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«Guerras civiles de Flandes», poema épico inédito

DESCRIPCIÓN DEL MANUSCRITO.

En la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Na-


varra se encuentra depositado temporalmente un volumen manus-
crito, f()rmado, según su numeración origipal, por 76I hojas folia-
das. Pero, por diversas circunstancias, este cómputo resulta equi-
vocado:
- faltan las dos primeras hojas, pues la numeración empieza
en 3 ; de ahí que el texto se inicie de modo abrupto;
- han desaparecido también la 21, la 130, la 131 y la 188,
hecho ratificado por las consiguientes interrupciones de sentido en
el texto;
- están en blanco, por descuido del escritor, pues no existe
corte en la secuencia textual, 87V y 88r;
- en 91r, una nota de la misma mano que el texto reza asi:
sobran dies foxas, que se herró la quenta. Sin embargo, no se loca-
liza allí el error, sino a partir del folio 149, al que sigue el 16o,
sin que se Ínterrumpa la continuidad del
a la hoja 257 sigue otra, sin numerar, que solamente contie-
nl" una indicación personal del escritor, ajena al texto;
- igualmente, entre 503 y 504 aparecen dos hojas con indica-
ciones similares a la anterior.
Todas las hojas presentan un mismo formato, de 22 X 15,5
cehtimetros, son de papel de hilo que transparenta claramente un
l4Z BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

denso rayado de puntizones y corondeles y están cosidas torpemen-


te a una cubierta de pergamino, con muestras de anteriores cosidos,
cuya rotura y debió de originar las pérdidas, antes se-
ñaladas, de varias . hojas.
La letra no presenta, a mi entender, ningún rasgo caracterís-
tico dentro de la escritura cursiva española de los siglos XVI y xvu,
y resulta clara, cuidada y muy uniforme. Conser:a, en general, la
r:itidez suficiente para no causar dificultades de lectura y apenas
está afectada por las numerosas roturas· y desperfectos marginales
del papel.

HISTORIA.

El manuscrito procede del Palacio de Santhomé (Pazo de la


Pastora), en Vigo, de la familia Ozores. En el interior de la cu-
bierta figura adherida una nota manuscrita, en caracteres actuales,
que da a conocer las peripecias del volumen. Dice así literalmente:

"Este libro apareció en el Archivo de casa y es una Historia


en verso y en Octavas reales, por lo cual es muy pesada, de las
guerras de Flandes, por un testigo presencial, interesante por cier-
to, porque de esta condición no hay casi historiadores de aquéllas.
"Cuando la disolución de los Jesuitas,¿ 1933 ?, y con motivo de
recogerse al Palacio de Santhomé el sabio y santo Padre Mayor-
domo, vio este manuscrito, le interesó y cuando se reintegró,
¿ 1936-1937? (después de una larga estancia en Portugal en el
Colegio que habitaron Entre os Rios), a donde llevó el libro manus-
crito para continuar estudiando (sobre el que publicó un anticipo
de artículo en Razón y Fe) al Seminario de Comillas, a donde fue
destinado, se lo llevó asimismo para seguir estudiándolo.
"En 1936 estalló el Movimiento Nacional y Comillas cayó en
la zona roja, lo que ocasionó el saqueo del Seminario y la prisión
del Padre Mayordomo y su asesinato.
"Ocupado Comillas por las tropas nacionales y reintegrados los
Jesuitas allí, se le escribio al Rector haciéndole historia de todo
esto, a · lo que contestó que nada podía saberse del libro ?orque
todo aquello había sido saqueado.
"A los pocos meses esé:ribió el Rector que el manuscrito había
aparecido en un sótano en medio de otros papeles.
"Fue, pues, recuperado el manuscrito y posteriormente y para
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I43

su estudio lo tuvo algunos años el catedrático investigador [ ... ],


de la Universidad de Barcelona, devolviéndolo al Palacio de San-
thomé, ya que por sus muchas ocupaciones no podía dedicarse de
momento a su estudio".

BIBLIOGRAFÍA.

El citado ensayo del P. Mayordomo apareció, en efecto, en


Razón y Fe, volumen C, 1932, 362-7, bajo el título Un mamts-
crito n()tal!De hallqdo en Pazo de los Ozores. Se trata de un ar-
tículo enfático que narra las vicisitudes y circunstancias por las
que llegó a sus manos el manuscrito, el ambiente del Pazo, etc.,
pero que nada en absoluto aporta al conocimiento de la obra ni
cel autor, el "simpático alférez" (J), del que llega a afirmar que
"la tersa serenidad de su alma [es] semejante a la del cielo trans-
parente de su nativa tierra castellana".
Posteriormente fue estudiado con más rigor por María Amé-
rica Gót11ez Dovale en una tesis doctoral, inédita, leída en la Uni-
'Versidad de Madrid en 1954, que fue dirigida por el catedrático
Dr. D. Federico Suárez Verdeguer, a quien debo el conocimiento
del manuscrito. Dicha tesis se ocupa fundamentalmente de cuestio-
nes históricas.
La Iimitadá difusión de los anteriores estudios explica que la
cbra no haya entrado todavía en el ámbito de la historiografía li-
ttraria española. No sólo es desconocida en tratados y manuales,
sino que tampoco se__ menciona en el reciente y documentado libro
de F . Pierce sobre la épica renacentista (L a poesía épica del si-
rflo de oro. Madrid, 1961), ni se cita entre la abundantísima biblio-
grafía de obras españolas referentes a Flandes que Farinelli re-
coge en su estudio Espmia y Flandes (Divagaciones hispáwilcas.
Barcelona, 1936, II, 39-64). No he podido consultar la obra de
E. Gossart, Les Espagnols en Flandre. Histoire et Poésie (Bruse-
las, 19I9), pero como su contenido ha debido de pasar al citado
estudio de Farinelli (de él1omo la referencia), imagino que tam-
poco Gossart debió de tener noticia del manuscrito:
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CARACTERES LINGÜÍSTICOS.

La lengua del manuscrito es el castellano, que una simple lec-


tura permite adscribir sin vacilaciones a la segunda mitad del si-
glo xvr. N o ofrece rasgos específicos destacados o diferenciales en
relación con la lengua contemporánea, salvo uno: los frecuentes
g erundios formados sobre el tema de perfecto en verbos en que
é!'te es fuerte. He aquí los casos que aparecen en la obra :
- fuendo 'siendo' o 'estando': fuendo aqueste conde tan va-
liente (344r,· también, 75r, nor, 415r, 66sr, 66¡r);
- fuendo 'yendo' : fuendo el rey (r6sr; también r68r,
3I3Y, 3441') ,·
- hiciendo 'haciendo' : hiciendo en la ciudad su retirada (747v);
- pusiendo 'poniendo' : más o men'Os pusiéndole allegados
(r8r,· también znr, 2&>-v, 499V, 624v) ;
- ponsiendo 'poniendo' (126v, cruce de poniendo y pusiendo) ,·
- quisiendo 'queriendo' : los preceptos santos no quisiendo ob-e-
decer (33v).
Otros rasgos de menos importancia específica, pero que también
merecen consignarse aquí, son:
- pérdida de -d final, comprobada por la medida de los versos
correspondientes: si no .es a su pieda y mr¡sericord?Cz (r 8r); dr cla-
rida inaudita a los mortales (3ssv);
- la forma vey, única para la tercera persona de singular del
presente de ver: de don Lope se vey aquí al presen,te / su valor
(21 sv); .J' como en todas partes vey cercado / el camrino (226v;
también 248r, 268v, 2700, 274T, 276r, 28zr, 385r, 425v, etc.);
una sola vez : tú no veys que Dios pelea (385r) ;
- quien, referido a un ·antecedente plural de cosa : ciertos di-
ques de quien es defendido (277VJ ,· .
--: cosa, pronombre indefinido negativo : ya que de guerra cosa
se esperaba / que pudiese dar pena ni pensarse (22gl}) ,·
- gerundio con muy: estaba de tu nomb·re muy temblando
(z¡av); salió el verdugo muy corriendo (179V).
Puede afirmarse que, el punto de vista lingüístico, el texto
del manuscrito no ofrece interés especial como para dedicarle un
estudio particular. Unicamente merece que se le preste atención
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I45

en el aspecto lex icográfico, pero esto por motivos realmente ex-


trínsecos al mismo texto, en cuanto que permite anticipar la data-
ción hasta ahora conocida de numerosas palabras ; la propia natu-
raleza del texto <!Xplica que éstas sean, en su mayoría, términos
militares o extranjerismos. Pero un estudio de ese orden resulta
propio de este lugar, por lo cual prescindo ahora de él, esperando
mejor ocasión para llevarlo a cabo.
Si bien el estado lingüístico del manuscrito no presenta ras-
gos peculiares de importancia, como se acaba de decir, hay que
consignar una observación de interés en cuanto a la utilización de
la lengua por el autor. Éste acu'sa un deficiente dominio de la
ccmstrucción sintáctica, de modo que la frase resulta c,on gran fre-
cuencia y desaliñada, cuando no incorrecta o confusa. Ano-
rr.alías tales como anacolutos, prolepsis, hipérbatos, faisas concor-
dancias, elipsis, duplicación de un mismo elemento sintáctico por
medio de distintas palabras, etc., se encuentran con excesiva reite-
ración en el texto. H e aquí algunos casos patentes de dichos fenó-
menos, bien entendido que su número podría multiplicarse con
toda facilidad : .J' ciertas oraciones, que de oíllas, 1 di.fo, que a cris-
tiandad 11W'i.lÍÓ J' consuelo (I8Ir) ,' porque fas .finiestas 1 O venta-
nas, jamás nadie ha querido 1 en Bruselas, do el caso hubo pa-
sado 1 ab1·ir ventana et pueblo lastimado (1 82r ); que si él, preso
en Españ:a, él bien supiese 1 su hermano M on·tarñi, acaso era
(I861', 'si él supiese que su hermano era preso'); lo demás '[del te-
rritorio] es lngunas pan:tanoso 1 y p·or encima yerba es engaño-
so (187r); 1mt)1 t6íidos 1 de purpúrea colo1· a sus vestidos (zoir) ;
lo que con él allí pudo acabarse 1 fue la caballerfn que saliese 1 y
alguna escaramuza comenzase 1 procuren (218r); m-urieron [ .. . )
nrás de dos mil hom bres desta hecha 1 sin heridos de heridas muy
111{)rtr.rJ.es (22c:¡:z9; visto el de Orange el tiempo tempestuoso (2:t&);
a sus pies se figuraba 1 un cuerpo y él sobre én los pies esta-
ba (z3or); de Laguisamo, el pobre, fue cortada, 1 sacado de la
iglesia, la cabeza 1 hidalgo, y de españoles gran nobleza (234-r); en
1ma isla del ancho mar cercado (2 53v, rima con estado y dejado);
tan solamente los deiasen 1 entrar dentro de su villa que pasa-
sen (255v); en el rreciente, el mar es cada· día 1 seis horas de tar-
da¡· que iba creciendo (278r) , etc.
lO
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Como más adelante se explicará, algunas de las anomalías sin-


tácticas deben de originarse por la impericia en el dominio de la
métrica; pero también evidente que no todas están condi-:
cionadas por los imperativos formales del verso, sino que las hamo-
t)vado la poca soltura sintáctica del autor.
La modalidad· expresiva más empleada en el manuscrito es el
verso ; mucho más reducida aparece la extensión totai de la prosa,
que se utiliza únicamente en determinados pasajes y con peculiar
finalidad : reproducción eXacta de documentos, cartas, edictos, tra-
tados y capitulaciones, etc., aunque a veces se versifican textos
de esta especie. En prosa figura también el breve resumen del con-
tt:nido de los cantos que precede a cada uno de ellos y las nume-
rosas notas marginales, del propio autor, que amplían o resumen
la materia de alguna estrofa, destacan un aspecto interesante, acla-
ran un concepto, rectifican un dato o una grafía, etc. El fragmento
posístico más extenso e importante está constituido por la des-
cripción de la Armada invencible, recuento minucioso de hombres
y pertrechos, con consignación precisa de nombres y de cantidades
numéricas.

