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A los ojos de los creyentes en el Islam, este mensaje cierra el ciclo de la profecía
monoteísta, que en un arco ascendente va desde Adam a Noé, a Abraham, a
Moisés, a David, a Jesús, para culminar en Mahoma, a partir del cual una línea recta
(que a veces se corta porque los hombres son aún atraídos por el Mal) impulsa a la
Historia hacia la Parusía como meta final del devenir del hombre.
La estructuración del Corán en capítulos, suras, etc., data verosímilmente del siglo
X de nuestra Era, y no se corresponde con el orden en que las suras fueron
reveladas. La sura 96 es considerada la primera según la tradición, y fué revelada
a Mahoma cuando meditaba en la gruta del monte Hira. La tradición musulmana ha
indicado al comienzo de cada sura si ella fue revelada en La Meca o en Medina.
En esa lucha por conquistar a los árabes "contra ellos mismos" la Profecía se
convirtió en Código. La expansión vertiginosa del Islam sobre diversos territorios y
pueblos transformó el proyecto escatológico en sistema político-jurídico. A
diferencia del Cristianismo, el Islam no es "mahometanismo" sino "coranismo". El
Corán no tiene, como la Torah o los Evangelios, un status ambiguo en el plano
político. En el caso del Islam, su rol es bien claro: se trata de generar una "praxis",
o sea de configurar actitudes mentales y sociales coherentes a partir de un texto
inmodificable, cuyo carácter totalizador es indispensable a los fines de su
comprensión y aceptación, y que produce muy rápidamente instituciones uniformes,
basadas en prescripciones intangibles, sobre los más diversos medios geográficos
y sustratos culturales.
Ibn Taymiyya nació en Harran (Siria) en el año 1263 dC, en el seno de una familia
de teólogos de la escuela hanbalita, o sea una de las cuatro escuelas que integran
la ortodoxia musulmana (el "sunnismo"), la cual fué fundada por Ibn Hanbal en 855
dC. El padre de Ibn Taymiyya dirigía una "madrasa" (escuela religiosa) en Damas,
cuya dirección heredó nuestro autor. Desde muy joven fue éste un teólogo y
jurisconsulto notorio. Ibn Taymiyya se caracterizó por su intransigencia en materia
de derecho musulmán y su constante resistencia a las autoridades que se
marginaban de la ortodoxia musulmana. Como cabal hanbalita que era, su
pensamiento y su acción estuvieron marcados por el respeto extremo a la tradición
coránica y profética, en la que la ciencia del derecho y la ciencia teológica convergen
en lo concreto de la existencia animada por una fe vivida, basada en el
mantenimiento monolítico de la tradición y el respeto incondicional al texto escrito,
pero también abierta a las aspiraciones del espíritu y del corazón, a los valores de
la justicia, la sinceridad, la rectitud en la acción, privilegiando en definitiva el espíritu
del texto frente a las interpretaciones interesadas o forzadas.
Ibn Taymiyya fue un luchador de la "gran jihad", la lucha interna contra los defectos
y fallas que separan entre sí a los musulmanes. Por sus denuncias y críticas fué
puesto en prisión varias veces (cinco, según sus biógrafos). Murió en prisión, en
Damas, en 1328. Se comprende que esta figura sea hoy el modelo que, por su
pensamiento y acción, inspira a los movimientos fundamentalistas, a los islamistas
militantes, a los combatientes radicalizados que llamamos "integristas", y que sus
obras no perdidas, especialmente las "Fatawa", hayan sido reiteradamente editadas
después de 1970 por la Arabia Saudita.
Ibn Khaldun nació en Tunes, en 1332 dC, en el seno de una familia de origen
sevillano. Recibió una esmerada educación por parte de grandes maestros
musulmanes. Viajó largamente por el mundo musulmán de su tiempo: Fez,
Granada, Biskra, El Cairo, donde murió en 1406.
Respecto específicamente a "El príncipe", quizás valga recordar a los líderes del
presente, parafraseando a Maquiavelo que "un emprendedor que no se preocupa
del arte de la guerra, de la competencia, jamás será apreciado por sus socios y
compañeros".
Si asumimos la competencia como una actividad estratégica, las palabras de
Maquiavelo pueden resultar más que provechosas.
Sin embargo, hay aspectos de la obra que de manera evidente deben ser
reinterpretadas y resituadas. Sus ideas con relación a la personalidad del líder son
muy discutibles en el campo del emprendedurismo. La estrategia de que el jefe tiene
que ser odiado antes que amado no reportaría mayores beneficios.
No obstante, la idea encierra un mensaje siempre vigente: ser líder implica firmeza,
claridad y responsabilidad, nunca debilidad y complacencia irresponsable.
ABC Color y El Lector brindan ahora a miles de ciudadanos la posibilidad de leer "El
príncipe", de Nicolás Maquiavelo", para que desde la fuente misma puedan elaborar
su propio criterio respecto al pensamiento del célebre estratega político y escritor
florentino
Maquiavelo es uno de los hombres más citados en el campo político, pero sin
embargo es muy poco conocido, porque como todo escritor clásico es más aludido
que leído.
Yolanda
En este trabajo podemos percibir un pensamiento político y una clasificación de
utopía y una crítica de sufrimiento de los pueblos.
Francisco
La utopía se publicó en 1516, el texto no era definitivo, una vez corregido Tomas se
lo envió a su buen amigo Erasmo para la congregación, y se hiso segunda edición.
Platón ya había descrito una posible Utopía en su república y San Agustín también
la había hecho.
Carlani
Maquiavelo fue un célebre filósofo que hoy en día tenemos que agradecerle, ya que
debido a su honestidad perturbante. Gracias a esto hoy tenemos principios de
políticos reales.
Israel
Al haber estudiado minuciosamente en pensamiento político del Islam tengo a bien
decir que, el profeta Mahoma más que u profeta fue un revolucionario con apego a
los preceptos predicados por el a su contemporáneo. Dichos preceptos le fueron
dados por el arcángel Gabriel enviado por Ala (Dios).
Francia
Si asumimos la competencia como una actividad estratégica, las palabras de
Maquiavelo pueden resultar más que provechosas.