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Cuando pasaron las cuatro horas y no había signo alguno de que el Maestro
fuera a hablar o a cerrar la reunión, uno de sus discípulos muy cercanos se
levantó y dijo: “Maestro, por favor, no olvides tu promesa”.
“Los oídos y los ojos han desempeñado su papel; han demostrado ser
estudiantes no divinos y yo no he podido enseñarles. Su progreso ha sido de
lo más insatisfactorio. Ahora quiero nuevos estudiantes, y tengo nuevos
estudiantes. Estos estudiantes son los corazones, en donde crecerá la
unicidad –la unicidad con la verdad, la unicidad con la luz, la unicidad con
la belleza interna, la unicidad con lo que Dios tiene y lo que Dios es. Es el
estudiante-corazón el que posee la capacidad de identificarse con la
sabiduría, la luz y la beatitud del Maestro. El corazón es el oyente verdadero;
el corazón es el observador verdadero; el corazón es el estudiante verdadero
que deviene uno con la luz, la visión y la realización del Maestro.
En el día de hoy mi hijo mediano tenía una cita con el doctor, y como de
costumbre acudimos a la cita con media hora de anticipación. En el trayecto
hacia el hospital, yo trataba de condicionarme, a la tediosa y larga espera que
representa una visita al médico. Pienso que para nadie es muy grato este tipo
de visita. Cuando entramos a la sala de espera, reinaba una especie de calma
poco peculiar, no era la tensa calma que por lo general caracteriza estos
lugares, pues todo el mundo siempre espera en calma, pero ansioso por ser
atendido para retirarse, con la preocupación del resultado de su visita.
Era un salón amplio y claro, decorado con los motivos y colores pertinentes
para un hospital pediátrico. Se podía observar el exterior a través de grandes
ventanas que cubrían todo un lateral del salón, integrando así los dos
ambientes, dotando al lugar de armonía y tranquilidad.
Atravesamos mi hijo y yo la sala, para dirigirnos a la ventana de atención al
paciente y hacer los papeles necesarios. Luego de terminar con los
formularios, nos dispusimos a tomar asiento. Una vez instalados, y pasados
de unos minutos, comencé a sentir el lugar.
La puerta se abre y entra una señora de unos cuarenta y tantos años con su
hijo casi parapléjico, con sus dos manos enyesadas. Algo hacia que me fijara
en los dos nuevos integrantes que se nos unían en la espera. La mujer, de
cabellos claros, delgada y con un rostro algo marcado por el tiempo. No
podía desligar mi atención de ellos. Cada vez más me conectaba con la
realidad que me estaban mostrando. ¿Qué hay aquí? Me preguntaba. ¡Y
como en soplo surge en mi mente! ¡Aceptación!
Poco a poco fui comprendiendo, una mujer que sufrió mucho en los primeros
tiempos por la realidad de su hijo, una mujer que vio frustrados sus sueños
de madre y abuela, Aquella mujer sobre su dolor construyo su nueva
realidad, de la persona alegre, amistosa, simpática, comunicativa, dio paso a
un nuevo ser. Las huellas de su rostro dejan ver claramente esa metamorfosis
que dio lugar a alguien que acepto, sin dejar de ser, la realidad de madre
amorosa y dedicada a su hijo. No la dedicación porque no hay otra
alternativa, sino la dedicación que surge como fruto del amor, fruto de la
aceptación de que su experiencia está dada precisamente en la dedicación,
quizás ella misma no sabe, o no comprende que, en esa entrega, esta su
conquista más grande.
Envuelto en mis pensamientos, como ráfaga vienen las ideas. Esas criaturas,
que muchas veces yo había pensado que sufrían también sin tener culpa, son
el puente, el camino, la graduación para los padres que aprenden aceptar la
presencia de ángeles entre ellos para su propio crecimiento espiritual y de
vida. Esos niños, que nos parecen que no están aquí, son la línea que divide
lo humano y lo divino. Ellos vienen para que seamos nosotros los que
vivamos la experiencia que nos toca y para ser presencia tangible de Dios.
Entre tanto todo esto pasaba por mi mente, otros tres nuevos integrantes se
sumaban a la sala. Era una niña de unos catorce o quince años, acompañada
de su madre y su abuela.
Llaman a mi hijo. Caminamos hacia la asistente que nos guía por un pasillo,
ella se detiene y nos hace sentar por unos instantes porque hay que esperar
algo. Tomamos asiento. Unos instantes después, (no sé cuándo ocurrió) me
percato que nos encontramos sentados en el centro de una hilera de sillas en
cuyos extremos están la madre con su hijo, y en el otro la niña con sus
acompañantes. ¿Casualidad? No, es casi el resultado de todo aquello que me
ha estado ocurriendo, estoy en el centro de lo que se debe aceptar por que no
se puede cambiar, y lo que se debe tratar de cambiar si se puede, aunque sea
cuesta arriba.
Lo primero que debes tener presente para conquistar la felicidad es que está en ti decidir
si quieres una vida de felicidad o de infelicidad. No depende de nadie más, sino que de ti.
Para verificar que se trata de un estado puramente interior haz la siguiente práctica:
durante un par de días intenta recordar momentos felices que hayas tenido y anota
brevemente en una hoja unas palabras que te recuerden esa situación. Cuando tengas unos
diez eventos en los que hayas sido feliz, lee la lista, recuérdalos e imagínalos en tu mente,
uno por uno. A los pocos segundos te sentirás muy feliz.
Busca las virtudes. Con cada persona que te encuentres, busca lo positivo en ella. Todos
tienen cualidades y defectos, desde tu punto de vista. Elige concentrarte en sus cualidades
y virtudes. Comunícate con esa parte.
Agradece. Todas las personas te enseñan algo. Aun cuando tengas momentos
desagradables o situaciones problemáticas, reflexiona qué puedes aprender de ello y
agradece esa oportunidad. Si alguien te ha obsequiado con algo, unas sonrisas, una
palabra de estímulo, una experiencia, su tiempo..., manifiesta tu gratitud.
Cuenta tus bendiciones. A todos nos falta conseguir muchas cosas, pero ya tenemos
algunas. Quizás tengas una casa donde vivir, comida, familia. Quizás puedas ver u oír.
Tenemos un universo para contemplar y admirar, tenemos miles de personas a quienes
amar. Seguramente tienes algunos logros en tu vida. Ocupa más tu mente en esas
bendiciones que en lo que te pueda faltar. Cada día es una oportunidad para ir hacia tus
objetivos y tener más de lo que quieres. Si en tu presente cuentas tus bendiciones, serás
más feliz y tendrás un mejor futuro. Así tus metas se cumplirán más fácilmente.
