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Seis ataques estratégicos de Satanás contra la Fe Cristiana

Por Mike Gendron

Algunos líderes evangélicos han estado anunciando gozosamente que hay un


gran avivamiento espiritual llevándose a cabo en nuestro país. Sin embargo,
una mirada más cercana y discerniente revela que hay una infiltración
innumerable de engañadores haciéndose pasar como mensajeros de Cristo que
están falsificando la fe cristiana. “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás
se disfraza como ángel de luz” (2 Cor. 11:14). Estas legiones de mentirosos
forman parte del ataque insidioso de Satanás contra la única fe verdadera. La
meta final de Satanás es frustrar la cosecha de almas perdidas de Dios al
mantenerlos cautivos con sus mentiras mortales. Sus ataques implacables
están dirigidos estratégicamente contra seis objetivos.

1. La Supremacía de la Palabra de Dios


2. La Suficiencia del Hijo de Dios
3. La Singularidad del Evangelio de Dios
4. La Soberanía de la Gracia de Dios
5. La Seguridad de los Hijos de Dios
6. La Santidad de la Iglesia de Dios

1. La Supremacía de la Palabra de Dios


El ataque a gran escala de Satanás contra la Palabra de Dios empezó en el
Jardín del Edén. Disfrazado como una encantadora serpiente, persuadió a Eva
a desestimar la palabra de Dios y a creer en su mentira. Primero creó duda al
preguntar: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del
huerto?”(Gn. 3:1). Luego Satanás convenció a Eva de que la palabra de Dios
no era cierta y no podía confiarse en ella. Él dijo: “¡Ciertamente no
morirás!” (Gn. 3:4).

Ahora el Padre de Mentiras usa esta misma estrategia para engañar al mundo
por medio de todas sus religiones. Él usa a líderes religiosos para preguntar:
“¿Conque Dios ha dicho, ‘La paga del pecado es muerte’?” (Ro. 6:23). Luego,
hablando por medio de la Iglesia Católica Romana, dice: “Ciertamente no
morirás – los pecados veniales no producen condenación" (Catecismo de la
Iglesia Católica [CIC], párrafo 1863).

El ataque de Satanás contra la Palabra de Dios es comprensible, debido a que


es la autoridad suprema para la fe cristiana y produce vida eterna a aquellos
que la creen (1 P. 1:23). Nada más posee su carácter divino. La Escritura es
digna de confianza debido a que es verdadera y dada por la inspiración de Dios
(2 Tim. 3:16, Jn. 17:17). La Biblia también es el único libro que predice el
futuro y lo hace con mucha precisión y detalle. Es sagrada y no debe ser
alterada nunca (Prov. 30:6). De hecho, Dios dio una fuerte reprensión a los
que pervierten la Palabra de Dios con las palabras de los hombres (Jer. 23:36).

Sin embargo, los obispos católicos romanos han escogido justamente hacer
eso. Se atreven a decir que sus tradiciones, que neciamente han añadido a la
Escritura, conforman un único depósito de la Palabra de Dios (CIC, 97). Al
hacer esto, los obispos han elevado su tradición a la misma autoridad que la
Escritura y, para su conveniencia, se han convertido en la autoridad suprema
para la fe católica (CIC, 85). Cada vez que la autoridad suprema de Dios es
reemplazada con la autoridad de los hombres, la perversión de las doctrinas
bíblicas prolifera.

2. La Suficiencia del Hijo de Dios

La Resurrección de Jesús
es uno de los pilares fundamentales del Cristianismo, ya que su veracidad
demuestra que Jesús es quien dijo ser: El Hijo de Dios.
El ataque del adversario contra el Hijo de Dios es habilidoso, porque Jesús es
el Autor y Perfeccionador de la fe cristiana. Él solo es suficiente y capaz de
salvar completamente a los pecadores del pecado (Heb. 7:25). Su ofrenda por
el pecado perfecciona a los creyentes para siempre (Heb. 10:14). Su sangre es
suficiente para purificar a todo creyente de todo pecado (1 Jn. 1:7). Su muerte
fue suficiente para cancelar la deuda eterna de pecado de todo creyente (Col.
2:14). Pablo describió la suficiencia de Jesús cuando escribió: “Vosotros estáis
completos en Él” (Col. 2:10). Toda bendición espiritual que alguien pudiera
desear o necesitar se encuentra en Cristo Jesús.

Por estas razones, Satanás ataca con venganza la suficiencia de Cristo. El


príncipe de este mundo ha convencido a muchos de que necesitan a Cristo más
la psicología, o a Cristo más rituales y sacramentos, o a Cristo más el
purgatorio y las indulgencias, o a Cristo más el guardar la ley y hacer buenas
obras. Sus agentes niegan que la obra de redención de Cristo esté terminada.
Creen neciamente que tienen el poder de llamar de regreso del cielo al Señor
Jesús para ofrecerlo una y otra vez en sus altares. Estos ataques difamatorios
contra la suficiencia de Cristo no sólo le roban al verdadero Jesús Su gloria,
sino que le señalan a los perdidos a otro Jesús que es incapaz de salvarlos sin
la ayuda de otros (2 Cor. 11:4). Satanás ofrece otros mediadores, pero Dios
nos ha dado sólo Uno (1 Tim. 2:5). Satanás ofrece otros salvadores, pero Dios
ha dado sólo un Nombre (Hch. 4:12). Los ministros del diablo que niegan la
suficiencia del Hijo de Dios deben predicar otro evangelio para instruirles a las
personas lo que deben hacer para ser salvas. Otro Jesús siempre produce otro
evangelio.

3. La Singularidad del Evangelio de Dios


Usted creería que la condenación indiscutible de Pablo de los judaizantes por
pervertir el Evangelio mantendría al Evangelio puro dentro de la iglesia
profesante. Sin embargo, el Evangelio de Roma es una distorsión mayor.
Requiere que los católicos reciban los sacramentos, guarden la ley, asistan a
sacrificios semanales y que hagan obras de misericordia por su salvación (CIC,
Párr. 815; 1032; 1129; 2068). Los ataques implacables de Satanás contra el
Evangelio continúan proviniendo de dos enemigos distintos – el legalismo, que
es más prominente en el Catolicismo Romano, y el antinomianismo, que es
más observable a lo largo del Protestantismo liberal. Los que enseñan el
antinomianismo distorsionan el Evangelio al declarar que cualquier persona
que ha sido justificada por la fe en Cristo no está obligada más a obedecer la
ley moral. El apóstol Pablo corrigió esta doctrina impía en 1 Cor. 5-6.

Cada vez que el “Padre de Mentiras” sube al púlpito, no niega el Evangelio,


sino que lo pervierte con adiciones o substracciones. Cualquier perversión del
Evangelio es definitivamente el engaño del diablo, que mantiene prisioneros a
sus cautivos. Con tantas perversiones en la Iglesia hoy, existe una necesidad
desesperada de la predicación del puro Evangelio de Dios. Él solo tiene el
poder para salvar a los pecadores del castigo, poder y, finalmente, la presencia
del pecado (Ro. 1:16).
4. La Soberanía de la Gracia de Dios
Una de las expresiones más fuertes de la gracia soberana de Dios es dada por
Pablo: “[Dios Padre] nos escogió en Él [Cristo] antes de la fundación del
mundo… en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de
la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” (Ef. 1:4-6). Es
claramente la voluntad de Dios, no la voluntad del hombre lo que determina
quién será adoptado graciosamente dentro de la familia eterna del Padre (Jn.
1:12-13). Sin embargo, la Iglesia Católica Romana rechaza la soberanía de
Dios y enseña que es la voluntad del hombre la que determina quién se
convierte en un hijo de Dios. Considere las enseñanzas de Roma: “El
Bautismo… hace al neófito una nueva criatura, un hijo adoptado de Dios… y co-
heredero con Él” (CIC, 1265). “La Iglesia y los padres, le negarían a un hijo la
gracia invaluable de convertirse en un hijo de Dios, sino le confirieran el
Bautismo poco después de su nacimiento” (CIC, 1250).

La gracia soberana es el único medio por el cual nuestro Dios misericordioso


salva a los pecadores (Ef. 2:8-9). Satanás, estando al tanto de todo esto, creó
un camino falso de salvación que nulifica o suspende la gracia salvadora de
Dios. Su sistema de obras-justicia se encuentra en todas las religiones del
mundo. Desde el Budismo hasta el Zoroastrianismo, la influencia del diablo se
encuentra en las enseñanzas que dicen que usted debe hacer buenas obras
para merecer el favor de Dios o apaciguar Su justicia.

5. La Seguridad de los Hijos de Dios


El príncipe de las tinieblas sabe que nunca podrá secuestrar a los hijos de Dios
que han sido trasladados a la gloriosa luz del Hijo, pero puede hacer su
caminar ineficaz. Su herramienta más eficaz es el engaño. Usa a falsos
maestros para mentir acerca del poder y las promesas de Dios que están
reveladas explícitamente en el Evangelio de la gracia. La promesa misma del
Evangelio es vida eterna respaldada por el poder del Dios Todopoderoso para
guardar a los que ha salvado. Este regalo divino de vida eterna no puede
perderse, revocado o rechazado una vez que se ha recibido (Jn. 10:28; Ro.
11:29). Los cristianos que están inseguros acerca de la duración eterna de su
salvación son paralizados con frecuencia en su caminar con Cristo. Tropiezan
con la duda y se sienten indefensos contra los ataques de Satanás.

