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TEMA 9:

LAS ACTIVIDADES INDUSTRIALES Y EL TERRITORIO: LOS


PROCESOS DE INDUSTRIALIZACIÓN. FACTORES DE
LOCALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LA INDUSTRIA.

1. EL SECTOR SECUNDARIO: DEFINICIÓN DE CONCEPTOS BÁSICOS.

La industria forma junto con la construcción el sector secundario, caracterizado por la


transformación de los recursos naturales mediante maquinaria y equipos en instalaciones
fabriles, para la obtención de bienes finales, destinados al consumo, o intermedios,
destinados a otra manufactura, siendo necesarios siempre los factores tierra, trabajo y
capital.
Se trata de un elemento clave en la economía y en la sociedad a través de la distribución
y el consumo, considerado como un factor esencial de desarrollo y bienestar.
Ha relegado al artesanado a un segundo plano, impulsado el comercio y los transportes,
modernizado la agricultura y la ganadería, redistribuido la población, incrementado el
proceso de urbanización, establecido nuevas relaciones entre regiones y naciones, etc.
Además, la industrialización ha cambiado la distribución de la población activa por
sectores, así crece la población ocupada en la industria en valores absolutos, aunque no
relativos, debido al fuerte aumento del sector terciario.
Entre sus distintas acepciones, se puede definir industria en sentido amplio como
actividad industrial; más concretamente como “establecimiento industrial” o “fábrica”,
unidad concreta de elaboración de bienes; en ocasiones se le atribuye un significado
demasiado extenso, hablando de “industria del turismo” o “industrial del transporte”,
refiriéndose a actividades económicas no industriales.

Así pues, sólo se puede considerar industria a las actividades de transformación de los
recursos naturales y la obtención de bienes. No obstante, en la fase preindustrial esta
actividad se realizaba en pequeños talleres y manufacturas (talleres más grandes surgidos
en el siglo XVIII), con lo que la industria transforma mayores cantidades de
materias primas y exige mayor cantidad y variedad de fuentes de energía, tiene un
mayor número de trabajadores, especializados, con una división del trabajo considerable,
y exige fuertes inversiones de capital, rasgos que la diferencian netamente del artesanado.
La industria muestra una clara tendencia al aumento y racionalización de la producción
para abaratar costes y alcanzar mayores cuotas de mercado, mediante estrategias que
necesitan de una organización, la empresa industrial.

- Empresa industrial: unidad jurídica y económica de producción en la que se establece


la combinación de trabajo y capital para la producción de bienes industriales. Cuando esta
empresa tiene más de un establecimiento se habla de empresa multiplito. Puede ser
pública (dependiente del Estado), privada (gestionada por uno o varios
empresarios) o mixta (una combinación de ambas formas, caso de las empresas
semipúblicas).

- Fábrica, “industria” o establecimiento: unidad técnica de producción, que puede


estar en lugares diferentes al del domicilio social de la empresa. Este elemento básico de
la actividad industrial se integra en el sector industrial y en el sistema industrial. Escala
“micro”.
- Sector industrial: conjunto de industrias dedicadas a la misma o parecida producción
(textil, etc.). Se trataría del nivel de escala “meso”.

- Sistema industrial: conjunto de las fábricas de un territorio con vínculos entre sí. Se
correspondería con un nivel de escala “macro”.

A estos tres niveles de escala se sumaría la propiamente geográfica (local, regional,


nacional o mundial).

Según el tipo de criterio se pueden clasificar las industrias en los siguientes tipos:

a) Según la finalidad de la producción industrial

- Industrias de bienes de equipo: producen los elementos imprescindibles para la


fabricación de otros productos industriales (ejemplo: fábricas de máquinas industriales).

- Industrias de bienes de consumo: fabrican productos destinados directamente a su uso o


consumo (ejemplo: industria alimentaria).

b) Según la dimensión de las instalaciones y la complejidad del proceso productivo

- Industrias pesadas o de base: casi siempre se corresponden con las industrias de bienes
de equipo, salvo excepciones (industria electrónica de precisión). Manejan grandes
cantidades de materias primas y fabrican productos semielaborados destinados a otras
industrias. Se localizan en zonas próximas a los yacimientos del recurso necesario o en
puntos estratégicos para el transporte (zonas mineras, puertos, etc.), caso de siderurgia,
metalurgia pesada y química pesada.