Actúa como si fueras feliz. Hay una relación entre tu cuerpo, tus emociones y tu actitud
mental. Si te comportas como si fueras feliz, hablando como si lo fueras, sonriendo,
camina como una persona feliz, habla como sí, etc.. Conseguirás de este modo llegar a
sentirlo. Y al sentirlo, comenzarás a apreciar las cosas lindas de la vida. Se va
transformado en una nueva actitud.
Identifica los obstáculos. Piensa en las situaciones que te hacen infeliz. Descubre qué
actitud tuya debe cambiar para que no te afecte de esa manera. No pienses en eliminar o
cambiar algo externo para ser feliz. Recuerda que la felicidad es un estado interior. Revisa
tus comportamientos para cambiarlos de manera adecuada.
Entrevista a los felices. Si encuentras personas que te parecen muy felices, entrevístalas
para que te relaten cómo logran su felicidad y por qué se sienten así. Es muy probable
que obtengas más ideas para ser tú feliz también.
Toma el mando. Cada mañana decide que tú comandarás tu vida. Decide que serás feliz.
Mírate al espejo con tu mejor sonrisa y di:
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber
aumentado tus sueños.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que
las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en
protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tú puedes aportar una
estrofa.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de
nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno. Disfruta del pánico que te provoca tener la vida
por delante.
Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Hoy recuerdo mi niñez, a mis amigos, mis maestros, no necesitaba de más libertad pues
la tenía, tampoco necesitaba mentir, mis padres eran excelentes amigos a los que les podía
confiar el más mínimo detalle, sin embargo, voy creciendo y veo a mucha gente con
tremendas fachadas en su personalidad que le impide tener una vida sencilla, plena de
alegría, de frescura, de amor, de entrega y de un deseo inmenso de servir a los demás para
vivir siempre.
Así, pasa en muchos matrimonios, adornan su "felicidad" con una tremenda fachada para
dar la impresión de que todo marcha muy bien, y uno se pregunta ¿a quién engañan?,
sencillamente a nadie, los engañados son los que se disfrazan por el día para ocultar lo
que sucede de noche.
He tratado de vivir sin mascaras ni fachadas y he logrado ser feliz, enfrento las peores
situaciones con una confianza plena en mi Padre, bueno, solicitándole que me haga
sencillo y honesto. Sencillo para compartir con los demás y honesto para sentirlos de igual
a igual.
Cuando se actúa así las fachadas sobran, y la gente no se fijará en nuestra belleza física,
sino en la dulzura de nuestro corazón.
Tus palabras tienen poder
Un pájaro que vivía resignado en un árbol podrido en medio del pantano, se había
acostumbrado a estar ahí. Comía gusanos del fango y se hallaba siempre sucio por el
pestilente lodo.
Sus alas estaban inutilizadas por el peso de la mugre, hasta que cierto día un gran
ventarrón destruyó su guarida.
El árbol podrido fue tragado por el cieno y el pájaro se dio cuenta de que iba a morir. En
un deseo repentino de salvarse, comenzó a aletear con fuerza para emprender el vuelo.
Le costó mucho trabajo, porque había olvidado como volar, pero se enfrentó al dolor del
entumecimiento hasta que logró levantarse y cruzar el ancho cielo, llegando finalmente a
un bosque fértil y hermoso.
Nuestro camino en este mundo, está lleno de silencios. Silencios que nos acobardan,
porque estamos acostumbrados a oír y no a sentir. Llegamos hasta el punto, que
preferimos que nos hablen del amor, en vez de sentir el amor.
Pero hay un silencio espiritual, que no es silencio de ausencia. Es la necesidad del alma
que busca callar, en medio de tanto caos que la rodea. Ella sale a buscar al Padre, porque
conoce el origen de su nostalgia. Nostalgia que no se cura hasta que se una con Él.
El primer silencio espiritual puede ser externo, lo usual es que nos falten palabras para
explicar lo que llevamos por dentro. Luego se le une un silencio interno. Un silencio en
amor, que es un diálogo íntimo, que necesita más de obras que de palabras. Primero callan
las palabras. Después el pensamiento y luego callarán los falsos amores. El alma se libera
y queda desnuda, entera, sola y pura.
Aquí en el silencio, el alma se cura. Nos llenamos de paz y libertad. Simplemente está
actuando el amor. Cuando el alma ha sido sanada, queda orientada hacia el Padre, pues
de Él le viene todo lo que es.
El siguiente silencio del camino, nos desconcierta al principio. Porque nuestro Padre, se
manifiesta de una manera distinta. Él habla y el alma calla. Él derriba nuestra mente. Él
es quien trabaja dentro de nuestra actitud pasiva.
Ya no se puede vivir sin su presencia, nada puede hacernos felices como Él . Su único
deseo es que nos guiemos por el amor y la intuición hasta que logremos nuestro destino.
Y nuestro destino es unirnos con Él. Esta unión la lograremos en un amor puro. Que va
más allá del entender, poseer e inclusive del sentir. Porque la fe reemplaza el entender, la
paciencia el poseer y el amor colmará y sobrepasará el sentir.
El silencio que continúa en el camino, es cuando queremos regresar a etapas anteriores.
Porque éste es un silencio, en el amor del Padre. Él quiere vaciar, lo poco que queda en
nosotros y que a Él no le pertenece. Es una etapa dura. Hay una sed en el alma. Pero
tenemos su presencia. Él vive en nosotros y nosotros vivimos en Él. Y en la plenitud de
este bellísimo silencio, el Padre sella nuestra unión con un beso. Un beso que nos
devuelve nuestra condición de niños. Fuera de este beso ya no deseamos nada.
Aquí aparece un nuevo silencio... Esperaré a que mi Padre responda. Lo hará con un
nuevo amor. Porque el amor siempre es nuevo.
Ahora, Padre mío, soy yo quien te quiere abrazar, quien te quiere besar. Porque tú eres
mi destino, tu amor es mi vida y tus caricias son mi paz.
Camina hacia el Sol
La diferencia en la vida.
MICKY
Había una vez un viejecito que estaba enfermo y cansado. Tenía cuatro hijos, y de ninguno
de ellos recibía la mínima atención.
Un día, buscando entre sus escasas pertenencias, encontró dos monedas de plata y se le
ocurrió una genial idea. En el pueblo las intercambió con un mercader de artículos
antiguos quien le dio un viejo baúl.
Como pudo, se las arregló y lo trasladó a su casa. Una vez en ella, lo dejó a la vista en el
centro de su humilde cabaña. Por casualidad uno de sus hijos lo visitó e intrigado le
preguntó: "¿Qué guardas aquí?" - "Un secreto" -, le contestó, "que sólo conocerás tú y los
tus hermanos el día en qué me muera, porque aquí está toda mi herencia". El día siguiente
lo enterró bajo de su cama.
Cuál fue su sorpresa que, a partir de entonces, un hijo por lo menos lo visitaba durante el
día. Le traían leche y miel, y entre los cuatro hijos le mantenían su cabaña lo suficiente
limpia.
