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CAPÍTULO 1
1. Introducción general
del aparato psíquico no parecieron incluir ese núcleo que tan tempranamente
Freud había alertado en su clínica porque en realidad hasta 1927 existió un
inconsciente único basado exclusivamente en la dinámica de la represión. Esto no
se modificó ni con la introducción del narcisismo ni con el más allá de 1920.Pero
ya por esa fecha la positividad de aquella familia neurótica se ve afectada no solo
por aquellos parientes pobres, sino por una prima lejana y negativa: la Perversión.
Y con ella aparecen la formulación freudiana de la escisión y la coexistencia.
Ahora spaltung no separa solo un “arriba de un “abajo” sino que plantea
existencias simultáneas en un mismo plano.
Y con esto queremos decir que en todo acto psíquico, en todo producto de
la subjetividad y en su misma construcción, conviven constantemente el
enmascaramiento represivo y la eficacia de lo no representable asociado a la
pregnancia inevitable del narcisismo tanático. Desde allí conviene recordar que
entre la primera y segunda tópica Freud introdujo el narcisismo pero que este no
tuvo su figuración tópica. Pero desde el momento que es posible diferenciar un
Ideal del Yo y su sesgo imaginario y simbólico, .de un Yo Ideal inscripto en el
orden de lo Real, están dadas las condiciones para revisitar la tópica freudiana en
línea con Freud. Aquí es importante hacer una lectura de acuerdo a lo que
entendemos como “lógica de autor” Así es que cuando Freud descubre la
represión lo que describe al principio es solo un mecanismo de defensa de ciertas
enfermas llamadas histéricas. Luego resulta ser también el mecanismo de defensa
de ciertos enfermos obsesivos y fóbicos. Y finalmente es la noción estructurante e
universal del psiquismo humano. La misma lógica se percibe cuando describe la
escisión como el mecanismo de defensa de los fetichistas. Luego lo planteará no
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solo para esas patologías sino también para la psicosis. Y finalmente como
mecanismo general del Yo “joven” frente al trauma y en las neurosis en general.
Por esto pensar la escisión no solo como un mecanismo de defensa, sino también
como un mecanismo estructurante y universal solidario de la represión primaria, es
una posibilidad que entendemos de valor heurístico. Es un apartamiento que
permite un diferenciación Para aceptar esta caracterización hay que estar de
acuerdo también en que en Freud la posibilidad de ligadura representacional se
establece en condiciones económicas definidas por el principio de constancia.
Tanto la pulsión con su anclaje somático, como la condición siempre in-justa del
objeto auxiliar inexorablemente generan magnitudes no ligables que dejan huellas
activables pero no evocables. Esto significa que tanto vía naturaleza y vía cultura
hay carencias y hay excesos Esto implica que coexistirá para siempre aquello que
ingresa en la órbita del deseo y la castración, es decir las leyes del Edipo, con
aquello que queda apartado, no reprimido, es decir lo que llamamos escindido.
1.4 Por supuesto que no se trata aquí de hacerle decir a Freud lo que no dijo,
pero sí de valorar un estilo de revisión y desarrollo típicamente freudiano desde la
clínica (vg. fetichismo, psicosis) hacia una primera teorización y luego hacia una
segunda teorización póstuma e inconclusa donde afirma que “(la escisión) no
merecería tal importancia si no se confirmara también en estados semejantes a las
neurosis y finalmente también en estas últimas” (Freud, 1938). Existe una lógica
en el descubrir cuestiones humanas y universales a partir de patologías y además
–como es sabido- Freud inaugura con la teoría del sueño o del chiste el estudio de
lo normal donde lo inconsciente reprimido es propio de la cotidianeidad habitual.
La pregunta que surge entonces es si lo escindido es también parte de esa
cotidianeidad y no solo un mecanismo de defensa como ha sido descripto por
diversas corrientes psicoanalíticas. En realidad los mecanismos de defensa
primitivos descriptos por la escuela inglesa –los mecanismos esquizoides- tienen
un valor estructurante, pero se plantean desde una perspectiva psicopatológica del
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Por otra parte las críticas más serias a las teorías psicoanalíticas del
inconsciente provienen de la neurociencia cognitiva donde se señala que “[…] la
existencia del inconsciente cognitivo2 no apoya con claridad, e incluso arroja
alguna duda sobre la existencia del inconsciente psicoanalítico de Freud”
(Grünbaum,A.), Pero también las teorías cognitivas de la mente evolucionaron
desde la concepción computacional en serie hacia la concepción conexionista en
paralelo. Esta concepción encontró mucho apoyo a partir de las importantes
investigaciones sobre la memoria procedimental. Como señala Díaz Benjumea
(2004) “[…] hoy vemos que hay toda una parcela de funcionamiento psíquico que
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Lo mismo se daría con el clásico concepto de “parte psicótica de la personalidad”
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M. Froufé ( 1997) ha desarrollado exhaustivamente esta noción. Lo que genera cierto problema
es el uso del adjetivo “cognitivo” intentando legitimar o no al llamado inconsciente “psicoanalítico”.
