, en cuanto es nominalista y no realista.
entra en contacto, por primera vez para estas _generacJOnes, Es importante descubrir la sincronía entre cambios de dis-
con el pensamiento aristotélico que, en los términos que vem- tinta naturaleza. En momentos en que se constituyen las bur-
mos analizando, podría denominarse nominalista.. . gueslas urbanas surgen las universidades, donde se desarrolla
Porque, de alguna manera, Jo que los nominahstas d~cian esta polémica. En esos momentos aparece el arte espacial; se
a Jos realistas en el siglo XII era similar a lo que Anstoteles abandona la tabla bizantina de pintura plana, Giotto y Cima-
había dicho a Platón. El neoplatonismo .se aferró a las tesis bue hacen esfuerzos desesperados para salir de Ja tela y alcan-
platónicas y Ja concepción religio:a hebreo-cristiana se af~­ z~r .el volumen y empieza lo que Berenson llama la pintura
rró al neoplatonismo, sacando de el tod~ :a estruc~ma filoso- tactil. Ese espacio real que persigue el pintor apunta hacia la
fica necesaria para robustecer su concepc1on dogmatlca. Toda perspectiva, elaborada en el siglo XIV y fijada en el xv, en
José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 69
68

época de Piero della Francesca. Esta idea del espacio, Y del ble como realidad cognoscible, y separar la irrealidad, o si se
cuerpo con su volumen puesto en él, como para.que e~ _espec- prefiere la realidad sobrenatural, admitiendo que no es cog-
tador tenga una sensación táctil, es -en esta d1.nens10n- la noscible por las mismas vías que la realidad natural. Esta acti-
percepción de la realidad como realidad sensible. No es casua- tud, que por el momento no se define bien, culmina con lo
lidad que surja en el seno de las burguesías, y en el momento que en el siglo XVIII se va a llamar agnosticismo.
en que se discute el problema de los universales. . . Las vías de conocimiento de la realidad natural van a enca-
Todo esto ocurre en los siglos XII y XID. En las universida- rrilarse en lo que se llamará el pensamiento científico, y luego
des e~ que se enseña .preferentemente Derecho, como Bolog- la filosofía natural, que será la corriente fundamental de la filo-
na y Roma, donde la discusión filosófica es menor, a parece sofía moderna. Filosofía de la naturaleza y del conocimiento
otro elemento novedoso: la resurrección del derecho romano. son los típicos problemas de la filosofía moderna, del racio-
Un derecho que atiende a los problemas reales, donde la tie- nalismo, de Descartes, Leibniz, Spinoza; son los típicos pro-
rra es tierra y la hipoteca es tal, corresponde a las nuevas si- blemas de los empiristas ingleses, de Hume. Son los proble-
tuaciones sociales de la burguesía urbana. La discusión teóri- mas que plantea la relación entre el objeto de conocimiento,
ca se da sobre todo en las universidades que eran preferente- esto es, la realidad natural, y el individuo como sujeto de co-
mente teológicas, y particularmente en la de París. Lo que se nocimiento, y su posibilidad de conocer. Ya sea por la vía del
discute en el fondo, es la aparición de una nueva imagen de conocimiento científico o por la vía de la filosofía, se acota
la realidad; cuando los filósofos quieren encuadrarla en térmi- un campo de la realidad sensible y natural, de la que se dice
nos filosóficos, la nueva imagen de la realidad ya está impues- que es cognoscible a través de estos instrumentos.
ta, como lo testimonia por ejemplo la pintura: de las imáge- De la realidad sobrenatural lo que se dice es que hay que
nes de Giotto se dice -según recoge Vasari- que parecen ha- separarla. Esto es obsesivo: una cosa es la lluvia y otra lavo-
blar. El mismo Vasari recuerda, en relación con el fresco de luntad de Dios. Una es tema de conocimiento científico, que
la Capilla Sixtina, una frase de Dante: "los muertos y los v_i- se elabora progresivamente y en el cual se confía; la otra, no
vos parecían vivos". Esto no podría haber sido dicho iamas cognoscible por la ciencia, se reserva a la fe. Llegado cierto
de una tabla bizantina o de un crucifijo románico, pues no momento, puede darse una especie de transposición, de pro·
era la intención de los autores transmitir la imagen de la reali- fanación de la fe, de secularización bajo la forma de intui-
dad. Lo que hay aquí, como en Roger Bacon y sus experi- ción. Hasta el siglo XVID el conocimiento científico y la filo-
n 'ntos, es una nueva imagen de la realidad, que hemos deno- sofía natural admitieron sólo de manera indirecta, casi como
minado profana, y que enmarca todas las manifestaciones de una concesión al pasado, la existencia de un conocimiento
la mentalidad burguesa. por la vía de la fe, e indirectamente un conocimiento por vía
Lo que caracteriza esta nueva actitud mental es haber intuicionaL Hay que esperar el Romanticismo para que se
operado la disociación entre realida~ e irrealidad. Se _supone asigne a la intuición un valor fundamental.
que aquélla -la realidad. en el sentido romano del _termmo, Sin embargo, en el marco de la mentalidad burguesa la in-
esto es Ja realidad sensible- es la operativa, la que requiere tuición cumple una pequeña función. La idea de su validez
una nu~va actitud cognoscitiva, la que arrastra y determina está unida a lo que hoy llamamos la elaboración de la hipóte-
una nueva forma de comportamiento, lo único que interesa sis de trabajo, pero también hay una intuición que correspon-
de manera inmediata, sin perjuicio de admitir una_ cierta irrea- de a la existencia de aJgunas categorías fundamentales del
lidad, que la mentalidad burguesa nunc~ desdeña del tod~. conocimiento. Cuando Kant dice que el conociiniento sensi-
Se trata simplemente de desglosar la realidad natural o sens1- ble, empírico,' sóló tiene validez cuando se arma dentro de las
70 Jose Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 71

estructuras espacio-temporales, en realidad está admitiendo los elementos supérstites de esa tradición. Quien hace ese
que hay· una percepción de lo tempo-espacial que no es el examen de una manera exhaustiva y pone los resultados en
resultado del conocimiento empírico, o sea del tipo de cono- términos comprensibles y resueltos en fórmulas es D'Alem-
cimiento que va a nutrir Ja ciencia y Ja filosofía natural. El bert; en el Discurso Preliminar de Ja Enciclopedia termina por
tiempo y el espacio se perciben antes de todo conocimiento. encontrar un principio de coherencia y un rechazo funda-
No pudiendo ser encuadrado dentro de la fe (alternativa, ini- mental, decisivo, categórico, de todos Jos elementos tradicio-
cial y excluyente, al conocimiento científico) terminará res- nales del conocimiento de Ja Escolástica. Para esta nueva
pondiendo a esa operación mental que, desde el Romanticis- mentalidad, que D' Alembert expresa acabadamente, el pro-
mo en adelante, se conocerá como intuición. El propio Des- blema consiste en delimitar el campo de lo cognoscible por
cartes, cua_ndo debe buscar un apoyo a su teoría del conoci- vías empírico-racionales, denominándolo realidad. Se trata de
miento, en el momento de lo que llama las ideas claras y dis- la realidad sensible, natural, y se excluyen totalmente todas
tintas, reconoce una operación mental que no es científico- las penetraciones de irrealidad que la palabra tenía antes.
experimental, ni siquiera lógica; allí la mente funciona reali- Inclusive empieza a descubrirse que hay zonas intermedias
zando una operación que es más o menos Jo que va a llamar- en esta realidad sensible, rigurosamente definida y apta para
se la intuición. el conocimiento experimental que se elabora, y la irrealidad,
De ese modo, el legado de la percepción de las formas tra- en el sentido de lo sobrenatural. Hay un campo de la realidad
dicionales de Ja irrealidad, tal como se daba en Ja escolástica natural que todavía no se conoce, pero que es potencialmen-
por una parte y en la mística por otra, ha quedado de alguna te cognoscible y que opera. Tal es el caso, durante mucho
manera en este pensamiento científico y filosófico moderno, tiempo, de Jos átomos, reales pero aún no cognoscibles. Hay
como una especie de segunda línea que permite resolver algu- también otras formas de realidad intermedia. En el siglo xvm
nos problemas insolubles para quienes .elaboran Jos principios la tradición alquímica está vigente en forma notable, pero no
del pensamiento experimental y científico. De manera confe- se relaciona tanto con la existencia de una realidad sobrena-
sada o no, este tipo de conocimiento, que en cierto modo es tural sino con la posibilidad de una forma sobrenatural para
resabio de la fe, funciona en la retaguardia aun en el momen- alcanzar el conocimiento de la realidad natural. Hay muchos,
to más maduro del pensamiento filosófico moderno. Los a entonces y después, convencidos de la eficacia de los méto-
priori de Kant están antes del conocimiento; resultan ser de dos científicos y de Ja filosofía natural para conocer ciertas
naturaleza distinta de las formas de conocer que elabora la áreas de Ja realidad natural, y que admiten que hay otras zo-
ciencia o la filosofía natural. De algún modo, este pensamien- nas que no se conocen de esa manera, en las cuales pueden
to es homólogo del escolástico: seculariza su estructura cog- utilizarse los métodos sobrenaturales, sin postular por ello
noscitiva, cambia Jos principios y ajusta todo aquello que con que se refieran a una realidad sobrenatural. El Renacimiento
los nuevos principios no funciona, pero no lo niega. Puede está lleno de esos problemas y es, en el fondo, la antigua his-
encontrarse su perduración en Descartes -como ha probado toria de Fausto. Leibniz, un filósofo de las matemáticas, es
Gilson- y en todo el idealismo poskantiano hasta Hegel. sin embargo para cierto tipo de problemas un panteísta, co-
Cuando se extrema el pensamiento, quedan al descubier- mo lo había sido en el siglo XVI Giordano Bruno y Jo será en
to las incongruencias de esta secularización y se exige llevar el XVIII Goethe.
los fundamentos a términos de coherencia total. Hay que es- Con la gran irrupción romántica del siglo XIX se retorna al
perar el siglo XVIII para que se haga un reajuste de la totali- tema del panteísmo. Cabe entonces preguntarse: ¿cuál es Ja
dad del pensamiento científico, y se rechacen metódicamente imagen de la realidad? ¿Qué vigencia tiene esa imagen que ha
72 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 73

elaborado tan cuidadosamente el conocimiento científico y de la realidad. Creer en el realismo es creer en la preponde·
la filosofía natural, si en el siglo XIX se replantea el problema rancia de un tipo de realidad, vineulada con lo sensible, y no
del panteísmo? ¿Qué cosa es esa realidad, si se afirma que en la de lo sobrenatural, en los principios, en los ideales, en
toda ella está impregnada de Dios? Ha habido, por una parte, los mitos, en los símbolos, o en cualquier cosa que entrañe
un esfuerzo por definir una realidad natural concebida como un cierto nivel de abstracción. El realismo es, pues, una ten-
producto de procesos mecánicos, que conduce al mecanicis- dencia que se resiste a conferirle realidad a aquello que tiene
mo y a la concepción de Comte. Pero simultáneamente ha un cierto nivel de abstracción, y en consecuencia entra más
habido una perpetuación de la concepción'organicista. La Na- en el territorio de lo mental que en el de lo real. Lo real es el
turaleza -escrito con mayúscula- es algo orgánico, que ha mundo de los hechos, de los fenómenos, de lo comprobable
asumido la idea de Dios y la conserva. De esta naturaleza or- fenoménicamente, casi podría decirse experimentalmente.
gánica, en la que cada párte cumple una función, se dirá que Este concepto de realismo debe relacionarse con aquel
es sabia, apotegma elemental y de tanta perduración. otro de enmascaramiento, propio de una etapa del desarrollo
En síntesis, la línea principal de la mentalidad burguesa se de la mentalidad burguesa, entre la eclosión inicial, hacia el
limita a definir la realidad como realidad operativa, cuyo siglo XI, y la maduración final, en el XVIII. En el desarrollo
comportamiento puede preverse en términos adecuados para de la mentalidad burguesa hay una serie de altos y bajos acer·
la acción. Operativamente, la pregunta acerca de qué hay de· ca del nivel de realismo que se está dispuesto a tolerar. En
trás de eso no tiene relevancia. Quienes quieren ir más allá ciertos momentos parece aceptarse la verdad desnuda. •De
adoptan la tesis deísta - -un demiurgo que crea, fija las reglas pronto el hombre se asusta, ·y en forma declarada o no, em-
y luego abandona la creación- o la pantelsta, de tradición pieza a cuidarse de ·no mostrar las últimas consecuencias de
medieval, que llega hasta el romanticismo bajo la forma de cierto tipo de realismo, y comienza a encubrir ciertos aspec-
organicismo: lo sagrado está en todo; el organismo encierra tos. Llegado a un cierto pµnto, el científico dice: "desde
en sí lo sagrado. aquí no sé más; es posible que sea obra de Dios". El evolu·
cionismo, por ejemplo, carece de una explicación sobre el
comienzo de la naturaleza, en sus formas iniciales. Aquí,
2. La imagen de la naturaleza el mecanismo de enmascaramiento consiste en alejar la causa
trascendente de la contingente, de modo que, sin negar aqué-
lla, no se establezca entre ambas una relación necesaria:
~a i~agen de que la realidad es, ante todo, realidad sensi· Enmascarado o no, el realismo éonsiderado como tenden·
ble y natural y no realidad infiltrada de sobrenaturalidad es cia implica la afirmación de la existencia de una realidad
plenamente asumida por la burguesía; a tal punto su manera objetiva. Sostener esto supuso disolver la identidad entre rea·
de vivir y de pensar está compenetrada de esta imagen, que la lidad e irrealidad, propia del pensamiento cristiano feudal.
adopta como una teoría, casi como una ideología. Esto es lo Lo propio de la mentalidad burguesa es percibir la naturale-
que indica la pala~ra realismo que comienza a usarse: e 1 pro· za como algo que está fuera del individuo, que es objetiva y
pósito vehemente de afirmar la existencia de la realidad y el que puede ser conocida. En una misma operación; el indivi-
, sostenimiento y defensa, casi militante, de los valores ·implí- . duo se transforma en sujeto cognoscente y la naturaleza en
citos en esé tipo de realidad. · · objeto· .de conocimiento. En el contexto· de Ja mentalidad
· La aparición· de esta palab~a, con esa acepción, supone que cristiano feudal el hombre se siente inmerso en la naturaleza,
ha habido una toma de 'posición a favor de esta concepción como un objeto más dentro de la créación divina. Naturaleza
74 José Luis Romero Lstudio de Ja mentalidad burguesa 75

y hombre son cosas equivalentes en valor y el individuo, que del mundo tradicional corno por la irrupción de otro, ignoto
vive inmerso en la naturaleza, no distingue una cosa de otra. y terrible. La imagen del húngaro o del sarraceno es la de un
Signos de esto se descubren en la literatura de la época: la personaje de quien no se sabía nada. ·cuando en Ja Canción
hagiografía o la épica. En todo el Poema del Cid o en la Can- de Rolando se habla del emir de Zaragoza se dice que su dios
ción de Rolando no aparece el paisaje, es decir el marco natu- es Apolo, lo que indica que en el sur de Francia, eh los siglos
ral en el que se desarrolla la acción humana. Se vive en la XI y XII, los cristianos no conocían exactamente si el dios de
naturaleza, en el paisaje, pero no se lo reconoce como algo los musulmanes era Alá, Mahoma u otro.
distinto, digno de ser descrito. El grado de ignorancia, de desconocimiento del mundo
Lo característico de la mentalidad burguesa es operar una circundante es tan grande que crea la idea de misterio, la
doble disolución: la del hombre y la naturaleza y la de la rea- que se conjuga con la de aventura, típica de la mentalidad
lidad sensible y la realidad sobrenatural. La primera opera. cristiano feudal. La aventura del caballero medieval se desa-
ción la convierte en objeto de conocimiento; la segunda im. rrolla en ambientes extrailos, desconocidos e imprevisibles,
plica que la naturaleza se conoce a partir de la experiencia y pero esto vale, en rigor, para todo aquel que cruce las fron-
no de. la revelación. El hombre se retira de la naturaleza y, teras de su pequef\o mundo, se aleje de la aldea y penetre
distanciado física y psicológicamente, descubre que toda ella en el bosque ignoto. La aldea vecina es ya otro mundo, que
constituye un orden, un ámbito con ciertas característica~ puede pensarse como fabuloso. La burguesía, en cambio,
que se pueden observar y sistematizar. nace de la ruptura del encerramiento: la sociedad europea,
La primera es la variedad, la diversidad. Las burguesías, que ha estado comprimida, amenazada en todas sus fronte-
protagonistas de esta experiencia, viven un movimiento de ras, de pronto las desborda. Con las Cruzadas va a Oriente;
expansión de la sociedad feudal hacia la periferia, que rompe desde la frontera alemana va al Este: Polonia, Lituania, los
el t;ncierro característico de este mundo. En los tres o cuatro paises bálticos, la actual Checoslovaquia, Ja Rusia subcar-
s..ig.lDs :;.i:ite.r}1t>..res- a) ¿y.1 e.1 )='l\wb.re ..c;e .rob.(~ XD...~J.\Wh.r..uio ~ v.i~ pfJtjca. Por eJ sur, avanza en España e J13J)a, Jwcjenoo retro·
vir en ámbitos cerrados y reducidos. Esto obedece a razone~ ceder a los musulmanes. Esta expansión geográfica y políti-
objetivas -por ejemplo las invasiones guerreras y el cierre de ca contribuye a formar una imagen del mundo radicalmente
las rutas comerciales- pero tiene efectos duraderos en la. diferente. En una o dos generaciones, el contacto de culturas
mentalidad colectiva: el sujeto, cuya experiencia del mundo que se produce echa abajo buena parte de las nociones tradi-
se reduce a un ámbito muy pequeño, llama "misterio" a cionales, por una via absolutamente empírica. Entre las mu-
todo lo que constituye la realidad fuera de esos limites. Toda. chas sorpresas de quienes emprenden estos viajes -sin saber,
la literatura de misterio que se conoce a través de los cuento~ por ejemplo, si la meta está a cinco días o cinco años de
infantiles provenientes del viejo folklore medieval es resabio marcha- se encuentra el comprobar por una parte Ja exis-
de. µna situación social de encerramiento. Generaciones y ge .. tencia de una naturaleza absolutamente homogénea, y por
neraciones vivieron en ámbitos cerrados que no fueron trans-. otra, diferente y diversa pero incluida dentro del orden
puestos nunca en virtud de la organización señorial feudal, d~ natural. Los cruzados, corno luego lo harán Vasco da Gama
Ja disolución de las grandes estructuras del Imperio Romano o Colón, en las Indias de Oriente y Occidente, descubren que
y· del sistema de relaciones en que se integraba ese mundo, la naturaleza es muy variada, con paisajes cambiantes, plantas
y posteriormente como consecuencia de las invasiones musuJ.. y animales diversos y exóticos, pero pertenecientes siempre
manas y de las segundas invasiones del siglo IX. a la naturaleza, y que lo distinto no es sobrenatural -el mun·
El temor a lo desconocido arraiga tanto por el derrumb~ do de los gnomos, los dragones, los gigantes- sino simple-
76 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 77

mente diferente y real. Lo maravilloso irreal deja paso a lo noce: se pone fuera de la naturaleza y la contempla. Ha deja-
asombroso. do de estar inmerso en el mundo de la naturaleza y se ·pone
Esto contribuye a fortalecer la idea de que la naturaleza como testigo, para mirarlo, deleitarse y conocerlo.
es algo ajeno al individuo y que es objeto posible de conocí- · Hay una tercera actitud, propia del hombre técnico: domi-
miento. El hombre es instrumento del conocer y todo lo de· nar la naturaleza. También en esto hay una experiencia origi-
más es cognoscible; como tal, está fuera de lo que constituye naria, que viene de la expansión territorial. En el mundo
el instrumento de conocimiento del hombre, llámese espíritu ¡tradicional la naturaleza se trabajaba con una rutina tál que
o mente. Ese objeto cognoscible es variado. Frente a la idea prácticamente las operaciones humanas se confundían coi:t las
tradicional de que todo lo extraño debía ser sobrenatural, operaciones de la naturaleza misma; en el mundo romano
cuanto más variedades se conocen más arraiga la idea de que .esto se conjugaba con la escasísima renovación de la e·cono-
es posible la existencia de otras variedades de la naturaleza. 'mía, vinculada, probablemente, con la abundancia de mano
La tendencia a descarnar lo sobrenatural, reducir sus dimen- de obra esclava. El nivel tecnológico permanece bajo hasta el
siones y ampliar las de lo real, crece con el conocimiento de siglo XI: desde entonces, la expansión hacia la periferia obliga
. lo diverso. a examinar críticamente sus técnicas, poco adecuadas para el
Por otra parte, .el individuo que sale de la inmersión descu- trabajo en tierras nuevas, duras, con grandes árboles que
bre Ja belleza de la naturaleza. Descubre que tiene colores, arrancar, o pantanos que desecar en el norte. Algo similar
que los pájaros cantan; todo eso estaba, y naturalmente era ocurre en el siglo XVI en América, donde los europeos deberi
percibido, pero de una manera diferente. Antes veía los pája- apelar a las técnicas indlgenas tradicionales, pues las propias
ros, veía los colores, pero ahora los mira con una atención son inútiles. ·
y un interés tales que termina en el descubrimiento del paisa- Esta situación pone al individuo en la necesidad de innovar·
je plástico. En la estampa bizantina, por ejemplo, la imagen ,respecto de la naturaleza. De la misma manera que el marino,
representada no se encuadra en un paisaje; el fondo de la habituado a la navegación costera, para ir a Oriente debe
. figura es simplemente blanco o dorado. En un proceso largo hacer jornadas más largas y modificar las técnicas de navega-
y complejo, que analizaremos más adelante, hacia el siglo ción, de ese modo el labrador modifica sus técnicas de traba-
xin o XIV -digamos, con Giotto- aparece el paisaje plástico. jo en la tierra. También en la guerra de sitio con los árabes'
¿Qué relación hay entre la naturaleza, que siempre existió, Y ~mpieza a cambiar sus técnicas, y en el desarrollo de las ciu:
este paisaje? El paisaje es una naturaleza vista analíticamente dades comienza a modificar sus técnicas arquitectónicas, ha-
. y reconstruida luego sintéticamente, a través de un proceso ciendo descubrimientos sencillos y notables a la vez: el desa-
mental: así lo dice Leonardo, que da la receta para pintarlo. rrollo de la industria del vidrio le permite ponerlos en las ven-
. Gi~Úo o Cimabue parten de una naturaleza que es caótica, tanas y aprovechar así la luz solar para el trabajo cotidiano,
eligen algunos elementos y los ordenan, expresados como y también fabricar vidrios para los cristales. Simultáneamente
m.anchas de relieve y color. Paisaje es naturaleza filtrada por se inventa la vela de sebo y la chimenea con tiraje externo;
la mente humana, un proceso similar al que constituye el con lo que los interiores se vuelven habitables, sin humo. Se
conocimiento científico de la naturaleza: 'un· proceso analí- inventan otras cosas, como la collera para el tiro del buey· o
tico primero y una síntesis selectiva después. la carretilla. Toda esta serie de inventos es resultado, eh der:
Para. la 'misma' época aparece el paisaje en la literatura, to sentido, de la expansión hacia la periferia, q'ue porie al iff
eri la lírica del siglo XIII, en Petrarca, en Boccaccio~· La acti- dividuo en contacto. con naturalezas diferentes de las tradi'
tud !frica es; en ei'fondo, la'misma que la del hombre que co- cionales y ·lo.obliga a:reiniciar la creación tecnológica.
' .
En
78 José Luis Ron1cro Estudio de la mentalidad burguesa 79

otros casos se trata de nuevas actividades económicas, como contacto con naturalezas muy diversas. Cuando el hombre
la posibilidad de explotar el pescado del Báltico, que se vende nuevo se sintió satisfecho de Ja contemplación de Ja diversi-
salado en Occidente y que hizo la fortuna de muchas ciuda- dad, empezó a elaborar el principio de que la naturaleza cons-
des del Hansa germánica. Esto impulsa tanto la explotación tituía un orden o un sistema, y como tenía cierta proclividad
de la sal como la de maderas para la fabricación de toneles, a atenerse a Jos principios de la realidad sensorial, supuso que
y revela el valor de recursos hasta entonces poco apreciados. esa naturaleza tenfa un orden, que no era necesariamente
La rutina establecida era ciertamente una tecnología, pero sagrado sino profano, aunque hubiera en él elementos sagra-
internalizada de tal manera, por generación tras generación, dos, y en el que empezó a distinguir el matiz fundamental de
qu·e habi'a terminado por convertirse casi en una opera- Jo operativo y de la causalidad natural.
ción biológica en la que no había un enfrentamiento fresco Calificar esta realidad como profana no significa que no
del hombre con la naturaleza. La naturaleza nueva Je ofrece se reconozca en ella un origen divino, sino que se comporta
un desafío, al cual responde con el prodigioso desarrollo de de una manera que el hombre puede entender con sus pro-
una tecnología nueva en todos Jos aspectos. pios instrumentos, sin recurrir a la interpretación divina. El
secreto de esta convicción es que el hombre ha descubierto
La naturaleza objetivada. ya se Ja considere objeto de que puede experimentar sobre la naturaleza. Si admitiera
conocimiento, objeto estético o realidad sobre Ja que el hom- que, en Jo contingente, Ja naturaleza está regida por Dios,
bre pueda operar para obtener un beneficio, todo conforma el hombre estaría actuando como un dios. modificando la
una idea de la naturaleza absolutamente distinta de aquella naturaleza y rebelándose, como Prometeo, contra la divini-
en que era simplemente concebida como· creación divina, en dad. Esto es imposible de admitir o de pensar. En realidad,
la que el hombre constituía un elemento creado más. Esta Jo que empieza a admitirse es que Dios ha intervenido en
experiencia, que empieza en esta época, se desarrolla siglo ello: creó las cosas, que actúan según su propia ley, y si pue-
tras siglo, y, pese a los saltos en ese desarrollo, puede adver- de interferirse en ello es precisamente porque Dios no actúa.
tírse una continuicíaa': ia actitua· técnica a'ef ina'fvfa·uo· que Dios es alejado del proceso creado. Se admite su participa-
inventa la vela o la carretilla -una de las formas de la palan- ción en el proceso creador y no en el proceso cot.idiano con-
ca- inicia el camino que termina en la eclosión tecnológica tingente. Por eso, Ja característica de esta concepción profa-
de la Revolución Industrial. En el medio del camino están na es concebir la naturaleza desde un punto de vista estricta-
Galileo y Newton, poniendo orden en toda una vasta expe- mente operativo. Puede admitirse teóricamente que hay en
riencia y reduciéndola a principios. Detrás de toda la mate- efecto un poder sobrenatural, que es capaz de. crear. Así,
matización de la palanca o el péndulo está la experiencia de Ja palabra que encierra y sigue mateniendo la esencia de lo
quien inventó la carretilla e hizo, en el fondo, lo que le atri- divino es la "creación", aquello que el hombre no puede ha-
buimos a Galileo, quien partió de esa experiencia y la llevó cer, y si éste puede operar sobre ella es porque Dios ha de-
hasta sus últimas consecuencias transformándola en. princi- jado que funcione por sí misma.
pios racionales y matemáticos. Cuando se Ja empieza a observar se descubre que Ja natura-
A esta experiencia práctica que hay detrás de la formula- leza funciona de una manera coherente. Entonces se afirma
ción de los principios generales de la mecánica hay que su- que, además de un objeto ajeno al hombre, que puede llegar
marte oiras anteriores, fundadas en aquella situación en la a disfrutar estéticamente, a conocer. a dominar, Ja naturaleza
qúe, Juego de haber vivido muchas generaciones en un am- es un sistema. Si se puede intervenir en su curso es porque
hiente muy cerrado, se rompe el encierro de golpe y se toma constituye un sistema, ·y a idénticas causas corresponden
80 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 81

