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Título del trabajo:

“Los distintos modelos de hombre en la teoría y práctica psicológica”

Autor: Sr. Morales Franco1

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Facultad de Psicología - Universidad Nacional de Mar del Plata
Teléfono: 0223-4935722 / 0223-155294073
Correo electrónico: moralesfranco@live.com
Título del trabajo: “Los distintos modelos de hombre en la teoría y práctica psicológica” Autor: Sr.
Morales Franco

Temática Específica: La formación filosófica y epistemológica del psicólogo. ¿Para qué filosofía y
epistemología en la formación del psicólogo? ¿Cuáles contenidos? ¿cuándo y cómo?
Modalidad de Producción : Ensayo (2)

Resumen: Luego de más de 200 años de la primer edición “Crítica de la razón pura” de Kant,
en la que deja abierta 4 de las preguntas de la filosofía siendo la última “¿Qué es el hombre?”,
pareciera que la respuesta a tal pregunta esta lejos de responderse. Esto atañe a la psicología como
disciplina, entendiendo que cada uno de los sistemas teóricos fundados tiene un modelo de hombre
explícito o no. El presente trabajo tiene dos objetivos. El primero es dar cuenta de dichos modelos de
hombre que cada sistema propuso, utilizando para ello la Antropología Filosófica como parámetro
tomando la clasificación propuesta por Max Scheler (1928) y Alberto Vilanova (1993). Dentro de la
amplia variedad de sistemas psicológicos que surgieron en el siglo XX tomaremos las “tres fuerzas”
(Maslow 1954) dentro de la psicología: Psicoanálisis – Conductismo – Humanismo. El segundo es
discutir la relevancia e implicaciones del debate de estos tópicos en el estado actual de la ciencia y su
posible impacto en la formación de futuros profesionales e investigadores.
Abstract: After 200 years from the first edition of Kant’s “Critique of Pure Reason”, where he
lefts open 4 questions to the philosophy being one of them “¿What is the Human?” it seems that the
answer to that question is far away from being answered. This implies the Psychology as a discipline,
acknowledging that each one of the theoretical systems has a human model explicit or not. There are
two objectives with the present paper. The first one is to show the human models that each
theoretical system proposed, by using the philosophical anthropology as a parameter taking Max
Scheler’s (1928) and Alberto Vilanova’s (1993) proposals. The second one is to discuss the relevance
and implications of the debate of this topic in the actual state of the discipline and the possible
impact in the formation of futures professionals and researchers.

Palabras claves: Antropología Filosófica – Sistemas Psicológicos del Siglo XX – Epistemología

INTRODUCCIÓN
Podríamos decir que Kant fue el primer epistemólogo puro. El plantea 4 preguntas en el
marco de una filosofía separada de la filosofía estrictamente académica: ¿Qué puedo saber?; ¿Qué
debo hacer?; ¿Qué me cabe esperar?; ¿Qué es el hombre? Sin embargo, considera que en el fondo
todas estas disciplinas se podrían refundir en la antropología, porque las tres primeras cuestiones
revierten en la última y de ella es de donde, en los siglos posteriores surge la Antropología filosófica
con todas sus vertientes y diversidades. (Kant 1787)
En el caso de la psicología es importante mostrar que si bien como ciencia busca un
acercamiento a la realidad, las categorías apriorísticas que mencionamos arriba impregnan la
investigación y la aplicación psicológica. “… En efecto, cualquier psicoterapia se desarrolla bajo un
horizonte apriorístico. Ya que desde siempre tiene como base una concepción antropológica, sea
esta explícita o implícita.” (Frankl, 1990: 64, 65). “Toda psicoterapia se basa en supuestos filosóficos
(…); de la falta de esclarecimiento de los mismos sólo pueden surgir prejuicios y confusiones” (May, R
1978). Allí es donde reside la motivación y, por qué no, la necesidad de este trabajo de explicitar qué
modelo de hombre (Vilanova 1993) tuvo cada autor en psicología.
Sin embargo, se hace imposible poder desentrañarlo sin antes definir los distintos modelos
de hombre donde podamos ubicar a los diferentes autores. Utilizaremos para ello la clasificación que
hace Vilanova (1993), que sin intenciones de dar una mirada abarcadora de todos los modelos,
propone 5 categorías; tomaremos también, aunque tangencialmente, la clasificación propuesta por
Max Scheler (Anexo 1)
Habiendo mostrado con qué categoría podemos tener en cuenta para distinguir un modelo
de hombre de otro, haremos un recorrido por los distintos teóricos vistos a lo largo de la cátedra
tratando de desmenuzar qué concepción de hombre tuvieron de base reconocidas explícitamente o
no. Nos centraremos en los siguientes autores: F. B. Skinner – C. Rogers – S. Freud. Esta lista de
autores podría extenderse a muchos otros, pero nos resulta significativo recortar el número de
autores a fin de poder plantearlo desde las 3 grandes fuerzas de la psicología del último siglo que se
presentan como las tres grandes fuentes en la discusión psicológica y cuyas teorías se encuentran lo
suficientemente polarizadas como para poder distinguirlas de manera relativamente fácil.

