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Universidad Nacional de Salta

Facultad de Ciencias Naturales

Escuela de Agronomía

Trabajo Final de Graduación

“EVALUACIÓN DE PARÁMETROS AGRONÓMICOS EN EL CULTIVO


DE CHÍA CON APLICACIÓN DE PRODUCTOS HORMONALES Y
FERTILIZANTES FOLIARES EN LA LOCALIDAD DE LAS LAJITAS,
SALTA”

Alumno: Ricardo Ivan Martín

Directora: Ing. Agr. Raquel Zapata

Año 2013

Salta
INTRODUCCIÓN

La chía (Salvia hispanica L) es una especie vegetal perteneciente a la familia de las


Lamiáceas, originaria de América Central y difundida prácticamente por toda Meso América
y Sud América. Constituía uno de los principales alimentos de las civilizaciones
precolombinas, junto al maíz (Zea mays L), el poroto (Phaseolus vulgaris L) y el amaranto
(Amaranthus caudatus L) (Ixtaina, 2010). Con la llegada de los españoles al continente
americano, el cultivo de este pseudocereal fue desplazado por cultivos europeos (trigo, avena,
arroz), por lo que se la logró conservar hasta nuestros días en pequeñas parcelas naturalmente
manejadas. (Almendariz, 2012)

Actualmente ha alcanzado gran importancia económica. Las semillas representan la


fuente vegetal con más alta concentración de omega 3. Es el cultivo con mayor porcentaje de
AGE (Ácidos Grasos Esenciales) al tener el 82% de sus lípidos con dicha característica.
Poseen un 33% de aceites, de los cuales el ácido linolénico (omega 3) representa el 62% y el
linoleico (omega 6) el 20%. Posee además entre 19% y 23% de proteínas, que a diferencia
de aquellas de granos de cereales tradicionales (avena, trigo, cebada, centeno), no tienen
gluten, lo cual lo hace un alimento apto para celíacos; se ha demostrado que los aminoácidos
presentes en la semilla no tienen factores limitantes en una dieta para adultos, por lo que
puede ser incorporada en las dietas humanas o mezclada con otros granos con el fin de
producir una fuente equilibrada de proteínas. Es también una buena fuente de vitaminas B,
calcio, fósforo, magnesio, potasio, hierro, zinc y cobre. Posee compuestos antioxidantes
siendo una fuente de ácidos grasos omega-3 muy estable, dado que permite su conservación
durante largos períodos y también aporta una alta proporción de fibra, tanto soluble como
insoluble, que permiten incluirla en dietas hipocalóricas (Ayerza y Coates, 2006). Además,
al ser un alimento de origen vegetal, no contiene colesterol.
Todas estas propiedades hacen que su demanda actual se encuentre en aumento,
sumado a una magnitud productiva que aún no ha llegado a su máximo potencial. Con la
apertura de nuevos mercados más allá de América Latina y América del Norte (con demanda
creciente en Oriente Medio, Asia y Europa) la oferta se ha ajustado; sin embargo, según lo
señalado por Gillot, gerente general de la empresa comercializadora de chía Benexia, el
equilibrio entre oferta y demanda es muy delicado a causa de una producción mundial de
alrededor de 5.000 toneladas anuales de semilla de buena calidad (Club Darwin.net, 2013)

La chía se cultiva principalmente en Méjico, Argentina y Bolivia. En los dos primeros