idénticos efectos naturales. Este es el sistema que la ciencia dad: la imposición de una nueva imagen de la realidad fue, en
moderna trata de explicar en conjunto. términos generales, una revolución. Luego analizaremos ese
Esta tendencia, que genéricamente denominamos realismo, cambio referido a la realidad natural, tal como se hace paten-
reconoce fuertes raíces en la concepción romana, sepultada te en el cambio de la perspectiva plástica, en la aparición del
por el sistema explicativo cristiano feudal. Es probable que paisaje en la literatura, en las formas del conocimiemo cientí-
mucho de ello permaneciera en las clases populares como fico y en las distintas y revolucionarias actitudes tecnológicas
cultura folk y encontrara campo propicio para volver a emer- que comienzan en ese momento.
ger· en el marco de la mentalidad burguesa. El pasaje de la Cabe preguntarse cuáles son los problemas que esta nueva
concepción sagrada a la profana es gradual y en cierto senti- imagen de Ja realidad suscita en el individuo que trata de
do sutil. En el siglo XV y en el XVI hay una forma interme- determinar cuáles son los criterios de verdad en la relación
dia de profanidad, que es el panteísmo. Una vez descubierto entre realidad y pensamiento, entre realidad y representa-
o intuido el sistema de la naturaleza, se lo atribuye a la om- ción. El problema se da en dos niveles distintos: el científico
nisciencia divina, que impregna toda la creación de un cierto y el filosófico, aunque esta misma distinción ya es caracterís-
orden, porque la mente divina es perfecta. Esto es lo que la tica del pensamiento moderno. Anteriormente la teología,
Escolástica llama "ordenado a uno". A partir de esto la con- una disciplina que abarcaba todos los problemas de carácter
cepción panteísta, formulada por primera vez en Occidente general además de los estrictamente teológicos, prácticamen-
por San Francisco de Asís, sostiene que la idea ordenadora te no se había planteado nunca el problema de cómo conocer
es algo que está en la naturaleza humana, porque toda la la realidad. Así, la primera revolución consiste en que el pen-
naturaleza está impregnada de Dios. Se trata de una idea de samiento teórico da un giro de 180 grados, desplazándose de
tradición oriental que no estaba ni en la tradición b fblica ni un planteo en el que lo fundamental era Dios, el hombre y la
en la cristiana: toda Ja Creación está impregnada de su Crea- conducta. a otro cuya pregunta es: ¿qué es Ja naturaleza?
dor. y éste está en la Creación. ¿cómo podemos conocerla? Esta es una revolución. Aparece
· De afü hay un solo paso para asignarle a la Naturaleza lo que se ilama la filosofía aunque, para denominarla de una
misma carácter sagrado. La Naturaleza tiene un orden; qui- manera que defina con precisión su contenido, conviene lla-
zás éste venga de Dios, o quizá de una razón: la Naturaleza marla filosofía natural. No hay nada tan importante, de lo
es sabia, se dice. Comienza a decirse aquí que lo que hay en que han hecho Descartes, Leibniz, Spinoza o Kant, como el
la Naturaleza no es un Dios difuso, como en el panteísmo, haber descubierto el tema, pues con ello se evidencia el triun-
sino una razón difusa, como en el hombre. En este punto está fo de la profanidad.
ya asentado el principio de profanidad, que desarrolló am- El problema de cómo conocer la naturaleza y cuáles son
pliamente el pensamiento del siglo XVIII. los criterios de verdad está detrás de todo lo que han inves-
tigado Newton, Galileo o la Royal Society. En el campo de la
filosofía especulativa no aparece hasta fines del siglo XV o
principios del XVI. Hay en este campo tres o cuatro hombres
3. La filoS'?fía con10 filosofía naturai:
fundamentales: Nicolás de Cusa, Giordano Bruno, y en cierto
empirismo y racionfilismo
modo Campanella, en el· campo especulativo, y Francis Ba.
co:n, quien en Novum Organum aborda el. problema central:
. Hemos analizado en primer términ.o qué cambios implica cuáles son.las reglas del método experimental y cuáles las re-
la nueva mentalidad burguesa en cuanto .a Ja visión d_e Ja reali- _glas ••de . pensan;iient.o'.
,- J• .
en ~irtud
'
de l_as cuales puede org_anizarse

82 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 83

la indagación de la verdad y la extracción de las consecuen- Lo característico de esa mentalidad no es un nuevo acopio
cias. Es decir, cuáles son los mecanismos para llegar, no al de datos sino el cuadro que constituye y la actitud con que se
concepto, como decían los filósofos, sino a la ley. Bacon co- mueve. ·rodas las nociones. nuevas i:J recuperadas, del saber
mienza así a elaborar una nueva lógica, que corresponde al antiguo se incorporan dentro de una tesis progresista, en el
nuevo tipo de conocimiento y que resulta adecuada al caudal sentido etimológico de la palabra. Se trata de conocimiento
de datos que está investigando. en marcha: sabemos esto, lo que nos permite averiguar maña-
En rigor, el precedente de este pensamiento no está en la na esto otro y plantear otro problema, y así sucesivamente.
filosofía, que ha seguido trabajando en la línea de la escolás- La idea del saber medieval, en cambio, es la de un saber reve-
tica, sino en el pensamiento de los científicos, que arranca lado y se asemeja más a un cesto en el que se acumula todo lo
del siglo xm. Ellos son los que fueron estableciendo, sin pen- que se sabe: esto es, en definitiva, la Biblia; de allí se saca la
sar aún en los grandes problemas conceptuales, cómo hay que noción; si la noción está ahí, se la conoce, si no, no se sabe.
preparar el experimento de modo de asegurarse de que las con- En el marco de la mentalidad burguesa, el cajón nunca se
diciones en que se han obtenido los datos sean de algún modo considera cerrado, y éste es un cambio fundamental, similar
comparables, que las conclusiones sean a su vez comparables al que se produce cuando se organiza una sociedad montada
y que permitan llegar a conclusiones de carácter general. en la movilidad social o una economía sobre el mercado. Lo
Este conjunto de gente, que arranca en el siglo Xlll de Ro- característico de la burguesía es esta concepción progresista,
ger Bacon o Pedro Peregrino, y que trabaja en problemas de en el sentido etimológico de marcha o dinámica. En cada
óptica, de magnetismo, de mecánica, no se plantea el proble- momento se plantean nuevos problemas, y cuando se averi-
ma último de cuáles son las reglas del pensamiento; se preo- guan éstos, ya están planteados otros. En el fondo, en la con-
cupa de cuáles son las reglas del experimento, las que permi- cepción burguesa es más importante la marcha que la llegada,
tían establecer un tipo de dato~ experimentales legítimamen- mientras que en la concepción teológica diríamos que lo im-
te comprobables sobre los éuales realizar generalizaciones portante es el estar y no el andar.
válioas. Ciertamente, se venía traoa)anoo en ello oesoe nacía De ese moao, el tema fundamental de la filosofía es la pre-
mucho: cada uno de los casos parece quizás elemental, pero gunta de qué cosa es la naturaleza y sobre todo cómo la co-
sienta las bases de un proceso. nocemos. Por esa razón, toda la filosofía moderna es, más
Entre el siglo XV y el XVI el pensamiento teórico toma que ninguna otra cosa, gnoseología. No es metafísica ni an-
una de las puntas del hilo y se empeña en encontrar los cami- tropología sino teoría del conocimiento. Para ello, la filoso-
nos en virtud de los cuales el tradicional método de la for- fía moderna no se enlaza con la tradición escolástica, renova-
mación del concepto se transforma en método para la formu- da en el siglo XVI, sino con los nuevos investigadores científi-
lación de leyes. Aunque en un caso se procure establecer, por cos. Estos hablan tratado de establecer los principios del mé-
ejemplo, la idea de árbol, y en otro la ley de gravedad. hay todo experimental; la filosofía y el pensamiento especulativo
un camino similar de comparación y abstracción. Pero en lo comienzan a ofrecerle los principios del método conceptual,
que tienen de diverso se encierra todo el tránsito de la teolo- es decir los esquemas mentales que dan el marco apropiado
gía a Ja filosofía natural, del saber heredado y transmitido al tipo de dato que elaboraba el conocimiento científico.
por criterio de autoridad al saber experimental. Un tránsito Esto está claro por primera vez en Bacon. El nuevo órgano
que es simultáneo con una nueva manera de ver la naturaleza. es un sistema lógico en el que se revisa el mecanismo aristo-
la educación, la economía, el estado, y que en conjunto con- télico del concepto y se establece el mecanismo de la ley, es
figura la mentalidad burguesa. decir el conjunto de precauciones que hay que tomar para
4 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 85

que el proceso de comparación y abstracción 'pueda terminar aparato organizador de los datos de esa experiencia. Cuál es
legítimamente en una proposición de valjpez. universal, a la la función de uno y otro es lo que divide el pensamiento
que llamamos ley, en la que se resumP. una vasta experiencia moderno en dos grandes ramas: el empirismo inglés, con
'y que permite prever el resultado de experiencias semejantes. Locke, Berkeley y Hume, y el racionalismo, con Descartes,
i Esto significa resolver un conjunto de problemas, que Ba- Leibniz y Kant, quien si bien viene de esta corriente, propone
1con denominó en conjunto el problema de los ido/a: esque- una síntesis y una línea de conciliación.
1mas mentales de una fuerza tal que pueden desfigurar las Asl, esta mentalidad se ha planteado el problema de la
inociones provenientes de la realidad, por no atreverse el pen- realidad exterior en términos que son revolucionarios, tanfo
!samiento a deshacer la totalidad de lo adquirido. Bacon dis- desde el punto de vista de la tradición escolástica como del·
j cu te todos los obstáculos, que él llama ido/a, y termina por de la concepción de la vida corriente en la mentalidad cris-
'expresar, en relación con el conocimiento científico natural, tiano feudal. Pero en cuanto se desencadena este realismo
! los requisitos fundamentales de un pensamiento basado en la burgués, en términos muy primarios antes que en términos
¡observación que finalmente, a través de sucesivas operaciones cientificos o filosóficos, aparecen consecuencias complejas
mentales, se transforma en leyes y nociones de validez univer- en términos gnoseológicos y también éticos y metafísicos.
sal. De ellos el más típico es el de la abstracción que permite. El realismo produce, antes que ninguna otra cosa, una espe'
dado un conjunto de datos, quedarse con una cosa que los cie de terror, y como resultado, un enmascaramiento. La pre-
comprende a todos. El otro es el conjunto de precauciones gunta angustiante es hasta qué punto pi.Jede llegar a conocer-
que hay que tomar para que los procesos mentales se ajusten se, y eso provoca el encubrimiento. Descártes hace una pre-·
al dato obtenido experimentalmente. · gunta que recoge todos los problemas que plantea el realis-
El fenómeno novedoso es aquí la obtención de datos a mo. Porque el realismo, además del problema del horror·al
partir del experimento, es decir la creación de condiciones conocimiento total, desencadena, como todo naturalismo,
artificiales para que se produzca un fenómeno natural. Esta una actitud pesimista. Nietzsche, que es un pagano, un nátu-
creación suscita lo que podríamos llamar el drama del pensa- ralista, que no cree más que en la naturaleza, sin Dios -"!Os
miento moderno. Tal como lo planteó Bacon, se ven claras dioses han muerto", afirma- concluye que no hay más qué
las dos áreas en las cuales hay que descubrir el proceso del un mundo profano, que todo es conocido, que no puede
conocimiento. Una es la de la experiencia, por la cual vienen esperarse nada. Por el contrario, hay actitudes mentales que
los datos de afuera hacia adentro, y otra la del pensamiento, ciegan el mundo de lo conocido a un cierto nivel, y estimulan
en la cual esos datos se organizan.' La discusión filosófica, que una esperanza difusa. Los agnósticos dicen que no saben si'
gira en torno de ese problem·a, concluye con Kant en una fór- existe esa esperanza difusa, y los ateos la· niegan, pero quien
mula que resulta satisfactoria p'or mucho tiempo. La expe- es capaz de crear ese límite al conocimiento crea una espe-
riencia -,-se afirma- proporciona los datos que la mente orga- ranza: · · '
niza .dentro de un sistema de los dos grandes a priori de tiem- En el siglo XVI y xvn, cuando el realismo alcanza cierto
po -Y esp.acio, y de las llamadas categorías ·ctel pensamiento. límite, se élesarroUa el e11cubrit11ie11to. Botticelli o Rafaei son-
La .mente ofrece un· cuadro . y la experiencia pone los datos quienes, en la plástica, asumen la tarea de embellecer' la fea
en su sitio. Ciertamente, el mareo o· cuadro se va· haciendo o realidad. En Descartes se manifiesta, en forma difusa, esa ldeá
rehaciendo a medida que sé réciben_y selecc.ionan los datos. de que la realidad es desagradable, y que después_ de' haber
.Pero lo que queda claro es que· hay a)go que ·viene de afuera, agotado su conocimiento no sólo sobreviene el sentimfonto
que es la experiencia, y una cosa que está :i.deÍitro; que es el de defraudación sino la pérdida de la esperanza. El hombre
·86 José Luis Ro1nero Estudio de la mentalidad burguesa 87

no se resigna a no tener esperanza y ha inventado un nuevo to. Po.r una parte, el reconocimiento de una realidad exterior
encubrimiento de esa realidad, que se le ofrecía como suscep- que tiene una serie de características típicamente naturalis-
tible de ser conocida y que vuelve a encubrir deliberadamente. tas, estudiables mediante los datos que obtienen Jos sentidos, ·
Esto aparece de manera difusa en susMedítacíones metafz'sicas mediante el armazón que la mente es capaz de darle a esos
y muy explícitamente en el Discurso del método. Descartes datos, Jos cuales llegan a formularse de una manera tan racio-
comienza afirmando que no tiene ninguna prueba real, fun- nal que puede ser expresada matemáticamente. Por otra, la
dada en los sentidos, de la existencia de la realidad. Insinúa suposición de que toda esa realidad, con caracteres tan ine- ·
una frase, retomada muchas veces y acufiada por Pascal: los quívocos, depende del sujeto. En esto el acuerdo entre empi-
sentidos nos engañan. La gran objeción gnoseológica al realis- ristas y racionalistas es total: quien le pone los límites al rea-
mo naturalista es que su vía de conocimiento, que es la vía lismo es el hombre, y el punto final de esa posición es el
sensible, es engañosa. Esto puede probarse de muchas mane- agnosticismo kantiano, que ni niega ni afirma que haya otra
ras distintas. La naturaleza ofrece cuadros de síntomas igua- cosa más allá del puro fenómeno.
les, que ocultan fenómenos totalmente diferentes. Aquí se llega al límite que por entonces alcanza la men- ·
Visto este fenómeno de los sentidos, Descartes llega a una talidad burguesa. Se duda de que las cosas que crea Ja mente,
conclusión categórica, diciendo: la única cosa cuya existencia a partir de la elaboración de los datos que se obtienen de la
me consta soy yo. Por un análisis derivado afirma, dentro de realidad, sean efectivamente reales o, mejor dicho, se corres-
lo que él llama una idea clara y distinta, que el hombre es pondan a realidades. Tomemos el ejemplo del agua, que hier-
capaz de percibir la realidad inequívoca de sus pensamientos ve y condensa. A la ebullición y condensación podría lla-
y luego una sola cosa del mundo exterior que es la extensión, márseles perfectamente voluntad evaporativa y condensativa
de donde saca todo un planteo geométrico de la realidad y. de Dios. ¿Dónde está escrito que ambos fenómenos no pue-
por una prueba de tipo ontológico, afirma asimismo que el den atribuirse a un Deus ex machina, es decir a una potencia
hombte e& ca'ílaz. de e"-tat ab&olutamente &e~uto de la eK\,,.ten- q1.LP.. e'it:i fo.et'l. de h D.'l.tlJ.t'l.kU-~ La mente ·~u.ede ima~i.nat el
cia de Dios. El pensamiento, la extensión y Dios son los ele- proceso químico que transforma el líquido en gas y el gas en
mentos con los cuales cree que puede validarse la existencia líquido. La pregunta de Kant es si, más allá del fenómeno,
de un mundo exterior: un mundo extenso, del que sabe que realmente existe eso que la mente imagina e incluso hiposta-
requiere un creador, que es infinitamente poderoso y sabio. sía, dándole un nombre. Su respuesta es que no sabe, y no
Esos dos rasgos permiten convalidar la existencia de una reali- da por sobrentendido que alguna vez vaya a saberlo. .
dad exterior, que depende de la manera en que el sujeto es Esta es la concepción de los empiristas y racionalistas de
capaz de percibirla. los siglos xvn y xvm. Son los cientificistas del siglo siguiente
Los empiristas ingleses llevaron esta idea hasta sus últimas quienes tienen una confianza absolutamente inquebrantable
consecuencias. Berkeley, sobre todo, afirmó directamente en que el hombre va a poder llegar a conocer no sólo todos
que la característica del ser es ser percibido, de tal manera los fenómenos sino hasta sus primeras causas. Esto es propio
que cuando un objeto no es percibido por alguien no existe. de la fe cientificista del siglo XIX, que proviene en parte del
Llega a suponer que la realidad exterior es una función de la sacudón feroz de la Revolución Industrial, en parte del gran
mente humana. Pero en el fondo, independientemente de progreso de las ciencias que la acompañaron y en parte es
los desarrollos filosóficos de los que esa idea es susceptible, propio de la filosofía del positivismo. Pero sobre todo, pro-
lo singular es que detrás de ella hay un compromiso entre dos viene del acrecentamiento de Ja magnitud del conocimiento Y
posturas que es característico de eso que llamo encubrimien- de la posibilidad de conocer cosas concretas. El hecho de
88 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 89

poder ver los microbios con el microscopio fue una revela- tucionalizado esta situación. Más que con el princ1p10 de
ción sumamente _importan_te. Eran cosas que existían pero libertad, ello se relaciona con el de la dependencia. Libre o
que no se veían, y por consiguúinte. cosas tuya existencia no libre, el individuo está jerárquicamente condicionado en
legítimamente podría haber sido negada. términos jurídicos, y en todos los casos unos dependen de
En suma, la mentalidad burguesa opera creando una teoría otros; hasta del rey se dice que es vasallo de Dios.
para el nuevo tipo de conocimiento destinada a corregir las El hombre es ante todo miembro del conjunto social, del
falacias del realismo. Frente a una, de tipo cognoscitivo, res- cuerpo social, y sólo luego un individuo. Primero está el todo
ponde con el método científico, elaborado por científicos y y después la parte. El todo es el cuerpo social, con su ordena-
por filósofos. Frente a otra, de tipo metafísico, responde miento jurídico, y el individuo sólo vale dentro de su depen-
con una cierta metafísica, que termina en el agnosticismo. dencia. Es sabido que la concepción burguesa va a invertir
los términos; primero está el individuo, que es un universo
completo en sí mismo (un microcosmos, dirá Goethe) y lue·-
4. La imagen del hombre go la sociedad, constituida por una suma de individuos. Per~
aquel esquema del mundo, concebido como un sistema com-
El tema de la imagen de la realidad estuvo en el centro del pacto de relaciones de persona a persona, no se rompió de
conjunto de contenidos que hemos considerado hasta ahora: golpe; persistieron por ejemplo los gremios y corporaciones:
la naturaleza, el conocimiento, la ciencia. En otro campo, la aunque fueron disolviéndose poco a poco, en un largo proceso.
imagen del hombre constituye la clave y condiciona todas Por otra parte está la dimensión doctrinaria de la imagen
las actividades en las que el hombre es protagonista: la socie- del hombre, que elabora la Iglesia: el hombre no existe, exis-
dad, la política, la economía, la metafísica, la historia. En esa te un cuerpo social o, como dicen los neocatólicos, la comu-
idea del hombre, Ja mentalidad burguesa ha introducido un nidad, que es anterior al individuo. Esta idea se apoya en una
viraje tan fundamenta] como en la de la naturaleza. Habitual- vasta tradición ideológica, pero ·también en una práctica so-
men.te esa nueva imagen es relacionada con el llamado Rena- cial en el seno de la Iglesia, homóloga a la de la sociedad fe~­
cimiento y con el Mundo moderno, pero en rigor es cronoló- dal. El monasterio es el lugar donde el hombre, al entrar~
gicamente anterior. Por otra parte, no es propia de una época pierde el nombre, y con ello su individualidad, transformán-
sino de un sector social, que adopta una actitud distinta fren- dose en un miembro del grupo. Existían muchos fundamen-
te a las cosas y, a partir de ella, elabora una imagen distinta tos doctrinarios para esto: en la concepción tribal judía tr_adi-
del individuo. Comenzaremos a explorar, en sus remotos orí- cional, presente en los textos bíblicos, como el Libro de los
genes, esa nueva imagen del hombre, contraponiéndola con lo Números, que la Iglesia considera canónicos. También en la
que era la idea dominante en el mundo cristiano feudal. tradición filosófica griega: el ideal político de Platón, aunque
Para comenzar, debemos distinguir por una parte los ele- él era ateniense, era el de la sociedad espartana, gregaria,
mentos situacionales propios de la sociedad feudal, y .por otra cerrada y absolutamente escindida. Esta concepción política
,los elementos doctrinarios, característi~os de la concepción aristocratizante es la que pasa al neoplatonismo y de allí a la
cristiana. Entre Jos primeros, el dato fundamental es el con- teología crjstiana, donde Ja Iglesia la recoge en la palabra Ec-
-.dicionamiento social: hay privilegiados y no privilegiados, li- c/essia. Por otra parte, lo característico de la fase primitiva.
bres y no libres. Esta es la condición real de .los individu.os: del cristianismo fueron las comunidades cristianas. Estas dife-
·. una condición abismática, consagrada por una vieja tradición rían e: e la 'c:oncepCión judía tradicional de. la vida, pero tenían
social y, posteriormente, por un cuerpo jurídico que ha insti- much.o que ver con aquella de la sinagoga' de la Diáspora: un
• • ~ • • < •
90 José Luis Ron1ero Estudio de Ja mentalidad burguesa 91

grupo marginal, compacto, que estrecha filas ante la perse· aceptaba ver las cosas como tras de un velo, de una bruma.
cución o simplemente la marginación .. Esa idea de sinagoga sino que aspiraba a verlas como realmente eran. El re2.fümc,
es recogida por el cristianismo en la Ecclessia, es decir la co· m· 0! s;;;ibdo·moderno del término, está allí unido al indivi·
munidad con un pastor que guía el rebaño. He aquí una con· dualismo de manera total, en tanto establece la posibilidad
cepción gregaria de la sociedad: lo que importa es la comuni· de percibir la realidad en función de un instrumento, que el
dad, y el individuo es una cosa secundaria. hombre posee. Afirmar que el hombre, su razón y su expe·
Así, la situación social propia de la sociedad feudal se riencia son fuente de conocimiento constituye una revolu·
parece mucho a la que, doctrinaria y tradicionalmente, tenía ción frente al principio de la verdad revelada: una revolución
Ja concepción cristiana primitiva, ya fuera por tradición he· mental, pero también una revolución de las relaciones reales.
breo.textual o platónica y neoplatónica. Esto es lo que la Quien empieza a pensar que tiene una razón con la que puede
Iglesia íntegra en una teoría que hoy llamamos organicista, conocer y, sobre todo, juzgar con independencia de lo que di·
que remata y ordena Santo Tomás. La sociedad es un organis· cen, está afirmando la existencia del individuo antes que la
mo con una cabeza. Se discute si ésta es el Papa, o el Empe· del grupo. El grupo es el resultado de la decisión de los indivi·
rad~r porque, en rigor, no se trata de una comunidad ni es· duos de constituirlo y de construir una sociedad sobre la base
trictamente laica ni estrictamente religiosa. Pero se trata de del contrato, tesis opuesta a la organicista y gregaria. El gru·
un conjunto de individuos unidos por un vínculo muy estre· po se constituye. no por una instauración divina, sino por
cho, que cumplen su función en el organismo. Serán, según propia voluntad de los individuos.
la versión española, oradores, defensores y labradores. Pero La figura de Abelardo ilustra desde otro punto de vista
además, según la tradición judeo·cristiana, el hombre es una esta idea: el individuo es pensado a partir de su capacidad de
criatura de Dios, quien lo ha creado, como dicen los textos, pensamiento. En ese sentido, Abelardo es un precursor de Des·
para que lo adore y sirva. Esta situación de total dependencia canes; a partir de las Escrituras de carácter sagrado, reivindi-
corresponde a la situación social de dependencia total. Su sig· ca su capacidad personal de crítica y valoración. Por otra par·
no más claro es el anonimato: el individuo es tan insignifican· te, Abelardo escribe una autobiograf1'a, la Historia de mis des·
te que no vale la pena poner atención en él. Por eso, no sabe· venturas, contenida en la primera carta a Eloísa. Ese sujeto
mas quiénes son los autores de todas las tablas que se pinta· que escribe una autobiografía se ha descubierto a si mismo,
ron, del Poema del Cid, o de las catedrales. se considera digno de una historia que no es del grupo sino de
Poco se sabe de los millares de monjes que habitaron Jos él solo. Finalmente, Abelardo descubre el amor. En el mo·
monasterios, hasta que comienza a producirse ese cambio, mento en que los líricos empiezan a girar alrededor del tema
insinuado en los siglos XI y XII, cuyo primer signo es, quizá, del amor como experiencia psicológica, Abelardo dedica bue·
la aparición de las ideas de Abelardo. El es uno de los prime- na parte de su autobiografía a describir sus amores, en prosa,
ros en quien queda documentado un sentimiento violenta· en los términos más exaltados y con una vaga inspiración ovi·
mente individualista. Abelardo es un filósofo que se niega a diana. Esto es, la descripción de un estado de ánimo, absolu·
seguir considerando los problemas. teológicos como se hacía tamente irreductible como experiencia individual.
tradicionalmente, se niega a acatar el principio de autoridad Abelardo es el ejemplo más saliente y famoso de la tem·
y erige a su razón en juez. Reconoce que él, persona dentro prana aparición de una actitud disidente, que rompe con la
de los límites de su cuerpo, tiene un instrumento con el cual imagen tradicional del hombre. A esta ruptura se llega tam·
es capaz de juzgar sobre todo, como Dios. La frase de San bién por otros caminos. Aquel que se inicia en el pequeño
Bernardo, antes citada, es reveladora: decía que Abelardo no comercio ambulante, recorriendo el primer tramo de un ca·
92 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 93

mino de ascenso social, es el individuo que ha aprendido que cionado, de la usura. En la concepción tradicional, todo inte-
puede vivir desprendiéndose de los vínculos de dependencia,. rés o beneficio que se obtiene del dinero es pecaminoso; en
· que también son .fuente de seguridad y protección, y se lanza el fondo, toda la actividad económica es pecaminosa, o poco
a una aventura que es exclusivamente personal:· la ·aventura menos. Esta idea no es combatida ni desafiada; pero de pron-
del ascenso socioeconómico, a .partir de la cual funda, de to se la deja de lado, y empieza a vivirse como si por arte de
hecho y no doctrinariamente, la sociedad burguesa, la vida magia se desvaneciera. Muchas otras. ideas empiezan también
urbana y la mentalidad burguesa. Ciertamente, quienes hacen a entrar en crisis, como la idea del robo. El primer mercader
esto son muchos, y de pronto descubren que están pensando es, de alguna manera, un pícaro; es el individuo que co-
y viviendo de otra manera. Así como Abelardo descubre que mienza a tener como un valor positivo la astucia, que es
él es un hombre de pensamiento, que lo habilita para conocer la negación de todo principio establecido de normatividad
y juzgar -un microcosmos, como dirá siete siglos después ética. Así aparece en los fabliaux, en el Roman de Renart,
Goethe-, el burgués se descubre protagonista de un proceso y en el siglo XIV su existencia es tan avasalladora que un escri-
social en virtud del cual se evade de la estructura a la cual tor como Boccaccio lo da como algo totalmente admitido:
pertenece y corre una aventura, igualmente individual, cuya el florentino es alguien que hace de la astucia un valor funda-
meta es el ascenso social. mental. En el· siglo XVI aparece casi idealizado en Sancho
En este juego de experiencias vitales, como son las del Panza, mientras que.la picaresca lo da como el elemento más
mercader que progresa, que se transforma en un buen bur- representativo de lo humano. Ese sujeto que escapó de la
gués de una ciudad rica, o en este juego intelectual, como el estructura cristiano feudal ha hecho una revolución mental,
de Abelardo, de pronto se entrecruza una idea, que es el es decir ha trastocado los valores. No ha dejado de ser creyen-
amor. Un sentimiento que el sistema moral del cristianismo te, pero ha dejado de respetar todas las cosas que en la estruc-
niantenía condenado, de pronto explota. El hombre que se tura tradicional se suponían respaldadas por Dios.
descubre ente de pensamientos y ente de acción descubre al Así como descubre una nueva moral -y en parte gracias
mismo tiempo que es un sujeto de sentimientos, que empie- a ese descubrimiento-, el hombre descubre también el amor,
zan a parecerle válidos, nobles y hasta divertidos. un sentimiento, una pasión, y en las formas más populares y
Para' que ello ocurra, debió variar simultáneamente su vulgares, una forma de goce. Tradicionalmente el amor sólo
actitud moral. Para el campesino lo erótico se hallaba repri- parecía posible bajo la forma de sacramento, y todo lo demás
mido -si no de hecho al menos en valoración- por un siste- era vastamente sancionado; de pronto se descubre que se tra·
ma moral transmitido por la Iglesia, en donde todo lo refe- ta de una efusión de la vitalidad y la sentimentalidad y que es
rente al amor es. terriblemente pecaminoso. Al apartarse del una cosa propia del hombre. Aparece inicialmente en la lírica
mundo rural e incorporarse al urbano, aquél no deja de tener provenzal y en la italiana, en la que se expresa el amor como
vigencia, ·pero se produce un hiato entre la creencia en un el don más grande que tiene el hombre. Es el amor divino,
Dios y todo el sistema moral que, si tenía su base en esa no- pero también el amor de Dante y Beatrice. En este momento
ción divina, tenía su respaldo en la estructura de la sociedad se rompe con un viejo encubrimiento, transformado en nor-
T ,., : .. _,, .... ,..~:...ll -'eb" dn J....,..h.,,,. .. .. ~rlr. +..,...,. f",,, .. ,......,. ,.,~,.,, ,..,J "'abo ""
m.... La.
y e) poder. Quien escapa a sus marcos sigue Cíeyendo en el' lHQ. .. JVl u - .... llClVVJ. <ollUV 1.au....... J.V.C.. 'iU ....
UJ.U_~.H ~ U..1..... u ....