6. La Santidad de la Iglesia de Dios


Como el falsificador maestro, Satanás deprecia la santidad de la Iglesia, al
sembrar cizaña entre el trigo (Mt. 13:25-40). Esta cizaña podría no darse
cuenta nunca que son peones del diablo, pero infectan a la Iglesia y traen
mucha vergüenza al nombre de Jesucristo. Ninguna asamblea es inmune a
estos infiltradotes demoniacos que causan desorden y división con sus errores
doctrinales y su pecado habitual. Pablo escribió: “Yo sé que después de mi
partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al
rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas
perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hch. 20:29-30). Sabemos
que la comisión primaria de la Iglesia es equipar y animar a los creyentes a ir
por el mundo y hacer discípulos para el Señor Jesucristo. Con el fin de
contrarrestar este objetivo, Satanás trae el mundo a la Iglesia para distraerla
de su propósito. En lugar de alimentar a las ovejas, la Iglesia empieza a
entretener a los cabros.

Cómo deben responder los creyentes


A medida que las tinieblas cubren la menguante luz del Evangelio, los
creyentes deben ser de espíritu sobrio y estar alertas (1 P. 5:1). Los que
pertenecen al Señor Jesús deben ponerse toda la armadura de Dios cada día y
deben estar preparados para la guerra espiritual (Ef. 6:10-18). Satanás
continuará tomando ventaja de los que ignoran sus maquinaciones (2 Cor.
2:11). Sus ataques sostenidos contra la fe cristiana se volverán más y más
fieros a medida que nos acercamos al día cuando Jesucristo regrese
triunfalmente a la tierra. Hasta esa gloriosa aparición de nuestro Salvador, los
espíritus engañadores continuarán influenciando la gran apostasía de la fe. “La
apostasía” está llevándose a cabo en todas partes, a medida que los apóstatas
se apartan de la verdad para seguir las doctrinas de demonios (1 Tim. 4:1).

¿Cómo pueden los creyentes prepararse para la tormenta que sabemos que
hará que naufrague la fe de los apóstatas? Pablo nos exhorta: “Fortaleceos en
el Señor, y en el poder de su fuerza” (Ef. 6:10). “Estad firmes y constantes,
creciendo en la obra del Señor siempre” (1 Cor. 15:58). En la epístola de
Judas, que es llamada a menudo los Hechos de los Apóstatas, se nos exhorta
a “contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los
santos” (Judas 3).
Como los Días de Noé
¿El Regreso de los Alienígenas?
Por Chuck Missler

Portada del libro, Encuentros Alienígenas - El Secreto Detrás del Fenómeno OVNI.

Sigue habiendo un flujo de artículos, libros y programas de


entretenimiento que tratan de los OVNIs, extraterrestres y
similares.1Muchos se preguntan si hay una conexión o relación con la
predicción de nuestro Señor en Lucas 17:26:

“Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del
Hombre”.

La aparición de los “nefilim” fue lo que provocó el Diluvio de Noé.


¿Quiénes eran ellos? ¿Es el actual interés en la posibilidad de la
intervención de “alienígenas” de alguna relevancia bíblica?

Los Nefilim
Génesis 6 indica que los “hijos de Dios” (B'nai Elohim) tomaron esposas
de entre las “hijas de los hombres”, las que dieron a luz a
los“nefilim”. ¿Qué era lo que estaba sucediendo?
B'nai Elohim es un término que se refiere a los ángeles. Ocurre cuatro
veces en el Antiguo Testamento2 y es traducido “ángeles de Dios” en la
antigua traducción de la Septuaginta.3 La intrusión de ciertos ángeles
en la familia humana resultó en una progenie antinatural
denominadanefilim, que se deriva del hebreo naphal (caer), o los Caídos
(la Septuaginta griega traduce este término gigantes, que en realidad
significa “nacido de la tierra”. Esto es a menudo mal entendido como
“gigantes” – que resulta ser que también lo eran, por cierto).

¿“Línea de Set”?
La Iglesia Primitiva veía a los B'nai Elohim como ángeles hasta a finales
del siglo IV: Justino, Atenágoras, Cipriano, Eusebio, y otros (también
Josefo, Filo, Judas y la Apócrifa consideran este punto de vista).

Celso y Julián el Apóstata explotaron la antigua creencia común para


atacar al Cristianismo. Cirilo de Alejandría, en su réplica, repudió la
posición ortodoxa. Julio el Africano (un contemporáneo de Orígenes)
introdujo la teoría de que la frase, “los hijos de Dios”, simplemente se
refería a la línea genealógica de Set, la cual estaba comprometida a
conservar la verdadera adoración a Dios.

Aparentemente más atractiva, la “teoría Setita” prevaleció hasta la


Iglesia Medieval, y muchos aún sostienen este punto de vista.

Este enfoque, sin embargo, tiene varios problemas graves. No hay


ninguna indicación de que los Setitas se distinguieran por su piedad; no
estaban exentos de la acusación de perversidad general que ocasionó el
Diluvio. De hecho, el hijo de Set, Enós, fue quien introdujo la apostasía
al mundo. Esto está escondido por una mala traducción de Génesis
4:25, que debería leerse:

“…entonces los hombres comenzaron a profanar el nombre del


Señor”.4

Además, cuando los fieles se casan con los infieles, ¡no dan a luz a
vástagos anormales! Y las “hijas de los hombres” no fueron distinguidas
con respecto al Diluvio. Todas se perdieron.5
(A propósito, los nefilim no terminaron completamente con el Diluvio.
Génesis 6:4 menciona, “…y también después de eso…”. Hallamos a los
hijos de Anac más tarde en el Antiguo Testamento).6

La Razón del Diluvio


Fue la infusión de estos seres extraños en el dilema humano lo que
ocasionó el Diluvio de Noé. El Diluvio fue precedido por cuatro
generaciones de profetas/predicadores que advirtieron del juicio
venidero: Enoc, Matusalén, Lamec y Noé.

Parece que esto era parte de la estratagema de Satanás para corromper


la línea de Adán, para prevenir el cumplimiento de la redención
mesiánica. Noé era aparentemente único en que su genealogía estaba
sin corromperse todavía.7

Los extraños eventos que condujeron al Diluvio también están aludidos


en las mitologías antiguas.8 Las leyendas de los “titanes” griegos – en
parte, terrestres; en parte, celestiales – abrazan estas mismos
recuerdos.9 (La palabra griega titán está lingüísticamente enlazada con
la palabra caldea sheitan, y la palabra hebrea satan).

Los Ángeles que Pecaron


Hay mucha información revelada en la Biblia acerca de los ángeles. Ellos
pueden aparecer en forma humana,10 hablaron como hombres,
tomaron a hombres de las manos, incluso comieron alimentos del
hombre,11 son capaces de combate físico directo,12 algunos son las
fuerzas principales detrás de poderes mundiales.13 No se casan (en el
Cielo),14 pero aparentemente son (o fueron) capaces de hacer muchas
maldades.15

Los extraños eventos de Génesis 6 también están mencionados en el


Nuevo Testamento. Pedro se refiere a eventos que precedieron al
Diluvio de Noé:

“Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que


arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser
reservados al juicio…” (2 Pedro 2:4).
(Pedro usa el término tártaro, traducido aquí como infierno. Éste era un
término griego para “la morada oscura de aflicción, el pozo de oscuridad
en el mundo invisible”: La Ilíada de Homero retrata al tártaro“tan debajo
del Hades, como la tierra lo está del Cielo…”).

También Judas los menciona:

“Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su


propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el
juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales
de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios
contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego
eterno”. (Judas 6, 7).

La Escritura advierte en contra de la intromisión con el mundo espiritual.


El castigo que sufrieron los ángeles que pecaron fue para enfatizar la
grave naturaleza de la apostasía: seres de un orden superior que el
nuestro han sido arrojados a un lugar oscuro, donde han permanecido
durante miles de años.

Dios no ha cambiado Su actitud hacia ellos; el tiempo no ha mitigado la


gravedad de su pecado. Los falsos maestros están prescritos a la
condenación.

¿Regresan los “hijos de Dios”?


Hay muchos que creen que las recientes intervenciones “alienígenas”
también son demoníacas y que son sólo otro precursor del tiempo del
fin. Algunos también creen que el Líder Mundial que ha de venir podría
jactarse de una “conexión alienígena”. Esto sería consistente con otras
cosas que podemos inferir a partir de la Escritura.

(¡El Retenedor de 2 Tesalonicenses 2 podría estar restringiendo mucho


más de lo que nosotros sospechamos! Cuando Él sea removido, ¡al
mundo le esperan algunas sorpresas asombrosas!)16

Mientras tanto, ¿cuáles son nuestras armas de protección contra tales


cosas? Nosotros, de hecho, “no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes”.
Nuestra armadura está bien definida en Efesios 6:10-17.

A aquellos que no están preparados les esperan algunas sorpresas


desagradables. Siempre. ¿Ha hecho usted sus deberes?
Tres errores comunes de los falsos maestros
Por Mike Gendron

Puesto que ahora estamos viviendo en la era de la tolerancia religiosa y la


unidad ecuménica, hay algunas personas que inmediatamente llamarán a este
artículo insensible y divisionista. Otros preguntarán, “¿Qué derecho tiene para
juzgar a otra religión?” La respuesta es dada en las Escrituras. Todas las
personas temerosas de Dios están llamadas a hacer juicios justos, juicios que
ya han sido establecidos por los principios objetivos de la Palabra de Dios (Jn.
7:24). Puede ser que no haya algo más importante que advertir a las personas
que están siendo engañadas acerca de su destino eterno. Si no las
confrontamos amorosamente con el Evangelio de Dios, podrían no saber nunca
cómo escapar del fuego eterno del castigo de Dios. Claramente, la cosa más
insensible que podemos hacer es ignorarlas y dejarlas continuar el camino
hacia la destrucción. Por esta razón, siempre estoy dispuesto a ofender a las
personas con la ofensa y la exclusividad del Evangelio, con la esperanza que
Dios pueda conceder a algunas de ellas el arrepentimiento que conduce al
conocimiento de la verdad (2 Tim. 2:25). Veamos tres errores fatales de los
falsos profetas y cómo manejarlos.

