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DOSSIER

Augusto crea el Imperio


Roma, año cero
54. En busca de
un heredero
José Manuel Roldán

60. Roma, la
capital del mundo
Juan José Sayas

66. Un Imperio La Gemma Augustea, camafeo que representa la apoteosis del Princeps (Viena, Kunsthistorisches M.).
para la eternidad
Manuel Salinas

La longevidad del Imperio romano se debió a la capacidad de


Augusto para crear un sistema de poder absoluto bajo la
apariencia de respeto a los valores republicanos. El heredero de
Julio César delimitó el territorio, diseñó instituciones estables para
administrarlo y transformó a la provinciana capital del Lacio en
una ciudad universal, cuyo programa arquitectónico la convertía
en la mejor arma propagandística del emperador. La solidez de
este edificio imperial le permitió desafiar a los siglos
53
En busca de un
HEREDERO
La larga vida del Imperio romano se debió a la habilidad de su fundador,
Octavio, para dotar a su poder absoluto de una apariencia republicana,
pero su gran pesadilla fue encontrar el heredero adecuado. JOSÉ MANUEL
ROLDÁN desgrana la cadena de traspiés que convirtió la búsqueda en una
angustiosa carrera

E
l 21 de febrero del año 4, con
la muerte prematura de Cayo
César, se esfumó para su abue-
lo Augusto la esperanza de po-
der transmitir el poder a un miembro de
su familia de sangre. Se abría el cami-
no de la sucesión para el hijastro del
Princeps, Tiberio Claudio Nerón, así co-
mo la definitiva consolidación de un ré-
gimen pacientemente creado sobre las
ruinas de una república agonizante.
Tras la victoria de Accio, que acabó
con trece años de guerra civil, César Oc-
taviano, el hijo adoptivo y heredero del
dictador Julio César, hubo de enfrentar-
se a la difícil tarea de dar a su poder per-
sonal una base legal. La normalización
de la vida pública y los problemas in-
mediatos que esta normalización con-
llevaba apuntaban a una única solución:
la creación de un nuevo régimen. Su
construcción, en un largo proceso que
maduró lentamente, dio lugar a uno de política, lenta, prudente, pero extraor- determinaciones legales, paulatinamen-
los edificios políticos más duraderos dinariamente hábil, de Octaviano en la te construidas a lo largo de su dilatado
de la Historia: el Imperio romano. construcción de su delicado papel a la gobierno.
Este régimen debía ser el fruto de un cabeza del Estado, que él mismo califi-
múltiple compromiso entre la realidad có en su testamento político –las Res ges- Acto teatral
de un poder absoluto y las formas idea- tae– con el nombre de Principado. En el año 27 a.C., en un teatral acto cui-
les republicanas, entre las exigencias y El término Princeps designaba en épo- dadosamente preparado, el joven César,
tendencias de los diferentes estratos de ca republicana al personaje que, por que había incorporado a su nombre el
la sociedad, entre vencedores y venci- acumulación de virtudes e influencia, título de Imperator, con el que los sol-
dos. Este compromiso explica la acción ocupaba un lugar preeminente en el or- dados aclamaban a su general victorio-
denamiento político y social. Octaviano so, devolvió al Senado y al pueblo los
JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS es catedrático lo utilizó para definir su posición sobre poderes extraordinarios que había
de Historia Antigua, UCM. el Estado, a través de un conjunto de disfrutado y declaró solemnemente la

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AUGUSTO CREA EL IMPERIO

Busto de mármol
del emperador
Augusto, que
incorporó a su
nombre el título de
Imperator en 27 a.C.
(Munich, Staatliche
Glyptotek). En la
página opuesta,
Julio César adopta
a Octavio, tapiz
de la serie Historia
del emperador
Octavio, del siglo XVI
(Patrimonio Nacional).

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EL CÍRCULO DEL PODER restitución de la res publica. El Senado, convocar asambleas, proponer leyes y
en correspondencia, le suplicó que ejercer el derecho de veto.
Marcelo aceptara la protección y defensa del Es- Imperium proconsular y tribunicia po-
Marco Claudio Marcelo fue el hijo de Octa- tado y le otorgó nuevos honores, entre testas, renovada anualmente, fueron los
via, hermana de Augusto, escogido por el
Princeps para casarlo con su hija Julia en
ellos, el título de Augustus, un oscuro dos pilares del Principado desde el año
25 a.C. El gesto parecía término de carácter estrictamente reli- 23, que venían a dar legalidad al poder
indicar que Augusto pen- gioso, que elevaba a su portador por en- real del Princeps, basado en el ejército
saba en él para la suce- cima de la dimensión humana. La pro- y el pueblo. Los nuevos instrumentos de
sión y en dos años fue tección del Estado autorizaba al Impe- gobierno no eran magistraturas, sino po-
acumulando honores y rator Caesar Augustus a conservar sus deres desgajados de las magistraturas co-
cargos. En el año 23, sin
poderes militares extraordinarios, el im- rrespondientes, sin las limitaciones esen-
embargo, el joven falle-
ció prematuramente. perium, sobre las provincias no pacifi- ciales del orden republicano: la cole-
cadas o amenazadas por un peligro ex- gialidad y la anualidad. Así, con el res-
terior, es decir, aquellas que contaban peto de la legalidad republicana en el
Agripa
Marco Vipsanio Agripa (63-12 a.C.) era un con la presencia estable de un ejército. plano formal, se producía una sustancial
senador amigo de Augusto. Tras la muerte El acto no significaba, ni podía ha- centralización de poderes, mediante una
de Marcelo, casó con Julia y el emperador cerlo, una restauración de la res publica utilización sui generis de las institucio-
adoptó a sus dos hijos, como gobierno de la nobilitas, de la aris- nes ciudadanas.
Cayo y Lucio. Fue el artí- tocracia senatorial. Se trataba de un com-
fice de la victoria sobre promiso político, evidentemente pacta- La difícil transmisión del poder
los cántabros. Mandó ha-
do, no sólo entre Augusto y el Senado, Pero un régimen no puede considerar-
cer un mapa del mundo
que estuvo expuesto en sino entre las distintas fuerzas que bas- se consolidado si no asegura su conti-
Roma, en el Pórtico de culaban entre tradiciones republicanas nuidad. El Principado no podía ser la ex-
Agripa, tras su muerte. y tendencias monárquicas. En él, con cepción y, en la búsqueda de una su-
la restitución de la res publica, se reco- cesión legítima, se manifestó durante to-
Julia nocía legalmente la posición de Augus- da su existencia la auténtica debilidad
La hija de Augusto y Escribonia ha pasado a to sobre el Estado, su auctoritas, un con- de esta construcción política tan pa-
la Historia como una mujer disipada y fue cepto jurídico y moral, que se conver- cientemente edificada. La historia del
siempre una pieza de la política de su padre tiría en la pieza maestra del edificio po- Principado, y del Imperio en suma, es,
en busca de sucesor. Ca-
lítico del Principado, como eje del equi- en no pequeña medida, la historia de la
só primero con Marcelo;
después, con Agripa y, librio estable entre el poder monárqui- transmisión del poder. Los expedientes
tras la muerte de éste, co de Augusto y la constitución formal- diversos utilizados –herencia, adopción,
con Tiberio, hijo de Livia. mente republicana. aclamación militar, elección por el Se-
Fue desterrada a la isla
Pandataria, por su con-
ducta sexual.
la historia del Imperio es en gran medida
producto de los problemas creados por
Livia
Livia Drusila (58 a.C.-29 d.C.) fue mujer la transmisión de un poder casi ilimitado
de Tiberio Claudio Nerón, del que concibió
al futuro emperador Tiberio. Augusto se Pero la ordenación del 27 fue provi- nado, usurpación– muestran hasta qué
enamoró de ella y la obli- sional. En el año 23 a.C., razones no del punto la monarquía de Augusto fue un
gó a divorciarse para ca- todo claras empujaron a Augusto a re- gobierno en solitario, conseguido gra-
sarse con él, en 38 a.C. plantear su posición sobre el Estado, pa- cias a la ilimitada acumulación de au-
Tuvo mucha influencia ra conseguir mayores garantías de po- toridad y poderes en su persona y, por
en la política de su mari- der. Depuso el consulado, que había re- ello, difícilmente transmisible, menos
do y ha pasado a la His-
toria con el perfil de una
vestido ininterrumpidamente desde el aún por su trabazón con legalismos re-
mujer calculadora. año 31, y el Senado, como compensa- publicanos, no por vacíos de contenido,
ción, decretó concederle las competen- privados del todo de efectividad.
cias de los tribunos de la plebe (tribu- Puesto que el Senado podía decidir
Tiberio
El heredero de Augusto nació en Roma el
nicia potestas) a título vitalicio y un im- libremente sobre la forma de Estado y
año 42 a.C. y vivió hasta el 37 d.C. El Prin- perium proconsular maius, superior al sobre el mantenimiento del nuevo or-
ceps le confió misiones en Armenia, Galia, resto de los magistrados, sobre todas las den, era imposible para Augusto desig-
Panonia y Germania y le provincias del Imperio. Aun sin los po- nar de forma vinculante un sucesor. Pe-
obligó a casarse con su deres de cónsul, el imperium le pro- ro sí podía contar con el respeto de su
hija Julia, antes de adop- porcionaba el control sobre las provin- voluntad por parte del Senado y en par-
tarlo formalmente. Tras el
cias y sobre el ejército, mientras la po- ticular podía crear tales relaciones de
desastre de Varo, se con-
virtió en jefe del ejército testad tribunicia le ofrecía un instru- fuerza, fundamentadas jurídicamente,
romano. Sucedió a Au- mento eficaz para controlar la vida po- que la asamblea sólo tuviera que repre-
gusto en 14 d.C. lítica en Roma, con la posibilidad de sentar la apariciencia de una elección.

