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Enseñados en todo

Por Manuel Collazo Suárez


Texto: Filipenses 4:12-13
Tema: Los creyentes somos enseñados por los eventos de la vida. Podemos decir que
Dios nos usa la vida para enseñarnos como actuar, vivir y pensar dependiendo de su
palabra y enseñanza. Nuestra única fuerza es la que nos da el Espíritu Santo y las en-
señanzas del maestro.
Área: Mayordomía
Propósito: Llamar a la audiencia a confiar en Dios y no en el mundo.
Introducción
El éxodo a una extraña nación es una de esas imágenes que viven en La memoria del
pueblo puertorriqueño. Nuestra música nos habla con claridad de los peregrinajes de
nuestro pueblo aun cuando Noel Estrada no menciona por su nombre “la extraña na-
ción” podemos imaginar fácilmente la imagen de compatriotas nuestros tomando un
transporte, quizás en aquella época por mar, pero hoy en día por avión hacia algunas
de las ciudades más grandes de Puerto Rico; “Nueva York”, “Chicago”; y en tiempo
mas reciente aún, “Orlando”.
En la ciudad de Indianápolis la cual todavía no podemos reclamar como nuestra; (Pero
estamos trabajando en eso) se ha convertido en tradición el reunirnos en casa del Pas-
tor Nacional en la ultima noche de la reunión del caucus y tener una pequeña fiesta na-
videña. Es inevitable que en algún momento alguien saque una guitarra y comience a
cantar. Y como siempre que se reúnen los puertorriqueños pronto entonan las famosas
letras de Noel Estrada, “En mi viejo San Juan”. Y de igual manera nunca falta a alguien
que se le agüen los ojos pensando en su Borinquén.

Puntos a desarrollar
A. Circunstancias
a. La situación económica en Puerto Rico esta en un estado de crisis desde ha-
ce mucho tiempo. Para mi esposa y para mi el camino al exilio comenzó a
finales de la década de los 80. Precisamente en 1987. Yo había perdido mi
empleo y había comenzado un negocio propio con la intención de sostener a
mi familia. El primer año nos fue bastante bien pero problemas con mi socio
me obligo a comenzar de nuevo. Acababa de nacer mi hija la cual es ahora
una estudiante universitaria y mi esposa estaba embarazado con nuestro se-

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gundo hijo. Logramos mantener el negocio funcionando con ayuda de ami-
gos y las oraciones de nuestros familiares.
b. Al nacer nuestro hijo estábamos esperanzados en un futuro que entendíamos
tendría sus limitaciones pero teníamos felices con lo que teníamos. Nuestra
pobreza no se la debíamos a nadie y la única sombra sobre nuestras cabe-
zas era el préstamo que tuvimos que tomar a un familiar para comenzar el
negocio de nuevo. Pero el Señor tenia otros planes para nosotros. Por al-
guna razón yo sentía una urgencia de movernos a Orlando, FL. Mi esposa
no estaba muy contenta con esa idea y la resistía. No asistíamos a ninguna
Iglesia ya que no conocimos al Señor siendo ambos criados en la Iglesia Ca-
tólica Apostólica Romana. No éramos practicantes aun cuando visitábamos
una iglesia local ya que ambos éramos divorciados.
c. A la semana de nacer nuestro hijo y evadiendo uno de los muchos “mítines”
políticos que se dan en nuestro país nos fuimos a distraernos a uno de los
“malls”. Cuando salimos nuestro medio de transporte y medio de ingreso fue
robado como en tantas ocasiones ocurre en la isla. Con el murió el Celular
que en aquella época era del tamaño de una maleta. Y por supuesto nuestro
método de comunicación con nuestros clientes.
d. Intentamos recuperarnos pero lo inevitable ya estaba en movimiento. Unos
30 días mas tarde estábamos en un abogado en quiebra y el horizonte en
Orlando se veía mas certero.

B. Dios nos enseña a depender de EL


a. Llegamos a Orlando poco después del comienzo de año del 1989. En esa
época todavía yo creía que conocía de computadoras. Aun cuando me de-
sempeño en ese campo yo entendía que sabia de lo que estaba hablando.
La Biblia llama a eso “sabio en su propia prudencia”. Busque trabajo y me
entrevistaron pero no pase las entrevistas. Con el animo en el suelo regre-
samos a Puerto Rico para depender del favor de amigos para conseguir al-
gún empleo en cualquier lugar para seguir adelante. La misma noche que
aterrizamos llegamos de regreso el teléfono estaba sonando en el aparta-
mento. Era mi madre la cual residía en Orlando que me habían vuelto a lla-
mar de la compañía que me había entrevistado. En la mañana llame a la
compañía y me explicaron que había una nueva entrevista en un idioma de
computadora el cual yo estaba un poco mas familiarizado que el ultimo en el
cual no había pasado la entrevista. Mi esposa me dijo abre las alas y lanzad-
te.