Los cuatro hermanos al fin comprendieron que un buen padre puede dar la vida por sus
hijos, pero algunos no entregan nada en vida a sus padres. En profunda reflexión y con
lágrimas a los ojos, le dieron finalmente una digna sepultura, y uno de ellos, cuando echó
el último puñado de tierra, lo despidió diciendo:
Dos semillas están lado a lado en la fértil tierra de la primavera. La primera semilla dijo:
- ¡Quiero crecer!
Quiero impulsar a mis raíces fondo dentro de la tierra que está bajo de mí, y expulsar mis
brotes a través de la corteza de la tierra que esta sobre mí... quiero desplegar mis tiernos
brotes como banderas que anuncian la llegada de la primavera... quiero sentir el calor del
sol sobre mi rostro y la bendición del rocío matinal sobre mis pétalos!
Y creció.
La segunda semilla dijo:
- Tengo miedo. Sí impulso mis raíces dentro de la tierra que está debajo de mí, no sé lo
que encontrará en la oscuridad. Sí me abro paso por la corteza dura que esta sobre mío,
puedo hacer daño delicados rebrotes... y ¿si al dejar que mis brotes se abren, un caracol
intenta comérselos? Y si abro mis capullos, un niño pequeño podría arrancarme de la
tierra. No, será mejor que espere hasta que no haya peligro.
Y esperó.
Una gallina de corral que buscaba comer afanosamente entre la tierra de comienzos de
primavera encontró a la semilla en espera y rápidamente se la comió.
MORALIDAD de ESTE RELATO: Aquellos de nosotros que nos negamos a arriesgarnos
a crecer y no tenemos el VALOR para esto, pudríamos ser engullidos por la vida.
La Paciencia
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o
Es descubrir algo que te gusta hacer mientras estás aguardando, y disfrutar tanto de lo que
estás haciendo que te olvidas que estás haciendo tiempo.
Paciencia es dedicar tiempo a diario a soñar tus propios sueños y desarrollar la confianza
en ti mismo para convertir tus deseos en realidad.
Paciencia es ser complaciente contigo mismo y tener la fe necesaria para aferrarte a tus
anhelos, aun cuando pasan los días sin poder ver de qué manera se harán realidad.
Es renunciar y aceptarlos tal y como son y perdonarlos por lo que hayan hecho.
Paciencia es amarte a ti mismo y darte tiempo para crecer; es hacer cosas que te
mantengan sano y feliz y es saber que mereces lo mejor de la vida y que estás dispuesto
a conseguirlo, sin importar cuánto tiempo sea necesario.
Paciencia es estar dispuesto a enfrentarte a los desafíos que te ofrezca la vida, sabiendo
que la vida también te ha dado la fuerza y el valor para resistir y encarar cada reto.
Érase una vez un hombre que vivía muy cerca de un importante cruce de caminos.
Todos los días, a primera hora de la mañana, llegaba hasta allí e instalaba un puesto
ambulante en el que vendía bocadillos que él mismo hacía.
Era sordo, por lo tanto no escuchaba la radio. No veía bien, y por lo mismo ni un solo día
leía los diarios.
Aumentó la venta, alquiló un terreno más grande y mejor ubicado y sus ventas se
incrementaron día a día.
Su fama aumentaba y su trabajo era tanto que decidió buscar a su hijo, un hombre de
negocios de una gran ciudad, para que lo ayudara.
A la carta del padre, su hijo respondió: ¡Pero papá! ¿No escuchas la radio, ni lees los
periódicos, ni ves televisión? ¡¡¡¡ Este país está atravesando una gran crisis, la situación
es muy mala... ¡No podría ser peor!
El padre pensó: "Mi hijo trabaja en una gran ciudad, lee los periódicos y escucha la radio,
tiene contactos importantes... Debe saber de qué habla...".
Así que revisó sus gastos, compró menos pan, disminuyó la compra de cada uno de los
ingredientes y dejó de promocionar su producto. Su fama y sus ventas disminuyeron día
a día.
¿Donde vas?
¿A dónde vas?
Un grupo de pájaros en forma de "V" cruzaba el cielo cuando a una nube le picó la
curiosidad y quiso saber dónde se dirigían y qué planes tenían. Esperó a cruzarse en su
camino y, con delicadeza, sin molestar ni entorpecer la marcha, que adivinaba que sería
importante, se acercó con cuidado al último pájaro de una de las ramas de la "V" y le
preguntó dulcemente:
- Dime, querido pájaro, si me lo puedes decir, ¿dónde os dirigís en un vuelo tan recto y
tanto largo, y qué vais a hacer allá?
El pájaro, sin dejar de volar al ritmo de sus compañeros, contestó:
-¡Ay, si yo lo supiera!. Pero no tengo ni idea. Yo no hago más que seguir a mi compañero
de delante. Voy donde va él, y vuelo hacia dónde él vuela. Pregúntale a él. Él lo sabrá.
La nube se adelantó un poco, hasta llegar al pájaro de delante, y recibió la misma
respuesta. Y así fue como pasando de un pájaro a otro y de una rama de la "V" a la otra,
sin conseguir saciar su curiosidad. Todos le decían que ellos no sabían nada y que
preguntara a los demás, que ellos lo sabrían. Pero nadie sabía nada.
Cada uno seguía al de delante, sin preguntarse nada, y no podían dar respuesta. La nube
tenía cada vez más curiosidad, hasta que no le quedó ningún otro remedio que dirigirse al
pájaro de la punta de la "V" corriendo el riesgo de molestarlo y distraerlo en su importante
tarea de guía del grupo. Se disculpó, y le preguntó dónde iba con todos aquellos
compañeros que lo seguían.
Hoy eliminaré de mi agenda dos días: ayer y mañana. Ayer fue para aprender y mañana
será la consecuencia de lo que hoy pueda realizar.
Hoy me enfrentaré a la vida con la convicción de que este día jamás volverá.
Hoy es la última oportunidad que tengo de vivir intensamente, pues nadie me asegura que
mañana volveré a amanecer.
Hoy seré la resistencia al pesimismo y conquistaré al mundo con una sonrisa, con la
actitud positiva de esperar siempre lo mejor.
Hoy tendré tiempo de ser feliz y dejaré mi huella y mi presencia en el corazón de los
demás.
Hoy, te invito a empezar un tiempo nuevo donde soñemos que es posible cuanto nos
proponemos y lo realicemos con alegría y dignidad.
He Aprendido
Que la mejor aula de aprendizaje está a los pies de una persona mayor.
Que cuando estás enamorado, se nota.
Que cuando una persona me dice, "Tú me alegraste el día", me alegra el día a mí.
Que un bebé que se duerme en tus brazos, genera el más profundo sentimiento de paz.
Que ser bondadoso es más importante que tener la razón.
Que nunca debemos rechazar el regalo de un niño.