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EN BUSCA DE UN HEREDERO
AUGUSTO CREA EL IMPERIO

Octavio rehúsa las insignias de soberanía.


El teatral gesto del Princeps ilustra un tapiz
de la serie Historia del emperador Octavio
del siglo XVI (Patrimonio Nacional).

Esas relaciones de fuerza se basaron, por


un lado, en la caracterización del futuro
sucesor como hijo y heredero civil –así
lo había hecho su tío abuelo César con
él cuando, adoptándolo, le transmitió
con su fortuna personal todo su inmen-
so patrimonio político–. Por otra, en el
otorgamiento al designado de las dos
piezas clave del poder, convirtiéndolo
en una especie de corregente: la potes-
tad tribunicia y el mismo poder que Au-
gusto ostentaba sobre las provincias y
los ejércitos del imperio, un imperium
proconsulare maius.
Augusto se planteó muy pronto –qui-
zá por su débil salud, pero también por
su sentido de responsabilidad política–
el problema de la sucesión en la direc-
ción del Estado. La ausencia de condi-
cionamientos en su libertad de decisión,
al no contar con ningún hijo varón, cho-
caría fatalmente con un entorno familiar
en el que su hermana Octavia y su hija
Julia se convirtieron en el centro de las
componendas dinásticas. Pero fue to-
davía más desastroso para la libre de-
cisión de Augusto que su esposa Livia
Drusila, tan inteligente como ambiciosa,
aportara a la casa imperial, de un ante-
rior matrimonio con Tiberio Claudio Ne-
rón, dos hijos, Tiberio y Druso. No po-
día evitarse que surgieran tensiones, ri-
validades, intrigas y grupos de presión
por el tema de la sucesión, que iban a
emponzoñar la vida en la casa imperial,
con los tintes dramáticos que tan plás- Devoción personal y servilismo
ticamente, aunque con las acostumbra-
das licencias de toda novela histórica,
muestra el Yo, Claudio de R. Graves.
Ya en el año 25 a.C., cuando sólo ha-
L os magistrados, el Senado y el pueblo
de los Conobarienses han prestado ju-
ramento en estos términos: por mi deci-
perseguiré por tierra y por mar hasta su
exterminio...”.
Este texto es un juramento de fidelidad
bían transcurrido dos años desde su afir- sión personal, por la salud, el honor y la a Augusto y sus nietos, conservado en una
mación institucional en el poder, Au- victoria del Imperator Caesar, hijo del Di- tabla de bronce, hecho por los habitantes
gusto pareció mostrar una predilección vino Julio, Augusto, pontífice máximo, de Conobaria, una localidad cercana a Se-
especial por el hijo de su hermana Oc- y de Cayo César, hijo de Augusto, Prín- villa, entre los años 6 y 1 a.C., semejante a
tavia, Marco Claudio Marcelo, ligándolo cipe de la Juventud, cónsul designado, otros análogos dispersos por el Imperio, que
todavía más a su casa, al desposarlo con pontífice, y por la de Lucio César, hijo de muestran la auténtica naturaleza del Prin-
su hija Julia. Los honores que en poco Augusto, y de Marco Agripa, nieto de cipado, de devoción personal, de servilis-
tiempo se acumularon sobre su persona Augusto, yo juro tomar las armas, tener mo incluso, con respecto al emperador y su
parecían destinarlo a la sucesión, pero por amigos y compañeros a aquellos que descendencia, así como sus trágicas con-
apenas dos años más tarde, en el 23, yo crea son los suyos, considerar como mis secuencias: la persecución automática, sin
murió el joven sin haber podido de- enemigos a quienes considere que per- posibilidad de proceso, de cualquiera a
mostrar si las esperanzas puestas en él tenecen a partidos de sus enemigos. Quie- quien se considerase enemigo del empe-
eran fundadas. Fue enterrado en el Mau- nes hagan o piensen algo contra ellos, los rador, incluso sin su intervención.
soleo de Augusto y en su memoria se

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Augusto a su sobrino Marcelo había le- hacia su hijastro Tiberio Claudio Nerón,
vantado entre los dos. Y para ello, no el hijo de su esposa Livia. En contra de
dudó en sacrificar a Julia, viuda de Mar- los fervientes deseos de su madre y a
celo, y entregarla en matrimonio en el despecho de sus indudables méritos, Ti-
año 21 al maduro Agripa, tras forzarle berio no había contado nunca con la
a la separación de su anterior esposa, confianza ni la simpatía de su padras-
Marcela, hermana del desafortunado ma- tro y había tenido que soportar con ren-
rido de Julia y, por consiguiente, tam- cor la predilección de Augusto, primero
bién sobrina de Augusto. por Marcelo y ahora por los hijos de
El Princeps podía respirar ahora tran- Agripa. En cualquier caso, al menos co-
quilo, y aún más cuando en los años 20 mo realidad inmediata, Tiberio se con-
y 17 la unión conyugal dio como fruto virtió en el segundo hombre del Estado.
dos hijos varones, Cayo y Lucio. Agripa, Y Augusto, con la ilusoria esperanza de
si no como sucesor, ahora como regen- ligarlo afectivamente con más fuerza a
te de sus hijos, recibió la mayor parte de su nietos, le obligó a separarse de su es-
los poderes de Augusto, que se apre- posa Vipsania, la hija de Agripa, de
suró a adoptar a sus nietos y a mostrar- quien tenía un hijo, Druso, para casar-
los ante el pueblo como sus sucesores. lo con la ya dos veces viuda Julia, ma-
No podía dudar de Agripa que, si siem- dre de Cayo y Lucio. Por tercera vez, la
pre la había mostrado su lealtad, ahora desgraciada Julia tenía que sacrificar su
sería en este proyecto su más ferviente vida a los intereses dinásticos de su pa-
Tiberio. El hijo de Livia tardó mucho en ver y entusiasta defensor, puesto que con dre.
confirmada su sucesión a Augusto (Roma, ello garantizaba al propio tiempo la su-
Museos Vaticanos). cesión en el poder de su propia sangre. Dignidad ofendida
Pero una vez más el destino iba a gol- Pero la componenda familiar no fun-
levantó, a orillas del Tíber, el soberbio pear a Augusto en su entorno familiar, cionó. A pesar de los esfuerzos de Au-
Teatro Marcelo. con la muerte en el año 12 del fiel Agri- gusto por halagar a su hijastro y yerno
Poco después, bajo la presión de una pa. Cayo y Lucio César, de 8 y 5 años de –investidura por dos veces del consu-
grave enfermedad, el Princeps buscó edad respectivamente, necesitaban aún lado, concesión de un triunfo por sus
una solución más directa e inmediata al de una protección, que, en caso de una victorias en Germania, investidura para
problema de la continuidad en la direc- desaparición prematura de Augusto, un período de cinco años de la tribu-
ción del Estado, atando a su persona con mantuviera firmemente sujetos los hilos nicia potestas y de un imperium pro-
lazos todavía más fuertes a su fiel ami- antes confiados al desaparecido Agripa. consulare–, no logró vencer la ofendida
go y colaborador de primera hora, M. Ningún miembro de la gens Iulia estaba dignidad de Tiberio ante las continuas
Vipsanio Agripa, experto militar y efi- disponible para esta delicada misión y, muestras de afecto y preferencias del
ciente administrador, tras superar la en contra de su voluntad, Augusto hubo Princeps para con Cayo y Lucio, ni me-
barrera que la predilección mostrada por de volverse, en su entorno inmediato, nos aún conseguir entendimiento y

Una muerte rodeada de misterios


P ara mayor apoyo de su grandeza, hizo
pontífice y edil curul a Claudio Marce-
lo, hijo de su hermana, de muy poca edad, y
Lucio César cuando iba a hacerse cargo de los
ejércitos de España, y Cayo, enfermo ya con
ocasión de cierta herida, volviendo de Ar-
es cierto que inculto y rudo y por sus gran-
des fuerzas locamente feroz, aunque no con-
victo de ningún delito... Entre tanto, se le
honró con dos consulados consecutivos a Mar- menia, por una apresurada sentencia del ha- agrava la enfermedad a Augusto, no sin sos-
co Agripa, de humilde linaje, aunque útil en do o por industria de su madrastra Livia; de pechas de alguna maldad en su mujer... Ape-
la guerra y compañero en la victoria, a quien modo que, muerto ya mucho antes Druso, nas llegado al Ilírico Tiberio, fue con dili-
al morir Marcelo hizo su yerno. Honró con quedó de todos los hijastros sólo Tiberio Ne- gencia llamado por cartas de su madre. No se
nombre imperial a sus hijastros Tiberio Ne- rón, a quien al punto se volvieron los ojos sabe bien si halló todavía vivo a Augusto en
rón y Claudio Druso, estando en pie y ente- de todos. Tiberio fue luego tomado por hi- la ciudad de Nola o acabado ya de morir, por-
ra todavía su casa; porque él había adoptado jo, por compañero en el Imperio o por aso- que Livia había hecho poner guardias alre-
en la familia de los Césares a Cayo y Lucio, ciado en la potestad tribunicia y mostrado a dedor de palacio y por los caminos, dejando
hijos de Agripa; y antes de dejar la vestidu- todos los ejércitos, no como hasta allí con tal vez correr algunas alegres nuevas, hasta
ra pueril llamada praetexta, les hizo dar nom- ocultos artifìcios de su madre, sino a la des- que, acomodadas las cosas necesarias al tiem-
bre de Príncipes de la Juventud, habiendo de- cubierta, como declarado sucesor. Habíase he- po, se publicó a un mismo punto que Au-
seado ardientemente que fuesen nombrados cho Livia tan señora del viejo Augusto, que gusto era muerto y que quedaba todo el po-
cónsules, aunque con aparentes muestras de le convenció para que desterrara a la isla Pla- der en Tiberio Nerón.
rehusarlo. Muerto Agripa, murieron también nosa a su único nieto Agripa Póstumo, joven Tácito, Annales, 3ss.

