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Presentado por:
Br. Hirianny Mendoza Olaves
El concepto de Arrhenius, aunque útil, tiene limitaciones. Una de ellas es que está restringido a disoluciones acuosas. En 1923 el químico
danés Johannes Brønsted (1879–1947) e inglés Thomas Lowry (1874–1936) propusieron una definición más general. Su concepto se basa
en el hecho de que las reacciones ácido-base implican la transferencia de iones H+ de una sustancia a otra.
Brønsted y
Lowry(2) Se pone énfasis en la transferencia de protones, también se aplica a reacciones que no se llevan a cabo en disolución acuosa. En la reacción
entre HCl y NH3, por ejemplo, se transfiere un protón del ácido HCl a la base NH3. Un ácido y una base como HX y X-, que difieren sólo en
la presencia o ausencia de un protón, constituyen un par conjugado ácido-base. Todo ácido tiene una base conjugada, que se forma quitando
un protón al ácido. De forma análoga, toda base tiene un ácido conjugado asociado a ella, que se forma agregando un protón a la base.
También tenemos que: cuanto más fuerte es el ácido, tanto más débil es su base conjugada; cuanto más fuerte es la base, tanto más débil es
su ácido conjugado.
En contraposición con la teoría de Brønsted-Lowry que enfatiza en considerar al protón como la especie principal en las reacciones ácido-
base, la definición propuesta por Lux y ampliada por Flood, describe el fenómeno ácido-base, en función del ion óxido. Este concepto
ácido-base se desarrolló con el objeto de abarcar los sistemas no protónicos, los cuales no se contemplan en la definición de Brønsted-
Lowry.
Por ejemplo, en fusiones inorgánicas a alta temperatura tienen lugar reacciones como la de CaO + SiO 2 CaSiO3 / La base (CaO) es un
Lux-Flood(1)
donador de óxido, en tanto que el ácido (SiO2) es un receptor del mismo.
La utilidad de la definición de Lux-Flood se limita prácticamente a sistemas como los de los óxidos fundidos. Este método destaca los
aspectos de los anhídridos ácidos y básicos de la química ácido-base, que son bastantes útiles aunque frecuentemente descuidados.
Para el tratamiento de las reacciones ácido-base, especialmente las neutralizaciones, en general es conveniente definir un ácido como una
especie que incrementa la concentración del catión característico del disolvente y una base como una especie que incrementa la
concentración del anión característico. Las ventajas de este punto de vista son principalmente de tipo práctico. Es posible considerar a los
disolventes no acuosos de forma análoga al agua.
Sistema del Muchos disolventes se autoionizan, dando lugar a la formación de una especie catiónica y una especie aniónica, como sucede con el agua
Disolvente(1) (H3O+ + OH-), el NH3 (NH4+ + NH2-), el H2SO4 (H3SO4- + HSO4+) y el OPCl3 (OPCl2+ + OPCl4-).
Se emplea extensamente como un método para clasificar las reacciones de solvólisis. Por ejemplo, uno puede comparar la hidrólisis de los
halogenuros de los no metales con sus solvólisis mediante disolventes no acuosos.
Una crítica al sistema del disolvente es que hace demasiado hincapié en las reacciones iónicas en solución y en las propiedades químicas del
disolvente, descuidando un poco las propiedades físicas. Cuando se conocen las especies iónicas que se forman en solución, el enfoque del
sistema del disolvente puede ser útil. En disolventes que no favorecen la formación de iones y en los cuales no se sabe nada acerca de la
naturaleza o inclusive de la existencia de iones, es necesario ser cauteloso.
G. N. Lewis fue el primero en advertir este aspecto de las reacciones ácido-base, propuso una definición de ácido y de base que pone énfasis
en el par de electrones compartido: un ácido de Lewis es un receptor de pares de electrones, y una base de Lewis es un donador de pares
de electrones.
Todo aquello que es una base en el sentido de Brønsted-Lowry (receptor de protones) también lo es en el sentido de Lewis (donador de
Lewis(2) pares de electrones). En la teoría de Lewis, sin embargo, una base puede donar su par de electrones a algo distinto de H +. La definición de
Lewis, por consiguiente, incrementa considerablemente el número de especies que se pueden considerar como ácidos; H + es un ácido de
Lewis, pero no el único. Por ejemplo, considérese la reacción entre NH 3 y BF3. Esta reacción se lleva a cabo porque el BF3 tiene un orbital
vacío en su capa de valencia. En consecuencia, actúa como receptor de pares de electrones (ácido de Lewis) hacia el NH 3, que dona un par
electrónico
La definición completa es la siguiente: Un ácido es cualquier especie química que reacciona con bases, cede cationes, o acepta aniones o
electrones, y de forma inversa, na base es cualquier especie química que reacciona con ácidos, cede aniones o electrones, o se combina
con cationes.