primer motor, pero no en las cosas que ese primer motor· muy poco tiempo se encuentran, en el siglo XIV, dos expre-
habría depositado en la estructura de la que el campesino siones literarias diferentes de eºse nuevo sentimiento: Boccac·
escapa. De pronto, todo el sistema vinculado con los siete cío da' la versión del amor camal y Petrarca la del espiritual,
pecados capitales se der~umba. Tomemos el caso, ya. men- pero .en a~b~s ci~os se· trata de amor profano:
94 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 95

Se habla pues del hombre que piensa, según Abelardo; el algo en el norte de Francia y en Alemania, también en la
que juzga según su propio raciocinio, algo que está en sí, que región borgoñona e itálica. Se trata de una poesía erótica,
ha sido puesto por Dios en todos Jos individuos pero que n_o extraordinariamente apasionada, con muchos matices pero
controla. Se trata también del hombre que hace su propia cuyo rasgo fundamental es cierto esfuerzo por describir el
aventura en el seno de la sociedad, el que inventa sus relacio- amor como estado de ánimo. Este esfuerzo de introspección
nes con sus semejantes, el que crea un nuevo sistema moral, caracteriza la !frica ya en sus formas iniciales: Guillermo de
como lo es sustraerse a las formas tradicionales de normativi- Poitiers, Marie de France, los trovadores alemanes, y la poe-
dad y crear una nueva, cuyo testimonio más significativo es la sía. galaico-portuguesa. Toda esa lírica se organiza, en forma
astucia. Se trata del hombre que cree propio de su condición sublime y perfecta, en La vita nuova de Dante, que inaugura
el amar. Se trata, en suma, de un individuo que ha elaborado el do/ce stil nuovo. Lo nuevo es aquí la efusión amorosa, es
una imagen del hombre totalmente diferente de la tradicional. decir el expresar hasta lo casi inexpresable que es propio de
Quien abandona una estructura en fa que se siente depen- la transformación psicológica producida por el amor.
diente pero protegido es un individuo que se lanza a vivir la Esta es una afirmación tan contundente del individuo
aventura, posible en un mundo rigurosamente planificado. como ente que empieza y termina en sí mismo, que significa
Hay una aventura del pensamiento, que lanza Abelardo y en- un desafío total a cualquier concepción gregaria. Lo que dice
contramos luego en Pascal, en Descartes. Hay una aventura Dante en ese stil nuovo es que el individuo es simplemente
erótica, o mejor dicho una aventura sensible que tiene una un mundo, por su razón y su sensibilidad. Esto culmina con
forma erótica y una forma de creación: toda la creación plás- Petrarca, con la gran lírica del siglo XVI, con Garcilaso, y
tica y literaria es una emergente Oe esta nueva actitud del sigue hasta llegar a Novalis en el siglo XIX. La lírica es una
hombre que descubre que su sensibilidad no es necesariamen- expresión acabada del hombre como individuo, una percep-
te negativa o pecaminosa. Hay también una aventura socio- ción que se inicia en el siglo XI y culmina con Goethe.
económica, que es la que construye la sociedad mercantil La segunda expresión de este individualismo es el misti-
moderna. En las ciudades crea las formas de vida burguesas, cismo. De pront0 el sentimiento religioso adquiere una fuer-
todas absolutamente originales e inéditas. La ciudad es Ja za inusitada. El místico afirma que para él lo más importan-
gran aventura, donde la creación no consiste en formas de te no son los sacramentos ni Ja Iglesia sino cierto éxtasis en el
pensamiento o de sensibilidad, sino en un sistema de relacio- que él puede caer, en virtud del cual establece comunicación
nes. Esto ocurre en el seno del grupo compacto que hay den- directa con Dios. Lo importante es la convicción de que, me-
tro de Ja ciudad, que establece relaciones cara a cara, que está diante un acto psicológico, el individuo, sin necesidad de
dentro de un muro y que se dispone a cumplir una especie de carisma, óleo sagrado o consagración, entra en contacto con
designio común. Esta es otra creación, y se tarda bastante Dios. Esto llega a una arrogancia casi diabólica.en los·grandes
antes de que esa aventura fragüe en un sistema. místicos del siglo XVI. En San Juan de Ja Cruz es ignorancia
Quiero tomar tres testimonios de esta nueva imagen del total de todas las mediaciones. Esta es Ja contracara de Ja"líri-
hombre. El primero es el de la poesía lírica. Aparece en el si- ca: lo mismo es describir el estado de éxtasis religioso que .
glo XI, contemporáneamente con la revolución burguesa, en
una zona de fronteras con indudables sugestiones musulma-
y
amoroso, en todo caso, se descubre que el individuo es un
mundo en si mismo y que tiene esta formidable capacidad
nas, donde existÍa otra concepción de la sensibilidad, no sólo para toparse con lo absoluto. ·
por razones religiosas sino por diferentes estilos de vida. Apa- La tercera expresión es la aparición del retrato. Simultá-
rece en Provenza, en Cataluña, en Galicia, en el Languedoc. neamente con la aparición de la pintura espacial, las imágenes
96 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 97

de los Cristos comienzan a dejar de parecerse entre sí, dejan 5. La sociedad, la política, la economía
de ser plácidas y se convierten en personas. Lo mismo ocurre
con la Virgen. Enseguida aparece el grupo, y en la pintura La concepción de la sociedad y de la política que elabora
franciscana del siglo Xlll se descubre que cada uno de los la burguesía es difícilmente separable. En realidad, 'un pen'
monjes es una persona distinta. Esto tiene sentido porque samiento especifico de lo social, tal como lo tiene hoy la
cada figura es la de un individuo y no el símbolo de la huma- sociología, no ha existido hasta el siglo XIX, pero desde Pla-
nidad, como en el Cristo plácido del período románico. La tón o Aristóteles lo que se llama pensamiento político es,
figura en la plástica deja de ser un símbolo de lo humano en realidad, una mezcla de ambas cosas: en la medida en que
para transformarse en un individuo de carne y hueso. En el la sociedad es la protagonista del proceso político, todas las
siglo xv se avanza un paso más: aparece el donante. El artis- consideraciones que se hagan de él reposan sobre una imagen
ta incluye al costado de su cuadro, orando al santo y a Cris- de la sociedad.
to. una figura que es la de quien ha pagado la obra, rico patri- La concepción de la sociedad y la política que elabora la
cio o dignatario religioso. Rápidamente, estos donantes son mentalidad burguesa se contrapone a otra, muy vigorosa,
identificables, como en el cuadro de Benozzo Gozzoli de los propia de la tradición cristiano feudal, en la que lo social y
Reyes Magos. La etapa siguiente es el retrato, y en el siglo lo político, fundidos, se apoyan en una cierta imagen del
XVII Rembrandt no pinta más que retratos de burgueses. hombre. A la imagen dual del hombre corresponde otra ima-
Esta idea es desarrollada por los humanistas, en su examen gen dual de la sociedad, fundada en el principio del privile-
del alma humana a través de la filosofía, bajo la forma de gio. Según esta imagen, la sociedad se compone de privilegia-
cada alma humana. Esto es lo que hará decir a Pascal: el hom- dos y no privilegiados. Los privilegios son legítimos y abarcan
bre es un junco pensante. En el mundo burgués esta imagen la totalidad de las funciones que el individuo cumple dentro
da origen a un concepto singular de la educación. Se trata de del grupo social. El privilegio tiene consenso, es decir que hay
la formación del individuo, del esfuerzo metódico que se vastos sectores no privílegíados que prestan su consentimien-
hace para reducirlo a ciertas condiciones de adecuación a la to a aquel que monopoliza los privilegios: la posesión de. la
sociedad, pero también para conducirlo hacia todo lo que tierra y el derecho a obtener trabajo gratuito, etc. Esto supo-
se supone que está larvado en su mundo interior. Educar es ne una imagen de la sociedad en la que uno de sus términos
obtener la plenitud del hombre, lograr que realice todo lo tiene caracteres definidos y brillantes mientras que el otro,
que tiene de potencial en si, cosa que se imagina sólo a par- amorfo y oscuro, es concebido sólo instrumentalmente, sin
tir del momento en que se concibe al hombre como indivi- los rasgos propios de la persona humana. Aquí está supuesta
duo. En este sentid.o,_ la mentalidad burguesa opera una revo- la concepción organicista: cada grupo tiene una función par-
lución, modificando sustancialmente la imagen del hombre ticular y la sociedad en su conjunto, del mismo modo que en
e· imaginándolo primero cqmo individuo independiente 'd~I el organismo, no funciona sino cuando cada una de las partes
ºnmo. desnués como individuo con caoacidad oara correr
.... - 1- , - - l 4 •
cumole · una función. Esto significa agregar al principio del
una ·cierta aventura y hacer su vida, y luego como individuo privilegio otro jerárquico, pue-sto que la ~abeza ·vale ~ás que
identificado e· identificable. Esta .es_ la_ imagen que redondeó los pies. Respaldando esta imagen de la sociedad hay una teo-
Goethe, cuando habla de microcosmos. ría' del poder, que da por sentada la tesis del origen divino.
Nunca se lo "concibe como poder de facto, siempre es de iure,
fundado en textos muy expresos. Hay un famoso texto de
San Pablo, usado ampliamente en la teoría política medieval,
98 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 99

y mucho después también, en el que se dice que todo el que presentan el designio de cambiar la totalidad de la estructura.
posee poder tiene derecho a poseerlo, porque Dios quiere que Si a partir de estos orígenes la revolución burguesa llega a ser
lo tenga. En consecuencia, su poder debe ser referido a la una revolución, es porque la suma de estos cambios parciales
divinidad, de manera tal que la insurrección es pecado. llega un día a socavar la estructura tradicional de tal manera
Esta concepción tiene gran fuerza porque resuelve el pro- que se quiebra.
blema fundamental del origen del poder y porque le asegura En este largo proceso, en el que sólo se operan pequeños
un fundamento estable. Pero además, se expide sobre lama- cambios graduales, lµ estructura tradicional subsiste, y con
nera de ejercerlo, trayendo los principios del Nuevo Testa- ella las ideas tradicionales, que nadie desafía de frente, de
mento y los del Antiguo, que conciben el ejercicio del poder manera que muchas siguen vigentes, intelectual o consuetu-
en términos paternales. En efecto, suelen traerse a colación dinariamente. Mientras una idea no es atacada porque no se
pasajes de los Salmos y del Pentateuco, que aluden a la etapa Ja considera molesta, peligrosa o enemiga, puede seguir sub-
inicial del pueblo hebreo, inclusive a la nómade. Esta concep- sistiendo, como siguen subsistiendo las formas de la estructu-
ción paternalista del poder, que corno teoría sigue siendo ra. Hay sin embargo algunas ideas propias de Ja concepción
dominante hasta el siglo Xlll o XIV, hace de aquel que deten- tradicional que perduran, no sólo por simple inercia, por el
ta el poder político un hombre obligado a sus súbditos por mero hecho de que no han sido controvertidas, sino porque
razones 'religiosas y morales. Quien detenta el poder no lo ha- han 'sido transferidas y aplicadas de otra manera. Por ejem-
ce para usufructuarlo sino que está obligado, por razones plo en la organización de las corporaciones o gremios, consti-
religiosas y morales, a proteger a sus súbditos como el padre tuidos exclusivamente por burgueses, de pronto se ven fun-
a sus hijos. Esta es la idea que flota en toda la concepción de cionando ciertas ideas que provienen de la vieja concepción
Ja monarquía feudal. de la sociedad privilegiada. Lo que los artesanos piden no es
Estas ideas acerca de la sociedad dual y el principio del que desaparezcan todos los privilegios sino que se les asegure
privilegio, la visión organicista de la sociedad, la teoría del el disfrute de algunos de ellos, con lo cual están manteniendo
origen divino del poder y el sentido de servicio en su ejerci- esa concepción tradicional. Habrá que llegar al siglo xvrn pa-
cio se perpetuaron mucho tiempo, con distinto vigor, en la ra que esta concepción del privilegio, aplicada a la sociedad
concepción burguesa. A diferencia de otras revoluciones, feudal y transferida luego a la sociedad burguesa, sea percibi-
la revolución b4rguesa. no se inicia con un proyecto racional da como verdaderamente maligna y contradictoria con res-
de cambio de estructuras previo al cambio social. Hay más pecto a Ja concepción individualista.
bien un largo. proceso de cambio social espontáneo, en el Entre tanto perdura, al igual que todos aquellos aspectos
marco ·de unas estructuras que permanecen estables en prin- de la estructura tradicional no comprometidos en ese cambio.
cipio, sin que se piense en Ja necesidad o en la posibilidad Duran unos más y otros menos, hasta que un día la ·estructu-
de alterarlas o de transformarlas de manera súbita, sistemá- ra tradicional, ioc.;ada en :;us pilares, se derrumb,a en~~r'.!. E:
tica y total: En cada caso los grupos burgueses van alterando esto no sucede, queda como una estructura espectral y se
las estructuras,. operando pequeñas modificaciones en rela- constituye, cubriéndola o entrecruzándose con ella, ·una es-
ción con el problema que en cada· momento les.interesa. Se tructura mercantilista mucho más sólida. Por este camino del
lucha por una libertad específica -la de cruzar ese puente sin mantenimiento de la estructura y de las ideas adosadas a ella,
pagar peaje, la de evitar que los pongan presos el día del mer- e inclusive por la transferencia de esas ideas a las nuevas situa-
cado·; etc.- y no por la libertad en abstracto. Son todas liber- ciones, muchos aspectos de la vieja concepción se perpetúan
tades muy concretas; nada declarativas, y de ninguna manera Y mantienen cierta apariencia de que las ideas tradicionales
José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 101
100

de la concepción cristiano feudal no se modifican. En el ori- instalarse en un sitio propicio), hacen entre sí un pacto. Pri-
gen de la nueva sociedad burguesa no hay un desafío frontal, mero quizá desarrollen ciertas formas cooperativas espontá-
pero en cambio comienza a aparecer una experiencia que es neas, hasta un momento en que deciden someterse a reglas:
totalmente diferente. La primera experiencia que hacen estas algunas establecen quién ha de mandar; otras, cuáles son los
nuevas sociedades urbanas, de manera espontánea y fáctica actos ilegales y hasta delictuosos. Esta segunda gran expe-
pero inequívoca, es que la sociedad no es un organismo com- riencia es la del pacto, la del contrato social, la de que el ele-
puesto de partes que tienen ~u función predeterminada; en la mento aglutinante de una sociedad es el consentimiento entre
experiencia de la formación de estos grupos sociales queda las partes. De aquí arranca lo que finálmente será elaborado
claro que en el origen están los individuos. Donde permanece y teorizado en los siglos XVII y XVIII.
el señorío, la experiencia lleva a percibir a los grupos antes La tercera experiencia se desarrolla· cuando, en el ajuste
que a los individuos: quienes trabajan son los campesinos del de estos puntos del contrato, se establece quién va a mandar:
señor; quienes mandan son también un grupo, y no interesa cómo se va a elegir el alcalde y quiénes van a ser los regidores.
mayormente las diferencias que haya en unos y otros. Pero El alcalde surge como consecuencia de un pacto político, con
en la experiencia de sus habitantes, es claro que la ciudad no lo cual queda claro que el poder se constituye sobre un fun-
nació porque viniera un grupo de hombres a asumir la funeión damento profano, en contradicción con la tradición cristiano
de herreros y otro la de talabarteros. Cada uno de los que lle- feudal, que sólo concebía el poder como expresión de un·
gan formaba parte de un grupo, del que quiere escapar para mandato de Dios.
vivir de otra manera. El viejo proverbio alemán dice: el aire Esta constitución contractual y profana de la sociedad y
de la ciudad hace libre; se sostiene también que quien vive en el poder puede advertirse claramente, en los momentos inicia-
la ciudad un año y un día es libre y no reivindicable por su les, en las primeras cartas comunales. Son documentos en los
antiguo señor. Y la sociedad urbana se constituye, delante de que no se encuentra ninguna declaración de carácter formal
los ojos de sus habitantes, por individuos de origen diverso, o doctrinario sino un pequeño conjunto de disposiciones sin-
que se agregan, uno a uno, al recinto urbano y al grupo que gulares, casi del tipo de: "el que tenga vacas no podrá nunca
en él vive. pasar delante de la casa de fulano ... ". Se trata de documentos
Esta es la experiencia básica de la que surge toda la filoso· de compromiso, para resolver cosas concretas, detrás de los
fía del individualismo, todas las concepciones sociológicas de cuales está la voluntad contractual, el deseo de resolver los pro-
· tipo individualista. De modo que frente a las concepciones blemas que dificultan la vida solidaria. En ni~guna parte se
intelectualmente muy elaboradas de lo que es la política y la escriben cosas como "nos comprometemos a vivir trabajan-
sociedad en la mentalidad cristiano feudal, lo que aquí apa· do", porque eso era implícito. porque por eso se constituyo
rece h"ci'es 'tina gran teoría sino una experiencia firme, que la sociedad. La 'carta contien~ fundamentalmente ·las prohi-
arraiga porque tiene el matiz de realidad. biciones, los límites a la violación del pacto establecido de
A partir de esta experiencia de que la sociedad la consti- manera espontánea. ·
n':lrtir rlP P<:'t<::1<:- PvnPrii::anl"i'.l<:' h~1':1r'.l<:: h<:1v 11n'.l vioOrni;;:::¡
tuyen ios individuos, se adquieie una segunda experiencia '11_
'~ t' ........ t' ...............
u . . . . . . . . . . . . ., ...... .., ...... u .. ··'"'¡ -··-
a...... .............. ··o~·---

acerca del modo como esos individuos aislados, que han arri· elaboraciÓn. En el cotidiano ·e]ércicio de las .prácticas· espon~·
bádo uno a uno, cada uno con un pasado que ha borrado_, lle- táneas .la idea se va redondeando progresivamente, se va obje-
gaií 'a· constituir una sociedad. Lo que puede percibir~e es tivando primero y lue'go· se va afinando teóricamente. En este
qÜe.. quienes se aglutinan por· intereses comunes y quizá por· PU!fto l.a experiencia primaria está en condiciones de confluir
que aprovechan alguna ventaja ecológica común (como el provechosamente cori tradiciones intelectuales. En el siglo X~
102 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa J03

se produce lo ·que se ha llamado "recepción del Derecho ro- fundamental para la monarquía. Rica y no privilegiada, se
mano". Efectivamente, hay una especie de despertar de este transforma en el sostén del fisco real, de modo que la monar-
derecho, del que se ocupan todas las universidades, tanto Pa- quía se convierte rápidamente en su sostenedora natural;
rís como Bologna. El derecho romano comienza a ser usado al sostenerla la consagra y, con ella, la concepción de la socie-
en forma amplia, como respaldo de la concepción burguesa dad que está elaborando la burguesía a partir de sus experien-
que se venía desarrollando espontáneamente. Allí se encua- cias y de las tradiciones que recibe. Una de las cosas que el
dra la tesis del individuo y también la tesis contractual de la derecho romano sugiere es que cada individuo tiene ciertos
sociedad civil. Pero por otra parte, el derecho público roma- derechos; comienza a desarrollarse así toda la línea del dere-
no había incorporado experiencias y situaciones de la convul- cho natural, o del derecho de gentes, definido por los profe-
sa historia del siglo ¡¡ d.c.; por entonces, a partir de los gran- sores de Bologna y transformado en verdades que aparecen
des conflictos militares que se producen en cada una de las consustanciadas con una forma de organización social.
crisis dinásticas, se empieza a admitir un principio de consa- En directa relación con esto se encuentra la elaboración
grácíón popular del Emperador. Así, en el derecho público de la teoría del contrato y del origen contractual del poder.
también aparece una concepción profana del poder. Naturalmente, las situaciones de hecho y las experiencias ali-
De ese modo, en el momento en que la experiencia espon- mentan el apartamiento de las viejas teorías y la formulación
tánea empieza a robustecerse, se descubre que hay un formi· de otras nuevas. Las sucesiones dinásticas permitían, de un
dable aparato teórico que le da respaldo en su enfrentamien- modo u otro, mantener la ficción del poder divino a través
to con las ideas tradicionales. En primer lugar, el conflicto se de la sucesión en la sangre. El hijo hereda al padre y conserva
da en el seno de las ciudades. Pero pronto la monarquía des- el carisma sagrado. Esto funciona aun cuando haya disconti-
cubre que el derecho romano, además de desarrollar y haber nuidades evidentes. Pero no funciona en absoluto en el caso
asegurado a fondo cuáles son los derechos de los individuos de los Sforza, los Malatesta, Jos Gonzaga o cualquiera de los
y "-U'd\>t.> >l>'rl \<to 1mmao be una -ot>óebab ct>n'lrnc\u:il y 'rns b&i :izgnof¡ '1tahanos. -rretite al proceso por el que esos :i1g1fo-
origen profano del poder, le da todos los elementos para la ri han adquirido poder sobre la ciudad, el principio del con-
lucha contra la clase señorial, contra las aristocracias, porque sentimiento empieza a quedar a la vista. Si no es señor por
todo el derecho romano tiende a robustecer un poder fuer- derecho divino, en cambio ha habido una asamblea que lo
te, que es el poder imperial. La monarquía se transforma en proclamó, a la romana, o bien hubo una reunión en la Cate-
este campo en aliada de la nueva burguesía e impone ciertos dral, en la que los vecinos se juntaron y votaron, o algo equi-
elementos, ya con el sello del poder monárquico. Respecto valente. Cuando se admite que ese consenso manifestado de
de la sociedad, se sigue admitiendo que existen privilegiados manera institucional equivale al derecho divino, se ha admiti-
y no privilegiados. Pero a los ojos de la Corona son todos súb- do la tesis del contrato. Es necesario llegar a fines del siglo
ditos, con lo cual el sistema de la sociedad dual queda toca- XVIJ cuando Locke, acuciado por la necesidad de legitimar la
do, aun cuando haya que esperar a la Revolución Francesa decisión del Parlamento de coronar a María y Guillermo, for-
para que caiga. La potestad del rey no puede admitir in roto mule esto en términos filosóficos en el Segundo Tratado del
a la sociedad dual. Admite en cambio que, independiente- Gobierno Civil. Son los mismos términos que luego extrema-
mente de que en la sociedad haya dos grupos, privilegiados y rá Rousseau en El Contrato Social.
no privilegiados, con respecto al rey existen ciertos deberes Se trata de la compleja elaboración de ideas que vienen del
que ponen a todo el mundo en la misma situación. derecho romano y de la filosofía natural, por las cuales se le
De entre sus súbditos, la burguesía tiene una importancia da validez teórica y fundamento institucional a algo que
! Estudio de la mentalidad burguesa 105
104 José Luis Romero!
. . . . . . . /da casi como una función normal, ~orno u.n de~echo fundado
const1tu1a una expenencia bas1ca, como era la idea ~e la SO·¡ en la naturaleza misma. Esto implica, mas alla de que en el
ciedad conformada por mdmduos, aglutinados en virtud de¡ orden fáctico los actos económicos existan y tengan lugar, un
un contrato, que delegaban el poder en uno de ellos, en vir-¡ rechazo de la actividad económica metódica, sistemática, que
tud de sus p~opias atribuciones, porque ellos eran la fuente¡ queda palmario· en el momento en que ~parece, frente a las
de la soberama. . . . 'formas de producción natural, la econom1a de merca.do.
La tesis del contrnto resuelve el problema de la leg1tumd~d La peculiaridad del acto económico n~ se percibe hasta
del poder pero deia pendiente el problema de la soberama" ue no se recibe el impacto de la econom1a de mercado. En-
Sin duda, el pueblo es la fuente, de ~oberanía. ¿La. enaj~na! ~nces, la percepción se manifiesta en primer término en un
total o parcialmente? ¿Puede re1vmd1carla? .Esto dmdira la¡ rechazo brutal: la economía de mercado es pecaminosa Y ese
opinión inglesa en torys y whigs. Los pri.meros afirman que¡ carácter aparece simbolizado en la idea de usura, .que com·
cuando _el pueblo, en un acto de co,nse.nt1m1ento.' enajena la, prende todas las actividades donde mterv1ene el dmero .. Esa
soberama, pierde el derecho de re1vmd1carla. Q~ienes, como es la respuesta de una mentalidad que ha u?1do la _actmdad
Locke, dicen: el pueblo es la fuente de soberama y, en con-, económica al servicio personal, a la obtenc1on de bienes me-
secuencia, nunca pierde el derecho de reivindicarla, afirman', <liante mecanismos de fuerza y con destino al uso y no al
el derecho a la revolución y el principio de la monarquía limi .. intercambio.
rada. Esta es la cuestión que quiere resolver Montesquieu con Cuando fuera de esta sociedad dual se forma una ínsula
el principio de la división de poderes. Toda esta discusión de economía de mercado, ésta comienza a operar sobre
mueve el pensamiento político desde d sigl.o x;r. al xvm, aquélla. Hay primero una sustracción de mano de obra: los
pero en el fondo se encuentra esta experiencia bas1ca: la so-, siervos huyen a las ciudades. Hay luego competencia Y-Wn· ·
ciedad se constituye sobre la base de individuos aislados, que flicto entre los ricos en tierras y los ricos en dinero Y.. a la lar-
se unen entre sí en virtud de un contrato l!brem_ente estable-: ga, aquéllos aspiran a este tipo de riqueza, con lo cu.al comien-
cido, y que delegan en uno de ellos el eJerc1c10 del poder zan a tratar de transformar su sistema de produccion, orgarn·
sobre la base de un principio profano. Quedaban dos pro ble-, zándolo para el mercado. ,
mas pendientes qu~ sólo se resolverían en el siglo XIX, al ~a- Esta experiencia se desarrolla con más intensidad ei; el
lor de nuevas expenencias sociales: el del 1guahtansmo pollt1· ámbito de las ciudades, donde se crea el mercado. f.nt)!s de
co y el del régimen.político der:iocrático y repre~entativo. , que esto se convierta en una idea abstracta, tiene un~ existen-
. Un proceso s1m1lar caractenza la conf1gurac1on de la con· cia material y concreta: casi todas las ciudades empiezan por
cepción burgues~ de la ,vida económica. Para entender cuál establecer la plaza del mercado, o por ubicar en la Plaza -~a­
era la concepc10n propia .de la mentalidad crntiano. feudal, yor,junto con la Iglesia y el Ayuntamiento, esto que no_ tiene
en este campo es necesario hacer un esfue_rzo 1magm~t1vo:: un edificio perdurable y destacado, pero ~ue a los ojos de
en una sociedad dual, que tiene tan asurmda la noc10n de todos es el alma de la ciudad. En torno de el se desarrolla un
privilegio y en la que existe un consenso sólidamente acep~a· conjunto de experiencias primarias, fundacionales, de la vida
do acerca ~e la fu~ció~? los debeie~ de cada. un.o, la pccul1a-. económica, que luego decantan, se objetivan, se expresan. . e}1
ridad, realidad e h1stonc1dad de la vida econom1ca se oscure· términos abstractos y terminan configurando una ,leona
ce. Hay quienes tienen. la tierra,, dominan., a los..,carhp_esinos y econom1ca.
• · , .
viven del trabajo de estos campesinos sobre la .tie~ra, pero . La primera experiencia consiste en descubrir que el ~.scen­
esto no se percibe como, una función económica. La idea de so económico implica el ascenso social. Quien tiene ma~:_s1-
privilegio es tan fuerte- que esa función eéonó1¡1ica. e·s pércibi·,
107
106 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa

