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De la Umma:

el islam, la política y el terrorismo


en el sudeste asiático

Juan José Ramírez Bonilla

El Colegio de México
Centro de Estudios de Asia y África

Senado de la República
De la Umma:
el islam, la política y el terrorismo
en el sudeste asiático

Juan José Ramírez Bonilla

El Colegio de México
Centro de Estudios de Asia y África

Senado de la República
Primera edición, mayo 2003
Senado de la República
ISBN: 970727019-5

Impreso y hecho en México


Printed and made in Mexico
SIGLAS UTILIZADAS EN EL ENSAYO

BN: Barisan Nasional o Frente Nacional.


CSFPD: Consejo del Sur de las Filipinas para la Paz y el
Desarrollo, autoridad administrativa transitoria de la región
moro, reconocida por los acuerdos de paz de 1996.
DAP: Democratic Action Parti o Partido de Acción Democrática.
DOM: Daerah Operasi Militar o Zona de Operaciones Milita-
res, nombre otorgado por los militares indonesios a Aceh du-
rante la ofensiva militar contra el GAM.
DSI: Departamento de Seguridad Interna del gobierno de
Singapur.
FMIL: Frente Moro Islámico de Liberación.
FMLN: Frente Moro de Liberación Nacional.
GAM: Gerakan Aceh Merdeka o Movimiento Aceh Libre.
Golkar: Golongan Karyan o Grupos Funcionales, nombre
del partido que sostuvo a Suharto durante su largo gobierno.
GPMI: Gerakan Pemuda Muslim Indonesia o Movimiento
Juvenil Musulmán de Indonesia.
ISA: Internal Security Act o Ley de Seguridad Interna de Malasia.
JI: Jemaah Islamiyah o Comunidad Islámica o, también, So-
ciedad Islámica.
KMM: Kumpulan Mujahedin Malaysia o Agrupamiento
Mujahedin de Malasia; también fue presentado por las autori-
dades malasias como Kumpulan Militan Malaysia o Agrupa-
miento Militante de Malasia.
Masjumi: Majelis Syuro Muslimin Indonesia o Consejo Mu-
sulmán de toda Indonesia.
MIC: Malaysia Indian Congress o Congreso Indio de Malasia.
Muhammadiyah: o El Camino de Muhamad, segunda orga-
nización islámica de Indonesia.
NU: Nahdlatul Ulama o Despertar de los Ulama, principal
organización islámica de Indonesia.
OCI: Organización de la Conferencia Islámica.
OLBM: Organización para la Liberación de Bangsamoro.
PAN: Partai Amanat Nasional o Partido del Despertar Nacio-
nal, encabezado por Amien Rais, sobre la base de la organiza-
ción Muhammadiyah.
PAS: Parti Islam Se-Malaysia o Partido Islámico de Malasia
Unitaria.
PDI-P: Partai Demokrat Indonesia-Perjuangan o Partido
Demócrata de Indonesia-Facción Combate.
POLRI: Polisi Republika Indonesia o Policía de la República
de Indonesia.
RAMM: Región Autónoma del Mindanao Musulmán, nom-
bre otorgado a la región moro, después de que el parlamento
filipino revisó la Ley orgánica del país.
SUHAKAM: Comisión de Derechos Humanos de Malasia.
UMNO: United Malay National Organisation u Organización
Nacional de los Malayos Unidos.
VOC: Vereenigde Oostindische Compagnie o Compañía
Holandesa de las Indias Orientales.
ZEPD: Zona Especial de Paz y Desarrollo, nombre dado a la
región moro luego de los acuerdos de paz de 1996.
ÍNDICE

Siglas utilizadas en el ensayo


Introducción
EL COMBATE CONTRA EL “TERRORISMO” INTERNACIONAL: LA 13
CRISIS DEL SISTEMA MULTILATERAL DE LA POSGUERRA Y LAS
CORRIENTES ISLAMISTAS DEL SUDESTE ASIÁTICO

Los contrastes de la política exterior estadounidense 15


Las falacias del discurso de George W. Bush sobre el 16
terrorismo
Del combate contra el terrorismo al derrocamiento de 24
regímenes hostiles
Los gobiernos del sudeste asiático y el “segundo frente 29
terrorista”

Capítulo I
DE LA UMMA 37
La Umma y su sentido unitario 38
Asia: Darul Islam 39
El epicentro poblacional de la Umma 41
El sudeste de Asia: una región de contrastes 44
socio-religiosos
Del Islam… 45
Islamismo en el sudeste de Asia 50
Capítulo II
FILIPINAS: NACIONALISMO ISLÁMICO Y RADICALISMO ISLAMISTA 59
MNLF y FMIL: dos corrientes del nacionalismo islámico 60
Abu Sayyaf y el extremismo islámico 66
La nueva relación de fuerzas en el territorio bangsamoro 71

Capítulo III
MALASIA: ¿AMENAZAS ISLAMISTAS O INTOXICACIÓN INFORMATIVA? 75
El extraño caso de Al ma’unah 76
El sainete del Kumpulan Mujahedin malaysia 85
La “red internacional terrorista” 90

Capítulo IV
INDONESIA:NACIONALISMO ISLÁMICO, ISLAMISMO 99
PARROQUIAL E ISLAMISMO INTERNACIONALISTA
El nacionalismo islámico achejnese 100
Aceh y los holandeses 102
Aceh y la República de Indonesia 104
Gerakan Acheh Merdeka y la independencia de Aceh 107
Aceh y los gobiernos reformistas 111
El entendimiento conjunto para una pausa humanitaria 112
en Aceh
La Ley sobre la Autonomía Regional 113
El gobierno de Megawati Sukarnoputri ante Aceh 114
Jemaah Islamiyah: un proyecto de construcción 116
progresiva de la sociedad islámica
Los orígenes de Jemaah Islamiyah 122
El proyecto islamista transnacional 129
Capítulo V
EL TERRORISMO EN ASIA DEL SUDESTE 135
Los atentados terroristas en Filipinas 137
Los atentados terroristas en Indonesia 139
El bombazo de Bali 146
Una oleada de declaraciones infundadas 146
Las dificultades del gobierno indonesio 150
Los hechos fehacientes del atentado 152
Amrozi y la ¿fábula? de la autoría del atentado 156
Otras hipótesis sobre los autores del atentado 161

Conclusiones 165

Anexo Estadístico
Cuadro 1. Población mundial total y población mundial 171
musulmana, 2001
Cuadro 2. Población total y población musulmana en Asia, 172
2001
Cuadro 3. Población total y población musulmana en 174
África, 2001
Cuadro 4. Población total y población musulmana en 176
Europa, 2001
Cuadro 5. Población total y población musulmana en 178
América, 2001
Cuadro 6. Población total y población musulmana en 180
Oceanía, 2001
Cuadro 7. Atentados terroristas en Filipinas, 20 181
septiembre de 2000 a 20 de octubre 2002

Índice Onomástico 183


INTRODUCCIÓN
EL COMBATE CONTRA EL “TERRORISMO” INTERNACIONAL: LA CRISIS
DEL SISTEMA MULTILATERAL DE LA POSGUERRA Y LAS CORRIENTES
ISLAMISTAS DEL SUDESTE ASIÁTICO

A partir del 11 de septiembre de 2001, la política exterior del


gobierno estadounidense sufrió un cambio radical: se aban-
donó la defensa de los derechos humanos y de las libertades
políticas, para adoptar un militarismo agresivo contra lo que
la administración de George Bush empezó por definir como
“amenaza terrorista” internacional y terminó por concebir
como regímenes dotados de armas de destrucción masiva,
patrocinadores del terrorismo.
Dado el protagonismo de militantes islamistas en los aten-
tados suicidas, el Islam fue presentado, en un primer momen-
to, como el “enemigo del mundo civilizado”; una vez cobra-
da conciencia del exabrupto, la administración Bush corrigió
su discurso beligerante, para centrar la “red radical de terro-
ristas [islamistas]”, conocida como al-Qaeda, como el enemi-
go de los Estados Unidos de América. La extensión geográfi-
ca de “la red”1 y la formulación del principio “quien no está

1
De acuerdo con los discursos pronunciados por George W. Bush en dife-
rentes momentos, las organizaciones o los militantes afiliados a al-Qaeda
estaban presentes en 40 o más de 60 países.
con nosotros, está con los terroristas”, como eje rector de la
política exterior estadounidense, provocaron un cambio de
actitud de los gobiernos de los países musulmanes, con res-
pecto a las corrientes islamistas, fueran o no radicales.
El gobierno pakistaní es la prueba más fiel de ese cambio:
habiendo patrocinado con recursos financieros y con pertre-
chos militares provenientes de Estados Unidos a los estu-
diantes pashtun de las escuelas coránicas (conocidos como
talibán),2 de la noche a la mañana se convirtió en el aliado
regional de la administración Bush y apoyó sin reservas la
intervención militar contra al-Qaeda y el régimen del mulah
Omar, en Afganistán.
En el sudeste de Asia, aprovechando la campaña de George
W. Bush contra el terrorismo, los gobiernos de Singapur,
Malasia y Filipinas denunciaron públicamente la existencia
de organizaciones locales supuestamente afiliadas a al-Qaeda,
reprimiéndolas de manera implacable. El presente trabajo está
dedicado a estudiar las principales de esas organizaciones y a
demostrar que, en la mayoría de los casos, los gobiernos no
han podido acreditar de modo convincente el carácter terro-
rista de las mismas pero, en cambio, han utilizado la campaña
del gobierno estadounidense para ajustar cuentas con las co-
rrientes islamistas de oposición.
El combate contra el “terrorismo” y contra los “regímenes
dotados de armas de destrucción masiva”, emprendido por el
gobierno estadounidense, se ha saldado, en el plano global,
con el desmoronamiento del sistema jurídico internacional,
de las instituciones multilaterales y del sistema internacional
de seguridad de la posguerra; en los diversos planos naciona-
les del sudeste asiático aquí estudiados, ese combate ha tras-
2
La palabra, de origen pashtun, proviene de talib (estudiante), cuyo plural es
talibán (estudiantes); de allí que las voces “talibán” y “talibánes” usadas en
español para designar el singular y plural resulten inadecuadas.
14
tocado radicalmente las relaciones entre gobernantes y go-
bernados, debilitando la frágil cohesión social característica
de esas sociedades.

LOS CONTRASTES DE LA POLÍTICA EXTERIOR ESTADOUNIDENSE

George W. Bush, Presidente de los Estados Unidos de Amé-


rica (EUA), ha vivido situaciones contrastadas en el campo de
la política exterior:
En un primer momento, luego de los atentados suicidas del
11 de septiembre, el llamado “mundo occidental” y buena
parte del “no occidental” se solidarizaron con el gobierno es-
tadounidense y éste pudo consolidar una coalición interna-
cional amplia para combatir los reductos de al-Qaeda y el
régimen talibán en Afganistán.
Posteriormente, durante la segunda fase de la campaña con-
tra el “terrorismo” internacional, todos los gobiernos partici-
pantes en ella consideraban necesario el desarme del gobier-
no de Sadam Hussein; la administración Bush, sin embargo,
fue incapaz de mantener la cohesión de la coalición interna-
cional; las principales divergencias radicaban en la forma del
desarme: para los estadounidenses y sus aliados incondicio-
nales, el gobierno iraquí debía desarmarse en un plazo peren-
torio; ante una negativa a hacerlo, la coalición internacional
intervendría militarmente, con o sin la anuencia del Consejo
de Seguridad de la ONU (CS-ONU); para una fracción importan-
te de la coalición internacional, la intervención militar en Irak
debía llevarse a cabo únicamente si los inspectores designa-
dos por la ONU demostraban que el régimen iraquí poseía ar-
mas de destrucción masiva.
En el fondo, esas divergencias descansaban sobre dos maneras
de concebir el orden internacional: para los estadounidenses, se
trataba de preservar su hegemonía política y militar, a través de
un orden internacional unipolar; para los opositores, era nece-
15
sario sentar las bases de un sistema internacional multilateral
que permitiese conjugar los intereses de todos sus miembros.
La decisión de George W. Bush de iniciar unilateralmente
la ofensiva contra el gobierno de Sadam Hussein produjo una
profunda crisis en las instituciones multilaterales de la pos-
guerra; todavía queda por ver cuál será el resultado de esa
crisis: un orden internacional basado en la hegemonía estado-
unidense o uno fundado en un nuevo sistema de equilibrios
políticos y militares, organizado a partir de bloques regiona-
les, capaces de ejercer contrapesos al predominio estadouni-
dense.
Más allá del desenlace de la crisis institucional, conviene
revisar la manera cómo la misma se ha desarrollado; para ello,
es necesario remontarse a los acontecimientos posteriores al
11 de septiembre, para considerar como hilo conductor la
manera en que el gobierno de George W. Bush ha concebido
el combate al terrorismo internacional; además, para los fines
del presente estudio, interesa destacar la influencia que dicha
concepción tuvo sobre las actitudes de los gobiernos del su-
deste asiático con respecto a las corrientes islamistas locales.

LAS FALACIAS DEL DISCURSO DE GEORGE W. BUSH SOBRE


EL TERRORISMO

Después de los atentados3 suicidas contra el World Trade Center


y el Pentágono, el 20 de septiembre de 2001, en el Mensaje a
una Sesión Conjunta del Congreso y del Pueblo Estadounidense, el
Presidente expresaba su reconocimiento a las muestras de
solidaridad recibidas durante y después del aciago 11 de sep-
tiembre:

3
De acuerdo con el Diccionario de la lengua española, atentado significa: “delito,
principalmente el cometido contra el Estado o una persona constituida en
autoridad.”
16
...en nombre del pueblo estadounidense, agradezco al
mundo por sus expresiones de apoyo. Estados Unidos
nunca olvidará las notas de nuestro himno nacional in-
terpretado en el Palacio de Buckingham, en las calles
de París y en la Puerta de Brandenburgo de Berlín.
No olvidaremos a los niños surcoreanos reunidos para
orar afuera de nuestra embajada en Seúl, o las oracio-
nes de simpatía ofrecidas en la mezquita de El Cairo.
No olvidaremos momentos de silencio y días de luto en
Australia, África y América Latina.4

El cúmulo de sentimientos experimentados por la humani-


dad entera ante la magnitud de la tragedia de Nueva York se
tradujo en innumerables expresiones de solidaridad; bajo el
shock psicológico, sin embargo, parece que los sentimientos se
impusieron sobre la razón de los representantes gubernamen-
tales de todo el orbe y nadie objetó el nuevo programa de
política exterior esbozado en el citado mensaje presidencial.
El Presidente comenzó por establecer una premisa que, a
primera vista, parece irrefutable: “El 11 de septiembre, los
enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra contra
nuestro país…”5
Este juicio estaba en perfecta sintonía con el trabajo reali-
zado, desde el mismo 11 de septiembre, por los medios de
comunicación estadounidenses. En efecto, al comenzar a
transmitir las primeras imágenes del ataque contra las torres
gemelas de Nueva York, los comunicadores utilizaron un len-
guaje propio de la guerra fría: presentaban la tragedia como
un atentado contra el mundo libre, contra el mundo civiliza-
do. En el transcurso de la fatídica mañana se produjo un giro
notable: los comunicadores empezaron a comparar los aten-
4
George W. Bush: Adress to a Joint Session of Congress and the American People,
20 de septiembre de 2001, El Capitolio, Washington, D.C.; http://
www.whitehouse.gov/news/releases/2001/09/print/20010920-8.html
5
Idem.
17
tados con el ataque japonés a Pearl Harbour; el resultado de
este cambio fue triple:
Primero, se estableció un paralelismo entre la acción de una
organización extranjera, religiosa y paramilitar, contra objeti-
vos civiles estadounidenses, por un lado, y, por el otro, una
operación realizada por las fuerzas armadas de un Estado
nacional contra objetivos militares de otro Estado nacional.
Segundo, se estableció una equivalencia entre un atentado
terrorista y un acto de guerra. Terrorismo y guerra fueron asu-
midos como sinónimos, dejando de lado sus diferencias esen-
ciales.
Tercero, se predispuso al público estadounidense y no esta-
dounidense a aceptar una campaña militar sui generis, que fue
esbozada en el mensaje citado y perfeccionada en los días
siguientes.
La pregunta retórica: “¿Quién atacó nuestro país?”, formu-
lada por el Presidente Bush durante el mensaje aludido, en
consecuencia, presuponía que el ataque había sido de natura-
leza militar, a pesar de que los secuestros de los aviones pro-
yectados contra los objetivos civiles fueron realizados por
militantes islamistas, utilizando simples armas punzocortantes
para desviarlos de sus trayectorias originales. Sin embargo, la
respuesta debía ser de la naturaleza presupuesta del ataque:
es decir, militar.
Por otra parte, los “enemigos de la libertad” fueron identifi-
cados como “una colección de organizaciones terroristas
laxamente afiliadas, conocida como al-Qaeda”, cuyo objeti-
vo sería de naturaleza universal y consistente en “rehacer el
mundo e imponer sus creencias radicales sobre la gente en
todas partes”.6
George W. Bush pasaba por alto el programa de al-Qaeda
organizado en torno a la solidaridad con el pueblo palestino
6
Idem.
18
(en lucha contra el Estado de Israel), el combate a la presen-
cia militar de Estados Unidos en la tierra santa del Islam (lue-
go de la Guerra del Golfo Pérsico) y el establecimiento de
Estados islámicos (allí donde predomina la población musul-
mana). Teniendo en cuenta dicho programa, el objetivo de al-
Qaeda, señalado por Bush, era algo más que inexacto; tergi-
versándolo, presentaba a los “enemigos de la libertad” como
una amenaza universal.
El primer paso hacia la universalización del enemigo con-
sistió en presentar al-Qaeda como una extensa red interna-
cional de militantes islamistas:

Este grupo y su líder –una persona llamada Osama ben


Laden- están vinculados a muchas otras organizacio-
nes en países diferentes… Hay miles de estos terroris-
tas en más de 60 países…7

El segundo movimiento presentaba al régimen talibán, en


Afganistán, como resultado genuino de la imposición de “las
creencias radicales” de al-Qaeda sobre los afganos:
La dirección de al-Qaeda tiene gran influencia en Afganistán
y apoya al régimen talibán, que controla la mayor parte de ese
país. En Afganistán, vemos [realizada] la visión de al-Qaeda
para el mundo.
Bush dejaba de lado la historia reciente de Afganistán, mar-
cada por la guerra contra la presencia soviética y por la guerra
civil que siguió luego de la expulsión de los soviéticos; se
trató de guerras llevadas a cabo por una multitud de faccio-
nes políticas, en su mayor parte de filiación islámica, finan-
ciadas por… el gobierno estadounidense.
También pasaba por alto que, más que al-Qaeda, el gobier-
no de Pakistán funcionaba como principal intermediario fi-
nanciero y militar, entre el gobierno estadounidense y los
7
Idem.
19
talibán; gracias a esa intermediación, el gobierno pakistaní
logró ejercer una gran influencia política directa sobre el
Afganistán recién “liberado” del yugo soviético. En conse-
cuencia, más que la visión de al-Qaeda, el régimen talibán fue el
resultado de la actividad política, militar y religiosa de una fuerza
social desatada con la complacencia del gobierno estadouniden-
se y que impuso su propia concepción de la vida social, basada
en una interpretación conservadora de las tradiciones islámicas.
Sin embargo, en la perspectiva del programa de política ex-
terior en ciernes, era necesario presentar la relación al-Qaeda/
gobierno talibán como una simbiosis condenable:

Los Estados Unidos respetan al pueblo de Afganistán…


pero condenamos al régimen talibán. Éste, no sólo re-
prime a su propio pueblo, amenaza a la gente en todas
partes, apoyando, abrigando y abasteciendo a los terro-
ristas. Al ayudar y fomentar asesinatos, el régimen
talibán se hace culpable de asesinato.8

De acuerdo con la lógica de Bush: por un lado, al-Qaeda apo-


yaba al régimen talibán; por el otro, éste ayudaba y solapaba
las actividades de los terroristas; así, se establecía un círculo
perverso, condenable en su totalidad.
El razonamiento silogístico es perfecto en su estructura; no
obstante, es incompleto si se tienen en cuenta las relaciones
causa-efecto: el régimen talibán ayudaba a los miembros de
al-Qaeda en la medida en que el gobierno pakistaní propor-
cionaba a los talibán recursos financieros y pertrechos militares;
a su vez, el gobierno pakistaní ofrecía esos apoyos al régimen
talibán gracias a la relación privilegiada que mantenía con el
gobierno estadounidense. La relación causa-efecto, vista en
una perspectiva amplia y completa, obliga a reconocer una
responsabilidad compartida entre el régimen talibán, el go-
8
Idem.
20
bierno pakistaní y las autoridades estadounidenses, en el de-
sarrollo y la consolidación de al-Qaeda.
George W. Bush dejaba en las sombras la responsabilidad
de las administraciones estadounidenses anteriores y desvia-
ba la atención hacia los excesos cometidos por los talibán:

El pueblo afgano ha sido brutalizado –muchos mueren


de hambre y muchos han huido. No se permite que las
mujeres asistan a la escuela. Ustedes pueden ser encar-
celados si poseen un televisor. La religión puede ser
practicada únicamente de la manera dictada por los lí-
deres. Un hombre puede ser encarcelado si su barba no
es suficientemente larga.9

Señalados de manera reiterada por los medios de comunica-


ción, esos excesos provocaron un sentimiento de indignación
entre quienes aprecian los valores individualistas; esa indig-
nación, combinada con la ira y la sed de venganza resultantes
de los atentados suicidas, crearon cierta receptividad a la con-
clusión central del discurso de George W. Bush. Como preám-
bulo a dicha conclusión, el Presidente de los Estados Unidos
formulaba las siguientes exigencias:

Esta noche, los Estados Unidos hacen las siguientes


demandas a los talibán: entreguen a las autoridades de
los Estados Unidos a todos los líderes de al-Qaeda que
se ocultan en su territorio. Liberen a todos los naciona-
les extranjeros, incluyendo los ciudadanos estadouni-
denses, que han encarcelado injustamente. Protejan a
los extranjeros -periodistas, diplomáticos y trabajado-
res auxiliares- [presentes] en su país. Cierren inmedia-
ta y permanentemente cada campo de entrenamiento
terrorista y entreguen a las autoridades apropiadas, cada
terrorista y cada persona [que participe en] las estruc-
9
Idem.
21
turas de apoyo [de los campos de entrenamiento]. Den
a los Estados Unidos total acceso a los campos de en-
trenamiento terrorista, así podremos asegurarnos que
ya no serán operativos.
Estas demandas no están abiertas a negociación o dis-
cusión. Los talibán deben actuar y actuar inmediata-
mente. Ellos entregarán a los terroristas o compartirán
su suerte.10

Hubiera sido de esperar que las amenazas se limitarían al


tandem al-Qaeda/talibán; sin embargo, dado que en las
premisas de la conclusión el terrorismo había sido elevado a
la categoría de peligro universal y denunciado con una pre-
sencia física muy extendida, la amenaza conclusiva también
fue formulada en un sentido universal:

Nuestro enemigo es una red radical de terroristas [a radi-


cal network of terrorists] y cada gobierno que los apoye.
Nuestra guerra contra el terror empieza con al-Qaeda,
pero no termina con ella. No terminará hasta que cada
grupo terrorista con alcance global haya sido encontra-
do, inhabilitado y derrotado.11

En su desfogue emocional, el Presidente de los Estados Uni-


dos formuló el principio paranoide que ha regido su política
exterior desde la lectura de su mensaje:

…Cada nación, en cada región, ahora debe tomar una


decisión: o está con nosotros, o está con los terroristas.
Desde este día en adelante, cualquier nación que siga
abrigando o apoyando a los terroristas será considerada
por los Estados Unidos como un régimen hostil.12

10
Idem.
11
Idem.
12
Idem.
22
La campaña antiterrorista enunciada se desarrollaría en dos
ámbitos: el primero abarcaba a los sesenta y tantos países,
incluidos los mismos Estados Unidos, donde los servicios de
inteligencia habrían detectado la presencia de al-Qaeda; los
medios de combate anunciados eran la infiltración y las ope-
raciones encubiertas, sin parar mientes en las violaciones de
los derechos humanos y de las libertades políticas que impli-
ca el terrorismo de Estado. El segundo ámbito correspondía
a los gobiernos que ofrecían refugio a los miembros de la “red
radical de terroristas.” Contra ellos, el recurso sería la inter-
vención militar directa.
La comunidad internacional, por su parte, se solidarizó con
los estadounidenses luego de los trágicos acontecimientos del
11 de septiembre. El cúmulo de sentimientos diversos expe-
rimentado por la humanidad entera parece haber obnubilado
la razón de los responsables políticos del mundo, influyendo
en la decisión política de sancionar legalmente la campaña
contra al-Qaeda y el régimen talibán en Afganistán. Permi-
tiendo una intervención militar para derrocar un régimen, el
CS-ONU contribuyó a liquidar el resquebrajado orden mundial
resultante de la Segunda Guerra Mundial; en efecto, la sim-
biosis político-religiosa existente entre los seguidores de ben
Laden y los del mulah Omar orilló a los gobiernos asociados
en la ONU a ignorar que:
• La intervención militar encabezada por los estado-
unidenses violaba los principios de no-intervención y
de autodeterminación de los pueblos.
• La administración Bush, luego de la destrucción del
gobierno talibán, proseguiría contra los regímenes que,
según sus criterios, ofrecen refugio a los terroristas in-
ternacionales.

23
D EL COMBATE CONTRA EL TERRORISMO AL DERROCAMIENTO
DE REGÍMENES HOSTILES

En el discurso sobre el estado de la Unión, del 29 enero de


2002, George W. Bush introdujo nuevos elementos en su es-
quema demencial:

Nuestra nación seguirá siendo resuelta, paciente y per-


sistente en la consecución de dos grandes objetivos. Pri-
mero, cerraremos los campos terroristas, desbaratare-
mos los planes terroristas y traeremos a los terroristas
ante la justicia. Segundo, debemos evitar que los terro-
ristas y los regímenes que buscan [adquirir] armas quí-
micas, biológicas o nucleares amenacen a los Estados
Unidos y al mundo.
Nuestro segundo objetivo es evitar que los regímenes
que patrocinan el terror amenacen a los Estados Unidos
o a nuestros amigos y aliados con armas de destrucción
masiva. Algunos de esos regímenes han estado muy quie-
tos desde el 11 de septiembre, pero conocemos su ver-
dadera naturaleza. Corea del Norte es un régimen que se
ha armado con misiles y armas de destrucción masiva,
mientras su pueblo se muere de hambre.
Irán persigue agresivamente [la obtención] de esas ar-
mas y exporta el terror, mientras unos cuantos no elec-
tos reprimen los deseos del pueblo iraní de libertad.
Irak sigue siendo hostil con los Estados Unidos y ex-
porta terror. El régimen iraquí ha complotado para de-
sarrollar ántrax, gas nervioso y armas nucleares…13

Esos gobiernos y “sus aliados terroristas” fueron bautizados


como el “eje del mal”. Contra tales gobiernos, el recurso uti-
lizado sería la intervención militar directa para desarmarlos,
amparándose en el antecedente jurídico convalidado por el
CS-ONU en el caso de Afganistán e ignorando las normas jurí-

13
George W. Bush: State of the Union Adress, 29 de enero de 2002; http://
www.whitehouse.gov/news/releases/2002/01/print/20020129-11.html
24
dicas internacionales y los principios que habían regido hasta
entonces la coexistencia de los Estados nacionales. El “com-
bate contra el terrorismo” había sido transformado en un com-
bate contra los gobiernos que no se sujetan a las normas de
conducta política establecidas por el mismo Sr. Bush.
En el discurso de enero de 2003 sobre el estado de la Unión,
el Presidente estadounidense establecía un balance somero
del combate contra el terrorismo:

A la fecha, hemos arrestado o tratado de otra manera a


muchos comandantes claves de al-Qaeda. Entre ellos
se encuentra un hombre que dirigió la logística y el
financiamiento de los ataques del 11 de septiembre; el
jefe de operaciones de al-Qaeda en el Golfo Pérsico,
quien planificó los bombazos contra nuestras embaja-
das en África oriental y contra el USS Cole; un jefe de
operaciones de al-Qaeda para el sureste asiático; un ex
director de los campos de entrenamiento de al-Qaeda
en Afganistán; un operador clave de al-Qaeda en Euro-
pa; un líder superior de al-Qaeda en Yemen. En con-
junto, más de 3,000 sospechosos de terrorismo han sido
arrestados en muchos países. Muchos otros han encon-
trado un destino diferente. Permítaseme expresarlo de
esta forma: ellos ya no representan un problema para
los Estados Unidos o para nuestros amigos y aliados.14

En el recinto del Capitolio, símbolo de la democracia estadouni-


dense, se desgranó un nutrido aplauso para celebrar los éxitos
logrados contra al-Qaeda, mediante la práctica del terrorismo de
Estado. Con ello, George W. Bush imponía un nuevo paradigma
rector de las relaciones internacionales: entre los individuos como
entre las naciones, el respeto a la ley del más fuerte es la paz.
Armado de ese nuevo principio, el Presidente estadounidense

14
George W. Bush: State of the Union Adress, 28 de enero de 2003; http://
www.whitehouse.gov/news/releases/2003/01/print/20030128-19.html
25
volvía a la carga contra los gobiernos del “eje del mal”, con-
centrando su ataque sobre el régimen iraquí:

Estados Unidos hace un esfuerzo amplio y determinado


para confrontar esos peligros. Hemos conminado a la ONU
a cumplir con su carácter y exigir el cumplimiento de su
demanda sobre el desarme de Irak…
Nuestra nación y el mundo deben aprender las lecciones
de la península coreana, para no permitir una amenaza
todavía más grande en Irak…
Hace 12 años Sadam Hussein experimentó la posibilidad
de ser la última pérdida humana de una guerra que él des-
encadenó y que perdió. Para salvarse, aceptó deshacerse
de todas las armas de destrucción masiva. Durante los 12
años siguientes ha violado sistemáticamente el acuerdo…
Hace casi tres meses, el CS-ONU dio a Sadam Hussein la
última oportunidad para desarmarse. En lugar de ello, ha
mostrado desprecio por la ONU y por la opinión mundial…
Y esta noche, tengo un mensaje para el valiente y oprimi-
do pueblo de Irak: su enemigo no [es el que exige] la rendi-
ción de su país, su enemigo es [el que] gobierna su país. El
día en que él y su régimen sean derrocados, ese será el día
de su liberación.15

El combate contra el terrorismo internacional había experi-


mentado un nuevo deslizamiento: primero, la lucha contra la
red internacional de terroristas había sido extendida contra
los regímenes que les ofrecían refugio, como el talibán, en
Afganistán; después había sido llevada hacia el desarme de
los gobiernos que “disponen de armas de destrucción masi-
va”; finalmente, fue concentrada en el objetivo explícito de
derrocar los regímenes reacios a aceptar los dictados de la
administración Bush.
Alcanzado este punto, los gobiernos de Francia, Rusia y
China, miembros permanentes del CS-ONU, cobraron concien-
15
Idem.
26
cia de que la carta blanca otorgada al régimen de Bush para
combatir a la “red radical de terroristas y a cada gobierno que
los apoye”, significaba plena libertad para intervenir militar-
mente y derrocar gobiernos donde, cuando y como le pegue
la gana. En consecuencia, fueron los primeros en oponerse
abiertamente a la intervención militar en Irak; las razones
que explican esa actitud remiten a la preservación tanto de la
soberanía como de las esferas de influencia política de las
potencias representadas en el CS-ONU.
En China, Francia y Rusia, el Islam es una dimensión social
presente, en mayor o menor grado, en la vida nacional; sus
gobiernos no están dispuestos a dejar en manos de los esta-
dounidenses la represión de las corrientes radicales locales.
Para los dirigentes chinos, la inclusión de Corea del Norte en el
“eje del mal” permite suponer que tarde o temprano los estadouni-
denses concentrarán la atención sobre su vecino, llevándolos inevi-
tablemente a una confrontación directa de graves consecuencias.
Para la nueva nomenclatura rusa, existe el peligro potencial
de que el combate contra las corrientes islamistas radicales se
extienda hacia algunas de las repúblicas que hoy forman par-
te de la federación rusa, terminando de desarticular los rema-
nentes de la URSS.
Para los franceses y, junto con ellos, los alemanes, la crisis
de Irak es la oportunidad para mostrar que la Unión Europea,
a pesar de Anthony Blair y José María Aznar, tiene el peso
suficiente para presentarse como un elemento capaz de equi-
librar políticamente el hegemonismo estadounidense.
Finalmente, el rechazo de la intervención militar en Irak, por
parte de algunos miembros no permanentes del CS-ONU, tam-
bién expresa la voluntad de no sancionar un orden mundial
basado en la hegemonía de una sola potencia y de privilegiar
un sistema internacional basado en un multilateralismo eficaz,
donde los países medianos mantengan un espacio vital.

27
La crisis del CS-ONU provocada por la intervención militar
unilateral en Irak es la crisis de los sistemas jurídico, político
y de seguridad, sobre los cuales se había regido el orden mun-
dial de la posguerra. Con la decisión de George W. Bush de
intervenir militarmente en Afganistán, con el aval del CS-ONU,
y en Irak, sin el aval del organismo multilateral:
• La Carta de las Naciones es ahora letra muerta; por lo
tanto, el gobierno estadounidense y cualquier potencia
suficientemente fuerte para hacer valer sus intereses pue-
den esgrimir el derecho a defenderse de o a prevenir
agresiones exteriores y llevar a cabo operaciones mili-
tares en sus respectivas áreas de influencia.
• El multilateralismo, propio del funcionamiento de la
ONU, ha sido suplantado por el unilateralismo, basado
en la imposición del interés del más fuerte. Con ello,
Bush ha hecho retroceder a los Estados Unidos y al
mundo al estado de naturaleza de Hobbes.
• El sistema mundial de seguridad, basado en el estable-
cimiento de consensos a partir de la conjugación de las
diversas razones de Estado, ha sido sustituido por deci-
siones personales, fundadas en el principio paranoide que
asevera: “quien no está conmigo, está contra mí.”
La ley dialéctica de la unidad de los contrarios se ha im-
puesto con toda crudeza: el terrorismo internacional fue con-
siderado como una amenaza universal y se otorgó plena liber-
tad al gobierno de George W. Bush para combatirlo; así, el
Presidente estadounidense fue inicialmente reconocido como
el líder de la cruzada antiterrorista; ahora, al actuar sin limi-
tación alguna, Bush ha demostrado, en los hechos, que él tam-
bién es una amenaza real para la permanencia de las institu-
ciones internacionales y que una sociedad global, estructurada
sobre los principios liberales de la igualdad y la libertad, no
puede funcionar bajo la hegemonía de una sola potencia.

28
El orden unipolar organizado sobre la base del predominio
económico, político y militar de Estados Unidos recibió el
tiro de gracia con la oposición a los designios de George W.
Bush, por parte de tres de los miembros permanentes del CS y
por gobiernos como el chileno y el mexicano.
El orden internacional de la posguerra ha completado su
ciclo; se inicia uno nuevo que exige el respeto de los principios de
libertad e igualdad tanto entre individuos como entre Estados; se
trata de una libertad y una igualdad en el sentido en que éstas son
entendidas por los clásicos de la filosofía política y no en el de la
interpretación maniquea de los ideólogos estadounidenses.

LOS GOBIERNOS DEL SUDESTE ASIÁTICO Y “EL SEGUNDO FRENTE


TERRORISTA”

Con el abandono de la defensa de los derechos humanos y de


las libertades políticas, y con la adopción del combate contra
el terrorismo internacional como eje central de la política ex-
terior estadounidense, la administración Bush indujo un cam-
bio en las actitudes de algunos gobiernos del sudeste asiático,
con respecto a las corrientes opositoras islámicas,
institucionales y no institucionales.
Antes del 11 de septiembre de 2001, las actividades de los
grupos islamistas del sudeste asiático, radicales o no, eran
percibidas como problemas internos de los países de la re-
gión. Todavía más, la represión ejercida por el gobierno malasio
contra los miembros del Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM),
durante 2001, fue considerada por algunos medios interna-
cionales de comunicación como “atentados contra las liber-
tades políticas”.
Después de los ataques suicidas contra el World Trade Center
de Nueva York, los medios de comunicación “descubrieron”
una realidad que hasta entonces habían ignorado: el Islam es
un factor socio-religioso de dimensión mundial, que trascien-
29
de el ámbito regional del Medio Oriente, que se extiende des-
de el África occidental hasta el Asia sur-oriental y que tiene
una presencia significativa en algunas zonas de Europa. Ese “des-
cubrimiento” destruyó la asociación simplista que hacía de todo
musulmán un árabe, y el individuo común aprendió que no to-
dos los musulmanes son árabes y que no todos los árabes son
musulmanes. Sin embargo, los medios siguieron insistiendo en
presentar las corrientes islamistas como una amenaza real que
hacía del sudeste asiático “el segundo frente” del “terrorismo
internacional” y, por ende, de “la cruzada” contra el mismo.
La efervescencia política, resultante de las consecuencias
sociales de la crisis de 1997-1998, abrió profundas fisuras en
los sistemas políticos de la región asiática sur-oriental. En el
nuevo contexto aparecieron actores que aspiraban a islamizar
la vida política mediante la politización del Islam:
• Después de la renuncia de Suharto al gobierno de
Indonesia, en mayo de 1998, las relaciones entre las
comunidades cristiana y musulmana de las Molucas se
deterioraron, provocando enfrentamientos sangrientos
con saldos mortales. Algunas corrientes islamistas tra-
dicionalistas de otras regiones del país se apresuraron a
auxiliar a sus correligionarios con apoyos que iban des-
de el socorro humanitario hasta la movilización militar
de recursos humanos y el envío de materiales. Así, agru-
paciones como Laskar Jihad no sólo colectaron dinero,
sino también adquirieron pertrechos militares y trasla-
daron combatientes para cambiar la relación de fuerzas
a favor de los musulmanes de las Molucas. Con el tiem-
po se sabría que los “jihadistas” provenían tanto de di-
versas regiones de Indonesia como de distintos países
del sudeste asiático.
• El 23 abril de 2000, en la isla de Sipadan (Sabah,
Malasia), la guerrilla islamista filipina, conocida como

30
Abbu Sayaf, secuestró a un grupo de turistas
anglosajones y de trabajadores malasios; tomándolos
como rehenes, los islamistas filipinos los trasladaron a
la isla de Jolo (sur de Filipinas) y, desde allí, negociaron
las condiciones de su liberación.16
• El 3 de julio de 2000, el grupo denominado Al-Maunah
asaltó el cuartel militar de Grik (Perak, Malasia), y se
apoderó de un arsenal que, según el gobierno malasio,
planeaba utilizar en ataques contra objetivos militares
y civiles.17
• La víspera de la Navidad de 2000, diez ciudades loca-
lizadas en seis provincias de las islas indonesias de
Sumatra, Java y Lombok registraron explosiones de
bombas colocadas en iglesias católicas y protestantes;
luego de las primeras explosiones, la policía indonesia
fue capaz de desmantelar algunos de los artefactos co-
locados en iglesias o enviados al personal de las mis-
mas.18
• En junio de 2001, el gobierno malasio anunció la de-
tención de nueve personas ligadas al Parti Islam
SeMalaysia (PAS), acusándolas de pertenecer al grupo
Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM) y de preparar activi-
dades tendientes a desestabilizar el país, con miras a esta-
blecer un Estado islámico. Los detenidos -entre los cuales
figuraba un hijo del principal dirigente del PAS- 19 habían
combatido en Afganistán y/o en Ambón, Indonesia.
16
Asunción Benítez-Rush, “Las Filipinas”, en: Asia Pacífico 2001, Núm 8. Progra-
ma de Estudios APEC, CEAA, El Colegio de México, México 2001, pp. 97-116.
17
Juan José Ramírez Bonilla, “Malasia”, en: Asia Pacífico 2001, Núm 8. Programa
de Estudios APEC, CEAA, El Colegio de México, México 2001, pp. 211-244.
18
ICG: Indonesia: Violence and radical muslims; International Crisis Group,
Jakarta/Bruselas, 10 de octubre de 2001.
19
Se trata de Nik Adli Nik Abdul Azis, hijo de Nik Azis Nik Mat, guía
espiritual del PAS malasio (Kyodo News: Malaysian islamic militancy said to
31
Una vez que la administración Bush hizo a un lado la de-
fensa de los derechos humanos como ejes de su política exte-
rior, gobiernos como los de Singapur, Malasia y Filipinas se
cobijaron con la sentencia de George W. Bush: “Cada nación,
en cada región…: o está con nosotros, o está con los terroris-
tas.” Los gobiernos de la región aprovecharon el clima gene-
rado por los ataques suicidas de Nueva York y Washington
para ajustar cuentas con las corrientes islámicas tradiciona-
listas locales.
No obstante, sólo los filipinos lo hicieron para combatir
terroristas domésticos como Abu Sayyaf. En el caso de los
singapurenses, la represión contra Jemaah Islamiyah tomó vi-
sos de una acción preventiva tendiente a evitar el desarrollo
de esa organización que agrupa militantes islamistas, con pro-
gramas de acción que van desde el autoaislamiento, social y
político, de sus miembros, hasta la planeación de atentados
contra intereses estadounidenses en la isla-Estado.20 En
Malasia, en cambio, la denuncia de “complots terroristas” sir-
vió de pretexto para ajustar cuentas con los opositores políti-
cos del gobierno.
En todo caso, las denuncias de complots terroristas y la
adjudicación de la responsabilidad de los mismos a redes te-
rroristas regionales que actuaban de acuerdo con los desig-
nios de Osama ben Laden y en relación estrecha con al-Qaeda,
fueron magnificadas por los medios internacionales de comu-
nicación; éstos tejieron historias que, a veces, rayaban en lo

originate in Indonesia, 24 enero 2002; http://www.findarticles.com/cf_0/


m0WDQ/2002_Jan_28/84013712/print.jhtml
20
Como se verá en el capítulo correspondiente, de acuerdo con las informa-
ciones oficiales, los “terroristas” detenidos por el gobierno singapurense
siempre permanecieron en el ámbito de los planes, sin pasar al de la acción;
por esa razón, las autoridades jamás les acusaron de llevar a cabo “actividades
terroristas”, limitándose a fincarles cargos “por participar en actividades rela-
cionadas con el terrorismo.”
32
inverosímil. De esa forma, los medios hicieron de la región el
“segundo frente” de la “ofensiva islamista” o de la “cruzada
contra el eje del mal”, según se le quiera ver.
En este contexto, el presente trabajo tiene tres objetivos
principales: primero, ubicar el desarrollo de las corrientes
islámicas tradicionalistas en el marco general de los proble-
mas propios de Estados nacionales que alcanzaron su inde-
pendencia política a fines de la Segunda Guerra Mundial y
cuyas poblaciones están marcadas por una diversidad étnico-
cultural acentuada; es decir, relacionar el islamismo con las
dificultades experimentadas por esos Estados para mantener
la unidad nacional. Segundo, mostrar la manipulación infor-
mativa de los gobiernos que se han visto afectados por el
desarrollo de corrientes que aspiran a instaurar un orden so-
cial basado en los valores del Islam, ante la incapacidad gu-
bernamental de resolver los problemas derivados de una mo-
dernización económica y social acelerada. Tercero, ilustrar la
manera en que los medios internacionales han tergiversado
esas manipulaciones para justificar la ofensiva militar tous
azimuts del gobierno estadounidense.
La comprensión de los fenómenos sociales determinados
por el Islam implica superar algunos de los prejuicios estable-
cidos por la literatura sobre la materia escrita por autores no
musulmanes. Así, por ejemplo, éstos suelen resaltar la
centralidad del Medio Oriente, en tanto cuna de la religión
revelada a Mohamad, y sitúan al sudeste asiático en la perife-
ria de un esquema medioriente-centrista; consideran que el
Islam allí practicado es una versión sintética de las escuelas
tradicionales sunitas y de prácticas socio-religiosas locales no
islámicas. El primer capítulo, por lo tanto, presenta algunos
de rasgos demográficos de la Umma, comunidad islámica, in-
ternacional; tomando como criterio el número de musulma-
nes que viven en cada área geográfica determinada; así, se

33
destaca la región centro-sur de Asia como epicentro de la
Umma y el sudeste asiático como la segunda región en impor-
tancia. Esta relevancia de la región, por sí misma, justifica
abocarse al estudio de los procesos sociales ligados al desa-
rrollo de corrientes islamistas en la zona.
El trabajo, en modo alguno pretende ser exhaustivo; em-
prende el estudio de las corrientes islamistas más significati-
vas de la región, ya sea porque sus proyectos de instaurar una
sociedad islámica en sus áreas de asentamiento datan de tiem-
po atrás o porque los medios de comunicación las han
destacado como instrumentos del “complot terrorista in-
ternacional”. Así, en el segundo capítulo se estudia la
lucha del Frente Moro de Liberación Nacional, del Frente
Moro Islámico de Liberación y de Abbu Sayyaf para instaurar
un Estado islámico en el sur de las Filipinas, región denomi-
nada por los moros Bangsamoro, o nación moro.
El tercer capítulo está centrado sobre las tentativas del go-
bierno malasio de generar desconfianza entre la población
hacia las corrientes islamistas que se apartan de la versión
gubernamental del Islam (como en el caso del extraño grupo
Al Ma’unah) y de desprestigiar a la oposición islámica
institucional, representada por el Parti Islam Se-Malasia (PAS
o Partido Islámico de la Malasia Unitaria), asociándola a gru-
pos islamistas radicales, cuya existencia no ha sido del todo
probada (como Kumpulan Mujahedin Malaysia).
El cuarto capítulo analiza el Gerakan Aceh Merdeka (Movi-
miento por Aceh Libre) y su proyecto de independencia polí-
tica con respecto a la República de Indonesia, fundado en
una identidad nacional consolidada a lo largo de siglos y con
una férrea voluntad de no someterse a poderes externos;21
también estudia la organización Jemmah Islamiyah, destacada
21
El autor agradece a Atzimba Luna Becerril su contribución al presente
trabajo, con la elaboración del esbozo histórico del Gerakan Acheh Merdeka.
34
por los gobiernos de Singapur y Malasia así como por los
medios internacionales de comunicación como el instrumen-
to regional de Osama Ben Laden; el análisis hace énfasis en
el desarrollo histórico de la organización y en su evolución,
de un islamismo parroquial a uno internacionalista; asimis-
mo, subraya el método de acumulación progresiva de adeptos
dispuestos a vivir bajo el régimen de la sharia y al margen de
las leyes y de las instituciones seculares.
El quinto capítulo propone una definición del terrorismo
y, a partir de ella, estudia algunos de los casos más importan-
tes de terrorismo sistemático en las Filipinas e Indonesia, con-
trastando la información fidedigna con las construcciones
artificiosas de los medios internacionales de comunicación y mos-
trando la estrategia de desinformación que éstos han practicado.
En las conclusiones se destaca el peligro que representan
las actitudes de los gobiernos del sudeste asiático contra los
procesos de democratización locales. Así, la actual política
exterior estadounidense puede ser considerada como un fac-
tor que ha permitido redorar los blasones de regímenes políti-
cos que antaño eran considerados como verticales y autorita-
rios.
Finalmente, el trabajo es también una invitación a los lec-
tores a practicar la duda metodológica, como principio fun-
damental del racionalismo, para no someterse de manera
acrítica al influjo de los medios de comunicación comercia-
les. Con los sistemas de comunicación modernos, todos tie-
nen a su alcance fuentes alternas de información que permi-
ten, a quienes lo deseen, pensar de manera independiente.

