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CONCEPCIÓN DE FAMILIA Y

MATRIMONIO POR LA IGLESIA


¿Cómo la Iglesia Católica en el Ecuador utiliza a la familia como
mecanismo para perpetuar su autoridad, y bajo qué modelo de familia?

Teoría Sociológica IV
Integrantes:
 Fernández Jhosselin
 Guillem Andrea
 Carpio Andrea
 Abad Cinthya
 Celi Roger
 Gutierrez Ashley

20 DE Dr. Philip Altman


NOVIEMBRE DE 2017
I. INTRODUCCIÓN

En la presente investigación primero se establece el concepto de familia y matrimonio que


maneja Horkheimer en el capítulo “La Familia y el Autoritarismo”, conceptos principalmente
tomados para el desarrollo del análisis crítico de la concepción de familia y matrimonio que
posee la iglesia. La concepción de Max Horkheimer sobre familia establece que “continúa
siendo una institución irracional pues se basa en el principio de la sangre y sigue subsistiendo
en ella la dependencia personal directa” (Horkheimer, 2003:151-152). Para Horkheimer es el
divorcio el que revela la naturaleza problemática de la familia moderna, al ser irracional en un
mundo supuestamente racional, donde el matrimonio “se convirtió en un simple vinculo
contractual, que corresponde al principio individualista” (Horkheimer, 2003:156). La idea
principal de Horkheimer sobre la familia es que es una sombra, o mejor dicho, “la familia es
mera ideología que ha perdido su base económica y emocional” (Horkheimer, 2003:159), y
como tal fomenta el autoritarismo represivo (Horkheimer, 2003:165). De este modo,
Horkheimer maneja un concepto de familia fundamentado en la idea de que se trata de un ideal,
mas no de una realidad.

En contraste, Erich Fromm, considera que es un proceso más complejo; la familia para él
aparece como instancia de la sociedad fundada en la dominación masculina, donde se sigue
sometiendo la familia en una “estructura de carácter patriarcal que establece el dominio del
hombre sobre la mujer y los hijos” (Farfán, 2003:18). Para este trabajo, la importancia teórica
de Fromm radica en su concepción de que las diferencias de carácter entre los sexos no sólo se
deben a diferencias biológicas sino también a factores socio-culturales, donde estos últimos
tienen mayor incidencia (Fromm, 2003:170). De ese modo, estudia tal dominación del hombre
sobre la mujer, de acuerdo a la diferencia de roles y papeles sociales entre ellos, analizando las
funciones de los sexos en la relación sexual para entender las diferencias de carácter (Fromm,
2003:171).

El trabajo se basa en la concepción que tiene la Iglesia con respecto a la familia y el matrimonio,
centrándonos en el Ecuador, principalmente en los planteamientos de la Iglesia Católica,
fundamentándonos en lo que establece la Conferencia Episcopal Ecuatoriana; relacionándolo
con el desarrollo de la familia a partir de la teoría crítica de Max Horkheimer y su vinculación
con el carácter autoritario; y por Erich Fromm el resultado de la relación de los sexos y sus roles
en la visión de la familia, fundamentalmente en el matrimonio, en donde cada sexo ocupa roles
y papeles sociales diferentes en su sometimiento al matrimonio, donde indiscutiblemente hay
un escenario de dominante y dominado. Esta situación, es exteriorizada bajo el modelo de
familia con rasgos autoritarios y de dominación que impulsa la Iglesia Católica, como
institución que busca penetrar su propia autoridad haciendo uso de la familia en la sociedad y
de la Pastoral Familiar.

