LOS CONFLICTOS CON LABAN Raquel (Gén 29:23).
Jacob iba a aprender el
TEXTO Génesis 29-31
Introducción
Uno de los grandes privilegios de ser hijos de Dios
es que podemos confiar en Sus promesas a favor
nuestro – la promesa de Su presencia, de Su
protección, y de Su provisión. Lo que es cierto de
cada hijo de Dios, es aun más cierto de aquellos a
quienes Dios llama a Su servicio.
Fue así para Jacob. Dios prometió estar con él;
prometió protegerle, prometió hacerle volver a su
tierra con bien (Gén 28:15). Prometió bendecirle
en gran manera (Gén 28:13-14). Así que Jacob
avanzó en su viaje con una tremenda expectativa.
Dios había prometido no dejarle, “hasta que haya
hecho lo que te he dicho” (Gén 28:15).
Pero en realidad, los años que Jacob pasó en
Padan-aram no fueron fáciles. Enfrentó muchas
luchas y dificultades. Sin embargo, en medio de
todo ello, Dios fue cumpliendo Sus propósitos en
Jacob.
Para muchos en la obra misionera, es parecido.
Respondemos al llamado de Dios, confiando en Sus
promesas y provisión para nosotros, esperando
contar con la bendición de Dios, pero las cosas no
siempre resultan como esperábamos. ¡Hay
muchas decepciones en el ministerio! ¡Muchos
golpes y muchas tristezas en el servicio a Dios!
Sin embargo, tenemos que aprender a reconocer
que Dios está en control de nuestras vidas, y Él
cumple Rom 8:28 en nosotros.
Durante sus años en Padan-aram, Jacob tuvo que
lidiar con tres realidades muy difíciles:
1. UN MATRIMONIO COMPLICADO
Cuando llegó a Padan-Aram, se encontró con
Raquel, y parece que fue amor a primera vista
(Gén 29:10-11). Cuando Labán ofreció pagarle por
sus servicios, Jacob ya sabía qué decir (Gén
29:18). Pero cuando llegó el día de su
matrimonio, Labán le engañó, sustituyendo Lea por
principio bíblico, que lo que sembramos,
cosechamos.
Dos preguntas surgen:
i. Cómo no se dio cuenta Jacob.
ii. Lea, ¿fue partícipe de este engaño?
¡El engañador fue engañado!
El día siguiente, ya era muy tarde. Estaba
casado, y el matrimonio se había consumado.
Ahora, ¿qué iba hacer Jacob? ¡Tenía pocas
opciones! ¿Divorciarse de Lea? ¿Aceptar el
hecho, y quedar sólo con ella? ¿Qué le
habríamos aconsejado?
Antes de hacer algo, debió haber reflexionado.
Dios había prometido guardarle, y bendecirle.
¿Cómo encajaba el engaño de Labán con esas
promesas? Debió haber llegado a la conclusión,
“Aunque no me gusta esto, Dios está en control”.
PERO, ¿cómo enfrentar una vida casado con
alguien a quien no amaba? Nada fácil
REFLEXIÓN: Pero, ¿acaso no hay muchos que
sirven a Dios, casados con alguien
con quien realmente no se entienden
muy bien?
Pero, ¿por qué Dios permitió esta situación tan
incómoda para alguien a quien Dios había
propuesto bendecir? Podemos responder en
diferentes maneras:
i. Lea le haría una mejor esposa. Raquel
era más bonita, pero sufría de lo que
muchas chicas bonitas sufren, un mal
carácter; era malcriada (Gén 30:1),
supersticiosa (Gén 31:19), y
mentirosa (Gén 31:34-35).
ii. Lea le iba a dar más hijos…
El problema para Jacob es que él sólo pensaba en
su propia felicidad. No se había fijado en Raquel
como una buena esposa y compañera para los
planes que Dios tenía para su vida. Se enamoró
de ella, al parecer, por razones superficiales.
Dios querían enseñarle, que lo importante en la
vida no era ser feliz, sino cumplir los planes y
propósitos de Dios.
REFLEXIÓN: Los que son casados, ¿qué piensas de
las dificultades que pueden haber en la
vida matrimonial?
Los que son solteros, ¿qué piensas de
las luchas que tienes con tu soltería?
Qué Dios nos ayude a todos a ver que no importa
las complicaciones que tengamos en la vida
matrimonial, o como solteros, Dios está obrando
Su perfecta voluntad. Lo que te pasa, es parte
de la obra de Dios en tu vida, para que puedas
servir a Dios mejor.
Pero Jacob no pudo verlo; estaba enamorado de
Raquel, y quería tenerla como esposa. Así que,
aceptó la propuesta de Labán de trabajar siete
años más, por Raquel (Gén 29:27). Habiendo ido
a buscar una esposa, terminó con dos. Su falta de
discernimiento espiritual, y aceptación de la
voluntad de Dios para su vida, le llevó a una
situación matrimonial muy complicada.
2. UNA VIDA FAMILIAR COMPLICADA
Si Jacob tan sólo hubiera aceptado a Lea como
esposa, las cosas podrían haber marchado más o
menos bien. Lamentablemente, Jacob se equivocó
en dos maneras:
i. Aceptó la propuesta de Labán de
trabajar siete años más para casarse
con Raquel. Al hacerlo, cayó en la
trampa de Labán, y comenzó una
relación de explotación, por parte de
Labán.
ii. Al casarse con Raquel, la amó a ella, y
trató a Lea con menosprecio (Gén
29:31). Al hacerlo, ‘provocó’ a Dios a
darle a Lea hijos, y hacer que Raquel
sea estéril.
El resultado de estas dos acciones, produjo una
situación en la cual Jacob no solo tenía un
matrimonio complicado, sino una vida familiar
complicada. Lea comenzó a tener hijos (Gén
29:32-35). Raquel reaccionó con tremenda
molestia (Gén 30:1), lo que provocó una fuerte
reacción de Jacob (Gén 30:2). ¡No era
precisamente un matrimonio feliz!
Raquel, en lugar de escuchar la voz de Dios, y
entender bien por qué era estéril, simplemente
propuso una salida ‘carnal’ – le ofreció su sierva
como mujer (Gén 30:4). Jacob, con el fin de
complacer a Raquel, aceptó la propuesta. Pero
luego Lea propuso lo mismo, y Jacob tuvo que
aceptar para ser justo con sus mujeres. Así que
el heredero de las promesas de Abraham,
terminó con cuatro mujeres. ¡Muy complicado!
No sólo eso, sino que él simplemente terminó
siendo casi como un hombre en alquiler; una
suerte de semental (Gén 30:14-17).
¡Qué cuadro más triste! El hombre a quien Dios
había escogido para que la salvación del mundo
viniera por él, viviendo en esta manera;
totalmente dominado por la carnalidad – tanto la
suya, como la de sus mujeres.
LECCIÓN: Antes de juzgarle demasiado, echemos
un vistazo honesto a nuestras propias
vidas. ¿Acaso no somos a veces muy
parecidos a Jacob?
Lo extraño es que en medio de todo esto, Dios
estaba cumpliendo Su propósito; las futuras
tribus de Israel se estaban formando. La futura
nación de Israel se estaba gestando.
Cuando miramos algunos aspectos de la iglesia, y
de la vida de pastores, esto nos alienta. En medio
de tanta carnalidad, Dios logra cumplir Sus
propósitos.
3. UNA SITUACIÓN LABORAL COMPLICADA
Las complicaciones en su vida matrimonial y
familiar eran livianas, en comparación con las
complicaciones laborales de Jacob. Al fin de los
14 años de trabajo, Jacob expresa su deseo de
volver a Canaán (Gén 30:25-26). Pero Labán no
le quiere dejar ir. ¡Le iba demasiado bien con los
servicios de Jacob (Gén 30:27)!
¡INCREÍBLE! Un hombre tan carnal como Jacob, importancia aplicar el principio espiritual: “Estad
era de bendición para Labán. Eso nos enseña que quietos, y ved que yo soy Jehová” (Sal 46:10).
la obra la hace Dios, no nosotros.