multáneamente ocupa una posición más alta en Ja sociedad, prácticas cotJ·d·ianas, va a empezar a llamarse las leyes del
de una manera inimaginable en la sociedad dual y fundada en mercado.
el privilegio. En la ciudad, el espectáculo de la nueva riqueza La tercera experiencia tiene que ver con la moneda Y sus
es asombroso, tanto por Ja rapidez de su adquisición -mu- usos. Los nuevos bienes y servicios que se intercambian en el
chos recuerdan el modesto origen de Jos grandes magnates, mercado urbano se expresan en moneda; pero pronto tam·
o de sus padres- como por los métodos en cierta forma inu- bién se expresaron en moneda las prestaciones que Jos cam·
sitados de adquirirla: no es Ja guerra afortunada, como hizo pesinos debían a sus señores, que tradicionalmente _se abona·
el Mio Cid, sino una empresa, igualmente riesgosa, pero de ban en productos o en trabajo. Necesitados. ~e dmero, los
índole mercantil. Pese a que los nuevos ricos procuran incor- señores aceptaron y estimularon la conmutac1on de esos ser·
porarse a las antiguas clases privilegiadas, adoptando. sus for- vicios. De ese modo, la moneda fue expresando la progresiva
mas de vida o emparentándose, y haciendo pasar por vieja despersonalización de las relaciones, no sólo entre com~ra­
a la nueva riqueza, el tránsito es demasiado reciente como dores y vendedores sometidos a una regla . abstracta smo
para que Jos supuestos de la sociedad dual y privilegiada que- entre señores y campesinos, en los que Jos antiguos lazos per·
den en pie en las ciudades. Poco a poco, la vieja imagen de Ja sonales comienzan a objetivarse. Por otra parte, la mo~eda
sociedad va dejando paso a una imagen nueva, en la que Ja so- comienza a ser percibida como el verdad~ro :!eme~to dmam1·
ciedad aparece claramente dividida en ricos y pobres y en Ja co de Ja economía: Jean de Meun decia: el dinero no es
· que las divisiones no son eternas y absolutas sino que están bueno más que para ~astarlo" y _agregaba que la natur.alez:
sujetas a los avatares de la Fortuna. de las riquezas cons1st1a en que c1Tcularan. L~ cuculac1on d
La segunda experiencia es el descubrimiento de Jos meca· Jos bienes, y su velocidad, comienza a ser per~1b1da como uno
nismos de la economía de mercado. En una economia esta· de Jos elementos propios de Ja nueva economia mercan.t11.
ble como la regida por el mundo rural, en Ja que la oferta y La moneda, fenómeno novedoso sobre el que ex1st1a .poco
la demanda no cambiaban mayormente, era posible pensar saber acumulado, da Jugar a otras experiencias sorprnndentes.
que existía una relación definida entre Jos bienes, una pauta La enorme variedad y diversidad origina una actividad smgu·
0

de equivalencia, que Jos tratadistas definían como el "justo Jar: Jos cambistas; pronto, q uienes tienen en la mano mucho
precio". En Ja economía urbana se intercambian productos dinero descubren que éste es una mercancía igual a las otras,
nuevos, cuyo precio nadie puede precisar, como Ja pimienta. y que existe en torno de ella una oferta y una demanda:. qme·
Quien Ja tiene Je asigna un valor y reclama ese precio; más nes tienen que iniciar un negocio necesitan dinero y estan d1s·
aun, puede recurrir a restringir Ja oferta para aumentar la puestos a pagar por esto. En el contexto tradicional, en el
necesidad de ese producto. Quien Ja compra, a su vez, ofrece que cada cosa tenía su precio "justo''., era totalm_ente mad'.'11·
Jo que cree conveniente, y recurre a su vez al no comprar. sible que un mero instrumento tuviera su prec10. De alh la
El regateo, que constituye Ja vida de Ja plaza, en el que jue- condenación, como usura. La fuerza de e~ta .conde~ª. fue
gan la astucia, la habilidad y Ja malicia, termina en un acuer· grande, y nadie se atrevió a combatirla en term~nos teoncos,
do, una transacción. De esa experiencia primaria va surgiendo pero Ja práctica -inclusive de los propios ecles1ast1cos- mar·
una nueva idea acerca del precio: éste refleja un equilibrio, chó en otro sentido, y poco a poco fue abriéndose c·ammo
cambiante e inestable, entre quienes venden, y pueden no una nueva idea: Ja posesión del dinero da lugar a una iusta
vender, y quienes compran, y también pueden no hacerlo. retribución, que no es usura sino "interés". ,
Oferta, demanda y precio son las bases de lo que, en una for- Una última experiencia vinculada con la moneda. Era mu)
mulación un poco más abstracta pero siempre adherida a las f:íciJ limar Jos bordes y extraer algo del metálico; si se trataba
108 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 109

de un particular, podía ser condenado por monedero falso. tiempo, y sólo en el siglo XVII! se descubrirá qué la riqueza
Si se trataba del propio Rey, no había quien lo condenara. no está en el dinero sino en las cosas.
Las necesidades crecientes empujaron a los reyes al fácil re- La quinta experiencia tiene que ver con la incidencia del
curso de la manipulación monetaria, que desencadenó en el poder político en la economía. Antes de que los reyes descu-
siglo XIV los procesos de desvalorización de la moneda y de brieran que la economía urbana constituía la fuente más
la inflación. Más allá de las condenas, esto también es fuente segura de sus ingresos, los señores ya habían conocido las
de enseñanza. Se. descubre que, a más del fisco, hay otros po- ventajas de la expoliación de los ·comerciantes: uno de los
tenciales beneficiarios: quienes perciben ingresos en monedas recursos predilectos de los señores, desde el siglo XI, es el co-
fuertes, porque están en el negocio del gran comercio interre- bro de peajes e impuestos de todo tipo al comercio. Desde el
gional, y pagan salarios en moneda débil. Hay, por otra parte, principio fue claro que la riqueza mueble estaba inevitable-
quienes descubren que su actividad es imposible sin una mo- mente sometida al fisco expoliador. Pero pronto se descubdó
neda estable y reconocida: la moneda empieza a valer tanto que quien tenia el poder podía favorecer la actividad mercan-
por" su contenido intrínseco como por la autoridad que la til. Lo supo el comerciante o el artesano que quería excluir
respalda. Todas estas experiencias son las que empiezan a al extranjero competidor; también el mercader que, en Orien-
decantar en una teoría de la moneda, cuyas primeras formu- te, se aseguraba mediante regalos a los reyezuelos-locales el
laciones, con un cierto grado de abstracción, aparecen ya en suministro de las especias, o que pagaba bien caro a los jefes
el siglo XV. musulmanes el derecho de participar en el negocio. También ló
La cuarta gran experiencia es la del atesoramiento. Las pe- entendieron los comerciantes, asociados en gildas o hansas,
queñas empresas individuales, del mercader o el artesano, que obtenían de un rey o un conde el derecho a comérciar
propias de las etapas iniciales de la revolución burguesa van en una ruta con exclusividad. Cuando los burgueses alcanza-
dejando lugar a otras más vastas, que requieren de mucho ron el gobierno de las ciudades supieron utilizar el poder
más dinero para iniciarse. Comerciantes enriquecidos, o seño- político para asegurar sus negocios, para dominar y eKplotar
res que desean probar la aventura económica, allegan fondos, a los campesinos de los alrededores, para doblegar a ciudades
al tiempo que se desarrollan las primeras formas de empresas competidoras, como hicieron los florentinos con los de Siena.
comerciales. con distintos socios capitalistas. La experiencia Luego, sometidas las ciudades al poder real, supieron aprove-
cotidiana de la ganancia y la reinversión, de la diversificación char ese poder potenciado para ampliar, a su sombra, el radio
de las inversiones y de la formación de compañías va abrien- de sus negocios. Así, la idea de que toda actividad lucrativa
do camino a la idea de que la riqueza se acumula, y que esto suponía un cierto privilegio, y que quien contara con el po-
es propio de la economía mercantil. No siempre esa riqueza der podía asegurarse ese privilegio, arranca de las más tempra-
toma el camino de nuevos negocios. Los giros de la rueda de nas experiencias de estos grupos.
la Fortuna -imagen ro.mana que resurge vigorosamente en Todo esto constituyó la práctica espontánea de la vida
esta época- son tan rápidos que suscitan el deseo de atenuar- económica urbana, de la actividad de quienes -si se lo pre-
los, sacando las ganancias del negocio riesgoso, comprando guntaran- seguían creyendo quizás en los valores del justo
tierras o, simplemente, guardando el dinero en tinajas. Así precio y de la usura. Poco a poco esta práctica fue dando
como la riqueza se acumula, la forma más visible y caracterís- lugar a una nueva ·teon·a. Cuando la economía urbana se
tica de esta acumulación, claramente ligada a la experiencia incorpora al marco de las monarquías nacionales, esta prácti-
cotidiana de la ciudad, es el ·atesoramiento del dinero. Esta ca, sin muchos cambios, recibe un nombre y una formulación
idea va a dominar el pensamiento económico durante mucho objetiva: el mercantilismo. Más que una doctrina pura, es un
11 o 1 JI
José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa

conjunto de principios a menudo contradictorios, que refle- hecho de que a la larga haya aparecido una disciplina destina-
ian las experiencias de la nueva econo1m·a, mezcladas con mu- da a tratar este problema significa una crisis: el problema de
chas ideas prácticas propias de la vieja estructura. Las leyes la moral se ha secularizado, y por eso aparece una disciplina
del mercado, de la oferta y Ja demanda, aparecen mezcladas especial, la ética. En la concepción teológica, la ética es ape-
con los principios del privilegio y el monopolio. La teorla nas el desarrollo de una de las ideas, fundada en ciertos aspec-
de la moneda estable es relativizada por las necesidades domi- tos del pensamiento teológico; no es un sector que merezca
nantes del fisco. El principio de la circulación de la riqueza se un examen particular, porque no existe por si mismo: es
combina con la práctica del atesoramiento y la idea de que simplemente una derivación del problema central, el proble-
un Estado es fuerte cuanto más metálico acumule. El princi- ma de Dios y de lo que El ha establecido para la eternidad'.
pio de la ganancia individual a menudo resulta contradictorio Como problema, la ética existía en el pensamiento griego
con los criterios de grandeza del Estado y la nación. Final- y en el romano. Fue el cristianismo -el que no pudo asignarle
mente, la idea de que el mercado tiene sus propias leyes -al un campo específico, porque el pensamiento religioso supo·
modo que las tiene la naturaleza- no termina de separarse de nía una teoría de la conducta totalmente implícita. El primer
aquella otra según la cual los reyes -como un Deus ex machi- rasgo de esa ética in1plícita es su carácter dogmático: la ética
na~ pueden y deben regularlo. Sólo en el siglo xvm, con los es sólo una explicitación del Decálogo; éste es la piedra angu·
fismcratas, Ada_m _Smith y, en general, el liberalismo, el pen- lar del pensamiento ético, de la conducta ética. Alrededor de
samiento econom1co alcanza a expresarse en términos tan él se construye un edificio en el que entra una cierta práctica.
cl~ros Y desc~biertos como, en otra esfera, lo hace el pensa- apoyada siempre en textos: el Libro de Job, ciertos Salmos.
miento c1ent1 fico. Toda ética reposa sobre una verdad revelada: se afirma la vali-
dez eterna de un conjunto de normas cuya formulación es
general y se refieren a problemas eternos de la conducta hu·
6. Etica, religión y metafísica mana. Pero existe sin duda una serie de aspectos que no se
refieren a problemas eternos. Por ejemplo, lo de .. no roba·
Como ya señalamos, la irrupción de la mentalidad burgue- rás" es una expresión que no tiene sentido sino dentro de un
sa no es el fruto de una revolución catastrófica sino un lento cierto régimen de propiedad: en una organización. de tipo
proce_so en el que la concepción tradicional perdura e influye comunitario tiene menos sentido que en aquella donde está
de mil maneras. Las formas nuevas que la mentalidad burgue- sólidamente constituida la propiedad privada. Otros concep-
sa mtroduce son primero formas simples, espontáneas, que tos son menos generales y más prácticos que el "no matarás"
van acumulando ciertas experiencias, que terminan por fijar o "no jurarás por el nombre de Dios en vano". pero todos tie-
formas de conducta y de opinión, y que sólo a la larga sera- nen un fondo dogmático.
c10nahzan. y transforman en doctrina, de manera que aquella A partir de esto, se supone que estos principios morales,
perdurac1on de ideas originales suele ser considerable. que tienen un fundamento dogmático, también tienen _vali-
. Con el tiempo, la ética adquiere en el pensamiento filosó- dez universal: no son históricos, no dependen de determina-
fico _moderno una autonomía que no tenía en la concepción do tipo de sociedad sino que son eternos. La norma es inmu-
cnstiano feudal, y esto ya constituye una ruptura. En la con- table, no es objeto de controversia ni de ajuste por una socie-
cepción tradicional, los problemas éticos están totalmente dad que piense, por ejemplo, que no se deba robar sino en
induidos dentr?. de la cre~ncia religiosa, al punto que podría una circunstancia, y que en otras circunstancias esto podría
decirse que la et1ca tradic10nal reside en el Decálogo. El solo ser Hcito. La norma es dogmática, inmutable y ahistórica.
112 José Luis Rom~ro Estudio de la mentalidad burguesa 113

Junto a eso~ elementos, que la ética cristiana saca de la nos a ella. Es el caso, por ejemplo, de contradecir el principio
doctrina religiosa, hay ciertos rasgos que provienen de for- de no desear la mujer del prójimo en. nombre de la teoría
mas típicas de la sociedad feudal, corno normas referidas a la griega del amor. Pero si en cambio se elige de la ética judeo
lealtad y la obediencia, que configuran una ética práctica. cristiana una de las ideas axistentes, pero que no es de las pre-
La ética de la lealtad es propia de la caballería heroica; cuyas feridas por la ortodoxia, se puede producir un enfrentamien-
actitudes e ideales, de origen germánico, son diferentes y to similar sin negar los fundamentos. Esto es lo que hicieron
hasta opuestos a los cristianos. Pero, según se fundamenta, los herejes del siglo XI o XII: tornan el texto del Nuevo Testa-
esa conducta está al servicio de la fe; el acto heroico, con !o mento, toman las palabras de Cristo en los momentos de
que tiene de crueldad y maldad, se justifica en tanto se reali- prédica más sublime e idealista, y las echan contra la Iglesia
za en defensa de la fe. El caballero es un héroe al que todo feudal. Nadie podía acusarlos de paganismo. ·
le está permitido, porque lo hace para servir y justificar la fe. Así, cuando recuerdan que Cristo afirma que el sábado ha
Así, en la Canción de Rolando, uno de los principales sujetos sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado,
de proezas de esta índole es el obispo Turpin, quien se com- están planteando una lucha contra la moral del Templo. Esta
porta corno cualquier guerrero, pero antes de entrar en bata- corresponde a una de las grandes tradiciones que coexisten
lla bendice a los caballeros. En esta bendición está implícito en la Biblia: la de la ortodoxia ritualista, en la que los fun-
el principio básico: la defensa de la fe justifica una conducta damentos de la religión son los ritos, lo formal. Contra esta
heroica y no cristiana. Con respecto a la obediencia, esta vir- línea -contra los fariseos y el ritualismo- se levantan los
tud corresponde a las clases bajas; para un siervo, esto equi- Profetas primero y Cristo después: el hombre fiel, simple,
vale en cuanto a mérito a lo que para un caballero es la muer- no ha sido hecho para los ritos; éstos deben servir para robus-
te en defensa de la fe. Estas son las formas reales que tornan tecer y formalizar la fe del creyente, pero no b'astan, pues lo
los principios éticos cuando se ajustan a la sociedad feudal, verdaderamente importante es la fe y la bondad del corazón,
y que revelan su historicidad real, más allá de su pretensión la virtud, etc. Esta polémica entre la moral del Templo, que
de inmutabilidad. luego es un poco Ja moral burguesa, y la corriente espiritua-
El componente cristiano feudal de esta ética tiene una lista reaparece cada cierto tiempo en la Iglesia, desde San
doble raíz, judía y cristiana, o sea el Antiguo y el Nuevo Tes- Francisco en adelante, con la misma característica: se da la
tamento. El Nuevo Testamento coincide con una de las varias batalla contra la ortodoxia fundándose en determinados tex-
líneas de pensamiento que hay en el Viejo, la del Libro de tos b1blicos.
Isazas, la de los Profetas y el Deuteronomio, pero no con el En síntesis, las corrientes que se fundan en el pensamien-
pensamiento de lo que se llama la religión del Templo, es de- to doctrinario cristiano y en los desarrollos de la Escolástica
cir la religión levítica. La diferencia tiene bastante importan- presentan una moral esencialmente dogmática, apoyada en
cia, pues si existen dos corrientes puede optarse por una u fundamentos absolutos y con normas eternas e· inamovibles.
otra, sin negar el fundamento dogmático y la inmutabilidad Por otra parte, a partir de las formas de vida propias de la
de la norma. Es decir que se puede hacer una revolución con- sociedad señorial, se desarrolla una moral práctica: de la leal-
tra una corriente, optando por la otra pero encontrando apo- tad para las clases superiores y de la 'obediencia para. las infe-
yo en los mismos principios. Si alguien se enfrenta con algu- riores. Queda, finalmente, la virtualidad, la potenCialidad_
no de los principios del Decálogo en nombre de otro sistema de' un reavivamiento religioso de tipo espiritual, apoyado en
de valores, se comporta como un pagano porque desafía los la línea profética cristiana, que es antiformalista'. ·
fundamentos de la ética cristiana con principios que son aje- Este es el contexto en el que ·aparece la mentalidad bur-
114 José Luis Romero Estud'io de la mentalidad burguesa 115

guesa, que hace aportes singulares en el campo de Ja ética. ni pecado ni delito pero que constituyen una violación de las
Las formas de vida propias de Ja burguesía urbana requieren normas de convivencia.
de un sistema de normas nuevo; algunas son normas jurídi- El conjunto de estas nor.mas constituye una nueva moral.
cas, que se establecen por vía contractual: Ja fe del deudor No reconocen un origen sagrado: elaboradas en la conviven-
es una norma moral que se establece en función del tipo de cia y fundamentalmente en el consentimiento, son históricas
actividad predominante en las ciudades, y fuera de lo que se y no absolutas. En consecuencia, son mutables. Estamos ante
legisle, queda una norma moral que funciona en virtud del una moral secular que se destaca en un trasfondo de normas
consenso. Lo mismo ocurre con las normas referentes a Ja básicas que son sagradas pero que no bastan para resolver Jos
vida de la familia burguesa, que no tienen respaldo en la tra- problemas de Ja convivencia. Este conjunto .de normas, vana·
dición hebreo-cristiana, ni en la cristiano feudal, ni tampoco bles según las distintas colectividades y nacidas del consenti-
en la romana, puesto que Ja familia romana no era una fami- miento, conforman una moral de fundamento social, que no
lia cristiana. se apoya en Ja palabra revelada o el principio di.vino sino en
En síntesis, la sociedad y las formas de vida urbana re- el consentimiento de Ja comunidad. Lo que es inmoral para
quieren de todo un sistema de normas que no tienen funda- un grupo en un momento puede no serlo para otro grupo,
mento eterno, inmutable y divino, sino que salen de la con- o para ese mismo en otro momento. . , . .
vivencia. s~ relacionan con la vida familiar, con Ja actividad En el contexto de esta moral secularizada, h1stonca, nac1·
comercial, con las actividades eróticas, todo lo cual adquiere da del vínculo y que no conoce más fundamento que el con·
en la ciudad una forma singular. Se vinculan también con las sentimiento del grupo social, se percibe la debilidad de su
relaciones de persona a persona, en un ambiente cerrado co- fundamento, sobre todo al ser medida con la solidez del fun·
mo es el ·urbano, con las formas de cortesía y de respeto mu- <lamento religioso. Una comunidad acepta que, para ella, una
tuo. Por otra parte, aparecen una serie de exigencias nacidas norma es inviolable y es capaz de sancionar de distintas mane-
de las peculiaridades de una sociedad que empieza a ser fuer- ras al que Ja transgreda. El fundamento de esta norma es el co?-
temente individualista: el respeto a la intimidad, a Ja vida senso misterioso, que hace que todos consientan de comun
privada. y tácito acuerdo en defenderlo. Pero, medido con la vara de
Estas normas no encuentran fácil respaldo en la tradición Jo sagrado, éste es un fundamento débil. Aparece entonces
cristiano feudal. Fuera de la clase señorial, Ja familia tiene el intento de buscar una racionalización del fundamento. En
un significado muy peculiar, que difícilmente engarza con el esta segunda etapa, a Ja ética nacida de la experiencia le suce-
que es propio de Ja sociedad burguesa. Los campesinos de ori- de un intento de ética fundada en la razón, tal como lo hacen
gen servil que llegan a integrar la burguesía, para constituir su Spinoza o Kant.
familia han debido, primero, ganar su libertad. Y esa nueva fa. El punto fundamental de este razonamiento es el famoso
milia burguesa elabora una nueva moral, que rige las rela· aforismo de Kant: "obra de tal manera que tu conducta pue-
ciones recíprocas, Ja vida erótica, la privacidad de cada une da ser erigida en regla universal''. Para ello tiene que tener
de sus miembros, las relaciones de padres e hijos, Jo concer- algo parecido al fundamento religioso, pues el mero consenso
niente al pudor, etc. Todo eso significa Ja creación de una es histórico, va y viene. La línea de Ja filosofía que nace. de
moral nueva, constituida simultáneamente con Ja sociedad la burguesía, y que conocemos con el nombre de pensamien-
burguesa, que se codifica con un nombre revelador: Ja urba- to moderno, descubre que Ja contraparte ?el fundamento
nidad. Las reglas de Ja urbanidad son las de la sociedad ur- religioso es el fundamento racional. La razon en abstracto~
bana, donde hay cosas que no se pueden hacer, que no son con prescindencia de Jos vaivenes de Ja h1stona, llega a 1
116 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 117

