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Cuando los ingenieros del Ministerio de Fomento iniciaron los primeros trazos
para la apertura de la carretera desde el Boquerón de Padre Abad hacia
Pucallpa se pensó hacer el puente sobre el rio Aguaytía. Se trataba de una obra
imprescindible y de gran envergadura. Mas, inicialmente no se supo en qué lugar
se construiría porque con exactitud aún no se sabía por dónde atravesaría la
carretera. En un principio se tuvo la idea de construir la carretera desde la salida
del Boquerón continuando por la margen izquierda casi al pie de la Cordillera
Azul, luego siguiendo cerca a la orilla del rio, más o menos hasta la altura de la
boca del rio Santa Ana; este proyecto era similar a la propuesta de Fernando
Carbajal en 1905, quien realizó la primera exploración las márgenes del río
Aguaytía para la construccón del ferrocarril desde Tambo de sol – pampa de
Junín al Bajo Ucayali; pero hasta allí se edificaría varios puentes pequeños
sobre los ríos Shambillo, Shambo y sobre otras pequeñas quebradas. Entonces
se construiría el puente colgante a la altura de la boca del rio Santa Ana. Mas al
continuar el camino carretero con destino a Pucallpa deberá atravesar muchos
bajiales porque el terreno en ese sector es mayormente plano. Al evaluar esta
posibilidad y al ver los inconvenientes, los ingenieros cambian de parecer
porque el costo sería elevado por la distancia mayor y dificultades a vencer. Ante
estos inconvenientes se buscó otra salida.
En este afán de abrir el camino carretero se topó con una serie de dificultades.
En un segundo momento se pensó seguir la ribera izquierda del Yuraq Yaku
hasta el encuentro con el rio Aguaytía y sobre éste se construiría el puente
colgante y luego a partir de la margen derecha continuaría la vía atravesando
una serie de colinas buscando siempre la parte montañosa. Esta idea era
acertada y estaba de acuerdo también el conocedor de esta enmarañada
geografía el perspicaz y hábil kuraka de los kakataibo Cëteno Bolívar, quien
desde 1933 colaboró con los ingenieros en la búsqueda del camino directo y
corto hacia Pucallpa. Pero el problema era la construcción del puente puesto que
el terreno no era apropiado a la altura de la boca del rio Yuraq. Bogando por el
rio Aguaytía los ingenieros con ayuda del kuraka Bolívar encontraron la colina
más elevada en la margen izquierda, cerca del encuentro del pequeño rio Negro
con el Aguaytía y estaba ubicado en la continuación de la Pampa de
Sacramento (hoy Pampa Yuraq), aunque en varias partes de ésta se
encontraban aguajales. Sin embargo al abrir la trocha al lugar indicadoo hubo
dificultades, equivocaciones que motivó abrir tres trochas: la priimera que salió
hacia la parte baja de la boca del pequeño rio Yanayaku que hoy se llama rio
Negro, la segunda se proyectaba hacia el río Aguaytía, es decir por el lado
derecho de la colina y la tercera con apoyo del kuraka kaakataibo se abrió hacia
la falda de la colina mencionada, esto es hacia la parte superior del ingreso al
puente. A partir de este hallazgo del lugar apropiado, se decidió abrir el camino
carretero por ese sector hasta el regazo de esta colina que serviría para
construir el estribo y el pilar de la torre del puente colgante en la margen
izquierda. De colina a colina, es decir entre ambas márgenes del rio, separa una
distancia aproximada de un kilómetro. El rio desciende sus aguas pegada a la
colina mencionada y entonces en la margen derecha, después de construir el
puente colgante se construiría otro puente de acceso de mayor longitud hasta
alcanzar la otra colina. Poco después por este último empezó la construcción.
Así en total el puente tendría alrededor de mil metros de longitud. Una vez
determinada esta idea se hizo el trabajo definitivo del camino carretero con
destino a San Alejandro, kilometro 86 y Neshuya.
