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Oliver Kozlarek

(coordinador)

De la Teoría Crítica
a una crítica plural
de la modernidad

Carlos A. Bustamante

Oliver Kozlarek

Nelson Maldonado-Torres

AníbalQuijano

José Manuel Romero Cuevas

Boaventura de Sousa Santos

Farzin Vahdat

Editorial Biblos
PENSAMIENTO SOCIAL
122 Carlos A. Bustamante

cebir a lo que difiere de manera no disyuntiva: tal vez sería mejor decir Don Quijote y los molinos de viento
que se trata de aquello que nuestro pensamiento modernista no puede ha- en América Latina*
cer presente, lo "impresentable" para la modernidad, lo no presente ni si-
quiera como recuerdo o como esperanza. La exigencia paradójica -y pos- Aníbal Quijano
modernista, en el sentido que se ha pretendido dar a esta palabra aquí-
de pensar al mundo desde lo no presente es una herramienta que puede
contribuir al esfuerzo por alejarse de las trampas disyuntivas de la mo-
dernidad y su pensamiento propio ... que siempre tiene reservado de an-
temano un lugar para lo "ajeno". Y se podrá siempre preguntar: "Pero,
¿qué es lo no presente?". El hecho de no encontrar una respuesta inmedia-
ta delataría que por aquí flota una diferencia que exige nuevos idiomas,
nuevos discursos, nuevos pensamientos ... No habrá manera de quitarnos Lo que hoy denominamos América Latina se constituyó junto con y como
la pregunta de encima, yeso es algo positivo tanto para el quehacer filo- parte del actual patrón de poder mundialmente dominante. Aquí se con-
sófico como para una conciencia del mundo. figuraron y se establecieron la colonialidad y la globalidad1 como funda-
mentos y modos constitutivos del nuevo patrón de poder. Desde aquí par-
tió el proceso histórico que definió la dependencia histórico-estructural de
Referencias bibliográficas t América Latina y dio lugar, en el mismo movimiento, a la constitución de
Europa occidental como centro mundial de control de este poder. Y en ese
BENHABIB, S. (1995), "FeIllÍnism and Postmodernism: An Uneasy Alliance", en L. t mismo movimiento definió también los nuevos elementos materiales y
Nicholson, Feminist Contentions. A Philosophical Exchange, Nueva York, Rou- subjetivos que fundaron el modo de existencia social que recibió el nom-
tledge, pp. 17-34. . bre de modernidad. .
BUTLER, J. (1995), "Contirigent Foundations: Feminism and the Question of "Post- En otros términos, América Latina fue tanto el espacio origina1 como
modernism»", en L. Nicholson (coord.), Feminist Contentions. A Philosophical el tiempo inaugural del período histórico y del mundo que aún habitamos.
Exchange, Nueva York, Routledge, pp. 35 Y ss. t
DELEUZE, G. y F. Guattari (2002), Mil mesetas, Valencia, Pre-Textos. En ese específico sentido, fue la primera entidad-identidad histórica del
DussEL, E. (1999), Posmodernidad y transmodernidad. Diálogos con la filosofía de actual sistema-mundo colonial/moderno y de todo el período de la moder-
Gianni Vattimo, México, Universidad Iberoamericana Golfo Centro. nidad. Sin embargo, a la sede y al momento originales de este período his-
FOUCAULT, M. (1993), Las palabras y las cosas, México, Siglo Veintiuno. tórico, a la fuente surtidora de los elementos basales de la nueva sociedad
FRASER, N. (1997), "Una falsa antítesis. Una respuesta a Seyla Benhabib y Judith mundial, les fuerón despojados su lugar central, así como los atributos y
Butler", en Iustitia Interrupta, Bogotá, Siglo del Hombre Editores, pp. 273 y ss. los frutos de la modernidad. De ese modo, ni todas las nuevas potenciali-
- (2003), "Pragmatism, FeIllÍnism and the Linguistic Turn", en L. Nicholson, Fe- dades históricas alcanzaron su pleno desarrollo en América Latina, ni el
minist Contentions. A Philosophical Exchange, Nueva York, Routledge, pp. período histórico, ni la nueva existencia social en el mundo llegaron a ser
157-172.
plenamente modernos. Ambos, en fin, se definieron entonces y se repro-
HABERMAS, J. (1993), El discurso filosófico de la modernidad, Madrid, Taurus.
ducen hoy como colonial/modernos.2 ¿Por qué?
JAMESON, F. (1995), El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avan-
zado, Barcelona, Paidós.
KOZLAREK, O. (2004), Crítica, acción y modernidad, México, Dríada. * "Los fantasmas de América ;Latina" fue el título original del texto, para una publicación
LUHMANN, N. (1996), La ciencia de la sociedad, México, Anthropos-UIA. que tardará en salir a las calles. Esta vez he decidido que es más propio llamarlo con el mis-
LYOTARD, J.-F. (1991), La postmodernidad (explicada a los niños), México, Gedisa. mo título con el cual sus cinco primeras páginas fueron publicadas en Libros y Artes. Revis-
- (1993), La condición pos moderna, Barcelona, Planeta-De Agostini. ta de Cultura de la Biblioteca Nacional del Perú, 10, Lima, abril de 2005, 14-16.
- (1996), La diferencia, Barcelona, Gedisa, 1996. 1. Sobre estas categorías, remito a Aníbal Quijano (2000a, 2000c, s/f).
ROlTMAN ROSENMANN, M. (2003), El pensamiento sistémico. Los orígenes del social-
conformismo, México, Siglo Veintiuno. 2. Immanuel Wallerstein (1974) acuñó el concepto de moderno sistema-mundo en el primer
volumen de su The Modern World-System, como un sistema de Estados y regiones asociado
( 123 ]
124 Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 125

1. Don Quijote y los molinos de viento de América Latina Lo que es indispensable observar, en el contexto específico de la futu-
ra España de ese momento, es que ninguna de aquellas perspectivas de
Dice Junichiro Tanizaki (1977), comparando las historias de Europa y sentido puede existir, ni configurarse, separada y depurada de la otra.
de Japón, que los europeos tuvieron la fortuna de que su historia se desen- ~quella intersubjetividad no podía no ser, ni dejar de ser, sino una impo-
volviera en etapas, derivadas cada una de las transformaciones internas de SIbleen principio, pero inevitable en la práctica, amalgama de pragmatis-
la anterior, mientras que en Japón, en particular desde la Segunda Guerra mo mercantil y de visiones caballerescas.
Mundial, su historia, esto es, el sentido de ella, fue alterada desde fuera por Se trata de un momento de la historia en el cual los varios tiempos e
la superioridad militar y tecnológica "occidental". Esa reflexión admite co- historias no se configuran en ningún orden dualista y en ninguna secuen-
mo válida la perspectiva eurocéntrica y su característica mirada evolucio- cia unilineal y unidireccional de evolución, como el eurocentrismo enseñó
nista, testimoniando así la hegemonía mundial del eurocentrismo como a pensar desde fines del siglo XVII. Son, por el contrario, complejas, con-
modo de producción y de control de la subjetividad y en 'especial del cono- tradictorias, discontinuas; asociaciones entre estructuras fragmentarias y
cimiento. Pero en la propia Europa occidental, esta perspectiva es más bien cambiantes de relaciones, de sentidos y de significados, de múltiples pro- .
una marca de la tardía hegemonía intelectual de sus regiones del centro- cedencias geohistóricas y de simultáneas y entre cruzadas acciones todas
norte, y es por eso ajena y contraria a la herencia de Don Quijote. En el sin embargo, partes de un mismo y único mundo nuevo en plena c;nstitu~
4000 aniversario de ese libro fundador, es tiempo de volver a esa herencia. ción. No por casualidad el molino de viento era allí una tecnología proce-
La fabulosa escena en la que Don Quijote arremete contra un gigante dente de Bagdad, integrada al mundo musulmán-judío del sur de la Pe-
y es derribado por un molino de viento es, seguramente, la más poderosa nínsula Ibérica, cuando aquél aún era parte de la hegemonía árabe en el
imagen histórica de todo el período de la primera modernidad: el des/en- Mediterráneo; una sociedad productiva y rica, urbana, cultivada y de so-
cuentro entre, de un lado, una ideología señorial, caballeresca -la que ha- fisticado desarrollo, el centro del tráfico mundial de mercaderías, de ideas
bita la percepción de Don Quijote- a la que las prácticas sociales ya no co- y de conocimientos filosóficos, científicos y tecnológicos. Mientras que la
rresponden sino de modo fragmentario e inconsistente. Y, del otro, nuevas "caballería" era el modelo de sociedad que los militarmente victoriosos pe-
prácticas sociales -representadas en el molino de viento- en trance de ge- ro social y culturalmente atrasados señores del norte de la península tra-
neralización, pero a las que aún no corresponde una ideología legitimado- taban de imponer, sin lograrlo del todo, sobre los escombros de la derrota-
ra consistente y hegemónica. Como dice la vieja imagen, lo nuevo no ha da sociedad musulmán-judía, avasallando y colonizando a las comunida-
terminado de nacer y lo viejo no ha terminado de morir. des autónomas de la península.
En verdad, todo el libro está atravesado de ese des/encuentro: el nue- Ese régimen señorial, dominado él mismo por la Contrarreforma y por
vo sentido común que emergía con el nuevo patrón de poder producido con su Inquisición, no tarda en decretar la expulsión de "moros" y 'judíos" y
América, con su pragmatismo mercantil y su respeto por el "poderoso ca- en imponerles el famoso "certificado de limpieza de sangre", la primera
ballero Don Dinero" (Quevedo dixit), no es aún hegemónico, ni está toda- "limpieza étnica" de todo el período colonial/moderno. El mismo arcaico
vía consistentemente constituido, y sin embargo ya ocupa un lugar cre- modelo señorial, feudal, de existencia social, también llevará a la Corona
ciente en la mentalidad de la población. Esto es, ya disputa la hegemonía a centralizar su dominio político, no precisamente procurando producir
al sentido caballeresco, señorial, de la existencia social. Y éste, aunque ce- con todas las demás poblaciones una identidad común (nacional, pues) si-
diendo lugar y, en diferentes modos y medidas según quién y dónde está no imponiendo sobre las demás identidades y nacionalidades de la penín-
implicado, aún está activo, habita, no ha dejado de habitar, la subjetivi- sula un régimen de colonialismo interno, que no ha terminado hasta hoy.
dad de todos y resiste perder su prolongada hegemonía. De ese modo impidió el proceso de ,nacionalización que se desarrolló des-
pués en el centro-norte europeo en el mismo cauce y en el mismo movi-
miento de aburguesamiento de la sociedad.
a la expansión del capitalismo europeo. En 1991, Aníbal Quijano (slf) introdujo el concepto Después de América, en un tiempo de rápida expansión del capitalismo,
de colonialidad del poder, Ambas propuestas encontraron finalmente un cauce común con la cuando una parte creciente de la nueva sociedad peninsular ya está inmer-
publicación conjunta, por ambos autores, de "Americanity as a Concept or the Americas in
the Modern World-System" (Quijano y Wallerstein, 1992: 617-627). Desde entonces tiende a sa en el nuevo patrón de poder, t~l señorío ya no podía evitar tener, él mis-
expandirse el uso del concepto de colonial/moderno sistema-mundo. Véase, entre otros, Wal- mo, los pies en el suelo mercantiEsta, cuando su cabeza aún habitaba el ar-
ter Mignolo (2000) y Ramón Grosfoguel (2003). caico, si bien en su imaginario no'menos caudaloso, cielo de su "caballería".
126 Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 127

