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31 / Ago / 2015
DESTACADOS
Antecedentes
El tema de ocupación temporal ha tomado fuerza en los últimos meses, y resulta de gran
importancia conocer del tema en virtud de los cambios que se avecinan con la entrada de
los nuevos proyectos energéticos.
“Piden $1,000 por metro afectado en la Ronda Uno” (El Economista, 21 de junio 2015),
fue la nota que se publicó haciendo alusión a algunos ejidatarios del Estado de Puebla,
representados por cinco de los nueve municipios donde se llevarán actividades de
exploración y producción de hidrocarburos, como parte de la Ronda 1. Haciendo cuentas
y como lo indica la nota, las exigencias ascienden a 10 millones de pesos por hectárea.
Lo anterior nos hace reflexionar sobre si las exigencias son o no adecuadas tanto para el
operador como para los ejidatarios.
En la Carta Magna se señala en el párrafo 9º del artículo 25, que la ley privilegiará la
actividad económica que realicen los particulares, y proveerá las condiciones para que el
desenvolvimiento del sector privado contribuya al desarrollo económico nacional. En ese
sentido, da mayor peso a la actividad económica sobre otras prioridades.
Previsión constitucional
Premisas legales
Las siguientes son las premisas con la que los legisladores llevaron a cabo su estudio y
desarrollo del tema ocupación temporal:
En el Reglamento establece:
Cualquiera que sea la modalidad que se elija para el desarrollo del proyecto, deberá
existir un contrato por escrito que deberá adecuarse a los lineamientos de la Secretaria de
Energía con la intervención de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano
(Sedatu).
Contraprestaciones
Los terrenos deberán ser valuados por profesionales capacitados para ello, para que en
todo momento exista la transparencia en los procedimientos.
El pago de las contraprestaciones a los grupos ejidales o comunas deberá ser distribuida
entre todos sus integrantes a través del Fideicomiso del Fondo Nacional de Fomento
Ejidal o cualquier otro fideicomiso que acuerden las partes.
Para la solución de controversias, el contrato deberá estipular algún mecanismo de
solución. En el caso de que el territorio se encuentre protegido por la legislación agraria,
por lo que para la ocupación del mismo, los comuneros o ejidatarios en todo momento
podrán solicitar la asesoría y representación de parte de la Procuraduría Agraria en las
negociaciones.
Si el propietario del territorio no acepta las condiciones de la negociación, tendrá 180 días
naturales para que un Tribunal Agrario o un Juez de Distrito en materia civil conozcan del
caso. Cuando el Tribunal Agrario sea el encargado de conocer del asunto, la Secretaria
de Desarrollo Agrario, Territorial y Agrario (Sedatu) actuará como mediador entre las
empresas y el propietario con el fin de establecer una solución.
Si el caso no se resuelve en los tribunales agrarios, la Sedatu sugerirá los pagos que
recibirán los propietarios de los terrenos y si después de 30 días de negociación no hay
un acuerdo, la Sedatu pedirá al Ejecutivo que ordene una “servidumbre legal” para que la
empresa comience con sus actividades y entregue las contraprestaciones sugeridas.
En términos similares se encuentra la ley de Industria Eléctrica que define las actividades
del sector aplicable a estas negociaciones cuando se quiera prestar el servicio de
transmisión y distribución de energía o construir una planta de generación de energía.
En ambos casos, la empresa interesada deberá informar por escrito al dueño del terreno y
notificar a la Sedatu que inició una negociación con el propietario. Asimismo, se
contempla como parte de las contraprestaciones que los asignatarios y contratistas
estarán obligados a cubrir, la previsión de daños o afectaciones y la renta del suelo
utilizado.
Conclusiones
Aunque este es un sector de constantes riesgos, hay que tomar las medidas necesarias
para incluir en la planeación de la parte legal y operativa, lo relativo a la ocupación
temporal. Un ejemplo inmediato es el del gasoducto El Encino-Topolobampo, el cual se
encuentra detenido tanto por la comunidad rarámuri como algunas ONG’s, y cuyo valor
del proyecto asciende a mil millones de dólares.
Con estas estipulaciones, se espera que los posibles conflictos que puedan surgir, se
resuelvan de manera ordenada y eficiente, ya que el país necesita que se materialicen
estos proyectos para alcanzar el potencial energético esperado, sin que esto implique una
afectación grave a los grupos ejidales o comuneros.