MARCO TEÓRICO
Antropología filosófica: Definiciones de esta disciplina ha habido varias. Sin embargo nos
quedaremos con la definición de Scheler: “Bajo esta denominación (hablando sobre la antropología
filosófica) entiendo una ciencia fundamental de la esencia y de la estructura esencial del hombre (…)
En dicha ciencia hállanse contenidos el problema psicofísico del cuerpo y el alma, así como el
problema noético-vital. Esta antropología sería la única que podría establecer un fundamento último,
de índole filosófica, y señalar, al mismo tiempo, objetivos ciertos de la investigación a todas las
ciencias que se ocupan del objeto “hombre”: Ciencias naturales y médicas; ciencias prehistóricas,
etnológicas, históricas y sociales, Psicología normal, psicología de la evolución, caracterología”
(Scheler 1942, p. 53)

Clasificación de los Modelos de hombre propuesta por Vilanova:


1. El hombre organismo: Las conductas son intentos de reestablecer un equilibrio perdido a
causa de una necesidad interna. La fuente de las fuerzas motivadoras es somática. El
impulso, la pulsión, el instinto es el amo de la conducta. El psiquismo de cada sujeto es el
resultante de un sistema de tensiones, de negociaciones con el ambiente que cada cual,
consciente o inconscientemente habrá forjado.
2. El hombre animal: A partir del arco reflejo biológico, la personalidad de un hombre adulto es
resultado de la sumatoria de elementos discretos llamados hábitos, constituidos por
conexiones entre estímulos y respuestas que se van organizando de lo complejo a lo simple.
3. El hombre niño: el peso de las experiencias infantiles es determinante para predecir o
describir la conducta adulta. Las conductas del hombre adulto (patológico o no) se manejan
como marionetas cuyos hilos llevan siempre a la infancia a partir de las fijaciones con padre,
madre, hermanos y situaciones traumáticas, como el destete.
4. El hombre máquina: A partir de haber tomado de otras disciplinas teóricas prestadas, se
utiliza la noción de campo de la física que postula que la conducta humana en los grupos es
similar al comportamiento de las partículas en los campos de fuerza; por otro lado, el
concepto de sistema es actualmente más aceptado, entendiendo al hombre como un
emergente de una compleja suma de elementos que se encuentran en interacción con el
ambiente.
5. El hombre del Humanismo1: En contraposición con el modelo físico, entiende que la vida
inaugura nuevos tipos de relaciones, desconocidos por la ciencia de lo inerte. Las relaciones
entre el organismo y sus hábitats, son pues interactivas y no pueden inteligirse desde un
ángulo físico o químico. Tampoco lo convence el plano biológico, ya que el hombre no se
distingue por la adaptación pasiva al ambiente, sino que propugna una transformación
inaudita del medio a su realidad. Lo propio del hombre es la revolución, el cambio, el
crecimiento; sólo se advierte reposo o equilibrio ante la enfermedad o muerte. Dos axiomas
centrales: -No hay psiquismo sin símbolo, sin biografía y sin historia. -El hombre es activo,
explorador, buscador de riesgos y creador.