1. Los falsos maestros usurpan la autoridad de Dios


La suprema autoridad de la Biblia está establecida por su origen divino y su
inspiración (2 P. 1:21). Es la infalible Palabra de Dios, y cumplirá el propósito
de Dios (Is. 55:11). Es el fundamento mismo sobre el cual descansan todas las
verdades cristianas. Para los seguidores del Señor Jesucristo, la Biblia es la
corte final de apelación en todos los asuntos pertenecientes a la fe y la
piedad. “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Tim. 3:16). La autoridad
divina de las Escrituras corrige y refuta toda falsa enseñanza porque no hay
autoridad superior o fuente infalible a la cual apelar. Es la Palabra de Dios, y
Dios no puede mentir, no puede romper Su promesa y no puede engañar.

Las personas caen en error y pecado graves cuando exaltan su propia


autoridad sobre la autoridad de Dios o cuando suprimen la verdad de la
Palabra de Dios para promover sus propias agendas autocomplacientes. La
religión Católica Romana ha hecho esto al establecer que sus tradiciones y
enseñanzas son iguales en autoridad con la Escritura (Catecismo de la Iglesia
Católica [CIC], par. 82). De este modo, ha usurpado la autoridad suprema de
nuestro soberano Dios, el único que tiene el derecho para regir y determinar
los destinos eternos de los hombres. Este error fatal ha abierto las compuertas
a otras numerosas herejías mortales, incluyendo: la predicación de otro
evangelio, la adoración a un falso Jesús, la compra y venta de la gracia de Dios
por medio de indulgencias, la creación de un lugar ficticio llamado purgatorio,
el establecimiento de otros mediadores y las oraciones a y por los muertos.
Estos errores son fatales porque cualquiera que los esté abrazando, cuando
respire su último aliento, experimentará la muerte eterna.

A los católicos que están siendo engañados por estos errores fatales debe
decírseles que el mundo ha conocido sólo un maestro infalible. El es el Señor
Jesucristo, quien era la personificación de la verdad y cada palabra que El
habló era verdad (Jn. 14:6; 17:17). Aquéllos que están buscando la verdad
necesitan mirar sólo a Cristo y Su Palabra. La religión Católica se ha
corrompido en la misma forma que el Judaísmo se corrompió – siguiendo las
tradiciones de los hombres en lugar de la Palabra de Dios (Mr. 7:13). Los
fariseos enseñaron mucha verdad, pero al mezclarla con el error, “invalidaron
la palabra de Dios”. Nunca debemos olvidar que la Biblia es lo que Dios dice y
la religión es lo que el hombre dice que Dios dice.

2. Los falsos maestros distorsionan la Persona de Cristo


Jesucristo es el hombre perfecto de Dios y el Dios perfecto del hombre. El es el
Sumo Sacerdote perfecto que se ofreció a Sí mismo – el sacrificio perfecto –
una vez por los pecados de Su pueblo. Esta única ofrenda por el pecado ha
perfeccionado para siempre a los santos (Heb. 10:14). Por esta razón no hay
más ofrendas por el pecado (Heb. 10:18). La deuda eterna del pecado del
creyente fue pagada en su totalidad y su redención fue asegurada cuando Dios
levantó a Jesucristo de entre los muertos (Ro. 4:25). ¿Habría falsos maestros
que negarían esto y se robarían la gloria y el honor de nuestro Salvador?
Sí, Pablo incluso nos advirtió que algunos vendrían predicando a otro Jesús.
Ellos ofrecerán un Jesús falso “al quien nosotros (los apóstoles) no hemos
predicado” (2 Cor. 11:4). Muchos de estos falsos maestros son Católicos
Romanos que predican un “Jesús” que no salva a los pecadores completamente
y para siempre. Ellos dicen que los Católicos deben hacer su parte expiando y
haciendo satisfacción por sus propios pecados por medio de las penitencias
(CIC, 1459). De esta forma, alcanzan su propia salvación por medio de buenas
obras (CIC, 1477). El Jesús católico ofrece vida condicional, no vida eterna
(CIC, 1035). Se dice que este falso Cristo regresa físicamente a los altares
católicos más de 200,000 veces cada día para ser una ofrenda por el pecado
por los vivos y los muertos (CIC, 1367).

Los católicos deben ser advertidos de las consecuencias de no conocer y de no


creer al verdadero Jesús. Esto fue aclarado por Jesús cuando dijo: “si no creéis
que Yo Soy, en vuestros pecados moriréis" (Jn. 8:24). Siempre que la religión
rechaza la autoridad de Dios, crea “otro Jesús”, lo cual conduce a “otro
evangelio”. ¿Por qué? Porque siempre que se niega la suficiencia de Cristo, se
debe elaborar otro evangelio para instruir a las personas lo que deben hacer
para ser salvas.

3. Los falsos maestros pervierten el Evangelio de Cristo


El Evangelio es la gozosa proclamación de la obra redentora de Dios por medio
de Jesucristo, quien salva a Su pueblo del castigo, poder y, finalmente, la
presencia del pecado. Es el único mensaje de redención y el mismo mensaje
para cada generación (Ef. 4:4-6; Ap. 14:6). Dado que el Evangelio es acerca
de un Salvador, es exclusivo y, por lo tanto, declara que todas las otras fe y
religiones son falsas (Jn. 14:6; Mt. 7:13-14). Este glorioso Evangelio declara
que la salvación es totalmente de gracia y que aquéllos que le añaden
cualquier cosa se encuentra condenados (Gá. 1:6-9). No es de extrañar que la
perversión más popular del Evangelio es la mentira fatal que las buenas obras
o la rectitud inherente son necesarias para apaciguar a un Dios santo. Cada
religión en el mundo perpetúa esta mentira del diablo. Sin embargo, la mentira
más antigua y más letal de Satanás es, “ciertamente no morirás” (Gn. 3:4).
Esta mentira todavía se propaga en el catolicismo (CIC, 1863).

¿Por qué querría cualquier líder religioso distorsionar el glorioso Evangelio de


gracia? La razón principal es controlar a las personas manteniéndolas cautivas
en esclavitud legalista. Es por esta razón que el Señor Jesús dio la marca de un
verdadero discípulo. El dijo, “Si vosotros permaneciereis en Mi palabra… y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:31-32). Las personas
en esclavitud religiosa sólo pueden ser puestas en libertad cuando vienen a un
conocimiento de la verdad que se halla en la Escritura.

El catolicismo romano no está solo en pervertir el Evangelio de Dios. Hay


muchos cultos y sectas protestantes que hacen lo mismo. El Catolicismo, sin
embargo, no sólo engaña a su pueblo con un falso evangelio, sino que
tontamente condena a aquéllos que creen el verdadero Evangelio. Más de 100
condenaciones del Concilio de Trento son pronunciadas sobre los cristianos que
creen que el Señor Jesús es suficiente para salvar a los pecadores
completamente y para siempre. El “evangelio” católico enfatiza lo que el
hombre debe HACER para ser salvo, en lugar de lo que Cristo ha HECHO. Esto
incluye la necesidad de hacer buenas obras (CIC, 2016), recibir los
sacramentos (1129), asistir a misas meritorias (1405), guardar la ley (2068),
comprar indulgencias (1498) y el purgatorio (1030).

Los falsos maestros deben ser confrontados


Nunca debemos dejar que el error doctrinal siga sin cesar, porque deshonra a
Dios y engaña a los desprevenidos. El error doctrinal profana la conciencia,
corrompe el corazón y destruye el alma. De acuerdo con las Escrituras, lo que
fluye de los labios de falsos maestros incluye: “doctrinas extrañas”,
“mandamientos de hombres”, “doctrinas de demonios”, “herejías
condenables”, “tradiciones de hombres”, “mentiras”, “falsedad”, “mentiras
vanas” y “filosofías engañosas”. Los labios mentirosos son una abominación al
Señor en todo tiempo y en todos los casos (Prov. 12:22). Conociendo el fruto
de los falsos maestros, debemos contender encarecidamente contra ellos.
Pedro y Pablo dijeron que los falsos maestros provocan que los creyentes
caigan de su firmeza y pura devoción a Cristo (2 P. 3:17; 2 Cor. 11:3). Ellos
no están de acuerdo con las palabras de Jesús y traen fricción constante
dentro de la Iglesia (1 Tim. 6:4-5). Ellos dan lugar a la especulación y
discusiones infructuosas que obstaculizan los propósitos de Dios (1 Tim. 1:4-
6).

Muchos que profesan a Cristo ya no están abrazando la sana doctrina porque


quieren que les hagan cosquillas a sus oídos y están buscando maestros que
harán justamente eso (2 Tim. 4:2). Usando la Palabra de Dios, debemos estar
listos para reprobar, refutar y exhortar con mucha paciencia e instrucción.
Aquéllos a quienes se les ha confiado la verdad deben adoptar una postura
contra aquéllos que intentan desviar a los hombres. Aun cuando Pedro no fue
franco acerca de la verdad del Evangelio, Pablo lo enfrentó en su cara y le
reprendió duramente (Gál. 2:11-14). Judas nos exhortó a“contender
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”(Judas 3).
Aquéllos que rehúsan defender la verdad de Dios están demostrando su falta
de pasión por la verdad. Debemos amar la verdad y odiar todo camino falso
(Sal. 119:104). Nunca seamos intimidados por los falsos maestros porque “el
temor del hombre pondrá lazo” (Prov. 29:25).

