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Trabajo: Primer Parcial

Cátedra: Historia Regional

Institución: Universidad Nacional de Salta

Micro Historia e Historia Regional en la producción historiográfica. Usos y


abordajes.

Introducción

El siguiente trabajo tiene como finalidad, la reflexión crítica de algunos aspectos


relacionados tanto a la Historia Regional en la producción historiográfica, así como a
los conceptos que han transformado la concepción tanto de la Historia Regional como
de la Micro Historia durante el siglo XX y lo que va del siglo XXI.

Es sabido que en la producción historiográfica, tanto la Micro Historia como el


concepto de Región, dotaron a la disciplina histórica de una apertura hacia diferentes
perspectivas de análisis a la hora de "hacer inteligible el pasado". A partir de esto, han
sido diferente los usos que han adquirido estos conceptos a la hora de ponerlos en
práctica, y ha sido fructífera la incorporación de herramientas provenientes de la
Antropología, la Sociología,etc.

Sin embargo, esta puesta en práctica de una apertura hacia nuevas perspectivas también
tiene una historia y tiene sus contradicciones, problemas y debates en torno al sustento
metodológico y epistemológico tanto del concepto de Región como de la Micro
Historia, y es a partir precisamente de esto último, que podremos incorporar en este
trabajo, la reflexión crítica de los planteamientos de algunos autores a la hora de
fundamentar las debilidades y los aciertos tanto de la Micro Historia como de la
Historia Regional renovada.

Desarrollo

Solemos reconocer que desde la Micro historia la perspectiva gira en torno al estudio de
la vida cotidiana, las experiencias vividas y una observación a escala micro, es decir, el
sentido vivido por los actores en sus prácticas y que es atrapado a través de una fuerte
contextualización y una variación de escalas de análisis. Siguiendo a Kindgard,
podríamos afirmar que en la "Microhistoria está presente un cuestionamiento a la
cosificación de la sociedad implícita en la modalidad de referir el análisis a entidades
ya formadas en lugar de atender al proceso de su conformación"1.

Es importante tener en cuenta esta definición de Kindgard ya que también desde la


Historia Regional renovada se pone énfasis en considerar a las prácticas sociales, a la
acción y a las realidades socio/culturales como inherentes al proceso de estructuración
social. Debe matizarse también aquella idea de la existencia de una dicotomía entre los
enfoques macro y micro histórico en la práctica historiográfica de la Micro historia,
aunque, no este de mas considerar que si bien en "su aprehensión intensiva de una
singularidad histórica, el microanálisis es pensado como un punto de partida para un
movimiento más amplio hacia la generalización"2.

Punto interesante, ya que para algunos "microhistoriadores", se debe partir de la


hipótesis macro histórica y de problemas macro históricos y luego descienden al nivel
micro para usarlo, sobre todo, como espacio de experimentación historiográfica, es
decir, como un lugar donde someter a prueba las hipótesis micro históricas, pero
siempre para retornar finalmente al nivel macro histórico, que es el que les interesa,
aunque no a todos por igual.

He aquí uno de los puntos centrales que han sostenido como critica las teorías sociales
contemporáneas como las de Anthony Giddens, quienes han puesto en tela de juicio la
dicotomía Estructura/acción, y que han sido utilizadas por los historiadores en
investigaciones recientes, caso de Kindgard incluso, o el mismo Fradkin.

Los conceptos de espacio, tiempo, acción forman una triada que ha permitido, en la
teoría de la estructuración, matizar la idea del accionar humano como reflejo de una
estructura que domina las motivaciones y el accionar de los agentes. Para Giddens, la
estructura no debe ser entendida como objeto, como ente corpóreo, palpable, sino como
“trazos de memoria que se concretizan en propiedades permanentemente renovadas de
los sistemas sociales, propiedades éstas que se extienden temporal y espacialmente y,

1
Kindgard, Adriana (2004). Historia regional, racionalidad y cultura: sobre la incorporación de la variable
cultural en la definición de las regiones. Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy n.24 San
Salvador de Jujuy; Pág. 166.
2
Kindgard, Adriana, Op cit., Pag 169.
simultáneamente, delimitan el campo de acción de los agentes"3. Esa delimitación
estructural, sin embargo, no es concebida por Giddens sólo en su aspecto coercitivo,
sino también como facilitadora de la acción de los agentes sociales.

La extensión tiempo-espacial de las sociedades humanas, siempre encuentra sus raíces


en las prácticas cotidianamente renovadas de los agentes; agentes que, a su vez, se
apropian de y utilizan los recursos que les son puestos a disposición de acuerdo con
reglas que les son apriorísticamente dadas -pero no son coercitivas hasta el punto de
eliminar la capacidad y la posibilidad de elección de los agentes- y, con esto,
reproducen concretamente aquellos elementos “estructurales” (propiedades, principios)
de los sistemas sociales, dándoles una dimensión tiempo-espacial que supera
ampliamente el espacio y el tiempo de la vida individual.

