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Origen y ocaso de la
INQUISICIÓN
Un fraile dominico trata
de convertir a un judío
condenado a la hoguera
(escena del Retablo de la
Santísima Trinidad, de
Vallbona de les Monges).
Martillo de disidencias
Javier Faci
pág. 64
Los heterodoxos
Asunción Doménech
pág. 69
Epitafio napoleónico
Gérard Dufour
pág. 73
E
s difícil encontrar en la histo-
riografía un problema tan de-
batido de forma contradicto-
ria, generalmente con muchos
prejuicios y de forma apasionada, co-
mo el de la aparición y arraigo de la In-
quisición como sistema y mecanismo
para la represión de algunas herejías.
Como poco, se puede decir que no ha
sido un debate que haya contribuido,
precisamente, al buen nombre del pe-
ríodo medieval. Por el contrario, ha ser-
vido de punto de partida para la for-
mación de muchos tópicos, como to-
dos con una parte de razón, relativos a
una supuesta intolerancia endémica de
esta época, oscura y tenebrosa, que se-
ría la Edad Media y que se prolongaría
en épocas posteriores en los reinos his-
pánicos. Sin embargo, una aproxima-
ción científica y desapasionada a este
fenómeno nos permite situarlo en un
contexto histórico general y compren-
derlo con más profundidad y más váli-
dos elementos técnicos.
Conviene dejar claro que la Inquisi-
ción o Tribunal del Santo Oficio no es
una creación hispánica ni aparece ex
nihilo con la bula que el papa Sixto IV
dictó en 1478 (Exigit sincerae devotio-
nis affectus), con la que se otorgaba a
los llamados Reyes Católicos una auto-
rización para crear un tribunal represor
contra la herejía y las supuestas irregu-
laridades cometidas por los judeocon-
versos. Con la bula papal nacía lo que
se ha llamado la Inquisición española o
Inquisición moderna, pero mucho
tiempo antes y de forma más general
había habido otra Inquisición, en la
que se inspiró la resucitada en 1478.
Intolerancia generalizada
Por otra parte, no es justo ver en el
nuevo impulso del siglo XV una mani-
festación de una supuesta intolerancia
hispánica. No se puede negar que las
sociedades hispánicas de fines de la
Edad Media y de la Edad Moderna no
fueron un modelo de respeto a la disi-
dencia –ninguna lo fue en la Europa
del momento–, pero me atrevería a de-
cir que las circunstancias especiales de
las sociedades medievales hispánicas,
obligadas y acostumbradas a conviven-
cias no siempre fáciles, les habían otor-
JAVIER FACI es catedrático de Historia Detalle del Auto de fe celebrado en Ávila y presidido por santo Domingo de Guzmán y
Medieval, Universitat Rovira i Virgili. Torquemada, por Pedro Berruguete (Madrid, Museo del Prado).
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Fray Tomás de Torquemada, en el centro, Diego de Deza, Inquisidor General desde la El Cardenal Cisneros fue nombrado Inquisidor
primer Inquisidor General (por Berruguete). muerte de Torquemada, en 1498, hasta 1507. General de Castilla en 1507.
gado un mayor grado de respeto, como diversos ámbitos europeos. Sabemos pondido a la jerarquía eclesiástica, los
algunos episodios puntuales en la épo- que la tortura estuvo presente en mu- Reyes Católicos consiguieron sustraer a
ca de las cruzadas hispánicas habían chas ocasiones y que el procedimiento los obispos desde un principio tan im-
mostrado. Las sociedades hispánicas incitaba a la delatio, a la acusación por portante prerrogativa, por lo que el San-
experimentaron, con el tiempo, una parte del juzgado de otros miembros to Oficio se convertía en una poderosa
conversión en persecutoras o represo- de la secta, lo que permitió en algunas arma en manos de la monarquía, inclu-
ras, pero no de forma más acentuada ocasiones las caídas masivas de las cú- so en un instrumento de gobierno cen-
que las europeas del momento. pulas de los herejes. tralizado. No cabe duda de que este he-
En latín clásico, inquisitio no signifi- Antes se mencionaba la Bula de Six- cho constituye una novedad importante
ca otra cosa que averiguación o inves- to IV de 1478, por la que se creaba la y se inscribe en el complejo proceso de
tigación, sin que tenga, en principio, Inquisición hispánica, limitada en prin- fortalecimiento de la monarquía frente a
ninguna significación procesal. La deri- cipio a la Corona de Castilla –en estas las demás fuerzas políticas, en lo que de
vación hacia una averiguación de ca-
rácter jurídico se produjo como conse-
cuencia del abandono, desde los pri- El nuevo Santo Oficio nació para ocuparse
meros momentos del Imperio, de los
sistemas tradicionales del proceso ro-
de forma prioritaria, aunque no única,
mano, y se situaba en el de la actuación del complejo problema judío y converso
de oficio por parte del funcionario, sin
que fuera precisa la instancia de parte, fechas, Fernando aún no había hereda- forma algo retórica se ha llamado la gé-
lo que exigía a aquel una averiguación do los reinos de la Corona de Aragón– nesis del Estado moderno.