- Industrias ligeras o de transformación: suelen corresponderse con las industrias de


bienes de consumo, excepto casos como la industria textil de hilados y tejidos, que
producen para la industria de la confección. Transforman productos con poco volumen
para su consumo directo, caso de la textil, la metalurgia de transformación, la química
ligera, la electrónica, la informática o la bioingeniería, sectores estos últimos de
tecnología punta y gran productividad.

2. ORIGEN Y EXPANSIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN.

La Revolución Industrial constituye un conjunto de transformaciones socioeconómicas y


territoriales acontecido a finales del XVIII en Gran Bretaña, que provocó el paso de una
economía preindustrial, caracterizada por la baja productividad y un crecimiento
estancado, a una economía industrial, con un crecimiento económico fuerte, sostenido y
fundamentado en el empleo de máquinas alimentadas con energía (carbón, petróleo y
electricidad).

Hasta 1830 la industrialización se concentró en torno a las minas de carbón y en las


regiones de industria textil algodonera, pero desde entonces las fábricas se instalaron en
las ciudades, para aprovechar las ventajas del mercado, la mano de obra y las redes de
transporte como el ferrocarril. La consecuencia fue un crecimiento de la población,
especialmente la urbana, gracias a la mejora del nivel de vida, de las condiciones
higiénico-sanitarias y de una mayor seguridad en la alimentación gracias a los avances en
agricultura y ganadería.

Esta Revolución Industrial generó una serie de cambios económicos, sociales y


territoriales:

- Cambios económicos: paso de la producción tradicional, artesanal y manufacturera,


propia de una sociedad medieval, a un método industrial basado en la cantidad y calidad
de los bienes producidos, apoyado y animado por nuevos inventos. Originaron un
aumento de la renta, la inversión y el número de sectores industriales, así como el declive
de la agricultura.

- Cambios sociales: desaparición de la sociedad estamental del Antiguo Régimen y


nacimiento de la sociedad de clases basada en la riqueza y la posesión de bienes; la alta
burguesía desplaza a la nobleza aristocrática en el poder económico; se acaban los
gremios y surge la libre contratación y las leyes generales. Las masas de trabajadores en
las fábricas forman el proletariado industrial, explotado y sometido al capital mediante
bajos salarios, largas jornadas laborales, explotación infantil, etc., que acabará
organizando los primeros sindicatos.

- Cambios territoriales: un proceso de concentración económica y demográfica concede


un creciente protagonismo de las ciudades asociadas a la industria y, después, a los
servicios. Aparecen grandes aglomeraciones urbanas debido a la inmigración y el
crecimiento natural, y la burguesía, marcando su territorio, promueve la edificación de
ensanches; se acometen obras de reforma interior en los barrios antiguos; mientras que en
el campo comienza un proceso despoblación y empobrecimiento.

Esta Revolución Industrial fue un proceso gradual, lento, incluso en Inglaterra, pues en
1850 todavía predominaba la población activa agraria sobre la industrial, también
permanecían muchos telares manuales en el campo, y otros sectores siguieron un
desarrollo más tardío.

La industrialización ha seguido varias etapas que pasamos a analizar.

a). Etapa preindustrial

Dura hasta el siglo XVIII y se caracteriza por el capitalismo mercantil, estar centrada en
Europa occidental y basada en el comercio; una tecnología limitada; una producción
manual; fuentes de energía renovables (agua, viento…); pequeñas empresas de carácter
familiar conviviendo con empresas “públicas” (monedas, armas, tabaco, etc.).

En el campo era habitual el “Putin auto sistema”, trabajo a domicilio de hilados y tejidos
controlado por un empresario urbano, que servirá de base para la acumulación de capital
previa a la Revolución Industrial, y evitaba la presión de los gremios.

b) Primera Revolución Industrial

La industrialización constituye el proceso económico iniciado en Gran Bretaña a finales


del XVIII y que conllevó un conjunto de transformaciones que provocaron el paso de la
economía preindustrial, de baja productividad y un crecimiento estancado, a la economía
industrial, de crecimiento económico fuerte, sostenido y basado en el empleo masivo de
máquinas. Está naciendo el capitalismo industrial, concretamente en Inglaterra y por los
siguientes motivos.

