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Guerra de los 30 años

La guerra de los 30 años, es uno de los acontecimientos más importantes de la Edad Moderna por
varias razones:

 Porque de ella resultó la libertad religiosa para varios Estados.


 Porque en su transcurso surgieron notables guerreros como Gustavo Adolfo, Wallenstein y
Turena.
 Porque aseguro el predominio de Francia sobre las otras naciones de Europa Central.
 Porque restableció el equilibrio europeo, roto a raíz de las victorias de Carlos V. Se Entiende
por equilibrio europeo el afán de los Estados de Oriente y Occidente de Europa para conservar
el mismo poderío, la misma fuerza, a fin de respetarse mutuamente.

Causas de la Guerra de los 30 años


Fueron de orden religioso, de orden político y de orden internacional.

De orden religioso

1. El afán del Emperador Fernando II de Alemania por unificar sus Estados, imponiendo el
Catolicismo.
2. Las luchas religiosas en Bohemia.

De orden Político

1. El deseo del mismo Emperador de transformar el Imperio Alemán que era electivo, en Imperio
hereditario, para dejarle la corona a su hijo.
2. La rivalidad entre el emperador y los varios Príncipes que gobernaban sus Estados.

De orden internacional

1. El plan de Francia para arruinar a la Casa de Austria, restableciendo el equilibrio europeo.


2. La rivalidad comercial de Alemania con Dinamarca y Suecia en el Mar Báltico.

Escenario de la Guerra de los 30 años

Periodos
Los periodos de la guerra de 30 años fueron:

1.- Periodo Palatino

La guerra comenzó en Bohemio (parte de Austria). Los bohemios estaban divididos: unos eran
protestantes y formaban la unión evangélica; otros eran católicos y formaban la liga católica.
Como los católicos destruyeron una iglesia protestante, los ánimos se enardecieron y los protestantes
atacaron el local donde trabajaban los funcionarios reales, que eran católicos, cogieron a los secretarios
y los arrojaron por las ventanas. Este hecho histórico se llama la desfenetracion de Praga (23 de mayo
de 1618). Los insurrectos se adueñaron de la ciudad y establecieron un gobierno provisional,
declarando que el Emperador Fernando II no tenia derecho para gobernar en Bohemia. Llamaron, pues,
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a Federico V, elector del Palatinado, para que se hiciera cargo del trono.
Como dicho elector aceptó la designación, se trasladó a Praga y asumió el poder. De este modo la
revolución que al principio fue religiosa, se transformo en revolución política contra el emperador.
Fernando II, envista de esta situación, envió un ejercito a Bohemia, a las ordenes del General Von
Tilly, quien, por medio del terror, se apoderó de varias ciudades hasta llegar a Praga.
Como el Elector Federico V no había sabido aprovechado el tiempo para organizar un ejercito
bohemio, fue completamente derrotado en la montaña blanca por tropas de Von Tilly. En seguida de
este triunfo el vencedor entró a sangre y fuego en Praga y Federico V huyó de la ciudad. Como los
bohemios le censuraron su conducta, arrojó la capa y el cetro reales en una
plaza publica y se marcho. Para castigar a Bohemia, Fernando II prohibió la
libertad de cultos, y para castigar a Federico V le quitó todos sus dominios
del Palatino.

2.- Periodo Danés Wallenstein, sus notables condiciones de guerrero, le


convirtieron en el mejor conductor de tropas durante la guerra de los treinta
años Cuando los electores alemanes vieron que el Emperador se apropiaba
del Palatinado y de Bohemia, se alarmaron grandemente, porque en
adelante los electores protestantes de Alemania, quedaban reducidos a 2
(Brandemburgo y Sajonia), siendo católicos todos los electores restantes.
Así es que tratándose de elegir Emperador los católicos estarían en mayoría
y esto no podían permitirlo. Entonces llamaron a Cristian IV. Rey de
Dinamarca, que era, además, rival de Alemania en el comercio del Mar
Báltico y, junto con Suecia, trataba de arruinar económicamente al
Emperador. Para esta guerra, el Emperador contó con el hábil general
alemán Wallenstein que se había distinguido en las guerras religiosas anteriores, Cristian IV resolvió
invadir del Norte de Alemania, pero el General Von Tilly, primero, y Wallenstein, después, lo
derrotaron.
Cristian IV se apresuró a firmar la Paz de Lubeck, en las siguientes condiciones:

1. Dinamarca se comprometía a no prestar ayuda a los protestantes alemanes.


2. En cambio, Dinamarca conseguía que se le garantizara la integridad de su territorio.

El Emperador Fernando, para vengarse de los príncipes que habían provocado esta segunda guerra,
publicó el edicto de restitución, por el cual obligaba a dichos príncipes devolver a la iglesia todos los
bienes que le habían sido secularizados durante las guerras de la Reforma.

