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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DE NOR OCCIDENTE


CARRERA: LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
ABOGACÍA Y NOTARIADO.
CURSO: TEORÍA DE LA INVESIGACIÓN. CÓDIGO 201.
DOCENTE: LIC. JUAN FRANCISCO LÓPEZ CANO

PRIMER SEMESTRE

EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

1. EL MUNDO QUE NOS RODEA:

Desde niños, en el ámbito familiar, vecinal o comunal empieza nuestro aprendizaje, mediante
nuestros sentidos percibimos las apariencias de las cosas, objetos y personas, obviamente, sin
ningún rigor, exactitud o posible comprobación; por lo que resulta un conocimiento superficial de las
cosas y de sus respectivos procesos, que es lo que representa un conocimiento cotidiano.

En el son familiar (adoptar la actitud que toman los demás o acomodarse a las circunstancias)
aprendemos a sentir, a pensar y actuar en contra de nuestros intereses, nos modelan para ser
ciudadanos temerosos de Dios y del gobierno, para que nunca pensemos en nosotros mismos y
seamos una clase social militante.

Estas tempranas interacciones familiares o relaciones que establecemos con las personas que nos
criaron, nos socializan en los valores, actitudes y comportamientos propios de ese grupo. La simple
naturaleza biológica que traemos al nacer, no es suficiente para hacernos humanos, necesitamos
hablar y comunicarnos para vivir en sociedad.

En ese estrecho o extenso círculo de interacción social, aprendemos las reglas del juego de la
convivencia humana; que nos deja vivencias afectivas o desafectivas imborrables, a veces para el
resto de la vida.

Este conocimiento cotidiano o popular, lo obtenemos sin haberlo buscado, es un saber muchas
veces vago e inexacto; porque la vida cotidiana no requiere definiciones precisas, ni descripciones
minuciosas. Son verdades no confirmadas por ninguna evidencia teórica o metodológica.

La cantidad o calidad de estos saberes no se somete a prueba, circulan libremente como moneda
de uso entre el vulgo y constituyen el patrimonio cultural que esgrimen para enfrentarse a la lucha
cotidiana. El pueblo apela al sentido común para organizar sus experiencias vitales, matizadas por
intuiciones, prejuicios o supersticiones.

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Resulta evidente, que estas verdades no comprobadas experimentalmente o a nivel teórico, nos
hacen incurrir en frecuentes errores como cuando repetimos, por ejemplo: que la tierra es plana
porque así lo ven nuestros sentidos o cuando afirmamos que los objetos grandes y pesados caen al
suelo más rápidamente que los pequeños; estas aseveraciones no pasan de expresar opiniones,
porque las proposiciones científicas necesitan la exposición razonada de conocimientos que se
establecen por experimento o se aprueban por razonamiento.

2. EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

Los seres humanos somos los únicos capaces de razonar, de hablar y por lo tanto de acceder al
conocimiento científico.

Platón llamaba doxa u opinión, al conocimiento cotidiano vulgar y episteme o conocimiento, al


saber buscado con rigor mediante un método filosófico, como la dialéctica platónica que era una
discusión dialogada. (Dialéctica: arte de razonar metodológicamente).

El saber popular o vulgar lo adquirimos todos, por el solo hecho de formar parte de una
sociedad, los usuarios de este conocimiento popular lo constituimos el vasto público, no
especialistas; en otras palabras gente no versada en las disciplinas generales y que no tratan
científicamente a la naturaleza y al hombre.

Sin embargo, limitarnos al manejo exclusivo del sentido común, nos conduce inexorablemente al
uso de términos equívocos e inespecíficos para referirnos a la esencia de las cosas. Erramos cuando
declaramos que la raza blanca a superior a las demás; o que el verdadero carácter de una persona lo
revelan sus rasgos faciales, etc., El conocimiento científico a comprobado que ninguna de las
opciones anteriores es cierta

El método de Platón es el camino por el cual se transita de las apariencias (mundo sensible). En
la concepción platónica las apariencias nos llevan a las opiniones (doxa) y la verdad vendría a
establecerse en el mundo de las ideas: inmutables y eternas, a las cuales se llega por el camino de la
dialéctica. Platón vislumbró el proceso de la ciencia: bajo una visión idealista, entreverada con una
axiología que culmina con la idea del bien

El conocimiento científico vendría a ser, en una primera aproximación, el saber comprobado que
representa a la realidad cambiante, que nosotros transformamos mediante la práctica social. Este
conocimiento lo alcanzamos como fruto de la investigación científica, que es búsqueda objetiva,
sistemática y rigurosa de la verdad; para describirla, comprenderla y controlarla mediante la
predicción de los fenómenos físicos, biológicos o sociales que genera su propio desarrollo.