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EN BUSCA DE UN HEREDERO
AUGUSTO CREA EL IMPERIO

armonía entre el intransigente, reserva- Al parecer, debió culpar a Livia, la es-


do y triste Tiberio, y la elegante, vita- posa de Augusto y madre de Tiberio, de
lista y libertina Julia. La consecuencia su retraso, hasta convertirse en polo de
fue, en el año 6 a.C., el exilio voluntario atracción de intereses y ambiciones que
de Tiberio a la isla de Rodas, mientras podían estorbar el pacífico traspaso de
Augusto seguía esforzándose en la pro- poderes tras la muerte del Princeps. Au-
moción pública de sus nietos, ahora de gusto, fríamente como en tantas otras
14 y 11 años respectivamente, acumu- ocasiones, decidió eliminarlo política-
lando sobre sus personas y, en especial, mente, desterrándolo, tras anular la
sobre el mayor de ambos, Cayo, hono- adopción, a la isla de Planasia.
res, privilegios y magistraturas. La ma- La caída en desgracia de Póstumo
dre de los adolescentes, en cambio, iba arrastró a su hermana Julia. La acusa-
a afrontar la prueba más dura de su trá- ción fue, como para su madre, de adul-
gico destino, cuando en el año 2 a.C., terio e inmoralidad. Lo cierto es que
acusada de adulterio y de excesos sen- también Julia había concentrado en tor-
Virgilio, entre Clío y Melpomene. El poeta fue
suales, fue desterrada a una isla. El mo- un eficaz propagandista de Augusto (Túnez,
no a su persona a un grupo de des-
tivo oficial, sin embargo, no explica la Museo Nacional del Bardo). contentos que Augusto consideró que
dureza del proceder de Augusto ni el podían amenazar a su obra. Con su ma-
amplio círculo de inculpados en un su hermano Druso y nieto de Octavia, rido, Emilio Paulo, y su supuesto aman-
asunto que, sin posibilidad de aclarar su la hermana de Augusto. Además Ger- te, Junio Silano, también arrastró en su
trasfondo, parece mucho más una cons- mánico, en el año 5, tuvo que despo- caída a otros personajes, como al poe-
piración, en la que, con Julia, tuvo un sar a Agripina, la hermana de los Césa- ta Ovidio, desterrado a una lejana loca-
papel relevante un nieto del triunviuro res muertos y, por consiguiente, también lidad del mar Negro.
Marco Antonio, el viejo enemigo de Au- nieta de Augusto. Ya no le quedaban a Tiberio ni a su
gusto. Sería la única hija de Agripa y Julia ambiciosa madre Livia estorbos de la
que escapara al trágico destino que se gens Iulia que pudieran entorpecer el
Larga espera en Rodas cebó uno tras uno en sus cuatro her- camino de los Claudios hacia el poder.
Mientras Cayo César emprendía un lar- manos. Póstumo, aunque también adop- En el año 13, Tiberio, con la prórroga de
go viaje que lo llevó hasta Oriente, pre- tado por Augusto, no había recibido los los poderes tribunicios y el otorgamien-
sentado ante provincias y ejércitos co- honores y privilegios de sus hermanos. to de un imperium proconsulare maius
mo presunto heredero de Augusto, Ti- semejante al de Augusto, se convirtió en
berio permanecía en Rodas frente a un corregente de facto. En la medida de lo
incierto destino. Ocho años estuvo lejos posible, era un modo de reglamentar
de Roma hasta que el Princeps le per- públicamente la sucesión. Cuando al año
mitió en el 2 d.C. regresar, aunque só- siguiente, el 19 de agosto, Augusto mu-
lo como ciudadano particular, apartado rió en Nola, la cuestión crítica de la
de los honores y del poder y enfrenta- transmisión del poder ya había sido re-
do a un porvenir oscuro y precario. Pe- suelta y el Senado se vio frente a un he-
ro una vez más la fortuna iba a venir en cho irrevocable.
ayuda de Tiberio, al tiempo que ases- El 17 de septiembre, el Senado en se-
taba otro duro mazazo sobre Augusto. sión solemne, tras decidir la inclusión de
Cayo, el nieto superviviente, tras una sa- Augusto entre los dioses, trasmitió a Ti-
tisfactoria misión diplomática en Partia berio todos los poderes. Se había así
y cuando dirigía una operación de cer- asegurado la continuidad y, de un cau-
co contra un pequeño fuerte en Arme- Reverso de denario con las imágenes de Cayo dillaje excepcional, se había desarrolla-
nia, recibió una herida que acabó po- y Lucio César, entre sendos escudos y lanzas, do como orden estatal una nueva forma
co después con su vida, el 21 de febre- que los califica de Príncipes de la Juventud. de monarquía: el Principado. ■
ro de 4 d.C.
Ni siquiera estas amargas circunstan-
cias afectaron al cálculo político de Au- Príncipes de la Juventud
gusto, que, a despecho de sus senti-
mientos, recurrió de nuevo a Tiberio, se-
guramente otra vez como solución de
compromiso, puesto que si bien lo
E l Senado y el pueblo romano, que-
riendo honrarme, designaron cónsu-
les, con intención de que asumiesen la ma-
sen a sus deliberaciones desde el mismo día
en que fuesen presentados en el Foro. Los
caballeros de Roma, por su parte, unáni-
adoptó, hizo lo propio con el hermano gistratura cinco años más tarde y cuando memente los denominaron Príncipes de la
superviviente de Cayo y Lucio, Agripa tenían 15, a mis hijos Cayo y Lucio Césa- Juventud y les obsequiaron con los escudos
Póstumo. Aún más, Tiberio, aunque ya res, a quienes, muy jóvenes, me arrebató la ecuestres y las lanzas de plata.
padre de un hijo, se vio obligado a Fortuna. Y el Senado decretó que asistie- Augusto, Res gestae, 14
adoptar a su vez a Germánico, hijo de

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ROMA
La capital del mundo

Reconstrucción ideal de una calle del centro de Roma, en el momento de mayor tráfico y bullicio callejero.

60
AUGUSTO CREA EL IMPERIO

Augusto se jactaba de haber heredado una Roma de ladrillo y haberla


dejado de mármol. JUAN JOSÉ SAYAS descifra el mensaje político de los
nuevos edificios y analiza las complejas relaciones entre arquitectura
y poder en la ciudad destinada a convertirse en centro del mundo