o investigación. El nuevo sistema de aunque muy pronto extendida a los Por otra parte, el nuevo Santo Oficio
persecución o represión, que se justifi- mismos. Casi dos años tardaron Isabel nacía para ocuparse, de forma prefe-
caba como una forma de búsqueda del y Fernando en nombrar los primeros rente aunque no única, del complejo
arrepentimiento y la rehabilitación, na- inquisidores para el tribunal de Sevilla, problema judío y converso, que tan
cía con una vocación de dotar al acu- aunque muy pronto lo hicieron con acuciante y grave había llegado a ser
sado de unas ciertas garantías jurídicas, gran diligencia y entusiasmo. en la Baja Edad Media en los territorios
lo que explica la opinión favorable al Conviene dejar claro que la nueva In- hispánicos. No es que la Inquisición
sistema mostrada por algunos historia- quisición difería muy profundamente de anterior no hubiera tenido que tratar
dores, que justifican la actuación ecle- la anterior, aunque en algunos lugares, con dicha cuestión, pero no había sido
siástica como una forma de llevar ante como en los propios territorios de la Co- de forma tan exclusiva.
un tribunal lo que de otra manera co- rona de Aragón, ambas se sucedieron, si La cuestión judía, muy antigua ya en
rría el riesgo de resolverse en la calle. bien de forma problemática. Pero, de la Península –y en otros territorios euro-
No es fácil afirmar que existe una entrada, existía una diferencia funda- peos– se había agravado desde el adve-
continuidad lineal entre la Inquisición mental entre ambas: mientras que en la nimiento de la dinastía Trastámara, pro-
general medieval y la española de fines llamada Inquisición medieval, el nom- duciéndose muy poco después la feroz
del siglo XV, aunque así parece avalar- bramiento de los inquisidores y el con- explosión de antisemitismo de 1391, ini-
lo la perduración del procedimiento en trol general de la misma había corres- ciada en Sevilla pero que se había ex-
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MARTILLO DE DISIDENCIAS
ORIGEN Y OCASO DE LA INQUISICIÓN
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Los Reyes Católicos le dieron al Santo Oficio
Proceso de la Inquisición, según un grabado decimonónico, que ilustra la Historia de España el carácter de instrumento de la Corona
del padre Mariana, de 1854. El primer paso era, a menudo, la delación anónima. (ilustración del Marcuello)
po Diego de Deza (1498-1507), también miembro de un Tribunal. Además, tu- tio o rumor generalizado. El papel del
dominico. Deza fue obligado a dimitir vieron gran importancia las Instruccio- Inquisidor era sustancial en esta fase.
en 1507, tras la muerte de Isabel. Juana nes que iban dictando los Inquisidores Solía ser larga y el reo podía estar en-
y Felipe tomaron en este año posesión Generales, en este caso las de Torque- carcelado desde el principio o no saber
de sus reinos, momento en que se inte- mada, Deza y Cisneros, que se recopila- nada. Un fiscal elaboraba un informe
rrumpieron los procesos pendientes. La ron y publicaron en Granada en 1537, que se presentaba ante unos calificado-
inesperada muerte de Felipe, en sep- con el título de Instrucciones Antiguas. res, que podían sobreseer el expediente
tiembre de este mismo año, aumentó la Un elemento que tuvo gran impor- o iniciar la fase procesal. Si se abría pro-
incertidumbre. Fernando se volvió a ha- tancia en el procedimiento de los pri- ceso, el reo era encarcelado y se se-
cer cargo del gobierno de Castilla y meros tiempos y que fue perdiendo im- cuestraban cautelarmente sus bienes.
nombró a Cisneros Inquisidor General portancia es la promulgación del llama-
de Castilla, aunque sin jurisdicción so- do Edicto de Fe, una especie de sermón Tormento y confesión
bre la Corona de Aragón que, hasta que se encomendaba a persona de es- La fase judicial constaba de una parte
1517, tuvo su propio Tribunal. El interés pecial elocuencia y que se pronunciaba acusatoria y otra probatoria. El interro-
de la monarquía por mantener el control de forma solemne y con un claro com- gatorio del acusado era fundamental en
del Santo Oficio está presente en el tes- ponente coactivo. Se predicaba en el la primera parte. Si no confesaba, se
tamento del Rey Católico, muerto en ámbito de cada obispado y se solicitaba iniciaba la fase probatoria, en que se
1516, en el que pueden verse interesan- la denuncia de todo aquel que se opu- proporcionaba al reo un abogado. El
tes recomendaciones a su nieto Carlos a siera a las prescripciones básicas del reo se defendía a través de la prueba
favor del Santo Oficio, como instrumen- mismo, acompañándose el sistema con testifical y el tribunal decidía si se pro-
to de garantía de la fe, principal ele- un período de gracia, que autorizaba a cedía al tormento para conseguir la
mento de la unidad de los reinos. presentarse voluntariamente a todo confesión. Si ésta no se producía, el tri-
aquel que lo quisiese y que permitía te- bunal dictaba la sentencia de acuerdo
Un manual de cabecera ner una información inicial para que el con unas normas prolijas. Las penas
Es en el aspecto del procedimiento don- tribunal pudiera comenzar su labor. Es eran muy variadas, pero las cifras que
de se comprueban de forma más clara impresionante el número de reconcilia- tenemos sobre los primeros tiempos
las relaciones existentes entre la llama- dos o no condenados a muerte de los son terroríficas en cuanto a personas
da Inquisición medieval o papal y la tribunales en los primeros tiempos: muertas en Valencia o Toledo.