Se realizará una investigación con método descriptivo e investigativo, donde se empleará el uso
de bibliografías facilitadas en el curso de Teoría Sociológica IV referentes a teoría crítica; textos
sugeridos mediante entrevistas al Ph.D. Rafael Polo (catedrático de la Universidad Central del
Ecuador), el cual supo acotar que el estudio de la familia desde la teoría crítica es muy poco
desarrollado. Además, entrevistas dirigidas a representantes de la Iglesia Católica como el
Monseñor Eugenio Arellano (Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana) y Amparo
Medina (asesora de la Pastoral Familiar de la C.E.E.); los cuales supieron señalar la concepción
de la iglesia sobre familia y matrimonio. De esta manera, poder realizar un análisis crítico sobre
la concepción y modelo ideal que posee la iglesia de la familia y el matrimonio, con respecto a
lo que desarrolla Max Horkheimer y Erich Fromm. En la investigación podemos encontrar a
autores que analizan el desarrollo de la familia en el Ecuador, como Gloria Ardaya en Género
y Familia que examina la influencia de la Iglesia Católica en la implantación del modelo de
familia basada en el orden patriarcal, el cual pervive en la actualidad ecuatoriana. Esther
Fernández y su texto Los Hijos del Opus que analiza el modelo de familia de la iglesia católica
en relación al pensamiento de teóricos críticos. Por otro lado, fuentes primarias de la Iglesia
Católica, desarrolladas por Juan Pablo II y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

Pregunta de investigación
¿Cómo la Iglesia en el Ecuador utiliza a la familia como mecanismo para perpetuar su autoridad,
y qué modelo de familia plantea?

II. DESARROLLO
Concepción de Familia
La Iglesia considera a la familia como “la unidad social básica que Dios crea y con la cual Dios
establece su pacto de amor haciéndola receptora y defensora de los valores de su Reino” (Pinto
2003, p.13), se vuelve en una designación de lo divino al ser un designio de Dios. Para la iglesia
la familia está conformada por papá, mamá e hijos, el cual es el modelo nuclear de familia,
donde la base de tal familia es un matrimonio conformado por un hombre y una mujer (Medina,
2017). Desde la concepción de familia planteada en el Manual Familiar que efectúa la
Conferencia Episcopal Ecuatoriana como máxima representante de la Iglesia Católica en el
Ecuador, se observa una clara imagen de jerarquía aristocrática, perteneciente a valores
irracionales que al ser practicados contribuyen al enriquecimiento de dicho "Reino", por lo que
podemos sustentar que la familia se convierte en instrumento de perpetuación de la autoridad
de la iglesia. La familia antes de ser un grupo es una institución pues se le ha establecido una
normatividad que debe seguir en base a las percepciones religiosas de sus integrantes. De ese
modo la Iglesia norma a la familia, las hace a su imagen con el propósito de mostrar su
hegemonía y autoridad (Foladori, 2007). Horkheimer menciona como los "símbolos del pasado
eran las formas jerárquicas" (2003, p.151), y esta imagen de Reino demuestra cómo el cimiento
de la familia para la iglesia posee un carácter jerárquico impuesto como ideal divino que la
iglesia difunde.

Para el Manual de Familia (2003) los padres y los hijos son diferentes subunidades que
conforman una familia determinada. Es lo que Horkheimer consideraba, que los individuos
actuales tienden a convertirse en simples átomos sociales (2003, p.55). Lo ideal para la Iglesia
es que “la familia viva bajo un sistema de organización y relación tal que sean claras las
jerarquías y roles, para así promover la formación y desarrollo personal de sus miembros”
(Pinto, 2003, p.29). En el Manual de la Familia y su énfasis en el rol particular de cada miembro,
se sustenta lo que Horkheimer plantea como la atomización social del individuo y donde la
forma seudofeudal jerárquica de una figura autoritaria patriarcal es fundamental para el correcto
funcionamiento del modelo de familia que posee la Iglesia. Es decir, el hombre pasa a ocupar
una figura autoritaria que se respalda en el modelo de familia por la Iglesia y que se difunde en
textos como el Manual Familiar. Sin embargo, esa autoridad inscrita en tal modelo en la realidad
no posee una base concreta y se vuelve una figura autoritaria abstracta. Es por esta razón, que
la Pastoral Familiar establece mucho la inclusión del hombre, ya que ha perdido las capacidades
de las que antes gozaba (Medina, 2017). Para la directora de la Pastoral Familiar el tema de que
haya una autoridad no es malo, hay momentos en que el padre debe de ser autoritario para
generar un proceso de orden y estabilidad.