Que yo siempre puedo orar por otra persona, aun cuando no tengo las fuerzas o los
medios para ayudarlo de alguna otra manera.
Que no importa cuán serios nos obliga a ser la vida, siempre necesitamos un amigo para
actuar estúpidamente.
Que algunas veces todo lo que una persona necesita es una mano para tomar, y un
corazón para entender.
Que simples caminatas con mi padre alrededor de la manzana en noches de verano,
cuando yo era niño, hicieron milagros para mí como adulto.
Que la vida es como un rollo de papel; mientras más se acerca a su fin, más rápido se
acaba.
Que deberíamos estar contentos que Dios no nos da todo lo que pedimos.
Que el dinero no compra la clase.
Que las pequeñas cosas de todos los días hacen la vida tan espectacular.
Que bajo la coraza más dura hay alguien que quiere ser apreciado y amado.
Que el Señor no lo hizo todo en un día. ¿Qué me hace pensar que yo puedo?.
Que ignorar la realidad no cambia la realidad.
Que cuando planeas vengarte de alguien, sólo estás dejando que esa persona te continúe
hiriendo.
Que el amor y no el tiempo cierran todas las heridas.
Que la forma más fácil de crecer como persona, es rodearme de gente más capaz que yo.
Que todos con los que te encuentras se merecen que los recibas con una sonrisa.
Que no hay nada más dulce que dormir con un bebé y sentir su aliento en tus mejillas.
Que nadie es perfecto hasta que te enamoras de esa persona.
Que la vida es dura pero yo soy más duro.
Que las oportunidades nunca se pierden; alguien tomará la que dejaste pasar.
Que cuando te amarras a tu amargura, la felicidad amarrará en otro muelle.
Que desearía haberle dicho a mi padre que lo quiero, una vez más, antes de que
falleciera.
Que debemos mantener nuestras palabras tiernas, porque mañana tal vez debamos
masticarlas.
Que una sonrisa es una forma muy barata de mejorar la presencia.
Que no puedo decidir cómo me siento, pero sí puedo decidir qué voy a hacer al
respecto.
Que cuando un recién nacido toma tu dedo meñique en su pequeño puño, estás
enganchado de por vida.
Que todos queremos vivir en la cima de la montaña, pero la felicidad y el desarrollo
ocurren mientras las escalas.
Que es mejor dar consejos en dos ocasiones: cuando te lo piden y cuando es una
situación en que peligra la vida.
Que mientras menos tiempo tengo disponible, más cosas termino.
Hoy es Tu Presente
•Un problema a los 5 años puede ser que mamá no te compre un juguete.
•Un problema a los 20 años puede ser que el muchacho que te guste, no guste de ti.
•Un problema a los 60 años puede ser tener a los hijos lejos.
La palabra problema no solo tiene una connotación negativa, sino que hace referencia a
algo que ocurre y está afuera de nosotros. Pareciera que no tenemos nada que ver con
ellos. Simplemente suceden...
Sin embargo, otra mirada podría ser verlos desde nuestra posición de responsabilidad.
¿Qué hice yo para que se desinfle la pelota?
¿Qué hice yo para reprobar el examen?
¿Qué puedo hacer yo para atraer al muchacho?, o
¿Para qué interpreto que eso es malo?
Cuando volvemos la mirada hacia el observador que somos, podemos ver que el
"problema" deja de vivir afuera para pasar a existir en nuestra interpretación.
Ver lo que te sucede como un problema es sólo ver una parte de lo que te pasa.
La otra parte sería poder ver la posibilidad que se te revela, y el desafío de encontrar el
aprendizaje en esta oportunidad.
Cambiando nuestra mirada se abren para nosotros posibilidades que antes no existían:
Algunas veces ocurren hechos que no pueden ser reinterpretados, los observamos como
negativos... ¿Pero cuánto tiempo nos vamos a quedar en esa emocionalidad?, o
¿Qué vamos a hacer a partir de eso?
Es una elección que nos pertenece y nos da poder.
La felicidad no es la ausencia de problemas, sino la habilidad de salir adelante con ellos.
Podemos ver alguna relación entre la forma de interpretar los problemas y la manera de
lograr objetivos:
•El perdedor se siente parte del problema, el ganador siente que es parte de la solución.
•El perdedor ve un problema en cada solución, el ganador ve una solución en cada
problema.
La vieja formulación de los problemas suele dejar un solo curso de acción, que es el de
resolverlo, mientras que la nueva postura se inclina más por reformularlos que por
resolverlos. Si cambiamos la interpretación que lo constituye podemos estar frente a una
oportunidad.
Sostenemos que muchos de los "problemas" que vivimos a diario se disuelven como tales
o se convierten en oportunidad de aprendizaje si variamos el juicio y la interpretación que
los sostiene.
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¿Cuántos de tus problemas pasan a tener menos importancia con esta postura?
¿Cuántos de tus problemas podrían desaparecer?
¿A cuántos les puedes cambiar la interpretación, para ser más feliz?
Al que anda tambaleante por la vida no le analices por qué no ha llegado nunca a
ninguna parte...
Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo, y un bastón por si llegara a necesitarlos.
Al que anda sin templo y sin oración no le preguntes por qué es un descreído...
Mejor enséñale a Dios, y mételo en el secreto de tu plegaria.
A esos que hacen un caos de su vida no les preguntes que causa su confusión...
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe, y el fluir constante de tu serenidad.
Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le pesa tanto...
Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él... Y ya poco a poco irá llegando
la luz.
Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, no le andes por las normas, las
deducciones y los raciocinios...Mejor dale la mano, y dile:"¡Voy contigo!"
Busca la perfección sabiendo que la no hallarás en una sola vida. Ello, te proporcionará
más esperanzas que desesperanzas y te mantendrá listo cada vez que el camino de la
vuelta.
Encuentra el rumbo enalteciendo la belleza de todo cuanto te rodea, cada cosa que te
envuelve es un sendero a recorrer.
Procura ser sincero contigo mismo y juzga con justeza tus actitudes, sin renunciamientos,
hasta saber el origen de cada una de ellas, eso, te abrirá el corazón de tus semejantes.
Disfruta con alegría de todo lo que hoy tienes transitoriamente, ya que nada posees en
este mundo más que la esencia de tu vida.
Se prudente en tus expresiones, tus palabras pueden confundir y desolar a quienes tengan
una visión distinta y no tan fortalecida de las cosas.
No olvides que el mañana se levanta por sobre el hoy y que no existen más límites a tus
sueños que los que tu cristalices frente a tus ojos.
Domina tu ego, en todo momento ten presente tu pequeñez respecto del universo al que
perteneces.
Fortalece tu espíritu tratando de no quebrar la unión mística que hay entre el leal saber y
el obrar.
Enaltece tus dones y habilidades, deposita amor en su ejercicio, tus obras hablarán por ti.
Después de un tiempo aprenderás la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar
el alma.