- En la etapa preindustrial los comerciantes controlan la manufactura artesanal de lana


por medio del “Putin auto sistema”, empleando a tejedores manuales en el medio rural.

- Aumento de la productividad agraria gracias a las inversiones en cercamientos o


“enlosares” de tierras, nuevas herramientas y cultivos, selección de ganado, etc., lo que
permitió satisfacer las necesidades alimenticias de la población.

- Aumento de la circulación y el comercio gracias a la mejora de los sistemas de


transporte (carreteras y canales).

- Presencia de una burguesía emprendedora, auge del liberalismo económico y


político, y existencia de un sólido sistema bancario para financiar la industrialización.

Las consecuencias económicas fueron una serie de avances tecnológicos (máquina de


vapor), la utilización de nuevas fuentes de energía (carbón), el crecimiento de los sectores
textil y metalúrgico, el aumento del tamaño de las empresas y de la producción, una mayor
competencia entre empresas, una incipiente división del trabajo, etc.

El sector textil algodonero fue el primero en industrializarse, gracias a la maquinaria con


la que se tejía el algodón importado de las colonias americanas, objeto de un intenso
intercambio comercial. Desde 1750 se sucedieron los inventos que aumentaban la
producción y abarataban los costes, como la máquina de vapor (1760) de James Watt.

El sector metalúrgico se benefició del impulso técnico del textil y se convertiría en el


principal, merced a la fabricación de máquinas de hierro para la naciente industria en las
fundiciones, cuya producción se centuplicó entre 1750 y 1850.

Las consecuencias sociales fueron un empeoramiento de las condiciones laborales, un


aumento de la contaminación y el ruido, la aparición de barrios marginales de obreros
industriales caracterizados por el hacinamiento y la insalubridad, etc.

Otra consecuencia fue el desarrollo de los transportes, que posibilitaron que la industria
pudiera desligarse del lugar de extracción de las materias primas o energías, y que la
población rural emigrase desde el campo a la industria urbana, marcando un claro
contraste entre el campo y la ciudad, y entre países industrializados y con tecnología, por
un lado, y países periféricos y abastecedores de recursos.

Esta primera revolución industrial comenzó lentamente, en 1850 todavía había más gente
trabajando en el campo que en las fábricas inglesas, seguían funcionando los telares
manuales, el resto de sectores productivos se industrializó posteriormente, etc. Pero los
problemas generados no se solucionaron, incluso se agudizaron en la siguiente fase.
c). Segunda Revolución Industrial

En esta fase presenciamos la fusión de empresas para aumentar las inversiones y la


competencia, con un protagonismo creciente de la banca al unirse al capital industrial
para constituir el capital financiero. Las grandes empresas surgidas llegan a controlar
algunos sectores de forma monopolista, estamos ante la etapa del capital monopolista y
financiero, iniciada en 1870 y consolidada tras la II Guerra Mundial en los países
desarrollados.

Las nuevas características políticas son el paso del liberalismo a la democracia, y en el


apartado social la aparición de los sindicatos, la ruptura definitiva entre burguesía y
proletariado, y la aparición de nuevas ideologías: socialismo, anarquismo y comunismo.

Un rasgo fundamental de esta segunda fase es la internacionalización de la economía:


grandes rutas transoceánicas (canales de Suez, 1869, y Panamá, 1914), la expansión
económica y militar sobre nuevos territorios (imperialismo), y la aparición de nuevas
potencias industriales (EEUU, Alemania y Japón), que acabaron con el dominio británico.

Las nuevas fuentes de energía, el petróleo y la electricidad, desplazan al carbón. El


uso industrial de la electricidad comienza con el descubrimiento de la dinamo
(1872) y continúa con el aprovechamiento de los saltos de agua para producir energía
eléctrica, con abundantes aplicaciones (alumbrado público, telégrafo, radio, máquinas…).
Un derivado del petróleo, la gasolina, sirvió para la invención del motor de explosión y,
con ello, del automóvil.