En la Audiencia General realizada por el Papa Francisco (2015) estima que se ha llegado a
considerar que la sociedad actual es una sociedad sin padres, debido a que la figura del padre
se encuentra actualmente ausente; en donde esta situación “en un primer momento se percibió
como una liberación del padre-patrón” (p.14), debido a que en el pasado reinaba el
autoritarismo. Esto se relaciona con las transformaciones sociales de la modernidad y “la
pérdida de una autoridad específica que ejercía la familia, convirtiéndola en terreno de
entretenimiento de ejercicio para la autoridad” (Horkheimer, 2003), viéndose en cierta base de
apoyo social en la familia para la instauración de ciertos sistemas e instituciones autoritarios
(Cordero, p.135). Tal debilitamiento de la autoridad de la familia conlleva a que se desarrollen
otros tipos de autoridades en el núcleo de la familia como lo es la Iglesia Católica, pues al ver
desviado y debilitado su modelo familiar nuclear y patriarcal, asume mecanismos y autoridad
para evitar el total debilitamiento de esta, ya que si la familia nuclear se debilita por lo tanto se
debilita su mecanismo de socialización, y por lo tanto la Iglesia misma perdería su autoridad
como institución. En este sentido, mientras más se debilita la familia como tal, la Iglesia
aprovecha eso para perpetuar su máxima autoridad mediante algunos mecanismos, en este caso
el desarrollo de un Plan o Manual Familiar y así llenar ese vacío de figura poderosa ante la
familia. Este vacío es reemplazado por entidades colectivas como Horkheimer (2003)
considera, en donde “se crea una simple función psicológica abstracta que lleva a la aceptación
de toda forma de autoridad” (p.157), ya que desaparece la real dependencia directa,
esfumándose el respeto de los miembros de la familia por el jefe de la casa (Horkheimer, p.152).

Para la iglesia católica, “la familia es el principal agente de socialización porque es en su seno
tienen lugar los procesos más significativos de socialización” (Fernández, 1997, p.6), por lo
que se vuelve en una fuerza de la sociedad que logra modificar los rasgos caracterológicos de
los individuos. Sin embargo, la realidad demuestra que funciones que correspondían solo a la
familia, actualmente están queriendo ser asumidas por otras instituciones, como el órgano
estatal (Aguinaga, 2002, p.68) y es por eso que la Iglesia, como institución que se sobrepone al
individuo cada vez más busca hacer perdurable su autoridad usando a la familia como figura
“idealizada” para buscar ser referente de estas funciones que buscan reafirmar los lazos que
existían entre los integrantes de ella, en contra de otras entidades colectivas.

Estudios establecen que en el Ecuador prevalece el modelo de familia nuclear que surgió con
la modernidad. Sin embargo, este tipo de familia ha sido idealizada como modelo formativo,
asumido en términos de 'normal' y sustentada en la consanguinidad y el parentesco (Jelin, 1984,
p.91). Es así que para la Iglesia, la familia está compuesta de vínculos de consanguinidad, en
donde la familia continuaría siendo una institución irracional al basarse en el principio de la
sangre, a pesar de encontrarse en una sociedad que se declara como racional (Horkheimer, 200,
p.151). La relación de padres e hijos se ha reorientado, en donde se da un cierto grado de
autonomía en los hijos para que así puedan valerse por sí mismos (Carlos Pinto, 2003, p.32).
De ese modo el hijo comienza a actuar como un pequeño adulto sin un ego independiente, en
donde su sumisión ante el poder verdadero le predispone a aceptar las formas totalitarias de
vida (p.152-159). De este modo, para Horkheimer, los principios del individualismo y la
racionalidad instrumental se habrían filtrado dentro de la familia afectando tanto a las relaciones
conyugales como a las relaciones entre padres e hijos (Fernández, 1997).