El Ajusco, D.F., noviembre 2002-abril 2003

35
Capítulo I
DE LA UMMA

Antes del 11 de septiembre de 2001, las actividades de los


grupos islamistas del sudeste asiático eran básicamente
percibidas como problemas internos de los países de la re-
gión. Después de los ataques suicidas contra el World Trade
Center de Nueva York, los medios “descubrieron” una reali-
dad que hasta entonces habían ignorado: el Islam es un factor
socio-religioso de dimensión mundial. En efecto, fuera de los
círculos especializados en los estudios islámicos, las referen-
cias al Islam remitían de manera sesgada al Medio Oriente,
centro genésico de la religión revelada a Mohamad o, en ca-
sos como los de los hermanos musulmanes de Egipto o de la
revolución iraní, a la periferia inmediata de la cuna del Islam.
Con la intervención militar estadounidense en Afganistán,
los medios norteamericanos y el público panamericano des-
cubrieron que si bien, en términos culturales, el Medio Oriente
sigue siendo el epicentro del mundo islámico, en términos del
número de adherentes a la fe propalada por Mohamad, el cen-
tro de gravedad de la Umma se desplazó hacia el sur de Asia.
La comunidad islámica internacional, en primera instancia,
es única, pues está basada en la profesión de fe de sus miem-
bros y en la relación de igualdad que todos ellos mantienen
ante la Divinidad. Sin embargo, factores sociales, como la
difusión entre los musulmanes de los valores propios de las
culturas no musulmanas y la existencia de Estados naciona-
les, permiten identificar componentes diferenciados de esa
comunidad que, desde la perspectiva de la fe, es única. Se
impone, por tanto, la necesidad de comprender las relaciones
que los miembros de la comunidad establecen con la divini-
dad, entre ellos mismos y con los no musulmanes; esa com-
prensión, a su vez, permite explicar la actitud de quienes, en
el presente trabajo, son considerados como musulmanes tra-
dicionalistas, sus fines y los medios utilizados para alcanzar
dichos fines.

LA UMMA Y SU SENTIDO UNITARIO

A pesar de los problemas que dificultan cuantificar con exac-


titud la población musulmana, existen estimaciones que dan
una idea detallada del tamaño y la distribución geográfica de
la misma. En el caso de la página de internet http://
www.islamicpopulation.com, sus autores consideran que, en
2001, la población total mundial era de 6,136.56 millones de
personas; para cuantificar la población musulmana, han teni-
do el cuidado de establecer dos estimaciones:
La primera, basada en fuentes de información de carácter
general, considera una población mundial musulmana de
1,410.8 millones de personas, equivalente al 22.9% de la po-
blación total mundial.
La segunda, fundada en una combinación de fuentes gene-
rales e islámicas, evalúa el total mundial de musulmanes en
1,623.7 millones de personas, equivalentes al 26.5% de la
población total mundial.
La diferencia entre ambas estimaciones (+15.1% de la se-
gunda con respecto a la primera) tiene implicaciones políti-

38
cas importantes: siendo los musulmanes los países más po-
bres del orbe, una cuantificación de la población al alza per-
mite a los gobiernos respectivos justificar la necesidad de re-
cursos financieros internacionales para programas de ayuda y
de cooperación; por otro lado, desde los puntos de vista ideo-
lógico y propagandístico, tiene más impacto decir que los
musulmanes representan poco más de la cuarta parte de la
población mundial, en vez de poco más de una quinta parte.
A lo largo de esta sección, será analizada la distribución
geográfica de la población musulmana; en un primer momento,
los grandes continentes serán considerados como unidades
de análisis, a fin de mostrar el peso gravitacional que ejercen
Asia y África; posteriormente, el estudio se centrará sobre la
distribución de la población musulmana en las subregiones
asiáticas, para destacar el peso primordial de la población re-
sidente en las regiones centro-sur y sudeste de Asia; final-
mente, el análisis hará énfasis en la distribución de la pobla-
ción musulmana en el sudeste asiático, con miras a mostrar
que la región, considerada la periferia del mundo islámico es,
en términos poblacionales, mucho más importante que, por
ejemplo, el Medio Oriente.

ASIA: DARUL ISLAM


Las diferencias cuantitativas derivadas del uso de unas y otras
fuentes de información pierden relevancia cuando se analiza
la distribución geográfica de la población musulmana; en con-
traste, cuando se evalúa el peso de la misma en una región (o
en un país) determinada(o), tales diferencias siguen plantean-
do problemas para determinar la calidad socio-religiosa de(l)
la misma(o).
En efecto, cuando se tiene en cuenta la distribución conti-
nental de la población musulmana mundial, las diferencias

39
cuantitativas se limitan a variaciones porcentuales mínimas:
• En Asia se concentra el 68.1% o el 69.3% de la po-
blación mundial musulmana, de acuerdo con las fuen-
tes generales o las islámicas.
• En África, las proporciones respectivas son 27.7% y
26.9%.
• En Europa, América y Oceanía las cifras correspon-
dientes serían 3.6% y 3.24%, 0.57% y 0.59%, 0.02% y
0.02%.
En Asia, en consecuencia, reside el 95.8% o el 96.2% de la comu-
nidad islámica internacional. Mientras, en los otros tres conti-
nentes, sólo vive el 4.2% o el 3.8% restantes.
La perspectiva es totalmente diferente cuando se considera
el peso de la población musulmana en la población total de
cada continente:
• En África predomina la población musulmana. Sin
embargo, de acuerdo con las fuentes generales, ese pre-
dominio es tan sólo relativo: el 47.9% de la población
total es musulmana; en contraste, sobre la base de las
fuentes islámicas, el predominio es absoluto: el 53.4%
de la población profesaría el Islam.
• En Asia, la población musulmana constituye un gru-
po socio-religioso cuyo peso representa el 25.8% o el
30.2% de la población total. Por supuesto, en este caso
el carácter minoritario de las poblaciones musulmanas
de China y de la India (3.0% y 14.0% de las poblacio-
nes totales respectivas) “empuja hacia la baja” las ci-
fras continentales.
• En Europa, el peso es todavía más reducido, pues
oscilaría entre el 7.0% y el 7.2%.22
22
Sin embargo, cabe notar que los países con mayor proporción de pobla-
ción musulmana están localizados en la región de los Balcanes: Albania
(70.0%), Bosnia-Herzegovina (60.1%), Macedonia (30.0%), Yugoslavia

40
• En América y Oceanía, las poblaciones musulma-
nas son, en términos cuantitativos, minorías margina-
les.
Por supuesto, en África existen diferencias subcontinentales
sustanciales; sin embargo, dado que el mayor número de mu-
sulmanes se concentra en Asia y debido a que el mismo
representa allí un componente de un complejo mosaico
socio-religioso, en el apartado siguiente se analizará con
mayor detalle la distribución regional de la población musulmana.

EL EPICENTRO POBLACIONAL DE LA UMMA


La fuente utilizada, como se ha señalado, considera que la
población total de Asia es 3,720.1 millones de habitantes; de
ellos, 959.9 (o 1,124.5) millones son musulmanes;23 esto su-
pone, por tanto, que el 24.8% (o el 30.2%) de los pobladores
de Asia adhieren al Islam (cfr. Cuadro 2). La fuente ha dividi-
do el continente asiático en cinco grandes regiones:
• La región centro-sur está compuesta por 14 países, con
una población total de 1,505.2 millones de personas, que re-
presentan el 40.5% de la población continental. El rango den-
tro del cual varían los tamaños de las poblaciones de esos 14
países va de 0.3 millones, en el caso de las Maldivas, a 1,033.0
millones, en el de la India.
En la región residen 540.9 (o 603.9) millones de musulma-
nes; se trata de la mayor concentración de población musulmana y, por
lo tanto, la región puede ser considerada como el epicentro poblacional
del mundo musulmán. Esas cifras representan, por un lado, el

(19.0%), Bulgaria (11.9%); fuera de esa región europea, sólo en Rusia y


Francia se registran proporciones superiores a la media continental: 19.0% y
10.0%, respectivamente. Cfr. Anexo estadístico.
23
A partir de aquí, las cifras absolutas y relativas estimadas mediante fuentes
generales e islámicas son presentadas entre paréntesis.

41
56.4% (o el 53.7%) de la población total musulmana del con-
tinente y, por el otro, el 35.9% (o el 40.1%) de la población
total regional.
Como ya se ha señalado, el tamaño de la población total de
la India, combinado con el carácter minoritario de los musul-
manes indios (14.0% de la población total), incide sobre las
últimas cifras citadas en el párrafo anterior. De igual manera,
vale la pena señalar que en nueve países de la región, la pro-
porción de musulmanes, con respecto a la población total, va
del 75.0% (Kyrgystán) al 100.0% (Maldivas); en cuatro de
los cinco restantes, el rango varía entre el 3.8% (Nepal) y el
14.0% (India). 24 En el último de los países (Kazajstán), la
población musulmana representa el 47.0%.
• La región del sudeste está integrada por 11 países, con
una población total de 518.6 millones de personas, la cual
solo representa el 13.9% de la población continental. Tam-
bién en este caso, las poblaciones varían entre extremos que
van de 0.3 (Brunei Darussalam) a 206.1 (Indonesia) millones
de personas.
La población musulmana totaliza 206.6 (o 218.5) millones
de personas; estas cifras representan, por un lado, el 21.5% (o
el 19.4%) del total de musulmanes presentes en el continente
y, por el otro, el 39.8% (o el 42.1%) de la población total
regional. Es decir, aunque se trata de la región que detenta el
segundo lugar en términos del tamaño de la población musul-
mana, la incidencia social del Islam es, en ella, superior a la
de la región centro-sur de Asia. Por lo tanto, el sudeste asiático
difícilmente puede ser considerado como la periferia última del mundo
islámico; antes bien, la región forma parte del primer círculo que
rodea su epicentro poblacional.

24
Los otros dos países con minorías musulmanas cuantitativamente mar-
ginales son Bhutan (5.0%) y Sri Lanka (7.05). Cfr. Anexo estadístico.

42
• La región occidental, generalmente considerada como
el centro religioso del mundo musulmán, está conformada
por 18 países, con una población total de 192.9 millones de
habitantes, que representan tan sólo el 5.19% de la población
asiática; los musulmanes, por su parte, totalizan 173.7 millo-
nes de personas y representan, por un lado, el 18.1% (o el
15.5%) de la población musulmana continental y, por el otro,
el 90.1% de la población total regional.
En este caso, las variaciones en los tamaños de las pobla-
ciones son menos drásticas que en los casos anteriores: osci-
lan entre 0.6 (Qatar) y 66.3 (Turquía) millones de personas.
En 13 de los 18 países integrantes de la región, los musulma-
nes representan más del 90% de la población total. En Líba-
no, la proporción se eleva al 70.0%, mientras que en Armenia,
Israel, Georgia y Chipre, los porcentajes varían entre el 3.0%
y el 23%.
La región, en consecuencia, destaca por la fuerte incidencia
del Islam en la composición socio-religiosa de la población.
• La región oriental abarca ocho países, con una pobla-
ción total de 1,503.4 millones de personas; ésta representa el
40.4% de la población total continental. Con respecto a la
población musulmana, en este caso se presenta la mayor dis-
crepancia: las fuentes generales la estiman en 38.6 millones
de personas y las islámicas en 128.2 millones de habitantes.
Por supuesto, la diferencia se explica por la actitud de las auto-
ridades chinas que minimiza la presencia de musulmanes en el
territorio de la República Popular China y la tendencia de los
organismos musulmanes a exagerar el número de los mismos.
De cualquier manera, es un hecho tangible que la pobla-
ción musulmana es una minoría marginal que representa, por
un lado, el 4.0% (o el 11.4%) de la población musulmana
continental y, por el otro, el 2.6% (o el 8.53%) de la pobla-
ción total regional.

43
EL SUDESTE DE ASIA: UNA REGIÓN DE CONTRASTES
SOCIO-RELIGIOSOS

Como se ha señalado, el sudeste asiático abarca 11 países,


con una población total de 518.6 millones de habitantes, la
que representa el 8.45% de la población total mundial. Asi-
mismo, en la región residen 206.6 (o 218.2) millones de per-
sonas que profesan el Islam, equivalentes al 14.6% (o al 13.5%)
de la población musulmana mundial. Esto hace de la región,
la segunda más importante en lo que se refiere al número de
adherentes al Islam. Por otra parte, entre los rasgos caracte-
rísticos de la región destacan la existencia de dos grandes
grupos de países, definidos en función del peso relativo de
las comunidades musulmanas nacionales:
• Países donde la población musulmana representa una ma-
yoría absoluta:
• Indonesia, con una población total de 206.1 millones de
habitantes, ocupa el cuarto lugar en lo que respecta al tama-
ño total de la población;25 por otra parte, cuenta con 181.4
millones de musulmanes, los que representan el 88.0% de su
población total y hacen de la República de Indonesia el país
musulmán más grande del mundo.26
• Brunei Darussalam, con una población total alrededor de
300 mil personas, ocupa el lugar 128, en una escala de 1 a 134,
que agrupa a los 205 países considerados por la fuente consul-
tada. La población musulmana es estimada alrededor de 200
mil personas, equivalentes al 67.0% de la población total.
• Malasia, con una población de 22.7 millones de personas,
se ubica entre los países medianos y ocupa el lugar 44 en la

25
Indonesia sólo es superada por China (1,273.3 millones), India (1,033.0
millones) y Estados Unidos (284.5 millones). Cfr. Anexo estadístico.
26
En orden de importancia, le siguen India (144.6 millones), Pakistán (144.6
millones) y Bangladesh (117.9 millones).
44
escala citada en el párrafo anterior. En el país, la población
musulmana es de 13.4 millones de personas, que representan
el 59.0% de la población total.
• Países donde la población musulmana es minoritaria:
• Singapur cuenta con un total de 4.1 millones de habitan-
tes, pero sólo el 16.0% practica el Islam.
• Filipinas tiene una población total de 77.2 millones de
personas, de las cuales sólo el 7.0% es musulmana (5.4 millo-
nes de personas).
• En Tailandia (62.4 millones de habitantes), Myanmar (47.8
millones de habitantes), Camboya (13.1 millones de habitan-
tes) y Timor Lorosae (0.8 millones de habitantes), la propor-
ción de musulmanes es del 4.0%.
• En Vietnam (78.7 millones de habitantes) y Laos (5.4 mi-
llones de habitantes), en contraste, la proporción de musul-
manes se reduce a 0.7% y 1.0%, respectivamente.

DEL ISLAM...
Para los observadores acostumbrados a la separación de la reli-
gión (considerada como algo individual y privado) y de la vida
política (entendida, en un sentido amplio, como la esfera donde
los individuos establecen, entre ellos, las relaciones sociales signi-
ficativas) resulta difícil comprender el alcance práctico del Islam:

...la comunidad musulmana, nacida en una sociedad


tribal sin Estado, estuvo, un tanto forzada por las cir-
cunstancias, a organizarse en Estado, casi desde el prin-
cipio. La comunidad de los creyentes era, al mismo tiem-
po, estructura política, Estado. Al devenir musulmán,
se adhería, al mismo tiempo y en el mismo movimien-
to, simultáneamente, a una religión (...) y a una organi-
zación de tipo político(...).27
27
Maxime Rodinson: L’Islam: Politique et croyance, Fayard, París, 1993, p. 31.
45
Este tipo de enfoques se basa en el esquema a partir del cual,
se supone, están organizadas las sociedades “occidentales”
modernas: un orden social basado en la diferenciación y opo-
sición entre lo que se ha dado en llamar la sociedad civil y la
sociedad política; en la primera, prevalecerían los intereses
privados; en la segunda, en cambio, predominarían los gene-
rales, regulados por los sistemas jurídicos creados por los in-
dividuos participantes de la esfera política. Expresado en otros
términos, la sociedad política (o el Estado) deja de ser conce-
bido como el producto de la asociación de los individuos in-
tegrantes de una sociedad determinada, para convertirse en
el resultado de la práctica exclusiva de aquellos que, como
“clase política”, convierten la polis en su coto particular. Con
esto, la práctica política, considerada individual o socialmen-
te, es reducida al modus vivendi de los integrantes de dicha
clase y deja de ser la actividad que busca el bien colectivo
supremo, destacado por los clásicos.
Las sociedades modernas, en esas circunstancias, estarían
compuestas por dos tipos de individuos: el primero se apegaría
a la definición del zoon politikon, en la medida en que, siendo
profesional de la política, su desempeño práctico determina
tanto su existencia personal como la del Estado; el segundo
tipo correspondería a la definición llana del zoon, es decir, a la
de un animal apolítico, a la de un simple animal.
La sublimación del “orden social moderno” como paradig-
ma obligado de todas las sociedades no sólo inhibe la com-
prensión de la vida social basada en el Islam, también sirve
de sustento a las barbaridades cometidas en nombre de “la
cruzada contra el eje del mal”.
Para superar el nombrilisme prevaleciente en las teorías polí-
ticas modernas vale la pena retornar a la política aristotélica;
para el estagirita, la distinción fundamental entre el zoon y el
zoon politikon radica en que el segundo es capaz de establecer

46
el bienestar individual y colectivo como la finalidad suprema,
y de dotarse de instituciones como medios para alcanzarla.
Para Aristóteles, en consecuencia, todas, absolutamente to-
das, las instituciones son políticas:
• Los humanos, como los animales, se aparean para pro-
crear; sin embargo, sólo aquellos se unen en matrimonio y
establecen familias, donde están perfectamente definidos los
derechos y las obligaciones entre marido y esposa, entre pa-
dres e hijos.
• La libertad y la igualdad entre los miembros de la polis, de
la misma manera, no son valores abstractos sino institucio-
nes que descansan sobre relaciones de propiedad y funciones
sociales perfectamente definidas; de allí que, en la sociedad
griega clásica, los esclavos quedaran fuera de la sociedad po-
lítica, siendo reducidos a objetos de propiedad, en el mismo
rango que las cosas y los animales.
La capacidad de crear instituciones, por tanto, es conside-
rada como el rasgo distintivo del animal político. Ahora bien,
en la perspectiva aristotélica, las instituciones son el resultado
de un proceso natural: el de la libre asociación de los indivi-
duos; en ese sentido, ellas constituyen la esencia misma de
los animales políticos, son una naturaleza social, que los
eleva por encima de la “naturaleza natural” característica
de los animales.
El conjunto de instituciones encuentra su expresión sintéti-
ca en la forma de gobierno instituida por los individuos asocia-
dos libremente. Se trata, por ende, de una forma que preserva
los intereses privados, conjugándolos de manera armónica con
los generales y que adquiere su legitimidad mediante dicha
conjugación.
Con la revelación del Islam, la instauración de la Umma –es
decir de la comunidad islámica- adquiere una connotación
sagrada. La religión revelada establece una unidad indisolu-

47
ble entre lo mundano y lo divino;28 siendo Dios el Creador, su
obra es sagrada, incluidos los individuos, sin importar la reli-
gión a la que se adhieran. En ese sentido, el Islam es una
religión natural y todos los individuos, al nacer, son muslim;
las circunstancias los vuelven paganos, judíos, cristianos o
adherentes a cualquier otra religión.
Ahora bien, el Creador exige la aceptación voluntaria del
individuo de los principios del Islam, mediante la profesión
de fe; una vez formulada ésta, el individuo es reconocido
como parte integrante de la Umma, la que, así, es distinguida
del resto de la humanidad como “la mejor comunidad.”
Sobre estos principios descansan las instituciones islámicas
que rigen la vida individual y social de los miembros de la
Umma.
Para el Islam (como en Aristóteles) el respeto piadoso (cí-
vico) de las instituciones divinas (mundanas) garantiza un
bien supremo; para el Islam, el bien supremo trasciende este
mundo, pues el respeto de las instituciones islámicas garanti-
za el paraíso, después de esta vida. Para el estagirita, siendo
material y moral, el bien supremo es, por esencia, mundano.
Por otra parte, aun cuando la instauración de la Umma de-
pende de un acto voluntario de sus miembros, expresado a
través de la profesión de fe, ella depende, en última instancia,
de la voluntad divina, pues la divinidad deja al libre albedrío
de los individuos adherir o no a la comunidad; una vez hecha
la profesión de fe, el musulmán se obliga a someterse a los
designios del creador. El libre albedrío parecería suprimido,
sin embargo, es mantenido en la medida en que el individuo
28
De la misma manera que en el judaísmo y el cristianismo, el Islam parte de
un principio teológico fundamental: “...Dios es Creador, o si se quiere el
Creador. (...) Reconocer a Dios como creador quiere decir que a Él debe la
vida y la existencia misma, y que sin Él no existiría nada”. (Manuel Ruiz
Figueroa, La religión islámica: una introducción; El Colegio de México, 2002, pp.
35-36).
48
es confrontado en permanencia a la disyuntiva que le aleja o
le mantiene dentro de las normas prescritas por la divinidad.
El sometimiento a la voluntad de Alá determina el ser mu-
sulmán y define las relaciones del musulmán con los otros.
Esa relación, en primera instancia, es doble: por un lado, da
cuenta de los vínculos con otros musulmanes y, por el otro,
contempla los nexos con los no-musulmanes.
La relación musulmán-musulmán descansa sobre la igual-
dad de todos los fieles ante el Creador; esa igualdad está de-
terminada por la profesión de fe, por la práctica de las obliga-
ciones rituales y por la adopción de las normas de conducta
establecidas por la Divinidad; sin tener en cuenta criterios
materiales (raza, status económico o social, nacionalidad de
sus integrantes), la Umma funda su unidad en la relación que
mantiene con el Creador, trascendiendo fronteras y sistemas
políticos; en ese sentido, la naturaleza de la Umma es, como
la de la Divinidad, unitaria.
La difusión de la educación, de los valores sociales y de las
estructuras políticas de las sociedades no musulmanas en la
Umma pone en tensión su unidad básica: por un lado, quienes
son consecuentes con los principios de la religión revelada
tienden a rechazar los elementos exógenos a la misma y a
reivindicar una tradición que, por ser de origen divino, es pe-
renne; éstos suelen ser definidos como fundamentalistas o
integristas; sin embargo, para evitar la carga peyorativa que
los términos conllevan, aquí se prefiere usar el sustantivo “tra-
dicionalista”. Por otra parte, quienes aceptan elementos
socioculturales exógenos tienden a limitar el imperio de la
religión al ámbito estrictamente personal, sometiendo la or-
ganización de la vida social a reglas de manufactura humana;
a éstos, por oposición a los tradicionalistas, en ocasiones se
les ha designado como “modernistas”; no obstante, el binomio
“tradicionalista/modernista” transmite juicios que valoran de

49
manera diametralmente opuesta a cada uno de los factores: el
modernismo es considerado como sinónimo de progreso, de
cambio; el tradicionalismo es equiparado al atraso y al inmo-
vilismo. Con el afán de evitar los esquemas valorativos, el
segundo grupo es designado con el término “no-tradiciona-
lista”.

ISLAMISMO EN EL SUDESTE DE ASIA


A lo largo de este ensayo serán analizadas las condiciones de
desarrollo de algunas de las corrientes islámicas tradicionalis-
tas: el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), el Fren-
te Moro Islámico de Liberación (FMIL) y Abu Sayyaf, en el
caso de las Filipinas. El Gerakan Acheh Merdeka (GAM) y
Jemaah Islamiyah (JI), con su ramificación en Malasia, en el
caso de Indonesia. Asimismo, de manera tangencial se hará
referencia al Partai Islam SeMalaysia (PAS) o a otras formacio-
nes políticas de filiación islámica. Todas esas organizaciones
tienen un rasgo común: aspiran a reconstituir una comunidad
regida por la ley coránica. Nótese bien, los cargos de subver-
sión que les son achacados, tanto por las autoridades nacio-
nales, como por los medios internacionales, apuntan hacia la
“implantación de un Estado islámico”; en el sentido estricto
del Islam, difícilmente se puede establecer un paralelo entre
la comunidad islámica y el Estado, pues, como se ha indica-
do, la primera es concebida como una entidad única, cuya
unidad es garantizada por la voluntad divina; en contraste, el
Estado, en sí mismo, implica una escisión fundamental entre
una esfera privada y una esfera pública que, simplemente, no
tiene cabida en el Islam.
La diferencia entre uno y otro proyecto no es únicamente
conceptual, también es práctica y determina la relación entre
musulmanes tradicionalistas y musulmanes no tradicionalis-

50
tas, como en Malasia e Indonesia. En ambos países, la pobla-
ción musulmana es mayoritaria y el poder político lo ejerce
una elite de origen musulmán. No obstante, en Malasia el
Islam es la religión de Estado, mientras que en Indonesia el
Estado es oficialmente laico, aun cuando descansa sobre una
ideología nacional que exige a los ciudadanos la adscripción a
una religión monoteísta.
En Malasia, la competencia entre la corriente islámica tra-
dicionalista institucional (el PAS) y la elite política musulma-
na no tradicionalista (organizada en la United Malay National
Organization, UMNO) ha empujado a ésta a declarar al país
como un Estado islámico; esa definición, por supuesto, es
rechazada por los tradicionalistas, pero permite entrever la
peculiaridad del conflicto entre dos corrientes islámicas. Cier-
to, las instituciones estatales se rigen por preceptos islámicos,
pero éstos son establecidos de acuerdo con una interpreta-
ción gubernamental de la ley islámica; esa interpretación rige
como norma oficial y quienes se apartan de ella son declara-
dos, como en los casos de Al Ma’unah, del Kumpulan Mujahedin
Malaysia y de Jemaah Islamiyah-Malaysia, “desviacionistas”. Con
el intento de imponer una versión oficial del Islam y de hacer-
la valer a través de las instituciones estatales, el gobierno
malasio rompe con una de las tradiciones fundamentales del
Islam sunita: ante la voluntad divina, no puede haber ningu-
na otra voluntad que se imponga sobre los individuos.
La incomprensión de este principio explica los
malentendidos abundantes en los medios de comunicación
internacionales: el Estado islámico es quizá el equívoco más
grande; pero también lo es calificar a los imam como clerics o
como scholars. En el Islam simplemente no existe una estruc-
tura clerical similar a la de la Iglesia católica; por tanto, el
nombre de cleric es incorrecto a todas luces; por otra parte, es
cierto que los imam son doctos en la ley islámica y que fungen

51
como mentores en las madrazas, pero el término scholar no da
cuenta de las funciones múltiples desempeñadas por ellos:
interpretan y aplican la ley coránica, por lo tanto detentan un
ascendiente moral sobre los individuos comunes y son el ele-
mento social que da cohesión la célula básica de la sociedad
islámica: la comunidad (jemaah), organizada en torno a un
imam; la sociedad islámica, en consecuencia, está compuesta
por el conjunto de esas pequeñas comunidades y es regida
por una suerte de colegio de imam; entre éstos, algunos pue-
den tener mayor preeminencia que otros; esa relación de pre-
eminencia está basada en el conocimiento de la ley y en la
capacidad para aplicarla y no en un principio de autoridad
definido por el lugar ocupado en una nomenclatura. De allí
derivan las fricciones permanentes y las confrontaciones oca-
sionales entre un gobierno, como el malasio, que desea impo-
ner el principio de autoridad en el campo de la religión y las
corrientes tradicionalistas que no aceptan un mecanismo con-
siderado extraño al Islam. En sentido estricto, el calificativo
“desviacionista” convendría más a la elite malayo-musulma-
na que ejerce el poder gubernamental, que a los musulmanes
tradicionalistas.
En Indonesia, la clase política que controla las institucio-
nes gubernamentales es predominantemente musulmana; sin
embargo, desde la declaración de Independencia del país, esa
clase optó por un proyecto gubernamental laico, en aras de
superar una contradicción estructural de la sociedad indonesia:
por un lado, como se ha señalado, cerca del 90% de la pobla-
ción profesa el Islam, factor que garantiza cierta forma de
unidad nacional; por el otro, la composición étnico-cultural
de la población es extremadamente diversificada y torna, en
extremo, frágil la unidad nacional. El binomio homogeneidad
religiosa-heterogeneidad étnica da lugar, por un lado, a formas di-
versas de entender y practicar la religión que hacen vívido y

52
rico al Islam indonesio; por el otro, genera expresiones de
solidaridad islámica que trascienden las diferencias étnicas y
restablece el sentido de comunidad religiosa: las rebeliones
de Darul Islam o las movilizaciones para apoyar material y/o
moralmente a los musulmanes de Maluku (islas Molucas) o
del Medio Oriente, Afganistán, Bosnia y Chechenia están allí
para probarlo; cierto, tales movilizaciones desembocan en
ocasiones en actos de violencia; pero, para el observador ad-
vertido no es posible reprobar a priori tales actos; necesita,
antes que nada, ubicarlos, cada uno, en su contexto corres-
pondiente.
En Indonesia, las relaciones entre musulmanes son todavía
más complejas, pues involucran tres actores genéricos: los
musulmanes tradicionalistas, los musulmanes no tradiciona-
listas y los musulmanes que optaron por el proyecto político
laico.
En el capítulo IV se pone énfasis sobre dos corrientes tradi-
cionalistas de Indonesia, el Gerakan Acheh Merdeka y Jemaah
Islamiyah; sin embargo, la diversidad social del país sirve de
caldo de cultivo para el desarrollo de innumerables corrientes
tradicionalistas que, como las aquí estudiadas, también aspi-
ran a implantar una sociedad islámica.
Entre las corrientes no tradicionalistas destacan las repre-
sentadas por las dos organizaciones islámicas más importan-
tes del país: Nahdlatul Ulama (NU o Despertar de los Ulama)
y Muhammadiyah (Camino de Mohamad); ambas han sancio-
nado la existencia de los poderes políticos seculares tanto
durante los últimos años de vida colonial como a lo largo de
la vida independiente. Reconocen y aceptan, por lo tanto, la
división de la sociedad en las esferas pública y privada, como
condición necesaria para garantizar la existencia del Estado
nacional indonesio y la convivencia de todos los grupos so-
cio-religiosos existentes. Ese reconocimiento y esa acepta-

53
ción, sin embargo, no implican la renuncia al proyecto de ha-
cer de Indonesia una sociedad islámica; simplemente han
optado por una estrategia de cambio por la vía institucional.
En todo caso, el carácter mayoritario de estas corrientes no
tradicionalistas ha permitido, hasta ahora, mantener un equi-
librio socio-político que inhibe la expansión de la influencia
de los tradicionalistas.
Los musulmanes que se pronunciaron a favor del proyecto
político laico fueron considerados por los tradicionalistas y
los no tradicionalistas como aliados contra los comunistas
locales durante los años sesenta. Con el tiempo, la imposi-
ción de sus intereses sobre el conjunto de la sociedad fue
percibida no sólo como una traición sino, también, como una
transformación en enemigos del Islam; se trata de unos ene-
migos que, de manera similar a los malasios, intentan impo-
ner la autoridad de las instituciones gubernamentales sobre
las instancias islámicas tradicionales. Nótese que ha sido uti-
lizada la noción “enemigos del Islam”, empleada por los tra-
dicionalistas para designar a los miembros de la elite política;
la elección del término ha sido cuidadosa: siendo, en princi-
pio, musulmanes, al aplicar medidas consideradas anti-
islámicas, lindarían en la apostasía; ahora bien, la apostasía
es no sólo un pecado mayor sino, también, un acto de auto-
exclusión de la Umma; por consiguiente, el musulmán piadoso
se siente exento de someterse a la autoridad laica y, llevadas las
cosas al extremo, también se siente obligado a combatirla. La
relación tradicionalistas-laicistas es, por lo tanto, extremada-
mente frágil y fuertemente conflictiva; las corrientes islámicas
no tradicionalistas permiten mantener un equilibrio inestable
que, a veces, llega a romperse en algún punto del vasto archi-
piélago indonesio.
Los movimientos islámicos independentistas moros ilustran,
en el caso de las Filipinas, la relación entre musulmanes y no

54
musulmanes, es decir, la relación entre fieles e infieles, en el
marco de una entidad política instituida; más aún se trata de
una relación en la cual los infieles detentan la autoridad polí-
tica y los fieles musulmanes ocupan una situación subordina-
da. Ante una situación semejante, los últimos se ven con-
frontados a las siguientes posibilidades:
• Reconocen la autoridad de los infieles y los ulama, a tra-
vés de una fathwa, deben declarar el territorio nacional propi-
cio para la convivencia de las comunidades islámicas y la so-
ciedad de los infieles. En Indonesia, Nahdlatul Ulama, por
ejemplo, recurrió a este expediente jurídico durante el perío-
do colonial y durante los primeros años de la independencia;
algunos observadores externos han interpretado la obedien-
cia del canon islámico como una actitud oportunista de la
organización, tendiente a permitirle ocupar espacios políti-
cos. Los ulama, sencillamente, actuaron en consecuencia con
los preceptos islámicos.
• Desconocen la autoridad de los infieles y los ulama decla-
ran que el país no es propicio para la convivencia de fieles e
infieles; en esas condiciones, se abren dos opciones:
• La primera impone la obligación de emigrar a un territorio
reconocido como Darul Islam, es decir, tierra del Islam, como
sucedió luego de la división de la India que dio origen a
Pakistán; en cierta forma, la emigración a Malasia de los diri-
gentes de Jemaah Islamiyah también se apega al cumplimiento
de esta obligación.
• La segunda también impone como obligación combatir a
los infieles, para convertir los territorios propios en Darul Is-
lam; el combate, por necesidad, es considerado como una
guerra santa, jihad. Las rebeliones de Aceh, Java del Oeste y
Sulawesi del Sur son expresiones de esta obligación, en el
marco de un Estado dominado por musulmanes laicistas; los
moros del sur de las Filipinas también ilustran el cumplimien-

55
to de esa obligación, pero en el contexto de instituciones po-
líticas dominadas por cristianos.
La adopción de cualquiera de estas posibilidades no depen-
de exclusivamente de la voluntad de los ulamas más influyen-
tes sino de las relaciones entre fieles e infieles. Una actitud
moderada de unos y otros es propicia para la convivencia; las
actitudes agresivas de unos u otros obligan a la emigración o
a la guerra santa. Por lo tanto, fieles e infieles son correspon-
sables de las formas que adoptan las relaciones entre ellos
mismos. Así, el Frente Moro de Liberación Nacional, el Frente
Moro Islámico de Liberación, Abu Sayyaf, el Gerakan Acheh
Merdeka y Jemaah Islamiyah no se explican por un pretendido
fanatismo religioso; más bien, son el resultado de la conjuga-
ción de una comprensión tradicional del Islam y de la con-
ducta hostil de los gobiernos indonesio y filipino29 hacia co-
munidades islámicas que defienden su identidad y que tratan
de vivir de acuerdo con lo estipulado por la religión, como se
verá a lo largo de este trabajo.
La preservación de la comunidad islámica, mediante su
adaptación a un contexto institucional a-islámico o a través
de su afirmación como entidad independiente es, en todos
los casos y en todas las circunstancias, el objetivo último de los
musulmanes, ya sean tradicionalistas o no tradicionalistas. Lo que
diferencia a unos y otros son los medios utilizados para alcanzar el
fin señalado. Las corrientes estudiadas o evocadas en este texto
permiten establecer las diferentes estrategias utilizadas:
• Jemaah Islamiyah ha optado por la organización de peque-
ñas comunidades que, con el tiempo, habrían de extenderse a
todo el organismo social y, de manera pacífica, permitirían

29
Llevada la corresponsabilidad más lejos, debe recordarse que, en las gue-
rras contra los comunistas locales, los gobiernos del sudeste asiático recibie-
ron un fuerte apoyo del estadounidense; éste pasó por alto, casi siempre, los
excesos de sus aliados contra grupos sociales específicos de la población.
56
instaurar una sociedad islámica, no sólo en Indonesia, sino en
el área geográfica alcanzada por la influencia de las jemaah.
• GAM, FMLN, FMIL y Abu Sayyaf, ante la renuencia de
las autoridades nacionales a concederles una autonomía que
permitiese la permanencia de las comunidades musulmanas
dentro del Estado nacional, optaron por la violencia como
medio para alcanzar la independencia política y conciben a
ésta como una precondición necesaria para instaurar la socie-
dad islámica. La guerra, con frecuencia, ha rebasado los lími-
tes de un conflicto civil entre dos bandos militarizados; tanto
los ejércitos nacionales como las fuerzas rebeldes han come-
tido actos de violencia excesiva contra la población civil; los
excesos, a su vez, han contribuido a exacerbar los conflictos
y a llevarlos a situaciones prácticamente sin salida. Una vez
en el impasse, corrientes como Abu Sayyaf han recurrido al
expediente de secuestrar civiles no filipinos, llevando el con-
flicto a una nueva fase que trasciende el ámbito nacional y
que desemboca en el uso de la violencia contra objetivos
indiscriminados, configurando un prototipo del terrorismo is-
lámico.
Entre estos dos extremos, pueden ser ubicadas estrategias
intermedias como las del PAS malasio o de Nahdlatul Ulama
y Muhammadiyah quienes, a través de un cambio institucional,
promovido a través de partidos políticos,30 buscan la instau-
ración de la comunidad islámica.
Teniendo en cuenta estos elementos y que el terror, en el
sentido que se le otorga en el presente trabajo, implica ejecu-
ciones por motivos políticos, resulta difícil calificar a las co-
rrientes islamistas señaladas simplemente como terroristas.
Cierto, en Aceh y en Bangsamoro, los combatientes musulma-
30
Partai Kebangunan Bangsa (PKB o Partido del Despertar Nacional), en el
caso de Nahdlatul Ulama, y Partai Amanat Nasional (PAN o Partido del Man-
dato Nacional), en el de Muhammadiyah.
57
nes han ejecutado civiles considerados cómplices de los go-
biernos centrales; sin duda, han recurrido ocasionalmente a
prácticas terroristas; pero, con frecuencia, ese recurso ha sido
la respuesta a la represión gubernamental sobre la población
civil; por lo tanto, es necesario reconocer que el terrorismo
ocasional de los nacionalistas musulmanes ha tenido como
correlato el terrorismo de Estado; sin embargo, éste ha sido
pasado por alto por quienes dirigen la “cruzada contra el eje
del mal”.
En el caso de Abu Sayyaf, a partir de la embestida guberna-
mental contra el grupo provocada por los secuestros en
Malasia, la situación cambió radicalmente: la relación con-
flictiva entre el gobierno y la guerrilla islamista se crispó al
extremo, llevando la violencia a un nivel superior, en el que
los atentados con explosivos contra objetivos civiles han co-
brado decenas de víctimas o las campañas militares en las
zonas de influencia del grupo islamista se han saldado con
severas pérdidas civiles. Con esto, el grupo rebelde traspasó
la tenue barrera entre la violencia inherente a una confronta-
ción militar y la violencia contra objetivos civiles
indiscriminados, característica del terrorismo sistemático
moderno; el gobierno filipino, a su vez tampoco se ha privado
de utilizar los medios militares tradicionales y las tácticas del
terrorismo de Estado. Se impone, por ende, la necesidad de
encarar este fenómeno, a partir de los hechos fehacientes; a
esta tarea estará abocado lo que sigue.

58
Capítulo II
FILIPINAS:
NACIONALISMO ISLÁMICO Y RADICALISMO ISLAMISTA

Las Filipinas obtuvieron su independencia política en 1946.


Hasta entonces, los musulmanes habían vivido políticamen-
te organizados en sultanatos independientes, localizados en
las islas del sur del archipiélago. Esa independencia, basada
en los órdenes religioso y jurídico islámicos, representa el fun-
damento de una identidad que los diferenciaba y, hasta aho-
ra, los diferencia de la población no musulmana, asentada en
las islas principales. El rechazo de la nacionalidad filipina y la
proclamación como Bangsamoro31 expresa, en esencia, esa iden-
tidad.
Durante los primeros años de la vida independiente, el go-
bierno central estuvo obligado a mantener la unidad política
de una población dispersa en las múltiples islas del archipié-
lago y diferenciada en términos culturales y religiosos. Como
en otras latitudes, el gobierno filipino recurrió al expediente
del desplazamiento de población de las áreas más pobladas a
las menos habitadas.
Las migraciones inducidas por el gobierno provocaron
desequilibrios sociales en las regiones donde se asentaba la
31
Bangsamoro es un nombre acuñado a partir de la raíz malaya bangsa,
nación, y de la española moro, usada para designar a los musulmanes.
población musulmana. Los inmigrantes, primordialmente cris-
tianos provenientes de las islas de Luzón y de Visayas, goza-
ron del apoyo económico y político gubernamental; con el
tiempo, formaron una elite que desplazó a los grupos sociales
autóctonos que controlaban la economía y la política locales.
Considerando inevitable la influencia del gobierno central,
algunos miembros de esos grupos optaron por aceptar las
decisiones tomadas en Manila y por sacar el mayor provecho
posible de ellas. Andando el tiempo, ellos serían considerados
corresponsables del atraso económico y social del pueblo moro: la
incidencia del analfabetismo y de la pobreza era alta, comparada
con las regiones más favorecidas pobladas por no musulmanes.
Excesos como el asesinato de reclutas musulmanes (perpetra-
do por las autoridades militares, en marzo de 1968),32 los moti-
nes raciales de finales de los 60 (en los cuales militares y policías
ayudaron a los inmigrantes no musulmanes a masacrar la pobla-
ción local musulmana) y las elecciones de noviembre de 1971
(utilizadas por el gobierno central para imponer no musulmanes
en las instancias políticas provinciales y municipales)33 apresura-
ron el surgimiento de los primeros oponentes al gobierno de Manila
y el apoyo popular a esos nuevos dirigentes.

FMLN Y FMIL : DOS CORRIENTES DEL NACIONALISMO


ISLÁMICO

El juego de fuerzas instaurado por la violencia interétnica


degeneró rápidamente en la militarización del conflicto: a partir
32
En efecto, el ejército formaba un grupo militar especializado en la
contrainsurgencia; el campo de entrenamiento estaba ubicado en la isla de
Corregidor, en las afueras de la Bahía de Manila. Como medidas disciplina-
rias excesivas, los oficiales asesinaron entre 28 y 64 reclutas musulmanes, a
finales de marzo de 1968.
33
Christos Iacovou: From MNLF to Abu Sayyaf: The radicalization of Islam in
the Philippines; Institute of Defense Analysis, Grecia, 11 de julio de 2000.

