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Texto bíblico: 1 Cor. 10:23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito,
pero no todo edifica.
Ahora bien, como todo en la vida, cada objeto, espacio o mecanismo tendrá
la función que cada uno queramos darle según nuestras necesidades,
nuestra personalidad y motivación.
Los psicólogos nos explican a su vez que las redes sociales actúan como
mecanismos de defensa para muchas de nuestras carencias, de nuestras
necesidades, esas de las que muchas veces no somos conscientes y que
proyectamos en estos espacios que van mucho más allá de la simple
interacción social.
Con tan solo abrir Facebook, por ejemplo, una persona puede darse cuenta si
alguien terminó con su pareja, si inició una nueva relación, si está feliz, si está
triste, si lo despidieron del trabajo, si consiguió un trabajo nuevo, si viajó, si hizo
deporte, si está “en forma”, o incluso se puede saber qué come y en qué
restaurante. Si esa persona decide publicarlo, por supuesto.
Hay un comentario muy popular que suele decirse sobre las redes sociales: “El
mundo está lleno de muertos en vida y la mayoría se esconden en
Facebook“.
¿Qué quiere decir esto? Internet sirve de herramienta a muchas personas para
poner el ojo en la mirilla de los demás y aparentar tener una vida que, en
realidad, no tienen.
Ahora bien, podríamos decir que gran parte de las personas que usan las
redes sociales lo hacen de modo saludable porque, a su vez, disponen de
estas características:
Publican las buenas noticias en las redes sociales solo por el placer de
compartir con las amistades esas emociones positivas. No hay afán de
“enorgullecerse”, no buscan ser prepotentes o aparentar.
Ahora bien, hay personas que, sin llegar a ser dañinas u ofensivas, no utilizan
de modo correcto las redes sociales.
En busca de los refuerzos psicológicos
Es que alguien diga “que le gusta” esa fotografía que he colgado, donde yo
aparecía con un vestido o peinado nuevo. Con ello subo mi autoestima y, a
su vez, muestro a los demás “lo atractivo que soy en comparación con otros”.
En internet puedo mostrarme tal y como me gustaría ser. Puedo ser más
atrevido, puedo establecer relaciones afectivas por las redes sociales porque
en ellas me siento más seguro que en la vida real.
Las redes sociales nos permiten incluso crear una personalidad nueva e
incluso se puede utilizar una falsa imagen de perfil. Todo ello son, en realidad,
comportamientos tan peligrosos para segundas personas como destructivos
para uno mismo.
Es decir, hay quien tiene la idea de que si no publica lo que hace o vive, es
como si en realidad nada hubiera ocurrido.