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Es importante destacar que esta 5ta categoría Vilanova no la separa sistemáticamente de las otras
4 sino que es una reconstrucción de las diferencias que él mismo considera relevantes en su
concepción del hombre para los psicólogos humanistas
Clasificación propuesta por Max Scheler:
1. Idea Judeo-cristiana: Se basa en la fe religiosa en la que vemos el origen del hombre desde el
punto de vista judío-cristiano, y que luego de su caída en este mundo material ve una posible
salvación para volver a unirse con su creador, luego del “Juicio Final”.
2. Idea del Homo sapiens Griego: 4 características:
El hombre lleva en sí mismo un agente divino (la Razón), diferente al resto de los seres vivos
de la naturaleza. Dicho aspecto del ser del hombre tiene la capacidad de conocer el mundo. A
su vez este agente posee independencia y fuerza, el poder de la razón. Se mantiene
constante en la historia, en los pueblos y en las clases.
3. Idea del homo Faber del positivismo: Esta idea niega una “facultad racional” separada
específicamente del hombre. No hay entre el hombre y el animal diferencias de esencia, sólo
hay una diferencia de grado. El hombre es más complejo tanto en lo físico (desarrollo
neuronal), en lo psíquico como en lo conciente. Para esta idea lo espiritual y lo anímico (el
alma) son comprensibles para la expresión de instintos, sensaciones y sus derivados
genéticos.
4. El hombre Decadente – Dionisíaco: la decadencia está en la esencia misma y origen del
“hombre”. El hombre nace desprovisto de los instintos y esquemas de conducta necesarios
para defenderse en la vida, que son suplidos por el así llamado “espíritu”, con un conjunto de
instrumentos materiales e inmateriales. Todo lo que se considera como “propiamente
humano” no son más que rodeos para suplir aquello que en los animales ya está dado por los
instintos naturales. Esta antropología dice que el hombre es un desertor de la vida, que
habiendo exaltado morbosamente el sentimiento de su propio ser, se vale, para vivir, de
meros sucedáneos, sustitutivos de las auténticas funciones y actividades vitales, capaces de
desarrollo.
5. El superhombre Nietzscheano: todo lo contrario a la idea cuarta, encumbrando la
“conciencia” que el hombre tiene de sí mismo como no lo encontramos en ninguna de las
anteriores ideas. Se funda en el ateismo postulativo de Nietzsche con su “Dios ha muerto”
cuya muerte implica la aparición de un ser llamado superhombre. La negación de Dios no es
sentida como descargo de responsabilidad, ni disminución de la independencia y la libertad,
sino justamente como la máxima exaltación imaginable de la responsabilidad y soberanía. El
hombre se encuentra por encima de toda determinación causal. Para vivir no debe apoyar su
pensamiento en ninguna divinidad, en valores o ideas objetivas, sino que en el introducir un
sentido o valor último al mundo el hombre está solo.
6. la dirección fundamental de esas evoluciones tan variadas está ya establecida: se orienta
hacia una creciente exaltación de la conciencia que el hombre tiene de sí mismo, exaltación
que se verifica en puntos señalados de la historia y en forma de renovados empujones. Los
retrocesos, acá y allá, no significan gran cosa para esa dirección fundamental.
DESARROLLO
Antropología filosófica
Es importante para el entendimiento de este trabajo poder enmarcar abarcativa pero
sintéticamente a la Antropología Filosófica como disciplina para luego poder entender las relaciones
que podamos llegar a hacer con respecto a la ciencia psicológica.
Como esbozo de definición podemos decir que al ser reflexión filosófica no es una ciencia,
sino un análisis de los fundamentos de la misma noción de ser humano, y de la consideración de éste
como punto de partida de todo conocimiento sobre sí mismo y sobre el mundo.
La antropología filosófica apareció en la época moderna, ya que sólo a partir del siglo XVII
pudo empezarse a considerar el hombre independientemente de la teología, y desde sus inicios
estuvo fuertemente marcada por el dualismo cartesiano y por el enfoque kantiano. No obstante,
aunque moderna como disciplina filosófica, la reflexión sobre el hombre es tan antigua como la
filosofía misma. No hace falta ir más lejos que el “conócete a ti mismo” de Sócrates, o el hombre
racional – político – parlante de Aristóteles para darnos cuenta de la antigüedad de la pregunta por el
Hombre
En principio y de manera general podemos decir que el giro Antropológico tiene su rito de
iniciación en “Crítica a la Razón Pura” de E. Kant en referencia a la cuarta pregunta a la que se hizo
referencia en la introducción. Especialmente relevante es la posición de Feuerbach (Cfr. Feuerbach,
1984), para quien el hombre es el único objeto universal de la filosofía, razón por la cual la
antropología deviene la única ciencia universal.
A pesar de todo esto, se considera a Max Scheler como el iniciador de una antropología
filosófica que tiene plenamente en cuenta el fenómeno de la cultura y la historia (Scheler, 1928 y
1942). Para Scheler, la antropología filosófica debe tratar al hombre no solamente como naturaleza o
como vida; no solamente como voluntad, como sujeto o como razón, sino como hombre en su
totalidad.
Desde otra línea, Heidegger con su obra “Ser y Tiempo” (Cfr. Heidegger 1962), también
fundamenta la filosofía sobre el estudio del Ser Humano creando así una fructífera reflexión
antropológica, Sin embargo, también señala las dificultades de una antropología filosófica pues, si
desde un punto de vista holístico y antropológico se puede considerar que “nada es comprendido
hasta no ser aclarado antropológicamente”, también afirma que “la antropología se hace tan amplia
que se pierde en la más completa indeterminación” (Heidegger 1973, p. 175).
Otra postura sobre el conocimiento de la Antropología Filosófica es la de Martín Buber:
entiende que en ella tanto el investigador como el objeto investigado son la misma cosa, “el
conocimiento filosófico del hombre es reflexión del hombre sobre sí mismo (…) y en torno a lo que
descubra el filósofo que medita sobre sí se deberá ordenar y cristalizar con todo lo que encuentre en
el hombre histórico y actual” (Buber 1949, p. 20), centrando así la investigación de la antropología
filosófica en una reflexión por un lado interna y actual y por el otro histórica. Llega así a la
conclusión: “El hecho fundamental de la existencia humana no es ni el individuo en cuanto tal ni la
colectividad en cuanto tal [...] El hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el
hombre” (Buber 1949, p. 146), es lo que Buber llama “la esfera del entre”.
También debemos dar cuenta de otros autores que desde distintas líneas han aportado al
conocimiento de la Antropología Filosófica: el hombre en su historicidad (Hegel, Marx), o en su
carácter de homo Faber (Bergson), o en su carácter de ser simbólico (Cassirer), el énfasis que se
ponga en considerar la existencia como prioritaria, por encima de una hipotética esencia (Heidegger
y Sartre), el estructuralismo de Levy-Strauss, el hombre como una invención reciente de las distintas
disciplinas (M. Foucault), entre otros.
A toda esta lista de autores se le pueden agregar una serie de conceptos y reflexiones
respecto de la pregunta por el Hombre en cada uno de ellos, sin embargo el sentido de haber
incorporado una pequeña parte de sus aportes es fundamentalmente dar cuenta de la
provisionalidad del conocimiento en esta disciplina y de las grandes discusiones que se dan dentro de
ella.
Por último, volvemos a hacer referencia a la definición de la disciplina que dimos en el Marco
Teórico (Cfr. Scheler 1942). Esta definición nos servirá ya que tiene en cuenta la influencia que esta
disciplina tiene en el resto de las ciencias y particularmente la psicología en nuestro caso.

La concepción de hombre y su relación con los paradigmas.