60
de 1969, los inmigrantes no musulmanes, solapados por las
autoridades centrales, organizaron partidas paramilitares. Al-
gunos miembros de la aristocracia musulmana, como Salamat
Hashim, se radicalizaron y, utilizando sus conexiones políti-
cas internacionales organizaron, con el auxilio de Tun Mustafá,
gobernador del estado malasio de Sabah, el entrenamiento de
grupos de jóvenes moros, para la guerra de guerrillas en terri-
torio malasio, durante 1970.34 Entre los reclutas figuraba Nur
Misuari, profesor de la Universidad de Filipinas; durante el
retiro en Sabah, los reclutas se abocaron a organizar la direc-
ción central de lo que más tarde sería anunciado públicamen-
te como el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN).
Luego de los primeros enfrentamientos de los guerrilleros
musulmanes con tropas regulares y paramilitares, el gobierno
de Ferdinand Marcos decretó, en septiembre de 1972, el esta-
do de emergencia en las regiones más beligerantes. Lejos de
apaciguar los ánimos, la medida gubernamental llevó el con-
flicto a un nivel superior: los musulmanes se rebelaron abier-
tamente y sus representantes más radicalizados formularon
las primeras demandas a favor de la autodeterminación y la
independencia.
El FMLN, conformado por militantes provenientes de di-
ferentes regiones del sur de las Filipinas y de diversos grupos
étnicos, se destacó en la rebelión y, a través de Nur Misuari,
definió las grandes líneas del proyecto político del FMLN:
“sólo a través de un Estado libre e independiente, los musul-
manes podrán liberarse a sí mismos de los dirigentes corruptos
y poner en práctica las instituciones islámicas”.35 Dicho pro-
yecto descansaba sobre la Bangsamoro, organizada bajo la for-
ma de una república.

34
Fuente: Página oficial del Moro Islamic Liberation Front, http://
www.lewaran.com/pages/history.htm/
35
Christos Iacovou, Op. cit.
61
Los enfrentamientos armados tuvieron un fuerte saldo
cruento, desfavorable para el movimiento independentista;
eso propició la intervención de las organizaciones islámicas
internacionales, como la Organización de la Conferencia
Islámica (OCI), agrupación de los gobiernos que se recono-
cen a sí mismos como islámicos. La mediación de la comuni-
dad islámica internacional propició, en diciembre de 1976, el
Acuerdo de Trípoli, firmado por el gobierno de Marcos y el
FMLN, para cesar las hostilidades y para garantizar la auto-
nomía política de las 13 provincias donde radica la mayoría
de la población musulmana.
En la medida en que la dirección del FMLN se esforzó en
contemporizar con el gobierno central, sustituyó la demanda
de un Estado islámico independiente por la autonomía, pero
jamás abandonó la aplicación del Islam en la vida social de la
región autónoma. Así, mientras que los parágrafos 1 y 2 del
Acuerdo de Trípoli especifican que la política exterior y la
defensa nacional son del dominio exclusivo del gobierno cen-
tral, en los párrafos subsecuentes estipula:

“3. En las áreas de la autonomía, los musulmanes de-


berán tener el derecho de establecer sus propias cortes,
las cuales implementen las leyes islámicas de la Sharia.
Los musulmanes deben ser representados en todas las
cortes, incluida la Suprema Corte...
“4. Las autoridades de la autonomía, en el sur de las
Filipinas, deberán tener el derecho de organizar escue-
las, colegios y universidades...
“5. Los musulmanes deberán tener su propio sistema
administrativo, de acuerdo con los objetivos de la au-
tonomía y de sus instituciones.
“6. Las autoridades de la autonomía en el sur de las
Filipinas deberán tener su propio sistema financiero y
económico...

62
“7. Las autoridades de la autonomía en el sur de las
Filipinas deberán gozar del derecho de representación
y participación en el Gobierno Central y en todos los
otros órganos del Estado...
“8. Fuerzas Especiales de Seguridad Regional serán or-
ganizadas en el área de la autonomía para los musulma-
nes, en el sur de las Filipinas.
“9. Una Asamblea Legislativa y un Consejo Ejecutivo
deberá ser formado en las áreas de la autonomía para
los musulmanes...”36

Con el Acuerdo de Trípoli y el apoyo oficial de los gobiernos


islámicos, el FMLN se convirtió en el interlocutor privilegia-
do de los actores, domésticos e internacionales, involucrados
en el conflicto moros/gobierno. El ascendiente político del
FMLN, encabezado por Misuari, despertó el recelo de los mo-
ros aristócratas, quienes se apresuraron a crear la Organiza-
ción para la Liberación de Bangsamoro (OLBM); entre los
promotores, figuraban Rashid Lucman (sultán de la provincia
de Lanao y miembro del parlamento filipino) y Salipada
Pendatum (ex parlamentario, miembro de la aristocracia de la
provincia de Cotabato y tío de Salamat Hashim).
Respaldándose en la supremacía tradicional de los aristó-
cratas sobre los plebeyos musulmanes, los dirigentes de la
OLBM reclamaban para sí mismos el derecho de encabezar
la lucha por la independencia. La disputa entre los dirigentes
de la OLBM y los del FMLN llevó a la división del segundo
en dos agrupaciones diferentes: Salamat Hashim, vicepresi-
dente del Comité Central del Frente, acusó a Misuari de iz-
quierdismo, de abandonar el carácter colegiado de la direc-
ción del frente y de pactar con el gobierno un acuerdo basado

36
1976 Trípoli Agreement. El acuerdo empieza con la frase ritual islámica:
“En Nombre de Dios, el Omnipotente, el Misericordioso”.

63
en el abandono de la lucha por la independencia y por el esta-
blecimiento de un Estado islámico.37
Las diferencias políticas, religiosas y de clase entre Hashim
y Misuari, orillaron al primero, en diciembre de 1977, a rom-
per con el FMLN y fundar el Frente Moro Islámico de Libera-
ción (FMIL).
La división de los representantes moros fue aprovechada
por el gobierno de Marcos para eludir el cumplimiento del
Acuerdo de Trípoli y para mantener la represión contra los
movimientos independentistas. La instauración de la Repú-
blica Islámica en Irán modificó las relaciones de fuerza entre
las facciones independentistas y el gobierno filipino. En efec-
to, Khomeini, personal y abiertamente, respaldó al FMLN,
indicando que “la victoria de la Revolución Islámica en Irán
no será completa hasta que los musulmanes de Bangsamoro
alcancen la victoria”.38 El respaldo iraní se tradujo, en la prác-
tica, en un embargo de las exportaciones de petróleo destina-
das a las Filipinas y en el reconocimiento del FMLN como
representante auténtico del pueblo moro.
Luego de la caída del gobierno de Ferdinand Marcos, en
1985, el gobierno central siguió practicando una política hos-
til a los independentistas; éstos, por su parte, al mismo tiem-
po que mantenían la lucha armada, empezaron a establecer
organizaciones populares de respaldo político. La negativa
gubernamental para poner en práctica el Acuerdo de Trípoli
justificó el giro político del MNLF para dar marcha atrás en la
aceptación de la autonomía regional y volver a acuñar la de-
manda de independencia política.
En esas condiciones, la confrontación moros
independentistas/gobierno se mantuvo larvada hasta 1996,
cuando el FMLN y el gobierno central firmaron el 1996 Peace
37
Idem.
38
Idem.

64
Agreement with the Moro National Liberation Front. Este nuevo
acuerdo fue el resultado de negociaciones difíciles, reanuda-
das en 1992 y plasmadas en las declaraciones de entendi-
miento (Statement of Understanding) firmadas en Trípoli (Libia,
3 de octubre de 1992), Cipanas (Java del Oeste, Indonesia,
14 de abril de 1993), que tuvieron como eje central las moda-
lidades de la implementación del Acuerdo de Trípoli.39
Luego de esos primeros contactos, un comité mixto se en-
cargó de realizar el grueso del trabajo sobre los tópicos contro-
vertidos del Acuerdo, a lo largo de nueve rondas de discusión,
efectuadas en Filipinas e Indonesia. Con el camino desbrozado
por el comité, ambos contrincantes sostuvieron cuatro rondas
de negociaciones en Yakarta (Indonesia, 25 de octubre-7 de
noviembre de 1993, 1-5 de noviembre de 1994, 27 de no-
viembre-1 de diciembre de 1995, 9 de agosto de 1996), las
que desembocaron, el 2 de septiembre de 1996, en la firma
del Acuerdo de Paz de 1996.40
En términos generales, el nuevo acuerdo contemplaba dos
fases para poner en práctica la autonomía de la bangsamoro. La
primera duraría tres años, contados a partir de la fecha en que
fue firmado el Acuerdo de Paz; mediante un decreto presi-
dencial (executive order) se establecería la Zona Especial de
Paz y Desarrollo (ZEPD), el Consejo del Sur de las Filipinas
para la Paz y el Desarrollo (CSFPD) y la Asamblea Consulti-
va de la futura región autónoma; también empezaría la fusión
de los combatientes del FMLN con las Fuerzas Armadas y la
Policía Nacional de las Filipinas.
La segunda fase empezaría en septiembre de 1999; durante
ésta, el Congreso filipino debería revisar la Ley Orgánica RA
6734 sobre la Región Autónoma del Mindanao Musulmán

39
Preámbulo del 1996 Peace agreement with the Moro National Liberation Front.
40
Idem.

65
(RAMM); después de revisada, la ley sería presentada a los
habitantes de las áreas interesadas para que, mediante plebis-
cito, determinaran el establecimiento del nuevo gobierno au-
tónomo y los límites específicos del área autónoma.41
El trabajo político diplomático del FMLN, de nueva cuen-
ta, se saldó con un reforzamiento de su ascendiente político y
con una nueva fractura del Frente.

ABU SAYYAF Y EL EXTREMISMO ISLÁMICO

Los cambios en mundo islámico volvieron a influir en la evo-


lución de los movimientos independentistas moros. La guerra
contra la ocupación soviética de Afganistán atrajo comba-
tientes musulmanes de todos los confines del planeta; los
moros no fueron la excepción y también participaron en la
jihad afgana.
Después del 11 de septiembre de 2001, algunos autores se
esfuerzan en sostener que gente como Abdurajak Janjalani,
miembro del FMLN y fundador de Abu Sayyaf,42 aprovechó la
estancia en Afganistán para establecer nexos con otras orga-
nizaciones participantes en la guerra contra los soviéticos.
Incluso, se llega a insinuar que un prominente hombre de ne-
gocios saudita, llamado Jamal Khalifa, se convirtió en el prin-
cipal respaldo financiero de Janjalani, para crear Abu Sayyaf.43
Los hechos, sin embargo, apuntan en otra dirección, pues,
hasta antes del raid en la isla de Sipadan, en abril de 2000, las
fuentes de inteligencia filipinas afirmaban que la fuerza del

41
“I. Implementing structure and mechanism of this agreement”, en: 1996
Peace agreement with the Moro National Liberation Front.
42
En árabe: “Los portadores de la espada”.
43
Véase por ejemplo el informe titulado: Rebel and separatist groups of the
southern Philippines, en: http://www.seasite.niu.edu/Tagalog/Modules/
Modules/Separatist_Groups/rebel_and_separatist_groups.htm

66
grupo se limitaba a escasos 200 hombres mal armados y 600
simpatizantes. Si los recursos financieros hubieran fluido con
cierta liberalidad, el número de hombres armados hubiera sido
mayor y la calidad del armamento sería mejor. Por supuesto,
los nexos con otras organizaciones islamistas de otros países
no están excluidos, pero ellos no son razón suficiente para afir-
mar categóricamente el financiamiento externo de Abu Sayyaf.
En 1991, cuando el FMLN y el gobierno volvían a tantear
el terreno para reanudar las negociaciones para la pacifica-
ción de bangsamoro, Janjalani, como antes los fundadores del
FMIL, tomó distancia de la dirección del Frente, acusándola
de haber abandonado la lucha por la independencia y por el
establecimiento de un Estado islámico. Reivindicando la in-
dependencia y el Estado islámico, Abu Sayyaf volvía a los
orígenes del FMLN y se ubicaba en el mismo plano que el
FMIL; en esa perspectiva resultan, por lo menos, extraños
comentarios como el siguiente:

El surgimiento de Abu Sayyaf es indicativo de un giro


importante dentro del movimiento nacionalista musul-
mán de las Filipinas. Representa un proceso hacia la
islamización de la identidad de los moros y la
formalización de la tendencia islámica ya existente den-
tro del FMLN.44

Como se ha visto, para los fundadores del FMLN la identidad


de los moros se basa en el Islam, considerado como el factor
que los diferencia religiosa y socialmente de los filipinos,
cristianos o infieles, desde el punto de vista de los moros. El
FMIL lleva la reivindicación del Islam hasta incluirlo en su
propio nombre y Abu Sayyaf no queda detrás de sus contra-
partes. Por eso no se puede considerar la reivindicación del
Islam, por parte de Abu Sayyaf, como “un giro dentro del
44
Christos Iacovou, Op. cit.
67
movimiento nacionalista musulmán”, ni como expresión de
“un proceso hacia la islamización de la identidad de los moros”.
Para las tres organizaciones (FMLN, FMIL y Abu Sayyaf) el
mantenimiento de la identidad islámica del pueblo moro es el
leit motiv de su existencia. Las tres han recurrido a la violencia
como medio para preservar la identidad y para dirimir sus
diferencias con el gobierno central. Las divergencias, por lo
tanto, no son religiosas sino políticas: el FMLN ha optado
por la autonomía negociada con el gobierno central; el FMIL
y Abu Sayyaf prefieren la independencia política.
Si bien es cierto que las tres organizaciones escogieron la
violencia como medio para alcanzar sus objetivos, también
es necesario subrayar que existe una diferencia esencial entre
los blancos de dicha violencia. Para el FMLN y FMIL, los
enemigos a vencer eran tanto las fuerzas regulares del ejérci-
to filipino como los grupos paramilitares apoyados por el go-
bierno central; en contraste, Abu Sayyaf optó por objetivos
civiles:
En 1991, la presentación pública del grupo fue realizada
mediante un ataque con granada, cuyo saldo fue dos extran-
jeras muertas.
En 1992, una librería flotante, anclada en el puerto de la ciu-
dad de Zamboanga y administrada por misioneros cristianos, fue
atacada con una bomba. Atentados similares fueron perpetrados
en contra del aeropuerto y de iglesias católicas locales.
En 1993, la catedral de Davo City también fue atacada con
una bomba. Charles Walton, de 61 años e investigador del
tristemente célebre Instituto Lingüístico de Verano, fue se-
cuestrado y liberado después de 23 días de cautiverio.
En 1994, las víctimas de los secuestros fueron tres monjas
y un sacerdote españoles.
En 1995, dos hongkoneses, un malasio y una anciana
taiwanesa fueron privados de la libertad. El mismo año, en el

68
centro de la ciudad de Ipil, Mindanao, el grupo organizó un
raid que tuvo como saldo 53 muertos, entre militares y civi-
les.45
Durante la segunda mitad de los 90, los secuestros y aten-
tados siguieron marcando las actividades del grupo islamista
y ocupaban las páginas de los diarios locales filipinos. Los
medios internacionales les prestaban atención generalmente
cuando las víctimas eran extranjeros. La nueva ola de atenta-
dos provocada por Abu Sayyaf era vista como un problema
interno, derivado de la incapacidad del gobierno filipino para
estabilizar un país sometido a una violencia endémica.
La actitud de los medios internacionales cambió radical-
mente en abril de 2000: Abu Sayyaf sorprendió al mundo al
secuestrar a 21 turistas y trabajadores del centro turístico de
la isla de Sipadan, perteneciente al estado malasio de Sabah,
en Borneo. Luego del raid en territorio malasio, los rehenes
fueron trasladados a la isla de Jolo, en el sur de Filipinas,
reducto de los secuestradores.
Por primera vez, un acto de un grupo islamista trascendía
las fronteras filipinas: era el primer paso hacia la regionalización
de una confrontación hasta entonces marcada por un carác-
ter doméstico.
Hasta la primera semana de junio, los secuestradores esta-
blecieron las condiciones para liberar a los rehenes: exigían
un millón de dólares por cada uno de ellos. El portavoz del
grupo no precisaba quién debía pagar los rescates, pero se
esperaba que fueran los gobiernos de los países a los que per-
tenecían los rehenes. A pesar de que el gobierno filipino man-
tiene una política oficial de no ceder al chantaje económico
de los secuestradores, el Ministro de Asuntos Exteriores,

45
Fuente: Al-Harakatul Islamia: Abu Sayyaf Group; http://www.ict.org.il/
inter_ter/orgdet.cfm?orgid=3

69
Domingo Siazon, indicó que Manila no se opondría al pago
de los rescates, con tal de salvar la vida de los secuestrados.46
Las informaciones sobre las condiciones y las cantidades
pagadas para liberar a los cautivos son poco claras. Las fuen-
tes filipinas señalan que, para el 7 de agosto de 2000, el gru-
po islamista ya había recibido 5.5 millones de dólares (245
millones de pesos filipinos).47
El 5 de agosto, el periódico libanés Al-Nahar anunció que
el gobierno de Libia estaba dispuesto a fungir como interme-
diario para negociar la liberación de los rehenes, mediante el
pago de 25 millones de dólares. Seif Al-Islam, hijo de
Mohamad Kaddafi, era señalado como el encargado de la
negociación.48 Sin embargo, fue otro funcionario libio quien,
a través de la embajada de Líbano en Tokio, anunció que el
gobierno libio estaba dispuesto a pagar un millón de dólares
por la liberación inmediata de Marie Moarbes, ciudadana fran-
co-libanesa, y a negociar el pago de otros 24 millones de dó-
lares por la libertad de los rehenes restantes.49
El periódico francés Le Canard Enchainé señaló que “Yves
Aubin de la Messuzière, director de los Asuntos de Africa del
Norte y Medio Oriente, del ministerio francés de asuntos ex-
teriores, visitó Trípoli a principios de agosto para negociar los
términos de la ayuda libia para liberar a Sonia Wendling y
Stéphane Loisy. En principio, (el funcionario francés) estaba
autorizado para decir que esa ayuda sería retribuida con ‘un
fuerte gesto político.’ El informe (del periódico) afirmaba que
este gesto podría tomar la forma de una invitación oficial
para que Kaddafi asistiera, en junio, a una reunión cumbre en
46
Yael Sahar: Libya and the Jolo hostages: seeking a new image or polishing the old
one?; ICT Organization, 20 agosto de 2000.
47
Testimonio del Jefe de las Fuerzas Armadas Filipinas, General Angelo
Reyes; The Manila Times, 7 de agosto de 2000.
48
Citado por Yael Sahar, Op. cit.
49
Idem.
70
Marsella, así como la asistencia francesa para levantar las san-
ciones de las Naciones Unidas contra Libia”.50
Más allá de las motivaciones del gobierno libio, de las can-
tidades pagadas por la liberación de los rehenes y del origen
del dinero pagado, la disponibilidad de recursos financieros
abundantes cambió radicalmente las condiciones de implan-
tación del grupo islamista: antes del golpe en Sipadan, las
agencias de contrainsurgencia evaluaban en no más de 200
hombres armados y 600 simpatizantes las fuerzas de Abu
Sayyaf; con la publicidad y el dinero abundantes, para agosto
del 2000, el coronel Romeo Tolentino, jefe de operaciones en
Jolo, señalaba que el número de reclutas podía haber aumen-
tado hasta tres mil hombres, la mayoría de ellos dotados con
armamento nuevo y con retribuciones económicas notables
para las condiciones de pobreza que privan en el reducto del
grupo guerrillero.
Por si fuera poco, una de las “condiciones” negociadas por
los mediadores libios consistía en que parte del rescate sería
destinada a “obras de carácter social”. Ya sea a través de la
distribución directa o indirecta de dinero o mediante la dota-
ción de servicios sociales, la población de Jolo se habría be-
neficiado del golpe audaz de Abu Sayyaf, restaurando la ima-
gen del grupo, a la manera de los narcos mexicanos en los
poblados que ellos controlan.

LA NUEVA RELACIÓN DE FUERZAS EN EL TERRITORIO


BANGSAMORO
La ofensiva del ejército filipino contra Abu Sayyaf comenzó
desde el momento en que fueron liberados los últimos rehe-
nes. La represión amenazaba con hacer tabla rasa de las for-
maciones políticas representantes del pueblo moro y con
50
Idem.
71
pasar por alto los acuerdos políticos logrados, en 1996, entre
el gobierno y el FMLN. Gracias a ellos, los dirigentes del Frente
ocupan cargos institucionales importantes: luego de la elec-
ción de autoridades de la Región Autónoma del Mindanao
Musulmán (RAMM), prevista por el acuerdo de 1996, Misuari
fue electo gobernador de la RAMM y nombrado Presidente del
Consejo para la Paz y el Desarrollo del Sur de las Filipinas.
Por otra parte, la represión gubernamental también parece
haber pesado para orillar al FMIL a buscar un entendimiento
con el gobierno central. Así, del 22 al 25 de junio de 2001, los
promotores de las negociaciones entre el gobierno filipino y
el FMLN lograron sentar en la mesa de negociaciones a una
delegación gubernamental encabezada por el vicepresidente
y por el ministro de relaciones exteriores y a una delegación
del FMIL dirigida por Mohamad Murad, uno de los principa-
les mandos militares.
De acuerdo con las fuentes oficiales libias, las negociacio-
nes se concentraron sobre cuatro puntos principales:
• Una declaración conjunta para cesar las hostilidades
militares y para establecer un comité tripartita formado
por libios, indonesios y malasios, para supervisar el cese
del fuego.
• Las leyes de autogobierno para el sur de las Filipinas.
• La definición de proyectos de desarrollo financiados
por el gobierno central, en beneficio de la región de los
moros.
• La adhesión del FMIL a los acuerdos de Trípoli de
1996, firmados por el gobierno y el FMLN.51
El primer acercamiento desembocó rápidamente en un
acuerdo para cesar las hostilidades militares, firmado por la
51
Arabic News.com: Manila, Moro Front start peace tlaks in Tripoli under
Al-Qaddafi’s auspices; 22 de junio de 2001. http://arabicnews.com/ansub/
Daily/Day/010622/2001062204.html
72
presidenta Macapagal-Arroyo y por Mohamad Murad, el 7 de
agosto de 2001, ante Mohamad Mahathir, primer ministro de
Malasia, como testigo. El acuerdo incluía una cláusula sobre
la reunificación del FMLN y del FMIL.
El siguiente paso fue dado, el 31 de octubre de 2001, por
los dos frentes que se disputan la representación política de
bangsa moro. En la localidad de Sultán Kudarat (provincia
de Manguindanao), delegaciones de alto nivel de ambas orga-
nizaciones se reunieron para negociar la reunificación.
Randolph Parcasio, lugarteniente de Misuari, señaló que “la
reunión produjo entendimiento y cooperación que agilizará
la solución del problema en Mindanao”; sin embargo, subra-
yó que la reunificación “no significa necesariamente la fusión
de las fuerzas armadas del FMIL y del FMLN”.52
En el nuevo contexto, el FMLN y el FMIL se vieron obliga-
dos a deslindarse de Abu Sayyaf. La segunda organización
llevó la demarcación hasta el extremo de hacer pública una
declaración firmada por Salamat Hashim y Mohammad Amin,
respectivamente Presidente y Secretario del Comité Central,
en la cual se afirmaba:

...Se resuelve unánimemente, que el Frente Moro Islá-


mico de Liberación reitera su política de condenar fuerte
y permanentemente todas las actividades de secuestro
con el fin de obtener rescates, en Mindanao y las islas
de Sulu, Tawi-Tawi, Basilan; por lo tanto, el comité
central del FMIL ordena a sus combatientes por la li-
bertad, incluidos los de las Fuerzas Armadas Islámicas
de Bangsamoro, arrestar y poner en práctica acciones
drásticas contra los perpetradores de esos odiosos

52
Inquirer News Service: Nur Misuari drawn to pact with Moro Islamic Liberation
Front; 31 octubre 2001; http://www.inq7.net/reg/2001/oct/31/text/reg_1-
1-p.htm

73
crímenes, hasta que estas actividades criminales termi-
nen en las áreas del FMIL.53

Por ahora, Abu Sayyaf ha sido aislado políticamente y sitiado


militarmente. En esa situación, el grupo radical parece haber
optado por utilizar de manera sistemática los atentados terro-
ristas. Su situación de desventaja podría llevar a su aniquila-
miento total e inmediato. Sin embargo, la desaparición del
grupo en modo alguno garantiza la solución de los problemas
que aquejan a la bangsamoro y al Estado filipino; la supera-
ción del atraso económico y social prevaleciente entre los
moros, así como el respeto pleno de la autonomía política y
administrativa serán, con el tiempo, las únicas garantías para
evitar el desarrollo de corrientes extremistas de cualquier se-
llo ideológico, político o religioso.

53
Comité Central del FMIL: Resolution to reiterate MILF policy strongly
and continously condemning all kidnap-for-ransom activities in Mindanao
and everywhere, and to take drastic action against the perpetrators of this
heinou crime in all MILF areas, 26 de febrero de 2002. http://
www.cyberdyaryo.com/statements/st2002_0311_01.htm
74
Capítulo III
MALASIA:
¿AMENAZAS ISLAMISTAS O INTOXICACIÓN
INFORMATIVA?

El sistema político malasio está basado en una federación de


estados, regidos por una monarquía constitucional; su terri-
torio nacional está compuesto por dos grandes áreas. La pri-
mera corresponde a la península de malaya, donde se locali-
zan 12 entidades federativas: el territorio federal de Kuala
Lumpur, los estados de Penang y Melaka, así como nueve
sultanatos (Johor, Kedah, Kelantan, Negeri Sembilan, Pahang,
Perlis, Perak, Selangor y Terengganu). La segunda área se
encuentra en la isla de Borneo y corresponde a los estados de
Sabah y Sarawak.
Como se ha señalado, la población de Malasia se estima en
22.7 millones de habitantes, de los cuales el 59.0% profesa el
Islam. En términos étnicos, los musulmanes malasios son,
sobre todo, malayos; por tanto, éstos predominan en la penín-
sula que recibe el nombre de ellos. En términos generales, los
malayos musulmanes representan una mayoría, relativa o ab-
soluta, en los estados del norte (Perlis, Kedah y Kelantan) y
en los costeros del Golfo de Tailandia (Terengganu y Pahang).
En los estados de la costa del estrecho de Melaka (Penang,
Perak, Selangor, Negeri Sembilan, Melaka y Johor), así como
en el territorio federal de Kuala Lumpur, los malayos convi-
ven con malasios de origen chino y tamil. En los estados de la
isla de Borneo, la población aborigen está compuesta por una
gran variedad de grupos étnicos locales; sin embargo, el go-
bierno malasio ha optado por promover un programa de mi-
gración que ha provocado cambios sociales sustanciales en
Sabah y Sarawak. De cualquier forma, en el caso de Malasia,
cuando se habla del Islam, o de los malayos, se debe entender
que la referencia geográfica implícita es la península de Malaya.
Pese a ello, el Islam es un factor de importancia nacional,
pues la clase política malaya (asociada en la United Malay
National Organisation o UMNO) ha controlado el gobierno
desde la independencia, en 1957, y declarado al Islam como
religión de Estado. El reconocimiento oficial del Islam como
tal ha provocado en reiteradas ocasiones una competencia
entre el gobierno y corrientes islámicas tradicionalistas, por
la islamización del Estado. En la elección general de 1999,
esa competencia se saldó con el reforzamiento electoral del
Parti Islam SeMalaysia (PAS o Partido Islámico de la Malasia
Unitaria) y un retroceso de la UMNO.
El descalabro electoral del partido oficial malayo tensó sus
relaciones con la oposición islámica institucional y obligó al
gobierno a iniciar una campaña para exhibir los movimientos
“desviacionistas”, incluido el PAS. Esa campaña sirvió de
marco para el desarrollo de acontecimientos como el asalto a
un cuartel, organizado por un grupo religioso, práctica de
artes marciales, y la detención de supuestos militantes
islamistas dispuestos a establecer, por las armas, un Esta-
do islámico.

EL EXTRAÑO CASO DE AL MA’UNAH


El 2 de julio de 2000, pretextando una revisión rutinaria del
cuartel de Grik (Perak), un comando de 15 hombres, vesti-

76
dos y armados como militares, sustrajeron, de acuerdo con
los informes oficiales, “100 rifles de asalto [un número in-
definido de] lanza-rockets y ametralladoras ligeras”.54 Los
informes noticiosos también daban cuenta de “miles de
cargadores”. Siempre de acuerdo con las fuentes oficiales,
el comando utilizó tres jeeps modelo “Pajero” [los cuales son
apenas un poco más grandes que las pequeñas camionetas
“Tracker” de la General Motors] para trasladarse y escapar,
junto con el arsenal sustraído.
El campamento del comando fue “descubierto casualmen-
te” por un campesino, quien notificó a las autoridades. Éstas
se apresuraron a enviar cuatro negociadores, quienes fueron
hechos rehenes por los rebeldes que se negaron a cualquier
transacción. Las autoridades, en consecuencia, se vieron obli-
gadas a intervenir militarmente y, el 6 de julio, 2,000 soldados
lograron someterlos, arrestando a 24 personas y descubriendo
que dos de los cuatro rehenes habían sido liquidados.55 Más
tarde, la cifra total de arrestados aumentaría hasta 29. Las au-
toridades se apresuraron a afirmar que los detenidos pertene-
cían a Al Ma’unah y que su objetivo era derrocar al gobierno.
Hasta ahora, el grupo Al Ma’unah mantiene una página en
internet.56 Se trata de una organización que en septiembre de
1998 fue reconocida como No Gubernamental por las autori-
dades malasias. Asegura tener alrededor de mil adherentes en
Malasia, Brunei, Singapur, Egipto y Saudí Arabia. La agrupa-
ción pretende seguir las enseñanzas del Corán y de Amin
Razali, quien estudió ciencias paranormales en Indonesia;
asímismo, “es una organización involucrada en la enseñanza
de las artes marciales, particularmente el desarrollo del poder

54
Zhihui.com.cn: 24 arrested in malaysian cult sweep, 10 de julio de 2001. http:/
/www.zhihui.com.cn/storydb/cults/0710.htm
55
Idem.
56
Véase: http://al_maunah.tripod.com/
77
interno personal, y la práctica de la medicina islámica tradi-
cional”.57 Los objetivos de la organización son:

“a. Promover una relación positiva y construir un sen-


tido de hermandad entre todos los musulmanes y la hu-
manidad.
“b. Hacer respetables las artes marciales islámicas en la
región y en el mundo.
“c. Realizar trabajo social voluntario y asistir a los se-
mejantes donde sea posible.
“d. Mantener la dignidad personal y defender el respeto
del pueblo malayo y la religión islámica.
“e. Proteger la propiedad personal, especialmente la
familia y la sociedad en general”.58

El entrenamiento en artes marciales consistiría en el aprendi-


zaje y en la práctica de ejercicios calisténicos y respiratorios,
que permitirían energizar una fuerza vital interna, la cual, se
supone, duerme dentro del cuerpo humano. Junto con la dis-
ciplina física, el socio del grupo también está obligado a me-
jorar su propia espiritualidad: debe adherir a los cinco pilares
del Islam y cantar el zikr, sobre todo después de la oración
nocturna. La fuerza interna es considerada un poder capaz de
lanzar por los aires a un oponente y neutralizarlo. La fuente
de ese poder sería un punto situado a unos cinco centímetros
debajo del ombligo y la energía sería activada por Amin Razali,
al aceptarse la membrecía de una persona.59
Por más extraño que sea el perfil de la organización, en su
página de internet no existe ningún indicio de motivaciones
políticas. De allí que la insistencia del gobierno malasio de
vincular Al Ma’unah a una conspiración tendiente a derrocar
a Mohamad Mahathir haya sorprendido a todo el mundo.
57
Idem.
58
Idem.
59
Idem.

78
Los informes oficiales señalan que, una vez substraídas las
armas, el comando se dividió en dos: un grupo se dirigió ha-
cia Kuala Lumpur y, luego de recorrer 350 kms., atacó una
fábrica de cerveza y un templo hindú, lanzando granadas;60 el
otro grupo se refugió en la selva y, a través de un emisor
militar de radio, conminó al primer ministro a dimitir.61 A pesar
del énfasis puesto sobre este último punto, la acusación principal
contra los 29 detenidos no fue el supuesto complot para derro-
car al gobierno, sino “hacer la guerra contra el Yang di Pertuan
Agong”, el sultán que ejerce rotativamente el cargo de rey y, por
ende, de jefe del Estado. El cambio podría explicarse porque la
guerra contra el rey se castiga con muerte o con prisión perpetua.
Durante el juicio, diez de los detenidos se declararon culpa-
bles de “preparar la guerra contra el rey” y fueron castigados
con diez años de prisión; luego de apelar el veredicto, dos
obtuvieron una reducción de la pena a siete años.
Los 19 detenidos restantes fueron declarados culpables de
hacer la guerra contra el rey y, el 27 de diciembre de 2001,
Mohamad Amin Mohamad Razali (considerado el jefe del gru-
po), Zahit Muslim y Jamaludin Darus fueron sentenciados a
muerte; los dieciséis restantes fueron castigados con cadena
perpetua. La agencia Reuters señaló:

Durante el juicio de 125 días, sólo un testigo de la de-


fensa fue llamado, pero varios de los acusados se vol-
vieron contra su líder, Amin, acusándolo de engañarlos
o coercionarlos para seguir sus órdenes y hacer la jihad,
o guerra santa.
60
Propósitos expresados por Mohamad Mahathir, en una entrevista televisiva
tres semanas después del asalto al cuartel. Informe del corresponsal del
periódico Crescent Interntational: Few fooled by Mahathir’s efforts to blame
arms and hostage drama on Islamic party, 1-15 de agosto de 2000.
http://www.muslimedia.com/archives/sea00/mahadrama.htm
61
Court convicts islamic cult members of treason; http://www.terrorism.co.uk/
news.asp?NewsItemID=59
79
Amin fue retirado de la corte varias veces durante el
juicio, a causa de su comportamiento –en algún mo-
mento aventó su zapato– pero raramente habló, ni si-
quiera lo hizo con sus defensores...62

La reducción de las penas para una parte de los acusados, por


tanto, parece ser la moneda de cambio utilizada para castigar
con todo rigor a los más recalcitrantes de los detenidos; por
eso, la defensa no tuvo necesidad de llamar a sus testigos. Las
condiciones en que se desarrolló el juicio coronaron un sin-
número de irregularidades:
• Los tres jeeps “Pajero” parecerían muy pequeños para
transportar 15 hombres adultos y un cargamento consi-
derable de armas.
• Los ataques contra objetivos como la cervecería y el
templo hindú no fueron confirmados por las supuestas
víctimas.
• Los mediadores gubernamentales enviados a nego-
ciar con los asaltantes eran dos musulmanes y dos no
musulmanes, cuando se sabía que los asaltantes eran
malayos y, por ende, musulmanes.63
Desde que fueron dadas las primeras noticias del incidente,
los equívocos y, sobre todo, la manipulación de la informa-
ción por parte de las personalidades centrales del gobierno
despertó el escepticismo de los medios de comunicación y de
los actores, sociales o individuales, disidentes.
En la reunión del Consejo Supremo de la United Malay
National Organización (UMNO),64 Mohamad Mahathir habría

62
Malaysian muslim sect rebels face gallows or life prison. http://
www.hrwf.net/newhrwf/html/malaysia2001.html
63
En un país donde la diversidad étnica implica un problema político de
primer orden, los procedimientos policiales exigirían que en las intervencio-
nes contra criminales de un determinado orígen étnico (o religioso), partici-
pen policías del mismo origen o de la misma religión.

80
afirmado que la mayoría de los miembros de Al Ma’unah tam-
bién eran miembros del PAS.
Las reacciones de la oposición institucional no se hicieron
esperar. El presidente nacional del Democratic Action Party
(DAP) envió a la prensa un comunicado en el que denuncia-
ba la renuencia de la Dewan Rakyat (Asamblea del Pueblo, el
parlamento) a discutir el caso de Al Ma’unah:

En retrospectiva, la decisión de politizar completamen-


te el asunto de Al Ma’unah fue probablemente tomada
en (la reunión) del Consejo Supremo de la UMNO, en
Seri Perdana, Putrajaya, el 10 de julio, donde el primer
ministro... lanzó la primera salva con la acusación de
que “algunos, incluido el PAS”, tratarían de “blanquear”
las atrocidades de Al Ma-unah.
Durante los siguientes días, Mahathir continuó con la
escalada política del asunto Al Ma’unah, afirmando ca-
tegóricamente que el asesinato de los rehenes no mu-
sulmanes, en vez de los musulmanes, fue deliberado,
acusando al PAS de que su “política de odio” es la res-
ponsable del incidente Al Ma’unah y denunciando que
la mayoría de los 1,800 miembros de Al Ma’unah per-
tenece al PAS...65

Fadzil Mohamad Noor, presidente del PAS, simplemente de-


claró a la prensa no saber nada de Al Ma’unah hasta el mo-
mento del incidente; asimismo, afirmó no saber si algún
64
La UMNO es el partido malayo presidido por el Primer ministro Mohamad
Mahathir y la principal formación política de la coalición Barisan Nasional
(BN) gobernante. Crescent Interntational: “Few fooled by Mahathir’s efforts
to blame arms and hostage drama on Islamic party”, 1-15 de agosto de
2000.
http://www.muslimedia.com/archives/sea00/mahadrama.htm
65
Comunicado de prensa de Lim Kit Siang, Presidente nacional del DAP:
Arms heists: parliament irrelevant; http://www.malaysia.net/lists/sangkancil/
2000-07/msg00682.html

81
Pmiembro del PAS estaba involucrado en el asunto. Sin em-
bargo, Zacaria Dagang, jefe de la sección juvenil del PAS en
el estado de Trengganu, declaró que Kamarudin Mustafa, uno
de los 29 detenidos, había sido obligado a renunciar al comité
juvenil del partido, en junio, cuando descubrieron que era
miembro de Al Ma’unah; insistió en señalar que, ese mismo
mes, la asamblea del PAS decidió no reconocer al grupo a
causa de sus enseñanzas “desviacionistas.”66
Queda una duda sobre la transparencia con la que fue trata-
do el asunto dentro del PAS: resulta incomprensible que, dado
el clima político, el comité juvenil no hubiera informado a la
dirección nacional de lo acontecido. Parecería que se impuso
la lógica “los enemigos de mis rivales son mis amigos”; pero,
la dirección del PAS simplemente fue desmentida por uno de
sus comités subordinados.
Sin parar mientes en la degradación de sus relaciones con
los partidos de la oposición institucional, el Primer ministro
no se privó de hacer comentarios que motivaron reacciones
airadas de la oposición no institucional. Así, el 30 de agosto
de 2000, durante el discurso oficial del Día de la Independen-
cia, afirmó:

Porque parecería que el gobierno encabezado por los


malayos se ha debilitado, los chinos extremistas, dis-
gustados con la cooperación entre las diferentes razas
en Malasia, empiezan a herir los sentimientos de los
malayos, planteando toda clase de demandas absurdas...
En términos de enfoque, Suqiu es lo mismo que Al
Ma’unah, esto es, trata de herir las convicciones de al-
guna gente para encender sentimientos raciales.67
66
Asiaweek.com: How can this happen?, No 28, Vol. 26, 21 de julio de 2000;
http://www.asiaweek.com/asiaweek/mag azine/2000/0721/
nat.malaysia.html
67
Malaysiakini.com: PM likens Suqiu’s actions to communists and Al
Ma’unah; http://www.malaysiakini.com.my/archives_news/2000/aug30/
82
Suqiu es el nombre, en chino, de un Comité de Organizacio-
nes Chinas de Malasia que había solicitado al gobierno revi-
sar y abolir los derechos especiales otorgados a los bumiputra.
La demanda de Siqiu tocaba el corazón del orden político y
social de Malasia, de allí la reacción extrema del Primer mi-
nistro de hacer la comparación con los comunistas y con Al
Ma’unah. Las voces chinas descontentas con el exabrupto se
hicieron escuchar de inmediato, tanto en las organizaciones
del establishment como en las independientes.
Por si eso fuera poco, el debate por la abolición de la Ley de
Seguridad Interna (Inter nal Security Act o ISA) fue
reintensificado. La ISA fue promulgada por el gobierno colo-
nial británico, en 1948; se trataba de una ley que respondía a
una situación de emergencia: el avance de los comunistas
malayos ponía en riesgo el orden colonial. Malasia obtuvo la
independencia en 1957, pero el período de emergencia fue
extendido hasta 1960 y la ISA no sólo no fue abolida sino
mantenida hasta la actualidad.
La ISA permite al gobierno encarcelar a sospechosos sin
derecho a juicio, durante 60 días. A lo largo de ese período las
autoridades deben formular los cargos en contra de los pri-
sioneros. La policía nacional es la responsable de ejecutar las
detenciones y trabaja estrechamente con la Special Branch,
policía secreta. Transcurridos los 60 días, los prisioneros son
transferidos al centro penitenciario de Kamunting, en el nor-
te de Malasia; allí pasan dos años y, después, son reinsertados
en la sociedad, pero el Ministerio del Interior decide si per-
manecen detenidos o si son liberados.68

news12.htm
68
IslamOnline.net: Malaysia: controversial security law best tool against
terror; http://198.65.147.194/English/News/2001-10/26/article3.shtml

83
Poco antes del asalto al cuartel de Grik, el gobierno anun-
ció que estudiaba la posibilidad de abolir la ISA. Luego del
incidente, Mahathir señaló que, cada vez que el gobierno in-
tentaba abordar el tema de la abolición de la ley, algo sucedía
y había que dar marcha atrás. Con los affaires de Al Ma’unah,
Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM) y Jemaah Islamiyah
(JI), la posición gubernamental de mantener la ISA fue con-
fortada y, luego del 11 de septiembre de 2001, Mahathir llegó
incluso a ufanarse de la disponibilidad de tal ley para comba-
tir el terrorismo:

...Mahathir dijo que los países que acusan a Malasia de


ser antidemocrática e injusta debido al uso de la con-
trovertida ISA, ahora aprenden a hacer lo mismo.
Mahathir dijo que cuando su gobierno usó la ISA para
combatir el terrorismo en Malasia, fue acusado de ser
antidemocrático. “Pero ahora ellos (las naciones que
criticaban la ISA, incluso los Estados Unidos) hacen
exactamente lo que hicimos, están aprendiendo de no-
sotros”.69

Cierto, los gobiernos que se presentan como paradigmas de la


democracia y del respeto de los derechos humanos pasan por
encima de las libertades políticas, para combatir un enemigo
difuso. En el caso de Malasia, a pesar de las amenazas de
utilizar la ISA contra aquellos que se oponen a su aplicación,
las protestas han proliferado. Las campañas para recabar fir-
mas o enviar cartas al gobierno solicitando la abolición de la
ley son numerosas.
Los principales argumentos de los opositores consisten en
descalificar la ISA como una herencia del orden colonial que
atenta contra las libertades políticas y los derechos humanos.
Con todo y las protestas, el gobierno de Malasia es ahora uno
69
Idem.
84
de los principales aliados del gobierno estadounidense en el
combate al terrorismo internacional.
Con todo, casi nadie quedó convencido de que Al Ma’unah,
en sí, representaba un peligro serio para el gobierno; en el
ambiente quedó flotando la sensación de que todo había sido
un golpe montado por las autoridades para mantener la ISA y
para fustigar políticamente a la oposición musulmana.

EL SAINETE DEL KUMPULAN MUJAHEDIN MALAYSIA


El 8 de junio de 2001, la prensa malasia daba cuenta de una
noticia que, de momento, recibió una atención limitada por
parte de los medios: un grupo de nueve militantes islamistas
había sido arrestado, por querer implantar una sociedad “pu-
rista”, por ser sospechosos de tener vínculos con Osama ben
Laden y de haber participado en la muerte del doctor Joe
Fernández.70 Conforme pasaban los días, las autoridades iban
proporcionando mayores detalles del grupo y de las razones
que llevaron a su detención, bajo la cobertura legal de la ISA.
El 3 de agosto, el inspector general de la policía malasia,
Tan Sri Norian Mai, anunció en Johor Baru (capital del esta-
do de Johor) que ocho individuos seguían detenidos, uno de
ellos era un dirigente de la organización juvenil del PAS, acu-
sados de pertenecer a la organización Kumpulan Mujahedin
Malaysia (KMM, o Grupo Mujaidín de Malasia). El jefe poli-
ciaco vinculó a los detenidos con el ataque contra una esta-
ción de policía (perpetrado el 4 de febrero), los acusó de ha-
ber hecho explotar bombas en una iglesia católica y en un

70
El doctor Fernández era miembro del parlamento del Estado de Kedah,
por parte del Malaysian Indian Congress (MIC); se trata del partido político
que agrupa a los malasios de origen tamil y que forma parte del Barisan
Nasional (BN, o Frente Nacional), coalición gobernante, en la cual predomina
la UMNO (véase supra nota 64). Fue asesinado el 4 de noviembre de 2000.