3.- Periodo Sueco

Para que interviniera Suecia en la Guerra de los 30 años, mediaron dos causas:

1. La rivalidad comercial entre Suecia y Alemania.


2. La diplomacia de Richelieu, ministro de Francia que excitó a Suecia contra Alemania a fin de
debilitar el poderío del Emperador, antes de que Francia entrara en el conflicto.

El Rey de Suecia Gustavo Adolfo, era un experto guerrero. El armamento de sus tropas era el mejor de
la época. Había ideado un cartucho para el fusil y utilizó con gran eficacia la bayoneta.
La campaña de Gustavo Adolfo en el Norte y en el Centro de Alemania, fue brillante. Primero derrotó
al ejercito de Tilly cerca de Leipzig, usando una nueva táctica, a base de movimientos rápidos de la
infantería; después al famoso Wallenstein en la memorable batalla de Lutzen donde el rey sueco,
demostrando un coraje excepcional, se metió a la línea de fuego y pereció acribillado a balazos.
Los suecos, después de la victoria, no supieron conservar sus posiciones, porque les hacia falta Gustavo

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Adolfo, y de esto se aprovecho Wallenstein para alcanzar algunos triunfos; pero como se puso muy
orgulloso con su prestigio militar, el Emperador Fernando creyó que aspiraba a la corona y lo hizo
asesinar. La guerra terminó con la ** Paz de Praga de 1635** en condiciones ventajosas para el
Emperador y desastrosas para los suecos.

4.- Periodo Francés

Francia creyó llegado el momento de intervenir para arruinar a la Casa de Austria. El Ministro de Luis
XIII, Cardenal Richelieu, con gran visión, empujó a su país al conflicto, seguro de la victoria final.
Firmó alianzas con Bernardo de Sajonia, con los Países Bajos y con algunos Príncipes de Italia y lanzó
sus ejércitos contra Alemania y España, que también estaban unidas. Al principio de la guerra, el
Emperador Fernando II invadió Francia y obtuvo algunas victorias; pero Richelieu puso al frente de
sus ejércitos a Bernardo de Sajonia y al temerario general Chatillón. El primero venció a los alemanes
en Alsacia. El segundo derrotó a los españoles en Arras y les quitó la provincia francesa de Artois.
Durante varios años ningún bando dominio muy marcadamente la guerra de los 30 años, y ocurrió
entonces un cambio de gobierno en los países beligerantes. En Alemania ocupo el trono Fernando III, y
en Francia subió al poder Luis XIV. Entonces la guerra pudo terminar. Los generales franceses Turena
y Conde, después de sensacionales victorias, metieron sus ejércitos hasta el corazón de Alemania, y
amenazaron con tomar Viena, que era la capital del Imperio. Y ante tan grave peligro, el nuevo
Emperador Fernando III prefirió hacer la paz.

Guerra de los 30 años

Tratado de Westfalia (1648)


Fue el Tratado más importante de los Tiempos modernos, y cuyas consecuencias se dejan sentir aún en
la época actual. He aquí sus condiciones:

1. El Emperador de Alemania reconoció que los príncipes de su país eran soberanos en cada uno
de sus respectivos Estados.
2. Se estableció una completa libertad religiosa en Alemania.
3. Alemania devolvió a Francia las provincias de Alsacia y Lorena.

Tratado de los Pirineos


Como la guerra había sido también contra España, fue necesario firmar con esta nación un tratado
aparte y esta fue la Paz de los Pirineos (1658). Según ella, España devolvía a Francia las provincias de
Rosellón y Artois, situadas en la frontera con los Países Bajos. Terminó así la Guerra de los 30 años.

Mapa después del tratado de Westfalia y los Pirineos

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648)

La Guerra de los Treinta años se inició cuando un


católico, Fernando II, en el año 1617, fue coronado como
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de
Bohemia, ante la oposición de la mayoría protestante, sobre
todo calvinista, que solicitó apoyo a países extranjeros. Los
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dos concejales católicos y sus representantes, fueron
arrojados por una ventana del palacio, aunque sin
consecuencias graves en su integridad física, cuando
intentaban preparar el recibimiento del nuevo rey.