países es un cultivo de verano-otoño, mientras que en Bolivia es de ciclo otoño-invernal
(Ayerza y Coates, 2006). Otros países como Paraguay, Australia, Nicaragua, Perú y Ecuador
muestran una producción en crecimiento con inserción en los mercados internacionales.
Desde la década del ’90, países como Estados Unidos, Canadá, Japón y Australia han puesto
su interés en esta semilla y son los principales consumidores mundiales (Rodríguez, 2013).
En Méjico, la superficie total sembrada para la campaña 2012 fue de más de 5000
hectáreas, con rendimientos promedio de 400 kg/ha y con una producción que alcanzó
alrededor de las 2000 toneladas, siendo Jalisco el principal estado productor (Molina Moreno
y Córdova Téllez, 2006)
En Bolivia, el departamento de Santa Cruz presenta la mayor producción en el país.
En la campaña de invierno del año 2012, se lograron más de 30000 hectáreas en producción,
siendo sus principales mercados Estados Unidos, Chile, Australia y el Reino Unido,
obteniendo en total un saldo exportable de $US 4.460.165. Otro departamento productor de
chía es Cochabamba que en 2012 exportó a Alemania, España, Estados Unidos, Chile y Perú
la cifra de $US 1.167.502. Por otro lado, Oruro y Tarija exportaron el producto en menores
cantidades, entre los años 2009 y 2010, pero discontinuaron su producción. Dentro del país,
el grano de campo se comercializa a $US 3 el kilo y puede alcanzar los $US 3.000 la tonelada
(Campos Vélez, 2013). Para incrementar la exportación en la campaña 2013 y consolidar
nuevos compradores internacionales para la chía boliviana, ejecutivos de la Cámara de
Exportadores de Santa Cruz (Cadex), conjuntamente con ocho empresas que se dedican a
producir y acopiar esta semilla, viajaron a dos países de la Unión Europea y a Estados Unidos
para presenciar muestras feriales y realizar negociaciones, con el objetivo de aumentar las
exportaciones en un cien por ciento (Moya, 2013)
En la Argentina, por la gran demanda a nivel mundial, cada vez mayor número de
productores del Noroeste se vuelcan a la producción de chía y van dejando de lado algunos
cultivos de gran importancia como el de soja (Glycine max (L ) Meril). De 10 mil hectáreas
cultivadas con chía en la campaña 2011 se pasó a 50 mil hectáreas en el 2012 y se estima que
continuará en aumento, debido principalmente a una demanda cada vez mayor y condiciones
agroecológicas que lo permiten. Actualmente, el kilo de chía es vendido por los productores
a un valor estimado de $US 6, lo que representa una ganancia que supera ampliamente a la
soja. (Rodríguez, 2013). En la provincia de Salta, el cultivo se desarrolla en las localidades
de Campo Quijano (departamento Rosario de Lerma), El Carril (departamento Chicoana),
Pichanal (departamento Orán), Tartagal (departamento General San Martín), Cerrillos, y en
menor proporción en los departamentos General Güemes y Metán. En Tucumán, se produce
en Las Talitas (departamento Capital), Monte Grande (departamento Famaillá), La Invernada
(departamento La Cocha), El Timbó (departamento Burruyacu) y Taco Ralo (departamento
Graneros). En Catamarca se cultiva en Sumalao (departamento Valle Viejo), y en el
departamento Fray Mamerto Esquiú. En la provincia de Jujuy, se produce en las localidades
de Las Pampitas, San Salvador de Jujuy (departamento Manuel Belgrano), y Yuto
(departamento Ledesma) (La Gaceta, 2013). Se calcula que el 80 % de la chía producida en
la Argentina se exporta. (Saravia Olmos, 2012)