MÉTRICA.

La mayor parte de la obra está compuesta en octavas reales.


Figuran también varias tiradas de tercetos encadenados y un so-
neto ; éstas son las tres únicas estrofas empleadas.
La narración se desenvuelve siempre en octavas, mientras que
los tercetos se destinan a epístolas, relaciones, súplicas, etc. ; el so-
neto sirve de expresión a la pregunta que dirige al autor un in-
nominado amigo sobre las condiciones de la vida militar.
Prescindiendo, por ahora, de la poética que el autor
merezca, hay que indicar aquí sus deficiencias en el dominio de la
métrica:' la materia no se distnouye bien en cada estrofa, lo que
origina numerosos ripios como los siguientes: en el año 1 que es
de sesewta y ocho y no nz.e engañ:o (1751') ,· en Gante a·quel gran
tercio había alojado 1 de N ápoles, valiente y no lo niego ( 14or);
que al fin éste es el pago que da el mundo, 1 por un chico plaéer
.11 110 jocundo ( I8.2'V); y ·que este conde siempre ha pretendido 1 ir
CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I47

contra el rey Felipe y lo ha querido (I8SrJ ,· y ver que goza / el


cuervo y el milan:o ca""ne humana 1 com4.endo de elfo: apriesa y con
pran gana (2IZV-), etc.; la rima suele ser pobre y su tiranía deter-
mina hipérbatos numerosos, tales como: porque si toda el arte se
perdiera / miMar en el mrWndo, aq·uí se viera (zziv) ,· fue ocarsión
quamición que les echasen ( 228v), etc. ; la distribución de las pau-
es irregular; los versos no siempre están bien medidos; la h-
permite en unos casos la sinalefa (m dos meses no se hizo cosa
alguna, 303r) y en otros no (&estos Países Bajos, que no ha-
rían, 258v) ,· el tipo acentual de endecasílabo que aparece con más
frecuencia es el acentuado en sexta sílaba, pero se encuentran tam-
bién otros esquemas rítmicos, tanto regulares com0 anómalos.
La falta de perfección formal priva a los versos de fluidez y
musicalidad, cualidades que, por otra parte, no parece que buscara
el autor. Si a esto se añade su carencia de aliento poético, como
luego se indicará, se explica fácilmente la impresión de prosaísmo
que despierta la lectura de la obra en casi todo su transcurso.

AsuNTO.

Las guerras sostenidas por los españoles en Flandes durante


el reinado de Felipe II, las de religión en Francia en la misma
época y la actuación de la Armada invencible constituyen el asun-
to del manuscrito. La más antigua datación consignada (el texto
abunda en indicaciones cronológicas pormenorizadas) es la de 5
de abril de IS66.
La obra presenta, pues, una andadura narrativa en su mayor
parte; sin embargo, no faltan algunas descripciones de lugares,
informaciones políticas e históricas, datos costumbristas y, tam-
bién, consideraciones sobre los hechos relatados. Estas manifesta-
ciones personales del autor figuran no sólo en las notas marginales
&ntes señaladas, sino también formando parte del cuerpo principal
del texto. Son comentarios, reflexiones, censuras, etc., tanto de
carácter general, como alusivas a personas y situaciones determi-
nadas. De modo semejante, el autor inserta, como ya se ha ·indica-
do, la transcripción de diversos textos de carácter documental.
148 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

CoNTENIDO Y ESTRuc:TURA-

.El texto del manuscrito está dispuesto por el autor en tres par-
tes, subdivididas en cantos, con un total de 3L Cada uno de éstos
(salvo I y VI de la primera parte, por pérdida de las hojas co-
rrespopdientes) va precedido de un breve resumen, en prosa, de su
conténido.
Entre la primera y la segunda parte (202r a ZICIV) figura un
índice detallado de toda la obra. En él se consigna el contenido
de cada canto (que, con alguna ligera excepción irrelevante, viene
a coincidir con el resumen inicial correspondiente), hoja en que
empieza y número total de hojas que comprende.
La primera parte comprende desde el folio 3r (primero de los
conservados) hasta el ZIOV y se desarrolla en ocho cantos.
El canto I se extiende desde 3r (el índice avisa que comenzaba
en I) hasta Z2V. Por la pérdida de las primeras hojas hay que
suponer que falta el resumen inicial (figura en el índice) y varias
estrofas ; los tres primeros versos conservados responden a la dis-
posición final de una octava real. También se indicó antes que falta
el folio ZI, y esto hace que aparezca igualmente mutilada la última
estrofa del folio precedente y la inicial del siguiente. Forman este
canto 91· octavas reales (no se cuentan las perdidas totalmente) y
50 notas marginales. Contenido: descripción de los Estados de
Flandes y naturaleza y condición de sus habitantes ; males ocasio-
Pados por la herejía; elogio_de Felipe II.
El canto II se extiende desde el 23r a 46v. Está formado por
72 octavas y 61 tercetos encadenados, el resumen preliminar y z6
notas marginales. Contenido : comienzo de la rebelión en los Es-
lados de Flandes ; reuniones de los confederados ; memorial de sú-
plicas ·a la Gobernadora, Doña Margarita ode Parma
.El III se extiende 47r a 7or. Está formado por
93 octavas, el resumen preliminar y 24 notas marginales. Conteni-
do: intentos de Doña Margarita para apaciguar la rebelión y del
Príncipe de Orange para introducir la herejía calvinista; distur-
bios del día de la Astinción de _1566.
El canto IV se extiende desde 7ova w; por descuido, apare-
cen en blanco las hojas 87'V y 88r. Está formado por 64 octavas
«GUERRAS CIVILES DE FLAl\TDES», POEMA ÉPICO INÉDiTO L:j.9

y dos series de tercetos encadenados, en número de 38 y 30, res-


pectivamente; el resumen preliminar y 16 notas marginales. Con-
tenido: extensión de la herejía, desmanes y sacrilegios de los su-
blevados; remedios de Felipe II para dominar la situación.
El canto V se extiende desde 94v a 12X)'V,' pero como al ma-
nuscrito, en su estado actual, le faltan las hojas 130 y 131 y, se-
gún el índice, el canto siguiente empieza en 132r, se puede deducir
que el canto V está privado de sus dos últimas hojas; lo cual se
ratifica por el hecho de que al final de 12XJV áparezcan dos versos,
que deben de ser los iniciales de una octava. Está formado el can-
te V por ;r6 octavas (sin contar las perdidas) y tres tiradas de
tercetos encadenados. en número de 25, 84 y 43, respectiva-
mente, el resumen preliminar y 19 notas marginales. Contenido:
los sublevados rechazan el perdón real y provocan nuevos dis-
turbios.
El canto VI se extiende desde 132r a Pero, por el error
\a explicado, la numeración salta de la hoja 149 a la r6o. Está
formado por 90 octavas reales y 30 notas marginales. Falta el re-
sumen preliminar, que quizá estuviera en las páginas perdidas
anteriores a la 132r. Contenido: llegada del Duque de Alba, nom-
brado Gobernador de los Estados; prisión de los condes de Eg-
mont y Horn.
El canto VII se extiende desde r6.:¡.v a 187v. Pero debía de
acabar en la hoja 188, que falta, ya que en r89r comienza el canto
siguiente. Está formado por 93 octavas reales, 'el resumen preli-
minar y 13 notas marginales. Contenido: campañas del Duque de
Alba contra el Conde Ludovico; sentencia de muerte contra Jos
Condes de Egmont y Horn; su ejecución.
El canto VIII se extiende desde 189r a 201r. Está formado
por 49 octavas reales, el resumen preliminar y 7 ·notas marginales.
Contenido: victoria de Don Lope de Figueroa sobre el Conde Lu-
dovico.
Tras este canto, entre las hojas 202r y 21ov figura el índice
de la totalidad del manuscrito.
La segunda parte comprende desde 21 Ir hasta 503r y se des-
an-olla en 15 cantos.
El canto I se. extiende desde 2IIr a 234V. Está formado por
150 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Io8 octavas, el resumen preliminar y 12 notas marginales. Conte-


nido: continúa el relato de la victoria contra el Conde Ludovico;
llegada del Principe de Orange, que sufre varias derrotas y se
retira a Francia.
El canto II se extiende desde a z.s¡v. Está formado por
72 octavas, 64 tercetos encadenados, un soneto, el resumen prelimi-
nar y 17 notas marginales. Contenido: gobierno del Duque de Alba;
el pago de la suscita de nuevo la rebelión y la vuelta del
Príncipe de Orange.
Entre el canto II y el III, o sea entre las hojas 257 y 258,
figura, sin numerar, otra, que sólo contiene, al dorso, la firma del
autor y algunas indicaciones personales de que más adelante se
dará cuenta.
El canto III se extiende desde zs8r a 2fxy. Está formado por
44 octavas, el resumen preliminar y 14 notas marginales, Conte- .
nido : llegada del Duque de Medinaceli para sustituir al de Alba ;
r.uevos triunfos de las tropas españolas.
El canto IV se extiende desde 27or a 28rv. Está formado por
47 octavas reales, el resumen preliminar y 9 notas marginales.
Contenido: ataques del ejército español a Malinas, Nimega y otras
plazas ; victorias de Sancho Dávila.
El canto V se extiende desde z8zr a 302r. Está formado por
79 octavas reales, el resumen preliminar y 57 notas marginales.
Contenido : acciones bélicas de Don Fadrique de Toledo, especial-
mente la victoria de Harlem.
El canto VI se extiende desde 3Q2r a 316r. Está formado por
.'iS octavas reales, el resumen preliminar y 6 notas marginales.
Contenido: cerco y rendición de Harlem.
El canto VII se extiende desde 31qr a 33IV. Está formado por
63 octavas reales, el resumen preliminar 'Y 12 notas marginales.
Contenido: levantamiento los soldados españoles por no re-
cibir sus pagas ; regreso ·a España del Duque de Alba.
El canto VIII se extiende desde 332r a 34&. Está formado por
63 octavas reales, el resumen preliminar y 13 nqtas marginales.
Contenido : el fracaso de la política pacificadora obliga a Don Luis
de Requesens, nuevo gobemadór, a recurrir a las armas.
El canto IX se extiende desde 348r a 367v. Está formado
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO ISI

t:or 79 octavas reales, el resumen prelirrúnar y 26 notas marginales.