E
n el último siglo de la Repú- política, el Senado nombró a César dic-
blica, Roma tenía abiertos va- tador. Aunque con la paz muchos ha-
rios frentes de guerra. Cuando bían olvidado las viejas libertades repu-
los combatientes regresaban a blicanas, la dictadura necesitaba una ba-
casa, tenían serias dificultades para rea- se social para sostenerse. A este fin, Cé-
nudar su vida de labradores. Desespe- sar desarrolló una política de calculado
rados, buscaban en la gran ciudad lo populismo: distribuciones gratuitas de
que sus propiedades ya no les podían trigo y un programa de construcciones
ofrecer. Pero Roma, que dedicaba la ma- El Panteón, el templo de todos los dioses, fue y reformas urbanísticas. Evidentemente,
yor parte de su presupuesto a sufragar construido por Agripa, yerno de Augusto, y la plebe romana seguía viviendo en la
las guerras, no tenía voluntad de pro- ampliado después en numerosas ocasiones. miseria, en sórdidos inmuebles, al igual
porcionar trabajo a todos los inmigran- que sucedió después bajo el gobierno
tes. Por el contrario, la creciente riada ban cobijo a esa masa indigente. A los la- de Augusto. El gigantesco programa ur-
de campesinos romanos, de itálicos y de dos de sus calles tortuosas y estrechas, banístico de César, aunque proporcio-
extranjeros comenzó a resultar moles- crecían por todas partes las insulae, ca- naba trabajo –no viviendas– a la plebe,
ta. Ni siquiera las disposiciones legales sas de varios pisos distribuidos en apar- tenía otras miras, puestas al servicio de
de los cónsules del año 95 a.C. y del tri- tamentos miserables de apenas diez me- la propaganda política del régimen: la
buno de la plebe del 65 a.C. pudieron tros cuadrados. En ellos era imposible lle- Roma de la República agonizante ape-
parar la avalancha de aquellos crecien- var una vida hogareña, tan usual entre nas había rebasado los límites del poe-
tes contingentes que esperaban encon- gentes de procedencia rural. Para ellos el merium, el recinto sagrado de la ciudad,
trar en la ciudad un medio de vida me- verdadero hogar era la calle y la habita- pero la nueva Roma, la dueña del mun-
jor que el que dejaban atrás. ción, un sitio miserable donde cocinar y do y residencia de quien tenía el poder
Para una Roma que se resistía a cre- dormir. El poco sospechoso Cicerón di- de facto, era merecedora de disfrutar de
cer fuera del núcleo urbano, esta inmi- ce de un inmueble que tenía alquilado: nuevos símbolos arquitectónicos de en-
gración masiva elevó el valor de los so- “Se me han hundido dos tiendas (taber- tidad civil y religiosa, y de contar con un
lares para construir. La falta de suelo se nae); en las otras, las paredes están todas proyecto urbanístico. Todas estas obras,
hizo crónica. Ciertamente, los ricos y po- agrietadas; no sólo se van los inquilinos, que debían realzar con su solidez y gran-
derosos nunca estuvieron escasos de te- sino hasta las ratas”. deza la gloria de Roma, cuyo poder se
rrenos. Con sus casas señoriales, ocupa- expandía sin cesar de la misma mane-
ron una parte importante del espacio de Violencia urbana ra que se iba a expandir desde el punto
una Roma que tenía que soportar el pe- El problema de la superpoblación, la de- de vista urbanístico, habrían de enalte-
so de una superpoblación agobiante. Los manda de alojamiento y las deudas nu- cer también al personaje que las esta-
precios del suelo y de la vivienda cre- trieron las agitaciones ciudadanas del si- ba programando.
cieron sin cesar y los especuladores co- glo I a.C. La violencia estuvo presente Tras la muerte violenta de César, fue
mo Craso, que en el decir exagerado de en todas la manifestaciones de la vida su sobrino-nieto y heredero, Octaviano,
Plutarco, se hizo dueño de la mayor par- ciudadana. Bandas armadas reclutadas quien concentró el poder. El primer Au-
te de Roma, obtuvieron abundantes ga- por personajes públicos entre las capas gusto necesitaba también disponer de
nancias con los alquileres y las ventas de bajas de la sociedad intimidaban a los sólidos apoyos sociales. Logró adorme-
solares y viviendas. El alojamiento de los adversarios políticos, incendiaban sus cer la agitación popular con donaciones
pobres en Roma nunca encontró una so- casas, como hizo Clodio con la de Ci- de 400 sestercios a no menos de 250.000
lución definitiva. De forma precipitada cerón en el Palatino, y no era infre- beneficiarios, con repartos excepciona-
y sin ningún control urbanístico, fueron cuente que amaneciera en la Vía Sacra les de grano en varias ocasiones y con
surgiendo los barrios populares, que da- o en la Apia con la sorpresa de cadá- una lista de 200.000 beneficiarios de re-
veres de personas que defendían diver- parto gratuito y regular de trigo.
JUAN JOSÉ SAYAS ABENGOCHEA es catedrático sas opciones políticas. A diferencia de César, que tuvo como
de Historia Antigua, UNED. Presionado por la enrarecida situación base constitucional la dictadura, Augusto

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creó un sistema político nuevo, una re- los reyes de Egipto, que Octavio se tra- de Marte adquiría de esta forma el em-
alidad nueva que precisaba del conoci- jo a Roma. Suetonio dice que tal afluen- paque de un nuevo centro oficial, pero
miento y de la adhesión de las masas. Y, cia de riqueza provocó la caída de los conservaba su fisonomía de zona abier-
en esta tarea, la literatura le prestó una intereses del dinero. Era evidente que ta, amplia, llena de verdor, a donde se
gran ayuda. No parece casual que la li- no convenía a los poderosos ni al Esta- entraba de repente, saliendo de un cen-
teratura latina alcance su máximo es- do una tesaurización excesiva e impro- tro urbano abigarrado. En los espacios
plendor con Augusto. Ya desde la épo- ductiva de dinero. Iba en interés de to- abiertos del Campo de Marte, tan cer-
ca del segundo triunvirato se utilizó la dos hacerlo circular. Augusto necesitaba canos al centro de la ciudad, todos los
literatura como instrumento de propa- contar con una base social y la forma romanos encontraban un lugar relajan-
ganda. El propio Princeps, en las Res ges- más sencilla y eficaz de lograrlo era em- te en donde respirar, y la juventud una
tae y en los mensajes iconográficos que barcarse en una política de grandes zona cómoda en la que realizar sus ac-
transmite el Ara Pacis, y los literatos asi- construcciones, capaz de dar trabajo a tividades deportivas.
duos al círculo de Mecenas proyectaron la masa que quedó desocupada provi-
sobre las gentes un conjunto de ideas sionalmente al paralizarse por la gue- Un nuevo foro
básicas que magnificaban las virtudes de rra las obras comprometidas por César. El carácter de sus construcciones estu-
Augusto o extendían el mito de su mi- Augusto, no obstante, era un exce- vo al servicio de sus ideales políticos y
sión imperial o de la predestinación de lente administrador y quizás por ello no de su propia glorificación. Pese a su ta-
Roma al dominio universal. Horacio re- consideró oportuno ni viable realizar en lante conservador, Augusto pensaba, co-
cuerda varias veces la necesidad de con- aquellos momentos los colosales pro- mo César, que el viejo Foro romano es-
fiar en el gobierno de Augusto, que ga- yectos urbanísticos de César, especial- taba excesivamente congestionado. Es
rantiza la paz y la seguridad. Y Virgilio mente en lo que tocaba a la parcelación cierto que parte de su actividad se ha-
precisa el destino reservado a Roma: del Campo de Marte, al desvío del Tíber bía desplazado al Forum Iulium. Este
“Tú, romano, recuérdalo, debes domi- y a la conversión de la llanura vaticana Foro de César (Forum Iulium) era la
nar a los pueblos”. en un nuevo y amplísimo Campo de plasmación material de un sistema dic-
Marte. Acabó, no obstante, la construc- tatorial, mientras que el Foro Romano,
El tesoro de los reyes de Egipto ción de los monumentos que César ha- con sus estatuas añejas y sus monu-
Al régimen le interesaba reforzar esta bía iniciado en su Foro –Basilica Iulia mentos, pregonaba, a su vez, el pasado
propaganda política ideal y mítica con y Curia Iulia– y en el Campo de Marte republicano de Roma. Ciertamente, Au-
realidades materiales tangibles que li- –las Saepta Iulia y el Teatro de Marce- gusto se sentía muy unido a ese pasa-
beraran a Roma de su corsé urbanístico, lo–. Con la terminación de estos últimos do glorioso y a la herencia de César, pe-
la dotaran de las infraestructuras nece- edificios, recogía, no obstante, la idea de ro quiso que sus monumentos y los sím-
sarias y la ornaran con nuevas edifica- César de descongestionar el centro de bolos que deseaba inculcar se levanta-
ciones civiles y religiosas. Además, dis- Roma y desplazarlo hacia el Campo de ran en otros espacios, donde la ideo-
ponía del dinero necesario, producto de Marte, estrechando la articulación de am- logía del régimen se hiciera más níti-
los botines de guerra, de las confisca- bas zonas con la construcción de un da, sin mezclarse con los valores repu-
ciones y, sobre todo, de los tesoros de nuevo Foro, Forum Augusti. El Campo blicanos. Junto al Foro de César, cons-

De hombre a semidiós
E l primer emperador nació en 63 a.C.,
en Roma. Era hijo de un pretor y una
sobrina de Julio César, llamado inicialmente
sería una de sus principales preocupaciones
en los últimos años.
Durante su mandato, que ha pasado a de-
Octavio, de inteligencia despierta, que lla- nominarse como Siglo de Augusto, el Imperio
mó pronto la atencion de César. El dictador romano adquirió sus características políti-
lo promocionó políticamente y luego lo cas y administrativas definitivas. Desarrolló
adoptó, convirtiéndolo en su hijo y herede- una ideología imperial que le entroncaba con
ro. Tras el asesinato de César, regresó a Ro- Eneas, uno de los héroes de Troya, y conso-
ma desde Atenas y supo maniobrar para ha- lidó una iconografía del poder que se man-
cerse con el poder en la mitad occidental del tuvo en los siglos sucesores. Suya es la ini-
territorio romano. En 31 d.C., derrotó a su ciativa de que las estatuas del emperador re-
rival Marco Antonio en la batalla de Accio, cibieran culto y se castigara a quien las ul-
lo que le consagró como amo absoluto de trajara, y de su época, la idea de represen-
Roma. Sin embargo, respetó las formas re- tar al emperador en cuatro modalidades: con
publicanas, aunque se hizo llamar Augus- toga, como magistrado; con la cabeza cu-
to, un cargo religioso que le confería una au- bierta, como sacerdote; con coraza, como mi-
reola mítica especial ante el pueblo. Al no litar, y desnudo, como semidiós.
tener un hijo varón, el problema sucesorio Murió en el año 14 d.C. Busto de Octavio (Londres, British M.).