El nuevo producto industrial es el acero, más resistente que el hierro, cuyo uso se
generalizó en todos los países industriales, y que contribuyó al desarrollo de la
industria pesada, gracias a la elevada demanda del sector ferroviario, los barcos de vapor
y el armamento. La necesidad de grandes inversiones de capital en este sector favoreció
la concentración empresarial.

Las consecuencias fueron el nacimiento de las grandes empresas multinacionales, el


aumento del tamaño de las fábricas y la aplicación de nuevas técnicas productivas como
el trabajo en cadena, “taylorismo” y “fordismo”, así como nuevas relaciones
interindustriales, acuerdos del tipo cártel, trust y holding cuyo objetivo será controlar el
mercado.

En este contexto, perdieron protagonismo las industrias tradicionales como el textil, y con
la eléctrica y la siderurgia, se erige en sector protagonista la industria química (colorantes,
explosivos, fibras artificiales, abonos, neumáticos, etc.).

La localización industrial experimenta importantes cambios territoriales: aparición de


grandes regiones industriales (centro de Inglaterra, cuenca del Shur, Lorena, Lieja, etc.),
que contrastan con el medio rural, el cual puede mantener relaciones con la ciudad gracias
al avance del ferrocarril; y fuertes impactos paisajísticos derivados de la construcción de
grandes naves industriales, el proceso de urbanización, la construcción de
infraestructuras, etc.
La industrialización a nivel mundial también muestra diferencias respecto a la fase
anterior, pues la revolución industrial se difundió desde Inglaterra hacia otros países en
el siglo XIX, si bien con ritmos diferentes, y se materializa la diferencia entre países
industrializados y países suministradores de materias primas.

Alemania, unificada en 1871, se convierte en la segunda potencia industrial de Europa,


dominando los sectores siderúrgicos (Krupp, 1866; Thyssen, 1867) y químico (Bayer,
1863; BASF, 1865), tras una intensa industrialización.

Estados Unidos inicia su proceso de industrialización en la región de Nueva Inglaterra,


apoyado en la expansión del ferrocarril y con innovaciones en la organización industrial
como la producción en serie y en cadena.

Japón, después de la Revolución Meiji (1868), se industrializa rápidamente gracias


a la abolición del régimen feudal y la financiación estatal.
Rusia comienza su industrialización a finales del XIX centrada en San
Petersburgo, Moscú y algunas cuencas mineras.

Francia accede al proceso industrializador de forma tardía en el siglo XIX. Estos países
constituían el “taller del mundo”.

d) Tercera Revolución Industrial

La crisis del sistema capitalista a finales de la década de 1960 debido al encarecimiento


de los recursos energéticos y las materias primas, el aumento del paro, el fuerte impacto
ambiental, etc.; la crisis del Estado del Bienestar y la pérdida de peso económico de la
industria dan lugar a esta nueva fase de la revolución industrial.

Las grandes empresas adoptan una estrategia de transnacionalización que modifica las
relaciones internacionales, acabando con las fronteras económicas, conquistando nuevos
mercados, relocalizando la producción o parte de la misma en otros países, etc. Nace así
el capitalismo transnacional, protagonizado por EEUU, Europa y Japón.

Sus características son una revolución tecnológica, la reducción del consumo de


productos naturales y los sectores protagonistas son la microelectrónica, la biotecnología,
la robótica, etc., mientras aumenta el trabajo de I+D (terciarización industrial) en
detrimento del trabajo directo, se flexibiliza la producción en diversas fases o
empresas (descentralización productiva), y se cuestiona la intervención del Estado en la
economía.

3. LOCALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LA INDUSTRIA.

Cuando una industria estudia las opciones de instalación analiza las ventajas,
inconvenientes y posibilidades de una localización, con el fin de minimizar los gastos
de fabricación y maximizar los beneficios. Esta decisión varía con el tiempo, igual que
cambian las necesidades de la industria, las ventajas, los avances tecnológicos, etc., y da
lugar a relocalizaciones y descentralizaciones.
Son numerosos los factores que condicionan la localización de una industria,
comenzando por la propia apreciación subjetiva del empresario sobre el entorno, y su
importancia ha variado a lo largo de la historia:

- Hasta mediados del siglo XIX predominaba la dispersión industrial, muchas veces en el
medio rural, debido al coste del transporte y la dependencia de las fuentes de energía
(agua y carbón), aunque se aprecia concentración en ciertos núcleos urbanos (Reino
Unido).

