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Augusto Comte
Biografía
La sociología
Pero esta última todavía ha de ser creada. De ahí el tema constante del
pensamiento de Augusto Comte: el progreso científico no es nada si no
culmina en una ciencia social, y la ciencia social no puede establecerse si las
ciencias que la preceden en la clasificación no han sido lo suficientemente
desarrolladas. Comte imaginaba esta sociología aún no constituida (por la
enorme dificultad que entraña explicar la complejidad del comportamiento
social) como una "física de las costumbres" o "física social" que descubriría
las leyes de las asociaciones humanas y permitiría formular una reforma
práctica de la sociedad, regulando su destino ético y político.
Alexis de Tocqueville
Émile Durkheim
(Épinal, 1858 - París, 1917) Sociólogo, pedagogo y antropólogo francés, uno
de los pioneros en el desarrollo de la moderna sociología.
Émile Durkheim
En tanto que objeto de la sociología, el hecho social no debe ser juzgado (por
ejemplo, está fuera de su campo establecer si los ritos religiosos poseen o
carecen de fundamento), sino analizado y estudiado a partir de la
observación y de los datos y evidencias empíricas, aplicando métodos
científicos y atendiendo a su función y a sus causas inmediatas. El resultado
de ello ha de ser la explicación de la conciencia colectiva (término acuñado por
Durkheim), formada por un conjunto de valores compartidos que es
completamente distinta de la suma de las conciencias individuales. La
conservación, cambio o pérdida de tales valores (morales, religiosos, etc.)
determina la estabilidad o evolución de una sociedad.
Aplicando su propia metodología, Émile Durkheim partió de datos
estadísticos oficiales para preparar su siguiente estudio: El suicidio (1897). La
tesis de la obra se resume en la siguiente frase: "El suicidio varía en
proporción inversa al grado de integración del individuo en la comunidad
religiosa, familiar y política". Siguiendo la concepción sociológica expuesta
en su trabajo anterior, Durkheim parte del presupuesto de que el individuo
está guiado por una realidad moral colectiva. De la observación de que cada
pueblo tiene cierto porcentaje de suicidios, más constante que la mortalidad
y regulado por reglas fijas, se desprende que los países y sus instituciones
son una fuerza motriz independiente del individuo.
Según Durkheim, las verdaderas causas del suicidio son de naturaleza social
(falta de integración) y permanecen desconocidas incluso para el mismo
suicida. El autor distingue entre causas y motivos, y considera estos últimos
como pretextos no decisivos. Debido precisamente a estas consideraciones,
se reprochó a Durkheim el haber formulado una tesis apresurada, basada en
datos no actuales e incompletos, sin calcular la incidencia de las
enfermedades mentales y especialmente de la ciclotimia, presente muy a
menudo en los suicidas. Sus sucesores se esforzaron en completar las teorías
del maestro en aquellos puntos expuestos por él de una manera incompleta
por falta de estadísticas.
Sobre el fenómeno religioso versó una de sus obras más significativas, Las
formas elementales de la vida religiosa (1912), basada en diversas observaciones
antropológicas sobre los aborígenes americanos y australianos. La teoría de
Durkheim parte de que la religión debe ser considerada como un fenómeno
social y, al mismo tiempo, como el producto de una forma de pensamiento
colectivo. Durkheim interpreta la religión como un símbolo de la sociedad
misma: en el temor que nos inspira lo sagrado se expresa nuestra
dependencia de la sociedad de forma simbólica. Así, el mismo concepto de
dios sólo es, en realidad, una forma de culto a la sociedad. La religión, al
igual que la misma sociedad y la cultura, ejerce un control sobre la conciencia
del individuo, y es por ello un valiosísimo instrumento de cohesión social.
Esta interpretación, centrada en la función social de lo religioso, sería
recogida por el funcionalismo antropológico.
Junto a las obras ya reseñadas cabe citar Filosofía y sociología (1899) y una
serie de estudios, de entre los cuales los más importantes son Crimen y salud
social(1895), La prohibición del incesto y sus orígenes (1896), Sobre la definición de los
fenómenos religiosos (1879-1898), Las representaciones colectivas y las representaciones
individuales (1898), Determinación del hecho moral (1907) y Juicios de realidad y juicios
de valor (1911).