“Nada es comprendido hasta no ser aclarado antropológicamente”
Heidegger en “Ser y Tiempo”
Kuhn en “La estructuras de las revoluciones científicas” define al concepto de paradigma
como: “Por una parte, significa toda la constelación de creencias, valores, técnicas, etc., que
comparten los miembros de una comunidad dada. Por otra parte, denota una especie de elemento de
tal constelación, las concretas soluciones de problemas que, empleadas como modelos o ejemplos,
pueden reemplazar reglas explícitas como base de la solución de los restantes problemas de la ciencia
normal” (Kuhn 1962, p. 269). Se trataría de auténticos marcos que delimitan los puntos de vista de
distintas teorías o corrientes.
En psicología este concepto ha sido excesivamente usado particularmente en la mitad del
siglo. Por aquel entonces se podían delimitar grandes teorías dentro de la disciplina PSI y la relación
entre ellas podía ser entendida plenamente en términos de inconmensurabilidad. El concepto de
paradigma podía encontrar ejemplos claros en el PSICOANÁLISIS, CONDUCTISMO y el
FENOMENOLOGICO EXISTENCIAL O HUMANISTA.
Como nuestro trabajo intenta dar cuenta de los distintos modelos de hombre en FREUD,
SKINNER y ROGERS, y cada uno de ellos representa respectivamente a los anteriores nombrados
paradigmas, extenderemos la definición del concepto Kuhniano.
En principio podríamos hacer mención a la definición que Guba da del concepto de
paradigma en la que los define como aquellos que dan una respuesta con respecto a lo Ontológico, lo
Epistemológico y lo Metodológico. Por su parte, Montero entiende que podríamos extender dicha
definición y agregar dos elementos más, a saber la Ética y la Política. (Cfr. Montero 2001).
Sin embargo, es Munné (Cfr. Munné 1997), quien desde un planteo de la Complejidad,
entiende que habría que agregar otro elemento cuyo carácter es central en las Ciencias Sociales. Este
elemento es el modelo teórico del Ser Humano (las ciencias de la naturaleza tendrán un modelo del
mundo natural). De esta forma, desde la psicología social, Munné muestra como desde distintos
marcos paradigmáticos se puede encontrar un modelo de hombre.
Psicoanálisis Social Homo irrationalis
Conductismo Social Homo Oeconomicus
Sociocognitivismo Homo Cyberneticus
Tradición del rol (Mead – Gergen - …) Homo Artifex
Psicosocial inspirado en el marxismo Homo Faber
Humanista Homo Volens
Según Munné, el modelo de ser humano es un elemento nuclear en las ciencias humanas.
Nunca esta acabado ni perfectamente delimitado; sin embargo “Los modelos son implícitos:
raramente se cuestionan, funcionando como los principios axiomáticos de Wittgenstein y los
sobreentendidos de Hogstätter (1963)” (Munné 1997, p. 4). Es decir, los modelos de hombre que son
un aspecto nuclear en las ciencias humanas, se encuentran muchas veces escondidos en los planteos
de cada uno de los paradigmas.
Nos encontramos aquí con un primer mojón que nos da pie a tratar de explicitar los modelos
de hombres que encontramos en los distintos paradigmas psicológicos.
Entendiendo que no puedo extenderme demasiado, haré referencia a otro autor que
entiende como prioritario para la psicoterapia, y en sentido extensivo a toda la psicología, la
necesidad de poder consensuar un modelo humano dentro de las ciencias humanas. Ese autor es
Rollo May. En la cuarta parte de su libro “El dilema del hombre” nos dice:
“Si pensamos estudiar y comprender al hombre, necesitamos un modelo humano. Esto suena
como una perogrullada, debería serlo; lo sorprendente es que no lo es en absoluto (…) … a pesar de
todas las opiniones sobre la psicoterapia y los problemas emocionales del hombre moderno que
aprecen en las publicaciones científicas y en la prensa diaria, aún no contamos con una ciencia del
hombre activa sobre la que podamos fundamentar la psicoterapia. … por ciencia del hombre entiende
algo distinto, es decir, una teoría activa que nos permita entender y clarificar las características
específicas y distintivas del ser humano” (Rollo May 2000, p. 173-174)
En consecuencia este autor norteamericano nos pone en situación y nos interpela a dar
respuesta a la necesidad prioritaria de explicitar el modelo de hombre con el que las ciencias
humanas se manejan. Durante el resto del capítulo May va recorriendo de manera arbitraria ciertas
características que el considera importantes a la hora de poder responder la pregunta por el hombre
y las va tomando de distintos autores de la disciplina psicológica. Como conclusión, el considera que
este modelo de hombre debe ser un modelo no reduccionista que se adecue a la realidad compleja
del fenómeno que tiene que estudiar.
Habiendo mostrado este segundo jalón, queda a la luz la necesidad de mostrar con qué
modelos de hombre se ha manejado la psicología hasta ahora y así dar cuenta de las limitaciones de
dichos modelos.
Nuestro intento será mostrar qué correlatos se dan entre los distintos conceptos de los 3
paradigmas y las clasificaciones de modelo de hombre de Vilanova y Scheler, a fin de dar de un modo
descriptivo y comprensivo una serie de asociaciones que enriquezcan el análisis de la psicología.

El paradigma Psicoanalítico
A primera vista, podemos encontrar dentro del Psicoanálisis la concepción de Hombre Niño
de Vilanova. Si vemos el concepto de regresión temporal en la formación de los síntomas, o la idea
de una sexualidad infantil que estructura el psiquismo de manera definitiva (es importante recordar
que si en la vida infantil el psiquismo se estructura en psicosis o perversión, dicha estructura es
irreversible) se hace patente que el peso de las experiencias infantiles es determinante para predecir
o describir la conducta adulta.
Las consecuencias de este modelo es el hecho de que el hombre que desdeña su capacidad
para asumir una postura ante las situaciones, cualesquiera que éstas sean, y se entiende como sujeto
(en el sentido pleno de la palabra) pasivo, sin posibilidad de modificar su posición frente al mundo. Es
lo que comúnmente suele llamarse Pandeterminisimo, la sensación de estar totalmente determinado
(pan = todo, total) por las situaciones externas.

En segundo lugar, podemos encuadrar el planteo psicoanalista dentro del modelo de Hombre
Organismo también de Vilanova. La definición del concepto de Pulsión y del concepto de Síntoma
nos muestra que las conductas de la persona son intentos de reestablecer un equilibro perdido; en
otros términos: “Refiriéndose a Freud, Lacan sostiene que el Sujeto no es autónomo, porque siempre
está en la búsqueda de ese objeto perdido” (Cfr. Maiolis, sin fecha).
Las fuerzas psíquicas son somáticas. Por último, y tal vez lo que de manera más patente se
denota, es que el psiquismo es el resultante de un sistema de negociaciones con el ambiente que
cada cual ha forjado: “el deseo de recuperar el objeto perdido se traduce en demandas, el otro no
puede otorgarle lo perdido y los objetos que provee nunca podrán ser lo suficientemente
satisfactorios, son sólo objetos de la demanda y la necesidad, siempre habrá distancia, entre lo
demandado y lo recibido, y ahí se aloja el deseo” (Cfr. Azurdia, 2002).

