Culturas Híbridas: Estrategias para entrar y salir de la
modernidad (Primera ed.). Buenos Aires: Editorial Paidós. Por Sebastián Córdova Cabrera
El autor refiere el concepto de Hibridación al proceso cultural de intercambio, asimilación,
imposición, cambio, etc. Que viven las sociedades en cuanto a su relación con aquella expresión de identidad originaria que no es más que una forzada justificación de prácticas que o determinan la real relación de un pueblo con su producto cultural, con sus mecanismos sociales ni con su entendimiento de ellos mismos como constructo identitario. Lo que se postula en este texto es la heterogeneidad de relaciones complejas que se representan en cuanto a las relaciones culturales entre los sujetos, que a su vez se constituyen en un constante cambio a partir de la manera en que los procesos culturales van accediendo a, y a su vez dejando atrás mecanismos de reconocimiento, y como a su vez afecta este proceso a la identidad. Es así como el autor le quita el carácter valórico que adquiere el folklor y las representaciones identitarios clásicas, optando por un carácter de estas representaciones mucho más espontaneo y acorde a la volatilidad de las relaciones humanas de interpelación en un contexto de globalización e intercambio cultural en donde los procesos culturales se ven afectados, no sólo por una determinante influencia de la cultura de occidente, en tanto que primer mundo, entregada por su posición económica hegemónica que facilita la influencia de su cultura respecto de otras, sino que en el mismo intercambio entre comunidades, pueblos y naciones. Comprendiendo la naturaleza identitaria de un país no como si fuera una relación determinada hace mucho tiempo atrás bajo una serie de prácticas inmutables sino que una conjugación de variados factores que afecta la relación que tienen los sujetos entre y su forma de comprenderse bajo un entorno social, a lo que a su vez se conecta con la forma que tienen los sujetos de construir constantemente su identidad, comprendiendo este proceso como una heterogeneidad que muta constante e inevitablemente a través del tiempo, y que no es posible asir ni detener por las particularidades de relaciones, especialmente en Latinoamérica, en donde el nivel de diversidad da como para suponer un nivel de intercambio y de múltiples expresiones que no pueden encasillarse en lo folklórico simplemente. Ahora bien, con respecto a lo anterior no quiere decir que esto no conlleve una serie de dificultades y complejidades procedimentales; “Otra de las objeciones formuladas al concepto de hibridación es que puede sugerir fácil integración y fusión de culturas, sin dar suficiente peso a las contradicciones y a lo que no se deja hibridar.” (Pág. 18) El autor de esta forma no define la hibridación como un proceso sin contratiempo o emergencia, por el contrario es un proceso en donde las contradicciones debes ser necesariamente llamadas a colación en relación a la naturaleza conflictiva de las relaciones entre sujetos cuyo carácter no es el de una página en blanco sino que de una naturaleza de relaciones ya de por si compleja y que por cierto se resistirá al paso del tiempo. Finalmente el texto lleva a una reflexión respecto de lo que es la posmodernidad, en cuanto a una manera de comprender las relaciones culturales fuera de los márgenes de homogenización que se comprenden a partir del proyecto de modernidad: “En esta línea, concebimos la posmodernidad co como una etapa o tendencia que reemplazaría el mundo moderno, sino como una manera de problematizar los vínculos equívocos que este armó con las tradiciones que quiso excluir o superar para constituirse. La relativización posmoderna de todo fundamentalismo o evolucionismo facilita revisar la separación entre lo culto, lo popular y lo masivo sobre la que aún simula asentarse la modernidad, elaborar un pensamiento más abierto para abarcar las interacciones e integraciones entre los niveles, géneros y formas de la sensibilidad colectiva.” (Pág. 44) De esta forma se da una reflexión respecto de la naturaleza del avance de la sociedad no como un proceso direccionado hacia un lugar, un desarrollo, sino que se debe comprender como un proceso múltiple que no necesariamente se contiene en una sola dirección continua. Esta sufre sobresaltos y reconstituciones continuamente en un margen totalmente heterogéneo de acción que lleva a las distintas tradiciones y procesos de hibridación por diversos caminos que eventualmente se intersectan, eventualmente se rechazan y eventualmente ni siquiera llegan a toparse.