Contenido: nuevos intentos pacificadores de Requesens ; sentimien-
to por su muerte; el Conde de Mansfel, nuevo Gobernador.
El canto X se extiende desde 368r a 387'U. Está formado por
79 octavas reales, el resumen preliminar y· 15 notas marginales.
Contenido: victorias y derrotas de los ejércitos españoles ante los
sublevados.
El canto XI se extiende desde 388r a 41 IV. Está formado
por 95 octavas reales, el resumen preliminar y 34 notas margina-
les. Contenido: saco de Amberes por las tropas españolas ; llegada
de Don Juan de Austria y asechanzas contra su persona; salida
de los soldados españoles de los Estados de Flandes.
El canto XII se extiende desde 412r a 435v. Está formado por
95 octavas reales; el resumen preliminar y 44 notas marginales.
Contenido : vuelven a entrar las tropas españolas en Flandes;
nuevos intentos de paz, tras diversas operaciones bélicas.
El canto XIII se extiende desde 436r a 455v. Está formado
por 79 octavas reales, el resumen preliminar y 38 notas margina-
les. Contenido: prosiguen, inútilmente, los intentos de paz ; muerte
de Don Juan de Austria.
El canto XIV se extiende desde 456r a 479V. Está formado
¡x>r 89 octavas reales, el resumen preliminar y 37 ncitas margi-
nales. Contenido : nombramiento del Príncipe de Parma como Go-
bernador de los Estados de Flandes; conversaciones de los rebeldes
con la reina de Inglaterra.
El canto XV se extiende des de 4Bor a 503r. Está formado
por 45 octavas reales, 159 tercetos encadenados (con notables irre-
gularidades en la disposición de las rimas), el resumen preliminar
y 9 notas marginales. Contenido : concierto de paz entre el Prín-
cipe de Parma y los electores del Imperio; las tropas españolas
salen ¡x>r segunda vez de los Estados de Flandes.
Entre el final de esta segunda parte y el comienzo de la ter-
cera, es decir, entre las hojas 503 y 504, hay una en blanco y otra
que solo lleva la firma del autor y una suma de dos cantidades.
La tercera parte comprende desde 504r hasta 76Iv y se des-
arrolla en -ocho cantos.
El canto I se extiende desde 504r a 535v. Está formado por 53
152 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

octavas reales, 4 tercetos sueltos, la transcripción de unos versos


latinos y del cartel, ,en prosa castellana, que los Estados de Flan-
ces dedicaron al Duque de el resumen preliminar y 10
notas marginales. Contenido : conciertó de diversas ciudades fla-
mencas con el Duque de hermano del Rey de Francia,
y triunfal recibimiento en Amberes; su juramento como soberano .
de los Estados.
El canto II se extiende desde 536r a 563v. Está formado por
1 12· octavas reales, el resumen preliminar y 34 notas marginales.
Contenido: fiestas de Amberes en honor del Duque de Alenr;on;
asesinato frustrado del Príncipe de Orange; vuelta de 1os ejércitos
españoles y huida del Duque de con el suyo.
El canto III se extiende desde 5641' a 59IV. Está formado por
110 octavas reales, el resumen preliminar y 43 notas marginales.
Contenido: gobierno del Príncipe de Parma; muerte del Duque
de Alenr;on y del Príncipe de Orange.
El canto IV se extiende desde 592r a 631v. Estci formado
por 11 octavas reales, un largo fragmento en prosa (capitulacio-
nes de la rendición de Amberes), 23 notas marginales y el resumen
preliminar. Contenido : rendición a los españoles de diversas ciu-
dades flamencas ; fracaso de la intervención inglesa.
El canto V se extiende desde 632r a 68sv. Está formado por
151 octavas reales, una extensa relación en prosa sobre la Ar-
mada invencible, el resumen preliminar y 25 notas marginales.
Contenido: composición y actividades de dicha escuadra.
El canto VI se extiende desde 686r a 713v. Está formado
por 103 octavas, un fragmento en prosa que reproduce un me-
morial, el resumen preliminar y nueve notas marginales. Contenido :
entrada de los españoles en Francia con motivo de las guerras de
religión ; muerte de Enrique de Valois.
El canto VII se desde 714r a 737V· Está formado
por 89 octavas reales, reproducción de una carta de Enrique de
Borbón, otro fragmento en prosa que relata la llegada a París
del Príncipe de Parma, el resumen preliminar y 16 notas margi-
nales. Contenido : guerras de Francia ; conversión de Enrique de
Barbón ; muerte del Príncipe de Parma.
El canto VIII se extiende desde 738r a 76IV. Está formado
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO ISJ

por 87 octavas reales, un fragmento en prosa que recoge las estipu-


laciones de paz entre Francia y España, el resumen preliminar y
13 notas marginales. Contenido: conversión de Enrique de Bar-
bón .: retirada de los ejércitos españoles de Francia; firma de la
raz entre este país y España; noticia de la rriuerte de Felipe II.

FECHA Y LUGAR DE COMPOSICIÓN .

El propio manuscrito proporciona datos concretos sobre esta


cuestión, pues el autor se ha preocupado de consignar diversas
fechas a lo largo de su obra; no es necesario, por recurrir
a pruebas indirectas o a indicios sobre los que construir una
hipótesis.
Ninguna indicación se encuentra en la primera parte del texto.
La primera referencia cronológica y topográfica aparece al final
del canto I de la segunda parte; en la hoja 234v; la misma mano
del texto escribe : En Vm-bolla, tierra de S epú!be[dal. domingo a
6 de diciembre de 1587, hora XI ante meridiem.
Es ésta la datación de mayor antigüedad entre las consignadas
a lo largo del manuscrito. He aquí todas las indicaciones de este
orden, uniformadas en su expresión, pues el autor suele consignar
de modo variable el lugar, fecha, día de la semana, hora, etc., y no
siempre figuran todos estos datos :

Seq1t11da parte

I 6.xii.I587, Varbolla
II 20.XÍ .1595, Burgos
27.xli.I587, Bar bolla
r3.v.rs88, Navarés
r8.xii.r587, Barbolla
\ rll r8.iii.IS97• Burgos
VIII r s.vii.r 597· Burgos
IX q.ix.1597, Burgos
X s.x.1597, Burgos
XI 17.X. 1597, Burgos
154 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

XII 23.xi.1597, Burgos


XIII 12.xii.I597, Burgos
XIV I7.xii.I597, Burgos
XV 29.xii.1597, Burgos

T ere era parte

I IS.vi.rsg8, Burgos
II 19.ix.I5g8, Burgos
III II.X.I5g8, Burgos
IV 2I.x.Isg8, Burgos
31.X.I5g8, Burgos
3.xi.I5g8, Burgos
V 21 .xii.I 598,
22.xÍ.15g8, Burgos
VI 30.xi.I5g8, Burgos
VII 7.xii.I5g8, Burgos
VIII 22.xii.15g8

Esta última fecha va precedida de la indicación acabé esta· obra a.


Una simple ojeada al cuadro anterior muestra que hasta el
canto VII de la segunda parte (prescindiendo de la primera, de
la que no hay constancia cronológica alguna) no se corresponde
el desarrollo de la redacción de la obra con la sucesión natural del
tiempo. Pero a partir de ese canto VII, ya hay un curso regular
y ordenado, aunque lento, con una sola excepción (III, V).
En coincidencia con esas dos fases se presenta la localización
topográfica del autor : variada en la primera, estable en la
Bien puede que esa estabilidad le permitió acabar la obra
a un ritmo más rápido y en un tiempo notablemente inferior al
de los anteriores..

TiTULO.

Razonablemente debe. suponerse que la pérdida de las hojas


iniciales ha privado al volumen de su título, pues lo más probable
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», "POEMA ÉPICO INÉDITO I55

es que figurase en la primera, precediendo al texto, o en alguna


hoja anterior, sin numerar.
Sin embargo, cabe suplir esa falta, quizá con toda exactitud_,
gracias a una indicación, de la misma mano que el texto, que
figura al comienzo de la segunda y de la tercera parte de la
obra: Guerras civiles de Flandes, e111 verso. La misma denomina-
ción aparece como encabezamiento del índice. Creo que no resulta
aventurado tomarla como el verdadero título de la obra.

AUTOR.

Aunque la citada pérdida de las primeras hojas del manus-


crito nos ha privado probablemente de algunas menciones relati-
vas.a la persona del autor, en el interior del volumen se conservan
indicaciones suficientemente explícitas y reiteradas para que no
quepa la menor duda sobre la identidad del autor, incluso para co-
nocer su condición, junto con algunos datos biográficos: Pedro
Alfonso Pimentel, español, alférez, participante en las guerras
de Flandes, vecino de Burgos, Barbolla y Navarés en determina-
das fechas (cf. F echa y lugar de c01n.posición). He aquí las refe-
rencias concretas a su nombre y condición: Dn. Pedro Alfonso de
Pim-entet, alférez (46v); si no fuera español, quizá dijem (I33v);
D . Pedro Pirn'8ntel, aliférez (234v); Segunda parte de las guerras
civil-es de Flandes, recopiladas en verso p'or el a:l férez don Pedro
AljOfllso Pimentel, vec·ino de la ciudad de Burgos (2 IIr) (los mis-
mos datos se consignan de forma casi idéntica al comienzo de la
tercera parte, 5041' ); Dn. Pedro Alfonso Pinzentel, alférez (en la
hoja sin numerar que sigue a la 257); Don Pedro Alfonso Pinz,e11-
tel (503r) .
Su calidad de testigo y participante en los hechos narrados
queda explícitamente declarada en diversos pasajes de la obra:

En todas partes iba tepartiendo


el duque, pues, su ejército famoso
[. .] .
como supe )' lo vi (22()1') .
156 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑ OLA

Y porque aquí mi lengu11 no resbala,


que testigo de vista fui al presente (2341).

dam'e pena lastimtera


ver más amigos mruertos (zg6r).

das meses justam'lmte s.on pasados


que morimos con vanas espemnzas
a la vista de enen:igos y cercados
sin empleemos brazos, picas, lanzas
y ahora nos volvemos maltmctados (305v) .

uno es el verla, otro el referilla (477r).

que causa adm<ira.ción hallarnos vivos (6ozv) .