Generalmente, los rendimientos comerciales de semilla varían entre los 500 y 600
kg/ha, aunque algunos productores de Salta (Argentina) y Acatic (Méjico) han obtenido 1260
y 1000 kg/ha respectivamente (J. de Rosas, Acatic, Jalisco, Méjico, 1993) (citado por Ayerza
y Coates, 2006). En Salta, lotes experimentales produjeron 2500 kg/ha al aplicárseles riego
y fertilizantes nitrogenados. Además, las observaciones de campo indican que la chía crece
bien en suelos con una amplia variedad de niveles de nutrientes. Sin embargo, parecería que
el contenido bajo de nitrógeno constituye una barrera significativa para obtener buenos rindes
de semilla. En general, los productores del Valle de Lerma, Salta, Argentina, fertilizan con
un rango de 15-45 kg de nitrógeno y 37 kg de fósforo por hectárea, y los de Acatic, Jalisco,
Méjico, con 68 kg de nitrógeno por hectárea. En Nicaragua, para obtener un rendimiento
promedio de 1000 kg/ha, 30 días después de siembra se recomienda realizar una aplicación
de urea en una dosis de 2 quintales/ manzana (7026 m2) al voleo; posteriormente, y con una
frecuencia mensual, se realizan dos aplicaciones de 1 quintal de urea/manzana, empleando
en total 4 quintales de urea. En otros casos se aconseja el uso de fertilizantes balanceados
como triple quince (15 N -15 K-15 P) en dosis de 4 quintales/manzana. A partir de los 50
días después de siembra se efectúa la aplicación de fertilizantes foliares a razón de 1
l/manzana (NPK,) con una frecuencia quincenal hasta el último mes de desarrollo vegetativo.
A partir de entonces, se indica la conveniencia de utilizar un fertilizante foliar enriquecido
con 1 l de Boro más un 1 l de fertilizante foliar multimineral, para fortalecer la planta durante
el desarrollo de la inflorescencia (Miranda, 2012). Se necesita más investigación para
establecer con precisión los requerimientos de fertilizantes (Ayerza y Coates, 2006).
Por otro lado, se ha demostrado la capacidad que poseen algunos reguladores de
crecimiento (hormonas naturales o sustancias sintéticas) para modificar el desarrollo de las
plantas, mejorando variables relacionadas a la producción en diversos cultivos (Lluna Duval,
2006). En cultivos extensivos como la soja, aplicaciones de giberelinas en inicio de floración
se recomiendan para aumentar el cuaje de los granos, mientras que en inicio de formación de
vainas puede mejorar el tamaño de granos; en poroto alubia, aplicaciones de giberelinas 35
a 45 días después de emergencia, permite obtener mayor producción, mayor tamaño de grano,
acorta el ciclo del cultivo y favorece el cuaje. También se resalta el uso combinado de
hormonas del grupo de las citoquininas, auxinas y giberelinas, que promueven el crecimiento
y desarrollo de raíces, brotes y frutos en hortalizas, permiten aumentar los rendimientos,
otorgan a la planta mayor resistencia a condiciones de estrés, contrarrestando los efectos
negativos y estimulando el equilibrio hormonal; además incrementan la inducción de yemas
y el calibre de frutos, mejoran la absorción y el uso de los demás nutrientes (Azcón-Bieto y
Talón, 2000). En base a lo anteriormente expuesto, se estima que la aplicación en el cultivo
de chía de sustancias promotoras del crecimiento y del desarrollo de los vegetales, podría
generar variaciones significativas en el rendimiento en semilla, por lo que es necesaria la
investigación en este campo.

OBJETIVOS
Objetivo general:

Evaluar el efecto de hormonas y fertilizantes biológicos sobre tres


parámetros morfológicos y sobre el rendimiento del cultivo de chía.

Objetivos específicos:

A- Evaluar los siguientes parámetros morfológicos:

1- Altura de planta

2- Numero de ramificaciones

3- Numero de espigas por planta

B- Valorar los resultados de los diferentes tratamientos en función de los


rendimientos obtenidos (kg/ha) en cada uno de ellos.

FUNDAMENTACIÓN DE LA ELECCIÓN DEL TEMA


La chía puede considerarse como uno de los cultivos que resurgieron enfocados en el
objetivo de mejorar la calidad de vida de quienes la consumen y obtener buenos beneficios
económicos en quienes la producen, afirmación justificada en las propiedades nutricionales
de esta semilla. Este concepto sirvió, en los últimos años, como base para incrementar
exponencialmente la demanda y también las potenciales zonas productoras. Sin embargo,
como todo cultivo en surgimiento requiere de una profunda investigación en las diferentes
áreas de su cadena comercial. En lo que respecta al manejo agronómico, toma gran interés la
realización de ensayos destinados a optimizar el manejo cultural, el uso de insumos,
determinar las necesidades hídricas y de nutrientes, en otras palabras, evaluar todos aquellos
componentes que incidan en el rendimiento y la sustentabilidad.

Entre los puntos mencionados en el párrafo anterior, la práctica de fertilización


adquiere gran relevancia, siendo necesaria la correcta determinación de los requerimientos
nutricionales del cultivo de chía, como así también las etapas y los métodos mas apropiados
para cubrir dichas necesidades, dado que es una actividad fundamental para lograr un óptimo
desarrollo y así obtener buenos rindes.