Sin ese des/encuentro, que confluía con los desastrosos efectos de la ex- gente, y más tarde favoreció el desarrollo del patrón de conflictoque llevó
pulsión de moros y judíos sobre la producción material y cultural, no se a la democratización de esas regiones y países del centro-norte de Europa
podría explicar por qué, nada menos que con los ingentes beneficios co- occidental. Y fue eso mismo, la hegemonía histórica posibilitada de ese
merciales obtenidos con los minerales y vegetales preciosos producidos modo, lo que permitió a estos países elaborar su propia versión de la mo-
desde América con el trabajo no pagado de '''indios'' siervos y de "negros" dernidad y de la racionalidad'y apropiarse con exclusividad de la identi-
esclavos, la futura España estaba ingresando, bajo todas las apariencias dad histórico-cultural de "Occidente", de la herencia histórica greca-roma-
contrarias, en un prolongado curso histórico, que la llevó desde el centro na la cual no obstante había sido mucho antes y por mucho tiempo pre-
del mayor poder imperial hasta el duradero atraso de una periferia, en el se;"ada y ~rabajada co~o parte del Mediterráneo musulmán-judío.
nuevo sistema-mundo colonial/moderno. Todo eso ocurrió -y tal hecho no debe ser perdido de vista so pena de
Ese curso hizo visible que aquel señorío caballeresco, dominante y be- perder el sentido mismo de esa historia- en un período en el cual la colo-
neficiario inmediato del primer período de la colonialidad del poder y de nialidad del poder era aún, exclusivamente, un patrón de relaciones de
la modernidad era ya demasiado arcaico para cabalgar sobre este nuevo y poder en América y entre América y la emergente "Europa occidental".En
arisco caballo, y conducirlo en beneficio de su país y del mundo. Era ya in- otros términos, cuando tal "Europa occidental" estaba siendo producida
capaz de mutarse plena y coherentemente en burguesía, cabalgar las pul- sobre el fundamento de América. No hay modo de no reconocer tales im-
siones y conflictos democratizantes del nuevo patrón de poder y dirigir la plicaciones históricas del establecimiento de este nuevo patrón de poder y
nacionalización de la heterogénea población, como, en cambio, pudieron de la recíproca producción histórica de América y de Europa occidental co-
hacerla sus rivales y sucesores en el centro-norte de Europa occidental. mo sedes de la dependencia histórico-estructural y del centro del control
Por el contrario, ese arcaico señorío fue pudriéndose durante centurias en dentro del nuevo poder.
el ambiguo laberinto señorial-mercantil, en el inconducente empeño de Es cierto que ahora las reglas del capitalismo finalmente se han con-
preservar el señorío sobre la base del colonialismo interno impuesto sobre solidado en España, con los recursos y con el apoyo de la nueva Comuni-
las diversas identidades de la población, precisamente en el tiempo del ca- dad Europea, ya bajo el predominio del nuevo capital financiero. Pero los
pitalismo mundial y a pesar de los realmente excepcionales recursos de la remanentes del "señoritaje" en su existencia social no han terminado de
colonialidad del poder. extinguirse. Y el conflicto con las "autonomías" actuales, así comoel terro-
¿Dónde reside la diferencia? La diferencia es, sin duda, América. La rismo etarra en busca de independencia nacional, dan cuenta de que ese
"Corona", esto es, los Habsburgos, dueños coloniales de las colosales ri- laberinto no ha terminado de ser destruido; no obstante todos los cambios.
quezas que producía América y del inagotable trabajo gratuito de "negros" Nadie mejor que Cervantes, y, pues, Cide Hamete Benengeli, percibió ese
esclavos y de "indios" siervos, se persuadieron de que teniendo el control des/encuentro histórico con tanta lucidez y perspicuidad.
de esas riquezas podían expulsar a "moros" y "judíos" sin pérdida mayor Ésa es para nosotros, latinoamericanos de hoy, la mayor lección epis-
y más bien con efectiva ganancia en el control del poder. Eso llevó a los témica y teórica que podemos aprender de Don Quijote: la heterogeneidad
Habsburgos a desdemocratizar por la violencia la vida social de las comu- histórico-estructural, la copresencia de tiempos históricos y de fragmen-
nidades independientes y a imponer sobre las otras identidades naciona- tos estructurales de formas de existencia social, de varia procedencia his-
les (catalanes, vascos, andaluces, gallegos, navarros, valencianos) un co- tórica y geocultural, son el principal modo de existencia y de movimiento
lonialismo interno y un dominio señorial procedente del modelo feudal de toda sociedad, de toda historia. No, como en la visión eurocéntrica, el
centro-europeo. El conocido resultado fue, de un lado, la destrucción de la radical dualismo asociado, paradójicamente, a la homogeneidad, a la con-
producción interna y del mercado interno fundado en ella y, del otro, el se- tinuidad, a la unilineal y unidireccional evolución, al "progreso". Porque
cular retroceso y estancamiento de los procesos de democratización y de es el poder, ergo las luchas de poder y sus cambiantes resultados, aquello
ilustración que la modernidad/colonial abría y que produjeron, precisa- que articula formas heterogéneas de existencia social, producidas en I
mente, a Don Quijote. tiempos históricos distintos y en espacios distantes, aquello que las junta 1 '

Lo que empobreció y "enseñoritó" a la futura España, y la hizo además y las estructura en un mismo m,undo,en una sociedad concreta, finalmen-
sede central del oscurantismo cultural y político en Occidente por las pró- te, en patrones de poder históricamente específicos y determinados.
ximas cuatro centurias, fue precisamente lo que permitió el enriqueci- Ésa es también precisament¿ la cuestión conla historia del espacio/tiem-
miento y la secularización del centro-norte de la Europa occidental emer- po específico que hoy llamamos América Latina. Por su constitución his-
128 Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 129