Y empezarás a aprender que los besos no son contratos, ni los regalos son promesas.
Y aprenderás a trazar todas tus rutas en el presente, pues los terrenos del ayer son inciertos
para tus planes, y los de futuro tienen una manera de fallar a medio camino.
Y después de un tiempo aprenderás que hasta los rayos del sol pueden quemarte sí te
expones demasiado.
Así que planta tu propio jardín y decora tu propia alma, en lugar de esperar que alguien
te traiga flores.
Y aprenderás que en realidad puedes ser fértil, que eres realmente fuerte, y que de veras
eres un ser valioso.
La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor... sino de lo que pasa dentro
de nosotros.
La felicidad se mide por el espíritu, con el que nos enfrentamos a los problemas de la
vida.
La felicidad... ¡es un asunto de valentía!; es tan fácil sentirse deprimido y desesperado...
La felicidad... ¡es un estado de ánimo! no somos felices en tanto no decidamos serlo.
La felicidad... ¡no consiste en hacer siempre lo que queramos!; pero sí en querer todo lo
que hagamos.
La felicidad nace de poner nuestro corazón en el trabajo... y de hacerlo con alegría y
entusiasmo.
La felicidad, no tiene recetas... cada quien la cocina con la sazón de su propia meditación.
La felicidad no es una posada en el camino, ¡es la forma de caminar por la vida!
La Verdad y La Belleza
Cuando Dios creó a la mujer creó también LA FANTASÍA. Cierto día LA VERDAD
quería conocer un gran palacio y tenía que ser el palacio del Gran Sultán Harun Ar-
Rachid, el Emir de todos los creyentes. La verdad se cubrió con un velo muy transparente
y cuando despuntaba en el cielo las primeras luces del alba fue a llamar a la puerta del
palacio del Gran Sultán.
Cuando el jefe de la guardia abrió la puerta y vio aquella mujer tan bella pero
prácticamente desnuda, asombrado le pregunto:
- "¿Quién eres?"
- "Soy la Verdad y deseo hablar con el Sultán". - El jefe del guardia celoso de la seguridad
de palacio, fue corriendo a hablar con el Gran Visir e inclinándose humildemente ante él
le dijo:
- "Señor, ahí fuera hay una mujer muy hermosa, casi sin ropa que quiere hablar con el
Sultán".
- ¿"Y cómo se llama?
- "Dice llamarse Verdad, señor".
- ¿Qué dices? ¿Qué la Verdad quiere entrar en palacio? ¡De ningún modo! ¿Qué sería de
nosotros, si La Verdad entrase en palacio? Sería nuestra desgracia, nuestra ruina. Diga a
esa mujer que se marche inmediatamente. El Visir se sintió temeroso y amenazado ante
aquella inesperada visita. El jefe de la guardia volvió a la entrada del palacio y le dijo a
la verdad:
- "Lo siento mucho hija mía, pero tu desnudez podría escandalizar a nuestro Califa. "Sigue
tu camino y que Dios te acompañe". La Verdad se fue muy triste, pues ella quería conocer
un gran palacio,
Pero... Cuando Dios creó a la mujer también creó la OBSTINACIÓN. Esta vez la Verdad
se cubrió con pieles mal olientes, de las que usan los pastores del desierto y con paso
firme, con el sol quemante en su espalda, se dirigió al palacio del Gran Sultán. Cuando
llegó a la puerta, tomó la aldaba entre sus manos y golpeo con severidad. El jefe de la
guardia abrió y le preguntó:
-"¿Quién eres?"
- "Soy la acusación, y exijo una audiencia con vuestro Sultán" - (voz severa y firme).
Aquella espantosa mujer inspiró cierta desconfianza al jefe de la guardia, que, cerrando
la puerta con escrúpulo, le dijo:
-"Aguarde ahí, iré a anunciar su visita"- Cuando estuvo ante el Visir le dijo:
-"Afuera hay una horrible mujer, que quiere hablar con nuestro Sultán".
-"¿Y Cuál es su nombre?"
- "Afirma llamarse Acusación, mi señor".
- ¿Qué la acusación quiere entrar en palacio? ¡De ningún modo! Ordena a esa mujer que
se marche de inmediato. "Pronto echadla de mis dominios".
El jefe de la guardia volvió y sin darle explicación alguna echó a La Verdad a empujones
de palacio.
-"Fuera, fuera de aquí, en palacio no queremos a gente como tú". La Verdad se fue muy
enojada, pues ella quería entrar en palacio.
Cuando Dios crea a la mujer creo también EL CAPRICHO. En esta ocasión La Verdad
fue a buscar las ropas más bellas que pudo encontrar, delicadas sedas, brocados y tejidos
bordados con los colores del arco iris. Adorno sus manos con anillos de piedras preciosas
y su pecho con collares de zafiros, brillantes y rubíes. Perfumó su cuerpo con esencia de
jazmín. No podía estar más bella. Cubriendo su rostro con un velo bordado en oro y plata,
cuando se vislumbraban las últimas luces del día, fue a llamar a las puertas de palacio. El
jefe de la guardia al ver aquella mujer tan bella quedo boquiabierto y pregunto con
delicadeza:
-"¿Quién eres?"
-"Soy la fábula y me gustaría tener audiencia con vuestro Sultán”. (Dice con voz
melodiosa y dulce). El jefe de la guardia se apresuró en ir en busca del Gran Visir, dando
tropezones sin fijarse por donde iba, pues no podía apartar sus ojos de aquella bellísima
mujer. Cuando estuvo ante el Visir, le dijo:
-"Ahí fuera hay una mujer tan hermosa que más parece una princesa en la decimocuarta
noche de luna".
-"¿Y Cómo se llama?"
- "Fábula, mi señor"
-"¿Cómo? ¿Qué la Fábula quiere entrar en palacio? ¡Bendita sea La Fábula! ¡Alabado sea
Dios! Que sea recibida por cien esclavas que vayan a su encuentro. Agasajarla con flores
y que suenen las trompetas. Y así fue como las puertas del gran palacio de Bagdad se
abrieron finalmente de par en par a nuestra peregrina.
Fue así como La Verdad vestida de Fábula, al fin pudo pasar y conocer el gran Palacio
para encontrarse con el Sultán Harun Ar-Rachid, el Emir de todos los creyentes.
Para Vivir en Paz
Para vivir en paz hay que comenzar por entender que en el juego que jugamos, las
caídas y las derrotas no cuentan...
Para vivir en paz hay que empezar por disfrutar del silencio...
Y entender como un deber, el olvidar las recetas dadas, el mapa trazado y las vías de
seguridad...
Para ser feliz, entonces, bastará con tener paz, con desear la vida, con apreciar el regalo
de sus esencias, entender que el mundo no es sólo ancho, sino diverso y que no todo está
dispuesto matemáticamente para complacernos...