moderna o monárquica a que nos esta- 1.048 en Valencia (quizás el tribunal Hemos querido mostrar de forma
mos refiriendo. Hay que decir que los más duro) antes de 1488 o los 522 de aséptica la aparición y primer desarrollo
elementos fundamentales del procedi- Toledo, antes de 1500. de la Inquisición en la Historia de Espa-
miento penal y procesal estaban ya pre- La delación solía ser la forma de ini- ña. Para terminar, recordaremos con Pé-
sentes en los primeros compases y que cio del proceso, lo que confiere al sis- rez Prendes y García Cárcel que, ampa-
en algunas zonas, como en los territo- tema un carácter éticamente reproba- rados en la discrecionalidad, pudieron
rios de la Corona de Aragón, donde hu- ble. El acto de denuncia al Santo Oficio los inquisidores hacer un uso benigno
bo una continuidad completa entre am- era irreversible y el acusado no conocía del arma procesal. Pero ni la bondad de
bas instituciones, podemos verlos a tra- quién le había delatado. El proceso te- un juez o de muchos genera un sistema
vés de la influencia que siguieron ejer- nía dos fases: una indiciaria (o sumaria procesal más justo, ni el fervor justifica
ciendo algunos tratados antiguos, como o inquisitiva) en la que se producía la arrollar la dignidad, la fortuna y la fami-
el Directorium Inquisitoris (1376) de Ni- verdadera inquisitio y otra propiamen- lia de quien no la comparte. “Tampoco
colau Eimeric, un pequeño manual con- te procesal o judicial. Junto a la delatio el error de la Inquisición reside en no
tinuamente reeditado y destinado a con- por alguien concreto, podía iniciarse el haber desaparecido antes. El error es
vertirse en el libro de cabecera de todo procedimiento por una simple diffama- que haya existido alguna vez”. ■
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ORIGEN Y OCASO DE LA INQUISICIÓN
D
e los Reyes Católicos a Fer-
nando VII, durante los tres Recreación de un Auto de Fe, en
siglos y medio de su exis- una litografía del siglo XIX,
coloreada por ordenador.
tencia, el Tribunal de la In-
quisición no ofreció una imagen mo-
nolítica, por más que su fama allende
fronteras pareciera avalar lo contrario.
Símbolo por excelencia de la intransi-
gencia e intolerancia hispanas en la
Edad Moderna, el Santo Oficio fue ob-
jeto de una “recreación constante” en
el tiempo (García Cárcel), que propició
la adaptación de sus estrategias a me-
dida que iba variando el objeto de su
control.
Constituido en origen para la vigi-
lancia y represión de los falsos con-
versos o judaizantes, no tardaría en
ampliar el espectro de los sometidos a
su pesquisa. Pronto los moriscos, se-
guidos muy de cerca por los erasmis-
tas, los alumbrados, y, sobre todo, los
luteranos –la “amenaza” de la herejía
protestante se erigió como máximo
peligro para la católica monarquía his-
pana durante casi dos centurias–, nu-
trirían las filas de quienes iban a en-
contrarse en su punto de mira. Y no
sólo ellos, pues la persecución de la
heterodoxia en su más amplio sentido,
tanto doctrinal como de costumbres,
llevó ante los jueces inquisitoriales a
quienes actuaban al margen de las
normas establecidas, singularmente en
cuestiones de moral sexual: bígamos,
sodomitas o solicitantes en confesión,
entre otros, fueron así ampliando el
elenco de sus víctimas.
Por otra parte, la evolución del Tri-
bunal estuvo asimismo condicionada
por su singular imbricación institucio-
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Estatua orante del gran inquisidor Fernando de Valdés, por Pompeo El reformador Martín Lutero predicando, según una ilustración
Leoni (Colegiata de Santa María de Salas de Asturias, siglo XVI). cromolitográfica de la Historia de Europa, de Emilio Castelar (1896).
nal entre los dos grandes poderes, el les en el celo inquisitorial: así en 1528, Diego de Espinosa, dictó, en 1571,
Estado y la Iglesia, en una sociedad en se produce la primera condena de un normas precisas para que se archivara
la que lo sagrado y lo profano no mos- luterano (Diego de Uceda) y, en 1529, cuidadosamente toda la documenta-
traban una clara divisoria; de alguna fueron procesados los alumbrados de ción referente a los procesos, lo que
forma, su historia es la de un tercer po- Toledo. ha permitido establecer, andando el
der, que pretendió más que consiguió Coincidiendo con la última década tiempo y no pocas investigaciones, las
mantener una cierta independencia de reinado carolino, se asiste a una sus- cifras de afectados, así como conocer
frente a ambos, y la de la utilización tantiva normativación de los procedi- los más diversos aspectos de muchas
que tanto uno como otra trataron de mientos del Tribunal, derivada de los de las causas.
