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Santiago del Estero, , , , de abril de 2016.

Al Sr. Presidente del


Honorable Consejo de la Magistratura
Dr. Armando Lionel Suarez
S. / D.

El que suscribe Dr. Pedro Carlos Juri, D.N.I. . . ., en el carácter de titular del Juzgado
en lo Civil y Comercial de 2da. Nom., ante el Honorable Consejo de la Magistratura de esta
provincia de Santiago del Estero, en el Expte. Nº 187/15 – “Denuncia de Enjuiciamiento en
contra del Señor Juez en lo Civil y Comercial de Segunda Nominación de La Banda, Dr.
PEDRO JURI. Causales: Desconocimiento Inexcusable del Derecho. Formulada por Dr.
JOSE ALBERTO MILET” respetuosamente presentado, comparezco y digo:
Que, vengo por el presente en tiempo y forma a evacuar el traslado que se me corriera
de la denuncia, que se efectuara en contra del suscripto, ante ese Excmo. Consejo, de parte
del letrado Dr. José Alberto Milet, en representación del Sr. Antonio Mateo Susnjar, por la
presunta causal de destitución por desconocimiento de derecho.
En principio Excmo. Consejo se ha dicho respecto a la mencionada causal, que el error
inexcusable de derecho, tiene que ser manifiesta, es decir, tiene que ser identificada a simple vista.
Esto implica que, está descartado el error (in procedendo o in iudicando), pues para ello,
están los recursos procesales.
Pero, además, hay que tener mucho cuidado y prudencia en lo que puede apreciarse como
erróneo, con base en que dentro de la ciencia del derecho todas las cuestiones son opinables. Por ende,
no tiene cabida la interpretación que hagan los jueces de las normas, aun cuando sean opuestas a un
criterio mayoritario. El hecho de que un juez no siga a una corriente predominante no puede significar
que ignora manifiestamente el derecho, sino, tan sólo, que defiende -a veces con pasión- su propia
posición; y está claro que tiene derecho a hacerlo, porque es independiente. De no ser así, también
podría sostenerse que deberían ser sancionados -y hasta excluidos de la matrícula- los abogados que le
presentan al juez posiciones jurídicas diversas, cuando sólo una debería ser la verdadera y acertada.
Este manifiesto desconocimiento del derecho, en principio, debe ser reiterado, pues nadie en
rigor está exento hasta de incurrir en un error grosero, salvo que se acredite mala fe -la que no se
presume-, esto es, apartarse del derecho notoriamente aplicable a sabiendas de lo que se está haciendo
y sin brindar explicaciones suficientes. Se advierte que tanto en un caso de estas características como
en la comisión de un delito en el ejercicio de la función se está juzgando la conducta del juez más que
el contenido de la sentencia.
Es bien sabido que no debe ser incluida entre las causal genérica de mal desempeño, la
interpretación normativa hecha por los jueces en sus sentencias, ni el contenido de las
mismas. Los criterios y opiniones vertidos en las resoluciones y sentencias judiciales están
directamente relacionados con la independencia e imparcialidad en la función. Debe
resguardarse a los magistrados de eventuales presiones ante el riesgo de ser enjuiciados
por las interpretaciones que efectúen, siempre que las consideraciones vertidas en sus
sentencias no constituyan delitos o traduzcan ineptitud moral o intelectual que los inhabilite
para el desempeño del cargo.
La plena libertad de deliberación y de decisión con que deben contar los jueces
resultaría afectada, si estuvieran expuestos al riesgo de ser removidos por el solo hecho de que las
consideraciones expuestas en sus sentencias sean objetables.
En este sentido tampoco el error o mala praxis judicial constituye causal de remoción
de los magistrados judiciales (salvo el caso de desconocimiento inexcusable del derecho), ya que, las
equivocaciones de derecho están previstas en el sistema judicial, que provee las vías recursivas para
enmendarlo, fundadas en la naturaleza falible del ser humano. La destitución de un magistrado con el