La Batalla por la Verdad


Seamos conscientes de las palabras de A. W. Tozer, quien escribió: “Tan hábil
es el error imitando la verdad que los dos están constantemente siendo
confundidos el uno con el otro. Es, por lo tanto, sumamente importante que el
Cristiano aproveche todas las ventajas de cada provisión que Dios ha hecho
para salvarlo del engaño – oración, fe, meditación constante de las Escrituras,
obediencia, humildad y la iluminación del Espíritu Santo" (Ese Cristiano
Increíble).

Necesitamos pedirle a Dios valor y firmeza mientras dependemos del poder de


Su Palabra. Que todos seamos más como los apóstoles que fueron fuertes,
firmes, audaces, dogmáticos, no complacientes del error, valientes,
intolerantes con el pecado, inflexibles con respecto al Evangelio,
controversiales, dispuestos a morir por la verdad y totalmente dedicados a
Cristo. Ya no debemos más ser niños, arrojados de aquí y allá por las olas y
llevados por estratagemas de hombres, que usan con astucia las artimañas del
error (Ef. 4:14). Durante estos tiempos de gran engaño, el Cuerpo de Cristo
debe responder con una cosmovisión teológica y bíblica que defienda la gloria y
el honor de nuestro Señor Jesucristo. Debemos proteger la pureza de Su
Evangelio por el bien de Sus escogidos.
¿Necesita la Iglesia Cristiana ser evangelizada?
Por Mike Gendron

La iglesia cristiana visible ya no es un santuario para el pueblo de Dios. En


cambio, se ha convertido en un gran campo misionero que necesita ser
evangelizado. Las iglesias ahora están llenas de cristianos profesantes que
dicen que tienen fe pero que nunca han nacido de Dios. Esto no debería
sorprendernos, por causa de la parábola que Jesús dio en Mateo 13:25-43 que
describe los días postreros. Él habló de un hombre dueño de un campo que
sembró buenas semillas (los hijos del reino) en su campo, pero mientras sus
hombres dormían, vino el enemigo y sembró cizaña (los hijos del diablo). Jesús
dijo que el hombre dueño del campo es el Hijo del Hombre y que el enemigo es
el diablo.

Actualmente tenemos mucha cizaña en nuestras iglesias debido a que los


líderes de la iglesia no están protegiendo los campos. Muchos han hecho crecer
sus iglesias a la manera del hombre en lugar de a la manera de Dios. Esta
estrategia utilitarista ha producido algunas consecuencias trágicas – de las
cuales la más seria es la falsa esperanza que da a la cizaña no convertida.
Algunos de la cizaña son víctimas de métodos de evangelismo antibíblicos;
otros son víctimas de evangelios falsificados. Estas víctimas no le pueden decir
los elementos esenciales del Evangelio o lo que Dios requiere para entrar al
Cielo. Algunos saben que su deuda eterna de pecado debe ser perdonada, pero
muy pocos saben que también necesitan la justicia de Jesús y nacer de nuevo
del Espíritu.

La necesidad del Nuevo Nacimiento


Jesús le dijo a Nicodemo “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de
nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:5). Sólo el Dios triuno puede
producir vida. Jesús dijo: “Como el Padre levanta a los muertos, y les da vida,
así también el Hijo a los que quiere da vida” (Juan 5:21). “El Espíritu es el que
da vida” (Juan 6:63). Dios llama a los espiritualmente muertos a la vida por
medio de Su Palabra. “Él, de Su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de
verdad” (Stg. 1:18). Los hijos de Dios son “renacidos, no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece
para siempre” (1 P. 1:23).

La fe salvadora viene del escuchar la palabra de Cristo. De ella aprendemos las


doctrinas esenciales de la salvación: los atributos de Dios, el Evangelio de la
gracia y la obra redentora de Jesucristo. Cuando las personas escuchan la
Palabra de Dios y, mediante el Espíritu de Dios, confían en el Hijo de Dios, se
convierten en un hijo de Dios, todo para la gloria de Dios.

Así como el hombre no puede iniciar su nacimiento físico, también es incapaz


de causar su nacimiento espiritual. Antes que cualquiera de nosotros naciera,
no pudimos haberle suplicado a nuestros padres que nos concibieran. ¡No
existíamos! Lo mismo es cierto en la esfera espiritual (Juan 1:12-13). Los hijos
de Dios no son nacidos de sangre (la vida espiritual no se hereda
genéticamente), ni de voluntad de carne (la vida física no puede producir la
vida espiritual, la carne sólo puede producir carne), ni de voluntad de hombre
(la vida espiritual no puede iniciarse por los deseos de los hombres).

Entonces, ¿cómo ayudamos a la cizaña no convertida a ver que han sido


confundidos o engañados? Como creyentes, debemos animar a todos a probar
su fe por su propio bien así como para la gloria de Cristo. Pablo
escribió: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros
mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en
vosotros, a menos que estés reprobados?” (2 Cor. 13:5). Pedro nos
exhortó: “Tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección” (2 P. 1:
10).

Siempre adoro escuchar testimonios de cómo nuestro Señor soberano llama


hacia Él a los pecadores perdidos. Así pues, siempre que conozco cristianos,
con frecuencia les pido que describan los eventos que rodearon su conversión.
Una bandera roja se eleva si dicen que se hicieron cristianos en el momento
que fueron: bautizados, pasaron al frente en una llamada al altar, repitieron
una oración, firmaron una tarjeta de compromiso, se unieron a una iglesia
local o que nacieron de padres cristianos. Hablando la verdad en amor, les
explico que uno no se puede convertir en cristiano sin arrepentimiento y sin fe
en el Señor Jesucristo (Hch. 20:21).
Muchos creen en un Evangelio falsificado
¿Qué acerca de aquellos que dicen que tienen fe en Jesús pero que no
muestran ninguna evidencia de una vida cambiada? Todos ellos pueden creer
en el Jesús histórico que vivió hace 2000 años, pero pocos de ellos creen lo
que Él enseñó, lo que promete, lo que ordena, lo que consumó y lo que ahora
está haciendo. Pueden ser víctimas de un evangelio falsificado, una versión
adulterada que es ofrecida por un dios de amor genérico. Este evangelio ofrece
un “seguro contra incendios” sin ningún llamado al arrepentimiento (Lc.
24:47). Es un evangelio de gracia barata que fracasa en instruir a las personas
a decir “no” a la impiedad y a los deseos mundanos (Tito 2:12).

El otro evangelio falsificado que engaña a las personas es el asesino de la


gracia, el evangelio de obras. Inicialmente introducido por los judaizantes, este
evangelio nulifica la gracia de Dios al añadir requisitos para la salvación tales
como la circuncisión, el bautismo, los sacramentos, las buenas obras, el
guardar la ley, la penitencia o las indulgencias (Gál. 1:6-9).

Si no confrontamos amorosamente a las víctimas del evangelismo antibíblico y


de evangelios falsificados, un día podrían oír las palabras más aterradoras que
alguien puede alguna vez escuchar cuando Jesús diga: “Nunca os conocí,
apartaos de Mí”. Estas horrorosas palabras serán escuchadas por muchos
cristianos profesantes en el día final (Mt. 7:22-23).

Dos formas de probar la Fe


Aquellos que quieren probar su fe ahora, antes de que sea demasiado tarde,
pueden hacerlo de dos maneras – objetivamente y subjetivamente. La prueba
objetiva es ésta: ¿Ha creído usted las verdades objetivas de la Palabra de
Dios? Pablo escribió: “Habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de
vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo” (Ef. 1:13). La Palabra de Dios es nuestra autoridad suprema para
conocer la verdad objetiva. Debemos creer en el Evangelio eterno tal como
está revelado en la Escritura. Hoy es el mismo Evangelio que el de hace 6000
años. El Evangelio de hoy es el mismo que el de hace 6000 años.

La prueba subjetiva hace la pregunta: ¿Hay alguna evidencia de fe salvadora?


La fe genuina produce buenas obras, pero la fe sin obras está muerta (Ef.
2:10; Stg. 2:17). Esta segunda prueba es subjetiva, ya que existen diferentes
niveles de madurez y crecimiento mientras los creyentes caminan con Cristo.
Los nuevos bebés en Cristo pueden no mostrar tanta evidencia como aquellos
que han caminado con Él durante muchos años. Cuando al principio nacemos
en la familia de Dios, no nos parecemos en nada a Su Hijo. Pero, a medida que
crecemos en la gracia y el conocimiento de Dios, por medio del poder del
Espíritu Santo, somos conformados a la imagen de Cristo. Esto también lo
miramos en el plano físico. Cuando un bebé nace, podría no parecerse a sus
padres. Pero, a medida que crece, empieza a tomar las características físicas
de sus padres.
El apóstol Juan nos da un retrato de cómo se miran los hijos de Dios en su
primera epístola. Aquellos que son nacidos de Dios son adoptados en Su
familia eterna para andar en la luz (1:6-7); guardan Sus mandamientos (2:3-
5); no aman al sistema mundial (2:15); anhelan el regreso de Cristo para que
puedan ser como Él (3:2-3); viven para agradarle y evitan pecar (3:7-8);
aman a Sus otros hijos (3:14) y usan la doctrina apostólica para el
discernimiento (4:6). Cada uno de nosotros debe determinar si ésta es una
imagen de cómo nos vemos.

Dos clases de Fe
La prueba de la fe de uno es vital ya que la Biblia habla de dos clases de fe –
una “fe dada por Dios, sobrenatural y salvadora” y una fe “muerta” que se
encuentra en el hombre natural no convertido. Pablo escribió de personas que
creyeron en vano debido a que no se aferraban a la enseñanza apostólica (1
Cor. 15:2). Jesús habló de otros que creyeron por las razones equivocadas
(Juan 2:23).