Esta disputa iniciada por motivos religiosos, pronto se


desnaturalizó, ya que Francia, católica se unió a los
protestantes de Holanda y Suecia, mientras que Alemania,
luterana, pero con un gobierno católico, luchó junto a los
estados católicos de España y Austria. Estos países
privilegiaron más extender sus dominios, que los motivos
religiosos. España apoyó a Fernando II, pues su rey, Felipe
IV, era sobrino de aquél, y no pudo obviar su pedido de
auxilio.

Los territorios alemanes fueron objeto de la codicia de Francia, España, Suecia y Dinamarca.

El 10 de junio de 1619, en la batalla de Sablat, Austria, demostró su valor y potencia militar al derrotar
a los protestantes de Bohemia, al mando del conde Thurn.

Sin embargo, la parte norte y sur de Austria, se unió a los Bohemios, reemplazando al rey de Bohemia,
Fernando II, por Federico V, Elector del Palatinado, y líder de la Liga de la Unión Evangélica.
En 1629, el rey depuesto, con sus fuerzas unidas, venció a su reemplazante cerca de la ciudad de Praga,
trayendo como consecuencia, la desintegración de la Liga de la Unión Evangélica y la pérdida de
tierras para los protestantes de Bohemia, además de sus títulos de nobleza. Se apoderó además de
Moravia y el Palatinado.

El soberano de Dinamarca, Cristian IV, luterano, brindó ayuda a los de su mismo credo en Alemania,
contra el Sacro Imperio, gobernado por Fernando II. Éste contó con el apoyo de las fuerzas a cargo de
Albrecht von Wallenstein, quien consiguió el permiso de saquear los lugares invadidos. El rey
dinamarqués sufrió una aplastante derrota en Lutter en el año 1626. Tres años más tarde, se arribó a un
acuerdo, el tratado de Lübeck, por el cual, Cristian IV, conservó su poder en Dinamarca a cambio de
retirar su apoyo a los protestantes alemanes. Se estableció el “Acta de Restitución” por la cual, la
iglesia católica recuperó sus dominios en territorios protestantes.

Por su valiente actuación en esta contienda merece destacarse Suecia, cuyo rey, Gustavo Adolfo,
hombre de notable cultura y conocedor de las tácticas bélicas, arrasó con los ejércitos católicos de Tilly
y Wallenstein, mediante ataques “relámpago”, afirmando el poder de Suecia sobre el mar Báltico. Este
hábil guerrero, venció a la Liga Católica en la Batalla de Breitenfeld, en 1631 y en la de Lech, en 1632,
donde Tilly pereció. El rey sueco murió en la batalla de Lutzen, en 1632, aunque su pueblo se alzó con
la victoria.

En estas exitosas campañas militares Suecia logró recuperar el territorio de Dinamarca, y la zona norte
alemana.

Esta etapa triunfal terminó para Suecia, cuando España envió sus fuerzas en apoyo a los católicos y
resultaron victoriosos, en la batalla de Nördlingen.

Sin embargo, la adhesión de Wallenstein a la causa católica era sospechosa, ya que se temía que
conspirase a favor de los protestantes, y finalmente esto ocurrió muriendo asesinado, por uno de sus
hombres, cuando intentaba traicionar a los católicos brindando información a los suecos.

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La Paz de Praga, establecida en el año 1635, intentó poner punto final a este largo y cruel conflicto,
dejándose los límites establecidos a la fecha designada en la Paz de Augsburgo, estableciéndose un
único ejército del Sacro Imperio Romano Germánico, formado por las fuerzas del emperador y los
estados de Alemania.

La Francia católica, de Luis XIII, y del primer ministro, Cardenal Richelieu, no estaba satisfecha con la
paz lograda y se unió a Suecia y a Holanda, países protestantes, desatando la ira de España, que hostigó
los dominios franceses, sitiando París.

Fue con la muerte del Cardenal Richelieu, en 1642, y la de Luis XIII en 1643, cuando comenzó a
vislumbrarse la posibilidad concreta de paz.
Tras la derrota española en Lens, ocurrida en octubre del año 1648, se firmó la paz de Westfalia, por la
cual los Habsburgos comenzaron a sentir la pérdida de su inmenso poder.

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