Concepción de Matrimonio

Para la Iglesia Católica, la familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de
unirse en matrimonio, respetando el significado y los valores propios de esta institución, que
depende de Dios (Biffi, 1992). Dicho matrimonio, en el sentido de modelo de la iglesia en su
estructura tradicional, debe ser conformado por un hombre y una mujer (Medina, 2017). Para
la iglesia, “el matrimonio y la familia son ámbitos inseparables, los cuales además, deben ir en
conjunto, el matrimonio es la base de la familia” (Medina, 2017). De ese modo, la relación
fisiológica entre los esposos es el núcleo residual de todos los aspectos de la familia
(Horkheimer, 2003, p.154), es en la familia que se encuentran los intentos de conservación.
Esther Fernández en su texto “Los hijos del opus” afirma sobre la inseparabilidad de familia y
matrimonio:

El matrimonio y la familia son dos instituciones que ni pueden confundirse ni deben


identificarse, pero, por designio de Dios, se hallan tan estrechamente vinculadas entre
sí, que son inseparables. Ambas se exigen y se complementan, de ahí que al separarlas,
tanto la familia como el matrimonio se desvanecen. (Fernández, 1997, p. 52)

Se exalta así el matrimonio hasta el punto en que éste y la familia se convierten en sinónimos
(Horkheimer, 2003, p.155). La familia sin matrimonio produce formas de convivencia que no
tienen que ver con la auténtica institución familiar (Medina, 2017), mientras que el matrimonio
que no se orienta a la familia niega la indisolubilidad, la cual es característica fundamental para
la Iglesia Católica como principio de matrimonio. Pero eso podría estimarse como la idea de
matrimonio que posee la Iglesia, la cual está en constante contraste con la sociedad moderna,
ya que ese principio de indisolubilidad no es una característica de la familia real y actual; y más
bien es “el divorcio el que cada vez más revela la naturaleza problemática de la familia
moderna” (Horkheimer, 2003, p.156). A pesar de eso, para la iglesia no existe el divorcio,
porque dentro del proceso matrimonial, lo que se busca es que la relación del hombre y de la
mujer sea un compromiso para toda la vida (Medina, 2017). Para Horkheimer (2003) esto no
es más que un ideal, el matrimonio como un simple vínculo contractual, el único tipo de relación
que corresponde estrictamente al principio individualista, donde “se contrae un nuevo
matrimonio si parece que va a funcionar mejor y en función de sus fines particulares”
(Horkheimer, 2003, p.156). Empero de que la Iglesia no admite el divorcio, lo que si admite es
la posibilidad de una separación en casos en los que esté en peligro la incolumidad física de
uno de los cónyuges o de los hijos, pero esa separación como medida temporal, mas no es
admiten el divorcio en sí (Arellano, 2017). En contraste, la incidencia de divorcio en América
Latina es de hasta el 50% en algunos países y el incremento de familias monoparentales no
refleja el diseño que Dios estableció para la familia ni reflejan su naturaleza según Pinto (2003).
En Ecuador “en el 2015 se registró un incremento de 119,1 % de divorcios en relación al 2005;
mientras los matrimonios cayeron 8,9%,”, según los datos del Instituto Nacional de Estadística
y Censos (INEC). La disolución del matrimonio, por divorcio o separación es un principal
indicador de desafección a un modelo de familia que se basaba en el compromiso de sus
miembros (Castells, 2000). De esa manera, recalcamos la noción de Horkheimer con respecto
a que la familia es una sombra, que es más bien mera ideología, la cual ha perdido su base
económica y emocional (Horkheimer, 2003:159), y por lo tanto el modelo de familia de la
Iglesia Católica es débil en contraposición con la realidad, y lo que hace es fomentar el
autoritarismo (Horkheimer, 2003:165). Es decir, la realidad que se presenta en forma de
divorcio y violencia, no corresponde a la naturaleza de familia que Dios diseñó y que la Iglesia
Católica proclama. Una vez más puede verse reflejado la contradicción entre ideal y realidad
planteada por Horkheimer.