hacer de su persuasiva fuerza en las nuevos aires de eficiencia y rigor que
distintas circunstancias. imprime el mandato de Fernando de Utilización política
En los primeros años del reinado de Valdés como Inquisidor General (1546- Con Felipe II se asiste a uno de los pe-
Carlos I (1517-1556), siguió siendo el 1566), una orientación que dará sus riodos de mayor rigor inquisitorial. Se
problema converso el que primaba en frutos ya bajo el reinado de Felipe II conocen con todo detalle algunos de
la actuación del Tribunal. Todavía en (1556-1598). los procesos más sonados, por ejemplo,
1524, por poner un ejemplo, fueron Si el primer Índice de libros prohibi- el del arzobispo de Toledo, Bartolomé
quemados en la hoguera, en Valencia, dos se publicó en 1559, dos años des- de Carranza, encausado por la edición
los padres del humanista Luis Vives (su pués se dictaron las primeras Instruc- de unos Comentarios al Catecismo; los
madre, ya fallecida, tan sólo pudo ser- ciones para el funcionamiento del San- dos periodos de su enjuiciamiento, pri-
lo en efigie). No tardarían, sin embar- to Oficio. Fueron aquéllos los años del mero en España y luego en Roma, en-
go, en encontrar competencia los ju- gran temor a la ofensiva protestante y tre 1559 y 1579, tuvieron honda reper-
daizantes ante el celo inquisitorial; los cualquier delación o la más mínima cusión, como ha estudiado Tellechea,
moriscos y, sobre todo, los acusados de sospecha ponían en marcha la máqui- en las relaciones entre la monarquía y
herejía protestante vendrían a sustituir- na inquisitorial. El sucesor de Valdés, el papado. Otro que en sí mismo no re-
70
LOS HETERODOXOS
ORIGEN Y OCASO DE LA INQUISICIÓN
Antonio Pérez liberado de la cárcel de los manifestados por el pueblo de Zaragoza, en 1521 (por Manuel Ferrán, 1864, Museo del Prado).
vestía una trascendencia comparable, y su acogida al fuero de Aragón, re- la Inquisición durante todo este reina-
pero quizá haya sido de los de mayor clamando el amparo del Justicia Mayor do. El mayor número corresponde a
huella en la memoria colectiva fue el de aquel reino, provocaron la inter- los moriscos (8.000) y a individuos acu-
que supuso el encarcelamiento, bajo vención del Santo Oficio, en una clara sados de proposiciones heréticas
acusación de herejía, durante cuatro muestra de instrumentalización políti- (8.000), mientras que los luteranos
años (1572-1576), de Fray Luis de León, ca. Pérez fue procesado y condenado (2.000) y los judaizantes (1.500) que-
con su consiguiente alejamiento de las bajo las acusaciones de blasfemia, he- dan muy lejos del monto de aquellos
aulas salmantinas, en las que, una vez rejía y sodomía, pero como había con- dos primeros grupos. Se trata de un ba-
liberado, reanudó sus clases con la cé-
lebre frase “decíamos ayer…”.
Mayor impacto, sin duda, por lo que En aquellos años de temor a la ofensiva
respecta a la propia Inquisición, así
como a la fama internacional de la
protestante, la más mínima sospecha ponía
monarquía del rey Felipe, pues nutri- en marcha la máquina inquisitorial
ría capítulos y capítulos de la llamada
“leyenda negra”, de tanta trascenden- seguido escapar a Francia, fue relaja- lance que no debe extrañar, sobre to-
cia para la imagen de España en el si- do en efigie, en 1593, junto a otros 87 do, si se tiene en cuenta la agudización
glo XVI, tuvo todo el proceso en tor- reos, entre los que se contaban moris- del problema morisco, que tuvo su mo-
no al secretario del rey, Antonio Pérez, cos, bígamos y herejes. mento álgido durante su rebelión de
en el contexto de la crisis política de Cuenteos rigurosos, partiendo de es- 1568, y que explica también la gran ac-
los años noventa. Su huida de Madrid, tudios sobre la documentación de la tividad de los tribunales de Granada,
para sustraerse a una investigación re- época, tal como han publicado R. Gar- Valencia y Zaragoza, zonas donde en-
lacionada con el asesinato de Escobe- cía Cárcel y Doris Moreno, establecen tonces la presencia mudéjar era muy
do, secretario de don Juan de Austria, la cifra de unos 25.000 procesados por significativa. Este problema desembo-
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caría en 1609, ya reinando Felipe III, maravillosos que la monaja decía haber
en la expulsión definitiva de los moris- experimentado, figuraba nada menos
cos de todo el país. que la bilocación: sin moverse de su
convento soriano afirmaba haber esta-
Brujas e inquisidores do, a la vez, predicando en las tierras
Con el primero de los llamados Austrias mexicanas de Nueva España…
menores, la Inquisición parece entrar De nuevo con Carlos II, no en vano
en un periodo de relativa calma, en el llamado “el hechizado”, fue el entorno
que va acentuándose su función de del rey campo de investigación inquisi-
control de las costumbres y los modos torial, en este caso debido a los conju-
de vida, que será característica de su ros de que éste había sido objeto por
actividad a lo largo del siglo XVII, parte de algunos de sus confesores, co-
cuando se convierte en la más firme mo fray Froilán Díaz.