conclusión de que una cierta norma es racional, y eso le con- La moral del trabajo y la moral de la riqueza constituyen
fiere un fundamento tansólido como el religioso. . los dos puntos críticos de la nueva moral burguesa, aquellos
¿Cómo puede acercarse esta nueva moral a la tradicional? donde más difícil es disimular su incompatibilidad con el sis-
Todo este conjunto de normas no nació del propósito de tema tradicional y donde más campo de presión encontrarán
constituir una nueva moral sino como el fruto de la convi- los incipientes movimientos antiburgueses, o más exactamen-
vencia espontánea. Sólo a partir de un cierto momento se te antipatricios. Las acusaciones contra la riqueza se refieren
descubre que todas ellas configuran una nueva moral. En al- no a los viejos señores, dueños de una riqueza tradicional e
gunos casos se trata· claramente de normas contradictorias incuestionada, sino a los nuevos ricos urbanos, con los carac-
e insostenibles y en ésos casos, con prescindencia de que teres del publicano romano. Muchos se lanzan contra ellos,
todo el mundo siga acatando las normas tradicionales en lo ricos de una o dos generaciones, enrostrándoles textos de fa
gen~ral -más aún, sin que a nadie se le pase por la imagina- Biblia. Es lo que hace Francisco de Asís, cuando devuelve
ción el rechazarlas- se van reemplazando unas por otras, se las ropas a su padre, un burgués con las manos manchadas
van afinando y buscando matices. Esta es la primera forma por el dinero.
de la adecuación. Progresivamente se descubre qve, juntando Frente a esto la burguesla se defiende creando una moral
unas con otras, esas normas componen un mundo moral, que ad hoc, que no tiene ni pueue tener más fundamento que el
puede ser discutido. Uno de los puntos centrales de la discu- consentimiento, pues la elaboración de un fundament.o racio-
sión es el fundamento de ese mundo, y el hallazgo del pensa- nal es una tarea larga, que no madurará sino en el siglo XVII
miento teórico es encontrarle un fundamento racional que o xvm. Mientras tanto la Reforma, que es una variante reli-
lo ponga por encima de la historia. giosa típicamente burguesa, se esfuerza por encontrar en el
Estó no resuelve los problemas de la adecu~ción, sobre Antiguo Testamento textos que exaltan la moral del trabajo
todo en ciertos campos como el del trabajo o la riqueza, don- y otros que exaltan la moral del premio en este mundo, tal
de !a-condUadón e& .casi <mµo&ible. Considetemo5 el tema del ww.o p•J.P..r.l.e b.altarse en e! Ubm de Job. A~( se crea '.!n (Sin'.!-
trabajo. Muchas discusiones teológicas y también prácticas bra esa formidable comunidad cerrada que hace del trabajo
giran sobre el tema de Marta y María: una laboriosa y la otra y la riqueza la suprema virtud, pues en el Antiguo y el Nue.vo
consagr~da a orar y servir a Dios; en favor de esta, natural- Testamento pueden encontrar su fundamento tanto Fran~is-
mente, se inclina Cristo. Para los burgueses, en cambio, el co de Asís como Calvino. .
mérito no es la devoción, y mucho menos el ocio, sino el tra- Calvino expresa acabadamente una de las variantes que la
bajo. El tema será resuelto finalmente por el calvinismo, pero mentalidad burguesa introduce en las formas de religiosidad.
su elaboración es muy anterior.Junto con él está el de la mo- La idea cristiana del premio y el castigo se tra'slada del mu.~­
rál del hlcro. En el Testamento se dice: "más fácil pasará el do posterior a la muerte a este mundo, transformad~ª en éxito
camello por el ojo de una aguja que entrará un rico en el Rei- o fracaso: en las ocupaciones prácticas,. en un negocio, en una
no ·(Je Dios". Pero sin embargo, también hay una moral de la aventura de tipo político, pueden hallarse signos inequlvo~o's
,;q. ~1P.~'l ;.11P:
&.l
rlPhP. ..,..,
'1. ..... "" ..,....,...,...,
.......... ~...,.,
ePr ~Aet¡:i.nirl'l
• .,..., ........... u ....... Ao <:Jlcn'1n• mnrln
'-6.., .,..,_b.,. l Tn'l r'V'\e;h;l;_
1&av ... ....,. i.-'••u. y v ...uvu.4 del premio o el castigo de Dios. He aquf la teacción a toda la
dad es expurgar los textos sagrados en busca de alguna ver- línea dominante del Antiguo y el Nuevo Testamento, que.
. sión alternativa de la dominante; otra, ·repetir la versió!J canó- afirma que la vida humana és puro pasaje a la vida etérna .
nic~ · 1o·s domingos, en el momento de la misa, y olvidarse el Calvino puede sustentar la posición cor¡traria en el Libro de
resi'ci de lo¿ días, y atenerse'a·.aquella otra norma, socialmen- Job. La fuerza del text.<:> btblico es tal que_ no era fácil siquie-
te fundada, según la cual ser·rico·es una virtud. ra enfrentarlo con otro texto bíblico, pues entonces se entra-
118 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 119

ba i;n l_a peligrosa vía de la exégesis y el hombre se transforma na. Pero todo eso significa, en última instancia, que existe
en arbitro del texto. para el individuo la posibilidad de una religión personal, que
Es sabido que el Libro de Job es un texto polémico en el no requiere de la Iglesia como intermediaria.
que c?~xisten. distin.tas líneas interpretativas. Los dos a:nigos Sin necesidad de llegar a los extremos del misticismo, el
que v1s1tan a Job e intentan explicar las desgracias que le han individualismo se manifiesta en pequeños signos de virtud,
so?revenido _representan la línea de la moral del Templo. El con los cuales cada individuo cree tener la posibilidad de un
pnmero sostiene que las desgracias se originan en algún gran papel especial en la Ecclessia, es decir en la comunidad de
pecado de Job mientras que el segundo afirma que Dios no Jos fieles. Puede estar más cerca de Dios si, por ser persona
se expresa de esa manera. Desde allí se plantea una vasta importante, el sacerdote lo sienta en primera fila, al lado del
polémica,_ que ~an a tomar en su momento Descartes y Male- coro. Puede estar más cerca de Dios si tiene mucho dinero y
branche. Este ultuno, y en general el ocasionalismo afirman le encarga a un pintor un enorme crucifijo, en cuyo pie él
que Dios está en todas partes, que todo lo que ocu;re es sig- mismo es representado orando. Son todas formas de virtud,
no _de la volu_ntad de Dios. De allí a la noción de premio y en las cuales el individuo se siente en situación singular res-
castigo hay solo un paso. Esta es la línea de los jansenistas pecto de los demás.
de Port Royal. La otra tesis, sostenida por Descartes supone Esto es una revolución que alcanza su corolario el día en
que Dios no se ocupa de nada, que ha otorgado al h~mbre el que Lutero afirma ·que la Iglesia no es necesariamente inter-
libre albedrío y hace, en el momento de la muerte, un balan- mediaria, no ya entre Dios y el hombre sino entre el Texto
ce. De allí deriva la concepción delsta según la cual Dios dio divino y el hombre. Es posible y lícito que cada cristiano se
a los hombres el libre albedrío y a la naturaleza sus leyes, enfrente con el texto sagrado y lo interprete a su manera,
con lo cual la potestad de Dios se aparta considerablemente lo que, como es sabido, derivó en la pérdida del carácter ecu-
de la conducta humana. · ménico de la Iglesia y la aparición de infinidad de sectas.
En resumen, la mentalidad burguesa se manifiesta en el
Las variantes más singulares que introduce la mentalidad ámbito de la religiosidad de múltiples maneras. Una es el tras-
burguesa en las fonnas de religiosidad son las que tienen que lado de la noción de premio o castigo del cielo a la tierra;
ver con el papel del individuo. En esa sociedad fuertemente otra es la interpretación individualista de la doctrina, que se
individualista, el sentimiento religioso adquiere un carácter da bajo la forma extrema del misticismo, bajo la fonna prác-
su;gular, _una de cuyas formas es el misticismo: una concep- tica del limosnero o el donante, o bajo la forma doctrinaria
c10n segun la cual un individuo, por un acto psicológico, del individuo que es intérprete del texto sagrado, sin necesi-
puede entrar en contacto directo con la divinidad sin Ja dad de intermediarios.
intervención de la Iglesia como intermediaria. La' Iglesia
rechaza esto, y lo condenó todas las veces que pudo, pero no Digamos para terminar dos palabras sobre la metafísica.
siempre, porque el misticismo puede ser compatible con las En la concepción cristiano feudal no hay metafísica sino teo-
declaraciones más fervientes de respeto a la Iglesia. El místi- logía. Si la expresión "metafísica" quiere decir más allá de
co, como_ Santa Teresa o San Juan de la Cruz, presenta su la naturaleza, es evidente que en la doctrina sagrada lo que
exp~nenc1a como un don de Dios. No es él quien ha buscado estaba más allá era Dios y el mundo de lo sagrado. El simple
a Dios, cosa que sería pecaminosa, y que la Iglesia podría hecho de que aparezca la metafísica como disciplina especu-
condenar como acto diabólico; es Dios quien busca al indivi- lativa indica que el tema de lo que está más allá de la realidad
duo. El éxtasis puede explicarse como obra de la gracia divi- sensible se ha secularizado, es decir que ha dejado de tener
120 José Luis Ro1nero
Estudio de la mentalidad hurgues~ 121
vigencia la idea, hasta entonces tomada por verdad definitiva,
de que todo lo que hay más allá de la realidad sensible es Dios. Un modelo distinto aparece en el siglo m con Eusebio de
La primera respuesta a esto es la del idealismo, con Des- Cesárea, quien se propuso h~cer la historia del cristianismo
cartes Y Leibniz. Dios está en el fondo y por encima de toda y descubrió la insuficiencia del esquema clásico. No se trata-
realidad, pero un poco más cerca, entre la realidad y Dios, 'oa iie la historia iie una institución wn una an:¡u\tect·urn 'defi-
hay algo sobre lo que es posible inquirir. Existe una realidad nida sino de pequeñas comunidades, de grupos que, en el
sensible,.de la que los sentidos nos dan sólo umi imagen falaz. marco del Imperio, habían desarrollado una vida singular.
¿Qué queda del objeto que sin duda veo, si se apaga la luz'! Tuvo que hacer una abstracción, y en lugar de hablar de reyes
El objeto desaparece, pero la idea que de él me he formado o emperadores, habló de ciertos grupos sociales, a la manera
no desaparece. Entonces, detrás de la realidad sensible está que los historiadores del siglo XIX lo hicieron cuando q uisie'
la 'idea. Si se considera todo ese mundo de la idea cartesiana ron. escribir la historia del movimiento obrero y aislaron, ·del
se. descubre que se trata, aproximadamente, de una especie d~ coniunto de la sociedad, a quienes integraban los sindicatos.
Dios secularizado. Y esto es, en el plano de las ideas, una Pero simultáneamente, Eusebio debió dar cuenta de una
revolución. doctrina y su evolución, las divergencias, la creación de dog-
El empirismo por su parte afirma que la realidad existe, mas, las ortodoxias y heterodoxias. Así, inventó un nuevo
·puesto que se la conoce por los sentidos. Pero, como afirma plano: la historia de las ideas. -
el obispo Berkeley, cuando no se la mira no eJ(iste. Este em- Cuando se constituye la concepción cristiano feudal -mar·
pirismo admite la posibilidad de que la realidad sensible desa- co donde surgirá la concepción burguesa de la historia..:. Eu-
parezca c~ando no funciona el conocimiento, que es siempre sebio de Cesárea es el primer modelo historiográfico, que lue-
expenencial; cuando se le pregunta por aquello que está más go se integra, en San Agustín, con los modelos que ofrece la
allá de la realidad sensible, no afirma sino que duda. La carac- Biblia: el del Génesis y el Exodo; luego las Crónicas, Reyes,-
terística del empirismo no es negar la posibilidad de su cono- todos textos bastante políticos; también el Libro de los Ma-
cimiento.: es el agnosticismo. Existe algo, más allá de la reali- cabeos, 'J dei Nue'lo \est'il.mentQ hb Hechos de los Apósto-
dad sensible, que en la tradición de la fe es Dios, y en la tra- les. Con todo ello San Agustín compone el modelo de la teo-
dición racional es el mundo de lo pensado. En la tradición ría cristiana de la historia. La Creación, vista desde el punto
e~pírica, en cambio, es el mundo de lo no conocido, cuya de vista del Creador, es una creación sin tiempo, que se insta-·
existencia ni se afirma ni se niega. la en la eternidad. La historia interesa a los hombres pero
no interesa a Dios, puesto que al crear a sus criaturas ha crea-
do toda la historia. En la mente de Dios no hay presente, pa-
7. La idea de la historia sado y futuro pues la omnisciencia divina supone la simulta-
neidad de todos los tiempos. Esto es el Providencialismo: lo
La idea de qué cosa es la, historia y cuáles son los temas que para los hombres es presente, pasado y futuro, para Dios
que le incumben fue acuñada por los historiádores griegos v es todo presente, y lo que para los hombres son incógnitas;
romanos, quie11es no tuvieron una teoría muy des;rr~'ilad~ para Dios es omnisciencia. Así, todo lo que ocurre en la his-
pero en cambio hicieron muchá historia.. Si se ·deja de lado a toria, y que el historiador debe narrar, es lo que San Agustín
Herodoto, que propuso otro 'camino, y se piensa eii Tucídi- llamá la explicitación del plan divino. Este carácter preesta-
'de·s.' Tito Livio o Tácit<:>, es.claro que para ellos lo único his- blecido de lo que para los hombres es histórico, se plasma en
tonable es la vida política, la 'lucha por el poder. " una frase típica de la historia o crónica medieval: "para que
se cumpla lo que está escrito". Toda idea de causalidad está
122 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 123

suprimida, puesto que se tiene la causalidad última, que es acerca de lo que el hombre debe o no debe hacer: tales son
simplemente la voluntad de Dios. Jos Mandamientos. La teología trató de poner en claro todo
El hombre, extremando esta línea, carece de voluntad. lo que era legítimo saber, separándolo de aquello que, por
Este problema, el del libre albedrío, es el más arduo de la teo- pertenecer al pensamiento infinito de Dios, el hombre no po-
logía cristiana. Si no hay libre albedrío no hay responsabili- drá conocer nunca. Afirmó también que era pecado tratar
dad, ni confesión, premio o castigo. Esta es una contradic- de saber más de la cuenta: de allí la condenación de la cien-
ción implícita en la doctrina, que San Agustín plantea como cia natural y los intentos sacrilegos de conocer aquello que
duda. De esa duda arranca la polémica, propia de la Reforma, Dios ha ocultado. Lo que es lícito hacer es encarar a fondo la
entre el libre albedrío y la gracia. Dios hace la gracia de la sal- palabra revelada, para que el comentario extraiga hasta la
vación, dirán los protestantes, para lo cual establece que un última gota del zumo de la sabiduría que Dios ha querido que
individuo no cometa pecados; y esto está en el plan divino. se conozca, pero nada más.
Calvíno ha sacado una consecuencia extrema de esto: lo que Toda la historiografía cristiano feudal está inspirada en esa
prueba el pecado es que Dios ya condenó al pecador, que el posición. Junto con su forma más típica, la crónica, se en-
pecador ya estaba predestinado y que Dios ha querido que cuentra la hagiografía. El hagiógrafo puede deducir del com-
peque. Y sí Dios así lo ha querido, ya está castigado antes de portamiento de un elegido de Dios, cuáles son las formas que
que empiece a obrar. En la teoría católica, el hombre tiene Dios atribuye a los elegidos, y cuáles los modelos que propo-
un margen, y el libre albedrío se manifiesta en las obras. La ne para la conducta de la humanidad. Por otra parte, la forma
frase de Lutero, que también es un agustiniano, es: el justo se historiográfica típica· de la sociedad feudal es la épica, la na-
salva por la fe. rración de las hazañas del héroe. Por contagio con la concep-
Toda la historiografía cristiano feudal, cuya forma más ción cristiana. la hazaña se convirtió en signo de la voluntad
c~racterística es la crónica, está dominada por Ja idea de pro- divina. El héroe se asimiló al santo y, a falta de una vida ascé-
v1denc1ahsmo: los hechos humanos sólo son la realización del tica o de una práctica milagrosa, se dedicaba a defender en la
plan divino Y por ello la causa, aun la más inmediata, es siem- tierra la fe cristiana. Así, hagiografía y crónica terminan por
pre la voluntad de Dios. El problema de la teología es tratar fundirse en una sola concepción: la hazaña es fruto de la vo-
de poner en claro aquello que puede conocerse del plan divi- luntad de Dios y el éxito es demandado a Dios, quien lo con-
no. De él se sabe con certeza que para la humanidad existe cede o no.
un punto final: el Juicio, pues Dios ha resuelto que Ja huma- A partir de cierto momento la concepción de la historia
nidad viva sobre la tierra durante un cierto tiempo, hasta el deja de fundarse en la tesis providencialista y la historia del
momento en que El resuelva. Durante un tiempo se creyó hombre empieza a concebirse de una manera profana. Este
que el plazo se cumplía a los mil años de Ja llegada de Cristo cambio se produce en el marco de una nueva concepción del
Y que el Milenario traería aparejado el Juicio Final. Quienes hombre, de la ética, de la economía, de la sociedad, de todo
no aceptaban el plazo asociaban el Final con el Apocalipsis: aquello que constituye la nueva mentalidad burguesa.
una alteración total del orden de la Naturaleza en el cual La secularización de la nueva concepción de la historia
-decía Juan el Teólogo- se encuentra el signo del Juicio Fi- consiste en primer lugar en suponer que el margen del libre
nal. En ese momento se producirá la resurrección de los cuer- albedrío del hombre es grande, tanto que parece que la liber-
pos Y Dios llamará a juicio a todos los mortales que ha habi- tad fuera total. En la explicación que el historiador empieza
do, generación tras generación. Otra cosa que se sabe con cer- a dar se descubre que, aunque la voluntad de bios estuviera
teza es cómo quiere Dios ser servido y adorado y qué piensa escrita, se trata de una voluntad remota, mientras que lo que
124 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 125

a él le interesa es la causalidad natural. Puede suceder que, ha radicalizado los principios de la mentalidad burguesa
al fin del relato de una serie de luchas entre. bandos opuestos, todos estos rasgos se manifiestan plenamente. Para Maquia-
diga: tal era la voluntad de Dios, que es una forma de lo que velo la profanidad es lo único que vale, y cuando tiene que
denominamos el encubrimiento. Pero en su explicación no hablar de la existencia de un factor imponderable que ha
dice que las luchas sociales determinadas por la oposición intervenido dando un determinado giro a un proceso, no
_entre dos grupos pueden ser omitidas, ni que se pueda decir dice "la voluntad de Dios", sino "la Fortuna", a la manera
·simplemente: Dios hizo que aparecieran las luchas civiles en romana. Con el azar aparece una motivación profana. Cuan-
Florencia. Procura entender cabalmente lo que pasó, quiénes do tiene que explicar el proceso histórico dice: se puede afir-
eran los protagonistas, cómo comenzó el conflicto y cuál fue mar que la mitad de lo que hacen los hombres es fruto de su
el pretexto. Esta distinción entre causa y pretexto es funda- voluntad, y la otra mitad de la Fortuna. En el juego de cau-
mental, pues se está dejando la voluntad divina cada vez más sas descubre que de pronto éstas se dislocan, fuera de todo
lejos. Esta puede haber consistido en la creación de las cir- lo previsible, no sólo humano sino también divino, con lo que
. cunstancias, pero cuando se trata ·de aclarar los fenómenos, radicaliza la tesis de la profanidad.
debe renunciarse a la remisión a las causas últimas y, en cam- Esta tesis se desarrolla plenamente en otra forma historio,
bio, encontrar las causas inmediatas . gráfica, propia de esta concepción, que es la biografía, espe-
. , Esta nueva concepción se manifiesta en la aparición de la cie de nueva versión de la hagiografía. La mentalidad burgue-
crónica urbana. En el período cristiano feudal abundan las sa ha descubierto que el individuo es lo fundamental, que es
. crónicas de reyes y de reinos, es decir de la clase señorial, del un microcosmos, que tiene autonomía; vale la pena entonces
rey y de las disputas por el poder, todo contando con una escribir la historia del hombre que ha hecho cosas extraordi-
poderosá y permanente concepción providencialista. La cró- narias, pero considerándolo poseedor de las capacidades nece-
nica urbana presenta nuevas formas de construir el relato y sarias para hacer estas cosas, es decir como ser de razón y de
de analizar los hechos sociales, económicos y pollticos, por- voluntad. Maquiavelo lo pone de manifiesto en una biografía
que el ti¡io de sociedad es distinto, y también porque el cro- famosa, la Vida de Castruccio Castracani, señor de· Luca,
.!lista tiene otra concepción del hombre, de la vida politica y cuya historia cuenta no ya como los seres de la épica o los
económica, de la ética. Hace funcionar a sus protagonistas, santos, sino a la manera de Plutarco. El hombre es hijo de
no ya como guerreros enviados por Dios para derrotar infie- sus obras, y al mismo tiempo es dueño de ellas. Es un ser
les, o como santos áscéticos que obran milagros en la Tebai- . profano, natural, sujeto de instintos y de pasiones, pero sobre
da, sino como seres de carne y hueso, impulsados por moti- todo un ente de razón y de voluntad. Vive como quiere y
vaciones de carácter humano y que actúan en una sociedad hace lo que quiere, y vale la pena contar la historia de sus
que juega dentro de· esa nueva ética. La crónica urbana es pensamientos y acciones, según su absoluto libre albedr_ío,
una revolución• en la concepción de la historia, cuyo signo porque en este tipo de concepción del hombre el albedrío de-
más. característico es la aparición de una nueva causalidad ja de reconocer límites, y cuando lo hace, no es la volunt¡id
natura_l en la explicación de los fenómenos, que corresponde de Dios sino la Fortuna.
a la aparición de la nueva mentalidad. . Este tema de la Fortuna es el más importante de todo el
·' · · 0Ís cróñicas urbanas se desarrollan sobre todo en el siglo período, y el más revelador del predominio de la concepción
)(IV~ p~ro tambié2'., pertenecen' a este grupo las Historias Fio- profana. Hay un famoso poema de Juan.de Mena, del siglo
-rentir!f1S de Maquiavelo, en- el estilo de Giovánni Villani, eJ gran XV, llamado Laberinto de Fortuna, y una famosa obra de
'éronista"de Florencia. Es not'able cómo en tin pensador que Boccaccio Sobre el azar. Esto tiene mucho que ver con la
126 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 127

superstición, ·que son remedios para conjurar el azar. En xvn Juan Bautista Vico. En determinados ámbitos, como el
la antigüedad se encuentra toda una vieja tradición que expli- · de la cultura griega o la romana, se da el progreso lineal, se
ca, a través de una serie de casos, la existencia de un azar alcanza un alto grado de racionalidad, y de pronto se cae
totalmente incontrolable, y el azar es profanidad, es causa totalmente y comienza un nuevo ciclo. Es una ide~ completa-
natural indeterminable, sin perjuicio de que haya un azar que mente ajena a la de progreso y es casi una comc1dencia que
es causa natural determinable pero no conocida. aparezca en el siglo XVIII. No se la puede entender dentro de
Fuera de la idea de Fortuna, que explica poco o lo hace este desarrollo sino, más bien, en relación con la futura men-
negativamente, la historiografla de la época burguesa, a fines talidad romántica.
de la Edad Media o en el Renacimiento, no tuvo una concep- Esta concepción de la historia como conquista progresiva
ción coherente de la historia, como la tuvo el providencialis- recogió de la vieja tradición cristiana una idea: no sólo los
mo. La idea de Fortuna no sólo no presta coherencia al relato hombres tienen historia, también la tiene cada una de_ sus
histórico sino que certifica su incoherencia. Si algo imprevis- creaciones por separado. El siglo XVIII inventó l~ historia, de
to e imprevisible disloca el hilo, e.s porque la historia no es las actividades del hombre, del arte, de la f1losof1a, de la hte-
coherente. En el primer momento, esa insistencia es una for- ratura. Es singular que no apareciera antes del siglo xvm. Lo
ma de afirmar la profanidad, de marcar ha si a qué punto no es que hizo Eusebio de Cesárea con la historia del cnstiamsmo,
providencial la historia: un pequeño accidente, como la teja la historia de una idea, se retoma entonces, y no por casuah-
que mata a Pirro, mueve todo el edificio, que parecía ordena- dad: lo que Eusebio vio como creación de Dios es lo que los
do hacia un determinado fin, y el orden de la historia parece filósofos del siglo xvm vieron como creación del hombre. Se
dislocarse. En la primera etapa de la rustoriografía inspirada historió a las criaturas y a las creaciones abstractas, Y se supu-
por la mentalidad burguesa hay una voluntad de afirmar la so que cada una de ellas mostraba una fase del espíritu huma-
incoherencia de la vida histórica, que es una manera derecha- no y merecía la contemplación de su proceso en abstracto,
zar la tesis providencialista. separado de todo lo demás. Así Winckelma~n escnbe la his-
Una vez admitido este principio de la profanidad se empie- toria del arte antiguo o Tiraboschi la de la literatura 1tahana,
za a encontrar en la historia una nueva coherencia con la idea ensayos que nunca habían sido hechos y de los_ ~uaks salen
de razón. Esta idea madura en los siglos XV y XVI, pero sobre las historias de las formas particulares de la creac1on. .
todo en los siglos XVII y xvm. Satura la historia inspirada Una de las ideas básicas que organiza la concepción bur-
por la mentalidad burguesa y, al tiempo que legitima la nueva guesa de la historia es la del sujeto: se trata de una comuni-
imagen del hombre, le propone un orden para el desarrollo dad cerrada, como la urbana, o de la humamdad en su con-
coherente entre el pasado, el presente y el futuro. El hombre junto, pero considerados como grupos humanos tota~mente
no vive para probar el plan divino sino para probar la plena autónomos con un amplísimo margen de hbre albedno, que
racionalidad, y el sentido de la historia es la conquista progre- quizás en ~n extremo se toque con la voluntad de Dios pero
siva de la racionalidad. Cada paso de la historia es una etapa que desde el punto de vista operativo funciona como s1 real-
más en la conquista de la racionalidad, o sea de la profanidad, mente fueran seres racionales y. dotados de voluntad. La se-
y a la sucesión de pasos en esa conquista la llamamos progre- gunda idea básica es la de razón, que prácticamente ope;a
so. Es la idea que expresó Voltaire y formuló de manera como una divinidad. Se ha dicho muchas veces que la razon
canónica Condorcet. Simultáneamente, desde el siglo XVI, y del siglo XVIII es la secularización de Dios, y que.ª ella se at~1-
como reminiscencia de la antigüedad, apareció la idea del buye casi todo lo que los teólogos atribuían a Dios. La razon
ciclo, del eterno retorno, que desarrolló en Italia en el siglo domina el mundo, es creadora, es decir que el mundo es
128 José Luis Romero Lstudio de la mentalidad burguesa
129