La fe muerta está limitada a lo que el hombre natural puede comprender sin la


ayuda divina debido a que sido cegado por Satanás y no puede ver la luz del
Evangelio (2 Cor. 4:4). Ésa es la razón por la que Pablo escribió: “Que vuestra
fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1
Cor. 2:5).

La fe dada por Dios se inicia en la voluntad de Dios y es un regalo dado por el


Padre de arriba (Fil. 1:29; Stg. 1:17). Será perfeccionada por el Hijo de Dios
mientras el recipiente se conforma a la Palabra de Dios. Jesús es el Autor y
Perfeccionador de esta fe, que es la certeza de lo que se espera y la convicción
de las cosas que no se ven (Heb. 11:1, 12:2).

Los que tienen la fe dada por Dios entran por la puerta estrecha trayendo nada
más que sus pecados a la cruz (Mt. 7:13). Los que tienen la fe muerta entran
por la puerta ancha trayendo sus sucios trapos de justicia (Mt. 7:14).

Los que tienen la fe dada por Dios la demuestran dando mucho frutos para la
gloria de Dios (Juan 15:8). Los que tienen la fe muerta la demuestran dando
malos frutos para su propia gloria (Mt. 7:15-17).

Los que tienen la fe dada por Dios desean probar y prueban su fe con la
Escritura sola (2 Cor. 13:5). Los que tienen la fe muerta prueban su fe con
enseñanzas denominacionales y tradiciones del hombre (Juan 12:42-43; Hch.
15:5-10).

Los que tienen la fe dada por Dios habitualmente no escucharán o seguirán a


un falso maestro (Juan 10:5-8). Los que tienen la fe muerta habitualmente no
seguirá a un verdadero maestro (Juan 10:19).
Los que tienen la fe dada por Dios confían en el poder de Dios para guardarlos
y protegerlos (1 P. 1:5). Los que tienen la fe muerta confían en su propio
poder para guardarlos de apostatar.

La fe muerta sólo toca el intelecto. La fe dada por Dios involucra a la persona


entera. La mente entiende, el corazón desea y la volunta actúa sobre la
Palabra de Dios.

Para concluir, existen muchas preguntas minuciosas que podemos hacer a


aquellos que desean probar su fe. ¿Ha renunciado a toda forma falsa que se
opone al Evangelio de la gracia? ¿Vive en acción de gracia y alabanza por
haber sido escogido y adoptado en la familia eterna de Dios? ¿Demuestra ser
un discípulo de Cristo al permanecer en Su Palabra? ¿Se disciplina usted
mismo para la piedad? ¿Saben sus amigos, vecinos y compañeros de labores
que Jesucristo es su Señor y Salvador? ¿Tiene el deseo de compartir a
Jesucristo con otros o se avergüenza de Su Evangelio?

Los hijos de Dios sabrán que le pertenecen a Él, porque “El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:16). El
Espíritu hace esto por medio de las Escrituras que Él inspiró. ¡Todos los hijos
de Dios confían en Su Palabra!
La Pesadilla de Hitler - Parte 1
¿Podría suceder en Estados Unidos?
Por Dr. David Reagan

Hitler llegando a una concentración del partido nazi en Nuremberg, en 1934. Esta foto fue
exhibida prominentemente en el Museo del Holocausto en Jerusalén durante varios años.
Una persona comentó que ésta le parecía como “Satanás ascendiendo del Infierno”.

La pregunta planteada en el título de este artículo es una que a menudo le he


hecho a la gente, y la respuesta que siempre he recibido es un rotundo, “¡NO!”

Las razones dadas, generalmente incluyen cosas como éstas:

 La fuerte herencia cristiana de Estados Unidos


 El compromiso de nuestra nación con la libertad — tanto en nuestra Constitución
como en la práctica durante más de dos siglos —.
 El alto nivel de educación y la cultura civilizada que caracteriza a nuestra
nación.

Ésas son buenas razones y, en la superficie, parecen invencibles. Pero no lo


son.

Alemania también contenía una población altamente educada y erudita, y era


una tierra de gigantes literarios y genios científicos. Fue, de hecho, una de las
civilizaciones más avanzadas sobre la tierra. Y Alemania también tenía un
gobierno democrático. De hecho, Hitler fue elegido al poder.
El Disparador

Entonces, ¿qué pasó? La economía de la nación fue destruida por la I Guerra


Mundial y las reparaciones draconianas que Alemania fue obligada a pagar
después de la guerra. Atormentada por una inflación galopante, y un
desempleo generalizado, la economía alemana creó la clase de desesperación
que motivará a las personas a buscar soluciones desesperadas.

Nuestra nación es un blanco fácil para el mismo tipo de transición pacífica a la


forma de dictadura totalitaria que Hitler instituyó.

Sólo piense en ello por un momento.

En la década de 1960 comenzamos a tirar por la borda nuestra herencia


cristiana. Esto sucedió rápida y decisivamente, y continúa acelerándose hasta
este día. La guerra cultural ha sido ganada por los secularistas y los paganos, y
ya no podemos afirmar ser una “nación cristiana”. Sin las inhibiciones de la
moral cristiana, los demonios han sido dejados sueltos. Y así, día a día, somos
testigos de matanzas sin sentido y una flagrante inmoralidad.

Las iglesias se han metido en la cama con el mundo, respaldando


abominaciones bíblicas tales como la homosexualidad y el matrimonio entre
personas del mismo sexo. Y se han rendido a las exigencias de la “tolerancia”,
al adoptar herejías tales como “hay muchos caminos a Dios”. Las encuestas
muestran que el número de cristianos creyentes en la Biblia en Estados Unidos
no es mayor que el 9%. La Iglesia ha dejado de ser un limitador del mal.

Nuestro nivel de educación es ciertamente muy alto, pero hemos expulsado a


Dios de nuestras instituciones educativas, desde preescolar hasta el nivel de
posgrado. El resultado es una educación pagana que les enseña a nuestros
hijos que Dios no existe y que ellos son simplemente los accidentes de la
evolución. En definitiva, se les está enseñando que son nada más que una
especie de animal superior, y están actuando como tal.

Nuestra cultura se está volviendo cada vez más depravada. La inmoralidad


está siendo fomentada por nuestros gobiernos, y está siendo celebrada en
nuestras películas y programas de televisión. El hedonismo y el materialismo
son las fuerzas impulsoras de nuestra cultura. El dólar se ha convertido en
nuestro Dios.
Nuestra herencia democrática también está siendo socavada rápidamente, por
la centralización del poder en el gobierno nacional y sus cada vez mayores
programas de beneficios sociales. Más y más personas se están convirtiendo
en responsabilidad del Estado y, cuando se trata de votar, su única
preocupación es cuál candidato les prometerá darles más “cosas gratis”.

Nuestros líderes gubernamentales, particularmente a nivel nacional, se han


vuelto tan corruptos que ya no podemos creer todo lo que tengan que decir.

Nuestra nación se está volviendo cada vez más polarizada. Las dos costas
están luchando contra el centro del país. Los jóvenes están hartos de tener que
apoyar a nuestra creciente clase de ciudadanos de la tercera edad. Los negros
y los hispanos están en la garganta del otro. Los paganos siguen tratando de
silenciar a los cristianos.

La Chispa Necesaria

Todo lo que se necesita es una chispa para hacer estallar una nueva guerra
civil que dará lugar a la suspensión de las libertades civiles y a la institución de
la ley marcial.

Creo que esa chispa será muy probablemente un abrumador colapso


económico — uno mucho más severo que el que experimentamos en 2008 —.
Creo eso porque, como dije antes, el dólar se ha convertido en nuestro dios, y
el verdadero Dios de este universo es un Dios celoso que se deleita en la
destrucción de los falsos dioses.

Ese colapso económico muy probablemente será provocado por un gran ataque
terrorista, involucrando posiblemente armas nucleares. Sólo imaginen el caos
nacional que se produciría si un dispositivo nuclear fuera detonado por un
equipo suicida en un barco mercante en el puerto de Nueva York. Fácilmente
podría suceder.

La Biblia deja en claro que Dios nunca derrama Su ira sobre una nación sin
previo aviso. Él enviará tanto juicios correctivos como voces proféticas para
llamar a la nación al arrepentimiento, antes de entregarla a la destrucción.

Dios está haciendo eso en Estados Unidos hoy. Él respondió a nuestra


revolución sexual en la década de 1960 con la Guerra de Vietnam, que terminó
azotando el alma de nuestra nación. Él ha enviado desastres naturales como el
Huracán Katrina; desastres hechos por el hombre como los ataques del 11/9; y
las calamidades económicas como la caída de la bolsa de 2008.

Y Dios ha enviado las voces proféticas llamando a la nación al arrepentimiento


y advirtiendo de los juicios inminentes. La primera voz importante en ser
ungida fue la de David Wilkerson, quien habló en la década de 1970 acerca de
su visión de la quema de la Ciudad de Nueva York.

En los últimos años, las voces proféticas se han multiplicado y magnificado


grandemente, debido a que como nación hemos sido tercos y nos negamos a
arrepentirnos.

En números anteriores de la revista Lamplighter nos hemos enfocado en las


voces proféticas que Dios ha ungido para hacernos recapacitar — como, por
ejemplo, el pastor bautista Robert Jeffress (noviembre-diciembre 2013) —.

Haga clic sobre la imagen para leer el artículo, "La Implosión de los Estados Unidos".

Ahora quiero llamar su atención a otra importante voz profética que Dios ha
llamado para advertir a nuestra nación — a saber, Erwin Lutzer, el pastor de La
Iglesia Moody en Chicago, Illinois.

Él ha estado hablando con fuerza y valientemente durante varios años, sin


temor de aquellos dedos que podría pisar.

