Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La elección importa en primer lugar, porque tiene que ver con el tema de la verdad de Dios. Si
la opinión agustiniana de la elección es la opinión bíblica, y si la Biblia es verdad, entonces, esa
doctrina de la elección es la verdad de Dios y todos los que son "de la verdad" tienen el deber
de adoptarla y proclamarla. Por otro lado, si la opinión agustiniana/reformada no es bíblica y/o
no es cierta, distorsiona la verdad de Dios y debe ser repudiada y abandonada.
Este es un fuerte y sobrio llamado apostólico a la debida diligencia. Es diligencia con respecto a
la elección. Cuando un cristiano comprende la elección, la acepta y adquiere la seguridad de
contarse entre los elegidos, se encuentra firmemente sólido en la verdad de Dios – tan
establecido en esta verdad, que es liberado de la propensión a tropezar. La confianza y el
crecimiento espiritual en santidad van de la mano.
Pedro refuerza este llamado más adelante, cuando declara que Dios no quiere que ninguno
perezca (2 Pedro 3:9). "Ninguno" se refiere a la palabra "nosotros" como su antecedente, y el
"nosotros", a su vez, a aquellos a quienes se les habla en las epístolas de Pedro, es decir, los
elegidos. Este versículo, lejos de perturbar o refutar la elección como afirman los enemigos de
la elección, en realidad la confirma.
En cuarto lugar, la doctrina de la elección vuelve pedazos cualquier fundamento para el orgullo
y mérito humano. En esta doctrina, la misericordia de la gracia se manifiesta plenamente
mientras la criatura se da cuenta de que no tiene nada de que presumir, porque su salvación es
un don de gracia, sin mezcla alguna de mérito humano o acción determinante.
Por último, debido a las razones anteriormente mencionadas y otras no exploradas aquí, la
excelencia y majestad de Dios son tan exaltadas que la criatura, por medio del Espíritu Santo,
despertará a la verdadera adoración. Ahora honramos a Dios como Dios y le declaramos
nuestro mayor agradecimiento.