guardiana de la aplicación en España Pese a todo ello, no puede olvidarse
de las normas de Trento, aunque con que el Santo Oficio seguía persiguiendo
un éxito muy dispar, a tenor de las in- el más mínimo atisbo de herejía, prueba
vestigaciones existentes. Por ejemplo, de lo cual es el número de procesados
su efectividad en Toledo, acreditada por protestantismo, que para el mencio- tentos fallidos de reforma del Tribunal,
por Dedieu, contrasta notablemente nado periodo de 1615-1700, alcanza la cuya labor se centraba en aquel mo-
con su escasa influencia en las diócesis cifra de 3.127, sin olvidar tampoco a los mento, primordialmente, en el control
catalanas, donde la ignorancia de los judaizantes (2.673) y a los moriscos de la difusión de la cultura a través de
preceptos tridentinos en esta misma (1.462), grupos todos, sin embargo, jun- libros y folletos, actividad en la que al-
época resultaba flagrante, tal como ha to a los que crece el volumen de los en- gunos ministros ilustrados de la Coro-
demostrado Kamen. causados por desviaciones sexuales na, como Campomanes u Olavide, tra-
En estos años, sin embargo, tuvo lu- (más de un millar) o por solicitación en taron de intervenir.
gar un importante proceso contra la confesión (en torno a medio millar). El canto del cisne llegaría tras la
brujería, que desembocó en el Auto de muerte de Carlos III y el estallido de la
Fe de Logroño, en 1610, una excepción Una Inquisición diferente Revolución Francesa. La colaboración
que conectaba España con la furia an- El inicio del siglo XVIII, con la instau- inquisitorial le vino como anillo al de-
tibrujeril europea y que hasta entonces ración de la dinastía borbónica y las re- do a un asustado Floridablanca, que
no había encontrado excesivo eco en novadoras corrientes del absolutismo trataba de establecer un “cordón sani-
las filas de los inquisidores. La perse- de raíz ilustrada, produjo un reacomo- tario” en la frontera francesa, para evi-
cución de toda suerte de supersticiones do en la institución inquisitorial que no tar la difusión en España de las ideas y
sí se convertiría durante esta época en fue precisamente un signo de decaden- proclamas revolucionarias. Cabarrús, Jo-
capítulo importante de la acción del Tri- cia, como se ha considerado. De un vellanos y Campomanes, en distinto gra-
bunal: hubo más de dos millares de Santo Oficio plegado, por ejemplo en do, sufrieron por esa nueva utilización.
procesos por estas causas, entre 1615- Castilla, a Felipe V, durante la Guerra A pesar de estos últimos servicios, la
1700. de Sucesión, se pasó, terminada ésta, a Inquisición, convertida en piedra arro-
De otro lado, durante el reinado de un Tribunal que acogía a todos aque- jadiza entre ilustrados liberales y abso-
Felipe IV, el Santo Oficio sufrió los em- llos que se oponían a las políticas re- lutistas, se encaminaba irremisiblemen-
bates de la política militarista impulsada galistas impulsadas desde los aledaños te hacia su ocaso. Faltaban pocos años
por Olivares, que provocó la rebelión del Trono, de ahí el proceso de Mel- para que, sin duda convencido, entre
catalana y la portuguesa de 1640 y que chor de Macanaz. otros motivos de peso, por la pertinen-
llegó a poner en peligro la continuidad No por ello abandonaba la Inquisi- cia de la definición del Santo Oficio
misma del Tribunal, instrumentalizado a ción su principal quehacer y, durante el que daba la Enciclopedia francesa
todas luces por el poder político e im- reinado del primer Borbón, se produjo –“tribunal fanático, eterno obstáculo a
plicado en conflictos cortesanos. Sin ir un millar y medio de procesos contra los progresos del ingenio, a la cultura
más lejos, una persona muy cercana al judaizantes y moriscos. Con Fernando de las artes, a la introducción de la fe-
monarca, su corresponsal y consejera VI, ferviente defensor de los jesuitas, licidad”– Napoleón Bonaparte decreta-
sor María de Ágreda, fue investigada tres serían los posibles jansenistas el blanco ra su supresión en diciembre de 1809,
veces, aunque sin consecuencias, por la del celo inquisitorial y, con Carlos III, a los pocos meses de iniciada la inva-
Inquisición; claro que, entre los hechos al acentuarse el regalismo, hubo dos in- sión francesa de la Península. ■
72
ORIGEN Y OCASO DE LA INQUISICIÓN
Napoleón puso el
EPITAFIO
El 4 de diciembre de 1808, Napoleón disolvió en Chamartín el temido
Santo Oficio. Aunque Fernando VII lo restableció brevemente,
la Inquisición había sido herida de muerte. Gérard Dufour evalúa
el impacto de la medida en la opinión pública francesa y la española
A
regañadientes, ante las re-
No hubo remedio, de la serie Los
presentaciones de los dipu- caprichos de Goya, aguafuerte y
tados a la pretendida Asam- aguatinta, de 1797 (Madrid,
blea Nacional que había Museo del Prado).
