Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
¿El poder es el mayor afrodisiaco? ¿Qué implicaciones tiene eso para nuestra vida en sociedad?
El estadista Henry Kissinger famosamente dijo "el poder es el mayor afrodisiaco". Kissinger
debía saberlo de primera mano. A todas luces no era un hombre físicamente atractivo, pero
su inteligencia y sobre todo su poder -fue en muchos caso el poder detrás del poder en la
política estadounidense- lo hicieron el "símbolo sexual de la administración Nixon", un
hombre que trabó amistad con algunas de las mujeres más atractivas de su generación.
No sólo los hombres son atractivos por su poder también lo son muchos animales,
incluyendo las langostas. En su reciente libro, el Dr. Jordan Peterson hace una interesante
comparación entre las langostas y los seres humanos. Las langostas realizan una serie de
combates que determinan de alguna manera su estatus. Cuando las langostas crecen, pierden
sus conchas y necesitan granjearse escondites para evitar depredadores. Claro que sólo
existen un cierto número de buenos escondites. Así en su exploración de escondites las
langostas se encuentran con otras y realizan una serie de combates ritualizados para acceder
a estos escondites de primer orden. Cuando se encuentran dos langostas:
Este spray líquido contiene una serie de químicos que revelan importante información a la
otra langosta (tamaño, sexo, salud, estado de ánimo, etc.). Algunas veces una langosta se
rinde simplemente por conocer la información de la otra en el spray. Cuando la información
no es concluyente, se presentan combates que son sobre todo amagues, vacilaciones o
simplemente exhibiciones, hasta que una de las langostas decide retirarse. Sólo en algunas
ocasiones se llega realmente al combate. Lo que es más interesante todavía, es que después
de un combate, una langosta deja de pelear -incluso ante langostas que ha vencido antes-,
pierde toda la confianza y vive deprimida por al menos uno días (notablemente las langostas
también se benefician de sustancias que elevan sus niveles de serotonina). En algunos caso,
dice Peterson, la derrota es tan onerosa que "el cerebro de una langosta básicamente se
disuelve. Luego crece un nuevo cerebro de subordinado, uno más apropiado para su nueva
baja posición. Su cerebro original simplemente no es lo suficientemente sofisticado para
manejar la transformación de rey a perro andrajoso". El triunfo hace que que aumente la
serotonina y que se reduzca la octopamina en el cerebro de estos crustáceos. La serotonina,
por otro lado, regula la estabilidad de las postura, y permite lo que entre humanos se llama la
postura de poder (la "power pose", como Superman con los brazos extendidos). "Una
langosta flexionada extiende sus apéndices para que pueda verse alta y peligrosa como Clint
Eastwood en un spaghetti Western". Una vez que la langosta ha ganado puede cosechar las
mieles de su triunfo. "Todo lo que necesita hacer un ganador... es menear sus antenas de
manera amenazante y un previo oponente se desvanecerá en una ráfaga de arena". Lo que
nos interesa aquí es que en la muestra del poder de la langosta interviene una mecanismo de
dominio reproductivo. Según explica Peterson:
Para una langosta hembra, el triunfo en el combate de un macho le dice que sus genes son
buenos para reproducirse. Esta importante información en el ser humano se revela de diversas
formas -por la simetría del rostro, por el olor (histocompatibilidad), y demás. El ser humano,
sin embargo, es una mezcla de instinto biológico y de culturización, genes y memes. Así
entonces, el poder y el éxito, ya no sólo como victorias en un combate físico sino dentro de
la más sofisticada jerarquía social, ocupan el papel de revelar esta información que sugiere
buenos genes y protección para la descendencia.
http://pijamasurf.com/2018/01/el_problema_de_que_la_agresividad_y_el_poder_hacen_mas_at
ractivos_a_los_hombres/