único fundamento en la desaprobación del criterio adoptado por aquél para resolver una contienda
judicial pone en tela de juicio quién es el intérprete final de la Constitución Nacional.
Los jueces pueden equivocarse, ya que, en definitiva, se trata de una justicia humana.
Pero para ello los Códigos Procesales establecen remedios (vgr., apelaciones). Por otra parte, tampoco
hay que soslayar que en muchas ocasiones la ley es susceptible de diversas interpretaciones (quienes
profundizan la filosofía del derecho saben de las interminables discusiones en torno al modo en el que
los jueces deben interpretar la ley), pero lo que aquí interesa destacar es que cualquiera sea la
interpretación, ni aun la menos aceptable para el común de la gente puede justificar la aplicación de
una sanción ni, menos todavía, la destitución del juez. 14 Tribunal: Corte Sup. Fecha: 16/08/2006.
Partes: Boggiano, Antonio.
Y ello se traduce en el hecho de la independencia del Poder Judicial, porque el fin
último es lograr una administración de justicia imparcial, fin que no se realizaría si los jueces
carecieran de plena libertad de deliberación y de decisión en los casos sometidos a su conocimiento.
Por otra parte, la interpretación jurídica constituye siempre una decisión en la que, a
veces, se elige uno de los términos posibles de la alternativa, con mayor o menor acierto, la historia
jurisprudencial muestra que, en ocasiones, lo que para unos es insostenible error, para otros significa
una línea interpretativa novedosa, inscripta en el activismo judicial: claro ejemplo constituye la
discrepancia jurisprudencial relativa a si los jueces pueden o no declarar la inconstitucionalidad de
oficio de una ley. También Bidart Campos entiende que cuando la conducta que se pretende cuestionar
es el pronunciamiento de un magistrado en el marco de un proceso, la cuestión plantea un límite
concreto: las sentencias judiciales son actos jurídicos producto de la actividad de un órgano
jurisdiccional cuya validez sólo puede ser cuestionada, en su caso, ante un órgano del mismo fuero. La
amenaza de destitución por cualquier medio directo o indirecto, frente a sentencias que no conforman a
un determinado grupo, constituyen una afectación al principio de inmovilidad y una seria lesión a la
independencia del Poder Judicial. El poder de enjuiciamiento no tiene competencia alguna para revisar
el contenido de las sentencias de los jueces.
CASO PARTICULAR:
Ahora bien en el presente caso, se alega la citada causal no con respecto como
debería ser a resoluciones o sentencias interlocutorias o definitivas, sino a un par de
decretos de mero trámite y por razones de cumplimiento de la ley fiscal, que en la práctica
que todo magistrado y litigante sabe la observancia de su cumplimiento son responsabilidad
de los secretarios del juzgado, y ante el cúmulo de tareas propias de un juez civil, dictado de
sentencias definitivas e interlocutorias, consultas de decretos, firma de oficios, cheques,
atención de audiencias de absolución de posiciones, testimoniales, asistencias, inspecciones
oculares, etc., no es poco común que tales decretos puedan resultar equivocados y deban
corregirse.
Por lo demás en el caso que motiva la denuncia, el denunciante o mejor aún su letrado
apoderado no cumplió con la justificación de que se haya dado cumplimiento a la tasa
de justicia y caja forense pertinente, y que conforme del Código Fiscal 37 inc. 1 e impide
dar trámite a cualquier expediente sin el previo cumplimiento de ello, en consecuencia se ha
actuado conforme a la ley vigente.
En efecto Excmo. Consejo, el Código Fiscal establece: Art. 37. - Los magistrados,
funcionarios, empleados y oficiales públicos, no podrán: 1) Dar entrada o curso a documentos,
expedientes, escritos, libros y otros instrumentos análogos o semejantes que carezcan de los
requisitos tributarios…
Ello en consonancia con la norma del Art. 303 del mismo ordenamiento que dispone: En