La fertilización foliar complementaria es una práctica que ha permitido incrementar


los rendimientos en diferentes cultivos en la región pampeana. Esta práctica ha sido evaluada
principalmente en el cultivo de Soja (Mousegne, 2004; Bertoia, 2004; Ferraris y Couretot,
2004), ya que es el que ofrece la mejor relación insumo: producto con relación al costo de
los fertilizantes. Las aplicaciones foliares, si bien no reemplazan al manejo de N, P y S el
cual debe realizarse con la siembra, presentan la ventaja de proveer una nutrición intensiva y
con una dosificación exacta, sobre la base de un diagnóstico preciso, y con la posibilidad de
aplicar los nutrientes en los momentos de mayor demanda del cultivo gracias a su rápida
absorción (Barber, 1984). Trabajos pioneros realizados en EEUU han mencionado estas
ventajas desde hace más de 25 años (García y Hanway, 1976). Operativamente, en la región
pampeana argentina podría realizarse en forma conjunta con productos defensivos, como el
glifosato en estadios vegetativos, o fungicidas e insecticidas en estadios reproductivos
tempranos. (Ferraris, G. y Couretot, L.; 2005). Se ha demostrado, además, que el uso de
bionutrientes foliares en cultivos extensivos como soja, caña de azúcar, arroz y algodón,
incide en el mejoramiento de su calidad y productividad, en la resistencia y capacidad de
recuperación frente a situaciones de estrés y aportan una gran cantidad de micronutrientes.

En cuanto al efecto de reguladores de crecimiento en el cultivo de chía, no se han


encontrado experiencias realizadas hasta el momento.

Por ello, se considera de interés cuantificar y analizar la respuesta del cultivo de chía
frente a la aplicación de biofertilizantes líquidos y productos hormonales en etapas de
prefloración, determinando y valorando su efecto sobre el desarrollo vegetativo y
reproductivo.
MATERIALES Y MÉTODOS

El presente trabajo se realizó en la zona del Umbral al Chaco, en la localidad de Las


Lajitas, departamento de Anta, provincia de Salta, en un lote en producción ubicado a
24º46.636` latitud sur y 64º17.318` latitud oeste, a una altitud de 557 msnm. Se llevó a cabo
sobre un cultivo de chía, perteneciente a una variedad población de origen mejicano.

La siembra (5 de febrero de 2013) se realizó de manera mecánica, previa pelletización


de las semillas con Metiltiofanato, Metalaxil, Imidacloprid y Stimulate. Se efectuó a 52 cm
entre líneas, a 0,5 cm de profundidad.

Se trabajó con un diseño experimental completo al azar (DCA) con los siguientes
tratamientos:

Tabla 1: Tratamientos de biofertilizantes y hormonas en chía

Nº TRATAMIENTOS DOSIS
1 Testigo Sin tratar
2 Giberelina 2 g/100 l Agua
3 Giberelina 4 g/100 l Agua
4 Giberelina 6 g/100 l Agua
5 Giberelina 8 g/100 l Agua
6 Giberelina 10 g/100 l Agua
7 Citocinina+ Giberelina + Auxina 50 ml/ 200 l Agua
8 Biofertilizante 500 ml/100 l Agua

Se realizaron 4 repeticiones de cada tratamiento.


Las aplicaciones fueron vía foliar, realizadas con mochila de pulverización manual
de 12 litros. La misma cuenta con una lanza de 156 cm, provista de 4 picos a 52cm y pastillas
de cono hueco. Los tratamientos se aplicaron el 27 de marzo del 2013

Se registraron, además, variables climáticas durante los meses correspondientes al


cultivo. Cada parámetro fue tomado en su valor medio mensual: temperatura (máxima,
mínima y medias), velocidad del viento y precipitaciones.

La evaluación de los tratamientos se efectuó midiendo las siguientes variables:

1. Altura de planta (parte aérea).

2. Numero de ramificaciones por planta

3. Numero de espigas por planta

4. Rendimiento (kg/ha).

Las variables 1, 2 y 3 se evaluaron con una frecuencia de 20 días. Se extrajeron 3


plantas correspondientes a cada tratamiento.

La longitud se determinó empleando regla milimetrada midiendo desde el cuello de


la planta hasta el último nudo y se expresaron los resultados en centímetros.