- Entre mediados del XIX y 1960 se produjo una fuerte concentración industrial en
espacios apropiados como las ciudades, y disminuyó la dependencia de los factores
previos.

- Desde 1960 se observa una expansión industrial hacia las regiones periféricas,
localizándose otra vez en espacios rurales o suburbanos, pero con empresas muchas más
fuertes que al principio del proceso industrializador y, por tanto, más independientes de
las condiciones locales.

Se distinguen dos grupos de factores de localización industrial: directos (materias primas


y energía, mano de obra, tecnología, capital y mercado) e indirectos (existencia de un
medio industrial consolidado, contactos interempresariales, fiscalidad local, amenidades
locales y actitud de la población).

a) Factores directos o internos

Afectan al proceso productivo, y han sido considerados tradicionalmente como tales


factores.

- Materias primas y fuentes de energía: su proximidad constituía una garantía de


aprovisionamiento y reducía los costes de transporte, de ahí la aparición de complejos
industriales en torno a las cuencas mineras británicas. Los avances tecnológicos han
reducido su importancia como factor condicionante a industrias de poca movilidad
(pesada, agroalimentaria y de primera transformación).

- Mano de obra: al principio la concentración de trabajadores en las ciudades era utilizada


en los focos industriales como única forma para aumentar la producción. Pero la
mecanización y automatización de las tareas han exigido un mayor nivel de cualificación,
en detrimento de su número, salvo las industrias intensivas en mano de obra
(alimentación, textil…). Y, por otro lado, el aumento de la movilidad de los
desplazamientos humanos ha restado protagonismo a la proximidad de la mano de obra.

- Tecnología: resulta imprescindible para la industria, siendo más eficaz en los lugares de
fácil acceso (grandes ciudades), especialmente en el comienzo del proceso de
implantación. Después, el elevado nivel de automatización, informática y tele
gestión hace más independiente la elección de localización y la separación entre
unidades de decisión y de producción. El avance tecnológico suele ocasionar importantes
desplazamientos industriales.
- Capital: en sus variantes fijo (maquinaria y edificios) y circulante (dinero), tiene una
gran relevancia pues el valor del dinero varía entre países, además de que pueden existir
ventajas financieras y fiscales en algunos Estados que pretenden una redistribución
territorial de la industria. Cada vez es menor el peso de los capitales familiares, pues se
suele recurrir a los capitales financieros de los grandes centros de decisión.

- Mercado: un factor constante en la localización industrial, pues provee de bienes de


producción y absorbe los bienes de consumo, de ahí la concentración industrial en sus
proximidades, según las teorías clásicas para abaratar costes de transporte y según otras
teorías más recientes debido a la elasticidad de la demanda y la competencia entre
productos sustitutivos en los mercados. Su importancia en la instalación de las industrias
sigue siendo vital, presentando un evidente carácter urbano, especialmente en las
industrias de bienes de consumo o finales.

b) Factores indirectos o externos

No afectan directamente al proceso productivo, pero proporcionan ventajas a la


instalación, y su influencia como factores sólo ha sido considerada en los últimos tiempos,
si bien tienen cada vez más importancia. Se trata de la existencia de un medio industrial
consolidado, contactos interempresariales, fiscalidad local, amenidades locales, la actitud
de la población, etc., responsables de generar un ambiente favorable o repulsivo para la
localización industrial.

En función de estos se pueden distinguir tres tipos de economías:

-Economías de localización: consecuencia de la concentración de industrias de actividad


similar en zonas concretas que generan ventajas de conjunto.

-Economías de urbanización: derivadas de la localización industrial en una gran ciudad


con ventajas como fácil acceso al mercado, mano de obra abundante y diversa, mejores
servicios e infraestructuras, etc.

-Economías de transportes: consecuencia de la proximidad entre las empresas, que aporta


ventajas en el transporte de bienes, la transferencia de información, nuevos desarrollos de
productos, etc.