Y así, al final, aceptaremos que para vivir en paz tenemos que entender, solamente, que
como prisioneros de la vida misma, estamos irremediablemente condenados A VIVIR EN
PAZ.
EN TU CORAZÓN ESTÁ LA VERDAD
No creas en las tradiciones porque han sido manejadas por muchas generaciones.
Pero tras haberlo observado y analizado, cuando halles que algo concuerda con tu
corazón y conduce al bien y al beneficio de todos, entonces acéptalo y vive para ello.
EL Elefante Del Circo
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran
los animales.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos
centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que
ese animal capaz de arrancar un árbol de tajo con su propia fuerza, podría, con facilidad,
arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía
cinco o seis años, pregunté a algún maestro, a mi padre o a algún tío por el misterio del
elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba
amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo
haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando
me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos
años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para
encontrar la respuesta:
"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que
era muy pequeño".
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de
que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de
todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se
durmió agotado y que al día siguiente volvía a probar, y también al otro y al que seguía...
hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se
resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE NO
PUEDE.
Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a
cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas "no
podemos hacer" simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Grabamos en
nuestro recuerdo "no puedo... no puedo y nunca podré", perdiendo una de las mayores
bendiciones con que puede contar un ser humano: la fe.
Cuando el rojo pasión se une con el verde esperanza resurge el color tierra haciéndonos
recordar que somos barro modelado por las manos de Dios. La esperanza de nuestro
corazón y el fuego de nuestra alma nos indican que estamos vivos, que luchamos por algo
importante y que en la vida hay más belleza en dar que en recibir porque la tierra, el barro,
es un don gratuito de Dios que nos ofrece a diario para que construyamos formas distintas
en las que podamos ser nosotros mismos.
Cuando el azul tranquilo, signo de estabilidad y profundidad se une con el amarillo sabio,
inteligente y enérgico nace en nuestra alma la serenidad y sosiego basado en los fuertes
pilares del Amor verdadero, de aquel amor que a veces nuestros ojos se cierran a ver y
sin embargo permanece brillando en nuestra alma.
Cuando el negro del poder, la elegancia, la formalidad, la muerte y el misterio se une con
el blanco cargado de luz, bondad e inocencia aparece un gris que nos recuerda la
perfección de la vida en los vaivenes de situaciones y acontecimientos. En ese gris hay
tonos más fuertes y más suaves que nos invitan a ver con mayor claridad quienes somos
y hacia dónde vamos.
El naranja combina la energía del rojo con la felicidad del amarillo. Se le asocia a la
alegría, el sol brillante. El naranja nos recuerda que estamos vivos, que aceptamos nuestro
ser con nuestras limitaciones y grandezas. Que nunca es tarde para empezar de nuevo a
vivir y a ser aquello que queremos ser y que somos.
El púrpura aporta la estabilidad del azul y la energía del rojo. Nos viene a recordar con
sus destellos que Dios es el centro de nuestro ser y hacer y que nuestro corazón siente,
vive, sufre, llorar, ríe... en función de lo que vivimos, en función de lo que somos.
El color café, que surge del marrón amarillento representa la capacidad de entregar todo
el esfuerzo y el trabajo a nuestros amigos con el único fin de hacerles felices. Anuncia
una vida espiritual sedienta de verdad y de sencillez.
El rosa que surge del rojo aclarado anuncia la capacidad maravillosa que tenemos de amar
aprendiendo día a día a vivir mejor y ser felices.
Nos recuerda una vida emocional basada en el amor que es capaz de vencer todos los
obstáculos y ganar todas las luchas. Ayuda a un desarrollo espiritual que está basado en
el amor a Dios por sobre todas las cosas del mundo.
La ausencia de color representa la incapacidad de crecer porque nuestro ser interno está
limitado y atrapado por el dolor y las dudas.
Anuncia una vida emocional nula. Ayuda a un desarrollo espiritual en el cual en el camino
de la vida se encuentra siempre una ayuda para cambiar y crecer.
Amigo mío, dame tu mano caminemos por ese arco iris en el que Dios mezcla la creación
con los sentimientos y situaciones de nuestra vida. Miremos al frente, pongamos lo que
somos en sus manos, lo que vivimos en su santuario, dando gracias por lo bueno y por
aquello que nos ayuda a crecer, aunque a veces sea a base de sufrimiento.
Pintemos a nuestro paso bellos trazos de colores en los que recordemos al mundo que no
existe un color único, que nada es perfecto ni imperfecto en su pura esencia. Que la vida
está hecha de mezclas pero que nosotros somos los protagonistas de nuestro cuadro y que
convertiremos un blanco lienzo en una bella obra de arte basada en el amor, el perdón y
la amistad.
La vida es misterio, el ser humano es misterio, el arco iris es misterio, pero... ¡qué suerte
tenemos de poder ir descifrando con el paso de la vida cada uno de esos colores que
forman nuestro ser!
La Sinceridad
La sinceridad no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos
vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza…
Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto parece muy sencillo,
pero muchas veces cuesta más de lo que se cree. Se utilizan las ‘’mentiras piadosas’’ para
ocultar cualquier cosa que para nosotros es una tontería, pero que en realidad a la persona
que mientes haces daño, y esta pequeña mentira que en un principio nos es nada se va
haciendo más y más grande hasta que la verdad se acaba sabiendo y sorprendiendo a quien
mientes.
La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se demuestra por medio de
nuestras actitudes.
Cuando se aparenta lo que no somos (en la edad, trabajo, amistad…) se tiende a aparentar
lo que no se es (más joven, inteligente, educados…) Si se descubre la gran mentira que
nos han hecho creer se nos viene a la memoria el refrán: ‘’Dime que presumes… y te diré
que careces’’ y entonces se produce una gran desilusión ya que se pierden las esperanzas
de lo que la persona no es en realidad.
También indicar que ‘’decir’’ siempre la verdad con palabras es una parte de la sinceridad,
pero también hay que ‘’actuar’’ acorde con la verdad.
Para ser sincero se necesita tener mucho ‘’tacto’’ y esto significa que cuando debemos
decirle a una persona la verdad de lo que pensamos y esta verdad la pone incómoda
debemos utilizar las palabras, las expresiones correctas ya que el primer propósito es
‘’ayudar’’ a esa persona, y esto es necesario para que la persona escuché y vea que lo que
se la dice va con buenas intenciones y sin ánimo de ofenderla.
La sinceridad también requiere valor ya que a la hora de decir la verdad a un amigo o a
una amiga, por ejemplo, el no decir la verdad no se puede justificar con no decirlo con el
perder una buena amistad o por el concepto que se tiene de la persona.
La persona sincera siempre dice la verdad, en todo momento, aunque le cueste, sin temor
al qué dirán. Ya que vernos sorprendidos mientras mentimos es más vergonzoso aún.
Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, somos más honestos con los demás y a la
vez con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la
autenticidad que hay en nuestra forma de comportarnos y nuestras palabras.
A medida que nos vamos haciendo más mayores, la sinceridad debe ir en aumento y debe
convertirse en un elemento básico para vivir nuestra vida con auténtica plenitud y
sinceridad.
Se sincer@ nada cuesta ser real, las personas que mienten, viven de mentiras porque son
una triste mentira. Ocultando sus bajas pasiones.
Se verdadero, aunque te cueste y las personas confiaran totalmente...la verdad es
aceptable, la mentira no, en ninguno de los casos.
Nos da la impresión de que ciertas cosas simplemente no estaban destinadas a pasar y que
algunos proyectos simplemente no estaban destinados a funcionar.
Todo lo que se nos pide es que nos elevemos por encima de nuestros infortunios.
Deja que te ofrezca nuevos descubrimientos. Deja que los días desplieguen ante ti nuevas
posibilidades que hasta entonces desconocías, nuevos sueños que nunca soñaste, y que te
regale las semillas de nuevas ideas que nunca antes sembraste.
Deja que la vida modere tus convicciones y te muestre todo lo que está oculto detrás de
cada escena: la profunda paz del cambio de estaciones, la majestad de lo que significa
tener y ser un amigo, la alegría que se descubre al comprender que nunca es tarde para
volver a empezar.
Deja que la vida brinde abundancia a tu alma y a tu corazón.
Deja que te ayude a alcanzar todo lo que deseas para ser todo lo que eres.
Se trata de una regla muy sencilla: Cuanto más das, más recibes. Y cuanto más lo hagas,
más te gustará hacerlo.
Eres una persona maravillosa que merece tener una bella vida.
Y si alguna vez sobreviene la dificultad, sé que puedes elevarte por encima de ella.
Sube los escalones de tu existencia despacio, cauteloso, con mucha calma, inteligencia y
buena voluntad. Pensando siempre en la gloria que se encuentra en lo más alto de la
escalera que estás subiendo.
No cedas ni un segundo al desánimo; no permitas que la indecisión te domine, aprende a
superarlos.
El mundo pertenece a los seres optimistas, positivos y sinceros; nunca será de los
cobardes, quejosos, indecisos, mentirosos y deshonestos, estos últimos se quedan en los
primeros escalones de la gran escalera.
Sube, sube siempre con coraje, con firmeza con sabiduría y un fuerte deseo de vencer,
imponiéndote el más alto concepto de una vida digna, honrada y bien vivida.
Acuérdate, la victoria es de los que luchan contra las situaciones desfavorables, sin perder
el vigor, la fe, y el ideal de la vida.
Si no vences es porque te dejaste contaminar por la ola negra del mal y perdiste el deseo
de luchar hasta el final porque, quien lucha, dando el verdadero esplendor a la vida, al
bien y persiste sin retroceder... ¡Vencerá!
Creo que aquel pequeño cadáver es el mayor peso sobre mi conciencia. Porque, hoy lo
comprendo perfectamente, es un pecado mortal forzar las grandes leyes de la naturaleza.
Camina
Haz lo que nunca nadie antes haya hecho. Deja tus propias huellas... y no pises sobre las
huellas de los demás porque no dejarás marca.
La vida, por muy dura que se ponga a veces, se ve mejor desde detrás de una pequeña
sonrisa. A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino sólo entre las
lágrimas; entonces hay que saberse decidir por las más hermosas.
Sueña lo que te atrevas a soñar. Ve donde quieras ir. ¡Sé lo que quieras ser...! ¡Vive!
El que quiere hacer algo, encuentra el camino. El que no quiere hacer nada, encuentra una
excusa. !Nunca se te da un sueño sin que se te den también los medios para que lo realices!
!La felicidad es como la mariposa... cuanto más la persigues más te eludirá, pero si
vuelves tu atención a otras cosas vendrá y suavemente se posará en tu hombro!
No son muertos los que descansan en una tumba fría, son muertos los que teniendo el
alma muerta… ¡viven todavía!
Aférrate a todo lo que eres y a todo lo que has aprendido, porque esto es lo que te convierte
en un ser singular. No menosprecies lo que sientes y lo que crees que es bueno e
importante, tu corazón te habla con más fuerza que tu mente.
Recuerda a otros en tu camino y dedica tiempo para atender sus necesidades. Disfruta de
la belleza que te rodea. Ten valor para ver las cosas de manera diferente y más clara.
Haz del mundo un lugar mejor día a día y no te olvides de las cosas importantes que dan
significado a tu vida.
Lo que Depende de Nosotros
Siempre hay en la vida cosas que escapan de nuestras manos. Una pierna que se rompe la
víspera de las vacaciones, un despertador que se olvida de sonar el día de un examen, o
el encuentro imprevisto con una persona que cambiará el curso de nuestra vida. El
misterioso poder de Dios que vela sobre nosotros, es inútil tratar de combatirlo.
Una vez convencidos de esto, la vida se vuelve de pronto mucho más satisfactoria.
Llamamos imprevisto a aquello que no pudimos prever, a aquello que sucede y que no
imaginamos que puede ocurrir y que por lo tanto es inesperado... ¡pero sucede!, y no hay
explicación ni planteamiento que puedan detener su aparición.
Es común que, muchas veces, detrás de su aparición nos sintamos mal si lo sucedido es
negativo. Nos culpamos o nos sentimos inútiles ya que nada pudimos hacer. Pero no
debemos optar por sentir esto, al contrario, tenemos que comprender que hay cosas que
se nos escapan, que no podemos hacer "magia" y que no podemos adivinar lo que viene,
ni la razón por la que viene.
Hablamos del destino y la suerte, decimos "estaba en el destino que tenía que pasar por
esto...", o "el destino quiso que fuera así", o " es obra del destino", o "que mala suerte que
tengo", y así miles de frases tratan de aliviarnos, de hacer más fácil su comprensión.
Pero está en nosotros saber que la vida no es de un solo color, que por más que nos guste
el azul muchas veces aparecen grises, rosas o plateados que no dependen de nosotros,
pero aparecen y sólo podemos aprender a contemplar esos matices y ver si podemos
rescatar algo bueno en sus trazos.
¡Es más hermoso ver la vida "en colores" que solamente "en blanco y
negro"!
La Historia Sin Fin
Tendemos a no valorar las pequeñas cosas cotidianas que se nos presentan y sólo les
damos importancia cuando sentimos su ausencia. Quizás por cotidiano, quizás por
"ciegos"... jamás celebramos la salida del sol, sólo lo añoramos cuando, en nuestras
vacaciones en la playa, no se hace presente por varios días. Maldecimos la lluvia porque
nos obliga al tedioso trabajo de cargar con el paraguas y desluce nuestros zapatos, sólo le
damos importancia cuando la sequía nos consume o cuando, por unas pocas horas, falta
el agua en nuestras casas.