convocado en Bayona –capitaneados
por el consejero del Santo Oficio Etten-
hard–, Napoleón había renunciado a su
proyecto de incluir la abolición del te-
mido Tribunal entre los artículos de la
Constitución por la cual pretendía re-
generar a España. Sin embargo, no ha-
bía desistido de su proyecto y, cuando
seis meses después, el 4 de diciembre
de 1808, se dispuso a etrar como con-
quistador en Madrid a la cabeza de su
ejército, firmó en Chamartín el decreto
que ponía un término definitivo a la ac-
tuación de la Inquisición.
Obviamente, la Gaceta de Madrid
–que siempre había actuado como bo-
letín oficial de la Corona, pero que ba-
jo los franceses, sería dirigida por el
propio ministro de Policía–, publicó di-
cho decreto, así como los demás firma-
dos por el Emperador ese mismo día.
Lo hizo en un número extraordinario
que salió el domingo 11 de diciembre
y, a partir de esta fecha, no perdió ni la
más mínima oportunidad de remachar
el clavo e insistir en lo bien fundado de
una decisión destinada a devolver a la
Nación la libertad y la felicidad.
Así, cuatro días después, en un suple-
mento al número del jueves 15 de di-
ciembre, se podía leer, reproducida del
73
leer denuncias virulentas en contra de
Por mover la lengua de otro un Tribunal fustigado por Montesquieu,
modo. Este dibujo satírico de Voltaire y todos los que la República de
Goya alude al carácter represivo las Letras contaba como filósofos. Auto-
de la Inquisición (Madrid, Museo res inspirados por el poder se apresura-
del Prado). ron a escribir dramas que ponían en es-
cena la inhumanidad del Santo Oficio y
de sus ministros y que se representaron
en los teatros parisinos durante toda la
temporada de 1809: Barré, Radet y Des-
fontaines se pusieron a tres manos para
redactar Le Peintre français en Espagne
ou le Dernier Soupir de l'Inquisition (El
Pintor francés en España, o el último
suspiro de la Inquisición). Cuvelier de
la Trie firmó solo La Belle Espagnole ou
l'Entrée triomphale des Français à Ma-
drid (La Hermosa Española o La entra-
da triunfal de los Franceses en Madrid)
donde el Inquisidor Tartufos –clarísima
alusión a la celebérrima obra de Moliè-
re– intentaba abusar de una inocente
doncella, salvada de la deshonra por la
intervención de las tropas de Napoleón,
verdadero héroe de la comedia.
74
NAPOLEÓN PUSO EL EPITAFIO
ORIGEN Y OCASO DE LA INQUISICIÓN
Entrada de Napoleón en Madrid, de un grabador francés anónimo, que nunca estuvo en la capital española (Madrid, Museo Municipal).
dactado el libro y sus consiguientes de las Letras, justamente abolida por Logroño en los días 7 y 8 de noviembre
equivocaciones –¡al célebre Torque- Napoleón, que por ello merecía toda la del año de 1610. En realidad, el bachi-
mada, se le llamaba Torrecremata!– gratitud de los españoles. Por motivos ller Ginés de Posadilla no era sino el
descalificaron la obra, que ni siquiera desconocidos, no se realizó la edición propio Moratín, que atacaba al Santo
fue anunciada en la Gaceta de Madrid proyectada. Pero, en octubre del mis- Oficio de manera sumamente hábil:
que, en cambio, no escatimó sus es- mo 1811, se pudo comprar en el des- por una parte, el documento histórico,
fuerzos para dar a conocer otro traba- pacho de la Imprenta Real, por cuatro con la enumeración de las víctimas y la
jo, mucho más serio, también publica- reales una reedición, “ilustrada con no- descripción de los suplicios, denuncia-
do en París, sobre el Santo Oficio, His- tas por el bachiller Ginés de Posadilla, ba la inhumanidad del sistema inquisi-
torias de las Inquisiciones de Italia, Es- natural de Yébenes”, de la Relación del torial; por otra, las notas burlescas que
paña y Portugal. Tres días seguidos, Auto de fe celebrado en la ciudad de añadía el editor ponían de manifiesto
los 30 y 31 de enero y 1 de febrero de lo absurdo de un sistema que conde-
1810, se pudieron leer en la Gaceta naba a muerte a pobres campesinos
largos extractos de la obra, haciéndo- víctimas de su irracionalidad y de su
se así innecesaria su traducción para credulidad. Con toda evidencia, los do-
que todos estuvieran al tanto de las te- cumentos históricos resultaban más efi-
sis, evidentemente anti-inquisitoriales, caces que los literarios para despresti-
que defendía. giar al Santo Oficio, lo que no pasó de-
Los afrancesados, que habían tarda- sapercibido entre los afrancesados.
do bastante, metieron mano a la obra.