El número de ramificaciones se determinó cuantificando las ramas del tallo principal,


desde los nudos basales hasta los superiores.

El número de espigas por planta se evaluó desde inicio de floración en adelante,


determinando la cantidad de espigas totalmente formadas en cada planta.

La cosecha se llevó a cabo teniendo en cuenta la madurez heterogénea que se


manifiesta en el cultivo. De cada parcela se cosecharon las dos líneas centrales dejando un
metro de cabecera y uno de piesera sin cosechar, para eliminar el efecto borde.

El rendimiento se obtuvo expresando los resultados del pesaje de cada parcela en


kg/ha.

Los datos fueron analizados con un paquete estadístico INFOSTAT.


RESULTADOS y DISCUSIÓN

Análisis de las variables morfométricas

Los siguientes gráficos muestran los resultados de las variables morfológicas


medidas. Teniendo en cuenta la gran heterogeneidad del cultivo (el material de inicio fue una
variedad población) se optó por comparar los tratamientos en cada fecha de muestreo

Gráfico nº 1: Efecto de los distintos tratamientos, sobre la variable altura de la parte


aérea en la primera medición.

120.0

100.0

80.0

60.0
Altura Planta (cm)

40.0

20.0

0.0
G2 G4 G6 G8 G10 S FF T

En el grafico 1 se destaca el comportamiento similar de los tratamientos FF, G6 y G2, siendo


los que dieron mayor altura de planta. El tratamiento testigo T se muestra levemente superior
a los 4 tratamientos restantes.

Gráfico nº 2: Efecto de los distintos tratamientos, sobre la variable altura de la parte


aérea en la segunda medición.
120.0

100.0

80.0

60.0
Altura planta (cm)

40.0

20.0

0.0
G2 G4 G6 G8 G10 S FF T

En este gráfico, se destaca el mejor comportamiento del tratamiento Giberelina (2 g/100 l


Agua) G2, siendo en este caso el tratamiento Testigo T inferior a todos los demás. El
tratamiento S (Citocinina+ Giberelina + Auxina) muestra un apreciable cambio en la altura
de planta con respecto a la medición anterior.
Grafico n°3: Efecto de los distintos tratamientos, sobre la variable numero de
ramificaciones en la primera medición.

18.0

16.0

14.0

12.0

10.0

8.0 Número ramificaciones

6.0

4.0
2.0

0.0
G2 G4 G6 G8 G10 S FF T

Se observa que el tratamiento con mayor número de ramificaciones fue G6, mientras que G8
y S presentaron los valores menores.
Grafico n°4: Efecto de los distintos tratamientos, sobre la variable numero de
ramificaciones en la segunda medición.

14.0

12.0

10.0

8.0
Número ramificaciones
6.0

4.0

2.0

0.0
G2 G4 G6 G8 G10 S FF T

En este grafico, se destaca el mayor numero de ramificaciones que registraron todos los
tratamientos por sobre el testigo.

Grafico n°5: Efecto de los distintos tratamientos, sobre la variable numero de espigas
en la primera medición.

35.0

30.0

25.0

20.0
Número Espigas
15.0

10.0

5.0

0.0
G2 G4 G6 G8 G10 S FF T

El tratamiento G6, además de contar el mayor número de ramificaciones, presenta también


el numero de espigas mas elevado registrado en la medición.
Grafico n°6: Efecto de los distintos tratamientos, sobre la variable numero de espigas
en la segunda medición.

25.0

20.0

15.0

Número Espigas
10.0

5.0

0.0
G2 G4 G6 G8 G10 S FF T

El tratamiento S fue el que registro el máximo número de espigas, siendo los demás
tratamientos similares al testigo

Análisis estadístico realizado sobre la variable de respuesta al rendimiento

Análisis de la varianza

Variable N R² R² Aj CV
Kg/Ha 32 0,21 0,00 35,78

Cuadro de Análisis de la Varianza (SC tipo III)


F.V. SC gl CM F p-valor
Modelo 72463,67 7 10351,95 0,94 0,4974
Tratam 72463,67 7 10351,95 0,94 0,4974
Error 265373,46 24 11057,23
Total 337837,13 31