Como ejemplos de lo que está diciendo a nuestra nación, me gustaría señalarle


dos fuentes en particular. Una de ellas es un sermón suyo que puede encontrar
en el sitio web de la iglesia. Se titula, “La Crisis Espiritual de Estados Unidos”
(disponible sólo en inglés). La otra es un libro excepcional que fue publicado en
2010. Se titula, “Cuando una Nación se Olvida de Dios: 7 Lecciones que
Debemos Aprender de la Alemania Nazi”.
La Pesadilla de Hitler - Conclusión
¿Podría suceder en Estados Unidos?
Por Dr. David Reagan

Un Poderoso Sermón

En su sermón, Lutzer comienza yendo directamente a la yugular,


proporcionando una definición sin tapujos del problema:

A pesar de su herencia cristiana fundamental, Estados Unidos se está


degenerando rápidamente en una sociedad pagana. La Iglesia en Estados
Unidos, aunque altamente visible y activa, aparece incapaz de redirigir las
fuertes corrientes seculares. Sumidos en una crisis moral y espiritual, la única
esperanza de Estados Unidos es un avivamiento nacional, como los que Dios
misericordiosamente ha concedido en el pasado.

Él procede a destacar la forma en la que nuestros líderes están haciendo todo


lo que pueden para borrar a Dios de la conciencia de Estados Unidos.

Los poderes en Estados Unidos hoy… han elegido un camino de rechazo a Dios
y Sus caminos. Las cortes federales han interpretado que nuestra Constitución
requiere que la Biblia, la oración y la discusión religiosa sean removidas de los
salones de clase, edificios comunitarios y lugares de reuniones públicas. Los
funcionarios de gobierno y los educadores en todo el país están eliminando
sistemáticamente todo vestigio de Dios de la sociedad. Los secularistas
militantes no estarán satisfechos hasta que Dios sea eliminado de cada faceta
de la vida estadounidense.

En cuanto al cristianismo en particular, Lutzer declara que “la sociedad es cada


vez más abiertamente hostil hacia los valores cristianos”. En este sentido,
señala que “los medios trivializan y ridiculizan el cristianismo en nombre de
preocupaciones humanistas y pluralistas”. Al comentar más sobre la influencia
de los medios, escribe:

La cultura estadounidense está dominada por la televisión y las películas,


cuyas profanidad y lascivia pisotean el honor de Dios, inculcando valores no
cristianos desde la infancia. Las escuelas públicas enseñan a nuestros hijos
cómo practicar varias formas de inmoralidad. Un currículo de escuela en
Estados Unidos enseña la aceptación de la homosexualidad en el primer grado
y la masturbación mutua en la secundaria… Estados Unidos está cosechando
las graves consecuencias de rechazar a Dios. Nuestra sociedad está en
bancarrota moral, y los problemas parecen resistentes a las curas del
gobierno.

Como pastor, Lutzer está particularmente preocupado por la menguante


influencia de la Iglesia. Él declara:

La Iglesia en Estados Unidos, a pesar de sus muchas actividades y aparente


prosperidad, no ha tenido ningún efecto medible en la reversión de la espiral
descendente…Por desgracia, la influencia ha sido en la dirección equivocada,
mientras vemos evidencia de que nuestra cultura ha comenzado a permear
nuestras iglesias. La Iglesia es seducida por la agenda social de la riqueza y el
placer, y ha tolerado acuerdos pecaminosos.
Un Libro Perspicaz

En el libro de Lutzer, “Cuando una nación se olvida de Dios”, él comienza


afirmando que, “Sí, la Alemania nazi tiene algunas lecciones que enseñarnos”.
Después de esa observación, él escribe:

Estoy consciente, por supuesto, que los paralelos entre la Alemania nazi y
Estados Unidos pueden ser fácilmente exageradas, pero este peligro no debería
detenernos de aprender algunas duras lecciones a partir de esa época oscura,
cuando la Iglesia luchó por encontrar su identidad y tuvo que sufrir por lo que
creía…esas similitudes están sucediendo ante nuestros ojos…

El nazismo no surgió en un vacío. Había corrientes culturales que lo hicieron


posible…Algunas esas corrientes — mitos aceptados por las masas — son
evidentes hoy en Estados Unidos, y de ahí este libro…había circunstancias e
ideas ampliamente aceptadas que permitieron a la población formar parte de
un mal que era mayor que el de cualquier individuo. Los hornos de gas fueron
el resultado de ciertas tendencias políticas y religiosas, que hicieron posible los
horrores.
Lutzer a continuación ilustra su punto con una cita de los escritos de Viktor
Frankl (1905-1997), el famoso psicoanalista que fue un sobreviviente del
Holocausto.

Las cámaras de gas de Auschwitz fueron la consecuencia última de la teoría de


que el hombre es nada más que el producto de la herencia y el ambiente — o
como a los nazis les gustaba decir, “De sangre y tierra”. Centrándose una vez
más en la sociedad estadounidense, Lutzer observa:

Hoy en día nos enfrentamos a presiones culturales que nos están obligando a
combinar a Cristo con otras religiones, o a combinar a Cristo con una agenda
política o ideológica. La experiencia de la Iglesia en la Alemania nazi nos
recuerda que Cristo siempre debe permanecer solo; Él no debe ser adorado
como Alguien que se coloca junto a los líderes gubernamentales de este
mundo, sino como quien está encima de ellos como Rey de reyes y Señor de
señores.

Ya sea el nazismo, el marxismo, o el secularismo, el Estado siempre está en


conflicto con la libertad religiosa.

Tras esta inquietante introducción, Lutzer penetra al corazón de su libro, al


describir siete lecciones que él cree que los estadounidenses necesitan
aprender de la Alemania nazi. Las siete se enumeran a continuación, con una
cita de cada sección.

1. Cuando Dios es separado del gobierno, el juicio sigue.

Y así fue que el secularismo fue impuesto sobre el pueblo alemán. El papel de
la Iglesia fue minimizado mediante la privatización de la fe y la institución de
leyes acerca de lo que podía o no podía decirse desde un púlpito.

2. Siempre es la economía.

Cuando se les da una opción, la mayoría de la gente probablemente elegirá


pan y salchicha por encima del mercado libre y las libertades individuales.

3. Aquello que es legal también podría ser maligno.

Cuando Dios es separado del gobierno, nos vemos obligados a aceptar leyes
arbitrarias. O Dios es el legislador o el Hombre lo es; o derivamos nuestras
leyes de valores universales teístas, o decimos que los países o culturas
individuales son los legisladores. O Dios es supremo o el Estado lo es…un
tribunal puede hacer que el aborto sea legal, pero no puede hacer que sea
moral…Muéstrame tus leyes y te mostraré tu Dios.

4. La propaganda puede cambiar una nación.


Quizás la lección más duradera de la Alemania nazi es que la gente común,
preocupada simplemente por vivir sus propias vidas, pueden ser motivadas a
formar parte de un movimiento maligno, a través del poder de la propaganda
convincente, la intimidación y la euforia masiva.

5. Los padres — no el Estado — son los responsables de la formación


de un hijo.

La ley de hoy en día en Alemania que hace que la educación en el hogar sea
ilegal, nos recuerda una ley de la era nazi instigada por Hitler en 1938. Él
declaró que la educación pública era obligatoria y que los hijos no podían ser
educados en el hogar. El Estado, no la familia o la Iglesia, tenía los derechos
con respecto a la educación del niño.

6. Los héroes ordinarios pueden hacer la diferencia.

“Cuando Dios llama a un hombre, le pide que venga y muera”, escribió Dietrich
Bonhoeffer durante los días oscuros cuando al Iglesia en Alemania está siendo
nazificada. Y, a la edad de 39 años, practicó lo que predicó; fue colgado en la
horca y murió…

Hoy en Estados Unidos necesitamos un ejército de héroes ordinarios que hagan


frente a la creciente oscuridad en nuestra tierra. Necesitamos gente que van a
defender la verdad con valentía, consistencia, y con humildad y gracia.

Dietrich Bonhoeffer, teólogo alemán y líder de la Iglesia, que fue asesinado por Hitler.

7. Debemos exaltar la Cruz en la creciente oscuridad.

… ¡Sin la cruz, clavamos un clavo en nuestro ataúd! Existe el peligro de que


lleguemos a estar tan sobrecargados con agendas políticas o sociales, que
nuestro mensaje se pierda en medio de nuestras muchas escaramuzas
culturales. La Iglesia ha enfrentado siempre la tentación de modificar el
Evangelio o hacerlo secundario a una determinada agenda política, filosófica o
cultura… Dios no es republicano ni demócrata. Cuando la Cruz es envuelta en
una bandera de un partido político, siempre es distorsionada o disminuida.

En la comunidad evangélica, la teología es sustituida por la psicología y la


gracia barata ha reemplazado lo que Bonhoeffer describió como “gracia
costosa”. En resumen, hemos perdido nuestro centro intelectual y espiritual y
lo hemos reemplazado con el consumismo, la auto-ayuda y la búsqueda de
ventajas personales. Estamos absortos en nosotros mismos, en lugar de
estarlo en Dios. Y podemos ver los resultados.

Tenemos que tener en cuenta que el potencial para la maldad de Hitler reside
en todos nosotros. La Biblia declara que “engañoso es el corazón más que
todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). Jesús afirmó esto cuando afirmó
que todos los males — tanto pensamientos como acciones — salen del corazón
(Mateo 15:19-20 y Marcos 7:20-23). Una y otra vez, la Biblia afirma que la
naturaleza del Hombre es mala y nunca debe confiarse en ella (Salmo 53:1-3,
118:8-9; Romanos 3:10-12).