Esta definición simplemente incluye todas las reacciones ácido-base de Lewis, más las reacciones redox que comprenden la transferencia
completa de uno o más electrones. Usanovich también destacó la instauración que interviene en ciertas reacciones ácido-base: OH- +
Usanovich(1) O=C=O HOCO2-
Por desgracia, la definición de Usanovich de ácidos y bases se descarta con frecuencia, curiosamente con la aseveración de que incluye
“casi toda la química y el término ‘reacción ácido-base’ ya no es necesario, pues el de ‘reacción’ es suficiente”. Su definición no ha sido
muy empleada, probablemente debido a: 1) la relativa inaccesibilidad de la literatura original para los químicos que no comprenden el ruso
y 2) la forma tan peculiar y compleja de dicha definición.
En 1963 propuso un concepto cualitativo avanzado conocido como teoría ácido-base duro-blando desarrollada posteriormente de forma
cuantitativa con ayuda de Robert Parr en 1984. 'Duro' se aplica a especies que son pequeñas, tienen elevados estados de oxidación, y son
R. Pearson(6) débilmente polarizables. 'Blando' se aplica a especies que son grandes, tienen bajos estados de oxidación, y son fuertemente polarizables.
Los ácidos y las bases interactúan, y las interacciones más estables son las duro-duro y blando-blando. Esta teoría ha encontrado uso en
química orgánica e inorgánica.
Generalidades / Concepción de Ácidos y Bases.
El primer reconocimiento de la existencia de los compuestos que actualmente identificamos como ácidos y bases se fundamentó,
aventuradamente, en criterios basados en los sentidos del sabor y el tacto; los ácidos eran agrios y las bases tenían un tacto jabonoso.
Un conocimiento químico más profundo de la distinción de las dos clases de sustancias surgió de la idea de Liebig en 1838 del
hidrógeno reactivo y de la concepción de Arrhenius de que un ácido es un compuesto que produce iones hidrógeno en agua.
Teorías Según Liebig, un ácido es una sustancia que contiene hidrógeno que puede ser reemplazado por un metal. La definición de Liebig,
Ácido-Base incluso siendo completamente empírica, se mantuvo en uso durante casi 50 años, hasta la adopción de la definición de Arrhenius.
Históricas(1,3,
4,5) Lavoisier: Dado que su conocimiento de los ácidos fuertes estaba restringido principalmente a los oxácidos, que tienden a contener
átomos centrales en un alto estado de oxidación rodeados de átomos de oxígeno, tales como el HNO3 y el H2SO4, y puesto que no era
consciente de la verdadera composición de los ácidos hidrácidos (HF, HCl, HBr, HI y otros), definió los ácidos en términos del
“oxígeno” contenido. La definición se celebró como una verdad absoluta durante más de 30 años, hasta el artículo de 1810 y
posteriores conferencias a cargo de Sir Humphry Davy en las que demostró la carencia de oxígeno en el H2S, H2Te y los hidrácidos.
1) James E. Huheey, Elle A. Keiter, Richard L. Keiter (1997). Química Inorgánica. Principios de Estructura y Reactividad. Cuarta Edición. Oxford
University Press Mexico, S.A. de C.V. Páginas: 336-346.
2) Brown, LeMay, Bursten (2004). Química. La Ciencia Central. 9na Edición. Pearson Educación de México, S.A. de C.V. Prentice Hall. Páginas:
614-648.
3) Peter W. Atkins, Duward Shriver (2008). Química Inorgánica. Cuarta Edición McGraw Hill Interamericana. Páginas: 187, 188.
4) Meyers, R. (2003) p156
5) H. L. Finston and A. C. Rychtman, A New View of Current Acid-Base Theories, John Wiley & Sons, New York, 1982, pp. 140-146.
6) Pearson, Ralph G. (1963). «Hard and Soft Acids and Bases». J. Am. Chem. Soc. 85 (22): 3533-3539. doi:10.1021/ja00905a001.