Test:Tukey Alfa=0,05 DMS=246,26915

Alfa=0.01 DMS=299.16129 Error=11057.2274


Error: 11057,2274 gl: 24
Tratam Medias n
G4 197,76 4 A
G6 251,22 4 A
G10 268,27 4 A
T 308,17 4 A
G2 312,60 4 A
S 329,52 4 A
FF 339,85 4 A
G8 343,51 4 A
Letras distintas indican diferencias significativas(p<= 0,01

El análisis estadístico para la variable rendimiento mostró un coeficiente de variación


moderadamente alto (35,78) indicando que los datos obtenidos tienen moderada
confiabilidad. El test de Tukey (p=0.01) determino que no existen diferencias significativas
entre los tratamientos y el testigo.

Cuadro ..Determinación porcentual de los tratamientos en función al testigo

Tratam Medias Porcentaje sobre testigo %


T 308,17 100
G4 197,76 64
G6 251,22 82
G10 268,27 87
G2 312,6 101
S 329,52 107
FF 339,85 110
G8 343,51 111
Rendimiento segun tratamiento

450

373
Kg/Ha

295

218

140
G2 S T G6 FF G8 G4 G10
Tratam

Se puede apreciar en el siguiente grafico, que el tratamieto de biofertilizante FF tuvo la


menor variabilidad, mientras que el testigo T presentó la mayor.

En resumen:

a- Tratamiento G2: en función a la variable rendimiento, este tratamiento se mostro con un


aumento poco apreciable comparado con el tratamiento testigo (un 1% mas), mientras que
registro una alta variabilidad estadística.

b-Tratamiento G4: presentó un 36% menos de rendimiento que el testigo.

c-Tratamiento G6: mostró un 18% menos de rendimiento que el testigo, con una elevadas
variabilidad estadística.

d-Tratamiento G8: este tratamiento presento el mayor rendimiento comparado con el


testigo (11 % mas), manifestando una variabilidad estadística baja.

e- Tratamiento G10: presentó una baja variabilidad, con un rendimiento 13% menor al
testigo.

e- Tratamiento S: presentó una baja variabilidad estadística y un 7% mas de rendimiento


que el testigo.

f- Tratamiento FF: los datos indican una baja variabilidad estadística dentro del tratamiento,
y un rendimiento que supera en un 10% al testigo.
Conclusiones

Con respecto al rendimiento, que finalmente es la variable de mayor interés para el


productor, se confirma que algunos de los tratamientos aplicados permitieron aumentar
dicha variable, y aunque estadísticamente no se hallaron diferencias significativas que
aseguren el exitoso desempeño de estas aplicaciones a campo, habría que analizar los
costos de los productos y de aplicación para decidir la conveniencia económica del uso de
los mismos, teniendo en cuenta el aumento porcentual que producen en el rendimiento por
sobre el tratamiento testigo usado como base de comparación.

Al analizar los resultados obtenidos y reflexionando sobre los objetivos planteados, se podría
suponer que el ensayo realizado no cumplió con los mismos. Sin embargo, considerando que
las investigaciones vinculadas con este cultivo son muy escasas, resulta muy positiva la
prueba realizada y los resultados obtenidos para ser tomados en consideración en futuros
trabajos experimentales.

Las elevadas diferencias registradas dentro de las variables morfológicas medidas se


atribuyeron tanto a factores estadísticos (escaso número de muestras extraídas por
tratamiento y una superficie de unidad muestral pequeña), como a factores de naturaleza
genética (material de inicio con alta variabilidad genética por tratarse de una variedad
población), fisiológica (período extenso de germinación, inducción floral homogénea, lo que
provocó que el período vegetativo de cada individuo de la población sea variable). En cuanto
al factor climático, esta sin duda fue la variable que mas incidencia tuvo en el desarrollo del
ensayo; comparando la campaña 2012 con la 2013, las mayores temperaturas registradas, las
precipitaciones menores en un 37.4% y los vientos más intensos en ésta ultima, definen una
campaña 2013 mucho mas seca que la anterior. Es así que se sostiene que la inexistencia de
diferencias significativas en el rendimiento pudo haber sido debida en gran parte a la extrema
sequía durante la cual se desarrolló el ensayo. Anexo ..
BIBLIOGRAFÍA

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