Hitler es asediado por una multitud que lo adora, cuando llega a Nuremberg en 1934.

Esta verdad fundamental sobre la naturaleza del hombre fue reflejada en la


cita más sorprendente que me encontré mientras investigaba este artículo.
Hallé la cita en los escritos del hijo de Charles Chaplin, Charles Jr. Él dice que,
en 1940, mientras su padre estaba filmando su parodia de Hitler, “El Gran
Dictador”, él fue “angustiado” por los antecedentes similares de Hitler y él
mismo. Él explica:

Sus deseos eran polos opuestos. Uno era hacer llorar a millones, mientras que
el otro era hacer reír a todo el mundo. Papá nunca pudo pensar en Hitler sin un
estremecimiento, mitad de horror, mitad de fascinación. “Sólo piensa”, solía
decir con inquietud, “él es el loco. Yo soy el cómico. Pero podría haber sido al
revés”.

Este póster es un anuncio de la versión francesa de la película de Charles Chaplin de


1940, “El Gran Dictador”. Como puede verse fácilmente, era una parodia de Hitler, la que
los nazis no apreciaron. Ellos apodaron a Chaplin, “un repugnante acróbata judío” (a
pesar del hecho de que Chaplin no era judío).

Esa profunda percepción es cierta para todos nosotros. Nacemos con una
naturaleza pecaminosa caída. Tenemos que aprender la diferencia entre lo
bueno y lo malo. Ese conocimiento proviene de la Palabra de Dios, y lo
aprendemos de nuestros padres o de la Iglesia, o de ambos. Cuando Dios es
expulsado de la sociedad y la Iglesia es marginalizada o suprimida, el mal es
dejado suelto, y Dios entrega la sociedad a una mente reprobada (Romanos
1:28). Ahí es donde estamos hoy en Estados Unidos.

Literalmente estamos rogando por el destino de la antigua Judá, cuando la


nación se volvió contra Dios y se negó a arrepentirse, a pesar de la imposición
de muchos juicios correctivos y las advertencias de los profetas. Algunas de las
palabras más tristes de la Biblia, registradas en 2 Crónicas 36:15-16,
describen lo que pasó:

Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio
de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su
habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y
menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la
ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio.

¡Despierta, Estados Unidos!


¿Es Demasiado Tarde para América?

¿Ha pasado América el punto de no retorno?

Por Dr. David Reagan

En un sermón pronunciado en 1989 en la Iglesia Times Square en Nueva York,


el Pastor David Wilkerson electrizó a su audiencia con la proclamación que
América ha pasado el punto de no retorno en su rebelión contra Dios y ha sido
destinada, por lo tanto, por Dios para su juicio final. El empezó su sermón con
las siguientes palabras:

"¡América está muriendo! La herida del país es incurable. Ahora se encuentra


en la agonía final de una enfermedad terminal. ¡El gran imperio está
desmoronándose!"
El Mensaje Resumido

Los puntos cruciales hechos por Wilkerson en esta declaración profética


históricas fueron los siguientes:

1. América es una nación pecaminosa que actualmente está experimentando el


juicio de Dios.

2. Dios ha levantado muchas voces proféticas para llamar a América al


arrepentimiento y para advertir que la continuada rebelión conducirá a la
condenación.

3. América ha rechazado escuchar a estos profetas. Por el contrario, la nación


se ha endurecido en su rebelión contra Dios.

4. El resultado es que América ha pasado el punto de no retorno, el punto de


“liberación del pavor”, cuando Dios lleva a una nación del juicio a la
destrucción.

5. Y, de este modo, la ira de Dios está a punto de caer sobre esta nación, muy
probablemente en la forma de un colapso económico del cual no habrá ninguna
recuperación.

Una Nación Burladora

Es un mensaje siniestro de verdad contra el que los americanos, incluso los


cristianos, se rebelarán. La comunidad cristiana lo rechazará porque ha
comprometido sus valores con el mundo, se ha envuelto a sí misma con la
bandera del patriotismo y se ha engañado a sí misma con su
evangelioPollyanna de salud, riqueza y prosperidad.
Cuando Dios envió profetas a Israel y Judá, llamándolas al arrepentimiento, las
personas se burlaron de los profetas. “Somos el Pueblo Escogido de Dios”, les
recordaron a los profetas. “Dios nunca permitirá que nuestra nación sea
destruida” (Vea Jer. 5:12-13 y Miq. 3:11).

Durante los pasados treinta años, Dios ha estado levantando voces proféticas
como David Wilkerson llamando al arrepentimiento a este país. Hemos
reaccionado en la misma forma que los antiguos israelitas. Nos hemos burlado
de los profetas, al recordarles arrogantemente que somos una “nación
cristiana”.

Una Nación bajo Juicio

Pero la verdad es que lo menos que somos es una nación cristiana. Nuestro
comportamiento como nación es una burla al Cristianismo. Encabezamos al
mundo en cada abominación conocida por el hombre – aborto, alcoholismo,
adicción a las drogas, juegos de azar, divorcio, abuso infantil, crímenes
violentos, pornografía, y sí, incluso pornografía infantil. Peor aun, exportamos
nuestra violencia e inmoralidad hacia otros países a través de nuestras
películas y programas de televisión sórdidos. Nos hemos convertido en el
contaminante moral del planeta tierra.
Y estamos sembrando lo que hemos cosechado. El juicio de Dios está sobre
esta nación. Lea Dt. 28:15-48. Las maldiciones de una nación bajo juicio están
enumeradas aquí. El pasaje se lee como una descripción detallada de las
ciudades de la sociedad americana en caos, juventud en cautiverio, gobierno
en confusión, una política exterior en retirada, enfermedad rampante, divorcio
epidémico, calamidad agrícola y dominación extranjera en aumento.

Una Nación en Rebelión

Sin embargo, a pesar de estos juicios, nos hemos rehusado a arrepentirnos.


De hecho, nos hemos endurecido en nuestra rebelión contra Dios. En nuestras
escuelas hemos abolido la oración, removido los Diez Mandamientos y
prohibido la distribución de Biblias. Hemos aterrorizado a nuestros maestros al
hacerles creer que perderán sus empleos si mencionan a Dios a sus
estudiantes. Incluso hemos ordenado la enseñanza de la evolución ateísta y
hemos prohibido la verdad del creacionismo.

Estamos en el proceso de legalizar e incluso promover la sodomía. Estamos


entregando condones y agujas a nuestra juventud. Nos estamos quitando de
nuestro camino para proteger cada expresión de profanidad y obscenidad.
Nuestros gobiernos estatales están promoviendo la inmoralidad al promover el
juego en cada forma imaginable. Y nuestros artistas están revolcándose en la
blasfemia, al usar cada forma de expresión artística para burlar y ridiculizar a
Dios.

América se está burlando de Dios. La Corte Suprema está en rebelión contra


Dios. Nuestro Congreso se ha endurecido contra Dios. Nuestro sistema
educativo ha excluido a Dios.

Una Nación Enfrentando Ira


Lo escalofriante acerca de nuestro comportamiento como nación es que la
Biblia enseña que cuando una nación bajo juicio rehúsa arrepentirse,
finalmente alcanzará un punto en el que Dios la llevará del juicio a la ira y de
disciplina a condenación. La Biblia además enseña que cuando este terrible
punto de liberación de espanto es alcanzado, ¡la nación no puede salvarse ni
siquiera por la oración de los justos! Lea Ez. 14:12-20.

Yo llamo esto el “Principio Nahum” porque está tan claramente enseñado en el


mensaje profético que Dios le dio a Nahum para que pronunciara sobre Nínive,
la capital del imperio asirio. Nahum pronunció que las heridas de la nación se
habían vuelto “incurables” (Nah. 3:19). Jeremías usó esta misma terminología
cuando luego pronunció la condenación de Dios sobre Judá (Jer. 10:19;
30:12).

Nahum identifica el punto de no retorno en el capítulo 1, versículo 11. Dice que


ocurre cuando la apatía de una nación hacia Dios o su rebelión contra Dios es
transformada en guerra contra Dios. En otras palabras, una cosa es que una
nación ignorar a Dios y otra que se rebele contra Dios. Estas acciones
provocarán el juicio de Dios. Pero cuando una nación hace guerra contra Dios,
esa nación atrae la ira de Dios y sella así su condenación.

¿Ha América alcanzado ese punto? David Wilkerson, el Jeremías de Dios para
nuestra época, dice que sí. Creo que Wilkerson ha acertado en el blanco.

¿Cómo será manifestada la ira de Dios hacia nosotros? Inicialmente, es muy


probable que venga en la forma de un colapso económico del que no habrá
ninguna esperanza de recuperación. Finalmente, es muy probable que sea
consumado en nuestra destrucción por medio de armas nucleares.

Mientras enfrentamos las consecuencias de nuestra guerra contra Dios,


aquellos de nosotros que somos cristianos hagámoslo con esperanza en
nuestros corazones, recordando las palabras de Nahum1:7 – “Jehová es
bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en El confían”.
Los Estados Unidos en la Profecía Bíblica
¿América la Hermosa?
Por Dr. David R. Reagan

¿Donde están los Estados Unidos en la profecía bíblica? Es una pregunta que
me hacen adondequiera que voy. Es algo natural que debamos preguntarnos.
Dado que Estados Unidos no es mencionado específicamente por su nombre en
la profecía bíblica, las personas han recurrido a su imaginación para encontrar
nuestra nación en las Escrituras.

¿Una nación “de gente alta y lampiña”?

Algunos han señalado a Isaías 18, el cual habla de un pueblo “de gente alta y
lampiña” quien es “temido por doquier”. El pasaje además declara que esta es
una “nación poderosa cuya tierra es surcada por ríos”. El capítulo termina
afirmando que la gente de esta nación traerá “una ofrenda” al Señor cuando El
regrese a reinar desde el Monte de Sion.