85
templo hindú, y volvió a señalarlos como responsables de la
muerte del doctor Joe Fernández.
La novedad del anuncio fue que, por primera vez y antes
del 11 de septiembre, un representante gubernamental vincu-
laba a un grupo local con organizaciones extranjeras:

A partir de lo obtenido hasta ahora, creemos que están


bajo la influencia de extranjeros que promueven la
militancia en nombre de la jihad. Son una amenaza para
la seguridad nacional y seguimos buscando a otros [cóm-
plices].71

Para dar mayor peso a las acusaciones, también señalaba que


los ocho habían participado en movimientos militantes en
Afganistán y en Ambón (Molucas, Indonesia). El periódico
oficioso The Star, por su parte, añadía una acusación más: “El
KMM también ha sido ligado al asalto del Banco del Sur, en
Petaling Jaya, el 18 de mayo. Entre los asaltantes estaban un
graduado de la universidad de Arkansas y otro de la Universi-
dad de Karachi”.72
El 4 de agosto, Nik Adli Abdul Azis, hijo del Menteri Besar,
del estado de Kelantan,73 y otro miembro del PAS fueron de-
tenidos, acusados de formar parte del KMM. En los días si-
71
Lim Kit Siang, Presidente del Democratic Action Party: Comunicado de
prensa: “Government should present White Paper in parliament next week
on Kumpulan Mujahedin Malaysia (KMM) to demonstrate that the police
allegations about the local militant religious group with international terrorist
links are more substantial than the earlier one against the reformasi six of a
militant plot for violent overthrow of government”, 4 de agosto de 2001.
http://www.malaysia.net/lists/sangkancil/2001-08/msg00095.html
72
The Star: “Idealistic young men fired by call for jihad”, 10 de agosto de
2001; http://www.geocities.com/naulu67/thestar160801.htm
73
Malasia es una federación de Estados; nueve de éstos son encabezados
por sultanes, pero el gabinete local está bajo la responsabilidad de una espe-
cie de gobernador que recibe el nombre de Menteri Besar. En Kelantan, Nik
Aziz Nik Mat, quien es el líder espiritual del PAS, ocupa ese cargo.
86
guientes, ante el parlamento, el viceministro del interior,
Datuk Zainal Abidin Zin, declaró que los detenidos eran diez
y que ocho de ellos eran miembros del PAS; entre ellos ya
figuraba Abdul Azis, quien habría realizado viajes frecuentes
a Afganistán y habría sido electo líder del KMM, a principios
de 1999, durante una reunión efectuada en Kampung Seri
Aman, Puchong.74 En ese lugar, la policía habría confiscado un
“gran” arsenal de armas de fuego: “un M16, cinco cargadores de
5.56 mm, un revólver, una pistola, bombas caseras, productos
químicos y la parafernalia necesaria para ensamblar bombas”.75
Si se tiene en cuenta la aguda competencia entre la UMNO
y el PAS por ganar el favor electoral de la población malaya
(musulmana), es comprensible el énfasis puesto en el papel
desempeñado por el hijo del líder espiritual del PAS y en la
participación de los miembros del partido islámico en el supuesto
complot del KMM. Sin embargo, otras informaciones pasaron prác-
ticamente desapercibidas para la prensa nacional e internacional;
por ejemplo, el 26 de agosto, el periódico Suara Merdeka citaba un
informe de la agencia The Associated Press, según el cual:

...un portavoz de la policía, siguiendo la costumbre de


mantener el anonimato, dijo que Mohamad Iqbal
Rahman fue enviado al campo-prisión de Kamunting...,
esta semana, para cumplir con una orden de detención
de, por lo menos, dos años, bajo la ISA.
Mohamad [de nacionalidad indonesia] tiene status de
residente permanente en Malasia y había estado bajo
custodia desde el 30 de junio, cuando fue detenido des-
pués de pronunciar un sermón en Shah Alam, cerca de
Kuala Lumpur.76
74
The Star: “Set up efforts to thwart militant groups”, 14 de agosto de 2001;
http://www.geocities.com/naulu67/thestar160801.htm
75
Idem.
76
Suara Merdeka: “Malaysia sends Indonesia teacher to prison camp”, 26 de
agosto de 2001; http://www.suaramerdeka.com/harian/0108/26/eng1.htm
87
En enero de 2002, Mohamad Iqbal Rahman se convertiría
en uno de los personajes centrales de lo que los gobiernos
singapurense y malasio presentarían como una red interna-
cional de terroristas y como los ejecutores regionales de los
designios de Osama ben Laden.
En todo caso, las inconsistencias de las acusaciones contra
el nuevo grupo de detenidos empezaron a aparecer, acen-
tuando el escepticismo presente en la opinión pública malasia
desde el caso de Al Ma’unah:
• Harakah Harian, el diario oficial del PAS, señalaba
que el informe de Tan Sri Norian Mai, del 3 de agosto
de 2001, indicaba el arresto de ocho personas, con nexos
terroristas internacionales, pertenecientes al KMM, el
cual “[Norian Mai] identificó como Kumpulan Mujahedin
Malaysia”. Acto seguido, Harakah ponía el acento en
otra de las inconsistencias gubernamentales:

Diez días después de la primera “revelación” de Norian


Mai acerca del Kumpulan Mujahedin Malaysia, sin em-
bargo, el término repentinamente desapareció del uso
oficial, en la medida en que KMM sufrió un cambio de
identidad no anunciado, para devenir “Kumpulan Mili-
tan Malaysia” ¿Cuál es la razón de este repentino cam-
bio de identidad y de la pretensión de la policía y del
gobierno de que este cambio de identidad del KMM
jamás ocurrió?77

En efecto, durante algunos días las autoridades dejaron de


usar el primer apelativo y adoptaron el segundo. Con el cam-
bio injustificado, la credibilidad del gobierno volvió a quedar
en entredicho y el KMM parecía haber sido un montaje de las
autoridades.
77
Harakah Daily: “Kumpulan Kumpulan Mujahedin become Kumpulan
Militan; another political ‘sandiwara’”; http://www.freeanwar.com/
news012001/200901harakah1.htm
88
• Algunos informes oficiales señalaban que la policía
descubrió la existencia del KMM, luego de capturar a
una banda que había llevado a cabo un asalto fallido a
un banco, en Petaling Jaya, el 18 de mayo de 2001. Es
de notar que no se acusa directamente a los supuestos
miembros del KMM de haber asaltado el banco, más bien
señalan que fueron denunciados por uno de los asaltantes.
En ese sentido, la Agence France Press señalaba:

El Primer ministro malasio, Mahathir Mohamad, decla-


ró el sábado (12 de enero de 2002) que el asesinato de
un hombre político y el ataque a un puesto de policía el
año pasado fueron perpetrados por militantes ligados
al islamista Osama ben Laden... M. Mahathir precisó
que esas informaciones habían sido proporcionadas por
un malhechor arrestado el año pasado.78

• Mahathir dejó de lado la acusación sobre el robo al


banco, mencionada por los medios oficiosos. Por otra
parte, de acuerdo con el segundo comunicado de pren-
sa del DAP citado anteriormente: en agosto de 2001,
“ninguno de los detenidos [había] sido acusado de ase-
sinar a Joe Fernández”.79 Dado el hermetismo de los
procesos judiciales en contra de los acusados, no ha sido
posible recabar información sobre los cargos utilizados
para mantenerlos detenidos hasta ahora. Todo indica, sin
embargo, que los nexos internacionales y el derrocamiento
del gobierno son los principales motivos de la detención.
• En julio de 2002, la Comisión de Derechos Humanos
de Malaysia (Suhakam), llevó a cabo una investigación
sobre las condiciones de los detenidos bajo la ISA.
78
Agence France Press: “Un meurtre en Malaysia lié a ben Laden”, 12 de enero de 2002;
http://www.cyberpress.ca/reseau/monde/0201/mon_102010054995.html
79
Véase supra nota 70.
89
Zainon Ismail, uno de los acusados de pertenecer al
KMM, utilizó la cobertura de los medios para afirmar
que:

He sido acusado de ser uno de los fundadores del KMM,


pero éste es una creación de la policía. El líder real del
KMM es el jefe de la policía Norian Mai. Yo sólo soy
una víctima. Admito que soy un miembro del KMM,
pero del Kumpulan Mangsa Mata-mata (Grupo de vícti-
mas de la policía).80

Parecía, por lo tanto, evidente que el affaire del KMM era lo


que Harakah había denominado un sandiwara político, lo que
significaría literalmente un drama político, pero que equival-
dría, más bien, a una telenovela política, tendiente a desacredi-
tar las políticas de islamización de la vida social, promovidas por
el PAS en los estados gobernados por el partido islámico.

LA “RED INTERNACIONAL TERRORISTA ”

El viernes 4 de enero de 2002, la policía malasia anunció la


detención de otros 13 militantes islamistas ligados al KMM. Las fuen-
tes periodísticas señalaban que, con las nuevas detenciones,
el número de miembros del KMM se elevaba a 30. El sábado
5 de enero de 2002, el gobierno singapurense, por su parte,
informó que, en diciembre de 2001, el Departamento de Se-
guridad Interna había arrestado a 15 militantes islamistas que
planeaban atacar intereses estadounidenses ubicados en la
isla-Estado. Los detenidos fueron presentados como miem-
bros de una organización clandestina llamada Jemaah Islamiyah
(JI, o Sociedad Islámica), que habrían recibido entrenamiento
80
Malaysiakini: “Malaysia: KMM suspects put media on trial in Suhakam
inquiry, 19 de junio de 2002; http://www.ahrchk.net/news/mainfile/php/
ahrcnews_200206/2628/
90
en los campos de al-Qaeda.81 Las autoridades singapurenses
indicaron que los conspiradores pretendían acumular 20 to-
neladas de abono, compuesto de nitrato de amonio y utiliza-
do en la manufactura de bombas caseras, pero que sólo ha-
bían logrado acumular cuatro toneladas de los agroquímicos
que fueron expedidas al estado malasio de Johor.
El informe del Wall Street Journal insistía en que, por prime-
ra vez, “oficiales de seguridad en los dos países han relacio-
nado pública y directamente a grupos islamistas militantes
domésticos con al-Qaeda”. Como se ha visto, desde agosto
de 2001 las autoridades malasias ya habían indicado esa rela-
ción, en el caso del primer grupo de detenidos del KMM; sin
embargo, optaron por poner de realce la pretendida participa-
ción del PAS en las actividades del grupo.
En enero de 2002, el contexto ya había sido modificado
radicalmente por los acontecimientos del 11 de septiembre;
en consecuencia, era más propicio para explotar la faceta in-
ternacional de las relaciones de los islamistas locales.
El primer paso fue dado por las autoridades singapurenses,
al afirmar que JI era dirigida por Abu Bakar Bashir, ulama de
nacionalidad indonesia y que tenía ramas en Singapur, Malasia
e Indonesia.82
Norian Mai, el jefe de la policía malasia, llevó las cosas más
lejos al afirmar que “quienes son responsables de diseminar
la ideología militante en el KMM son predicadores
indonesios” e identificó a tales predicadores como Abu Bakar
Bashir (también llamado Abdus Samad), Riduan Isamuddin

81
Asian Wall Street Journal: “Asian militants with alleged al-Qaeda ties are
accused of ploting against embassies”, 7 de enero de 2002; http://
www.singapre-window.org/sw02/020107aw.htm
82
The Age: “Doubt mount over malaysian claims of Al Qaeda links”, 17 de
enero de 2002; http://singapore-window.org/sw02/020117ag.htm
91
(alias Nurjawan y/o Hambali, como ha sido publicitado por
los medios internacionales) y Mohamad Iqbal Rahman. Fue
hasta entonces que la policía malasia dio importancia al arresto
de Iqbal Rahman, realizado en junio de 2001. Vale la pena
referirse en detalle a las declaraciones de Norian Mai:
• Durante diciembre, la policía malasia arrestó a 23 mi-
litantes musulmanes; de ellos, cuatro eran indonesios,
tres singapurenses así como 16 malasios; siete tenían
grados universitarios de Malasia y cinco de Estados
Unidos o Gran Bretaña.
• Diecinueve fueron entrenados militarmente en
Afganistán o en Mindanao, en los campos del FMIL.
• Los detenidos estaban relacionados con JI, descubier-
ta por las autoridades singapurenses.
• El objetivo de los militantes era establecer “una espe-
cie de hermandad islámica” (a sort of brotherhood of is-
lam) en la región; además, concebían “su papel en una
perspectiva amplia, regional, no sólo en Malasia”.
• El grupo de detenidos en diciembre era diferente al
arrestado entre junio y septiembre de 2001. Mientras
que éste estaba ligado al PAS, aquél no tenía relaciones
con el partido islámico.83
A mediados de enero de 2002, ya empezaban a manifestarse
las deficiencias de las investigaciones y las inconsistencias en-
tre las declaraciones de las diversas fuentes gubernamentales:
En primer término, no quedaban claras las relaciones entre
JI y KMM: de acuerdo con los singapurenses, Abu Bakar Bashir
sería el principal dirigente de JI; siguiendo al jefe de policía de
Malasia, Abu Bakar Bashir tenía como lugartenientes a
Hambali e Iqbal, este último detenido desde junio de 2001.
83
Kyodo: “Malaysian islamic militancy said to originate in Indonesia”, 28 de
enero de 2002; http://www.findarticles.com/cf_0/m0WDQ/
2002_Jan_28/84013712/print.jhtml.
92
Por tanto, sería de esperar que, cuando menos, Iqbal, señala-
do como dirigente de JI y como parte del grupo del KMM
arrestado en junio, tuviera conocimiento de las actividades
del grupo de KMM arrestado en diciembre. En esas circuns-
tancias: o bien, no existía ninguna relación entre ambos
grupos y, por lo tanto, la teoría del complot del KMM se
derrumbaba, o bien, los métodos policiacos de investiga-
ción dejaban mucho que desear, pues la policía habría sido
incapaz de sustraer información a Iqbal, el único de los diri-
gentes de JI y de KMM arrestado. Por eso, no deja de sorpren-
der otra declaración de Norian Mai, recogida por The Manila
Times: “creemos que estas alas [del KMM] no se conocían y
ésta puede ser una táctica de sus líderes para continuar con
su lucha, si uno de ellos era arrestado”.84
En segundo lugar, la eficiencia de la policía malasia quedó
en entredicho por haber seguido de manera inercial a las au-
toridades singapurenses. Abdullah Bawadi, viceprimer minis-
tro de Malasia, se vio obligado a admitir que habían fallado
en localizar lo que llamaban de manera grandilocuente “un
gran stock de armas químicas” (a large stockpile of weapons
chemicals): las cuatro toneladas de abono se habían esfuma-
do85 o, tal vez, habían sido utilizadas en los padi...
En tercera instancia, Mohamad Mahathir, por su parte, de-
claró de manera enfática: “Lo que sabemos es que esta gente
admitió haber sido entrenados en Afganistán por los talibán y
por el grupo de Osama ben Laden. De acuerdo con lo que
conocemos, sus intenciones son muy malas, tratan de crear
problemas y de derrocar al gobierno”.86 En realidad, la única
84
The Manila Times: “Malaysia rebs’ tie to Minda groups bared”, 6 de enero
de 2002; http://www.manilatimes.net/2002/jan/06/top_stories/
20020106top2.html
85
Fuente: Idem nota 82.
86
Idem.

93
prueba fehaciente sobre las relaciones entre algunos miem-
bros de JI que operaban en Singapur era un video encontrado
por los estadounidenses en un campo de al-Qaeda, en
Afganistán, que mostraba los lugares de Singapur donde se
planeaban los atentados contra intereses de Estados Unidos.
Sobre esa base, no era fácil acusar de manera indiscriminada
a todos los miembros de JI y de KMM de mantener nexos con
al-Qaeda. Por otra parte, como era de esperarse, el Frente
Moro Islámico de Liberación, a través de su portavoz en Kuala
Lumpur, se apresuró a refutar al jefe de policía Norian Mai:
“el FMIL es transparente en su funcionamiento y no mantie-
ne nexos con ninguno de los grupos de la región”.87
En cuarto, la acusación de querer derrocar al gobierno, for-
mulada por M. Mahathir, contrasta con la afirmación de Norian
Mai sobre el proyecto de instaurar una especie de hermandad
islámica regional. Todo indica que el jefe de la policía tenía
razón: JI, como organización, buscaba recrear la Umma, des-
de abajo y de manera progresiva, mediante el convencimien-
to de nuevos adeptos; esto suponía, por supuesto, negarse a
aceptar las reglas que rigen el funcionamiento de las institu-
ciones políticas no islámicas, pero en modo alguno implicaba
su destrucción violenta. Abu Bakar Bashir, por lo tanto, pre-
tendía seguir las enseñanzas de Hasan al-Banna y de los her-
manos musulmanes egipcios de la época de ese personaje. El
proyecto de Bashir no garantizaba que algunos de los miem-
bros de su sociedad islámica mantuvieran nexos con otras
organizaciones islamistas y que adoptasen medios violentos
para alcanzar el mismo fin.
Finalmente, el mismo M. Mahathir tuvo que admitir que las
operaciones de los miembros del KMM no habían sido clara-
87
Utusan Melayu: “MILF denies knowledge of KMM members trained in
its camps”, 28 de enero de 2002; http://www.ahrchk.net/news/
mainfile.php/ahrnews_200201/2326/

94
mente establecidas por las autoridades: “Si ellos se han con-
vertido en una célula [de JI o de al-Qaeda] en Malasia o no, o
si han trabajado de manera independiente, eso no lo sabe-
mos”.88
Ante todas estas inconsistencias, fuentes gubernamentales
que mantuvieron el anonimato declararon al reportero de la
influyente Far Eastern Economic Review, algo que el jefe de po-
licía ya había señalado:

...los detenidos [de KMM] representan dos grupos se-


parados: los arrestados antes del 11 septiembre perte-
necen al KMM, mientras que los otros, previamente
descritos como una “segunda ala” del KMM, son miem-
bros de Jemaah Islamiyah. La razón de anunciar que
todos los detenidos pertenecen a una organización fue
“por no desear alarmar al público”.
La fuente dice que Jemaah Islamiyah en Malasia tiene
una perspectiva internacional y que sus cinco células
tienen el mismo líder que su contraparte singapurense...
Ninguno de los 22 detenidos acusados de ser miem-
bros de Jemaah Islamiyah pertenece al PAS; de los 23
detenidos acusados de formar parte del KMM, todos,
excepto uno, son miembros del PAS.89

La rectificación de una parte de los equívocos no sólo llegó


tarde, también se usó una justificación pueril: se pretendía no
alarmar al público, cuando ese público lo que más deseaba
era tener información fidedigna, pues había sido intoxicado
desde que los supuestos complots islamistas fueron manipu-
lados por las autoridades para desacreditar la oposición
islámica institucional.

88
Idem.
89
Far Eastern Economic Review: “Wrong Target”, 18 de abril de 2002;
http://singapore-window.org/sw02/020418f1.htm
95
Sin embargo, la prensa internacional, al hacer suyo el dis-
curso alarmista sobre la presencia del terrorismo internacio-
nal en el sudeste asiático, extendió la intoxicación a todo el
orbe. Time, por ejemplo, durante varias semanas dedicó ex-
tensos artículos a demostrar que Malasia era una cuna del
terror,90 o a mostrar una complicada red de relaciones entre
organizaciones islamistas del sudeste asiático y de otras re-
giones del mundo.91 Particularmente notorio es el artículo
sobre Hambali, el único miembro de la supuesta dirección de
JI, hasta ahora no localizado por ninguna autoridad, y, por
tanto, incapaz de comentar la historia tejida por el correspon-
sal de Time en Kuala Lumpur.92 En contraste, las referencias
a Iqbal, el único supuesto dirigente de KMM y de JI prisio-
nero, son escasas.
Otras instituciones, consideradas serias, también hicieron
suyos los argumentos rocambolescos de los gobiernos malasio
y singapurense. Así, a pesar de que Norian Mai, el jefe de la
policía malasia, había sido enfático al señalar que tanto Bashir
como Hambali se encontraban prófugos, un organismo tan
serio como el Center for Contemporary Conflict no tuvo em-
pacho en publicar un artículo que afirmaba: “el gobierno
[malasio] arrestó a Nurjaman Riduan Isamudin, líder del
Kumpulan Militan/Mujahedin Malaysia (KMM), y a un estu-
diante del clérigo (sic) Abu Bakar Bashir. Hambali está direc-
tamente relacionado con los ataques del 11 de septiembre”.93
90
Véase Time: “Malaysia: staging ground for terror?”, 2 de febrero de 2002;
http://www.time.com/time/world/printout/0,8816,198859,00.html;
también véase: “Eye of the storm”; http://www.time.com/time/asia/
features/malay_terror/cover.html
91
Véase Time: “Untangling the web”; http://www.time.com/time/asia/
news/magazine/0,9754,197713,00.html
92
Véase Time: “Asia’s own Osama”; http://www.time.com/time/asia/
features/malay_terror/hambali.html
93
Gaye Christoffersen: The war on terrorism in South East Asia: searching for
partners, delimiting targets; Center for Conteporary Conflict, marzo de 2002;
96
La ligereza con que fueron aceptados los argumentos de las
autoridades malasias y singapurenses lleva al autor a afirmar
que “el KMM busca un Estado islámico que cubriría Malasia,
Indonesia y el sur de las Filipinas”; en sentido estricto, el go-
bierno singapurense acusaba a JI de ese pecado; en contraste,
los representantes del gobierno malasio tronaban contra el
KMM porque éste pretendía derrocarlos.
En medio de esa confusión, para algunos premeditada y para
otros involuntaria, pocos fueron los medios que, como la Far
Eastern Economic Review, intentaron mantener la imparcialidad:

Siete meses después de los ataques terroristas sobre el


World Trade Center y el Pentágono, es claro que el te-
rrorismo internacional, incluido al-Qaeda, progresó en
las áreas musulmanas del sudeste asiático. Pero, basa-
dos en los hechos publicados hasta ahora, resulta que
no más de una pequeña docena de militantes estuvie-
ron involucrados activamente en complotar contra los
Estados Unidos o sus aliados, en nombre de o en co-
operación con ben Laden.94

El combate al terrorismo internacional en Malasia y Singapur,


por tanto, parece haber respondido más a intereses particula-
res de los gobiernos respectivos.
En el primer caso es necesario distinguir dos momentos:
antes del 11 de septiembre, se trataba de desacreditar a la
oposición islámica institucional encarnada en el PAS; después

http://ccc.nps.navy.mil/rsepResources/si/mar02/eastAsia.asp. De acuer-
do con la presentación del propio Center for Contemporary Conflict, éste es
el área de investigación del Departamento de Asuntos de Seguridad Nacio-
nal, de la Escuela Naval de Posgrado, ubicada en Montrey, California.
94
Far Eastern Economic Review: “Wrong Target”, 18 de abril de 2002; http://
singapore-window.org/sw02/020418f1.htm

97
del día fatal, trató de congraciarse con el gobierno estadouni-
dense que había sido un crítico acervo de las medidas adop-
tadas contra el Viceprimer ministro Anwar Ibrahim y que acep-
taba a regañadientes las campañas contra el PAS.
En el segundo caso, ante las únicas evidencias concretas de
acciones terroristas, el gobierno singapurense actúo preventi-
vamente. La campaña antiterrorista, por otra parte, le permi-
tió reforzar sus relaciones con sus aliados estadounidenses y
distraer la atención de una población afectada por las dificul-
tades derivadas de la recesión global del 2001.
Finalmente, si bien es cierto que la historia del KMM pare-
ce insostenible, la de JI se antoja interesante, no tanto por su
participación, no probada, en los complots terroristas, sino
por su proyecto de crear una “especie” de hermandad musul-
mana internacional.

98
CAPÍTULO IV
INDONESIA:
NACIONALISMO ISLÁMICO,95 ISLAMISMO PARROQUIAL E
ISLAMISMO INTERNACIONALISTA

Indonesia ocupa el cuarto lugar, a nivel mundial, en lo que se


refiere al tamaño de la población; ésta, en 2001, se estimaba
en 206.1 millones de habitantes, de los cuales el 88.0% pro-
fesa el Islam, representando en términos absolutos 181.4 mi-
llones de personas, que hacen de Indonesia el país musulmán
más grande del mundo.
Desde la declaración de independencia, en 1945, el princi-
pal problema político del Estado moderno ha sido garantizar
la unidad nacional de un territorio compuesto por cerca de 16
mil islas y de una población extremadamente diversificada
desde el punto de vista étnico.
En términos generales, se puede decir que el país se en-
cuentra permanentemente sometido a la tensión resultante
de una unidad religiosa relativa y de una diversidad étnico-
cultural absoluta. El carácter relativo de la unidad religiosa
está determinado por el hecho de que la mayor parte de las
poblaciones total y musulmana se concentra en las islas prin-
cipales de Java y Sumatra. La calidad absoluta de la diversi-
dad étnico-cultural está ligada al hecho de que la vida de las
comunidades locales ha sido tan cerrada que, aún dentro de
95
El autor agradece a Atzimba Luna Becerril su contribución a este capítulo,
con el esbozo histórico del conflicto en Aceh; los puntos de vista
interpretativos corresponden exclusivamente al autor del presente ensayo.
una misma isla, habita una gran diversidad de grupos étnicos
que entienden y practican la religión de maneras muy propias.
Eso explica porqué en un país donde el gobierno es contro-
lado por musulmanes que optaron por un proyecto político
laico, con reiterada frecuencia, ese gobierno es confrontado
por las corrientes musulmanas tradicionalistas. Tal es el caso
de los nacionalistas achejneses, quienes demandan la inde-
pendencia sobre la base de un nacionalismo construido a par-
tir de una identidad que gira en torno del Islam. En un senti-
do completamente diferente, organizaciones como Jemaah
Islamiyah también optan por instaurar una sociedad islámica,
a partir de pequeñas comunidades que se substraen volunta-
riamente a las reglas del Estado nacional moderno. En uno y
otro caso, al ver subvertido el orden establecido, los agentes
gubernamentales se han extralimitado, creando espirales de
violencia que, con el tiempo, ha sido imposible controlar. En
ese contexto, existe una responsabilidad compartida entre
agentes gubernamentales y musulmanes tradicionalistas en la
generación de la violencia.

EL NACIONALISMO ISLÁMICO ACHEJNES


Las fuentes del siglo XIII, las más antiguas disponibles hasta la
actualidad, indican que los dos primeros reinos establecidos
en el norte de Sumatra fueron los de Samudra Pasai y de Pidie.
Hasta 1520, esos reinos ocuparon, junto con otros, el territo-
rio de la actual provincia de Aceh. Ese año, el sultán Ali
Mughayat Syah unificó todos los reinos en el sultanato de
Aceh Darussalam.
Mientras se producía la unificación y gracias al comercio de
la pimienta, Samudra Pasai se consolidó como el puerto co-
mercial más importante del estrecho de Melaka, hasta la lle-

100
gada de los europeos a la región. Esta importancia estuvo
determinada por la función económica desempeñada por los
comerciantes árabes, quienes controlaban el tráfico de espe-
cias entre Asia y Europa e introdujeron el Islam en el sudeste
asiático.
Samudra Pasai fue el primer reino de la región en adoptar el
Islam. Las fuentes señalan que, siendo ya un sultanato, se
consolidó como un centro islámico de primero orden:96 los
primeros ulamas97 achejneses provenían del Medio Oriente,
India y Persia; todos poseían una formación religiosa estricta
y dominaban el árabe; ellos hicieron de Aceh el centro a par-
tir del cual se difundió el Islam en el sudeste asiático. Con el
tiempo, los musulmanes de la península malaya, del sur de
Sumatra y de otras islas se acostumbraron pasar algún tiempo
en las prestigiosas madrazas de Aceh, para profundizar su for-
mación religiosa; igualmente, allí solían recibir una prepara-
ción especial antes de iniciar la peregrinación obligatoria a La
Meca. Ese prestigio religioso se mantiene hasta la actualidad.
La conquista del puerto de Melaka, en 1511, por los portu-
gueses marcó la llegada de los europeos al sudeste de Asia,
estableciendo una competencia múltiple entre dos culturas
radicalmente diferentes:
• En lo comercial, Melaka se convirtió en el principal
competidor de Aceh; los flujos comerciales controla-
dos por los europeos se concentraban en el primero de
los puertos, mientras que los árabes preferían el segun-
do.
• En lo político, Aceh perdió Melaka como estado tri-
butario y, conforme crecía la influencia europea, las
relaciones con los estados de la península malaya fue-
96
SABY, Yusny: “The Ulama in Aceh: a brief historical survey”, en: Studia
Islamika, Indonesia Journal for Islamic Studies, No. 1, 2001, p. 12.
97
Es el equivalente en Indonesia a los imam de los países árabes.
101
ron degradándose, en detrimento de los achejneses.
• En lo militar, las tentativas de los portugueses de ocu-
par Aceh desembocaron en una confrontación directa
entre unos y otro.
• En lo religioso, la voluntad de los portugueses de im-
plantar el catolicismo en los territorios bajo su tutela
orilló a los achejneses a considerar la lucha contra los
lusitanos como una guerra santa, jihad, que entraña una
obligación para todos los musulmanes.

ACEH Y LOS HOLANDESES


A fines del siglo XVI aparecieron nuevos actores: en 1596,
los holandeses, por primera vez, se hacen presentes en la re-
gión; en 1602, crean la Vereenigde Oostindische Compagnie (VOC
o Compañía Holandesa de las Indias Orientales) y, en 1619
fundan Batavia (la actual Yakarta). Gracias a la rápida im-
plantación de la VOC en Java, los holandeses lograron des-
plazar a Aceh en la producción de pimienta, clavo y seda.
En 1641, los holandeses lograron expulsar de Melaka a unos
portugueses debilitados por la larga guerra con los achejneses;
con ello, cambiaron radicalmente las condiciones imperantes
en el sudeste asiático y Batavia se convirtió en el principal
centro comercial de los europeos. Los árabes, por su parte,
seguían manteniendo relaciones privilegiadas con Aceh.
En 1799, los privilegios acordados por el Estado holandés
a la VOC no fueron renovados y el Estado asumió la respon-
sabilidad directa de la explotación de las posesiones colonia-
les en el sudeste asiático. Las autoridades holandeses pusie-
ron en práctica una política de anexiones territoriales que les
permitió extender progresivamente sus dominios en Sumatra.
Hacia 1865, ya habían alcanzado los límites de Aceh y,
en marzo de 1873, invadieron militarmente su territorio.

102
La guerra se prolongó hasta 1903, cuando el sultán de
Aceh se rindió.
Los ulebalang, la elite económica achejnes, desempeñaron
una función de primer orden en las primeras fases de la guerra
contra los holandeses. Sin embargo, pronto fueron relevados
por los ulama, quienes dieron un tinte religioso a la guerra;
ésta inspiró una vasta literatura que instaba a la población a
morir como mártires de la jihad.98 Los ulama organizaron la co-
munidad, a través de las reuniones religiosas de los viernes en
las mezquitas y de las escuelas coránicas. Entre los ulama des-
tacó la figura de Tengku Chik Di Tiro Dayah Cut, ancestro
del actual dirigente del Gerakan Aceh Merdeka (GAM).
De acuerdo con los registros históricos, los holandeses per-
dieron dos mil hombres en batalla y 10,500 por enfermedad.
Para los achejneses las pérdidas humanas fueron mayores: de
una población total estimada en 750 mil habitantes, entre 60
y 70 mil perecieron en combate, entre 10 y 20 mil se vieron
obligados a emigrar a la península malaya;99 los kampung100 y
la infraestructura de riego fueron arrasados; finalmente, Aceh
perdió totalmente el comercio de la pimienta.
La victoria acarreó múltiples dificultades a los holandeses,
pues tuvieron que mantener una fuerte presencia militar para
someter a los achejneses; el control sobre otras regiones de la
colonia, en consecuencia, se relajó y acarreó nuevos proble-
mas políticos al gobierno colonial. Éste, no obstante, pronto
cobró conciencia de la oposición de intereses entre los
ulebalang y los ulama y, para asentar su dominio, instaló a los
primeros en los puestos de la administración colonial.
98
De ese período datan dos obras épicas ampliamente difundidas entre la
población achejnese: Hikajat Prang Sabil y Hikajat Prang Kompei, que instaban
a la población a hacer el jihad contra los kafir (infieles) holandeses.
99
Siegel, James: Shadows and sound. The historical thought of a sumatran people.
The University of Chicago Press, Chicago, 1979, p. 229.
100
Asentamientos rurales de población.
103
El breve período de 1903-1942, durante el cual los
achejneses perdieron su independencia, estuvo marcado por
una división profunda de la sociedad: de un lado se encontra-
ban quienes, junto con los ulebalang, acabaron sometiéndose
al sistema colonial; del otro estaban los ulama y los que consi-
deraban necesario mantener la resistencia contra los holan-
deses.

ACEH Y LA REPÚBLICA DE INDONESIA

El intersticio de la ocupación japonesa (1942-1945) estuvo


marcado por la división social provocada por la implantación
del régimen colonial: los ulama se esforzaron en atraer a los
japoneses a Aceh, para liberarse del yugo holandés; la cola-
boración con los nuevos ocupantes se saldó con la participa-
ción de los ulama en la burocracia de la administración nipo-
na. Pronto, los ulama y sus seguidores comprendieron que el
dominio japonés había sustituido al holandés y siguieron em-
peñados en buscar la manera de recuperar la independencia
política.
La derrota militar de los japoneses acentuó la división so-
cio-política de los achejneses: los ulebalang, de inmediato, se
movilizaron para preparar el regreso de los holandeses y recu-
perar las prerrogativas que éstos les habían otorgado; los ulama,
en contraste, se apresuraron a apoyar la proclamación de la
República de Indonesia, hecha por los nacionalistas encabe-
zados por Sukarno y Hatta, el 17 de agosto de 1945.
Los holandeses, apoyados por los británicos, buscaron re-
cuperar sus antiguos dominios y, hacia finales de 1945, ha-
bían logrado ocupar militarmente la mayor parte de ellos.
Gracias al sentimiento de independencia y orgullo nacional
arraigado en la gran mayoría de la población, encabezada por
los ulama, Aceh logró mantener la independencia política du-

104
rante los años de guerra entre los holandeses y los represen-
tantes de la República de Indonesia. Todavía más, los recur-
sos económicos de Aceh fueron utilizados para apoyar a los
nacionalistas y los ulama llamaron a la población a una nueva
jihad contra los holandeses. Así, combatientes, armas y dine-
ro provenientes de Aceh llegaban al sur de Sumatra, a Java y
al resto del archipiélago para ayudar a los nacionalistas en la
lucha contra los holandeses.
El 2 de noviembre de 1949, los holandeses terminaron por
firmar el Acuerdo de la Haya, mediante el cual reconocían la
independencia de Indonesia. A pesar de que jamás recupera-
ron el control sobre Aceh, no tuvieron empacho en someterlo
a la jurisdicción del gobierno republicano.
No obstante, de motu proprio, los achejneses adhirieron a la
nueva república, esperando obtener un tratamiento especial,
como recompensa de los servicios prestados durante la gue-
rra de independencia. Esperaban obtener la autonomía en las
áreas de religión, educación y cultura; una autonomía que
permitiría mantener y reforzar la identidad achejnes. Durante
los primeros años de la República de Indonesia, de 1945 a
1953, Aceh mantuvo cierto grado de autonomía y fue consi-
derado, de facto, como una provincia.
Con el tiempo, la actitud del gobierno central con respecto
a Aceh cambió: refugiándose en los Pancasila,101 consideraba
(y sigue juzgando) que otorgar privilegios a Aceh (o a cual-
101
La palabra Pancasila proviene del sánscrito (panca = cinco y sila = princi-
pio). Los cinco principios que entraña forman la ideología oficial que sirvió
de base para la Constitución de 1945. El lema de la República de Indonesia,
“Unidad en la diversidad”, pone énfasis en las características comunes de
“todos los indonesios”, a pesar de las múltiples diferencias entre ellos. Así,
el primero de los cinco principios establece la “creencia en un solo Dios” y
reduce al Islam (la religión profesada por la inmensa mayoría de las poblacio-
nes achejnese e indonesia) a una de las cinco religiones reconocidas oficial-
mente como monoteístas.
105
quier otra provincia) ponía (y pone) en riesgo la frágil cohe-
sión existente en un archipiélago extremadamente diverso.
La negativa a satisfacer las expectativas de autonomía estuvo
acompañada de medidas políticas contrarias a los intereses
de los achejneses; el gobierno central:
• Impuso un sistema político laico; el sistema educati-
vo fue diseñado sobre la base del laicismo y de la difu-
sión del Bahasa Indonesia como lengua nacional.
• Retuvo el control administrativo del puerto, despo-
jando a los ulebalang de su principal recurso productivo.
• Designó a no achejneses en los principales puestos
administrativos.
• Buscó, en 1950, diluir Aceh en la provincia de Sumatra
del Norte.
Un ulama, Tengku Mohamad Daud Beureu, encabezó la lu-
cha por obtener el reconocimiento legal de Aceh como una pro-
vincia autónoma, dentro del marco de la República de
Indonesia; a pesar de todos los esfuerzos realizados, en enero
de 1951 la provincia de Aceh fue disuelta. Las fricciones en-
tre el gobierno central y los achejneses volvió a hacer aflorar
las divisiones socio-políticas de los últimos: los ulebalangs se
alinearon con el gobierno central, con la esperanza de verse
favorecidos como lo fueron en otro tiempo por los holande-
ses; los ulama consideraban las decisiones del gobierno cen-
tral como una amenaza para su ascendiente moral sobre la
mayor parte de la población.
Sin una solución satisfactoria para los autonomistas
achejneses, Daud Beureuh se vio obligado, el 21 de septiem-
bre de 1953, a proclamar el establecimiento del Negara Islam
Indonesia.102 Fue el inicio de una revuelta armada, encabezada
por Daud Beureuh contra el gobierno central.

102
Es decir, el Estado Islámico de Indonesia.

106
Los ulama volvieron a recurrir a la figura de la jihad para
movilizar a la población; la renuencia del gobierno central a
reconocer la autonomía de Aceh, hizo que los achejneses
llevaran el conflicto a un nivel superior: la proclamación del
Negara Islam Indonesia abogaba por la islamización de todo
el naciente país. La revuelta pasaría a los anales históricos
indonesios con el nombre de Darul Islam,103 la cual sería secun-
dada por levantamientos armados contra el gobierno central,
encabezados por dirigentes musulmanes, en Java y en Silawesi.
Las rebeliones fueron reprimidas violentamente por el ejér-
cito indonesio; sin embargo, fue hasta enero de 1957 que el
gobierno central logró establecer un acuerdo con los ulebalang,
mediante el cual se garantizaba a Aceh el estatuto de Propinsi
Khusus Istimewa Aceh;104 el carácter especial se refería particu-
larmente al mantenimiento de Aceh como una entidad dife-
renciada del resto de las provincias de Sumatra y a la autono-
mía religiosa y cultural. A cambio, los ulebalang reconocieron
la autoridad del gobierno central, rechazaron la islamización
de Indonesia y obtuvieron puestos en la administración de la
provincia. A pesar de haber sido marginados del acuerdo, gra-
cias a la autonomía religiosa y cultural negociada, los ulama
pudieron mantener las instituciones que les permitían ejercer
su influencia sobre la comunidad.

GERAKAN ACHEH MERDEKA Y LA INDEPENDENCIA


DE ACEH

Durante los años siguientes, el acuerdo alcanzado sirvió para


apaciguar los sentimientos autonomistas de los achejneses;
sin embargo, pronto surgieron nuevas fuentes de conflicto:
103
Es decir, Tierra de Islam.
104
Es decir, Provincia Especial de Aceh. Véase Harsi, S.H., Daerah Istimewa
Aceh: Latar belakang politik dan masa depannya; Pt. Karya Unipress, Jakarta
1993, capítulo 10, pp. 177-188.
107
• En lo económico, los recursos naturales de la provin-
cia fueron explotados a favor del gobierno central y de
sus agentes designados en la región; la población local
sólo obtuvo pingües beneficios de esa explotación. El
malestar llegó al extremo cuando los yacimientos de
hidrocarburos de la región fueron concesionados a em-
presas extranjeras que fundaron estados dentro del Es-
tado, para velar por sus intereses.
• La aplicación de las políticas sociales del gobierno
central también fue percibida como un peligro para la
identidad achejnes. En efecto, la extensión del sistema
educativo oficial y, sobre todo, del uso del bahasa
indonesia fue denunciada como una tentativa de
“javanizar” Indonesia, en general, y Aceh, en particular.
• El estatuto de provincia especial era entendido por el
gobierno central de la manera en que mejor le conve-
nía, con desventajas permanentes para la provincia
misma.

Cierto, existían motivos de descontento entre los achejneses,


pero eso no explica satisfactoriamente la actitud radical asu-
mida por Tengku Hasan M. di Tiro, al proclamar la indepen-
dencia de Aceh, el 4 de diciembre de 1976:

A los pueblos del mundo: Nostros, el pueblo de Aceh,


Sumatra, ejerciendo nuestro derecho a la autodetermi-
nación y protegiendo nuestro derecho histórico de do-
minar la tierra de nuestros ancestros, nos declaramos
libres e independientes de todo control político del ré-
gimen extranjero (foreign regime) de Jakarta y de los ex-
tranjeros (alien people) de la isla de Java.105

105
Tengku Hasan M. di Tiro: Declaration of independence of Acheh-Sumatra;
Acheh, Sumatra, 4 de diciembre de 1976.

108
Di Tiro presentaba la declaración de independencia “en
nombre del soberano pueblo de Acheh”106 y en calidad de
“Presidente del Frente Liberación Nacional de Acheh”, el cual,
con el tiempo, se convertiría en el Gerakan Acheh Merdeka
(GAM o Movimiento por Acheh Libre). En la declaración,
Di Tiro evocaba el hecho de que, durante siglos, “Acheh ha
sido un Estado independiente”, con “una tradición histórica
y cultural única.”
Aun cuando la población achejnes consideraba que sus as-
piraciones no habían sido colmadas por el régimen central,
otorgó un apoyo muy restringido al movimiento
independentista; la mayor parte de los miembros del GAM
eran jóvenes intelectuales, dotados de un equipamiento mili-
tar extremadamente limitado. A pesar de la debilidad del
movimiento, la respuesta de Yakarta fue rápida y aplastante,
obligando a Di Tiro a exiliarse en Suecia, en 1979. Allí esta-
bleció el “Autogobierno Achehnese en exilio”.107
Antes de exiliarse, Di Tiro dejó en Tengku Abdullah Syafi’I
la pesada carga de continuar con la lucha armada; esa lucha,
por la necesidad de las condiciones, se convirtió en una gue-
rra de guerrillas que había sido prácticamente liquidada en
1982 y que fue mantenida con muchísimas dificultades du-
rante la década de los 80. Mientras los partidarios de Di Tiro en
el exilio y en Aceh se esforzaban en mantener un movimiento
carente de apoyo popular, los contextos local e internacional de
los años 80 permitieron crear las condiciones que modificarían
sustancialmente la lucha por la independencia de Aceh:
106
Para diferenciarse, Di Tiro prefirió utilizar la forma en que los achejneses
suelen escribir el nombre de la provincia (Achej), en vez de su escritura en
bahasa indonesia (Aceh).
107
Robinson, Geoffrey: “Rawan is as rawan does. The origins of disorder
on New Order Aceh”, en: Anderson, Benedict R. (editor): Violence and the
State in Suharto’s Indonesia; Studies on South East Asia, No. 30, Cornell
University Press, New York, 2001, p. 223.
109
• Como tantos otros pueblos musulmanes, los achejneses
participaron en la guerra contra los soviéticos en
Afganistán; el retorno al país de combatientes experi-
mentados nutrió las escasas fuerzas del GAM.
• La participación de un número creciente de comba-
tientes musulmanes ejerció una gran influencia sobre
los ulama que, al principio, se habían mantenido al mar-
gen del GAM. Gracias a ellos, la lucha por la indepen-
dencia adquirió un cariz religioso y ganó un apoyo po-
pular que no había tenido antes.
• El gobierno central quiso sacar partido del cambio
cualitativo en las fuerzas del GAM, para presentarlas
como “peligrosos fanáticos musulmanes”; la propagan-
da gubernamental fue redituable en el extranjero; en
Aceh, en cambio, fue contraproducente: la tentativa de
denigrar a los combatientes musulmanes achejneses des-
pertó mayores simpatías hacia ellos entre la población.
• El gobierno llevó el conflicto a una etapa superior en
1989, cuando declaró a Aceh una Daerah Operasi Mili-
tar (DOM o Zona de Operaciones Militares) y envió
contingentes militares que llegaron a totalizar 12,000
soldados a mediados de los 90. La ferocidad de las ope-
raciones militares distanció todavía más a la población
del gobierno central, acercándola al GAM.