La construcción del puente de 850 metros también quedó en proyecto, y aun ese
dato aparece en algunos libros como que la obra en mención tuviera esa
longitud, puesto que a la hora de definir los planos en 1943 se decidió construir
solo de 700 metros de luz, siendo el puente colgante rígido sobre el lecho madre
del rio de 170 metros con dos tramos intermedios de 66 metros entre la torre de
la margen derecha y el encuentro con el pilar del macizo de anclaje y nexo con
el puente de acceso, y este último tendría 464 metros de longitud. Mas el ancho
del puente es ciertamente angosto, de 5 metros y de una sola vía. Al dejar libre
unos 300 metros, esto es después del puente de acceso, se realizó un
gigantesco relleno con miles de toneladas de cascajo, hormigón y tierra sobre
los aguajales, y elevar una altura promedio de 5 metros, trabajo que abarcó
entre 1944 y 1945. Esta labor fue realizada por varias decenas de trabajadores
entre conductores de vehículos y obreros dirigidos por un contratista, técnicos e
ingenieros.
Durante los primeros años de construcción del puente, en la parte del casco
urbano actual de Aguaytia, próximo a la ribera del rio se encontraban dos casas,
una era vivienda del primer morador de ese sector, el suizo alemán Gustav Ernst
y su esposa y la otra era almacén de un comerciante particular. No había otras
viviendas. Más allá de estas escasas edificaciones todo era monte virgen. El
campamento de los trabajadores del puente seguía en la margen derecha.
El campamento de los trabajadores que construían el puente fue trasladado a la
margen izquierda a raíz de una creciente que una mañana de invierno dañó
seriamente los enseres y pertenecías de los pobladores. Fue a mediados de los
años cuarenta, a fines de1944 o a principios de 1945. No se tiene información
de la fecha exacta. Cuando la obra en cuestión faltaba aun para su culminación,
los daños causados por la gran creciente obligó en cierto modo para el traslado
del campamento hacia el espacio que actualmente ocupa el casco urbano de
Aguaytia, en un terreno donde anteriormente fue lecho del rio, nada aparente,
salvo su cercanía al puerto fluvial, por eso o por otra razón la intención de los
ingenieros del Ministerio no era formar un centro poblado sino simplemente un
campamento con poca duración y destinado solo para los obreros, ya que las
oficinas estaban instaladas en el nuevo campamento en el lugar de ingreso al
puente. De modo que no ocurrió como en Tingo María, donde al llegar la
carretera a ésta, el ingeniero director de caminos Huánuco – Pucallpa vio por
conveniente fundar este pueblo en 1937. Por la decisión tomada por los
ingenieros establecidos en el campamento de Aguaytia, cuando las personas
(obreros, comerciantes, agricultores) quisieron constituir un centro poblado de
manera formal, se opusieron, porque estaban empeñados en que solo exista el
campamento a pesar de que, en los años siguientes, ya se había terminado con
la construcción del puente. Por tanto no se fundó Aguaytia oficialmente, pero fue
incrementando su población en ese mismo lugar, contra viento y marea fueron
asentándose nuevos moradores hasta convertirlo en un centro poblado, aquella
vez con el nombre de caserío, sustrayendo su condición de campamento.
El puente viejo con más de 70 años a cuestas, conocido por la masa popular
como el “puente machazo”, es testigo de penas y alegrías de la gente lugareña o
visitantes, de nostalgias y cuitas de amor de jóvenes. Es testigo del bien y del
mal que hicieron los humanos, de dramas y tragedias, de homicidios y suicidios.
Es testigo mudo de la violencia que asoló la Villa Aguaytia entre 1984 – 1994. Si
el puente viejo hablara contaría mil historias, cientos de dramas y también de
exultación, de consuelo y desesperanza.
El puente desgastado por el tiempo, está herido y agredido por manos ocultas y
bárbaras, congéneres, -por desgracia-, de los que construyeron; así la obra
querida y añorada va camino a la muerte, a su fin a pesar de ser patrimonio
histórico de Aguaytia que dio vida a ésta en los mejores momentos. ¿Dejaremos
que se destroce, que caiga en pedazos? Tienen la palabra las autoridades y el
pueblo.