Creo que es mejor decir que existen importantes investigaciones de las ciencias cognitivas y del
psicoanálisis sobre la noción de inconsciente que poseen convergencias y divergencias.
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[…] algunos autores abogan por la necesidad de un doble nivel para explicar por
una parte los procesos subsimbólicos característicos de los sistemas conexionistas,
y otro nivel de funcionamiento que explique el pensamiento lógico y racional, lo que
no deja de plantear dificultades. Parece evidente que la mente no sólo funciona del
modo descrito con los sistemas conexionistas, no consta sólo de memoria
procedimental..(La cursiva es nuestra).
1.5. Esto implica también que existe desde el vamos una heterogeneidad
inconsciente radical, es decir distintos modos de procesamientos inconscientes en
la patología, en la salud y en la cotidianeidad de las memorias declarativas y las
implícitas, del recuerdo narrado y de la memoria del cuerpo. Esta coexistencia de
lo reprimido con lo inconsciente escindido, es lo que sintéticamente entendemos
como “tercera tópica”. Esta revisión metapsicológica implica a su vez un punto de
articulación posible –y complejo- tanto con las neurociencias como con las
llamadas disciplinas de la subjetividad. Se trata de una concepción teórico-clínica
de tres espacios psíquicos que extiende la noción de inconsciente dentro de una
tópica de sesgo freudiano sosteniendo la universalidad y la coexistencia de
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procesos inconscientes que determinan que todos sus productos sean “mestizos”
En ella además describimos tres dinamismos: el clásico de la represión que
determina qué accede y cómo a la conciencia, el de la escisión como vaivén que
determina el predominio en la percepción de aquello expresable en el orden de la
palabra y/o de aquello inefable propio del orden somático y del acto, y finalmente
la dinámica vinculante de los procesos terciarios que ponen en relación a esos
dos órdenes. Esta última dinámica constituye la articulación de lo representable y
la riqueza fantasmática del Prec. con lo que se encuentra escindido: es justamente
el campo donde se desarrolla lo que denominamos el potencial heurístico del
sujeto a través del lazo social con el otro, es decir el campo de la creación de lo
nuevo. Esto significa que el modelo de la tercera tópica intenta integrar
concepciones pulsionalistas y relacionalistas sin jerarquía teórica a priori. Además
no se trata aquí solo de descifrar sino de crear, de inventar un sentido, de generar
una narrativa verosímil y compartida, lo que es posible solo en transferencia con
un vínculo significativo. La importancia -a nuestro modo de ver- de introducir lo
escindido como fundante y estructurante es jerarquizarlo como apartamiento o
separación originaria, universal y persistente que implica la posibilidad de puentes
no reduccionistas con otras disciplinas que se ocupan de la mente y de la
construcción de subjetividad. En esta concepción no hay un centro y por tanto no
hay bordes sino que el descentramiento y la complejidad es intrínseca al
funcionamiento psíquico. Así es que planteamos una tercera tópica como un
articulador heurístico de distintas teorías psicoanalíticas abierto a la investigación
conceptual y empírica dentro del psicoanálisis y en la interdisciplina.
clínica del fetiche, para recibir un estatuto teórico más considerable. El clivaje
concierne a la patología del ser, no a la del tener, concierne a la falta en el ser y
no a la falta como organizadora del deseo y de la pulsión.
[…] Fue necesario que alguien describiera las cosas como lo ha hecho Marty , es decir
que adoptara como punto de vista una especie de referencia o de causalidad
biológicoapara encarar las funciones del psiquismo elemental que yo llamo
“prepsíquico”. Este término vago involucraría un estado mítico donde solo actuaría el
representante psíquico de la pulsión, disociada (esta) del encuentro con la
representación de objeto o de cosa o disociada entes de ese encuentro.
Esta lista no pretende ser exhaustiva ni estricta pero alude a las diversas
consideraciones en la literatura psicoanalítica y no psicoanalítica, acerca de lo que
está funcionando en un orden no representacional .En este sentido creemos que
el término “escindido” alude a un concepto en principio prefreudiano, pero luego
desarrollado por Freud con gran sentido explicativo pero no integrado en su obra.