62
ROMA, LA CAPITAL DEL MUNDO
AUGUSTO CREA EL IMPERIO

Mausoleo de Augusto, terminado en 28 d.C., en el Campo de Marte. Reconstrucción de la Curia, en el Foro, donde se reunía el Senado.

truyó otro nuevo, símbolo de la gran- fex maximus, era la misma y compartía que agrupaban varias calles. No conoce-
deza del régimen y de su familia. En él el mismo techo. Poder familiar, poder mos el número total de vici que pudo
levantó el templo dedicado a Marte Ven- político y poder religioso vivían juntos. contener Roma cuando Augusto llevó a
gador, en recuerdo de su padre adop- Augusto encontró en ello un gran filón efecto la reforma administrativa de la ciu-
tivo César, con dos pórticos laterales de propagandístico, del que también hizo dad. A mediados del siglo I d.C., gracias
nichos que contenían las estatuas de los uso cuando en las res gestae menciona a la información de Plinio el Viejo, sa-
personajes ilustres de la gens Iulia, a enfáticamente una amplia lista de edifi- bemos que su número se elevaba a 265.
partir del propio Eneas, como si se tra- cios y monumentos que levantó, re- En la ficción constitucional, Roma se-
tara de proporcionar al espectador una construyó y reparó. guía siendo una ciudad-estado. Los ma-
lectura estética ininterrumpida que re- Augusto hizo de Roma una ciudad gistrados que gobernaban en nombre
del Senado y del pueblo eran también
Cuando Augusto devino PONTIFEX MAXIMUS los administradores de la urbe. El nue-
vo carácter de la ciudad como sede del
creó un recinto sagrado en su casa: poder Princeps y cabeza del Imperio había de
familiar, político y religioso irían juntos afectar por ello profundamente a su ad-
ministración, en la que, con la multipli-
velara la estrecha asociación de su fa- monumental. Autores como Suetonio, cación de los cargos imperiales, el Prin-
milia con los dioses desde la misma fun- Dión Casio y Aurelio Victor afirman que ceps intervino cada vez más en un do-
dación de Roma. Y esta lectura estética, se jactaba de haber recibido una Roma minio en principio reservado al Sena-
cargada de simbolismos asociados al ré- de ladrillo y haberla dejado de mármol. do y a los magistrados. Su pérdida de
gimen, se percibe también en la cons- Pero la intervención de Augusto no se poder político se vio acompañada así
trucción del Templo a Apolo, del que limitó a los aspectos constructivos y ur- también por una pérdida de funciones
Augusto se decía ser hijo. banísticos, sino también administrativos. en la propia Roma, que pasaron a nue-
Esa carga simbólica fue proyectada En este aspecto, Roma fue dotada de vas instancias.
también sobre su casa. Cuando Augus- una nueva organización, que llevó pa- La prefectura del pretorio, creada por
to fue nombrado en el 12 a.C. pontifex reja la incorporación de las zonas peri- Augusto el 2 a.C., era la primera en pres-
maximus, no se trasladó a vivir al edi- féricas. Se rompió el esquema republi- tigio. En la continua conciliación de no-
ficio oficial. Siguió residiendo en su ca- cano anterior de los cuatro distritos (re- vedades y tradiciones, Augusto consi-
sa, pero transformó parte de ella en un giones) servianos –a los que se había deró la oportunidad de contar con un
recinto sagrado. Lo hizo intencionada- añadido el situado al otro lado del Tí- cuerpo militar, distinto a las legiones, no
mente. La persona que tenía por misión ber– y se configuró, desde el punto de tanto como guardia de corps, sino como
gobernar el mundo, cuidar de los lares vista urbanístico y administrativo, una tropa de elite inmediata a la persona del
familiares y velar por el culto de los dio- nueva Roma, una urbs de catorce regio- emperador. Surgió así la guardia preto-
ses patrios en su condición de ponti- nes, o distritos, divididos en barrios (vici), riana, nueve cohortes de soldados –tres

63
tes republicanos, tomó con Augusto sus
rasgos definitivos. La administración de
Roma presentaba problemas especiales,
por este doble carácter de ciudad-estado
y de cabeza de un Imperio, a los que el
Princeps trató de acudir con su acos-
tumbrada práctica de compromiso entre
el orden viejo y el nuevo. Con Augusto,
al praefectus urbis le era confiada la ciu-
dad de Roma temporalmente, cuando el
emperador se encontraba ausente de Ita-
lia. Cuando el cargo se convirtió en per-
manente, con Tiberio, se aumentaron sus
poderes y se le dio el mando de tres co-
hortes urbanas, estacionadas en Roma. El
cargo fue puesto en manos de persona-
jes del estamento senatorial, para evitar
susceptibilidades, y constituía el corona-
miento del cursus honorum del orden.

La guardia del emperador


La Roma republicana nunca dispuso de
un servicio eficiente en la lucha contra
Maqueta de Roma. En primer término, el Teatro de Marcelo, construido en honor del sobrino de los incendios. Incluso, las primeras me-
Augusto, cuya prematura muerte frustró los primeros planes sucesorios del Princeps. didas de Augusto entregando a los edi-
les un cuerpo de 600 esclavos-bombe-
de ellas estacionadas en Roma–, al man- torio terminaría por convertirse, tras el ros resultaron ineficaces. En el año 6 a.C.
do de un prefecto del orden ecuestre. La emperador, en el órgano más elevado creó el cuerpo de los vigiles, articula-
vecindad al emperador, la peculiaridad para la administración de la Justicia, que do en siete cohortes de 1.000 hombres,
del cuerpo y la conciencia de elite de la impartía como su sustituto, y no sim- cada una de las cuales atendía a dos dis-
tropa, constituida sólo por soldados itá- plemente en su nombre. tritos de la ciudad, con el encargo de lu-
licos, explican su gran influencia, con- De todos modos, la auténtica admi- char contra los incendios y ejercer en
centrada en el prestigio y poder de su nistración de Roma fue puesta en las ma- ellos funciones de policía, bajo el man-
comandante, el praefectus praetorio. Con nos de un prefecto de la ciudad (prae- do de un praefectus vigilum, de extrac-
el curso del tiempo, el prefecto del pre- fectus urbis), que, aun con anteceden- ción ecuestre y, en consecuencia, infe-
rior en rango al urbano, aunque también
con un notable poder.
Valor del suelo y especulación Otras funciones, organizadas por Au-
gusto, nuevas o sustraídas de las com-

U na parte importante de los cuantio-


sos beneficios que produjeron las
conquistas iban a parar a las manos de los
un precio de 3.500.000 de sestercios. Pue-
de calcularse el valor del precio del solar, ya
que, durante las guerras civiles, Clodio, que
petencias de los magistrados republica-
nos, completaban la administración de la
ciudad. Hay que destacar entre ellas la
poderosos y de los privilegiados hombres también compró una casa en el Palatino por prefectura de la annona, el aprovisio-
de negocios. Se dio una cierta alianza entre 14.800.000 de sestercios, la destruyó. namiento de trigo y de artículos de pri-
el mundo de los negocios y la clase polí- Tras el proceso legal, el Senado concedió mera necesidad a la urbe, que incluía la
tica. Cuando César vino a Hispania, traía a Cicerón una indemnización de 2.000.000 conservación de género en los graneros
a sus espaldas una deuda de 25.000.000 de de sestercios. La diferencia entre ambas ci- públicos, la lucha contra el acaparamiento
sestercios, que alivió saqueando a los lu- fras deja entrever que el precio del terre- y el control de los precios, con los co-
sitanos. Los poderosos desarrollaron una no representaba un 43 por 100 del costo rrespondientes poderes de policía y ju-
forma de vida pomposa disponiendo de ri- total. Solares, viviendas y alquiles eran un risdicción para el cumplimiento de sus
cas villae en el campo y de suntuosas man- terreno abonado para la especulación. M. responsabilidades, encomendada a un
siones en la ciudad. Cicerón, que tenía un Licinio Craso, el que vendió la casa a Ci- personaje del orden ecuestre. Finalmen-
poder adquisitivo de tipo medio, tenía diez cerón, se revela como el prototipo del gran te, una serie de curatelas, confiadas a se-
villae en el campo y cinco inmuebles en Ro- especulador que supo sacar provecho de to- nadores, atendían a diversos servicios ur-
ma. El suelo en esta ciudad tenía un precio das las desgracias políticas y naturales banos: el abastecimiento de aguas, el cui-
muy elevado, que variaba según su locali- que cayeron sobre Roma. Su fortuna se dado de los edificios públicos y de las ví-
zación. El inmueble del Palatino que Ci- elevaba aproximadamente a 192 millones as o de la red de saneamiento.
cerón compró a Craso en el 62 a.C. alcanzó de sestercios. El carácter de ciudad-estado de Ro-
ma tenía una segunda vertiente, que tam-

64
ROMA, LA CAPITAL DEL MUNDO
AUGUSTO CREA EL IMPERIO

Fragmento del Ara Pacis, en el que aparece representada toda la familia de Augusto durante la consagración del monumento.