Se halla por lo tanto, que el modelo de familia ha cambiado, el matrimonio y la familia ya no


se basan en el amor como realidad esencial, sino que el matrimonio “es convertido en una
cuestión pragmática” (Horkheimer, 2003, p.155), es cada día más una relación práctica: el
hombre la ha de adoptar para gozar de los beneficios de la cohabitación y la mujer busca en ella
cierta seguridad, aquí radica la idea de complementariedad de la Iglesia Católica con respecto
a los roles de los sexos en la familia y en el matrimonio. En este caso, la Iglesia Católica se vale
del matrimonio como agente de socialización de un principio de dominación del hombre a la
mujer; lo cual es establecido a través del mito bíblico que engendra la Iglesia, donde hombre y
mujer son una unidad, que deben cumplir un papel específico

Roles en el matrimonio

En el Manual Familiar (2003) se establece que la pareja (hombre y mujer) es llamada a procrear,
a desarrollar la familia (Pinto, 2003); sin embargo, en la vida cotidiana es la mujer la que posee
el rol procreador y desarrollador de la familia. La Iglesia Católica establece en su modelo de
familia los roles que debe tener la mujer en el matrimonio y por lo tanto en la familia. Aparte
del rol de procreación que posee como don natural, lo que Gloria Ardaya considera “poder
matriarcal” (1995, p. 162), se encuentran otros roles que al mismo tiempo están reforzados por
el control social. Ese control social deriva del ideal de familia que a través del tiempo ha sido
interiorizada y que opera a través de aparatos ideológicos, como la Iglesia. De acuerdo a las
fundamentaciones de la Iglesia Católica en el Ecuador, “en el matrimonio la mujer es la
portadora de la estabilidad familiar, al ser esencial su papel de madres transmisoras de aspectos
culturales y sociales” (Ardaya, 1995:159). Al ser la mujer portadora de la estabilidad, podría
considerarse que depende más de la situación matrimonial que los hombres; demostrando en
ese sentido según Horkheimer (2003) que “subsisten aspectos patriarcales por lo que las
mujeres se encuentran en una situación de desventaja, subordinada” (p.155). Además, lo que
Dios dispuso para la familia es que el padre sea la cabeza del hogar, en donde la esposa debe
estar sujeta a su esposo y los hijos sujetos a sus padres, siendo todo una idea de dependencia en
los roles matrimoniales, donde claramente hay un dominante (hombre) y dominado (mujer).

Al ser el hombre el que ejerce o promueve en la familia la autoridad se encuentra en una


situación predominante. Fundamenta la Iglesia Católica en su modelo de familia que el niño
encuentra el sentimiento de seguridad en la autoridad paterna, “la autoridad del padre ofrecerá
al hijo una imagen eficaz para formar su propio concepto de lo que es y exige la dignidad
humana” (García, 1980, p.732). Contrario a eso, Horkheimer (2003) presenta que en la época
moderna los hijos descubren la discrepancia del verdadero carácter de los padres y el papel de
autoridad se pierde y la autoridad en el hogar adquiere un aspecto irracional (p.153-156); por
lo que el modelo de familia de la Iglesia Católica en donde pervive la autoridad del padre es
una ideología al cotejarlo con la realidad. Ese aspecto irracional de la autoridad del padre radica
en que a pesar de que el poder del padre se debilita, se lo sigue venerando en parte porque existe
la moral, valores, creencias que provienen de la estructura de la familia patriarcal que la Iglesia
Católica busca perpetuar con entusiasmo para que no sea reemplazada su autoridad por la del
Estado.