Esto significa que, al integrarlo, le atribuimos valor heurístico suficiente para
plantear una modificación del último modelo freudiano usando las categorías
utilizadas por Freud. Por otra parte, desde el momento que lo escindido -desde
nuestra perspectiva psicoanalítica- se corresponde con las memorias implícitas
donde se constituyen todas las operatorias de distinto nivel, es de hecho condición
necesaria para el funcionamiento psíquico normal.
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El término tercera tópica como tal fue utilizado por primera vez por André
Green (1975) cuando -en una conferencia en homenaje a Winnicott- señala que
“[…] en realidad estamos hoy frente a una tercera tópica en función del self y del
objeto”. Christoph Dejours (1986) es quien desarrolla un modelo gráfico utilizando
la noción de escisión y en nuestro país la propuesta de una tercera tópica fue
realizada por Norberto Marucco,(1999), Eduardo Raggio (1989), César Merea
(1994) y Elsa Rapaport de Aisemberg (2001 ). Marucco y Raggio han enfatizado
sobre lo escindido mientras que Merea lo ha hecho principalmente sobre lo
intersubjetivo, existiendo además autores como Kaes (1989) y Brusset (2006) que
han reclamado por una revisión metapsicológica desde esta última perspectiva.
Accioly Lins (1994) la ha planteado desde un enfoque winnicottiano y Aragonés a
partir de una matriz narcisista que diferencia el doble ideal del doble inmortal.
Cabe recordar aquí que Laplanche y Pontalis (1968) definen como “tópico”
el punto de vista que supone una diferenciación del aparato psíquico en cierto
número de sistemas dotados de características ó funciones diferentes y
dispuestas en un determinado orden entre sí, lo que permite considerarlo
metafóricamente como lugares psíquicos de los que es posible dar una
representación espacial figurada. Es así que si alguna noción teórica se presenta
como tópica alude a funciones que se representan en el espacio.
En Freud es claro que son los datos clínicos provenientes del estudio de los
sueños y de las psiconeurosis los que originan las tópicas. Su modificación y el
pasaje de la primera (1900) a la segunda (1923) depende de esos observables.
Conviene tener en cuenta que previamente al desarrollo de la primera tópica
existen algunos indicadores clínicos que provienen de las neurosis actuales que
no adquieren status metapsicológico como las psiconeurosis de defensa que se
explican perfectamente con las categorías de este primer modelo. Existen además
en la obra freudiana numerosos avances teóricos, entre la presentación de las
tópicas primera y segunda y con posterioridad a esta última, que no tuvieron una
integración coherente en los modelos como los conceptos de doble elección
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3.1. Es teniendo en cuenta estas nociones que hemos realizado una revisión del
último modelo de aparato psíquico freudiano, pues creemos que es natural a la
lógica freudiana – y al pensamiento científico en general- reconsiderar las distintas
categorías metapsicológicas a la luz de los avances dentro del corpus
psicoanalítico y de los aportes de otras disciplinas. Esta revisión condujo a lo que
entendemos como tercera tópica como un modelo universal de la mente.
“{…] los bien conocidos efectos del afecto sobre el cuerpo (o del cuerpo sobre el
afecto). De ahí también las descargas por la reacción somática o el pasaje al
acto”. Asimismo las nociones de “introducto”( Benyakar,2006) , de “identificación
primaria pasiva” y de “huella ingobernable”, (Marucco,1999 ) y la de “imposición”
(Berenstein, 2001 ) son teorizaciones íntimamente vinculadas a las vicisitudes
citadas.
3
(2) el de la escisión que determina predominios con fluidez y alternantes
en P-CC de procesos de tramitación representacional y/o de activaciones de
huellas ( movimiento de vaivén horizontal o barrido) y de este modo ordena el
interjuego diferenciado de todas las manifestaciones que adquieren la cualidad de
la conciencia, que no significa necesariamente la de la palabra.
(3) el de la vinculación que pone en relación a las tramitaciones (a) con las
activaciones (b) constituyendo procesos terciarios (Zukerfeld & Zonis
Zukerfeld,2002, ver capítulo 4) Estos procesos fueron descriptos por Green (1972)
como “[…] aquellos procesos que ponen en relación los procesos primarios y
secundarios de tal manera que los primarios limitan la saturación de los
secundarios y los secundarios la de los primarios” y que “[…] merecen ser
aislados en el plano conceptual como procesos de relación”, de modo que “[…] (el
pensamiento) consagrado al ejercicio de los procesos secundarios, sigue abierto a
unos procesos primarios que aseguran la irrupción de la intuición creadora en el
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La permanente y fluida dinámica es la propia del funcionamiento normal-neurótico y se asocia a la dinámica
de la vinculación (3), mientras que los predominios cristalizados (sin fluidez), la rigidez o la ruptura de la
escisión, representarían a las configuraciones patológicas como se observa en la figura 2.
