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MODERAR EL CONSUMO: Pensar conscientemente en

lo que consumo. No salir de compras por impulso o por


diversión. Imponerme un período de reflexión antes de
efectuar un desembolso grande. Comprar cosas de
segunda mano y productos ecológicos cuando sea
posible.

HACER "LIMPIEZA" EN LA VIDA: Sacar de los


armarios todo lo que no he usado en el último año.
Llevarlo a un tienda de segunda mano o dárselo a quien
lo pueda necesitar. No acumular objetos innecesarios.
Evitar que las posesiones me posean. Prescindir de todo
aquello que me roba tiempo. No hacer nada por
compromiso: SABER DECIR NO.

BAJARME DE LA MOTO: Desacelerar. Dejar de estar


pendiente de la prisa. Escuchar mi tic tac interior.

DESCONECTAR EL PILOTO AUTOMÁTICO: Declarar


la guerra a la rutina. Hacer todas las semanas algo
nuevo. No caer en la trampa del sedentarismo. Superar
la crisis del domingo con alguna actividad que me
estimule y me obligue a mover las piernas. Incorporar la
imaginación y la creatividad a la vida diaria. Alimentar el
mundo de la fantasía y la imaginación. Estudiar la
posibilidad de trabajar a tiempo parcial o desde casa.
APAGAR LA TELEVISION: Hacer un cálculo de todo el
tiempo de mi vida que he pasado y paso delante del
televisor: ganaré un tiempo impagable todos los días.

DEJAR DE SER UN ESCLAVO DE LA TECNOLOGÍA:


Resistir a la tentación permanente de comprar algo
nuevo. Pensar en la utilidad real, cuánto lo voy a usar y
cuánto me va a costar. Apurar al máximo la vida del
coche y de las cosas.

HACER BUENO EL DICHO DE "HOGAR, DULCE


HOGAR": Dejar de responder al teléfono a partir de
cierta hora o en ciertos momentos (y poner el
contestador). Cambiar el zapping por la música favorita.
Leer durante una hora antes de ir a la cama. Separar la
vida laboral de la vida casera. Convertir el dormitorio en
un santuario para el descanso.

CAMBIAR EL ORDEN DE PRIORIDADES: Dejar de


rendir culto a la ambición, el dinero y el éxito. No
dejarme consumir por el trabajo. Anteponer siempre la
salud física y mental y las relaciones personales. Hacer
ejercicio regularmente. Cambiar de hábitos alimenticios.
Pasar el mayor tiempo posible con los míos
demostrándoles lo importantes que son para mí. No
privarme de nada: simplicidad no es austeridad ni
pobreza. El dinero es necesario, pero mi energía vital es
lo más preciado. (Las preciosas horas de vida que tengo
a mi disposición).
RECUPERAR EL CONTACTO CON LA NATURALEZA:
Regalarme de vez en cuando una tarde para ir a ver una
puesta de sol. Asociar el tiempo libre con actividades al
aire libre.

BUSCAR EL EQUILIBRIO: Renunciar a los excesos.


Aprender a reconocer los síntomas de ansiedad y estrés
y cambiar a tiempo. Recuperar el control de mi vida y no
dejarme llevar por las pautas y comportamientos de
otros. Mirar hacia adentro. Aspirar a un estado de
serena quietud. Hacer meditación. Mejor cambiar
paulatinamente que romper por lo sano. No preocuparme
por las criticas o el qué dirán. Asomarme a la vida con
otros ojos.
Mi tarea consiste en buscar una conexión con algo
mucho más grande de lo que puedo imaginar, al mismo
tiempo que participo honrada y sinceramente en las
fuerzas de la vida.
La vida humana sólo tiene sentido en la medida en que,
consciente e intencionadamente, ocupe dos mundos al
mismo tiempo. Una sola fuerza nunca puede dar sentido
a la vida humana. El sentido aparece sólo en el lugar
situado entre dos mundos, en la relación de dos mundos,
dos niveles, dos cualidades de poder y energía. Que los
sueños y fantasías no reemplacen a la verdadera
búsqueda interior. El mal no radica en uno de los dos
lados de la naturaleza del hombre, sino en el fracaso a
la hora de distinguir y respetar ambas direcciones en mi
interior.

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