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b. Con computadora en maleta y libros en mano llegue a Orlando, en la mañana
me entreviste en la compañía y pase la entrevista. Todo se veía muy bien al
salir de la entrevista el reclutador me pregunta si me habían hecho la entre-
vista técnica. Precisamente donde me había “colgado” hacia unos días. El
me informo que tenían que hacerme la entrevista que regresara a mi aparta-
mento que un entrevistador me iba a llamar. La angustia que debía de estar
sintiendo no estaba ahí. Lo que sentía era una calma. Llegue al apartamen-
to y le explique la situación a mi mama. Su reacción fue normal de una ma-
dre tomo su Biblia y salió corriendo al cuarto a orar. Tome el libro que había
traído del lenguaje y lo mire pero en lugar de repasarlo ore por primera vez.
Le dije a Dios que si ese trabajo era para mi que el tendría que contestar el
examen. Puse el libro boca abajo y en ese instante sonó el teléfono. No se
que conteste, pero recuerdo con claridad las palabras finales del entrevista-
dor, harás bien en ese trabajo. En ese contrato de 90 días estuve 5 años y
tres meses. La gloria sea para el señor.
C. Dios nos busca en nuestra prueba
a. Cuando tenemos un buen trabajo, cuando hay abundancia es relativamente
sencillo resolver el problema. Es sumamente fácil escribir un cheque, tirar
una tarjeta y comprarnos fuera de la situación que nos trata de quitar nuestra
paz. ¿Pero que sucede cuando no hay con que, los medios no están ahí o el
problema tiene una dimensión en el cual la ciencia no tiene una solución la
cual envuelva dinero?
b. Es en esos momentos donde tenemos que confiar en el maestro. Cuantos
no hemos llegado a la presencia del señor en un momento de crisis. Un hijo/
a enfermo, una enfermedad donde no hay cura. En la vida en algún momen-
to tendremos que confrontarnos a una crisis que sacude las fibras de nuestro
corazón.
c. Es en esos momentos que recurrimos a la palabra de Dios. Es en esa bella
palabra que nos da aliento, refugio y fortaleza.

Salmo 121:1-2 nos dice:


1. Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro?
2. Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.
Nosotros los cristianos dependemos del dios de Abraham, Isaac y de Jacob,
del padre de las luces en el cual no hay sombra de variación.
d. Yo había comenzado a comprender que todo dependía de la voluntad del pa-
dre celestial.
e.

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D. Dependiendo de EL
a. Quisiera poder decirles que todo fue de mil maravillas en mi nuevo trabajo
pero la realidad no es esa. Florida mis hermanos es uno de esos estados
donde el racismo esta vivito y coleando. A veces creo que todavía están pe-
leando la guerra civil lo único que ahora lo hacen estilo guerrilla.
b. Mi encuentro con Dios vino a ocurrir en ese trabajo que Dios me había pro-
visto. En ese sentido del humor maravilloso de Dios me dio por jefe uno de
los hombres mas amargados, racistas y discriminante que se podía encon-
trar. Lo único que le faltaba era que fuese al trabajo en una capucha del Ku
Klux Klan. Un día con la excusa de que yo había cometido un error en un
programa me informo que si no lo arreglaba para las 5 estaba despedido. De
nuevo recurrí al señor para salir de la crisis. Después de mas de cinco horas
buscando la solución al problema fui ante la presencia del señor en oración.
Al abrir mis ojos encontré que el sistema estaba en el punto exacto donde el
error se encontraba. Dios de nuevo había suplido. Pude demostrar a mi jefe
que el error había sido introducido por otra persona y el programa continuo
operando sin mas problemas.
c. Eventualmente Dios me dio las herramientas para poder trabajar con mi jefe.
John el cual me daba los buenos días con “ajos y cebollas” se convirtió en un
amigo. El amor que ahora residía en mi por medio de su Espíritu Santo aho-
ra me hacia a mi una fuente de consuelo y bendición a otros. Dios me estaba
enseñando por medio de John a como poder trabajar con un racista.
d. Pero otras lecciones estaban aun a la mano.
E. El Dios que nos suple
a. Mi ultimo año con la compañía había sido excelente, me habían promovido a
trabajar en proyectos especiales para la compañía y me reportaba a la oficina
del presidente de la empresa. En los años 90 el termino de moda era el
“downsizing” también conocido como dejar sin empleo a la gente. La compa-
ñía había pasado por un par de ciclos de esa moda y había sobrevivido des-
pues de todo yo estaba confiado porque yo me reportaba al presidente y
“Rick” no me iba a dejar sin trabajo. ¿Verdad?
b. La otra moda de los 90 fue la de “outsorcing” donde una compañía compra
los servicios de otra que se especializa en un área especifica. En el caso de
mi compañía la cual hacia productos de cocina decidieron deshacerse de su
departamento de cómputos y contratar a un especialista. Sin saberlo yo es-
taba trabajando en el proyecto para seleccionar la compañía la cual tendría el
control de mi trabajo.