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3.4. Desde el punto de vista tópico y de acuerdo a los mitos fundantes del
psicoanálisis se describe un espacio de producción intersubjetiva con sus
diferenciaciones e instancias constituyendo una estructura edípica conflictiva
(EEC) donde se encuentra el ideal del Yo, y otro espacio donde se asienta el Yo
ideal como parte de una estructura narcisista nirvánica (ENN) sede de la
desmentida radical, la duplicación y la descarga. P.Marty (1990) señala que:
De este modo se plantea una tópica del narcisismo y de los ideales donde en
términos de Green los aspectos tróficos son parte del conflicto coexistiendo con
los aspectos tanáticos escindidos. Este punto de vista asume la noción de
„estructura‟ solo en sentido metapsicológico y no en sentido psicopatológico ya
que todo síntoma, trastorno o rasgo incluye algo de ambas estructuras o modos
de funcionamiento.
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O T R O
(1 )
Ideal Yo Ideal
(2)
del
Yo
Rc Ha
Inc. Reprimido Inc. Escindido
(a) (b)
(I)
S O M A
(1) Dinámica de la represión (2) Dinámica de la escisión (vaivén) (3) Dinámica vinculante
(procesos terciarios) (I) Magnitud pulsional : a) magnitudes ligadas (b) magnitudes no
ligadas (II) Relación intersubjetiva (III) Imposición
3.5. De esta manera el aparato psíquico freudiano final de 1933 pasa a ser
un modo –también universal- de funcionamiento psíquico que coexiste con otro
que corresponde a lo inconsciente escindido. Esta última noción constituye el
“núcleo duro” de la tercera tópica y creemos que es el que mejor da cuenta de
este funcionamiento por tres motivos:
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Ciertas concepciones de la evolutionary psychology podrían dar cuenta de ello.
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En las neurociencias se correspondería con el deterioro del hipocampo por las hormonas del stress repetido.
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Por otra parte puede resultar útil incluir aquí la noción de déficit desarrollada
por Killingmo como el producto de las “fallas en la capacidad de feedback
emocional del cuidador que provocan incapacidades estructurales en el infante”
(p.172), las que describe como mentalización deficiente. Así es que caracteriza al
déficit como un modo de funcionamiento psíquico que gira alrededor de la
necesidad de afirmación del sí mismo – que se corresponde con una concepción
de raigambre kohutiana dentro del psicoanálisis- y por la dificultad en la
mentalización de los afectos, donde no existe una intencionalidad primaria que se
traduce en la presencia de ansiedad difusa con escasa actividad fantasmática y
la conformación de mecanismos defensivos monótonos. Esto implica que además
del conflicto las patologías se explicarían por funcionamientos deficitarios de
distintas características que a nuestro modo de ver coexisten con los ccnflictivos.
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alguien tan rígido. Me quedé solo...pero estaba bien. Ahora no se que me pasa, no
tengo hambre; en realidad no tengo ganas de nada, a veces pienso que lo mejor
sería morirse...” Relata que su madre falleció cuando el tenía cinco años y su
padre no tuvo mas ganas de vivir y lo medicaron con antidepresivos al igual que a
un tío suyo que se suicidó. “Hizo bien, cuando uno no quiere vivir ¿por qué tiene
que seguir?”. ¿Usted quiere saber si yo me quiero suicidar? Ya otras veces lo
intenté y me internaron. Hoy no sabía si venir aquí o irme con el auto por la
Panamericana...” .
¿Se puede decir que el señor A. padece una „depresión‟ con todo el sentido
homogeneizante que posee el término?. De acuerdo a lo aquí desarrollado
sucintamente en el señor A. encontraremos momentos de de / presión, mejorando
hacia la depre / sión y empeorando hacia la d / epresión donde reina el predomino
absoluto de lo escindido con sus riesgos y la necesidad de la intervención
psicofarmacológica. Pero el analista aún se vincula con esa „de‟ que representa la
circulación de una palabra que quizás devele el significado de “licenciado-doctor”
en la historia de “técnico-ingeniero”, o la pérdida de esa esposa-madre y esa
identificación paterna. Y el analista además debe y puede soportar la / presión
de lo Real presente tal vez en una genética peculiar. Y el analista que trabaje en
estereofonía escucha simultáneamente ambos parlantes y habla, y al hacerlo se
ofrece y al ofrecerse no solo habla. Esto implica que la “escucha estereofónica” es
el corolario clínico del modelo teórico de coexistencia planteado. Así es que en
toda presentación clínica es posible determinar lo que proviene de lo reprimido, lo
que proviene de lo escindido y sus particulares combinatorias.