Algunas de estas menciones encierran una información biográ-


fica más precisa. De ellas se deduce que en 1567 estaba en Italia
y que de allí pasó a Flandes con las tropas que el Duque de Alba
llevó ; pues al referir la expedición comenta : uno fui de esta ma-
nida (133v). Mucho interés biográfico encierran los versos si-
guientes:

Testigos son también. mds tiern-os años


y el tiempo que a mi rey allí he servido
los pantanos de Frisa tan extraños,
donde me vi bien triste y herido,
con mil necesidades y otros daños
que sirviendo a mi rey he padecido (4r) .

Además de estas noticias biográficas sobre Pedro Alfonso Pi-


mente!, el texto suministra una serie de indicios que permiten fun-
damentar algunas suposiciones sobre su vida y personalidad. Así,
en primer lugar, su posible origen burgalés, no solo por su es-
tancia en la ciudad castellana al retirarse, como parece, del ser-
vicio de las armas, sino por otras varia» circunstancias que, aisla-
das, no tendrían relevancia alguna, pero cuya integración denuncia
una especial relación de Pimentel con Burgos. Una de ellas es tl
elogio tan vivo y la atención inusitadamente larga (21)(ft!, 300r,
301r y v) que otorga a un burgalés, el alférez Pero Gil de Var-
gas, del que' no sólo refiere los hechos contemporáneos, sino su an-
«GUERRAS CIVILES -DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 157

terior actuación en Lepanto ; y también ha de notarse que no sólo


consigna su región, la Bureba, sino incluso la aldea, AguiJar.
Claro está que todo ello puede deberse a un -simple motivo de
admiración o amistad, pero a su vez éstas pueden responder a ra-
zones de coterraneidad. Otro indicio del mismo orden es el hecho
ele que de un simple soldado, Ballesteros, consigne que era vecino
c1e Burgos, cuando indicaciones similares no suelen aparecer en la
obra, con la circunstancia menuda de que era tuerto (553r) .
En el mismo sentido, origen burgalés de Pimentel, puede, qui-
zá, aducirse una de las características, antes explicada, de su len-
gua: la formación del gerundio sobre el tema de perfecto. De este
fenómeno morfológico, que parecía característico del aragonés vul-
gar ( I ), he podido señalar hace poco su gran vitalidad en territorio
burgalés (2), precisamente en la Bureba, región aludida pocas
líneas antes.
· En cuanto a la personalidad de Pimentel, cabe suponerle de
familia noble, a la vista de su apellido; esta condición se confirma
por la respuesta que da a un amigo que le pregunta por el modo
de vida ..soldadesca :

Habéis, pues, menester tomar un ayo


que os diga cómo sois tan igualado
vos con aquél que fue vuestro lacayo (238v ).

Pedro Alfonso Pimentel bien pudiera ser un segundón, de los


que iban a Flandes en busca de fortuna, de honores o de alguna
encomienda, tipo de noble bien conocido en su época. En la co-
media Las Flores de Don luan, de Lope de Vega, Octavio dice
a Don Juan, de parte de su hermano :

Quisiera, y fuera mejor,.


Don AloHso, mi set'ior,
que os fuérades vos a Flandes,
donde al cabo de seis aíios
el Rey un hábito os diera (I, V).
(r) R. M&....tNDEZ PIDAL, Poenw de YUfuf. Granada, 1952.-M. ALVAR,
E l dialecto aragonés. Madrid, 1953. Así se explica tam·bién su existencia
en M urda, J. GARCÍA SoRIANo, del dialecto m1erciano. Ma-
drid, 1932.
(2) F. GoNÚLEZ Ou.t, El habla de la Bureba. Madrid, I9Ó4, 37·
158 BOLETÍN DE LA :REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

La misma idea se recoge en Pobreza, amor y fortwrro, de Diego


y ] osé de Figueroa:

Octavio. Señor, Don Diego, tu hermano.


tan pobre está ...
D. Enrique. Necio estás.
¿No te he dicho que jamás
n11e hables de ese villano?
Vaya el pícaro a servir
a Flandes, wya a ver nmmdo,
y pues nació hijo segun·do,
busque modo de vivir (3).

Bien cuadran con la supuesta nobleza de Pimentel sus aficiones


a la caza y a los toros, que parecen reflejarse en las comparacio-
nes (ej. más adelante) de este orden que él emplea en el texto
de la obra.
Pero más frecuentes son aún las comparaciones que aluden a
abejas y colmenas ; si a éstas se unen las también relativamente
frecuentes de origen agrícola y ganadero, podemos encuadrar a
Pimentel en un medio rural. Enlazando esta suposición con las
anteriores, podríamos concluir, como hipótesis, que Pimentel per-
tenecía a una familia noble, radicada en el lugar burgalés de sus
posesiones; una nobleza de segundo rango, quizá una rama secun-
daria de la Casa de Benavente, a la que se adscribe el apellido
Pimentel.
De la personalidad moral de Pedro Alfonso Pimentel también
da muestras su obra. A lo largo de ella se traslucen, con tono de
espontánea sinceridad, los sentimientos del autor, de los que sólo
crnsigno algunas breves muestras: su fe acendrada, que lamenta
vivamente la herejía:

Y todo aquesto. en nuestros tristes días,


tal miseria hemos visto no pensada (3r).

Y donde nace aqueste error extraño


como vemos que crece cada día.
Plegue al Señor alto que tal engaño
castigue y le destruya .. .. ( 1&') .

• (3) Más referencias en]. Monreal, Cuad,.os viejos. Madrid, 1878, 19-21.
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I59

El que es siervo de Dios llore conmtigo


y sienta en esta parle mil dolores (So/).

Cuá.ntn lucía la fe de Jesucristo


en el tiem.po pasado. De hora aigo
/Ja astucia que es presente do anda listo
en. cnturbü.lr la fe nuestro enemigo.
¡Oh tiempo bueno y bienaventurado
y cómo así te ve1nos tan mudado! (6ov).

su devoción monárquica:

Muy católico rey, pues sois lucero


det mundo ... (3r).

Y puesto que gu.iáis el estandarte


iel cristianism·o en todo lo creado,
sin dejar del oriente alguna parte
do 7/uestro real nombre es sublimado,
y en todo el occidente se reparte
vuestro alto renombre y gran dictado (3v).

N o se ha visto jamás moiseric01·dia


tan am.plia como el Felipe ha usado
en un pueblo tan lleno de discordia
contra su mJsm,o Rey levantado;
siemtpre Majestad quiso concordia (6zz r).

El autor se muestra como un hombre experimentado y de ahí


el carácter reflexivo y moralizante que se percibe en múltiples
pasajes de la obra; cito solamente uno, porque más adelante habré
de reproducir otros, al examinar la función de este elemento den-
tro de la estructura literaria de la obra:

Eje111.plos grandes sienz,p re nos ha dado


el tiempo de los males que han v-enido
por lo que ilwbediencia hubo causado,
cnya razón y caso conoscido.
Aunque.su•ceda mal en todo estado,
quien no fuere obedien·te o no lo ha sido,
no a desventura ver castigo
cont1·a quien de sí m-ismo es enemrigo (47v).
100 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

N o falta tampoco el comentario personal .sobre la actuación de


los jefes militares. Pimentel muestra siempre una gran indepen-
c!encia de juicio, de modo que sus críticas son, según los casos,
favorables o adversas :

Fáltales la palabra Don Fadrique (3IfV).

A donde tantos nuestros p·adecieron


mawrtes y retirada vergonzosa
por makJ orden en este cerco dada,
quedando nuestra gente muy cansada (3251').

Y lo jura J' su firma allí lw firrnado,


con que puso a las gentes muy ufmtas;
pero no lo cumplió, que se ha partido
sin cum1plir ni hacer lo prometido (331v).

Ahora quiero decir con cuánto tiento


Don Luis de Requesen·s, excelen·te,
va entrando a gobernar, con un talen,fo
bueno, sabio, discreto y muy prudente (333r).

A propósito de que el auditor Gonzalo de Pareja, morisco de


G1anada, por 1vonada manda ahorcar a vanos soldados, Pimentel
recuerda que el señor Don luan en presente 1 en España a su
tierra trae llanada (234-zJ) y, poco después, con malévola ironía,
alude al mismo hecho, recogiendo el eco popular: del auditor Pa-
reja y sus novekis 1 que dicen que a Gra:ncda da venganza / flor
matar espamoks (z38r).
En cuanto a la formación cultural del autor, también el texto
¡:ermite formular algunas suposiciones, aunque las referencias o in-
cUcios de este ctt"den no sean lo suficientemente numerosos ni es-
pcíficos como para llegar a un juicio muy concreto. Pimentel
muestra conocer los métodos escolares d'e la época al decir: quiso
hacer el comento con la glasa (I451'), pero es un indicio muy débil
como para atribuirle, pcir él, formación universitaria. Conocía, por
le menos de modo elemental, la mitología, como se verá al estu-
diar, más adelante, la utilización literaria que hace de ella.
Las alusiones eruditas desparramadas por la obra son, en su ma-
yoría, de carácter histórico, preferentemente del mundo de la anti-
g_üedad clásica. Concretamente, hay citas de P om.peyo (4300), 1 ulio
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES>>, POEMA ÉPICO INÉDITO IÓI

Césa1· (297v, 436v, sos), Marco Antonio (sosvJ, Cleopatra (SOSv),


Nerón (<;¡Sr, I2I1', 246r), Al!ejandro Magn'O (297v), Vespasiano .3'
e: cerco de Jerusalén (7r8r), Anibal (304r, 436v), el Senado ro-
mano (304"'), Numancia y Cartago; solamente dos de carácter bí-
blico: Noé y el paso del Mar Rojo por Moisés (28rv); algunas
medievales: el Cid (146v), D. Pedro el Cruel (z6Ir, 490V), D. En-
rique de Trastamara (490V), Belirán Claquí-n (2r6r, 490V), Maho-
ma y H eraclio ( r 6v), Saladino y el Duq·ue de Bullón (546r), los
Pares de Carlomagno (727r).
Son escasas las alusiones literarias: Homero (I33v), Héc-
tor (3Ior), Séneca (3I01") y, de modo genérico, cita los libros de
caballerías (212r); probablemente hay una reminiscencia literaria
en los versos: la vista les dio espanto de tal suerte 1 que parecía
vet· cortes de la muerte (39Ir).
También se mencionan en la obra algunos sucesos y personas
de época contemporánea: antagonismo de Carlos V y Francisco I,
con referencia específica a Pavía (492r), otra alusión al monarca
español (239Y); saco de Roma por el Condestable de Borbón (26Ir J;
Hernán Cortés y Pizarra (24or); Lepanto (29Br); pérdida del Rey
D. Sebastián (t¡86v).
A fenómenos de orden natural sólo se alude en una ocasión :
en las Indias, la fu.n'a acelerada 1 de l'a')'OS )' relámpagos y true-
tt(IS 1 que los in,dios de m.iedo viven llenos (91).