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Los seres humanos a diferencia de los animales inferiores, tenemos el privilegio de manejar dos
clases o niveles de conocimiento: el conocimiento cotidiano, popular o saber vulgar y el
conocimiento científico.
Si optamos por cultivar el conocimiento científico, donde el pensamiento supera a la sensación
como un grado superior de la conciencia y del razonamiento lógico, seguramente, orientaremos
nuestras acciones con mayor precisión y certeza.

3. DIVERSOS CAMPOS DEL CONOCIMIENTO

El mundo en que vivimos es inmenso por su complejidad y diversidad. El mundo de la naturaleza


lo tenemos cerca; pero el mundo celeste está más lejos, distante; contamos con un mundo que nos
es más próximo y quizá desconocido; el de los seres humanos y sus pensamientos más íntimos.

Cada mundo se desarrolla según sus propias leyes, algunas se cumplen inexorablemente, haga
frío o calor, sea de día o de noche, como las piedras tiradas al aire que indefectiblemente caen al
suelo, por más altas que las lancen, porque están sometidas a la ley de gravitación universal.

En el pequeño mundo de las cifras y de las palabras, rigen igualmente leyes específicas como
aquella en que la suma no puede ser menor que cualquiera de los sumandos. La formación de
oraciones también obedece a un orden estructural que las hace inteligibles (que se pueden
comprender, que se oye clara y distintamente).

Hay leyes supremas como el hecho de que todos estamos vinculados con las demás personas de
la tierra; veamos: la casa que habitamos fue construida por otras personas, con materiales foráneos,
así como los vehículos que nos transportan; igualmente la ropa, calzado, relojes, teléfonos,
televisores, etc., esto que es evidente para cualquiera que lo medite, es irrelevante para muchos o lo
olvidamos.

Hay relaciones que nos vinculan con las cosas y también con las personas, por motivos de
trabajo, estudio, vecindad o familiares. Establecemos vínculos espirituales como los compadrazgos;
civiles como matrimonios o negocios; vínculos ideológicos que nos llevan a frecuentar cenáculos
científicos o literarios, partidos o grupos políticos que nos exigen una definición que les demuestre a
favor de que estamos y porque razón luchamos unidos en la conciencia o la verdad de una causa.

A nivel personal o nacional, estamos unidos por un pasado común, compartiendo padres,
abuelos, cuya sangre corre aún por nuestras venas o comulgando con una historia ciudadana que nos
enlaza para formar el concepto de patria. Pushkin decía: que el hombre culto se distingue del
salvaje porque conoce y aprecia su pasado.

Para ser verdadera mente cultos necesitamos conocer la historia de la humanidad, naturaleza y
sociedad incluidas, todo está vinculado con todo. Los estudios de toda verdad, buscan

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fervorosamente los nexos y relaciones todavía desconocidos entre las cosas, las personas y los
procesos.

4. LEYES CIENTÍFICAS

Los griegos antes de Cristo, buscaban la salvación por medio de la inteligencia y el conocimiento,
la dialéctica griega es el fundamento de la filosofía moderna y aceptaba la unidad y lucha de los
contrarios; lucha que no termina nunca porque nunca cesa el desarrollo. El vencedor de hoy, será el
vencido de mañana por un adversario más fuerte.

Al hombre medieval se le dio la fe y no la razón, como tabla de salvación; donde bastaba creer
para salvarse, porque creer es más fácil que pensar. La lucha de Dios contra el demonio es el conflicto
supremo de la historia, muchas bibliotecas fueron quemadas y las escuelas reabrieron sus puertas
después del edicto educativo de Carlomagno.