Según Ardaya (1995) los argumentos de la Iglesia apuntan a una concepción biológica del rol
de la mujer, la antropología bíblica rechaza la dualidad en la formación del ser humano, no hay
división o escisión entre cuerpo-mente, y por lo tanto, el cuerpo y las características biológicas
son parte fundamental esencial del comportamiento del individuo y de su carácter para la
Iglesia. Esto en contraste a la idea de Fromm de que “hay ciertas diferencias biológicas que dan
lugar a diferencias de carácter, pero que no solo se deben a diferencias innatas sino también a
factores sociales con más incidencia” (2003, p.170). En las familias ecuatorianas, Ardaya
(1995) estima que aún prevalece esa imagen del hombre como el que otorga los recursos, y la
mujer como débil y sumisa (p.166). Según los estudios del desarrollo de la mujer en las familias
ecuatorianas se considera que hay una dependencia mutua, en el sentido de que las madres
estructuran afectividad y dependencia con sus hijos, pero a la vez al ser ellas portadoras de la
estabilidad y unidad familiar dependen de sus hijos y quedan subordinadas a la estructura
familiar planteada (Ardaya, 1995, p.162). En ese sentido, Horkheimer ha visibilizado que las
mujeres están interesadas en la inviolabilidad del matrimonio, por eso se suelen “aliar a grupos
para defender y propagar el aspecto familiar en contra de la inmoralidad” (2003, p.155). En el
caso ecuatoriano, el grupo al que las mujeres se suelen aliar por experiencia es la Iglesia
Católica, institución mayoritariamente interesada en perpetuar la entidad matrimonial y no los
valores de la unidad familiar, es decir, más que sostener la familia en sí, busca mantener el
matrimonio como institución en beneficio propio según el estudio de la familia ecuatoriana.

La identidad que se les ha estructurado a las mujeres ecuatorianas en torno a su rol de madres,
les otorga papeles específicos con respecto a la maternidad, la cual posee una dualidad, en
donde la maternidad va a ser fuente de poder pero de debilidad al mismo tiempo. Fuente de
poder en el sentido que como Fromm (2003) considera, el hombre suele sentir envidia de la
capacidad de la mujer de tener hijos y su deseo por lo tanto de convertirse en mujer para así
liberarse de su carga de examen continuo (p. 176). Solo esa única capacidad natural de procrear
que se le asigna a la mujer y que el hombre carece, “es la única forma de admiración que un
principio tenía el hombre hacia la mujer; pero que logró compensarla utilizando su razón como
base de productividad y capacidad destructiva” (Fromm, 2003:179). La Iglesia Católica afirma
que “el hombre y la mujer son iguales con respecto a sus facultades, pero sus fines sociales o
roles son distintos por lo que se habla de una complementariedad” (Ardaya, 1995, p.126), en
donde la mujer llega a complementar al hombre. Eso podría referenciarse a la constante
necesidad y vanidad de la mujer, “la cual consiste en la necesidad de atraer a el hombre, de
demostrarse que es atractiva” (Fromm, 2003, p.177). En el momento en que los roles de los
sexos son distintos se necesitan mutuamente, ya sea para la conservación de la familia, o para
la satisfacción de sus deseos sexuales (Fromm, 2003, p.173). Las mujeres quedan destinadas
para ser madres; en donde se proclama al matrimonio como la única ocupación en la vida de
las mujeres según Catalina Severo en su texto La mujer.

En el Proyecto de Desarrollo de la Familia (Manual de Familia) que efectúa la Iglesia Católica


mediante la Pastoral Familiar se establece como debe de ser la madre, la cual se la relaciona
“como una persona súper activa que está pendiente todo el día de sus hijos” (Pinto, 2003, p.33).
En este ámbito, Horkheimer (2003) considera a la madre moderna inserta en una actitud
racionalizada, que lo que busca es mantener la institución familiar, en donde se planifica casi
científicamente la educación del hijo e incluso el amor se lo administra como ingrediente de
higiene pedagógica (p.158). Todo lo expuesto es la idea que posee la Iglesia con respecto al rol
que debe asumir la mujer como madre, pero comprobándolo con la realidad sería un modelo
ideal, ya que “en la sociedad moderna se tiende a desaparecer la espontaneidad de la madre y
su cariño, y más bien se estima que las madres adoptan una actitud pragmática hacia sus hijos”
(Horkheimer, 2003, p.158). Los roles que asigna el mencionado Manual de Familia (2003)
otorgan patrones de conducta específicos y posicionamiento de los miembros dentro de la
familia, en donde la Iglesia adopta una posición autoritaria al establecer cómo debe de ser el
funcionamiento de los miembros y de la familia. Medina (2017): “para la Iglesia católica, la
educación de los hijos es el único rol que comparten los sexos; los cuales tienen la función de
la educación y ningún otro agente socializador como el Estado debe entrometerse”.