Los datos . expuestos hasta aquí no autorizan a suponer a Pi-


mente! en posesión de una extensa o profunda erudición. Ahora
bien, como no utiliza nunca sus conocimientos para alardear de
ellos y, por otra parte, se muestra siempre consecuente con su
propósito de brevedad, puede atribuírsele una formación cultural su-
perior a la que refleja en su obra. Pimentel debe ser, pues, con-
siderado como un autor culto. Aunque esta afii:mación resulte,
inevitablemente, vaga, creo que es suficiente como supuesto para
el estudio de la proyección de la personalidad del autor en la rea-
lización de su obra.

DETERMINACIÓN DEL GÉNERO LITERARIO.

¿Qué clase de obra es Guerras ci'ltiles de Flandes? ¿A qué


género literario debe adscribirse ?
11
IÓ2 BOLETÍN DE LA ACADEMIA ESPAÑOLA

Si hubiera que responder de forma inmedíata y definitoria a


esta pregunta, sin duda alguna que habría de considerarse poema
épico: su contenido, hechos bélicos ; su modalidad expresiva, la
octava real, son datos suficientemente caracterizadores, en principio,
para sentar tal afirmación.
•Pero, pese a estos rasgos, la simple lectura de la obra hace
dudar de tal calificación; y un examen detenido obliga a matizarla
a establecer distingos. AnticiParé que, en mi opinión, el propó-
sito del autor fue la de componer un poema épico ; pero que por
desconocer las normas y características de este género o no saber
acomodar a ellas su marcada intención historicista, la obra se pre-
senta ante nosotros configurada con una tonalidad de ese orden, es
decir, como una historia o crónica, en forma versificada.
Para garantizar estas afirmaciones examinaré a continuación
su estructura temática y su modalidad estilística.

TóPICOS TEMÁTICOS.

La épica, según las normas tradicionales de este género poé-


tico, exige la lejanía y separación del poeta respecto de los acon-
tecimientos que expone. Sólo cuando éstos se presentan remotos,
resulta posible al autor el libre vuelo de la fantasía y la creación
así del necesario clima poético. Historía, y no poesía, considera-
ban los preceptistas latinos a hi Farsalia, ya que la separación de
un solo siglo constreñía a Lucano a ceñirse fielmente a los acon-
tecimientos que narraba.
Pues bien, Pimentel no sólo resulta contemporáneo de los he-
rhos que refiere, sino testigo y aun activo participante en ellos.
Se produce, pues, por su propia circunstancia temporal, un in-
evitable condicionamiento de la obra a la verosimilitud histórica,
lo cual redunda en detrimento de la libre creación. Al llegar a este
punto hay ya que preguntarse, antes que nada, por la intención del
autor al componer su. obra. Ciertamente, una vez más hemos de
};;mentar la pérdida de las hojas iniciales que, con gran probabi-
lidad, contendrían, dada la minuciosidad de Pimentel en sus anota-
ciones marginales, alguna declaración expHcita sobre la finalidad que
buscaba; la cual sería de· gran interés para responder a la cuestión
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I63

planteada. Pero no es del todo irreparable la falta, pues Pirnen-


tel, en diversos pasajes, deja constancia directa e indirecta de la
finalidad que persigue : narrar fielmente, atento siempre a la ver-
dad, unos sucesos vividos por él :

Vuelvo a la historia por contar el hecho,


cómo fue el suceder mal a monton-es,
hasta decirlo cierto y satisfecho
deje a todo varón con n1is renglones
contando la razón cierto y derecho,
sin salir. de verdad, ni dar razones
falsas, ni con m<entira decir cosa,
sino llaneza propia y prm•echosa (z3v) .

Lo que deste n-egocio ha resultado


se dirá en este can•to que se espera,
porque es arduo y es largo y aun pesado
y va al pie de la letra verdadera (45r).

Y lo que en español allí fue puesto


es aq-u·í al pie de la letra aquí sacado.
N o qniero ser en verso yo molesto,
en prosa va que así fu'! trasladado,
letra por letra va de su su pesto (5zor).

Declaraciones corno las transcritas se reiteran a lo largo de toda


la obra. Y así corno otros poetas épicos contempqráneos (Sern-
pere, Zapata) protestan también de la veracidad histórica de sus
obras, pero en el transcurso de sus narraciones insertan personajes
y episodios de su creación, Pimentel, por el contrario, se mantiene
siempre consecuente con su propósito.
De ese afán del autor por atenerse a la realidad, constituyen
buena prueba los centenares de notas marginales que acompañan
al texto. Pero aún se encuentran manifestaciones de esa actitud
más importantes para nuestro propósito indagador, en cuanto que
útañen directamente a la estructura y configuración de la obra.
En el propio cuerpo de ella se incluyen, con frecuencia, a veces
tn transcripción literal, a veces versificados, numerosos documen-
tos de diversa condición : memoriales, edictos, capitulaciones,
etcétera. También se explana Pirnentel, en diversas ocasiones, en
164 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

consignar verdaderos informes, en prosa o verso, sobre la composi-


ción de las unidades militares, sus mandos, sus efectivos bélicos, etc.
Ahora bien, la presencia de estos elementos no puede conside-
rarse como inclusión de un cuerpo extraño dentro de la obra, como
mengua de su unidad formal por atentar contra su estructura;
en ningún momento lo siente así el lector. Unicamente podrá de-
cirse de estos fragmentos o pasajes que constituyen el material más
netamente historiográfico de la obra, ya que toda ella se des-
envuelve bajo la misma tonalidad .
. Es decir, que en todo momento Pimentel aparece como el in-
formador veraz que se ha propuesto ser y sus octavas se enca-
minan directamente a la narración de sucesos reales, sin que en
ninguna ocasión se produzca el menor atisbo de abrir una vía
hacia lo imaginativo. Pimentel, tras describir el escenario de los
hechos y la condición de sus moradores, va exponiendo medidas
de gobierno, revueltas, sublevaciones, combates, treguas, paces ... ,
todo ello con un orden y una puntualidad absolutos, con mención
rigurosa de año, mes y día en múltiples pasajes. A veces, incluso,
les hechos referidos se ordenan en estricta disposición de diario,
es decir, precedidos de la indicación cronológica correspondiente;
así aparecen, por ejemplo, en el pormenorizado relato de nave-
gación de la Armada invencible, cuyos movimientos y peripecias se
siguen puntualmente.
En resumen, pues, toda la obra, debido -a la proximtdad del
autor a los acontecimientos y a su afán de veracidad, se presenta
profunda y constantemente apegada a la realidad, con la consecuen-
te ausencia de lo maravilloso. La observación de estas característi-
cas ya resulta suficiente para poner en .duda su carácter de poema
épico, pero vamos a profundizar más en el examen de su compo-
sición estructural.
En Guerras civiles de Flandes faltan de modo casi absoluto los
motivos y tópicos concretos característicos de la poesía épica. Por
supuesto, en cuanto que lo fantástico está radicalmente ausente de
ella, no 'ofrece cabida para presagios, vaticinios, sueños, visiones
mapamundi, ·etc., recursos reiterados no ;ya en La Araucana, pese
a su esencial fidelidad histórica, sino aun en las obras de Sempere
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 165

y Zapata, cuyo carácter poético no es aceptado por todos los crí-


ticos.
Tampoco puede señalarse la presencia de un héroe, más o me-
nos mitificado, que centre la obra en torno suyo, sino que no hay
héroes, no existe ninguna figura aureolada por la fama de sus
hechos. Quienes pudieran serlo, no pierden nunca su estricta iden-
tidad personal, su condición profesional, valga decirlo así. Son
gobernadores o generales que aciertan unas veces en su gestión y
yerran otras; y que, en todo caso, no escapan al comentario inme-
diato y realista del autor, que los juzga por su proyección concreta
sobre determinados acontecimientos.
Faltan las descripciones entusiastas y ardorosas de Jos combates,
la exaltación del valor de Jos combatientes, la proclamación de la
victoria, el rendimiento de los vencidos, la exequias de Jos guerre-
ros muertos. Pimentel informa, sí, de los acontecimientos de esta
e&pecie, pero sin transfigurar su realidad ; a Jo sumo, ma-
r ifiesta su alegría o su pesadumbre, según el signo bajo el que se
hayan desarrollado. Pero incluso renuncia explícitamente a referir
los acontecimientos bélicos detallando sus pormenores exaltativos
y enardecedores:

Pudiera aquí enriquecer tni pluma


diciendo las cabezas de soldados,
mas yo tengo por bien que vaya en suma
porque hechos tan aventajados
ningwn;o por m.u y m1{cho que presuma
podrá decir los hechos señalados
que nuestros españoles aquí hicieron
pues tan pocos a tantos sometieron.

Y o tengo por can·sancio en la batalla


decir golpes de esgrima fieros dados
cuál cómo rompe arnés, cuál cota o malla,
y cómo otros los brazos van cortados,
otros cómo subiendo a la muralla
caen abajo muy despedazados.
Deste particttlar :¡•o no p1·ocuro
decir, porque lo m·eve es 1nás seguro (I63v).
166 BOLETfN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Significar agora estas heridas,


y el otro de la pólvora abrasado
y otros muchos que quedan con las vidas,
cuál medio m.uerto, cuál mruy maltractado,
y las venas de san{!l·e ya rompidas
que tiñen la color al verde prado,
no me parece justo declararlo,
sino tan solamente señalarlo (212v).

Estimo que estas declaraciones, tan inequívocas, encierran un


enorme valor para juzgar la actitud del autor. Por sí solas,
dn más elementos de juicio, serían suficientes para la clasificación
de la obra, pues denuncian explícitamente la falta de voluntad
épica en el autor o, al menos (y creo que esto es lo más probable,
como luego trataré de comprobar), su carencia de comprensión y
sentido del género. Pero sigamos en el análisis emprendido.
El recuento de las huestes combatientes encierra siempre en la
obra de Pimentel, como ya se ha indicado, una finalidad informa-
tiva, sin que la descripción adquiera nunca relieve ni colorido. De
modo que lo que en la poesía épica suele constituir un brillante
desfile para impresionar la fantasía del lector, en la obra presente
no pasa de ser ·un informe de efectivos militares, desprovisto de
todo interés literario. Seria improcedente reproducir aquí, por su
extensión, alguno de tales pasajes; pero baste señalar que versos
como:

Victoria
al fin cantan los nuestros muy teñidos
de purpúrea calor a sus vestidos (201r).

en los que siquiera de un modo tímido parece iniciar Pimentel


una transfiguración de la realidad que no llega a desarrollarse,
son únicos en toda la obra.
Después de las anteriores observaciones, obvio resulta casi ad-
vertir que tampoco se producen esas idealizaciones del paisaje que
la poesía épica dispone para los momentos de paz y para los jue-
gos y torneos durante el descanso de la lucha. Nada de eso
aparece en Guerras civiles de Flandes, que tampoco acogen otro
de los motivos tópicos, el del amor. Una ligera alusión al que
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 167

parece iniciarse entre la Reina de lnglatera y el Duque de Alen-


<;on queda sofocada de modo intencionado :

no nos paremos, pues, en las grandezas


que hace el n-i§w ciego en tal efecto (sosv.i .