Un último encuadre en el que podemos situar a la teoría psicoanalítica es el de Hombre


Decadente-Dionisiaco de Scheler. Según este modelo, el hombre es en esencia decadencia. Nace
provisto de instintos predeterminados que moldeen su conducta para defenderse en la vida. Todo lo
que se considera “propiamente humano” no son más que rodeos para suplir aquello que en los
animales ya está dado por los instintos naturales. Esto se ve de manera muy clara en la creación de
mitos y religiones a lo largo de la historia humana. Según Freud, estas creaciones humanas son
resultado de la relación que el sujeto humano histórico va estableciendo con el complejo de Edipo.
Para una mejor explicación de ello se puede hacer referencia a dos textos freudianos “Psicología de
las masas y análisis del Yo” en 1921 y “El malestar de la cultura” en 1930. También, dentro del marco
del Hombre decadente, Scheler encuadra aquella antropología en la que el hombre es un desertor de
la vida. Esta concepción se ve claramente reflejada en “Más allá del Principio de Placer” (1920) donde
Freud introduce su nueva teoría pulsional con la Pulsión de Muerte elaborada teóricamente a partir
de ciertos fenómenos como los sueños traumáticos, la transferencia negativa y los juegos infantiles
(Fort-da). En este texto se nota la clara herencia Schopehauriana en Freud.

Una última relación se nos hace presente al revisar el texto de Scheler. Podemos ver cómo el
paradigma Psicoanalítico también concibe al hombre como Homo Faber del Positivismo. Si bien en
primera instancia pareciera ser contradictorio, nos damos cuenta que dentro de este modelo de
hombre Scheler enmarca a todos aquellos autores que consideran al hombre como una continuación
del animal que agrega un nuevo nivel de complejidad, aunque siempre fundado en instintos. Allí es
donde cita a los grandes “psicólogos del instinto” entre los cuales incluye a Feuerbach,
Schopenhauer, y, en la Psicología más reciente, a Adler y a Freud. A éste último le roba una cita que
transcribiré a continuación “La evolución que hasta ahora ha seguido el hombre, no me parece
susceptible de otra explicación que la que damos a la evolución de los animales; y esa indómita
propensión a mayor perfeccionamiento que se observa en una minoría de individuos, puede, sin
esfuerzo, comprenderse como una consecuencia de la represión de los instintos, sobre la cual se
asienta lo más valioso de la cultura humana” (Scheler 1942, p.74)

El paradigma conductista
En lo que respecta a nuestro estudio, la primera relación se hace evidente con el Hombre
Animal de Vilanova. Efectivamente en Skinner, la personalidad o mejor dicho la conducta es el
resultado de la suma de elementos discretos llamados refuerzos2 constituidos por conexiones entre
estímulos y respuestas que se van organizando desde lo complejo a lo simple.
En íntima relación con lo anteriormente dicho, surge una segunda relación con la idea de
Homo Faber del Positivismo. Según esta concepción de hombre, no hay una diferenta esencial entre
hombre y animal, sino una diferencia de grado de complejidad. Aquí vuelve a hacerse presente el
Evolucionismo Biológico que nombramos en los antecedentes al principio de este apartado. Por otra
parte, “El llamado “espíritu pensante” de los griegos, la facultad de “voluntad central” y de
proponerse fines (Facultad aparentemente distinta a la del instinto), los valores y las valoraciones, el
amor espiritual (…) son simplemente epifenómenos tardíos, inactivos reflejos conscientes de ciertos
agentes que actúan también en el mundo animal Infrahumano” (Scheler 1942, p. 71). Volvemos a la
idea a la que nos referimos cuando citamos al texto de Skinner “Ciencia y Conducta” en la que hace
referencia a que “La Voluntad” como tal no existe, lo que existen son leyes de la conducta. Por último
debemos hacer mención al hecho de que, las bases filosóficas que entiende Scheler que dan
fundamento a este modelo de hombre enmarca a casi todos los filósofos y teóricos que nombramos
al principio del apartado. “Lentamente desde el sensualismo griego de Demócrito y Epicuro, las
poderosas corrientes intelectuales del positivismo (Bacon, Hume, Mill, Comte, Spencer), y después,
sobre todo, la teoría evolucionista, señalada con nombres de Darwin y Lamarck, y más tarde aún, los
filósofos pragmatistas convencionalistas (También ficcionalistas) han elaborado esta idea del hombre
como Homo Faber” (Scheler 1940, p. 73)

El paradigma Fenomenológico-Existencial o Humanista


En cuanto a su correlato en las clasificaciones de Vilanova y Scheler, salta a la vista que tiene
que ver con el primero. El modelo de hombre del Humanismo. Un hombre enteramente social, pero
modelado por su contexto, es la criatura del conexionismo, del behaviorismo o de la reflexología,
esto es la oferta teórica empirista. Un hombre activo, curioso, sabio y auto dinámico, pero PRE-social,
es la propuesta del biologismo instintivista, del preformismo ingenuo de los naturalistas (o nace de la
idea de alma, sin créditos en la ciencia). Cómo la naturaleza y la historia se han conjugado para

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Vilanova hace referencia a hábitos pero se puede entender que podemos entenderlos de manera general como similares
generar un ser con estas cualidades es el ámbito de estudio preferido por los psicólogos humanistas.
(Cfr. Vilanova 1993) Según esta visión, lo propio del hombre es la revolución, el cambio, el
crecimiento; el hombre es activo, explorador, buscador de riesgos y creador. Esto encuadra
plenamente con la concepción de tendencia actualizante, que, en oposición con las teorías de
descarga de tensión, busca el crecimiento de manera constante y creciente.

Dentro de la clasificación de Scheler, el paradigma Rogersiano se encuadra dentro de


aquellas teorías que tienen como modelo de hombre al Súper Hombre Nietzscheano. Primero por
encumbrar la conciencia que el hombre tiene de si mismo como idea central de este modelo. A partir
de la afirmación de Nietzsche “Dios ha muerto” aparece el Superhombre. La negación de Dios no es
sentida como descargo de responsabilidad, ni disminución de independencia y libertad, sino
justamente como la máxima exaltación de soberanía sobre sí mismo. El Hombre se encuentra por
encima de toda determinación causal. Para vivir no debe apoyar su pensamiento en ninguna
divinidad, o en ideas o valores abstractos, sino que quien debe introducir sentido o valoración es en
primer y última instancia el Hombre. Esta concepción de hombre encuadra plenamente con los
conceptos de valoración flexible e interna y la idea de Hombre Sano y maduro (Cfr. Rogers 1961). En
él, no son los valores externos a saber, divinidades, instituciones, o cualquier otro que introyecte
valores, los que deben determinar la conciencia del hombre sobre sí mismo, sino los valores que
provienen de la sabiduría organísmica que tienen fundamento en la Tendencia actualizante