Así, en la teoría de la estructuración, en tanto la integración social se realiza en


situaciones de co-presencia (entendidas como encuentros y desencuentros en el tiempo-
espacio), la integración sistémica pese a poseer su fundamento en esas interacciones
cara a cara se caracteriza por la interacción de los agentes y/o colectividades fuera de
esas situaciones, o sea, por la reproducción integrada de estas prácticas sociales
cotidianas en tiempo-espacialidades discontinuas.4

En este sentido, es importante tener en cuenta el empleo y la re-significación del


concepto de espacio en los estudios no solamente de historia, sino de diversas
disciplinas como la antropología, la demografía, etc. Espacio que tradicionalmente fue
concebido como ahistorico, estático, y cerrado en su conformación, olvidando el
elemento social que dinamiza, construye y cambia el espacio a través del tiempo. Nidia
Areces propone pensar al espacio no solamente desde lo territorial, entendiendo esto
como un espacio sin existencia de mediaciones, sino como "un todo complejo, que se
redefine en cada tiempo histórico, en el que están profundamente articulados lo

3
Giddens, Anthony (2011). La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración,
Amorrortu, Buenos Aires. Pág. 137.
4
Los conceptos ontológicos se centran en los cimientos medulares de las prácticas sociales ordenadas
en un espacio y en un tiempo, consustanciales al análisis del proceso mediante el cual un sujeto se
convierte en agente apto para vivir en sociedad y la forma como se adueña de las propiedades
estructurales para la actualización y reproducción de una institución.
material, lo social y lo simbólico, ya que el espacio no solo es ocupado, es percibido,
interpretado y realizado por sus habitantes"5.

La regionalización propuesta por Giddens, para analizar las interacciones de los


individuos y los grupos con las estructuras y procesos, resultaría una superación de la
dicotomía estructura/acción y llevaría el análisis hacia la estructuración de las conductas
sociales en el tiempo y en el espacio. Regionalización no se debe entender sólo como
localización en el espacio sino referida a la zonificación de un espacio-tiempo en
relación con prácticas sociales rutinizadas.

La puesta en práctica de esta teoría, permitiría matizar la reducción del análisis con
base en un postulado de creencia/acción de los individuos, e introducirnos en el análisis
de las practicas a nivel espacial , considerando, junto con Kindgard que" las claves
interpretativas de aquella original forma de plantear las demandas de reivindicación
social debían rastrearse refiriéndolas al contexto configurado en las tierras altas jujeñas
a partir de la estructuración, a lo largo de un proceso histórico de larga duración, de
relaciones económicas y socioculturales particulares, que alimentaban entre sus
habitantes una específica tradición de acción reivindicativa".6

Estos postulados también demuestran una apertura hacia los posicionamientos


epistemológicos de los investigadores a la hora de plantear la dicotomía entre estructura
o acción y la relación que guarda con sus objetos de estudios. La práctica de variación
de escala, tiende en este sentido a problematizar y focalizar la atención en prácticas
sociales rutinizadas y utilizadas como elementos de estructuración dentro de una
sociedad. Así lo pone de manifiesto Raúl Fradkin, cuando afirma que "la atención
prestada a las prácticas y las formas de acción observadas interroga la visión de la
estructura (...)nos permite observar una estructuración social muy fluida, un campo de
fuerzas sociales abierto no a posibilidades infinitas pero tampoco dotado de una sola
dirección posible de desarrollo"7.

5
Areces, Nidia (1999). "Regiones y fronteras. Apuntes desde la historia", en Andes. Antropología e
Historia, CEPIHA, Salta; Pág. 23.
6
Kindgard, Adriana (2011). Sobre historia regional y microhistoria italiana. Diálogos a propósito de una
experiencia política local en la Argentina de 1930. HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local, vol.
3, núm. 5, enero-junio; Pág. 139.
7
Fradkin, Raul (1998). Procesos de estructuración social en la campaña bonaerense (1740-1840):
elementos para la discusión; en Travesía, Nº 1. Universidad Nacional de Lujan. Pág. 62.
De esta manera podría decirse a raíz de esto, que los conceptos de región histórica e
historia regional han adquirido diferentes herramientas para repensar el que hacer de la
historia regional. En este sentido, cabe recordar que en los estudios históricos
regionales, la región ha constituido tradicionalmente un recorte espacial preexistente a
la investigación, es decir, una región histórica perdurable en el tiempo que mantendría
su homogeneidad. Frente a un concepto de región tradicionalmente aplicado a las
entidades administrativas o a los espacios geográficos, hoy las regiones no son
consideradas categorías a priori, sino verdaderos productos históricos, espacios
construidos.

El desplazamiento del enfoque que tomaba a la región desde su perspectiva como


entidad estrictamente institucional o jurídica, ha permitido repensar a la región desde las
problemáticas culturas, sociales, así como revisar preconceptos propios de las
historiografías nacionales sobre el Estado nacional, la sociedad nacional y el mercado
nacional que se consideraban plenamente conformados para fines del siglo XIX. Bajo
estas nuevas condiciones de producción, la historia regional se ha mostrado capaz de
enriquecer y reorientar significativamente la historiografía nacional, aunque no esté de
más advertir que pueda pensarse la historia regional como una opción epistemológica en
sí misma y no un simple laboratorio donde comprobar hipótesis, conceptos e
interpretaciones elaboradas a escala nacional.