Pero si Pimentel no deja ningún escape a la fantasía, sino que


ciñe su relato .a los <iucesos ·reales, no por eso está ausente de la
· obra la presencia del narrador, sino que asoma con frecuencia a
ella por vías diversas, como ya ha habido ocasión de decir: co-
mentario y crítica de las conductas personales ; manifestación de
sus sentimientos, alegres o tristes según el signo de los sucesos,
etcétera. Las alusiones a su propia persona y actuación (antes
quedaron consignadas) son, por lo general, meramente deñotadoras
de su presencia en el escenario de los acontecimientos.
De estas irrupciones del narrador en la obra han de destacarse
dos especies reiteradas, en cuanto que influyen en la estructura de
ella y constituyen dos tópicos que, si bien de alcance secundario,
son propios de los poemas épicos. Me refiero a la presencia de re-
flexiones y consideraciones morales de carácter general al comienzo
óe cada canto, lo cual sucede en casi todos los de Guerras civiles
ac Flandes; he aquí algunas muestras·:

El cjue desea mal o lo pretende,


que tarde o luego tiene de b1tscarle
por cualquier suerte o modo, hasta que entiende
el sitio a drmde está, y en el hallarle
se huelga, y es sutil en do se enciende,
pues es dificultoso el apagarle;
y si el fuego en el alma está encendido,
mu:v mal re111.edio tiene tal herido (z3r) .'

¡Oh, cuántos males en el 11l<tl1'!do ha hecho


la inabediencia, pues que fue el primero
daí1o por do perdim.as el derecho
de: la inocencÚl! ¡Oh caso lastimero
y dign<J de llorar un tal prrrtJecho,
p-ues éste fue el camino carretero
por donde el enemigo proprio ·nuestro
sembró el 1tlal de tos males, el maestro! (47r) .
168 BOLETÍN DE LA REAL ACADE MIA ESPAÑOLA

Muy poco le aprovecha el buen consejo


a aquel que está en el mal mruy obstinado
y con S!t ceguedad caduco y viejo
y que jamás pretende ser curado,
burla de la sah4d y claro espejo,
ama la oscuridad por don preciado,
huye de la verdad éomo enemigo
y quiere a la mentira por abrigo (94v).

¡Oh, qué reveses hay en esta vida!


N o se p-u-ede llamar cosa segura,
pues en el mej01' gusto, más caída
se halla : tanto puede la ventura.
¡Oh más que muerte dolorida!
¿Quién fíe en ti, ¡mes una coyuntura
basta a quitar la fama de cien años,
causando un chico daíio cien nz.il daños? ( r64v).

Quim ha de gobernar, mire primero


el cargo que r!X'Íbe y ha tomado,
que pensar se hace un ventisquero
pone al que gobierna en grc;n Cl(.idado,
y para lo volver en el sendero
de razón cuando r;:;ucho ha 'trabajado,
vey la dificultad de tanto .
y es H:-ejor que remedio el desengaño (z8zr).

El otro tópico característico es la manifestación de cansancio


al final de cada canto y la referencia al siguiente como recurso
de transición. A esta o análogas indicaciones recurre Pimentel en
los pasajes oportunos, como se ve en los reproducidos a conti-
nuación:

Lo que deste negocio ha resultado


se dirá en este canto que se espera,
porque es arduo y es largo y aun pesado
y va al pie de la letra verdadera.
Y es bien que un poco hayamos descansado
para poder tornar a la ·carrera.
El lector en el .canto que aquí vien·e
podrá saber el fin que el caso tiene (46r).
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 16<)

diré lo que voy viendo


en el canto que viene y ÚJ contando,
que ya me cansa: el ruido y el estruendo (129r) .

e
eso en aqueste canto, porque viene
otro que difere111tes cosas tien•e .( 164r) .

Termino aquí el análisis de la configuración temática de Gue-


rras civiles de Flandes realizado con vistas a determinar su natu-
raleza genérica. El balance de sus elementos de esa especie resulta
claramente negativo en cuanto a su consideración de obra épica.
Examinaré a continuación, con el mismo propósito, su configura-
ción estilística.

EsTILo.

Muy en consonancia con la intención declarada del autor y con


el contenido de la obra está la utilización del lenguaje, que en
Pingún momento alcanza la elevación expresiva que la poesía épica
requiere. El análisis estilístico mostrará la verdad de esta afir-
mación.
Pimentel busca únicamente la comunicación directa de los he-
chos, sin preocuparse de embellecer su expresión. La obra está
realmente desprovista de aliento poético y esta falta no parece que
se deba a un fracaso de realización, sino que ni siquiera se percibe
que en ella se haya buscado ninguna finalidad o intención de orden
estético.
Si en cuanto al contenido aparece la preocupación por la vera-
cidad como el rasgo más acusado desde el punto de vista del autor,
en cuanto a la forma expresiva la llaneza como su caracte-
rística más constante. Y del mismo modo que esta llaneza estilística
se opone a la solemnidad expositiva de la poesía épica, la volun-
tad de brevedad, otta explíCÍtamente reconocida por
el autor:

El ir desmenuzando cada cosa


Slt calidad, Slt corte, sus efectos
fuera muy ·necesario grande glosa,
l.a cual yo n-o procuro en wis conceptos.
170 BOLETÍN DE LA REAL ACNDEMIA ESPAÑOLA

De paso iré con pluma presurosa,


diciendo en suma aqu-i algunos sujetos,
señalando !As partes y no el todo,
con mucha brevedad por cualquier 1nodo (sv).

Deste particular yo no procuro


decir, porque lo l:Jreve es más seguro (163v).

Ames quiero
la brevedad en estos consonantes
que seguir muy prolijo mi sendero (4oov) .

se aviene mal con la tendencia al énfasis y a la perífrasis am-


pulosa que la poesía épica suele prodigar como procedimiento de
realce expresivo.
La aludid¡t llaneza 5e manifiesta en la ausencia, entre otros re-
cursos retóricos, de los rasgos estilísticos propios de la poesía épica
y aun de la -poesía en general.
Ciertamente que son muy numerosos los casos de hipérbaton,
pero no pueden explicarse por motivación artificiosa al servicio
de la expresividad o con citalquiera otra intencionalidad estilística,
sino por torpeza de expresión o por deficiente dominio del verso.
como antes se mostró.
No se encuentran apenas metáforas ni imágenes en obra tan
extensa como la presente, y las utilizadas suelen ser tradicionales
y mostrencas, carentes, por tanto, de todo vigor poético. Señalaré
en este aspecto, como única peculiaridad, la reiteración de una de
función ·engrandecedora, hiperbólica:

La sangre que en arroyos se volvta (263r).

Y un gran río de sangre que regaba


la tierra, que a los vivos espantaba (344v) .

La furiosa Belona que· teñía


ocho arroyos de sangre en ocho partes (396r) .

Fue tan abundosa


&z san'{J7'e de los tristes que hwian
que como arroyos de agua así corrían (392'U) .

Qu.e la sangre en arroyos ya crescía (479V) .


«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 171

Con mayor frecuencia utiliza el autor comparaciones, que suelen


aplicarse a situaciones bélicas. Pero como casi siempre apuntan
a objetos o actividades de la vida cotidiana, su función en modo
alguno contribuye a alcanzar un tono épico, antes bien, despiertan
resonancias del orden a que pertenecen.
Una clasificación temática de las fuentes de comparación per-
mite conocer unos centros de interés bien determinados, que, de
algún modo, podemos considerar, según ya he anticipado al tratar
del autor, como delatorios de aspectos de su personalidad. De las
32 comparaciones utilizadas, nada menos que cuatro aluden a abe-
j&s y colmenas, más una a abejones:

Cual sueten las abejas :va pasado


el veram;, e invierno ya venido
comer ntdel y panales, y a mi(Ís pena
se van, sin n1ás volveT a la colnt,ena ( I 3v).

tanto llena
cual suele estar de abejas la colmena (I 2Sr).

Fue com-o suele hacer el colmenero


a la enjambre de abejas descarriada
que con el hum-o mete al vaso entero (386v) .

Cual susurro dr- abejas enojadas


que salen de su cuezo mal sufridas (692) .

N o se vi.a de abejones mayor ruido


que en·tonces nuestro cam.po ci-ento a ciento (17I r).

También son cuatro las comparaciones que hacen referencia a


toros y toreros :

N o es más reñida lid ni peligrosa


la de los bravos toros enojados

Cual va del coso


el toro de Jarama an:ena:::cndo (542v).

Las ondas bramasen


más que el toro agarrochado
u:tt)'
cuando cuatro lebreles le han echado (653v) .
172 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Entraban· y salían -tan ligeros


cUlll entran a torear los loTeros (664r).

Distintas manifestaciones cinegéticas dan motivo a otras tantas


comparaciones:

Hizo necesidad ser más ligeros


a nuestros españoles que hace el viento
a los neblís subir por los oteros
que las wubes dem.uestran ciento a ciento
cuando la garza. vola y los 111i01>teros
la p;erden de vista en un nl·em"ento (zs6v).

Sem;ejante
a dos ligeros galgos que corrían
wna pobreta liebre mal andante (4191).

Camina muy más recio que el sabueso


va tras el jabalí por do es la senda (554r).

Las restantes comparaciones empleadas resultan más difíciles de


clasificar con rigor, pero podría formarse un grupo con las que de
diversos modos se relacionan con la agricultura o la ganadería ;
hay dos alusivas a la enfermedad y otras dos al fuego. De su ca-
rácter tópico y poco expresivo, como de su acercamiento a la
realidad prosaica, puede juzgarse por algunos ejemplos:

hace cual un doliente echado en cama (448v)

no hace }o langosta en la campafw


tanto dwio en el trigo ni su saña (97v)

no los estiman cual los caracoles (290V)

que relun:.b-ran sus armas como soles (31or)

Con finalidad comparativa se utiliza también un refrán :

cual suele suceder del can insano


que dais le pan y tmtérdeos pan y mano.

Como recurso al servicio del énfasis expresivo, puede conside-


rarse la utilización, hasta cierto modo frecuente, de nombres de di-
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO I73

vinidades mitológicas, pero siempre en uso metonímico, es decir,


empleados en sustitución de la realidad que simbolizan. Así, Apo-
io (224J', 461r) y F ebo (388r, 461r) por el sol; Diana (563r) por
la luna; Marte (241', 73v, 127r, y Belona (361v, 387v) por
la guerra; Atropas (2..f'l'.i por la muerte ; Baca (I4V, 73v) por el
vino; N (I33v) por el mar; Cupido (sosr) por el a111·or.
He aquí algunos de los pasajes correspondientes a las anteriores
citas, las cuales comprenden la totalidad de los casos:

Febo ya salía
con• su .cabello de oro mat¡zado (388r).