Cuando el régimen de Suharto llegaba a su fin, la confronta-


ción entre el GAM y el gobierno central se había agudizado
en extremo. La reivindicación de la independencia era consi-
derada por una parte creciente de la población como la única
salida al conflicto. El GAM como medio para alcanzar la in-
dependencia fue percibido de manera diferente desde el exi-
lio en Suiza y desde los kampung y la selva achejneses. Desde
uno y otro lados siguió siendo considerado el instrumento

110
necesario para alcanzar la independencia; para la gente en
Suiza, la independencia formal permitiría preservar la identi-
dad de los achejneses y promover una distribución más equitativa
de la riqueza de la región; para los combatientes musulmanes, la
independencia permitiría reorganizar la sociedad a partir de los
principios religiosos del Islam.

ACEH Y LOS GOBIERNOS REFORMISTAS

Con la renuncia de Suharto, las instituciones del Nuevo Or-


den por él implantado rápidamente se desprestigiaron; su su-
cesor, Yussuf Habibie, se vio obligado a adoptar una actitud
reformista, con el fin de legitimar su gobierno. Deseando
mostrarse más reformista que los integrantes del movimiento
Reformasi, Habibie propuso zanjar el conflicto de Timor Timur
mediante un referéndum, donde los timoreses decidirían la
permanencia dentro de la República de Indonesia o la inde-
pendencia política. Los gobiernos de Portugal y de Australia
saltaron sobre la ocasión y, con el apoyo de las Naciones Uni-
das, organizaron la consulta en un tiempo récord: el 30 de agosto
de 1999, 98% de los votantes optaron por la independencia.
La independencia de Timor crispó las relaciones entre los
actores políticos: las fuerzas armadas, los Golkar y el Partai
Demokrat Indonesia-Perjuangan (PDI-P o Partido Demócrata de
Indonesia-Combate) se opusieron a la secesión, argumentan-
do que la República Unitaria de Indonesia debía ser manteni-
da a toda costa. Megawati Sukarnoputri, presidenta del PDI-
P y candidata a la presidencia del país, señaló que toda
Indonesia debió participar en el referéndum sobre Timor.
Abdurrahman Wahid, entonces Presidente de Nahdlatul Ulama,
insistía en que la solución de los conflictos independentistas
de Aceh y de Irian Jaya debían ser resueltos respetando el
derecho a la autodeterminación de los pueblos, como en el

111
caso de Timor. Amien Rais, ex Presidente de Muhammadiyah y
Presidente del Partai Amanat Nasional (PAN o Partido del
Mandato Nacional) adoptó una actitud intermedia: abogaba
por el abandono de la república unitaria para instaurar una
república federal, donde cada región gozaría de un amplio
margen de autonomía.
Para los achejneses, la propuesta de Wahid era la más satisfactoria
y la consulta popular directa fue enarbolada como su demanda in-
mediata. Después de Timor, Habibie ya no tuvo ningún respaldo
para repetir la experiencia del referéndum. Una vez en la presidencia
de Indonesia, Wahid también se vio impedido por las corrientes
nacionalistas y por las fuerzas armadas para poner en práctica el
proyecto que había formulado desde la oposición; basado en su
prestigio como ulama, Wahid buscó la negociación, por un lado, con
los representantes del GAM, de un acuerdo para pacificar la provin-
cia convulsionada y, por otro, con los partidos políticos, un proyecto
de ley sobre la autonomía regional.

EL ENTENDIMIENTO CONJUNTO PARA UNA PAUSA


HUMANITARIA EN ACEH

Desde la toma de posesión como Presidente de Indonesia, Wahid


entabló contactos con los dirigentes del GAM, tanto en Aceh como
en Suiza. El objetivo era negociar simultáneamente con las dos
grandes corrientes del movimiento. El Centro Henry Dunant para
el Diálogo Humanitario facilitó las negociaciones, las que desem-
bocaron, en mayo de 2000, en la firma del Joint Understanding on
Humanitarian Pause for Aceh. El Dr. Hassan Wirajuda, representan-
te de Indonesia ante la ONU y signatario oficial del acuerdo, resu-
mió el objetivo del mismo en la declaración siguiente:

...el pueblo de Aceh debe ser aliviado del sufrimiento,


de las ansiedades y de las incertidumbres a los que ine-
112
vitablemente están sujetas las poblaciones civiles en
tiempos de conflictos armados... Esto es lo más impor-
tante, en el momento actual. Para que esto sea realiza-
do, la violencia debe cesar de inmediato...108

Los principales objetivos del acuerdo de entendimiento con-


sistían en ofrecer asistencia humanitaria al pueblo achejnes,
garantizar la seguridad necesaria para hacer posible el ofreci-
miento de dicha asistencia, promover medidas tendientes a
construir la confianza mutua, para lograr una solución pacífi-
ca del conflicto. El acuerdo estipulaba que la pausa debía ser
puesta en práctica 15 días después de firmado el acuerdo y
que cubriría un período de tres meses, el cual sería renovado
tantas veces como fuera necesario.
El acuerdo de entendimiento entró en vigor el 2 de julio de
2000 y posteriormente fue extendido durante repetidas oca-
siones. A pesar de la buena voluntad de las partes firmantes
(los representantes civiles y los dirigentes del GAM), la vio-
lencia armada no ha cesado en la provincia, mostrando que
ninguno de ellos ha sido capaz de ejercer control sobre sus
fuerzas armadas y que una pacificación real pasa necesaria-
mente por el retiro total de las fuerzas armadas de la Repúbli-
ca de Indonesia.

LA LEY SOBRE LA AUTONOMÍA REGIONAL

Mediante la ley, el gobierno central propone medidas prácti-


cas que permitirían restablecer relaciones armoniosas entre
él y el gobierno regional. El contenido apuntaría, por lo tanto,

108
Discurso de Hassan Wirajuda durante la firma del Joint Understanding on
Humanitarian Pause for Aceh, Suiza, 12 de mayo de 2000. Fuente: Department
for Foreign Affairs of the Republic of Indonesia, Yakarta.

113
hacia el fortalecimiento económico de la región: el gobierno
regional tendría la capacidad de administrar el 15% de los
ingresos petroleros, 30% de los derivados del gas y 80% de
los resultantes de los productos forestales, mineros y
pesqueros.
Con la ley de autonomía regional, el gobierno local dispon-
dría de una mayor cantidad de recursos, pues tan sólo recibía
un 5% de los ingresos generados por todas las actividades
productivas de la región y que eran cedidos por el gobierno
central bajo la forma de “subsidios”.

EL GOBIERNO DE MEGAWATI SUKARNOPUTRI ANTE


ACEH
Wahid fue destituido como Presidente de Indonesia el 23 de
julio de 2001, y relevado por Megawati Sukarnoputri, gracias
al fuerte apoyo de los militares. Como se ha señalado, durante
y después de la crisis de Timor, Sukarnoputri defendió reite-
radamente la República unitaria de Indonesia y entró en
sintonía con los intereses de los militares.
El apoyo político de los militares fue recompensado con
una mayor participación de oficiales de alto rango en la vida
política del país. En el gabinete de Sukarnoputri figuraron
tres militares en puestos relevantes, como el Ministerio del
interior. Así, a pesar del reconocimiento de la violencia ejer-
cida por el gobierno central contra la población achejnes, la
política de Sukarnoputri para la región configura la vieja es-
trategia de “la zanahoria y el garrote.” Así, el 9 de agosto fue
aprobada la Ley de Autonomía regional; con ella, la región
debió acordar nuevas ventajas económicas y la posibilidad de
poner en práctica las Sharia, la ley islámica. Mientras tanto, el
personal militar destacado en Aceh fue incrementado y sus
operaciones multiplicadas para silenciar a los independentistas.

114
Durante el primer semestre de 2002, las agencias informa-
tivas estiman alrededor de 600 los muertos de ambos bandos.
Reportan la destrucción completa de kampung, la desapari-
ción de sospechosos de espionaje (para uno u otro bando) y
la tortura frecuente de los prisioneros (de ambos bandos).
Los achejneses reivindican su derecho a la independencia
sobre la base de una identidad nacional, forjada a través de
largas luchas contra aquellos que quisieron someterlos y fun-
dada en el Islam como factor de cohesión social. Su adhesión
voluntaria al proyecto de la República Unitaria de Indonesia
se saldó con el incumplimiento permanente de los privilegios
demandados por los achejneses y otorgados por el gobierno
central. Las desventajas de las relaciones político-económi-
cas entre la provincia y el gobierno central, primero, y, luego,
la feroz represión a la que han sido sometidos desde la segun-
da mitad de los años setenta orillaron a los achejneses a
abandonar la lucha por el reconocimiento de la autonomía
dentro del marco de la República de Indonesia y a exigir la
independencia total.
La radicalización de la demanda fundamental del GAM sólo
tuvo como respuesta un incremento de la violencia oficial
contra el movimiento y contra la población civil. Para los
achejneses, por tanto, la espiral de la violencia sólo podrá ser
interrumpida cuando el gobierno central carezca de una justi-
ficación legal para intervenir en los asuntos internos de la
región, es decir, cuando Aceh sea reconocido como una enti-
dad política independiente.
Los gobiernos recientes han demostrado que no están dis-
puestos a llevar la reforma política tan lejos como para reco-
nocer la independencia de otras regiones, ni siquiera han vuelto
a tocar el tema de la república federal, por temor a provocar
las reacciones de quienes ejercen el poder real detrás de los
políticos civiles: los militares. En esas condiciones, el con-

115
flicto en Aceh permanecerá larvado durante un tiempo inde-
finido; a menos que el gobierno central y, por supuesto, los
militares, estén dispuestos a dar la prueba máxima de buena
voluntad: retirarse del territorio, para dejar al GAM ejercer
las labores de mantenimiento del orden interno y permitir a la
población organizar la vida pública como mejor le parezca.
Lamentablemente, una solución de este género no se vislum-
bra en el corto plazo.

JEMAAH ISLAMIYAH: UN PROYECTO DE CONSTRUCCIÓN


PROGRESIVA DE LA SOCIEDAD ISLÁMICA

El 5 de enero de 2002, las autoridades singapurenses hicie-


ron un anuncio que habría de trastocar completamente las
percepciones de la comunidad internacional sobre el sudeste
de Asia: la región dejaba de ser la ilustración fehaciente del
“milagro” económico asiático, para convertirse en “el segun-
do frente” de la “campaña terrorista” emprendida por al-Qaeda y
sus socios locales. De acuerdo con un comunicado de prensa oficial:

...algunos de los miembros de Jeemah Islamiyah deteni-


dos en Singapur, incluidas figuras clave como Ibrahim
Maidin y Khalim Jaffar, han descrito a Abdus Samad
(a) Abu Bakar Bashir como el “emir” o líder máximo de
la organización “JI”, la cual cubre las redes de Malasia/
Singapur y de Indonesia.109

Las autoridades singapurenses basaban las acusaciones de


terrorismo internacional en las siguientes evidencias:

a. Después del incidente del 11 de septiembre de 2001,


109
Government response to media queries on the ISA arrest; Singapur, 18
de enero de 2002. http://notesapp.internet.gov.sg/MHAPCS/Pressliv.nsf/
pressliv.nsf/0/3E6EE3CCB75A876D48256B50002E

116
el Departamento de Seguridad Interior (DSI) empezó
las investigaciones sobre JI, después de que una fuente
singapurense informó que Mohd Aslam Bin Yar Ali
Khan tenía vínculos con al-Qaeda...
b. El 9 de diciembre de 2001, el DSI detuvo el primer
grupo de seis personas para interrogarlas y catear sus
casas y oficinas. La vigilancia llevó al arresto de los
otros. La última persona fue arrestada el 24 de diciem-
bre de 2001.
c. El 14 de diciembre de 2001, el DSI informó a socios
extranjeros acerca del caso [JI]. Sólo entonces el DSI
fue informado sobre el descubrimiento, en Afganistán,
de un video e informes escritos, los cuales fueron reci-
bidos el 28 de diciembre de 2001. Por lo tanto, no exis-
te base alguna para decir que los arrestos de los miem-
bros de JI se debieron a la información provista por las
fuentes de Estados Unidos. No obstante, el video con-
firmó lo que Khalim [Jaffar] dijo al DSI, el 22 de di-
ciembre de 2001, que él y Hashim Abas vandalizaron
la estación Yishun del Metro, en 1997/1998, y [el vi-
deo también confirmó] que Khalim se había entrevis-
tado con los líderes de al-Qaeda en Afganistán en 1999.
Hashim también admitió ante el DSI, el 26 de diciem-
bre, su papel en el video. Estos [hechos] son útiles para
la investigación, en la medida en que forman parte de
la evidencia concluyente en contra de los miembros de
JI arrestados.110

Para las autoridades singapurenses, el comunicado de prensa


tenía como principal finalidad responder a rumores que indi-
caban que ellas habían actuado en forma reactiva a las infor-
maciones proporcionadas por los servicios de inteligencia
estadounidenses; por lo tanto, debían justificarse ante su pú-
blico. En todo caso, el comunicado de prensa es muy preciso
sobre el contenido del video: “Mohamed Khalim bin Jaffar y
110
Idem.

117
Hashim bin Abas realizaron un reconocimiento detallado de
la estación Yishun del Metro en 1997/98 y prepararon un
video del reconocimiento, con un comentario en inglés...”111
El comunicado estaba acompañado de sendas fichas biográ-
ficas de Hashim bin Abas y de Mohamed Khalim bin Jaffar.
Hashim bin Abas, de nacionalidad singapurense y de raza
malaya, siguió cursos religiosos, impartidos por Ihbrahim
Maidin y, ocasionalmente, por Hambali e Iqbal, dos de los
supuestos líderes máximos de JI.112 Hashim y Khalim forma-
ban parte de la misma célula de JI y, juntos, siguieron un cur-
so de entrenamiento para sobrevivir en la selva, en un club de
Malasia. Hashim fungía como tesorero y secretario de la red
local de JI y en ocasiones proporcionaba a los miembros de JI
artículos, como binoculares de visión nocturna y walki-talkies,
como los confiscados en el cateo de la casa de Khalim.113
Mohamed Khalim bin Jaffar, de nacionalidad singapurense
y de raza javanesa, siguió los mismos cursos religiosos que
Hashim; él fue quien, en 1997, pensaba atacar un autobús
utilizado para transportar personal militar estadounidense; para
ello, junto con Hashim, estableció un sistema de vigilancia y
videograbó los desplazamientos del autobús. El plan del ata-
que fue presentado por él mismo a los líderes de al-Qaeda, en
1999, cuando recibió entrenamiento militar en Afganistán,
de septiembre de 1999 a abril de 2000, en calidad de respon-
sable de la formación militar de la célula local de JI. En con-
secuencia, él era el responsable de entrenar a los miembros
selectos de JI en materia de condición física, sobrevivencia
en la jungla y lectura de mapas.114
111
Idem.
112
De acuerdo con los informes de prensa del momento, Hambali se encon-
traba prófugo, pero Iqbal había sido mantenido bajo arresto en Malasia,
desde junio de 2001. Véase supra, capítulo III, pp. 92-93.
113
Idem nota 108.
114
Idem.
118
“La evidencia concluyente en contra de los miembros de JI
arrestados” no parece serlo tanto:
-El entrenamiento para sobrevivir en la selva fue tomado
en un club malasio; este tipo de formación es ofrecido por
empresas a quienes desean hacer turismo fuera de los cauces
normales; la sobreviviencia en esas condiciones es ahora algo
tan banal que algunas televisoras organizan concursos sobre
el tema.115
-Los binoculares de visión nocturna pueden ser comprados
en cualquier buena tienda de campismo; los walkie-talkies es-
tán al alcance de cualquier persona, pues pueden ser adquiri-
dos en cualquier lugar.
-La lectura de mapas podría ser la única actividad que diera
motivo para pensar en actividades terroristas, pero también
podría estar ligada al entrenamiento para sobrevivir en la selva.
En conclusión, los videos de la estación del Metro y del
autobús de transporte militar, así como las relaciones con
al-Qaeda serían las evidencias más sólidas; sin embargo, los
resultados de los atentados terroristas planeados sólo confir-
man un acto de vandalismo en el Metro; por otra parte, el
lapso transcurrido entre las fechas en que los acusados vigila-
ron los movimientos del autobús militar y el momento en que
fueron detenidos, indicaría que los supuestos patrocinadores
de la red internacional de terroristas no consideraron relevan-
te la propuesta de los miembros de JI-Singapur. Éstos, por lo
tanto, sólo podrían ser calificados como aspirantes a terroris-
tas que, por suerte, nunca recibieron el bautismo de fuego.
La reacción de las autoridades singapurenses podría pare-
cer desmedida; sin embargo, es necesario reconocer que ellas
se distinguen por su capacidad para adelantarse a los aconte-

115
Un ejemplo de este tipo de emisiones es el programa Kolanta, presentado
por la televisión francesa durante el verano de 2002.
119
cimientos y por adoptar medidas radicales cuando la seguri-
dad interna se ve amenazada. En ese sentido, la razón de
Estado permitiría justificar la detención de un grupo de per-
sonas, con nexos aparentes con organizaciones como al-
Qaeda, sin importar, en primera instancia, si es el grupo, en
conjunto, o si sólo son algunos individuos, en lo personal,
quienes mantienen tales nexos.
Lo que no se justifica es la desinformación promovida
-¿intencionalmente?- por los medios de comunicación. Re-
vistas con una difusión internacional amplia, se han encarga-
do de establecer juicios rápidos y, muchas veces, infundados
acerca del control de al-Qaeda sobre la red terrorista del su-
deste asiático:

...Conforme continúan las investigaciones de la poli-


cía, cada semana que pasa se descubre más de lo que
ahora es claramente una organización paraguas para la
actividad de los terroristas vinculados a al-Qaeda en el
sudeste de Asia, encabezada por Hambali y conocida
como Jemaah Islamiah (JI). Después de una ola de pri-
meros arrestos, la presencia de la organización en
Malasia y Singapur está ahora bien documentada, mien-
tras que el arresto durante la semana pasada de tres
indonesios señalados como miembros de JI en las Fili-
pinas ha confirmado que todavía sigue activa en am-
bos países...116

Las tergiversaciones son, a todas luces, evidentes: primero,


las autoridades singapurenses, en el comunicado de prensa
citado, sólo señalaban a Abu Bakar Bashir como el emir de la
organización; en cambio, Norian Mai, jefe de la policía malasia,
responsabilizó a “predicadores indonesios” de inspirar la ideo-

116
Time: “Asia’s own Osama”, http://time.com/time/asia/features/
malay_terror/hambali.html
120
logía militante del Kumpulan Mujahedin/Militan Malaysia, la
supuesta rama malasia de JI; esos predicadores fueron señala-
dos como Bashir, Hambali e Iqbal.117 En contraste, el corres-
ponsal de Time ponía a JI bajo el mando de Hambali.
Secundo, ni Abu Bakar Bashir, ni los detenidos negaron la
existencia de JI; por el contrario, en reiteradas ocasiones con-
firmaron su participación en la sociedad islámica; no obstan-
te, los medios les atribuían afirmaciones nunca hechas: por
ejemplo, la agencia Kyodo titulaba un comunicado “Detained
members admit terror network exists in S.E. Asia”; en el texto, la
información iba totalmente en contra de lo indicado en el
título: “Abdullah Daud, profesor universitario de 48 años, y
Abdullah Minyak Silam, comerciante de 36 años, indicaron a
la Comisión [de investigación] que son miembros de Jemaah
Islamiyah, pero negaron cualquier participación en un com-
plot para derrocar al gobierno [de Malasia] usando medios
militares”.118 La organización, por lo tanto, existe, como bien
afirma el corresponsal de Time, pero sus actividades terroris-
tas no han sido probadas hasta ahora.
Tertio, Abu Bakar Bashir ha declarado que el objetivo de
Jemaah Islamiyah es establecer una sociedad islámica y los
medios de comunicación pasan por alto que Jemaah Islamiyah
significa precisamente “comunidad islámica”. Ahora bien, la
sociedad islámica es el objetivo de cualquier musulmán dis-
puesto a someterse a Alá; la diferencia entre las diversas ten-
dencias islamistas estriba en los medios utilizados para alcan-
zar el objetivo y Bashir ha señalado estar en contra de los
métodos violentos utilizados por Osama ben Laden. Su pro-

117
Véase supra, capítulo III, pp. 91-92.
118
Kyodo: “Detained members admit terror network exists in S.E. Asia”;
Kuala Lumpur, 24 de junio de 2002. http://www.findarticles.com/cf_0/
m0WDQ/2002_June24/87697108/p1/article.jhtml?term=Jemaah+Islamiyah

121
yecto se basa en la constitución de pequeñas comunidades
organizadas a partir de la sharia y que, con el tiempo, crecen
hasta abarcar la sociedad entera. Cierto, la presencia de esos
núcleos islámicos subvierte el orden político secular, en la
medida en que, sometiéndose a la sharia, rehusan ceñirse a
las legislaciones laicas; el trecho que lo separa de los islamistas
radicales es, en consecuencia, extremadamente amplio. Re-
conocida la existencia de Jemaah Islamiyah y en ausencia de
pruebas concretas sobre su naturaleza “terrorista”, se impo-
ne la necesidad de analizar las características de la sociedad
islámica.

LOS ORÍGENES DE JEMAAH ISLAMIYAH

La prensa internacional, los gobiernos del sudeste asiático y


el gobierno estadounidense ponen el grito en el cielo porque
Abu Bakar Bashir permaneció en libertad hasta que Al Faruq,
interrogado por las agencias de inteligencia estadounidenses,
afirmó que, siendo miembro de JI, estuvo encargado de orga-
nizar sendos atentados con explosivos en Indonesia, coman-
dados por al-Qaeda y con pleno conocimiento de Bashir. Ade-
más, habría indicado que Bashir estuvo comprometido en un
complot para asesinar a Megawati Sukarnoputri, cuando ésta
era vicepresidenta de la República de Indonesia.
Ngruki, un pequeño poblado situado cerca de la ciudad de
Solo, en Java central, adquirió notoriedad internacional cuan-
do los medios señalaban repetidamente que Abu Bakar Bashir
seguía allí, al frente de la pesantren119 fundada por él y por
119
Escuela coránica, llamada tradicionalmente madraza, pero designada, en
Indonesia, con los nombres de pesantren o de pondok.
120
Esta sección está basada en el informe del International Crisis Group,
titulado al-Qaeda in Southeast Asia: The case of the Ngruki network in Indonesia.
Jakarta/Bruselas, 8 de agosto de 2002. El texto íntegro del informe puede
consultarse en la página del ICG: http://www.crisisweb.org/

122
Abdullah Sungkar.120 Apresurados en poner de realce la natu-
raleza “terrorista” de la red de comunidades islámicas funda-
da por Bashir, pasaron por alto su historia, ignorando que
fue, de alguna manera, el producto de las políticas represivas
de Suharto, durante el Nuevo Orden. No se trata, por ende,
de un puñado de islamistas radicales, sino de:

...una red [que] es mucho más amplia que el puñado de


personas acusadas de [tener] vínculos con al-Qaeda e
incluye individuos con una legitimidad política bien es-
tablecida por haber desafiado al gobierno de Suharto y
por haber estado en prisión por ello...121

JI aparece, en consecuencia, como un nodo de una extensa


red de individuos y organizaciones que sufrieron la represión
política del régimen de Suharto y que comparten el objetivo
de instaurar una sociedad islámica. Abu Bakar Bashir y
Abdullah Sungkar son dos personajes prominentes, en la me-
dida en que fueron ellos quienes echaron las bases de JI; sin
embargo, en el conjunto de la red, son sólo dos individuos
con tanta importancia como cualquier otro representante de
alguna de las corrientes islamistas que confluyen en la red.
Sungkar nació en Solo, Java Central, en 1937. Bashir, en
cambio, nació en Jombang, Java del Este. Ambos provienen
de familias árabes de origen yemenita. Durante los 50, los
dos participaron en el Gerakan Pemuda Islam Indonesia (GPMI
o Movimiento Juvenil Musulmán de Indonesia), un grupo es-
tudiantil independiente, pero con fuertes nexos con el Masjumi,
el partido que agrupaba a todas las corrientes islamistas par-
ticipantes en la vida política institucional. A pesar de que
Sungkar se sumó al Masjumi y de que Bashir siguió siendo
parte de organizaciones independientes como al-Irsyad, am-

121
Ibid. p. 1.
123
bos se dedicaron al proselitismo islámico (dakwah). En 1967,
se asociaron con un personaje llamado Hasan Basri, para fun-
dar la Radio Dakwah Islamiyah Surakarta, en Solo. En esa ciu-
dad, en 1971, fundaron la Pesantren al-Mu’min, la que fue tras-
ladada al poblado Ngruki, en las afueras de Solo, en 1973; a
partir de entonces la pesantren fue conocida como Pondok
Ngruki. Después de la muerte de Sungkar, en 1998, Bashir se
convirtió en el personaje con mayor influencia en la pesantren
y el grupo de individuos organizados en torno a ella.
En noviembre de 1978, Sungkar y Bashir fueron arresta-
dos, a consecuencia de los encuentros que sostuvieron con
Haji Ismail Pronoto122 y, durante el proceso, las autoridades
indonesias empezaron a mencionar, por vez primera, a Jemaah
Islamiyah, vinculándola a un supuesto Komando Jihad, encabe-
zado por Pronoto y abocado a establecer un Estado Islámico,
sobre las bases ideológicas de la rebelión Darul Islam. Sungkar
admitió haber recibido en su casa a Pronoto, en 1976, y haber
aceptado formar una jemaah para afrontar el resurgimiento
del comunismo en Indonesia, después de la derrota estadouni-
dense en Vietnam. Las acusaciones gubernamentales en contra de
Sungkar y Bashir se concentraban sobre los llamados a descono-
cer la Constitución indonesia porque era de manufactura humana,
la negativa a izar la bandera nacional en la pesantren, el rechazo de
los Pancasila. También fueron acusados de difundir el libro Jihad
dan Hijrah, de Abdul Qadir Baraja,123 profesor de Pondok Ngruki.
El título es significativo, pues sintetiza la estrategia utilizada para
122
Haji Ismail Pranoto nació en Brebes, en los límites de Java Central y Java
del Oeste; participó en la rebelión de Darul Islam, como uno de los coman-
dantes militares de las fuerzas que apoyaron el levantamiento de Sekarmadji
Maridjan Kartosuwirjo; fue arrestado en enero de 1977 y juzgado en 1978,
acusado de trabajar desde 1970 en el reagrupamiento de los rebeldes de
Darul Islam para derrocar al gobierno. Véase: ICG, Op. cit., p. 5.
123
Baraja fue arrestado en 1978 y permaneció en prisión hasta 1982, acusado
de pertenecer a JI; en mayo de 1985 volvió a ser arrestado, acusado de haber
124
construir la jemaah islamiyah: la hijrah evoca el retiro de Mohamad
de La Meca a Medina, durante el cual se conformó la Umma
primigenia, y, en sentido figurado, expresa la decisión de los miem-
bros de la jemaah de alejarse de las instituciones seculares para
vivir bajo el régimen de la sharia. El jihad es entendido tanto en el
sentido estricto de la guerra santa contra los infieles, como en el
sentido amplio, de combate contra los enemigos del Islam que se
niegan a aplicar la ley islámica; el jihad, por tanto, es circunscrito al
contexto particular de Indonesia: un país con una población
mayoritariamente musulmana, dirigido por una elite política mu-
sulmana inclinada al mantenimiento de un Estado laico.
Durante el tiempo que permanecieron detenidos, algunas
personas ligadas, directa o indirectamente, a Pondok Ngruki
estuvieron involucradas en actividades delictivas:
-En enero de 1979, el rector de la Sebelas Maret Universitas
(Universidad 11 de Marzo) fue asesinado por haber informa-
do a las autoridades la existencia de JI; considerado responsa-
ble de la detención de las figuras más prominentes de la jemaah,
fue ajusticiado por un grupo conformado por Musa Warman
(mafioso relacionado con militares), Abdullah Umar (profe-
sor de Pondok Ngruki), Hasan Bauw y Farid Ghozali.
-El 15 de enero, Faridh Ghozali murió cuando las autorida-
des estaban por capturarlo.
-El 17 de enero, Hasan Bauw fue liquidado por el grupo
encabezado por Musa Warman, acusado de haber denuncia-
do a Ghozali y a Abdul Qadir Baraja.
-El 1 y 21 de marzo, Warman y Umar llevaron a cabo sen-
dos asaltos, bajo pretexto de recabar fondos mediante ata-
ques a los enemigos del Islam.
comprado los explosivos utilizados en los atentados contra una iglesia en
Malang (diciembre de 1984), el templo de Borobodur (21 enero de 1985) y
un autobús, en Java del Este. Fue sentenciado a 15 años de prisión; liberado
a finales de los 90, volvió a integrarse al grupo de Ngruki y participó en el
primer congreso del Majelis Mujahedin Indonesia, en agosto de 2000. Véase:
ICG, Op. cit., p. 8, nota 31.
125
Esos acontecimientos se debieron más a la iniciativa de los
involucrados, que a directivas de la jemaah. Las autoridades,
por supuesto, aprovecharon la ocasión para acreditarlas a la
agrupación y desvirtuarla ante el público.
Al terminar la primera etapa de la existencia de JI se podría
decir que era un grupo de islamistas organizados a partir de
Pondok Ngruki; el grupo estaba relacionado, a través de
Pronoto, con los antiguos rebeldes de Darul Islam; en torno a
él giraban individuos con perfiles muy diferentes y con un
amplio grado de autonomía para tomar iniciativas al margen
de la jemaah.
Abdullah Sungkar y Abu Bakar Bashir fueron juzgados en 1982
y sentenciados a nueve años de prisión, bajo el cargo de subver-
sión. A finales de ese año, ganaron la apelación del veredicto; la
condena fue reducida a tres años y diez meses, equivalentes al
tiempo que habían pasado en prisión desde su detención y, por
lo tanto, fueron liberados. Mientras que los fiscales apelaban la
reducción de la condena, ambos regresaron a Ngruki, donde se
dedicaron a organizar una red de pequeñas comunidades aboca-
das a practicar la ley islámica.
De acuerdo con los testimonios de quienes participaron en
esas comunidades, los miembros debían prestar un juramento de
obediencia a Abu Bakar Bashir en todo aquello que no contravi-
niese la voluntad de Alá y recibían instrucciones para formar
grupos de ocho a 15 personas en los sitios de residencia o de
trabajo, abocados a seguir la ley islámica y a vivir de acuerdo con
ella. Los preceptos islámicos que debían regir la vida de las pe-
queñas comunidades islámicas fueron resumidos por Bashir en
un manual titulado Usroh y escrito a partir de las enseñanzas de
Hasan al-Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes de
Egipto. Entre las obligaciones prescritas por el manual destacan:
evitar las instituciones no islámicas (escuelas o cortes, por ejem-
plo) y desobedecer cualquier ley que no sea la sharia.

126
El islamismo practicado por Abu Bakar Bashir puede ser
calificado como un islamismo parroquial, en la medida en
que parte de la influencia personal de los promotores de las
jemaah islamiyah sobre su entorno inmediato. El método para
instaurar la sociedad islámica dista mucho de ser violento; se
basa, sobre todo, en la acumulación progresiva de individuos
dispuestos a someterse a la voluntad de Alá, formulada a tra-
vés del proyecto de Bashir. Por otra parte, éste ha insistido
siempre en que pretende instaurar la sociedad islámica y en
que rechaza los medios violentos utilizados por organizacio-
nes como al-Qaeda.
Por supuesto, el proyecto de Bashir carecía de medios para
evitar que los miembros de las jemaah o de las organizaciones
de la red que convergía en Pondok Ngruki optasen por otros
medios para instaurar la sociedad islámica. Así, por ejemplo,
Andi Mohamed Taqwa, un estudiante de Pondok Ngruki, sir-
vió de conducto para poner en relación a Abdullah Sungkar
con Sanusi Daris, uno de los lugartenientes de Kahar
Muzakkar,124 cuando, en 1984, decidió volver a la vida políti-
ca pública. A través de esos contactos, ambos personajes de-
cidieron trabajar conjuntamente para recuperar y poner en
práctica el proyecto de la Republik Persatuan Indonesia (Repú-
blica Unitaria de Indonesia), constituido por la fusión de las
regiones que habían participado en las rebeliones de Darul
Islam: Java del Oeste, Sulawesi del Sur y Sumatra del Sur.125
Este proyecto, orientado hacia la instauración de un Estado a
124
Muzakkar fue el dirigente de la rebelión Darul Islam en la región de
Sulawesi del sur.
125
Taqwa, por su parte, siguió buscando contactos con los sobrevivientes de
las rebeliones islamistas; en 1985, se entrevistó con Daued Beureueh, diri-
gente de la rebelión en Aceh. En 1986 se reunió con Sungkar y Bashir, en
Malasia, y trabajó en el reclutamiento de voluntarios para combatir en
Afganistán.
127
partir de un área geográfica determinada, contrasta con el
proyecto amplio y laxo de construir progresivamente una so-
ciedad islámica, promovido por Bashir.
Durante los años que siguieron a la liberación de Sungkar y
Bashir, tanto el contexto internacional como el ambiente nacio-
nal, por otra parte, favorecieron la fermentación del islamismo
en Indonesia. La revolución iraní generó nuevas expectativas
entre quienes aspiraban a la islamización de un Estado indonesio,
percibido como un ente anti-islámico; en efecto, Suharto esco-
gió una coyuntura poco propicia para aplicar su política llamada
azas tunggal (principio básico), la que pretendía la adopción obli-
gatoria de los Pancasila como la ideología política de todas las
organizaciones sociales con reconocimiento oficial. La renuen-
cia a aceptar la imposición de la ideología oficial generó una
escalada de violencia: las protestas de los musulmanes fueron
reprimidas, degenerando en motines en algunas ciudades del país.
El activismo político islamista se intensificó y la ciudad de
Yogyakarta se destacó por el papel desempeñado tanto por
las universidades locales como por algunas mezquitas donde
predicaban ulama tradicionalistas. La Mezjid Sudirman desta-
caba, en general, por ser la sede de destacados oradores y, en
particular, porque algunos de ellos habrían de desempeñar un
papel importante en Jemaah Islamiyaah: Irfan Suryahardy,126
Fikiruddin Muqti127 y Muchliansyah.128
Irfan Suryahardy publicaba, en 1981, ar-Risalah, un boletín que
difundía tanto las ideas de Khomeini como entrevistas de los
antiguos dirigentes de Darul Islam y críticas contra el gobierno
126
También llamado Irfan S. Awwas, Suryahardy es hermano de Fikiruddin
y actualmente preside el Comité ejecutivo de Majelis Mujahedin Indonesia.
127
También conocido como Abu Jibril y como Mohamad Iqbal bin
Abdurrahman, Fikiruddin fue señalado por las autoridades malasias como
uno de los dirigentes de la red internacional de JI (las otras dos personas
eran Bashir y Hambali); es el único detenido, desde junio de 2001, en Malasia.
128
También conocido como Solihin.
128
de Suharto; en 1982, dirigía el Badan Koordinasi Pemuda Mesjid
(Cuerpo Coordinador de la Mezquita Juvenil); desde esa organi-
zación, publicó las audiencias del juicio contra Sungkar y Bashir
y tejió una amplia red de relaciones con organizaciones musul-
manas estudiantiles y juveniles; desde esa época data su relación
estrecha con Agus Dwikarna.129 En 1986 fue arrestado, juzgado
y condenado a 13 años de prisión bajo cargos de subversión.
Fikiruddin y Muchliansyah, por su parte, serían dos personajes
importantes durante la estancia de Sungkar y Bashir en Malasia.

EL PROYECTO ISLAMISTA TRANSNACIONAL


A principios de 1985, la Suprema Corte de Indonesia abordó
la apelación sobre la reducción de la sentencia y la liberación
de Sungkar y Bashir. La Corte falló a favor de la fiscalía y convocó
a los acusados; éstos, temiendo una nueva detención, decidieron
refugiarse en Malasia. En abril de ese año, Muchliansyah se encar-
gó de los preparativos para el viaje de un grupo compuesto por:
Abdullah Sungkar, Abu Bakar Bashir, Fikiruddin, Ahmad Fallah,
Agus Sunarto, Rusli Aryus, Mubin Bustami, Fajar Sidiq130 y Agung
Rivaldi.131 Todos se internaron ilegalmente en Malasia.
129
Fue arrestado en marzo de 2002, en Manila, acusado de introducir explo-
sivos a las Filipinas. Proviene de la organización HMI-MPO, considerada el
ala conservadora de la Asociación de Estudiantes Islámicos; preside Laskar
Jundullah, el servicio de seguridad del Comité para la Aplicación de la Ley
Islámica (KPSI), en Makkasar. Fue designado Secretario del Majelis Mujahedin
Indonesia y es alguien cercano a Amien Rais, Presidente del Partai Amanat
Nasional (PAN) y Presidente de la MPR (Consejo Consultivo Popular, la
máxima autoridad constitucional); en el momento de su detención, en Manila,
también era el tesorero del PAN.
130
Agus Sunarto, Rusli Aryus, Mubin Bustami y Fajar Sidiq participaban en
la edición del boletín ar-Risalah.
131
Agung Rivaldi es hermano de Fajar Sidiq y forma parte del grupo arres-
tado por las autoridades malasias en enero de 2002.
129
Abdul Wahid Kadungga, yerno de Kahar Muzakkar,132 se
encargó de recibirlos y de encontrarles alojamiento. A través
de este personaje, el grupo de indonesios se internacionalizó
y adoptó actitudes más radicales. En efecto, exiliado desde
los años 70, Kadungga mantenía relaciones con organizacio-
nes musulmanas europeas, del Medio Oriente y de Malasia;
entre todos sus contactos, destaca particularmente Usama
Rushdi, miembro de Gama Islami (una escisión de Ikhwan Islami
-Hermanos Musulmanes- de Egipto) y quien habría de influir
en la reorientación política de los dos principales dirigentes
del grupo de Ngruki. La idea de construir la sociedad islámica
dentro de los límites geográficos de Indonesia fue abandona-
da y adoptada la del establecimiento de un califato interna-
cional. Sin duda, las experiencias de internacionalización ex-
perimentadas por los hermanos musulmanes tuvieron mucho
que ver en la formulación del nuevo objetivo; pero también
debió haber influido la inmersión de los ulama indonesios,
quienes hasta entonces habían llevado una vida localista, en
un medio que favorecía los contactos internacionales: Malasia
era el destino laboral de trabajadores provenientes de prácti-
camente todos los países del sudeste de Asia; el acercamien-
to de algunos de ellos a la jemaah de los ulamas indonesios,
extendía la sociedad islámica soñada a un ámbito internacio-
nal amplio. El islamismo de Sungkar y de Bashir adquirió un
tinte internacionalista, que las autoridades de Malasia y
Singapur han denunciado, luego de las detenciones de las ra-
mas de JI presentes en ambos países.133 La internacionalización
del grupo también se llevó a cabo en el terreno de la práctica:

132
Véase nota 124.
133
Mientras tanto, Fikiruddin y Muchliansyah siguieron manteniendo la
idea de una sociedad islámica basada en las experiencias de las rebeliones de
Darul Islam y tendiente a islamizar Indonesia.

130
algunos de los exiliados, entre los que se encontraban
Fikiruddin, Abdullah Anshori y Faiq Hafidz participaron, a
finales de los 80 y principios de los 90, en el jihad afgano.
Pese al exilio, la jemaah seguía manteniendo nexos estre-
chos con la red de conexiones organizadas en torno a Pondok
Ngruki y, a través de ellos, ejercía una influencia política e
ideológica sobre la misma. Por lo tanto, insistieron en conti-
nuar con la construcción de las jemaah islamiyah, en las áreas
donde estuvieran implantados los adherentes a la red.
Los exiliados regresaron a Indonesia después de la renuncia
de Suharto, en mayo de 1998, y encontraron un país en plena
fermentación política; el ambiente de reforma política per-
mitió el desarrollo de nuevas corrientes y la reorganización
de las antiguas. Sungkar murió un mes después de regresar a
Indonesia; Bashir volvió a Pondokl Ngruki; Muchliansyah se
instaló en Kalimantán (Borneo) y Nursalim en Bandung (Java
del Este). Visiblemente, la idea era continuar con el proseli-
tismo a favor de las jemaah islamiyah, extendiéndolas hasta
donde permitiera la capacidad física de sus miembros.
Los días 5, 6 y 7 de agosto de 2000, los miembros de la red
organizaron en Yogyakarta el Mujahedin Kongres (Congreso
Mujahedin) y reunieron a los más comprometidos en la adop-
ción de la sharia como canon organizativo de las vidas indivi-
duales y social. El congreso concluyó con la instauración del
Majelis Mujahedin Indonesia (MMI o Consejo Mujahedin de
Indonesia):

-Abu Bakar Bashir fue nombrado Amir al-Mujahedin


(comandante) del Ahlul Halli wal’Aqdi (AHWA o con-
sejo de gobierno), comprometido en echar los cimien-
tos de un nuevo califato internacional.
-Irfan Awwas Suryahaardy fue nombrado Presidente del
Comité ejecutivo y Shobbarin Syakur fue designado Se-
cretario ejecutivo del mismo.
131
-Agus Dwikarna, cercano a Amien Rais y tesorero del
PAN, fue escogido como uno de los secretarios del
Comité ejecutivo.
-Fikiruddin, Muchliansyah y Mahasin Zaini fueron nom-
brados responsables del Departemen Peningkatan
Sumber Daya Mujahid (DPSDM o Departamento En-
cargado de Fortalecer los Recursos de los Mujahedin).
-Aris Rahardjo fue encargado de las comunicaciones
con los Mujahedin.

La organización del MMI tuvo como finalidad coordinar los


esfuerzos de todos los comprometidos con la aplicación de la
sharia en la vida social e individual; asimismo, el MMI recu-
peró el programa maximalista de instaurar un califato inter-
nacional, formulado durante la estancia de los fundadores de
JI en Malasia. Fieles a ese nuevo objetivo, Fikiruddin volvió
a Malasia y allí fue arrestado, en junio de 2001; sin embargo,
sólo fue hasta enero de 2002 que su detención ocupó un lu-
gar destacado en los medios, siendo señalado como uno de
los principales dirigentes de JI. Ahora bien, como se ha visto,
Fikiruddin o Iqbal representa una corriente dentro del grupo
organizado alrededor de Pondok Ngruki que, en ocasiones,
llegó a disentir de los ulama fundadores, sin que las disensiones
hayan provocado una ruptura irreparable.
Finalmente, los informes sobre JI hacen un vacío sobre
Riduan Isamuddin, también conocido como Hambali y seña-
lado como el tercer dirigente de JI. Ese vacío es indicativo de
que Hambali orbitaba alrededor de JI, sin ser necesariamente
un miembro de la comunidad, ni mucho menos uno de sus
dirigentes principales. La mayor parte de la información so-
bre Hambali proviene de fuentes estadounidenses que lo
describen como el instrumento de al-Qaeda en el sudeste
asiático. De ser cierto, eso vendría a demostrar que JI es

132
una organización con una apertura tan amplia que acoge a
todas las corrientes del islamismo, sin adoptar necesariamen-
te los medios utilizados por ellas. JI se ha distinguido por su
estrategia para construir la sociedad islámica (parroquial, na-
cional o internacional) y la misma la distingue de las corrien-
tes con las que interactúa cotidianamente y con las que ha
instituido el Majelis Mujahedin Indonesia. Jemaah Islamiyah dista
mucho de la imagen que los medios internacionales han cons-
truido sobre ella.