INVESTIGACIONES RECIENTES
Ya habiendo realizado el desarrollo del trabajo y como anticipo a la Integración del mismo
nos avocaremos a revisar las investigaciones que se han hecho sobre el tema.
Al buscar libros, artículos, notas, o entrevistas que tuvieran relación directa con el presente
trabajo se me hizo presente una realidad que suponíamos antes de comenzarlo. En efecto, no hemos
podido encontrar (dentro de nuestros alcances) ningún material que nos sirviera de marco o de
encuadre para comenzar a trabajar este tema. No hemos podido constatar un solo trabajo que diera
cuenta de los diferentes modelos de hombre en la historia de la psicología; al menos no como lo
hemos planteado nosotros.
A pesar de ello hemos encontrado algunos tipos de trabajos que en alguna medida estaban
relacionados con nuestra propuesta.
En primera instancia hemos encontrado trabajos que hacen revisión del modelo de hombre
que algún autor en particular. Por ejemplo el trabajo de Pascual Fernando (Cfr. 1997) en el que revisa
el concepto de hombre para Viktor E. Frankl.
También se pudieron observar algunos trabajos sobre Antropología Filosófica en los cuales se
hace eventualmente alguna mención a la incidencia en la psicología. Por ejemplo el de Antoine
Vergote “In search of a philosophical anthropology: a compilation of essays” (Cfr. 1996). Hay otro
trabajo donde se busca dar cuenta de algunas raíces filosóficas dentro de la psicología en el cual se
trata el tema de la relación entre antropología filosófica y la psicología en un reducido capítulo. Es el
trabajo de William Warren “Philosophical dimensions of personal construct psychology” (Cfr. 1998).
Por último nombraremos el trabajo de Taylor, Charles. “Sources of the Self: The Making of the
Modern Identity” (Cfr. 1992). En él se encarga de hacer una revisión sobre algunas concepciones de
hombre en el siglo XX y relaciona dichas concepciones con la sociología y la psicología.
Otro trabajo interesante al en relación con el tema es el realizado por Alfredo Fierro “Para
una ciencia del sujeto: Investigación de la Persona (lidad)” (Cfr. 1993). En él, Fierro propone en uno
de los últimos capítulos una Antropología Psicológica. Realiza el análisis de la frase de un filósofo: “El
hombre es un desconocido y no es en los laboratorios donde se le va a encontrar”. Considera que la
primer parte de dicha frase es altamente realista y responsable; sin embargo, no está de acuerdo con
la segunda parte. Para él, descifrar el misterio humano es la tarea de la psicología y la antropología.
Propone así eliminar cualquier concepción mística sobre el hombre y comenzar a develar la incógnita
del ser humano mediante la investigación principalmente experimental. “La incógnita del sujeto
humano va dejando de serlo en cuanto se analiza. En él nos encontramos con fenómenos, en una
multiplicidad analizable (…)” (Fierro 1993, pp. 383) (Dicha postura la evaluaremos en la conclusión).
El último trabajo al que nos remitiremos es al de González Eliana “Existencialismo y
Humanismo ante la crisis de la psicoterapia. Una revisión” (Cfr. 2006). En este trabajo la autora hace
una revisión de los aportes de diferentes autores provenientes del existencialismo y el humanismo
en psicoterapia y afirma que, entre otras cosas, algo que todas las modalidades dentro de este
enfoque particular hacen mención especial y casi constante sobre la necesidad de explicitar sobre el
modelo de hombre.
Aquí encontramos una nota distintiva al evaluar el tratamiento de este tema por los autores
teóricos mismos. Haciendo una revisión superficial nos damos cuenta que la afirmación de González
es, al menos en principio cierta. Usualmente los teóricos de enfoques existencialistas, humanistas,
fenomenológicos son quienes hacen explícito el modelo de hombre que tienen y alientan la
necesidad de ponerlo en discusión.
Aquí van algunos datos significativos al respecto,
i) Viktor Frankl dedica una entera sección de uno de sus libros más trascendentes,
“Psicoanálisis y Existencialismo” (Cfr. Frankl V., 1966) en la discusión sobre el concepto de
hombre que él tiene.
ii) Gordon Allport en su “Manual de la personalidad” (Cfr. 1961) dedica la parte primera, es
decir, los primeros tres capítulos, en hacer un relevo histórico de concepciones de hombre
y plantea el suyo propio.
iii) Rollo May dedica un libro entero en la discusión por la concepción de hombre y
considera que toda discusión teórica entre autores de la disciplina es, en el fondo, una
discusión por el modelo de hombre que se tiene. Considera que hasta el momento se ha
intentado ver sólo una parte de los hombres, dejando de lado la realidad paradójica de la
existencia humana.(Ver anexo 3)
iv) En Carl Rogers, si bien no encontramos el tema del concepto de hombre ocupando de
manera concreta tantas páginas como los anteriores autores, hace mención al modelo
humano que tiene a lo largo de toda su obra.