racional. Si se lo examina, probablemente se descubra que en estudiado a través de lo que se llama la imagen del espacio.
la idea de razón se han ido sumando muchos, si no todos, los No _es sm embargo un hecho intelectual. No hay en principio
atributos de Dios. La tercera id.ea es la de progreso, con lo raza? para prefenr esta proposición a aquella otra. ¿Qué hay
que se trata de establecer cuál es la relación lineal entre los detras de estos cambios? No lo sabemos, y sin embargo es un
distintos grados de racionalidad. hecho fundamental.
Originariamente el antagonismo entre esta concepción y Los fenómenos de sensibilidad se manifiestan como fenÓ.
la cristiana es total. Esta no se extingue, y tiene alzas, como men~s esp~ntáneos de preferencia por un cierto tipo de ex-
en el siglo XVII cuando le sirve a Bossuet, en pleno raciona· pres1on estetica, que implica una representación de la reali-
lismo, para sustentar la tesis del derecho divino de los reyes. dad, sm que sepamos claramente en qué consiste. Son fenó-
Luego hay formas de conciliación, como la del romanticismo, m:nos de tipo psicológico, individual y social, cuya expresión
y posteriormente se perpetúa, como tendencia secundaria y mas clara es la moda. Tales cambios, sutiles o profundos, en
vulgar, hasta hoy, en tanto la concepción de las élites se hace las preferencias son, sin embargo, hechos históricos funda-
definidameñte racionalista. mentales, que deben ser explicados. Una posibilidad consiste
en relacionar .distintos hechos, que se supone son semejantes:
asociar, por ejemplo, a Chopin con Delacroix o Musset y lla·
8. El sentido de la creación estética m~rle a todo eso ~omanticismo. Pero en rigor no se está'éx-
phcando gran cosa todavía. Como hecho social, estos fenó-
En el conjunto de cambios en diversos terrenos que asocia· menos tienen .dos consecuencias. La primera es que, después
mos con la formación de la mentalidad burguesa debemos in· de haber arraigado un cierto tiempo, se les descubre cierto
cluir aquellos vinculados con el sentido de la creación estéti· contenido in'.electual y se los racionaliza. Así por ejemplo; en
ca. Aquí se plantea un problema teórico interesante aunque el caso del gotico se relaciona el predominio de la altura con
poco claro, que vale la pena analizar. La creación estética no ciert~ forma de elevación hacia Dios. Lo segundo es la con·
constituye solamente un problema de mentalidad sino un vers1on de la adhesión a ciertos cambios en el gusto en sí mbo·
fenómeno de sensibilidad. La aparición de un cambio de los de status .. Son ciertas élites las que asumen el papel de
mentalidad, es decir de un cambio en las ideas relacionadas vanguardias, mtroduciendo y promoviendo los cambios
con la interpretación de la realidad, se da juntamente con mientras otras optan por defender y mantener las forma;
· un cambio en la sensibilidad. Esto es difícil de definir, pero tradicionales o académicas, y la adhesión a una u otra forma
lo cierto es que las sociedades concretas, las comunidades, de sensibilidad deja de ser un problema de gusto personal
manifestaron además de una tendencia a pensar de una cierta para convert1Tse en una cuestión de adhesión y pertenencia
manera, t.i'na cierta manera de sentir,. un cierto repertorio de a uno u otro grupo.
gustos y una cierta preferencia para elegir unos gustos antes . Ciert.amente éste es un campo complejo, en el que es difí.
que otros. Estos fenómenos· no han sido estudiados sino de c1] precisar las vinculaciones entre uno y otro fenómeno. Sa-
un modo superficiai, pero hay- algunos ·signos que son mt1y bemos, de t_odos modos, por razones cronológicas y de estilo,
ciárós. Hay en música un pasaje de la monodia a la polifonía, que los fe?omenos de sensibilidad tienen algo que ver con los
y luégo un cierto retorno a aquéllá, o a la melodía con acom- de mentalidad. Es difícil probar en qué se parece una polone-
pañamiento. En arquitectura, en ciertos momentos se empie· sa de Chopm a la Gra5iela de Lamartine, y sin embargo sabe-
za a preferir el dominio de la altura: el templo románico es mos que su creación y recepción coinciden con la Sinfonz"a
apaisado y e1gótico se desarrolla en altura. Todo esto ha sido Fanra.mca d~ Berlioz, cuyo estreno provoca un escándalo si-
130 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 131

milar al del Hernani de Victor Hugo. Todo ello contribuye una etapa de creación, que llamaríamos segunda sensibilidad
a crear un c;uadro con sentido, aunque éste no sea fácil de cristiano feudal: contemporánea del primer desarrollo de las
definir: ciudades. es sin embargo imitativa de géneros anteriores.
Hay ~na creación que es urbana, de tipo imi!ativo, y otra
Partiendo de este problema no resuelto, me propongo mos- rural. en las grandes abadías por ejemplo, que S!fVe a las cla-
trar cómo a la emergencia de la mentalidad burguesa corres- ses feudales. Pero esta creación, rural y feudal, empieza a ser
ponde un cambio de sensibilidad. Podría hablarse del pasaje posible porque hay ciudades, porque hay movimiento bur-
de una sensibilidad cristiano feudal a una burguesa, que se gués, que es lo que le da a los señores, por diferentes canales,
proyecta hacia la racionalización y hacia fenómenos de pres- el dinero para que puedan construir. Se empieza a _crear, en-
tigio social que entroncan con los cambios de mentalidad. tonces, para los grandes señores, que son los que tienen_ mu-
Es curioso descubrir que antes de la expansión económica chos recursos. quienes tienen gente a su serv1c10 Y quienes
del siglo XI, es decir de esta revolución burguesa, casi no hay empiezan a tener dinero porque están beneficiándose con el
en Europa creación propiamente dicha. No hay referencias impacto de las nuevas formas económicas. Así, indirect.a-
significativas en la historia de la literatura. Tampoco en la mente, Ja aparición del mundo burgués favorece la creac1on
historia de la arquitectura, quizá porque la época de guerras en el mundo no burgués.
e invasiones es poco propicia para las construcciones. La Eu- Surge entonces un estilo que llamaríamos, en términos
ropa del siglo X sigue viviendo en los edificios de la época muy generales, de inspiración cristiano burguesa. Apare~e la
romana, y al lado de eso en chozas, es decir una arquitectu- arquitectura románica, caracterizada por la f~rma apaisada
ra funcional, efímera, en la que no ha aparecido ningún ele- y el arco de medio punto, que imita a los clas1cos templos
mento de preocupación estética. Las ciudades europeas han romanos. Como el rito cristiano requería de una campana, Y
sido durante mucho tiempo ciudades de chozas: la teja, por como a la abadía o a la ciudad le resultaba útil una torre para
ejemplo, aparece en el siglo XVI. Antes del siglo XI no hay avizorar al enemigo, se pone cerca una torre y una campana,
arquitectura, sino en pequeñísima escala: quizás una treinte- que durante mucho tiempo quedó fuer~ de la estruc:ura del
na de grandes edificios en toda Europa. En realidad, fue el edificio como la torre árabe del muecm. Constituyo un es-
impacto de las grandes concentraciones humanas lo que pro- fuerzo ~stilístico encontrar la manera de incluir la torre en
duce los estímulos suficientes para que de pronto se produz- una estructura apaisada, transformándola en una e.structura
ca una gran voluntad constructiva y,junto con ella, una incli- apaisada con una torre incorporada, generalmen~e como
naCión estética. Cuando este impacto se produce, no existía prolongación de una de las tres naves. Esta es qu1za la crea-
un estilo definido, y entonces comienzan a crearse cosas en ción más espectacular, a la que corresponden otras en lo
el viejo estilo. Ciertamente, no es fácil crear un estilo: suele escultórico y pictórico. Se conservan muchas ~inturas en f~e~­
ser el resultado de innumerables esfuerzos, de muchos plan- cos y tablas, muchas representaciones escultoncas o p1cton-
teos, de una lenta selección de elementos que finalmente cas de santos que evocan de alguna manera su modelo. Este
armonizan formando un sistema al que denominamos estilo. modelo no es Ja pintura romana, casi desconocida.en _el mun-
Cuando en una ciudad, en el siglo XI, debe construirse una do europeo medieval, sino la bizantina. En el campo hterano,
nueva iglesia, los grupos burgueses, carentes de estilo propio. Jos grandes géneros son la épica, la lírica, y de algu_na manera
la construyen, de acuerdo con los modelos que tienen a la la vieja crónica histórica, que más que una creac1on hterana
vista, como por ejemplo los monumentos romanos. Sólo que es una agenda de hechos. En el campo de la música aparece
al imitar se introducen modificaciones, con lo que comiem.a el canto gregoriano.
132 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 133

Todo esto corresponde a la inspiración cristiano feudal. ca: la repetición de una figura, con una pequeña modifica-
Lo más singular es que, aunque toda creación estética se ma- c1ó? en los movimientos, o bien dos escenas sucesivas, que
terializa en un edificio, una escultura, un relato, el esfuerzo indiquen que primero se realizó una acción y después otra.
predominante se encamina a que la materia evoque algo que como ocurre con la pintura de milagros. .
no es material sino un símbolo, una alegoría. Se trata de que Así este tipo de representación, que busca la trascenden-
las formas materiales de la creación evoquen algo que es tras- cia X no quiere insistir en la materialidad, no tiene preocu-
cendente. Particularmente allí donde hay más vibración y pacmn por el ~spacio y sí la tiene por el tiempo. La pintura
menos funcionalidad, todos los elementos están dados en for- de tipo burgues, por el contrario, mantiene el sentido de la
ma tal que la materia tiende a negarse a sí misma. Hay lo que u?idad temporal, como dirfa Aristóteles. En la pintura romá-
podríamos llamar una verdadera elusión de lo natural. ¿Cuá- nica, en cambio, no se percibe el ojo del observador sino la
les son los signos de esta apelación a la trascendencia, a lo m~nte de quien está pensando, y puede pensar en una suce-
simbólico. a lo alegórico, de este escape a lo natural? El pri- s1on temporal. Esto desaparece en la pintura posterior a Giot-
mer signo es la falta de dinamicidad: una escultura románica to, en la que aparece la escena, donde se represen ta todo "lo
se caracteriza porque es profundamente estática, porque el que está ocurriendo en un momento, tal como lo verla un
artista no quiere dar la idea de que su objeto se mueve. En observador. La representación románica es mucho más inte-
parte se debe a que así era el modelo bizantino y en parte a lectual qu.e sensible, y es caracterlstica de la concepción c-;:is- ·
que él mismo no tiene ninguna intención ni deseo de intro- tia?ª· segun la cual el mundo de la materia es deleznable y lo
ducir o sugerir cambios. La figura tiene un sentido de caída, valioso es el mundo de las ideas o del espíritu.
es un peso muerto; inclusive cuando se insinúa un elemento L~ cr~a~i~n más üpica del mundo feudal es la épica, o
que darla idea de movimiento, está hecho con tal torpeza poes1a h1stonca destinada al elogio del héroe medieval, quien
técnica y sujeción a los modelos bizantinos que el movimien- pertenece a una de las grandes familias dominiales o es su an-
to tiende a no percibirse. tepasado remoto. La manera de iograrlo es proveyéndolo de
La .imagen típica es el crucifijo: allí la figura muerta es la caracteres sobrenaturales y convirtiéndolo casi en un héroe
expresión más fiel de la inspiración cristiano feudal, donde es lo cual es también una manera de esquivar la realidad natura!'.
innecesario representar movimiento alguno. Pero cuando se Hay también un escape de la naturaleza. En la pintura la re-
trata de figuras vivas, la representación se hace técnicamente presentación de la figura humana se completa con la de ani-
de la misma manera, como si el dinamismo fuera una dimen· males o vegetales, como se ve en los capiteles. Allí, lo qué se
sión que no 'se persigue. La representación pictórica poste· representa no es la fauna local y conocida sino la perdiz, la
rior, identificable con la mentalidad burguesa, se caracteriza paloma o los leones, es decir las bestias del Apocalipsis. No
por una formidable persecución de la representación del mo- eran animales vistos sino pensados, y en algunos casos siguien-
vimiento. do modelos como los monumentos persas, representaciones
El segundo elemento es el de la llamada pintura plana: hay simbólicas y muy estilizadas. Si se agrega la falta de color"o
un rech~zo. una omisión de Ia idea U.e volumen y no se em- la preferencia unilateral por alguno de ellos, se te;mina de
plea n,iiigúii. procedimiento para dar idea de él. Por el contra- configurar una actitud de no imitar la naturaleza y aun
rio, hay una reducción de la creación.a la figura plana. Final- de escapar de ella. · :
mente .. hay una preocupación. singular por transformar la Q~.~á pueda partirse de aquí para contrastar este ti¡io de
expresió'n plástica en expresión-temporal, creando lo que se creac1on estética con la que inspira la mentalidad burg'uesa
llama la pintura histórica. esto es una pintura cinematográfi- cuyo signo característico es, por el contrario, la representa'.
134 José Luis Ro1nero Estudio de la mentalidad burguesa 13~

cwn de la naturaleza. La burguesía tarda mucho en elabo- se utiliza p¡i.ra traducir la expresión, adquiera un valor. Hay
rar un estereotipo consistente en abandonar esa escapatoria una sensualidad de la materia, que se manifiesta en la posibi·
'de la naturaleza, esa búsqueda de la alegoría y el símbolo, lid ad de hacer un paño con unos pliegues muy especiales, mos·
·esa persecución de lo trascendente, para crear un estilo a trar la tersura de un rostro o la de unos brazos o dar una calí·
tono con su idea del hombre y la naturaleza, con su sensibi· dez sensual a la piel humana, ó hacer unas alhajas, flores, ó
lidad, que es naturalista. Hay que llegar al siglo XIII, a Cima· frutas que expresen una cierta sensualidad. El pintor que se
bue y Giotto y a la escultura naturalística del gótico, en don- esfuerza en ponerle una cierta alhaja, en cuyo dibujo se .delei-
de aparecen de pronto cambios fundamentales. A partir de ta, trata de que se vea toda la formidable belleza y todo el
entonces la sensibilidad burguesa empieza a buscar su estilo, lujo que produce la figura humana que la lleva y que es el
y aunque tarde algún tiempo en afinarlo, se manifiesta desde terna de preocupación especial del pintor.
el principio a través de algunos signos. Otro tema es el fondo. En la pintura plana el fondo .era
Un signo es el tratamiento del paño. ¿Qué caracteriza a una manera de neutralizar la figura y colocarla sobre el infini· .
una figura humana en la escultura románica? Desde el punto to: un fondo dorado, fondo de ícono en última instancia,
de vista de su factura consiste en una cara, bajo un gran som sobre el cual la figura plana se destaca considerablemente. El
brero y unida por un cuello insinuado a un gran paño, que no arte burgués descubre el marco, el ambiente en el cual se
traduce en absoluto la forma física. Lo primero que hace el mueve Ja figura. La forma más elemental es el dibujo de la
arte de la burguesía es darle movimiento al paño, para que hornacina, como hacen Giotto y Cimabue. Pero la hornacina
traduzca la forma del cuerpo humano: los senos, la cintura, se transforma en un tema en sí, en dibujo arquitectónico, se·
el muslo, con un leve avance de la pierna. La pintura deja de mejándose a una iglesia. De pronto desaparece la hornacina Y
ser plana y comienza a buscar la representación del volumen. aparece un fondo de paisaje o de Ciudad, o una combinación
La llamada pintura táctil equivale a una escultura fundada de paisaje y ciudad, o de escenas. También aparece un fondo
en volúmenes, en donde la figura humana se traduce funda- anecdótico: tras la figura muy sublime de un santo aparecen,
mentalmente en la forma del paño. Pero además apcrece un en un rincón, dos personajes jugando a los dados. Es la coti·
tipo de pliegue, el de la púrpura, el terciopelo, que tiene una dianeidad que se introduce, o si queremos usar la expresión
sensualidad casi carnal, y esto se transforma en uno de los justa, el realismo. De manera opuesta, así como en la pintura
objetivos fundamentales del artista. El manto de la Madonna de inspiración cristiano feudal la ausencia de fondo és una
del siglo Xlll o XIV, y mucho más de Rafael. no sólo traduce negación del realismo y la búsqueda de un mundo abstracto,
la forma humana sino que tiene todo un sistema de pliegues que es en el fondo el mundo de las ideas, aquí hay un realis·
con un principio de voluptuosidad en sí mismos. Es la volup· mo cuya tendencia es no sólo darle a la figura y al tema de
tuosidad de la calidad y la calidez del paño y de la forma. Es- la representación todos los caracteres realistas sino además
to es algo totalmente nuevo, y se contrapone de manera SUS· situar a Ja figura en el contorno de un mundo de realidades.
tancial con la rigidez propia de la creación inspirada en la De la misma manera, si en la pintura cristiano feudal no hay
mentalidad ascética, antinaturalística, que es característica espacialidad, aquí hay volumen y movimiento. A estos ele·
de Ja inspiración cristiano feudal. mentas, que empiezan a aparecer de una manera coherente,
A partir de aquí se abre un panorama de elementos con- los denominamos realismo.
trastantes. Así como la creación inspirada por la mentalidad El realismo es la expresión típica de la concepción burgue·
cristiano feudal persigue lo trascendente, el símbolo y la ale- sa de la realidad, y se opone a aquella concepción tradicional
goría, ahora la figura quiere que la materia expresiva, la que que se caracteriza por la elusión notoria de la realidad Y la
136 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 137

búsqueda de refugio en un mundo intelectual pensado. En el a sus figuras, Rembrandt no lo hace, y tampoco Rubens, el
plano de la creación estética; ésta es concebida como repre- más grande pintor de la Contrarreforma. Donde más clara
sentación, como imagen de la realidad, tratando de que con- se ve esta línea es en el relato. La irrupción realista, típica-
serve todos los caracteres que la hacen verosímil. Esta trans- mente burguesa, se manifiesta con !a gran creación literaria
formación de la creación estética, por inspiración de la sensi- del siglo XIV, con Boccaccio o el Arcipreste, donde el realis-
bilidad y la mentalidad burguesa, define una línea coherente mo asume caracteres agresivos. Esto es lo que inspira la narra-
desde el arte gótico en adelante. Hay variantes, hay fenóme- tiva, en una línea continua desde Boccaccio a Dickens, hasta la
nos de encubrimiento, de estilización, como los que introdu- gran crisis del siglo XIX. Tales son las manifestaciones típicas
ce la sensibilidad barroca, pero es evidente que la línea de! de! realismo burgués.
realismo es continua desde el gótico hasta el siglo XIX. Yo
rechazo el distingo gótico-renacimiento: del gótico en adelan-
te hay una línea realista. El Angel de Reims está en Ja línea
de la pintura de Piero della Francesca, que es coherente y lle-
ga hasta el siglo XIX -hasta Cézanne, digamos- en donde
la ruptura del naturalismo realista es evidente.
Quizá donde menos se manifieste sea en la arquitectura,
donde lo funcional predomina por encima de las tendencias
que impone la sensibilidad. Hay también variaciones secunda-
rias, como las de la moda, que se manejan dentro de estruc-
turas que permiten ciertos cambios pero sin modificaciones
fundamentales. Hay una línea básica que une el gótico con
los llamados estilos del Renacimiento y Jos del Barroco, en
sus diferentes variantes regionales. Después del gótico se vuel-
ve a la imitación del estilo clásico, y se tiende a hacer desapa-
recer el predominio de la altura. Pero esto desaparece con el
Barroco. En las expresiones más características, las de la
arquitectura jesuítica, se descubre que en la línea de las dos
torres ha .vuelto a predominar la altura sobre la línea apaisa-
da, que no se conserva sino en el tipo de palacio por razones
funcionales.
En las otras artes la continuidad de la línea es más clara.
En pintura domina ampliamente el realismo, Salvo después
quizá del Concilio de Trento, cuando hay una intencionada
y artificiosa elusión de la realidad, en Zurbarán, e.n el Greco,
en los" pintores que más han tratado de crear .un arté pedagó-
gico, destinado a asentar las verdades de un catolieismo que,
a toda costa, "quería ser ascético cuando nadie lo era. En el
momento en que Zurbarán y el Greco tratan·de darle.ese aire
IV. LA CRISIS DE: LA Estudio de ia n1entalidad burguesa
MENTALIDAD BURGUESA
etc.! aunque dejando fuera de la discusión el problema de la i
soberanía~
Todo ~so se hizo inspirado por la ley de la razón. Esa fór-
mula sirve también para explicar la revolución de los Estados
Unidos en 1776, y la Revolución Francesa en J 789, con la.
única diferencia de que en las revoluciones democráticas tam-.
bién se incluye el tema de la soberanía, reemplazándose el
principio de la llamada soberanía legÍtima de la monarquía
por el de la soberanía popular. Es curioso descubrir cómo,
en todo lo restante, la similitud de ideas es casi total: lo que
más se parece a las medidas de la Asamblea francesa son las
de María Teresa de Austria. La Revolución Francesa precisa-
mente transforma en instituciones todo ese sistema de ideas,
y es imitada luego por muchos gobiernos, incluyendo los lati-
noamericanos.
Con la caída de Napoleón adviene una era de reacción ori-
ginada en parte en el horror a la autocracia napoleónica. La
anterior imposición de una teoría, una doctrina, uná forma
1. Del apogeo a la crisis de· mentalidad, la mentalidad burguesa triunfante en Francia,
suscita una resistencia que se expresa en la afirmación de las
Hemos visto hasta ahora cómo se forma un nuevo tipo de tradiciones nacionales, tan antiguas incluso como las medie:
mentalidad, en un largo proceso de siete u ocho siglos, a par- vales. Allí se gestó el Romanticismo, vasto movimiento que
tir de ciertas experiencias básicas que nacen de nuevas situa- predominó en Europa en la primera mitad del siglo XIX. Fue
ciones sociales y económicas, luego racionalizadas hasta cons- una reacción antiburguesa, no progresista sino nostálgica.
tituir un esquema de ideas básicas y un sistema de criterios Fue característico el esfuerzo de restauración de la monar'
para entender la realidad. En el siglo xvm todas estas ideas, quía absoluta previa a la Ilustración, en un intento de conde-'
que ya eran tradicionales, que habían sido esbozadas prime- nar al mismo tiempo la Revolución Francesa y el siglo"xv~1:
ro, desarrolladas después, ocultas durante cierto tiempo, ex- siglo típicamente burgués cuya expresión era el despotism.~
plotan y constituyen ese sistema de ideas que la llustración ilustrado progresista. Así, por ejemplo, Carlos X de Franc1~
define y ordena hasta el punto de reducirlas a una suerte de se hace ungir con los santos óleos, En el plano de la novel~,
cartilla. Juego del Werther, la Nueva Eloisa o Tom Janes, Walter Scott
Este sistema de ideas tiene su consagración en la Enciclo- impone Ja novela de ambiente medieval, con la infaltable cas-
pedia, obra fundamental del pensamiento, que se publica tellana y el trovador. En el campo del derecho, en Alemania
hacia 1750.•, Ese sistema de ideas, ordenado, madurado y ya Savigny funda la Escuela Histórica del Derecl'Ío, afirmando
francamente admitido, es el que ponen en funcionamiento que las verdaderas leyes de una sociedad no son el res~ltado
los llamados déspotas ilustrados, que inspirados por esas de una creación racional como lo era el Código Napoleomco,
ideas, realizan una serie de reformas para modernizar el siste~ sino de una tradición se~ular, en el que la norma consuetudi-
ma institucional, de tipo económico, tributario, educacional, naria tiene más valor que el proceso racional.
138
140 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa -· 141

Todo esto configura una crisis de la mentalidad O,urguesa{ y, por eso, quedó desacreditada hasta por lo menos 1830. En
sólo que en esta primera manifestación no se expresa co~o. ese año, el advenimiento del "rey burgués" Luis Felipe indica
crisis de superación sino como un retorno al pasado, de carac- un nuevo aprecio de esta concepción. El retroceso de la acti-
ter nostálgico y con contenidos que llamariamos de dere.cha: tud nostálgica y la incipiencia de la ofensiva revolucionaria
Pero no son los únicos. Junto a ellos hay otros cuyo caracter hacen que el período que va desde 1850 a la Primera Guerra
es de franca disidencia o disconformismo, ya sea respecto al Mundial sea de apogeo y esplendor de la mentalidad burgue-
bagaje de ideas tradicionales, las de la mentalidad burguesa, sa. Hay episodios contradictorios -como la Comuna de Pa-
o con respecto a la organización de la sociedad, que muestran rís_:_ significativos para historiar la génesis de la mentalidad
lo que tiene de injusticia o de maldad. . revolucionaria y antiburguesa pero de relativa significación
El ejemplo más característico de actitud disconform1sta es para el conjunto, al lado por ejemplo del triunfo del cientifiJ
la· bohemia: un tipo de vida que adoptan ciertos grupos de cismo y el positivismo, como doctrina totalmente admitida·,
artistas escritores, estudiantes. con los mismos caracteres que inclusive por los movimientos obreros.
tuvo el' movimiento hippie en los años sesenta. El movimien- Durante todo el período, todos son signos del triunfo de
to se caracteriza por carecer de ideología, de finalidad con- la mentalidad burguesa. En el orden religioso es el período
creta, y consist~ solamente en un deseo vital de v.ivir de otra del laicismo, última expresión del deísmo y de la profani-
manera, despreciando el sistema de las normas vigentes. Es- dad, sin rupt~ra con la idea de Dios pero con un progresivo
tas actitudes fueron descritas, y también popularizadas, en alejamiento hasta llegar al agnosticismo? También es típica
las Escenas de la vida de bohemia de Murger (y luego en la la doctrina cientificista de Spencer o la positivista de Comte,
muy famosa ópera La Boheme), una obra de escaso valor lit~; que implican una certidumbre de la posibilidad del conoci-
rario pero de importancia testimonial. La palabra "bohemios miento de la naturaleza sensible y una actitud agnóstica con
apela al recuerdo de los grupos nómades, como bohemios Y respecto a toda metafísica. Se puede conocer la realidad sen-
zíngaros, completamente al margen de los tradicionales cuya sible con los sentidos o, en el siglo XIX, con los aparatos que
manera de vivir es típicamente burguesa. Exaltar un grupo perfeccionan los sentidos. Lo que nadie puede asegurar es si
así, como lo hace Murger, hubiera sido impensable en el siglo hay algo detrás de la realidad sensible: eso es materia de fe,
xvm donde la literatura o el teatro que hacen crítica de cos- y sobre eso no se opina. Támbién es típico todo el contexto
tumb~es -Marivaux o Beaumarchais, por ejemplo- son siem- de las formas de vida, el predominio de la familia, la asimila-
. pre respetuosos de la tradición .. ción de prestigio social con riqueza, el valor sacrosanto del
Su sentido, en el siglo X IX,· se hace más claro aun si se lo trabajo y el lucro. Todo esto predomina en esta época, hasta •
relaciona con la literatura del romanticismo social -Yictor darle un grado de 'extraordinaria madurez que tiene su último
Hugo, Sue- que afronta el tema de la sociedad y sus sectore.s momento de brillo en lo que se ha llamado la bel/e époque.j
miserables, del submundo tradicionalmente considerado mi-
serable y. que ahora es presentado como la víctima del siste-
ma imperante. Todo esto hace del romanticismo un mome~­ 2. La crisis
to clave en la historia de la mentalidad burguesa. Sena erro-
neo creer que los triunfos ºpolíticos de fines del siglo XVIII Debemos examinar ahora el destino de esas ideas después
implicaron el triunfo definitivo de la mentalidad burguesa. de la Primera Guerra Mundial. Pese a que nuestro estudio se
Por el contrario, durante mucho tiempo, para mucha gente la ha de colocar en la perspectiva de la crisis, debe señalarse que
mentalidad burguesa se asoció a los horrores del jacobinismo . esas ideas no han sido borradas ni desterradas. Lo típico de
142 José Luis Romero Estudio de Ja mentalidad burguesa 143

los fenómenos de mentalidad es que son infinitamente más aparece un ideal femenino revolucionario: la flapper. Se ca·
lentos que todos los demás procesos. Es mucho más fácil racteriza en primer lugar por su vestimenta: desaparecen la
hacer una revolución social que cambiar los prejuicios de un crinolina y el polisón; aparece la falda corta, la melena a la
adulto; de allí que la educación de las jóvenes generaciones gar9011, que hasta entonces eran propias de las prostitutas.
. constituya un problema crucial para cualquier revolución. Esto tiene relación con la familia, considerada tradicional-
En cierto sentido, después de Ja Primera Guerra Mundial mente la célula fundamental de la sociedad. El polisón y
la mentalidad burguesa se ha extendido debido al ascenso todas las vestimentas tradicionales femeninas exaltaban las
de las masas. Las masas que se incorporan a Ja sociedad de formas, el seno y las caderas, que independientemente de su
consumo se apoderan de las ideas vigentes en las clases me- valor sensual o erótico son las que se relacionan con la mater·
dias;r porque son signo de status. Se comienza tratando de nidad. De pronto aparece la mujer lisa, el vestido camisa, pro·
imitar los aspectos externos de las clases medias -hábitos pío de quien es apto para la competencia funcional. Eso sé
de consumo, manera, opiniones- y con ello se termina adhi· une a hábitos nuevos: la mujer empieza a fumar, a pintarse, Y
riendo a toda Ja mentalidad que ellos implican. lo que es más importante, recogiendo una vieja tradición de
Desde la Primera Guerra Mundial se asiste a una expansión Jos sufragistas, aspira a identificarse con el varón en todas las
cuantitativa de la mentalidad burguesa. En cambio, comienza actividades de la vida. La emancipación de la mujer, manífies·
·a manifestarse una crisis cualitativa: más extendida que antes, ta en estos signos, ha modificado la estructura de la sociedad:
la mentalidad burguesa ha sido cuestionada en sus fundamen- como trabajadora, ha duplicado la mano de obra disponible.
tos, tanto en Europa como· en los Estados Unidos, y en mí Pero por otra parte, esto significa la disolución de la .familia:
opinión también en los países de la órbita ºsoviética. tradicional, y no como resultado de un programa deliberado
Se trata de una ofensiva contra Ja mentalidad burguesa sino de un proceso repentino y espontáneo. Quizá sus efectos
que no viene del pasado sino de una mentalidad nueva, que parezcan más contundentes debido a que se producen en el
no sabe exactamente Jo que quiere. Puede decirse que, como marco de una formidable revolución tecnológica. No es ca·
octio s1g10s atras, fa socieda1f der mundo accidentar está. tia· sual que esta modificación de fa condición femenína origine
ciendo otra vez experiencias primarias. La nueva mentalidad un arquetipo -la flapper, Greta Garbo- que es popularizado
probablemente no puede expresarse ni definirse, pero sabe por el cine. No es la novela ni el teatro; es este nuevo instru·
que Je resultan insatisfactorias las antiguas formas de pensar mento, que constituye también una revolución tecnológica.
y expresarse, ya sea la realidad mecánica newtoniana o la Podría reflexionarse acerca de la medida en que estos arque·
estética de la perspectiva. En cualquier campo se advierte que tipos populares contribuyeron a hacer definitivos los cambios
la sensibilidad intuye los cambios: que en última instancia situacionales. En los años veinte podría suponerse que se tra·
se refieren a la idea del hombre y a la de la realidad, aunque taba de un fenómeno transitorio, pero no fue así. En conse·
ni la filosofía ni la ciencia han alcanzado aún a elaborarlos. cuencia, la mentalidad burguesa, en tanto imagen de la vida
Algunos ejemplos son reveladores de los pequeños cam· social montada sobre la familia, ha sufrido una crisis funda-
bios de situaciones y actitudes. En la primera posguerra ocu- mental. Si se piensa hasta qué punto ésta era una de las pie-
rre eso que se ha llamado la liberación femenina. ,Aparece un dras angulares de esta sociedad y esta mentalidad, queda
tipo femenino inédito en la mentalidad burguesa, para la cual claro cómo, a partir de la primera posguerra, ha comenzado a
la mujer es el centro de la familia y el hogar, un ser humano ser trabajada en sus cimientos mismos.
exento de responsabilidades, sin representatividad civil. De
pronto, en la vida política, así como en el teatro y el cine.
José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa._ 145
144