Publicó además numerosos artículos, singularmente en Revue de métaphysique et
de morale, Revue philosophique y L'année sociologique: entre ellos cabe
destacar Sobre el totemismo (1902), Algunas formas primitivas de clasificación (1903)
y La organización matrimonial de las sociedades australianas (1903). En la Rivista italiana
di sociologia aparecieron El suicidio considerado en el aspecto sociológico(1897) y La
sociología y su dominio científico (1900).
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Jean-Jacques Rousseau
(Ginebra, Suiza, 1712 - Ermenonville, Francia, 1778) Filósofo suizo. Junto
con Voltaire y Montesquieu, se le sitúa entre los grandes pensadores de la Ilustración en Francia.
Sin embargo, aunque compartió con los ilustrados el propósito de superar el oscurantismo de los
siglos precedentes, la obra de Jean-Jacques o Juan Jacobo Rousseau presenta puntos divergentes,
como su concepto de progreso, y en general más avanzados: sus ideas políticas y sociales
preludiaron la Revolución Francesa, su sensibilidad literaria se anticipó al romanticismo y, por
los nuevos y fecundos conceptos que introdujo en el campo de la educación, se le considera el
padre del pedagogía moderna.
Biografía
Huérfano de madre desde temprana edad, Jean-Jacques Rousseau fue criado por su tía materna y
por su padre, un modesto relojero. Sin apenas haber recibido educación, trabajó como aprendiz
con un notario y con un grabador, quien lo sometió a un trato tan brutal que acabó por abandonar
Ginebra en 1728.
Jean-Jacques Rousseau (retrato de Maurice Quentin de La Tour, 1753)
Fue entonces acogido bajo la protección de la baronesa de Warens, quien le convenció de que se
convirtiese al catolicismo (su familia era calvinista). Ya como amante de la baronesa, Jean-
Jacques Rousseau se instaló en la residencia de ésta en Chambéry e inició un período intenso de
estudio autodidacto.
En 1742 Rousseau puso fin a una etapa que más tarde evocó como la única feliz de su vida y
partió hacia París, donde presentó a la Academia de la Ciencias un nuevo sistema de notación
musical ideado por él, con el que esperaba alcanzar una fama que, sin embargo, tardó en llegar.
Pasó un año (1743-1744) como secretario del embajador francés en Venecia, pero un
enfrentamiento con éste determinó su regreso a París, donde inició una relación con una sirvienta
inculta, Thérèse Levasseur, con quien acabó por casarse civilmente en 1768 tras haber tenido con
ella cinco hijos.
Rousseau trabó por entonces amistad con los ilustrados, y fue invitado a contribuir con artículos
de música a la Enciclopedia de D'Alembert y Diderot; este último lo impulsó a presentarse en
1750 al concurso convocado por la Academia de Dijon, la cual otorgó el primer premio a
su Discurso sobre las ciencias y las artes, que marcó el inicio de su fama.
Jean-Jacques Rousseau (óleo de Allan Ramsay, 1766)
En 1754 visitó de nuevo Ginebra y retornó al protestantismo para readquirir sus derechos como
ciudadano ginebrino, entendiendo que se trataba de un puro trámite legislativo. Apareció
entonces su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, escrito también para
el concurso convocado en 1755 por la Academia de Dijon. Rousseau se opuso en esta obra a la
concepción ilustrada del progreso, considerando que los hombres en estado natural son por
definición inocentes y felices, y que son la cultura y la civilización las que imponen la
desigualdad entre ellos (en especial a partir del establecimiento de la propiedad) y acarrean la
infelicidad.
En 1756 se instaló en la residencia de su amiga Madame d'Épinay en Montmorency, donde
redactó algunas de sus obras más importantes. Julia o la nueva Eloísa (1761) es una novela
sentimental inspirada en su pasión -no correspondida- por la cuñada de Madame d'Épinay, la cual
fue motivo de disputa con esta última.
En El contrato social (1762), Rousseau intenta articular la integración de los individuos en la
comunidad; las exigencias de libertad del ciudadano han de verse garantizadas a través de un
contrato social ideal que estipule la entrega total de cada asociado a la comunidad, de forma que
su extrema dependencia respecto de la ciudad lo libere de aquella que tiene respecto de otros
ciudadanos y de su egoísmo particular. La voluntad general señala el acuerdo de las distintas
voluntades particulares, por lo que en ella se expresa la racionalidad que les es común, de modo
que aquella dependencia se convierte en la auténtica realización de la libertad del individuo, en
cuanto ser racional.