INTEGRACIÓN
Fuimos encontrando elementos centrales que nos ayudaron a enmarcar a cada uno de ellos
dentro de los modelos que nos proponían Vilanova y Max Scheler. Como resultado de dicho proceso
concluimos en este cuadro:
Paradigma Modelo(s) de hombre
-Hombre niño (Vilanova)
-Hombre Organismo (Vilanova)
Psicoanalítico -Hombre Decadente-Dionisíaco
(Scheler)
-Homo Faber del Positivismo (Scheler)
-Hombre animal (Vilanova)
Conductista -Homo Faber del Positivismo(Scheler)
-Modelo de hombre para los
Fenomenológico- Humanistas (Vilanova)
Existencial -Superhombre Nietzscheano (Scheler)

Luego de esta breve síntesis quisiera pasar a la segunda parte de la integración: Las
limitaciones del presente trabajo.
En primer lugar, es importante notar que, como fue dicho en el apartado de “Investigaciones
Recientes”, no hay investigaciones que aporten y den un marco sobre el tema de los modelos de
hombre en diferentes paradigmas. Por ello es que considero el presente trabajo por un lado fresco y
original, pero, por otro minado de posibles cuestionamientos sobre utilidad y pertinencia dentro de
la discusión por la psicología y cargado de limitaciones teóricas.
En segundo lugar, el hecho de considerar al Psicoanálisis, al Conductismo y a la
Fenomenología-Existencial Humanista como PARADIGMAS deja muchas dudas y cuestionamientos. El
concepto acuñado por Kuhn nos sirve para enmarcar ciertos conceptos, autores y teorías dentro de
un todo armonioso; sin embargo, en la práctica cotidiana, esta división entre paradigmas de carácter
tan delimitada y esta idea de paradigma como un todo armonioso hoy día está siendo ya caduca.
Cada vez nos damos cuenta del gran desorden y la gran cantidad de debates que existen dentro de
cada uno de estos enfoques. A su vez, nos encontramos hoy con una serie de movimientos y planteos
que buscan la integración de dichos paradigmas ya que el aporte que unos le han podido hacer a
otros han hecho de la psicología una ciencia que permite abordar de manera más completa y
compleja los problemas que se le presentan. (Cfr. Fernández Álvarez, 1992)
Más allá de esto, podríamos concebir que a los fines de aportar a la concepción de hombre
como un elemento más para contemplar históricamente las teorías que han ido circulando por la
disciplina psicológica, la delimitación de paradigmas es un paso necesario y obligado, sin dejar de
tener en cuenta las limitaciones de dichas divisiones.
En tercer lugar e íntimamente relacionado con el segundo punto, se encuentra la cuestión
sobre la clasificación de los diferentes modelos de hombre. Como se sabe, hemos tomado a las
clasificaciones de: En primera instancia de Max Scheler, a quién se considera como padre de la
Antropología Filosófica, por lo que su aporte será de vital importancia. En segundo lugar tomamos la
clasificación de Alberto Vilanova. El escritor local, desde la psicología nos plantea de manera acotada
aunque contundente diferentes modelos de hombre aunque, ahora sí, dentro del ámbito mismo de
la psicología. Entonces, si tenemos en cuenta que una clasificación la extrajimos del campo de la
Antropología Filosófica y otra de la psicología misma, parecería que ambas clasificaciones se integran
y se complementan a la perfección para el presente trabajo. Sin embargo, cabe la posibilidad de
preguntarse si es posible agregar una nueva clasificación de otro autor; o si no hubiera sido mejor
utilizar las categorías de ambos autores y crear una clasificación propia que sea más eficiente a la
hora de evaluar a los diferentes paradigmas. Esto queda a modo de pregunta abierta y como
cuestionamiento sobre las clasificaciones seleccionadas.
En cuarto lugar, y dejando las limitaciones sobre los paradigmas y sobre las clasificaciones de
lado, podríamos preguntarnos si la adscripción de los diferentes paradigmas a los diferentes modelos
de hombre que hicimos es correcta o si: i) faltan algunos elementos para completar la idea de
hombre de cada paradigma; ii) la adscripción fue errónea o al menos no muestra en un 100% el
modelo de hombre que se tenía.
La idea de explicitar las limitaciones que encontramos en el presente trabajo tiene como
objetivo abrir el tema a discusión y crítica a fin de poder profundizar sobre el mismo.