En 1811, el celebérrimo autor de El sí Ecos en la Prensa
de las niñas, Leandro Fernández de Obviamente, la Gaceta de Madrid
Moratín, que había sido uno de los pri- anunció inmediatamente esta publica-
meros condecorados por la nueva di- ción a sus lectores. Lo hizo el 28 de oc-
nastía con la cruz de caballero de la tubre, pero llegó a tal extremo la vo-
Real Orden de España, vulgo “la be- luntad de sus redactores de probar,
renjena”, se propuso editar Fray Ge- fuera como fuese, la rectitud y lo bien
rundio, del P. Isla, con un prólogo en José I descubrió la fuerza que tenía la Iglesia fundado de la decisión tomada en Cha-
el que explicaba que la obra había sido entre los españoles y hubo de hacerle martín por Napoleón, que tres sema-
prohibida por la Inquisición, liberticida concesiones para no perder más popularidad. nas después, el 18 de noviembre de
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1811, no dudaron en reproducir, sin el
menor comentario –demostrando así
su total conformidad– artículos relati-
vos a la Inquisición anteriormente pu-
blicados en Cádiz, en periódicos libe-
rales, como El Redactor general, que
anunciaba un libro titulado Incompati-
bilidad de la libertad española con el
restablecimiento de la Inquisición por
Ingenuo Torquato o el Diario mercan-
til, que había declarado: “Dicen algu-
nos que sólo los incrédulos temen la
Inquisición; pero estas son injurias:
hombres sabios y virtuosos han decla-
mado contra ella”.
Esta voluntad de evidenciar que, in-
cluso entre los “insurrectos” (como de-
cían), todos los espíritus ilustrados coin-
cidían en aprobar la abolición del San-
to Oficio llevó a reiterar varias veces, en Juan Antonio Llorente, ex secretario del Leandro Fernández de Moratín agradeció a
la Gaceta de Madrid, este tipo de infor- tribunal de la Inquisición de Corte, escribió la Napoleón, en 1811, que aboliera la Inquisición
mación procedente de Cádiz hasta que primera historia crítica del Santo Oficio. (por Goya, Real Academia de S. Fernando).
José tuvo que abandonar Madrid por
segunda vez, del 11 de agosto al 4 de mentos que sus anteriores funciones de pluma de Luis Gutiérrez) Cornelia Bo-
noviembre de 1812. Así, el 4 de enero Director de los Bienes Nacionales le rorquia, publicada por primera vez en
de 1812, la Gaceta de Madrid citó con habían permitido reunir con cierta faci- París en 1801, que ya había sido reedi-
la mayor complacencia los comentarios lidad en los archivos de la Suprema y tada dos veces en Francia y que, a pe-
sobre el Santo Oficio del periódico li- de otros tribunales del Santo Oficio, de- sar de haber sido incluida en el Indice
beral gaditano El Semanimpreciario pa- fendía la tesis –fundamental desde la expurgatorio del Santo Oficio y del fu-
triótico y se hizo el eco de la publica- óptica ilustrada– de que la Inquisición ror que provocaba entre los inquisido-
ción de La Inquisición sin máscara (sin no había sido fundada con arreglo a las res, que la consideraban ofensiva a su
mención de autor, pero de Puigblanch); leyes fundamentales de Castilla y de condición, ya había circulado amplia-
asimismo, el 22 de junio, dio un extrac- Aragón, o sea a la Constitución antigua mente en España. En esta obra, en la
to de la Relación del auto general del 30 de España, con la que en cambio “los que se podía leer que “toda religión in-
de junio de 1680, salida también de las Napoleones” (el Emperador y su her- tolerante es una religión falsa”, no se
prensas gaditanas, y reprodujo unas mano José) se habían conformado ex- hablaba de historia o de derecho, sino
Observaciones importantísimas sobre la tinguiéndola. Se decidió dar la mayor de humanidad violada por los apetitos
Inquisición, originalmente impreso en publicidad a esta obra político-históri- desenfrenados y la crueldad de los in-
El Redactor general.
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NAPOLEÓN PUSO EL EPITAFIO
ORIGEN Y OCASO DE LA INQUISICIÓN
Traidores famosos Aunque nunca se citó el nombre del futación, publicó el periódico liberal
Si en Madrid los afrancesados no habían autor, la Comisión encargada de re- El Semanario político:
tenido empacho ninguno para dar cuen- dactar un dictamen sobre esta cuestión Lógica censoria :
ta de los libros anti-inquisitoriales publi- confesó que había hecho venir de Ma- el tribunal de la inquisición
cados en Cádiz, en la capital gaditana drid (entonces de nuevo ocupado por fue abolido por Napoleón.
tampoco hubo dificultad para utilizar las los franceses) un libro “con nota de re- Los periodistas tratan que sea abolido.
obras de los “famosos traidores”. En servado” que, con toda evidencia, era Ergo son espías de Napoleón.