Ilustración de Emilio o De la educación (1762)
Finalmente, Emilio o De la educación (1762) es una novela pedagógica, cuya parte religiosa le
valió la condena inmediata por parte de las autoridades parisinas y su huida a Neuchâtel, donde
surgieron de nuevo conflictos con las autoridades locales, de modo que, en 1766, aceptó la
invitación de David Hume para refugiarse en Inglaterra, aunque al año siguiente regresó al
continente convencido de que Hume tan sólo pretendía difamarlo. A partir de entonces Rousseau
cambió sin cesar de residencia, acosado por una manía persecutoria que lo llevó finalmente de
regreso a París en 1770, donde transcurrieron los últimos años de su vida, en los que redactó sus
escritos autobiográficos.
La obra de Jean-Jacques Rousseau
Considerado unánimemente una de las máximas figuras de la Ilustración, Jean-Jacques Rousseau
aportó obras fundamentales a la teorización del deísmo (Profesión de fe del vicario saboyano),
la creación de una nueva pedagogía (Emilio), la crítica del absolutismo (Discurso sobre el origen
y el fundamento de la desigualdad entre los hombres, El contrato social), la controversia sobre
el sentido del progreso humano (Discurso sobre las ciencias y las artes), el auge de la novela
sentimental (Julia o la nueva Eloísa) y el desarrollo del género autobiográfico (Confesiones). En
suma, Rousseau abordó los grandes temas de su época y participó activamente en todos los
debates intelectuales que apasionaron al siglo.
Sin embargo, al tiempo que es un hombre representativo de la ideología ilustrada (con sus
presupuestos basados en la razón, la naturaleza, la tolerancia y la libertad), Rousseau anuncia
algunas corrientes que se difundirán a partir de la Revolución. Así, por un lado, el pensador
ginebrino puso en circulación determinadas ideas que cuestionaban el optimismo radical de las
Luces: la perfección del estado de naturaleza frente a la corrupción de la sociedad comprometía
la confianza en el progreso de los ilustrados; la idealización del buen salvaje se enfrentaba a la
del "innoble salvaje" de los economistas que estudiaban los medios para el desarrollo material de
la humanidad, y el énfasis sobre el sentimiento y la voluntad podía mermar la confianza ilustrada
en el imperio de la razón.
Por otro lado, sus propuestas políticas no sólo desbarataban las ilusiones puestas en el reformismo
benevolente de los déspotas ilustrados, sino que ofrecían un modo alternativo de organización de
la sociedad y lanzaban una inequívoca consigna contra el absolutismo de derecho divino al
defender el principio de la soberanía nacional y la voluntad general de la comunidad de los
ciudadanos.
Rousseau se alejaba ya en esta obra del pensamiento ilustrado al atribuir escasa importancia al
perfeccionamiento de las ciencias y conceder mayor valor a las facultades volitivas que a la razón.
Contestando la unilateralidad de una visión del progreso ceñida al ámbito técnico y material, en
detrimento del moral y cultural, denunció la incongruencia que suponía denominar progreso
humano a lo que era un mero desarrollo tecnológico. Aunque se había avanzado en el dominio
de la naturaleza y se había aumentado el patrimonio artístico, la civilización no había hecho al
hombre más libre, más feliz o más bondadoso.
Jean-Jacques Rousseau
Ese "estado de naturaleza" era esencialmente un concepto teórico, pero ofrecía a Rousseau la
base para condenar las injusticias del mundo de su tiempo, advertir sobre la corrupción reinante
y desenmascarar el desorden de la sociedad civil. Así, partiendo de un estadio asociativo
primitivo e idílico, nucleado en torno a la familia y más tarde traspasado a la comunidad (a la
que inspiraba la solidaridad y guiaba la costumbre y no la ley, repartiéndose el fruto de la caza),
llegó a determinar el momento de la fractura: la aparición de la agricultura, la minería y, por
ende, la propiedad privada y la acumulación de riquezas en manos de unos pocos.