ningún caso se darán curso a expedientes administrativos demandas o actuaciones judiciales, sin
que previamente se hubieran ingresado las tasas que correspondieran.
Ahora bien, el letrado que denuncia al parecer se considera un eximio jurista, pretendía
que se lo notifique, del decreto que se requería el cumplimiento de las obligaciones
fiscales, por cédula, esto es ridículo Excmo. Consejo.
Así mismo en otra muestra de total desconocimiento del derecho el letrado
mencionado planteó que se declare la inexistencia del decreto, por la que se tenía por
no cumplida la obligación fiscal, y el archivo del expediente, por resultar este erróneo,
cuando lo que en realidad correspondía era la interposición del recurso de
revocatoria, con apelación en subsidio; pues un acto inexistente no lo es por erróneo sino
porque carece de algún elemento formal como falta de firma del funcionario actuante, en
este caso el juez o secretario que da fé, o por falsedad material.
Por otra parte, cabe recalcar que las boletas de TASA DE JUSTICIA y CAJA
FORENSE acompañadas con el escrito, en el que plantea la mencionada inexistencia,
lo fueron en fotocopia cuando deben acompañarse indefectiblemente los originales de
dichas boletas, con la inscripción expresa que son para el expediente, conforme las normas
tributarias vigentes.........”””Los originales de esas copias fuie4on utilizadas posterior para
una nueva terceria, situacion advertiuda al momento de efectuyar elpreswrnte descargo, lo
que motiva una investigacion criminal por la supuesta comision de delitode defraudacion al
estado Provincial””””
En función de lo expuesto, y de acuerdo a las copias debidamente certificadas por Mesa
General de Entradas y Secretaría del Juzgado, el letrado del denunciante acompaña las
boletas de pago de impuestos, en otro juzgado civil, habiendo sido remitido al juzgado del
suscripto (OJO) DESPUES DEL REMATE? EL DÍA . . ., de suerte tal que el acto procesal al
que estaba destinado, no puede producir efecto alguno (suspensión del remate) por haber
sido agregado (OJO) DESPUES DEL REMATE? Conforme a la documentación que adjunto
al efecto.
Que, también viene al caso manifestar que además de ser reflejo fiel de las
disposiciones fiscales obligatorias para un magistrado, el decreto en que se requería el
cumplimiento fiscal, no es impeditivo del acceso a la justicia, derecho de raigambre
constitucional, ya que de no poder su parte afrontar económicamente el pago de las
obligaciones fiscales, podía haber solicitado un beneficio de litigar sin gastos.
También en última instancia tampoco le causaba su presentación tardía un perjuicio
irreparable, por cuanto si bien el remate se realizó ante el incumplimiento fiscal pertinente,
hago notar que conforme al art. 100 del C.P.C.C. la tercería de dominio puede deducirse
hasta antes que se otorgue la posesión de los bienes.
PRUEBA: Ofrezco como prueba: a) El expediente principal caratulado . . .; b)
Certificación de Mesa General de Entradas y de Secretaría de fecha. . ., instrumento en
virtud del cual se acredita que las boletas de depósito y tasa de justicia han sido agregadas
en otro juzgado civil y tardíamente después del remate han sido agregadas.
En consecuencia, corresponde y así pido, previo los trámites de ley, se desestime la
presente denuncia, y se archiven los presentes actuados.
PETITUM: Por lo expuesto al H. Consejo peticiono:
1) Me tenga por presentado, por contestada la denuncia impetrada en contra del
suscripto, en tiempo y forma.
Por ofrecida la prueba.
Previo los trámites de ley, se desestime la presente denuncia, y se proceda al archivo de los
presentes actuados.
POR SER JUSTICIA.-

SE PODRÍA COMUNICAR A CAJA FORENSE Y PROCURACIÓN DEL TESORO DE LA


IRREGULARIDAD, COMO ASÍ TAMBIÉN OFICIAR A LA JUSTICIA DEL CRIMEN CON COPIA
DE LOS IMPUESTOS A LOS FINES DE QUE SE INVESTIGUE UN SUPUESTO DELITO DE
DEFRAUDACIÓN.

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