poco podía ser descuidada por Augusto. Princeps –representaciones teatrales, es- ma. Frente a la peligrosa urbs de fina-
En ella vivía el «pueblo soberano», la pectáculos, juegos, desfiles– incluía tam- les de la República, donde todavía la
plebs urbana, que aunque había perdi- bién un riesgo de concentración de de- plebe politizada constituía un factor de
do todo su papel político tiempo atrás, seos, expresados como masa, que no de- poder, se levantaba ahora la capital del
continuaba sirviendo de fachada y a la jaba de constituir un factor político, ob- Imperio romano: en un imponente es-
que era preciso contentar para obtener jeto continuo de manipulación, pero tam- cenario arquitectónico, esa misma ple-
su favor. En la construcción político- bién en ocasiones de inseguridad para el be se avenía ahora a cumplir, al servi-
constitucional del Principado, Augusto soberano. cio de un protagonista –el emperador–,
basó su ascendencia sobre la plebe en la Cuando Augusto murió en el año 14, un mero papel de figurante a cambio
tribunicia potestas reconocida por el Se- transmitió a su heredero una nueva Ro- de pan y circo. ■
nado, que lo convertía en representan-
te y garante de los derechos del pueblo.
Pero las relaciones de Princeps y plebs El ARA PACIS
no estuvieron privadas de tensiones, que
exigieron de Augusto una auténtica po-
lítica con medidas concretas de control,
organización y propaganda. Augusto lo-
P or muchos conceptos, el símbolo del
Principado de Augusto, el Ara Pacis
Augustae, es un monumento de planta cua-
que junto a Augusto y los principales
miembros de la familia imperial discurren
con solemnidad magistrados, funcionarios
gró organizar la amorfa masa de la po- drada, a cielo abierto, con un altar en el y auxiliares.
blación de Roma y con ello facilitar su centro, levantado en el Campo de Marte en Entre los personajes que pueden reco-
control mediante la regulación de las lis- el año 9 a.C., cerca del propio mausoleo del nocerse se encuentran el propio Augusto,
tas de receptores de trigo gratuito, la Princeps, para conmemorar el final de su yerno y colaborador Agripa, su hija Ju-
plebs frumentaria –los ciudadanos ro- las guerras contra cántabros y astures y las lia, sus nietos, Cayo y Lucio, su esposa Li-
manos de la urbe–, convirtiéndola en un campañas contra los galos. via, con sus hijos Tiberio y Druso...
estamento cerrado y privilegiado frente La construcción es sobre todo importante Tienen también interés los relieves de
al resto de las ciudades del Imperio, pe- y emblemática por la decoración en bajo- ambos lados de los vanos, donde se tratan
ro también la privó prácticamente de su rrelieves que cubre las paredes por dentro en alegorías míticas ciertos aspectos le-
ya sólo nominal derecho de decisión en y por fuera, que une a su gran calidad un gendarios relativos al origen divino de la
la elección de magistrados, con una in- alto valor histórico. ciudad de Roma, y, entre ellos, el sacrifi-
jerencia cada vez mayor en las asamble- Hay que destacar, sobre todo, el gran fri- cio ante un altar campestre de Eneas, el hé-
as. La plebe romana, sin embargo, no fue so externo, en el que se representa el des- roe troyano, ancestro de la gens Iulia. Vir-
reducida por completo al silencio. Su pa- file procesional que tuvo lugar con ocasión gilio, en su Eneida, fue el principal divul-
pel de espectador y comparsa en las ma- de la consagración del monumento, en el gador de esta genealogía inventada.
nifestaciones de poder o liberalidad del

65
Un Imperio para la
ETERNIDAD
Augusto trató de buscar límites naturales para un Imperio que prefirió
consolidar a seguir ampliando. Fracasó en Germania, pero concluyó la
conquista de Hispania y, sobre todo, tejió un sistema de reglas
administrativas, prudentes y duraderas, que cohesionaron el inmenso
territorio imperial, estima MANUEL SALINAS

C
uenta Tácito que, en su tes- conjunto, es decir, Italia y Roma, fuese
tamento, Augusto recomendó todavía vulnerable y estuviera expuesto
a su sucesor mantener el Im- a cualquier amenaza exterior. El límite
perio dentro de sus límites; es septentrional del Estado pasaba por la
decir, no ampliar las fronteras del Esta- cordillera de los Alpes, en algunos tra-
do romano. La trascendencia de este mos al sur de ellos, y hacía que Italia y
consejo sólo se comprende si se tiene la capital estuviesen expuestas a cual-
en cuenta que, desde su fundación, los quier ataque de los germanos si éstos
reyes y sus sucesores, los magistrados conseguían atravesar la cordillera.
republicanos, juraban en la toma de po-
sesión de sus cargos ampliar indefini- Medio siglo de guerra civil
damente las fronteras del pueblo roma- Ello se había producido solamente se-
no. El consejo de Augusto a Tiberio, por tenta años antes, cuando los cimbrios
consiguiente, constituía una auténtica y teutones fueron una auténtica amena-
Camafeo romano que representa a un águila
ruptura con toda la tradición histórica de con los símbolos de la Victoria (Viena, za que pudo ser conjurada por el talen-
Roma en su política exterior, ruptura ba- Kunsthistorisches Museum). to militar de Mario y al coste de una se-
sada probablemente en la conciencia de rie de reformas que tuvieron como con-
que el Estado había llegado al límite de del que había recibido al hacerse con el secuencia más de medio siglo de guerra
sus posibilidades de expansión en lo poder al término de las Guerras Civiles, civil. Por Oriente, por otra parte, el po-
que respecta al número de hombres mo- tanto en extensión como en su organi- deroso reino parto, heredero de los per-
vilizables y a los recursos materiales pa- zación, y hay que decir que, lo mismo sas, constituía una auténtica amenaza
ra hacer la guerra. que en política interior, la obra de Au- que llegaba hasta casi las riberas del Me-
Este consejo fue seguido en lo esen- gusto en este sentido fue inmensa, sen- diterráneo. Y en el año 53 a.C., los par-
cial y, salvo la anexión de las peque- tando las bases de la estructura de po- tos habían arrollado al formidable ejér-
ñas provincias de Comagene y Capado- der más grande que conoció la Anti- cito de Craso, segando de paso la vida
cia, Tiberio no aumentó la extensión te- güedad, cuya imagen y cuyo recuerdo del general. En Occidente, los cántabros
rritorial del Imperio. Las anexiones pos- habría de pesar poderosamente en la y astures eran todavía independientes y
teriores más importantes serían la de Bri- Historia universal. constituían una amenaza para la esta-
tania, con Claudio, y luego las de Da- El Estado romano en 30 a.C. era un bilidad del gobierno de las Hispanias,
cia y Mesopotamia, con Trajano. vasto dominio territorial que se extendía algo nada deseable, ya que, como se ha-
Sin embargo, el Imperio que Augusto desde la Península Ibérica hasta Palesti- bía demostrado durante la precedente
legaba a sus sucesores era muy diferente na y desde la desembocadura del Rin guerra civil, estas provincias tenían un
hasta el Norte de África, pero en el que gran peso dentro de la organización ge-
MANUEL SALINAS DE FRÍAS es profesor titular había numerosos estrangulamientos que neral del Estado. La suma de todos es-
de Historia Antigua, U. de Salamanca. hacían que el elemento fundamental del tos factores explica las reacciones de

66
AUGUSTO CREA EL IMPERIO

Monumento funerario de Marco Caelio, legionario romano que pereció en la matanza de Teutoburgo en 9 a.C. (Bonn, Rheinischeslanden Museum).

pánico y la sensación de inseguridad y económicamente, financieramente en- que le otorgaba el imperium proconsu-
de hostilidad de los romanos e italianos deudado con los prestamistas romanos lar, que lo convertía en el hombre más
hacia el debilitado Estado ptolemaico y cuya casa real se hallaba debilitada por poderoso en Roma, y, por otra parte, de-
cuando la reina de Egipto se convirtió en continuas conjuras de palacio. bidamente manipulada por la propa-
la amante de César o, peor aún, cuan- Pero la realidad es que tal sentimien- ganda política, servía para cimentar su
do hizo alianza con la facción de Anto- to existía y Augusto, al hacerse con el prestigio, dentro de la vieja tradición re-
nio durante la última guerra civil. Visto poder, estimó que una de sus misiones publicana que teóricamente continuaba
desde nuestra perspectiva, puede pare- esenciales era proporcionar a Roma unas existiendo, a la vez que ofrecía, a tra-
cer desproporcionado que los romanos fronteras seguras. Una política exterior vés de los comandos militares, posibili-
temieran a un lejano pueblo del norte de activa, por otra parte, era la premisa dades de promoción y encumbramien-
Hispania o al Egipto lágida, consumido indispensable del poder extraordinario to a aquellos hombres que lo habían

67
Agripa, el yerno de Augusto, terminó la
Cicerón se dirige a sus colegas en el Senado romano. Augusto manejó a su medida esta conquista del norte de Hispania (París,
institución republicana (fresco de Cesare Macarri, Roma, Palazzo Madama). Museo del Louvre).