Esperando quizás el "gran espectáculo" nos perdemos de vivir los pequeños espectáculos
que la naturaleza nos presenta día a día. Hay quienes piensan que cuanto más se sabe de
fenómenos que ocurren a diario, menos se disfruta de ellos. Que el sabio disfruta menos
que el neófito de los sucesos naturales. Pero no todo es así, todo lo contrario... cuanto más
se sabe, más sorprendente parece. Cuanto más se sabe, más milagroso parece.
Dios nos da TODO lo necesario para que seamos felices, sólo que nos damos cuenta
cuando ya no lo somos.
Camina alegre entre el ruido y la prisa, y piensa en la paz que se puede encontrar en el
silencio.
En cuanto sea posible, y sin renunciar a tus convicciones, mantén buenas relaciones con
todos.
Escucha con atención a los demás, aún al torpe e ignorante, que también ellos valen
mucho.
Aléjate de las personas negativas, ruidosas y agresivas, porque te pueden contagiar su mal
espíritu.
Si te comparas con los demás, adquieres orgullo y desánimo, porque siempre habrá quien
te supere y quien tenga menos cualidades.
Mantén el interés por tu profesión, porque ella es un verdadero tesoro. Allí están tus
futuros triunfos.
Sé prudente en tus negocios. El mundo está lleno de engaños y peligros, pero tampoco
andes dudando de todo y de todos. Hay más gente buena de la que tú crees.
Acepta con respeto el parecer de quienes tienen muchos años, consulta con interés
también el parecer de la juventud. Lo viejo y lo nuevo dan sabiduría.
Cuidado con demasiada soledad, demasiada fatiga o demasiado afán.
Muchas angustias y enfermedades nacen de estos tres excesos.
Procura estar en paz con Dios, vivir en paz con tu prójimo y conservar la paz de tu alma.
Esto ayudará a ser plenamente feliz.
Que el Plan de vida que Dios ha diseñado para cada uno de nosotros lo sepamos descubrir
y aplicar en cada uno de nuestros actos.
Siempre Ten Presente
La piel se arruga.
El pelo se vuelve blanco.
Los días se convierten en años...
Pero lo importante no cambia;
Tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés vivo, siéntete vivo.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas.
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
Pero......, ¡nunca te detengas!.
Teresa de Calcuta
A Veces...
Por eso yo hoy digo... Que perdones, por todos esos momentos que no disfrutamos, por
andar en discusiones tontas.
¿Por qué si la vida es tan corta, me la tengo que pasar peleándome con todos los que me
rodean?
¿Por qué no disfrutar de estos momentos, que son tan pocos, que viven en ti y te dan esa
energía que necesitas, para luchar en la vida por lo que quieres? ¿Por qué no sonreírle a
la vida?
¿Por qué no rodearme de amor, así la vida la veo de otro color, y las penas son menos y
los dolores se curan más rápido?.
La vida no se mide por el número de amigos que tienes, ni por cómo te aceptan los otros.
No se mide según los planes que tienes para el fin de semana o por si te quedas en casa
sólo.
No se mide según con quién sales, con quién solías salir, ni por el número de personas
con quienes has salido, ni por si no has salido nunca con nadie.
No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que
manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que eres, por la marca de ropa que llevas, ni por
los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta.
Se trata de la amistad, que puede usarse como algo sagrado o como un arma.
Se trata de lo que se dice y lo que se hace y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o
benéfico.
Se trata de los juicios que formulas, por qué los formulas y a quién o contra quién los
comentas.
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, de cómo lo cultivas y de
cómo lo riegas.
Pero por la mayor parte, se trata de si usas la vida para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a vivir o afectar a otros y esas decisiones son
de lo que se trata la vida.
Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar... decidí no
esperar a las oportunidades sino yo mismo salir a buscarlas, decidí ver cada problema
como la oportunidad de encontrar una solución, decidí ver cada desierto como la
oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que, en
éstas, está la única y mejor forma de superarnos, aquel día dejé de tener miedo a perder y
empecé a tener miedo a no ganar, descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo
fui, me dejó de importar quién ganara o perdiera, ahora me importa simplemente saberme
mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino no dejar de subir jamás. Aprendí que el
mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo".
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una
filosofía de vida". Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y
empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no
vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas... aquel día aprendí que los sueños son solamente
para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar... ahora simplemente
duermo para soñar.
El Amor y El Tiempo
Hubo un tiempo en el que, en una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, habitaban
los sentimientos como habitamos hoy en la tierra. En esta isla vivían en armonía el Amor,
la tristeza, y todos los otros sentimientos. Un día en uno de esos que la naturaleza parece
estar de malas, el amor se despertó aterrorizado sintiendo que su isla estaba siendo
inundada.
Pero se olvidó rápido del miedo y cuidó de que todos los sentimientos se salvaran. Todos
corrieron y tomaron sus barcos y corrieron, y subieron a una montaña bien alta, donde
podrían ver la isla siendo inundada, pero sin que corriesen peligro.
La Riqueza, oyendo su grito, trató luego de responder que no podría llevarlo ya que con
el oro y con la plata que cargaba temía que su barco se hundiera.
Pasó entonces la Vanidad que también dijo que no podría ayudarlo, una vez que el amor
se hubiese ensuciado ayudando a los otros, ella, la Vanidad, no soportaba la suciedad.
Por detrás de la Vanidad venía la Tristeza que se sentía tan profunda que no quería estar
acompañada por nadie.
Paso también la Alegría, pero esta tan alegre estaba que no oyó la súplica del amor.
Sin esperanza el Amor se sentó sobre la última piedra que todavía se veía sobre la
superficie del agua y comenzó a menguar.
Su llanto fue tan triste que llamó la atención de un anciano que pasaba con su barco. El
viejito tomó al Amor en sus brazos y lo llevó hacia la montaña más alta, junto con los
otros sentimientos.
"Por qué sólo el Tiempo tiene la capacidad de ayudar al Amor a llegar a los lugares
más difíciles"...
Seguiré Adelante
Voy a seguir dando mucho amor, aunque otras personas siembren odio.
Y levantaré los brazos a los que se han rendido, y no tienen ninguna esperanza.
Porque en medio de la desolación y la amargura, siempre habrá un niño vigilante... que
nos mirará esperanzado, tratando de esperar algo de nosotros.
Y aún en medio de una gran tormenta, por algún lado saldrá brillante el sol matutino.
Y en medio del desierto árido crecerá una planta, llena de flores y de frutos.
Pero...
Si algún día ves que no sigo al lado tuyo, ya no sonrío o callo, sólo acércate, abrázame y
dame un beso, o simplemente regálame una sonrisa.
Con eso será suficiente por ahora, seguramente ya habrá pasado la tormenta que la vida
me abofeteó horriblemente, y me sorprendió in fraganti por un segundo.
Termómetro para la Paz
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