CONCLUSIÓN
Sin olvidar las limitaciones descriptas en la integración, considero que este trabajo tiene una
pertinencia real dentro de la discusión psicológica. El debate por los modelos de hombre se hace
imperante dentro de las ciencias sociales en general y en la psicología en particular. ¿Por qué
considero esto?
Daremos un breve rodeo para llegar a a comprender la implicancia de los modelos de
hombre principalmente en la práctica científica. Desde un principio partiremos de la permisa
construccionista de que toda ciencia humana o natural, es en principio una práctica social, en
consecuencia, una práctica frágil, contingente, histórica y relativa (Ibáñez 1994). Según Esther
Wiesenfel, para los construccionistas “la realidad es total; es una construcción mental, ya que es
producto de la mente humana y por lo tanto subjetiva; y es social ya que se construye en la
interacción social y esta llena de significados compartidos a través de la comunicación.” (Cfr.
Wiesenfel 1994, pp.229). Entonces la realidad es construida a partir de la comunicación y la
interacción social simbólica. Dándole una última vuelta de tuerca diremos que el signo signo o
«representamen», según Charles Sanders Pierce, es lo que sustituye algo por alguien. El signo se
dirige a alguien y evoca para aquél un objeto o un hecho, durante la ausencia de tal objeto o de tal
hecho. Por ello, decimos que el signo significa «in absentia». Ahora, introduce una importante
relación entre el signo y la acción. Es plausible afirmar, como Peirce lo hace, que los signos aunque
generales son operativos en la realidad. Para visualizar la operatividad de los signos podemos tomar
una proposición general que exprese la ley de la gravitación universal a saber, "Todos los cuerpos
sólidos caen en ausencia de cualquier presión o fuerza que los sostenga". El problema es cómo
sabemos que este signo general es operativo en la realidad. Peirce respondería a esta pregunta
diciendo que sabemos esto porque podemos derivar a partir de este signo general un interpretante
experimental, un esquema de acción, que nos permita actuar sobre la realidad obteniendo algunos
resultados que corresponderán a instanciaciones de esa proposición general. En tanto el
interpretante se deriva de una hipótesis general, podría decirse que por extensión dicho signo
general es también causalmente operativo con respecto a la realidad, puesto que prescribe un
comportamiento experimental que tendrá consecuencias en la realidad.” (Vallejos 1999)
Luego de este rodeo, nos damos cuenta que las concepciones de hombre, en tanto
construcción teórica (y en tanto es teórica es simbólica), que cualquier autor tenga incidirá en mayor
o menor medida en lo que el hombre sea.
En consecuencia de esto, ¿qué podemos pensar? Como dijimos, dentro de la psicología
existen modelos de hombre que moldean la práctica. Ellos pueden ser implícitos o explícitos (Frankl,
1990). A su vez aportamos lo dicho por May: “Toda psicoterapia se basa en supuestos filosóficos (…);
de la falta de esclarecimiento de los mismos sólo pueden surgir prejuicios y confusiones” (May, R
1978). De esta forma nos damos cuenta que la necesidad de debate en torno a la concepción de
hombre que tenemos no sólo responde a necesidades teóricas, sino que, y en mayor medida,
responde a necesidades prácticas. Y cuando hablamos de prácticas nos referimos a todos los niveles,
en la investigación, en la clínica, en la práctica comunitaria, en el diseño de políticas de salud
públicas, en la educación, etc.
Otra cuestión que es digna de ser discutida en esta conclusión es: Si consideramos que es
importante poner sobre la mesa el debate por el concepto de hombre, ¿Debemos elegir qué modelo
consideramos más apropiado como disciplina, o al menos individualmente? Creemos que no. Elegir
UN modelo de hombre sería volver a caer en el reduccionismo, y la historia de la psicología ya nos
está enseñando las consecuencias de ello. Consideramos entonces que como profesionales debemos
discutir este tema y comenzar a hacernos una idea lo más abarcativa, amplia, comprensiva, compleja
y realista de lo que el hombre es. Considero en este sentido un aporte esencial sobre el tópico el
ante-último capítulo del libro de Rollo May “El dilema del hombre” (1978). Dicho capítulo tiene por
título Interrogantes para una ciencia de hombre, y justamente plantea eso, Interrogantes. Hace una
revisión de cómo autores de diferentes corrientes teóricas redujeron la realidad humana a sus
propias categorías. Para el final del capítulo plantea algunas ideas o notas centrales del hombre, pero
propone que la noción o modelo de hombre debe, no solo ser discutida, sino quedar siempre abierta
a revisión y discusión.
Por último haremos mención a la propuesta de Alfredo Fierro (1993) mencionada en el
apartado de Investigaciones Recientes. Dijimos que él proponía una antropología psicológica y que
ella sería elaborada a partir del análisis de los diferentes fenómenos de lo humano a partir de
métodos principalmente experimentales. Desde lo expuesto por May acerca de los fundamentos
filosóficos de base en la investigación, y lo elaborado al inicio de esta conclusión en relación con las
ideas del construccionismo y de Charles Pierce se nos hace, al menos en principio, sospechosa la
propuesta de Fierro en tanto que considera que desde métodos puramente experimentales se
llegará a delimitar la naturaleza humana. Con esto no estamos diciendo que debemos excluir los
métodos experimentales o cualquier otro método. Lo que estamos afirmando es que fragmentando y
desintegrando los fenómenos humanos y estudiándolos experimentalmente (Al igual que propone el
positivismo) y eliminamos otras formas de acceder al conocimiento (científicas o no científicas)
difícilmente llegaremos a dar aportes contundentes sobre este tema y caeremos posiblemente en un
reduccionismo igual o peor que los anteriores.
Como todo trabajo exploratorio aparecieron más preguntas y propuestas que respuestas y
certezas. Apuntaremos aquí algunas de ellas.
¿Qué relación guardan los distintos modelos de hombre adscriptos a cada paradigma con el
momento histórico social que se vivía en la época?
¿Cómo podemos explicar el hecho de que los autores que más hacen mención a la
concepción de hombre sean autores de enfoques existenciales, humanistas o fenomenológicos?
¿Por qué el debate por los modelos de hombre tiene poca importancia en la actualidad?
En términos de futuro, ¿Cómo ciencia lograremos llegar a un consenso, abierto a discusión
pero consenso al fin, sobre las notas esenciales de nuestro objeto de estudio? Por ejemplo la física
ha elaborado diferentes modelos de universo a lo largo de la última centuria y en los diferentes
momentos ha habido un generalizado acuerdo en el propuesto en la época.
También podremos pensar en algunas posibles investigaciones:
-Una línea de investigación podría ser planteada en términos de creación de una matriz
general que permita sistematizar más coherentemente los modelos de hombre tenidos en la historia
de la psicología que, a su vez, sirva para contemplar y comprender los modelos de hombre actuales.
-En relación a los estudiantes de psicología ¿Se considera importante esta discusión? ¿Qué
modelos de hombres podemos encontrar en los estudiantes de psicología? ¿Son ellos explícitos o
implícitos? ¿Qué relación podemos establecer entre los modelos de hombre y las motivaciones para
la elección de la carrera? Para ello habría que dedicar algún esfuerzo en diseñar algún dispositivo que
nos provea de dicha información.
-Retomando el tema de la formación, se torna necesario pensar en investigar que relevancia
le dan a la influencia de los modelos de hombre en su enseñanza.
-Otra podría ser elaborar las mismas preguntas para los profesionales de la disciplina en
todos los niveles y campos de trabajo.
Por supuesto que podríamos pensar muchas más.

EN CONCLUSIÓN. El presente trabajo no intenta dar una visión acabada ni definitiva sobre los
modelos de hombre en la historia de la psicología. Las limitaciones ya fueron apuntadas. Lo que se
intentó fue aportar algunos elementos que resultan significativos que ayuden a comenzar a diseñar y
pensar sobre el tema.
Sabemos que es un tema por demás complejo ya que no sólo implica cuestiones teóricas que
ya de por sí son complejas, sino prácticas, sociales e históricas. Sin embargo creemos que es
imperante poner sobre la mesa el debate por el hombre para hacer de nuestra disciplina una práctica
más saludable tanto para el profesional como para el paciente y la sociedad toda.
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