tórico-estructuralmente dependiente dentro del actual patrón de poder, dad de c~~icto y de violencia, precisamente porque fueron producto de vio-
ha estado todo este tiempo constreñida a ser el espacio privilegiado de lentas cnSIS y de sísmicas mutaciones históricas cuyas secuelas de proble-
ejercicio de la colonialidad del poder. Y puesto que en este patrón de po- mas no hemos podido aún resolver. Esos fantasmas son aquellos que habi-
der el modo hegemónico de producción y de control de conocimiento es tan nuest~a :~ste~cia social, asedian nuestra memoria, inquietan cada
el eurocentrismo, encontraremos en esta historia amalgamas, contradic- proyect~ hIstonco, Irrumpen con frecuencia en nuestra vida, dejan muer-
ciones y des/encuentros análogos a los que el Cide Hamete Benengeli I tos, hendos y contusos, pero las mutaciones históricas que les darían final-
mente descanso no han estado hasta hoya nuestro alcance. Con todo no
había logrado percibir en su propio espacio/tiempo.
Por su naturaleza, la perspectiva eurocentrista distorsiona, cuando no sólo es importante hacerlo. Es, literalmente, urgente. Porque mientra: es-
bloquea, la percepción de nuestra experiencia histórico-social, mientras I te. patrón de poder culmina su trayectoria de desarrollo y en el momento
lleva al mismo tiempo a admitirla como verdadera.3 Opera, pues, en el , mIsmo de ~a.exacerbación de sus peores tendencias, con la planetarización
mundo de hoy, y en particular en América Latina, del mismo modo en que de su domImo, América Latina no sólo sigue prisionera de la colonialidad
la "caballería" actuaba en la visión de Don Quijote. En consecuencia, del poder y de su dependencia sino que, precisamente debido a eso, incluso
nuestros problemas tampoco pueden ser percibidos sino de ese modo dis- arrIesga no llegar al nuevo mundo que se va configurando en la crisis ac-
torsionado, ni confrontados y resueltos salvo también parcial y distorsio- tual, la más profunda y global de todo el período de la colonial/modernidad.
nadamente. De esa manera, la colonialidad del poder hace de América La- Para tratar con tales fantasmas y lograr quizá que nos alumbren an-
tina un escenario de des/encuentros entre nuestra experiencia, nuestro tes de desvanecerse, es indispensable liberar nuestra retina histórica de
conocimiento y nuestra memoria histórica. la prisión euro centrista y re-conocer nuestra experiencia histórica.
No es sorprendente, por eso, que nuestra historia no haya podido tener Es bueno, pues, es necesario, que Don Quijote cabalgue de nuevo a des-
un movimiento autónomo y coherente y más bien se haya configurado co- facer ent~erto~, que nos ayude a desfacer el entuerto de partida de toda
mo un largo y tortuoso laberinto donde nuestros insolutos problemas nos nuest:~ hIstona: la trampa espistémica del euro centrismo que desde ha-
habitan como fantasmas históricos. Y no se podría reconocer y entender ce qmmentos años deja en la sombra el gran entuerto de' la colonialidad
este laberinto, es decir, debatir nuestra historia e identificar nuestros pro- del poder y nos hace ver sólo gigantes, mientras los dominador es pueden
blemas, si no se lograra primero identificar nuestros fantasmas, convocar- tener el control y el uso exclusivos de nuestros molinos de viento.
los y contender con ellos.
Empero, los fantasmas históricos, como el habitante de las sombras de
Elsinor, o como el que fuera convocado en 1848 por Marx y Engels en el 2. La producción histórica de América Latina,
Manifiesto, tienen una espesa, oscura y compleja densidad. Y cuando en- y la destrucción y la re definición del pasado
tran en la escena de la historia, ocasionan siempre turbulencias violentas
y algunas veces mutaciones sin retorno. En Elsinor, el dubitativo Hamlet La producción histórica de América Latina comienza con la destrucción
muta al fin en el exasperado héroe cuya espada ya no vacila mientras sie- d.e todo un mundo histórico, probablemente la más grande destrucción so-
ga la vida de muchos personajes, como el modo directo de resolver sus con- c~o-~ultura} y demográfica de la historia que haya llegado a nuestro cono-
flictos. El otro, el furtivo fantasma que rondaba Europa a mediados del si- c~mIento. Este es un dato conocido por todos, obviamente. Pero rara vez,
glo XIX, emerge después como un protagonista central del siglo siguiente, SI alguna, puede ser encontrado como elemento activo en la fonnulación
de dos guerras mundiales, de violentas revoluciones y contrarrevolucio- de las perspectivas que compiten o confluyen en el debate latinoamerica-
nes, de poderosas aunque a veces malhadadas y frustradas esperanzas, no por l~ próduc:ión d~ nu.estro propio sentido histórico. Y sospecho que
de frustraciones y derrotas, de la vida y de la muerte de millones de gen- ahora mI~m.a sena un masIble argumento, si no estuviera presente el ac-
tes, y aún no se ha desaparecido. Hoy, asedia al mundo. tual mOVImIento de los llamados "indígenas" y no estuviera comenzando
. a emerger el nuevo movimiento "afrolatinoamericano".4
No se convoca, pues, impunemente a los fantasmas que produjo la his-
toria. Los de América Latina ya han dado much~s muestras de su capaci-

4. He discutido las implicaciones del aethal movimiento cultural y político de los "indígenas"
3. He discutido esta cuestión en Quijano (2000b, 2000d). latmoamencanos en Quijano (2004a: 77-97). .
130 Anibal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 131

Como en esta ocasión no seria pertinente ir más lejos, ni más hondo, rastros eficientes de esa existencia-, no tenía entonces, comotampoco tie-
acerca de esta cuestión específica, permítanme apenas recordar que se ne ahora, nada en común con la materialidad del universo conocido.Fue
trata, primero, de la desintegración de los patrones de poder y de civiliza- un producto mental y social específico de aquel proceso de destrucción de
ción de algunas de las más avanzadas experiencias históricas de la espe- un mundo histórico y de establecimiento de un nuevo orden, de un nuevo
cie. Segundo, del exterminio físico, en poco más de tres décadas -las pri- patrón de poder, y emergió comoun modo de naturalización de las nuevas
meras del siglo XVI-, de más de la mitad de la población de esas socieda- relaciones de poder impuestas a los sobrevivientes de ese mundo en des-
des, cuyo total inmediatamente antes de su destrucción es estimado en trucción: la idea de que los dominados son lo que son, no comovíctimas de
más de cien millones de personas. Tercero, de la eliminación deliberada un conflicto de poder, sino en cuanto inferiores en su naturaleza material
de muchos de los más importantes productores, no sólo portadores de y, por eso, en su capacidad de producción histórico-cultural. Esa idea de
aquellas experiencias: sus dirigentes, sus intelectuales, sus ingenieros, raza fue tan profunda y continuamente impuesta en los siglos siguientes
sus científicos, sus artistas. Cuarto, de la continuada represión material y sobre el conjunto de la especie que para muchos, desafortunadamente
y subjetiva de los sobrevivientes, durante las siguientes centurias, hasta demasiados, ha quedado asociada no sólo a la materialidad de las relacio-
someterlos a la condición de campesinos iletrados, explotados y cultural- nes sociales sino a la materialidad de las personas mismas.
mente colonizados y dependientes. Esto es, hasta la desaparición de todo La vasta y plural historia de identidades y memorias (sus nombres
patrón libre y autónomo de objetivación de ideas, de imágenes, de símbo- más famosos son de todos conocidos: mayas, aztecas, incas) del mundo
los. En otros términos, de símbolos, de alfabeto, de escritura, de artes vi- conquistado fue deliberadamente destruida y sobre toda la población so-
suales, sonoras y audiovisuales. breviviente fue impuesta una única identidad, racial, colonial y derogato-
Una de las más ricas herencias intelectuales y artísticas de la especie ria: "indios". Así, además de la destrucción de su previo mundo histórico-
no sólo quedó destruida sino que sobre todo su parte más elaborada, de- cultural, a esos pueblos les fueron impuestas la idea de raza y una iden-
sarrollada y avanzada quedó inaccesible para los sobrevivientes de ese tidad racial, como emblema de su nuevo lugar en el universo del poder.Y,
mundo. En adelante, y hasta no hace mucho, éstos no podrían tener o pro- peor, durante quinientos años les fue enseñado a mirarse con el ojodel do-
ducir signos y símbolos propios sino en las distorsiones de la clandestini- minador.
dad o en esa peculiar dialéctica entre la imitación y la subversión, carac- De modo muy distinto, pero no menos eficaz y perdurable, la destruc-
terística del conflicto cultural, principalmente en las regiones andino- ción histórico-cultural y la producción de identidades racializadas tuvo
amazónica, mesa y norteamericanas.5 también entre sus víctimas a los habitantes secuestrados y traídos desde
lo que hoy llamamos África, comoesclavos y enseguida racializados como
"negros". Ellos provenían también de complejas y sofisticadas experien-
3. La producción de un nuevo patrón de poder. cias de poder y de civilización (ashantis, bacongos, congos, yorubas, zu-
!taza y dominación social global lúes, entre otros). Y aunque la destrucción de aquellas sociedades mismas
comenzó mucho más tarde y no alcanzó la amplitud y la profundidad que
Ese laberinto, sin embargo, apenas estaba comenzando a ser edificado. en América ("Latina"), para estos secuestrados y arrastrados a América,
Entre los escombros de ese prodigioso mundo en destrucción y con sus so- el desarraigo violento y traumático, la experiencia y la violencia de la ra-
brevivientes, fueron producidos, en el mismo movimiento histórico, un cialización y de la esclavitud, implicaron obviamente una no menos masi-
nuevo sistema de dominación social y un nuevo sistema de explotación so- va y radical destrucción de la previa subjetividad, de la anterior experien-
cial. Y, con ellos, un nuevo patrón de conflicto. En fin, un nuevo e históri- cia de sociedad, de poder, de universo, de la experiencia antecedente de
camente específico patrón de poder. las redes de relaciones primarias y societales. Y en términos individuales
El nuevo sistema de dominación social tuvo como elemento fundacio- y de grupos específicos, muy probablemente la experiencia del desarraigo,
nal la idea de raza. Ésta es la primera categoría social de la modernidad de la racialización y de la esclavitud pudo ser, quizá, incluso más perver-
(Quijano y Wallerstein, 1992). Puesto que no existía previamente -no hay sa y atroz que para los sobrevivientes de las "comunidades indígenas".
Aunque ahora las ideas de "color"y de "raza" son virtualmente inter-
cambiables, esa relación entre ~mbas es tardía: viene desde el siglo XVIII,
5. Véase esa propuesta teórica en Quijano (1998b: 113-122). y hoy testimonia la lucha social, material y subjetiva acerca de ellas. Ori-
132 Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 133