Si bien no es posible contraponer una Ilustración de la razón y otra del sentimiento (pues
precisamente entre los fenómenos más característicos de las Luces se encuentran la exaltación de
la naturaleza, la revolución de la afectividad o el triunfo de la privacidad), no cabe duda de que
el énfasis rousseauniano sobre la reivindicación del sentimiento frente a la razón pura, la
idealización arcádica de la naturaleza y la indagación obstinada en el secreto reducto de la
intimidad son elementos que preludian la aparición del nuevo clima espiritual del
prerromanticismo.
En este sentido, Rousseau colaboró decisivamente en la difusión de una estética del sentimiento
con la publicación de su novela La nueva Eloísa (1761), aunque no sea ni el único escritor de
novelas sentimentales ni el único responsable de los melodramas lacrimógenos que siguieron (las
denominadas pleurnicheries). La bondad del hombre en un ideal estado de naturaleza es la base
de una obra destinada a inaugurar la pedagogía moderna: Emilio o De la educación (1762); por
ello la labor educativa ha de llevarse a cabo al margen de la sociedad y de sus instituciones y no
consiste en imponer normas o dirigir aprendizajes, sino en impulsar el desarrollo de las
inclinaciones espontáneas del niño facilitando su contacto con la naturaleza, que es sabia y
educativa.
Por otro lado, sus Confesiones (publicadas póstumamente en 1782 y 1789) representan, en un
siglo inclinado a la autobiografía, un ejemplo excepcional de introspección personal y de
exhibición extremada de la propia intimidad, en un grado que no se alcanzaría hasta el pleno
romanticismo. Finalmente, no resulta extraño que la muerte le sorprendiera meditando en la
soledad de los jardines a la inglesa del castillo de Ermenonville, donde le había invitado el
marqués de Girardin, mientras se entregaba al ilustrado placer de la herborización, tal como había
dejado descrito en Las ensoñaciones del paseante solitario, publicadas también póstumamente
en 1782.
La dualidad de la figura y la obra de Rousseau no pasó desapercibida a sus coetáneos, como
demuestran las palabras de Goethe: "Con Voltaire termina un mundo, con Rousseau comienza
otro". Un mundo que, por un lado, conducía al romanticismo (debido al avance del
irracionalismo, la exacerbación del sentimentalismo, el auge de los nacionalismos y la
revalorización de las oscuras edades medievales) y, por otro, a la Revolución.
Barón de Montesquieu
(Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu; La Brède, Burdeos, 1689
- París, 1755) Pensador francés. Perteneciente a una familia de la nobleza de
toga, Montesquieu siguió la tradición familiar al estudiar derecho y hacerse
consejero del Parlamento de Burdeos (que presidió de 1716 a 1727). Vendió
el cargo y se dedicó durante cuatro años a viajar por Europa observando las
instituciones y costumbres de cada país; se sintió especialmente atraído por
el modelo político británico, en cuyas virtudes halló argumentos adicionales
para criticar la monarquía absoluta que reinaba en la Francia de su tiempo.
El barón de Montesquieu
Max Weber
(Erfurt, Prusia, 1864 - Múnich, Baviera, 1920) Sociólogo alemán que opuso
al determinismo económico marxista una visión más compleja de la historia
y la evolución social. Para Weber, las estructuras económicas y la lucha de
clases tienen menos importancia que otros factores de naturaleza cultural,
como la mentalidad religiosa o filosófica o incluso la ética imperante; así,
en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905), obra clásica de la por
entonces naciente sociología, vio en la espiritualidad protestante el caldo de
cultivo que favorecería el desarrollo del capitalismo en el norte de Europa.
Max Weber
Max Weber era hijo de un destacado jurista y político del Partido Liberal
Nacional en la época de Bismarck. Estudió en las universidades de
Heidelberg, Berlín y Gotinga, interesándose especialmente por el derecho, la
historia y la economía. Las primeras investigaciones de Max Weber versaron
sobre temas económicos, algunas de ellas realizadas por cuenta de los
intelectuales reformistas conocidos como «socialistas de cátedra». Desde
1893 fue catedrático en varias universidades alemanas, fundamentalmente
en Heidelberg, excepto entre 1898 y 1906; aquejado de fuertes depresiones,
durante ese periodo dejó la enseñanza para dedicarse a viajar y a investigar.