Jacob acepta una propuesta de trabajo, pero ahora

sí las cosas se pusieron complicadas. Jacob quiere
tener ganado; Labán quiere explotarlo. Ninguno
de los dos confía en el otro. Ambos ‘juegan sucio’.
Sabemos eso por el testimonio de Jacob (Gén
31:4-7).
Otra vez tenemos que enfrentar la pregunta, ¿Por
qué Dios permitió eso?
i. Ser creyentes no nos exime del maltrato
de los inconversos, y de las injusticias
de la vida.
ii. Dios quería enseñar a Jacob algo
importante - ¡toda bendición viene de Él!
Lo que Jacob tenía que aprender a hacer
era confiar en Dios, no en sus
recursos o habilidades humanas.
PREGUNTAS PARA MEDITAR/ORAR
1. ¿Hay tensiones en tu vida de casado o de
soltero? ¿Por qué lo permite Dios? ¿Qué
es lo que Dios quiere hacer o enseñarte en
medio de ello?
2. ¿Hay tensiones en tu vida familiar? ¿Por
qué lo permite Dios? ¿Qué es lo que Dios
quiere hacer o enseñarte en medio de
ello?
3. ¿Hay tensiones en tu relación con la
iglesia, colegas, o líderes? ¿Por qué lo
permite Dios? ¿Qué es lo que Dios quiere
hacer o enseñarte en medio de ello?

REFLEXIÓN: A veces nos encontramos en una

situación ministerial complicada:

- con la iglesia local.

- con la iglesia regional o nacional.
- con un colega

¿Qué hacemos en esa situación? La tentación es

recurrir a nuestras habilidades humanas. El
problema con eso es que a veces se genera una
situación competitiva no saludable, que nos
termina afectando tremendamente.

ILUSTRACIÓN: Papá.

A lo largo de los años, Jacob aprendió a confiar en

la protección de Dios (Gén 31:8-9, 11-13).

Conclusión

Si Dios nos ha llamado a la obra, Él nos cuidará y

nos usará. Pero tenemos que entender que eso no
significa, necesariamente, que nuestra vida será
fácil. A veces, por nuestra propia culpa, o por la
culpa de otros, terminamos en situaciones muy
difíciles. En esos momentos, es de vital