Podemos distinguir dos orientaciones diferentes en el pensamiento histórico del siglo XX.
1) DE LA TRANSICIÓN: Va desde el tipo de historia narrativa (secuencia de hechos ordenados
cronológicamente) y centrada en eventos que caracterizan a la historiografía profesional del S XIX, hasta la investigación y escritura histórica científico social propia del S XX. La objetividad va a estar dada cuando no selecciono los hechos sino que los utilizo a todos. Se basa en los documentos de archivo (testimonio de hecho, no de voz).
2) CORRIENTE CIENTÍFICO- SOCIAL: Dentro de ella se encuentra por ejemplo la corriente
marxista y la Escuela de los Annales. Es científica porque el análisis se hace bajo los parámetros de la ciencia (se utilizan los métodos cuantitativos por ejemplo estadísticas). Aparece la voz del testimonio. Qué voces voy a tener en cuenta? Jerarquiza unas voces y no otras. Es social porque enfatiza las estructuras sociales y los procesos de cambio social. Los diferentes tipos de historia de orientación científico- social cubrían una gama metodológica e ideológica que incluía las aproximaciones sociológicas y económicamente cuantitativas y el estructuralismo de la Escuela de los Annales, hasta el análisis marxista de las clases sociales. Los historiadores de esta corriente critican varios aspectos de la historiografía anterior: se concentraba en individuos (grandes hombres) y en eventos como si ellos fueran el verdadero acontecimiento de la historia y descuidaban el contexto más amplio en el que ellos se desenvolvían. En este sentido, los enfoques de la orientación científico - social, ya fueran marxistas o de los annales, representan una democratización de la historia, una inclusión de segmentos más amplios de la población y una extensión de la perspectiva histórica desde la política a la sociedad.
En la segunda mitad del siglo XX se produce un cambio en la conciencia de los historiadores. La
década de los 60 representó un punto de inflexión en el cual la conciencia respecto de una crisis de la sociedad y la cultura moderna se manifiestan con todas sus fuerzas. El cambio de una sociedad industrial a una sociedad informática también tuvo un efecto importante sobre la conciencia de los historiadores. Por primera vez hubo una aguda comprensión de los aspectos negativos del incremento histórico, como asimismo de la amenaza que representaba para un medio ambiente estable. El holocausto generó un fuerte impactó en la conciencia pública. Los elementos destructivos del proceso civilizador pasaron a ser parte central de la conciencia colectiva.
Efectos de las transformaciones de la conciencia para los historiadores:
Para muchos marcó el fin de la gran narrativa
Fin de la supremacía de occidente sobre otras naciones La modernidad perdió su cualidad unívoca El tiempo único dejo de existir Las demandas de una población previamente excluida de las narrativas históricas, especialmente las mujeres y las minorías étnicas, condujeron a la creación de nuevas historias. Se empieza a hacer una ''historia desde abajo''. Se desafiaron los enfoques de las ciencias sociales que habían instalado a las grandes estructuras impersonales en el centro de la indagación histórica, sin cuestionar las relaciones existentes de poder. Si la historia científico social había intentado reemplazar el estudio de la política por el de la sociedad, la nueva historia (microhistoria) se concentraba en el estudio de la cultura entendida como las condiciones de vida y la experiencia cotidiana. Se cuestiona la validez científica de la historia. En las últimas décadas cada vez son más los historiadores que asemejan la historia a la literatura y no a la ciencia. Idea de que la objetividad en la historia no existe. Esta crítica al realismo histórico se relaciona con una crítica a la sociedad y la cultura moderna. Distinción entre verdad y falsedad continua siendo fundamental para el trabajo del historiador. El concepto de verdad se ha complejizado enormemente con el desarrollo del pensamiento crítico reciente. Microhistoria: la historia se concentra en los individuos comunes. Los historiadores de la década del 70 y 80 aprendieron de los antropólogos la importancia de la cultura para la comprensión de la historia social y política.