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Las Relaciones Interpersonales y práctica docente

Oliva (2001) reconoce que habitualmente, el director no forma parte de


la organización informal del personal docente. No es probable que se
mezcle socialmente con los profesores en la sala. En general, los
profesores no lo consideran uno de ellos. Refuerza esta percepción con
su propia conducta cuando en alguna oportunidad debe hacer notar una
obligación a cumplir por parte del profesorado y que éstos en su
momento no lo estén cumpliendo.

Ciertamente, existe una “natural” distancia entre los directivos, directores


y los docentes. Dado que por su función el Director (a) está llamado a
ejercer autoridad sobre ellos, esto puede ser un factor positivo o
negativo para las interrelaciones, dependiendo de la capacidad del
Director (a) para utilizarlo.

Por su parte Patridge (1986), citado por Oliva (2001) explica acerca de la
contrariedad que significa ejercer la función de Directivo o Director: "El
director es una figura solitaria y a nadie le agrada ser solitario. A pesar
de las tentaciones en contra, nunca puede manifestarse demasiado
amistoso con un miembro de su personal ni puede decir fiada
relacionado con un profesor cuando habla con otro profesor... El director
puede no ser tan inflexible con su delegado, pero aun en este caso debe
mantenerse a distancia".

Queda claro que lo anteriormente dicho, determina, de alguna manera,


como el director se relacione con el personal que se encuentre
dirigiendo. Frente a esta realidad, el Directivo debe encontrar los
mecanismos, para familiarizarse con los miembros del personal
proporcionando un proceso aceptable de comunicación, lo que permitirá
que con respecto a su persona, que los miembros del personal no se
consideren aislados psicológicamente y se sientan distanciados. Por
esto, será necesario que el director proporcione vías de comunicación
que hagan posible una interactuación, ya que eso resulta uno de los
valores más preciados para el logro de una enseñanza de calidad

Oliva (2001) nos recuerda también que “existen muchas actitudes y


valores que un director deberá cultivar para establecer una relación
aceptable tanto para él como para los docentes a su cargo, es también
indispensable cambiar la forma tradicional como se ha concebido al rol
de director como un ser casi inhumano, esto dependerá de la capacidad
de comunicación, creatividad motivacional y disponibilidad que éste
tenga para ejercer su liderazgo” (p. 19)

Figueroa (2011) destaca que para establecer unas mejores relaciones


interpersonales entre el personal directivo y el cuerpo docente, éstos
deben darse en clima organizacional armonioso, donde en director-
gerente, debe exhibir ciertas condiciones, entre las que son relevantes:

a) La Responsabilidad: el directivo debe ser una persona


responsable, puntual en la realización de sus actividades
planificadas para así marcar la pauta y servir de ejemplo a sus
subordinados, quienes deben imitar y superar al gerente. b)
Autenticidad: hay que ser auténticos. Tanto el directivo como
los docentes deben ser espontáneo, en otras palabras hay que
quitarse la máscara. c) Honestidad: esta virtud llevada al
campo educacional es muy significativa a nivel del directivo, se
evidencia en lo que éste exige y lo que da, es decir, debe exigir
únicamente lo que da. En relación con los docentes, éstos
deben demostrar un sentido profundo de responsabilidad,
disfrutar de su trabajo y gusto por lo que hacen. d) Tener un
profundo respeto por la dignidad y valor de cada individuo y
aceptar a los docentes tal y como son sin reservas (p. 34).
Según, Figueroa (2011) Las relaciones entre el personal docente,
directivo, personal de servicio y administrativo deben ser óptimas,
para que se trabaje en un clima de armonía y paz, donde no existe
fricción en el trato.

Sin embargo, el logro de relaciones armoniosas en una institución


educativa es muy difícil de alcanzar, Figueroa (2011), identifica que
esto se complica porque “cada persona tiene una forma de pensar y
actuar. En tal sentido se afirma que las relaciones humanas es el arte
conocerse y conocer a los demás, limando las asperezas en el trato
con los demás para lograr un poco de paz y tranquilidad dentro de
una vida armoniosa con los demás”.

En conclusión, junto a Figueroa (2011) creemos que se hace


necesario, que los directivos conozcan a su personal e interactúen
con ellos a fin de lograr trazarse estrategias para crecer y mantener
buenas relaciones interpersonales que a lo largo aportaran beneficios
al proceso de enseñanza aprendizaje.

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