133
Capítulo V
EL TERRORISMO
EN ASIA DEL SUDESTE

El discurso de George W. Bush ante el Congreso estadouni-


dense en los días siguientes a los atentados del 11 de sep-
tiembre estableció una división tajante entre buenos y malos,
entre aliados y enemigos. Las posiciones intermedias no tu-
vieron cabida, pues privó el principio “si no estás conmigo,
eres mi enemigo.” Ese maniqueísmo es particularmente gra-
ve cuando la administración Bush recurre al fácil expediente
de incluir organizaciones islámicas, como el GAM y el FMIL,
en el campo del terror, sin parar mientes en las particularida-
des de sus programas políticos, ni en el juego de relaciones
que las ha orillado a la lucha armada para obtener la satisfac-
ción de sus demandas. El simplismo de la oposición antagó-
nica civilización/Islam lleva a tratar como enemigos a todos
aquellos que sean percibidos como islamistas militantes.
A lo largo de este ensayo se ha tratado de mostrar que exis-
ten razones históricas que explican movimientos como el
GAM, el FMLN y sus ramificaciones, FMIL o Abu Sayyaf.
Sus reivindicaciones nacionalistas están ligadas a una identi-
dad nacional propia, estrechamente ligada al Islam. Con fre-
cuencia, la violencia militar ha sido rebasada, violando las
convenciones que “rigen” los conflictos civiles y atentando
contra la vida e intereses de la población civil; pero, como se
ha indicado, las violaciones se han producido tanto del lado
de los rebeldes, como del de los gobiernos. En ese sentido,
difícilmente puede considerárseles como terroristas, como lo
hace la administración Bush.
Para evitar el simplismo subjetivista sobre el cual se basa la
lista de organizaciones terroristas elaborada por el Departamen-
to de Estado, es necesario partir de una definición clara y senci-
lla del terrorismo: durante la revolución francesa, el período del
terror estuvo marcado por las ejecuciones por motivos políticos;
el terror, entonces, no era ciego, pues era usado con el fin de
eliminar individuos incómodos para quienes controlaban la má-
quina gubernamental. Si se retienen las ejecuciones por motivos
políticos como el rasgo general del terror, se deberá reconocer
que, en la actualidad, las ejecuciones pueden ser indiscriminadas
o selectivas, individuales o colectivas. El atentado con explosi-
vos sería, en esas condiciones, la expresión más acabada del
terrorismo moderno. Ahora bien, todavía cabe una distinción
entre un terrorismo ocasional (utilizado para obtener fines po-
líticos específicos, en coyunturas particulares) y un terrorismo
sistemático (usado como estrategia de combate tendiente a al-
canzar el fin último de una organización).
Los cuatro movimientos islamistas estudiados (GAM,
FMLN, FMIL y Abu Sayyaf), en algunos momentos utiliza-
ron el terrorismo ocasional; sin embargo, sólo Abu Sayyaf
parece utilizarlo de manera sistemática, después de la ofensi-
va gubernamental de septiembre de 2000, contra el refugio
en la isla de Jolo, para rescatar a los rehenes secuestrados en
territorio malasio. En Indonesia, entre todos los actos terro-
ristas reales sobresalen los atentados con explosivos contra
objetivos civiles (nochebuena de 2000) y, sobre todo, el de
Bali (12 de octubre de 2002); éstos parecen referirse más al
terrorismo ocasional que al sistemático.

136
LOS ATENTADOS TERRORISTAS EN FILIPINAS

Una semana después de que las fuerzas armadas empezaron


el asalto a la isla de Jolo, a fin de liberar a los rehenes captura-
dos por Abu Sayyaf, en el estado malasio de Sabah, los atenta-
dos con explosivos contra objetivos civiles se intensificaron. Los
archivos de la BBC dan cuenta de 37 atentados entre el 20
de septiembre de 2000 y el 20 de octubre de 2002
( véase el cuadro 7 del anexo estadístico); en promedio, se
produjo uno cada tres semanas. Cabe señalar que de las 37
bombas sembradas, 14 no estallaron; de estas últimas, 13 fue-
ron reivindicadas por una organización llamada Indigenous
People’s Federal Army, cuyo programa político nada tiene que
ver con los frentes moro o Abu Sayyaf; las bombas fueron
colocadas para mostrar la capacidad de la organización, pero
notificaron a las autoridades su localización y éstas pudieron
desactivarlas sin mayor problema.
Las 23 bombas que estallaron dejaron un saldo de 71 muer-
tos y 472 heridos; es decir, tres muertos y 20 heridos por
atentado. Con frecuencia, las autoridades filipinas adjudica-
ron los bombazos a grupos islamistas o al New People’s Army
(NPA o Nuevo Ejército Popular, de filiación comunista); sin
embargo, los frentes moro y los comunistas reiteradamente se
deslindaron de éstos. Sólo Abu Sayyaf se guardó de
deslindarse o de reivindicarlos.
Obviamente, Manila ha sido el blanco privilegiado de los
terroristas; en la capital han sido plantadas 13 bombas; le
siguen el puerto de Zamboanga (en la isla de Mindanao) con
siete atentados, Cotabato con cinco bombas que no estalla-
ron, la ciudad General Santos, con dos atentados.
Las autoridades han capturado muy pocos sospechosos de
la autoría de los atentados: cuatro en abril y tres más en octu-
bre de 2002. Por lo tanto, el origen no está plenamente compro-
137
bado, pero todo el mundo da por sentado que se trata de Abu
Sayyaf. En términos generales, se trata de artefactos artesanales,
con poder explosivo mínimo, pero eficaces en la medida en que
los blancos escogidos han sido lugares públicos, como centros
comerciales, autobuses y estaciones de ferrocarril.
Dos factores contribuyen a explicar la radicalización de Abu Sayyaf:
primero, las negociaciones del FMLN y del FMIL con el gobierno
aislaron a una guerrilla islamista no dispuesta a abandonar la reivin-
dicación maximalista de independencia política. Luego del secues-
tro de los turistas en territorio malasio, la ofensiva gubernamental
empujó a los rebeldes a utilizar el terror en las ciudades del sur del
país y en la capital. La escalada de violencia se acentuó cuando
operó el segundo factor: después del 11 de septiembre, la Presidenta
Macapagal-Arroyo solicitó a la administración Bush apoyo logístico
y humano para combatir al grupo rebelde; en septiembre de 2001,
llegaron los primeros asesores militares estadounidenses, los que
serían seguidos por contingentes militares que entrenaron las tropas
filipinas, hasta finales de julio de 2002.
Por el momento, el FMLN y el FMIL han permanecido al
margen de la espiral de violencia, pero si ésta llega a prolon-
garse, abre la posibilidad de una modificación en las relacio-
nes de fuerza entre las organizaciones moro, así como entre
éstas y el gobierno,134 pues la población de las zonas de con-
frontación armada es quien paga las consecuencias y la soli-
daridad islámica operará tarde o temprano. Por ahora, no se
entrevé ninguna posibilidad de salida negociada al conflicto:
los guerrilleros de Abu Sayyaf parecen dispuestos a seguir
recurriendo al terrorismo como método de “combate”, y
el gobierno no tiene visos de querer transigir.
134
Mientras se realizaba la revisión del texto para la imprenta, la ofensiva
militar del gobierno se extendió, en febrero de 2003, hacia las zonas contro-
ladas por el FMIL, rompiendo el cese del fuego negociado apenas unos
meses antes; frente al agravamiento del conflicto, la Presidenta Macapagal-
Arroyo se vio obligada a aceptar, por segunda vez, la intervención de fuerzas
estadounidenses.
138
LOS ATENTADOS TERRORISTAS EN INDONESIA

En la edición del 15 de septiembre de 2002, la revista Time


publicó un artículo que, basado en “un documento secreto de
la CIA y en informes de inteligencia regional”, señalaba a
Omar al-Faruq como “el máximo representante de al-Qaeda
(al Aqaeda’s senior representative) en el sudeste de Asia”. De
acuerdo con esos informes, al-Faruq nació el 24 de mayo de
1971, en Kuwait. A principios de los 90, recibió entrenamiento
militar en el campo de al-Qaeda, en Khadalan, Afganistán;
durante su estancia de tres años en ese campo, tejió relacio-
nes estrechas con al-Mugira al-Gaza’iri, jefe del campo de
entrenamiento, y con Abu Zubaydah, lugarteniente de Osama
ben Laden. En 1995, al-Faruq, en compañía de al-Mugira,
viajó a Filipinas, con un pasaporte falso, y llegó al campo de
entrenamiento militar Abubakar, del FMIL. A fines de los 90,
llegó a Indonesia “para tomar control de las operaciones de
al-Qaeda en el sudeste de Asia.” Durante su estancia en
Indonesia se casó con la hija de un ex activista islámico y
estableció relaciones con un hombre de negocios llamado Agus
Dwikarna quien, como se ha señalado en el capítulo anterior,
era miembro activo del Majelis Mujahedin Indonesia (MMI o
Consejo Mujahedin de Indonesia).135 Con ese perfil biográfi-
co, el público no podía sorprenderse de que al-Faruq fuera
“el máximo representante de al-Qaeda” en la región, ni de sus
“revelaciones”, contenidas en el informe de la CIA:
- Al-Qaeda recibió asistencia financiera y operacional
de JI. Abu Bakar Bashir “autorizó a Faruq para utilizar
los operativos y los recursos de JI para dirigir un atentado con
explosivos contra una embajada” (no precisada por el corres-
ponsal de la revista); asimismo, Bashir despachó a Abu al-
Furkan, miembro de JI, para supervisar un ataque planeado
contra la embajada de Estados Unidos en Malasia; Bashir tam-
135
Para mayores referencias sobre Agus Dwikarna, véase capítulo IV, nota 129.
139
bién estuvo detrás del atentado con explosivos en contra de
la gran mezquita de Yakarta.
- De acuerdo con el informe de la CIA, al-Faruq fue “el
autor intelectual de todos los atentados con explosivos
de la Navidad de 2000, en Indonesia.”
- Algunas de las operaciones de al-Qaeda en la re-
gión fueron financiadas a través de una rama de al-
Aharamain Islamic Foundation, una fundación de benefi-
cencia establecida en Arabia Saudita.136
La lista de los pecados cometidos por al-Faruq se alarga
con un sinnúmero de planes fallidos o de actividades clan-
destinas. Por lo tanto, resulta conveniente concentrase sobre
los hechos reales:
1. El atentado contra la gran mezquita Al-Istiqlal de
Yakarta. Existe poca información sobre las investigaciones
oficiales; sin embargo, el atentado contra la mezquita Al-
Istiqlal se produjo el 19 de abril de 1999, en un contexto
político que permite pensar que los promotores no fueron
necesariamente islamistas radicales. Recuérdese que, a fina-
les de 1998 y a lo largo de 1999, se habían multiplicado los
conflictos regionales ligados a problemas religiosos entre
inmigrantes musulmanes y la población local no musulmana.
Dentro y fuera del gobierno, los rumores señalaban a “agen-
tes del Nuevo Orden” como los promotores de los disturbios.
El atentado nunca fue reivindicado y la información al res-
pecto es muy escueta. En consecuencia, es factible que la
ausencia de informes esté ligada a un hermetismo voluntario
de agentes revanchistas del régimen de Suharto.
2. Los atentados de la Navidad de 2000. Resulta intere-
sante la pretendida aceptación, por parte de al-Faruq, de la
136
Time: “Confessions of an al-Qaeda terrorist: American interrogators finally
got to Omar al-Faruq, who detailed plans to launch a new terror spree in
South East Asia”, 15 de septiembre de 2002.

140
autoría intelectual de estos atentados; si ese fuera el caso,
habrían sido aclarados crímenes que costaron la vida a 18
personas y que provocaron serios daños físicos a otras 36;
entre los muertos y heridos de esos atentados estuvieron al-
gunos de los fabricantes y de los encargados de colocar las
bombas en los lugares escogidos. La simultaneidad de las ex-
plosiones en diez ciudades de seis provincias localizadas en
las islas de Sumatra, Java y Lombok es una evidencia irrefu-
table de un plan concertado. El azar permitió la detención de
algunos individuos involucrados en los atentados:
a. Alguno de los sobrevivientes de una explosión prema-
tura, según la policía, poseía un celular, cuya memoria re-
gistraba llamadas a Malasia y Afganistán. Esto, en sí mis-
mo, no es una prueba contundente de nexos terroristas
internacionales, pero deja abierta la posibilidad de ello.
b. En Bandung, Java del Este, la explosión de una bom-
ba durante su montaje permitió a la policía capturar a
cuatro miembros del grupo terrorista, entre ellos esta-
ba una persona de nombre Iqbal, señalada por los in-
formes periodísticos como un religious teacher y como el
dirigente del grupo; quedaría por saber si religious teacher
significa, en este caso particular, ulama. Los informes,
por otra parte, no daban cuenta de ninguna filiación
organizativa del grupo.
c. En Medan, Sumatra del Norte, la policía capturó al
responsable del montaje y del envío de bombas a igle-
sias de Sumatra del Norte y de la provincia de Riau. De
acuerdo con los informes policiales, el prisionero afir-
mó que un representante del GAM habría pagado 2,800
dólares por preparar y enviar las bombas.
d. El 22 de julio de 2001, en la zona este de Yakarta,
dos bombas explotaron en una iglesia católica y otra
protestante, con un saldo de cinco heridos en un caso,

141
y de 64, en el otro. Una semana después, en un centro
comercial de la zona central de Yakarta, otra bomba
estalló prácticamente en las manos de quien la transpor-
taba, hiriendo a otras cinco personas. La policía indonesia
adjudicó el atentado al GAM y arrestó a 57 achejneses,
señalados como sospechosos de participar en el atenta-
do. El gobierno malasio, no obstante, identificó al herido
como Taufik Abdul Halim, también conocido como
Dani, y como miembro de Mujahedin Malaysia (no con-
fundir con Kumpulan Mujahedin Malaysia, mencionado en
el capítulo III de este ensayo), un grupo de nueve perso-
nas comprometidas con el jihad en Indonesia. Algunas
semanas después, la policía capturó 13 personas, una de
ellas de nacionalidad malasia, que practicaban técnicas
militares y de autodefensa en la provincia de Banteng. El
grupo se hacía llamar Forum Studi Kajian Islam (Foro de
Estudios Islámicos); algunos de ellos admitieron haber
participado en los atentados de la navidad de 2000, uno
indicó haber combatido contra los cristianos en Ambon,
Molucas, y otros señalaron que esperaban trasladarse a
Ambon después de terminado el entrenamiento.137

A partir de los hechos, es posible afirmar que los atentados de la


Navidad de 2000 fueron organizados por un grupo con ramifica-
ciones -cuando menos- en las tres islas donde ocurrieron los
atentados y con nexos internacionales. Si las afirmaciones de al-
Faruq fueran verdaderas, esos vínculos podrían llevar a al-Qaeda;
sin embargo, la forma enredada en que es presentado el testimo-
nio del personaje levanta dudas sobre la veracidad del mismo.
En todo caso, nótese que, de acuerdo con dicho testimonio y
con las detenciones realizadas por la policía indonesia, no
137
International Crisis Group: Indonesia: Violence and radical muslims; Indonesia
Briefing, Yakarta/Bruselas, 10 de octubre de 2001.
142
existen evidencias para establecer la participación, ni mucho
menos la responsabilidad de JI en los atentados de la Navi-
dad de 2000. A pesar de eso, la prensa internacional ha insis-
tido, sin tener fundamento alguno, en que la detención de
Abu Bakar Bashir, a mediados de octubre de 2002, se debió a
su participación en esos atentados y en el de Bali, ese mismo
mes.
3. El financiamiento de las operaciones de al-Qaeda
se realizó mediante la al-Aharamain Islamic Foundation.
Primero, queda por probar de manera fehaciente que ha habi-
do operaciones financiadas y organizadas por Osama ben
Laden; segundo, es probable que instituciones foráneas, como
la fundación señalada, hayan transferido recursos financieros
para actividades lícitas o ilícitas, pero esa es una práctica co-
rriente en el juego de la política internacional: en su época, el
gobierno soviético financiaba a los partidos comunistas; du-
rante los 70 y 80, la Internacional socialista brindaba apoyo a
los grupos guerrilleros centroamericanos, mientras la CIA fi-
nanciaba a la contra nicaragüense con recursos provenientes
del narcotráfico; desde la época del auge petrolero, el gobier-
no de Arabia Saudita financia actividades de proselitismo is-
lámico; tercero, los mecanismos de solidaridad internacional
islámica funcionan, pero no todos están necesariamente abo-
cados a difundir el terror, aunque siempre cabe la posibilidad
de desviar recursos hacia actividades ilícitas.
4. Al-Qaeda recibió asistencia financiera y operacio-
nal de JI. Esta afirmación contradice la señalada en el pará-
grafo 3, así como las de la prensa internacional que acusan a
JI de recibir ayuda financiera de la organización de ben Laden.
Quien conoce las condiciones de funcionamiento de las pondok
en las áreas rurales de Indonesia, tiene una idea de lo que
representa la pobreza en ese país. Los informes sobre el fun-
cionamiento del principal campo de entrenamiento de Laskar

143
Jihad (el grupo de combatientes islamistas que ha apoyado
abiertamente a sus correligionarios de Ambon) dan cuenta
de las condiciones materiales dramáticas en que trabajaban
los militantes de la organización; téngase en cuenta es ésta la
que realizó un gran esfuerzo material y humano para sostener
la “guerra santa” en las Molucas y, a pesar del supuesto apoyo
recibido de los militares, los recursos materiales fueron exi-
guos;138 si es posible establecer una analogía entre Laskar Jihad
y Jemaah Islamiyah sobre la disponibilidad de recursos finan-
cieros, es difícil aceptar que JI haya apoyado financieramente
a al-Qaeda.
5. La relación entre al-Faruq y Agus Dwikarna. La re-
ferencia a esa relación es, por demás, tendenciosa. Como se
ha mencionado anteriormente, Agus Dwikarna es un perso-
naje con una importancia considerable dentro de los medios
tradicionalistas: presidió el Laskar Jundullah, servicio de se-
guridad del Comité para la Aplicación de la Ley Islámica, en
Makasar, y fue designado secretario del Majelis Mujahedin
Indonesia, pero también ocupa un espacio político importante
en los medios musulmanes no tradicionalistas: es muy cerca-
no a Amien Rais (presidente tanto del MPR –o Consejo Con-
sultivo Popular, la máxima autoridad constitucional del país-
como del PAN) y esa cercanía le valió ser designado tesorero
del partido de Rais.
Dwikarna fue detenido en Filipinas, en marzo de 2002, acu-
sado -junto con otros dos indonesios, llamados Abdul Jamal
Balfas y Tamsil Linrung- de viajar con documentos falsos y
de introducir explosivos al país. Desde el principio, los tres
detenidos insistieron en que los explosivos les habían sido
“plantados” por las autoridades filipinas de migración. En
138
Algunas fuentes señalan que detrás de Laskar Jihad se encontraban mili-
tares solidarios con los musulmanes de Ambon y deseosos de evitar el
surgimiento de un nuevo movimiento regional secesionista.
144
abril, Balfas y Linrung fueron liberados simplemente por fal-
ta de evidencias.139 El 12 de julio, en cambio, Dwikarna fue
declarado culpable de posesión ilegal de explosivos y conde-
nado a 17 años de prisión. Otros cargos presentados fueron
la participación en los atentados de diciembre 2000, en Manila,
y contra la embajada de Filipinas en Indonesia, ese mismo
año; por las características técnicas, los investigadores del
atentado de Bali relacionaron éste con el bombazo contra la
embajada filipina. Además, se le acusó de mantener relacio-
nes con Fathur Rohman al-Gozhi, prisionero en Filipinas y
confeso de haber organizado el atentado múltiple del 30 de
diciembre de 2000. La captura de al-Gozhi se produjo gracias
a la infor mación proporcionada por las autoridades
singapurenses a las filipinas; por tanto, se le ha achacado ser
uno de los expertos en explosivos de Jemaah Islamiyah.
La detención y condena de Dwikarna tiene los visos de una
revancha política contra Amien Rais y el PAN. En la elección
general de 1999, el Partai Demokrat Indonesia-Perjuangan obtu-
vo una mayoría relativa en la DPR (Casa de Representantes o
parlamento); su presidenta, Megawati Sukarnoputri, era con-
siderada como la candidata más fuerte para ocupar la presi-
dencia de la República de Indonesia. Durante la reunión del
MPR, ya entonces presidido por Rais, éste organizó el “axe
block”, bloque de partidos políticos de filiación islámica,
opuesto a la designación de Sukarnoputri como presidenta; el
candidato del bloque a la presidencia del país fue
Abdurrahman Wahid (ex Presidente de Nahdlatul Ulama y di-
rigentes espiritual del partido fundado por esta organización,
el Partai Kebangunan Bangsa –PKB o Partido del Despertar
Nacional), quien finalmente fue designado para ocupar el car-
go. Andando el tiempo, el bloque de partidos islámicos exigió
139
BBC News: “Second jail term for Indonesian ‘terrorist’,” 19 de abril de
2002.
145
la adopción oficial de la Carta de Yakarta, según la cual la sharia
tendría validez oficial para los musulmanes indonesios. Dwikarna,
por lo tanto, reúne todas las condiciones necesarias para presen-
tar a Amin Rais y al PAN como proclives al islamismo radical.

EL BOMBAZO DE BALI
Durante la noche del sábado 12 de octubre de 2002, la
afluencia de visitantes extranjeros al Sari Club (ubicado en
Jalan Legian, del poblado de Kuta, en Bali) presagiaba ingre-
sos interesantes para los administradores. Unos minutos des-
pués de las once de la noche, la diversión se tornó en tragedia:
una ligera explosión fue seguida de otra mucho más potente;
las risas se tornaron en llantos de dolor o en gritos de histeria
de quienes tuvieron la suerte de sobrevivir a uno de los aten-
tados más atroces. La onda de choque sacudió al mundo: los
primeros informes daban cuenta, en números redondos, de
180 muertos y un número indeterminado de heridos y desapa-
recidos. Tres semanas después, el balance era de más de 200
muertos, cientos de heridos y cerca de 200 desaparecidos.140

UNA OLEADA DE DECLARACIONES INFUNDADAS


La conflagración física fue seguida de una informativa que,
lejos de contribuir a mantener la sangre fría, encendió los áni-
mos; los responsables indonesios de la seguridad empezaron
a señalar, sin ninguna base real, posibles responsables; los
medios de comunicación, nacionales e internacionales, vol-
vieron a operar como caja de resonancia, amplificando la
desinformación:
-El martes 15 de octubre, el ministro de defensa, Mataori
Abdul Djalil, declaraba: “creo que al-Qaeda está relacionada
140
The Jakarta Post: “Police investigate bomb suspects’ ties with military”, 4
de noviembre de 2002.
146
con lo sucedido en Bali” y “este incidente me hace pensar
que existe una red de al-Qaeda en Indonesia”.141
-The Washington Post, el miércoles 16 de octubre, informaba
que un oficial de la fuerza aérea indonesia, identificado como
Dedi Masrukhin, estaba detenido y confeso de haber cons-
truido la bomba. Los mandos del arma se apresuraron a señalar
que “no es verdad que arrestamos al oficial por una supuesta
participación en el atentado. Sólo lo interrogamos porque es
un experto en explosivos y también vive en Bali”.142
- Una fuente anónima de los servicios indonesios de inteli-
gencia, al día siguiente de la aparición del artículo de The
Washington Post, señaló que la investigación de las autorida-
des se concentra sobre “un grupo de siete extranjeros”, sos-
pechosos de haber planeado y llevado a cabo los bombazos
de Bali. La “célula terrorista” estaría encabezada por un
yemenita y su lugarteniente malasio y habría entrado al país
el 10 de octubre, a través de Semarang, capital de Java Cen-
tral, donde prepararon los explosivos.143
-El General Da’i Bachtiar, jefe de la Polisi Republik Indonesia
(Polri o Policía de la República de Indonesia) declaraba, diez
días después de la tragedia: “El bombazo mortífero de Bali
tiene similitudes con ataques previos [organizados por] un
supuesto líder de Jemaah Islamiyah, Hambali. ‘Hay similitudes
en el modus operandi’, dijo el jefe de la policía’.”144
-The Sunday Times, semanario singapurense, en la edición del
20 de octubre, iba todavía más lejos, presentando sendos de-
talles de la organización del complot; refiriéndose a las con-
141
The Jakarta Post: “Defense minister believes al-Qaeda behind Bali bomb
blast”, 15 de octubre de 2002.
142
The Jakarta Post: “Blast probe focuses on seven suspects”, 17 de octubre
de 2002.
143
Idem.
144
The Straits Times: “Bali blast bears hall mark of JI leader Hambali”, 22 de
octubre de 2002.
147
fesiones de al-Faruq, el semanario afirmaba que Osama ben
Laden habría enviado a Abu Bakar Bashir, 133,400 dólares
estadounidenses para comprar el explosivo C4, usado en el
atentado. Más adelante señalaba que el dinero “provenía de
una cuenta a nombre de Sheik Abu Abdullah Emirati, seudó-
nimo de Osama ben Laden” y “fue utilizado para comprar
tres toneladas de explosivos provenientes de fuentes milita-
res”.145
-El portavoz de la Polri, General de brigada Edward
Aritonang, aclaró que “las autoridades [militares] tienen un
control estricto sobre los explosivos en circulación en
Indonesia; por lo tanto, los explosivos usados en Bali debie-
ron haber sido introducidos de contrabando en el país”; los
rumores sobre la participación de militares en el atentado
obligaron al General Aritonang a ser más cauteloso: “los in-
vestigadores todavía deben encontrar evidencias para rela-
cionar la explosión con militares, extranjeros o musulmanes
radicales”.146
Hacia finales de octubre, la prensa resaltaba informaciones
provenientes de “una fuente de inteligencia anónima” sobre
dos Generales, uno del ejército y otro de la Polri, que eran
investigados por haber llegado la mañana del 12 de octubre a
Bali y por haber abandonado la isla al día siguiente. El perió-
dico también señalaba la “circulación de especulaciones” so-
bre la presencia de un ex comandante de la milicia pro Yakarta
de Timor del Este, en el mismo momento que los Generales.
De acuerdo con The Jakarta Post, el portavoz del equipo de
investigación, General Aritonang, no negó, pero tampoco con-
firmó los rumores; sin embargo, el periódico citaba textual-
145
The Jakarta Post: “Bali bomb perpetrators still an enigma”, 22 de octubre
de 2002.
146
Idem.

148
mente un comentario del General, que aceptaba implícita-
mente la investigación sobre los dos militares sospechosos:
“Había miles de personas en esta isla cuando ocurrió la ex-
plosión, por lo tanto, no debemos concentrarnos únicamente
en estas dos personas [los Generales]”. Finalmente, el diario
indonesio ponía de realce que, de acuerdo con el General
Aritonang, los investigadores trataban de identificar al pro-
pietario de la minivan Mitsubishi L-300, destruida por la ex-
plosión, pues “los números de identificación del motor y del
chasis fueron borrados”.147 Unos días después, esta informa-
ción soltada por el portavoz del equipo de investigación a los
periodistas sería la clave que permitiría capturar al primero
de los “autores” del bombazo.
En los medios musulmanes tradicionalistas también empe-
zaron a formularse hipótesis y surgió el rumor de que el gobierno
estadounidense estaba detrás del atentado. La mayoría de los
argumentos usados eran inverosímiles y, como todos los demás,
fueron ampliamente difundidos por la prensa local. Ante el
riesgo de acentuar más la animadversión en contra de los
Estados Unidos, durante una visita al lugar de la explosión, el
embajador en Indonesia solicitó ecuanimidad... a los
indonesios:

La última cosa que los indonesios necesitan en un mo-


mento crucial de su historia es señalar con el índice
hacia cualquier parte, cuando, de hecho, el país necesi-
ta permanecer junto detrás de sus dirigentes y enfren-
tar el problema del terrorismo.148

147
The Jakarta Post: “2 RI generals possible suspects in Bali probe”, 29
octubre de 2002.
148
ummahnews.com: “U.S., Indonesia army denies involvement in Bali carnage”,
31 de octubre de 2002; http://www.ummahnews.com/viewarticle.php?sid=12
149
LAS DIFICULTADES DEL GOBIERNO INDONESIO

Esa ola de afirmaciones, en algunos casos mal intencionadas,


ahogó las pocas voces cuerdas insistentes en que nada podía
decirse, hasta entonces, sobre los autores del atentado. Tal
fue el caso de quien, en principio, debía ser el máximo res-
ponsable de la seguridad: Susilo Banbang Yudhoyono, minis-
tro coordinador de asuntos políticos y seguridad.149 En ese
contexto, los deseos del embajador estadounidense no po-
dían ser cumplidos: por un lado, la población indonesia adop-
tó actitudes muy diversas con respecto al atentado y recibía
con escepticismo las informaciones provenientes de las fuen-
tes oficiales; por el otro, ese escepticismo era reforzado por
las fallas evidentes en el seno de la clase política y, sobre
todo, entre los responsables de llevar a cabo la investigación
correspondiente.
En la cúspide del poder, los problemas salieron a la luz:
Megawati Sukarnoputri tuvo un comportamiento contrasta-
do: por un lado, se trasladó a Bali -justo después de las explo-
siones-, durante los tres primeros días tuvo otras tantas re-
uniones de emergencia con el gabinete de seguridad y trabajó
a marchas forzadas para elaborar el decreto para combatir el
terrorismo; pero, por otro lado, “los indonesios no percibie-
ron ningún esfuerzo de su parte para establecer una política
[clara] o para hacer que su indisciplinado gabinete proyectase
la imagen de un gobierno unido con un sentido definido”.150
Las declaraciones encontradas de los miembros del gabinete
pusieron en evidencia las divisiones entre ellos pero, sobre
149
The Jakarta Post: “Susilo: no indication of Jemaah Islamiyah’s
involvement”, 17 de octubre de 2002.
150
International Crisis Group: Impact of the Bali bombing; Yakarta/Bruselas,
24 de octubre de 2002, p. 2.
150
todo, éstas fueron flagrantes a la hora de realizar la investiga-
ción técnica.
Hasta antes del atentado de Bali, el gobierno de Sukarnoputri
había estado sujeto a fuertes presiones internacionales para
adoptar una actitud más dura con respecto a las corrientes
islamistas tradicionalistas del país; con buen sentido, sus voce-
ros habían señalado que, en ausencia de pruebas contundentes
de actividades terroristas en el país, el gobierno no estaba dis-
puesto a tensar sus relaciones con los medios musulmanes tra-
dicionalistas. Al mismo tiempo que demolió el Sari Club y las
construcciones vecinas, el bombazo echó abajo los argumen-
tos que habían permitido a Sukarnoputri eludir las presiones
internacionales. Como se ha señalado, se vio obligada a:
-Formular un decreto contra las actividades terroristas que
no dejó satisfecho a nadie, pues se esperaba que la DPR for-
mulase una ley al respecto.
-Establecer un equipo de investigación inter-ministerial,
integrado por la agencia nacional de inteligencia (BIN), la
Polri y los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas.
-Aceptar la participación de 126 especialistas internaciona-
les en las investigaciones, al lado de las agencias guberna-
mentales locales.
De acuerdo con los informes de prensa, 126 “oficiales de
Australia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania
y Japón se han unido a la Policía Nacional para investigar el
atentado”.151 El equipo quedó bajo el mando de la Polri, la
que adquirió la responsabilidad de mantener el orden interno,
luego de ser separada de las fuerzas armadas, en 1998. En
buena medida, las declaraciones encontradas, citadas ante-
riormente, se explican por el carácter heteróclito de un equi-
po de investigación que, con todo y su carácter internacional,
151
The Jakarta Post: “Main suspect in Bali blast identified, police say”, 30 de
octubre de 2002.

151
no pudo superar la competencia entre sus diferentes integran-
tes. Así, las filtraciones de información que apuntaban hacia
militares podían provenir tanto de los miembros extranjeros
del equipo (sin filiaciones políticas domésticas) o de la Polri, en
competencia permanente con los militares. Esa competencia en-
tre las instituciones domésticas fue más que evidente y el periódi-
co singapurense The Straits Times se encargó de sacarlas a la luz:

Los esfuerzos... por arrestar a quienes están detrás de la


explosión de Bali aparecían ayer empantanados, por una
competencia entre la agencia de inteligencia, BIN, la
policía y los militares; cada uno sigue su propio camino
para perseguir a los terroristas.
...El portavoz de BIN... dijo que los agentes de inteli-
gencia estaban en la pista de los [autores] del atentado,
los cuales podrían ser “arrestados pronto”.
...El General Edward Aritonang negó que la BIN haya
compartido alguna información y dijo que los investi-
gadores de la policía se basaban sobre las evidencias
encontradas en la escena de la explosión y sobre sus
propios esfuerzos (sic) de inteligencia. Señaló: “no ten-
go información proveniente de la BIN; todavía no te-
nemos sospechosos en mente.”
El General Ryamizard Ryacudu, jefe de Estado Mayor
del ejército, dijo: “nuestra poderosa red de inteligencia
detectó células terroristas en Indonesia desde hace mu-
cho tiempo. No actuamos porque ya no cae dentro de
nuestra jurisdicción hacerlo”.152

LOS HECHOS FEHACIENTES DEL ATENTADO

A pesar de los conflictos permanentes entre la policía y los


servicios de inteligencia civiles y militares, las investigacio-
nes arrojaron información concreta sobre las explosiones; a

152
The Straits Times: “Turf battles derail probe on Bali blasts”, 25 de octubre de 2002.

152
partir de ella, los especialistas pudieron establecer el perfil
general de los autores del atentado:
1. El Sari Club era un centro nocturno únicamente para
extranjeros.153 El objetivo del atentado, por lo tanto, fue es-
cogido con cuidado. Los musulmanes tradicionalistas, por su
parte, desde hace algún tiempo ejercen represalias contra “cen-
tros de vicio” que permanecen abiertos los viernes (día de
oración en la tradición islámica) o durante el Ramadán (mes
de ayuno tradicional). Este tipo de represalias, sin embargo,
se había producido en las ciudades de Java, pero nunca en
Bali, donde la filiación religiosa de la población local es
hinduista y donde el turismo representa un ingreso más que
considerable.
2. Las bombas que estallaron fueron dos. El detalle es
importante, pues la información inicial hablaba de tres bom-
bas. Una de ellas fue colocada dentro del Paddy’s Café y estaba
compuesta de 500 gramos de TNT. La otra fue dejada frente
al Sari Club y, dada la destrucción de un vehículo señalado
como una miniván Mitsubishi L-300, se supuso que fue colo-
cada en el interior del mismo;154 la Agencia Nacional de Inte-
ligencia (BIN), señaló en sus primeros informes que en la
manufactura de la segunda bomba se utilizó el plástico explo-
sivo conocido como C4, compuesto de Ciclotrimetilene-
trinitramina (RDX), de sus variantes HBX y nitratos, combinados
con plastificadores.155 Más tarde se precisaría que fueron em-
pleados entre 50 y 100 kilogramos de explosivos.156
3. Los explosivos utilizados son de uso altamente res-
tringido. The Jakarta Post citó el testimonio de Mark Ribband,
director de una empresa británica que elabora el explosivo
153
The Jakarta Post: “Bali bomb perpetrators still an enigma”, 22 de octubre de 2002.
154
Idem.
155
The Jakarta Post: “Explosive used in Bali blast contains RDX:
investigators”, 17 de octubre de 2002.
156
Idem.
153
C4; de acuerdo con Ribband: “C4 es un explosivo plástico...
muy potente, manufacturado principalmente en los Estados
Unidos, pero ampliamente distribuido a las fuerzas militares
alrededor del mundo”; “C4 es usado solamente por los mili-
tares aunque tiene algunos pequeños usos civiles”; “si uste-
des encuentran C4 en los inventarios militares de otros países
es porque allí ha habido una influencia americana...”; “C4 es
difícil de comprar; la mejor analogía es que está todavía más
controlado que la heroína, pero si se desea comprar heroína,
es posible obtenerla. Como todo [C4 y heroína], están al al-
cance mediante [el pago de] un precio”.157
4. Los artefactos pudieron haber sido detonados a dis-
tancia. La noche del 12 de octubre, una tercera bomba esta-
lló en las instalaciones del consulado estadounidense en el
distrito de Renon, Denpasar, Bali. Los investigadores encon-
traron evidencias de que los fabricantes de la misma utiliza-
ron un teléfono celular para hacerla estallar; por lo tanto, es
muy probable que hayan utilizado el mismo sistema en las
bombas del distrito de Kuta.
5. Las características de los artefactos exigen capacidades
técnicas complejas de quienes planearon y llevaron a cabo el
atentado. Brett Swan, de la Policía Federal Australiana y miembro
del equipo internacional de investigación, señaló que el atentado
sólo pudo ser llevado a cabo por perpetradores “altamente organiza-
dos”, que buscaban maximizar el número de víctimas.158 Más tarde,
el General Aritonang, en una conferencia de prensa, indicaba que
“atendiendo a la manera en que ellos trabajaron –usando TNT y
RDX como ingredientes explosivos y también los horarios de las
explosiones para lograr el mayor número de víctimas–, concluimos
que estos tres hombres [anunciados como sospechosos durante la
conferencia de prensa referida] son profesionales. Basados en esta
conclusión, nos coordinamos con otros cuerpos de inteligencia, in-
157
Idem.
158
Idem.
154
cluidos los militares, para elaborar una lista de sus expertos en bom-
bas, incluidos aquellos que han desertado de sus unidades”.159
6. La explosión de Bali sólo puede ser relacionada con
el atentado contra la embajada filipina, en 2000. Los in-
formantes señalaban que, de los “cientos” de atentados con
explosivos que se registraron en Indonesia, únicamente en el
de la embajada filipina se utilizó el mismo tipo de explosivos.160
Los hechos desmintieron los juicios apresurados de los pri-
meros días que siguieron a la explosión. Las bombas de la
Navidad de 2002 y de julio de 2001, primero, fueron atribui-
das al grupo Forum Studi Kajian Islam, por la policía indonesia;
luego, fueron adjudicadas por la CIA, según Time, a al-Faruq;
más tarde, el General Da’i Bachtiar, jefe de la Polri, las endilgó
a Hambali, indicando las similitudes con las de Bali. Ahora
bien, mientras que aquellas fueron elaboradas artesanalmente
por aprendices de terroristas, a quienes sus obras les estalla-
ron en las manos en repetidas ocasiones, las de Bali fueron
obras de profesionales altamente calificados, dotados de
recursos económicos considerables y de conexiones
importantes con los medios militares.
Una operación como la de Bali, señalaba un miembro activo de
la Kopassus (fuerza especial del ejército), experto en antiterrorismo,
requiere de “cientos de millones de rupias” y abundaba:

Cualquier operación clandestina es un trabajo meticu-


loso. Un bombazo como el de Bali requiere gente con
ciertas calificaciones (expertise), una planeación cuida-
dosa y un equipo estratégico de avanzada para investi-
gar [el objetivo escogido] antes de definir el plan. El coor-
dinador de la operación debe reclutar un equipo de, al
menos, diez personas, para que sea efectivo. Cada miem-
bro debe estar equipado con calificaciones particulares.161
159
The Jakarta Post: “Police investigate bomb suspects’ ties with military”, 4
de noviembre de 2002.
160
Idem.
161
The Jakarta Post: “Experts cast doubt on police findings in Bali blast
case”, 13 de noviembre de 2002.
155
Con ese trasfondo, la historia del Sunday Times sobre la com-
pra de tres toneladas de explosivos, por parte de Abu Bakar
Bashir, con dinero de Osama ben Laden parecía ridícula en
extremo: el precio de unos explosivos altamente controlados
sería de 44 dólares por kilo y, si se usaron entre 50 y 100
kilos, el costo total oscilaría entre 2,200 y 4,400 dólares; si a
eso se suma el costo de la camioneta utilizada y de otros arte-
factos adicionales, el atentado habría sido extremadamente
económico y cualquier persona dotada de recursos modestos
podría convertirse en patrocinadora de proyectos terroristas
altamente mortíferos. Todavía más, habría que esperar más
atentados con una capacidad destructiva similar o todavía
mayor, pues en manos de los terroristas todavía quedarían
entre 2,950 y 2,900 kilogramos de explosivos.

AMROZI Y LA ¿FÁBULA? DE LA AUTORÍA DEL ATENTADO

La última semana de octubre, en medio de la competencia entre


las agencias de seguridad e inteligencia indonesias, el portavoz
de la Kopassus, Muchyar Yara, hacía una declaración que atizaba
un poco más la animosidad: el equipo militar de inteligencia ha-
bía identificado a los responsables de la explosión de Bali y esta-
ba tras ellos, mientras el equipo de la policía todavía estaba “en
la oscuridad sobre los perpetradores de la tragedia”.162
El 29 de octubre, la policía, retomando la información sol-
tada el día anterior, replicaba a los periodistas sobre la inves-
tigación del propietario de la camioneta utilizada en el aten-
tado.163 El General Da’i Bachtiar, jefe de la Polri, anunció
que “la policía ha identificado al principal perpetrador detrás

162
The Jakarta Post: “Military ‘knows’ the bombers, police don’t”, 25 de
octubre de 2002.
163
Véase, supra, nota 149.
156
(sic) de los bombazos de Bali”; de acuerdo con el funcionario:
“se han establecido conexiones entre las evidencias encon-
tradas en el sitio del atentado con las evidencias recolectadas
a partir de otras fuentes”. Por su lado, el inspector general I
Made Mangku Pastika, jefe del equipo interinstitucional de
investigación, confirmó la declaración del jefe de la policía:
“estamos persiguiendo a este hombre [el señalado por el Ge-
neral Bachtiar]. Él es indonesio y es el principal actor (en el
bombazo), así como el que fabricó [made] la bomba”.164
Con estos anuncios, empezó una segunda ronda de declaracio-
nes apresuradas que eran corregidas, sobre la marcha y sin justi-
ficación plena. Así, el miércoles 6 de noviembre, la policía detu-
vo a un individuo llamado Amrozi, de 40 años, egresado de una
escuela secundaria islámica; la detención fue realizada en su casa,
localizada en Paciran, Lamongan, Java del Este. El General
Aritonang indicó que era el propietario de la miniván Mitsubishi,
L-300, utilizada en el atentado. Asimismo, siempre siguiendo la
exposición del General Aritonang, proporcionó informaciones
derivadas de la reconstrucción del atentado y de las primeras
pesquisas después de haber detenido al sospechoso:
-La policía cateó varias casas en Denpasar (Bali) y en
Lamongan (Java del Este). En una de las casas de Denpasar,
encontró residuos de los materiales para elaborar las bombas.
-La policía interrogó a Mohamad Zakaria, director de Pondok
Al Islam, donde Amrozi estudió, así como a un individuo
llamado Silvestre Tandean, a quien Amrozi compró alrede-
dor de una tonelada de sustancias químicas para hacer bom-
bas; de acuerdo con informes periodísticos, la policía tendría
las facturas de compra como pruebas de la adquisición de los
explosivos en el comercio.165
164
The Jakarta Post: “Main suspect in Bali blasts identified, police say”, 30 de
octubre de 2002.
165
The Jakarta Post: “Experts cast doubt on police findings in Bali blast
case”, 13 de noviembre de 2002.
157
-La policía buscaba a tres hermanos de Amrozi (M. Gufron,
Ali Mirón y Ali Fauzi) y un maestro de Pondok Al Islam
(Mubarok), señalados por el detenido como sus cómplices en
el atentado.166
De acuerdo con un informe presentado por el General
Pastika a la prensa, Amrozi desempeñó tres funciones cen-
trales en el atentado:

Primero, fue el encargado de comprar y preparar la ca-


mioneta Mitsubishi para el bombazo.
Segundo, admitió haber comprado varios componentes
químicos, incluidos clorato de calcio y aluminio en pol-
vo, ambos esenciales para fabricar las bombas.
Tercero, él mismo trasladó, a Bali, la miniván y los ma-
teriales para fabricar la bomba.167

Si se tienen en cuenta las referencias hechas por el General


Pastika sobre el testimonio del detenido: el objetivo del aten-
tado era “matar tantos americanos como fuera posible, por-
que Estados Unidos estaba oprimiendo a los musulmanes”;168
Amrozi y sus cómplices se reunieron dos o tres veces entre
finales de agosto y principios de septiembre en Surakarta (Java
central) para discutir el plan del atentado; posteriormente,
tuvieron “reuniones similares” en Bali, aunque no proporcionó
las fechas de las mismas; Amrozi llegó a Bali, con la camioneta
y los materiales, el 5 de octubre y regresó a su casa el día 10.
Por si eso fuera poco, el General proporcionó información
sobre los nexos de Amrozi con los medios musulmanes tra-
dicionalistas: Amrozi aceptó haber sido alumno de Abu Bakar

166
The Jakarta Post: “Police claim to be close to solving Bali bomb puzzle”,
12 de noviembre de 2002.
167
The Jakarta Post: “Amrozi not Bali bomb maker: police”, 13 de noviem-
bre de 2002.
168
Idem.
158
Bashir y haber estado muy cerca de él cuando estuvo exiliado
en Malasia y después de regresar a Indonesia. La última vez
que tuvo contacto con el ulama fue seis meses antes del aten-
tado, cuando pasó a recogerlo a Pondok Ngruki, para tras-
ladarlo a la pesantren Al Islam. La policía, no obstante, fue
cuidadosa en exponer el nexo entre ambos personajes, sin
atribuir a Bashir responsabilidad alguna en el atentado de Bali.
Las condiciones en que se produjo el atentado y las opinio-
nes de los expertos contradicen todas las informaciones pre-
sentadas por la policía:
El perfil de Amrozi, de sus hermanos y del maestro de
la pesantren Al Islam no corresponde al de expertos en
el manejo de explosivos sofisticados. Los cuatro primeros
provienen de una familia muy modesta, cuyo hijo más em-
prendedor sólo pudo terminar la secundaria en una escuela
religiosa y no fue capaz de prever las consecuencias de orga-
nizar un atentado terrorista, haciendo explotar un vehículo
adquirido legalmente por él mismo y registrado bajo su pro-
pio nombre.
El programa de los “terroristas” carece de sentido.
Como bien señalaron los expertos, se necesita primero hacer
un reconocimiento del objetivo y luego una planeación detalla-
da de las operaciones, pues de la definición del objetivo dependerán
los recursos humanos y materiales necesarios para llevarlo a cabo.
Ahora bien, según la policía, los “terroristas” primero se reunieron
para planearlo; luego, sin tener un conocimiento preciso del
blanco, se trasladaron a Bali donde, deseando “matar tantos
americanos como fuera posible”, acabaron asesinando dece-
nas de australianos. Por otra parte, se supone que los “terroris-
tas” contaron con dos meses para preparar el atentado y
eso podría convencer al público que tuvieron tiempo
suficiente para prepararse técnicamente; sin embargo, de
nueva cuenta, la opinión de los expertos es contundente:

159
un bombazo como el de Bali necesita gente con ciertas
calificaciones... Si Amrozi y su grupo solo tuvieron
como tarea traer los explosivos al sitio, ello tendría sen-
tido... No es un trabajo fácil [preparar las bombas] aún
para personal militar entrenado para operaciones simi-
lares. Para ser capaz de practicar la teoría de las demo-
liciones, uno debe estudiar intensivamente por lo me-
nos un año. Un mes o dos no son suficientes.169

Un papel menor de Amrozi en el complot no tiene senti-


do. Mucho se insistió en que el tipo de explosivos utilizado
en el atentado es para usos militares y en que no es fácil obte-
nerlos. La policía indonesia desea que el público acepte que
el detenido los compró en el comercio y que todavía obtuvo
facturas que amparan su compra. Por ende, es absolutamente
ilógico que la policía haya interrogado al comerciante Silves-
tre Tandean, sin detenerlo por vender materiales de uso ex-
clusivo del ejército.
La captura de Amrozi en su casa es inverosímil. De
acuerdo con los informes de prensa, desde el 29 de octubre la
policía buscaba al propietario de la miniván usada en el aten-
tado; éste, a pesar de ello, aparentemente permaneció en su
casa entre el 10 de octubre y el 6 de noviembre, cuando fue
detenido. Una actitud semejante podría explicarse porque
Amrozi es un islamista tradicional consecuente y, por lo tan-
to, ni siquiera se toma la molestia de prestar atención a los
medios de comunicación modernos; sin embargo, según la
policía, supo de los resultados de la explosión a través de la
televisión. Mediante ésta, bien pudo enterarse de que era bus-
cado, pero, simplemente, espero en casa la detención; la in-
dolencia difícilmente puede ser atribuida a un combatiente
encarnecido, sea islamista o no, cuyo objetivo es infligir tanto
daño como sea posible al enemigo.
169
Idem.
160
La actitud de Amrozi en público es anormal. Durante
la presentación de Amrozi a la prensa, el detenido apareció
sonriente y bromeando con sus captores. El ambiente festivo
queda plasmado en una fotografía en la que, rodeado de fun-
cionarios policiales, saluda sonriente al fotógrafo, mientras
todos muestran amplias sonrisas. Según los reporteros, la “bro-
ma” que hizo reír a todos consistió en que, al saludar a los
periodistas extranjeros, comentó “esa es la clase de gente que
yo quería matar”.
Por si todo esto fuera poco, el General Bachtiar precisó que,
en sus declaraciones, Amrozi confesó haber participado en otros
atentados; asimismo, reconoció no ser un islamista radical, sino
un delincuente juvenil -¿de 40 años?- descarriado -¿!?-.