La crisis de los sistemas Hasta la Segunda Guerra Mundial el mundo se ha disloca-


do y presenta dos polos. Desde entonces aparece un tercero,
Esta crisis,··que al cabo de cincuenta años se advierte muy el llamado Tercer Mundo. Hubo al principio una idea, pronto
profunda, fue percibida ya en 1919, por sociólogos, econ.o- desmentida por la realidad, de que ese mundo constituía una
mistas y filósofos. Lo señaló Keynes en Las consecuenczas fuerza política relativamente homogénea. Después de la Con-
económicas de la paz, Ortega y Gasset en La rebelión de las ferencia de Bandung se descubrió que el Tercer Mundo no
masas, Paul Valery en La crisis del esp(ritu. Desde el fin de la existe como unidad pero se han identificado áreas perfecta-
guerra, hay una especie de vuelco de la reflexión inteligente mente definidas, unidades políticas laxas que hablan de una
sobre Ja situación que se ha creado. singular personalidad política.
Un primer aspecto, quizás el más evidente, es el de la crisis Pero quizás el proceso más singular, en relación con la
del mundo industrial, es decir ese mundo en el que había cre- mentalidad burguesa, sea el de la, Revolución Cultural. En
cido y se había desarrollado la mentalidad burguesa. Hasta China la han bautizado así, pero quizá menos explícita y cons-
J919 ese mundo constituía una unidad: era Inglaterra, F ran- cientemente, se ha dado en todas partes. El hecho puede ser
cia, Bélgica, Holanda, Suiza, Alemania, Estados Unidos y, en visto desde uno u otro campo. Hasta 19 i 4 se pensaba en los
alguna medida, Japón. Se trataba de un mundo compacto, países de la periferia como áreas que era preciso civilizar:
en torno del cual se constituía una periferia sobre la que el tal era la "carga del hombre blanco" que enunció Kiplif!g.
núcleo se proyectaba. Era un mundo conflictivo, pero en Existía el convencimiento pleno de que la obligación del
el fondo armónico: Jos choques y ajustes, que se desarrolla- mundo blanco, industrializado, tecnificado, era convertir a
ban dentro de un cierto fair play, se derivaban en general todo el mundo a las formas tecnológicas y productivas in-
hacia la periferia·. dustriales, y simultáneamente a las formas de la mentalidad
La primera ruptura se produce con la revolución soviética burguesa. Esto es, por ejemplo, lo que se proponían persona-
y la formación del mundo socialista.' Hay desde entonces dos jes patriarcales y admirables desde todo punto de vista, como
polos en lo que antes era el escenario único de la sociedad el doctor Schweitzer, cuya maravillosa obra filantrópica no
y la 'mentalidad burguesas. Puede discutirse si, en el largo pla- obsta para que hoy resulte verdaderamente atrabiliario.
zo, la adopción del modelo industrial y de ciertas característi- Desde la segunda posguerra, los pueblos árabes, africanos,
cas técnico-empresarias puede conducir a formas de vida y de orientales e inclusive latinoamericanos han comenzado a
mentalidad similares. Esta idea se ha planteado últimamente, distinguir entre la aplicación e incorporación del desarrollo
y en mi opinión es errónea, pues se apoya en similitudes SU· tecnológico industrial y la aceptación de la mentalidad bur-
perficiales que apenas ocultan diferencias profundas. Pero a guesa, que implicaba el abandono de las tradiciones. propias.
la luz de nuestro problema, el de la crisis de la mentalidad La Revolución Cultural afirma el derecho de cada uno, a
burguesa, lo decisivo es la conciencia que la sociedad tuvo hacerse firme en su tradición, en su propia forma de menta-
acerca de lo profundo e irreversible de la escisión. En la déca- lidad:, su música, su literatura, su ética, su religión, su hist.o-
da del treinta, en todas las revistas de propaganda soviética o de_ ria. Todo eso suele plasmar en un pensamiento político
Jos partidos comunistas se habla del hombre nuevo, el hom- • denominado genéricamente ''.antimperialismoj', detrás del
y
bre socialista, es evidente que las formas de vida que origi- cual hay fenómenos muy complejos. -
naba el desarrollo industrial en el mundo comunista no te- Este es, ciertamente, un .tema central para el estudio de
nían nada que ver con las formas que ese mismo desarrollo los países del Tercer Mundo, pero también lo es para el estu-
originaba en el mundo capitalista. dio de la mentalidad burguesa. Quienes se hablan acostum-
146 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 147

brado a ver la historia de la humanidad como la de una ex- ~ tas, de modo que no se comprometan los principios básicos
pansión continua de esa mentalidad y de las formas sociales de la sociedad. Pero cuando, aun con propósitos de manipu·
que la originaron, descubrieron primero que en el mundo !ación, se esgrimen ciertos argumentos o se usan ciertos tér·
industrial toda una parte adoptaba un rumbo distinto y minos. se está afectando profundamente las bases ideológi-
que la periferia reivindicaba su propia tradición, sin negarse cas del sistema. Es posible que cuando Mussolini grita en una
por ello a los beneficios de lo que empezaba a llamarse el barricada: "viva la Italia proletaria y fascista", no sepa muy
"desarrollo". La idea de ecumenicidad de esta mentalidad bien qué quiere decir, o aun que deliberadamente esté crean·
resultaba cuestionada. do una confusión. Pero lo que es seguro es que no defiende
En segundo lugar. hay una dislocación del pasado polí· las ideas de quien dice "viva la libertad" o "viva la democra·
tico, tanto en lo que hace al llamado "equilibrio" como a las cia". Probablemente, unos y otros aludan, en el fondo de su
ideologlas que lo sustentan. La Primera Guerra disuelve un conciencia, al sistema burgués, pero las palabras que lo sus-
pasado político que parecía tener una fuerza extraordinaria tentaban. y con ellas todo el sistema tradicional de ideas que
y que se descubrió sumamente débil. El mundo europeo había estaba involucrado en las grandes palabras y que constituía
permanecido sin variantes desde l 850. La guerra acaba con la argamasa de esta sociedad, todo esto ha sido al menos
algunas instituciones aparentemente muy sólidas, como el cuestionado.
Impe110 Austro Húngaro o el Turco, y las reemplaza por una
multitud de estados, siguiendo el vitjo criterio de las nacio-
nalidades propio del siglo XIX. Se disuelve el tradicional sis· La crisis de las actitudes
tema de grandes potencias, recíprocamente eq;¡iJibradas, y se
crea otro, que nace con problemas insolubles: estados equili- Fuera de los signos visibles que en el orden político o eco-
brados. según los viejos criterios de la población y el territo- nómico produjo la Primera Guerra Mundial la crisis se mani-
rio, pero radicalmente desiguales en términos de los nuevos festó, de manera más profunda, en el campo de las menta·
criterios. como el de potencia industrial. Jidades. En Ja posguerra se produce, por primera vez, una
A un mundo político constitutivamente en crisis, que mi· crisis que no proviene de la tradición sino de situaciones
na las bases mismas de la confianza y seguridad del mundo nuevas, y consecuentemente de ideologías nuevas. No son
burgués, se agrc·~a la crisis de las id_eologías políticas elabora· ideologías definidas aún, pero hay elementos que permiten
das por la burguesía. La mentalidad burguesa había elabo- detectar el sentido general, si no de la mentalidad de reempla-
rado todo un sistema político, basado en la cambiante com- zo, sí al menos el de las fisuras que se han operado en la men-
binación de liberalismo. republicanismo y democracia. Todo talidad burguesa.
ese si_stema queda barrido por el fascismo y el comunismo. Habíamos señalado que los contenidos de Ja mentalidad
Las grandes revoluciones políticas cuestionan la totalidad burguesa podían resumirse en dos puntos fundamentales,
de los contenidos de la mentalidad burguesa. Esto es eviden- referidos a la concepción del hombre y a la de la realidad. La
te en el caso del comunismo pero también en el de los regí- mentalidad burguesa concibió lo que en el siglo xvrn se lla-
menes políticos, como el fascismo, cuyo propósito estraté- maba el "horno faber" e imaginó una concepción de la reali-
gico es preci~amente salvaguardar Ja sociedad capitalista. dad que se conoció como realismo. Eso es lo que entra en
_El fascismo es un intento de solucionar los problemas de la crisis, junto con la estructura general, a medida que ésta em-
.sociedad de IJ!asas, en términos tales que se le proporcione· pieza a manifestarse impotente y excesivamente rígida para
a éstas satisfacciones
- --
suficientes a sus necesidades inmedia-,. acoger las diferencias fundamentales que empezaron a pro-
José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 149
148

ducirse en las condiciones generales de vida y en las líneas grandes, medianas y pequeñas llama poderosamente la aten-
generales de la mentalidad vigente. . • . . . ción, no sólo por el hecho de su simple existencia sino por-
Para detectar las líneas de crítica, prove_nientes de situa- que adoptan un aire que lleva a un observador agudo, como
ciones ·nuevas y en consecuencia de nuevas formas de menta- lo era Ortega, a hablar de masas insurrectas. Sin embargo,
r d d y en cierto modo para medir su significación a lo largo esas masas insurrectas no operaron agresivamente sino en
~ef tiempo, pueden analizarse ciertas actit_u?es, que son reve- condiciones excepcionales, corno en el caso de ciertas huel-
ladoras del objetivo frente al cual se mamfiestan, aunque n? gas y movilizaciones políticas, como la del fascismo o el na-
puedan establecerse con claridad contenidos: _La novedad mas cional-socialismo. Ortega se refiere a una nueva actitud hacia
visible de la primera posguerra fue la irrupc1on del escep~icis­ las élites tradicionales: comienzan a demostrar que las consi1
mo y el hedonismo, a la que siguió, treinta años despu~s,_ la deran ilegítimas y no representativas .. El aire de insurrección
irrupción del sentimiento de rebeldía que es caractenstico proviene de que las masas se reconocen independientes de las
de la segunda posguerra. Estos dos aspectos deben considerar- élites, las que quedan descolocadas respecto de ellas. Así co-
se en conjunto y sistemáticamente, porque en la Pnrnera mo en la sociedad de preguerra un cierto respeto y consenso
Guerra se manifestaron bajo la forma de un total desent:nd1- les confiere a las élites un aire de legitimidad, incluso entre
miento de las responsabilidades, y en la Segunda a traves ~e los sectores más revolucionarios, en la posguerra no se las
posiciones de denuncia, según la fórmula que se ha hecno discute como explotadoras sino, simplemente, se les descono;'
clásica. ce el carácter de élite, se les niega el derecho al privilégió y se
Debe comenzarse por establecer cuáles son los sectores termina negando la legitimidad de todo privilegio.
sociales en que se originaron esas actitudes. En el_ mundo eu- Por otra parte, ese aire agresivo de las masas proviene de
ropeo, en el que la crisis es más grave y se manifiesta de ma- que comienzan a transformarse en vehementes consumidoras.
nera más clara, se descubre que las masas populares no ~dop­ Cuando Ortega explica la presencia de las masas no las pre-
tarón una actitud escéptica ni hedonista. Por el contrano, _en o
senta en una plaza, en una manifestación siguiendo a líde-
Jos sectores más politizados hay una actitud muy activa res revolucionarios, sino formando cola en los cines o las tien-
en persecución de ciertos fines concretos: prec1s~rnente aque- das, aspirando a los bienes que habitualmente eran patri-
llos que les proponía la nueva soc'.edad mdustnal en su mo- monio de las élites tradicionales y de las clases medias. Se
mento de apogeo, cuando irrumpio la sociedad de consumo. trata de una revolución, pero sus actores no son las inasas
Tal como lo observaron Ortega y Gasset y una multitud de sino el mundo industrial. Este ha transformado a las masas,
filósofos, ensayistas y periodistas, la primera posguerra se congregadas en las grandes ciudades, en consumidoras dis-
caracterizó por la presencia de las masas antes no ob_serva- puestas a no renunciar a ninguno de los bienes tradicional-
das. Podría encontrarse un precedente en las décadas irnciales mente consumidos por las clases altas o las clases medias.
del siglo XIX, cuando en ciudades como Manchester la con- Esto es lo que les da su aire irritante. "
centración industrial atrae una enorme cantidad de gente Frente a este fenómeno las élites adoptan una actitud
que, desde ei punto de: v~_sta d~ las vieja.s cl_as~s dom:nantes;
, ,• . ' ... . . .. . .
escepm:a,~rasgo runaamental y tlp1co de la posguerra, según
presenta el carácter de una masa. En u_na sociedad acostum- lo documenta abundantemente la literatura. Es una actitud
brada a que la gente que contaba fuera· poca, esa n'ueva masa típica y exclusiva de las élites. Las masas no eran escépticas;
circundante pareció una masa_ invasora. . . estaban en un proceso fundamenta_! para sus vidas: la búsqucl'.
Después de la Primera Gu~rra Mundial. ese fenomeno de da de la movilidad social, de mejora en las condiciones de
aparición de enormes concentraciones humanas en c1Udades vida, lo cual pará los sectore~ populares equivale en este mo-
150 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 151

mento a toda una ideología política. Tampoco se manifestaron . una máscara que ocultaba los intereses de la alta burguesía
escépticas las masas que se movilizaron políticamente detrás ·financiera.' Quienes lo asesinan están tratando de salvar la
de los partidos comunistas, de Mussolini, Hitler o Bela Kun. "unión sagrada", la unión nacional cuestionada por las luchas
Los grandes movimientos políticos de posguerra se constitu- sociales. En el curso de la guerra se hizo evidente la crisis de
yeron sobre la base de masas que de ninguna manera eran esas ideas que se podía suponer vigentes. En 1917 se produce
escépticas. en Francia la crisis del derrotismo, a la que enfrenta Clemen-
El escepticismo que se manifestó en las élites es el primer ceau. En ese año, en plena guerra de trincheras, afloró el
signo de reconocimiento de que algo funcionaba mal en las descreimiento total acerca de Jos objetivos de la guerra y las
estructuras y se complementó con una actitud hedonista. finalidades simbólicas por las cuales se estaban sacrificando
Esto caracteriza los testimonios más típicos de la posguerra, millones de vidas. Esto prueba de qué manera todo el sistema
como la literatura del ultraísmo o lo que en Jos años veinte de valores que parecían vigentes en J 914 estaba evidentemen-
se conoció como literatura de vanguardia. Igualmente algunas te en discusión al promediar la Guerra, y se había derrumba-
escuelas plásticas, como el dadaísmo o el surrealismo , tenden- do al finalizar ésta.
cías estéticas o estetizantes que caracterizaban a una élite No se ha analizado suficientemente el valor, como hecho
desesperada por sacudirse de toda clase de compromisos con simbólico, de la aparición del mito del soldado desconocido,
la sociedad.' Cuando las masas se sacuden del compromiso así como el contenido interno de la literatura de guerra
con la sociedad el problema es menos grave que cuando Jo que fue característica de toda la primera posguerra, como
hacen las élites, que son las sostenedoras de' la estructura; El fuego de Henri Barbusse o Sin novedad en el frente, de
en este caso la actitud escéptica se manifiesta como un inten- Remarque. Debajo del Arco del Triunfo, donde se recuerda
to más o menos consciente de abandonar las estructuras a su a los generales vencedores de las campañas napoleónicas -en
propia suerte, y esto es lo que ocurrió. Esto se manifestó ya las que murió cantidad de gente pero que no dejaron un saldo
en la bel/e époque y en las dos o tres décadas anteriores a de escepticismo sino el recuerdo de la gloria del Emperador-
la Primera Guerra: es el escepticismo que caracterizó la obra se coloca simplemente una llama que debía arder permanen-
de Osear Wilde, ~e Anatole France, de E~a de Queiroz; casi temente. Compárese esto con el contenido de la literatura de
toda la literatura de este período es refinada, cínica y escép- guerra. Siempre es el drama del soldado anónimo, olvidado,
tica, como la de Proust, que refleja una sociedad que ha deja- que no pasa a la historia y de quien el autor quiere destacar
do de creer en todo ..· que es un microcosmos, que es un hombre, nada menos que
Cuando estalla la" Guerra este escepticismo se nota mucho todo un hombre, como diría Unamuno. Esta exaltación del
más acentuado: a medida que ésta se desarrolla se descubre hombre individual y anónimo, víctima de la parafernalia de
que todos los ideales por los cuales la gente se había lanzado la guerra, significa afirmar: los valores en homenaje de los
entusiastamente en 1914 han hecho crisis. El primero, el cuales ha perdido su vida se consideran inferiores a esta cosa
ideal patriótico; el segundo, el ideal de la unidad nacional, ínfima que es la vida de un hombre anónimo.
que había movilizado a las naciones europeas a la guerra, Esto es un signo muy claro de que las élites habían empe-
todas tendencias que intentaban devolverle a la conciencia zado a perder confianza plena en el ·conjunto de convicciones
nacionalista los contenidos de principios o mediados del siglo básicas que constituían la mentalidad burguesa. Es el primer
XIX. En julio de 1914 fue asesinado en París Jean Jaures. signo de que la mentalidad burguesa ha entrado en crisis,
acusado de decir a las clases trabajadoras que no había que puesto que han entrado en crisis la totalidad de sus valores
servir a los intereses de la guerra, porqué el naéionalismo era fundamentales. Lo que se salva es el hombre, que es indes-
152 José Luis Romero
Estudio de la mentalidad burguesa 153
tructible. Pero el hombre es un ser concreto y las estructuras
son abstractas, son el resultado de un sistema de relaciones. a sacrificar su vida a unos cuantos dioses ignotos, que para
Cuando se afirma insistentemente que lo que existe es el ser algunos son simplemente el consumo. Es necesario enajenarse
concreto de carne y hueso, es porque se está dudando de que para poder comprar los bienes de consumo; hay que sacrificar .
tenga vigencia el sistema de relaciones en que cada individuo todas las posibilidades que el hombre tiene de "realizarse"
se coloca. Esto es precisamente lo que ocurre: la crisis del -ésta es otra palabra clave- dedicando todas las horas de su
vida a servir a un monstruo: una gran empresa, el Estado, que
sistema de convicciones básicas, el sistema de ideas que hasta
le exige todo su esfuerzo nada más que para ganar la cantidad
1914 se consideraba válido. El sistema de ideas que parece
de dinero que necesita para vivir.
tradicional, y que hasta ese momento no había sido combati-
Se supone que el individuo tiene un destino distinto que
do sino porque la concepción del hombre que implicaba no
servir a la sociedad. En una sociedad coherente, en la que las
era tan sutil y espiritual como la del sistema cristiano feudal,
estructuras ofrecen al individuo una serie de caminos que éste
es criticado ahora en nombre del ser anónimo, de carne y reconoce como legítimos, el servicio de la sociedad había
hueso, que reclama su derecho a la vida, que quiere poder parecido siempre, en la mentalidad burguesa, justificación
comer, vivir, trabajar, tener la modesta alegría de ir todos los suficiente de la existencia. El servicio implicaba trascendencia
días a su hogar, criar sus hijos. Es la exaltación de la vulgari- en tanto se hacía para alguien considerado más valioso que el·
dad, y esto se opone a la exaltación de los grandes valores. individuo. Quien dice: "todo· esto me enajena, me saca de
Esta tendencia se advierte también en el otro género litera- mí y me convierte en instrumento de un monstruo cuyo sen-
rio típico de la época: la biografía, Maurois, Ludwig. Su sen- tido no descubro", está denunciando que no encuentra sen-
tido es exaltar al hombre individual, grande o pequeño. El tido a la estructura en que vive, o.al menos que no comparte
pequeño en toda su vulgaridad y el grande en la pequeñez ese sentido. Descubre que el que cumple ese servicio para la
de su vida privada. La exaltación es naturalmente intencio- sociedad no es él mismo sino un' robot, una máscara, detrás
nal y está dirigida a descalificar otra afirmación, típica del de la cual hay un individuo que se ve a sí mismo enajenándo-
antiguo nacionalismo y del nuevo fascismo: "el hombre que se y que, en esta situación de crisis, se pregunta P.Or su propio
muere por algo es menos valioso que aquello por lo cual mue- destino. ¿Cuál es ese destino? La pregunta abre otros interro:
re". En este momento se dice que todo aquello que ha lleva- gantes más: ¿es necesario que todos tengan un mensaje tras-
do a la tumba a diez millones de hombres, que ha consumido cendental para la humanidad y que la sociedad lo frustre? ¿O
tantas vidas y riquezas, y que ha destruido tantos recuerdos simplemente se está pensando que el hombre vulgar no tiene
hermosos del pasado, todo eso no vale la vida de un hombre que hacer otra cosa que vivir de una cierta manera, y que
anónimo y vulgar. puede realizarse en tanto descubra que esa tarea solicitada
Esta profunda y terrible revolución prosigue en la segunda es valiosa?
posguerra con la llamada denuncia y rebeldía. ¿Que es lo que se Así, la actitud de la Primera Guerra Mundial, cuyo priróer.
denuncia en fo. llamada !iteratura de denuncia, en la actitud de signo visible era el escepticismo, se continúa en esta deman-
los· iracundos, como Osbome, y de los beatniks, como Ke- da, en esta actitud de protesta, de rebeldía, cuyo tema funda-
rouak? Una sociedad .en la que el individuo se aliena, se enaje- mental es la idea del hombre. Se trata del disconformismo.
na, se frustra. Esas son las palabras claves. ¿Quién es el que se Quien asume esta actitud no tiene por qué saber qué ·co-
frustra? Esto no se refiere a la frustración terrible y drarnáti· sa es eso otro a lo que aspira; lo único que sabe es que en
ca del artista virtual que hay en cada hombre sino a la de esa estructura una parte de su yo queda insatisfecha. Esto es
cada individuo, vulgar y silvestre, a quien la sociedad obliga exactamente lo contrario del hamo faber de la mentalidad
154 Estudio de la mentalidad burguesa 155
José Luis Romero

burguesa, del ideal del individuo que cumple un servicio una Lo característico de las élites es su consustanciación con
misión útil para la sociedad, como aparece en la moral de un las estructuras políticas, económicas o ideológicas, y su con-
Franklin o un Samuel Smiles, típicos héroes burgueses. Aho- trol de ellas. En la sociedad burguesa, vastos sectores de cla-
ra, en cambio, es posible que quien sirva a Ja sociedad se sien- ses medias se asocian a las élites, y careciendo de control
ta atrozmente desdichado porque se está sacrificando a una sobre las estructuras, apoyan mediante el consenso a los que
divinidad cuyo sentido no descubre, y cree que se aliena por- sí las controlan. Ambos son grupos responsables y que se
que tiene que vender su trabajo, no ya por Ja convicción de sienten responsables, pues una estructura se defiende por las
realizar una tarea útil sino para conseguir .el dinero necesario élites y por los sectores que le prestan consentimiento. Esto
para obtener los bienes de consumo que se han convertido en es lo que dejó de ocurrir en ese momento de disconformismo
una meta esencial. y de allí la crisis fundamental de la mentalidad burguesa. Do-
Este círculo vicioso fue definido por Bernard Shaw criti- mina a las élites un sentimiento de escepticismo y una actitud
co de la sociedad victoriana y de la sociedad burgu;sa en . hedonista, que recuerda el carpe diem de Horacio, casi siem-
general, con una frase famosa: "un hombre de nuestro tiem- pre acompañado de una actitud Cínica respecto del sistema
po es un hombre que gasta su vida en ganársela". En todo de valores morales que organizan la comunidad y que, unido
este se~timiento de escepticismo, y luego en el de protesta y a todos los demás sistemas de relaciones, constituyen Ja es-
rebeld1a, ~mda la convicción de que, además del hombre que tructura. De alli que la primera posguerra significara una cri-
gasta su vida en servir a la. sociedad o en ganársela, hay otro sis fundamental, pues aunque las élites no se enfrentaron con
que. espera otra cosa. ¿Qué cosa? Eso es Jo que nadie sabe. la estructura combatiéndola, como ocurrió luego de la Segun-
Esta muy claro todo lo que no se quiere; también toda Jacer- da Guerra de una manera radical, le hicieron el mismo daño
tid.umbre dramática de que hay una vida por vivirse, y hay retirándole su consenso. Las estructuras se manifestaron inde-
quien dice que quiere vivir su vida. Como éste, todos los esló- fensas, porque sus defensores naturales abandonaron su de-
ganes que se han transformado en lugares comunes están car- fensa. Esta fue la actitud típica de las élites, que no fue Ja de
gados de un sentido de protesta. Vivir su vida es desarrollar las masas enfervorizadas por seguir a Mussolini. Las élites
la vida de una manera tal que no sea de ningún modo servir legitimas son las que, a juicio de una sociedad, gozan de los
a la sociedad ni cambiar tiempo por dinero. No está dicho ¡0 privilegios para cumplir mejor sus deberes. En el momento en
que se quiere en cambio, pero es evidente que esta critica a la que abandonan sus deberes y se quedan nada más que con sus
c?ncep~ón burguesa del hombre no proviene de una concep- privilegios, las masas le retiran su consenso y se desencadena
c10n senonal, como ocurrió con el disconformismo cortés la crisis. Esto es lo que ocurrió en la posguerra, en ese proce-
el renacentista, el. barroco o el romántico, que eran simple~ so en que las élites, escépticas y cínicas, transformaron las
nostalgias de un tiempo de señores, en que una situación de garantías que rodeaban sus deberes de élite en simples privi-
ocio permitía que ciertas élites llevaran una vida de gran dig- legios personales y automáticamente se transformaron en
rudad, una vida estética. Esto es otra cosa, y viene de situa- ilegitimas.
ciones modernas, creadas por el mundo industrial, y contra
ellas se combate. Todo esto constituye una crisis fundamen-
tal, la primera de este tipo, en la que se advierte la embestida
sobre la mentalidad burguesa de una ideología nueva toda-
vía espontánea y en gestación, indefinida en lo positivo~ muy
clara en lo negativo.
156 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 157

