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LA REPÚBLICA - 06 / 09 / 2010
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Pedro Escribano.
–Como dice la canción, “no tengo dinero ni nada que dar...” ¿Qué hará sin dinero?
–(Risas) En primer lugar es cierto. Es una institución que se está creando en una
circunstancia en que se está cerrando el presupuesto con la estructura de ministerios
pasados. Sin embargo, hay fondos de contingencia, y de esos fondos se puede extraer
una partida para los requerimientos de este ministerio. Aparte de eso, contamos con
la partida que todavía le queda al Instituto Nacional de Cultura. No es mucho, pero es
algo para seguir manteniendo las distintas direcciones y las subdirecciones que tiene
esta institución que va a ser absorbida por este ministerio. Yo no pienso hacer
desaparecer, por el momento, a ninguna de las direcciones que existen, me parecen
que son necesarias, pero de todas maneras, en mi planteamiento, yo quiero conversar
con el primer ministro porque parece que en la PCM hay un área especializada que
me puede hacer una evaluación de los requerimientos para darle una mayor
funcionalidad y sistematicidad a todas las distintas áreas que están en el INC y en el
INDEPA, porque es fundamental realmente darle una buena coherencia a las
distintas áreas. Tendremos que hacer una revaluación de esas subdirecciones que han
estado un poco cojas, porque no han podido funcionar por falta de fondos. Tengo que
averiguar bien qué es lo que ha sucedido. Un pedido que estoy haciendo es el de
captar algunos fondos del canon minero. Es decir, si hablamos de desarme, ¿por qué
no utilizar una partida para la cultura? De hecho, el ministro de Energía me ha dicho
que hay una partida del canon minero que se ha designado a las universidades, y que
no va a ser gastada por ellas. Se ve claro que hay un fondo muy holgado y del cual
podría yo utilizar algunos de los recursos para completar lo que me falta.
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– No, porque ya tienen lo suficiente, hay un excedente. Lo que se recibe del canon
minero es muchísimo, que me den un pucho. Bueno, tampoco lo quiero para crear un
monstruo burocrático. Mi propósito es crear algo funcional, no un ministerio del
dinero. Utilicemos el dinero necesario. Vamos a trabajar y racionalizar.
–El INC casi siempre se orientó a los sitios arqueológicos. ¿Replanteará esa postura?
– ¿Quién lo manejaría?
–Bueno, eso es lo que tenemos que hablar. En todo esto hay que hacer negociaciones.
Nadie suelta las cosas tan fácil, sobre todo cuando ha habido tantas discusiones al
respecto. Pero yo estoy encontrando algunos canales. Pensamos una posibilidad, por
ejemplo, que construyamos un museo que pueda albergar a todas estas piezas,
digamos en el Cusco. Entonces presentamos en las salas los objetos que sean
exhibibles. Pero luego tener una sala de investigación donde podríamos procurar la
colaboración entre investigadores que pueden venir de Yale y de otras universidades,
peruanos y extranjeros. Creo que esta es una idea que podrá interesar a la U. de Yale.
–Me gustaría un canal del Estado al estilo de la BBC de Londres. Por mí, que funcione
con capitales mixtos, del Estado y capitales privados.
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–Ese ha sido uno de los grandes problemas que se ha tenido a lo largo de nuestra
historia republicana. La orientación homogenizadora de nuestra elite pensó en el
Perú en términos de la capital y se olvidaron de que existían otras culturas. El reto es
lograr la unidad en la diversidad.
–No. Todavía no tengo pensado quién va a ser ese viceministro. Sí, conversé con el
señor Sarasara y le planteé la posibilidad, pero cuando tuvimos que tomar una
decisión con él, dijimos mejor no. Lo voy a plantear como uno de mis asesores.
–Esas cosas tenemos que ver. Yo por lo pronto no puedo soportar que una persona
que realmente ha hecho una contribución al arte muera en la inopia. El presidente es
la persona más sensible con respecto a eso. Ayudó hasta el final a María Jesús
Vásquez, al Zambo Cavero y otros. Puede ser que alguna persona se nos haya
escapado.
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–Yo he firmado a favor de que se pudiese llamar así, pero el Presidente y otras
personas dicen que no se acostumbra poner el nombre de personalidades a los años
porque creamos precedente y surgen las disputas. Cada quien planteará su personaje.
En la comisión que he presido para la celebración del centenario, hemos tomado un
acuerdo, sugerirle que el año se llame “El año de todas las sangres” en una alusión a
la novela de Arguedas.
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