Cuando lo político-institucional dejó de ser sinónimo de pasado, el análisis de los flujos


y tendencias económicas y demográficas mostraron a los historiadores que las regiones
ni eran unidades espaciales infra o supraestatales delimitadas por la orografía o el clima,
ni debían ser pensadas como un mero escenario o receptáculo donde tenía lugar la
historia de las sociedades en el tiempo.

Interpelar a la historia regional desde diferentes aristas, implica enfocarnos "en la


temporalidad de los espacios que se explicitan en las regionalizaciones"8 afirma Sara
Mata, y siguiendo en esta misma línea Susana Bandieri define la región como "el
resultado de un proceso de estructuración social que articula tiempo y espacio y
condensa diferentes procesos sociales que implican el desarrollo de una

8
Mata, Sara. El noroeste argentino y el espacio andino en la primeras décadas del siglo XIX. 1
Esta investigación forma parte del Proyecto PIP 4977 CONICET y Proyecto 695 del Consejo de
Investigación de la Universidad Nacional de Salta.
territorialización de las relaciones histórico-sociales, una hipótesis a demostrar antes
que una entidad previamente establecida"9.

Conclusión

Los conceptos de región, espacio, tiempo, agencia, entre otros, han ayudado a ampliar el
abanico de posibilidades metodológicas y epistemológicas en la historia regional como
en la Micro Historia. Creo que a partir de esto, es plausible afirmar que sin ser
antagónicas ambos postulados historiográficos presentan divergencias y convergencias
en cuando al posicionamiento metodológico y al análisis de los objetos de estudios.

Las estructuras estáticas e inmóviles que regían la coherencia de la investigación


histórica durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, han sido interpeladas por
una multiplicidad de factores que han permitido historizar las prácticas sociales y
reflexionar conceptos como el de región, que de alguna manera es entendido como fruto
de una compleja trama social en la que resultan redefinidos tanto el espacio y el tiempo
en virtud de las experiencias vitales.

En este sentido, ambos postulados historiográficos han puesto énfasis en la


reconstrucción de las experiencias individuales y colectivas, localizadas e
históricamente cambiantes. En la tarea por historiar las infinitas redes y lazos sociales
que permiten valorar tanto el rol y las estrategias individuales como las limitaciones del
entorno, la consideración del problema de las escalas de análisis toma una notable
relevancia. Fradkin ha afirmado, en relación con esto último, que los enfoques
microhistóricos han permitido a los historiadores regionales descubrir una legitimidad
diferente para su práctica: ni ser ejemplo de, ni ser laboratorio donde verificar
explicaciones elaboradas para otras escalas, ni un simple estudio de caso de procesos
más amplios y estructurales.

Por todo esto, creo pertinente afirmar que con sus limitaciones y posibilidades, tanto la
Micro historia como la Historia Regional, otorgan herramientas metodológicas a la hora
de pensar y aplicar las escalas de análisis, de repensar lo que se hace cuando se hace
historia regional y de no asumir el espacio como una unidad geográfica o político-
administrativa dada e independiente a la formas en que los actores sociales lo

9
María C. Bohn Martins, «A história regional e a historiografia Argentina: entrevista com Susana
Bandieri», Historia Unisinos, 12(1), Janeiro/Abril 2009, p. 99.
configuran y reconfiguran a partir de sus prácticas, resignificandolo en cada uno de sus
movimientos.

Gabriel Jansen

Universidad Nacional de Salta

LU: 712984
Bibliografía

 Areces, Nidia (1999). "Regiones y fronteras. Apuntes desde la historia", en


Andes. Antropología e Historia, CEPIHA, Salta.
 Fradkin, Raul (1998). Procesos de estructuración social en la campaña
bonaerense (1740-1840): elementos para la discusión; en Travesía, Nº 1.
Universidad Nacional de Lujan.
 Giddens, Anthony (2011). La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de
la estructuración, Amorrortu, Buenos Aires.
 María C. Bohn Martins, (2009). A história regional e a historiografia Argentina:
entrevista com Susana Bandieri; Historia Unisinos, 12(1), Janeiro/Abril.
 Mata, Sara. El noroeste argentino y el espacio andino en la primeras décadas del
siglo XIX. Esta investigación forma parte del Proyecto PIP 4977 CONICET y
Proyecto 695 del Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta.
 Kindgard, Adriana (2004). Historia regional, racionalidad y cultura: sobre la
incorporación de la variable cultural en la definición de las regiones. Cuad. Fac.
Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy n.24 San Salvador de Jujuy.
 Kindgard, Adriana (2011). Sobre historia regional y microhistoria italiana.
Diálogos a propósito de una experiencia política local en la Argentina de 1930.
HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local, vol. 3, núm. 5, enero-junio.

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