3. La crisis hoy: el disconformismo que es característico de nuestro tiempo, está revelando un


deseo de incorporación a la sociedad tradicional, por el que
La mentalidad burguesa ha entrado en una crisis que, aun- extensos sectores de las clases medias y populares pueden
que anunciada repetidas veces, se ha manifestado de manera beneficiarse y disfrutar de los bienes que antes no consumían
vehemente después de la Primera Guerra Mundial, en un pro- sino las élites. De modo que una buena manera de identificar
ceso que llega hasta nosotros. Este proceso de crisis, que de este sector es confundiendo a todos estos grupos de clases
ninguna manera ha concluido, supone el cuestionamiento de medias, populares y de élite bajo el denominador de socie-
casi todos Jos elementos que constituyen el contenido de la dad de consumo.
mentalidad burguesa. Más aun, de su estructura misma. Tra- La sociedad de consumo expresa el consentimiento presta-
taremos de explicar la forma que la crisis adopta hoy. do a las estructuras vigentes y a las formas de mentalidad ins-
Los signos de esta crisis son varios, algunos gruesos y otros criptas en ellas que se desarrolla junto a ellas. El vasto fenó-
sutiles. En algunos casos se advierte el enfrentamiento total meno del disconformismo revela, más allá del consentimiento
de otras formas de mentalidad, que anidan en ciertos grupos formal u ocasional que otros sectores le prestan, la crisis de
sociales nuevos, con las formas tradicionales de la mentalidad la mentalidad burguesa. El disconformismo tiene mucho· más
burguesa. Otras veces, lo que se percibe es un simple fenóme- valor sintomático que el conformismo, pues en los fenóme-
no de disconformismo, que caracteriza a ciertos grupos com- nos de cambio los sectores que por inercia se mantienen
prometidos con la mentalidad burguesa, que participan de adheridos a las formas tradicionales son siempre menos repre-
ella en términos generales, que pertenecen a la estructura en sentativos, por su actitud pasiva, que los sectores que adop-
que se aloja la mentalidad burguesa, y que sin embargo mani- tan una actitud activa de disentimiento. Estos son los que,
fiestan a través de ese disconformismo una especie de deci- al introducir un factor nuevo, mueven la historia, y aqul el
sión de· abandonar la defensa de esta forma tradicional. factor nuevo se llama disconformismo.
Naturalmente no todo es disconformismo en la sociedad Como los conformistas, los sectores disconformistas se
contemporánea, en la que se desarrollan vastos sectores que alojan en todos los sectores sociales. Son pequeños grupos, a
adoptan una actitud conformista. Hay en realidad dos gran- veces subgrupos, que han adoptado una actitud disidente,
des grupos: los que prestan su consentimiento a la estructura de manera expresa o tácita. Se alojan en las sociedades urba-
social vigente y las formas de mentalidad que en ella se alo- nas, y particularmente en las grandes ciudades, en \as que
jan, y grupos disconformistas, que no sólo no prestan su con- habitualmente existe una ciudad secreta, underground, donde
sentimiento sino que manifiestan su disenso de una manera se desarrollan formas de vida y florecen formas de mentali-
bastante categórica. Podría identificarse a los conformistas dad absolutamente disidentes respecto a las ortodoxas de la
con la sociedad de consumo. Toda sociedad de consumo vida normal. El disconformísmo se identifica con las grandes
agrupa en realidad vastos sectores sociales en los que, sin ciudades, aunque los caracteres de la rnegalópolis contempo-
distinción de clase, se advierte la vehemente tendencia a con- ránea, Nueva York, Londres o Buenos Aires, se repiten, en
sustanciarse con las estructuras sociales vigentes y con ias menor escaia, en innurnerables ciudades con pob1aCiones que
formas de mentalidad que predominan en ella. Estos sectores superan el millón o millón y medio de habitantes, en parte
conformistas se integran con gran parte de las viejas élites, y por imitación y en parte porque a partir de ese umbral se dan
sobre todo con los sectores sociales en ascenso, tanto eñ el las condiciones para el surgimiento de estos grupos disidentes.
seno de las clases medias como de las populares~ Este ascen- A los disidentes se los encuentra, ciertamente, en las clases
so de las masas, este fenómeno de intensa movilidad social. populares, en grupos con formación política y fuerte tendeñ-

158 Estudio de la mentalidad burguesa IS~
José Luis Romero

cia a la acción. En estos casos el disconformismo es expreso del retorno a William Blake, el poeta y dibujante inglés que,
Y. t.iene clara conciencia acerca de los fines' que persigue, espe- en cierta forma expresa una actitud de desdén por todo el1
c1f1cados y precisamente delimitados. Pero el problema más sistema de su tiempo, y que incluso en el pllnto crucial de lo
sugestivo y curioso es el de los sectores disconformistas de que l\amaríamcs la imagen de la realidad manifestó un apar-
clase media y de élite, que ya han tenido acceso a los bienes tamiento Wtal de las formas de representación realista. Se po-
· de consumo y en quienes la aparición de una actitud discon- dría decir lo mismo de Edgar Allan Poe, Ezra Pound, Nerval
formista constituye el signo más importante y revelador de la o los románticos más extremos característicos de la primera
crisis fáctica, propia de las estructuras sociales, y de la crisis mitad del siglo. Quizás el ejemplo más claro sea el del mar-
mental, de las estructuras ideológicas. qués de Sade, quien ha recibido el espaldarazo de precursor
Estos grupos se nutren preferentemente de escritores de los movimientos disidentes porque se ha descubierto en él,
artistas, gente de cine, o de las actividades más unidas a l~ junto con las demandas de libertad sexual, una especie de
vid~ contemporánea: la publicidad, la televisión, la radio, el apelación a posiciones de tipo anárquico, como si reivindicara
penod1smo, y además. de una enorme masa de estudiantes. la libertad en términos absolutos. Esa reivindicación de Sade
·Es gente que, de una manera u otra, está vinculada a lo que constituve uno de los fenómenos más extraños y curiosos de
llamaríamos la creación, como si fuera bajo el impulso de los grup~s disidentes contemporáneos y expresa cómo, bajo
cie'.tas demandas creadora's cuando se descubre precozmente la apelación a la libertad plena, se pone en cuestionamiento
la mcapac1dad de las estructuras vigentes y de las formas todo el sistema de normas característico de la estructura vi-
vigentes de mentalidad para hacer Jugar a las nuevas formas. gente. Quien reivindica a Sade está rechazando todo el siste-
. Estos grupos se caracterizan por innumerables signos exte- ma de normas tradicionales, propias de la moral burguesa,
riores: el unisex, las vestimentas agresivas de los hippies, los pero también rechaza todos los fundamentos de una forma
collar.es, los pantalones femeninos o los aros masculinos, que de vida, que residen en el área de la ideología. La apelación
1dent1f1can a los grupos polémica y agresivamente disconfor- a los escritores norteamericanos de la generación perdida, o a
mistas. Pero en realidad el disconformismo comprende gru- Jos iracundos ingleses del grupo de Osborne, o a los beatniks
pos mucho más extensos, que no adoptan formas externas ni de Kerouak, a todos los que han echado por la borda las for-
una apariencia deliberada de grupos disidentes, y que sin em- mas de vida y de mentalidad tradicionales, está revelando que
bargo operan efectivamente como tales. Ubicados en las cla- el disconformismo no sólo rechaza las formas de vida sino,
, ses medias o altas, revelan sobre todo una deliberada huida mucho más enérgicamente, las formas de mentalidad, que
del esperado apoyo a las estructuras en las que se alojan por hoy constituyen su respaldo y que en su tiempo fueron el
su ongen, Y a las que sustentarían simplemente con una acti- fruto de esas formas de vida.
tud pasiva., Sin embargo, ese apoyo es el que se sustrae, para Estos grupos disidentes, cuyas manifestaciones más evi-
operar polem1camente en función de otras formas de mentali- dentes son los hippies de los años sesenta, los existencialistas
dad, como si quisieran alojarse en un sistema de estructuras de la segunda posguerra, los del Greenwich Village o Saint
totalmente distinto al tradicional. Germain des Pres, han adoptado una serie de convicciones
. Estos grupos ligados con la creación, con inquietudes teó- nuevas que cuestionan algunos de los puntos claves de las
ricas que los convierten en eminentemente ideológicos, reco- estructuras sociales y_ mentales vigentes. Lo primero que se
nocen como precursores a determinados individuos 0 movi- cuestiona son las estructuras sociales, al calor del descubri-
mientos: figu~as cara:terizadas por su disidencia en una época miento de Jos derechos inalienables de los grupos margina-
en que esta solo podia ser estrictamente individual. Es el caso les de Ja sociedad contemporánea. Esto se manifiesta en la
José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 161
160

adhesión a grupos como los judíos o negros en la sociedad con élites cuestionadas y en proceso de cambio. Amplios sec-
norteamericana y a sus equivalentes, originarios de antiguas tores de la cla5e media y de la clase alta les han retirado su
colonias, en Inglaterra o Francia. También, a grupos perse- apoyo, y puesto que las élites son cuestionadas, también se
guidos, como los palestinos. . cuestiona el mundo de ideas que esas élites representan y que
En segundo lugar se ·cuestiona la vigencia de las elites. es, exactamente, la mentalidad burguesa.
Una sociedad con una intensa capacidad de movilidad, en la Lo mismo puede señalarse sobre el sistema de normas.
que se han integrado rápidamente grupos sociales considera- Todo el sistema de normas vigentes hasta la Primera Guerra
dos marginales durante siglos, en los que las peculiaridades de Mundial era prácticamente el mismo, en lo sustancial, desde
la sociedad de consumo han introducido una especie de sus- el siglo XII o Xlll. Naturalmente que han cambiado en infini-
tancia continua, por encima y por debajo de la estratificación dad de matices, que han introducido una fisonomía distinta
social, una sociedad en la que se ha dado ese fenómeno natu· en el sistema de normas tradicionales, pero la sociedad y la
ralmente cuestiona a sus élites. mentalidad burguesas han tenido, hasta fines del siglo pasado
Antes de la Primera Guerra Mundial las élites eran legíti- o principios de éste, un sistema compacto de normas, que en
mas para una masa de población reducida, por debajo de la lo sustancial no había sido discutido. Formaban parte de él
cual quedaba una masa amorfa, marginal, que no tenía parti· .J.as normas que establecían las relaciones entre personas, en'
cipación en ese juego. Las élites tradicionales lo eran de una el seno de la familia, entre los sexos, entre los distintos estrá'-
sociedad restringida; sus relaciones se planteaban sólo con tos de la sociedad. Todo esto comienza a ser cuestionado
una parte de la sociedad, la masa incorporada, y no afectaban inmediatamente después de la Primera Guerra. Luego de
a las masas no incorporadas. Esto es lo que ha entrado en en· la euforia de la bel/e époque, la caída vertical de la posgue-
sis en el mundo de la sociedad de consumo. La sociedad ha rra es definitiva. En realidad, el sistema de normas no se ha
crecido en lo cuantitativo, y además se ha producido una recompuesto de ninguna manera, por el contrario cada uno
homologación, de modo que lo que llamamos la masa inclu· de los elementos que lo sustentaba ha ido declinando, y fue-
ye aquellos grupos marginales cuyo consentimiento ante· ron apareciendo conatos de nuevos sistemas de normas y
riormente no contaba, y cuya presencia repercute invalidan- valores. Las discusiones generadas por la pi1dora anticoncep-
do la vigencia de las élites tradicionales. Así, las nuevas socie- tiva, o en otro plano por literatura como la de Henry Miller
dades, más extensas por la vigencia del mundo del consumo, o Christine de Rochefort revelan el cuestionamiento a todo
han cuestionado a las viejas élites y exigen otras. Algunas ya el sistema de normas que ha regulado la vida sexual, que
están a la vista: la tecnológica, la intelectual. Hay otros sec- siempre son un índice sutil de los mecanismos de organiza-
tores en donde es posible que las élites tradicionales puedan ción de la vida de una comunidad. Este tema, que era tabú,
trasmutarse de cierta manera y conservar los mismos carac- después de la Primera Guerra Mundial se plantea sobre nuevas
teres. Pero aún así, por razones generacionales inclusive, hay bases y se abre un enorme debate, sin que ningún aspecto de
un intenso proceso de cambio. · · la cuestión quede fuera.
/\. esto se debe la gran indecisión que nuestra sociedad En el campo de l.s nonnas sociales la crisis también fue
tiene respecto a su modelo proyectivo. Nunca estos modelos definitiva;»afectó las relaciones entre los estratos sociales, y
han sido tan escasos, han gozado de menos aceptación gene- de manera muy particular aquellas propias de la unidad fami-
ral, y han sido inás discutidos. Esto no se debe a los proyec- liar. En rigor; afectó todo el sistema de valores,. En cual-
tos nuevos, sino a que provienen de únas élites que son ellas quier aspecto que se examine puede observarse una· uniformi-
mismas discutidas. Puede decirse que vivimos en un mundo dad de desarróllo desde el siglo XII hasta el XIX y una caída
162 José Luis Ro1ncro Estudio de la mentalidad burguesa 163

vertical de la adhesión después de la Primera Guerra. Si se la realidad que hizo la mentalidad burguesa. La descomposi·
cuestiona todo es porque fundamentalmente se están discu- ción de ese sistema de representatividad indica que ha cam·
tiendo dos problemas básicos, de los cuales derivan todos los biado la imagen de la realidad que la mentalidad burguesa
demás: el de la imagen de la realidad y el de la imagen del se ha hecho.
hombre. También se ha dislocado el tiempo, como se advierte en
La imagen de la realidad ha sido cuestionada de muchas toda la novela contemporánea. Cuando se esboza el sistema
maneras. Ciertamente, la teoría de la relatividad asestó un de coetaneidad, de la isocronía, de los desarrollos contempo·
golpe fundamental a nuestra imagen de la realidad, aunque ráneos. cuando se intenta penetrar en el tiempo psicológico,
esto todavía no ha trascendido demasiado. Más fuerte es el se está. descomponiendo la imagen kantiana del tiempo lineal,
impacto del desarrollo tecnológico. Consideremos el caso de que era la del reloj del campanario. Esto se derrumba des·
la radio y de la televisión. Aquella fue admitida por la socie- pués de la Primera Guerra Mundial. . ..
dad, en la década de 1920, como un hecho normal. En la Ciertamente, no son síntomas que se perciban con facilidad,
imagen de la realidad propia de la mentalidad burguesa, ésta pero en rigor ésta ha sido la forma de anunciarse de todos los
era antes que nada la realidad sensible. Pero de pronto la tec· grandes cambios históricos. Siempre ha habido estos s1gno_s
nología abre una zona que en cierto modo es misteriosa, y no precoces, provenientes de los sectores más atentos a las po_s1·
puede comprenderse según los criterios tradicionales, de mo· bilidades ofrecidas por la estructura y la mentalidad trad1c10·
do que los fundamentos mismos de la imagen se conmueven. nales. Cuando llegan a la conclusión de que ellas han deiado
Una contraparte de este cambio la ofrece la creación esté· de ser elásticas que son incapaces de alojar nuevas formas de
tica, en la que la imagen de la realidad se ha transformado. pensamiento, q'ue no admiten nuevas formas de expresión, las
¿Quién reconoce la realidad en los cuadros que forman parte cambian. Nosotros percibimos este cambio, el sintoma, pero
de la exposición Knox? ¿Quién reconoce la realidad tradicio· detrás de él se encuentra el endurecimiento de las formas tra·
na] en las escuelas no figurativas? Frente a la tradición sobre· dicionales de mentalidad, de las estructuras incapaces de reci·
naturalista del cristianismo platónico, la mentalidad burgue· bir Jos impulsos que flotan en el aire; quienes los promueven
sa había impuesto una imagen de la realidad, la de la realidad querrlan ubicarlas en las formas tradicionales de estructura Y
sensible, que durante siglos tuvo un tipo de representación de mentalidad y no pueden, de modo que irrumpen con u_n
ortodoxa: la que los pintores llamaban pintura "de bulto", gesto o un hecho que puede ser baladí a primera vista. Podna
con caracteres constantes desde Cimabue y Giotto. Desde el parecer intrascendente que en las novelas de Proust e_l tiempo
cubismo, o mejor desde el impresionismo y Cézanne, en to· no sea el del reloj y el almanaque sino el bergsomano, del
das las escuelas, especialmente las no figurativas, las de la pin· análisis psicológico. Pero toda una línea de creación sigue
tura abstracta y muy particularmrnte las de la concreta, se esta corriente, y comenzamos a acostumbrarnos a la coex1s·
destroza la imagen tradicional de la realidad. Así, la creación tencia de una imagen tradicional de la realidad espacial Y
estética descubre un día que ya no tiene vigencia un tipo de temporal y de imágenes absolutamente inéditas, que aparec~n
figuración de la realidad que se manifiesta en el lienzo del en el testimonio de estas nuevas élites, atentas a la percepc1on
mismo. modo que en la retina. Esto es un hecho tan funda· de las nuevas formas. Estas son percibidas Y expresada~ de
mental como aquel que significó el abandono de la pintura diferentes maneras, aunque remitan a un fen~men? _s1m1lar:
plana, al modo bizantino, y la adopción de la pintura de bul- el chico que se enfrasca en la música beat esta _perc~b1endo la
to. La invención de la perspectiva fue característica del triun· misma crisis que el creador más serio y exqu1s1~0: el Ja perc1·
fo de la mentalidad burguesa, o mejor dicho de la imagen de be y expresa a su modo, y rompe con la melod1a trad1c10nal,
164 José Luis Romero Estudio de la mentalidad burguesa 165

inserta en una concepc1on sonora coherente desde el siglo guiada por la idea frankliniana o goethiana de que el hombre
XII al XlX y que de pronto se rompe por la música dodeca- se realiza siendo útil a la sociedad. Esto estaba en el fondo de
fónica o por los Beatles. todas las teorías educativas, en la mente de Pestalozzi, de Co-
No se trata simplemente de la introducción de una defor- menio: el hombre tiene que ser útil a sus·semejantes y se rea-
mación deliberada, como la que el Greco introdujo en su pin- liza como ser social, cumpliendo uno de los destinos que la
tura; lo que comienza a cuestionarse es el sistema total, la estructura le ofrecía. Ella ofrece una serie de canales, y el
trama toda en la que se alojan los fundamentos de la estruc- hombre se realiza cuando se incorpora a uno de ellos y llega
tura social y la mentalidad burguesa. La característica de este a ser lo que la sociedad quiere que sea. La sociedad es una
periodo es el disconformismo y no la afirmación de un nuevo especie de divinidad, de monstruo sagrado al que cada uno se
sistema, que de ninguna manera está elaborado. Ninguno de sacrifica. De pronto, hay gente que comienza a decir que
los síntomas mencionados basta para afirmar que una nueva quiere vivir su vida, esto es realizar cada uno su destino indi-
imagen de la realidad reemplaza a la antigua. Lo que aparece vidual, que no es necesariamente el que la sociedad le propo-
son apenas signos de disconformismo con respecto a una ima- ne sino el suyo propio. No es necesario ser un gran pintor .o
gen tradicional y una enorme incertidumbre con respecto al poeta, si lo que se quiere es pintar o escribir poemas, si se
futuro, que sólo se manifiesta en atisbos de búsqueda de siente que eso es lo que uno quiere hacer, y eso vale.para
cosas nuevas. No podría decirse cuál es la imagen del univer- uno, aunque no valga para la sociedad. Esta es la gran revolu-
so que está haciéndose; lo que es seguro es que la tradición ción contra el horno faber.
está en crisis.
Simultáneamente, entra en crisis la imagen del hombre, Llegada a esta encrucijada, la mentalidad burguesa se en-
elaborada en el siglo XII y vigente hasta el siglo XIX. Es el cuentra impotente para resolver la conjunción de sus princi-
horno faber, el hombre hacedor de cosas, que se realiza en so- pios fundamentales con el sistema de vida que le ha propues-
ciedad, cuyo ejemplo es el personaje de Defoe: el gran esfuer- to primero la Revolución Industrial y luego la revolución
zo de Robinson Crusoe es constituir en su pequeña isla de- tecnológica. Desde la posguerra, hay tres grandes contr~dic­
sierta una microsociedad que esté en relación con aquella de ciones que la mentalidad burguesa no ha podido res~lver:
la que él proviene. Lo que entra en crisis es la idea de que el la contradicción entre desarrollo tecnológico y desarrollo so-
hombre "se realiza en la sociedad y para la sociedad, y se em- cial; la contradicción entre masificación e individualización y
pieza a afirmar que todos los hombres, y no sólo los miem- la contradicción entre participación y marginalidad.
bros excelsos de las élites, sino los más humildes, todos tie- La primera reside en el problema que plantea la pregunta
nén un destino individual. No es necesario explicar el papel acerca de quién va a administrar el nuevo mundo. La revolu-
que en esto' ha tenido el psicoanálisis. Generalizar la idea ción tecnológica e industrial se produce en parte por reque-
goethiana de que el hombre es un microcosmos, que tiene la rimiento de la estructura económica pero además pÓr un
totalidad del universo en sí mismo, en su mente, en su con- desarrollo singular de la estructura ideológica, que lleva a ex-
ciencia; descubrir o afirmar polén1icamente que cu:i!quiera tremar ciertos resultados, que coinciden en parte con los
tiene un destino: esto es una revolución. Durante siglos requerimientos de aquélla y que en parte los s~peran amplia-
nadie, salvo las figuras más excelsas -Rembrandt, Novalis-, mente. Hay un desajuste entre ambos desarrollos, el que ha
ha pensado que su objetivo final fuera realizarse a sí mismo. sido requerido por la estructura y el que es el resultado de
Tradicionalmente se entendió que el hombre se realizaba en una evolución intelectual desencadenada a gran velocidad y a
sociedad. Hasta el siglo XX, la educación de un joven estaba largo plazo. Allí se interpone una pregunta, que excede los
166 Jose Luis kon1ero

límites de lo industrial y lo tecnológico y se inserta en el duce un flujo para incorporar a los grupos marginales a la par-
·campo puramente social: ¿quién va a manejar el nuevo mun- ticipación, todo un sistema de fuerzas transform.a .ª nuevos
do? La mentalidad burguesa no tiene respuesta para ello. grupos, a veces··muy extensos, a veces participantes, en. mar-
Tampoco Ja tiene para el problema de las relaciones entre ginales. ¿Cuáles son estos grupos marginales? Trad1c1ona~­
masificación e individualización, dos tendencias antagónicas mente se habría pensado en los negros de los Estados Uni-
de Ja sociedad contemporánea. Por una parte, el psicoanáli- dos o Jos parias de la India. Pero la sociedad de consumo crea
. sis invita a la individualización; también la educación: en la formas indirectas de marginalidad. Si esta sociedad diluye las
medida que se ofrece a todo individuo una cantidad de infor- élites tradicionales, forma simultáneamente nuevas élites, que
mación, se lo invita a que se sienta él mismo, a que se indivi- no son campos sociales definidos sino ondas cortadas a lo
dualice. Por otra parte, hay una corriente en la sociedad de largo de toda la sociedad. Son élites funcionales, que no ~
consumo que tiende a masificar, no sólo a las clases medias fijan sino que se encuentran en estado de permanente movi-
y populares sino a las élites. Hay una corriente de formas de lidad, y que generan un tipo de marginalidad estrictamente
vida, actitudes, valores, que, manifestándose en una sociedad funcional, cuyo presente, nervioso e inestable, es denunciado
bastante estratificada, se muestra con un flujo que sobrepasa por el lapidario e indefinible in y out .
.los límites de la estratificación y circula de manera fluida, de Puede vislumbrarse el final de la mentalidad burguesa.
·manera exactamente igual por entre todos los sectores, crean- Los tiempos que siguen no son de claridad.sino de confusión,
do una cierta identificación entre los hombres de todos los porque lo que se opone a un sistema diáfano y muy estr~ctu­
sectores. La mentalidad burguesa ha fracasado en la resolu- rado, como es la mentalidad burguesa, no es un con3unto
ción de este dilema planteado por las tendencias contradicto- de objetivos sino simplemente un conjunto de expresione~ de
rias hacia la masificación y la individualización. Este es uno disconformismo, sin objetivo claro, lo que le da esa apanen-
de Jos dilemas más graves y complicados del mundo contem- cia de disconformismo sin causa, capaz de engañar a muchos
poráneo. Una sociedad en la que todos se individualizan acerca de la profundidad de los cambios que anuncia._
incorpora una mayor cantidad de conciencia por sobre su
.!'S¡N\RTh\\l'.\du\. J.'10.\1'.\>\ru>.\\ru',RI.!', .!'.Q~ ,\,'\,~ i.{~\l'S . .\\1-\\l'.I\?"~
introducían una dosis de conciencia en la espontaneidad.
Ahora hay una verdadera inundación de conciencia. Podría
decirse que las estrategias han superado a las ideologías; que
las maneras de-·comportamiento han superado al sistema de
fines, si se prefiere plantearlo así; porque los actos, cada vez
más, dejan de ser actos espontáneos previstos en función de
ciertos fines. Esta revolución es expuesta por el índice cre-
ciente de individualización, fenómeno que corre parejo con
el otro, igualmente sensacional, de Ja masificación creciente.
En tercer lugar, está la contradicción entre participación
y marginalidad. Por una parte la sociedad de consumo incita
a Ja participación, tiende a transformar a todo el mundo en
participante, pero simultáneamente empieza a crear nuevas
formas de marginalidad. Parecería que, a medida que se pro-

Potrebbero piacerti anche