“Normal-neurótico”
Esc.
Es Esc.
cc Esc.
c.
Vulnerabilidad*
Esc.
* Patologías de borde, frontera, del acto, del desvalimiento, de déficit, del vacío,
narcisistas, psicosomáticas, tóxicas, normopáticas, etc.
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6
El término “órganoneurosis” lo ejemplifica. De todos modos ya en los pioneros se discutió
profundamente el problema de la simbolización como lo demuestran la escuela de Boston y la de
Chicago
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No sorprende que los miembros de la escuela se autodenominen “psicosomatistas” y no
psicoanalistas. A.Green (1998) en su discusión con representantes de la escuela señala el olvido
de las ideas de Bion y Winnicott en relación a los estados límite.
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8
Cuyo sustrato serían las redes neuronales de los circuitos amigdalino-hipotalámicos y su
integración inmunoendócrina.
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En cierta medida sería una modalidad de comunicación subsimbólica, no mediada por palabras.
Existiría además la esperanza de que este “mensaje” sea recibido y contenido por alguien y hasta
podría suponerse que formaría parte de “planes inconscientes” (Weiss, 1993 )
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Tanto a la noción desarrollada por Marty (1980) (calidad, cantidad y disponibilidad de
representaciones preconcientes) como la que plantea Fonagy ( 1999) ( condición de desarrollo de
la función reflexiva, es decir percibir los estados mentales propios y del otro, capacidad asociada al
apego seguro).
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En este modelo “homeostático” es recuperación de un estado anterior al trauma y “resiliente” es
transformación hacia un estado diferente, en el que influyen decisivamente los vínculos
intersubjetivos significativos.
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Este autor cuestiona la clásica división entre “cuerpo erógeno” y “cuerpo biológico” planteando
un”cuerpo viviente” y un “psiquismo encarnado” con zonas de superposición y “tierras de nadie”
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Reflexiones finales
Por otra parte es sabido que las teorías y los modelos intentan dar
cuenta de ciertas realidades complejas asumiendo una reducción de dicha
complejidad. Es conocido que el “territorio” siempre es más complejo que
cualquier “mapa” del mismo y que en él se producen relaciones dialógicas ( Morin,
2001)13. En este sentido la tercera tópica es una cartografía psicoanalítica de base
freudiana, destinada a explorar dicha complejidad. Pero fundamentalmente
creemos que vale la pena retomar ciertos conceptos del último Freud – como el de
escisión- para pensar no solo en patologías sino en el funcionamiento psíquico
global. Esta intención se fundamenta en cierta parsimonia epistemológica dado
que si un concepto freudiano no ha agotado su poder heurístico y explicativo, es
conveniente utilizarlo antes de la creación de neologismos (inconsciente
prepsíquico, anterepresión, ignoto, tras país, etc.) o de alejarlo como objeto del
psicoanálisis (inconsciente cognitivo). Por otra parte la noción metapsicológica de
inconsciente escindido, que fundamenta la noción clínica de vulnerabilidad
planteada como condición universal y permanente, permite –a nuestro modo de
ver- un planteo más preciso y abierto a la interdisciplina y a la investigación, del
llamado campo psicosomático. Así es que en este campo -que hoy en día incluye
psicocardiologías, psicooncologías y en general a la
psiconeuroinmunoendocrinología- el psicoanálisis moderno puede volver a ocupar
un lugar destacado como lo hizo en los inicios del siglo pasado. En definitiva
creemos que la noción de tercera tópica, su núcleo conceptual, el inconsciente
escindido, y su corolario clínico, la vulnerabilidad, se ofrecen para ser puestos a
prueba como articuladores de la metapsicología y clínica psicoanalítica tanto con
los avances de las neurociencias como con los desarrollos de las disciplinas de la
subjetividad. Y en este epílogo creemos que el legado freudiano -como ha escrito
Emilio Rodrigué – necesita ser contemplado desde la perspectiva que brinda un
atalaya, que en este caso constituyen sus grandes trabajos, que son como sus
hombros sobre los que nos subimos para intentar ver más lejos.
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Entendida como una unidad compleja entre dos lógicas complementarias, concurrentes y antagonistas que
se nutren la una de la otra, se completan y también se oponen.
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BIBLIOGRAFÍA
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RIERA, R. (2011) Transformaciones en mi práctica psicoanalítica (2°parte). El énfasis en
la conexión intersubjetiva , Aperturas Psicoanalíticas N° 37, .
www.aperturas.org