De esa forma, para la Iglesia los padres son coautores de la vida de sus hijos y su derecho sobre
ellos es la socialización de la educación y valores. El rol se encuentra sustentado en el Art. 3 de
la Carta de los Derechos de la Familia en donde se establece que los padres son los únicos que
tienen el derecho de educar a sus hijos según su doctrina moral y religiosa y el rol que cumplen
los hijos es fundamentalmente de receptor de la educación. Según Fromm, se puede caracterizar
la orientación receptiva como "cuando una persona siente que el origen de las cosas está afuera,
y cree que la única manera de obtener lo que desea es recibirlo de aquel origen exterior"
(Fernández, 1997, p.34). Es así que la familia es un mecanismo de la Iglesia Católica, como
agente de socialización de su modelo de familia y todo lo inmiscuido en ella. Ese ideal de
familia es un “aparato cultural encargado de reproducir la dominación mediante la gestación
que se produce en ella del carácter autoritario” (Farfán, 2003:18).

La perpetuación de la autoridad en la Iglesia.

Pese a tan importantes cambios en la sociedad, el conjunto de valores y creencias que provienen
de la estructura de la familia patriarcal siguen constituyendo el núcleo básico de nuestra cultura
(Horkheimer, 2003, p.153), sólo que de forma debilitada en la actualidad ya que el modelo de
familia que imparte la Iglesia católica está en crisis como se ha constatado; y son otras
instituciones que buscan acaparar esa debilidad. Sin embargo, no existe aún otra institución
poderosa que sustituya de por sí a la familia, que cumpla esas funciones de cohesión, que la
familia cumple. En este sentido menciona Horkheimer que ni la nación lo ha logrado, no es
todavía capaz de cumplir las funciones de la familia al respecto (2003, p.153).

En la sociedad cotidiana, es decir, en la realidad, la autoridad de la Iglesia parece depender de


la familia, su deseo de fortalecerla es casi universal debido a su importancia cultural y social
(Horkheimer, 2003); es por eso que la Iglesia insiste en perennizar su modelo familiar. En este
sentido, la familia se ha considerado como un agente socializador de valores y comportamientos
primordial en la formación de los individuos dentro de una sociedad con respecto a lo que el
Pastoral Familiar designa que debe de ser la socialización primordialmente doméstica (Pinto,
2003). Sin embargo eso es lo que se espera de la familia, corresponde a un ideal ya que en la
realidad existe el hecho resaltante de que la familia ha dejado de ser el agente socialización
principal junto a la Iglesia, “los padres de familia sienten que han perdido espacio en su rol
como agentes educadores de sus hijos, ya no son los padres quienes trasmiten a sus hijos los
valores familiares” (Carlos Pinto, 2003,18); en donde ahora la socialización se está
engendrando fuera de la esfera doméstica.

En esa situación de la sociedad actual capitalista, la institución de la familia sólo puede


sostenerse con discursos ideológicos (Horkheimer, 1972). Los discursos ideológicos de los que
se sostiene la iglesia son los establecidos por la Iglesia Católica, la cual consciente de la crisis
que su modelo de familia presenta, busca perennizar su autoridad por medio de mecanismos
como la creación de un Manual Familiar – Plan de Desarrollo Familiar. El Manual Familiar, en
donde se tratan temas con respecto al ideal familiar y matrimonial, complementados con
recomendaciones de lo que debe de ser la familia y una metodología de cómo realizar tal
proceso. Este Manual “como un aporte en la tarea preventiva, educativa y discipuladora para el
desarrollo integral de la niñez y la familia” (Pinto, 2003). Este recurso busca apoyar al
desarrollo de familias sólidas en base a los ideales de la iglesia, perpetuando un modelo familiar
o ideal familiar en la sociedad.