Según la influencia de los factores de localización se distinguen tres tipos de industrias:

-Industrias libres: con escasa influencia de los factores (sobre todo directos), caso de las
industrias de alta tecnología.

-Industrias vinculadas: muy dependientes del transporte, la energía y el capital debido a


los grandes volúmenes de mercancías y materias primas utilizadas, caso de las industrias
de bienes de equipo.

-Industrias inducidas: próximas a las grandes ciudades por su dependencia del mercado
para colocar su producción final, caso de las industrias de bienes de consumo.
Las industrias cada vez son más flexibles en su localización, tendiendo hacia el tipo de
industrias libres, debido a la pérdida de influencia de los factores clásicos de localización
(energía, mano de obra y materias primas), ante el protagonismo creciente de nuevos
factores indirectos o externos. Esta circunstancia es una consecuencia más del cambio
industrial experimentado en las últimas décadas, sobre todo en los países desarrollados.

La Primera Revolución Industrial surgió en Inglaterra y de allí se difundió a Europa,


EEUU y Japón, pero fue perdiendo protagonismo y a finales del XIX su producción
industrial es igualada por Estados Unidos y se le aproximaban Alemania y Francia.

A principios del siglo XX sólo había unos pocos países industrializados y EEUU se
convierte en la 1ª potencia industrial, aumentando las relaciones de dependencia entre los
distintos territorios y crecieron las diferencias de desarrollo, entre países desarrollados y
países no desarrollados o dependientes. Tan solo la crisis de 1929 y la II Guerra Mundial
originaron algunos procesos de industrialización para lograr la sustitución de las
importaciones procedentes de los países desarrollados.

A partir de 1950 nuevas naciones se incorporan al proceso de industrialización en los


países de economía planificada, en América Latina y en Asia, orientándose hacia la
exportación y controladas por grandes empresas extranjeras, que desplazaron una parte
del proceso productivo a zonas con mano de obra barata y poco conflictiva.

En las últimas décadas ha continuado en aumento la participación de los países


subdesarrollados en la producción industrial mundial, pero no lo suficiente: los antiguos
países comunistas han perdido protagonismo; tienen más peso Norteamérica, el Este y
Sudeste asiáticos, y se mantiene Europa Occidental.

Desde la década de 1980 han proliferado las zonas francas en el Sudeste asiático,
emplazamiento con buenas infraestructuras y servicios donde se instalan empresas
orientadas a la exportación, aprovechando las ventajas locales (menores cargas fiscales,
ayudas financieras, mano de obra barata…) de los llamados Nuevos Países Industriales
(NPI): México y Brasil, con un crecimiento menor, y Singapur, Hong Kong, Taiwán y
Corea del Sur (los “tigres asiáticos”), además de Tailandia, Indonesia y Malasia, con
fuertes tasas de crecimiento y una gran exportación de tecnología.

En los países desarrollados la reestructuración industrial ha provocado la aparición de dos


grandes tipos de regiones:

-Regiones industriales en declive: de tradicional implantación industrial (Gales, Lorena,


Asturias, etc.), en crisis desde 1960, manifiesta en aumento del paro, cierre de empresas
y traslado de otras, que ha dado lugar a espacios degradados (“cementerios industriales”
o “paisajes negros”), sobre los que se han aplicado programas de recuperación económica.

-Regiones industriales emergentes: sin tradición industrial (Sur de Francia, “sunbelt” de


EEUU, Baviera en Alemania…), pero en las que se han instalado empresas de alta
tecnología desde 1980, o bien han recibido la dispersión de actividades industriales
procedentes de regiones en crisis (Centro de Italia o Levante español).
4. PROCESOS RECIENTES DE REESTRUCTURACIÓN INDUSTRIAL.

a). Transnacionalización industrial

Las empresas multinacionales o transnacionales operan en un espacio económico


mundial, y formando parte de un proceso que se inició en la Revolución Industrial, la
globalización, con interdependencias cada vez más fuertes entre las distintas regiones y
países, quedando al margen los países no industrializados.

Este fenómeno reciente tiene precedentes en las compañías coloniales, generalizándose a


mediados del siglo XX conforme se reforzaba el proceso de concentración empresarial
propio del capitalismo monopolista y financiero. Hoy día, la transnacionalización afecta
a todo el mundo y está dominada por la Triada que forman EEUU, UE y Japón.