ginalmente, desde el momento inicial de la conquista, la idea de raza es a la producción de nuevas identidades históricas y geoculturales originales
producida para dar sentido a las nuevas relaciones de poder entre "indios" del nuevo patrón de poder: ''blancos'', "indios","negros", "mestizos".
e ibéricos. Las víctimas originales, primordiales, de esas relaciones y de De esa manera hacía su ingreso en la historia humana el primer siste-
esa idea son pues los "indios". Los "negros", como se llamaba a los futuros ma de clasificación social básica y universal de los individuos de la espe-
"africanos", eran un "color" conocido por los "europeos" desde miles de cie. En los términos de la jerga actual, la primera clasificación social glo-
años antes, desde los romanos, sin que la idea de raza estuviera en juego. bal de la historia. Producida en América, fue impuesta al conjunto de la
Los esclavos "negros" no serán embutidos en esta idea de raza sino mucho población mundial en el mismo curso de la expansión del colonialismo eu-
más tarde en la América colonial, sobre todo desde las guerras civiles en- ropeo sobre el resto del mundo. Desde entonces la idea de raza, el produc-
tre los encomenderos y las fuerzas de la Corona, a mediados del siglo XVI. 6
to mental original y específico de la conquista y colonización de América,
Pero el "color" como signo emblemático de raza no será impuesto sobre fue impuesta comoel criterio y el mecanismo social fundamental de clasi-
ellos sino desde bien entrado el siglo XVIII y en el área colonial británico- ficación social básica y universal de todos los miembros de nuestra espe-
americana. En ésta se produce y se establece la idea de ''blanco'', porque cie. En efecto, durante la expansión del colonialismo europeo, nuevas
allí la principal población racializada y colonialmente integrada, esto es, identidades históricas, sociales y geoculturales serán producidas sobre los
dominada, discriminada y explotada dentro de la sociedad colonial britá- mismos fundamentos. De una parte, a "indios", "negros", ''blancos'' y
nico-americana, eran los "negros". En cambio, los "indios" de esa región no "mestizos" serán añadidos "amarillos", "oliváceos" o "aceitunados". De
formaban parte de esa sociedad y no fueron racializados y colonizados allí otra parte, irá emergiendo una nueva geografía del poder, con su nueva
sino mucho más tarde. Como se sabe, durante el siglo XIX, tras el masivo 'nomenclatura: Europa, Europa occidental, América, Asia, África, Ocea-
exterminio de su población, de la destrucción de sus sociedades y de la nía, y, de otro modo, Occidente, Oriente, Cercano Oriente, Extremo Orien-
conquista de sus territorios, los sobrevivientes "indios" serán arrincona- te y sus respectivas "culturas", "nacionalidades" y "etnicidades".
dos en "reservas" dentro del nuevo país independiente, Estados Unidos, La clasificación racial, puesto que se fundó en un desnudo producto
como un sector colonizado, racializado y segregado.7 . mental, sin nada en común con nada en el universo material, no sería si-
En torno de la nueva idea de raza fueron redefiniéndose y reconfigurán- quiera imaginable fuera de la violencia de la dominación colonial. El colo-
dose todas las previas formas e instancias de dominación, en primer tér- nialismo es una experiencia muy antigua. Sin embargo, sólo con la con-
mino entre los sexos. Así, en el modelo de orden social patriarcal, vertical quista y la colonización íbero-cristiana de las sociedades y poblaciones de
y autoritario, del cual eran portadores los conquistadores ibéricos, todo va- América, en el tramonto del siglo xv al XVI, fue producido el constructo
rón era, por definición, superior a toda mujer. Pero a partir de la imposi- mental de "raza". Eso da cuenta de que no se trataba de cualquier colo-
ción y legitimación de la idea de raza, toda mujer de raza superior se hizo nialismo sino de uno muy particular y específico:ocurría en el contexto de
inmediatamente superior, por definición, a todo varón de raza inferior. De la victoria militar; política y religioso-cultural de los cristianos de la con-
ese modo, la colonialidad de las relaciones entre sexos se reconfiguró en de- trarreforma sobre los musulmanes y judíos del sur de Iberia y de Europa.
pendencia de la colonialidad de las relaciones entre razas. Yeso se asoció y fue ese contexto lo que produjo la idea de "raza".
En efecto, al mismo tiempo que se conquistaba y colonizaba América,
6. Durante esas guerras en el virreinato peruano muchos esclavos "negros" llegaron a ocu- la Corona de Castilla y de Aragón, ya el núcleo del futuro Estado central
par rangos de jefes militares, e incluso llegaron a ser capitanes, lo que normalmente corres- de la futura España, imponía a los musulmanes y judíos de la península
pondía a los "hidalgos", miembros de la nobleza de la provincia peninsular, y fueron incluso ibérica la exigencia de un "certificado de limpieza de sangre" para ser ad-
liberados de esclavitud en las huestes de los rebeldes encomenderos. Tras la derrota de és- mitidos como "cristianos" y ser autorizados a habitar en la península o
tos, elllamadfl pacificador Pedro de la Gasca promulgó la más draconiana de las legislacio-
viajar a América. Tal "certificado" -aparte de ser testimonio de la prime-
nes coloniales contra los "negros", como escarmiento racial defmitivo (Documentos en el Ar-
chivo Histórico de la Municipalidad de Lima). ra "limpieza étnica" del período de la colonial-modernidad- puede ser con-
7. Sobre la producción de las ideas de "blanco"·y de "negro" como nomenclatura "racial" en
siderado el más inmediato antecedente de la idea de raza, ya que implica
el área colonial británico-americana, véanse principalmente de Theodore Allen (1994) y la ideología de que las ideas religiosas, o más generalmente la cultura,
Matthew Frye Jacobson (1998). y sobre las complejidades y contradicciones del proceso de son transmitidas por la "sangre" (Quijano, 1993a).
racialización de los "negros" en el mundo colonial británico-americano, el sugestivo estudío La experiencia continuam~nte reproducida de las nuevas relaciones y
de Steve Martinot (2003). de sus supuestos y sentidos, así comode sus instituciones de control :i de
134 Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 135

conflicto, implicaba, necesariamente, una auténtica reconstitución del produciría durante casi quinientos años: los "negros" eran, por definición,
universo de subjetividad, de las relaciones intersubjetivas de la población esclavos; los "indios", siervos. Los no indios y no negros, amos, patrones,.
de la especie, como dimensión fundamental del nuevo patrón de poder, del administradores de la autoridad pública, dueños de los beneficios comer-
nuevo mundo y del sistema-mundo que así se configuraba y se desarrolla- ciales, señores en el control del poder. Y, naturalmente, en especial desde
ba. De ese modo emergía todo un nuevo sistema de dominación social. Es- mediados del siglo XVIII, entre los "mestizos" era precisamente el "color",
pecíficamente, el control del sexo, de la subjetividad, de la autoridad y de el matiz de "color", lo que definía el lugar de cada individuo o cada grupo
sus respectivos recursos y productos en adelante no estará sólo asociado en la división social del trabajo.
a, sino que dependerá de, ante todo, la clasificación racial, puesto que el
lugar, los roles y las conductas en las relaciones sociales, y las imágenes,
estereotipos y símbolos, respecto de cada individuo o de cada grupo, en ca- 5. Colonialidad y globalidad en el nuevo patrón de poder
da uno de aquellos ámbitos de existencia social, estarán en adelante ads-
criptas o vinculados al lugar de cada quien en la clasificación racial. Puesto que la categoría raza se colocaba como el criterio universal y
básico de clasificación social de la población, y en su torno se redefinían
las previas formas de dominación, en especial entre sexos, "etnicidades",
4. El nuevo sistema de explotación social "nacionalidades" y "culturas", ese sistema de clasificación social afectaba,
por definición, a todos y a cada uno de los miembros de la especie. Era el
En estrecha articulación con ese nuevo sistema de dominación social y eje de distribución de los roles y de las relaciones asociadas a ellos, en el
al paso mismo de su constitución, fue también emergiendo un nuevo sis- trabajo, en las relaciones sexuales, en la autoridad, en la producción y en
tema de explotación social o, más específicamente, de control del trabajo, el control de la subjetividad. Y era según ese criterio de clasificación de la
de sus recursos, de sus productos: todos los modos históricamente conoci- gente en el poder que se adscribían entre toda la especie las identidades
dos de control del trabajo o de explotación -esclavitud, servidumbre, pe- histórico-sociales. En fin, las identidades geoéulturales se establecerían,
queña producción mercantil independiente, reciprocidad y capital- fueron también, en torno de ese eje. Emergía, así, el primer sistema global de do-
asociados, articulados, en un único sistema conjunto de producción de minación social históricamente conocido: nadie, en ningún lugar del mun-
mercaderías para el mercado mundial. Por el lugar dominante del capital do, podría estar fuera de él. I!I
en las tendencias básicas del nuevo sistema, éste en su conjunto tuvo des- En el mismo sentido, puesto que la división social del trabajo -esto es, d
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de la partida, como lo tiene hoy, carácter capitalista. el control y la explotación del trabajo- consistía en la asociación conjunta
En esta nueva estructura de explotación del trabajo y de distribución de
sus productos cada uno de sus componentes es redefinido y reconfigurado.
de todas las formas históricamente conocidas en un único sistema de pro-
ducción de mercaderías para el mercado mundial, y en exclusivo beneficio
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En consecuencia, sociológica e históricamente, cada uno de ellos es nuevo, de los controladores del poder, nadie, ningún individuo de la especie, en
no una mera extensión o prolongación geográfica de sus formas previas en lugar alguno del planeta, podría estar al margen de este sistema. Podrían
otras tierras. Este sistema único de producción de mercaderías para el cambiar de lugar dentro del sistema, pero no estar fuera de él. Emergía, l'
mercado mundial, como es claro, es una experiencia histórica sin preceden- pues, también el primer sistema global de explotación de la historia: el ca- ;'1