Debido a que estos versículos hablan de una nación poderosa cuya tierra está
dividida por un gran río, algunos han llegado a la conclusión que la nación es
los Estados Unidos, dado que está dividida por el Río Mississipi.
Pero los versículos iniciales de este capítulo indican que está hablando de
“Cus”, el antiguo nombre de Etiopía. En la época en que Isaías escribió este
pasaje, Etiopía fue una parte del imperio egipcio y el río referido es
indudablemente el Nilo.

¿Una “aldea” de Tarsis?

Probablemente, uno de los pasajes más populares donde la gente afirma haber
encontrado a E. U. es en Ezequiel 38, donde el profeta describe una invasión
contra Israel que será lanzada en los tiempos finales por una nación “de las
partes remotas del norte”. Los versos descriptivos acerca de una potencia
norteña aclaran que esta nación es Rusia. Lo que no es tan claro es dónde
encajan los E. U. en esta invasión.

Aquéllos que nos encuentran en el pasaje, apuntan a Ezequiel 38:13 que dice
que los “mercaderes de Tarsis y todas sus aldeas” (o “leoncillos” dependiendo
de la traducción) se pronunciarán en contra de la invasión. El argumento es
que Tarsis es Bretaña y las “villas” o “leoncillos” son las naciones anglo
parlantes como los EU y Australia, que fueron fundadas por inmigrantes
británicos.

Para decir lo menos, esta es una interpretación altamente imaginativa. Su


validez está seriamente cuestionada por el hecho de que nadie conoce con
certeza la verdadera identidad de “Tarsis”. Además, recientes descubrimientos
arqueológicos indican que Tarsis fue más probablemente España, no Bretaña.

¿Una “gran águila”?


Otro pasaje favorito para aplicar la
imaginación es Apocalipsis 12:13-17. Estos versículos declaran que en la mitad
de la Tribulación, Dios le proveerá un medio de escape para el remanente judío
en Israel. Serán transportados al desierto a un lugar oculto en las “alas de una
gran águila”.

Algunas personas han agarrado estas imágenes para enseñar que los EU, cuyo
símbolo nacional es el águila, suplirán el transporte aéreo del tiempo del fin
que salvará al remanente judío.

Pero la Biblia es su propia mejor intérprete. Y cuando observa la frase “alas de


un águila”, encontrará que es la misma frase que Dios usó en Éxodo 19:4 para
describir la forma en la que Él sacó de Egipto a los israelitas. Dios es el águila,
no los Estados Unidos (vea Dt. 32:11)

¿”Babilonia la grande”?
Esto nos lleva al pasaje final más
ampliamente usado para identificar a los EU en la profecía bíblica. Es Ap. 18,
donde se describe la destrucción de “Babilonia la grande”.

No hay duda de que los EU comparten muchas similitudes con el imperio


comercial corrupto descrito en este capítulo. Pero los EU no son un
cumplimiento de Apocalipsis 18. El capítulo describe el último imperio mundial
gentil que dominará la tierra en la época de la Segunda Venida del Señor. Es el
imperio del Anticristo.

Una conclusión

Así que, ¿dónde están los Estados Unidos en la profecía bíblica? La respuesta
es que no estamos mencionados directa y específicamente. Estamos cubiertos
por las profecías generales que se relacionan con todas las naciones, pero más
allá de eso, nuestro destino del tiempo del fin debe ser un asunto de
especulación.

Las profecías generales que aplican a los EU incluyen aquéllas que dicen que
todas las naciones serán juzgadas (Is. 34:2-3) y que todas las naciones
cesarán de existir, excepto la nación de Israel 8Jer. 30:11 y 46:28)

Una especulación
Yo personalmente creo que la razón por la que los EU no están mencionados
en la profecía del tiempo del fin es porque dejaremos de ser súbitamente una
potencia mundial y, por lo tanto, no jugaremos un papel significativo en los
eventos del tiempo del fin.

La destrucción del poder americano es probable que ocurra en dos etapas. La


primera, podría ser una catástrofe económica que será el resultado de la
situación de deuda descontrolada. Nuestro dios es el dólar y el Señor va a
destruir ese dios cuando el peso de nuestra deuda colapse nuestra economía.

La segunda etapa podría ocurrir cuando Rusia lance su invasión contra Israel
(profetizada en Ezequiel 38 y 39) Creo que es muy probable que ellos lancen
un ataque nuclear preventivo contra nuestra nación, dado que nosotros somos
el único país en el mundo que posiblemente podría acudir en defensa de Israel.
Este ataque podría estar sugerido en Ez. 39:6, donde dice que caerá fuego
sobre “los que moran con seguridad en las costas”

El ataque ruso probablemente vendrá de submarinos desplegados en nuestras


costas Este y Oste. Cada submarino ruso transporta más poder de fuego que
todas las bombas lanzadas en la II Guerra Mundial. Un ataque como ése nos
daría una alarma de sólo 7 minutos, ni siquiera el tiempo suficiente para lanzar
un contra ataque.

Con los EU inmovilizados, los rusos atacarían entonces a Israel y, de acuerdo


con Ezequiel, su ejército será eliminado sobrenaturalmente por Dios en las
montañas de Israel (Ez. 39:1-4) El más grande vacío de poder en la historia de
la humanidad será creado casi de la noche a la mañana. El mundo será
envuelto por el pánico.

Dentro de ese vacío aparecerá una dinámica y carismática personalidad política


europea que será energizada por Satanás. Empezará a conducir al mundo en
su favor a través de sus propuestas brillantes de paz mundial. El mundo estará
maravillado por él (Ap. 13:8)

Una objeción
Algunos argumentan que desde el
colapso del gobierno soviético, Rusia es ahora demasiado débil como para
lanzar cualquier ataque contra Israel o los Estados Unidos. Pero la economía de
Rusia se ha recuperado debido a las vastas reservas petrolíferas de la nación, y
a que su poder militar está intacto, ¡incluyendo miles de cabezas nucleares!

De hecho, Rusia es mucho más peligrosa para el mundo actual que antes del
colapso soviético. El incremento del peligro está enraizado en la inestabilidad
del gobierno.

No hay esperanza para la democracia en Rusia, porque los valores sociales que
son esenciales para la labor de un sistema democrático no existen. Ni tampoco
hay ahí alguna experiencia histórica con la democracia. Antes de los
Comisarios, estaban los Zares.

Como predije desde el principio, el experimento con la democracia no duró


mucho. Vladimir Putin ha creado una nueva tiranía que esta obsesionada con la
expansión territorial. Putin recurrirá muy probablemente a una de las técnicas
más antiguas de gobierno – a saber, provocar problemas en el exterior para
distraer la atención del pueblo lejos de sus problemas domésticos. Ese
problema extranjero será definitivamente la invasión contra Israel.

El paralelo de Habacuc

Admito que no me gusta este escenario especulativo. Pero parece ser la


cadena de eventos más probables para mí. Cuando primero se me ocurrió, fui
repelido particularmente por la idea de que Dios usara a Rusia para juzgar a
nuestra nación. Yo pregunté: “¿Cómo puede un Dios santo castigar a aquéllos
que son malos con aquéllos que son más malos”?

Mi búsqueda por una respuesta a esa pregunta me condujo al libro de


Habacuc. Descubrí que Habacuc le hizo a Dios la misma pregunta cuando Dios
le reveló que Judá sería juzgada por una invasión de los caldeos.

Dios nunca respondió la pregunta de Habacu. Sólo invita a Habacuc a proceder


en fe, creyendo que Dios sabía mejor (Hab. 2:4) Después de una difícil batalla
espiritual, Habacuc marchó en fe y dijo “Señor, incluso si los caldeos nos
destruyeran completamente, Yo continuaré exaltando Tu nombre” (Hab. 3:17-
19)

Los caldeos llegaron. Ellos destruyeron la nación de Judá y el Templo de Dios.


Pero, ¿dónde están hoy los caldeos? En la cesta del polvo de la historia.
¿Dónde están los judíos? Reunidos en su tierra.

El punto es que Dios tiene la sabiduría y el poder para orquestar en la historia


la maldad del hombre para el triunfo de Su voluntad. No nos toca a nosotros
cuestionar Sus caminos. En lugar de eso, nos toca confiar en Él

Una conclusión sobria

Pero hay otro punto a considerar. ¿Somos más justos que los rusos? Creo que
no.

De hecho, creo que espiritualmente somos más peligrosos para el mundo que
lo que los rusos alguna vez han sido, porque somos el contaminante moral del
mundo a través de la exportación de nuestros programas de televisión
sórdidos, nuestra películas sucias, nuestra música satánica y nuestra
degradante pornografía.

Somos un pueblo que le hemos dado la espalda a Dios. El día del juicio para
nosotros será mucho más severo que para los rusos, porque “al que mucho se
le da, mucho se le pedirá” (Lc. 12:48)

Otra posibilidad

Hay otro destino posible para los Estados Unidos. Si el Rapto ocurriera hoy,
seríamos devastados porque nuestra nación contiene muchos más cristianos
nacidos de nuevo que cualquier otra nación en el mundo – más que toda
Europa Occidental combinada. Además, tenemos a muchos cristianos nacidos
de nuevo en altas posiciones de comercio y del gobierno. El Rapto reduciría
nuestra nación al caos, removiéndonos del escenario internacional como la
potencia mundial dominante.

Podemos esperar y orar que esto será el destino de nuestra nación, porque si
no lo es, nos dirigimos hacia la destrucción absoluta debido a nuestra rebelión
contra un Dios de gracia que nos ha bendecido más que a cualquier otra
nación que alguna vez haya existido.

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