Las grandes empresas se han reducido a causa de los cambios en los sistemas industriales
nacionales y de la mayor competencia entre las mismas, pero la Triada mantiene su
primacía y sus principales metrópolis siguen albergando las sedes de las firmas
multinacionales. Entre las transnacionales sobresalen las empresas exigentes en capital,
tecnología y producción estandarizada, caso de los hidrocarburos, automóvil, química,
aeronáutica, electrónica, etc., que suelen alcanzar acuerdos para incrementar su poder,
eficacia y prestigio, sirviéndose del gran desarrollo de las tecnologías de la información.

La localización de las empresas transnacionales en los países de la Triada se explica por


sus ventajas: amplios mercados, mano de obra cualificada, estabilidad económica y
política, etc., que compensan el inconveniente de su gran coste de producción, para lo que
buscan localizaciones en áreas periféricas próximas: América Latina, Magreb, Sureste
asiático y Europa del Este.
Las estrategias productivas muestran una división de funciones jerarquizadas y
especializadas: centralización de las actividades más importantes (I+D, gestión y
marketing) en los países de origen y descentralización de las tareas de fabricación y
distribución en países de menor rango. Las regiones poco atractivas para estas inversiones
quedan en la periferia de este sistema industrial mundial.

b) Innovación tecnológica

La Tercera Revolución Industrial, que coincide con el capitalismo científico-técnico, ha


permitido un aumento de la producción, una diversificación del mercado y la
reestructuración del sistema industrial: modificación del tamaño de los establecimientos,
nuevos modelos organizativos en las empresas, demanda de trabajadores de diferente
cualificación, nuevas áreas industriales y unos mayores desequilibrios territoriales.

Su elemento fundamental es el uso de las tecnologías de la información, de la informática


y de la electrónica, y como sectores claves las industrias de alta tecnología: la informática,
telecomunicaciones, robótica, ofimática, electrónica industrial y de consumo, etc.;
además de las energías renovables, la biotecnología, etc., cuyo desarrollo beneficia
también a las industrias tradicionales, aportando novedosos materiales, diseños y formas
de producción.

Para tal fin son precisas grandes inversiones en I+D+i (Investigación + Desarrollo +
innovación) y las nuevas estrategias de localización conllevan la segmentación y
descentralización de la producción de la gran fábrica en establecimientos más pequeños
y con gran libertad de ubicación, reduciendo el coste de la distancia. Muchas empresas
están optando por una mejora productiva, aumentando la competencia y asegurando el
éxito de las innovaciones.

La automatización de las tareas ha provocado un aumento de los profesionales


cualificados (de “cuello blanco”: investigadores, técnicos, etc.) en detrimento de los
trabajadores manuales (de “cuello azul”), de ahí la pérdida de trabajadores industriales en
los países desarrollados. Además, cada vez es más importante el empleo indirecto, y las
situaciones de precariedad laboral, y crece el número de empresas innovadoras.

La terciarización industrial es consecuencia de la creciente relevancia de las actividades


de planificación, diseño, gestión, etc. en la industria, aumentando con ellas los empleos
terciarios, los centros industriales no fabriles y los trabajadores de “cuello blanco”, así
como las empresas de servicios a la producción.

Esta renovación tecnológica ha alterado los factores de localización industrial al reducir


la influencia de transporte, materias primas y recursos energéticos, y primar las
infraestructuras técnicas, la calidad ambiental del entorno, la investigación y la
cualificación profesional. Las nuevas pautas de localización industrial de las empresas
son:

- Difusión espacial explicable por la mayor libertad de emplazamiento y la creciente


división del trabajo.
- Proximidad a los centros de investigación y universidades.
- Atracción de las periferias metropolitanas (bien comunicadas, con servicios avanzados,
empleo cualificado, etc.).
- Proximidad a un medio físico de calidad y a un medio social poco conflictivo.