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tes, un nuevo sistema de control del trabajo o de explotación social. pitalismo mundial.
Tales sistemas de dominación y de explotación social, históricamente De otro lado, este nuevo patrón de poder que se basaba en la articula- 1, '

inéditos, se requerían recíprocamente. Ninguno de ellos se habría conso- ción de los nuevos sistemas de dominación social y de explotación del tra-
lidado y reproducido universalmente durante tan largo tiempo sin el otro. bajo se constituía y se configuraba como un producto central de la relación
En América, por eso mismo, esto es, dadas la magnitud de la violencia y colonial impuesta en América. Sin ella, sin la violencia colonial, no habría
de la destrucción del mundo previo, las relaciones entre los nuevos siste- sido posible la integración entre tales nuevos sistemas, menos aún su pro-
mas de dominación y de explotación llegaron a ser virtualmente simétri- longada reproducción. Así la c,olonialidad era -es- el rasgo central inhe-
cas y la división social del trabajo fue por un buen tiempo una expresión rente, inescapable, del nuevo patrón de poder que fue producido en Amé-
de la clasificación racial de la población. A mediados del siglo XVI, esa aso- rica. En eso se fundaba y se ftinda su globalidad.
ciación entre ambos sistemas ya estaba claramente estructurada y se re-
136 Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 137

6. Eurocentramiento del nuevo patrón de poder: preciosos, y en la servidumbre "india" productora de los vegetales y me-
capital y modernidad tales preciosos
Aquellos procesos estuvieron en Europa, como es bien conocido,asocia-
El dominio colonial de América, ejercido por la violencia física y subje- dos a la producción de una nueva estructura local de poder, a la reclasifi-
tiva, permitió a los conquistadores-colonizadores controlar la producción cación social de los habitantes de esas regiones, a conflictosde poder entre
de los minerales preciosos (oro y plata, sobre todo) y de los vegetales pre- dominantes por espacios de dominación, lo que incluía a la Iglesia, a los
ciosos -al comienzo tabaco, cacao, papa, principalmente, más tarde el al- conflictos de hegemonía entre ellos, a las luchas religioso-culturales, al do-
godón y sobre todo la caña de azúcar que sólo a partir de América llegó a minio del oscurantismo religioso-cultural en Iberia y a la secularización de
ser una mercadería mundial- por medio del trabajo no pagado de escla- las relaciones intersubjetivas en el centro-norte de Europa. En esas últi-
vos "negros" y de siervos o peones "indios" y de sus respectivos "mestizos". . mas regiones eso llevó a todo aquello que, desde el siglo XVIII, se presenta
No es, quizá, necesario insistir aquí sobre el proceso histórico que per- al mundo comola modernidad y comola marca exclusiva de una nueva en-
mitió, a los grupos dominantes entre los colonizadores, la producción de tidad-identidad histórica que se asumirá comoEuropa occidental.
un mercado monetizado y articulado regionalmente a lo largo de la cuen- Con raíces que pueden ser ya ubicadas en las utopías del siglo XVI, pe-
ca del Atlántico, como un nuevo centro de tráfico comercial. Pero es pro- ro sobre todo con el debate filosóficoy teórico-social del siglo XVII y conma-
bable, en cambio, que no sea inútil hacerla acerca de que hasta la llama- yor claridad en el siglo XVIII, la nueva entidad-identidad que se constitu-
da "revolución industrial" en el siglo XVIII, desde esas regiones (desde Eu- ye como Europa occidental, ya bajo el creciente predominio de las zonas
ropa occidental, pues) no se producía nada que tuviera importancia en el centro-norte, se asume y se identifica como moderna, es decir: comolo
mercado mundial. Y que, en consecuencia, fue exclusivamente el control más nuevo y lo más avanzado de la historia humana. Y el signo distinti-
colonial de América y del trabajo gratuito de "negros" y de "indios" produ- vo de esa modernidad de la emergente identidad europeo-occidental es su
ciendo minerales y vegetales preciosos aquello que permitió a los domi- específica racionalidad.
nantes entre los colonizadores no sólo comenzar a tener una posición im- . Sin la colonialidad del poder fundada en América, es decir sin Améri-
portante en el mercado mundial sino sobre todo la concentración de muy ca, todo aquello no podría ser explicado. Sin embargo, la versión eurocén-
ingentes beneficios comerciales, y junto con ellos también concentrar en trica de la modernidad oculta o distorsiona esa historia. Porque es con la
sus propios países la salarización o mercantización de la fuerza de traba- experiencia histórica que lleva a la producción de América como se asien-
jo local. tan en Europa, de un lado, la idea y la experiencia del cambio comoun
Todo eso implicó la rápida expansión de la acumulación capitalista en modo normal, necesario y deseable de la historia. Del otro lado, el aban-
esas regiones, incluso permitió aprovechar las innovaciones tecnológicas dono del imaginario de una edad dorada en un mítico pasado, en favor del
producidas por los esclavos "negros" de las Antillas, para desarrollar la imaginario del futuro y del "progreso". Y sin América, sin contacto y sin
"revolución industrial" eIl el norte de la futura Europa occidental (Tomich, conocimiento de formas de existencia social fundadas en la igualdad so-
2004). Sólo sobre esa base la emergente Europa Occidental podrá des- cial, la reciprocidad, la comunidad, la solidaridad social, entre algunas so-
pués, desde fines del siglo XVIII, partir a la colonización del resto del mun- ciedades indígenas precoloniales, en especial en el área andina, no se po-
do y al dominio del mercado mundial. drían explicar las utopías europeas de los siglos XVI, XVII Y XVIII, las cua-
De ese modo, la expansión del capital, como relación social de produc- les reimaginando, magnificando e idealizando aquellas experiencias indí-
ción y de explotación, pudo ser concentrada en el centro-norte de la futu- genas, en contraste con las desigualdades del feudalismo en el centro-nor-
ra Europa occidental y ser su marca virtualmente exclusiva por un largo te de Europa, también impuesto más tarde en el sur después de la derro-
tiempo, mientras en América, como después en el resto del mundo colo- ta del mundo musulmana-judío, fundaron el imaginario de una sociedad
nizado, eran relaciones de explotación no salariales, esclavitud, servi- constituida en torno de la igualdad social, de la libertad individual y de la
dumbre y reciprocidad-tributación, las que fueron mantenidas por la vio- solidaridad social, como proyecto central de la modernidad y comocifra y
lencia colonial. No hay, pues, modo de no admitir que, contra las propues- compendio de su específica racionalidad (Quijano, 1988).
tas teóricas eurocéntricas, el capital se desarrolló en Europa no sólo aso- En otros términos, del mismo modo que para la centralización del de-
ciado a, sino ante todo fundado en, las demás formas de explotación del sarrollo del capital, la centraliI:J.adde Europa occidental en la producción
trabajo y, sobre todo, en la esclavitud "negra", que producía los vegetales de la modernidad era una expresión de la colonialidad del poder. Es decir,
138 Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 139

