Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Dios capacitó a Eliseo para que viera más allá del alcance
normal de la percepción humana, en otra dimensión. Lo que
era invisible se hizo visible para él.
Más allá del registro de las Sagradas Escrituras hay por lo
menos un registro histórico dramático de la visión de las
carrozas divinas. Este registro viene del historiador judío Josefo
quién proveyó una cuenta detallada y un informe de testigos
oculares del cerco de Jerusalén, construido por los ejércitos
romanos bajo la dirección del general Tito. Josefo da su cuenta
con alguna inquietud, obviamente temeroso de que su informe
sería demasiado extraordinario para que fuese creído por
cualquier lector sobrio:
8
Nuevamente, no muchos días después de la fiesta, el día
veintiuno del mes de Artemisium, una aparición
sobrenatural fue vista, demasiado asombrosa para ser
creída. Lo que yo estoy por relatarles en este momento,
habría sido rechazado como imaginario, si esto no
hubiera sido confirmado por testigos oculares, seguido
de desastres subsecuentes que merecen ser así señalados.
Porque antes de la puesta del sol fueron vistas las
carrozas moviendose por el aire en toda la nación, un
batallón armado moviéndose a toda velocidad a travéz de
las nubes y girando alrededor de las ciudades. De nuevo
otra vez, en la fiesta llamada Pentecostés, cuando los
sacerdotes habían entrado por la noche en los cuartos
interiores del templo para realizar sus ministerios
cotidianos, declararon que al principio estaban
conscientes de una violenta conmoción y estrépito, y
entonces una voz como la de un invitado gritó: “Nos
estamos yendo de aquí”.
Como parece el arco del cielo que está en las nubes el día
que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor.
Ésta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová.
Y luego que yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí una
voz de uno que hablaba.
Ezequiel 1:28
La vista de Ezequiel del arco iris es reflejada en la visión de
Juan en Apocalipsis 4:3. La refulgente gloria que brillaba
alrededor hizo que Ezequiel cayera a tierra. Él cayó sobre su
rostro. Una reacción bíblica normal, de los humanos que legan
a contemplar la gloria de Dios. Ésta fue probablemente la
postura de Isaías cuando él recibió su llamamiento (Isaías 6) Y 10
ciertamente la de Pedro, la de Jacobo, y la de Juan en el monte
de la Transfiguración (Mateo 17:6).
Mientras Ezequiel estaba postrado Dios le habló. Él no oyó la
voz de Dios hasta que estuvo tendido sobre su rostro delante
del Señor.