En 1909 fundó la Asociación Sociológica Alemana.
Max Weber fue un gran renovador de las ciencias sociales en varios aspectos,
incluyendo la metodología: a diferencia de los precursores de la sociología,
comprendió que el método de estas disciplinas no podía ser una mera
imitación de los empleados por las ciencias físicas y naturales, dado que en
los asuntos sociales intervienen individuos con conciencia, voluntad e
intenciones que es preciso comprender.
Weber propuso el método de los tipos ideales, categorías subjetivas que
describen la intencionalidad de los agentes sociales mediante casos
extremos, puros y exentos de ambigüedad, aunque tales casos no se hayan
dado nunca en la realidad; de este modo estableció los fundamentos del
método de trabajo de la sociología moderna (y de todas las ciencias sociales),
a base de construir modelos teóricos que centraban el análisis y la discusión
sobre conceptos rigurosos.
El primer fruto de la aplicación de este método fue La ética protestante y el espíritu
del capitalismo (1905). Trabajando sobre los tipos ideales del «burgués», la
«ética protestante» y el «capitalismo industrial», Weber estudió la moral que
proponían algunas sectas calvinistas de los siglos XVI y XVII para mostrar
que la reforma protestante habría creado, en algunos países occidentales, una
cultura social más favorable al desarrollo económico capitalista que la
predominante en los países católicos.
Para Weber, la exaltación del individuo y la doctrina de Calvino sobre la
predestinación, según la cual la salvación o condenación de cada hombre ha
sido decidida de antemano por Dios, había impulsado a los creyentes a
buscar signos de la elección divina no sólo en una moralidad intachable, sino
también en el trabajo y en el éxito. De modo inverso, del estudio de las
religiones orientales (a las que dedicaría algunos de sus últimos trabajos,
como La ética económica de las religiones del mundo, 1915-1919) se desprendía que,
a pesar de contar con los elementos y factores económicos necesarios y
favorables, el capitalismo no había podido desarrollarse en las civilizaciones
orientales por no tener cabida en la mentalidad religiosa y filosófica
imperante.
En términos generales, puede decirse que Weber se esforzó por comprender
las interrelaciones de todos los factores que confluyen en la construcción de
una estructura social; y en particular, reivindicó la importancia de los
elementos culturales y las mentalidades colectivas en la evolución histórica,
rechazando la exclusiva determinación económica defendida
por Marx y Engels. Frente a la prioridad de la lucha de clases como motor de
la historia en el pensamiento marxista, Weber prestó más atención a la
racionalización como clave del desarrollo de la civilización occidental: un
proceso guiado por la racionalidad instrumental plasmada en la burocracia.
Todos estos temas aparecen en su obra póstuma Economía y sociedad (1922).
Políticamente, Weber fue un liberal democrático y reformista, que contribuyó
a fundar el Partido Demócrata Alemán. Criticó los objetivos expansionistas
de su país durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), y, después de la
derrota, adquirió influencia política como miembro del comité de expertos
que acudió en representación del gobierno alemán a la Conferencia de Paz
de París (1918) y como colaborador de Hugo Preuss en la redacción de la
Constitución republicana de Weimar (1919). De entre sus escritos políticos
cabe destacar Parlamento y gobierno en una Alemania reorganizada (1918), una
valerosa defensa del parlamentarismo escrita en los difíciles tiempos de la
Alemania en guerra.
2-I
n,l
uencia filosófica
5obert Ale considera 8ue los tres pincipales ,ilóso,os de la ,iloso, a delderecho han sido
Aristóltes; @obbes Kant. Aristóteles por descubrir el carácter teleoló%ico de la acción hu ana
establecer teor as de la )usticia 8ue todav aho se si%uen aplicando &especial ente en la (tica
nico a8uea; cap tulo ' as co o su ló%ica silo%istica 8ue tiene un valor per anente. +ho as
@obbes porla dicoto a 8ue e pone entre el derecho poder su concepto de la %uerra. Kant...
ha ido ás allá del concepto de Aristóteles de la bueno; del conceptode @obbes; de la pa1; en la
edida 8ue ha considerado la libertad co o elúnico derecho natural 8ue le corresponde al ho bre
en virtud de su hu anidad&Gntroducción al derecho - Pri era parte de la =eta, sica de
las costu bres'.Hu vinculatoriedad de este derecho con la universalidad e i%ida al
i perativocate%órico hace entrar en )ue%o a la i%ualdad &Entrevista'. Dentro del ca pode los
,iloso,os del derecho del si%lo II &especiali1ados en el ca po delderecho' no bra a Kelsen;
5adbruch @art. El pri ero por su teor a nor ativadel derecho; el se%undo por la tesis de 8ue la
e tre a in)usticia no es
derecho por últi o @art con el análisis del punto de vista interno e terno delas nor as
&Entrevista'.