Los antiguos griegos, en cambio, dudaron de los conocimientos de su tiempo y por eso
contribuyeron al nacimiento de la CIENCIA. La duda como actitud científica es el principio de la
sabiduría. Ellos tuvieron nociones sobre la forma en que funcionaba la naturaleza, muy similar a las
conclusiones más recientes de la ciencia moderna.

Demócrito pensaba que todas las cosas estaban compuestas de diminutas partículas
indestructibles (llamadas átomos), que no había permanencia en nada, todo es simplemente
transformación. Antes de los griegos no había libros de texto que divulgarán el conocimiento. Ellos
adoptaron el alfabeto fenicio.

Los pensadores griegos, como: Aristóteles parecía saberlo todo, ordenando los conocimientos de
su tiempo, nos dio manuales de ética, lógica, políticas, física, poesía, etc., por tal motivo se le conoce
como el padre del conocimiento enciclopédico.

Hoy en día disponemos de más y mejor información sobre nosotros mismos y sobre el mundo en
que vivimos, a través de libros, internet, correos electrónicos y todos los medios de la tecnología
moderna.

Hay una ley científica aplicable a todo, cuya esencia consiste en afirmar que todo cambia y todo
se halla en movimiento, desde que nacemos comenzamos a envejecer; cambian las estaciones del
año, pasando de fríos intensos a calores ardientes y viceversa. Se mueven los ríos, las nubes, las
montañas y los edificios con el movimiento de traslación y rotación de la tierra.

El espacio no tiene principio ni fin; no tiene límites; lo medimos en milímetros, centímetros o en


kilómetros. Todo lo que hay en el universo se mueve en el espacio y en el tiempo, unas cosas cambian
lentamente, otras rápidamente, pero todas cambian; Heráclito lo atestiguaba hace más de dos mil

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años “no es posible descender dos veces por el mismo río” porque el agua se va, para no volver,
aunque bajen otras, pero ya no son las mismas.

Materia, es todo: tierra, piedras, aire, sonidos; la materia es única e indivisible, que se transforma
como el agua en hielo, en copos de nieve, en vapor, etc., y sin embargo sigue siendo agua en sus
distintos estados y formas.

Las moléculas que constituyen todas las substancias, son átomos combinados en pequeñas o
grandes cantidades; muchas veces creemos que solo existe lo que ven nuestros ojos, cuando en
verdad las cosas invisibles tal vez son más numerosas que las visibles; todo principia y termina, menos
la materia, el tiempo, el espacio y el desarrollo.

El pensamiento, como materia elevada que es, tiene la capacidad para conocerse a sí misma y al
mundo circundante, conciencia que nos diferencia de los animales, puesto que nos permite percibir el
presente, comprender el pasado y programar el futuro.

Saberlo todo es imposible, porque el mundo como el saber no tiene límites. Nuestro mundo
sensible es producto histórico, fruto de industriosidad del hombre social que con su actividad
transforma los objetos.

CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS:

La actividad científica tiende por diversas razones a especializarse, cada tipo de conocimiento
mejor dicho con cada tipo de problema requiere la utilización de métodos y técnicas específicas y el
investigador individual no puede abarcar una gama muy grande de problemas.

De allí que las ciencias que se ocupan de objetos ideales y en las que se opera deductivamente
como la matemática o la lógica son las llamadas ciencias formales; las ciencias que se ocupan de los
hechos del mundo físico en cualquiera de sus manifestaciones son las ciencias fácticas, aquí se
incluye: la física, la química, la biología y la sociología. Las ciencias que tratan a los seres humanos y su
conducta son también fácticas pero se ubican en las ciencias humanas o ciencias de la cultura, como
una forma de reconocer lo específico y para distinguirla de las ciencias naturales, también por otra
parte se habla de las ciencias puras y ciencias aplicadas.

Las ciencias puras son las que se proponen conocer las leyes generales de los fenómenos
estudiados y las ciencias aplicadas por su parte son las que se proponen resolver problemas
concretos. La división entre las ciencias puras y aplicadas no debe entenderse como una frontera
rígida de dos campos opuestos y sin conexión.

BIBLIOGRAFÍA
Hernández Sifontes, Julio. Cómo Investigar en Guatemala, s.f.s/ editorial.

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