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27-01-2018
Vendedora de sombreros era una tapadera perfecta durante la guerra para las espías en el sur de
Vietnam. Gracias a este ardid Nguyen Thi Hoa pasó información a los comunistas antes de tomar
las armas.
Los informes puntillosos que hacía llegar a los oficiales militares del Norte jugaron un papel
importante en la preparación de la gran ofensiva del Tet.
Con su trabajo y su celo nacionalista se ganó un lugar en el "Río de los perfumes", una
unidad de combate ultrasecreta, compuesta sólo por mujeres, que participó en este ataque
sorpresa y en la batalla de Hué, en enero de 1968.
"Quería liberarme, liberar a mi patria y liberar a otras mujeres... el único camino era unirse a
la revolución", explica esta mujer, quien tenía 17 años en 1965 cuando se convirtió en espía.
En la época, nunca comentó a su familia lo que hacía.
Al principio, como miles de mujeres implicadas en la guerra, las integrantes de la unidad del
"Río de los perfumes" realizaban misiones lejos del frente, ejerciendo de espías, guías,
cocineras, mensajeras o enfermeras.
La excapital imperial y en aquel entonces tercera ciudad más grande de Vietnam se libró de los
combates hasta que estalló la ofensiva del Tet, lanzada por más de 80.000 combatientes
norvietnamitas.
Un ataque que asestó un golpe a las tropas estadounidenses y a sus aliados survietnamitas y causó
muchas bajas en los dos bandos, llegándose a superar la cifra de 58.000 muertos en las filas de los
combatientes del Norte.
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'Todos en el frente'
Duró 26 días. Hubo que esperar diez para que la unidad "Río de los perfumes" fuese
enviada al combate, en un momento en el que el norte había perdido el control de la ciudad.
"Esto demuestra hasta qué punto estaban desesperados", estima Mark Bowden, autor
del libro "Hue 1968".
"Cuando las tropas del frente comenzaron a caer y la situación era realmente desesperada, se
envió a todo el mundo a la batalla y estas jóvenes lucharon", añade.
Armada con granadas y con un AK47, Hoa se sentía orgullosa de participar en los combates.
"No parábamos de disparar, estábamos muy cerca del enemigo", recuerda esta mujer
de 68 años, peinada con un moño.
Unos esfuerzos elogiados por el dirigente comunista Ho Chi Minh, fallecido en 1969, antes del final
de la guerra, que les escribió un poema en agradecimiento por haber "machacado los
huesos" de los soldados estadounidenses.
"Cuando recibimos esta carta, todo el mundo lloraba, no nos lo esperábamos, no éramos más
que una unidad pequeña".
"Murieron muchos, pero nosotras todavía estábamos vivas e incluso recibimos cumplidos de
Tío Ho", cuenta Hoang Thi No, quien combatió junto a Hoa y visita con frecuencia la tumba de
sus camaradas caídas en el frente.
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Esta unidad se convirtió en un símbolo y en una "fuente de motivación", explica Cao
Huy Hung, director del museo de la revolución en Hué.
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