3- efinicon de erec!o
<a de,inición de derecho de Ale es co o una e1cla entre el nor ativis ode Kelsen & a or
in,luencia del positivis o )ur dico' el naturalis o )ur dico de5adbruch &Ale ; BB '; es por ello
8ue su teor a )ur dica del derecho seconoce co o no positivis o &Ji>ipedia'. <a de,inición de
derecho de Ale ade ás cuenta con ele entos positivista no positivistas
principal entecontenidos en los derechos ,unda entale & +esis del caso especial '. Para Ale
en el siste a )ur dico se contienen postulados orales ,unda entales8ue adoptan la ,or a de
derechos ,unda entales. Por otro lado; las libertades%aranti1adas ediante derechos
,unda entales i pide 8ue se pueda ir u le)os en la identi,icación del Derecho con convicciones
orales no co partidaspor todos cu a aceptación no pueda ser pretendida por todos. De
esta anera; el estado constitucional de ocrático trata de resolver la vie)a relaciónde tensión entre
el Derecho la oral En esta situación; el positivis o )ur dicoper anece cierta ente abierto
a construcciones co o la del positivis oinclusivo de Cole an. Con ella; uno puede dar cuenta
de la realidad delEstado constitucional de ocrático. Hin e bar%o; el no positivis o resulta ás
adecuado. No sólo es una adaptación a la realidad del Estadoconstitucional de ocrático; sino 8ue
per ite darle un verdadero ,unda ento &Entrevista'.
"-#nfrentamientos doctrinales$
He%ún Ale ante la pre%unta de las di,erencias de su teor a de los principioscon los de 5onald
D or>in indica 8ue: a bas teor as son se e)antes en losubstancial; pero di,erentes en lo
,or al. Para Ale los principios tienen elcarácter de andatos de opti i1aciónL&De,inición supra'.
Ade ás; los bienescolectivos pueden ser ob)eto de re%ulación de los principios. Eso lleva a 8ue
enla contestación a la pre%unta de si se ha lesionado un derecho ,unda ental )ue%ue un papel
central el principio de proporcionalidad; con ello; laponderación. <as cosas son distintas en la
visión de D or>in de los derechosco o triun,os &triu phs'. +a bi(n ha di,erencias en la
deter inación de lasrelaciones entre libertad e i%ualdad. Mo considero la libertad la i%ualdad
co oprincipios del is o ran%o 8ue pueden entrar en colisión. Pero eso 8uedae cluido en la visión
de D or>in de la i%ualdad & e8ual concern ' co o la virtudsupre a & soverei%n virtue ' de la
co unidad pol tica. Para el concepto 8uee presa la ar on a a la 8ue se aspira; no es el de
i%ualdad; sino el decorrección. +anto la libertad co o la i%ualdad están subordinados a esta
ideare%ulativa &Entrevista'.
Argumentación %urídica
Dentro de las in,luencias ,ilosó,icas de Ale principal ente en su +eor a de laar%u entación se
encuentra la ,iloso, a anal tica &@are Faier' la ,iloso, acritica &la teor a del discurso la
de ocracia deliberativa de @aber asespecial ente en su obra ?acticidad alide1 ' al
anera >antiana. Ale a,ir a 8ue se trata de hacer una s ntesis a 8ue las dos tesis se
puedenconciliar co o lo hace Kant en su ,iloso, a &Entrevista'.Hu teor a de la ar%u entación
)ur dica uestra la necesidad de plantear losenunciados doctrinales de anera ló%ica; de acuerdo
con las nor as vi%entes con los enunciados e p ricos; para lo%rar una ar%u entación práctica;
detipo %eneral; para 8ue la ar%u entación do% ática ten%a sentido en la práctica