apoyado durante la guerra civil o a por el este y por el sur, por los desier- diéndose de nuevo la guerra. Augusto
aquellos otros de la oposición a quienes, tos sirio y el Sáhara. Si contemplamos confió entonces la dirección militar a su
de esta manera, intentaba atraerse. En las anexiones territoriales que realizó, más estrecho colaborador, Agripa. La re-
definitiva, la mejor manera de consoli- vemos, efectivamente, que hubo cierta presión de éste fue brutal: ejecutó o cor-
dar interiormente una dictadura militar conciencia de ello. tó las manos a todos los varones en
–pues eso y no otra cosa era el régimen edad militar, vendió a las mujeres y los
establecido por Augusto, aunque man- Campaña en Hispania ancianos, obligó a estos pueblos a aban-
tuviera la fachada republicana– era pro- En Hispania, el enfrentamiento con los donar sus castros en la montaña y es-
porcionarse un enemigo exterior contra cántabros y astures comenzó inmedia- tablecerse en los valles, más fácilmente
el que canalizar las fuerzas sociales. tamente tras el fin de la guerra civil. Des- controlables, y estableció guarniciones
Se ha supuesto que la política exterior de el 29 a.C., los legados de Augusto ha- militares de vigilancia y fuertes impues-
de Augusto, en general, estuvo presidi- bían comenzado las hostilidades con- tos. En 19 a.C., Agripa ahogó los últimos
da por el deseo de alcanzar unas fron- tra ellos. En el año 27, sin embargo, Au- vestigios de insurrección y volvió a Ro-
teras estables que vendrían dadas por gusto declaró formalmente la guerra y ma, rehusando el triunfo ofrecido por el
unos límites naturales del Imperio. Esos vino a la Península para dirigir las ope- emperador. Terminaba así la conquista
límites naturales serían, por occidente, raciones militares. Lo arduo de la guerra romana de Hispania, que se había ini-
el océano Atlántico; por el norte, la lí- contra estos pueblos de montaña y una ciado doscientos años antes, en 218 a.C.,
nea marcada por los ríos Rin y Danubio; enfermedad hepática le obligaron a re- durante la guerra contra Aníbal, y las
tirarse al año siguiente a Tarragona, con- fronteras de Roma, que ya dominaba la
Los cántabros, tinuando las operaciones sus legados
Antistio y Carisio.
Galia desde la época de César, tocaron
efectivamente el Océano.
domados En el año 25 a.C. se logró la derrota En África y en Asia, Augusto prefirió
de cántabros y astures. Augusto fundó consolidar las fronteras por medios di-

P orque a aquellos que aún seguí-


an con el bandolerismo, es decir,
los cántabros y sus vecinos, los ha do-
la colonia de Emerita Augusta con los
soldados licenciados tras la guerra, re-
partiéndoles tierras, y regresó a Roma,
plomáticos, antes que militares, asegu-
rándolas de esta manera con un bajo
coste militar. Las negociaciones con los
mado César Augusto y en lugar de ha- donde fue calurosamente recibido por partos y los armenios fueron dirigidas
cer daño a los aliados de Roma, aho- el Senado y el pueblo. Cerró las puertas por Augusto, primero, luego por Agripa
ra ellos prestan servicio militar a los del templo de Jano, como un símbolo y, finalmente, por Cayo César. Fruto de
romanos, los coniacos y los plentusios de que el Estado se hallaba en paz y no estas negociaciones fue la devolución,
que habitan junto a la fuente del Ebro. tenía enemigos exteriores, y el Senado, en el año 20 a.C., de las insignias mili-
Y Tiberio, su sucesor, puso en esta re- agradecido, votó erigirle el altar de la tares arrebatadas a Craso y a Antonio por
gión un ejército de tres legiones, for- Paz Augusta (Ara Pacis Augustae). los partos. La importancia atribuida por
mado por Augusto, y logró hacer no Esta victoria era, sin embargo, sólo Augusto a este gesto simbólico puede
sólo pacíficos, sino hasta civilizados aparente. Poco tiempo después, los pri- observarse en el hecho de que es la es-
una parte de ellos”. sioneros que habían sido vendidos co- cena que decora la coraza del empera-
(Estrabón, Geografía III, 3, 8). mo esclavos se sublevaron, mataron a dor en la estatua hallada en Prima Por-
sus amos y regresaron a su país, encen- ta que lo representa como imperator

68
UN IMPERIO PARA LA ETERNIDAD
AUGUSTO CREA EL IMPERIO

triunfante, en traje alarma en Macedonia e, incluso, en Ita-


militar. En Armenia lia. Tiberio y Germánico lograron sofocar
las cosas no fueron tan la revuelta, creándose al norte del Ilírico
fáciles. Cayo César hubo una nueva provincia, la de Panonia, que
de hacer la guerra para im- llegaba hasta el Danubio. De esta mane-
poner al candidato de Roma al tro- ra el curso del río, desde la desemboca-
no, el medo Ariobarzanes. Fue en el dura hasta sus fuentes, servía de límite en-
transcurso de dicha guerra cuando reci- tre el mundo romano y el bárbaro.
bió la herida de la que debió morir. Fue en la frontera con los germanos,
Donde el problema fronterizo se plan- en cambio, donde la política exterior
teaba de manera más aguda era, como de Augusto cosechó su mayor fra-
hemos dicho, en el arco septentrional de caso, al intentar trasladarla hacia el
Italia. En esta zona, parece haber habi- este, del Rin al Elba. Las conse-
do una política consciente y continuada cuencias de este fracaso para la His-
de extender los límites del Imperio has- toria europea fueron incalculables.
ta el curso del Danubio, enlazándolos En los proyectos de Augusto en es-
con la frontera de Germania. te sentido probablemente influye-
A partir de 26 a.C., se dirigieron todos ron consideraciones estratégicas,
los esfuerzos hacia los Alpes. Los sála- económicas y personales. Ya en
sos, que controlaban el paso del Pe- época de César, que con la con-
queño San Bernardo, fueron derrotados quista de las Galias había llevado la
y, en los años siguientes, se consiguió la frontera romana hasta el Rin, se ha-
conquista de los restantes valles, con los bía comprobado la potencial im-
que se constituyó la provincia de los Al- portancia de los germanos y su ca-
pes Marítimos en 14 a.C. Al norte de es- pacidad de influir en los asuntos in-
ta provincia se dejó el pequeño reino ternos de los galos.
cliente de los Alpes Cotios y un trofeo, Prevenir el aumento del poderío de
elevado en La Tourbie, daba cuenta de los germanos era importante para los
los éxitos de Augusto. En los años 16 y romanos. Por otra parte, la unión de
15 a.C., Tiberio y Druso actuaron de ma- la frontera del Rin con la del Danubio se
nera coordinada para conquistar los Al- hacía en forma de una cuña, que pe-
pes septentrionales. Tiberio partió de la netraba peligrosamente en los dominios
Galia para dirigirse hacia el lago Cons- romanos y en la cual se situaban pode-
tanza y el alto Danubio; Druso, atrave- rosos pueblos suevos, como los cuados
sando el paso del Brennero desde Italia, y marcomanos, que, gobernados por
se le unió después. Estas campañas tu- Marbod, eran cada vez más fuertes. A
vieron como consecuencia la anexión estas consideraciones estratégicas de-
del Nórico –aproximadamente el terri- bían unirse alicientes económicos.
torio de Austria al sur del Danubio–, Re- El territorio de Germania repre-
cia –Baviera meridional– y Vindelicia El Augusto de Primaporta, estatua hallada en sentaba para los romanos como una
–Tirol y Suiza oriental. la villa de Livia, su viuda (Museos Vaticanos). continuación del de las Galias, con un
clima lluvioso y suelos fértiles que ga-
La frontera danubiana rantizaban una producción agrícola y ga-
Por el contrario, la anexión del Ilírico no nadera constante y, por consiguiente,
estuvo exenta de dificultades. Su impor- La inscripción unos impuestos regulares.
tancia estratégica para Italia era enorme. de La Turbie
Ello explica que, ya antes de Accio, Oc- Fracaso en Germania
taviano se esforzara por extender el con-
trol romano sobre esta zona. Entre el 14
y el 9 a.C., Agripa y después Tiberio so-
A l emperador César Augusto, hijo
del divino Julio, Pontífice Máxi-
mo, imperator por decimocuarta vez, con
Así, durante un segundo viaje a la Ga-
lia, en los años 16-13 a.C., Augusto pre-
paró la invasión de Germania. Varias in-
metieron a los panonios, establecidos en- la potestad tribunicia por decimosépti- cursiones de los germanos en la orilla
tre las montañas de Dalmacia y el Danu- ma vez, el Senado y el pueblo romano, derecha del Rin y el ataque a comer-
bio, con quienes se constituyó, en 11 a.C., por cuanto que bajo su guía y auspicios ciantes romanos dieron la excusa de la
la provincia imperial del Ilírico. Pero la todos los pueblos alpinos desde el guerra, que comenzó en 12 a.C., con
rapacidad de los recaudadores de im- Adriático al Tirreno han sido sometidos operaciones conjuntas del ejército y de
puestos y la crueldad de los encargados al Imperio del pueblo romano (sigue la flota, que atacó a los sicambrios de la
del reclutamiento promovieron una su- una lista de 45 tribus o pueblos some- costa. El avance de Druso prosiguió a
blevación en el 6 de nuestra era, que ad- tidos) (CIL V, 7817). través de los catos y los queruscos, en di-
quirió tales proporciones que cundió la rección al Elba, río que alcanzó en