1812, se puso a disposición del público la Memoria histórica sobre cuál había Esta colusión entre liberales y afran-
la Relación del auto de fé de Logroño sido la opinión nacional de España cesados en la lucha contra el Santo Ofi-
anotada por Leandro Fernández de Mo- acerca del tribunal de la Inquisición, cio resulta evidente también, cuando
ratín –¡editada por la imprenta Tormen- ya que todos los documentos históri- miramos las condiciones en las cuales
taria!–. En cuanto a los diputados libera- cos citados en las discusiones de las fue editada otra obra de Juan Antonio
les, hicieron su Biblia de la Memoria Cortes son los que Llorente había ex- Llorente, Anales de la Inquisición de
histórica… de Llorente en el largo y traído de los archivos de la Inquisición España. El 6 de mayo de 1813, la aún
prolijo debate que, del 8 de diciembre para publicarlos en esta obra. Tan evi- afrancesada Gaceta de Madrid anunció,
de 1812 al 5 de febrero de 1813, les opu- dente resultó la colusión entre libera- en tono ditirámbico, que se empezaban
so a los serviles sobre la compatibilidad les y afrancesados respecto a la Inqui- a publicar estos Anales, cuya impresión
o no del Santo Oficio con la Constitu- sición que los serviles no se privaron del primer tomo ya estaba realizada y
ción de la Monarquía española, promul- de denunciarla, como prueban estos la del segundo bien adelantada. El im-
gada el 18 de marzo de 1812. versos paródicos que, a modo de re- presor, Ibarra, que había datado el pri-
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Más aún, como consecuencia de la si-
tuación catastrófica en la que se hallaba
José, la Gaceta de Madrid ya no ponía
su esperanza de ver definitivamente
abolida la Inquisición en el rey intruso,
sino en las Cortes, como prueba este co-
mentario que puede leerse en el núme-
ro del 5 de mayo: “De todos estos he-
chos consignados en los periódicos de
Cádiz, se puede inferir el estado de ilus-
tración de una parte de la nación y lo
que habría que esperar si por sí misma
había de hacer las urgentes reformas
que necesita”. Y como para sellar esta
alianza de los afrancesados y de los li-
berales en contra del Santo Oficio, en su
penúltimo número, el 16 de mayo de
1813, la Gaceta de Madrid publicó un
artículo del periódico gaditano con esta
introducción, en la que no se atribuía el
mérito de la abolición a Napoleón, sino
a las Cortes: “Destruida la Inquisición
por las Cortes de Cádiz, hicieron éstas
publicar un manifiesto para instruir al
pueblo de las razones y fundamentos
que habían tenido para abolir este tri-
bunal; mandándolo leer en las parro-
quias tres días festivos al ofertorio de la
misa mayor. Esta última providencia su-
frió la mayor contradicción por parte del
clero de Cádiz; se reclamó por tres ve-
ces por medio de fuertes representacio-
nes a las Cortes y era por el contrario el
asunto de la censura cuya mañana se
había leído en el congreso y desprecio
del partido servil. La Regencia, ya vaci-
lante, fue acusada de connivencia en es-
ta falta de cumplimiento del decreto de
las Cortes y este incidente precipitó su
caída en la noche del 8 de marzo, en cu-
ya mañana se había leído en el congre-
so contra la publicación del manifiesto,
el que, mudada la Regencia, se leyó al
Fernando VII restableció la Inquisición a su regreso del exilio, aunque el Santo Oficio fin en las parroquias del modo que ma-
desapareció definitivamente en 1820 (miniatura de 1818, Madrid, Colección Particular). nifestaba el siguiente extracto de un ar-
ticulo de El Conciso...”
mer volumen de 1812, había debido rasen en las librerías como los demás,
hacer una tirada importante y contaba entre los papeles anti-inquisitoriales Un triunfo efímero
con una amplia difusión, ya que se pre- que se ofrecieron entonces a los ma- Desde este punto de vista, para los
cisaba que habría una rebaja de un real drileños liberados del yugo francés, li- afrancesados, que estaban sufriendo
–sobre un precio de doce reales– por bros entre los cuales figuraron dictá- una durísima derrota político-militar, la
tomo para quien comprara nada menos menes sobre su abolición como el de victoria de los liberales era también su
que cien ejemplares. Pero lo más lla- Padrón, otros más polémicos como victoria: si no habían vencido, habían
mativo es que la entrada de las tropas Banderilla de fuego al Filósofo rancio convencido de la necesidad de la re-
de la Regencia en Madrid, el 28 del mis- sobre el tribunal de la Inquisición y forma que habían emprendido en ma-
mo mes, tan sólo dos semanas después hasta una composición poética: Os ro- teria de religión y de libertad.
del anuncio en la Gaceta, no impidió la gos dum Gallego. Graciosa crítica en Esta victoria de los adversarios del
salida de las prensas del segundo tomo verso en dialecto gallego contra los abu- Santo Oficio duró poco. Los libreros no
y que los Anales de la Inquisición figu- sos de la Inquisición. tardaron en ofrecer a sus clientes libros
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NAPOLEÓN PUSO EL EPITAFIO
ORIGEN Y OCASO DE LA INQUISICIÓN
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