OTRAS HIPÓTESIS SOBRE LOS AUTORES DEL ATENTADO

Para realizar un atentado como el de Bali, no basta la disposi-


ción de recursos humanos calificados ni de financieros abun-
dantes. Dado el tipo de explosivos utilizado, se requieren, ne-
cesariamente, complicidades en los medios militares. En ese
sentido, las informaciones apuntan hacia una conexión terro-
ristas/militares. Los de Indonesia, al ser señalados, indicaron
que los explosivos debieron haber sido introducidos de contra-
bando, aunque no es fácil de ocultar 50 o 100 kilos de éstos;
además, siempre queda abierta la posibilidad de rastrear su pro-
cedencia, pero los militares indonesios se han contentado con
señalar que no ha habido ninguna sustracción e sus arsenales.
Por otra parte, el objetivo escogido levanta dudas sobre la
posibilidad de que fueran organizaciones terroristas interna-
cionales, como al-Qaeda, las que estuvieron detrás del aten-
tado. Osama ben Laden siempre ha sido categórico al señalar
sus intenciones de atacar los intereses estadounidenses. En
Bali, el blanco fue un centro nocturno exclusivo para extran-

161
jeros y frecuentado principalmente por australianos. La cinta
de audio atribuida a ben Laden, y en la que éste menciona el
atentado de Bali no es propiamente una reivindicación, sino
una declaración sobre el resentimiento de los musulmanes
indonesios con respecto a la intervención australiana durante
la crisis de Timor Timur.
La conclusión que se impone sobre la base de los hechos
fundados es que el de Bali, con una excepción, difiere de to-
dos los atentados anteriores. En consecuencia, los grupos
islámicos tradicionalistas señalados como los autores de ésos,
difícilmente pudieron estar detrás del de Bali; entonces, pare-
cería necesario referir éste último al contexto político nacio-
nal indonesio; las hipótesis, sin embargo, no son muchas, pues
la conexión terroristas/militares es el núcleo en torno al cual
giran todas las posibilidades:
-Si se tratara de islamistas radicales; esto supondría, de cual-
quier forma, complicidades con círculos militares importan-
tes, tanto por la disponibilidad de recursos humanos y finan-
cieros, como por el acceso a los arsenales del ejército. En el
caso de Laskar Jihad, siempre se habló de un apoyo financiero
y logístico del ejército hacia los “jihadistas” de Ambon; sin
embargo, el trabajo sucio lo realizaban siempre los comba-
tientes de la “guerra santa”. En el caso de Bali, las preguntas
que se impone son las siguientes:
o ¿El trabajo sucio fue realizado por militares islamistas?
De ser así, las fuerzas armadas indonesias, caracterizadas
por defender el nacionalismo laico a ultranza, sufrirían una
seria fractura; sin embargo, parece imposible que los servi-
cios militares de inteligencia no hayan descubierto a los posi-
bles elementos radicales.
O ¿Fue obra de especialistas musulmanes foráneos? En ese
caso, ¿actuaron en complicidad con militares islamistas? O
bien ¿fueron manipulados por los militares?

162
-La mención de Generales sospechosos y de un ex coman-
dante de las milicias con una actitud en pro de Yakarta de
Timor Timur podría apuntar hacia un grupo de militares
revanchistas que todavía lamenta la pérdida de ese territorio.
La hipótesis, no obstante, tiene un flanco débil, pues el prin-
cipal objetivo sería dañar intereses australianos y no ejercer
presión sobre el gobierno de Sukarnoputri, pues ésta siempre
se pronunció en contra de la independencia de Timor Timur.
Por supuesto, queda siempre la posibilidad de que esa presión
tenga como objetivo empujar al gobierno a tomar soluciones
de fuerza en los conflictos de Aceh y de Papúa.
-El complot organizado bajo el control de los militares, desde
el principio hasta el final, no puede ser descartado.
Las tres hipótesis tienen como elemento común el interés
particular de los militares, dañado por las reformas políticas
puestas en práctica después de la renuncia de Suharto. En el
pasado reciente, cuando menos en dos ocasiones la elite mili-
tar había amenazado con desplazar a los políticos civiles para
hacerse del poder.
La primera fue durante la crisis de Timor; luego de la san-
grienta represión ejercida por los milicianos integracionistas
contra los independentistas timoreses, los militares empuja-
ron al Presidente Habibie a promulgar un decreto que
instauraba el estado de excepción y que dejaba a los militares
al frente del gobierno; las movilizaciones populares a lo largo
y ancho del país obligaron al parlamento a desechar el decre-
to y los militares dieron marcha atrás con el golpe de Estado
técnico.
La segunda tentativa de hacerse del poder se produjo du-
rante la crisis entre el Presidente Wahid y el MPR. Éste bus-
caba destituir a aquél, fincándole cargos de corrupción, pero
Wahid se negaba a dejar la presidencia. Se estableció, así, una
situación de ingobernabilidad que llevó a los militares a indi-

163
car que si los políticos civiles no eran capaces de resolver una
crisis entre ellos, estaban dispuestos a tomar las riendas del
gobierno. El establecimiento de un consenso sobre la salida de
Wahid y el nombramiento de Sukarnoputri como su sucesora
permitió resolver la crisis y obligó a los militares a contenerse.
En el contexto actual, la exposición del país ante el mundo y,
sobre todo, ante el gobierno de Estados Unidos como un nodo
en extremo peligroso de la red internacional terrorista, sólo
puede confortar la posición de los militares como los únicos
capaces de poner orden en una nación caótica. La colabora-
ción militar Macapagal-Bush para combatir a Abu Sayyaf y el
acercamiento entre dos gobiernos hostiles como el malasio y el
estadounidense, después del 11 de septiembre, parecerían ser
los ejemplos seguidos por los militares indonesios para resta-
blecer su posición dominante en la sociedad indonesia, con el
apoyo de los dirigentes de la “cruzada contra el eje del mal”.
Esta hipótesis, de ser válida, implicaría que el fin del proceso
de democratización de la sociedad indonesia impulsada por el
movimiento popular Reformasi y que el combate al “terrorismo
internacional” tendría como costo mayor suspender solucio-
nes negociadas a los conflictos presentes en Indonesia (en Aceh
o Papúa) e imponer soluciones de fuerza. La escalada de la
violencia en Bangsamoro y Filipinas, no obstante, muestra cuál
podría ser la consecuencia inmediata de las soluciones para las
cuales los militares indonesios buscan el apoyo de Bush.
El terrorismo en el sudeste asiático, aunque real, dista mucho de
tener las proporciones que le son atribuidas por la prensa interna-
cional. El respaldo estadounidense a gobiernos percibidos por los
musulmanes tradicionalistas como enemigos de la religión e inca-
paces de resolver los problemas presentes en las sociedades de la
región puede servir de acicate para que la violencia, terrorista o no,
trascienda a un plano superior. La dialéctica es implacable: el com-
bate contra “las fuerzas del mal” sólo reforzará dichas fuerzas.

164
CONCLUSIONES

Aun cuando los atentados con explosivos son la mejor prue-


ba de la existencia de grupos terroristas, el sudeste de Asia
dista mucho de ser el “segundo frente” del terror. A partir de
la información disponible es dudoso que todos los atentados
hayan sido llevados a cabo por organizaciones islamistas. En
el caso del de Bali, que provocó más muertes que todas las
explosiones de Indonesia y Filipinas de los últimos tres años,
no esta claramente establecido que sea responsabilidad de
organizaciones islamistas. Por lo tanto, es absolutamente ne-
cesario, primero, evitar juicios apresurados sobre el fenóme-
no real del terrorismo en la región y, segundo, promover una
política de contención de los actores políticos, nacionales o
internacionales, que reclaman medidas drásticas contra los
terroristas.
Esa doble necesidad es tanto más imperativa cuanto que
los equilibrios entre musulmanes tradicionalistas, no tradi-
cionalistas, laicos y no musulmanes son extremadamente frá-
giles en la región; cualquier tentativa de intervención exterior
o de apoyo a unas clases políticas locales cuya legitimidad ha
sido erosionada por los efectos sociales de la crisis de 1997
puede romper esos equilibrios, como lo demuestran la escala-
da violenta entre Abu Sayyaf y el gobierno filipino, por un
lado, y, por el otro, los numerosos conflictos regionales que
oponen musulmanes y no musulmanes a lo largo de Indonesia.
Por otra parte, las sociedades de la región se encuentran en
mutación política desde el estallido de la crisis económica de
1997. Los cambios apuntan hacia la adaptación de mecanis-
mos democráticos a los contextos locales, a través de una
participación directa de la población en los asuntos de interés
público. El combate contra el terrorismo puede dar al traste
con esos cambios y favorecer el retorno al verticalismo que
ha marcado los gobiernos de la región desde el acceso a la
independencia.
Filipinas, desde la caída de Ferdinand Marcos promovida
por el people’s power, experimenta una transición política difí-
cil; a pesar de todo, ha podido superar dificultades serias: los
acuerdos con el Frente Moro de Liberación Nacional y con el
Frente Moro Islámico de Liberación son testimonios de las
grandes posibilidades que encierra una política de diálogo y
conciliación; el juicio político contra Joseph Estrada se pro-
dujo sin quebrantos institucionales, mostrando que los meca-
nismos democráticos son más eficaces que las soluciones de
fuerza.
Indonesia, con la renuncia de Suharto, entró en una fase de
profundas refor mas políticas promovidas por las
movilizaciones populares de 1998; éstas, organizadas en el
movimiento Reformasi, transformaron radicalmente el orden
institucional fincado por Suharto durante sus 33 años de go-
bierno. El régimen presidencialista dio paso a un sistema par-
lamentario que, no sin dificultades, también ha podido supe-
rar problemas inmensos: la independencia de Timor Timur
(ahora llamado Timor Lorosae) es, quizá, el reto más signifi-
cativo, pues está conectado con las reivindicaciones de inde-
pendencia de Aceh y de Papúa. Los gobiernos reformistas de

166
Habibie y Wahid adoptaron una actitud conciliadora con res-
pecto a ellos; sin embargo, contaron siempre con la oposición
intransigente de las fuerzas armadas a cualquier concesión de
autonomía significativa y con la voluntad militar de recrude-
cer las hostilidades en Aceh. El ejército, así, ha demostrado
que sigue siendo un estado dentro del Estado y que represen-
ta un riesgo mayor para la consolidación de la democracia,
que cualquier organización islamista radical.
Malasia, a pesar de seguir siendo regida por instituciones
verticalistas, también conoció movilizaciones políticas a raíz,
primero, de la irritación social derivada de la detención de
Anwar Ibrahim y, luego, de la preparación de la elección ge-
neral de noviembre de 1999. La hegemonía política de la United
Malayan National Organization fue puesta en entredicho y la
elite política malaya optó por una política de descrédito y
represión de la oposición institucional, basada en la defensa
de la versión oficial del Islam. Con esto buscó matar en el hue-
vo cualquier intento de democratización del sistema político.
En un ambiente propicio para las reformas políticas de ca-
rácter democrático, es normal que los musulmanes, tradicio-
nalistas o no tradicionalistas, sean mayoría o minoría en un
país determinado, presenten y busquen poner en práctica sus
propias reivindicaciones: el PAS malasio propone un Estado
islámico unitario y busca establecerlo por los cauces
institucionales; los partidos del “axe block” indonesio exigen
la institucionalización oficial de la “Carta de Yakarta”, que
hace obligatoria la sharia para todos los indonesios musulma-
nes; el GAM, el FMLN, el FMIL y, aun a su modo, Abu Sayyaf
reivindican un principio democrático fundamental: el respeto
a la libre autodeterminación de los pueblos.
Las clases políticas dominantes, acostumbradas a un ejerci-
cio del poder incuestionable, o no han querido incorporarse
al nuevo juego de la democracia, o lo hacen a regañadientes y

167
dan marcha atrás cuando la ocasión se los permite; sobre todo,
son renuentes a discutir siquiera las demandas políticas que
ponen en riesgo una unidad nacional débil y responden con
medidas que tornan todavía más frágil esa unidad. Así, la in-
satisfacción popular derivada de un desempeño deficiente de
las clases políticas también tiende a provocar actos de exas-
peración extrema, generando espirales de violencia difíciles
de controlar.
En el sudeste asiático, el terrorismo ha germinado en un
campo abonado por las fricciones resultantes de las
movilizaciones populares que buscan una mayor participa-
ción en la vida pública y de las actitudes conservadoras de las
clases políticas dominantes. Como se ha señalado, existe una
corresponsabilidad de las sociedades y de las clases políticas
en el surgimiento y desarrollo del fenómeno.
Ahora bien, ese fenómeno se desenvuelve en un contexto
global doble: por un lado, la Umma sólo puede ser concebida
en una dimensión universal, la de la unidad de todos los mu-
sulmanes en y ante la Divinidad; por el otro, esa unidad uni-
versal es reforzada con los productos de la sociedad global:
los medios de comunicación que ponen en contacto virtual a
todos los miembros de la Umma. Por eso, nada tienen de ex-
traño ni las expresiones internacionales de solidaridad islámica,
ni su concreción en organizaciones internacionales que, de
una manera u otra, buscan reforzar la identidad y la unidad
islámica.
Las organizaciones terroristas no escapan a esa lógica, como
tampoco lo hacen los “cruzados contra el terror”, quienes,
antes de partir en guerra, se han visto obligados a construir
una coalición internacional y a obtener las sanciones legales
para iniciar un combate en la escala global.
Como se ha visto, es posible que algunos de los grupos te-
rroristas de la región mantengan nexos con organizaciones

168
similares foráneas; sin embargo, Jemaah Islamiyah, señalada por
los gobiernos de la región y por el de Estados Unidos como el
brazo local de Osama ben Laden, tiene una característica
doble: por un lado, es una organización con un perfil y un
proyecto propios; por el otro, es un punto de confluencia de
individuos con diversas filiaciones organizativas. Por esto,
siempre cabe la posibilidad de que algunos asociados a JI prac-
tiquen lo que en lenguaje de la izquierda era llamado “el
entrismo”; es decir, la entrada a una organización para hacer
proselitismo y ganar adeptos para la corriente política del
“entrista”. Una situación similar no implica necesariamente
que JI sea, en esencia, una organización terrorista internacio-
nal.
Ahora bien, el hostigamiento de los miembros tradiciona-
listas y pacifistas de JI, o de cualquier otra organización
islámica, mediante una represión promovida por los gobier-
nos de la región y secundada por la coalición internacional
“antiterrorista” sólo puede provocar nuevas reacciones de
violencia. El resultado final será, por necesidad, completa-
mente opuesto al efecto buscado con la campaña contra el
terror.
El terrorismo, en el sudeste de Asia, existe. Sin embargo,
carece de la amplitud que la prensa internacional suele adju-
dicarle; asimismo, las expresiones terroristas no provienen úni-
camente de organizaciones islamistas. En las Filipinas el poco
conocido Indigenous Federal People’s Army también ha recurrido
a él. En Indonesia, el todavía no aclarado atentado de Bali,
parece una provocación montada con la participación de al-
gunos círculos militares. En Malasia, el asalto de Al-Ma’unah
también parece tener nexos gubernamentales.
Algunos sectores particulares de las clases políticas de la
región, por tanto, han buscado aprovechar el ambiente crea-
do por los acontecimientos del 11 de septiembre para ajustar

169
cuentas con sus contrincantes, institucionales o no; para ello,
han magnificado el fenómeno del terrorismo, buscando el
apoyo externo a las medidas represivas contra pretendidos
terroristas. Esta manipulación, que en el ámbito nacional po-
dría ser explicada a partir de la razón de Estado, ha sido tergi-
versada por los medios de comunicación internacionales, para
justificar las decisiones de los dirigentes de la “cruzada con-
tra el terror”.
La “cruzada” no sólo puede extender e intensificar la vio-
lencia, también puede inhibir procesos de democratización
que apenas están en sus inicios. Resulta, por consiguiente,
paradójico que el gobierno estadounidense, habiéndose erigi-
do a sí mismo como el paladín de la democracia, ahora se
haya convertido en la principal amenaza para la democratiza-
ción del sudeste asiático.
El “combate contra el terrorismo” ha contado con un ins-
trumento eficaz de propaganda: los medios internacionales
de comunicación. Gracias a éstos, los usuarios comunes de
tales medios han sido víctimas de una intoxicación informa-
tiva que les hace ver al mundo a través de un esquema con-
trastado: blanco vs negro, buenos vs malos, sensatos vs fanáti-
cos, civilización vs Islam.
El presente ensayo tiene como intención incitar al público
a buscar fuentes de información alternas, para percibir de
manera diferente un mundo cuya riqueza depende de la co-
existencia de una amplia diversidad de grupos sociales, con
tradiciones culturales y religiosas propias. Pero, sobre todo,
desea servir para que, a partir de esa percepción, refuerce
pautas de convivencia pacífica, basadas en el conocimiento y
respeto mutuos. México, como lo prueba la práctica cotidia-
na, no está exento de la violencia provocada por la frustra-
ción y la intolerancia.

170
ANEXO ESTADÍSTICO

Cuadro 1
POBLACIÓN MUNDIAL TOTAL Y POBLACIÓN
MUNDIAL MUSULMANA, 2001
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
1. Total mundial 6136,56 1410,83 22,99 1.623,66 26,46
2. Asia 3720,11 960,20 25,81 1.124,54 30,23
2. como % de 1 60,62 68,06 69,26
3. Africa 817,90 391,41 47,86 436,59 53,37
3. como % de 1 13,33 27,74 26,89
4. Europa 726,89 50,87 7,00 52,64 7,24
4 como % de 1 11,85 3,61 3,24
5. América 840,64 8,04 0,96 9,53 1,13
5 como % de 1 13,70 0,57 0,59
6. Oceanía 31,02 0,31 1,00 0,36 1,16
6 como % de 1 0,51 0,02 0,02
Cuadro 2
POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN
MUSULMANA EN ASIA, 2001
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
TOTAL CONTINENTAL 3.720,1 959,9 25,8 1.124,5 30,2
Asia occidental 171,8 152,6 88,8 152,8 88,9
Arabia Saudita 21,1 21,1 100,0 21,1 100,0
Armenia 3,8 0,1 3,0 0,2 4,0
Azerbaijan 8,1 7,6 93,4 7,6 93,4
Bahrian 0,7 0,7 100,0 0,7 100,0
Chipre 0,9 0,2 23,0 0,2 23,0
Emiratos Arabes Unidos 3,3 3,2 96,0 3,3 99,0
Georgia 5,5 1,1 20,0 1,1 20,0
Irak 23,6 22,9 97,0 22,9 97,0
Israel 6,4 0,9 14,6 0,9 14,6
Jordania 5,2 4,9 94,0 4,9 94,0
Kuwait 2,3 2,3 100,0 2,3 100,0
Líbano 4,3 3,0 70,0 3,0 70,0
Omán 2,4 2,4 99,0 2,4 99,0
Palestina 3,3 3,2 98,0 3,2 98,0
Qatar 0,6 0,6 95,0 0,6 100,0
República Arabe de Siria 17,1 15,4 90,0 15,4 90,0
Turquía 66,3 66,2 99,8 66,2 99,8
Yemen 18,0 18,0 99,9 18,0 99,9
Asia centro-sur 1.505,2 541,0 35,9 604,0 40,1
Afganistán 26,8 26,5 99,0 26,5 99,0
Bangladesh 133,5 117,9 88,3 117,9 88,3
Bhutan 0,9 0,0 5,0 0,0 5,0
India 1.033,0 144,6 14,0 206,6 20,0
Irán 66,1 65,4 99,0 65,4 99,0
Kazajstán 14,8 7,0 47,0 7,0 47,0
Kirgistán 5,0 3,8 75,0 3,8 75,0

172
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
Maldivas 0,3 0,3 100,0 0,3 100,0
Nepal 23,5 0,9 3,8 1,9 8,0
Pakistán 145,0 140,7 97,0 140,7 97,0
Sri Lanka 19,5 1,4 7,0 1,4 7,0
Tadjikistán 6,2 5,6 90,0 5,6 90,0
Turkmenistán 5,5 4,9 89,0 4,9 89,0
Uzbekistán 25,1 22,1 88,0 22,1 88,0
Sudeste asiático 518,6 206,6 39,8 218,5 42,1
Brunei Darussalam 0,3 0,2 67,0 0,2 67,0
Camboya 13,1 0,5 4,0 0,9 7,0
Filipinas 77,2 5,4 7,0 7,7 10,0
Indonesia 206,1 181,4 88,0 181,4 88,0
Laos 5,4 0,1 1,0 0,1 1,0
Malasia 22,7 13,4 59,0 13,4 59,0
Myanmar 47,8 1,9 4,0 7,2 15,0
Singapur 4,1 0,7 16,0 0,7 16,0
Tailandia 62,4 2,5 4,0 6,2 10,0
Timor del Este 0,8 0,0 4,0 0,0 4,0
Vietnam 78,7 0,6 0,7 0,8 1,0
Este de Asia 1.503,4 38,6 2,6 128,2 8,5
China, RP 1.273,3 38,2 3,0 127,3 10,0
China, Hong Kong 6,9 0,1 1,4 0,1 1,4
China, Macao 0,4
Corea del Norte 22,0
Corea del Sur 48,8 0,0 0,1 0,4 0,9
Japón 127,1 0,2 0,1 0,2 0,1
Mongolia 2,4 0,1 4,0 0,1 4,0
Taiwán 22,5 0,1 0,3 0,1 0,3

173
Cuadro 3
POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN
MUSULMANA EN AFRICA, 2001
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
TOTAL CONTINENTAL 817,9 391,4 47,9 436,6 53,4
Africa del Norte 177,0 163,3 92,2 163,3 92,2
Argelia 31,0 30,7 99,0 30,7 99,0
Egipto 69,8 65,6 94,0 65,6 94,0
Libia 5,2 5,0 97,0 5,0 97,0
Marruecos 29,2 28,9 99,0 28,9 99,0
Sudán 31,8 23,2 73,0 23,2 73,0
Túnez 9,7 9,5 98,0 9,5 98,0
Sahara Occidental 0,3 0,3 100,0 0,3 100,0
Africa Occidental 240,0 131,9 55,0 161,2 67,2
Benin 6,6 1,3 20,0 1,3 20,0
Burkina Faso 12,3 6,2 50,0 6,2 50,0
Cabo Verde 0,4
Costa de Marfil 16,4 9,8 60,0 9,8 60,0
Gambia 1,4 1,3 95,0 1,3 95,0
Ghana 19,9 6,0 30,0 9,0 45,0
Guinea 7,6 6,5 85,0 6,5 85,0
Guinea Bissau 1,2 0,5 45,0 0,7 60,0
Liberia 3,2 0,6 20,0 1,4 45,0
Mali 11,0 9,9 90,0 9,9 90,0
Mauritania 2,7 2,7 100,0 2,7 100,0
Niger 10,4 10,1 97,0 10,1 97,0
Nigeria 126,6 63,3 50,0 88,6 70,0
Senegal 9,7 9,1 94,0 9,1 94,0
Sierra Leona 5,4 3,2 60,0 3,2 60,0
Togo 5,2 1,3 25,0 1,3 25,0
Africa Oriental 251,6 81,3 32,3 93,8 37,3
Burundi 6,2 0,6 10,0 0,6 10,0
Comoros 0,6 0,6 98,0 0,6 98,0

174
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
Djibuti 0,6 0,6 94,0 0,6 94,0
Eritrea 4,3 2,2 50,0 2,2 50,0
Etiopía 65,4 32,7 50,0 32,7 50,0
Kenya 29,8 6,0 20,0 10,4 35,0
Madagascar 16,4 1,1 7,0 1,1 7,0
Malawi 10,5 2,1 20,0 3,7 35,0
Mayotte 0,2
Mauricio 1,2 0,2 16,6 0,2 16,6
Mozambique 19,4 3,9 20,0 5,8 30,0
Reunión 0,7 0,0 2,0 0,0 2,0
Rwanda 7,3 0,3 4,6 0,3 4,6
Sechelles 0,1
Somalia 7,5 7,5 100,0 7,5 100,0
Tanzania 36,2 18,1 50,0 18,1 50,0
Uganda 24,0 3,8 16,0 8,4 35,0
Zambia 9,8 1,5 15,0 1,5 15,0
Zimbabwe 11,4 0,1 1,0 0,1 1,0
Africa Central 99,0 13,8 14,0 17,2 17,4
Angola 12,3 0,3 2,5
Camerún 15,8 3,5 22,0 3,5 22,0
Africa Central 3,6 0,5 15,0 0,5 15,0
Chad 8,7 4,4 50,0 7,4 85,0
Congo 3,1 0,1 2,0 0,1 2,0
Congo, Rep. Democrática 53,6 5,4 10,0 5,4 10,0
Guinea Ecuatorial 0,5
Gabón 1,2 0,0 4,0 0,0 4,0
Sao Tomé 0,2 0,0 0,0
Africa del Sur 50,3 1,1 2,2 1,1 2,2
Botswana 1,6 0,0 3,0 0,0 3,0
Lesotho 2,2 0,1 4,0 0,1 4,0
Namibia 1,8
Africa del Sur 43,6 0,9 2,0 0,9 2,0
Zwazilandia 1,1 0,1 10,0 0,1 10,0

175
Cuadro 4
POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN
MUSULMANA EN EUROPA, 2001
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
TOTAL CONTINENTAL 726,9 50,9 7,0 52,6 7,2
Europa del Norte 95,6 2,0 2,1 2,0 2,1
Dinamarca 5,4 0,2 3,0 0,2 3,0
Estonia 1,4 0,0 0,7 0,0 0,7
Finlandia 5,2 0,0 0,2 0,0 0,2
Islandia 0,3
Irlanda 3,8
Letonia 2,4 0,0 0,4 0,0 0,4
Lituania 3,7 0,0 0,1 0,0 0,1
Noruega 4,5 0,0 1,0 0,0 1,0
Reino Unido 60,0 1,5 2,5 1,5 2,5
Suecia 8,9 0,3 3,1 0,3 3,1
Europa Occidental 183,5 10,6 5,8 10,6 5,8
Austria 8,1 0,2 2,2 0,2 2,2
Bélgica 10,3 0,4 3,6 0,4 3,6
Francia 59,2 5,9 10,0 5,9 10,0
Alemania 82,2 3,0 3,7 3,0 3,7
Liechtenstein 0,0 0,0 3,4 0,0 3,4
Luxemburgo 0,4 0,0 1,1 0,0 1,1
Mónaco 0,0 0,0 0,5 0,0 0,5
Países Bajos 16,0 0,9 5,4 0,9 5,4
Suiza 7,2 0,2 3,1 0,2 3,1
Europa Oriental 302,6 28,9 9,6 30,7 10,1
Belorusia 10,0 0,0 0,1 0,0 0,1
Bulgaria 8,1 1,0 11,9 1,0 11,9
República Checa 10,3 0,0 0,2 0,0 0,2
Hungría 10,0 0,0 0,1 0,0 0,1
Moldavia 4,3 0,0 0,2 0,0 0,2

176
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
Polonia 38,6 0,0 0,1 0,0 0,1
Rumania 22,4 0,2 1,0 0,2 1,0
Rusia 144,4 27,4 19,0 27,4 19,0
Eslovaquia 5,4
Ucrania 49,1 0,2 0,5 2,0 4,1
Europa del Sur 145,2 9,3 6,4 9,3 6,4
Albania 3,4 2,4 70,0 2,4 70,0
Andorra 0,1 0,0 0,6 0,0 0,6
Bosnia Herzegovina 3,4 2,0 60,1 2,0 60,1
Croacia 4,7 0,1 3,0 0,1 3,0
Grecia 10,9 0,2 1,5 0,2 1,5
Italia 57,8 1,4 2,4 1,4 2,4
Macedonia 2,0 0,6 30,0 0,6 30,0
Malta 0,4 0,0 1,1 0,0 1,1
Portugal 10,0 0,1 0,5 0,1 0,5
San Marino 0,0 0,0 0,0
Eslovenia 2,0 0,0 1,6 0,0 1,6
España 39,8 0,5 1,2 0,5 1,2
Yugoslavia 10,7 2,0 19,0 2,0 19,0

177
Cuadro 5
POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN
MUSULMANA EN AMÉRICA, 2001

Fuentes generales Fuentes generales


e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)

TOTAL CONTINENTAL 840,6 8,2 1,0 9,6 1,1


América del Norte 415,1 6,9 1,7 6,9 1,7
Canadá 31,0 0,6 2,0 0,6 2,0
Estados Unidos 284,5 6,0 2,1 6,0 2,1
México 99,6 0,3 0,3 0,3 0,3
América Central 38,2 0,3 0,7 0,3
Belice 0,3
Costa Rica 3,7
El Salvador 6,4
Guatemala 13,0
Honduras 6,7 0,1 2,0 0,1 2,0
Nicaragua 5,2
Panamá 2,9 0,1 5,0 0,1 5,0
Caribe 37,0 0,1 0,3 0,1 0,3
Antigua y Barbuda 0,1
Antillas Holandesas 0,2
Bahamas 0,3
Barbados 0,3
Cuba 11,3
Dominica 0,1
Dominicana, Rep. 8,6
Granada 0,1
Guadalupe 0,5
Haití 7,0
Jamaica 2,6

178
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
Martinica 0,4
Puerto Rico 3,9
San Kittis-Nevis 0,0
Santa Lucía 0,2
San Vicente 0,1
Trinidad-Tobago 1,3 0,1 8,1 0,1 8,1
América del Sur 350,3 1,0 0,3 2,3 0,7
Argentina 37,5 0,5 1,3 0,5 1,3
Bolivia 8,5
Brasil 171,8 0,2 0,1 1,5 0,9
Chile 15,4
Colombia 43,1 0,1 0,1 0,0 0,1
Ecuador 12,9
Guyana francesa 0,2
Guyana 0,7 0,1 13,0 0,1 13,0
Paraguay 5,7
Perú 26,1
Surinam 0,4 0,1 19,6 0,1 19,6
Uruguay 3,4
Venezuela 24,6 0,1 0,4 0,1 0,4

179
Cuadro 6
POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN
MUSULMANA EN OCEANÍA, 2001
Fuentes generales Fuentes generales
e islámicas
Población Población b como Población b como
total Musulmana % de a Musulmana % de a
(a) (b) (b)
TOTAL CONTINENTAL 31,0 0,3 1.1 0,6 1,9
Australia 19,4 0,3 0,5 2,4
Fidji 0,8 0,1 8,0 0,1 8,0
Guam 0,2
Islas Marshall 0,1
Islas Solomon 0,5
Kiribati 0,1
Micronesia 0,1
Nauru 0,0
Nueva Caledonia 0,2 0,0 4,0 0,0 4,0
Nueva Zelanda 3,9 0,0 0,5 0,0 1,1
Palau 0,0
Papua Nueva Guinea 5,0
Polinesia Francesa 0,2
Tonga 0,1
Vanuatu 0,2
Samoa Occidental 0,2

180
Cuadro 7
ATENTADOS TERRORISTAS EN FILIPINAS, 20 DE
SEPTIEMBRE 2000 A 20 DE OCTUBRE DE 2002

Fecha Objetivos Lugar Muertos Heridos


20/09/2000 Ferry Zamboanga 1
25/09/2000 U. Mindanao del Sur Kabacan 2 10
30/12/2000 5 objetivos 22 124
Estación de tren Manila
Autobús Quezón City
Jeep Aeropuerto
Cerca de Embajada EE.UU. Manila
Dusit Hotel Manila 1
08/07/2001 Disco Gral Santos City 13
04/09/2001 Autobús Pagadian, Mindanao 3 13
29/10/2001 Centro comercial Zamboanga, Mindanao 11 50
01/03/2002 5, pero sin explosiones Cotabato, Mindanao
01/03/2002 8, pero sin explosiones Manila
23/04/2002 2 objetivos Gral Santos City 14 40
Centro comercial
Zona residencial
02/10/2002 Cerca base militar Zamboanga, Mindanao 3 21
11/10/2002 terminal autobús Kidapawan, Mindanao 6 25
17/10/2002 3 Objetivos 5 144
2 centros comerciales Zamboanga, Mindanao
una de 3 no estalló Zamboanga, Mindanao
18/10/2002 Autobús Manila 2 20
20/10/2002 cerca iglesia católica Zamboanga, Mindanao 1 1

Fuente: BBC News

181
Índice Onomástico

Abas, Hashim: singapurence, detenido por la policía


singapurense, acusado de ser miembro de Jemaah Islamiyah y
de haber vandalizado una estación del Metro. (pp. 117, 118).

al-Banna, Hasan: egipcio, fundador de los Hermanos Mu-


sulmanes; organización islámica tradicionalista que tuvo una
fuerte influencia en la vida política de Egipto y de los países
árabes. La hermandad musulmana tuvo ramificaciones en al-
gunos de esos países. Las principales corrientes islamistas ra-
dicales se reclaman de la tradición establecida por algunos
personajes formados en la hermandad musulmana. (pp. 94,
126).

al-Faruq, Omar: de nacionalidad kuwaití, fue detenido en


Indonesia, a mediados de 2002. De acuerdo con la revista
Time, al-Faruq habría recibido entrenamiento militar en
Afganistán, donde se relacionó con personas allegadas a
Osama ben Laden, y en los campos de entrenamiento del
Frente Moro Islámico de Liberación. A fines de los 90, se
trasladó a Indonesia y, siempre de acuerdo con Time, se hizo
cargo de “las operaciones de al-Qaeda en el sudeste de Asia”;
durante su estancia en Indonesia, se casó con la hija de un
activista islámico y trabó relaciones con Agus Dwikarna. (pp.
122, 139, 140, 142, 144, 148, 155).

al-Gozhi, Fathur Rohman: de nacionalidad indonesia, pri-


sionero en Filipinas y confeso de haber organizado el atenta-
do múltiple del 30 de diciembre de 2000, en Manila. Su cap-
tura se produjo gracias a la información proporcionada por
las autoridades singapurenses a las filipinas; por lo tanto, se le
ha achacado ser uno de los expertos en explosivos de Jemaah
Islamiyah. (p. 145).

al-Islam, Seif: hijo de Mohamad Kaddafi, fue el encargado


oficial del gobierno libio para negociar la liberación de los
rehenes secuestrados por Abu Sayyaf en la isla de Sipadan,
Sabah, Malasia. (p. 70).

Amin, Mohamad: moro, secretario del Comité central del


FMIL. (p. 73).

Amrozi: indonesio, de 40 años, egresado de una escuela se-


cundaria islámica; fue detenido en su casa, localizada en
Paciran, Lamongan, Java del Este, acusado de ser el propieta-
rio del vehículo utilizado para hacer explotar la bomba mayor
del atentado de Bali. El perfil del detenido proporcionado por
las autoridades no corresponde en nada al de un encarnizado
terrorista; las dudas sobre su participación en el atentado toda-
vía no han sido despejadas. (pp. 157, 158, 159, 160, 161).

184
Anshori, Abdullah: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah,
durante su estancia en Malasia, a finales de los 80 y princi-
pios de los 90, participó en la jihad afgana. (p. 131).

Aritonang, Edward: General de brigada, portavoz de la po-


licía indonesia, señaló, luego del atentado de Bali, que “las
autoridades [militares] tienen un control estricto sobre los
explosivos en circulación en Indonesia; por lo tanto, los ex-
plosivos usados en Bali debieron haber sido introducidos de
contrabando en el país”; los rumores sobre la participación
de militares en el atentado obligaron al General Aritonang a
ser más cauteloso: “los investigadores todavía deben encon-
trar evidencias para relacionar la explosión con militares, ex-
tranjeros o musulmanes radicales.” (pp. 148, 149, 152, 157).

Aryus, Rusli: indonesio; participaba en la edición del boletín


ar-Risalah y, en 1985, formó parte del grupo encabezado por
Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia. (p.129).

Aubin de la Messuzière, Yves: director de los Asuntos de


África del Norte y Medio Oriente, en el Ministerio de Asun-
tos Exteriores de Francia, intervino directamente en la nego-
ciación de la liberación de Sonia Wendling y de Stéphane Loisy,
mantenidos como rehenes por Abu Sayyaf en la isla de Jolo,
sur de Filipinas. (p. 70).

Azis, Nik Adli Abdul: de origen malayo, hijo de Nik Azis


Nik Mat; de acuerdo con los informes policiacos, habría reci-
bido entrenamiento militar en Afganistán y sido electo diri-
gente del KMM, en 1999. (pp. 31, 86, 87 ).

Aznar, Carlos: Presidente de España, respaldó de manera


irrestricta las campañas de George W. Bush contra el régimen

185
talibán, en Afganistán, y el gobierno de Sadam Hussein, en
Irak. (p. 27).

Bachtiar, Da’i: General, jefe de la Polisi Republik Indonesia


(Polri o Policía de la República de Indonesia) declaraba, diez
días después de la tragedia: “El bombazo mortífero de Bali
tiene similitudes con ataques previos [organizados por] un
supuesto líder de Jemaah Islamiyah, Hambali. ‘Hay similitudes
en el modus operandi’.” (pp. 147, 155, 156, 157, 161).

Balfas, Abdul Jamal: de nacionalidad indonesia, fue arresta-


do por las autoridades de migración de Filipinas en marzo de
2002, junto con Agus Dwikarna y Tamsil Linrung, acusado
de viajar con documentos falsos y de introducir explosivos al
país. Desde el principio, los tres detenidos insistieron en que
los explosivos les habían sido “plantados” por las autorida-
des filipinas de migración. En abril de 2002, Balfas y Linrung
fueron liberados por falta de evidencias. (pp. 144, 145).

Baraja, Abdul Qadir: indonesio, enseñante en Pndok Ngruki,


autor del libro Jihad dan Hijrah (Guerra santa y emigración); fue
arrestado en 1978 y permaneció en prisión hasta 1982, acu-
sado de pertenecer a JI; en mayo de 1985 volvió a ser arresta-
do, acusado de haber comprado los explosivos utilizados en
los atentados contra una iglesia en Malang (diciembre de 1984),
el templo de Borobodur (21 enero de 1985) y un autobús, en
Java del Este. Fue sentenciado a 15 años de prisión; liberado
a finales de los 90, volvió a integrarse al grupo de Ngruki y

186
participó en el primer congreso del Majelis Mujahedin Indonesia,
en agosto de 2000. (p. 124).

Bashir, Abu Bakar: también conocido como Abdus Samad,


es un ulama de nacionalidad indonesia; junto con Abdullah
Sungkar fundó la escuela coránica conocida como Pondok
Ngruki; es considerado uno de los fundadores de Jemaah
Islamiyah, así como del Majelis Mujahedin Indonesia, del cual
fue nombrado emir, o jefe supremo. Fue víctima de la repre-
sión ejercida por el gobierno de Suharto contra los opositores
musulmanes tradicionalistas, en los años 80; por esa razón,
se exilió en Malasia, con un grupo de correligionarios; allí,
gracias a los contactos con islamistas de otros orígenes y con
trabajadores provenientes de todo el sudeste asiático, Bashir
y sus compañeros concibieron la Jemaah Islamiyah como una
comunidad que trasciende las fronteras de los Estados nacio-
nales. (pp. 91, 92, 94, 96, 116, 120, 121, 122, 123, 124, 126,
127, 128, 129, 130, 131, 139, 143, 148, 156, 158, 159).

Bauw, Hasan: indonesio, miembro de la Jemaah Islamiyah


de finales de los 70 y principios de los 80; participó en algu-
nos de los asesinatos y asaltos organizados por Musa Warman,
mismo que lo asesinó, so pretexto de que había denunciado a
Abdul Qadir Baraja y a Farid Ghozali. (p. 124).

Bawadi, Abdullah: Viceprimer ministro de Malasia; es el


sucesor designado de Mohamad Mahathir. (p. 93).

ben Abas, Hashim: singapurense, detenido por el gobierno


de Singapur, a finales de 2001, señalado como miembro de
Jemaah Islamiyah y como coautor de la vandalización de la
estación del Metro de Yashun, en 1997-1998. (pp. 117, 118).