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cionales para reemplazar las tres uni-
dades perdidas. Tiberio corrió a reforzar
las defensas de la orilla izquierda del
Rin. Arminio, por su parte, no llegó a
cruzar el río; y, aunque en los años si-
guientes algunas expediciones romanas
se dirigieron hacia el interior de Ger-
mania, de hecho la frontera entre ro-
manos y germanos quedó definida por
los cursos del Rin y del Danubio.
Si la obra de Augusto de consolida-
ción de fronteras fue importante, lo es
mucho más la reorganización del go-
bierno provincial que llevó a cabo. Las
oligarquías de las provincias, junto con
las de los municipios de Italia y la ple-
be de Roma, habían sido las bases so-
Relieve de la tumba del prefecto Tiberio Flavio, de mediados del siglo I a.C. Tiberio añadió al ciológicas del partido de César, prime-
Imperio las pequeñas regiones de Comagene y Capadocia (Estambul, Museo Arqueológico). ro, y el de su hijo político, Octaviano,
después. Es lógico que, al término de las
9 a.C., en una expedición de reconoci- El mando de Germania había sido guerras civiles, los provinciales espera-
miento que debía preceder a la gran confiado, en el año 9, a Quintilio Varo, sen del nuevo gobernante una atención
ofensiva, pero al regreso de este reco- emparentado con la familia de Augusto. a sus problemas y medidas en favor de
nocimiento murió. Su hermano Tiberio Su pésima administración consiguió su promoción social y política.
asumió el mando y, tras vencerlos, de- exasperar a los germanos. Arminio, un Durante las últimas décadas de la Re-
portó en masa a los catos y sicambrios. joven aristócrata querusco enrolado en pública, algunos políticos especialmen-
Cuando Tiberio, en el 4 de nuestra el ejército romano, tramó una insurrec- te inteligentes –Sila, Pompeyo, César–
era, fue asociado de nuevo al gobierno, ción, cuya amenaza Varo ignoró hasta el habían promovido leyes que tendían a
retomó el proyecto original de extender último momento. Cuando estalló la su- controlar mejor la administración de los
la frontera del Weser al Elba. Al año si-
guiente, avanzó hasta el río, obteniendo Con Augusto, las provincias dejan de ser
incluso el reconocimiento de los sem-
nones, en la orilla derecha del Elba, territorios para esquilmar y se convierten
aproximadamente junto a Berlín. Sólo
quedaba asestar el golpe final sobre la
en partes integradas de la ROMANITAS
depresión de Bohemia, poniendo fin al blevación, Varo intentó replegarse con gobernadores provinciales y a evitar
reino de Marbod. En ese momento, la su ejército hacia el Rin. Sorprendido por los abusos de su poder. Estas leyes se
sublevación de Panonia y Dalmacia Arminio y sus aliados en el bosque pan- basaban en la conciencia de que Roma
(6 d.C.) obligó a aplazar este proyecto tanoso de Teutoburgo, fue aplastado y, tenía un deber de tutela sobre los pue-
para restablecer el orden interior. Cuan- con él, tres legiones enteras. Cuando la blos sometidos; pero, también, en el he-
do se quiso hacer, tres años después, ya noticia llegó a Roma, la opinión pública cho de que cada vez eran más los pro-
era tarde. El desastre de Varo en el quedó conmocionada. Augusto clamó vinciales que descendían de colonos o
bosque de Teutoburgo puso fin a las as- varios días: “¡Varo, Varo, devuélveme las militares romanos y de que algunos te-
piraciones de expansión romanas. legiones!”. Se tomaron medidas excep- rritorios habían asimilado cada vez más
las formas de organización económica,
social y cultural representadas por Ro-
¡Varo, devuélveme las legiones! ma. En este sentido, la obra de Augus-
to marca la culminación de un proceso

C uando recibió la noticia de esta de-


rrota, Augusto fijó guardias por to-
da la ciudad, para prevenir cualquier tu-
hecho en la guerra de los cimbrios y en la
de los marsos. Cuentan, por último, que
quedó tan consternado que durante varios
que podemos definir como del impe-
rialismo al Imperio, en el sentido de que
las provincias dejaron de ser meros te-
multo, y prolongó su mandato a los go- meses se dejó crecer la barba y los cabellos; rritorios extraitálicos que los gobernado-
bernadores de las provincias para que pu- que se golpeaba a veces la cabeza contra las res militares podían esquilmar a su an-
dieran contener a los aliados al ser perso- puertas gritando: ‘¡Quintilio Varo, de- tojo, para pasar a ser consideradas como
nas expertas en el trato con ellos. Hizo tam- vuélveme las legiones!’, y que consideró ca- partes integradas de un todo político e
bién voto a Júpiter Óptimo Máximo de da año el día de la derrota como día de do- ideológico en el que cada una aportaba
unos grandes juegos si la situación políti- lor y de luto”. sus riquezas, sus hombres y sus creencias
ca cambiaba para mejor, como se había (Suetonio, Augusto 23) al vasto conjunto de la Romanitas.
La obra de Augusto en este sentido se

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UN IMPERIO PARA LA ETERNIDAD
AUGUSTO CREA EL IMPERIO

hizo sin estridencias, más a base de pe-


queñas reformas concretas que de gran-
des modificaciones legales. Las reglas
principales de la administración de las
provincias fueron planteadas en enero de
27 a.C., con motivo del reparto entre Au-
gusto y el Senado. Pretextando que no
quería ejercer un poder inconstitucional,
Augusto aceptó gobernar solamente
aquellas provincias, en su mayor parte
fronterizas, donde había problemas mili-
tares, encontrando la base legal para ello
en el imperium proconsular que previa-
mente el Senado le había otorgado.

Provincias para el Senado


Las otras provincias, pacificadas, las en-
tregó al Senado, que recibió las de Asia,
África, Ponto y Bitinia, Creta y Cirenai-
ca, Macedonia, Acaya (Grecia), Ilírico,
Sicilia, Córcega y Cerdeña y la Bética.
Hacia el 22 a.C., se añadieron también
Chipre y la Galia Narbonense. Los go-
bernadores de estas provincias senato-
riales tenían el título de procónsules y
eran elegidos por sorteo entre los ex
cónsules –para las provincias de Asia
y África– y ex pretores –para las de- Representación de una panadería en un fresco de Pompeya. Los repartos gratuitos de trigo
más–. Para auxiliarse en el gobierno re- fueron un instrumento político en Roma (Nápoles, Museo Arqueológico Nacional).
cibían un cuestor, encargado de las fi-
nanzas provinciales, y uno o tres lega- procurador de orden ecuestre, dotado clase de abusos, y fueron cada vez más
dos, según fuesen gobernadores con- de fuerzas militares. funcionarios, que debían administrar en
sulares o pretorianos. Puesto que en te- El caso de Egipto era especial. Con- provecho del interés general del país que
oría este sistema provincial era conti- siderado propiedad de Augusto, a raíz se les había confiado. Lo más importan-
nuación del de la República, basado en de la conquista del país tras la batalla de te fue dar garantías judiciales. Los pro-
la anualidad de las magistraturas, los go- Accio, su gobierno fue confiado a un ca- vinciales de las provincias senatoriales
bernadores de las provincias senatoria- ballero, que, con el título de prefecto de podían apelar en última instancia ante el
les estaban sólo un año al frente de sus Egipto, era uno de los puestos más al- Senado y el emperador; los de las pro-
provincias. tos a que podían aspirar los miembros vincias imperiales ante el emperador so-
Las provincias imperiales eran aque- del orden ecuestre. Ningún personaje de lamente. Augusto, amparado en el poder
llas en las que el mantenimiento del or- rango senatorial podía entrar en el país de intercesión de la potestad tribunicia
den exigía la presencia de tropas. Éstas sin permiso expreso del emperador. que el Senado le renovaba anualmente,
eran las provincias de Siria, Cilicia y Pan- podía reclamar ante sí cualquier causa,
filia, Galia, Hispania Citerior y Lusitania. De déspotas a funcionarios procediera de Italia, de las provincias se-
Los gobernadores de estas provincias re- Tan importantes como estas reformas ad- natoriales o imperiales. Así, a medida que
cibían el título de propretores y eran le- ministrativas fueron las garantías dadas pasó el tiempo, la persona del empera-
gados del emperador: legati Augusti pro a los provinciales. Por supuesto Augus- dor fue vista desde las provincias como
praetore. Quedaba a discreción del em- to, que en virtud del imperium procon- la de un juez supremo y protector im-
perador mantenerlos más o menos tiem- sular mayor que le había reconocido el parcial, que coronaba la jerarquía del Im-
po en el cargo, según su conveniencia, Senado podía intervenir no sólo en las perio romano. ■
lo cual les daba una experiencia políti- provincias imperiales, sino también en
ca muy superior a la de los gobernado- las senatoriales, tuvo mucho cuidado de PARA SABER MÁS
res de las provincias senatoriales. Una controlar a los gobernadores, a fin de
GRIMAL, P., El siglo de Augusto, Madrid,
tercera clase de provincias, creada por prevenir cualquier exceso de poder o in- FCE, 1996.
Augusto, fueron las procuratoriales. Nor- tento de golpe de Estado; como conse- Ibidem, El alma romana, Madrid,
malmente eran antiguos reinos de pe- cuencia, los provinciales fueron gober- Espasa Calpe, 1999.
Ibidem, La civilización romana: vida, costumbres,
queñas dimensiones, considerados co- nados más justamente. Los gobernado-
leyes y artes, Barcelona, Paidós, 2004.
mo propiedad del emperador, que se res dejaron de ser déspotas, a quienes la LE BOHEC, Y., El Ejército romano, Barcelona,
hacía representar en ellas a través de un connivencia del Senado permitía toda Ariel, 2004.

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