colonialidad y modernidad-racionalidad fueron desde la partida, y no han ta de España, Estados Unidos conquistara y colonizara Cuba, Puerto Ri-
dejado de serIo hasta hoy, dos caras de la misma moneda, dos dimensio- co, Filipinas y Guam, y la política imperialista y expansionista de ese país
nes inseparables de un mismo proceso histórico (Quijano, 1992a). colocara de nuevo en el imaginario latinoamericano la cuestión de la uni-
Para América y en particular para la actual América Latina, en el con- dad y la integración.
texto de la colonialidad del poder, ese proceso implicó que a la dominación Desde la Segunda Guerra Mundial, a todas esas cuestiones insolutas
colonial, a la racialización y a la reidentificación geocultural, a la explota- se le sumó la del desarrollo y que, a pesar de que aparentemente salió del
·ción del trabajo gratuito, le fue superpuesta la emergencia de Europa oc- debate, no ha dejado de estar presente en el imaginario y está implícita
cidental como el centro de control del poder, como el centro de desarrollo incluso como una de las pretensas bases de legitimidad de la neoliberali-
del capital y de la modernidad-racionalidad, como la sede misma del mo- zación en estos países.
delo histórico avanzado de civilización. Todoun mundo privilegiado que se Se puede, así, señalar que la identidad, la modernidad, la democra-
imaginaba, se imagina aún, autoproducido y autodiseñado por seres de la cia, la unidad y el desarrollo son los fantasmas que pueblan hoy el ima-
raza superior par excellence, por definición los únicos realmente dotados ginario latinoamericano. Con ellos ha comenzado a cohabitar, desde el
de la capacidad de lograr esas conquistas. De ese modo, en adelante, la de- fin del milenio pasado -en rigor, desde que cumplimos quinientos años-
pendencia histórico-estructural de América Latina no sería más sólo una uno nuevo y más sombrío, más temible en definitiva: el de la continui-
marca de la materialidad de las relaciones sociales sino, sobre todo, de sus dad o sobrevivencia8 del proceso mismo de producción de la identidad la-
nuevas relaciones subjetivas e intersubjetivas con la nueva entidad-iden- tinoamericana.
tidad llamada Europa occidental y la de sus descendientes y portadores, Como está implicado en este debate, la solución de los problemas que
donde quiera que fuesen y estuviesen. son inherentes a cualquiera de ellos implica, requiere, la de cada uno de
los demás. Esa condiciónlos ha hecho hasta aquí invulnerables a todos los
intentos de erradicarlos de nuestra existencia social cotidiana, puesto que
7. Los fantasmas de América Latina la hegemonía de la perspectiva eurocentrista de conocimiento ha llevado
a la mayoría, de una parte, a pensar tales problemas separados entre sí
No debe ser, a esta altura del debate, difícil percibir por qué y de qué y, de la otra, a intentar resolverlos gradualmente y en secuencia. Y, por
modos la colonialidad del poder ha producido el des/encuentro entre nues- eso mismo, a percibir las propuestas e intentos alternativos como meras
tra experiencia histórica y nuestra perspectiva principal de conocimiento, "utopías", en el s'entido degradado del término y no como propuestas de
y ha frustrado, en consecuencia, los intentos de solución eficaz de nues- mutación o de producción de nuevos sentidos históricos.
tros problemas fundamentales. Por todo eso esos fantasmas nos habitan entrelazados entre sí inextri-
La insoluta condición de sus problemas fundamentales ha ido poblan- cablemente. Y ~are~en haberse hecho permanentes. De ese modo, han ter-
do América Latina de fantasmas históricos muy específicos. No es mi pro- minado por hacerse familiares, en verdad íntimos, y forman parte consti-
pósito esta vez identificarlos, mucho menos examinarlos todos, sino tratar tutiva de nuestra experiencia y de nuestras imágenes. Se podría decir, por
de hacer visibles los más densos de ellos. Empero, los fantasmas tienen su eso, que ahora son virtualmente inherentes a la materialidad y al imagi~
propio lugar en la historia y también su propia historia. Desde la indepen-
dencia y hasta fines del siglo XIX, sin duda los más persistentes y densos
fantasmas que nos habitaban eran, sobre todo, los de identidad y moder- 8. Ha comenzado, finalmente, un activo debate en América Latina sobre el significado de
la expansión de bases y otros establecimientos militares de Estados Unidos en territorio
nidad. Desde fines de ese siglo muchos latinoamericanos comenzaron a latinoamericano, además de las habituales y viej¡¡s articulaciones entre las Fuerzas Arma-
p~rcibir que no era posible desalojar esos fantasmas de nuestro mundo sin das de ese país y las latinoamericanas, muy en especial en el contexto de las obvias ten-
democracia, ergo, dentro del actual patrón de poder, sin Estado-nación dencias de reneocolonización del mundo, inicÍadas con la invasión y la ocupación de Irak y
moderno. Y aunque la separación y la prolongada hostilidad entre los paí- Afganistán. Adelanté algun~s predicciones -desafortunadamente cumplidas muy pronto-
ses latinoamericanos habían casi enterrado durante el siglo XIX la pro- en una conferencia pública en la Universidad de Gainesville, Florida, Estados Unidos, a fi-
nes de 1992 titulada "Will Latin Ametica Survive?". Se publicó en portugués, con el títu-
puesta bolivariana de unidad e integración, hoy parece reaparecer con lo de "¿Sob;evivera América Latina?"· en Sao Paulo Em Perspectiva (1992b: 60-67). He
nueva fuerza. Primero por la conquista y colonización por Estados Unidos vuelto después sobre este asunto en "~llaberinto de América Latina: ¿hay otras salidas?"
de la mitad norte de México, pero especialmente desde que tras la derro- (2004b: 73-90).
140 Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 141

nario de nuestra existencia histórica. En ese sentido, forman el específico ducción de subjetividad, de memoria histórica, de imaginario, de conOCl-
nudo histórico de América Latina.9 miento "racional". Ergo, de identidad.
Y, en efecto, ¿cómo tenerlos visibles, aparte de su lugar como trabaja-
dores y dominados, si los no europeos, dada su condición de razas inferio-
8. Colonialidad, modernidad, identidadlO res y de "culturalmente" primitivos -arcaicos, suele decirse hoy día- no
eran, no podían ser por definición, y no lo son del todo incluso hoy, sujetos
No es sorprendente que América admitiera la ideología eurocéntrica y, mucho menos, racionales?12
sobre la modernidad como una verdad universal, en especial hasta co- Derrotada la revolución acaudillada por Túpac Amaru en el virreÍnato
mienzos del siglo xx, si se tiene en cuenta que quienes se arrogaban de peruano, en 1780, y aislada, mutilada y aunque de otro modo, finalmente
modo exclusivo el derecho de pensarse y de presentarse como represen- también derrotada, la inicialmente triunfante revolución haitiana de
tantes de esa América eran, precisamente, los dominadores coloniales, es 1803, los no europeos de la población latinoamericana fueron mental e in-
decir, "europeos". Y desde el siglo XVIII eran además ''blancos'' e identifica- telectualmente aun más invisibilizados en el mundo de los dominantes y
dos con "Occidente", esto es con una imagen más extendida de "Europa", beneficiarios de la colonialidad del poder.13
aun después de asumir las nuevas identidades "nacionales" poscoloniales Sin embargo, en el mundo del poder aquello que se arroja por la puer-
e incluso hasta hoy.U ta ingresa de todos modos por la ventana. En efecto, los invisibilizados
En otros términos, la colonialidad del poder implicaba entonces, y toda- eran la abrumadora mayoría de la población de América Latina tomada
vía hoy en lo fundamental, la invisibilidad sociológica de los no europeos, en su conjunto, y su universo subjetivo, sus modos de relación con el uni-
"indios", "negros" y sus "mestizos", es decir, de la abrumadora mayoría de verso, demasiado densos y activos comopara ser simplemente ignorados.
la población de América y sobre todo de América Latina, respecto de la pro- Y,por otra parte, al mismo tiempo que la promiscuidad y permisividad se-
xual de los cristianos católicos no cesaba de producir y de reproducir una
creciente población de "mestizos" ...:dela cual una proporción muy impor-
9. Empero, ese nudo es, por su origen y por su naturaleza, por entero diferente que aquel
legendario fabricado por Gordio y cuya solución aguardaba la espada de Alejandro. Por eso, 12. Esa forma de percibir a los no europeos es constante y explícita incluso tan tardíamen-
las espadas de todos los pequeños Alejandros locales no han hecho sino mellarse en cada te como en Hegel, cuyas opiniones (Lecciones de filosofía de la historia) son conocídas y re-
intento. Producto de los procesos de una larga y compleja historia, no podria ser resuelto petidamente citadas sobre la inevitable destrucción de las sociedades primitivas -nada me-
sino por otros tan radicales y globales como los que le dieron origen, pero que puedan lle- nos que en referencia a los aztecas e incas- en contacto con el Espíritu, naturalmente euro-
var a una existencia social de personas iguales sin dejar de ser diversas y heterogéneas, in- peo, y más recientemente, por ejemplo, en Heidegger, para quien no se puede fJlosofar sino
dividualmente libres sin dejar de ser asociados y solidarios, en relaciones de corresponsa- en alemán.
bilidad respecto de los demás seres :vivosy del resto del universo, capaces, por todo eso, de
13. La revolución de TúpacAmaru fue, en el virreinato del Perú, la primera tentativa de pro-
negarse al reduccionismo para producir sentido y explicación de la experiencia, donde el ár-
ducir una nueva nación, es decir una nueva estructura de poder, y quizás una nueva nacio-
bol de la vida y el del conocimiento no crezcan nunca separados. En otros términos, por la
continua des/colonialización del poder y la producción.democrática de una sociedad demo- nalidad, esto es una nueva identidad, en la cual tuvieran lugar elementos de origen y de ca-
crática. Y porque es probable que ningún latinoamericano ilustre lo haya vivido y marido rácter hispánico, pero históricamente redefinidos por y en América, dentro de un patrón de
poder con hegemonía "indígena". Su dérrota abrió el paso a que la futura independencia en
(no se diría lo mismo con muerto) con más intensidad que el peruano José María Arguedas,
creo que es sólo pertinente llamarlo el nudo arguediano. esta región se hiciera bajo total control de los dominadores coloniales, y el pleno y duradero
mantenimiento de la colonialidad del poder. De su lado, la revolución haitiana fue la prime-
10. En esta ocasión me limitaré a plantear la cuestión deja identidad y sus relaciones con ra gran revolución descolonizadora triunfante de todo el período colonial-moderno, en la cual
las de la modernidad-racionalidad. Mis propuestas sobre las cuestiones de la democracia y los "negros" derrotaron a los ''blancos'', los esclavos a los amos, los colonizados a los coloni-
del moderno Estado-nación y sobre las del desarrollo y la integración pueden ser encontra- zadores, los haitianos a los franceses, los no europeos a los europeos. Fue el entero patrón
das, respectivamente, en Quijano (1994,1997, 2000b, 1993b, 2000a). de poder colonial-moderno el que fue subvertido y destruido. Ambas revoluciones produje-
11. No solamente una parte de la intelligentsia -por ejemplo Héctor Murena, impoitante es- ron, sin duda, una tremenda conmoción y un extendido pánico entre los dueños del poder co-
critor e intelectual argentino (1923-1975), que ya bien entrado el siglo xx se desesperaba de lonial-moderno. Por eso, la represión ·sobre los revolucionarios tupacamaristas fue un cruel
ser uno de los "europeos exiliado s en estas salvajes pampas"-, sino incluso sus más podero- escarmiento. Como no ha dejado de serlo la continuada intervención colonialista de france-
sos gobernantes nunca han titubeado en afirmarse como defensores de la "civilización occi- ses primero y de estadounidenses (o,"usonianos", como propone llamarlos José Buscaglia-
dental y cristiana", como la feroz dictadura militar argentina en los años 70 del si"lo xx has- Salgada, 2003: 4 ss.) repetidamente, Hurante dos siglos, hasta aplastar la revolución y man-
ta la no menos feroz dictadura de George Bush ya en el siglo XXI. b' tener a Haití en la espeluznante historia a la que no dejan terminar.
142 143
Aníbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina

tante formó, desde fines del siglo XVIII en especial, los rangos de los domi- das y racializadas como "negros" en América. Pocos se resistirían hoya
nantes-, las relaciones intersubjetivas ("culturales") entre dominantes y admitir que en el discurso dominante, ergo de los dominantes, la propues-
dominados fueron produciendo un nuevo universo intersubjetivo conside- ta de modernización no ha dejado de ser, no obstante todo el debate pos-
rado igualmente "mestizo", y en consecuencia ambiguo e indeciso, excep- terior a la Segunda Guerra Mundial, equivalente a "occidentalización".15
to, sin duda, en los extremos de ambas partes del poder. En tercer lugar, lo que resulta de la resistencia de las víctimas de la
La identidad latinoamericana comenzó a ser, desde entonces, un terre- colonialidad del poder, que no ha estado ausente durante estos cinco si-
no de conflicto, que no ha cesado de ensancharse y hacerse más pedrego- glos. Durante la primera modernidad, bajo el dominio ibérico, los prime-
so, entre lo europeo y lo no europeo. Pero incluso en esos términos no tie- ros intelectuales "mestizos" en primer lugar (en el extenso virreinato del
ne una historia lineal o simple, pues expresa los elementos más persisten- Perú, la mayor parte de América del Sur actual, pocos desconocerían los
tes de la colonialidad del poder. nombres más célebres: Garcilaso de la Vega, el Inca; Huaman Poma de
En primer término, la relación "racial", envuelta en, o disfrazada de Ayala, Santa Cruz Pachacuti Salcamayhua, BIas Valera) iniciaron la de-
"color". Ésta es, obviamente, una relación social jerárquica de "superiori~ fensa del legado aborigen. Podrían distinguirse, grosso modo, dos vertien-
dad"-"inferioridad", entre "blancos", "negros", "indios", "mestizos" y, desde tes. Una, procedente de los célebres Comentarios reales de Garcilaso de la
la segunda mitad del siglo XIX, "asiáticos" o "amarillos" y "aceitunados" u Vega, el Inca, que no ha dejado de insistir en el carácter pacífico, civiliza-
"oliváceos". Desde el siglo XVIII, el aumento de "mestizos" obligó a una di- dor y solidario de lo incásico, y otra más crítica, que insiste en el poder y
fícil y complicada escala de matices de "colores"y de discriminación entre sus implicaciones, que se originó en Nueva Corónica y Buen Gobierno, de
"castas" marcadas por tales matices. Esa gradación social estuvo vigente Huaman Poma de Ayala. Hoy, en cierto modo, ambas confluyen para rei-
hasta bien entrado el siglo XIX.14 El posterior aumento de "mestizos" ha vindicar, contra el carácter crecientemente predatorio del capitalismo ac-
hecho aun más compleja la clasificación social fundada en la "raza", sobre tual, la restauración de una sociedad "tawantinsuyana".16
todo porque el "color" ha sido superpuesto a lo biológico-estructural, debi-
do, ante todo, a las luchas contra la discriminación racial o racismo. Y, de
otro lado, ese mismo efecto proviene de la moderna ideología formal de 15. En los días siguientes al linchamiento del alcalde de Ilave (Puno, Perú), ocurrido hace
igualdad entre gente de todos los "colores",en la cual se apoyan las luchas unas semanas (2004), por una enfurecida población mayoritariamente identificada como ay-
antirracistas. mará, la prensa peruana y sobre todo algunos programas de televisión adjudicaban esos su-
cesos a la condición no "occidental" y en consecuencia no moderna, ni racional, de los "indí-
En segundo término, se trata de las relaciones entre lo "europeo-occi- genas" aymarás. Un influyente periodista en un programa de televisión no titubeó en excla-
dental" y en consecuencia con la modernidad, o más estrictamente con la mar que "Occidente" debería ser impuesto por la fuerza a esas poblaciones. Lo notable de eso
versión eurocéntrica de la modernidad, con lo no-europeo. Ésa es una re- es que ese linchamiento era uno de varios ocurridos en los meses recientes en Perú, pero en ir
lación crucial, en tanto que desde esa versión eurocéntrica, ampliamente zonas y poblaciones muy diferentes y muy distantes. Pero los demás, ocurridos entre pobla-
ciones "mestizas", no coilVocaron esas mismas pulsiones "racista-etnicistas" (como suele de-
hegemónica en América Latina y no sólo entre los dominantes, el lugar y cirse en la actualidad). Pero en Ilave actuaban aymarás y por lo tanto ésa tenía que ser la
la condición de las experiencias histórico-culturales originales del mundo razón especifica de esos hechos. Lo patético de la opinión de los periodistas limeños es que
precolonial, ergo también pre "europeo occidental", sería caracterizable no podían siquiera imaginar que esos actos se debían, precisamente, a la "occidentalización"
como "premodernidad", vale decir "prerracional" o "primitiva", así como de tales "aymarás": activo comercio legal y de contrabando, tráfico de drogas, disputa por el
las correspondientes a las poblaciones secuestradas en África, esclaviza- control de las rentas municipaíes, por su relación política con partidos políticos urbanos, con
sedes centrales en Lima, que disputan el control de parcelas de poder y de sus recursos, etc.
Todo eso, por supuesto, en el marco de la más grave crisis social, política y psicosocial en Pe-
rú en más de una centuria.
14. En los archivos coloniales sudamericanos es posible identificar más de treinta "castas",
algunas de ellas con nombres que no han alcanzado, todos, el desuso. En Perú, por ejemplo 16. Carlos Araníbar ha publicado en Lima una versión de Los comentarios reales en el cas-
"zambo", originalmente "mestizo" Uanegrado" de "india" y "negro", o ('sacalagua", original- tellano actual (Lima-México, Fondo de Cultura Económica) seguida de un volumen de notas
mente una de las escalas del "mulato". Hoy, "moreno" es un término con el que se busca re- eruditas de gran utilidad para seguir el rastro histórico de tan notabie libro. El mismo his-
ducir el efecto de "negro" o "zambo", como testimonio de que la producción colonial de la idea toriador peruano publicó también el texto del Yamque Juan Santa Cruz Pachacuti Salca-
de "raza" estaba, desde el principio, enraizada en las jerarquías sociales impuestas en Ibe- mayhua (Lima-México, Fondo de Cúltura Económica, 1995). Franklin Pea se, otro historia-
ria a los derrotados "moros" y a sus descendientes bajo la dominación de los señores del Nor- dor peruano, hizo la más reciente edición de Nueva Corónica y Buen Gobierno, de Huaman
te. La llegada de poblaciones "asiáticas" desde mediados del siglo XIX, de chinos en especial, Poma de Ayala (Lima-México, Fonao de Cultura Económica, 1993). En el siglo X;{, Luís
generó nuevos matices y nuevos términos discriminatorios. Eduardo Valcárcel fue sin duda el más influyente propulsor de la versión garcilacista del Ta-
144 Arríbal Quijano Don Quijote y los molinos de viento en América Latina 145