187
ben Abdurahman, Mohamad Iqbal: también conocido con
los nombres Abu Jibril y de Fikkirudin Muqti, de nacionali-
dad indonesia y hermano de Irfan Suryahardy; de acuerdo
con algunas fuentes, a finales de los 80 y principios de los 90
participó en la jihad afgana; fue detenido el 30 de junio de
2001 por la policía malasia, en los alrededores de Kuala
Lumpur, luego de pronunciar un sermón. Pertenece al grupo
de dirigentes de la organización Jemaah Islamiyah y formó
parte del Majelis Mujahedin Indonesia (MMI o Consejo
Mujahedin de Indonesia), como responsable del Departemen
Peningkatan Sumber Daya Mujahid (DPSDM o Departamento
Encargado de Fortalecer los Recursos de los Mujahedin); aun-
que se le acusó de pertenecer al KMM, las autoridades malasias
nunca fueron capaces de ofrecer información fidedigna sobre
esa filiación, ni sobre los nexos del mismo con Osama ben Laden.
(pp. 87, 88, 92, 93, 96, 118, 121, 128, 129, 130, 131, 132).

ben Jaffar, Mohamad Khalim: singapurense, detenido por


el gobierno de Singapur a finales de 2001, señalado como
miembro de Jemaah Islamiyah y como coautor de los actos
vandálicos en la estación del Metro de Yashun, en Singapur,
en 1997-1998. (pp. 116, 117).

ben Laden, Osama: de origen saudita, es considerado como


el principal dirigente de al-Qaeda, una red de organizaciones
islamistas radicales, a la que se atribuyen atentados contra
intereses estadounidenses y los ataques suicidas del 11 de
septiembre. (pp. 19, 23, 32, 35, 85, 88, 89, 93, 97, 121, 139,
143, 148, 156, 161, 169).

ben Yar Ali Khan, Mohd Aslam: singapurense, detenido


por el gobierno de Singapur a finales de 2001; señalado como
miembro de Jemaah Islamiyah. (p. 117).

188
Beureu, Mohamad Daud: ulama achejnes, de origen aristo-
crático, encabezó la lucha por el reconocimiento legal de Aceh
como una provincia autónoma, en el marco de la República
de Indonesia. Ante la negativa de las autoridades centrales de
reconocer la autonomía regional, se vio obligado a procla-
mar, el 21 de septiembre de 1953, el Negara Islam Indonesia o
Estado Islámico de Indonesia. Con la proclamación comenzó
una revuelta armada contra el gobierno central. (p. 106).

Blair, Anthony: Primer ministro de Inglaterra, respaldó de


manera irrestricta las campañas de George W. Bush contra el
régimen talibán, en Afganistán, y el gobierno de Sadam
Hussein, en Irak. (p. 27).

Bush, George W.: Presidente de los Estados Unidos de


América, de filiación republicana; luego de los ataques suici-
das del 11 de septiembre de 2001, concentró la política exte-
rior de su gobierno en la lucha contra el “terrorismo” interna-
cional; rápidamente, el combate se deslizó progresivamente
contra los gobiernos considerados miembros del “eje del mal”,
que “poseían” armas de destrucción masiva y “albergaban” a
los terroristas; finalmente, durante la intervención militar en
Irak, el “combate” contra el terrorismo se limitó a deponer por
las armas el régimen de Sadam Hussein. (pp. 13, 14, 15, 16, 17,
18, 19, 20, 21, 24, 25, 27, 28, 29, 32, 136, 138, 164).

Bustami, Mubin: indonesio; participaba en la edición del


boletín ar-Risalah y, en 1985, formó parte del grupo encabe-
zado por Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia.
(p. 129 ).

189
D

Dagang, Zacaria: malasio, Jefe de la sección juvenil del PAS,


en el estado de Terengganu. (p. 82).

Darus, Jamaludin: malasio, miembro del grupo Al Ma’unah,


formado por musulmanes practicantes de artes marciales y
de técnicas respiratorias; fue sentenciado a muerte, junto con
el principal dirigente del grupo y con otro de sus
correligionarios. (p. 79 ).

Daud, Abdullah: profesor universitario de 48 años, de na-


cionalidad malasia; ante la Comisión de investigación de la
policía malasia reconoció ser miembro de Jemaah Islamiyah,
pero negó cualquier participación en un complot para derro-
car por medios violentos al gobierno de Mohamad Mahathir.
(p. 121).

Di Tiro Dayah Cut, Chik: ulama achejnes, de origen aristo-


crático; tuvo una gran influencia en la oposición religiosa al
dominio holandés sobre el territorio de Aceh. (p. 103).

Di Tiro, Hasan M.: aristócrata achejnes, descendiente de


Chik di Tiro Dayah Cut, encabezó el movimiento por el reco-
nocimiento del régimen especial de Aceh dentro de la Repú-
blica de Indonesia. Ante la negativa del gobierno central a tal
reconocimiento, Di Tiro proclamó la independencia de Aceh,
el 4 de diciembre de 1976, iniciando la confrontación entre el
Gerakan Aceh Merdeka (GAM o Movimiento Aceh Libre) y el
gobierno central, que dura hasta ahora. La superioridad logís-
tica del ejército indonesio se impuso pronto y Di Tiro tuvo

190
que exiliarse, en 1979, en Suecia, donde estableció el
“Autogobierno Achejnes en Exilio”. (pp. 108, 109).

Djalil, Mataori Abdul: Ministro de defensa del gobierno de


Indonesia, el martes 15 de octubre declaraba a la prensa: “creo
que al-Qaeda está relacionada con lo sucedido en Bali” y “este
incidente me hace pensar que existe una red de al-Qaeda en
Indonesia”; con sus declaraciones se iniciaban los infundios
sobre los autores del atentado de Bali. (p. 146).

Dwikarna, Agus: indonesio, fue arrestado en marzo de 2002,


en Manila, acusado de introducir explosivos a las Filipinas.
Proviene de la organización HMI-MPO, considerada el ala
conservadora de la Asociación de Estudiantes Islámicos; pre-
side Laskar Jundullah, el servicio de seguridad del Comité
para la Aplicación de la Ley Islámica (KPSI), en Makkasar.
Fue designado Secretario del Majelis Mujahedin Indonesia y es
alguien cercano a Amien Rais, Presidente del Partai Amanat
Nasional (PAN) y Presidente de la MPR (Consejo Consultivo
Popular, la máxima autoridad constitucional); en el momento
de su detención, también era el tesorero del PAN. (pp. 129,
132, 139, 144, 145, 146).

Emirati, Abu Abdullah: de acuerdo con The Sunday Times,


de Singapur, “es un seudónimo de Osama ben Laden” y “fue
utilizado para comprar tres toneladas de explosivos prove-
nientes de fuentes militares.” (p. 148).

191
Estrada, Joseph Ejército: Presidente de las Filipinas de mayo
de 1998 a enero de 2001. Se desempeñó como actor en pelí-
culas populares. En 1969 fue electo Presidente del gobierno
local, en su pueblo natal. Permaneció en esa función hasta
1986, cuando Ferdinand Marcos abandonó el país. En 1987
fue electo miembro del senado. En mayo 1992 fue electo Vi-
cepresidente de la República y en mayo de 1998 asumió la
presidencia. Pronto se vio envuelto en escándalos derivados
de su afición a las mujeres y de acusaciones de corrupción. Se
le fincó juicio político, acusado de haber recibido ilegalmente
80 millones de dólares; finalmente, fue destituido en enero
de 2001. (p. 166).

Fallah, Ahmad: indonesio; en 1985, formó parte del grupo


encabezado por Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a
Malasia. (p. 129).

Fauzi, Ali: indonesio, hermano de Amrozi, sospechoso de


haber participado en la organización del atentado de Bali.
(p. 158).

Fernández, Joe: malasio de origen indio, pertenecía al


Malaysian Indian Congress, representándolo en el parlamen-
to del estado de Kedah. Fue asesinado en plena calle, el 4 de
noviembre de 2000, siendo el primer asesinato de un miem-
bro de la clase política, desde el período llamado de “Emer-
gencia”, durante el cual los comunistas fueron reprimidos.
(pp. 85, 86, 89).

192
G

Ghozali, Farid: indonesio, miembro de la Jemaah Islamiyah


de finales de los 70 y principios de los 80; participó en algu-
nos de los asesinatos y asaltos organizados por Musa Warman;
fue detenido por la policía y juzagado. (p. 124).

Gufron, M.: indonesio, hermano de Amrozi, sospechoso de


haber participado en la organización del atentado de Bali.
(p. 158).

Habibie, Yussuf: originario de Sulawesi del sur, fue un cola-


borador cercano de Suharto; a iniciativa de éste, creó el Con-
sejo de Intelectuales Musulmanes durante la islamización del
régimen indonesio, en los años ochenta; más tarde fue Minis-
tro de ciencia y tecnología; en la elección general de 1998,
Suharto lo eligió como compañero de fórmula y fue designa-
do Vicepresidente por la DPR (Asamblea Consultiva Popu-
lar). En mayo de 1998, cuando Suharto renunció a la presiden-
cia, el Presidente de la Suprema Corte de Indonesia nombró a
Habibie Presidente de la República. Este hecho sirvió para que
se le considerara un Presidente ilegítimo, en la medida en
que no fue la DPR, la máxima autoridad constitucional, quien
lo designó como Jefe del Ejecutivo. Presionado, se vio obli-
gado a organizar una nueva elección general, en 1999; el par-

193
tido oficial, los Golkar, lo mantuvo como su candidato a la
Presidencia, pero fueron derrotados. (pp. 111, 112, 163, 167).

Hafidz, Faiq: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah; du-


rante la estancia en Malasia, a finales de los 80 y principios de
los 90, participó en la jihad afgana. (p. 131).

Halim, Taufik Abdul: también conocido como Dani, de


nacionalidad malasia y miembro de Mujahedin Malaysia (no
confundir con Kumpulan Mujahedin Malaysia), un grupo de
nueve personas comprometidas con la jihad en Indonesia, fue
arrestado por haber participado en los atentados con explosi-
vos de la Navidad de 2000, en diferentes ciudades de
Indonesia. (p. 142).

Hambali: también conocido como Riduan Isamuddin y como


Nurjawan, ha sido presentado como uno de los tres dirigen-
tes principales de la Jemaah Islamiyah; sin embargo, en las
fuentes de información sobre esta agrupación, su nombre ja-
más aparece; parecería, en consecuencia, más una figura
mediática que un militante real. Los medios gubernamentales
y los medios de comunicación lo consideran el principal me-
diador entre Osama ben Laden y las organizaciones “terroris-
tas” del sudeste asiático; por lo tanto, se le adjudica un sinnú-
mero de atentados fallidos o exitosos; sin embargo, como se
encuentra prófugo, nada se ha podido confirmar sobre todo
lo que le ha sido achacado. (pp. 91, 92, 96, 118, 120, 121,
132, 155).

Hashim, Salamat: aristócrata moro, radicalizado a conse-


cuencia de la represión ejercida por el gobierno filipino con-
tra la elite y la población moro, en el sur de las Filipinas. Fun-
dador del primer núcleo de guerrilleros moros que daría lugar

194
al Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN); en diciem-
bre de 1977, ante las divergencias políticas con Nur Misuari,
abandonó el FMLN y creó el Frente Moro Islámico de Libe-
ración (FMIL). (pp. 61, 63, 64. 73).

Hobbes, Thomas: filósofo del siglo XVII, su obra política El


Leviatán supone que los hombres, en el estado de naturaleza,
viven un estado de “guerra de todos contra todos”; la supera-
ción de dicho estado implica un pacto social, mediante el
cual cada individuo renuncia a su derecho particular y depo-
sita en el soberano la autoridad política. (p. 28).

Hussein, Sadam: Presidente de Irak, sostenido financiera y


militarmente por el gobierno de Estados Unidos durante la
guerra de Irán-Irak, en los años 80; fue el blanco de la “opera-
ción tormenta del desierto”, durante la guerra del Golfo, en
1991; acusado, desde entonces, de poseer armas de destruc-
ción masiva, fue conminado en diversas ocasiones por el Con-
sejo de Seguridad de las Naciones Unidas a deshacerse de ese
tipo de armas; después del derrocamiento del régimen talibán,
en Afganistán, el régimen de Sadam Hussein se convirtió en
el blanco del combate “contra el terrorismo internacional”.
(pp. 15, 16, 26).

I
Ibrahim, Anwar: malasio de origen malayo, durante su ju-
ventud fue dirigente de la organización islamista estudiantil
ABIM; provocó una de las primeras escaladas islamizantes
que llevó a la adopción de prácticas religiosas en la vida pú-

195
blica malasia; fue cooptado e impulsado a la vida política por
Mohamad Mahathir; de manera fulgurante se convirtió en el
sucesor designado del Primer ministro, ocupando simultánea-
mente la Vicepresidencia de la UMNO, el puesto de
Vicepremier y el cargo de Ministro de finanzas. En vísperas
de la crisis asiática de 1997-1998, protector y protegido enta-
blaron una feroz competencia por el control del partido malayo
y del gobierno; la confrontación terminó con la destitución
de Anwar Ibrahim de todos los cargos políticos dentro del
partido y del gobierno y con una acusación judicial basada en
cargos de corrupción y sodomía. El arresto y el juicio levan-
taron una ola de protestas que, más tarde, fue capitalizada
electoralmente por el PAS, en la elección general de noviem-
bre de 1999. (pp. 98, 167).

Islam, Abdullah Minyak: comerciante de 36 años, de na-


cionalidad malasia, ante la Comisión de investigación de la
policía malasia reconoció ser miembro de Jemaah Islamiyah,
pero negó cualquier participación en un complot para derro-
car al gobierno de Mohamad Mahathir, usando medios vio-
lentos. (p. 121).

Ismael, Zainon: malasio de origen malayo, acusado de per-


tenecer al KMM, señaló que todo era un montaje del jefe de
la policía de Malasia. (p. 90).

Jaffar, Khalim: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah,


detenido en Singapur, en diciembre de 2002. (pp. 116, 117).

196
Janjalani, Abdurajak: moro, miembro del FMLN y funda-
dor del grupo islamista radical Abu Sayyaf (Los Portadores de
la Espada). De acuerdo con algunas fuentes, no necesaria-
mente exactas, durante su estancia en Afgansitán, habría es-
tablecido contactos con organizaciones islamistas radicales;
allí mismo habría recibido apoyo financiero de Jamal Khalifa,
hombre de negocios saudita, para crear Abu Sayyaf, una co-
rriente opuesta tanto al FMLN como al FMIL, y que reivindi-
caba la independencia de la bangsamoro y el establecimiento
de un Estado islámico. (pp. 66, 67).

Kaddafi, Mohamad: Presidente de Libia, ofreció la media-


ción del gobierno libio para resolver la crisis internacional
provocada por el secuestro de los rehenes de Abu Sayyaf.
(p. 70).

Kadungga, Abdul Wahid: indonesio, yerno de Kahar


Muzakkar, se encargó de recibir, en Malasia, a los miembros
de Jemaah Islamiyah que huían de la represión en Indonesia.
A través de este personaje, el grupo de indonesios se
internacionalizó y adoptó actitudes más radicales. Exiliado
desde los años 70, mantenía relaciones con organizaciones
musulmanas europeas, del Medio Oriente y de Malasia; entre
todos sus contactos, destaca particularmente Usama Rushdi,
miembro de Gama Islami (una escisión de Ikhwan Islami
-Hermanos Musulmanes- de Egipto) y quien habría de in-
fluir en la reorientación política de los dos principales diri-
gentes del grupo de Ngruki. (p. 130).

197
Khalifa, Jamal: saudita acaudalado que, de acuerdo con al-
gunas fuentes, habría financiado la creación del grupo radical
moro Abu Sayyaf. (p. 66).

Khan, Mohd Aslam Bin Yar Ali: singapurense, miembro de


Jemaah Isbamiyah, fue detenido en diciembre de 2001 por la
policía singapurense. (p. 117).

Khomeini: Ayatolah chiita, dirigió la revolución de 1979


contra el Sha de Irán e implantó la República Islámica de
Irán, convirtiéndola en ejemplo para las corrientes islamistas
que aspiran a instaurar Estados islámicos. El dirigente iraní,
expresó abiertamente su apoyo a la lucha del FMLN por la
independencia de la región moro y legitimó al FMLN ante la
comunidad musulmana internacional. (pp. 64, 128).

Lim, Kit Siang: malasio, Presidente del Democratic Action Parti


(DAP) de Malasia. (pp. 81, 86).

Linrung, Tamsil: de nacionalidad indonesia, fue arrestado


en marzo de 2002, junto con Agus Dwikarna y Abdul Jamal
Balfas, acusado de viajar con documentos falsos y de intro-
ducir explosivos al país. Desde el principio, los tres detenidos
insistieron que los explosivos les habían sido “plantados” por
las autoridades filipinas de migración. En abril de 2002, Balfas
y Linrung fueron liberados por falta de evidencias. (p. 144, 145).

198
Loisy, Stéphane: rehén de Abu Sayyaf, en la isla de Jolo; el
gobierno francés habría pagado el rescate exigido por el gru-
po moro militante. (p. 70).

Lucman, Rashid: Sultán de la provincia filipina de Lanao,


en algún momento fue miembro del parlamento filipino y fi-
guró como promotor de la Organización para la Liberación
de Bangsamoro (OLBM), como oposición al FMLN, encabe-
zado por Misuari. (p. 63).

Macapagal-Arroyo, Gloria: hija del ex Presidente Diosdado


Macapagal, nació en abril de 1947. Inició su carrera en el
gobierno como Subsecretaria de comercio e industria, en el
gobierno de Corazón Aquino. Fue electa senadora, en 1992,
y reelecta en 1995. En 1998, acompañó a Joseph Estrada
como candidata a la Vicepresidencia durante la campaña elec-
toral de ese año; los escándalos derivados de las acusaciones
de corrupción contra el Presidente Estrada se saldaron con
su destitución y con el ascenso de la señora Macapagal-Arro-
yo al puesto de Jefe de Estado, en enero de 2001. La política
de la Presidenta contra los moros independentistas ha sido
recia; en 2001 permitió la participación de tropas estadouni-
denses en la formación del ejército filipino en la lucha
contrainsurgente; en 2003 volvió a recurrir a ese expediente,
extendiendo los enfrentamientos del ejército contra Abu
Sayyaf y contra el Frente Moro Islámico de Liberación. (pp.
73, 138, 164).

199
Mahathir, Mohamad: Primer ministro de Malasia desde 1981
hasta la fecha. Participó como mediador activo en las nego-
ciaciones entre el gobierno filipino y el FMIL. (pp. 73, 78, 80,
81, 84, 89, 93, 94).

Mai, Tan Sri Norian: malasio de origen malayo y jefe de la


policía nacional de Malasia, estuvo a cargo de las investiga-
ciones sobre las actividades terroristas denunciadas por el
gobierno. (pp. 85, 88, 90, 92, 93, 94, 96, 120).

Maidin, Ibrahim: singapurense, detenido por el gobierno de


Singapur a finales de 2001, señalado como miembro de Jemaah
Islamiyah. (pp. 116, 118).

Marcos, Ferdinand: Presidente de Filipinas de 1965 a 1986.


Nació en septiembre de 1917 y murió en septiembre de 1987.
Inició su carrera política en 1947, figurando como asistente
del Presidente de la República Diosdado Macapagal; en 1949,
nominado por el Partido Liberal (PL), fue electo miembro de
la cámara baja del parlamento por su provincia natal; en 1953
fue reelecto y ya desde entonces se le acusaba de utilizar su
influencia política para enriquecerse; en 1957 volvió a ser
reelecto, pero no terminó su tercer periodo pues, en 1959,
fue promovido al senado, convirtiéndose en dirigente de la
oposición en el parlamento. En 1961 planeaba presentarse
como el candidato del PL a la presidencia, pero negoció con
los dirigentes del partido la candidatura para la elección de
1965. En 1964 el PL rehusó cumplir el acuerdo contraído
con Marcos y éste abandonó el partido para incorporarse al
Partido Nacionalista (PN) y convertirse en su candidato a la
presidencia. En noviembre de 1965 Marcos fue electo Presi-
dente de la República; en su programa electoral destacaban el
mejoramiento de las condiciones de vida de los filipinos y

200
una reforma agraria profunda que jamás fue cumplida. En
1969 Marcos fue reelecto Presidente; mientras, las tensiones
políticas entre el gobierno, por un lado, y por el otro, el Parti-
do Comunista de las Filipinas y el Frente Moro de Liberación
Nacional, degeneraban en enfrentamientos militares. En 1971,
una convención de la oposición adoptó una resolución ten-
diente a impedir una nueva reelección de Marcos; éste, sin
embargo, utilizó un atentado en contra del Ministro de De-
fensa, Juan Ponce Enrile, como pretexto para declarar, el 21
de septiembre de 1972, la ley marcial; las principales figuras
de la oposición fueron arrestadas (entre ellas, Benigno Aquino)
y los periódicos hostiles al régimen fueron clausurados; en
medio de ese clima, Marcos suspendió la Constitución, alla-
nándose el camino para una nueva reelección. En 1973, una
nueva Constitución fue adoptada, permitiendo a Marcos go-
bernar por decreto y por tiempo indefinido; la represión con-
tra los opositores siguió siendo aguda y tuvo como conse-
cuencia la militarización de la vida política del país. En 1976,
la Constitución fue enmendada para permitir a Marcos seguir
gobernando por decreto, aun después de levantada la ley mar-
cial. En 1977, Benigno Aquino fue juzgado y declarado cul-
pable del cargo de subversión; aunque fue sentenciado a muer-
te, la condena jamás fue cumplida y, en 1980, fue liberado
para que recibiera tratamiento médico en Estados Unidos,
convirtiéndose en el dirigente de la oposición en el exilio. El
17 de enero de 1981, Marcos proclamó el fin de la ley mar-
cial; en julio, obtuvo una amplia mayoría en la elección presi-
dencial de ese mismo año; elección que fue boicoteada por la
oposición. En 1983, Benigno Aquino decidió volver a las Fi-
lipinas; al llegar al aeropuerto de Manila, el 21 de agosto, fue
asesinado; su asesino fue muerto en el mismo lugar del aten-
tado y, más tarde, una Comisión investigadora descubrió que
se trató de un complot organizado por militares, los cuales,

201
no obstante, nunca fueron castigados. El funeral de Aquino
abrió una nueva fase de agitación política. En noviembre de
1985, Marcos anunció una nueva elección presidencial, pro-
gramada para febrero de 1986; Corazón Aquino, la viuda de
Benigno Aquino, anunció que se presentaría como candidata
a la presidencia. En febrero de 1986, la elección fue realizada
y Marcos fue proclamado ganador; la oposición, secundada
por la Iglesia católica, movilizó a la población contra el frau-
de electoral. La presión popular orilló al Ministro de defensa,
Enrile, al subjefe del Estado Mayor, Fidel Ramos, y al co-
mandante de la policía nacional a rebelarse contra Marcos.
Sin apoyos políticos ni militares, Marcos abandonó el país el
25 de febrero de 1986. Estableció su residencia en Hawai, don-
de murió el 28 de septiembre de 1989. (pp. 61, 62, 64, 166).

Masrukhin, Dedi: oficial de la fuerza aérea indonesia, de


acuerdo con un artículo publicado por The Washington Post,
“estaba detenido y confeso de haber construido la bomba”
utilizada en el atentado de Bali. Los mandos del arma se apresura-
ron a señalar que “no es verdad que arrestamos al oficial por una
supuesta participación en el atentado. Sólo lo interrogamos por-
que es un experto en explosivos y también vive en Bali.” (p. 147).

Mat, Nik Azis Nik: malasio de origen malayo, dirigente es-


piritual del PAS malasio y Menteri Besar (gobernador) del
estado de Kelantan. (pp. 31, 86).

Miron, Ali: indonesio, hermano de Amrozi, sospechoso de ha-


ber participado en la organización del atentado de Bali. (p. 158).

Misuari, Nur: profesor universitario de origen moro, miem-


bro del grupo guerrillero organizado por Salamat Hashim que
dio origen al FMLN. Luego de una ruptura política entre am-

202
bos personajes, Misuari y sus seguidores fundaron el FMLN,
del cual devino su principal dirigente; una vez que el gobier-
no central otorgó la autonomía administrativa a la
Bangsamoro, Misuari ocupó los cargos más importantes de la
administración provincial. (pp. 61, 63, 64, 72, 73 ).

Moarbes, Marie: ciudadana franco-libanesa, fue tomada


como rehén por Abus Sayyaf, en Sipadan, y el gobierno libio
ofreció pagar el rescate exigido por el grupo radical. (p. 70).

Muchiliansyah: indonesio, también llamado Solihin; a fina-


les de los 70 y principios de los 80 era uno de los oradores
más destacados en la Mezquita de Sudirman, en Yogyakarta;
fue uno de los promotores de las Jemaah Islamiyah y, a princi-
pios de 1985, fue el responsable de organizar el traslado, de
Indonesia a Malasia, del grupo encabezado por Bashir y
Sungkar; participó en la reunión para la fundación del Majelis
Mujahedin Indonesia y fue nombrado responsable del
Departemen Peningkatan Sumber Daya Mujahid (DPSDM o De-
partamento Encargado de Fortalecer los Recursos de los
Mujahedin). (pp. 128, 129, 130, 131, 132).

Murad, Mohamad: moro, es uno de los principales dirigen-


tes militares del FMIL; encabezó la delegación del Frente que
negoció, del 22 al 25 de junio de 2001, el acuerdo de entendi-
miento con el gobierno central filipino; más tarde, el 7 de
agosto de 2001, firmaría, junto con la Presidenta Gloria
Macapagal-Arroyo, un acuerdo para cesar las hostilidades,
teniendo como testigo de honor a Mohamad Mahathir, Pri-
mer ministro de Malasia. (pp. 72, 73).

Muslim, Zahit: malasio, miembro del grupo Al Ma’unah,


formado por musulmanes practicantes de artes marciales y

203
de técnicas respiratorias; fue sentenciado a muerte, junto con
el principal dirigente del grupo y con otro de sus
correligionarios. (p. 79).

Mustafa, Kamarudin: malasio, miembro del comité de la


sección juvenil del PAS, en el estado de Terengganu; de acuer-
do con el testimonio de Zacaria Dagang, fue expulsado de la
organización cuando la dirección se dio cuenta de que perte-
necía al grupo Al Ma’unah. (p. 82).

Mustafa, Tun: durante los años setenta fue gobernador de


Sabah, estado ubicado en la isla de Borneo y perteneciente a
la federación de Malasia. Brindó apoyo a los moros filipinos,
permitiéndoles establecer campos de entrenamiento guerri-
llero en el estado por él gobernado. Los guerrilleros moros,
más tarde, organizarían el FMLN. (p. 61).

Noor, Fadzil Mohamad: malasio, Presidente del PAS. (p. 81).

O
Omar, Mulah: líder religioso, considerado como la máxima
autoridad del régimen talibán, en Afganistán. (pp. 14, 23).

204
P
Parcasio, Randolph: moro, lugarteniente de Nur Musuari y, por
lo tanto, uno de los principales dirigentes del FMLN. (p. 73).

Pastika, I Made Mangku: inspector general y jefe del equi-


po interinstitucional de investigación del atentado de Bali,
fue el primero en anunciar a la prensa la detención del primer
sospechoso del atentado de Bali. (pp. 157, 158).

Pendatum, Salipada: miembro de la aristocracia musulma-


na de la provincia de Cotabato, Filipinas; tío de Salamat
Hashim, contribuyó a la creación de la OLBM. (p. 63).

Pronoto, Ismail: originario de Brebes, pueblo limítrofe entre


Java Central y Java Oeste, participó en la rebelión de Darul
Islam, como comandante militar de las fuerzas que apoyaron
el levantamiento de Sekamardi Maridjan Kartosuwijiro; fue
arrestado en 1977, acusado de promover el reagrupamiento
de los rebeldes de Darul Islam.(pp. 124, 126).

R
Rahardjo, Aris: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah,
participó en la reunión de fundación del Majelis Mujahedin
Indonesia y fue encargado de las comunicaciones con los
Mujahedin. (P. 132).

Rahman, Mohamad Iqbal: indonesio, detenido por las au-


toridades malasias el 30 de junio de 2001; acusado de ser uno

205
de los tres dirigentes de Jemaah Islamiyah. (p. 87, 88, 92, 93,
96, 118, 121, 128, 129, 130, 131, 132).

Rais, Amien: indonesio, Presidente de Muhammadiyah, la


segunda organización islámica de Indonesia, en lo que res-
pecta al número de adherentes. Durante el movimiento
Reformasi, fue de las primeras voces en exigir la renuncia de
Suharto y en proponer reformas políticas profundas. Antes
de la caída de Suharto, propuso la creación de un gobierno de
transición basado en un consejo formado por personalidades,
que más tarde sería la base del Partai Amanat Nasional (PAN
o Partido del Mandato Nacional); fue designado Presidente
del partido y, como tal, candidato a la Presidencia de la Repú-
blica en la elección general de 1999. Durante la reunión de la
DPR de ese año, fue electo Presidente de la misma y tuvo una
gran influencia en la formación de la coalición de partidos de
filiación islámica que vetaron a Megawati Sukarnoputri como
candidata a la Presidencia y que impulsaron la candidatura de
Abdurrahman Wahid como Jefe de Estado. Más tarde, Rais se
convirtió en el principal opositor de Wahid y no cejó en
hostigarlo hasta lograr su destitución como Presidente. (pp.
112, 144, 145, 146).

Razali, Mohamad Amin Mohamad: malasio, especialista


en ciencias paranormales, fundador del grupo Al Ma’unah,
formado por musulmanes practicantes de artes marciales y
de técnicas respiratorias; luego del supuesto asalto contra el
cuartel militar de Grik (estado de Perak, Malasia), fue juzga-
do por “hacer la guerra contra el Yang di Pertuan Agung y sen-
tenciado a muerte, junto con dos de sus correligionarios.” (pp. 77,
78, 79, 80).

206
Ribband, Mark: director de una empresa británica que ela-
bora el explosivo C4; fue de los primeros en hacer declaracio-
nes sobre la naturaleza de los explosivos utilizados en el aten-
tado de Bali; de acuerdo con su testimonio, recogido por The
Jakarta Post: “el C4 es un explosivo plástico... muy potente,
manufacturado principalmente en los Estados Unidos, pero
ampliamente distribuido a las fuerzas militares alrededor del
mundo”; “C4 es usado solamente por los militares aunque
tiene algunos pequeños usos civiles”; “si ustedes encuentran
C4 en los inventarios militares de otros países es porque allí
ha habido una influencia americana...”; “C4 es difícil de com-
prar; la mejor analogía es que está todavía más controlado
que la heroína, pero si se desea comprar heroína, es posible
obtenerla. Como todo, [C4 y heroína] están al alcance me-
diante [el pago de] un precio.” (pp. 153, 154).

Rivaldi, Agung: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah;


formó parte del grupo encabezado por Bashir y Sungkar que
emigró de Indonesia a Malasia; es hermano de Fajar Sidiq y
forma parte del grupo arrestado por las autoridades malasias
en enero de 2002. (p. 129).

Ryacudu, Ryamizard: General, jefe de Estado Mayor del


ejército indonesio; en sus declaraciones mostraba la compe-
tencia existente entre las diferentes agencias de seguridad de
Indonesia, comprometidas en la investigación del atentado
de Bali: “nuestra poderosa red de inteligencia detectó células
terroristas en Indonesia desde hace mucho tiempo. No actua-
mos porque ya no cae dentro de nuestra jurisdicción hacer-
lo”, afirmaba. (p. 152).

207
S
Siazon, Domingo: Ministro de Asuntos Exteriores del go-
bierno filipino durante la administración Macapagal-Arroryo;
tuvo un papel protagónico durante las negociaciones para la
liberación de los rehenes secuestrados por Abu Sayyaf en el
estado malasio de Sabah. (p. 70).

Sidiq, Fajar: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah; parti-


cipaba en la edición del boletín ar-Risalah y, en 1985, formó
parte del grupo encabezado por Bashir y Sungkar que emigró
de Indonesia a Malasia. (p. 129).

Silam, Abdullah Minyak: malasio, detenido y confeso de


pertenecer a Jemaah Islamiyah. (p. 121).

Suharto, Mohamad: nació en 1921, cerca de Yogyakarta,


en Java del Este; su padre era comerciante y líder religioso.
Sus padres tuvieron 11 hijos; el joven Suharto permaneció en
el sistema de educación formal hasta la escuela secundaria y
tuvo que completar su formación en el ejército. En 1939 se
enroló en el Ejército Real de las Indias Holandesas. En 1943,
durante la ocupación japonesa, ingresó como voluntario al
Ejército Indonesio organizado por los ocupantes; allí recibió
formación como oficial superior. Al final de la Segunda Gue-
rra Mundial se unió al grupo de nacionalistas encabezado por
Sukarno y fue uno de los dirigentes de la guerrilla contra los
holandeses. En 1949, en el momento de independencia, tenía
el grado de Lugarteniente Coronel y era un miembro destaca-
do de los mandos militares. A mediados de los 50 fue nom-
brado Comandante de la División Niponegoro de Java Cen-
tral; sin embargo, pronto fue llamado a Yakarta y, en 1960, le

208
fue otorgado el grado de General de brigada. En 1963 le fue
encomendada la Formación General Táctica del Ejército
Indonesio, cuerpo especial de intervención y preparado para
la represión interna. En 1959, el Presidente Sukarno instauró
la “democracia dirigida”, basada en una relación de contrape-
sos políticos entre el ejército y el partido comunista indonesio.
Suharto y otros oficiales superiores rechazaban la nueva orien-
tación de Sukarno; en 1965, cuando éste anunció la creación
de un eje Pekín-Yakarta, Suharto y sus colegas reprimieron
sangrientamente a los comunistas y a los simpatizantes de
Sukarno. Con el apoyo de los oficiales, Suharto controló el
gobierno y, en 1967, fue designado Presidente interino. En
1968 fue electo por primera vez y ha sido reelecto en 1973,
1978, 1983, 1988, 1993 y 1998. Para consolidar su control
sobre el gobierno, en 1971 fundó el partido Golkar sobre la
base de mecanismos corporativistas; desde ese año, el parti-
do ejerce un predominio electoral total. Bautizó su régimen
con el nombre de “Nuevo orden” y, para congraciarse con los
inversionistas extranjeros, indemnizó las empresas que ha-
bían sido nacionalizadas por Sukarno. Durante los 70 y la
primera mitad de los 80, la política económica del “nuevo
orden” se basó en la explotación de los recursos petroleros.
En 1985, la caída drástica de los precios de los hidrocarburos
y de las materias primas de origen agrícola y minero obligó a
Suharto a promover la exportación de productos manufactu-
rados. Para allegarse recursos financieros del exterior, libera-
lizó la economía y otorgó concesiones a los inversionistas
internacionales. De 1985 a 1997, la participación de las acti-
vidades no agrícolas en el PNB sobrepasó la de las agrícolas;
sin embargo, una parte muy grande de la PEA todavía depen-
de de las actividades primarias. En términos sociales, la po-
blación también se benefició con el rápido crecimiento eco-
nómico. Los aspectos positivos de la política económica, no

209
obstante, se ven opacados por los negativos. Nepotismo y
clientelismo son los rasgos predominantes en el régimen de
Suharto. La fortuna de los seis hijos y de un nieto de Suharto
es difícil de evaluar; las actividades de las empresas por ellos
controladas van desde el monopolio de clavo de olor hasta
las telecomunicaciones, pasando por hidrocarburos y deriva-
dos, vidrio, cemento, construcción, automóviles, aerolíneas,
bancos, por sólo citar algunos rubros. Sus amigos coetáneos
también fueron beneficiados con concesiones económicas y
en muchos casos sus intereses se entrecruzan con los de la
familia directa de Suharto. Los lazos clientelares en el gobier-
no y en la economía constituyeron la base del poder de Suharto.
Luego de la crisis asiática iniciada en julio de 1997, Suharto
se resistió, en dos ocasiones, a poner en práctica los progra-
mas del Fondo Monetario Internacional; finalmente, ante la
agudización de la crisis, en diciembre de ese año, decidió su-
primir los subsidios a los energéticos y a los bienes de consu-
mo popular; esas medidas provocaron revueltas populares,
las cuales pronto fueron secundadas por los estudiantes
indonesios de preparatorias y de universidades; en medio de
ese clima, los principales dirigentes de oposición se unieron a
las movilizaciones dando origen a Reformasi o movimiento
por la reforma del sistema político. Desde Reformasi fueron
formuladas las primeras demandas sobre la renuncia de Suharto
a la Presidencia y, luego de violentas confrontaciones, Suharto
acabó renunciando, en mayo de 1998, y fue sustituido por
Yussuf Habibie. (pp. 30, 110, 123, 128, 129, 131, 140, 166).

Sukarnoputri, Megawati: hija de Sukarno y marcada políti-


camente por el nacionalismo de su padre, fue electa Presi-
denta del Partai Demokrat Indonesia (PDI), en 1993; puso en
práctica una política basada en la crítica del régimen de
Suharto; éste, en 1996, promovió un congreso extraordinario

210
del PDI y logró la destitución de Sukarnoputri; ella y sus seguidores
se organizaron en el Partai Demokrat Indonesia-Per juangan
(PDI-P o Partido Demócrata de Indonesia-Fracción
Combate); en la elección general de 1999, el PDI-P ob-
tuvo la mayoría relativa de los votos y se esperaba que
Megawati, su candidata a la Presidencia, fuera designada como
tal por la DPR; sin embargo, una coalición de partidos de
filiación islámica se opusieron a que una mujer ocupara dicho
cargo, y apoyaron la candidatura de Abdurahman Wahid, quien
finalmente fue designado Presidente. La incapacidad de Wahid
para resolver los problemas del país desembocó, primero, en
una parálisis gubernamental y, luego, en el cuestionamiento
de Wahid como Jefe de gobierno; ante ello, los militares ame-
nazaban con tomar las riendas del gobierno; para salir del
impasse, los políticos civiles acordaron destituir a Wahid y
encumbrar a Megawati en la Presidencia. (pp. 111, 114, 122,
145, 150, 151, 163, 164).

Sunarto, Agus: indonesio; participaba en la edición del boletín


ar-Risalah y, en 1985, formó parte del grupo encabezado por
Bashir y Sungkar que emigró de Indonesia a Malasia. (p. 129).

Sungkar, Abdullah: indonesio, originario de Solo, Java Cen-


tral, proviene de una familia de origen yemenita; fue
cofundador de la escuela coránica Pondok Ngruki y promo-
tor de las Jemaah Islamiyah, como método para reformar la
sociedad indonesia; fue perseguido por el gobierno de Suharto
y, en los años 80, se exilio, junto con Abu Bakar Bashir, en
Malasia; allí, reformularon el proyecto de la Jemaah Islamiyah,
para extenderlo más allá de las fronteras de los Estados na-
cionales; murió en junio de 1998, a los pocos meses de haber
regresado a Indonesia y luego de la caída de Suharto. (pp.
123, 124, 126, 128, 129, 130, 131).

211
Suryahardy, Irfan: indonesio, también llamado Irfan S.
Awwas; miembro de Jemaah Islamiyah; en 1981, publicaba
ar-Risalah, un boletín difusor de las ideas de Khomeini; en
1982, dirigía Badan Cordinasi Pemuda Mesjid (Cuerpo Coordi-
nador de la Mezquita Juvenil); en este órgano de difusión
publicó las audiencias del juicio contra Bashir y Sungkar; ac-
tualmente preside el Majelis Mujahedin Indonesia (MMI o
Consejo Mujahedin de Indonesia). (pp. 128, 131).

Syafi’I, Abdullah: aristócrata achejnes, Lugarteniente de


Hasan M. di Tiro, tuvo sobre sí la pesada carga de continuar
con la lucha armada luego del exilio del principal dirigente
del GAM; esa lucha, por las exigencias del entorno, se convir-
tió en una guerra de guerrillas, que fue prácticamente liquida-
da en 1982, y mantenida con muchísimas dificultades duran-
te la década de los 80. (p. 109).

Syah, Ali Mughayat: Sultán unificador de todos los reinos


que, en 1520, ocupaban el territorio de la provincia actual de
Aceh, Sumatra (Indonesia). El sultanato unificado adoptó el
nombre de Acej Darussalam. (p. 100).

Syakur, Shobbarin: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah;


fue designado Secretario ejecutivo del Comité Ejecutivo del
Majelis Mujahedin Indonesia. (p. 131).

Swan, Brett: miembro de la Policía Federal Australiana y del


equipo internacional de investigación sobre el atentado de
Bali; señaló que éste sólo lo pudieron llevar a cabo
perpetradores “altamente organizados”, que buscaban
maximizar el número de víctimas. (p. 154).

212
T

Tandean, Silvestre: indonesio, vecino de Amrozi, a quien


éste compró alrededor de una tonelada de sustancias quími-
cas para hacer bombas, de acuerdo con las declaraciones de
las autoridades indonesias; según los informes periodísticos,
la policía tendría las facturas de compra como pruebas de la
adquisición de los explosivos en el comercio. (p. 157).

Taqwa, Andi Mohamed: indonesio, estudiante de Pondok


Ngruki, sirvió de conducto para poner en relación a Abdullah
Sungkar con Sanusi Daris, uno de los Lugartenientes de Kahar
Muzakkar, dirigente de la rebelión de Darul Islam, en Sulawesi
del Sur. (p. 127 ).

Tolentino, Romeo: Coronel del ejército filipino, indicó a la


prensa que la operación de Abu Sayyaf en Sipadan, Malasia,
permitió al grupo islamista obtener recursos económicos im-
portantes, que le permitieron consolidar su presencia en la
isla de Jolo y mejorar sus pertrechos militares. (p. 71).

Umar, Abdullah: indonesio, enseñante en Pndok Ngruki y


miembro de la Jemaah Islamiyah de finales de los 70 y princi-
pios de los 80; participó en algunos de los asesinatos y asaltos
organizados por Musa Warman. (p. 124).

213
W

Wahid, Abdurahman: indonesio, nieto de uno de los fun-


dadores de Nahdlatul Ulama (la organización islámica con
mayor número de adherentes) e hijo de uno de sus dirigen-
tes, ejerció la presidencia de la organización hasta el mo-
mento en que fue electo Presidente de la República. Du-
rante el movimiento Reformasi, NU impulsó la creación del
Partai Kebangunan Bangsa (PKB o Partido del Despertar de
la Nación); Wahid rehusó convertirse en el Presidente del
partido, pero fue su principal líder moral. En esa calidad
fue designado candidato a la presidencia por parte de una
coalición de partidos de filiación islámica; la DPR lo nom-
bró Presidente, convirtiéndose en el cuarto mandatario de
la República de Indonesia; pronto fue acusado de
ineficiencia y, más tarde, de corrupción, por los mismos
que lo impulsaron al poder; fue sometido a juicio político
y destituido el 23 de julio de 2001; Megawati Sukarnoputri
habría de sucederlo en la Presidencia. (pp. 111, 112, 114,
145, 163, 164, 167).

Walton, Charles: de 61 años e investigador del tristemente


célebre Instituto Lingüístico de Verano, fue secuestrado por
Abu Sayyaf, en Davo City, y liberado después de 23 días de
cautiverio. (p. 68).

Warman, Musa: indonesio, miembro de la Jemaah Islamiyah


de finales de los 70 y principios de los 80; con nexos con
grupos criminales, asesinó a sus compañeros y organizó asal-
tos contra los “enemigos” del Islam. (p. 125).

214
Wendling, Sonia: rehén de Abu Sayyaf, en la isla de Jolo; el
gobierno francés habría pagado el rescate exigido por el gru-
po moro militante. (p. 70).

Wirajuda, Hasan: indonesio, representante de Indonesia ante


la ONU , fue el signatario oficial del Joint Understanding on
Humanitarian Pause for Aceh, alcanzado en mayo de 2000, en-
tre el GAM y el gobiernode Wahid. (p. 112).

Yara, Muchyar: portavoz de la Kopassus, fuerza especial del


ejército indonesio, atizó la animosidad entre las diferentes
organizaciones de inteligencia de Indonesia al declarar que
“el equipo militar de inteligencia había identificado a los res-
ponsables de la explosión de Bali y estaba tras ellos”, mien-
tras el equipo de la policía todavía estaba “en la oscuridad
sobre los perpetradores de la tragedia”. (p. 156 ).

Yudhoyono, Susilo Banbang: Ministro coordinador de asun-


tos políticos y de seguridad del gobierno de Indonesia, fue el
encargado de la coordinación de las investigaciones sobre el
atentado de Bali. (p. 150 ).

215
Z

Zaini, Mahisin: indonesio, miembro de Jemaah Islamiyah,


participó en la reunión de fundación del Majelis Mujahedin
Indonesia y fue nombrado responsables del Departemen
Peningkatan Sumber Daya Mujahid (DPSDM o Departamento
Encargado de Fortalecer los Recursos de los Mujahedin). (p.
132).

Zakaria, Mohamad: indonesio, director de Pondok Al Is-


lam, donde Amrozi estudió, fue detenido durante la investi-
gación del atentado de Bali. (p. 157).

Zin, Zainal Abidin: malasio, ministro del interior. (p. 87).

216
De la Umma:
el islam, la política y el terrorismo
en el sudeste asiático
de:
Juan José Ramírez Bonilla
Se terminó de imprimir en mayo de 2003,
en los talleres de Mexicana Digital de Impresión, S.A. de C.V.
Av. de la República 145-A, Col. Tabacalera, México, D. F.
Se tiraron 1,000 ejemplares en papel cultural de 45 kilogramos.
Se usó tipografía Garamond en 10 y 14 puntos.

Cuidado de la edición:
Laura Guillén
Formación
María Luisa Soler

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