Hasta que Apoto con su luz mostraba (2241)

N o escribo yo todo cuanto M arte


hizo en esta ocasión (1341').

Mucho más p-uede Baca en esta parte


que el riguroso. fiero )1 m'G7JO M arte (73'Z').

Este uso, tan poco relevante por su tradicionalidad, sólo se ani-


ma en un par de ocasiones al adoptar un tono deprecativo :

Tú, Belona, dirás que lo mirabas


a despecho y pesar de la Fortuna (381v)

Dejáraslos, Fortuna, en tal sosiego,


no los b-usques más pena., )lO te ruego (sorv)

Finalmente, hay referencias a Narciso (I29ZJ, 537'V) y a H ér-


cules (48or), como términos de comparación.
Tampoco la adjetivación desempeña función aprecia-
ble, hasta tal punto que en obra tan extensa como Guerras civiles
de Flandes no se encuentran más epítetos que los siguientes: verde
prado (212'V), claros rayos (272r), claro sol (272r) dar o
río (:z&>r), clara mañana (z84v), fresco vü:nto (2if:m), cruda gue-
rra bellas flores (472V), graciosa y fresca primavera (625r).
Termina aquí la constatación objetiva de ausencia de recursos
formales en Guerras civif.es de Flandes. esta apreciación se
alza, en primer lugar y dentro del mismo orden de valores, un
174 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

:·asgo estilístico de gran trascendencia : la está escrita en verso.


Este hecho -precíndase, por ahora, de valorar el resultado obte-
nido-- obliga necesariamente a suponer que el autor buscaba dotar
a su obra de una solemnidad expresiva superior a la que podría
obtener en prosa. A un hombre de su formación no le pasaría in-
advertido el mayor prestigio del verso como modalidad expresiva;
esta consideración, más o menos reflexiva, le inclinaría hacia él,
pensando, sin duda, que era la forma más idónea para recordar los
triunfos españoles en Flandes, de los que tan orgulloso se siente.
De lo consciente de este proceder resulta también indicio patente
1'1 hecho de que no sólo utilice el verso, sino la estrofa típica de
la poesía épica. Aquí también hay que indicar que, en cuanto a la
estructura formal, Guerras civiles de Flandes aparece dividida en
cantos, según es igualmente característico de los poemas épicos.
Pero el propio Pimentel reconoce en dos pasajes diversos la in-
cdecuación del verso para tratar de determinados asuntos :

Y lo que en español allí fue puesto


es al pie de la letra aquí sacado.
N o quiero ser en verso yo molesto,
en prosa va que así fue trasladado,
letra por letra va de su supuesto (52or) .

Y si en verso la. orden se contase,


seria largo volumen y enfadoso
en que el lector de veras se cansase.
Por otra parte, no sería gustoso,
ni hay mejor como aquí se declarase,
que es en prosa. Por tanto, deseoso
de hacer breve compendio, decir quiero
de la armada su orden por entero

Lo malo es que esto mismo podría decirse de muchos pasajes


de la obra -y en general de toda ella- que van en verso, dada
la finalidad originaria con que el autor la compone y su supremo
ideal de ser verídico a toda costa.
Es decir, qtie si P.imentel se propuso, como efectivamente pa-
rece, escribir una obra épica, el resultado no está concorde con la
intención perseguida, ahogada antes de nacer por el afán histori-
dsta. Esto puede asegurarse aun con olvido de la notoria falta de
CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 175

maestría que el autor acusa al versificar, como antes se mostró


con detenimiento. Mejor o peor, Pimentel adapta su materia na-
rrativa a las debidas formalidades métricas. pt"ro no alcanza la
poesía. No la alcanza, sencillamente, porque, corno acabo de decir
con otras palabras, no se lo propone o, al menos, no se lo propone
como finalidad primaria. El empaque formal del verso no basta para
convertir en poesía un contenido condicionado por una pretensión
radicalmente historicista.

VALORACIÓN LITERARIA.

Para abordar esta cuestión conviene partir, como supuesto bá-


sico, de la conclusión alcanzada en la precedente investigación ana-
lítica: Gu.erras civi/.es de Flandes, antes debe ser tenido como his-
toria o crónica rimada que como poesía épica, pese su apariencia
formal, pese a la posible intención del autor. Este, en mi opinión,
ganado probablemente por el prestigio del género épico para los
asuntos de carácter bélico, se propuso realizar un poema de dicho
género, pero no resulta posible afirmar que lo consiguió.
N o supo percibir más que las características estrictamente for-
males -algunas, ni siquiera todas-- del poema épico o, en caso
áe que llegase a comprender qué era una obra de esta especie,
fracasó al intentar realizarla. Si Pimentel tenía dotes poéticas,
éstas quedaron desplazadas ante el propósito arraigado de mante-
ner la narración dentro de la verdad histórica, sin apartarse un
punto de ella.
Al enfrentarnos ahora con la obra en su realización ·concreta,
bueno será no olvidar que los anteriores análisis estaban motivados
por una finalidad delimitadora -precisar su género literario- y
ere modo alguno valorativa. El proceso seguido para poder deter-
minar con objetividad su naturaleza era de signo marcadamente ne-
gativo, de modo que dicha inquisición ha podido producir una fals.-'1
imagen de la obra en cuanto a su valor y caracteres específicos.
Por eso me parece oportuno, antes de pasar a examinarlos, recor-
dar aquí que una cosa es la clasificación genérica de una obra y
otra su valoración literaria.
En primer lugar, la conclusión de qtie se trata de un texto his-
176 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

toricista no debe llevar a creer que constituye .un mero relato des-
pcr-ovisto de toda traza literaria o de todo acierto formal. Ni tam-
poco, por el contrario, que su reconocida llaneza expositiva suponga
necesariamente claridad o corrección o fluidez de lenguaje.
De modo que, no por carecer de elementos retóricos al servicio
de la expresividad, la andadura de la obra deja de ser lenta, en
ocasiones torpe y casi siempre desaliñada. Pero también es cierto
que esa misma pobreza de recursos intencionales permite alcanzar
a Pimentel, en algunos momentos, un notable vigor narrativo. Así,
ron base en ¡;u simplicidad estilística, se logra infundir gran viveza
a determinados pasajes, como el siguiente, de claro sabor épico:

A Don Alonso de Vargas no ha. querido


y tksta suerte habló y ha respondido:

"¿A dó podremos más mejor mostrarnos


que en aquesta ocasión que es la prim.era?
¡Qué dirán los que vean ya tornarnl()s
sin destruir aquesta gente fiera?
¡Ea ya! Procuremos de animamos
y no se vayan, pues, de esta .m anera
riyendo, que las puertas han ·quemado
de Ruremonda: y nadie les ha hablado."

Todos los españoles, deseosos


de pelear, apoyan las razanes
de Don Alonso .Y dicen muy furiosos
a Don Sancho: "¡El perder las ocasiones
es de -ruines, cobardes l' m'f!drosos !"
Don Sancho dijo: "¡Ea, pues, nrás leones!"
Y luego, sin parar, en el memento,
tras los contrarios van en seguímdent.o (16ov-161rJ.

En otros sabe transmitir .Ja emoción de tma situación dramática,


tal la escena de la prisión del Conde de Egmont:

El Conde de Egmont, de comedido,


'Vista del Duque dada la licencia,
en el memento y hora fue salido.
Hace comedimiento y reverencia,
«GUERRAS CIVILES DE :FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 177

con lo cual se ha del Duque despedido.


Y al salir de la sala, resistencia
se le pulSo: esto fue porque ha topado
al Prior; y otros dos van a su lado.

Y Un<l plática tra·cta suficiente


el gran Prior, al de Egmont llevando
a la muy larga sala conveniente
para aquesta ocasión. Y a ella llegando,
le wifo . que a prisión en el presente
le diese, porque el Rey lo fue mandando.
El conde de E(J1'nont que esto hubo oído.
quédase sin color y sin sen.fido.

Y mucho más lo fue cuando dema.nda


el Prior Don Fernando le entregase
la espada, todo a un punto y a una banda.
Y co-mo el de Egmont ahí replicase : ·
"Aunque el Rey Don Felipe aquesto manda,
también es justo aquí que se m.irase
cómo soy del Tusón, )' deste estado
a nadie sino al Rey está obligado".

"A él mismo bien podré darle mi espada,


a otro no, el Tusón no lo con.siente,
ni su Orden tan alta celebrada;
J' dar mti espada no mte es conveniente.
e 01l ella m.uchas veces libertada
fue de aquestos Estados la más gente."
y aunque más dice el eande y más porfía
la espada da al Prior y la rendía (14Iv-I42r).

Merece ser reproducido en su totalidad el pasaje referente a la


ejecución de los Condes de Egmont y Horn, no sólo por constituir
una excelente muestra de la personalidad literaria. del autor, sino
por su valor objetivo. Pimente1 acierta a reflejar la tensión sico-
lógica del momento en este fragmento que aúna la sencillez na-
rrativa y la observación realista de las circunstancias ambientales
con el sentido dramático del acontecimiento:

Y lo que de la noche le ha quedado,


io pasó ron llorar su desventura.
N o quiere· de nadie ser consolado,
llora con lágrimas todas de amargura.
178 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Lo m.esmo al Conde de Hornos le ha pasado,


que se llama muy falto de ventura.
Hartas lástimas dice allí cada wno.
que lo dejo por no ser im.portuwo.

Otro día que ya hubo M#l'anecido.


El Conde de Agamón, 'lfiendo llegaba
él tiempo do su vida ha concluido,
un sacerdote pide y demanda
para se confesar. Y le han traído
al Obispo de Ypre se llamaba,
hombre de santa vida y gran letrado,
con el cual su con·ciencia ha descargado.

Y m.i.entras, pues, que el Conde se crmfiesa,


el DU<fl"'e ,apercibir manda su gente.
Armanse a punto, sin fa}ta?"les pieza,
y en escuadrón les puso presta·mente.
Y un cadahalso alto se endereza,
todo de frisa negra convenienrte,
en medio de la plaza, a do se habría
de ejl!'cutar el juicio que se ha•cía.

Y a las puntas de aquel cadalso estaban


dos maderos adonde estar habían
las cabezas, que inhiestos se mostraban
y que de todas partes bien se vían.
Y mientras estas cosas se pasaban
y se aderezan, como convenían,
los soldados de España con escuadrones
se ponen por la plaza y sus cantones.