La Pastoral Familiar afirma que es necesario que la familia reciba apoyo para optimizar sus
potencialidades y promover en sus integrantes una calidad de vida acorde con los principios del
Reino de Dios. De ese modo la Iglesia Católica, asume el mandato de salvaguardar a la familia
creada e instituida por Dios, pero con el beneficio principal de mantener ilesa su autoridad
frente a otras instituciones. “La iglesia Católica, en forma más insistente, lucha en forma
incansable por mantener y ayudar en la formación de familias auténticas, a pesar de las
contradicciones que presentan en dichos estados con leyes políticas, laborales, económicas”
(Yanangomez, 2014:31)

El modelo familiar defendido por la iglesia católica descrito anteriormente busca darle un
contenido emocional a la familia, vínculos que según Horkheimer (2003) no son auténticos sino
meramente formales. Así mismo, María Angélica Fauné ya había remarcado que la realidad
familiar no es una unidad homogénea en todos los casos; si no que más bien se encuentra lejos
de lo que se podría denominar familia ideal (Fauné, 1995, p.49-64), es decir que el modelo
familiar no se cumple a cabalidad. De ese modo la Iglesia utiliza el modelo familiar, que es un
ideal mas no una realidad, “para mantener incólume su jerarquía, así como su poder y disponer
de éste en un supuesto beneficio” (Foladori, 2007). Es decir, la Iglesia es consciente de la
importancia de la familia para la reproducción de sus valores, y refuerzan ante la realidad de
crisis familiar sus formas convencionales. Si bien el ideal de familia que posee la Iglesia
Católica es una ideología, le permite a través de la familia y de su modelo familiar
concretamente mantener sus creencias, sus principios y principalmente su autoridad, por el
mismo carácter socializador entre los miembros de la familia (padres e hijos). De esta manera
continuar desarrollando su poder de autoridad en la sociedad.
La Iglesia Católica, consciente de que el bien de la persona, de la sociedad y principalmente de
la Iglesia misma pasa por la familia, ha considerado siempre parte de su misión proclamar a
todo el plan de Dios intrínseco a la naturaleza humana sobre el matrimonio y la familia,
promover estas dos instituciones y defenderlas de todo ataque dirigido contra ellas (Carta de
los derechos de la familia, 1983). El desafío de la Iglesia, según la Pastoral Familiar de la
Conferencia Episcopal Ecuatoriana es asumir un rol proactivo movilizando a la familia para
que pueda retomar la misión que Dios estableció para ella (Carlos Pinto, 2003, p.21)

Amparo Medina (2017) considera al testimonio de fe como uno de los mecanismos que la
Iglesia utiliza para el proceso de transferencia de la espiritualidad y de los valores que como
Iglesia quiere inculcar; en donde se resalta constantemente que hay apoyo de la Iglesia a través
del Plan Pastoral, ratificando que es un apoyo esencialmente de la iglesia para la iglesia. Esta
situación quiere decir, que el apoyo que la Iglesia ofrece a la familia es a la vez un apoyo hacia
ella misma, una conveniencia al ser la familia la base para ejercer su autoridad a través del
tiempo. Fernández (1997) explica que la iglesia a través de su modelo ideal de familia intenta
contener a la familia de sus valores. Para ello de la familia exige una lealtad incondicional para
desarrollar su autoridad en una sociedad donde existen otras instituciones que ejercen autoridad
como el Estado. De este modo, la Iglesia como institución competidora por la autoridad, busca
la formación de familias para proporcionarse a sí misma una garantía de resistencia contra otras
instituciones que buscan el mismo fin. En el mismo sentido, la iglesia utiliza el modelo familiar
para mantener incólume su jerarquía, como también su poder para disponer de esos seres
dependientes para su beneficio (Foladori, 2007).

En suma, a través del mecanismo de socialización inherentes a la familia la Iglesia intenta


proclamar su fé y la transmisión de sus creencias con mecanismos como La Pastoral Familiar,
intenta reestablecer el modelo ideal de familia, y con ello contener a la familia de vínculos
emocionales que vienen de los divino. Es decir la familia es a la vez medio y fin, para la
perpetuación de la autoridad de la iglesia en la sociedad. La familia en tanto llena de los valores
católicos cumple con la designación de Dios para la continuación de su Reino.

Conclusiones:
Bibliografía

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