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c. 14 días antes de mi quinto aniversario el 14 de abril del 1994 mi jefa de uni-
dad me llamo a su oficina. Me informo que mi plaza había sido cancelada.
Que ya no trabajaba allí. Regrese a mi escritorio incrédulo, no podía creer lo
que estaba pasando no estaba solo ese día mas de 600 personas perdieron
su trabajo. Llegue allí y una vez mas regrese la presencia de nuestro Dios en
oración. En esta ocasión confesando mi dolor y mi anhelo mi esposa y yo
habíamos aceptado el reto de nuestro nuevo pastor de aumentar nuestro
diezmo, ya habíamos llegado a cinco por ciento y deseábamos hacer más,
ademas habíamos comprado la casa de nuestro pasado pastor y ya no está-
bamos en viviendo en un apartamento. La respuesta de Dios fue clara y no
tardo sentí en mi ser y escuche la voz de Dios que me dijo “confía en mi”.
d. A otras personas se les pidió que abandonaran la propiedad entre ellos mi
supervisor directo “John” el salió de su área después de limpiar su escritorio
pero el ya temía lo que venia el había limpiado su escritorio anteriormente.
Pero a mi se me pidió que continuara en mi escritorio hasta que recibiera ins-
trucciones sin discutir los eventos con nadie.
F. Nuestra confianza
a. Eventualmente llego hora de almorzar mi jefa en un tono lleno de sarcasmo
me informo que “la compañía que habían contratado para hacer mi trabajo”
estaba haciendo un almuerzo en uno de los salones del edificio y que pasase
por allá a ver “si tenían algo” para mí.
b. Llegue al salón y me senté ante una mesa sumamente bien puesta. Sirvieron
una excelente comida bien preparada. Al terminar me entregaron un sobre y
me dijeron esto es para ti.
c. Grande fue mi sorpresa al ver que el sobre tenia una oferta de empleo y un
aumento de sueldo. Dios había abierto el camino para que su bendición se
manifestara.
d. Al llegar a casa esa tarde le pude explicar a mi esposa lo que había sucedi-
do. No había poderlo hacer antes ya que las lineas estaban cerradas a lla-
madas de salida. En ese momento mi esposa y yo nos comprometimos ente-
ramente con el señor. Decidimos desde ese momento comenzar a diezmar
no en un 5 o un 6 sino el diezmo que manda la palabra. Nuestra confianza
no iba a estar en una chequera sino en un Dios poderoso.
e. Dios no se quedo cayado ante nuestro compromiso. En un tiempo imposible
para poder yo realizarlo Dios me duplico el salario y me promovió a posicio-
nes que yo nunca había soñado.

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G. Filipenses 4:12
a. Lo cual nos trae de nuevo a la carta a los Filipenses.

12 Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy


enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Al igual que el Apóstol Pablo mi familia ha sido enseñada a vivir humildemen-


te al igual que saber lo que es tener abundancia. Las lecciones que la vida
nos da nos equipan puliendo nuestros lados tal y como se pule un diamante,
a veces cortando pedazos a veces con fricción hasta que el brillo sale. Dios
nos pule y nos purifica por la prueba para que podamos brillar.

En el proceso a veces nos desanimamos, nos da hambre pero contamos con


el recurso mas valioso, Cristo nuestro señor.

En el nuestro proceso de aprendizaje en el cual considero que todavía estoy.


La iglesia se ha convertido en nuestro refugio es el sitio donde podemos ir
una y otra vez mas a cargar nuestras baterías espirituales y al regresar de la
misma nos sentimos rejuvenecidos, listos para la batalla que sabemos que
esta por delante. Pero sabemos que podremos enfrentarla sabemos que te-
nemos a nuestro lado a alguien que nos va a dar la fuerza para seguir ade-
lante. Y como el Apóstol podemos decir “Todo lo puedo en Cristo Que me
Fortalece”.

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