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A pesar de dedicar los fines de semana a la vida social los franceses tienen por
costumbre no hacer ninguna visita sin previo aviso y si se trata de una invitación
para almorzar o cenar suelen llevar una botella de vino como obsequio para los
anfitriones.
Una costumbre que puede no resultar muy cómoda para los turistas es que los
franceses muy rara vez responderán en un idioma diferente al suyo pues aprecian
que quienes visitan el país por lo menos intenten hablar su idioma aún cuando lo
hagan con solvencia.
Con una vida religiosa sumamente activa los franceses celebran numerosas
festividades de carácter religioso como la Semana Santa que incluye el tradicional
Domingo de Ramos, el Jueves Santo, como celebración de la última cena de
Jesucristo y el Viernes Santo donde se destacan la Pasión y Muerte de Cristo en
la Cruz, mientras que día de Pascua es una fiesta de repique de campanas y una
jornada dedicada en especial a los niños que emprenden desde la mañana los
huevos de Pascua.
Los cristianos celebran en Francia cada año la Fiesta de la Ascensión que tiene
lugar la quinta semana después de la Pascua y se transforma en un anticipo de
las vacaciones de verano, época en que los paisajes de todas las regiones se
transforman con la llegada de la primavera.
Francia es un país muy particular en lo que se refiere a sus trajes típicos ya que es
prácticamente imposible determinar uno solo, es que una de las características
principales que tiene el traje típico francés como tal es que depende de la época
ya que existieron diferentes atuendos con los cuales se sintieron representados a
lo largo de la historia.
Si bien los estándares de calidad en el mundo se han modificado con la llegada de
momentos históricos como la revolución industrial del siglo XIX, en Francia
siempre se mantuvo un importante nivel de confección en la ropas, tanto en la
antigüedad en donde los trajes típicos de los nobles tenían telas hermosas, las
cuales en muchos las habían traído de oriente, sumándose a las piedras preciosas
que eran delicadamente tejidas con los trajes con el fin de hacerlos resaltar más,
así como también en la actualidad donde Paris es considerada como una de las
capitales de la moda.
Uno de los trajes que más presente tenemos debido a que es uno de los más
recientes es el que se usó durante los años 60 y 70, característicos de los
movimientos de protesta juveniles y que tenía un vaquero desteñido como
estandarte y que hoy en día sigue siendo parte del atuendo de los jóvenes.
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