Toman lo.s calles, bocas y · entraderos,


conforme de la guerra es propia usanza.
Lloraban los flamencos lastim,eros
por el amor ·que tienen y alianza
a estos dos desgraciados caballeros,
a quien el tiem.po ven con tal mtUdanza.
Y cierto que llorarlos bien podían,
porque lodos de veras !.os querfan.

La hora de las once fue llegada,


que es lo. que costum.bra. estos Estados
ejecutar lo. justicia sentenciada
en todos los que hallan ser culpados.
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 179

Pues estando la cosa aparejada


y a p·unto, conw he dicho, los soldados.
y el pueblo de Bruselas con gran llan,to,
unos y o_tros· con gran temor y espanto,

el conde de Egm,ont salió al r;¡![Jmento,


con nt!Uchos caballeros compañado
y de su confesor, que en justo intento
siempre le puso y tuvo harto animado.
Y el conde, por su paso y por su tiento,
al cadalso subió. Y hale rodeado
dos veces, muy sereno y grave estando,
31 el escuadrón y gentes fue mira-ndo.

Y puesto de rodillas, inclinado,


tomando crucifijo que delante
de sí tenia, le ha reverenciado.
Y le torna a poner, do estaba de ante,
y una breve oración. allí ha rezado,
con un devoto rostro y lnten sem,blante,
que a devoción, por cierto. hacer 1MVía
a cualquiera persona que le vía .

Y después que esto hizo, se levanta


y un sombrero con plumas que traía,
se lo quitó con una gracia tanta
cuanta de gentileza la tenía.
Porque era de buen cuerpo y tal que espanta
su. valor y ver que fenecía ·
v morir con un ánimo excelente,
admiración a cualquier gen-te.

Hecho esto, u11 manteo guarnecido


y una ropa talar,. de colorado,
que todo de damasco ha parecido
con oro, guarniciones por el lado,
todo se lo quitó que trae vestido
y en el suelo lo echó de aquel estrado;
y una cofia de lienzo se ponía
ante los ojos, que es con que dormía.

Y las manos en cruz sobre su pecho ,


dijo: "En tus manos, Dómine, comendo
mi esptrilu". y apenas esto ha hecho,
cuando salió el verdugo muy corriendo,
18o BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

y de un tan solo go/f>e le ha deshecho


la cabeza del cuerpo, con estruendo
de un gran chorro de sanqre que salia,
que de lejos su golpe bien se oía .

Estaba en el allí escon.dido


el verdugo, que fror la reverencia
destos príncipes nunca hubo salido
hasta la ejecución de la senten•cia.
De un solo golpe el cuerpo ha di1ndido
de la cabeza : esto es pretwinencia,
que en Flandes no degüellan cual se hace
en España, n.1 allí se contrahace.

Por detrás el verdugo está tan diestro


en herir, que de un golpe es obligado
a ser en este caso tan maestTo .
que no sea moen.ester asegundado,
y si lo hace a diestro o a siniestro,
él tiene de morir allí apedreado,
o a lo menos entréganle en las man,os
de mozos y m.uchachos dello ufan·os.

Pues muerto el de Egmont como lo cuento,


su cuerpo con un luto le cubrieron,
y luego el Conde de Hornos al memento
sa!tió a vista de todos, y le vieron
con un nttuy buen sembkmte )1 gran aliento,
según que sus insiwias muestras die1·on.
De terciopelo negro es el vestido
que el Conde de Hornos saca y ha traído.

y como allí vio el vztlto, ha preguntado


si fuese el de Egmont, por la . ventwra ,
que jamás su prisión ha imaginado,
ni de verse tuvieron coyu.ntura
del día que en prisión los han en·trado.
Solo p·o r la sentencia conjetura
que le notificaron que sería
el Conde de Agamón lo que allí vía.

Dijéronle que si, q'!4e el mesnro era;


y como lo oyó, tanto se espan.ta
que dijo con 'l/OZ alta y lastiniera
y con wn gran suspiro que levanta;.
«GUERRAS CIVILES DE FLANDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 181

''Ejemplo es éste para que doqu;era


cada 1mo aprenda y sepa viJ·tud tanta
de cómo ha de servir a sus mayores.
Notad esto, pues, todo bien, señores.

"Ejemplo en nuestras m·uertes id tomando


y os ruego mwcho qu·e esto sea dechado
y nos perdonéis, si acaso, errando,
fuimos de haberos escandalizado,
qu.e al fin somos 1nortales, caducando
vam•os en esta vida de cuidado.
Y os ruego que con vuestras oraciones
n•os ayudéis, pues veis las ocasion•es".

Y esto acabado, hincóse de rodillas


sobre un otro cojín de terciopelo,
y ciertas oraciones, que, de oíllas,
dijo que a cristiandad movió y consuelo,
porque corrían agua sus mejillas
y a todos sus soldados causa duelo,
y con sus oracitmes le ayudarcm
todos los que presentes se hallaron'.

Quitóse, ya acabado, aquel nwnteo


de terciopelo negro que traía,
con un sembl.ante hwmrilde y 1m m>eneo
que parece a la mruerte recibía
con grandeza, placer y por trofeo.
Con la gorra que trae, pues, se cubria
los ojos y "en tus manos encomiendo
--dijo-, Señor, 1ni espíritu", muriendo.

e omenzólo a decir )' no ha acabado,


porque el último acento le faltaba,
cuando salió el verdugo, apresurado,
y la últim(J; letra prommciaba
la cabeza, del cue1-po )'a apartado,
que un solo golpe aquesto desviaba.
Y de aq1tel cuello una gran fuente
de sangre verbereando, 1111tj' ·caliente.

Lloran los esp-añoles, lastimados


de ver tan bien morir a estos pacientes
y con tanta humildad así postrados
a la 1wuerte y cuchillo obedientes.
182 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

Plegue al alto Seiior sean perdonados.


no mrire a los pecados de las gentes,
si no es a su pieda [sic] y 111isericordia,
y al mwndo envía quietud, amor, concordia.

Y a hecha la justicia, fueron puestas


las cabezas do estaba fJrO'ZJ'eído,
cada U11'(l en su madero, donde inhiestas
tres horas ttstwvieron, do se han vido
por nuestras gentes, porque las fin·iestas
o ventanas, jamás nadie ha querido
en Bruselas, do el caso hubo pasado,
abrir ventana el pueblo lastimado (177r-182r) .

Se aludió antes a la existencia de diversos pasajes en los que


el autor manifiesta sus sentimientos emocionales ; entre ellos, al-
gunos poseen un marcado carácter elegíaco :

El que es siervo de Dios llore con-rnigo


y sienta en esta parte mil dolores (59r) .

Pues bien, igualmente alcanza en ellos Pimentel un noble tono


de autenticidad y emoción por medio de la expresión directa;
carente de artificios retóricos, de su dolor, como se percibe en el
siguiente fragmento, que descubre otro aspecto de su personalidad
literaria:

Cayó luego, al memento, traspasado


de la bala cruel y rigurosa,
Don Fernando, el excelso y gran soldado,
en bondad y en su sangre generosa,
de discreción y aviso muy doctado.
Salió del cuerpo un alma venturosa,
que murió por su ley y defendiendo
lo que su ·Re)' procura fwoced1endo.

¡Ay, Dios! ¡Y cuán de vems ha sentido


Don Pedro de Velasco al caro hermano!
Sí, que fue caro amigo y muy querido
de todos, caro amigo y soberano.
¡Oh, C'14án caro! Y .con lágrimas lo digo,
que bastaba su 1 ostro en nuestro llano
a enriquecer la tierra Si no hubiera
el sol que con su rostro luz no diera.
«GUERRAS CIVILES DE FL!t-NDES», POEMA ÉPICO INÉDITO 183

Pasóse esta arma, y otra, de repente


[. . .]
y en aquesta pendencia rigurosa
Don Pedro de Ve/asco fue en el brazo
herido de cruel arcabuzazo.

Fue en el brazo ducho del espada,


casi en m•edio el lugar donde fue herido
Don Fernando, su hermano. Muy notada
de nuestro campo la desgrac-ia ha sido,
p-orque era la más noble y señalada
aquesta com:pañía que han tenido
dos hermmvos, tan nobles caballeros,
y era toda la flor de arcabuceros.

Don Fernando, el mayor destos hermawos,


era alférez de aquesta com.pañía;
Don Pedro, el capitán; ambos, lozanos,
la flor de gen•tileza, si la había.
En fin, eran la luz de cortesanos
y la grandeza y ser de bizarría.
¡Oh Harlemr, y cuán cara nos costaste
tan solo en estos dos que señalaste! (3IOV-3IIV) .

Diseminados a lo largo de la- obra se descubren algunos rasgos


·:le humor irónico, muy pocos más de los que aquí recojo:

y si los naturales, con pelea


no probasen con sobra aquella hermosa
fruta, que el gmn Noé plantó el primero,
sería su siglo y vida más entero (8v)

una mañana con el fresco viento


-bien fresco, que a cualquiera que cogiese
sm ropa, era su propio p1'0numento (2ifm) .

y dan a los franceses una carga


que lo mcis dulce de ella les amarga (425v)

y al Cande Ludovico hizo que fuese


en H enuk, más >e arriendo que él quisiese (484r).

También se encuentran a través del texto numerosas y varia-


das referencias de carácter erudito, ya señaladas al hablar del
184 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

autor. No hay que ·volver sobre ello, pues no afecta a la valora-


ción de la obra.
La rareza de recursos retóricos intencionales constituye la causa
de que recoja los dos siguientes, único, cada uno, probablemente,
en su respectivo género :

De sí sólo podrá solo quejarse


y como solo al gusto sólo dado,
con soledad del gusto consolarse (I6Sr).

Y algunos de ellos, prendas de su huida dieron


porque en prendas vestidos nos dejaron (213v).

Al terminar aquí la valoración de Guerras civiles de Flnndes


debo manifestar que, en mi opinión, su autor no carecía de dotes
literarias: además de los reproducidos, otros pasajes de su obra
lo prueban cumplidamente. Ello ratifica la idea anteriormente ex-
puesta de que Pimentel trató posiblemente de componer un poema
épico con el fin de perpetuar, de manera la más digna y solemne,
las hazañas españolas en Flandes. Pero le faltó la comprensión
de los caracteres específicos del género'que ensayaba o su declarada
intención historicista y preocupación de veracidad cambiaron la na-
turaleza de la obra, cuya estricta condición literaria sólo ·aparece
de modo esporádico en tal o cual pasaje.
¿ Supone, pues, Guerras civiles de F!anxles un fracaso literario?
Si se considera la obra objetivamente, en su realización concreta.
en su apariencia formal, puede Qecirse que Guerras civiles de Flan-
des representa un fracaso literario. Que constituye una manifesta-
ción más del poco acierto de la épica renacentista española, y por
la misma causa que otras obras contemporáneas : por no acertar a
transfigurar poéticamente la materia histórica.

FERNANDO GoNZÁLEZ ÜI.LÉ.


Universidad de Navarra,

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