A pesar de todo, las empresas tecnológicas se concentran en lugares con presencia de


centros de innovación, concentraciones tecnológicas basadas en la interacción entre
investigación y producción tecnológica (universidad de Stanford y Silicon Valley en
California), y que presentan dos modalidades:

- Tecnópolis: áreas innovadoras de gran extensión localizadas en ciudades nuevas


o preexistentes, que responden a proyectos planificados y promovidos por las autoridades
públicas (centrales, regionales o locales), suelen ir asociadas a universidades y presentan
infraestructuras de calidad.

- Parques tecnológicos: áreas menores (del tamaño del tradicional polígono industrial),
pero con gran concentración de actividades tecnológicas de investigación y producción.
Son más numerosos.

No obstante, los espacios de innovación tecnológica se localizan, sobre todo al principio,


en las grandes metrópolis (Londres, Nuevas York, París, Tokio, etc.), debido a sus
intensas redes de información, sus fuertes cadenas de innovación, y sus estrechos vínculos
de I+D y producción.
c) Descentralización productiva

La descentralización productiva, nueva estrategia del capital industrial para adaptarse a


los mercados, consiste en la desintegración de la producción en varios establecimientos,
de una o varias empresas, aumentando así el número de centros productivos y
disminuyendo su tamaño, al tiempo que se desintegraban las grandes fábricas.

Una de sus más graves consecuencias ha sido la precarización del empleo (sumergido,
parcial, a domicilio…), debido a la relocalización de las fases de producción en áreas
periféricas con mano de obra barata, de baja cualificación y poco reivindicativa.

Otra razón es la búsqueda de una mayor flexibilidad para adaptarse mejor a los cambios
del sistema productivo, disminuyendo los costes y diversificando la oferta, y resultando
más competitivos. Gracias a los avances tecnológicos es posible la coordinación entre las
distintas partes de una empresa y las conexiones entre empresas diferentes.

Con este proceso de descentralización productiva se llega a la etapa posfordista de


producción, basada en la especialización flexible, la innovación, la adaptación a los
cambios, una mano de obra cualificada y la competencia empresarial, si bien coexistiendo
con la concentración del capital y la globalización, demostrando la capacidad de
adaptación del capital a los cambios y a las condiciones de cualquier espacio y
tiempo.

Las características de las áreas de descentralización productiva son la difusión de la


pequeña y mediana empresa, inversiones locales en pequeñas zonas, predominio de una
o dos ramas industriales con fácil segmentación productiva (textil, calzado, juguete, etc.)
y la creación de densas redes empresariales entre industrias especializadas, caso de los
distritos industriales o sistemas productivos locales, zonas de especialización productiva
con predominio de pequeñas industrias (calzado en Elche, textil en Alcoy, cerámica en
Villarreal, etc.)

En cualquier caso, se trata de ciudades medias o pequeñas, con fuertes vínculos sociales,
colaboración tradicional y un clima estable beneficioso para iniciativas empresariales
endógenas.

d) Vaciado industrial de la ciudad

La crisis industrial de la década de 1970 y la reestructuración subsiguiente han provocado


el vaciado industrial de la ciudad, es decir, el abandono de la ciudad por parte de la
industria (cierre o traslado de fábricas, pérdida de empleo, degradación de las áreas
industriales, etc.) y la búsqueda de localizaciones periféricas, sin olvidar la presión
ejercida por la especulación urbanística sobre las antiguas parcelas industriales en las
áreas centrales (con un precio del suelo muy elevado), y que se traduce en la sustitución
del uso industrial por otros usos acordes con las necesidades de la gran ciudad y del
sistema productivo.

En muchas ciudades la desorganización de sus paisajes urbanos se explicaba por la


abundancia de antiguas áreas industriales abandonadas, consecuencia de la crisis de un
modelo industrial desfasado y con otros criterios de localización. Las nuevas funciones
han llegado en forma de operaciones puntuales ocupando estos antiguos edificios o de
remodelaciones cuando se trataba de manzanas enteras.

Este proceso se hizo más intenso en las dos últimas décadas del siglo XX, calmándose en
nuestro siglo ante la escasez de zonas industriales en el interior de la ciudad. Mientras
tanto, las industrias desplazadas se han modernizado con la automatización de la
fabricación, la reducción del empleo y los trabajadores se han visto obligados a realizar
nuevos desplazamientos como consecuencia de esta búsqueda de alternativas a la crisis
industrial.

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