En cuarto lugar, la cambiante historia de las relaciones entre las diver- te, proponen la afirmación y reproducción de la reciprocidad y de su ética
sas versiones de lo europeo en estos países. Lo más interesante de esa his- de solidaridad social, como opción alternativa a las tendencias predato-
toria comenzó temprano en el siglo XIX,con el conflicto político entre con- rias del capitalismo actual.
servadores hispanófilos y liberales modernistas, y frente al expansionismo Es pertinente señalar, contra todo ese trasfondo histórico y actual, que
hegemonista de Estados Unidos, aliado a Inglaterra. Los "blancos" libera- la cuestión de identidad en América Latina es, más que nunca antes, un
les de estos países fueron estimulados por Francia, bajo Napoleón III, a pro- proyecto histórico, abierto y heterogéneo, no sólo, y quizá no tanto, una
poner que su identidad europea no se agotaba en lo ibérico (española por- lealtad con la memoria y con el pasado. Porque esa historia ha permitido
tugués) sino que se remitía a un parentesco cultural mucho más amplio: la ver que en verdad son muchas memorias y muchos pasados, sin todavía
latinidad. Y hacia fines de ese mismo siglo, frente al abierto expansionis- un cauce común y compartido. En esa perspectiva y en ese sentido, la pro-
mo colonialista e imperialista de Estados Unidos después de su victoria so- ducción de la identidad latinoamericana implica, desde la partida, una
bre España en 1898, la oposición entre el "materialismo" y "pragmatismo" trayectoria de inevitable destrucción de la colonialidad del poder, una ma-
anglosajón de los americanos del norte y el "espiritualismo" latino de los nera muy específica de descolonización y de liberación: la des/colonialidad
americanos del sur, codificada principalmente por el uruguayo José Enri- del poder.
que Rodó en su libro Ariel, pudo cobrar una vasta difusión y respaldo en
los intelectuales "blancos" y "mestizos".17 Esa historia no ha terminado. Si
bien la hegemonía de Estados Unidos no ha hecho sino ampliarse y afir- Referencias bibliográficas
marse, en especial desde la Segunda Guerra Mundial, no es accidental, sin
duda, que se haya otorgado preferencia al nombre de América Latina fren- ALLEN,Th. (1994), The Invention ofthe White Race, Londres, Verso, 2 vals.
te a los demás propuestos en diferentes momentos, precisamente desde la BUSCAGLIA-SALGADO, J. (2003), Undoing Empire. Race and Nation in the Mulp,tto
Segunda Guerra Mundial. Caribbean, Mineapolis-Londres, University ofMinessota Press, 2003.
En fin, los recientes movimientos político-culturales de los "indígEmas" FRYEJACOBSON, M. (1998), Whiteness of a Different Color. European InmigraTl-ts
y de los "afrolatinoamericanos" han puesto definitivamente en cuestión la and the Alchemy of Race, Londres, Harvard University Press.
versión europea de la modernidad~racionalidad y proponen su propia ra- GROSFOGUEL, R. (2003), Colonial Subjects, Los Ángeles, University of California
cionalidad como alternativa. Niegan la legitimidad teórica y social de la Press.
clasificación "racial" y "étnica", proponiendo de nuevo la idea de igualdad MARTlNOT, S. (2003), The Rule of Racialization. Class, Identity, Gouernance, Fila-
social. Niegan la pertinencia y la legitimidad del Estado-nación fundado delfia, Temple University Press.
en la colonialidad del poder. En fin, aunque menos clara y explícitamen- MIGNOLO, W.(2000), Local Histories, Global Designs. Colonia lity, Subaltern Know-
ledges and Border Thinking, Princeton University Press, 2000.
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yen, principalmente, Historia del Perú antiguo (Lima, 1964) y Ruta cultural del Perú (Lima, PEASE,F. (ed. y notas) (1993), Nueva Corónica y Buen Gobierno de Huaman Poma
1981). Más recientemente, Alberto Flores Galindo, con Buscando un Inca. Identidad y "to- de Ayala, Lima-México, Fondo de Cultura Económica.
pía en los Andes (Lima 1988), se convirtió en un autor de extendida influencia en una va- QUlJANO, A. (1988), Modernidad, identidad y utopía en América Latina, Lima,
riante de esa misma vertiente.
Ediciones Sociedad y Política.
17. En 1853, él colombiano José María Torres Caicedo publicó un texto con esas propuestas - (1992a), "Colonialidad y modernidad/racionalidad", en H. Bonilla (comp.), Los
en la Reuue des Deux Mondes, en París. Las pretensiones expansionistas de Napoleón III conquistados, Montevideo, Tercer Mundo EdicioneS-FLACSO, pp. 437-449.
pronto usaron tales propuestas para apoyar la invasión de México y la imposición de Maxi- - (1992b), "¿Sobrevivera Américá Latina?", Siío Paulo Em Perspectiva, VII,2, Sao
miliano de Habsburgo como emperador. Como se sabe, los invasores fueron derrotados y ex-
:JUlsadosy su emperador, ejecutado bajo elliderazgo del liberal Benito Juárez. El Ariel del
Palilo, SEADE,pp. 60-67 (también en Carta, 1, Río de Janeiro, 1993).
.ll"uguayoJosé Enrique Rodó (1872-1917) generó toda una corriente intelectual y política lla-
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nada "arielista" que se fue agotando en las primeras décadas del siglo xx, conforme estalla- en R. Forgues (comp.), José Car{os Mariátegui. El otro descubrimiento, Lima,
Jan las revueltas democráticas y nacionalistas que siguieron al triunfo de la Revolución Me- Amauta, pp. 166-187.
:Ícana (1910-1927) y atravesaron todos los países al sur del río Bravo entre 1925 y 1935, ter- - (1993b), "América Latina en la eqonomía mundial", en Problemas del Desarro-
ninando conla derrota de las revoluciones y la imposición de sangrientas dictaduras, salvo llo, XXN, 95, Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM,octubre-di-
.n Uruguay y Chile. ciembre.
146 Aníbal Quijano

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t os E s t u dios 1nternaclOnales
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g o a11lzaClOny
d . democracia",
b'
o
en Instituto deAl-
racas (hay traducción al portug',' enNenclaRs as¡cas de nuestro tiempo, Ca- y en la filosofía del lenguaje Y la mente, mientras la filosofía continental
29). ues en ovos umos, 17,37, Sao Paulo, pp. 4- se ha enfocado en filosofías del ser, de la praxis y de la historia, en el aná-
lisis de la existencia Y en la deconstrucción. En este ensayo me propongo
- (2~~~e~~~~0~~~I~do~~r~~lo:~~:~[u~ea~1~ación social", Journal ofWorld-Systems introducir o, más bien, hacer visible una tercera vía de reflexión filosófi-
ño, Special Issue editado . . ese~c~ on World-Systems, verano-oto- ca anclada en la reflexión sobre la colonización y las distintas formas de
_ (2004a) , "O «moVlmen.' t'o In dí~orGlOvanruArrighl
gena» e as t" y Walter
d Goldfrank ' Parte 1. deshumanización en el mundo moderno. La fuente principal que utilizo
Política Externa 12 4 Sao P I 1 q,ues oes pen entes na América Latina",
aquí para articular esta perspectiva es el pensamiento del teórico marti-
cionais, Universidad de Sao ;:u~' nstltu~o de Estudos Economicos e Interna-
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te como uncientista social o como un ideólogo de la violencia. En años re-
lana de Cie:~:~n;~ondo~mAm¡Oc aséricasLa.tilna:c¿hayotras
y OCIa es aracas 6 salidas?", 2 Revista
73 90 (h Venezo- .
ción al portugués en Th d ' , 'o ,pp. - ay traduc- cientes, sin embargo, ha sido reclamado no sólo por teóricos de los llama-
nativas Sao Paulo P 'L osIsaRntos,coord., GlobalLzar;:a.o.Dimens8es e Alter- dos estudios poscoloniales, sino también por filósofos caribeños como 8yl-
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ta 'Peru:::aa , ~3a29YL~oderrudad/raCionalidad",
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ropea Y de aquellos que frecuentemente se manejan en las filosofías ana-

1. Sobre el giro descolonial (de-colonial turn), véase Nelson Maldonado-Torres (2006a; "In-
tervenciones filosóficas al proyecto inacabado de la descolonización", e/p; 2006b; "Sartre,
o Pos-continental Philosophy, andithe Decolonial Turo", e/p).
[ 147]

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